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Fase 23 Preguntas Historia de Guatemala

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- Que los oficiales reales (del virrey para abajo) no tuvieran derecho a la encomienda de indios,
lo mismo que las órdenes religiosas, hospitales, obras comunales o cofradías.
- Que el repartimiento dado a los primeros conquistadores cesara totalmente a la muerte de
ellos y los indios fueran puestos bajo la Real Corona, sin que nadie pudiera heredar su tenencia y
dominio
- Que no fueran llevados a regiones remotas con el pretexto de la pesca de perlas.
Así fue como con las Leyes Nuevas prohibieron la esclavitud de los indios, moderación en los
repartimientos, y prohibición de nuevas encomiendas. También se establecían las condiciones del
asentamiento de Colonos en nuevas tierras, y los tributos y servicios que los indios debían pagar
como súbditos del Rey.

47) ¿Formas de trabajar después de las leyes nuevas?


Desde los primeros años de presencia castellana en América, empezó a desarrollarse una serie de
mecanismos legales o ilegales para hacer uso de la mano de obra indígena. Cristóbal Colón
implantó en las Antillas la encomienda de servicios personales, que generó una serie de relaciones
de servidumbre personal en perjuicio de los indígenas y muchos de éstos fueron también
sometidos a esclavitud, ya fuese con base en ciertas leyes o simplemente de hecho. No obstante,
la legislación emitida a partir de 1542 y las medidas tomadas por la Corona para hacer efectivo su
cumplimiento pusieron fin a esos fenómenos y solamente impuso a los indígenas el deber de
pagar tributos a la Corona o a los encomenderos, sin trabajar personalmente para ellos, de
conformidad con lo dispuesto por la ley de Malinas de 1545. No obstante, a fines del siglo XVI se
creó una nueva modalidad de utilización forzosa de la mano de obra indígena por parte de los
españoles, el repartimiento de indios, que se convirtió en el principal y más duradero mecanismo
de dominio de los indígenas, el instrumento mediante el cual quedaron definitivamente
conquistados y que garantizó su sujeción, su explotación y su posición de inferioridad. De
conformidad con lo dispuesto en reales cédulas de 21 de abril de 1574 y 24 de noviembre de 1601,
el repartimiento era un sistema laboral de adjudicación de mano de obra indígena en provecho
de los miembros de la casta de españoles, que a cambio de una remuneración ínfima obligaba
periódicamente a los indígenas a trabajar por temporadas, generalmente de ocho días por mes,
en las casas o haciendas de la población española. Una vez concluida la temporada, los indígenas
debían volver a sus respectivas reducciones, a fin de que pudiesen trabajar en labores propias o
en reunir el tributo que debía pagar a la Corona o a los encomenderos y eran sustituidos en el
repartimiento por otro grupo de indígenas. El sistema estaba basado en tres principios: la coerción
sobre los indígenas, la rotación semanal y la remuneración forzosa, de conformidad con una tarifa
establecida por las autoridades. Contrariamente a la creencia general, esta institución no tenía
vinculación jurídica ni práctica con la encomienda, aunque a vez se usasen indistintamente ambos
términos. En cambio, sí guarda cierta correspondencia, en sus elementos sustanciales, con la
mitad que se desarrolló en el virreinato del Perú. En repartimiento tuvo notorio desarrollo en
algunos lugares de México y del reino de Guatemala, especialmente donde había gran
disponibilidad de mano de obra indígena. Cada domingo, un 25% de los varones indígenas que
tuviesen entre 16 y 60 años de edad, con excepción de los alcaldes del pueblo y de los que
estuviesen enfermos, debía reunirse en la plaza u otro lugar público de la respectiva reducción,
para esperar a los mayordomos de las haciendas de españoles de las vecindades, quienes al día
siguiente se llevaban a los trabajadores, según las cuotas establecidas en un padrón levantado
por mandato del presidente de la Audiencia. Éste era quien concedía a los hacendados el derecho
de disponer de indígenas de repartimiento, previo pago a la Corona de medio real de plata por
cada trabajador. El beneficiario debía además pagar al indígena el tiempo empleado en el camino
de ida y un real por cada día de labor, así como suministrarle las herramientas que fuesen
necesarias para su trabajo. El cumplimiento de las normas que regían el sistema era
responsabilidad de los alcaldes indígenas, supervisados por jueces repartidores de casta de

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