Civilizacion Japonesa Antigua
Civilizacion Japonesa Antigua
Civilizacion Japonesa Antigua
SEDE-Santiago
Civilizaciones antiguas
Civilización japonesa
Civilización japonesa
La historia de Japón es la sucesión de hechos acontecidos dentro del archipiélago japonés. Algunos de
estos hechos aparecen aislados e influenciados por la naturaleza geográfica de Japón como nación
insular, en tanto que otra serie de hechos, obedece a influencias foráneas como en el caso del Imperio
chino, el cual definió su idioma, su escritura y, también, su cultura política. Asimismo, otra de las
influencias foráneas fue la de origen occidental, lo que convirtió al país en una nación industrial,
ejerciendo con ello una esfera de influencia y una expansión territorial sobre el área del Pacífico. No
obstante, dicho expansionismo se detuvo tras la Segunda Guerra Mundial y el país se posicionó en un
esquema de nación industrial con vínculos a su tradición cultural.
El antiguo Japón es lo que los historiadores entienden que se refiere a los periodos más primitivos de la
historia japonesa. Dependiendo del punto de vista de estudio, este puede incluir o excluir el Paleolítico
japonés ubicado en la Edad de Piedra (100.000 a. C. - 10000 a. C.), así como los periodos Jomon (10000
a. C. - 300 a. C.) y Yayoi (900 a. C. - 300), que son nominados de acuerdo a lugares de las cercanías de
Tokio de acuerdo a los hallazgos arqueológicos de cerámica que corresponden a dichos periodos.
También incluye el periodo Kofun (250 - 238) que designa a los gigantescos túmulos de las tumbas reales
de dicho periodo.
Contexto geográfico
En el siglo VII a.c. el emperador Jinmu, fundo lo que se
conoce como Imperio Japonés. Se encontraba ubicado a lo
largo de la costa este del continente asiático del océano
Pacífico, ocupando un territorio de 374.744 Km2, que a su
vez está conformado por más de seis mil islas.
El paleolítico tardío, datado desde la excavación del sitio de Iwajuku de 1949 y del cual se ha obtenido
numerosa información desde los años 1960, se puede dividir en las siguientes tradiciones y fases:
Se cuenta con pocas evidencias sobre cómo vivían los habitantes de Japón durante este período,
además de que la presencia de humanos antes de 35 000 a. P. es controvertida. La transición entre este
y el siguiente período fue gradual y no se han encontrado indicios de una ruptura clara o de
inconformidad entre las dos culturas.
Se sabe que los primeros habitantes eran cazadores-recolectores que provenían del continente y que
utilizaban la piedra, pero no poseían cerámica o agricultura sedentaria.
Alrededor del 10000 a. C. los habitantes del Japón desarrollaron la cultura Jomon. Esta palabra del
japonés traduce la "cuerda marcada" y se refiere a un estilo de diseño de la cerámica. La cerámica Jomon
fue la primera de ese tipo en el mundo. Los hombres de la cultura jomon eran cazadores, recolectores y
pescadores y vivían en pequeñas tribus. Su cultura se extendió paulatinamente a todas las islas japonesas
y después cultivarían también granos. La cultura jomon duraría hasta el 250 cuando fue desplazada
abruptamente por la cultura Yayoi originaria de Kyūshū.
Se cuenta con pocas evidencias sobre cómo vivían los habitantes de Japón durante este período, además
de que la presencia de humanos antes de 35 000 a. P. es controvertida.1 La transición entre este y el
siguiente período fue gradual y no se han encontrado indicios de una ruptura clara o de inconformidad
entre las dos culturas.
Se sabe que los primeros habitantes eran cazadores-recolectores que provenían del continente y que
utilizaban la piedra, pero no poseían cerámica o agricultura sedentaria:
La cultura del período Yayoi es definida en Japón como la primera en implementar los métodos de
cultivo de arroz, así como el uso de metal, aunque arqueológicamente se clasifica mediante la
identificación de ciertos artefactos, especialmente los estilos de cerámica. Generalmente se considera
que esta época abarcó desde el 500 a. C. hasta el 300 de nuestra era, y está dividida a su vez en tres
subperíodos:
Los integrantes de la cultura Yayoi eran sumamente distintos físicamente a los de la cultura Jōmon, por
lo que existen tres teorías sobre el origen de los Yayoi:
1. Eran descendientes de los Jōmon, aunque sufrieron cambios fisiológicos debido al cambio en su
dieta y forma de vida.
2. Eran inmigrantes del continente (vía Corea).
3. Eran descendientes de la mezcla entre Jōmon e inmigrantes.
El uso del metal se diversificó, incluyendo desde espadas de bronce, espejos para ritos religiosos y armas
de hierro hasta herramientas agrícolas. Con la división del trabajo surgió una profunda estratificación en
la sociedad, estableciendo las clases gobernantes y sus súbditos, y dando como origen territorios o
cacicazgos.
Al final de este período existieron gran cantidad de cacicazgos, siendo uno de los más importantes
Yamatai-koku, el cual sentaría las bases de la nación emergente durante el período siguiente, y cuya
existencia se registra en las Crónicas de Wei. En dichas crónicas se registra la existencia de una nación
conocida en China como «Wa» bajo la dirección de una mujer llamada Himeko; probablemente la
Emperatriz Jingū.
El período Kofun toma su nombre de los kofun («tumba antigua» o «túmulo antiguo»); túmulos
funerarios en los que los miembros de la clase aristocrática eran enterrados junto con sus armas,
armaduras y espejos de bronce, y que generalmente solían tener la forma de un ojo de cerradura. Las
bases de estos túmulos variaban de tamaño, llegando algunos a ser tan grandes como las de las
pirámides de Egipto, reflejando la magnitud del poder de los gobernantes.
Durante este período Japón tuvo mucho contacto con China y Corea, especialmente con esta última.
Durante el año 400, un ejército de infantería acudió en auxilio del reino de Paekche, localizado en la
parte sureste de la península de Corea, pero sufrió una gran derrota a manos de la caballería del reino
de Koguryŏ, procedente del norte de la península.
El período Kofun marca el fin de la prehistoria y, debido a la falta de registros japoneses, la historia de
esta época depende de fuentes externas (primero de crónicas coreanas y posteriormente de las chinas),
así como de los escritos de inicios del período Nara, alrededor del siglo VIII. Aunque no se cuenta con
escritos provenientes de China que mencionen Japón entre los años 266 y 413, registros coreanos del
siglo IV proporcionan amplia información de las actividades del reino de Wa en la península coreana. Por
otro lado, los registros chinos, datados en el siglo V, muestran la estrecha relación entre el emergente
gobierno Yamato (ubicado en la actual prefectura de Nara) y China. Entre los años 413 y 502, los cinco
reyes de Wa, nombre con que son mencionados cinco monarcas de Japón, mantuvieron una estrecha
relación con dicho país, enviando emisarios continuamente.
El período Kofun generalmente se data entre los años 250/300-538/552, estando marcado el comienzo
por la construcción del primer kofun y el final por la fecha en que se considera que el budismo se
introdujo en Japón. Por otro lado, diversos historiadores y arqueólogos, como el caso de Charles T. Keally,
extienden el período hasta el año 710, por lo que los períodos Asuka y Hakuhō se considerarían
subperíodos del Kofun.
Organización social
Claramente por encima del ‘pueblo’ pero por debajo de la dinastía del emperador, existían algunas
categorías sociales que dominaban de una u otra forma al imperio japonés, ya sea con influencias o con
cargos directos. Entre ellas, destacamos:
Kuge: La aristocracia cortesana, la cual se ubicaba en la capital del imperio o alrededor de ella.
Dentro de los Kuge comunes se encontraban los parientes menos directos del Emperador y sus
respectivas familias, los seguirían los nobles de la Corte; y después los cortesanos. Mientras que
en la parte más sobresaliente de la escala social estaban los Kuge Imperiales, representados el
Emperador a la cabeza y su familia le seguían.
Buke: Era la nobleza militar o los Samurái que eran los guerreros de renombre. Los Jizamurai eran
samuráis que habían descendido en la escala social por ser pobres y que tenían que buscar otra
profesión, ya fuera como granjeros u otra labor. Finalmente, los Ronin, estos eran símbolo de
terror en la población, pues en su mayoría se dedicaban a resolver asuntos turbios, hecho que
les hacía ser de la más baja clase.
El Clero: La denominación social de este grupo realmente se le asimila a la de los Buke. La
diferencia estribaba en que eran considerados como análogos en todos los estratos sociales; por
eso, si un trabajador del campo se convertía en parte del clero, podía relacionarse con unos los
nobles imperiales o con los miembros de la corte. Sin embargo, si a quienes estaban no
pertenecían de esta clase social no disfrutaba de tales privilegios y se les tenía prohibido tomarse
libertades al respecto.
Bonge: Representaba a la clase vulga, o trabajadora, con una amplia variedad de ocupaciones y
posiciones, podían desempeñar labores de artesanos o agricultores campesinos. En los Bonge, la
clase superior eran aquellos que se dedicaban al cultivo y cuidado de la tierra, es decir por los
agricultores o granjeros. Muy de cerca a este grupo le seguían los artífices, aquellos los que
trabajaban en el ámbito del entretenimiento (ya fueran actores o geishas), y finalmente los
comerciantes.
Economía
En los territorios del campo y menos favorecidas, los molinos textiles para procesar la de seda y la
minería era la industria primordial. Sin embargo, cuando la economía del Imperio de Japón comenzó, el
lema político era «Estado rico y militar fuerte». De esta forma, la economía con metodología de corte
europeo fue importada y adaptada al modo japonés de trabajo.
Japón tomó gradualmente el control de gran parte de las actividades comercial de Asia para producir los
productos manufacturados, a partir de los textiles. La economía se hizo mercantilista y consistía en la
importación de materias primas y exportación productos manufacturados.
Adicionalmente, la gran fuerza militar de los japoneses fue considerada como esencial para defender
imperio y la prosperidad mediante la importación de aquellos recursos naturales que no se localizaban
en el país.
Religión
La religión tradicional de Japón es el sintoísmo. Originalmente consistió en prácticas y cultos locales de
naturaleza animista. Se adoraban deidades tutelares o kami; manifestadas en los ríos, montañas,
bosques, animales o seres humanos.
En el imperio japonés, el emperador era considerado descendiente directo de la diosa Sol o Amaterasu.
La genealógica histórica de los emperadores considerados dioses inicia en el 539 y llega a su fin en 1946,
cuando Hirohito renuncia a este tratamiento a través de una proclamación imperial.
Artes
El arte japonés es religioso, ceremonial y amante de la naturaleza. El arte japonés se divide en grandes
períodos, en términos de producción artística y desarrollos políticos importantes.
El arte japonés, como el resto de su filosofía –o, simplemente, su forma de ver la vida– es propenso a la
intuición, la falta de racionalidad, la expresión emocional y la sencillez de actos y pensamientos,
expresados a menudo de forma simbólica. Dos de sus características distintivas son la simplicidad y la
naturalidad: las manifestaciones artísticas son reflejo de la naturaleza, por lo que no requieren una
elaborada producción, sino que se basan en una economía de medios que otorga al arte una gran
trascendencia, como reflejo de algo más elevado que queda tan solo esbozado, sugerido, siendo
posteriormente interpretado por el espectador. Esta simplicidad provocó en pintura una tendencia hacia
el dibujo lineal, sin perspectiva, con abundancia de espacios vacíos, que sin embargo se integran
armoniosamente en el conjunto. En arquitectura, queda plasmada en diseños lineales, con planos
asimétricos, en una conjunción de elementos dinámicos y estáticos. A su vez, esta simplicidad está
relacionada con una innata naturalidad en la relación entre el arte y la naturaleza, que para los japoneses
es reflejo de su vida interior, y la sienten con un delicado sentimiento de melancolía, casi de tristeza. En
especial, el transcurrir de las estaciones les provoca una sensación de transitoriedad, viendo en la
evolución de la naturaleza lo efímero de la vida. Esta naturalidad se refleja especialmente en la
arquitectura, que se integra de forma armoniosa en su entorno, como se denota en la utilización de
materiales naturales, sin trabajar, mostrando su aspecto rugoso, áspero, inacabado. En Japón,
naturaleza, vida y arte están indisolublemente unidos, y la realización artística es un símbolo de la
totalidad del universo.
En Japón, el arte pretende conseguir la armonía universal, yendo más allá de la materia para encontrar
el principio generador de vida. La estética japonesa busca encontrar el sentido de la vida por medio del
arte: belleza equivale a armonía, a creatividad; es un impulso poético, un camino sensorial que lleva a la
realización de la obra, que no tiene finalidad en sí, sino que va más allá. La belleza es una categoría
ontológica, que remite a la existencia: consiste en alcanzar el sentido con el todo. Como dijo Suzuki
Daisetsu: «la belleza no está en la forma exterior, sino en el significado que expresa». El arte no está
basado en las cualidades sensibles, sino en las sugestivas; no ha de ser perfecto, sino expresar una
cualidad que lleve a la totalidad. Se pretende captar lo esencial a través de la parte, que sugiere la
totalidad: el vacío es un complemento de aquello que existe. En la filosofía oriental hay una unidad entre
materia y espíritu, predominando la contemplación y comunión con la naturaleza, por vía de adhesión
interior, de intuición. En Japón, el arte (gei), tiene un sentido más trascendente, más inmaterial que el
concepto de arte aplicado en Occidente: es cualquier manifestación del espíritu –entendido como
energía vital, como esencia que insufla vida a nuestro cuerpo–, haciendo que éste se desarrolle y
evolucione, consiguiendo una unidad entre cuerpo, mente y espíritu.
En este período encontramos las primeras muestras de pintura, como en el enterramiento real de
Ōtsuka y las tumbas en forma de dolmen de Kyūshū (siglos V-VI), decoradas con escenas de caza, guerra,
caballos, pájaros y barcos, o bien con espirales y círculos concéntricos. Eran pinturas murales, elaboradas
con rojo hematites, negro carbón, amarillo ocre, blanco caolín y verde clorito. Uno de los dibujos
representativos de esta época es el llamado chokkomon, compuesto de líneas rectas y arcos trazados
sobre diagonales o cruces, y presente en paredes de tumbas, sarcófagos, estatuas haniwa y espejos de
bronce.
Arquitectura
Escultura
La escultura japonesa de los tiempos más antiguos está dotada de una extraordinaria fuerza expresiva,
adquiere valores de espiritualidad que superan a la escultura china, que le sirve de modelo. Las mejores
piezas de escultura budista del Japón tienen una cualidad que no se
encuentra en otras culturas: junto a la expresión de inalterable paz interior,
de profunda espiritualidad, se da una gran cercanía humana.
Pintura
Música
La música japonesa tuvo sus primeras manifestaciones en las honkyoku («piezas originales»), que se
remontan al siglo XIX a. C., así como el min'yō, canciones folklóricas japonesas. Los ritos sintoístas tenían
coros que recitaban un trino lento acompañado de flauta de bambú (yamate-bue) y cítara de seis cuerdas
(yamato-goto). La principal modalidad de música y danza sintoísta es la kagura, sobre el mito de
Amaterasu, diosa del sol. Se ejecuta con los instrumentos mencionados, y otros como el hichiriki (oboe)
y tambores como el o-kakko y el o-daiko.
Literatura
La literatura japonesa tiene una fuerte influencia china, debido sobre todo a la
adopción de la escritura china. Utilizan los mismos instrumentos que los
occidentales, es decir, lápices y bolígrafos. Sin embargo, el pincel es por tradición
la base para la enseñanza de la caligrafía japonesa (Shodo). La buena escritura a
mano se considera en el Japón como referente de la personalidad y la buena
caligrafía a pincel una forma elevada de expresión artística.
Cerámica
-Los Samurais: Secta de guerreros regidos por su código de honor, el bushido de la Edad media hasta el
siglo XIX. Muchas de sus técnicas fueron tomadas por militares de distintos países.
-El Karate do: Arte marcial japonés más popular en todo el mundo, pues el cuerpo es una herramienta
de lucha.