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Mumford - Técnicas Autoritarias y Democráticas

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Lewis Mumford - Técnicas autoritarias y técnicas democráticas (1989)

El término “democracia” es hoy confuso, pero su principio fundamental es


“colocar lo que es común a todos los hombres, por encima de todo lo que
cualquier organización, institución o grupo pueda reivindicar para sí”.
Todos los organismos vivientes son en cierta medida autónomos y, en particular
en el hombre, esta condición es esencial para su ulterior desarrollo. La mejor vida
posible es la que exige un grado todavía mayor de auto-dirección, expresión y
realización. Por eso, la personalidad corresponde democráticamente a cada
hombre.
La democracia en un sentido primario sólo corresponde a grupos pequeños.
Cuando hay más, la asociación democrática se reemplaza por una forma más
abstracta y despersonalizada. Por ende, la tensión entre asociación a pequeña
escala y organización a gran escala, entre autonomía personal y reglamentación
institucional ha creado una situación difusa. Y este conflicto se encuentra
profundamente incrustado en la propia tecnología.
Tesis del autor: a partir de la época neolítica hasta nuestros días, han existido una
y otra vez dos tecnologías paralelas: una autoritaria y otra democrática.
● Democrática: centrada en el hombre, débil y duradera. Es el método de
producción a pequeña escala, que se apoya en la habilidad humana o
animal. Incluso cuando se emplean máquinas, están bajo la órbita del
artesano o agricultor. Era una tecnología de horizontes limitados en lo que
refiere a sus logros, pero tenía grandes poderes de adaptación y
recuperación.
● Autoritaria: centrada en un sistema poderoso pero inestable. Esta técnica
es mucho más reciente que la democrática: se remonta al 4to milenio a.C.
Es una nueva configuración de invención técnica, observación científica y
control político centralizado y dio lugar a lo que hoy llamamos “civilización”.
Bajo la nueva institución de la monarquía, las actividades que antes eran
disperar se unieron en un nuevo tipo de organización teológica-
tecnológica masiva.
Pareciera que nos aproximamos a una época en la que las técnicas
democráticas supervivientes serán totalmente suprimidas o suplantadas, de
modo que cualquier autonomía residual quedará eliminada.
Vale recordar que, en su surgimiento, la técnica autoritaria no estaba limitada por
la costumbre del pueblo: la organización mecánica se apoyaba en una coerción
técnica (esclavitud y trabajos forzados). Esta técnica centralizada trajo inventos y
descubrimientos científicos de un grado muy elevado, como también levantaron
el techo de los logros humanos (tanto en construcción como en destrucción
masiva). La técnica autoritaria fue tolerada e incluso bien recibida porque creó la
primera economía de abundancia controlada. Pero la eficiencia del sistema
quedó afectada por puntos débiles que nunca han sido superados hasta hoy.
Hoy en día nos vemos frente a la vuelta de la técnica autoritaria, pero ampliada y
perfeccionada. Lo que hemos interpretado como la nueva libertad resulta ser,
ahora, una versión mucho más sofisticada de la antigua esclavitud: el ascenso
de la democracia política durante los últimos siglos ha sido progresivamente
anulada por la resurrección de una técnica autoritaria centralizada (que había
caducado a lo largo del tiempo en muchas partes del mundo).
Gracias a la mecanización, automatización y dirección cibernética, la técnica
autoritaria superó su peor debilidad: su dependencia a personas a veces
desobedientes. Esta nueva tecnología es dinámica y productiva, creada con fines
irracionales cuyo resultado principal sería a mutilación o el exterminio de la raza
humana.
El centro de la autoridad en este nuevo sistema ya no es una personalidad visible.
El centro radica ahora en el propio sistema, invisible pero omnipresente. En este
sentido, no hay una presencia visible que dé órdenes: las nuevas deidades no
pueden ser afrontadas y mucho menos desafiadas. La meta de la técnica
autoritaria es desplazar la vida o transferir los atributos de la vida a la máquina y al
colectivo mecánico, permitiendo que solamente quede lo que del organismo
puede ser controlado y manipulado.
Según Mumford, el peligro para la democracia no proviene de ningún
descubrimiento científico ni de las invenciones electrónicas, sino de las
compulsiones humanas que dominan la técnica autoritaria (que se remontan
incluso antes del invento de la rueda). El peligro procede del hecho que nuestras
grandes transformaciones a lo largo de la historia han sido efectuadas por un
sistema que elimina toda personalidad humana, ignora el proceso histórico,
abusa del papel de la inteligencia abstracta, controla la naturaleza física y al
hombre.
Pero, ¿por qué nuestra época se rindió tan fácil frente a los controladores de la
técnica autoritaria? Porque la técnica del presente difiere de las del pasado en
tanto hoy se aceptó el principio básico de la democracia, según el cual cada
miembro de la sociedad debería tener su porción en sus productos. A partir de
allí, se ha construido un dominio sobre toda la comunidad que amenaza con
borrar todo vestigio de la democracia.
El pacto democrático esconde un enorme soborno: cada miembro de la sociedad
puede exigir cualquier ventaja emocional, intelectual y emocional con la
condición de que no se puede pedir nada que el sistema no facilite y, además,
que hay que tomar todo lo que se ofrezca.
Esto no es una predicción de lo que ocurrirá, sino una advertencia contra lo
que puede ocurrir. Lo que Mumford desea hacer es persuadir a aquellos a
quienes preocupa el mantener las instituciones democráticas para que procuren
que sus esfuerzos constructivos incluyan a la misma tecnología. En este aspecto
es importante volver al centro humano: debemos enfrentarnos al sistema
autoritario con la autoridad de la personalidad humana.
Es necesario, entonces, reconstruir nuestra ciencia y nuestra técnica para poder
insertar la personalidad humana en cada fase del proceso.

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