Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Civilizacion Japonesa Antigua

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE SANTIAGO, UTESA

Reforma del presente con visión de futuro

SEDE-Santiago

“Año de la Transformación Digital”

Docente: Cecilia Guzmán


Cuatrimestres 3-2020
Clave: ARQ-120-001
Nombre de la Asignatura: Hist. Arte y Cult. 1
Estudiante: Karla Díaz De la Rosa
Matricula: 1-20-2530

Civilizaciones antiguas
Civilización japonesa
Civilización japonesa
La historia de Japón es la sucesión de hechos acontecidos dentro del archipiélago japonés. Algunos de
estos hechos aparecen aislados e influenciados por la naturaleza geográfica de Japón como nación
insular, en tanto que otra serie de hechos, obedece a influencias foráneas como en el caso del Imperio
chino, el cual definió su idioma, su escritura y, también, su cultura política. Asimismo, otra de las
influencias foráneas fue la de origen occidental, lo que convirtió al país en una nación industrial,
ejerciendo con ello una esfera de influencia y una expansión territorial sobre el área del Pacífico. No
obstante, dicho expansionismo se detuvo tras la Segunda Guerra Mundial y el país se posicionó en un
esquema de nación industrial con vínculos a su tradición cultural.

El antiguo Japón es lo que los historiadores entienden que se refiere a los periodos más primitivos de la
historia japonesa. Dependiendo del punto de vista de estudio, este puede incluir o excluir el Paleolítico
japonés ubicado en la Edad de Piedra (100.000 a. C. - 10000 a. C.), así como los periodos Jomon (10000
a. C. - 300 a. C.) y Yayoi (900 a. C. - 300), que son nominados de acuerdo a lugares de las cercanías de
Tokio de acuerdo a los hallazgos arqueológicos de cerámica que corresponden a dichos periodos.
También incluye el periodo Kofun (250 - 238) que designa a los gigantescos túmulos de las tumbas reales
de dicho periodo.

Contexto geográfico
En el siglo VII a.c. el emperador Jinmu, fundo lo que se
conoce como Imperio Japonés. Se encontraba ubicado a lo
largo de la costa este del continente asiático del océano
Pacífico, ocupando un territorio de 374.744 Km2, que a su
vez está conformado por más de seis mil islas.

Fue durante la Primera Guerra Mundial que Japón solidificó


su posición en el Lejano Oriente al desplegar la armada más
poderosa de Asia.

El país está ubicado al noreste de China y de Taiwán


(separado por el mar de China Oriental), levemente al este
de Corea (separado por el mar del Japón) y al sur de Siberia,
Rusia. Las cinco islas principales, de norte a sur, son
Hokkaidō, Honshu, Shikoku, Kyushu y Okinawa. La isla de
Okinawa (600 km al sudoeste de Kyushu) les sigue en
magnitud. Cerca del 73 % del país es montañoso, cada isla
cuenta con su cadena montañosa.
Mapa del imperio japones
Historia
Por definición, el período paleolítico en Japón finalizó con la aparición de las primeras técnicas de
cerámica, al final del último periodo glacial, hace 13 000-10 000 años a. P. La datación del inicio del
paleolítico es motivo de amplia controversia, aunque en general se acepta que este período se encontró
entre los años 50/35 000-13/9500 a. P.

El paleolítico tardío, datado desde la excavación del sitio de Iwajuku de 1949 y del cual se ha obtenido
numerosa información desde los años 1960, se puede dividir en las siguientes tradiciones y fases:

Se cuenta con pocas evidencias sobre cómo vivían los habitantes de Japón durante este período,
además de que la presencia de humanos antes de 35 000 a. P. es controvertida. La transición entre este
y el siguiente período fue gradual y no se han encontrado indicios de una ruptura clara o de
inconformidad entre las dos culturas.

Se sabe que los primeros habitantes eran cazadores-recolectores que provenían del continente y que
utilizaban la piedra, pero no poseían cerámica o agricultura sedentaria.

Alrededor del 10000 a. C. los habitantes del Japón desarrollaron la cultura Jomon. Esta palabra del
japonés traduce la "cuerda marcada" y se refiere a un estilo de diseño de la cerámica. La cerámica Jomon
fue la primera de ese tipo en el mundo. Los hombres de la cultura jomon eran cazadores, recolectores y
pescadores y vivían en pequeñas tribus. Su cultura se extendió paulatinamente a todas las islas japonesas
y después cultivarían también granos. La cultura jomon duraría hasta el 250 cuando fue desplazada
abruptamente por la cultura Yayoi originaria de Kyūshū.

Se cuenta con pocas evidencias sobre cómo vivían los habitantes de Japón durante este período, además
de que la presencia de humanos antes de 35 000 a. P. es controvertida.1 La transición entre este y el
siguiente período fue gradual y no se han encontrado indicios de una ruptura clara o de inconformidad
entre las dos culturas.

Se sabe que los primeros habitantes eran cazadores-recolectores que provenían del continente y que
utilizaban la piedra, pero no poseían cerámica o agricultura sedentaria:

La cultura del período Yayoi es definida en Japón como la primera en implementar los métodos de
cultivo de arroz, así como el uso de metal, aunque arqueológicamente se clasifica mediante la
identificación de ciertos artefactos, especialmente los estilos de cerámica. Generalmente se considera
que esta época abarcó desde el 500 a. C. hasta el 300 de nuestra era, y está dividida a su vez en tres
subperíodos:

Los integrantes de la cultura Yayoi eran sumamente distintos físicamente a los de la cultura Jōmon, por
lo que existen tres teorías sobre el origen de los Yayoi:
1. Eran descendientes de los Jōmon, aunque sufrieron cambios fisiológicos debido al cambio en su
dieta y forma de vida.
2. Eran inmigrantes del continente (vía Corea).
3. Eran descendientes de la mezcla entre Jōmon e inmigrantes.

El uso del metal se diversificó, incluyendo desde espadas de bronce, espejos para ritos religiosos y armas
de hierro hasta herramientas agrícolas. Con la división del trabajo surgió una profunda estratificación en
la sociedad, estableciendo las clases gobernantes y sus súbditos, y dando como origen territorios o
cacicazgos.

Al final de este período existieron gran cantidad de cacicazgos, siendo uno de los más importantes
Yamatai-koku, el cual sentaría las bases de la nación emergente durante el período siguiente, y cuya
existencia se registra en las Crónicas de Wei. En dichas crónicas se registra la existencia de una nación
conocida en China como «Wa» bajo la dirección de una mujer llamada Himeko; probablemente la
Emperatriz Jingū.

El período Kofun toma su nombre de los kofun («tumba antigua» o «túmulo antiguo»); túmulos
funerarios en los que los miembros de la clase aristocrática eran enterrados junto con sus armas,
armaduras y espejos de bronce, y que generalmente solían tener la forma de un ojo de cerradura. Las
bases de estos túmulos variaban de tamaño, llegando algunos a ser tan grandes como las de las
pirámides de Egipto, reflejando la magnitud del poder de los gobernantes.

Durante este período Japón tuvo mucho contacto con China y Corea, especialmente con esta última.
Durante el año 400, un ejército de infantería acudió en auxilio del reino de Paekche, localizado en la
parte sureste de la península de Corea, pero sufrió una gran derrota a manos de la caballería del reino
de Koguryŏ, procedente del norte de la península.

El período Kofun marca el fin de la prehistoria y, debido a la falta de registros japoneses, la historia de
esta época depende de fuentes externas (primero de crónicas coreanas y posteriormente de las chinas),
así como de los escritos de inicios del período Nara, alrededor del siglo VIII. Aunque no se cuenta con
escritos provenientes de China que mencionen Japón entre los años 266 y 413, registros coreanos del
siglo IV proporcionan amplia información de las actividades del reino de Wa en la península coreana. Por
otro lado, los registros chinos, datados en el siglo V, muestran la estrecha relación entre el emergente
gobierno Yamato (ubicado en la actual prefectura de Nara) y China. Entre los años 413 y 502, los cinco
reyes de Wa, nombre con que son mencionados cinco monarcas de Japón, mantuvieron una estrecha
relación con dicho país, enviando emisarios continuamente.

El período Kofun generalmente se data entre los años 250/300-538/552, estando marcado el comienzo
por la construcción del primer kofun y el final por la fecha en que se considera que el budismo se
introdujo en Japón. Por otro lado, diversos historiadores y arqueólogos, como el caso de Charles T. Keally,
extienden el período hasta el año 710, por lo que los períodos Asuka y Hakuhō se considerarían
subperíodos del Kofun.

Según la datación de Keally, la cronología del período quedaría de la siguiente forma:


El gobierno de la corte de Yamato se centró en un Kimi ( «rey»), pero a partir del siglo V el mandatario
era llamado Ōkimi ( «gran rey»). El título Tennō («emperador»), el cual se usa hasta nuestros días, fue
utilizado a partir del mandato del emperador Tenmu.

Organización social
Claramente por encima del ‘pueblo’ pero por debajo de la dinastía del emperador, existían algunas
categorías sociales que dominaban de una u otra forma al imperio japonés, ya sea con influencias o con
cargos directos. Entre ellas, destacamos:

 Kuge: La aristocracia cortesana, la cual se ubicaba en la capital del imperio o alrededor de ella.
Dentro de los Kuge comunes se encontraban los parientes menos directos del Emperador y sus
respectivas familias, los seguirían los nobles de la Corte; y después los cortesanos. Mientras que
en la parte más sobresaliente de la escala social estaban los Kuge Imperiales, representados el
Emperador a la cabeza y su familia le seguían.
 Buke: Era la nobleza militar o los Samurái que eran los guerreros de renombre. Los Jizamurai eran
samuráis que habían descendido en la escala social por ser pobres y que tenían que buscar otra
profesión, ya fuera como granjeros u otra labor. Finalmente, los Ronin, estos eran símbolo de
terror en la población, pues en su mayoría se dedicaban a resolver asuntos turbios, hecho que
les hacía ser de la más baja clase.
 El Clero: La denominación social de este grupo realmente se le asimila a la de los Buke. La
diferencia estribaba en que eran considerados como análogos en todos los estratos sociales; por
eso, si un trabajador del campo se convertía en parte del clero, podía relacionarse con unos los
nobles imperiales o con los miembros de la corte. Sin embargo, si a quienes estaban no
pertenecían de esta clase social no disfrutaba de tales privilegios y se les tenía prohibido tomarse
libertades al respecto.
 Bonge: Representaba a la clase vulga, o trabajadora, con una amplia variedad de ocupaciones y
posiciones, podían desempeñar labores de artesanos o agricultores campesinos. En los Bonge, la
clase superior eran aquellos que se dedicaban al cultivo y cuidado de la tierra, es decir por los
agricultores o granjeros. Muy de cerca a este grupo le seguían los artífices, aquellos los que
trabajaban en el ámbito del entretenimiento (ya fueran actores o geishas), y finalmente los
comerciantes.

Economía
En los territorios del campo y menos favorecidas, los molinos textiles para procesar la de seda y la
minería era la industria primordial. Sin embargo, cuando la economía del Imperio de Japón comenzó, el
lema político era «Estado rico y militar fuerte». De esta forma, la economía con metodología de corte
europeo fue importada y adaptada al modo japonés de trabajo.

Japón tomó gradualmente el control de gran parte de las actividades comercial de Asia para producir los
productos manufacturados, a partir de los textiles. La economía se hizo mercantilista y consistía en la
importación de materias primas y exportación productos manufacturados.

Adicionalmente, la gran fuerza militar de los japoneses fue considerada como esencial para defender
imperio y la prosperidad mediante la importación de aquellos recursos naturales que no se localizaban
en el país.

Religión
La religión tradicional de Japón es el sintoísmo. Originalmente consistió en prácticas y cultos locales de
naturaleza animista. Se adoraban deidades tutelares o kami; manifestadas en los ríos, montañas,
bosques, animales o seres humanos.

En el imperio japonés, el emperador era considerado descendiente directo de la diosa Sol o Amaterasu.
La genealógica histórica de los emperadores considerados dioses inicia en el 539 y llega a su fin en 1946,
cuando Hirohito renuncia a este tratamiento a través de una proclamación imperial.

Artes
El arte japonés es religioso, ceremonial y amante de la naturaleza. El arte japonés se divide en grandes
períodos, en términos de producción artística y desarrollos políticos importantes.

El arte japonés, como el resto de su filosofía –o, simplemente, su forma de ver la vida– es propenso a la
intuición, la falta de racionalidad, la expresión emocional y la sencillez de actos y pensamientos,
expresados a menudo de forma simbólica. Dos de sus características distintivas son la simplicidad y la
naturalidad: las manifestaciones artísticas son reflejo de la naturaleza, por lo que no requieren una
elaborada producción, sino que se basan en una economía de medios que otorga al arte una gran
trascendencia, como reflejo de algo más elevado que queda tan solo esbozado, sugerido, siendo
posteriormente interpretado por el espectador. Esta simplicidad provocó en pintura una tendencia hacia
el dibujo lineal, sin perspectiva, con abundancia de espacios vacíos, que sin embargo se integran
armoniosamente en el conjunto. En arquitectura, queda plasmada en diseños lineales, con planos
asimétricos, en una conjunción de elementos dinámicos y estáticos. A su vez, esta simplicidad está
relacionada con una innata naturalidad en la relación entre el arte y la naturaleza, que para los japoneses
es reflejo de su vida interior, y la sienten con un delicado sentimiento de melancolía, casi de tristeza. En
especial, el transcurrir de las estaciones les provoca una sensación de transitoriedad, viendo en la
evolución de la naturaleza lo efímero de la vida. Esta naturalidad se refleja especialmente en la
arquitectura, que se integra de forma armoniosa en su entorno, como se denota en la utilización de
materiales naturales, sin trabajar, mostrando su aspecto rugoso, áspero, inacabado. En Japón,
naturaleza, vida y arte están indisolublemente unidos, y la realización artística es un símbolo de la
totalidad del universo.

En Japón, el arte pretende conseguir la armonía universal, yendo más allá de la materia para encontrar
el principio generador de vida. La estética japonesa busca encontrar el sentido de la vida por medio del
arte: belleza equivale a armonía, a creatividad; es un impulso poético, un camino sensorial que lleva a la
realización de la obra, que no tiene finalidad en sí, sino que va más allá. La belleza es una categoría
ontológica, que remite a la existencia: consiste en alcanzar el sentido con el todo. Como dijo Suzuki
Daisetsu: «la belleza no está en la forma exterior, sino en el significado que expresa». El arte no está
basado en las cualidades sensibles, sino en las sugestivas; no ha de ser perfecto, sino expresar una
cualidad que lleve a la totalidad. Se pretende captar lo esencial a través de la parte, que sugiere la
totalidad: el vacío es un complemento de aquello que existe. En la filosofía oriental hay una unidad entre
materia y espíritu, predominando la contemplación y comunión con la naturaleza, por vía de adhesión
interior, de intuición. En Japón, el arte (gei), tiene un sentido más trascendente, más inmaterial que el
concepto de arte aplicado en Occidente: es cualquier manifestación del espíritu –entendido como
energía vital, como esencia que insufla vida a nuestro cuerpo–, haciendo que éste se desarrolle y
evolucione, consiguiendo una unidad entre cuerpo, mente y espíritu.

Período Jomon (11000 a.C.-500 a.C.)

Durante el mesolítico y el neolítico Japón se mantuvo aislado del


continente, por lo que toda su producción fue autóctona, aunque de
escasa relevancia. Eran sociedades semisedentarias, que habitaban en
pequeñas aldeas con casas excavadas en la tierra, obteniendo sus recursos
alimentarios principalmente del bosque (ciervos, jabalíes, frutos secos) y
del mar (peces, crustáceos, mamíferos marinos). Estas sociedades tenían
una elaborada organización del trabajo, y estaban preocupadas en la
medición del tiempo, como lo demuestran diversos restos de disposiciones
circulares de piedras en Oyu y Komakino, que actuaban como relojes
solares. Al parecer, tenían unidades de medida estandarizadas, como dan Recipiente de terracotta del período
fe diversos edificios construidos según determinados patrones. Jomon
En los diversos yacimientos Jōmon se han hallado instrumentos de hueso y piedras pulimentadas,
cerámica y figuras antropomorfas. Cabe señalar que la cerámica Jōmon es la más antigua producida por
el ser humano: los primeros restos de una rudimentaria alfarería datan del 11.000 a.C., en pequeños
recipientes trabajados a mano, de lados pulidos e interiores amplios, con un sentido funcional y
decoración austera. Los principales yacimientos de cerámica Jōmon son: Taishakukyo, Torihama, Togari-
ishi, Natsushima, Kamo y Okinohara en la isla de Honshū; Sobata en la isla de Kyūshū; y Hamanasuno y
Tokoro en la isla de Hokkaidō.

Aparte de vasos, se construyeron en cerámica diversas figurillas en forma humana o animal,


construidas por partes, por lo que se han hallado pocos restos de piezas enteras. Las de forma
antropomórfica pueden tener atributos masculinos o femeninos, y también se han hallado algunas de
signo andrógino. Algunas presentan un vientre abultado, por lo que posiblemente estaban ligadas al
culto a la fertilidad. Es de remarcar la precisión en los detalles que muestran algunas figuras, como
peinados elaborados, tatuajes y vestidos decorativos. Parece ser que en esas sociedades tenía gran
relevancia el adorno corporal, principalmente en las orejas, con pendientes de cerámica de diversa
manufactura, decorados con pigmentos rojos. En Chiamigaito (isla de Honshū) se han encontrado más
de 1.000 de estos adornos, lo que hace suponer un taller local de elaboración de estos productos.
También datan de esta época diversas máscaras que denotan un trabajo individualizado de los rostros.
Igualmente, se elaboraban diversos tipos de abalorios de jadeíta verde, y conocían el trabajo de la laca,
como demuestran varias horquillas halladas en Torihama. También se han hallado restos de espadas de
marfil, hueso o astas de animales

Período Yayoi (500 a.C.-300 d.C.)

La cultura Yayoi apareció en la isla de Kyūshū en torno al 400-300 a.C.,


pasando a Honshū, donde fue desplazando progresivamente a la cultura
Jōmon. Durante este período se difundió un tipo de sepulturas de gran
tamaño con cámara y túmulo ornamentado con cilindros de terracota
con figuras humanas y de animales. Los poblados estaban cercados por
zanjas, y aparecieron diversos utensilios relacionados con la agricultura
(especialmente una herramienta de piedra en forma de media luna
usada para la cosecha), así como diversas armas, como arcos y flechas
con punta de piedra pulida. La cerámica se producía con torno,
principalmente tarros de cuello ancho, botes con tapa, platos anchos,
tazas con asas y botellas de cuello estrecho. Eran de superficie
pulimentada, con decoración simple, principalmente de incisiones,
punteados y serpentinas en zig-zag. La principal modalidad fue un vaso
con forma de jarra denominado tsubo.

Destacó el trabajo con metales, principalmente el bronce, como las


campanas denominadas dotaku, que servían de objetos ceremoniales, Vaso Yatoi procedenten de Tokio
decoradas con espirales (ryusui) en forma de agua que fluye, o bien
animales en relieve (principalmente ciervos, pájaros, insectos y anfibios), así como escenas de caza,
pesca y trabajos agrícolas, especialmente los relacionados con el arroz. El ciervo parece ser que tenía
una especial significación, quizá ligada con alguna divinidad: en muchos yacimientos se han encontrado
multitud de omóplatos de ciervo con incisiones o marcas hechas con fuego, por lo que estaría ligado a
algún tipo de ritual. Otros objetos decorativos hallados en yacimientos Yayoi son: espejos, espadas,
diversos abalorios y magatama (piezas de jade y ágata en forma de anacardo, que servían de joyas de la
fertilidad).

Período Kofun (300-552)

Esta era supuso la consolidación del estado central imperial, que


controlaba los principales recursos, como el hierro y el oro. La arquitectura
se desarrolló preferentemente en el terreno funerario, con unas
características tumbas de cámara y de corredor llamadas kofun («tumba
antigua»), sobre las que se elevaban túmulos de tierra de grandes
proporciones. Destacan las grandes sepulturas de los emperadores Ōjin
(346-395) y Nintoku (395-427), donde aparecieron diversas joyas, armas,
sarcófagos de piedra o terracota, cerámica y unas figuras antropomórficas
de terracota llamadas haniwa, formadas por un pedestal cilíndrico y un
medio busto. Estas estatuillas eran de unos 60 centímetros, sin apenas
expresión, tan solo unas hendiduras en los ojos y la boca, aunque
constituyen una muestra de gran relevancia del arte de esta época. Según
su vestimenta y utensilios se distinguen diversos oficios en estas figuras,
como granjeros, soldados, sacerdotisas, cortesanas, músicos y bailarines. A
finales de este período también aparecieron figurillas de animales,
especialmente ciervos, perros, caballos, jabalís, gatos, pollos, ovejas y
peces. Se han hallado gran variedad de armas (equipos de arqueros,
coronas con joyas matagama, estribos de bronce), lo que denota la
importancia del estamento militar en esta época, cuyos rasgos estilísticos Haniwa de soldado (Funazuka Kofun)
están emparentados con la cultura Silla de Corea, al igual que un tipo de
cerámica denominada Sueki, oscura y de gran finura, con accesorios tintineantes.

En este período encontramos las primeras muestras de pintura, como en el enterramiento real de
Ōtsuka y las tumbas en forma de dolmen de Kyūshū (siglos V-VI), decoradas con escenas de caza, guerra,
caballos, pájaros y barcos, o bien con espirales y círculos concéntricos. Eran pinturas murales, elaboradas
con rojo hematites, negro carbón, amarillo ocre, blanco caolín y verde clorito. Uno de los dibujos
representativos de esta época es el llamado chokkomon, compuesto de líneas rectas y arcos trazados
sobre diagonales o cruces, y presente en paredes de tumbas, sarcófagos, estatuas haniwa y espejos de
bronce.
Arquitectura

El material de construcción utilizado tradicionalmente en Japón ha sido


la madera. Las columnas de madera se han utilizado como estructuras
de carga, lo que ha permitido una estructura interior flexible con
paredes ligeras y móviles y una mejor resistencia a los terremotos. La
decoración en la arquitectura tradicional más pura no es muy popular.
Los rasgos característicos de los edificios han sido la fuerte
rectangularidad y la posición dominante del techo, generalmente el
techo, como elemento visual.

La arquitectura japonesa ha sido particularmente influenciada por la


arquitectura china, que es más ornamentada que la arquitectura
japonesa. El lenguaje de diseño chino es más fuerte en la arquitectura
budista, que comenzó con la llegada de la religión en el siglo v. Los
primeros complejos de edificios budistas significativos incluyen el área
de templos budistas más antigua de Japón, Hōryū-ji de principios del
siglo vi y Tōdai-ji del siglo vii. Sin embargo, incluso en los templos
budistas, la arquitectura, como el diseño de los edificios, se modificó
para adaptarse a los gustos japoneses. La arquitectura del santuario
sintoísta, a su vez, nació de la tradición japonesa, aunque adoptó
algunas características de la arquitectura budista. Sus unidades básicas
son un edificio de madera con techo con vista a los pilares y un arco torii.
Desde el período Heian, la arquitectura japonesa, como muchas otras formas de arte, se ha dividido en
estilos chinos y japoneses: arquitectura pública con influencia china y una arquitectura residencial más
informal, de estilo japonés. Dentro de sus características principales tenemos:

 La colocación de bellísimos jardines alrededor de las construcciones en la que se plantan arboles


de todos tipos con carácter simbólico-religioso es muy característico en su arquitectura.
 El principal material de construcción es la madera con elementos de anclaje y fijación también
de madera
 Utilización de alero o socorren llamado ¨Noki¨ sostenido al igual que a los tejados por zapatas o
Masu-gumi.
 Uso cuidadoso y preferente de colores naturales para dar acabado a sus construcciones
 El mobiliario es muy característico. En general es escaso y de poca altura, utilizándose
frecuentemente el piso para sentarse, dormir, comer, apoyándose en cojines y sobre alfombras
o tapetes.

Escultura

La escultura japonesa de los tiempos más antiguos está dotada de una extraordinaria fuerza expresiva,
adquiere valores de espiritualidad que superan a la escultura china, que le sirve de modelo. Las mejores
piezas de escultura budista del Japón tienen una cualidad que no se
encuentra en otras culturas: junto a la expresión de inalterable paz interior,
de profunda espiritualidad, se da una gran cercanía humana.

Los materiales que utilizaban eran el bronce (influencia china), la madera,


la laca y la seda.

Tradicionalmente, la escultura japonesa y sus técnicas fueron derivadas de


las tradiciones budistas y shinto. Una de las esculturas más antiguas hechas
en Japón son de la prehistoria en el período Jōmon, Dogū, asociados a diosas Escultura de Shogen en Todai-ji
y más adelante en el período Kofun aparecieron los Haniwa que representan
personas, caballos y edificios, por ejemplo. La tradición monumental de la escultura comenzó en Japón
con el advenimiento del budismo en el siglo v. Como casi no había tradición, la escultura china y coreana
y las imágenes budistas de la India se adoptaron como tales. En las primeras esculturas se usaba bronce
como material, pero también arcilla y barniz. A fines del siglo vii, la escultura comenzó a tomar formas
más originales, y la madera de fácil acceso se estableció como el material más utilizado, al menos en
parte debido al sintoísmo por lo que se crearon las primeras esculturas sintoístas. La piedra apenas se
usó en Japón.

Pintura

El arte japonés tiene notas diferenciales muy características, que le


distinguen del resto de Oriente, tanto de la India como de China. Una
primera característica de la pintura es la simplicidad.

La fuerza expresiva del arte nipón emerge precisamente de su simplicidad:


al artista le bastan unas pinceladas para plasmar una obra llena de valores
surgentes, de ahí la tendencia al dibujo lineal.

El pincel es la herramienta de escritura tradicional, y la extensión de ello a


su uso como herramienta artística fue probablemente natural. Las técnicas
nativas japonesas aún están vigentes, así como las técnicas adoptadas de
Asia continental y de Occidente.Pintaban sobre seda o papel con pinceles y
utilizaban colores de origen vegetal.

Música

La música japonesa tuvo sus primeras manifestaciones en las honkyoku («piezas originales»), que se
remontan al siglo XIX a. C., así como el min'yō, canciones folklóricas japonesas. Los ritos sintoístas tenían
coros que recitaban un trino lento acompañado de flauta de bambú (yamate-bue) y cítara de seis cuerdas
(yamato-goto). La principal modalidad de música y danza sintoísta es la kagura, sobre el mito de
Amaterasu, diosa del sol. Se ejecuta con los instrumentos mencionados, y otros como el hichiriki (oboe)
y tambores como el o-kakko y el o-daiko.

Literatura

La literatura japonesa tiene una fuerte influencia china, debido sobre todo a la
adopción de la escritura china. Utilizan los mismos instrumentos que los
occidentales, es decir, lápices y bolígrafos. Sin embargo, el pincel es por tradición
la base para la enseñanza de la caligrafía japonesa (Shodo). La buena escritura a
mano se considera en el Japón como referente de la personalidad y la buena
caligrafía a pincel una forma elevada de expresión artística.

El testimonio más antiguo conservado es el Kojiki (Relatos de cosas antiguas),


especie de historia universal de corte mítico y teogónico. Otro testimonio de
relevancia es el Nihonshoki (Anales de Japón). La poesía está representada por
el Man'yōshū (Colección de diez mil hojas), antología de poemas de diverso
signo, con gran variedad temática y estilística, redactado por varios autores
entre los que destacan Otomo Yakamochi y Yamanoue Okura.

Cerámica

El arte de la cerámica es indiscutiblemente una de las artes


más importantes y relevantes de la cultura japonesa, siendo
ésta una de las más antiguas del mundo. Durante el llamado
período Momoyama de la historia japonesa, varios pueblos
desarrollaron cerámicas de mucha calidad con características
propias regionales. También en este período es donde nace
la creativa cerámica para la ceremonia del del té, esta cerámica era pobre, imperfecta, irregular y debía
transmitir una intuición de la belleza.

Las artes del papel

Esta técnica comenzó utilizándose en china para textos e imágenes religiosas,


en Japón se siguió utilizando con la finalidad religiosa hasta principios del siglo
XVIII donde se empleó en imágenes de carácter no religioso. Otro uso muy
importante en Japón del papel es para el origami.

El origami es el arte consistente en el plegado de papel para obtener figuras


de formas variadas. En él no se utilizan tijeras ni pegamento o grapas, tan solo
el papel y las manos. Aun así, con sólo algunas hojas de papel pueden
obtenerse distintos cuerpos geométricos (inclusi poliedros) y figuras parecidas a la realidad (animales,
personas, flores, objetos, etc.).
Aportes de la cultura japonesa
-El budismo zen: su corriente particular en el Japón, dio cabida al desarrollo de monasterios, templos y
jardines zen, siendo los más espectaculares del mundo. Propagándolo por todo el mundo.

-Los Samurais: Secta de guerreros regidos por su código de honor, el bushido de la Edad media hasta el
siglo XIX. Muchas de sus técnicas fueron tomadas por militares de distintos países.

-El Karate do: Arte marcial japonés más popular en todo el mundo, pues el cuerpo es una herramienta
de lucha.

-El Origami: Arte de figuras de papel.

También podría gustarte