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Hora Santa

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RECTORÍA DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN

Hora Santa Juvenil

Inicio; Cantemos al amor de los amores


Ministro: En los cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado
Todos: El divino corazón de Jesús sacramentado
Canto: “Dios está aquí” (Primera estrofa)

Ministro: En los cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado


Todos: El divino corazón de Jesús sacramentado
Canto: “Dios está aquí” (segunda estrofa)

Ministro: En los cielos y en la tierra sea por siempre bendito y alabado


Todos: El divino corazón de Jesús sacramentado
Canto: “Dios está aquí” (Tercera estrofa)

“Cercanos en la Esperanza… escuchar a Dios y al hermano”

Exposición del Santísimo Sacramento


Monición: Daniela
Instrucciones (Pedirles a los jóvenes que pongan todo su corazón en este momento, y que le confíen
al señor toda su vida como si estuvieran platicando con su mejor amigo)

En medio de las situaciones a veces difíciles de nuestro caminar como creyentes, necesitamos
redescubrir a Dios presente a nuestro lado. Hoy, incluso a través de los medios virtuales, podemos
contemplar a Cristo Eucaristía que, en su aparente silencio, continúa hablándonos. Pidamos por las
vocaciones para que muchos jóvenes se planteen la pregunta por su vocación. Pidamos por todos los
que sufren, para que encuentren salud y consuelo. Pidamos por nosotros y nuestras familias. Miremos
a Cristo, presente y vivo en la Hostia consagrada.

1
CANTO BIENVENIDA

Momento de silencio orante y canto

Daniela (Instrucciones; El día más especial en la vida de Jesús fue en la ultima cena cuando comió con
sus amigos, ese día comenzó quitándose la ropa y poniendo una toalla, en este momento te invito a
representar a Jesús y servir a los demás como Jesús lo hizo lavándole los pies a sus discípulos)

Oración inicial: (Jesús)

Señor Dios, Amado Jesús, para que seamos conscientes de tu Presencia entre nosotros, limpia
los oídos de nuestro corazón para escuchar tu Voz. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

Monición (Daniela)

Dispongamos la mente y el corazón para escuchar ahora la Palabra del Señor.

Del Primer Libro de Samuel (1 Samuel 3, 7-11ª) (Carlos chable)


"Samuel no conocía todavía al Señor, pues la palabra del Señor todavía no se le había revelado.
Por tercera vez lo llamó el Señor: "¡Samuel!".
Se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, pues me has llamado".
Comprendió entonces Elí que era el Señor el que lo llamaba, y le dijo: "Vete a acostarte, y si te llaman,
dirás: Habla, Señor, que tu siervo escucha". Y Samuel fue a acostarse.
El Señor se presentó y lo llamó como otras veces: "¡Samuel, Samuel!". Samuel respondió: "Habla, que
tu siervo escucha". El Señor le habló."
Palabra de Dios
Todos: Te alabamos Señor.

Momento de silencio orante y canto

Daniela: (Te invito a que te dejes tocar por Jesús, solo déjate guiar, Jesús está frente a ti)

2
Meditación: (Flavio)

En medio de la situación de pandemia y de crisis económica, en medio de las


circunstancias en las que cada uno y cada familia estamos es importante que aprendamos a escuchar la
Voz de Dios. En este texto, el joven Samuel no reconoce que es Dios que le está llamando. Su mente y
su corazón no le reconocen. En ocasiones puede pasarnos lo mismo. Aun cuando “conocemos” a Dios,
muchas veces nos pasa como a Samuel. ¿Cuáles son las principales situaciones que hoy están ocupando
tu corazón?

En un momento de silencio intentemos enumerarlas (pausa de reflexión).

¿Dónde podemos escuchar la Voz de Dios? Podemos decir que Dios tiene con cada uno de nosotros
un permanente diálogo de amor, está constantemente hablándonos. Nos habla en las Sagradas
Escrituras, tanto cuando son proclamadas en las celebraciones como cuando las leemos y meditamos
personalmente; nos habla en nuestro interior con mociones, sentimientos, ideas, anhelos que
debemos discernir para darnos cuenta de cuáles vienen de Él. Nos habla en la realidad que nos toca
vivir, consolándonos con su cercanía o confrontándonos para cambiar… Aprender a escuchar su Voz
es tarea permanente.
pero hay otro elemento importante en esta palabra de Dios que escuchamos. En medio de la
confusión por el llamado, Samuel acude al sacerdote Elí, un hombre creyente, pero con defectos. Es Elí el que
lo escucha, el que

percibe lo que está ocurriendo con Samuel y quien le indica la Presencia divina. En ocasiones nos toca
ser Samuel para reconocer a Dios y disponernos a la escucha. Pero también es cierto que necesitamos ser Elí:
aprender a escuchar al prójimo (hijo, hermano, papá, abuelo, vecino, compañero de trabajo, enfermo, pobre,
etc.), estar disponibles para realmente escuchar, no solo sus palabras, sino la realidad profunda que no s
manifiestan con sus gestos, reacciones, actitudes. En muchas ocasiones es escuchando al hermano como
podemos ayudarle. Hay un elemento más, que no leímos… después de decirle a Dios “habla que tu siervo
escucha”, Samuel recibe un mensaje muy fuerte y deberá comunicárselo a Elí. En muchos momentos, además
de la Biblia, de mi interior, de las circunstancias, Dios también nos hablará en el hermano. En un momento de
silencio, pensemos en las personas que están cercanas a nosotros y en lo que en lo profundo no s quieren decir.
Piensa en varias personas, tráelas a tu mente una a una y trata de descubrir, aquí en la presencia de Cristo
eucaristía, el mensaje que te transmiten.

Haremos un momento más prolongado de silencio para que puedas hacer este trabajo. Inclus o una
hoja y pluma o en tu celular escribir puede ayudarte a no distraerte. (Pausa larga de meditación)

3
Canto eucarístico

Oración vocacional (Chucho)

Padre Bueno, dueño de la mies, escucha la oración de tus hijos. Concédenos muchas y muy santas
vocaciones sacerdotales, consagradas y laicales, garantía de vitalidad para el porvenir de tu Iglesia. Haz
que los sacerdotes, los consagrados y los laicos seamos testimonio de caridad por nuestra total entrega
a ti y a nuestro prójimo. Danos a todos sabiduría para descubrir tu llamado y generosidad para
responder con prontitud. María, Madre de la Iglesia, modelo de toda vocación intercede por nosotros
y ayúdanos a decir “Si” al Señor que nos llama a colaborar en el designio divino de salvación. Por
Jesucristo nuestro señor. Amén.

Peticiones: (Flavio)

: “Señor, enséñanos a escucharte y a escuchar a los demás”)

Oremos con confianza a Dios, para que multiplique en su Iglesia el número de los que escuchen su
llamado a colaborar en la salvación y oremos igualmente por los que han respondido, para que
consolide su fe y aumente su amor por los hermanos. Todos: “Señor, enséñanos a escucharte y a
escuchar a los demás”

Guía: Por los que han sido llamados a participar de la misión de Cristo en el sacerdocio ministerial: para
que con entusiasmo y alegría acojan en sí mismos la salvación que anuncian y celebran. Todos: “Señor,
enséñanos a escucharte y a escuchar a los demás”

Guía: Por los hermanos que responden a Dios en la vida consagrada: para que vivan
comprometidamente el Evangelio de Cristo y hagan de su propia vida un anuncio alegre y creíble de
ese mismo Evangelio salvador.
Todos: “Señor, enséñanos a escucharte y a escuchar a los demás”

Guía: Por los jóvenes de nuestras comunidades cristianas que sienten el llamado de Dios para que
respondan con generosidad y se comprometan con constancia en la salvación de los demás. Todos:
“Señor, enséñanos a escucharte y a escuchar a los demás”

4
Guía: Para que lo misioneros prediquen con valentía y vivan con integridad el
evangelio que anuncian a los pueblos.
Todos: “Señor, enséñanos a escucharte y a escuchar a los demás”

Guía: Por los que estamos reunidos ahora en oración para que el Señor nos fortalezca con su
gracia y nos haga los apóstoles que necesita la Iglesia y el mundo. Todos: “Señor, enséñanos a
escucharte y a escuchar a los demás”

Guía: Para que las familias cristianas den testimonio perseverante de la fe y sean para los demás un
reflejo luminoso del amor de Dios.
Todos: “Señor, enséñanos a escucharte y a escuchar a los demás”

Guía: En el silencio de tu corazón, eleva tus propias peticiones al Señor… (se


deja un momento de silencio)

Conclusión: Confiados, Dios todopoderoso, en la abundancia de tus dones, humildemente te pedimos


que atiendas las oraciones de tus fieles y mires piadosamente a nuestros sacerdotes, consagrados y
laicos, a quienes llamaste al servicio de la Iglesia. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Canto vocacional

5
ORACIÓN FINAL DURANTE LA PANDEMIA POR EL COVID-19 (Chucho)
(
Señor Jesús, nuestro Médico Divino, te pedimos que nos defiendas de todas las
enfermedades del cuerpo y del alma, especialmente en estos momentos de pandemia por el
coronavirus. Sana a todos los enfermos. Dificulta el contagio entre nosotros. Ilumina a to dos los
investigadores para que encuentren pronto, un remedio.

Cuida y da fuerzas a todos el personal médico y sanitario que está ayudando en estos momentos a los
enfermos.

Ilumina a todas las autoridades civiles que están intentando limitar el contagio, y dale paz a los que
tienen miedo o están preocupados, especialmente los ancianos y demás personas en situación de
riesgo.
Ten piedad de todos los que han fallecido y da consuelo a sus deudos.

Que tu Sangre Preciosa sea nuestra ayuda y salvación. Por tu gracia, transforma el mal de la
enfermedad en paz, crecimiento en la fe, caridad eficaz y esperanza. Que temamos el contagio del
pecado y la muerte del alma más que cualquier otra enfermedad.

Ayúdanos a no deshumanizarnos por esta situación sino a cuidarnos y ayudarnos a crecer en


la caridad.
Que sepamos recuperarnos pronto en lo social, lo económico, lo eclesial y salir fortalecidos
como familias y comunidades.

Nos abandonamos con toda confianza en tu infinita misericordia.

Invocamos como especial Abogada a María Santísima, Salud de los Enfermos y Consuelo de los
Afligidos. Amén.

Guía: Decimos juntos, Padre Nuestro… (DANIELA)

Canto de salida

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