Predica Paola 19112020
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Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. Lleven con ustedes todas las
armas de Dios para que puedan resistir las maniobras del diablo. Pues no nos estamos
enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus
fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.
Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en
la fila valiéndose de todas sus armas. Tomen la verdad como cinturón y la justicia como coraza;
estén bien calzados, listos para propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el
escudo de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen el
casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios.
Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común
y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los
santos, sus hermanos.
Preparándonos para la batalla
Lo primero es fortalecernos en el Señor. ¡De él viene nuestra fuerza! Esta llega cuando
reconocemos que dependemos de Dios, lo buscamos en oración, leemos su Palabra y escuchamos
su voz. Luego debemos vestirnos, tomar la armadura y ponérnosla. Esto requiere iniciativa, una
acción de nuestra parte y una decisión: no me enfrento con mis propias fuerzas sino que uso las
armas que Dios me da. Es un acto de humildad y de confianza total en su poder y en su sabiduría.
Jesús ya venció al diablo en la cruz, la batalla final está ganada. Sin embargo, nos enfrentamos a
batallas espirituales cada día y debemos hacerlo con las armas que Dios nos da, no con nuestro
intelecto o con nuestras fuerzas físicas. Esta es una lucha espiritual y nuestro adversario, el diablo, es
astuto e intentará desanimarnos en nuestro andar con Cristo. Usando bien las armas que Dios nos
da, venceremos.
La guerra espiritual
Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra
potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las
regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día
malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. (Efesios 6:12-13)
La realidad es que estamos en una lucha espiritual constante nos guste o no. En 1 Pedro 5:8-9 dice:
"Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león
rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus
hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos".
Somos llamados a resistir, a estar preparados para el ataque y firmes en la fe. Es una lucha intensa,
pero Dios no nos deja indefensos. Él provee la armadura que necesitamos para vencer. ¡Sólo
tenemos que ponerla y usarla!
Debemos tener en cuenta que es una armadura, no varias, y debemos llevarla en su totalidad ya que
nos equipa para hacer frente a todos los ataques del diablo. No nos ponemos hoy el casco y mañana
el escudo. ¡No! Los soldados se preparan con toda la armadura cuando salen a la batalla y nosotros,
como buenos soldados de Jesús debemos hacer lo mismo.
Al usar todas las armas que Dios nos ha provisto, estaremos protegidos y listos para la
batalla. Esa es la forma en la que resistiremos firmemente hasta el fin, hasta que estemos con Jesús
por la eternidad.
La armadura de Dios
Veamos una corta descripción de cada una de las partes de la armadura que Dios ha puesto a
nuestra disposición.
1. El cinturón de la verdad
El cinturón que llevaban los soldados era ancho y servía para mantener la túnica interior en su lugar
a la vez que protegía y daba soporte al cuerpo. De esa misma forma el cristiano debe conocer la
verdad sobre quién es en Jesús y vivir una vida íntegra que honre su posición en Cristo. El diablo
intentará engañarnos con sus mentiras para que fallemos, dudemos o comprometamos nuestra
identidad. Debemos permanecer firmes en la verdad de que somos hijos de Dios, transformados
por él y salvados de la muerte eterna. Nada ni nadie nos arrebatará de su mano (Juan 10:28).
Cómo usar el cinturón: llena tu mente y tu corazón con la verdad de la palabra de Dios. Cultiva
una amistad profunda con Dios a través de la oración. Fortalece tu espíritu cada día alabando a
Dios y pasando tiempo con él. Vive una vida íntegra y sé veraz en todas tus acciones y palabras.
2. La coraza de la justicia
La coraza iba enganchada al cinturón y protegía órganos vitales. Una herida en el pecho puede ser
mortal y por eso el soldado debe cubrirlo bien. Así mismo debemos vestirnos con la justicia de Dios
que tenemos a través de Jesús. Somos justificados por nuestra fe en Cristo (Romanos 5:1-3). La
batalla contra las tentaciones y el pecado no la ganamos por nuestra propia justicia. La ganamos
recordando quiénes somos en Jesús y manteniéndonos firmes en esa realidad.
Cuando Dios nos mira él ve a Jesús en nosotros. Nosotros también debemos enfocarnos en la obra
de Dios en nuestras vidas, mantener nuestros ojos puestos en Jesús, no en nuestro pasado sin él, en
nuestras emociones o en los errores que cometemos.
Cómo usar la coraza: recuerda tu identidad en Cristo, que gracias a él has sido justificado y
perteneces a Dios por la eternidad. No creas las acusaciones del enemigo cuando trae a tu mente los
pecados del pasado como si definieran tu presente. Tampoco creas cuando te dice que no puedes
vencer una tentación. Pide a Dios que te ayude a verte como él te ve, a recordar el poder que él te
concede para vencer y a actuar siempre como él desea que lo hagas.
Cómo usar el calzado: Permite que la paz de Dios llene tu corazón cada día. Pasa tiempo con Jesús
y fortalece tu espíritu. No dejes que las trampas del enemigo impidan tu avance y efectividad.
Afirma tus pies, pide a Dios que te de valentía y comparte su evangelio de paz con todos los que te
rodean.
4. El escudo de la fe
Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas
encendidas del maligno.
Aquí Pablo no solo menciona la parte de la armadura sino que también nos dice para qué la
usaremos. El escudo al que se refiere era uno grande que cubría y protegía toda la parte delantera
del soldado. Era resistente y estaba cubierto de cuero porque a veces el enemigo atacaba con flechas
encendidas y el cuero actuaba como aislante protector.
Con el escudo de la fe podemos apagar todas las flechas que nos dispara el maligno. El ataque del
diablo puede venir de cualquier lugar, por eso es importante estar alerta para poder colocar el
escudo en el lugar preciso y protegernos.
Una de las armas que el diablo usa con frecuencia es la duda. Nos incita a dudar del poder, el amor
o la bondad de Dios. Al ejercitar nuestra fe y afirmarnos en lo que sabemos sobre Dios y su obra en
nosotros, esos ataques pierden su efectividad y avanzamos en nuestro andar con Jesús.
Cómo usar el escudo: alimenta tu fe leyendo y memorizando la palabra de Dios, pasa tiempo con
Dios. Llena tu mente de la verdad sobre él y sobre quién eres en él para que puedas usar esa verdad
cuando lleguen las dudas.
5. El casco de la salvación
"Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos
filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga
los pensamientos y las intenciones del corazón."
(Hebreos 4:12)Combatimos los malos pensamientos, las dudas y las enseñanzas falsas llenando
nuestra mente con el mensaje de la Biblia. El diablo intentará engañarnos, pero si conocemos bien
la palabra de Dios podremos afirmarnos en la verdad y continuar activos en la batalla sin temor.
Cómo usar la espada: Estudia la Biblia, memorízala, aprende a usar la palabra de verdad de forma
efectiva. Combate las mentiras con su verdad. Guarda la palabra de Dios y vive una vida acorde a lo
que él pide.
La importancia de la oración
DEFENDER LA VIDA