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Ío (Satélite)

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Ío (satélite)

Ío es el satélite galileano más cercano a Júpiter. Es el


tercer satélite por su tamaño, tiene la más alta densidad
entre todos los satélites y, en proporción, la menor
Ío
cantidad de agua entre todos los objetos conocidos del
sistema solar. Fue descubierto por Galileo Galilei en
1610. Recibe su nombre de Ío, una de las muchas
doncellas de las que Zeus se enamoró en la mitología
griega, aunque inicialmente recibió el nombre de
Júpiter I por ser el primer satélite de Júpiter según su
cercanía al planeta.

Con un diámetro de 3600 kilómetros, es la tercera más


grande de las lunas de Júpiter. En Ío hay planicies muy
extensas y también cadenas montañosas, pero la
ausencia de cráteres de impacto sugiere la juventud
geológica de su superficie.1 Con más de 400 volcanes
activos, es el objeto más activo geológicamente del
sistema solar.2 Esta actividad tan elevada se debe al
calentamiento por marea, que es la respuesta a la Composición de imágenes de la cara oculta de Ío
disipación de enormes cantidades de energía tomadas los días 7 de septiembre y 6 de noviembre de
proveniente de la fricción provocada en el interior del 1996 por la sonda Galileo. Las características
satélite. Varios volcanes producen nubes de azufre y superficiales más pequeñas que se pueden apreciar
dióxido de azufre, que se elevan hasta los 500 km. Su
tienen un tamaño de 2,5 km. Hay montañas escarpadas
superficie también posee más de cien montañas que han
de varios kilómetros de altura, mesetas formadas por
sido levantadas por la extrema compresión en la base de
materiales superpuestos en capas y muchas
la corteza de silicatos del satélite. Algunas de estas
montañas son más altas que el Monte Everest.3 depresiones irregulares llamadas calderas volcánicas.
Varias de las características oscuras parecidas a flujos
A diferencia de la mayoría de los satélites externos del corresponden a puntos calientes y pueden ser flujos
sistema solar, que se encuentran cubiertos de gruesas activos de lava. No hay accidentes geográficos que se
capas de hielo, Ío está compuesto principalmente de asemejan a cráteres de impacto, ya que la actividad
roca de silicato rodeando un núcleo de hierro derretido. volcánica cubre la superficie con nuevos depósitos
continuamente. La superficie de Ío es la más dinámica
Ío cumplió un papel importante en el desarrollo de la
astronomía durante los siglos XVII y XVIII, ayudando del sistema solar.

a la adopción del modelo heliocéntrico de Copérnico Descubrimiento


del sistema solar y de las Leyes de Kepler del Descubridor Simon Marius
movimiento planetario. La primera medición de la Galileo Galilei
velocidad de la luz fue realizada por Ole Rømer
Fecha 1610
midiendo el periodo de traslación de Ío.
Designaciones Júpiter I
Categoría Satélite galileano

Índice Estrella Júpiter


Elementos orbitales
Historia
Inclinación 0,040°
Características físicas
Semieje mayor 421 800 km
Vulcanismo Excentricidad 0,0041
Observación y exploración Elementos orbitales derivados

Véase también Periastro o perihelio 420 000 km (periapsis)

Referencias Apoastro o afelio 423 400 km (apoapsis)


Período orbital sideral 1 d 18 h 27,6 min
Bibliografía
Velocidad orbital 17,334 km/s
Enlaces externos
media
Radio orbital medio 421 600 km
Historia Satélite de Júpiter
Características físicas
Ío fue descubierta por Galileo el 7 de enero de 1610, Masa 8,94×1022 kg
fecha en que halló junto a Júpiter «tres estrellas fijas,
Volumen 2,53x1010 km³
totalmente invisibles por su pequeño tamaño», según
anotó en su diario. A la noche siguiente descubrió una Densidad 3,55 g/cm³
cuarta estrella, y en noches posteriores comprobó que Área de superficie 41 000 000 km²
orbitaban en torno al planeta, por lo que dedujo que Radio 1 821.6 kilómetros
eran satélites. Se trataba de Ío, Europa, Ganímedes y
Diámetro 3 643,2 km
Calisto. Galileo llamó inicialmente a estas lunas «astros
mediceos», en honor a su mecenas, Cosme II de Gravedad 1,81 m/s²
Médicis, pero la propuesta no gustó a otros astrónomos, Velocidad de escape 2 376 m/s
que buscaron alternativas; así, el alemán Simon Marius, Periodo de rotación 1d 18h 27,6m
quien aseguraba haber descubierto también las lunas
Inclinación axial 0°
incluso antes que Galileo, propuso nombres basados en
la mitología griega, que son los conocidos hoy día. Albedo 0,61
Galileo contraatacó proponiendo que se llamasen Características atmosféricas
Júpiter I, II, III y IV, nombres que fueron usados hasta Presión Trazas
principios del siglo XX, en que se recuperaron los
nombres propuestos por Marius. Las cuatro lunas de Temperatura -143,15 °C / 130 K
Júpiter son también conocidas como «satélites Composición Dióxido de 100%
galileanos».4 azufre
Cuerpo celeste
Características físicas Anterior Tebe
Siguiente Europa

A diferencia de la mayoría de los satélites del sistema


solar, Ío podría tener una composición química similar a
la de los planetas telúricos, principalmente compuestos de
rocas de silicatos. Datos recientes provenientes de la
misión Galileo indican que puede tener un núcleo de
hierro con un radio de unos 900 km.

Cuando la sonda Voyager 1 envió las primeras imágenes


cercanas de Ío en 1979, los científicos esperaban
encontrar numerosos cráteres cuya densidad
Comparación de Ío con la Tierra y la Luna proporcionaría datos sobre la edad del satélite.
Contrariamente a las expectativas, Ío no tenía cráteres. El
satélite tiene una actividad volcánica tan intensa que ha
borrado por completo las señales de cráteres de impactos pasados en su superficie. Además de los volcanes, la
superficie cuenta con la presencia de montañas no volcánicas, lagos de azufre fundido, calderas volcánicas de
varios kilómetros de profundidad y flujos extensos de varios cientos de kilómetros de largo, compuestos por
material fluido muy poco viscoso (posiblemente algún tipo de compuesto de azufre fundido y silicatos). El
azufre y sus compuestos adquieren una gran variedad de colores, responsables de la apariencia superficial del
satélite. Estudios en el infrarrojo desde la superficie terrestre muestran que algunas de las regiones más
calientes del satélite, cubiertas por flujos de lava, alcanzan temperaturas de hasta 2 000 K (aunque las
temperaturas medias son mucho más frías, cercanas más bien a los 130 K).

Ío podría tener una fina atmósfera compuesta de dióxido


de azufre y algunos otros gases. A diferencia de los
demás satélites galileanos, carece casi por completo de
agua. Esto es, probablemente, debido a que en la
formación de los satélites galileanos, Júpiter estaba tan
caliente que no permitió condensar los elementos más
volátiles en la región cercana al planeta. Sin embargo,
estos volátiles sí pudieron condensarse más lejos, dando
lugar a los demás satélites, que muestran una importante
presencia de hielo.
Modelo de la composición interna probable de Ío,
En cuanto al interior del satélite puede intuirse su con los nombres de las características principales
composición estudiando su densidad, la cual es
aproximadamente 3,5 g/cm³. La densidad de hierro es de
aproximadamente 5, y la de silicato es 3, de manera que el interior de Ío ha de estar hecho de material rocoso y
azufre.

En las profundidades de Ío se encuentra posiblemente un núcleo compuesto de elementos metálicos más


pesados tales como el hierro. Este núcleo es el que da lugar a la magnetosfera de este satélite.

Vulcanismo
Ío es el cuerpo del sistema
solar con mayor actividad
volcánica. Sus volcanes, a
diferencia de los terrestres,
expulsan dióxido de azufre.
La energía necesaria para
mantener esta actividad
volcánica proviene de la
disipación del calor generado Órbitas de Ío, Europa y Ganímedes
por los efectos de marea
Detalle de los volcanes de Ío
observados por la sonda Galileo
producidos por Júpiter,
Europa y Ganímedes, dado que los tres satélites se encuentran en un
caso particular de resonancia orbital llamada resonancia de Laplace.
Las mareas de roca sólida de Ío son ocho veces más altas que las provocadas en los océanos terrestres por la
interacción gravitacional con la Luna.

Algunas de las erupciones de Ío emiten material a más de 300 km de altura. La baja gravedad del satélite
permite que parte de este material sea permanentemente expulsado de la superficie, distribuyéndose en un
anillo de material que cubre su órbita. Posteriormente, parte de este material puede ser ionizado resultando
atrapado por el intenso campo magnético de Júpiter. Las partículas ionizadas del anillo orbital de Ío son
arrastradas por las líneas de campo magnético hasta la atmósfera superior de Júpiter donde se puede apreciar su
impacto con la atmósfera en longitudes de onda ultravioleta, tomando parte en la formación de las auroras
jovianas. La posición de Ío con respecto a la Tierra y Júpiter tiene también una fuerte influencia en las
emisiones de radio jovianas, que son mucho más intensas cuando Ío es visible.[cita requerida]

Observación y exploración
Durante los siguientes dos siglos y medio después de su descubrimiento, Ío se mantuvo como un punto de la
quinta magnitud imposible de resolver con un telescopio. Aun así, durante el siglo XVII los satélites galileanos
se emplearon para diversos propósitos como la determinación de la longitud,5 la validación de la tercera ley
de Kepler para el movimiento planetario o la medición del tiempo que requiere la luz para cruzar el espacio
que separa a Júpiter de la Tierra. A partir de las efemérides calculadas por astrónomos como Giovanni Cassini,
Pierre-Simon Laplace desarrolló una teoría matemática para explicar las órbitas resonantes de Ío, Europa y
Ganímedes.6 Esta resonancia es la causa de las diversas características geológicas de estos tres satélites.

Véase también
Satélites galileanos
Júpiter
Galileo (sonda espacial)

Referencias
edu/cgi-bin/nph-data_query?bibcode=2001J
1. Ridpath,Ian. Diccionario de astronomía (htt GR...10633201S&db_key=AST&link_type=A
p://books.google.de/books?id=YEUZI8MWA BSTRACT&high=45f9f8ee3004779).
RQC&lpg=PP1&hl=de&pg=PA385#v=onepa Journal of Geophysical Research 106 (E12):
ge&q&f=false) Serie Diccionarios Oxford 33201-33222.
Complutense. Editorial Complutense, 1999.
ISBN 978-84-89784-70-3. pp. 385-386 4. Bell, 2014, p. 128.
2. Lopes, R. M. C.; et al. (2004). «Lava Lakes 5. O'Connor, J. J.; Robertson, E. F. (1997).
Longitude and the Académie Royale (http://w
on Io: Observations of Io's Volcanic Activity
from Galileo NIMS During the 2001 Fly-bys» ww-groups.dcs.st-and.ac.uk/~history/HistTop
(http://adsabs.harvard.edu/cgi-bin/nph-data_ ics/Longitude1.html). University of St.
query?bibcode=2004Icar..169..140L&db_key Andrews. www-groups.dcs.st-and.ac.uk.
=AST&link_type=ABSTRACT&high=45f9f8e 6. Cruikshank, D. P.; Nelson, R. M. (2007). «A
e3003884). Icarus 169 (1): 140-174. history of the exploration of Io». En Lopes, R.
3. Schenk, P.; et al. (2001). «The Mountains of M. C.; Spencer, J. R. Io after Galileo.
Io: Global and Geological Perspectives from Springer-Praxis. pp. 5-33.
Voyager and Galileo» (http://adsabs.harvard.

Bibliografía
Bell, Jim (2014). El libro de la astronomía. Kerkdriel: Librero. ISBN 978-90-8998-357-2.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una galería multimedia sobre Ío.
Solarviews en español (http://www.solarviews.com/span/io.htm)
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Esta página se editó por última vez el 12 nov 2020 a las 13:58.

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