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Tema 52 La Descolonizacic3b3n de Asia y C3a1frica Los Problemas Del Tercer Mundo

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Tema 52.

La descolonización de Asia y África: los problemas del Tercer Mundo

1. Corrientes favorables a la descolonización

2. La descolonización de Asia

2.1. Los dominios británicos

2.2. Los dominios holandeses: Indonesia

2.3. Los dominios franceses

3. La descolonización de África

3.1. El norte de África

3.2. El África negra

3.2.1. Territorios británicos

3.2.2. Territorios franceses

3.2.3. Territorios belgas

3.2.4. Territorios españoles y portugueses

4. Problemas del Tercer Mundo

4.1. Las consecuencias de la descolonización

4.2. La dimensión política del tercer mundo

4.3. Los problemas económicos del tercer mundo

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Introducción

Al final de la II Guerra Mundial los países europeos dominaban gran parte del mundo, en
especial Gran Bretaña y Francia. Pero la conflagración dejó agotada a Europa, que
quedaba en un segundo plano detrás de EEUU y la URSS. La nueva situación política se
caracterizó por el surgimiento de un conjunto de estaos recientemente independientes,
que no estarán alineados en ninguno de los dos ejes políticos. La tercera alternativa fue el
Tercer Mundo, término que posteriormente pasaría a tener significación económica.

La descolonización fue más teórica que real, ya que de facto las antiguas metrópolis
siguieron controlando sus antiguos colonias gracias a su presión económica (colonialismo
económico) y las prerrogativas políticas abonadas por la herencia cultural que las
potencias impusieron durante su gobierno (persistencia del idioma, religión, etc…)

1. Las corrientes favorables a la descolonización

La II Guerra Mundial tuvo el cariz de cruzada contra el racismo y la opresión del


fascismo, por lo que al finalizar la guerra surgieron voces discordantes contra el
imperialismo. En 1941, en la Carta del Atlántico, EEUU y Gran Bretaña declaraban que
respetaban el derecho de todos los pueblos a gobernarse. Aunque Churchill hablaba de
Europa, Roosevelt lo dotó de una dimensión universal. Esta declaración alimentó una
corriente de opinión favorable a la internacionalización de las colonias bajo
responsabilidad de la ONU, que tendría entre sus objetivos ayudarles a progresar y a
acceder a la independencia. Las élites indígenas tomaron conciencia entre el estatuto de
colonia y las declaraciones de libertad realizadas por los aliados.

Las posiciones anticolonialistas de la URSS y EEUU: Los soviéticos se refirieron a las


tesis de Lenin, que condenaban el imperialismo y preconizaban el sostenimiento activo
de los movimientos nacionalistas en lucha por la emancipación por parte de los partidos
comunistas. La ideología marxista-leninista sedujo a algunos líderes nacionalistas
asiáticos como Ho Chi Minh en Vietnam, Sjarifuddin en Indonesia y Than Tun en
Birmania.

EEUU apareció igualmente como aliado de los nacionalistas. El apego de la opinión


pública americana al derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos se conjugaba con
los deseos de los medios industriales y financieros, que veían nuevos mercados. El

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presidente Roosevelt multiplicó durante la guerra las declaraciones a favor de la
liberación de todos los pueblos, influyendo decisivamente en los movimientos
nacionalistas de Marruecos y Túnez. En 1946 dieron la independencia plena a Filipinas.
Sin embargo, la idea de que el control de las islas del Pacífico era necesario para su propia
seguridad empujó a EEUU a matizar sus posiciones, lo cual creará un poso de
desconfianza por parte de los europeos y los pueblos colonizados.

La ONU, tribuna del anticolonialismo: La Carta de San Francisco de 1945 solo


defiende la adhesión a la independencia de los pueblos bajo tutela, pero proclama “la
igualdad de derechos de los pueblos” y “su derecho a disponer de ellos mismos”,
obligando a los países que administran territorios no-autónomos a comunicar al Secretario
General de la ONU informaciones sobre ellos. Un grupo contrario a la dominación
colonial, liderado por América Latina y Asia, apoyados por la URSS se constituyó en el
seno de la asamblea. Rápidamente tomó más importancia gracias a los países que iban
consiguiendo la independencia, multiplicando las intervenciones a favor de la
descolonización.

La actitud de las Iglesias: La comisión de iglesias protestantes se propuso cooperar con


las naciones dependientes en su paso a la independencia. Las autoridades católicas
también tomaron una postura favorable a la emancipación, aunque el Vaticano fue reacio
a pronunciarse.

El surgimiento de los movimientos de liberación: La victoria japonesa en 1905 fue un


fuerte estímulo para los revolucionarios chinos y los movimientos de emancipación de la
India e Indochina frente a británicos y franceses.

Tras la I Guerra Mundial, el presidente Wilson pronunció discursos favorables a la


autodeterminación de los pueblos y el triunfo de los nacionalismos, al dislocarse los
imperios rusos, austrohúngaro y otomano. Esto favoreció la toma de conciencia por parte
de algunas élites indígenas educadas en las universidades europeas, como Gandhi.

El panafricanista Du Bois reunió en París, 1919, el I Congreso “por el progreso de los


pueblos oprimidos”. En la Conferencia de paz de Bierville, 1926, los nacionalistas de
Asia y África, con el apoyo de numerosas personalidades europeas, denunciaron el
colonialismo como una causa permanente de guerra. Alemania, que había perdido sus
colonias y la URSS alentaron los movimientos de emancipación y favorecieron la
celebración en Bruselas, 1927, de un nuevo congreso de los pueblos oprimidos, al final

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del cual se creó una Liga antiimperialista con participación de personalidades como
Einstein o Nehru. La crisis de 1929 debilitó a las potencias occidentales y provocó el
hundimiento de muchas economías coloniales basadas en la exportación de materias
primas. La agresión de Italia a Etiopía en 1935 y el imperialismo japonés en China
suscitaron una general repulsa, crearon un grave conflicto en la Sociedad de Naciones y
demostraron el progreso de las ideas anticolonialistas en la opinión pública occidental.

Después de la II Guerra Mundial, los países no alineados fueron los representantes del
Tercer Mundo. En 1947 Nehru convocó la Conferencia de relaciones asiáticas, en Nueva
Delhi, primera manifestación de solidaridad de los pueblos en busca de independencia,
que solo reunió a delegados asiáticos. En la segunda conferencia de Nueva Delhi, 1949,
comenzó la participación africana con Etiopía y Egipto. Se constituyó en la ONU un
grupo arabeasiático, con una política anticolonialista y de no compromiso en la pugna
Este-Oeste.

En 1955 se celebró la conferencia de Bandung, con 29 países, auge del afroasiatismo,


pero también el principio de su ocaso, por las divergencias entre comunistas y no
comunistas. Nehru, Nasser, Tito y Sukarno se dibujaban como líderes. Se proclamaron
en contra del colonialismo en todas sus formas.

La masiva independencia de las colonias europeas de África a partir de 1956 desplazó el


peso del grupo a este continente. Se celebraron nueva conferencias, pero cada vez con
menos fuerza.

2. La descolonización de Asia

En 10 años, tras la II Guerra Mundial, se desmantelan los imperios coloniales, debido a


las situaciones nacionales de cada país, así como las presiones exteriores y el impacto de
la política mundial. Toda Asia llega a su independencia entre 1947 y 1958. La
descolonización de este continente se caracterizó por el componente revolucionario
contra el colonialismo occidental, debido a la fuerte tradición de historias nacionales y la
existencia de modelos políticos en Extremo Oriente y en el islam. El ritmo de la
descolonización estuvo vinculad a las crisis europeas, proyectos diplomáticos e intereses
materiales y financieros. Los británicos eligieron la concertación y conservación de sus
intereses, mientras que holandeses y franceses entraron en conflictos armados.

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Los países islámicos fueron los primeros que se independizaron, tras la I Guerra Mundial
o inmediatamente después de la II Guerra Mundial. La excepción fue Palestina, dividida
entre árabes y hebreos. Francia actuó del mismo modo que Gran Bretaña, concediendo la
independencia a Siria y Líbano.

2.1. Los dominios británicos

India: El movimiento a favor de la participación de los indígenas se transformó en un


movimiento partidario de la independencia. La Liga Musulmana, dirigida por Muhammad
Alí Jinnah, y el Partido del Congreso, liderado por Gandhi y Jawaharlal Nehru, no se
mostraron de acuerdo sobre la manera en la cual debía realizarse. Los musulmanes
deseaban la división en dos estados, uno islámico y otro hindú, mientras que los
congresistas reclamaban una India unificada. Los dos aprovecharon la II Guerra Mundial
para manifestar su hostilidad a la tutela británica. La agitación se incrementó y fue
reprimida por los británicos. Churchill prometió la independencia al concluir la guerra
para calmar sus aspiraciones.

La situación tras la guerra era tensa: carestías, las pérdidas humanas habían llegado a 3
millones, brutalidad en las represiones… lo que exacerbó la hostilidad contra los
británicos. Desde 1945 la independencia parecía la única solución: el 25 de junio, en
Simla, se inició una conferencia para estudiar las modalidades de independencia. Pero
estas negociaciones y las siguientes se enfrentaron a las disensiones entre musulmanes e
hindúes, y todos los planes de mediación propuestos por los británicos fracasaron.
Además, los Sikhs también pedían un estado propio, el Khalistan.

El 20 de febrero de 1947, el gobierno de Clement Atlee, preocupado por no dejar a Gran


Bretaña en una situación incómoda, declaró que el poder se trasladaba a manos indias en
junio de 1948 como muy tarde. Lord Mountbatten fue el encargado del traspaso de
poderes y el 15 de agosto de 1947 los dos estados accedieron a la independencia: Pakistán
(que incluía la actual Bangladesh) e India.

En el proceso de descolonización los británicos mostraron un espíritu de conciliación y


pragmatismo, deshaciendo una situación compleja y manteniendo sus intereses
económicos en el marco de la Commonwealth. Pero la delimitación de las fronteras, la
división del ejército, de la administración, de las comunicaciones y de los sistemas de

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irrigación se hizo en una atmósfera de Guerra Civil. Las transferencias de población, 17
millones de personas, crearon violentos enfrentamientos, como la muerte de Gandhi en
enero de 1948.

Resto de Asia: También intentaron conciliar las reivindicaciones nacionalistas y sus


intereses. Tras intentar mantener su tutela sobre Birmania, dándole autonomía interna,
acordaron la independencia total en 1947, dejando un país en conflicto entre comunistas
y separatistas. En Ceilán, ahora Sri Lanka, la independencia tuvo lugar también en 1947.

La emancipación de Malasia fue la más larga y difícil. Los británicos deseaban


conservarla, por lo que constituyeron una federación malaya en la que los sultanes
conservaban sus poderes bajo control británico. Sin embargo, tuvieron que enfrentarse a
los nacionalistas malayos antimonárquicos y a la comunidad china liderada por los
comunistas. Durante 7 años intentaron mantener sus posiciones, hasta que una serie de
medidas condujo a la federación a la autonomía y luego a la independencia, el 31 de
agosto de 1957, en el marco de la Commonwealth.

Singapur se desgajaría al año siguiente. Sin embargo, la descolonización ha seguido hasta


fechas recientes, con la “devolución” de Hong Kong en julio de 1997.

2.2. Los dominios holandeses: Indonesia

En Indonesia, un congreso de pueblos que reunió a 8 organizaciones nacionalistas en una


federación, se declaró en 1939 a favor de cooperar con los holandeses, a condición de que
fueran permitidos derechos democráticos y un Parlamento. Cuando los japoneses
ocuparon el país en 1942, lideraron a los jefes nacionalistas, Sukarno y Hatta, y les
confiaron puestos de responsabilidad. Sus presiones, el descontento de la población y el
deterioro de la situación al final de 1944 condujo a los japoneses a iniciar el proceso que
llevó a la proclamación de la independencia por Sukarno en agosto de 1945.

Al finalizar la guerra, los holandeses se mostraron decididos a restablecer su autoridad,


pues era vital para su prosperidad. El gobierno de Sukarno controlaba Java, Madura y
Sumatra. La debilidad de las tropas japonesas y el estado de la opinión internacional no
permitió someterles. En noviembre de 1946, Países Bajos reconocía a la República

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Indonesia, aunque se preveía que ambos estados cooperarían en los “Estados Unidos de
Indonesia Oriental”.

En los meses que siguieron las negociaciones fracasaron. Los holandeses esperaban
conservar sus poderes, creando pequeños estados autónomos y fomentando los
movimientos separatistas de Java. En julio de 1947 y diciembre de 1948, los holandeses
atacaron la capital de Indonesia, capturando y deportando a Sukarno y Hatta. La
resistencia armada indonesia, las presiones de los países asiáticos, de la URSS y de EUU,
así como la decisión de la ONU de encargarse del problema, obligó a Países Bajos a
retroceder. En la conferencia de La Haya de agosto-noviembre de 1949 se reconocía la
independencia de Indonesia presidida por Sukarno, unidos a Países Bajos en la Unión
Holando-Indonesia. Al año siguiente se convirtieron en República unitaria y en 1954
renunciaron a su unión con la metrópoli.

2.3. Los dominios franceses

En Indochina, los movimientos nacionalistas, la ocupación japonesa y el mantenimiento


de una administración francesa hasta marzo de 1945 crearon una situación complicada.
Los japoneses prometieron liberar Asia, pero los nacionalistas comunistas acaudillados
por el futuro Ho Chi Minh se reunieron en mayo de 1941 para fundar la Liga para la
Independencia de Vietnam, antifrancesa y antijaponesa, cuyo objetivo era unir a todos los
nacionalistas. Bajo el impulso de Vo Nguyen Glap, el Vietminh organizó guerrillas en las
montañas del norte. En marzo de 1945 los japoneses suprimieron el ejército y la
administración francesa y el emperador Annam Bao Dai proclamaba la independencia.
En Camboya y Laos se hizo lo mismo.

Al retirarse los japoneses, se produjo una declaración unilateral de independencias.


Norodom Sihanouk declaró Camboya independiente en marzo de 1945, Ho Chi Minh a
Vietnam en agosto y el movimiento nacionalista Pathet Lao declaró la independencia de
Laos en septiembre. La derrota de Japón hacía encontrarse a Laos y Camboya en una
posición difícil, mientras que el Vietming mantuvo su determinación. La eficacia de su
organización, clandestina, y su propaganda dirigida a todos los vietnamitas le procuraban
cierta estabilidad. Las tropas francesas tomaron posiciones en septiembre de 1945:
capturaron el comité instalado en Saigon por el Vietminh y reocuparon la Conchinchina
en tres meses. Se entablaron negociaciones con Camboya y Laos para la firma de los

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acuerdos de asociación, pero la fuerza del sentimiento nacional vietnamita y la
insuficiencia de sus medios militares empujaron a los franceses a negociar con Ho Chi
Minh que controlaba Tonkin.

El 6 de marzo de 1946, el jefe del Vietminh firmó con el representante francés un acuerdo
que reconocía a Vietnam como estado libre, formando parte de la Federación Indochina
y de la Unión Francesa. Un referéndum debía decidir la eventual reunión Annam y
Cochinchina en Tonkin, pero el desacuerdo entre los partidos era profundo. Ho Chi Minh
tenía como imperativo la unificación de Vietnam y deseaba la independencia como
asociación. Sus interlocutores consideraban a Vietnam autónomo dentro de un bloque
francés único. Francia bloqueó la reunión proclamando la República de Conchinchina el
1 de junio de 1946.

Los incidentes entre las fuerzas francesas y vietnamitas se multiplicaron. El 23 de


noviembre de 1946 los primeros bombardearon Haiphong. El 19 de diciembre las milicias
del general Glap atacaron los barrios europeos de Hanoi, inicio de la guerra. Las tropas
del Vietminh se retiraron hacia las zonas de acceso difícil, donde obtuvieron el apoyo de
las poblaciones, democratizaron la administración local, repartieron tierras y realizaron
una propaganda hábil. Repitieron los ataques contra los franceses que ocuparon las
ciudades y las regiones ricas. Francia intentó encontrar una solución política, organizando
otro gobierno que le fuera favorable, en torno al Emperador Bao Dai, donde se reunieron
los nacionalistas no comunistas. En junio de 1948 se reconocía la independencia de
Vietnam, dirigida por Bao Dai y asociada a la Unión Francesa. Los acuerdos también se
referían a Laos y Camboya, que en el 1949 reafirmaban su adhesión a la Unión Francesa.

A partir de 1950 las tropas francesas sufrieron derrotas, que culminarían en la Dien Bien
Phu, el 7 de mayo de 1954, en la que los supervivientes franceses fueron hechos
prisioneros. Francia se retiró entonces de Indochina. Los acuerdos partían
provisionalmente a Vietnam en dos partes en el paralelo 17º N. Al norte quedaba la
República Democrática de Vietnam, comunista, y al sur el régimen de Bao-Dai. Se
preveían elecciones en julio de 1956 para resolver el problema de la reunificación,
mientras Laos y Camboya adquirían la independencia. La guerra costó a Francia y sus
aliados 92.000 muertos y generó malestar en la opinión pública y el ejército. La lucha
siguió en Vietnam entre comunistas y nacionalistas, entrando en una nueva fase con la
llegada de los americanos en los 60.

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3. La descolonización de África

3.1. El norte de África

El proceso descolonizador se extendió entre 1952-1956, con el objetivo de luchar por la


revolución social y la independencia política. La revolución egipcia de 1952, que
transforma al país en una República bajo el liderazgo de Abdel Nasser, animó el
movimiento nacionalista y antioccidental en el norte de África. Libia y Sudán,
dependientes de Gran Bretaña, se encontraron sometidos a un régimen especial: Libia
alcanzó la independencia en 1949 y Sudán en 1956. Los movimientos independentistas
más destacables se dieron en la zona francesa.

Túnez: El Neo-Destur, partido laico, modernista y que reivindicaba la independencia,


aplastó el Viejo Destur, panislámico. Su jefe, Habib Bourguiba, llegó a un acuerdo con el

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soberano de Túnez, el Bey Lamine, en 1950 y propuso un plan para llegar a la autonomía
interna. El gobierno francés contestó favorablemente, aunque bajo la presión de los
colonos reculó e impuso la co-soberanía. La situación fue desbloqueada por Pierre
Mendès-France, quien en julio de 1954 reconoció la autonomía interna de Túnez. En
agosto se constituyó un gobierno tunecino y el Neo Destur ordenó el alto el fuego en
noviembre. En 1956 alcanzaban la plena independencia.

Marruecos: El sultán motivó el reagrupamiento de los nacionalistas en el Istiqlal. La


detención de sus jefes en 1944 provocó una ola de agitación. Mohammed Ben Yusef se
distanció de Francia, que intentó imponer un régimen de co-soberanía. Tras los motines
de Casablanca de diciembre de 1952, las autoridades francesas ayudaron a los bereberes,
tradicionalmente hostiles al poder central, a empezar de nuevo la guerra contra el sultán.
Con su apoyo, Ben Yusef fue deportado. El nuevo sultán no poseía autoridad y los
atentados se multiplicaron. La ONU entró en negociaciones en diciembre, lo que condujo
a la restauración de Ben Yusef. Marruecos accedió a la independencia en 1956.

Argelia: Desde los años 30 se organizó un intenso movimiento nacionalista que se


manifestaba a través de diversas asociaciones y partidos, en las que destacó el Partido del
Pueblo Argelino, fundado por Messali Hadj, que pidió la independencia en 1937. Los
acontecimientos de la II Guerra Mundial, recrudecieron el nacionalismo y dieron pie al
Manifiesto del Pueblo Argelino en 1943, en el que se pedía la constitución de un Estado
autónomo y democrático, ligado con Francia por relaciones de carácter federal. Tras la
guerra comenzó un largo proceso de independencia, convertido en una guerra de
guerrillas. El Frente de Liberación Nacional hizo uso de atentados contra los pied noirs
en los años 50. El ejército francés respondió con tropas de élite y torturas para capturar a
los miembros del FLN. El descontento de la opinión pública francesa forzó al gobierno
francés a un acuerdo en julio de 1962 con el reconocimiento de la independencia de
Argelia, algo que supuso la expulsión de los colonos franceses.

3.2. El África negra

Posterior a 1955, carácter ordenado, flexible y sin sobresaltos. Reivindicaciones más


limitadas.

3.2.1. Territorios británicos

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Africanos elegidos entraron a formar parte de consejos legislativos y ejecutivos que
asistían a los gobernadores. Así se operó la africanización y democratización de las
instituciones, primera etapa en el proceso de emancipación. La inquietud nacionalista se
acrecentó, favorecida por el paralelismo asiático y la celebración en Manchester del V
Congreso Panafricano en 1945 concluyó exigiendo para el África Negra la autonomía e
independencia.

Gran Bretaña contaba con la Commonwealth como modelo y marco para la


descolonización pactada. Las primeras independencias se consiguieron en África
occidental: Ghana (1957), Nigeria (1960), Sierra Leona (1961) y Gambia (1965). Después
llegaron las independencias en el África oriental: Somalia (1960), Tanzania (1961 y
unificación en 1964), Uganda (1962) y Kenia (1963). En el África Central se intentó
construir la Federación de África Central, pero fracasó. Se formaron así Malawi (1964),
Zambia (1964) y Zimbabue (1965). Por último, en el África austral nacieron Botswana
(1966), Lesotho (1966) y en el Índico las Mauricio (1968) y las Seychelles (1976).

En Costa de Oro, Ghana, fue donde la descolonización fue más rápida. Kwame Nkrumah
aprovechó el descontento nacido de los problemas económicos después de la guerra para
extender la influencia del Convention Peoples Party, creado en enero de 1949 para pedir
el autogobierno. En 1951, tras su éxito en las elecciones, se convirtió en Jefe de Gobierno
y primer ministro. Es el primer hombre de raza negra llamado a la dirección política de
una colonia. La evolución es comparable a la de otros territorios donde los británicos son
poco numerosos. Sin embargo, en Kenia los colonos se opusieron a las reivindicaciones
nacionalistas: Los Kikuyu, desposeídos de sus tierras durante entreguerras, se sublevaron
y entre 1952-1955 la revuelta Mau Mau ensangrentó el país.

3.2.2. Territorios franceses

La evolución fue más lenta. Desde la postguerra surgieron y se desarrollaron partidos


políticos, reunidos en la Convención Africana en Dakar en 1957. En Francia se realizaron
distintas actuaciones legislativas para regular las relaciones entre metrópoli y los
territorios coloniales: Conferencia Brazzaville 1944, establecimiento de la Unión
Francesa en la constitución de la IV República en 1946, y la de la Comunidad Francesa
en la Constitución de la V República en 1958. En África occidental alcanzaron la
independencia Guinea (1968), Senegal (1960), Malí (1960), Costa de Marfil (1960),

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Benin (1960, como Dahomey), Níger (1960), Burkina Faso (1960), Mauritania (1960),
Togo (1962) y Camerún (1960). En el África ecuatorial Chad (1960), República
Centroafricana (1960), República del Congo (1960) y Gabón (1960). En el África oriental
Madagascar (1960), Islas Comores (1975) y Djibuti (1977).

En los territorios de África occidental y ecuatorial los enfrentamientos fueron limitados.


Los nacionalistas luchaban por reformas a través de la acción sindical y en el marco de
las instituciones: asambleas locales, asambleas constituyentes y el Parlamento de París,
donde los africanos fueron representados por 53 diputados y 44 consejeros. También se
constituyeron diversos partidos, como la Unión Democrática Africana de Felix
Houphouët-Boigny. En las elecciones de 1951 fue derrotado por los independientes de
Ultramar de Leopold Sedar Senghor. Esta victoria lanzó en 1953 la idea de una República
Federal Africana, dotada de autonomía interna y unida a Francia.

Se desarrolló una corriente intelectual que apoyaba estas reivindicaciones: en la primera


mitad de los cincuenta, varios escritores y periodistas intentaron rehabilitar las
costumbres y el pasado de África y hacer constar la existencia de una civilización africana
tan respetable como la Europa. Sedar Senghor denunció también la explotación colonial
y el racismo.

Solo en Madagascar la independencia fue fruto de la violencia. Tras pedir un gobierno


autónomo la insurrección explotó en marzo de 1947, con una dura represión que impidió
la actividad política en la isla por unos años. En el resto de países el traspaso fue pacífico,
a una independencia para la que la mayoría de territorios no estaban maduros.

3.2.3. Territorios belgas

Se siguió una política de integración, que no preparaba a sus poblaciones para el


autogobierno. Esto condujo a una descolonización improvisada y precipitada. El Congo
se proclamó independiente en 1960, liderado por Patrice Lumumba, en medio de grandes
tensión civiles y étnicas. El asesinato de Lumumba hizo necesaria la intervención
internacional, hasta que se pacificó el país con el general Mobutu en 1965, cuando tomó
el nombre de Zaire. Mientras, los mandatos de Ruanda y Burundi proclamaron su
independencia en 1962.

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3.2.4. Territorios españoles y portugueses

Las colonias españolas de Ifni, Sahara Occidental y Guinea Ecuatorial fueron


consideradas provincias desde 1958, pero desde 1963 se inició una política
descolonizadora improvisada y contradictoria. Ifni pasó a Marruecos por el Tratado de
Fez de 1969, terminando con la Guerra del Ifni. Guinea Ecuatorial consiguió un régimen
de autonomía hasta que en 1968 accedió a la independencia como República con
Francisco Macías, depuesto en 1979 por Teodoro Obiang. El Sahara Occidental padeció
un accidentado proceso de descolonización que condujo a los Acuerdos de Madrid en
1975 con Marruecos y Mauritania. España cedía la soberanía a ambas, aunque Mauritania
renunció en 1979. En 1976 el Frente Polisario había proclamado la constitución de un
estado independiente, un conflicto que aún no está resuelto.

Los territorios portugueses fueron los últimos en acceder a la independencia y para ello
fue decisiva la revolución portuguesa. Desde entonces alcanzaron la independencia
Guinea-Bissau (1974), Cabo Verde (1975), Santo Tomé (1975), Mozambique (1975) y
Angola (1975).

América

Gran Bretaña intentó que las islas del Caribe se independizaran a través de una Federación
de las Islas Occidentales, pero fracasó y cada una de las grandes islas se independizó por
su cuenta a lo largo de los setenta y ochenta, mientras en el continente se concedía la
independencia a Guyana y Belize, aunque conserva las Islas Bermudas en el norte y las
Malvinas en el sur. Holanda concedió la independencia a Surinam, manteniendo el
dominio sobre Aruba, Curaçao y Bonaire. Por último, Francia concedió la autonomía a
Martinica y Guadalupe, que han preferido mantenerse como parte de Francia.

4. Los problemas del Tercer Mundo

Los pueblos y países que se hicieron independientes entre 1945-1975 deben afrontar una
serie de problemas que incluso han llegado a poner en peligro su propia supervivencia,
puesto que casi en ningún caso la independencia política ha estado ligada a la restitución
de la propiedad de los recursos económicos. Continúa la explotación colonial en el
apartado económico. Asimismo, los países se debaten entre recuperar sus antiguas señalas
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de identidad, prácticamente eliminadas por el colonialismo o incorporarse a la
civilización y modos de vida occidentales. La artificialidad de algunas fronteras, la
pervivencia de enfrentamientos étnicos y tribales, subdesarrollo económico y las
ambiciones de las grandes potencias condicionan el futuro de los países del Tercer
Mundo.

4.1. Las consecuencias de la descolonización

Comportó una serie de secuelas en cuanto a inadaptaciones e inestabilidad de los nuevos


países que accedieron a la independencia:

-Neocolonialismo: Obtención de la independencia política mientras que el control


económico y la explotación de las riquezas continuaba en manos de la antigua metrópoli
o de las nuevas potencias capitalistas, perpetuándose la dependencia económica que
impide el desarrollo de la industria y de la agricultura.

-Subdesarrollo económico caracterizado: Baja renta per cápita, hambre generalizada,


enfermedades infecciosas crónicas, alto crecimiento demográfico, técnicas agrícolas
rudimentarias, deficitaria infraestructura de comunicaciones, industrialización escasa,
analfabetismo, ausencia de cuadros técnicos y formación profesional especializada.

-Ausencia de una estructura social estable: Perviven las estructuras tribales junto a los
otros grupos surgidos de la dominación colonial y la posterior descolonización: una
burguesía comercial conservadora o liberal y grupos populares, con tendencia
revolucionaria, formados por obreros y campesinos.

-Variedad de sistemas políticos: Los nuevos países raramente logran establecer y


mantener sistemas políticos democráticos, debido a deficiencias y desequilibrios de su
estructura social y la estructuración, en muchos casos artificial, de las fronteras de los
nuevos países. Los modelos políticos más seguidos han sido las dictaduras militares al
servicio del neocolonialismo (Pakistán), sistemas pseudodemocráticos de partido único
vagamente socialista (Argelia), monarquías tradicionales ligadas a los EEUU (Arabia
Saudí) y los regímenes comunistas llegados al poder tras una revolución o guerra civil
(Vietnam). Solo en contadas ocasiones, y no sin problemas, perviven democracias
parlamentarias como en la India.

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4.2. La dimensión política del Tercer Mundo

El sociólogo francés Alfred Sauvy fue el primer en aplicar el término “Tercer Mundo” a
los países descolonizados, partiendo de la transposición del término “Tercer Estado”,
utilizado durante la Revolución Francesa. Desde su independencia surge entre los
distintos estados afroasiáticos la necesidad de constituir un grupo de presión coherente
frente al bipolarismo impuesto por los EEUU y la antigua URSS, que evite los
enfrentamientos y propicie el reconocimiento de igualdad de derechos y libertades para
todos los estados del mundo. Todo ello no resultó fácil puesto que se enfrentaban países
con sistemas políticos diferentes y a veces enfrentados.

La Conferencia de Bandung: 1955, promovida por Nehru y Sukarno, marca la entrada


en el escenario internacional de las naciones recientemente emancipadas y que forman lo
que llamamos Tercer Mundo. Hubo precedentes, ya en 1947 los delegados de 25 países
se reunieron en una conferencia en la India, dando apoyo a los movimientos de liberación
nacional, denunciaron las discriminaciones raciales y los peligros de la ayuda económica
extranjera que impide la evolución desde la economía colonial a la economía nacional.
Dos años después, en enero de 1949, la India confirmó su papel de líder de las naciones
en lucha por su emancipación. Reunió en Nueva Delhi una nueva conferencia cuya meta
era oponerse a la intervención holandesa en Indonesia. Los delegados de esta primera
reunión se pusieron de acuerdo sobre la necesidad de cooperar en el seno de la ONU.

Durante los años siguientes la extensión de la Guerra Fría en Asia suscitó muchas
preocupaciones. En abril de 1954 los gobiernos de Birmania, Ceilán, Indonesia y Pakistán
se reunieron en Colombo para conseguir la paz en Indochina. Consideraban que la
búsqueda de una paz duradera, la necesidad de los países independientes de estudiar sus
problemas comunes, de ayudarse mutuamente y de afirmar su solidaridad, necesitaba una
gran conferencia afroasiática. 29 países, más de la mitad de la población mundial se
reúnen en Bandung: 14 de Asia oriental, 9 países árabes, 3 países musulmanes asiáticos,
4 del África Negra. También asistieron movimientos nacionalistas del Magreb, Chipre y
Palestina.

Las divergencias eran numerosas. Los países pro-occidentales deseaban la condena de


todos los imperialismos, incluido el de la URSS y defendían la firma de acuerdos con los
países occidentales para enfrentarse con el comunismo. Se oponen así a los dos países
comunistas, China y Vietnam, cuya presencia había sido requerida por Nehru, deseoso de

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mejorar sus relaciones con su vecino. Nehru y Nasser lideraron el grupo de los
independientes. Su actitud conciliadora con China, además del consenso por aclamación,
facilitaron el acuerdo final.

Se llegó a una declaración bastante general: condena general del colonialismo bajo todas
sus formas y afirmación del derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, soberanía
e igualdad de todas las naciones, rechazo de las presiones de las grandes potencias y de
toda la injerencia en los asuntos interiores de los Estados, arreglo de los conflictos por la
vía pacífica. La Conferencia insistió también en la necesidad de disponer medidas para el
desarrollo económico y cultural de los países afroasiáticos. La multiplicidad y la
diversidad de las reacciones dan testimonio de la importancia del acontecimiento, que
marcó una importante etapa en el camino de la descolonización y nacimiento del Tercer
Mundo.

Recogiendo la herencia de esta conferencia en 1960 surgió el Movimiento de los Países


no Alineados, cuyos líderes eran Nehru, Sukarno, Nasser y Tito. Estos países adoptaron,
en sucesivas conferencias y reuniones, principios comunes de actuación, como una
política independiente fundada en la coexistencia y el no alineamiento o no formar parte
de ninguna alianza militar. Con el transcurso del tiempo los no alineados han hecho
hincapié en temas económicos, especialmente en la necesidad de transformar el orden
internacional imperante, en el cese de la dependencia neocolonial y en la necesidad de un
reparto más equilibrado de las riquezas mundiales.

4.3. Los problemas económicos del Tercer Mundo

Se han encontrado con el tremendo desafío de superar un subdesarrollo económico


crónico. A pesar de los esfuerzos, la evolución económica de estos países ha sido negativa
en gran medida, incrementándose la distancia con los países ricos. Esto viene marcado
por:

-Diversa evolución económica, con cuatro grupos de desarrollo: 1. Países productores de


petróleo que, pese a las deficiencias, han mejorado su nivel económico y han formado la
OPEP. 2. Países en vías de desarrollo o ya plenamente desarrollados: China, Singapur…
3. Países dependientes que están sufriendo un proceso de deterioro económico, con
reducción de la producción, inflación galopante y enorme deuda externa (Argentina,

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México…) 4. Países subdesarrollados, dependientes de la solidaridad nacional, que
padecen hambre crónica y que se han dado en llamar “Cuarto Mundo”. (Etiopia, Chad,
Sudán…)

-Problemas demográficos: la mejora de la sanidad, erradicación de muchas enfermedades


infecciosas y la disminución de la mortalidad han incidido sobre una alta natalidad. Todo
ello, al no aplicarse métodos eficaces de control de la natalidad, ha incidido en un alto
índice de crecimiento demográfico que agrava los problemas económicos.

-Carencia de medios técnicos e infraestructuras. Los países del Tercer Mundo deben partir
de la carencia de preparación técnica, debiendo importar y aprender a utilizar los
complejos equipos productivos, lo que aumenta su dependencia y endeudamiento con el
mundo industrializado. Los medios de comunicación, las grandes plantaciones y las
escasas industrias se encuentran en manos de los países desarrollados que explotan,
transportan y elaboran los recursos naturales sin que permanezca la riqueza en los países
que no son sus productores. No hay articulación de un mercado interno y los salarios
permanecen bajos, con lo que no se genera una demanda interna.

-Armamento: Gastan enormes cantidades en armamento, lo que proporciona beneficios a


los países industriales. Las guerras agravan su situación económica y política, eficaz
instrumento del neocolonialismo.

-Deuda exterior: La ayuda de los diversos fondos internacionales y bancos privados


supone un incremento de sus recursos monetarios, pero a la vez mayor dependencia,
puesto que deben devolver los intereses. Ante la imposibilidad de pagar lo presto, tienen
que pedir la negociación política.

Conclusión

La descolonización de Asia y África ha sido uno de los procesos históricos más relevantes
del siglo XX. Las potencias coloniales (Reino Unido, Francia, Países Bajos, Bélgica,
España y Portugal), una vez finalizada la II Guerra Mundial no pudieron (o quisieron)
mantener una posición imperialista en un nuevo escenario geopolítico.

La polarización del mundo en dos bloques antitéticos (Estados Unidos y Unión


Soviética), en los que el colonialismo fue rechazado de plano, obligó a las naciones
europeas a desmontar sus imperios coloniales. El Reino Unido lo hizo, en general, de
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forma pacífica, quedando la mayoría de sus colonias vinculadas a través de la
Commonwealth. Francia, en cambio, mantuvo guerras en Indochina y Argelia, que
costaron decenas de miles de muertos y que le granjearon la oposición de su propia
opinión pública.

La descolonización significó el surgimiento de decenas de nuevos países, incluidos en lo


que se llamó el Tercer Mundo. Si bien los lazos políticos con las antiguas metrópolis se
rompieron, en la segunda mitad del siglo XX y hasta la actualidad permanece un
neocolonialismo económico en la sombra que, en muchos casos, lastra las posibilidades
de desarrollo de estos países, sobre todo en África.

Aplicación Didáctica

4º ESO y 1º Bachiller. A través de los países actuales. Materias primas.

Juego de rol de las materias primas.

Bibliografía

Atlas de Le Monde Diplomatique.

Chesneaux, J. Asia Orientan en los siglos XIX y XX. Labor, Barcelona, 1980.

Dickenson, J.P. Geografía del Tercer Mundo. Barcelona, Omega, 1985.

Ferro, M. El libro negro del colonialismo: siglos XVI al XXI. Del exterminio al
arrepentimiento. Madrid, La esfera de los libros, 2005.

Kapucinski, R. Ébano. Anagrama, 2000.

Manero, F. Subdesarrollo y países subdesarrollados. Barcelona, Salvat, 1987.

Sánchez Cervelló, J. La descolonización y el surgimiento del Tercer Mundo. Barcelona,


Hipótesis, 1997.

Películas

Attenborough, R. Gandhi. 1982.

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Coppola, F. Apocalypse now. 1979.

Weir, P. El año que vivimos peligrosamente. 1982.

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