Derecho de Sociedades 5° Edición
Derecho de Sociedades 5° Edición
Derecho de Sociedades 5° Edición
DERECHO DE SOCIEDADES
QUINTA EDICIÓN
REVISADA Y ACTUALIZADA
DERECHO DE SOCIEDADES
© OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
2013 Legal Publishing Chile • Miraflores 383, piso 10, Santiago, Chile • Teléfono: 600 700 8000 • www.legalpublishing.cl
Registro de Propiedad Intelectual Nº 232.631 • I.S.B.N. 978 - 956 - 346 - 398 - 9
1ª edición enero 2006, LexisNexis, 700 ejemplares
2ª edición octubre 2007, LexisNexis, 500 ejemplares
3ª edición agosto 2008 Legal Publishing Chile
4ª edición diciembre 2010 Legal Publishing Chile
5ª edición noviembre 2013 Legal Publishing Chile
Tiraje: 300 ejemplares
Impresores: CyC Impresores - San Francisco 1434, Santiago
IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE
ADVERTENCIA
La Ley Nº 17.336 sobre Propiedad Intelectual prohíbe el uso no exceptuado de obras protegidas sin la autorización expresa de los titulares de los
derechos de autor. El fotocopiado o reproducción por cualquier otro medio o procedimiento, de la presente publicación, queda expresamente pro-
hibido. Usos infractores pueden constituir delito.
“A mi mujer Alejandra
y a mis hijos Andrés, Fernanda,
Sebastián, Florencia y José Miguel”
ÍNDICE I
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SEGUNDA PARTE
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X. SECCIÓN QUINTA
CONCEPTOS DE EMPRESARIO, EMPRESA Y GRUPO EMPRESARIAL EN EL
SISTEMA JURÍDICO CHILENO ......................................................................... 117
XI. SECCIÓN SEXTA
EMPRESAS INDIVIDUALES DE RESPONSABILIDAD LIMITADA .............................. 121
1. Formalidades o solemnidades para la constitución de la
E.I.R.L. ........................................................................................... 123
2. Responsabilidad de la E.I.R.L. con terceros ................................... 126
3. Casos de responsabilidad ilimitada por parte del empresario ......... 127
4. El autocontrato ................................................................................ 128
4.1. Formación de consentimiento en el autocontrato ................. 130
5. Causales de Terminación de la E.I.R.L. .......................................... 131
5.1. Por la llegada del plazo previsto en el acto constitu-
tivo ........................................................................................ 132
5.2. Por el aporte del capital de la empresa individual a
una sociedad, de acuerdo con lo previsto en el artícu-
lo 16 ...................................................................................... 132
5.3. Por quiebra............................................................................ 132
5.4. Por la muerte del titular ........................................................ 132
6. Conclusiones relevantes respecto de la E.I.R.L. ............................. 133
XII. SECCIÓN SÉPTIMA
LA SOCIEDAD ANÓNIMA .............................................................................. 134
1. Origen histórico y su regulación en el derecho chileno .................. 134
2. Definición legal y elementos típicos............................................... 141
2.1. La sociedad anónima es una persona jurídica de de-
recho privado ........................................................................ 142
2.2. La sociedad anónima no cuenta con voluntad directa,
sino que su voluntad nace de los órganos societarios
de administración.................................................................. 143
2.3. La sociedad anónima se forma por la reunión de un
fondo común, llamado capital social .................................... 144
2.4. La sociedad anónima importa limitación de respon-
sabilidad para los accionistas hasta el monto de su
aporte .................................................................................... 145
2.5. Fundamento o razón de la mercantilidad de la sociedad
anónima ................................................................................ 145
3. Clasificación de la sociedad anónima ............................................. 147
3.1. Sociedad anónima abierta y sociedad anónima ce-
rrada ...................................................................................... 147
VI ÍNDICE
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El signo constante que marca el rumbo que sigue en su devenir histórico el derecho
mercantil es naturalmente la inquietud que suscita la necesidad de ir conciliando la
aplicación práctica de sus normas a la vertiente inagotable de matices que fecundan
las vicisitudes de la realidad socioeconómica y que van brotando con motivo del
incesante desarrollo que ha tenido el trá¿co de la riqueza.
Es esta la respuesta que ha debido darle esta disciplina al desafío que le plantea
como reto al jurista el intercambio comercial, si se advierte que el derecho es estático
y que la vida social y económica es dinámica.
De ahí que en este trance debemos estar siempre atentos al avance del derecho, en
consonancia con los adelantos cientí¿cos y tecnológicos, cuyas innovaciones irradian
las normas e instituciones que el derecho estatuye para su regulación.
Por lo mismo, históricamente este derecho reconoce especial fuerza de aplicación
a la costumbre, como fuente del derecho, para consagrar sus reglas y le dé a la usanza
o práctica mercantil el carácter de interpretar los actos y contratos mercantiles, para
dilucidar las dudas y di¿cultades que suscita la inteligencia de las convenciones que
se ajustan en los negocios que regulan los tratos y arreglos, como quiera que no pue-
de haber otra interpretación que sea más genuina y auténtica que la que sanciona la
práctica, como lo establece el Código de Comercio en los artículos 4º, 5º y 6º.
En este substrato, ha irrumpido una de las ¿guras que más auxilio le ha brindado
al desenvolvimiento de la riqueza, como lo ha sido la sociedad y de cuyo contrato se
tuvieron sus primeras noticias en el Código de Hammurabi, que reguló la práctica del
comercio en la ciudad de Babilonia, hacia el año 1.700 a.C. y que recogió antiguas
costumbres mercantiles de los sumerios y semitas.
Desde entonces y hasta nuestros días, la sociedad ha tenido así un resuelto y pujante
rol en la vida de los negocios.
Se ha destacado por la doctrina en el concierto del derecho comparado que el
derecho aplicable a las sociedades forma parte desde épocas muy remotas de una de
las más importantes materias del ámbito del Derecho Comercial. A través de la tra-
yectoria histórica que ha tenido la sociedad, se reÀeja el impulso que le ha infundido
XVIII OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
al progreso económico, para alcanzar el ritmo cada vez más agitado, impersonalizado
y de masi¿cación que caracteriza la circulación de la riqueza, como lo hace presente
el célebre jurista italiano don Antonio Brunetti, en su obra clásica sobre Sociedades
Mercantiles1.
Pues bien, es este el principal signi¿cado que tiene el libro que en su quinta edi-
ción ha escrito el distinguido profesor don Oscar A. Torres Zagal, razón por la cual
ha concitado tanto interés su difusión.
La obra que destacamos comprende un cabal análisis de las diversas materias que
abraza el estudio del derecho societario chileno, y que su autor ha actualizado con las
últimas reformas que incluye en su obra, todo lo cual el profesor don Oscar Andrés
Torres Zagal lo ha enriquecido con su brillante consagración a la cátedra y la innegable
experiencia que le ha brindado el celo del ejercicio de su profesión como un destacado
abogado. En este sentido, cabe señalar que en esta quinta edición se ha incluido un
capítulo destinado a la ¿gura relativa a la Oferta Pública de Adquisición de Acciones,
OPAs, que regula un procedimiento previsto para la toma de control de las sociedades
anónimas abiertas en la Ley de Mercado de Valores; asimismo, se ha comprendido otro
capítulo destinado a la formación de Sociedades por medio electrónico que dispuso la
Ley N° 20.659, promulgada este año, que estatuye un moderno régimen simpli¿cado
de constitución y modi¿cación de sociedades comerciales y además la nueva edición
actualiza el régimen de la sociedad anónima al tratar sobre el nuevo Reglamento de
la Ley Nº 18.046, que regula el Decreto Supremo Nº 702, de 2012.
Por lo señalado para el suscrito es motivo de un enaltecedor orgullo haber podido
prologar esta obra, cuyo éxito aguardamos como una con¿rmación previsora, dada la
contribución que representa para todos los que cultivan los estudios del derecho.
A ¿nes del siglo XX e inicios del siglo XXI, el derecho de sociedades, que cons-
tituye una de las tantas parcelas que con¿guran la gran hacienda que es el Derecho
Mercantil, ha sufrido profundas transformaciones, impulsadas por los signi¿cativos
cambios socioeconómicos, que se han impuesto en el mundo desarrollado. Sin ánimo
de entrar en mayores detalles, estos cambios pueden sintetizarse en el fenómeno de
la globalización de las relaciones económicas, que lleva a las empresas a ofrecer sus
productos y servicios y a competir dentro de un mercado único constituido por todo el
mundo y la incorporación de las tecnologías de la información o la revolución digital,
que incide en el campo de las comunicaciones y facilita la celebración y ejecución de
contratos con el empleo de medios electrónicos.
Como consecuencia de tales cambios, el Derecho de Sociedades ha sido objeto
de una verdadera avalancha de reformas, ocurridas en la década de los años ’90 y
algunas propuestas de reforma que se encuentran todavía en debate, de las cuales
dan cuenta recientes estudios publicados acerca del derecho comparado relativo a
esta materia, de las que tampoco ha sido ajeno nuestro ordenamiento jurídico. Esto
nos mueve a a¿rmar que el derecho societario se encuentra inmerso en un proceso
de continua transformación.
Así las cosas, todo nuevo estudio en esta materia representa, sin duda, una con-
tribución interesante de la doctrina en orden a la comprensión e interpretación de los
nuevos textos legales y su armónica inserción en el derecho ya vigente. Cabe subra-
yar el interés que presenta difundir la opinión autorizada de los comentaristas, en el
contexto del derecho de sociedades mercantiles, toda vez que las cuestiones que se
suscitan entre los socios entre sí y entre éstos y la sociedad, son materia de arbitraje
forzoso y siendo el arbitraje una suerte de justicia privada, los fallos de los árbitros
no tienen la misma difusión que los de los tribunales ordinarios de justicia, por lo
que resulta difícil conocer el “derecho vivo” sobre la materia, cobrando la doctrina
de los autores mayor relevancia.
Resulta particularmente grato dar la bienvenida a una obra escrita por un distin-
guido colega, que profesa como nosotros la apasionante disciplina jusmercantilista,
XXII OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
quien en una época no lejana fue nuestro colaborador en tareas docentes, por lo que no
dudamos en considerarlo como un apreciado discípulo. Se trata de la obra “Derecho
de Sociedades Comerciales” de la cual es autor Óscar Torres Zagal.
El texto que nos ocupa contiene un acabado y minucioso análisis de las diferentes
clases de sociedades, que se emplean como instrumentos jurídicos en la organización
en la empresa moderna, desde sus orígenes, desarrollo, constitución, funcionamiento,
disolución y liquidación, tratados con la profundidad y la síntesis que se requieren
en este tipo de trabajos. Es digna de destacar la circunstancia que, en esta obra, se
abordan temas como el contrato de joint venture, que si bien es cierto ha sido objeto
de amplia difusión en el derecho comparado, no es menos cierto que en el nuestro
no la ha tenido. Asimismo, el estudio de los grupos empresariales, de las sociedades
cooperativas, de las sociedades mineras y de las sociedades anónimas deportivas,
constituyen materias que no se encuentran con frecuencia en el contenido de los libros
sobre sociedades mercantiles.
Reiteramos nuestro beneplácito a la interesante contribución que representa la
obra del profesor Torres Zagal a la literatura jurídica nacional, y formulamos sinceros
votos para que este ejemplo sea seguido por otros jóvenes juristas que están también
en la posibilidad de hacer su aportación.
INTRODUCCIÓN
I. DERECHO DE SOCIEDADES
El derecho de sociedades, también denominado derecho societario, constituye una
especialidad dentro del Derecho Comercial, cuyo origen más remoto lo encontramos en
el derecho romano, iniciando una fuerte evolución a partir de la Edad Media, pasando
por el proceso de la codi¿cación del siglo XIX, hasta nuestros días, toda vez que la
sociedad es un agente económico esencial en la economía de los Estados.
Este derecho de sociedades es de especialidad y se encuentra integrado por un
sistema o conjunto de principios y normas jurídicas, cuyo objeto es regular las socieda-
des o los distintos tipos societarios. Esta regulación se integra por normas de carácter
orgánicas o institucionales, las que comprenden normas relativas a la constitución
o formación válida de los distintos tipos societarios y sus órganos y competencias
sociales, y normas de carácter estatutario que regulan el conjunto de derechos y obli-
gaciones que nacen a consecuencia de esta formación societaria tanto respecto de
los socios (intrasocios) como de la sociedad con los socios y de éstos con aquélla y
de la sociedad con terceros, durante la vigencia, disolución y fase de liquidación; y,
¿nalmente, se integra por normas jurisdiccionales y procesales relativas a la solución
de conÀictos societarios.
Las sociedades, en cuanto a su regulación jurídica, presentan estos dos aspectos
o ámbitos: (uno) organizacional e institucional: relativas a su constitución y órganos
societarios y su competencia, y (dos) conjunto de derechos y obligaciones que nacen
por la formación de las sociedades: entre socios y la sociedad con éstos y éstos con
aquélla y con terceros los llamados acreedores sociales.
El derecho de sociedades pertenece actualmente, y en sentido estricto, al ámbito
del derecho mercantil, por lo tanto tiene un componente esencialmente de derecho
privado y otro de carácter público-económico, en cuanto regulación legal de cláusu-
las y estándares legales mínimos que tienen por objeto organizar los distintos tipos
societarios (normas imperativas), mediante un conjunto de normas y reglas tanto de
naturaleza mercantil como también con normas de orden público económico que dicen
2 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
ello, la empresa puede tener como titular y explotador una sociedad o bien una persona
natural “el empresario”.
A propósito de la noción de empresa resulta pertinente la cita al artículo 3º del
Código del Trabajo, que en su letra c), contiene una aceptable de¿nición legal para el
ámbito del derecho del trabajo y de seguridad social, que comprende los elementos
más típicos y característicos de la empresa, en los siguientes términos:
“Para los efectos de la legislación laboral y de seguridad social, se entiende por em-
presa toda organización de medios personales, materiales e inmateriales, ordenados
bajo una dirección, para el logro de ¿nes económicos, sociales, culturales o bené¿cos,
dotada de una individualidad legal determinada”.
De otra parte, el artículo 3º del Código de Comercio de 1865, en sus números 5, 6,
7, 8, 9 y 20, regula como actos de comercio los actos de empresa, los que son por lo
tanto mercantiles, pero nuestro Código de Comercio no de¿ne la empresa, sino que
la regula como un centro o agente generador de actos de comercio en su giro.
Lo que sí podemos destacar es que el artículo 166 del Código de Comercio,
primeramente de¿ne el contrato de transporte terrestre, y en su inciso ¿nal de¿ne al
empresario de transportes:
“En resumen, la noción de sociedad tiene directa relación con el concepto de empre-
sa, en una relación de sujeto a objeto, siendo sujeto jurídico la primera y objeto
jurídico la segunda”.
En resumen, la noción de sociedad tiene directa relación con el concepto de em-
presa, relación que denominamos de sujeto a objeto, siendo sujeto jurídico la primera
noción y objeto jurídico la segunda.
Cabe señalar en este panorama de la regulación a las sociedades, que en nuestro
sistema jurídico presenta regulaciones para distintos tipos societarios, en leyes de
distintos tiempos, así por ejemplo, recientemente mediante la ley Nº 20.019, publicada
en Diario O¿cial el 7 de mayo de 2005, se autorizó el establecimiento de sociedades
anónimas deportivas, la que son de¿nidas en su artículo 16 en los siguientes términos:
“Son sociedades anónimas deportivas profesionales aquellas que tienen por objeto
exclusivo organizar, producir, comercializar y participar en actividades deportivas de
carácter profesional y en otras relacionadas o derivadas de éstas, las que se rigen por
la citada ley especial y en subsidio por la ley Nº 18.046, sobre sociedades anónimas”;
y, mediante ley Nº 20.190, de 2007, se autoriza el establecimiento de las denominadas
Sociedades por Acciones, “SpA”, regulada en los artículos 424 a 446 del Código de
Comercio, las que pueden constituirse de manera unipersonal o pluripersonal.
Incluimos, además, dentro del análisis de los distintos tipos societarios, cierto tipo
de cooperativas regidas por el decreto con fuerza de ley Nº 5, del año 2003, ya que
presentan gran similitud con las sociedades mercantiles.
Finalmente, el derecho de las sociedades, especialmente en el tipo societario
sociedad anónima abierta, ésta se desenvuelve en el mercado de valores regulado
en la ley Nº 18.045, de 1981, en tanto emisor de acciones que se transan en la bol-
DERECHO DE SOCIEDADES 5
como señala nuestro tratadista Álvaro Puelma Accorsi, en su obra “Sociedades”: “En
la época clásica se visualiza en Roma a la sociedad como un mero contrato vincula-
torio entre las partes, sin personalidad jurídica, pero que ya contiene sus atributos
fundamentales o elementos de su esencia, que hasta hoy se le reconocen”1.
Este contrato de sociedad del derecho romano, ya presentaba todos los elementos
del artículo 2053 del Código Civil. La diferencia radica en que la “societas” romana
no tuvo personalidad jurídica. La de¿nición del artículo 2053 del Código Civil con-
¿ere de manera inmediata la personalidad jurídica a la sociedad. En el contrato de
societas romana se encuentran en todo caso los elementos tipi¿cantes de la sociedad
moderna, dos o más personas, estipulación de aporte y regla de participación en los
bene¿cios sociales.
Nos parece relevante la cita a la regulación del contrato de societas en el derecho
romano que en su noción esencial guarda una perfecta identidad con el concepto legal
de sociedad establecido en el artículo 2053 del Código Civil, que sigue la tradición
romanista en el concepto, para estos efectos citamos al romanista español Álvaro
D’Ors, quien en su obra clásica “Derecho Romano Privado”, expresa las nociones
que se extractan seguidamente.
Para los romanos, socios eran los que se integraban con¿adamente para conseguir
determinados ¿nes de utilidad común, por ejemplo: los aliados en una guerra.
En un sentido propiamente jurídico, las societas romanas podían ser privadas o
públicas.
La privada consistía en la creación de una comunidad de derechos sobre la base
de un convenio de con¿anza libremente acordado por los socios.
La pública era una agrupación determinada por el ordenamiento de una actividad
de interés público que aquella sociedad cumple (asociación corporativa).
Aunque sólo la sociedad privada presuponía un contrato, es importante mencionar a las
corporaciones, ya que sólo de éstas se puede decir que constituían personas jurídicas.
Para la mentalidad romana sólo existía personalidad jurídica en aquellas entidades
activas en relaciones jurídicas, cuya permanencia no dependía de la subsistencia de
los actuales socios. Esto se daba ante todo en el Populus Romanus, que sobrevivía a
pesar de la caducidad de los ciudadanos en cada momento histórico, su personalidad
se materializaba en la permanencia de una caja común y, en general, a un patrimonio
público (La Res Pública).
Por extensión, una personalidad jurídica como la propia del Populus Romanus se
reconocía a las otras ciudades (civitas), que tenían una organización similar a la de
Roma. Así, estas civitas contaban con patrimonio, consistente preferentemente en
tierras y esclavos y podían actuar en la vida patrimonial a través de sus magistrados
o de actores: para hacer arriendos sobre ¿ncas, obras o concesiones públicas, etc.
Asimismo habían otras asociaciones corporativas que cumplían actividades de
interés público, a las que el Senado o los Gobernadores Provinciales reconocían per-
1 Álvaro PUELMA ACCORSI, Sociedades, tomo I, pág. 16, Editorial Jurídica de Chile, 1998.
DERECHO DE SOCIEDADES 7
sonalidad jurídica; así ocurría con las asociaciones de pobres, cuyo ¿n principal era
el funerario, y otras para rendir cultos a las divinidades, o de profesiones de interés
público, como los recaudadores de impuestos, de panaderos, transportistas marítimos;
en ellas se admitía un patrimonio supraindividual y, en consecuencia, una personalidad
jurídica procesalmente representable por actores, así como un régimen interno propio,
establecido por un estatuto permanente.
En la sociedad privada, con base contractual, no se le daba, en cambio, la persona-
lidad jurídica, sino que la gestión de cada socio producía efectos tan sólo respecto de sí
mismo, y estos efectos debían comunicarse luego a los otros socios. Consecuentemente,
no existía una voluntad común y no se acudía a la voluntad de las mayorías.
La sociedad privada se constituía por el hecho de acordar dos o más personas la
puesta de algo en común para obtener también una ventaja común.
Las aportaciones de los socios podían ser desiguales, podían ser sólo trabajo,
incluso participación en el riesgo, pero en ningún caso podía excluirse a un socio de
participar en el lucro. Este acto de unirse para obtener una ganancia común se con-
¿guraba como un contrato consensual. De él se origina, aparte de la actio dividundo
(para la división de la copropiedad producida), la actio pro socio, cuyo ¿n era liqui-
dar las deudas pendientes entre dos socios por gestiones relativas a la sociedad. La
responsabilidad exigible era, no sólo por los actos dolosos, sino también por la falta
de la debida diligencia en las cosas comunes.
La sociedad podía comunicar todos los bienes de los socios, e incluso sus ganancias
futuras, para formar entre ellos comunidad en cierto modo familiar.
La sociedad podía tener también como objeto un determinado negocio estable, o
incluso una operación única y temporal. En esta sociedad limitada no es esencial la
existencia de una copropiedad, y la aportación de los socios podía consistir también
en poner en común el uso de determinados bienes, en el consumo común, o en realizar
algún trabajo en provecho común.
Todo contrato de sociedad creaba un vínculo de con¿anza entre los socios, inco-
municable, y que debía cesar tan pronto cesara la con¿anza entre ellos; por eso era
esencialmente revocable por cualquiera de los socios, aunque la acción subsistiera
para exigir indemnización por el perjuicio de una revocación dolosa o intempestiva,
y no continuaba la sociedad con los herederos de un socio, ni siquiera entre los socios
supervivientes. También cesaba esta con¿anza por la actio pro socio.
En el concepto romanista la sociedad era tratada como un contrato, de "societas",
en que "dos o más personas se obligan a aportar bienes o trabajo en función de un giro
crematístico común y a repartirse los bene¿cios y pérdidas que deriven de su gestión"
(xx); en que las partes de este contrato se llaman socios (socii). La expresión societas
deriva del verbo "sequor" y "socius" "el que sigue". En esta concepción romanista,
"la ¿des ocupa un lugar relevante, supone, en efecto, una especial con¿anza recipro-
ca entre los socios, al punto de admitirse que la sociedad "tenga en sí en derecho en
cierto modo de fraternidad" (ius quodammodos fraternitas in se habeas), ello explica
algunas características: la posibilidad de renunciar libremente un miembro, la intrans-
8 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
misibilidad del contrato, su disolución por el ejercicio de la acción social, etc.". (xx).
En cuanto a derecho y personi¿cación, en el derecho romano la societas "no da lugar
a una corporación dotada de personalidad jurídica: no hay, pues, una voluntad única
y propia de la sociedad, independiente de la de los socios, constituida por mayoría de
votos e imputada a ella; el conjunto de aportes no constituye un patrimonio separado
y propio de la sociedad; ni esta contrae o adquiere obligaciones por sí misma"; "como
la sociedad no es persona ni tiene una propia voluntad que pueda ser representada, el
giro social debe ser gestionado y administrando por cada socio, que entonces actual
individual y personalmente; en consecuencia, los bienes y derechos los adquiere para
sí, mas, como dicha actuación es en interés social, queda obligado a comunicar los
efectos de sus negocios a los demás socios, según sus cuotas sociales, mediante los
actos traslativos apropiados: modos de adquirir, si se trata del dominio de cosas, y
cesión de acciones, si de créditos. Lo propio ocurre con las deudas: contraídas per-
sonal e individualmente frente a terceros, los demás socios, también en proporción
a sus cuotas, deben proveerle de fondos para que pague o reembolsarle lo que haya
pagado; o bien pagarse con el fondo común, entretanto, responde personalmente a
los terceros acreedores"2.
La sociedad inicia un desarrollo potente en Europa a ¿nes de la Edad Media, prin-
cipalmente la sociedad de personas y con menor presencia el inicio de la sociedad de
capital, a causa del notable aumento del comercio y de la empresa del descubrimiento
de nuevas tierras (descubrimiento de América en 1492). A ¿nes de la Edad Media
aparece la sociedad de capitales o sociedad anónima, unida a la empresa de conquista
de nuevas tierras y riquezas de ultramar.
La sociedad anónima o de capital surge en la época de los grandes descubrimien-
tos, donde se observa la ¿gura del aporte de capital y la formación de ciertos títulos
o acciones, con una clara participación de inversionistas de capital. Al ¿nal del siglo
XIX aparecen las primeras regulaciones de la sociedad de responsabilidad limitada
(Alemania).
La codi¿cación del siglo XIX recoge una larga tradición que arranca en la Edad
Media y que materializa una regulación sistemática y orgánica a la regulación de las
sociedades, en una visión uniforme y total, que en el siglo XX se ve alterada me-
diante la dictación de leyes especiales para regular tipos societarios en particular, y
en el mejor de los casos mediante la dictación de una ley única para las sociedades,
volviendo a un modelo uniforme.
Bajo una concepción romanista, en la que se inspiró Andrés Bello en la redacción
del Proyecto del Código Civil, adhiere a una regulación de la sociedad entendida y
de¿nida como un contrato (artículo 2053), pero es necesario tener presente que todos
los estudios posteriores a la codi¿cación del siglo XIX sostienen que la sociedad no es
un mero contrato, entendiendo que su naturaleza jurídica no puede ser su¿cientemente
2 Alejandro GUZMÁN BRITO, Derecho Romano Privado, Tomo II, Edit. Jurídica de Chile, 1ª edición
explicada por el contrato y su teoría general, la mayoría de los autores sostiene que
la sociedad es una institución jurídica, lo que se ve rea¿rmado por la atribución de
personalidad jurídica a la sociedad válidamente otorgada. Si bien en la formación de
una sociedad hay un aspecto contractual, no es solamente un contrato, pues no existe
reciprocidad en las prestaciones de las partes, sería más bien un acto unilateral consti-
tutivo, por lo tanto no hay un contrato bilateral sino que un acto jurídico colectivo, el
que se forma por la voluntad de dos o más personas que la constituyen persiguiendo un
¿n común: obtener ganancias. Las personas concurren con su voluntad con un único
objeto compartido: la voluntad unívoca de formar sociedad. Sin embargo, nuestro
Código Civil, Código de Comercio y Código de Minería regulan a la sociedad con
una dimensión claramente contractualista, aludiendo sus disposiciones frecuentemente
a la cali¿cación jurídica “contrato de sociedad”.
De acuerdo a la teoría institucionalista sostenida por los autores franceses Maurice
Hauriou, Georges Renard, entre otros, toda sociedad tiene su origen en un contrato,
pero que al nacer forma una institución destinada a actuar en un medio jurídico con
cierta permanencia temporal, incluso en el caso de las sociedades de duración inde-
¿nida, más allá de la vida de sus propios fundadores o constituyentes, temporalidad
que hace que las sociedad sea entendida como una institución jurídica, siendo en esta
teoría la sociedad un ente intermedio entre el Estado y la persona.
La teoría contractualista, propia de la codi¿cación decimonónica, entonces, no
permite explicar en plenitud la formación de esta institución sociedad, ni sus carac-
terísticas orgánicas e institucionales.
Podemos también citar la teoría del contrato de organización o colaboración, para
explicar la naturaleza jurídica de las sociedades, que elaboró Tulio Ascarelli, para
quien al formarse la sociedad, las voluntades de los socios se encaminan a una mutua
colaboración entre los partícipes.
La sociedad en nuestro sistema jurídico interno como ya lo hemos venido señalando
tiene una regulación múltiple y heterogénea, existen normas que regulan la institución
en el Código Civil, en el Código de Comercio, en el Código de Minería y en leyes
especiales dictadas desde principios de siglo XX hasta nuestros días. No hay, por lo
tanto en nuestro derecho de sociedades, una regulación uniforme o ley única, salvo
en el caso de la sociedad de responsabilidad limitada, civil y comercial, en la ley
Nº 3.918, de 1923, y en el caso de la sociedad anónima, en la ley Nº 18.046, de 1981,
para los tipos societarios referidos textos legales, que sí presentan un carácter unifor-
me. Las sociedades anónimas, las empresas individuales de responsabilidad limitada
“E.I.R.L.” y la Sociedad por Acciones “SPA”, son siempre mercantiles por de¿nición
de la ley, por lo tanto no existe una regulación diferencial, civil o mercantil.
Existe, por tradición de la codi¿cación de Siglo XIX, una regulación a la sociedad
colectiva, mercantil y civil, a las sociedades en comandita, civil y comercial. Esta
regulación “doble” tiene desventajas, por lo tanto se ha de preferir siempre una regula-
ción uniforme. También hay una regulación a las sociedades en el Código de Minería,
1982, relativa a las sociedades legales mineras y sociedades contractuales mineras.
10 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
2. Teoría “Unilateralista”
Ante la crítica formulada a la teoría clásica respecto que la sociedad no puede ser
un mero contrato, porque de ser así se requeriría de una contraposición de intereses
entre partes, que no se da en ella, han surgido las teorías unilateralistas que pretenden
explicar la naturaleza jurídica de la sociedad señalando que su acto constitutivo es
un acto unilateral y no bilateral debido a que se forma por la existencia de una sola
voluntad o de unas voluntades en un sentido común, encaminadas a un mismo ¿n
económico-social.
Dentro de las doctrinas unilateralistas encontramos dos corrientes: quienes sostie-
nen la doctrina del acto colectivo y la del acto complejo. Ambas concuerdan que la
sociedad nace de un concurso de voluntades que convergen en cuanto al contenido y
¿nalidad querido por los intervinientes.
Respecto a la doctrina del acto complejo, ella postula que una vez manifestada la
voluntad de los socios en torno a dar nacimiento a la sociedad, todas éstas se confunden
y pierden su autonomía, fusionándose en una sola voluntad colectiva.
Por su parte, la doctrina del acto colectivo señala que, si bien existe una con-
vergencia de voluntades, ellas no se absorben y fusionan como explica la anterior
3 Carlos Gilberto VILLEGAS, Tratado de las Sociedades, Ed. Jurídica de Chile, 1995, pág. 25.
12 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
3. Teoría de la institución
Sus principales exponentes son Maurice Hauriou, Renard y Guillard, y como
doctrina reconoce el carácter contractual de la sociedad en cuanto al acto constitutivo
(sin dar mayor importancia a esta cuestión) y postula que una vez creada surge como
4
Efraín Hugo RICHARD, Lecciones Preliminares de Derecho Societario y de Seguros, Ed. Advocatus,
1993, pág. 61.
5
Francesco MESSINEO, Manual de Derecho Civil y Comercial, Ed. Jurídicas Europa América, 1979,
tomo V, pág. 296.
DERECHO DE SOCIEDADES 13
institución con independencia de los socios que la integran y se ubica en una posición
intermedia entre el Estado y las personas.
Agregan que como institución tiene una existencia autónoma con personalidad e
intereses propios.
No obstante, esta doctrina no da respuesta a la problemática de la naturaleza
jurídica de la sociedad, sino que se preocupa sólo de dar una explicación a la per-
sonalidad jurídica del ente social (y de ahí que no sólo dan a la sociedad el carácter
de institución para explicar su naturaleza jurídica, sino que a otras realidades como
sindicatos, la iglesia, etc.).
El sello publicista dado por la presente doctrina y sus destacados tratadistas
franceses al tema, se relaciona más con procurar determinar qué son en sí todos los
cuerpos intermedios que existen en una sociedad a propósito de un impecable estudio
de derecho político.
Sin perjuicio de ello, esta doctrina ha sido recogida en la ley francesa de 1966 y
la brasileña de 1976.
Entre los juristas nacionales, Luis Morand Valdivieso, en su libro “Sociedades”,
página 12, considera que la sociedad atendida la importancia que tiene en nuestro me-
dio ha alcanzado el carácter de una verdadera institución. Esta teoría de la institución
tiene acogida en la sociedad anónima, en la ley Nº 18.046, de 1981, especialmente a
partir de la reforma incorporada por la ley Nº 19.705, de 2000, en la que se refuerza
el concepto de la teoría de los órganos societarios y el gobierno corporativo.
bles de explicar desde un ángulo meramente contractualista; así ocurre, por ejemplo,
con los acuerdos adoptados en junta de accionistas que requieren del quórum de la
simple mayoría y no de la unanimidad, o con la permanente transacción de acciones
de grandes sociedades anónimas abiertas que implican un constante ingreso y salida
de accionistas y la consecuente especulación que ello origina.
Por su parte, las teorías unilateralistas explican, en nuestro entender, la naturaleza
jurídica de la sociedad desde una perspectiva demasiado doctrinaria, con lo que se
apartan de la realidad del Derecho Civil y Comercial nacional. Así es, no podemos
concebir que la sociedad nazca de una declaración unilateral de voluntad manifestada
por dos o más personas, ya que, como contrato bilateral que es, de acuerdo a nuestra
legislación, requiere necesariamente de la concurrencia de dos o más personas que
mani¿esten su voluntad en el sentido de darle existencia para que nazca a la vida del
Derecho. Es por ello que no explica debidamente su esencia.
La doctrina de la institución nos parece insu¿ciente, toda vez que cualquier clase
de asociación (e incluso ciertos contratos no asociativos) pueden ser clasi¿cados como
“instituciones”. Se trata de una postura doctrinaria que, si bien no resulta del todo
incorrecta, resulta ser tremendamente inexacta; existe un sinnúmero de realidades
jurídicas que pueden ser tratadas como institución y cabrían sin problema dentro de
su conceptualización. Así ocurre, por ejemplo, con las corporaciones y fundaciones;
personas jurídicas igual que las sociedades, pero con marcadas diferencias tanto en
su forma de constitución, como durante su existencia y a la hora de su disolución.
No cabe duda de que tanto estas personas jurídicas sin ¿nes de lucro y las sociedades
son verdaderas instituciones, pero existiendo diferencias de tal magnitud entre unas
y otras resulta que no pueden tener igual naturaleza jurídica.
Finalmente, en lo que respecta a la teoría del contrato plurilateral de organización
o colaboración, parece ser la postura doctrinaria que más se acerca a la verdadera
naturaleza jurídica de la sociedad. Sin embargo, existen, en nuestro entender, dos
observaciones que deben hacérsele; en primer lugar, esta forma contractual es atípica
o innominada en nuestro Derecho contractual, de suerte que no podemos conside-
rarla como absolutamente efectiva. Se requeriría de una adecuada reforma a nuestra
legislación civil y mercantil para que pudiéramos hablar de contratos plurilaterales
de organización. De allí entonces que, mientras la ley no recoja esta forma contrac-
tual y señale sus efectos junto a los unilaterales y bilaterales, debemos ser ¿eles al
dogma que impone la bilateralidad de la sociedad. En segundo término, si bien se
trata simplemente de una cuestión semántica, resulta también incorrecto analogar el
contrato plurilateral de organización con los contratos de colaboración, ya que, como
se explicará más adelante, esta última clase de contratos precisamente no forman
sociedad ni dan lugar a una persona jurídica.
En nuestra opinión, la sociedad es un contrato asociativo de aquellos en los que
nace una persona jurídica. Como consecuencia de ello, la sociedad goza de todos
los atributos que el ordenamiento jurídico reconoce a las personas ¿ctas. Así, tiene
nombre, capacidad, patrimonio, nacionalidad y domicilio.
16 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Debemos destacar que la personalidad que la ley otorga a la sociedad como con-
trato asociativo la diferencia marcadamente de los otros tipos de su género; de otras
formas de asociación contractual, como la asociación o cuentas en participación o
los contratos de colaboración empresaria, en los que no se deriva una consecuencia
jurídica de tanta trascendencia. Y es, precisamente, esta personi¿cación la que inyecta
a la sociedad su dinamismo y le permite desenvolverse en el ámbito económico y
jurídico con la versatilidad e importancia que hoy reviste.
No cabe duda que la sociedad es un contrato. Pero no un contrato en la concep-
tualización que hemos heredado del Derecho Romano clásico, sino que en un sentido
más moderno y coherente.
De esta manera, la naturaleza de la sociedad es la de un contrato que podríamos
denominar asociativo (en contraposición a los no asociativos) y que implica, como su
nombre lo indica, la asociación, esto es, la unión permanente de dos o más sujetos desti-
nada a la consecución de un propósito económico determinado y que, pudiendo implicar
la cooperación en la obtención de ¿n, lleva, necesariamente implícita una obligación de
colocar algo en común. Este “algo en común” desde luego no implica comunidad, sino
que la materialización de algún bien corporal o incorporal (en sentido amplio) para que
conjugados formen un conjunto afecto a un destino, lo que envuelve la idea de riesgo.
Contingencia que han de dividir los asociados proporcionalmente o en la forma
que pactaren.
Entonces, los contratos asociativos aparecen como actos jurídicos atípicos consi-
derados como género, pero alguno de ellos típicos (o nominados) cuando los consi-
deramos individualmente. Así ocurre, por ejemplo, con la sociedad y la asociación o
cuentas en participación comercial.
La verdad es que nuestro ordenamiento jurídico no ha previsto estas clases de
contratos, por lo cual deberemos seguir atribuyendo a la sociedad una naturaleza
contractual. No obstante, sería aconsejable que el legislador regulara los contratos
asociativos como unidad y no de forma dispersa, lo que permitiría acceder a un cuerpo
en el que se trataren las principales asociaciones contractuales.
Por otro lado, no podemos desconocer que cada vez se desvincula más el acto
constitutivo y la sociedad misma que de éste emana. No obstante lo cual no debemos
ignorar que a la hora de reconocer o desconocer ciertos efectos derivados de la socie-
dad, recurrir a la naturaleza misma de ella puede ser útil para resolver con precisión
y prolijidad la cuestión que ha sido sometida al conocimiento de un Tribunal.
DERECHO DE SOCIEDADES 17
PRIMERA PARTE
ley única o más bien regulación uniforme mediante una Ley de Sociedades. A nivel
latinoamericano, en Argentina existe una ley única en donde también se contemplan
normas sobre los contratos que se deben realizar entre cada sociedad.
La ley de 1923 de sociedad de responsabilidad limitada fue un notable aporte
legislativo, en el sentido de que se trata de una legislación única para las Sociedades
de Responsabilidad Limitada, civiles y mercantiles.
La ley Nº 19.857 de 2003 autoriza el establecimiento de empresas individuales de
responsabilidad limitada (E.I.R.L.). No se trata de una sociedad sino que una persona
jurídica con patrimonio propio distinta del titular, sometida al Código de Comercio
cualquiera que sea su objeto. Por lo tanto va a ser siempre una persona jurídica mer-
cantil, con prescindencia de su objeto o giro de negocios.
El artículo 2º de la ley citada de¿ne la empresa individual de responsabilidad
limitada, en los siguientes términos:
“La empresa individual de responsabilidad limitada es una persona jurídica con pa-
trimonio propio distinto al del titular, es siempre comercial y está sometida al Código
de Comercio cualquiera que sea su objeto; podrá realizar toda clase de operaciones
civiles y comerciales, excepto las reservadas por la ley a las sociedades anónimas”.
Finalmente, existen varias leyes especiales que regulan determinados tipos societarios
por actividades o giros especiales de negocios, tales como la Ley General de Bancos
e Instituciones Financieras (D.F.L. Nº 3, de 1997), las Compañías de Seguros (D.F.L.
Nº 251, de 1931), Administradoras de Fondos de Pensiones (D.L. Nº 3.500, de 1980),
Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales (ley Nº 20.019, de 2005), entre otras.
La última reforma al Código de Comercio en esta materia, en el año 2009, incorporó
el tipo societario Sociedad por Acciones “SpA”, en los artículos 424 y siguientes,
siguiendo el modelo de la legislación italiana, con modalidad constitutiva unipersonal
y pluripersonal.
Finalmente la ley N° 20.659, de 2013, titulada Simpli¿ca el régimen de consti-
tución, modi¿cación y disolución de Sociedades Comerciales, autoriza a constituir
Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada “E.I.R.L.”, sociedades de res-
ponsabilidad limitada, colectiva, en comandita simple y por acciones, sociedades por
acciones “SpA”, sociedades anónimas cerradas y sociedades de garantía recíproca,
todas de carácter comercial, mediante sistema simpli¿cado por formulario electrónico
o digital en el Registro de Empresas y Sociedades del Ministerio de Economía, lo
que implica el establecimiento de un sistema paralelo al de sociedades tradicionales,
y que se desarrollan en el presente libro.
Conforme a lo señalado en los párrafos anteriores, se puede concluir que nuestra
regulación de las sociedades es de carácter heterogénea y “miscelánea”, en el sentido
de que no encontramos una ley uniforme y única para la regulación de la sociedad,
sino que distintos cuerpos normativos, para distintos tipos y giros societarios, encon-
trando leyes de distinto tiempo y principios reguladores, lo que hace más complejo
el estudio y la especialidad de las sociedades en nuestro derecho societario. Salta
20 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Nº 2º, esto es por reunirse todas las acciones en manos de una sola persona), salvo en
el caso del artículo 69 ter de la Ley de Sociedades Anónimas.
En efecto, existe un caso de excepción en la hipótesis del artículo 69 ter de la Ley
de Sociedades Anónimas, que a propósito de quien formula una Oferta Pública de
Adquisición de Acciones (OPA), y logra el control del cien por ciento de la propiedad
accionaria, y no declaró al formular la segunda OPA, que era su voluntad disolver
la sociedad, ésta va a subsistir con un solo accionista. Este artículo 69 ter de la Ley
Nº 18.046, sobre Sociedades Anónimas, fue derogado o “eliminado” por la ley
Nº 20.382, de 2009, que introdujo perfeccionamientos a los gobiernos corporativos
de las “empresas”.
Otro caso de interés lo encontramos en la Sociedad por Acciones “SpA”, incorpora-
da en el año 2007 y regulada en los artículos 424 y siguientes del Código de Comercio,
el que señala: “La sociedad por acciones, o simplemente la “sociedad” para los efectos
de este Párrafo, es una persona jurídica creada por una o más personas mediante
un acto de constitución perfeccionado de acuerdo con los preceptos siguientes, cuya
participación en el capital es representada por acciones”, cabe hacer presente que el
legislador admite en este caso la formación unipersonal, lo que se expresa en sociedad
unipersonal, en que la sola declaración de voluntad de una persona natural o jurídica,
es su¿ciente para crearla, coherentemente el legislador utiliza las expresiones “acto
de constitución” y no el término contrato, por lo que el artículo 2053 del Código Civil
no le resulta aplicable conforme a su naturaleza jurídica.
“Se llama persona jurídica una persona ¿cticia, capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente.
Las personas jurídicas son de dos especies: corporaciones y fundaciones de bene¿-
cencia pública. Hay personas jurídicas que participan de uno y otro carácter”.
Y el artículo 547 agrega:
“Las sociedades industriales no están comprendidas en las disposiciones de este título;
sus derechos y obligaciones son reglados, según su naturaleza, por otros títulos de
este Código y por el Código de Comercio”.
Tampoco se extienden las disposiciones de este título a las corporaciones o
fundaciones de derecho público, como la nación, el ¿sco, las municipalidades, las
iglesias, las comunidades religiosas, y los establecimientos que se costean con fon-
dos del erario: estas corporaciones y fundaciones se rigen por leyes y reglamentos
especiales”.
Por lo tanto, la sociedad es una persona jurídica para nuestro ordenamiento jurí-
dico, elemento que fue aportado por el codi¿cador del siglo XIX. Nace junto con la
formación válida de la sociedad, efecto que sólo encontramos en esta forma contrac-
tual, por el solo ministerio de la ley una persona jurídica, o sea un sujeto de derecho.
Estas personas jurídicas tienen todos los atributos de la persona, tienen voluntad que
está dada por quienes administran la sociedad, nacionalidad, patrimonio y nombre o
razón social, y en la medida que desarrollan sus actividades económicas pueden gozar
de un “nombre o fama” en el mercado.
En síntesis, la sociedad tiene personalidad jurídica propia, y en concreto goza de
una personalidad jurídica de derecho privado, que persigue por esencia ¿nes de lucro,
y su capacidad jurídica se entiende dentro de su objeto o giro de negocios, aplicán-
dosele un principio de especialidad y de funcionalidad, en el sentido que en dicho
ámbito puede operar libremente.
al socio que generó el conÀicto, materias que en las sociedades deben ser resueltas
por juez árbitro.
Naturalmente, esta afectio societatis no es un elemento claro en la formación de las
sociedades de capital, como el caso de la anónima, en la que importa la formación del
capital y no necesariamente las especiales calidades de los accionistas, por ello, este
elemento es propio de las sociedades de personas donde tiene una especial valoración
y efectos jurídicos concretos como por ejemplo en las causales de terminación por
muerte de un socio, pérdida de con¿anza societaria, limitación al derecho de ceder
libremente los derechos sociales, entre otros, pero no es aplicable a las sociedades
de capital.
Pueden los socios pactar que una sociedad de giro civil se sujete a la legislación
mercantil, conforme señala el artículo 2060 del Código Civil:
“Podrá estipularse que la sociedad que se contrae, aunque no comercial por su na-
turaleza, se sujete a las reglas de la sociedad comercial”.
Este artículo permite que una sociedad se sujete a las reglas propias de las socie-
dades comerciales.
Los tipos societarios de personas civiles, pueden ser:
Sociedades civiles:
– Sociedad colectiva
– Sociedad de responsabilidad limitada con objeto civil
– Sociedad en comandita
Los tipos societarios de personas comerciales, pueden ser:
Sociedades mercantiles:
– Sociedad colectiva mercantil
– Sociedad de responsabilidad limitada con objeto mercantil
– Sociedad en comandita: simple y por acciones
– Sociedad anónima
– Sociedad por Acciones
– Empresa Individual de Responsabilidad Limitada.
De acuerdo a lo establecido en el artículo 1º de la Ley Nº 18.046 de Sociedades
Anónimas de 1981, las sociedades anónimas son siempre comerciales, con prescin-
dencia de su giro de negocios, con lo que no se les aplica la clasi¿cación de objeto
del artículo 2059 del Código Civil, lo mismo podemos señalar respecto a la Empresa
Individual de Responsabilidad Limitada, que conforme a lo dispuesto por el artículo
2º de la ley Nº 19.857, de 2003, son siempre mercantiles; al igual que el tipo Sociedad
por Acciones.
En efecto el artículo 1º de la ley Nº 18.046, sobre sociedades anónimas, establece:
“La sociedad anónima es una persona jurídica formada por la reunión de un fondo
común, suministrado por accionistas responsables sólo por sus respectivos aportes
y administrada por un directorio integrado por miembros esencialmente revocables.
La sociedad anónima es siempre mercantil, aun cuando se forme para la realización
de negocios de carácter civil”.
La regla general en materia de sociedades civiles de personas, en cuanto a su for-
mación, es la consensualidad; es decir, se perfeccionan por el simple consentimiento
de las partes en todos los elementos esenciales del contrato o negocio jurídico. Sin
embargo, y por razones de prueba y de certeza jurídica en la práctica estas socieda-
des se escrituran, según lo prescrito por el artículo 1708 del Código Civil. Esto no
signi¿ca que dichas sociedades pasan a ser solemnes, sino que se escrituran por vía
de prueba. Esta escrituración puede ser efectuada ya sea en instrumento privado o
30 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
que son más bien singulares, además en lo que se re¿ere al derecho chileno, si realiza
negocios en Chile, aun cuando transitorios, requiere la obtención de rol único tributario
para sociedad extranjera y pagar impuestos a la renta si corresponde, y
– Actividad Permanente: aquella en que la sociedad actúa en un Estado determi-
nado, y que implica el establecimiento de una sucursal de la sociedad extranjera, con
radicación de personal, capital, inicio de actividades ante el Servicio de Impuestos
Internos, ¿jación de domicilio, representantes, etcétera.
En nuestra regulación de sociedades, sólo la Ley de Sociedades Anónimas contiene
una regulación sobre el establecimiento de agencia de sociedades extranjeras en Chile,
en los artículos 121 al 124 de la ley Nº 18.046, de las agencias de sociedades anónimas
extranjeras que actúan en Chile de forma permanente. Ésta fue la única norma o ley
que reguló esta materia, hasta la dictación de la ley Nº 20.382, de 2009, que incorporó
a partir de los artículos 447 a 450 del Código de Comercio, en el Párrafo 9º del Título
VII del Libro II, denominado “De las Agencias de Sociedades Extranjeras u otras Per-
sonas Jurídicas con ¿nes de lucro”, mediante una regulación para el establecimiento
de Chile de sociedades y personas jurídicas con ¿nes de lucro distintas a las normas
existentes para la radicación de una agencia de sociedad anónima extranjera en Chile,
pero de semejante contenido.
Por ello, hasta antes de la reforma de la ley Nº 20.382, de 2009, en la materia,
se sostuvo que dichas normas de la Ley de Sociedades Anónimas se podían aplicar
por analogía a otros tipos societarios distintos a la sociedad anónima. Sin embargo,
como existía un vacío legal en la materia había quienes sostenían que se trataba de
normas de derecho estricto y, por lo tanto, sólo se podían aplicar a aquellos casos de
sociedades anónimas extranjeras, mas no respecto de otros tipos societarios, tema que
ya perdió trascendencia a partir del año 2009.
En la práctica, para operar con una sociedad extranjera distinta de la anónima,
se legaliza el estatuto de la sociedad extranjera, se inicia con la legalización del
estatuto social debidamente traducido ante el Ministerio de Relaciones Exteriores
y se legaliza el estatuto social ante el Ministerio de Justicia, luego se protocoliza
el estatuto visado y traducido si corresponde, ante notario público todo el “set” o
“dossier” de documentos respectivos. Se debe tener un representante con poder
válido, formalmente legalizado. Para el caso de las sociedades anónimas extranjeras
se aplican las normas respectivas ya citadas de la Ley de Sociedades Anónimas, que
establecen lo que sigue.
También se conocen las llamadas sociedades binacionales, que son aquellas que
se conforman con socios y aportes de capital de dos o más Estados y que puede ope-
rar con ¿liales sociales de negocios en ambos Estados, por ejemplo, el Tratado de
Inversión Minería Chileno-Argentino en Zonas Limítrofes, contempla la ¿gura de las
sociedades binacionales mineras.
Artículo 448.- Por escritura pública de la misma fecha y ante el mismo notario ante
el cual se efectúe la protocolización a que se re¿ere el artículo anterior, el agente
deberá declarar a nombre de la entidad y con poder su¿ciente para ello:
1) El nombre con que la entidad funcionará en Chile y el objeto u objetos de ella;
2) Que la entidad conoce la legislación chilena y los reglamentos por los cuales habrán
de regirse en el país, sus agencias, actos, contratos y obligaciones;
3) Que los bienes de la entidad quedan afectos a las leyes chilenas, especialmente
para responder de las obligaciones que ella haya de cumplir en Chile;
4) Que la entidad se obliga a mantener en Chile bienes de fácil realización para
atender a las obligaciones que hayan de cumplirse en el país;
5) Cuál es el capital efectivo que va a tener en el país para el giro de sus operaciones
y la fecha y forma en que éste ha de ingresar en la caja de la agencia en Chile, y
6) Cuál es el domicilio de la agencia principal.
Artículo 449.- Un extracto de la protocolización y de la escritura a que se re¿eren
los artículos precedentes, debidamente certi¿cado por el notario respectivo, en que
conste la fecha y número de la protocolización y de la escritura antes mencionada;
el nombre de la entidad y aquel con que funcionará en Chile; el domicilio que tendrá
en el país; el capital de la agencia y el nombre del agente o representante, deberá
inscribirse en el Registro de Comercio correspondiente al domicilio de la agencia
principal y publicarse, por una sola vez en el Diario O¿cial; todo ello, dentro de los
60 días contados desde la fecha de la protocolización.
Artículo 450.- El agente deberá cumplir con las mismas formalidades señaladas en
los artículos anteriores de este título, respecto de cualquiera modi¿cación que se
produzca en relación con los documentos o declaraciones a que estas disposiciones
se re¿eren, excepto la mencionada en el número 4) del artículo 448. El agente deberá
publicar el balance anual de la agencia en un diario del domicilio de ésta, dentro del
cuatrimestre siguiente a la fecha del cierre del ejercicio.”.
Por lo señalado este tipo societario conlleva la mayor exposición y riesgo para el
patrimonio de los socios, ya que el acreedor social tiene acción contra la sociedad y en
contra de todos y cada uno de sus socios colectivos; incluso la declaración de quiebra
de la sociedad colectiva puede signi¿car que el juez declare de o¿cio la quiebra de
los socios solidarios que la componen, según lo dispuesto por el artículo 51 del Libro
IV De las Quiebras del Código de Comercio.
b) Sociedad en comandita simple, distingue dos clases de socios, los gestores,
quienes responden en iguales términos que los colectivos y los comanditarios, quienes
tienen limitada su responsabilidad por las obligaciones sociales hasta el monto de sus
aportes. El artículo 483 del Código de Comercio señala:
“Los socios gestores son inde¿nida y solidariamente responsables de todas las obli-
gaciones y pérdidas sociales”.
“Los socios comanditarios sólo responden de unas y otras hasta concurrencia de sus
aportes prometidos o entregados”.
Al igual que la colectiva mercantil, la en comandita mercantil, si es declarada en
quiebra, faculta al juez para declarar la quiebra de los socios gestores, según dispone
el artículo 51 del Libro IV De las Quiebras del Código de Comercio.
c) Sociedad de responsabilidad limitada, regulada en la ley Nº 3.918, de 1923, en
su artículo 2º, establece que los socios en estos tipos societarios, responden limita-
damente por las obligaciones sociales hasta el monto de sus aportes o la suma mayor
que se indicare en los estatutos sociales.
Por lo tanto, este tipo societario tiene la ventaja de limitar la responsabilidad de
los socios sólo hasta el monto de sus aportes, lo que explica su gran difusión en Chile,
desde su autorización legal hasta nuestros días.
d) Sociedad por Acciones, regulada en los artículos 424 a 446 del Código de
Comercio (Ley Nº 20.190, de 2007), que establece régimen de limitación de respon-
sabilidad para los accionistas hasta el monto de su aporte.
e) Sociedades anónimas, este tipo societario por de¿nición legal, en el artículo
primero, inciso primero de la ley Nº 18.046, de 1981, establece que los accionistas
sólo responden hasta el monto de sus aportes, de lo que se concluye que no responden
por las obligaciones sociales frente a terceros.
desarrollo y espacio de materias a la justicia arbitral y ampliar, por lo tanto, las materias
de arbitraje forzoso, en las cuestiones comerciales en general, bajo los presupuestos
de aplicar una justicia especializada a los conÀictos societarios y del desarrollo de un
proceso jurisdiccional de breve duración en lo temporal. Esta tendencia de potenciar
la jurisdicción arbitral en materias mercantiles, la podemos constatar tanto a nivel de
comercio interno como de comercio internacional.
El conÀicto entre socios o accionistas o bien, de socios con sociedad o de los ac-
cionistas con la sociedad anónima o con sus administradores, en cualquier tiempo de
su vigencia y en fase de liquidación de una sociedad, se entregan al conocimiento y
resolución de la justicia arbitral, salvo en el caso controversial que presenta el artículo
125 de la Ley de Sociedades Anónimas, que entrega a la elección del demandante
presentar su demanda a la justicia ordinaria o solicitar la designación de juez árbitro.
En este sentido, el tratadista argentino Roque J. Caivano señala: “Una característica
común a todos los casos es que el arbitraje está paulatinamente comenzado a ser visto
como una posibilidad cierta para resolver los conÀictos interpersonales con mayor
celeridad, sencillez y economía que los que hoy puede brindar el sistema estatal de
administración de justicia”7.
En nuestro sistema procesal orgánico, el Código Orgánico de Tribunales, de 1943,
en su artículo 227 Nº 4, establece que:
“Deben resolverse por árbitros los asuntos siguientes”:
“4º. Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, o de
una sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados de una par-
ticipación, en el caso del artículo 415 del Código de Comercio”;
Este artículo omite mencionar a la sociedad de responsabilidad limitada de la ley
Nº 3.918, de 1923; sin embargo, esta sociedad en su normativa efectúa un envío a
las normas sobre sociedad colectiva de manera supletoria, y por este tipo societario
colectivo se comprende también la sociedad de responsabilidad limitada en la regla
del artículo 227 del Código Orgánico de Tribunales.
En las sociedades de personas puede ser elegido o elegidos un árbitro arbitrador o
un árbitro de derecho individualmente determinados, o bien puede ser establecida en el
estatuto de la sociedad o en la escritura de su constitución, una cláusula compromisoria
sin designación de personas especí¿cas, pero sí sus calidades especiales.
Respecto de las sociedades colectivas mercantiles se aplica lo establecido en el
artículo 352 Nº 10 del Código de Comercio:
“La escritura social deberá expresar:
10º. Si las diferencias que les ocurran durante la sociedad deberán ser o no sometidas
a la resolución de arbitradores, y en el primer caso, la forma en que deba hacerse el
nombramiento”;
7 Roque J. CAIVANO, Arbitraje, Editorial Ad Hoc, Bs. Aires, año 2000, pág. 36.
40 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
8 Saúl Argeri, Diccionario de Derecho Comercial y de la Empresa, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1981,
pág. 364.
50 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
especialidad o capacidad especial que tiene la persona jurídica, la que tiene capacidad
para actuar, pero sólo dentro del ámbito o giro de negocios, se rige por lo tanto por
el principio de especialidad.
De producirse el fenómeno de actuar más allá de su objeto o giro de negocios, surge
el problema de la oponibilidad de tal acto jurídico frente a los terceros que contrataron
con la sociedad, más allá del giro de negocios. Respecto a este tema, en el derecho
comparado hay discusión respecto a la solución a aplicar. En nuestro ordenamiento a
los terceros de buena fe siempre se les va a amparar más allá de la eventual actuación
fuera del objeto o giro de negocios, si se actúa más allá del objeto o giro se produce
una ultraactividad, pero no obstante ello, igualmente se obliga la sociedad respecto
de terceros de buena fe.
La razón o ¿rma social es, como hemos señalado, el nombre de la compañía que
permite identi¿car y distinguir a una sociedad de los otros tipos societarios, en el
mundo de los negocios.
Esta razón social no es un accesorio del establecimiento social o fabril y, por lo
tanto, no es transmisible junto a él (artículo 369 Código de Comercio).
Asimismo, puede existir una correspondencia entre la razón social de la sociedad y
el nombre comercial, que es la sigla o designación que se utiliza en los negocios frente
a terceros, el que además puede tener una registración como marca comercial, en la Ley
Nº 19.039, de Propiedad Industrial, para distinguir productos, servicios o establecimientos
comerciales o industriales de la sociedad; y puede también ampararse la razón social y el
nombre comercial como nombre de dominio CL, para su uso en Internet en sitios Web o
“direcciones electrónicas”, regulado en el Reglamento para la Registración de Nombres
de Dominio CL, de NIC Chile, entidad administrada por la Universidad de Chile.
Cada vez que la sociedad se obliga con terceros se obliga también solidariamente
a todos los socios colectivos sin que hayan manifestado su voluntad en contra. Por
lo mismo, en la práctica de los negocios no hay muchas sociedades colectivas, a
diferencia de lo que ocurre con las de responsabilidad limitada.
Cabe señalar que nuestro Código no establece que la administración societaria dé
lugar a una remuneración o retribución económica para los socios administradores, lo
que da la sensación que el legislador la entiende en un nivel de mera gratuidad, pero lo
razonable es que la gestión de administración de negocios dé lugar a una retribución,
vínculo jurídico que requiere una especial regulación ya en el estatuto social o bien
en un instrumento para societario.
3.7. El capital que introduce cada uno de los socios. Los aportes
El capital de la sociedad se forma con los aportes de los socios, siendo éste un
elemento esencial a las sociedades, que si se omite, causa inexistencia jurídica o
nulidad absoluta, según sea la teoría a que adscriba.
El capital social en su cuantía se ¿ja o determina en la escritura de constitución y
se integra con los aportes de los socios, quienes se obligan a entregarlo a la sociedad,
siendo ésta acreedora de aquéllos por este concepto. El capital social es una mención
esencial del estatuto y en caso de omisión estamos ante una inexistencia, vicio de
fondo que no admite saneamiento alguno. Se encuentra establecido en el artículo 2053
del Código Civil a propósito de la de¿nición legal de la sociedad, “la estipulación
de poner algo en común”.
El capital social debe establecerse de forma precisa y determinada en el estatuto
social y la forma como se aportará por los socios; este capital social debe expresarse
en pesos, ya sea que se aporten dinero o bienes debidamente justipreciados de común
acuerdo por los socios. Este capital se compone por el aporte de los socios. Cada
DERECHO DE SOCIEDADES 57
uno de los socios debe estipular o prometer poner un aporte o “algo en común”, el
cual puede consistir en dinero, título de crédito o cualquier clase de bienes muebles
o inmuebles o bienes incorporales, indicándose el valor de cada aporte, en resumen,
se pueden aportar toda clase de bienes corporales o incorporales, con tal que sean de
lícito comercio y se encuentren justipreciados.
Respecto de los bienes hay que determinar si éstos se aportan en propiedad, usu-
fructo, o mera tenencia con entrega de uso y goce modalidades de aportes que interesan
al tiempo de la liquidación de la sociedad, ya que los bienes aportados en usufructo
y en mera tenencia se retiran en especies, no así los bienes aportados en dominio,
respecto de los cuales el socio aportante sólo tiene un crédito que hará efectivo una
vez que se hayan pagado los acreedores sociales.
El capital social debe expresarse de manera precisa y determinada.
“El capital social asciende a la suma de X pesos o unidades de fomento, que los socios
aportan de la siguiente manera”.
Los socios pueden aportar bienes corporales e incorporales, éstos tienen que
encontrarse especi¿cados, además de la naturaleza del bien, en cuanto a la calidad o
título en que se aporta dicho bien y su justipreciación o avaluación.
Se contiene en la cláusula de capital social la especi¿cación del capital y la obli-
gación de aportar a lo que cada uno de los socios se obliga.
La sociedad entendida como un contrato es un título traslaticio de dominio, porque
en virtud de este contrato el socio contrae la obligación de aportar a la caja social
y debe cumplir con su obligación de entrega de los bienes aportados a la sociedad
(ver artículo 703 Código Civil). El tradente sería el o los socios y el adquirente es
la sociedad, quien al mismo tiempo sería el acreedor de los socios en lo relativo a la
entrega de los aportes.
Si no hay aporte no hay sociedad, da lo mismo la época de la entrega del bien que
se aporta, lo importante es que exista la estipulación de aporte de todos los socios
constituyentes, así el artículo 2055 del Código Civil señala:
“No hay sociedad, si cada uno de los socios no pone alguna cosa en común, ya consista
en dinero, efectos, ya en una industria, servicio o trabajo apreciable en dinero”.
En cuanto al incumplimiento en que pueda incurrir algún socio respecto a la
entrega del bien aportado, la sociedad puede solicitar el cumplimento forzado de
la obligación, vía ejecutiva, más indemnización de prejuicios; o bien, conforme a
lo señalado en el artículo 2101 del Código Civil, autoriza a los consocios a pedir la
disolución de la sociedad.
Puede aportarse a las sociedades todas clase de bienes, cuyo comercio no esté prohibi-
do, tanto corporales como incorporales. Dentro de los bienes corporales pueden ser bienes
muebles e inmuebles, lo normal es que estos últimos se entreguen en título traslaticio de
dominio. Puede ser también en usufructo, o como aporte en mera tenencia o uso.
Esta clasi¿cación de la forma de realizar el aporte tiene importancia para efectos de
la disolución de la sociedad. De acuerdo a las reglas del Código Civil (artículo 2102)
58 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
interesa la forma de cómo se realizaron los aportes, por ejemplo en el caso que se trate
de un bien inmueble que fue entregado en título traslaticio de dominio, se tiene un
crédito equivalente al valor del bien. Si el aporte fue en usufructo tiene el derecho a
retirar el bien aportado, consolidándose la nuda propiedad con las facultades de usar
y gozar de la cosa; lo mismo si los aportes fueron en mera tenencia, puede el socio
retirar el bien aportado en esta condición.
En el caso de que se trate de bienes raíces hay que especi¿carlos jurídicamente
porque se encuentran sujetos al sistema registral, se debe realizar la correspondiente
inscripción provocando de esta forma la tradición de dicho bien, el título en este caso
es la escritura pública.
Cuando se trata de bienes incorporales como el caso de créditos tiene que mediar
la correspondiente cesión de créditos. Si es nominativo mediante cesión de créditos,
si es a la orden se hace por el simple endoso y si se trata de un crédito al portador se
efectúa la tradición por la mera entrega manual.
Si se trata de aporte de trabajo o industria personal hay que especi¿car con la mayor
precisión posible en qué consiste dicho trabajo. Los socios capitalistas aportan bienes,
los socios industriales aportan trabajo.
En cuanto a la distribución de ganancias y pérdidas de los capitalistas el artículo
382 del Código de Comercio señala:
“Los socios capitalistas dividirán entre sí las ganancias y las pérdidas en la forma
que se hubiere estipulado. A falta de estipulación, las dividirán a prorrata de sus
respectivos aportes”.
Relativo a la participación en utilidades y pérdidas, para los socios industriales el
artículo 383 del Código de Comercio dispone:
“En cuanto a las ganancias y pérdidas correspondientes al socio industrial, se estará
a lo que se hubiere estipulado en el contrato; y no habiendo estipulación, el socio
industrial llevará en las ganancias una cuota igual a la que corresponda al aporte
más módico, sin soportar parte alguna en las pérdidas”.
Para nosotros esta última regla es discutible. Si nada dice el estatuto en el reparto
al socio industrial corresponde lo mismo que el aporte más módico de los capitalistas
en cuanto a las utilidades. Da un trato discriminatorio al aportante industrial o de
trabajo. Puede haber una mezcla, que sea en parte capitalista y en parte aportante
industrial.
En los artículos 375 a 383 del Código de Comercio se encuentra una regulación
especí¿ca a lo que se re¿ere al aporte de capital social. Se compone de los aportes que
cada socio entrega. Son exigibles a los socios en tanto esté legalizada la constitución
de la sociedad, puede especi¿carse la forma de la entrega, si nada se dice se hará en
domicilio de la sociedad.
La sociedad puede exigir el cumplimiento y la entrega del aporte. Puede suceder
que el socio se encuentre en mora de la entrega o retardo en cuyo caso la sociedad
puede, de acuerdo al artículo 379 del Código de Comercio:
DERECHO DE SOCIEDADES 59
Una sentencia de 27 junio del año 1991, de la Corte Suprema, en recurso de queja
Rol Nº 3.509, declaró:
“Que lo que prohíbe el artículo 380 es el embargo del aporte que el socio hubiere
introducido a la sociedad, cosa distinta a que se embarguen los derechos que el socio
tiene en la sociedad derechos que los tiene incorporado a su patrimonio. Si resulta
natural que no se pueda embargar el aporte, puesto que desde el momento en que se
hizo dejó de serlo del socio, para ingresar a la sociedad. Por lo tanto, lo que puede
embargarse son sus derechos de socio, ya que estamos en presencia de un bien que
pertenece al deudor y queda incluido en el derecho de prenda general regulado por
los artículos 2094 y 2096 del Código Civil. No existe en el derecho chileno ninguna
norma que prohíba este embargo ni tampoco alguna que declare que los derechos de
los socios sean inembargables”.
La sentencia dictada en el recurso de queja por la Corte Suprema, citada an-
teriormente, contiene un correcto razonamiento jurídico, en el sentido de que los
derechos sociales –bienes incorporales patrimoniales– pueden ser embargados por
los acreedores personales del socio, pero este embargo sólo tiene e¿cacia en los
frutos “civiles” –rentas– que dichos derechos puedan producir para su titular, por
ello que lo correcto es sostener que el bien embargado son los frutos que dichos
derechos sociales produzcan –hecho que depende de que existan utilidades–, por
ello siendo las sociedades de personas “intuito personae” no podemos sostener
que dichos derechos puedan ser enajenados a un tercero vía juicio ejecutivo, ya
que provocaría el efecto de poner como titular de los derechos sociales a un tercero
extraño, y además habría que modi¿car el estatuto social, acto jurídico colectivo
que requiere la unanimidad de los socios, quienes pueden negarse a tal “cesión
forzada de derechos sociales”. En doctrina civilista, Arturo Alessandri y Manuel
Somarriva, sostienen que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 2096 del
Código Civil, los acreedores no tienen otros derechos que los que les con¿ere dicha
norma, por lo que no pueden embargar los derechos sociales, porque el eventual
remate de estos derechos puede llevar al ingreso de otros socios en la sociedad, sin
el consentimiento de los restantes violando la ley del contrato y el carácter intuito
personae de las sociedades.
El artículo 2096 del Código Civil establece el mismo principio relativo a que
los acreedores personales del socio carecen de acción sobre los bienes sociales, y el
inciso tercero señala:
“Podrán también pedir que se embarguen a su favor las asignaciones que se hagan a
su deudor por cuenta de los bene¿cios sociales o de sus aportes o acciones”.
El capital social establecido en el estatuto social, puede ser aumentado por la
vía de una reforma estatutaria, o bien disminuido, para lo cual deben observarse
las normas previstas para la reforma de estatutos sociales, previstas para cada tipo
societario
62 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Las negociaciones sobre que deba versar el giro de la sociedad, se trata del giro de
negocios de la sociedad colectiva mercantil, que en la especie consiste en la ejecución
de uno o más actos de comercio, terrestre, marítimo o aéreo. Este objeto de negocios
debe estar determinado de forma precisa en el estatuto social. El legislador no suple
el silencio de esta mención, por lo que se trata de una mención esencial. En el caso
que no se encuentre puede haber inexistencia de la sociedad o un vicio de fondo en
la constitución de la misma, no saneable.
El artículo 1º de la ley Nº 19.499, de 1997, según hemos venido señalando ante-
riormente, distingue entre vicios formales –saneables– y vicios de fondo o esenciales
–no saneables – y dispone:
“La nulidad derivada de vicios formales, que afecte la constitución o modi¿cación de
una sociedad, puede ser saneada del modo que se señala en esta ley.
Sus disposiciones son aplicables a las sociedades colectivas mercantiles, a las de
responsabilidad limitada, a las en comandita simple mercantiles, a las en comandita
por acciones y a las sociedades anónimas.
Considérense vicios formales aquellos que consisten en el incumplimiento de alguna
solemnidad legal, tales como la inscripción o publicación tardía del extracto de la
escritura, o la falta de cumplimiento o el cumplimiento imperfecto de las menciones
que la ley ordena incluir en las respectivas escrituras como, por ejemplo, lo relacio-
nado con la razón social.
Los defectos relativos al contenido de las escrituras no se considerarán vicios formales,
sino de fondo, si implican la privación de algún elemento esencial al concepto de so-
ciedad o algún vicio de carácter substancial de general aplicación a los contratos.
Sin perjuicio de otras exigencias que se indican más adelante, para que sea saneable
la nulidad por vicios formales de que adolezca la constitución o modi¿cación de una
sociedad, es necesario que estos actos consten de escritura pública, o instrumento
reducido a escritura pública o protocolizado”.
La capacidad de actuación jurídica de la sociedad se encuentra enmarcada en el giro
de la sociedad, por aplicación del principio de especialidad de las personas jurídicas,
tienen un ámbito, un poder de actuar dentro del objeto o giro de la sociedad.
Puede tener un objeto único, múltiple y este último puede ser mixto o de una
naturaleza jurídica mixta (en parte civil y en parte mercantil).
Hemos señalado que el objeto o giro de negocios de las sociedades se encuentra
amparado en la garantía constitucional del Nº 21 del artículo 19 de la Constitución
Política, con la tutela del recurso de protección del artículo 20 de la constitución y
del llamado recurso de amparo económico, frente a actos u omisiones arbitrarios
e ilegales, de autoridad o sujeto privado que desconozca o perturbe dicha garantía
constitucional, tema que ya tratamos anteriormente.
DERECHO DE SOCIEDADES 63
– Por renuncia de uno de los socios, cuando dicho socio es administrador estatutario
y ha renunciado sin justa causa.
En cuanto a la vigencia de la sociedad, se trata de una mención que el legislador
suple, en el caso que no se haya instituido nada en el pacto social, el legislador pre-
sume que es de duración inde¿nida en el tiempo. La sociedad inicia su existencia
cuando se encuentra legalmente constituida y a partir de esa fecha son exigibles los
aportes prometidos por los socios. En cuanto a la disolución las causales se encuentran
establecidas en el Código Civil, sin perjuicio de las que se puedan haber establecido
en el pacto social.
El artículo 407 del Código de Comercio remite a las causales de disolución con-
templadas en el Código Civil:
“La sociedad colectiva se disuelve por los modos que determina el Código Civil”.
Este artículo efectúa un envío a las normas del Código Civil a los artículos citados
anteriormente.
Sin embargo, pueden contemplarse causales especiales de disolución en el estatuto
social.
En general, la sociedad se pacta con duración inde¿nida, si nada dice el estatuto
se entiende que es inde¿nida. En las causales de disolución del Código Civil, como
regla general, se disuelve por la muerte de uno de los socios, salvo que se pacte que
se continuará con los herederos del socio muerto.
En el caso de las sociedades de responsabilidad limitada, y por expresa mención
del artículo 4º de la ley Nº 3.918, no se disuelve en caso de muerte de algunos de sus
socios, salvo que se pacte que será causal de disolución.
El artículo 4º de la ley Nº 3.918 regula la razón social:
“La razón o ¿rma social podrá contener el nombre de uno o más de los socios, o
una referencia al objeto de la sociedad. En todo caso deberá terminar con la palabra
“limitada”, sin lo cual todos los socios serán solidariamente responsables de las
obligaciones sociales.
En lo no previsto por esta ley o por la escritura social, estas sociedades se regirán
por las reglas establecidas para las sociedades colectivas, y les serán también apli-
cables las disposiciones del artículo 2104 del Código Civil y de los artículos 455 y
456 del Código de Comercio.
La mujer casada y separada parcialmente de bienes, siempre que la separación sea
convencional, y la que ejerza un empleo, o¿cio, profesión o industria con arreglo al
artículo 150 del Código Civil, no requerirán la autorización especial de que trata el
artículo 349 del Código de Comercio para celebrar una sociedad comercial de respon-
sabilidad limitada, con relación al patrimonio que separadamente administren”.
El Código Civil en su artículo 2104 dispone que:
“La estipulación de continuar la sociedad con los herederos del difunto se subentiende
en las que se forman para el arrendamiento de un inmueble, o para el laboreo de
minas, y en las anónimas”.
DERECHO DE SOCIEDADES 65
Es decir, no se disuelve por la muerte de uno de los socios, salvo que se pacte
regla en contrario. En el caso de las colectivas sí se disuelve por la muerte de uno de
los socios, salvo pacto en contrario en el estatuto social.
En la sociedad anónima o sociedades de capitales no se prevé como causal de
disolución la muerte de uno de los accionistas, pudiendo incluso morir todos los
accionistas.
Las sociedades de personas se pueden pactar con un plazo ¿jo, en el pacto de
constitución se prevé la época de su duración y por la llegada del plazo se disuelve
la sociedad.
El artículo 350 del Código de Comercio establece, en materia de duración o vigencia
de la sociedad colectiva, la llamada “Cláusula de Prórroga” automática:
“La sociedad colectiva se forma y prueba por escritura pública inscrita en los tér-
minos del artículo 354.
La disolución de la sociedad que se efectuare antes de vencer el término estipulado, la
prórroga de éste, el cambio, retiro o muerte de un socio, la alteración de la razón social
y en general toda reforma, ampliación o modi¿cación del contrato, serán reducidos a
escritura pública con las solemnidades indicadas en el inciso anterior.
No será necesario cumplir con dichas solemnidades cuando se trate de la simple
prórroga de la sociedad que deba producirse de acuerdo con las estipulaciones que
existan al respecto en el contrato social. En este caso la sociedad se entenderá pro-
rrogada en conformidad a las estipulaciones de los socios, a menos que uno o varios
de ellos expresen su voluntad de ponerle término en el plazo estipulado mediante una
declaración hecha por escritura pública y de la cual deberá tomarse nota al margen
de la inscripción respectiva en el Registro de Comercio antes de la fecha ¿jada para
la disolución”.
Esta cláusula de prórroga de vigencia es de común aplicación en las sociedades de
personas. Consiste en que se pacta un plazo en el estatuto y se declara en la misma
cláusula que si ninguno de los socios mani¿esta su voluntad de poner término a la
sociedad se entenderá prorrogada por otro período igual de tiempo.
La declaración de voluntad unilateral incausada del socio que desee poner término
a la sociedad deberá constar por escritura pública y tomar razón de ella en el extrac-
to de la constitución en el Registro de Comercio correspondiente, dentro del plazo
pactado en el estatuto.
En síntesis, en materia de causales de disolución de la sociedad, cabe tener presente
que ellas pueden tener su origen en el pacto social, en la ley, en sentencia judicial
¿rme de Tribunal Arbitral, de Tribunal de Defensa de la Libre Competencia según
artículo 26 D.L. Nº 211, que señala: “La sentencia de¿nitiva será fundada, debiendo
enunciar los fundamentos de hecho, de derecho y económicos con arreglo a los cuales
se pronuncia. En ella se hará expresa mención de los fundamentos de los votos de
minoría, si los hubiere. Esta sentencia deberá dictarse dentro del plazo de cuarenta
y cinco días, contado desde que el proceso se encuentre en estado de fallo.
66 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
La idea del legislador es que la sociedad debe entregar una cantidad de dinero a
los socios durante su vigencia, para su mantención y que ellos acuerden mediante
pacto especial. Estos retiros se establecen en el pacto social o en instrumento para
societario especial, y son con cargo a las utilidades.
Se trata de una cláusula accidental, pero no es necesario que conste en el estatuto.
Sin embargo se tiene que regular, a menos que de común acuerdo entre los socios
colectivos, el problema surge cuando uno o más socios retiran más dinero efectivo
o bienes de lo pactado. Este conÀicto societario se encuentra regulado en el artículo
404 Nº 1 del Código de Comercio:
“Se prohíbe a los socios en particular:
1º Extraer del fondo común mayor cantidad que la asignada para sus gastos parti-
culares.
La mera extracción autoriza a los consocios del que la hubiere veri¿cado para obligar
a éste al reintegro o para extraer una cantidad proporcional al interés que cada uno
de ellos tenga en la masa social.
2º Aplicar los fondos comunes a sus negocios particulares y usar en éstos de la ¿rma
social.
El socio que hubiere violado esta prohibición llevará a la masa común las ganancias,
y cargará él solo con las pérdidas del negocio en que invierta los fondos distraídos,
sin perjuicio de restituirlos a la sociedad e indemnizar los daños que ésta hubiere
sufrido.
Podrá también ser excluido de la sociedad por sus consocios.
DERECHO DE SOCIEDADES 67
deberá agregar a su nombre o razón social las palabras ‘en liquidación’. Durante
la liquidación, la sociedad sólo podrá ejecutar los actos y celebrar los contratos
que tiendan directamente a facilitarla, no pudiendo en caso alguno continuar con la
explotación del giro social. Sin perjuicio de lo anterior, se entenderá que la sociedad
puede efectuar operaciones ocasionales o transitorias de giro, a ¿n de lograr la mejor
realización de los bienes sociales”.
En 1981, el legislador de la sociedad anónima en el artículo 109 de la LSA repite
de manera expresa el principio –implícito– establecido en el artículo 410 del Código
de Comercio, en cuanto a que durante la liquidación subsiste la personalidad jurídica
de la sociedad disuelta. Para el Código de Comercio como para la ley de sociedades
anónimas la disolución no causa comunidades, sino que subsiste la persona jurídica
para todos los efectos hasta la completa liquidación de la sociedad.
Puede determinarse en el estatuto la forma y personas que van a ser el o los liqui-
dadores, pero puede ser que dicha cláusula no exista, o bien, que la persona designada
no acepte el cargo o no exista; como fuere, las normas que regulan la liquidación
suplen el silencio del estatuto social.
La liquidación puede ser practicada por todos los socios de común acuerdo. Cual-
quiera de los socios puede solicitar un liquidador, de forma unánime o recurrir a la
justicia ordinaria para pedir la designación del liquidador. Lo más probable es que el
liquidador sea designado por la justicia ordinaria, en cuyo caso lo óptimo es que el
liquidador sea una persona con experticia en la materia.
Cualquiera sea la fuente de designación del Liquidador o Comisión Liquidadora,
según corresponda, ésta debe ser reducida a escritura pública e inscrita en extracto
en el Registro de Comercio, correspondiente al domicilio de la sociedad, según lo
dispuesto en el artículo 22 Nº 5 del Código de Comercio.
El Liquidador o la Comisión Liquidadora va a desplazar las potestades de los ad-
ministradores ordinarios de la sociedad en liquidación; esto es, desplazan en sus com-
petencias al directorio y eventualmente al gerente general, según corresponda. Tiene
el liquidador la competencia para hacerse cargo de los negocios de la sociedad para los
efectos de la liquidación. Tiene un encargo o gestión de negocios especí¿co, cual es
poner término a los negocios sociales, concluir, agotar las operaciones pendientes. No
puede iniciar nuevos negocios, a menos que tiendan a la liquidación de la sociedad.
El Liquidador o la Comisión Liquidadora puede y debe proceder a la liquidación,
enajenando los activos obteniendo los mejores precios posibles. Debe proceder a
pagar a los acreedores sociales. Puede ocurrir que en el proceso de liquidación haya
liquidez su¿ciente para pagar todos los acreedores sociales, el remanente se debe
distribuir a los socios a prorrata de sus aportes y acciones. Se paga según el orden de
prelación de crédito de cada uno de acuerdo a lo establecido en los artículos 2472 y
siguientes del Código Civil.
Una vez que se haya pagado a todos los acreedores sociales, si queda un remanente
se reparte a todos los socios a prorrata de su aporte, por ello se suele explicar que
70 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
los acreedores sociales gozan de un derecho preferente respecto de los socios para el
pago de sus acreencias.
justi¿ca toda vez que el liquidador es un verdadero administrador de bienes ajenos, con
obligación ¿nal de rendir cuenta de su gestión a los socios. Además, este liquidador
desplaza a los administradores de la sociedad durante la fase de liquidación.
2º A continuar y concluir las operaciones pendientes al tiempo de la disolución.
No se pueden abrir nuevos negocios, salvo que la ejecución del nuevo negocio
tienda directamente a facilitar la ejecución y por cierto es deber del liquidador cerrar
o poner término a los negocios pendientes.
3º A exigir la cuenta de su administración a los gerentes o cualquiera otro que
haya manejado intereses de la sociedad.
El liquidador está habilitado para pedir cuenta de gestión a los gerentes y socios
que hayan administrado la sociedad, sobre todo en la perspectiva de poner término a
los negocios sociales pendientes.
4º A liquidar y cancelar las cuentas de la sociedad con terceros y con cada uno
de los socios.
Se trata de un pago ordenado a los acreedores sociales, que tengan sus créditos
documentados y se paga conforme a las reglas de la prelación de créditos, establecidas
en los artículos 2472 y siguientes del Código Civil.
5º A cobrar los créditos activos, percibir su importe y otorgar los correspondientes
¿niquitos.
En materia de cobranza de créditos a los deudores de la sociedad el liquidador
puede cobrar tanto judicial como extrajudicialmente, con amplias facultades.
6º A vender las mercaderías y los muebles e inmuebles de la sociedad, aun cuando
haya algún menor entre los socios, con tal que no sean destinados por éstos a ser
divididos en especie.
La idea es enajenarlos a valor de mercado para producir liquidez y poder pagar a
los acreedores.
7º A presentar estados de la liquidación cuando los socios lo exijan.
Éstos tienen la potestad de ¿scalizar a los liquidadores. Pueden ser removidos por
los socios. En el caso que haya sido el tribunal quien designó al liquidador hay que
recurrir a éste para solicitar la remoción del liquidador.
8º A rendir al ¿n de la liquidación una cuenta general de su administración.
“La regla de responsabilidad del liquidador es que éste responde de culpa leve,
ya que se trata de un mandatario remunerado y la rendición de cuenta, parciales y/o
¿nal, debe ser documentada”.
Código de Comercio art. 417:
“Los liquidadores nombrados en el contrato social podrán renunciar o ser removidos
por las causas y en la forma que señala el artículo 2072 del Código Civil.
El que fuere nombrado en otra forma podrá renunciar o ser removido según las reglas
generales del mandato”.
72 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Esta mención del domicilio no es esencial, a partir del año 1997, ya que con la
Ley de Saneamiento de las Sociedades Nº 19.499 y de acuerdo a lo establecido en
el artículo 355 del Código de Comercio, si se omite el domicilio en la escritura de
constitución se entenderá domiciliada en el lugar en donde fue otorgada la escritura
de constitución.
El artículo 355 del Código de Comercio en cuanto a la omisión de domicilio en la
escritura de constitución establece:
“Si en la escritura social se hubiere omitido el domicilio social se entenderá domici-
liada la sociedad en el lugar de otorgamiento de aquélla”.
Se entiende por lugar de otorgamiento la ciudad o comuna correspondiente a la del
notario público en donde se ha otorgado la escritura. Este domicilio de la sociedad,
ya sea contractual o establecido por ley, determina el Registro de Comercio compe-
tente para los efectos de la inscripción del extracto, según señala el artículo 354 del
Código de Comercio.
Antes del año 1997, las sociedades en las que se había omitido el domicilio en la
escritura de constitución le faltaba un elemento esencial que el legislador no suplía
ante la omisión, vicio que sólo podía ser saneado por la denominada “Repactación
Social”; esto signi¿caba en los hechos el otorgamiento de una nueva escritura pública,
subsistiendo su personalidad jurídica, con la ¿nalidad exclusiva de sanear en la cita-
da repactación el o los vicios formales que existieren en la escritura de constitución
social. Como antecedente histórico, este procedimiento de repactación social surgió
como una solución en el ámbito de las instituciones bancarias, las que al realizar un
estudio legal a la sociedad respectiva, si reparaban la existencia de vicios formales,
sugerían como solución al problema proceder a la “repactación” social, lo que en
la práctica se traducía en otorgar el pacto social nuevamente, con las solemnidades
correspondientes.
Finalmente, el domicilio social es importante para establecer la competencia de los
Tribunales, a los ¿nes de demandar en sede civil a la sociedad conforme a las reglas
de competencia establecidas en el Código Orgánico de Tribunales, e importa también
para efectos de la iniciación de actividades como contribuyente ante el Servicio de
Impuestos Internos.
“todas las personas naturales y jurídicas y las entidades o agrupaciones sin perso-
nalidad jurídica, pero susceptibles de ser sujetos de impuestos, que en razón de su
actividad o condición causen o puedan causar impuestos, deben estar inscritas en el
Rol Único Tributario de acuerdo con las normas del régimen respectivo”.
En la práctica hay personas que no quieren formar sociedades formales sino que
celebran un contrato que se llama Sociedad de Hecho, teniendo prácticamente casi
todos los elementos de la sociedad. Jurídicamente no se forma sociedad.
El legislador la regula como comunidad, si no dice nada se aplican subsidiariamente
las reglas del artículo 356 del Código de Comercio.
Esta sociedad de hecho adolece de nulidad de pleno derecho, por lo tanto no requiere
de declaración jurídica, no admitiendo saneamiento, pero puede actuar.
El artículo 357 del Código de Comercio regula la sociedad colectiva de hecho en
los siguientes términos:
“La sociedad que adolezca de nulidad por incumplimiento de lo prescrito en el artículo
350 gozará de personalidad jurídica y será liquidada como una sociedad si consta de
escritura pública o de instrumento reducido a escritura pública o protocolizado. Todo
ello, sin perjuicio del saneamiento del vicio en conformidad con la ley.
Los socios responderán solidariamente a los terceros con quienes hubieren contratado
a nombre y en interés de la sociedad de hecho”.
También modi¿cado por la ley de saneamiento, éste a diferencia de lo establecido
en el artículo 356 del Código de Comercio sí admite saneamiento. Se trata de una
sociedad irregular o de hecho saneable.
Lo que se castiga en sí, lo que no tolera el legislador, es el mero documento privado
que contenga el pacto social.
El artículo 358, Código de Comercio, excluye la posibilidad de saneamiento tácito,
respecto de la sociedad viciada:
“La ejecución voluntaria del contrato de sociedad no purga la nulidad de que ado-
lezca por incumplimiento de solemnidades legales, sin perjuicio del saneamiento a
que alude el artículo anterior”.
Y el artículo 361 señala el camino de saneamiento ante la falta de inscripción de
extracto de una modi¿cación:
“La modi¿cación cuyo extracto no ha sido oportunamente inscrito en el Registro
de Comercio no producirá efectos ni frente a los socios ni frente a terceros, salvo el
caso de saneamiento en conformidad a la ley y con las restricciones que ésta impone.
Dicha privación de efectos operará de pleno derecho, sin perjuicio de la acción por
enriquecimiento sin causa que proceda.
La modi¿cación oportunamente inscrita en el Registro de Comercio, pero que adolezca
de vicios formales, produce efecto frente a los socios y terceros, mientras no haya
sido declarada su nulidad.
La declaración a que se re¿ere el inciso anterior no produce efecto retroactivo y sólo
regirá para las situaciones que ocurran a partir del momento en que esté ejecutoriada
la sentencia que la contenga”.
DERECHO DE SOCIEDADES 79
No se puede prosperar una declaración de nulidad sin que el que la alega pruebe
que sufría un perjuicio de carácter patrimonial. Tiene que haber un perjuicio econó-
mico.
También se encuentra la regla del artículo 83 del Código de Procedimiento Civil
al regular el incidente de nulidad procesal, quien alega la nulidad procesal tiene que
demostrar que el acto procesal viciado de nulidad le causa un perjuicio procesal.
También se encuentra establecido en el artículo 77 de la Ley de Letra de Cambio y
Pagaré (Nº 18.092), que señala:
“El Tribunal podrá desechar la nulidad de un protesto cuando el vicio no hubiere
causado un efectivo perjuicio al que lo invoca”.
El artículo 9º de esta ley tiene una enumeración de vicios pequeños que no son ni
de fondo ni de forma:
“No constituyen vicios formales de nulidad de una sociedad o de sus modi¿caciones
y, por lo tanto, no requieren ser saneados los siguientes errores que puedan contener
las correspondientes escrituras públicas, o sus extractos inscritos o publicados:
a) Errores ortográ¿cos o gramaticales o la contracción o resumen de palabras, si de
ello no puede derivarse dudas en cuanto al sentido de la estipulación. Esta regla se
aplicará aun cuando se trate de expresiones que constituyan una formalidad legal;
b) Errores cometidos en la individualización de socios, accionistas o representantes, si de
ello no puede derivarse dudas en cuanto a la identidad de la persona de que se trata;
c) Errores numéricos o de cifras o porcentajes, que mani¿estamente no sean de ca-
rácter sustancial;
d) Errores en los datos o características de los aportes, si de ello no puede derivarse
dudas en cuanto a su determinación, y
e) En general, las disconformidades no esenciales que existan entre las escrituras y
las inscripciones o publicaciones de sus respectivos extractos. Se entiende por dis-
conformidad esencial aquella que induce a una errónea comprensión de la escritura
extractada.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso primero, en cualquier momento podrán sub-
sanarse estos errores mediante escritura pública suscrita por alguna de las personas a
que se re¿ere el artículo 30, letra a), inciso segundo, o alguno de los administradores
de la sociedad”.
Por su parte el artículo 10 establece que no puede alegarse la nulidad si ha operado
una causal de disolución, por lo tanto ya estamos en fase de liquidación: artículo 10
ley Nº 19.499 señala:
“No podrá alegarse en juicio la nulidad fundada en vicios formales que afecten la cons-
titución o modi¿cación de una sociedad, una vez que ésta se encuentre disuelta”.
Para el saneamiento de vicios formales en la constitución de sociedades en régi-
men digital o electrónico, la ley Nº 20.659, de 2013, establece en su artículo 16 un
sistema especial para estas sociedades, con aplicación de la ley Nº 19.499, de 1997,
82 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
9 Enrique ZALDÍVAR, Anomalías Societarias, “Adbocatus”, pág. 67, Córdoba, Rep. Argentina.
10 Saúl ARGERI, Diccionario de Derecho Comercial y de la Empresa, pág. 368, Astrea, Buenos Aires,
1982).
84 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
El artículo 356 del Código de Comercio establece una sanción de nulidad de pleno
derecho, que da lugar a una comunidad, con régimen de responsabilidad solidaria
respecto de terceros y que no admite saneamiento y dispone que:
“La sociedad que no conste de escritura pública, o de instrumento reducido a escri-
tura pública, o de instrumento protocolizado, es nula de pleno derecho y no podrá
ser saneada.
No obstante lo anterior, si existiere de hecho dará lugar a una comunidad. Las ganan-
cias y pérdidas se repartirán y soportarán y la restitución de los aportes se efectuará
entre los comuneros con arreglo a lo pactado y, en subsidio, de conformidad a lo
establecido para la sociedad.
Los miembros de la comunidad responderán solidariamente a los terceros con quienes
hubieren contratado a nombre y en interés de ésta; y no podrán oponer a los terceros
la falta de los instrumentos mencionados en el inciso primero. Los terceros podrán
acreditar la existencia de hecho por cualquiera de los medios probatorios que reconoce
este Código; y la prueba será apreciada de acuerdo a las reglas de la sana crítica”.
forma y meramente incidentales. En esta sistemática, sólo se pueden sanear los vicios
formales y los incidentales, mas no así los llamados vicios de fondo que no admiten
saneamiento,
En este contexto, se entiende por vicio formal:
“Considérense vicios formales aquellos que consisten en el incumplimiento de alguna
solemnidad legal, tales como la inscripción o publicación tardía del extracto de la
escritura, o la falta de cumplimiento o el cumplimiento imperfecto de las menciones
que la ley ordena incluir en las respectivas escrituras, como, por ejemplo, lo relacio-
nado con la razón social” (art. 1º, inciso 3º, ley Nº 19.499).
El artículo 9º de la ley Nº 19.499 señala que no constituye vicio formal y en su
letra e) consagra la regla general subsidiaria para vicios incidentales:
“En general, las disconformidades no esenciales que existan entre las escrituras y
las inscripciones o publicaciones de sus respectivos extractos. Se entiende por dis-
conformidad esencial aquella que induce a una errónea comprensión de la escritura
extractada”.
Indudablemente los mayores problemas interpretativos, para los jueces y opera-
dores jurídicos, surgirán en relación de delimitar cuándo estamos frente a un vicio
formal, sanable, a un vicio de fondo y cuándo no estamos frente a un vicio incidental
de acuerdo a las reglas del artículo 9º de la ley.
Para la categoría vicio de fondo se señala:
“Los defectos relativos al contenido de las escrituras no se consideraran vicios forma-
les, sino de fondo, si implican la privación de algún elemento esencial al concepto de
sociedad o algún vicio de carácter sustancial de general aplicación a los contratos”
(art. 10 inciso 4º ley Nº 19.499).
Son elementos esenciales al contrato de sociedad la existencia de dos o más perso-
nas (para los tipos societarios que así lo requieran), la estipulación de aporte (capital
social), el ánimo o voluntad de formar la sociedad o compañía (afectio societatis)
(art. 2053 C. Civil); y, son elementos de la esencia o existencia comunes a todo acto
jurídico, la capacidad legal, la voluntad libre de vicios, una causa lícita, el objeto
lícito y las solemnidades en los actos jurídicos que se exigen ciertas formas típicas
en consideración a la naturaleza del mismo.
6.4. Conclusión
La ley Nº 19.499, publicada en el Diario O¿cial de fecha 11 de abril de 1997,
que establece normas de procedimiento para sanear vicios formales y que modi¿có
el Código de Comercio y otros cuerpos legales, que pueden afectar a las Sociedades
Comerciales y de Responsabilidad Limitada, en su constitución y modi¿cación, vino
a llenar un vacío legal que la práctica jurídica ya había resuelto por la vía de la lla-
mada “repactación del pacto social”, que consistía en modi¿car la sociedad viciada
en un tópico cualquiera y en esta virtud sanear los vicios de que padecía, volviendo a
otorgar un texto refundido de la sociedad, cumpliendo con las solemnidades que la ley
exigía al tipo societario. Entendemos que esta solución práctica de la “repactación”
de la sociedad viciada tuvo su origen en los negocios bancarios, ya que los Bancos
al detectar la existencia del vicio, a ¿n de materializar un negocio bancario con una
sociedad sana, exigían esta solución.
11 Hugo PEREIRA ANABALÓN, Derecho Procesal del Trabajo, pág. 320, Editorial Jurídica ConoSur,
Santiago, 1984.
88 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
“Sociedad en comandita es la que se celebra entre una o más personas que prometen
llevar a la caja social un determinado aporte, y una o más personas que se obligan
a administrar exclusivamente la sociedad por sí o sus delegados y en su nombre
particular.
Llámanse los primeros socios comanditarios, y los segundos gestores”.
Lo que caracteriza a los socios comanditarios es que son simples socios capitalistas
o meros aportantes de capital y a la vez se inhiben, renuncian a la potestad o poder de
administrar los bienes sociales y sus nombres no ¿guran en la razón social.
En paralelo los gestores también y al igual que los comanditarios, efectúan aportes,
pero sólo los gestores tienen el monopolio o exclusividad en la materia de administrar
los negocios sociales. Como consecuencia de esto tienen una regla de responsabili-
dad diferente respecto a las obligaciones sociales, ya que responden en los mismos
términos que los socios colectivos, es decir, solidaria e ilimitadamente. En cambio el
comanditario sólo responde hasta el monto del aporte.
De ahí que se diga que es una evolución de la sociedad colectiva, para así limitar
la responsabilidad de los socios comanditarios, que no quieren administrar la sociedad
y a la vez no asumen la responsabilidad solidaria propia de los gestores. Este tipo
societario tuvo una gran aplicación hasta la aparición de las sociedades de responsa-
bilidad limitada a ¿nes de Siglo XIX. .
Con lo dicho, la sociedad en comandita simple es aquélla en que existen dos tipos
de socios, los gestores que responden solidariamente de las obligaciones sociales y
tienen el poder de administración de los negocios sociales y los comanditarios que
sólo responden hasta el monto de sus aportes, y no tienen poder de administración,
y en que para ceder los derechos sociales se requiere el consentimiento unánime de
todos los socios más la consiguiente reforma estatutaria.
Hoy en día este tipo societario no tiene gran adhesión por el tema de la respon-
sabilidad solidaria e ilimitada. No así la modalidad de sociedades en comandita por
acciones, las que pueden transar sus valores en el mercado de valores, según lo dis-
puesto por el artículo 1º de la Ley Nº 18.045, de Mercado de Valores.
En cuanto a su regulación legal se rige entonces por las reglas propias de la socie-
dad en comandita, y en subsidio, sólo si no se oponen a la naturaleza del contrato, se
aplican las normas de la sociedad colectiva comercial.
Con todo eso, su aporte puede consistir en la comunicación de un secreto de arte o cien-
cia, con tal que no lo aplique por sí mismo ni coopere diariamente a su aplicación”.
No puede el comanditario realizar aporte de industria o trabajo, lo anterior porque si
no pasaría a ser un socio gestor. Este tipo de aporte sólo está reservado para los socios
gestores. Puede ser un secreto empresarial o fabril, con tal que no lo aplique por sí
mismo sino que se lo entregue a un socio gestor, para que este último lo aplique.
6. Actos permitidos a los socios comanditarios
El legislador, en los artículos 481, 482 y 487 del Código de Comercio, tipi¿ca
una serie de actos que es legítimo a los comanditarios y que no pone en riesgo su
responsabilidad, los que transcribimos seguidamente:
Artículo 481:
“El comanditario puede, sin perder el carácter de tal, asistir a las asambleas, y tendrá
en ellas voto consultivo”.
Artículo 482:
“Puede también ceder sus derechos, mas no transferir la facultad de examinar los libros
y papeles de la sociedad mientras ésta no haya dado punto a sus operaciones”.
Artículo 487:
“No son actos administratorios de parte de los comanditarios:
1º Los contratos que por cuenta propia o ajena celebren con los socios gestores;
2º El desempeño de una comisión en una plaza distinta de aquella en que se encuentre
establecido el domicilio de la sociedad;
3º El consejo, examen, inspección, vigilancia y demás actos interiores que pasan entre
los socios, siempre que no traben la libre y espontánea acción de los gestores;
4º Los actos que colectiva o individualmente ejecuten como comuneros después de la
disolución de la sociedad”.
El legislador, sin perjuicio de establecer la prohibición de ejercer la administración
por parte de los socios comanditarios, establece cuatro actos jurídicos que no implican
administración. Éstos se encuentran establecidos en el artículo 487 del Código de
Comercio, ya transcrito, y en relación con el artículo 484 del mismo cuerpo legal.
El artículo 484 establece la prohibición de administrar para el comanditario:
“Se prohíbe al socio comanditario ejecutar acto alguno de administración social, aun
en calidad de apoderado de los socios gestores”.
El artículo 51 del Libro IV de las Quiebras, del Código de Comercio, regula un caso
muy importante respecto a la responsabilidad de los socios en la sociedad colectiva
y en comandita comerciales. Se trata del caso más complejo de la regulación de la
responsabilidad de los socios comanditarios. Este artículo establece el caso en que el
juez que declara la quiebra de la Sociedad Colectiva Comercial y de la Sociedad en
Comandita Simple, puede declarar de o¿cio en quiebra a los socios solidarios que la
componen. La solidaridad legal pasiva es el fundamento de estas llamadas quiebras
consecuenciales. Si se acredita que existe una causal legal para declarar la quiebra de
la sociedad, existiendo incumplimiento de la obligación social, y por lo tanto deben
también responder por estas obligaciones sociales los socios solidariamente. Los
gestores responden en igual término que los colectivos, entonces no hay problema en
cuanto al fundamento de tan radical medida procesal, pero también se puede declarar
la quiebra del o los socios comanditarios cuando hayan tolerado la inserción de su
nombre en la razón social, respondiendo de manera solidaria e ilimitada.
El artículo 51 antes mencionado incluye solamente la hipótesis de inserción del
nombre del o los comanditarios en la razón social, pero no el caso de que el socio
comanditario administre o haya administrado la sociedad en comandita. Para el le-
gislador es más grave que el socio comanditario tolere la inserción de su nombre en
la razón social, por lo que habilita a los Tribunales a declarar la quiebra de o¿cio de
los gestores y del o los comanditarios.
Estas normas que regulan la quiebra consecuencial son de derecho estricto, por
lo que no cabe una interpretación analógica, por lo que no se puede sostener que se
pueda declarar en quiebra cuando se ha realizado acto de administración, de parte
del socio comanditario.
Como regla de cierre, el legislador declara que todo lo que no está especialmente
previsto en las reglas de esta sociedad, dará lugar a un reenvío a las normas de la
sociedad colectiva. Por último, en caso de duda, la sociedad se reputará colectiva.
Concluye la regulación a la sociedad en comandita simple, señalando el artículo
490 que:
“En caso de duda, la sociedad se reputará colectiva”.
por los socios constituyentes. Este principio de efectividad del capital social evita
que se forme una sociedad de papel y se reconoce como el Principio de Efectividad
del Capital.
9. Prueba o acreditación de la
formación de la sociedad en comandita por acciones
mercantil y acreditación de vigencia, respecto de terceros
La misma responsabilidad podrá ser declarada contra los fundadores de la sociedad que
hayan llevado un aporte en especie y estipulado a su favor ventajas particulares”.
El artículo 502, respecto a la responsabilidad de los miembros de la Junta, por-
menoriza:
“Cada uno de los miembros de la junta de vigilancia será solidariamente responsable
con los gerentes:
1º Cuando haya permitido a sabiendas que en los inventarios se cometan inexactitudes
graves que perjudiquen a la sociedad o a terceros;
2º Siempre que con conocimiento de causa haya consentido en que se distribuyan
dividendos no justi¿cados por inventarios regulares y sinceros”.
La competencia de este órgano societario junta de vigilancia se encuentra regulada
en el artículo 499 del Código de Comercio. Sus derechos en el artículo 500 del Código
de Comercio. La responsabilidad en el artículo 501. Conductas que pueden causar
daño artículo 502 Código de Comercio.
El legislador tipi¿ca penalmente ciertas conductas en el artículo 505 del Código
de Comercio, estableciendo conductas típicas de estafas o defraudaciones.
Código de Comercio, artículo 505:
“Serán castigados con arreglo a las prescripciones del Código Penal:
1º Los que por simulación de suscripciones o entregas, por publicación maliciosa
de suscripciones o entregas que no existen, o mediante otros hechos falsos, hayan
obtenido o procurado obtener suscripciones o entregas;
2º Los que para provocar suscripciones o entregas publiquen de mala fe los nombres
de personas a quienes se suponga relacionadas con la sociedad, a cualquier título
que sea”.
13 Álvaro PUELMA ACCORSI, Sociedades, tomo I, Ed. Jurídica de Chile, pág. 240.
DERECHO DE SOCIEDADES 105
a los otros participantes. De ahí que el artículo 510 del Código de Comercio diga que
el gestor se reputa único dueño.
En cuanto al rol del gestor el artículo 510 establece:
“El gestor es reputado único dueño del negocio en las relaciones externas que produce
la participación.
Los terceros sólo tienen acción contra el administrador, del mismo modo que los
partícipes inactivos carecen de ella contra los terceros.
Unos y otros, sin embargo, podrán usar de las acciones del gerente en virtud de una
cesión en forma”.
Los terceros tienen acción sólo contra el gestor y los otros socios no tienen acción
contra terceros.
Este contrato tiene un carácter estrictamente privado o reservado, de acuerdo a lo
establecido en el artículo 509 del Código de Comercio. No constituye una persona
jurídica, carece de razón social, patrimonio colectivo y domicilio. El contrato es de
naturaleza consensual y, por lo tanto, puede probarse por todos los medios que esta-
blece el Código de Comercio, incluido testigos.
Desde un punto de vista práctico lo más probable es que la asociación conste por
escrito, en instrumento privado, lo que facilita su prueba y otorga certeza jurídica a
sus partícipes.
Remarcando el carácter contractual “privado” o con¿dencial el artículo 509 de-
¿ne:
“La participación es esencialmente privada, no constituye una persona jurídica, y
carece de razón social, patrimonio colectivo y domicilio.
Su formación, modi¿cación, disolución y liquidación pueden ser establecidas con los
libros, correspondencia, testigos y cualquiera otra prueba legal”.
Como norma de cierre para los efectos de resolver los casos no previstos, el legis-
lador hace aplicable a las partes del contrato las normas que regulan las sociedades
mercantiles, este reenvío a las normas de las sociedades mercantiles, pensamos que se
re¿ere a la sociedad colectiva mercantil, por tratarse del arquetipo de las sociedades
de personas y por tratarse de la más regulada en nuestro Código de Comercio.
El artículo 511 la asemeja a la sociedad en cuanto a las relaciones de los asocia-
dos:
“Salvas las modi¿caciones resultantes de la naturaleza jurídica de la participación,
ella produce entre los partícipes los mismos derechos y obligaciones que con¿eren e
imponen a los socios entre sí las sociedades mercantiles”.
Para la solución de conÀictos entre los asociados y especialmente en lo referente
a la obligación del gestor de rendir cuenta de su gestión a sus partícipes, se recurre al
arbitraje forzoso, conforme la regla 4ª del artículo 227, Código Orgánico de Tribuna-
les, y en todo caso se le aplican las normas de las sociedades mercantiles, de manera
supletoria, con lo que igualmente nos conducen a las reglas de arbitraje forzoso.
DERECHO DE SOCIEDADES 111
potencialidades sin formar ni crear una corporación o recurrir al estatus jurídico de una
partner ship (caso “Ross v/s Willet”, New York, 1894) Sociedad en nuestro sistema
jurídico. En este sentido muestra una buena similitud con el contrato de asociación
o cuentas en participación, regulado en los artículos 507 a 511 de nuestro Código de
Comercio de 1865.
Nace el joint venture en lo jurídico como una creación jurisprudencial a ¿nes del
siglo XIX y en el siglo XX adquiere reconocimiento legal. Así en Inglaterra en la
Partner Ship Act de 1890 –Proyecto de Sir Pollok– y en Estados Unidos en la Uni-
form Partner Ship Act y en la Uniform Limited Partner Ship Act 1914 basados en el
common law y hoy adoptados en la mayoría de los estados de Estados Unidos.
El joint venture adquiere difusión y aplicación después de la Segunda Guerra
Mundial en Europa y Estados Unidos, con gran aplicación a la industria extractiva,
en obras de gran envergadura y en especial en la industria petrolera en los países
árabes, por sus bondades y seguridades para adaptarse e¿cazmente a la inversión
coparticipada (por ejemplo en los contratos Kuwait –B.P. Gulf Oil Inc.– en Libia de
septiembre de 1972).
Anotamos desde ya que el joint venture tiene un carácter esencialmente ad-hoc
o especial por su objeto y es un concepto jurídico actualmente en evolución, según
se explicará más adelante. Para ilustrar y explicar el tema que nos ocupa creemos
de interés destacar las principales características de un joint venture que permiten
distinguir los de otros tipos contractuales, tales como sociedades, asociaciones y
sociedades irregulares o de hecho y/o sociedades accidentales:
Principales características que presenta la institución:
1ª. El carácter ad-hoc: es de la naturaleza del joint venture estar destinado a un
proyecto único y especí¿co; esto es, que sea particular la aventura a un giro de ne-
gocios y no generalizada;
2ª. Necesidad de una contribución: para que haya joint venture los partícipes deben
efectuar una contribución a la aventura común, sea en bienes, tecnología, derechos,
know how, aplicación de ingenio, ¿nanciamiento, recursos naturales, etc.;
3ª. Crea una comunidad de intereses: es propio del joint venture crear una co-
munidad activa de intereses, lo que importa o signi¿ca una relación de con¿anza o
“¿duciaria” entre los partícipes o partners, interesa lo que cada parte es y aporta a la
aventura común. En este sentido destaca su carácter “intuito personae”;
4ª. Búsqueda de utilidad común: los vínculos que establecen las partes apuntan al
logro de una utilidad o bene¿cio común en virtud de la participación en el aporte;
5ª. Contribución en las pérdidas: los partícipes estipulan una cuota parte de par-
ticipación en las eventuales pérdidas riesgo y limitación de responsabilidad por la
gestión de la operación (pro cuota);
6ª. Recíproca facultad para representar y obligar al otro (mutual agency), cada par-
tícipe en el joint venture tiene la facultad para obligar al otro, frente a terceros, incluso
a los ocultos “secretos”, dentro del ámbito del “joint venture”, con salvedades;
114 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
legal entre nosotros en virtud del principio de libertad contractual –ley del contrato
artículo 1545 del Código Civil– que establece que:
“Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes y no puede ser
invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.
Y en virtud del principio de la autonomía de la voluntad, unido éste al principio
de orden público económico constitucional contenido en el artículo 19 Nº 21 de la
Constitución Política de 1980 relativo a la libertad de empresa y que en lo pertinente
señala:
“Artículo 19 Nº 21: La constitución asegura a todas las personas: El derecho a de-
sarrollar cualquier actividad económica que no sea contraria a la moral, al orden
público o la seguridad nacional, respetando las normas legales que la regulan”.
Por lo anterior, al celebrarse una convención –joint venture– en nuestro sistema
jurídico, encuentra su sanción tipológica como contrato innominado o atípico, en
virtud de los preceptos legales recientemente citados, adquiriendo fuerza de ley entre
los copartícipes.
Lo que interesa desde el punto de vista práctico –en el mundo de la realidad– es
que el técnico, el abogado, el juez, nuestras autoridades administrativas y político
¿nancieras sepan acoger la institución que nos ocupa y distinguir su especial ¿sonomía,
que lo hace no solamente sui géneris sino que sui juris, especial en el mundo jurídico
y en consecuencia no es apropiado aplicarle normas y principios de otras tipologías
jurídicas, como por ejemplo sociedades, asociaciones, sociedades de hecho o irregular,
etc., que no corresponden a su especial naturaleza jurídica (así Andrea Astol¿).
Desde otro punto de vista creemos que los joint venture proveen a la Àuidez y
seguridad de las operaciones empresariales, constituyendo un nuevo desafío al em-
presario y a la empresa nacional, de manera tal que puede, si éstos se lo proponen,
resultar una interesante y enriquecedora experiencia mutua entre los partners que
debe ser asumida de buena fe, respetando el carácter ¿duciario o de con¿anza que se
ha señalado anteriormente y que en de¿nitiva contribuyen al desarrollo económico
del país. A manera de reÀexión sostenemos que los empresarios y comerciantes van
creando e introduciendo instituciones jurídicas nuevas de acuerdo a sus necesidades,
intereses, ¿nes y talentos de características novedosas no sancionadas expresamente
por la ley –así ha sido históricamente en el origen Derecho Comercial– y sólo con
posterioridad dichas novedosas ¿guras jurídicas logran reconocimiento normativo
o legal; de suerte tal que el derecho va a la zaga de la capacidad, necesidades y
voluntad de los empresarios. Por ello sólo es posible esperar que la intervención
jurídica en el caso que nos ocupa –joint venture– sea positiva, incentivadora y ela-
boración. He aquí un nuevo desafío para nuestro Poder Legislativo, ya que sería del
todo deseable esperar que en una futura reforma legal se abordaran nuevas formas
jurídicas de asociación empresarial, distintas de las tipologías societarias clásicas,
con el objeto de abrir espacio de libertad, más allá de los límites del derecho común,
para que el derecho sea un instrumento útil al desarrollo económico y a la promo-
116 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
ción del cambio social. Actualmente joint venture se inscribe y supone la división
norte-sur del mundo caracterizada de una parte por la abundancia de conocimiento
tecnológico y capitales y por la escasez relativa a determinados recursos naturales
y de la otra, por la ausencia relativa de conocimiento tecnológico y la abundancia
relativa de recursos naturales; de manera tal que el joint venture es hoy una forma
de conciliación de los intereses del norte y del sur. Esta tesis es sustentada por el
distinguido profesor de Derecho Económico chileno Enrique Aimone Gibson, quien
agrega que la fórmula jurídica de los joint venture en los países subdesarrollados es
“una forma de regular la inversión extranjera” y así también opina Andrea Astol¿ en
su obra “El Contrato Internacional de Joint Venture” Ed. Depalma, Buenos Aires,
1986, págs. 15 y 16.
Hay razones de política económica tanto para los países desarrollados como para
los países en vías de desarrollo en concretar inversiones de envergadura recurriendo
al contrato de joint venture.
Para los primeros el interés radica en realizar concentraciones por coordinación;
para los segundos el interés radica en la oportunidad de favorecer la participación
local de sujetos económicos en inversiones que se supone favorecen el desarrollo
nacional. Es conveniente dejar establecido a efectos de evitar confusiones jurídicas
que, genuinamente, el joint venture excluye la formación societaria, no es sociedad por
declaración expresa de los interesados de no formar ni constituir sociedad, sin perjuicio
de contener algunos aspectos o elementos a¿nes con la sociedad como explotación o
coincidencia de algo en común (así por ejemplo Enrique Aimone en Chile, Sergio Le
Pera en Argentina y Andrea Astol¿ en Italia ob. cit.). Desde el punto de vista de su
contenido y ¿nalidades se distingue la joint venture instrumental y operacional.
La instrumental “constituye un medio para los efectos de realizar determinados
contratos o conjuntos de contratos internacionales”, conforme ha sostenido Enrique
Aimone Gibson, en una obra de envergadura, de manera tal que todos los interesa-
dos deben negociar conjuntamente con la empresa que o¿cia de “líder” en el país
huésped, como coordinadora, y con los organismos o entes o¿ciales del país huésped
estableciéndose lo que en derecho angloamericano se denomina una “no pro¿t society”
cuya función “sólo es la de organizar relaciones entre empresas coventures”, según
señala Saúl Argeri. Esta forma de joint venture instrumental termina en la gestación
del negocio, o sea en la instalación para su inicio y allí concluye.
La operacional alude y dice relación con la explotación del negocio mismo a
la que concurren dos o más empresas organizadas para este efecto. Esta forma se
identi¿ca con el concepto de Joint Venture, del tratadista argentino Saúl Argeri, que
señala lo que sigue, y que recogió sustancialmente en Chile don Fernando Fueyo La-
neri: “remite a la asociación de dos o más sociedades (empresas) unidas para realizar
operaciones civiles o comerciales de gran envergadura económico¿nanciera, con
objetivos limitados, dividiéndose la labor según aptitudes y posibilidades y sopor-
tando los riesgos correspondientes según convenios que establecen entre ellas” (Saúl
Argeri). Otro aspecto de reÀexión en torno al tema joint venture, para ¿nes de ilustrar
DERECHO DE SOCIEDADES 117
X. SECCIÓN QUINTA
CONCEPTOS DE EMPRESARIO, EMPRESA Y
GRUPO EMPRESARIAL EN EL SISTEMA JURÍDICO CHILENO
14 Francesco GALGANO , Historia del derecho mercantil, pág. 199, Editorial Laia Barcelona,
2ª edición, 1987.
DERECHO DE SOCIEDADES 119
15 Francesco MESSINEO, Manual de Derecho Civil y Comercial, tomo II, pág. 196, Ed. Jurídica
Europa América.
DERECHO DE SOCIEDADES 121
producto de los bienes o servicios producidos para el cambio. Eso requiere un trabajo
de organización y creación de parte del empresario, para determinar, conforme a la
adecuada previsión, la modalidad de la actuación de la producción y de la distribución
de los bienes. Es ése el aporte típico del empresario; de ahí esa especial remuneración
del empresario que se llama utilidad (margen diferencial entre lo recibido y los costos)
y que constituye el normal motivo de la actividad empresarial en el plano económico.
La función del empresario es, pues, una función creativa de riquezas”.
El catedrático español Rodrigo Uría señala desde un concepto jurídico empresario
“persona física o jurídica que por sí o por medio de delegados ejercita y desarrolla
en nombre propio una actividad en el mercado constitutiva de empresa, adquiriendo
la titularidad de las obligaciones y derechos nacidos de esa actividad”; y agrega
como noción de empresa “unidad económica orgánica” consistente en “el ejercicio
profesional de una actividad económica plani¿cada, con la ¿nalidad de intermediar
en el mercado de bienes o servicios”16 . Para el catedrático español Fernando Sánchez
Calero, “empresario es la persona física o jurídica que profesionalmente y en nombre
propio ejercita la actividad de organizar los elementos precisos para la producción
de bienes o servicios para el mercado”17.
Actuadamente el derecho de las sociedades y de los negocios ha quedado com-
prendido dentro del concepto derecho de la empresa, siendo este un buen marco o
sistema de análisis jurídico y económico de estas materias.
gen a esta empresa. Si analizamos esta limitación legal en cuanto a que una persona
jurídica no puede formar una E.I.R.L., no se encuentra una razón de fondo, ni jurídica
ni económica.
Lo interesante de esta regulación es que la persona natural, cualquiera que sea su
actividad, profesión u o¿cio, puede formar una E.I.R.L. La novedad es que forma-
lizada la declaración de voluntad de acuerdo a la ley nace una persona jurídica con
un patrimonio diferente al del constituyente o fundador. Esto viene a ser equivalente
a aquellos sistemas jurídicos que reconocen la facultad de formar una sociedad de y
por la voluntad de una sola persona.
En Chile no se puede decir que se trata de una sociedad por lo establecido en
el Código Civil en su artículo 2053, ya que la sociedad debe constar de dos o más
voluntades, de ahí el carácter contractual de la sociedad; y del carácter de acto uni-
lateral en cuanto a la formación de la E.I.R.L., ya que ésta nace de la voluntad del
constituyente persona natural.
Para que sea posible la aplicación de esta ley hay que adherir a la doctrina de la
divisibilidad del patrimonio, esto es lo que ocurre en este caso, que permite la for-
mación de la E.I.R.L. Para el desarrollo del objeto o giro nace una persona jurídica
en los términos del artículo 545 del Código Civil:
“Se llama persona jurídica una persona ¿cticia, capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente.
Las personas jurídicas son de dos especies: corporaciones y fundaciones de bene¿-
cencia pública.
Hay personas jurídicas que participan de uno y otro carácter”.
En la década del 90 se ingresó el proyecto de la ley de E.I.R.L., durante el
gobierno de don Patricio Aylwin Azócar. Cuando se presentó el proyecto se man-
tuvo en el Congreso Nacional en trámite legislativo durante 6 ó 7 años aproxi-
madamente.
El legislador chileno no lo quiso titular como sociedad unipersonal, y si se hubiere
optado por esta fórmula habría tenido que modi¿car la de¿nición legal de sociedad
contenida en el artículo 2053 del Código Civil, según se señaló anteriormente.
En conclusión, este caso es de aquellos en que se reconoce a la voluntad unilateral
de la persona natural, como su¿ciente para crear una persona jurídica y, por lo tanto,
como fuente de obligaciones y como elemento esencial de esta regulación legal está
la doctrina de la divisibilidad del patrimonio.
4. El autocontrato
El llamado autocontrato o el contrato consigo mismo, que consiste en aquellos casos
en que una misma persona, ocupando la posición jurídica de ambas partes celebra un
acto jurídico o contrato; dicha controvertida ¿gura contractual la permite el artículo 10
de la ley. Esta ¿gura ocurre cuando hay una persona natural o jurídica que por razones
de orden económico ocupa en un acto jurídico la posición de dos o más partes en di-
cho acto o contrato, generándose un problema relevante desde el punto de vista de la
formación del consentimiento, considerando que se genera con una sola voluntad; y
otro gran tema es el relativo a la veracidad o autenticidad del tal contratación.
Para el civilista Arturo Alessandri, el autocontrato o contrato consigo mismo se
de¿ne “como el acto jurídico que una persona celebra consigo misma y en el cual actúa,
a la vez, como parte directa y como representante de la otra, o como representante de
ambas partes”18. Para Jorge López Santa María: “el autocontrato es el acto jurídico
que una persona celebra consigo misma, sin que sea menester la concurrencia de otra,
y en la cual ella actúa, a la vez, ya sea como parte directa y como representante de
la otra parte; ya sea como representante de ambas partes; ya sea como titular de dos
patrimonios (o de dos fracciones de un mismo patrimonio) sometidas a regímenes
jurídicos diferentes”19.
Hay quienes sostienen que se trata de una ¿gura jurídica excepcional, de derecho
estricto que se puede llevar a cabo sólo cuando el legislador expresamente así lo
establece o autoriza.
Esta causal opera por el solo ministerio de la ley, y ocurre cuando el estatuto tenía
pre¿jado un plazo de duración o vigencia para la E.I.R.L., la que terminará una vez
que se cumpla el plazo pre¿jado; y lo mismo en el caso que se haya establecido una
condición para su vigencia.
Por esta causal de terminación sólo pasan los activos, pero ¿Qué pasa con los pasi-
vos? Como establece el artículo 16 se pasan también a la sociedad a la que se aportan
los bienes, salvo que el aportante diga que él asume los pasivos por sí solo.
sociedades anónimas actuales. En efecto, ellas eran creadas por decreto real (Charte
royale) y eran instituciones de derecho público, cuya personalidad jurídica se obtenía
precisamente de dicha autorización gubernamental que les concedía unos derechos
monopólicos para determinadas explotaciones comerciales”22.
Siguiendo al Profesor uruguayo Ricardo Olivera García, es interesante destacar la
llamada poli funcionalidad o “polivalencia de la sociedad anónima”, en el sentido que
“la estructura organizativa de la sociedad anónima ha demostrado especial aptitud para
desarrollar todo tipo de actividades económicas”, y agrega “polivalencia funcional
que permite adaptarla a empresas grandes, medianas y pequeñas; estatales y privadas,
a empresas que acceden al mercado a través de la oferta pública de sus acciones y a
empresas que recurren a otras fuentes de ¿nanciamiento…23.
Este primer período se caracteriza porque la autorización de existencia la otorga
el monarca soberano, conocido como sistema regalista o del octroi, en el cual se
reserva una parte de las utilidades para el estado y se concede monopolio en el giro
de negocios a la sociedad anónima titular. Posteriormente, a partir de la revolución
francesa y producto del liberalismo, el Código de Comercio francés reconoce el poder
a la voluntad libre de los constituyentes para formar sociedades anónimas, separada
de la voluntad del Estado, pero regulada por la soberanía de la ley. Nuestro Código
de Comercio de 1865 reconoció a la sociedad anónima bajo la premisa de formación
por la voluntad de los constituyentes mediante escritura pública, sujeta eso sí a au-
torización de existencia a cargo del Presidente de la República en virtud de decreto
(artículo 427, hoy derogado por la ley Nº 18.046) y, posteriormente (desde 1931),
por acto administrativo a cargo de la Superintendencia de Compañías de Seguros,
Sociedades Anónimas y Bolsas de Comercio, en el D.F.L. Nº 251, de 1931 (derogado
en materia de sociedades anónimas por la ley Nº 18.046, de 1981).
El antiguo artículo 427 del Código de Comercio de 1865 –hoy derogado– dis-
ponía:
“Las sociedades anónimas existen en virtud de un decreto del Presidente de la repú-
blica que las autorice.
Esta autorización es igualmente necesaria para modi¿car sus estatutos, para prorrogar
las sociedades que se constituyen por tiempo determinado, y para disolverlas antes
del término estipulado o fuera de los casos previstos por la ley”.
Para el Profesor italiano Francesco Galgano, a partir de la Codi¿cación del Siglo
XIX, se produce una mediación entre el Estado y los poseedores del capital, bajo
la modalidad en virtud de la cual el Estado debe autorizar el establecimiento de la
sociedad anónima.
22 Ricardo SANDOVAL LÓPEZ, Sociedades de Personas y Capital, tomo I, vol. II, Ed. Jurídica de Chile,
clasi¿cación dual del artículo 2059 del Código Civil, de 1855, que clasi¿ca y divide
las sociedades en dos grupos, civiles y mercantiles, según la naturaleza de su giro de
negocios, con dos pretensiones de regulación distintas.
La sociedad anónima es para nuestro legislador siempre de naturaleza mercantil
independiente de su objeto en sí, ya sea civil o mercantil, siendo esta regla una excep-
ción al artículo 2059 del Código Civil, según se ha señalado. Así, por ejemplo, la venta
de bienes raíces o el arrendamiento de bienes raíces, en el objeto de la S.A., pasa a ser
mercantil. Se trata de un ¿cción de la ley, aunque materialmente sean actos jurídicos
civiles, pasan a ser mercantiles. Por lo tanto se trata de una mercantilidad formal.
Por lo expuesto, todas las sociedades anónimas se rigen por la ley Nº 18.046 y
por su reglamento y luego entra a ser aplicable, subordinadamente el estatuto social,
tanto las sociedades anónimas “generales” como las llamadas “especiales” reguladas
en el artículo 126, la ley citada en su artículo 1º inciso 2º declara la mercantilidad
de la sociedad de capital haciendo una clara excepción al artículo 2059 del Código
Civil. Este modelo presenta una verdadera ventaja, ya que establece un mismo marco
regulatorio para toda la sociedad anónima, general o especial, con prescindencia de
su objeto o giro de negocios.
En el artículo 1º de nuestra Ley de Sociedades Anónimas Nº 18.046, de 1981,
encontramos la de¿nición legal del tipo societario en los siguientes términos:
“La sociedad anónima es una persona jurídica formada por la reunión de un fondo
común, suministrado por accionistas responsables sólo por sus respectivos aportes y
administrada por un directorio integrado por miembros esencialmente revocables.
La sociedad anónima es siempre mercantil, aun cuando se forme para la realización
de negocios de carácter civil”.
Esta de¿nición legal de sociedad anónima de la ley Nº 18.046, de 1981, obedece
en cuanto a sus elementos a una antigua tradición jurídica que reconoce su origen en
el artículo 424 del Código de Comercio de 1865, que señalaba.
“La sociedad anónima es una persona jurídica formada por la reunión de un fondo
común, suministrado por accionistas responsables sólo hasta el monto de sus respec-
tivos aportes, administrada por mandatarios revocables i conocida por la designación
del objeto de la empresa”.
Esta de¿nición legal se conservó en el decreto con fuerza de ley Nº 251, de 1931.
El concepto actual cambió el concepto “administrada por mandatarios revocables”,
por el de “administrada por un directorio integrado por miembros esencialmente
revocables”, dando lugar a la llamada teoría del órgano o de los órganos sociales,
como señala el profesor Ricardo Sandoval López24.
Cabe destacar que nuestro Código Civil de¿ne la sociedad anónima en su artículo
2061, inciso 4º, según modi¿cación contenida en el artículo 138 de la ley Nº 18.046,
de 1981, sobre sociedades anónimas, concepto legal que no es el mismo del artículo
1º de la ley de sociedades anónimas, ya que señala lo que sigue:
“Sociedad anónima es aquélla formada por la reunión de un fondo común, suminis-
trado por accionistas responsables sólo por sus respectivos aportes y administrada
por un directorio integrado por miembros esencialmente revocables”.
De lo señalado se concluye, aunque resulte paradójico, que existen en nuestro
derecho positivo dos conceptos legales de sociedad anónima, uno en el Código Civil
y el otro en el artículo 1º de la ley Nº 18.046.
Si observamos la legislación comparada, podemos anotar que la regulación de las
sociedades en el derecho español declara que todas las sociedades son mercantiles,
declaración que estimamos correcta, ya que es de la esencia de las sociedades perseguir
en su objeto o giro social ¿nes de lucro para repartir bene¿cios a sus socios, factor
que evidentemente las mercantiliza.
La regulación de las sociedades anónimas se inspira, además del principio del lucro
“societario”, en el principio de libre asociación o de libertad asociativa establecido
en el artículo 19 Nº 15, que declara:
“La Constitución asegura a todas las personas: “Nº 15 El derecho de asociarse sin
permiso previo. Para gozar de personalidad jurídica, las asociaciones deberán cons-
tituirse en conformidad a la ley”.
Pero este principio de libre asociación no lo es en términos absolutos debido a que
en el artículo 137 se establece el principio de imperatividad de las normas de la ley,
declarando que las normas de la ley primarán por toda otra disposición de carácter
estatutario que sea contraria a ella. Lo mismo podemos señalar respecto de eventuales
acuerdos de la junta de accionistas y del órgano de administración Directorio.
El principio de supremacía e imperatividad de la regulación de la sociedad anónima,
a la que debe adecuarse y someterse el estatuto social, lo encontramos en el artículo
137 de la Ley de Sociedades Anónimas que señala:
“Las disposiciones de esta ley primarán sobre cualquiera norma de los estatutos
sociales que les fuere contraria”.
Por lo tanto, si bien hay un principio de libertad de asociación y organización,
hay también una sujeción a estos principios imperativos establecidos en la ley, para
organizar una sociedad anónima.
La regulación se justi¿ca por la naturaleza de la sociedad anónima por su captación
de capitales y su generación de acciones. De ahí que el legislador la unió y coordinó
con la Ley de Mercado de Valores, ley Nº 18.045 de 1981, toda vez que sus acciones
se transan en la bolsa y con el D.L. Nº 3.538, de 1982 que creó la Superintendencia
de Valores y Seguros, como órgano público de control externo, al mercado de valores
y sus agentes.
La sociedad anónima es un agente oferente de títulos valores en el mercado de
valores. Cada vez que se dice que hay una buena regulación en los mercados de
140 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
La sociedad anónima, en tanto persona ¿cticia, cuenta con una voluntad, otor-
gada por el órgano de administración denominado directorio y por los acuerdos
de las juntas generales de accionistas. Ahí se encuentra radicada y nace en sentido
estricto la voluntad de la sociedad anónima. Sólo el órgano societario directorio la
puede administrar por mandato legal mediante los llamados Acuerdos. Hay, además,
ciertas potestades que corresponden a las juntas de accionistas, se trata de un poder
constituyente o soberano y no de administración o gestión de dirección como el que
compete al directorio.
La voluntad de la sociedad anónima nace en el directorio y no puede ser admi-
nistrada por un órgano diferente o por un ente distinto al directorio, porque si no se
estaría en contraposición con lo establecido en los artículos 1º, 40 y 137 de la ley
y, por lo tanto, cualquier estipulación o pacto que entregue la administración de la
sociedad anónima a otro ente distinto al directorio, se tendría por no escrito. Un caso
como el señalado, en el sentido de que la sociedad anónima fuera administrada por
otra entidad o sociedad, sería ilegal, y causaría la nulidad de tal actuación.
Una situación excepcional la encontramos en el caso de las sociedades ¿liales
respecto de su relación de dependencia con su sociedad matriz o dominante, que
corresponde a la noción de “holding”, ya que en este evento el verdadero control lo
ejerce la sociedad controladora, más aún los “holding” se constituyen para administrar
sociedades dominadas, pero en lo formal cada ¿lial cuenta con sus propios órganos
societarios de administración. En todo caso la verdadera voluntad la encontramos en
la sociedad dominante, llámese matriz o “holding”.
144 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Relativo a este tema de control societario, vía sociedad matriz o holding empresa-
rial, encontramos la teoría del develamiento o levantamiento del velo, también llamada
“disgregard” o del levantamiento del velo, ya que en estos casos resulta pertinente
investigar y develar cuál es el verdadero controlador de la sociedad, quien maneja sus
“hilos” y tiene el poder de controlar su voluntad societaria y de actuación.
Volviendo al tema de la administración y voluntad societaria, cabe destacar que
este tipo societario, a diferencia de las sociedades de personas, no es “autogestionado”
por los accionistas, sino que cuenta con un órgano de administración, el directorio,
en el cual se radica el poder de administrar la sociedad anónima y cuyos miembros,
los directores, son electos por las mayorías de accionistas que la controlen. El poder
de administración del directorio lo es para desarrollar el giro de negocios sociales y
para que por esta vía se bene¿cie a todos los accionistas.
dinero, sino que con cargo a la gestión de haber organizado o formado la sociedad
anónima, pero actualmente están prohibidas, con lo que no existen en este tipo socie-
tario los llamados “accionistas industriales” o aportantes de trabajo o “know how”,
siendo todos accionistas aportantes de capital o dinero, siendo por lo tanto todos los
accionistas “capitalistas”.
tórica, se puede concluir que este tipo societario es un producto típicamente mercantil
o comercial. En este sentido Francesco Galgano señala: “En las compañías coloniales
aparecen, por vez primera, los caracteres propios de este tipo de sociedad: la limitación
de la responsabilidad de los socios y la división del capital en acciones”27.
Asimismo, no se puede dejar de considerar que la anónima divide su capital en
acciones, estos es en títulos valores, que ella emite con cargo a su capital social, los
que son esencialmente negociables, por lo que dicho acto jurídico está impregnado
de mercantilidad material y formal, y forma parte de la esencia del tipo societario,
con prescindencia de su objeto o giro de negocios.
Por lo señalado, en nuestra opinión establece el artículo 1º inciso 2º de la LSA,
que la sociedad anónima es siempre mercantil aun cuando se forme para negocios
de carácter civil. Las razones de esta declaración de mercantilidad para la sociedad
anónima, sin perjuicios de las señaladas anteriormente, son las siguientes: al crearse
la sociedad anónima se realiza un acto formal de comercio, ya que este agente ope-
rará en el caso de ser sociedad anónima abierta en el mercado de valores, en el que
se transarán sus acciones.
Conforme a esta declaración de mercantilidad de la sociedad anónima, se la sujeta
a un régimen común y uniforme, perdiendo vigencia la clasi¿cación dual del artículo
2059 del Código Civil, que clasi¿ca las sociedades en civiles y mercantiles, según
sea lo que declare su objeto o giro de negocios.
La declaración de mercantilidad pasa por el principio de esencialidad relativo a ser
la sociedad anónima una sociedad de capital que capta dinero del público en general
y con cargo a ese capital social emite acciones, que son títulos valores. Hay un su-
ministro de capital que se entrega por los accionistas a cambio de obtener propiedad
sobre un título valor “acción”. Aquí opera entonces una transacción e intermediación
o cambio de dinero por títulos negociables –típica operación de cambio–. Este acto
de suministro de capital es un acto mercantil con prescindencia del objeto, pero este
capital se aplicará al desarrollo de los negocios sociales.
Según hemos señalado, el artículo 3º de la ley de Mercado de Valores de¿ne lo
que se entiende por un título valor en el marco regulatorio de esta ley:
“Para los efectos de esta ley, se entenderá por valores cualesquiera títulos transferibles
incluyendo acciones, opciones a la compra y venta de acciones, bonos, debentures,
cuotas de fondo mutuos, planes de ahorro, efectos de comercio y, en general, todo
título de crédito o inversión.
Las disposiciones de la presente ley no se aplican a los valores emitidos o garantizados
por el Estado, por las instituciones públicas centralizadas o descentralizadas y por
el Banco Central de Chile.
La Superintendencia podrá eximir de algunas de las obligaciones establecidas en esta
ley, a las entidades cuyas ¿nalidades se relacionen exclusivamente con actividades de-
portivas o de bene¿cencia y sólo mientras mantengan esta especial característica.
Los directores que integren el comité en el ejercicio de las funciones que señala este
artículo, además de la responsabilidad inherente al cargo de director, responderán
solidariamente de los perjuicios que causen a los accionistas y a la sociedad.
Las sociedades anónimas abiertas que no tengan el patrimonio mínimo señalado en
el inciso primero, podrán acogerse voluntariamente a las normas precedentes; en ese
caso, deberán cumplir estrictamente con las disposiciones de este artículo”.
El citado artículo 50 bis de la LSA anteriormente reproducido, fue modi¿cado o
reemplazado recientemente por un nuevo texto, por la ley Nº 20.382, de 2009, este
Comité de Directores debe integrarse por un Director Independiente, en sociedad
anónima abierta siempre que se cumplan las siguientes dos condiciones: (1) que
tenga un patrimonio bursátil igual o superior a 1.500.000 y (2) a lo menos el 12%
de sus acciones emitidas con derecho a voto, se encuentren en poder de accionistas
que individualmente controlen o posean menos del 10% de tales acciones, caso en
el cual deben designar al Comité de Directores y designar al menos un Director In-
dependiente.
El texto del actual artículo 50 bis de la LSA, con su nueva cali¿cante para consti-
tuir el Comité de Directores a la sociedad anónima abierta patrimonio bursátil igual o
superior a 1.500.000 y con a lo menos el 12% de sus acciones emitidas con derecho a
voto, se encuentren en poder de accionistas que individualmente controlen o posean
menos del 10% de tales acciones, es el siguiente:
“Artículo 50 bis. Las sociedades anónimas abiertas deberán designar al menos un
director independiente y el comité de directores a que se re¿ere este artículo, cuando
tengan un patrimonio bursátil igual o superior al equivalente a 1.500.000 unidades
de fomento y a lo menos un 12,5% de sus acciones emitidas con derecho a voto, se
encuentren en poder de accionistas que individualmente controlen o posean menos
del 10% de tales acciones.
Si durante el año se alcanzare el patrimonio y el porcentaje accionario a que se re¿ere
el inciso anterior, la sociedad estará obligada a designar los directores y el comité a
contar del año siguiente; si se produjere una disminución del patrimonio bursátil a
un monto inferior al indicado o se redujere el porcentaje accionario antes referido,
la sociedad no estará obligada a mantener los directores independientes ni el comité
a contar del año siguiente.
No se considerará independiente a quienes se hayan encontrado en cualquier momento
dentro de los últimos dieciocho meses, en alguna de las siguientes circunstancias:
1) Mantuvieren cualquier vinculación, interés o dependencia económica, profesio-
nal, crediticia o comercial, de una naturaleza y volumen relevante, con la sociedad,
las demás sociedades del grupo del que ella forma parte, su controlador, ni con los
ejecutivos principales de cualquiera de ellos, o hayan sido directores, gerentes, ad-
ministradores, ejecutivos principales o asesores de éstas.
2) Mantuvieren una relación de parentesco hasta el segundo grado de consanguinidad
o a¿nidad, con las personas indicadas en el número anterior.
DERECHO DE SOCIEDADES 159
comité al directorio que no hubieren sido recogidas por este último, serán informadas
a la junta de accionistas previo a la votación de la materia correspondiente.
Los directores que integren el comité en el ejercicio de las funciones que señala este
artículo, además de la responsabilidad inherente al cargo de director, responderán
solidariamente de los perjuicios que causen a los accionistas y a la sociedad.
Las sociedades anónimas abiertas que no tengan el patrimonio mínimo y porcentaje
accionario señalados en el inciso primero, podrán acogerse voluntariamente a las
normas precedentes; en ese caso, deberán cumplir estrictamente con las disposiciones
de este artículo.”.
Los auditores externos en la abierta revisan los balances, memorias y estados ¿nan-
cieros de la sociedad y deben emitir un informe a la Junta Ordinaria de Accionistas,
respecto a estos instrumentos contables. Estos auditores externos son designados por
la junta ordinaria de accionistas.
Por esta institución se ¿scaliza al directorio en cuanto a la cuenta de resultados
¿nancieros del ejercicio anual respectivo. Estos controles de auditoría o contables son
formales porque se presentan ex post al ejercicio y normalmente se declara que se han
efectuado conforme a los principios de contabilidad generalmente aceptados.
El legislador en las reglas de responsabilidad del artículo 134 establece que los
auditores externos que con sus informes falsos indujeren a error a los accionistas
cometen un delito penal sancionado con multas y penas privativas de libertad. El
referido artículo 134 dispone:
“Los peritos, contadores o auditores externos que con sus informes, declaraciones o
certi¿caciones falsas o dolosas, indujeren a error a los accionistas o a los terceros que
hayan contratado con la sociedad, fundados en dichas informaciones o declaraciones
falsas o dolosas, sufrirán la pena de presidio o relegación menores en sus grados
medio a máximo y multa a bene¿cio ¿scal por valor de hasta una suma equivalente
a 4.000 unidades de fomento”.
De lo señalado, se puede concluir que la existencia de auditores externos e Ins-
pectores de Cuenta asegura una ¿scalización a la gestión ¿nanciera efectuada por el
órgano de administración Directorio y que cada año es presentado para la aprobación
o rechazo por la Junta de Accionistas.
En proyecto de ley que se tramita ante el Congreso Nacional regula a las empresas
de auditoría externa, en un nuevo título XXVII, en la Ley de Mercado de Valores
Nº 18.045, que desarrollamos más adelante al tratar del órgano de ¿scalización al
Directorio.
En la reforma de la ley Nº 20.382, de 2009, al artículo 51 de la LSA, se agregó para
la sociedad anónima cerrada, la posibilidad de establecer un mecanismo de control y
¿scalización más simple, como por ejemplo designar simplemente contador auditor,
“Sin embargo, los estatutos podrán eximir a la sociedad de la obligación señalada
en este artículo o establecer un mecanismo diverso de control”, lo que implica que
la anónima cerrada puede establecer un mecanismo de control distinto a inspectores
de cuenta o auditores externos, como por ejemplo simplemente contador auditor.
La nueva redacción del art. 51. de la LSA es la siguiente:
“Las juntas ordinarias de las sociedades anónimas cerradas deberán nombrar anual-
mente dos inspectores de cuentas titulares y dos suplentes, o bien auditores externos
independientes, con el objeto de examinar la contabilidad, inventario, balance y otros
estados ¿nancieros, debiendo informar por escrito a la próxima junta ordinaria sobre
el cumplimiento de su mandato. Los inspectores de cuentas podrán, además, vigilar
las operaciones sociales y ¿scalizar las actuaciones de los administradores y el ¿el
cumplimiento de sus deberes legales, reglamentarios y estatutarios. Sin embargo, los
164 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
interesada puede, si cuenta con plazo a su favor, efectuar las enmiendas que corres-
pondan. En este sentido, resulta aconsejable que atendido el control que efectúa el
Registro de Comercio, iniciar primero la inscripción del extracto y una vez inscrito,
se puede proceder a la publicación del mismo ante el Diario O¿cial.
Para el caso de la constitución de las sociedades anónimas especiales, reguladas
en el artículo 126 de la ley, que requieren de autorización de existencia por acto de
autoridad administrativa, se constituyen también por escritura pública, pero la autori-
zación la da la Superintendencia respectiva, que se contiene en un certi¿cado de dicha
resolución y se inscribe en el Registro de Comercio y se publica en el Diario O¿cial,
en el plazo de sesenta días contados desde la fecha de la resolución que autoriza su
existencia legal.
De acuerdo al artículo 3º, inciso segundo, de la ley las actas de las juntas genera-
les en que se modi¿que el estatuto, artículos 67 a 69 de la ley, deberá ser reducida a
escritura pública, debe inscribirse y publicarse un extracto de la escritura en el plazo
de 60 días contado desde la fecha de reducción a escritura pública, no desde la fecha
de la junta extraordinaria que acordó la reforma o modi¿cación estatutaria.
Respecto a una reforma de estatuto social es necesario anotar marginalmente el
extracto de la reforma en el extracto de constitución en el Registro de Comercio.
Cada vez que se efectúe una reforma estatutaria se tiene que cumplir con las mismas
formalidades establecidas para la constitución de la sociedad.
No se admite prueba de ninguna especie en contrario al valor de las escrituras
públicas, éstas hacen plena prueba y no admiten prueba en contrario, según lo esta-
blecido en el artículo 128 del Código de Comercio.
La constitución de la sociedad sea abierta o cerrada está sujeta, según se ha expli-
cado anteriormente, a las mismas solemnidades legales. El estatuto debe constar en
escritura pública y éste debe estar en armonía con la ley y el reglamento, conforme
a lo establecido en el artículo 137 de la ley. Hay una imperatividad y supremacía
de la ley y del reglamento, respecto al contenido material de los estatutos sociales,
los que deben estar en correspondencia con estas normas de mayor jerarquía y en
el caso que exista contraposición entre estatuto social versus ley y reglamento,
priman éstas, teniéndose por no escrito lo que se haya pretendido modi¿car en el
estatuto social.
El citado principio de inoperatividad, en virtud del cual existe un sometimiento
del estatuto social a la ley y a su reglamento, se encuentra establecido en el artículo
137, en los siguientes términos:
“Las disposiciones de esta ley primarán sobre cualquiera norma de los estatutos
sociales que les fuere contraria”.
De la lectura de este artículo se desprende que el estatuto debe estar en concordan-
cia con la ley y por extensión con el reglamento de la ley. En caso de que una norma
estatutaria contraríe a la ley o su reglamento, van a primar éstas, ya que tienen una
fuerza vinculante de mayor jerarquía que el estatuto de la sociedad.
DERECHO DE SOCIEDADES 175
desconocer que los “holding” de empresas se organizan y tienen por objeto adminis-
trar a sus sociedades controladas, pero se hace aquello por medio de sus Directorios
y en concreto por la elección de los miembros de los directorios de las sociedades
controladas por el controlador del holding.
La ley le da el poder a la junta de accionistas de ¿scalizar al Directorio respecto
de la gestión de administración de los negocios sociales, en lo que se re¿ere a la
aprobación de la memoria, balance y estados ¿nancieros, elección de los miembros
del directorio y ¿jación de su “dieta”, elección de los auditores externos, reparto de
dividendos y, en general, cualquier materia de interés social, que no sea propia de
una junta extraordinaria de accionistas (materias indicadas por el artículo 56 de la
ley), y especialmente los negocios que haya celebrado la sociedad con algún director
que tenga interés en el negocio (artículo 44 de la ley). Este control de parte de las
juntas ordinarias de accionistas es auxiliado por los inspectores de cuentas o auditores
externos.
La administración de los negocios sociales es de cargo y responsabilidad de los
miembros del directorio y es de responsabilidad colectiva e individual, y los poderes
de administración del directorio emanan de la ley, en concreto del artículo 40. La so-
ciedad anónima no puede ser administrada por una entidad distinta, según ya hemos
señalado, y los directores son elegidos por la junta de accionistas con este propósito
exclusivo.
La administración de la sociedad se encuentra regulada en los artículos 31 a 50
bis de la Ley de Sociedades Anónimas y en Título IV “De la administración de la
Sociedad”, en los artículos 70 a 89 del Reglamento de las Sociedades Anónimas, re-
feridas a Directores y Gerentes, normas que destacan o relevan el carácter de órgano
societario.
El artículo 31 de la ley señala:
“La administración de la sociedad anónima la ejerce un directorio elegido por la
junta de accionistas.
Los estatutos de las sociedades anónimas deberán establecer un número invariable
de directores. La renovación del directorio será total y se efectuará al ¿nal de su
período, el que no podrá exceder de tres años. Los directores podrán ser reelegidos
inde¿nidamente en sus funciones. A falta de disposición expresa de los estatutos, se
entenderá que el directorio se renovará cada año.
El directorio de las sociedades anónimas cerradas no podrá estar integrado por menos
de tres Directores y el de las sociedades anónimas abiertas por menos de cinco, y si
en los estatutos nada se dijere, se estará a estos mínimos, sin perjuicio de lo anterior,
si la sociedad anónima abierta debiere designar al menos un director independiente
y constituir el comité a que se re¿ere el artículo 50 bis, el mínimo de directores será
de siete”.
En el artículo 50 bis de la ley se encuentra regulado el “Comité de Directores”, que
fue incorporado por la ley Nº 19.705, de 2000, conocida en su tiempo como “Ley de
OPAS y Gobierno Corporativo”, incorporando este nuevo órgano societario, que se
182 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
integra por tres miembros del directorio, que tengan la calidad de independientes del
accionista controlador y que debe existir en toda sociedad anónima abierta que tenga
un patrimonio bursátil igual o superior a 1.500.000 unidades de fomento y a lo menos
un 12,5 por ciento de sus acciones emitidas con derecho a voto, se encuentren en poder
de accionistas que individualmente controlen o posean menos del 10% de tales accio-
nes, y su competencia fundamental consiste en ¿scalizar la gestión de administración
del Directorio, y especialmente al accionista controlador. Cabe tener presente que el
Comité de Directores deberá tener a lo menos un director independiente.
El artículo 50 bis de la LSA, recientemente reformado por la ley Nº 20.832, de
2007, señala:
“Artículo 50 bis. Las sociedades anónimas abiertas deberán designar al menos un
director independiente y el comité de directores a que se re¿ere este artículo, cuando
tengan un patrimonio bursátil igual o superior al equivalente a 1.500.000 unidades
de fomento y a lo menos un 12,5% de sus acciones emitidas con derecho a voto, se
encuentren en poder de accionistas que individualmente controlen o posean menos
del 10% de tales acciones.
Si durante el año se alcanzare el patrimonio y el porcentaje accionario a que se re¿ere
el inciso anterior, la sociedad estará obligada a designar los directores y el comité a
contar del año siguiente; si se produjere una disminución del patrimonio bursátil a
un monto inferior al indicado o se redujere el porcentaje accionario antes referido,
la sociedad no estará obligada a mantener los directores independientes ni el comité
a contar del año siguiente.
No se considerará independiente a quienes se hayan encontrado en cualquier momento
dentro de los últimos dieciocho meses, en alguna de las siguientes circunstancias:
1) Mantuvieren cualquier vinculación, interés o dependencia económica, profesio-
nal, crediticia o comercial, de una naturaleza y volumen relevante, con la sociedad,
las demás sociedades del grupo del que ella forma parte, su controlador, ni con los
ejecutivos principales de cualquiera de ellos, o hayan sido directores, gerentes, ad-
ministradores, ejecutivos principales o asesores de éstas.
2) Mantuvieren una relación de parentesco hasta el segundo grado de consanguinidad
o a¿nidad, con las personas indicadas en el número anterior.
3) Hubiesen sido directores, gerentes, administradores o ejecutivos principales de
organizaciones sin ¿nes de lucro que hayan recibido aportes, contribuciones o dona-
ciones relevantes de las personas indicadas en el número 1).
4) Hubiesen sido socios o accionistas que hayan poseído o controlado, directa o indi-
rectamente, 10% o más del capital; directores; gerentes; administradores o ejecutivos
principales de entidades que han prestado servicios jurídicos o de consultoría, por mon-
tos relevantes, o de auditoría externa, a las personas indicadas en el número 1).
5) Hubiesen sido socios o accionistas que hayan poseído o controlado, directa o indi-
rectamente, 10% o más del capital; directores; gerentes; administradores o ejecutivos
principales de los principales competidores, proveedores o clientes de la sociedad.
Para poder ser elegidos como directores independientes, los candidatos deberán
ser propuestos por accionistas que representen el 1% o más de las acciones de la
DERECHO DE SOCIEDADES 183
sociedad, con a lo menos diez días de anticipación a la fecha prevista para la junta
de accionistas llamada a efectuar la elección de los directores.
Con no menos de dos días de anterioridad a la junta respectiva, el candidato y su
respectivo suplente, en su caso, deberán poner a disposición del gerente general una
declaración jurada en que señalen que: i) aceptan ser candidato a director indepen-
diente; ii) no se encuentran en ninguna de las circunstancias indicadas en los numerales
anteriores; iii) no mantienen alguna relación con la sociedad, las demás sociedades
del grupo del que ella forma parte, su controlador, ni con los ejecutivos principales de
cualquiera de ellos, que pueda privar a una persona sensata de un grado razonable de
autonomía, interferir con sus posibilidades de realizar un trabajo objetivo y efectivo,
generarle un potencial conÀicto de interés o entorpecer su independencia de juicio,
y iv) asumen el compromiso de mantenerse independientes por todo el tiempo en que
ejerzan el cargo de director. La infracción al literal iii) no invalidará su elección ni
los hará cesar en el cargo, pero obligará a responder de los perjuicios que su falta
de veracidad o incumplimiento pueda causar a los accionistas.
Será elegido director independiente aquel candidato que obtenga la más alta vota-
ción.
El director independiente que conforme a lo establecido en el inciso tercero adquiera
una inhabilidad sobreviniente para desempeñar su cargo, cesará automáticamente
en él, sin perjuicio de su responsabilidad frente a los accionistas. No dará lugar a
inhabilidad la reelección del director independiente en su cargo o su designación
como director en una o más ¿liales de la sociedad, en cuanto los directores de dichas
entidades no sean remunerados.
El comité tendrá las siguientes facultades y deberes:
1) Examinar los informes de los auditores externos, el balance y demás estados ¿-
nancieros presentados por los administradores o liquidadores de la sociedad a los
accionistas, y pronunciarse respecto de éstos en forma previa a su presentación a los
accionistas para su aprobación.
2) Proponer al directorio nombres para los auditores externos y clasi¿cadores pri-
vados de riesgo, en su caso, que serán sugeridos a la junta de accionistas respectiva.
En caso de desacuerdo, el directorio formulará una sugerencia propia, sometiéndose
ambas a consideración de la junta de accionistas.
3) Examinar los antecedentes relativos a las operaciones a que se re¿ere el Título
XVI y evacuar un informe respecto a esas operaciones. Una copia del informe será
enviada al directorio, en el cual se deberá dar lectura a éste en la sesión citada para
la aprobación o rechazo de la operación respectiva.
4) Examinar los sistemas de remuneraciones y planes de compensación de los gerentes,
ejecutivos principales y trabajadores de la sociedad.
5) Preparar un informe anual de su gestión, en que se incluyan sus principales reco-
mendaciones a los accionistas.
6) Informar al directorio respecto de la conveniencia de contratar o no a la empresa de
auditoría externa para la prestación de servicios que no formen parte de la auditoría
externa, cuando ellos no se encuentren prohibidos de conformidad a lo establecido
184 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
También puede el estatuto social ¿jar la fecha para la celebración de las juntas
ordinarias de accionistas, las materias de esta clase de junta se encuentran estable-
cidas en el artículo 56 de la Ley de Sociedades Anónimas y las materias de junta
extraordinaria se encuentran establecidas en el artículo 57 de la Ley de Sociedades
Anónimas, siendo ambas normas un límite a las competencias legales del Directorio.
En la práctica, los estatutos sociales suelen repetir en estas materias las normas de la
ley citadas anteriormente.
Las juntas ordinarias de accionistas se deben celebrar dentro del cuatrimestre
siguiente al término o cierre del ejercicio comercial; esto es, desde el día 2 de enero
al día 30 de abril de cada año (artículo 55 de la ley).
En síntesis, la fecha en que debe cerrarse el ejercicio y confeccionarse el balance
y la época en que debe celebrarse la junta ordinaria de accionistas, son menciones
y materias que el legislador suple en silencio del estatuto social, por lo que se trata
de cuestiones de la naturaleza.
8. La forma de distribución de las utilidades.
La distribución de utilidades es un elemento esencial a la sociedad, conforme lo
establecido en el artículo 2053 del Código Civil, toda vez que la sociedad debe repartir
los bene¿cios que se obtengan del giro de negocios a sus socios o accionistas. Los
dividendos, en sentido clásico, son los frutos civiles que producen las acciones, bajo
condición de existir utilidad en el ejercicio de la sociedad anónima, es por lo tanto
un derecho condicional. Se encuentra regulado por la ley en los artículos 78 al 85 de
la Ley de Sociedades Anónimas. También se encuentra regulado en el Reglamento,
en los artículos 78 y 85 a 99.
Las personas participan en las sociedades con el ánimo de obtener utilidades o
dividendos, para ello se invierte en esta clase de títulos valores de renta variable y el
reparto es a prorrata de las acciones que se posean, salvo que en el estatuto existan
acciones preferentes o preferidas, que participen en un mayor porcentaje que el citado
30% en la utilidad del ejercicio.
El legislador establece el dividendo mínimo legal u obligatorio para evitar even-
tuales conÀictos entre accionistas y con clara vocación de proteger a los accionistas
minoritarios, de las decisiones de los accionistas controladores quienes podrían abusar
de éstos.
En materia de dividendos, el artículo 79 de la LSA establece:
“Salvo acuerdo diferente adoptado en la junta respectiva, por la unanimidad de las
acciones emitidas, las sociedades anónimas abiertas deberán distribuir anualmente
como dividendo en dinero a sus accionistas, a prorrata de sus acciones o en la propor-
ción que establezcan los estatutos si hubiere acciones preferidas, a lo menos el 30%
de las utilidades líquidas de cada ejercicio. En las sociedades anónimas cerradas,
se estará a lo que determinen los estatutos y si éstos nada dijeren, se les aplicará la
norma precedente.
En todo caso, el directorio podrá, bajo la responsabilidad personal de los directores
que concurran al acuerdo respectivo, distribuir dividendos provisorios durante el
188 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
ejercicio con cargo a las utilidades del mismo, siempre que no hubieren pérdidas
acumuladas”.
Este artículo protege a los accionistas minoritarios, y para repartir más o menos
cantidad que este 30%, es necesario que exista acuerdo unánime de los accionistas.
Las utilidades pueden tener dos destinos, repartirse entre los accionistas vía di-
videndo, o bien ingresarlo al capital social aumentándolo mediante la capitalización
de las utilidades, entregando con cargo al aumento “acciones liberadas de pago”
(artículo 80 LSA).
Asimismo, en los artículos 86 y 87 del reglamento se regulan los llamados “divi-
dendos opcionales”.
Esta mención en caso de silencio en los estatutos es suplida por el legislador, por
lo tanto no es esencial.
9. La forma en que debe hacerse la liquidación.
Relativo a la forma en que debe hacerse la liquidación de la sociedad anónima, el
estatuto puede contener reglas sobre la materia, pero el legislador suple el silencio
de éstos aplicándose un conjunto de normas que regulan el proceso de liquidación,
que tiene por objeto poner término a los negocios sociales, pagar acreedores sociales,
liquidar activos, cobrar créditos y si resulta un remanente repartirlo a los accionistas
a prorrata. En esta fase de la “vida” de la sociedad, el directorio es desplazado en
sus potestades por la comisión liquidadora o por el liquidador “unipersonal”, según
sea el caso.
Las causales de disolución aplicables a la sociedad anónima se encuentran esta-
blecidas en los artículos 103 y siguientes de la Ley de Sociedades Anónimas.
Acaecida una causal de disolución, salvo la Nº 3 del artículo 103 –esto es por
reunirse todas las acciones en manos de un mismo titular–, caso en el cual no hay
proceso de liquidación, se procede a la liquidación de la sociedad, proceso que
se encuentra regulado y es de cargo de la comisión liquidadora, que es un órgano
societario colegiado y que desplaza al directorio en sus potestades y competencias.
Durante la liquidación subsiste la personalidad jurídica para los efectos de la liqui-
dación, la que se terminará una vez que se ejecute el último acto de este proceso
(artículo 109 ley).
La liquidación consiste en un proceso societario “complejo” de cierre de sus nego-
cios, en virtud del cual se pone término a los negocios sociales, se procede a liquidar
los activos y a pagar a los acreedores sociales de conformidad a las normas de prela-
ción de créditos establecidas en el Código Civil, en los artículos 2472 y siguientes y
el remanente que resulte se reparte entre los accionistas a prorrata de sus acciones.
El proceso de liquidación se encuentra regulado en los artículos 103 a 120 de la
ley.
10. Arbitraje en la Sociedad Anónima.
La mención Nº 10 del artículo 4º de la LSA, re¿ere a la cláusula compromisoria
que puede incluirse en el estatuto social, la que es de carácter facultativa, ya que si
DERECHO DE SOCIEDADES 189
mente, acciones cuyo valor libro o bursátil supere las 5.000 unidades de fomento,
de acuerdo al valor de dicha unidad a la fecha de presentación de la demanda.”.
En materias comerciales, como es sabido, la tendencia dominante es a dar amplia
aplicación a la justicia arbitral, como regla obligatoria de solución de conÀictos jurí-
dicos, por un tema de rapidez de solución de controversias y por un tema de experticia
más acorde si se compara con los tiempos y experticia de la justicia ordinaria, en
estas materias.
En un título especial desarrollaremos más profundamente el tema del arbitraje en
la Ley de Sociedades Anónimas, atendida su importancia.
11. Directorio Provisorio.
En la mención 11º del artículo 4º de la LSA, encontramos el denominado Direc-
torio Provisorio de la anónima, cuyos miembros son designados por los accionistas
constituyentes en la escritura pública de constitución, quienes estarán en funciones
hasta la próxima Junta Ordinaria de Accionistas. La designación de los miembros del
Directorio provisorio, es esencial y su competencia consiste en la puesta en marcha de
la anónima; y, lo propio respecto a la designación de auditores externos, inspectores
de cuentas o contadores auditores, según corresponda.
El número 11º del artículo 4º de la LSA, señala:
“La designación de los integrantes del directorio provisorio y de los auditores ex-
ternos o de los inspectores de cuentas, en su caso, que deberán ¿scalizar el primer
ejercicio social”.
Los miembros del Directorio Provisorio, se designan en los artículos ¿nales
transitorios del estatuto social, cuya competencia principal es la puesta en marcha
de la sociedad anónima. Normalmente son miembros del directorio provisorio los
accionistas fundadores y permanecen en funciones hasta la primera junta ordinaria
de accionistas, la que deberá elegir a los miembros del directorio mediante votación
de los accionistas. Asimismo, se designa a los inspectores de cuenta, contadores au-
ditores o bien auditores externos, según corresponda a sociedad anónima cerrada o
abierta, respectivamente.
12. Pactos de Accionistas.
Finalmente, el número 12 del artículo 4º, vuelve a establecer una mención vo-
luntaria, en cuanto autoriza a incluir en el estatuto social otros pactos de accionistas,
distintos a las llamadas menciones esenciales.
En numeral 12 indicado dispone: “Los demás pactos que acordaren los accio-
nistas.
Se pueden establecer cláusulas especiales en los estatutos sociales, que acuerden
los accionistas fundadores con el objeto de articular regulaciones particulares en sus
relaciones societarias, tales como reglas relativas a la designación de diario en que
deben hacerse las publicaciones legales de la sociedad; reglas relativas a cesión de
acciones en la sociedad anónima cerrada y la manera o procedimiento para establecer
DERECHO DE SOCIEDADES 191
el precio de las acciones que se cedan, orden y procedimiento para efectuar la oferta de
cesión a los otros accionistas de parte del cedente, regulaciones de futuros aumentos
de capital, ¿jando plazos y montos, establecimiento de estrategias de desarrollo de los
negocios societarios, políticas de ¿nanciamiento de proyectos y de endeudamiento,
causales especiales de disolución distintas a las legales, un porcentaje de reparto de
dividendos distinto al mínimo legal, entre otras materias.
“Los estatutos de las sociedades abiertas no podrán estipular disposiciones que limiten
la libre cesión de las acciones.
“Los pactos particulares entre accionistas relativos a cesión de acciones, deberán ser
depositados en la compañía a disposición de los demás accionistas y terceros intere-
sados, y se hará referencia a ellos en el Registro de accionistas. Si así no se hiciere,
tales pactos se tendrán por no escritos”.
De lo señalado se sigue que los pactos de accionistas, en la sociedad anónima
abierta, para que sean oponibles a la sociedad y demás accionistas, requieren publi-
cidad; esto es, registro ante la compañía y hacerse referencia a ellos en el Registro de
Accionistas, si no se tienen por no escritos.
Ley de Mercado de Valores, y tiene por ¿nalidad asegurar la transparencia que debe
informar al Mercado de Valores. Es relevante tanto para la autoridad de control –Su-
perintendencia– como para el público en general conocer quiénes son los accionistas
mayoritarios de una compañía y si su estrategia es o no la toma de control de ella. Este
último fenómeno inÀuye directamente en el precio en que se transan las acciones en
el mercado. Naturalmente si opera un accionista mayoritario cuyo interés es la toma
de control el valor de las acciones tiende a subir en tanto concreta dicha operación
bursátil y por lo tanto inÀuye en los valores de transacción, y así mientras más cerca
de concretar su política se encuentre el valor de transacción bursátil tiende a subir,
hasta que concluida la operación los precios se estabilizan.
Si la toma de control se pudiere hacer, silenciosamente o de manera discreta, fal-
taría información esencial en el mercado, que de estar en conocimiento del público y
demás accionistas, permitiría que estos últimos tomen decisiones de venta o perma-
nencia sin conocer el accionar que desarrolla el accionista mayoritario que pretende
la toma de control.
Cabe considerar que la posición de accionista mayoritario en la estructura de pro-
piedad de una anónima, permite a éste o éstos, elegir miembros del Directorio, y por
esta vía va a tener peso o injerencia en la administración de los negocios sociales, por
lo que existe una máxima que señala “el que controla, administra” , por lo que en la
mayoría de las anónimas abiertas, existe un grupo relevante en número que no son
controladores, sino que minoritarios, que están entregados al “talento de negocios”
del controlador y su línea de ejecutivos principales.
Atendida esta realidad, y a que la noción de democracia que se atribuyó durante
el Siglo XIX a la anónima, que como sabemos más bien se asemeja a una aristocra-
cia economía, es que las legislaciones han tenido una tendencia durante la segunda
mitad del Siglo XX, hasta nuestros días, de instalar en las regulaciones mecanismos
de protección o defensa para los accionistas minoritarios. Nuestra legislación de
anónimas da cuenta de ello, considerando que todas las reformas legales ocurridas
en la primera década de este Siglo XIX, han tenido claramente esta inspiración, por
ejemplo el Comité de Directores y sus competencias del artículo 51 bis de la LSA, la
extensa regulación a los negocios con parte relacionada en el artículo 44 de la LSA,
y el nuevo Título XVI “De las operaciones con partes relacionadas en las sociedades
anónimas abiertas y sus ¿liales”, también de la LSA, la ampliación al derecho a retiro
del artículo 71 bis, entre otras, y a nivel de ley de mercado de valores la regulación al
uso de información privilegiada y la toma de control vía oferta pública de adquisición
de acciones. Incuestionablemente, en estos casos el bien jurídico protegido son los
intereses de los accionistas minoritarios.
de su activo, la forma de distribuir los bene¿cios sociales, las demás materias que
señalen los estatutos, el saneamiento de la nulidad causada por vicios formales de que
adolezca la constitución, de la Sociedad o sus modi¿caciones, la creación de prefe-
rencias requiere también para detentar la calidad de controlador, elegir a la mayoría
de los directores de la sociedad anónima o a la mayoría de los administradores si se
trata de una sociedad de personas.
El tema se complica si la sociedad objeto de control presenta acciones comunes y
privilegiadas, ejemplo, si sólo la serie “X” puede elegir directores en mayor número
que la serie “Y”, o hay distinciones de voto para ciertas materias en poder de una
serie y no de la otra u otras.
Concluye el artículo 97 con la letra B), señalando cuando hay controlador dispo-
niendo que:
“B) InÀuir decisivamente en la administración de la sociedad.
Cuando un grupo de personas tiene acuerdo de actuación conjunta para ejercer alguno
de los poderes señalados en las letras anteriores, cada una de ellas se denominará
miembro del controlador.
En las sociedades en comandita por acciones se entenderá que es controlador el
socio gestor”.
El artículo 99 señala cuando se está en la posición de inÀuir decisivamente en la
administración o en la gestión de la sociedad:
“Toda persona, o grupo de personas con acuerdo de actuación conjunta que, direc-
tamente o a través de otras personas naturales o jurídicas, controla al menos un 25%
del capital con derecho a voto de la sociedad, o del capital de ella si no se tratare de
una sociedad por acciones...”.
Esta regulación tiene explicación en aquellos caso en que una serie de acciones,
ejemplo serie “X”, tiene el derecho a elegir cierto número de directores, superior a
la otra serie “Y”, de tal manera que los titulares de la serie “X” pueden elegir a la
mayoría del directorio y exista entre ellos acuerdo de actuación conjunta.
Finalmente, en el artículo 96 de la Ley de Mercado de Valores, se contiene una
de¿nición de grupo empresarial señalando que “es el conjunto de entidades que
presentan vínculos de tal naturaleza en su propiedad, administración o responsabi-
lidad crediticia, que hacen presumir que la actuación económica y ¿nanciera de sus
integrantes está guiada por los intereses comunes del grupo o subordinada a éstos,
o que existen riesgos ¿nancieros comunes en los créditos que se les otorgan o en la
adquisición de valores que emiten”.
El legislador ejempli¿có en una casuística al colocar como integrantes de un grupo
empresarial a una sociedad y su controlador, típicamente una sociedad matriz y su
o sus ¿liales, todas las sociedades que tiene un controlador común y este último; y
toda entidad que determine la Superintendencia según los parámetros que la norma
indica en su letra C).
DERECHO DE SOCIEDADES 205
Los tribunales norteamericanos han aceptado este test de ocho factores para de-
terminar cuándo se está frente a una OPA, en la medida que concurran estos factores
en la actuación de uno o más agentes económicos.
Existe asimismo el derecho del oferente de revocar una oferta de compra si se
completa un porcentaje mínimo de la propiedad accionaria que se pretende adquirir
en un tiempo predeterminado.
El interés en regular las OPA surge a consecuencia de observar que tiene impacto
relevante en los mercados bursátiles, la aparición de una Oferta Pública en los precios
de los valores a adquirir, hecho esencial que ante una falta de información lleva a
alterar el funcionamiento del mercado, atentando a la transparencia e información que
debe huir en este sensible mercado accionario y la posible utilización de información
privilegiada por los agentes que intervienen en este proceso bursátil. En esta materia
quien persigue una toma de control de una sociedad, se encuentra guiado por una
estrategia de negocios, que coloca a los pequeños accionistas y a los inversionistas
institucionales y a la autoridad de control en una posición de mero observador, ante
la falta de regulación en nuestro sistema jurídico.
El tratadista español Rodrigo Uría señala en su Tratado de Derecho Mercantil, que
la OPA “constituye uno de los procedimientos utilizados modernamente para obtener
el control de una sociedad anónima que cotice en Bolsa, o una posición relevante en
la misma, mediante compra de porcentajes signi¿cativos de su capital social”.
Resulta pertinente e ilustrativo recordar la “secreta” estrategia de toma de control
desplegada en Chile en 1989 por Amerop Sugar Corporation para tomar el control de
Industria Azucarera de Chile S.A. (Iansa) y el conÀicto suscitado con la Compañía Cam-
pos Chilenos S.A. y la agresiva estrategia desarrollada por Endesa España en 1997 para
llegar a ser accionista mayoritario o de control en la Empresa Enersis Chile, cuyo giro de
negocios es la estratégica actividad de producción de energía eléctrica y su importante
participación en la generación y comercialización de energía eléctrica en Argentina y
Perú, por su participación propietaria, a través de ¿liales del holding, en empresas de
esos países. Este proceso desarrollado en el segundo semestre de 1997, no estuvo exento
de problemas a nivel de la propia compañía Enersis, en la cual negociaron sus ejecuti-
vos con el grupo español, quienes a su vez eran importantes propietarios de sociedades
propietarias de acciones en Enersis con capitalistas trabajadores de la compañía, pero
en posición de aportantes de capital frente a accionistas gestores “claves”.
En derecho comparado podemos citar la regulación de la Ley de Mercado de
Valores de España y en los Reales Decretos de 1984, 1989 y de 26 de julio de 1991,
que ha seguido en la materia de regulación de OPAS, las directrices comunitarias
(13ª Directiva comunitaria en materia de Derecho de Sociedades). Dos principios
básicos inspiran esta legislación: el deber de proporcionar por la Sociedad Oferente
información amplia y contrastada, y, el respeto a la igualdad de trato de todos los
accionistas de la Sociedad afectada por la OPA.
El artículo 60 de la Ley de Mercado de Valores española señala “que quien pre-
tenda adquirir, en un solo acto o en actos sucesivos, un determinado volumen de ac-
ciones admitidas a negociación en una Bolsa de Valores u otros valores– que directa
DERECHO DE SOCIEDADES 207
9. El capital social
La sociedad anónima es el arquetipo de una sociedad de capital, siendo expresión
de ello el hecho consistente en que divide su capital en acciones, esto es, en títulos
212 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
representativos de capital social emitidos por la anónima con cargo al mismo, y son
esencialmente negociables o transferibles.
De acuerdo a la de¿nición del artículo 1º de la Ley de Sociedades Anónimas, se
puede extraer la de¿nición de capital social. El capital de la sociedad anónima es
el fondo común suministrado por los accionistas y dividido en títulos negociables
representativos de una parte de él, que se denominan acciones. Generalmente son del
mismo valor, aunque existe la posibilidad de estar divididas en acciones de distintas
series, es decir, que no son de igual valor, en este caso, cada serie tiene su valor, pero la
seriación suele ir unida al establecimiento de acciones preferidas o privilegiadas, caso
en el cual existe serie ordinaria o común y serie o series privilegiadas o preferentes.
En la sociedad de personas, en el tipo colectivo mercantil, los socios colectivos
responden solidariamente de las obligaciones contraídas bajo la razón social, y los
acreedores pueden hacer efectivo su crédito tanto en el patrimonio de la compañía
colectiva como en el de los socios colectivos. Por lo tanto, la normativa positiva
chilena, para las sociedades de personas no contiene normas relativas a la efectividad
del capital, en el sentido de que se exija a su constitución un capital social mínimo
y realmente ingresado a caja social por los socios. En cambio, en las sociedades de
capital ofrecen la ventaja de la limitación del riesgo al monto del aporte y la falta
de comunicabilidad de las deudas sociales al patrimonio de los socios, quienes res-
ponden tan sólo del monto de sus aportes. Sobre el capital social, en las sociedades
anónimas, se constituye y radica el llamado “derecho de prenda general” de los
acreedores sociales en los bienes del patrimonio de ésta y, por esto mismo, el legis-
lador se ha preocupado de reglamentar minuciosamente el capital social respecto
de los socios accionistas imponiendo ciertos principios que apuntan a materializar
el derecho de los acreedores sociales. Estos principios persiguen: asegurar la ¿jeza
o inmutabilidad del capital social determinado de manera precisa en el estatuto so-
cial, la efectividad e integración del capital social y la conservación del capital de
la Sociedad Anónima.
Así se asegura a los terceros que contratan con la sociedad anónima y a los propios
accionistas.
Existen casos incluso en que la ley establece capitales mínimos al constituir la
sociedad y durante su vigencia para ciertos giros de negocios, como el caso de los
bancos, administradoras de fondos de pensiones, compañías de seguro y de reaseguro,
sociedades anónimas deportivas, entre otras.
De conformidad a lo ordenado por el número 5º del artículo 4º de la LSA, el estatuto
de la sociedad debe señalar: “El capital de la sociedad, el número de acciones en que
es dividido con indicación de sus series y preferencias si los hubiere y si las acciones
tienen o no valor nominal; la forma y plazos en que los accionistas deben pagar su
aporte, y la indicación y valorización de todo aporte que no consista en dinero”; y,
de conformidad al artículo 10 de la LSA, este capital social estatutario, “sólo podrá
ser aumentado o disminuido por reforma de los mismos”.
DERECHO DE SOCIEDADES 213
las que tendrán plazo de pago por todo el tiempo que se establezca para que el titular
de bonos efectúe su opción de canje, esta excepción es lógica, ya que los bonos o
debentures son títulos de deuda de mediano y largo plazo (superior a tres años).
La otra situación de excepción la encontramos en el caso en que la junta extraor-
dinaria de accionistas acuerde un aumento de capital social, en la sociedad anónima
abierta, si se reserva un 10% del aumento del capital social, para que en un plazo de
cinco años, los trabajadores de la sociedad ejerzan su derecho de suscripción con cargo
a un programa o plan de compensaciones, en que se entregan acciones con imputación
a indemnizaciones por años de servicios, reguladas en el artículo 27 C, incorporado
por la ley Nº 19.705, de 2000, este mecanismo tiene la virtud de hacer accionistas
de la sociedad anónima abierta a sus trabajadores lo que puede dar mayor cohesión
social a la compañía, ya que los trabajadores pueden así participar en la propiedad
de la empresa. En el lenguaje económico, se conoce este mecanismo de entrega de
propiedad accionaria a los trabajadores de la sociedad anónima, con cargo a un plan
de compensación laboral, como “stock option”.
minución pretenda llevarse a efecto, sino transcurridos treinta días desde la fecha de
publicación en el Diario O¿cial del extracto de la respectiva modi¿cación.
Dentro de los 10 días siguientes a la publicación referida en el inciso anterior, deberá
publicarse además un aviso destacado en un diario de circulación nacional, en el que
se informe al público del hecho de la disminución de capital y de su monto”.
El artículo 28 de la LSA se complementa con los actuales artículos 49 a 51 del
Reglamento de la ley, que señalan:
Artículo 49. Todo acuerdo de reducción de capital requerirá del voto conforme
de las dos terceras partes de las acciones emitidas con derecho a voto, y no podrá
procederse al reparto o devolución de capital o a la adquisición de acciones con
que dicha disminución pretenda llevarse a efecto, sino transcurridos treinta días
desde la fecha de publicación en el Diario O¿cial del extracto de la respectiva
modi¿cación.
Artículo 50. Dentro de los 10 días siguientes a la publicación referida en el artículo
anterior, deberá publicarse además un aviso destacado en un diario de circulación
nacional y en el sitio de Internet de las sociedades anónimas abiertas que dispongan
de tales medios, en el que se informe al público del hecho de la disminución de capital
y de su monto.
Artículo 51. La disminución de capital afectará a todos los accionistas por igual, sin
necesidad de cancelar acciones. Si las acciones tuvieren valor nominal, a consecuencia
de la disminución de capital se reducirá dicho valor en forma proporcional.
capital se entiende modi¿cado de pleno derecho cada vez que la junta ordinaria de
accionistas aprueba el balance del ejercicio, conforme lo dispuesto en el artículo 10
incisos 2º y 3º de la Ley de Sociedades Anónimas. Este capital puede denominarse
capital nominal o de “libro”.
9.4.2.Capital suscrito
Capital suscrito es aquel que se ha colocado entre los accionistas, vía contrato de
suscripción de acciones, el que a su vez puede encontrarse enteramente pagado, o
bien suscrito y no pagado.
El aporte es un elemento de la esencia de toda sociedad, cualquiera que sea su tipo
y la obligación de todo socio consiste en estipular y pagar su aporte prometido; desde
este punto de vista el capital suscrito y no pagado es una deuda para el accionista sus-
criptor y un activo para la sociedad anónima. En la sociedad anónima, la estipulación
del aporte consiste en la suscripción de acciones aunque en el acto de suscribirlas no
las pague en todo o parte, pero se compromete u obliga a pagarlas en un plazo deter-
minado en el contrato de suscripción. Por lo tanto el capital suscrito se conforma por
acciones que han adquirido los accionistas, sea que las hayan pagado totalmente o no,
por ello este capital suscrito puede estar pagado o bien no pagado o debido.
En el balance de la sociedad anónima, se asientan las partidas capital social, capital
suscrito y capital pagado, lo mismo en el registro de accionistas, se consigna por cada
accionista las acciones suscritas y pagadas y no pagadas.
Para efectos de los cómputos de los quórum de las juntas de accionistas se con-
sideran todas las acciones emitidas, ya sea que se encuentren pagadas o no pagadas,
pero para efectos de reparto de dividendos, sólo se consideran y se reparte a las
acciones efectivamente pagadas por los accionistas, mas no las acciones suscritas y
no pagadas.
Asimismo, si un accionista cede acciones suscritas y no pagadas, se obligan so-
lidariamente al pago de éstas con la sociedad, tanto el cedente como el cesionario,
conforme lo establecido en el artículo 19 de la ley, principio que replica el artículo
38 inciso 2º del Reglamento. “La adquisición de acciones de una sociedad implica
la aceptación de los estatutos sociales, de los acuerdos adoptados en las juntas de
accionistas, y de la obligación de pagar las acciones en el caso que éstas no estén
pagadas a la sociedad.
En cuanto a la imputación de pago de las acciones suscritas y no pagadas, se
establece por el inciso tercero del artículo 16 de la LSA, mediante la reforma de la
ley Nº 20.382, de 2009, que deben imputarse los pagos parciales primeramente a las
acciones suscritas de más antigua data:
“Los pagos parciales del saldo insoluto de las acciones suscritas y no pagadas, se
abonarán a las respectivas acciones impagas de acuerdo a su antigüedad de emisión,
de una en una, hasta completar el pago de la totalidad de ellas”.
DERECHO DE SOCIEDADES 221
9.4.3.Capital pagado
Capital social pagado corresponde a aquel cuyo valor ha ingresado efectivamente
en las arcas o caja de la sociedad anónima; el capital social se forma por la suma de
los aportes de los accionistas, sean éstos en dinero o en otros bienes debidamente
justipreciados por la junta de accionistas. Por regla general las acciones se pagan en
dinero, y los pagos que no consistan en dinero deben ser tasados por peritos o expertos,
o bien, su valor puede ser ¿jado por la unanimidad de accionistas en la constitución
de la sociedad. Los bienes distintos al dinero deben cumplir con la tradición a favor
de la sociedad, con las solemnidades correspondientes en cada caso para el tipo de
bien de que se trate. Si los aportes en especies, no en dinero, se efectúan durante la
vigencia de la sociedad, va a implicar un aumento de capital, por lo que la junta de
accionistas deberá aprobar dichos aportes y estimaciones requiriendo un quórum de
2/3 partes de las acciones emitidas con derecho a voto (en relación al artículo 15 inciso
4º y artículo 67 inciso 2º Nº 6 de la ley).
Los accionistas que concurrieron al otorgamiento de la escritura de constitución
deben pagar las acciones dentro de un plazo máximo de tres años contado desde la
fecha de su otorgamiento, siendo muy discutible que pueda vía contrato de suscripción
establecerse un plazo mayor al legal de tres años. El mismo plazo, pero contado desde
la fecha de la escritura pública que contengan los acuerdos de la junta de accionistas,
tendrán los socios para la emisión, suscripción y pago de las acciones de aumento
de capital social (artículo 11 inciso 2º de la ley). Vencidos estos plazos, sin que se
haya enterado el capital o su aumento, el capital quedará reducido a la cantidad efec-
tivamente pagada de pleno derecho, sin necesidad de reforma estatutaria, pero con
la carga de que el gerente general consigne este hecho mediante escritura pública y
que se tome razón al margen del extracto de constitución de la sociedad anónima en
el Registro de Comercio (artículo 11 inciso 2º y artículo 24 de la ley).
Referido al plazo de tres y cinco años, respectivamente, para cumplir con el pago de
las acciones producto de un aumento de capital, el nuevo artículo 18 del Reglamento
establece: “Artículo 18. Los acuerdos de las juntas de accionistas sobre aumentos de
capital no podrán establecer un plazo superior a tres años, contado desde la fecha de
los mismos, para la emisión, suscripción y pago de las acciones respectivas, cualquiera
222 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Este capital social inicial debe quedar totalmente suscrito y pagado en un plazo no
superior a tres años, y si no quedará reducido de pleno derecho al monto efectivamente
pagado y suscrito al vencimiento de dicho plazo legal. En la constitución se requería,
en la versión primera de la LSA que se pagara a lo menos un tercio del capital social
(principio de efectividad del capital; que establece que realmente exista el capital
social y encontrarse ingresado a caja social), pero esta exigencia de pago mínimo de
capital social fue derogada.
Si posteriormente se reforma el estatuto social aumentando el capital social, en
junta extraordinaria de accionistas, existe el mismo plazo de tres años para integrar
dicho aporte. Se aplica tanto en la constitución como en la reforma estatutaria, el
mismo plazo legal de tres años.
El capital social que ¿gura en la constitución se denomina capital nominal o
inicial, según ya hemos señalado y éste puede encontrarse en dos estados jurídicos
y contables:
– Capital social nominal suscrito y no suscrito o vacante, y
– Capital social suscrito y pagado y suscrito y no pagado.
El capital social inicial suscrito es aquel que ha sido colocado efectivamente en
los accionistas por parte de la sociedad anonima en virtud del contrato de suscrip-
ción de acciones, y éste a su vez puede encontrarse pagado o –bien– no pagado; el
pagado es el que ha ingresado efectivamente en la caja social y el que no está pagado
se encuentra colocado en los accionistas, esto es suscrito, pero no han pagado aún
por los accionistas suscriptores; en este último caso el accionista debe el pago de las
acciones suscritas y en el contrato de suscripción de acciones se determina el plazo y
modalidades para cumplir la obligación de pago, pero, en principio, el plazo no puede
exceder los tres años que establece la LSA.
de acciones, el que nace por la voluntad de estas dos partes, la sociedad anónima, por
sí o representada por el agente de valores colocador y el accionista.
El contrato de suscripción de acciones es solemne, toda vez que debe perfeccionarse
por escrito, público o privado y tiene el carácter de mercantil tanto para la sociedad
anónima emisora de las acciones como para el accionista suscriptor de las acciones,
conforme a lo dispuesto por nuestro artículo 3º números 10 y 12 del Código de Co-
mercio, esto signi¿ca que el contrato de suscripción de acciones es, típicamente, un
acto formal de comercio, para ambas partes.
La suscripción de acciones puede constar en el estatuto social para los accionistas
constituyentes y por vía de contrato de suscripción de acciones para los accionistas
no constituyentes o fundadores.
El artículo 12 de la LSA, establece:
“Las acciones serán nominativas y su suscripción deberá constar por escrito en la
forma que determine el reglamento”.
El nuevo reglamento de la LSA, en sus artículos 33 y 34 regula el contrato de
suscripción de acciones, efectuada con posterioridad a la constitución de la socie-
dad, el que debe constar en instrumento público o privado, y señalan los requisitos
y efectos del mismo:
Artículo 33. La suscripción de acciones efectuada con posterioridad a la constitu-
ción de la sociedad, deberá constar en instrumento público o privado ¿rmado por las
partes en el que se exprese el número de las acciones que se suscriben, la serie a que
pertenezcan, en su caso, la fecha de entrega de los títulos respectivos y el valor y la
forma de pago de la suscripción.
Artículo 34. El contrato de suscripción de acciones producirá efecto entre las partes
contratantes desde el otorgamiento del mismo. La adquisición de las acciones suscritas
por el titular se produce al momento en que se inscriban las acciones a su nombre en
el Registro de Accionistas, momento desde el cual adquiere la calidad de accionista.
La inscripción la practicará la sociedad dentro del día siguiente hábil al otorgamiento
del contrato de suscripción de acciones.
En el caso de la emisión de acciones liberadas de pago, no será necesario el otorga-
miento de un contrato de suscripción de acciones, procediendo la sociedad a inscribir
las acciones liberadas de pago a nombre de los accionistas con derecho a recibirlas
el mismo día utilizado para precisar a estos accionistas.
El contrato de suscripción de acciones es en consecuencia, como ya lo hemos
indicado, solemne, ya que se perfecciona por escritura pública o por instrumento
privado, instrumento en que se establece el número de acciones que se suscriben, la
serie a la cual pertenecen (sólo si existen series distintas de acciones), la fecha de
entrega de los títulos respectivos y el valor y o forma de pago de la suscripción. Se
trata del único artículo del Reglamento que regula este contrato. Dicho contrato es
bilateral, ya que se obligan ambas partes recíprocamente, la sociedad a entregar las
acciones y el accionista a pagarlas en dinero, es un contrato oneroso, ya que ambas
DERECHO DE SOCIEDADES 225
la sociedad de inscribir sin más trámites los traspasos que se le presenten, de confor-
midad a lo establecido en el artículo 12”.
Este principio de la libre cesibilidad de las acciones, se aplica especial y princi-
palmente en los tipos societarios anónima abierta. El estatuto de la sociedad anónima
abierta no puede impedir, condicionar o restringir la cesibilidad de las acciones, ya sea
que éstas se encuentren pagadas o no pagadas. Si hay pactos de accionistas que digan
relación con la cesión de acciones, en ámbitos restringidos a determinadas personas
y condiciones, tienen que cumplir los varios requisitos establecidos en el artículo
14 de la Ley de Sociedades Anónimas, ya que de otra forma se entenderán por no
escritos. Para que dicho acuerdo sea oponible a terceros y a la sociedad, es necesario
que se encuentren depositados en la compañía. Sin estos requisitos de depósito en
la sociedad son inoponibles, antes de la reforma de 2009, se tenían por inexistentes,
ya que el legislador utilizaba la expresión “tales pactos se tendrán por no escritos”,
esto es derechamente sanción de inexistencia jurídica, luego de la reforma de 2009,
si no hay depósito de los pactos de accionistas en la sociedad, tales pactos se tienen
por inoponibles al adquirente de las acciones; y aun cuando se haya inscrito el pacto
de accionistas en la sociedad, si se presenta un traspaso de acciones “pactadas”, igual-
mente la sociedad anónima debe inscribir las acciones a nombre del nuevo accionista,
lo que le ha restado todo valor jurídico a los pactos en esta materia, para la sociedad
anónima abierta. Otro tema es el posible litigio entre los accionistas pactados, a causa
de un incumplimiento contractual.
La nominatividad de las acciones de la sociedad anónima y los requisitos literales
del título se detallan en el artículo 11 del Reglamento de la LSA, que señala:
Artículo 11. Los títulos de acciones llevarán el nombre del titular, su rol único tri-
butario o cédula de identidad, si los tuviera, el nombre y domicilio de la sociedad y
su rol único tributario, la fecha de la escritura de constitución y la notaría en que se
haya otorgado, la indicación de la inscripción del extracto de la escritura de cons-
titución de la sociedad en el Registro de Comercio correspondiente y su publicación
en el Diario O¿cial, el número de acciones que el título represente, la serie a que
pertenezcan, una referencia a las preferencias que otorgan y si las acciones tienen o
no valor nominal.
Si los estatutos de la sociedad incluyen limitaciones a la libre disposición de las
acciones, los títulos también deberán hacer referencia a ellas. Igualmente deberán
constar en el título las condiciones de pago de la acción si se tratare de acciones que
no estuvieren pagadas íntegramente.
Cuando la sociedad no haya sido constituida como sociedad anónima, a las referencias
indicadas en el inciso anterior a su constitución se deberán agregar las referencias
correspondientes a la escritura de transformación en sociedad anónima. Si la entidad
se ha convertido en sociedad anónima en virtud de una fusión por creación o de una
división, en el título se indicará la fecha de la escritura que da cuenta de ese acto y
la notaría en que se haya otorgado, la indicación de la inscripción del extracto de
dicha escritura en el Registro de Comercio correspondiente y su publicación en el
Diario O¿cial.
DERECHO DE SOCIEDADES 229
ya que debe constar por escrito. En dicho instrumento se individualizan las acciones
cedidas y la sociedad emisora, su precio y el nombre del cedente y el cesionario,
debidamente individualizados.
En el artículo 40 del reglamento se establece un principio de neutralidad de la
sociedad anónima respecto a la cesión de acciones y a la oportunidad o temporalidad
en que se perfeccione, y señala:
Artículo 40: “A la sociedad no le corresponde pronunciarse sobre la transferencia
de las acciones y está obligada a inscribir sin más trámite los traspasos que se le
presenten, a menos que éstos no se ajusten a las formalidades que establecen los
artículos precedentes”.
El rol que le corresponde a la sociedad anónima emisora es sólo ¿scalizar el cum-
plimiento de las formalidades del instrumento cesión o traspaso y que correspondan
las acciones al cedente, conforme información del Registro de Accionistas, en conse-
cuencia el análisis y control que efectúa la sociedad anónima es meramente formal.
En los artículos 40 y 41 del reglamento se establece un principio de oponibilidad
y/o publicidad del acto cesión o traspaso de acciones, toda vez que obliga al adquirente
de las acciones a registrarlas a su nombre exhibiendo el título del traspaso o cesión de
acciones y la materialidad de las acciones que le han sido cedidas, estableciéndose un
plazo de “sin más trámite” para practicar el registro y emisión de los títulos accionarios
a nombre del cesionario de parte de la sociedad anónima:
Así los artículos 40 y 41 del Reglamento señalan:
Artículo 40: A la sociedad no le corresponde pronunciarse sobre la transferencia
de las acciones y está obligada a inscribir sin más trámite los traspasos que se le
presenten, a menos que éstos no se ajusten a las formalidades que establecen los
artículos precedentes.
Artículo 41. La cesión de las acciones producirá efecto entre las partes desde su ce-
lebración, y respecto de la sociedad y de terceros, desde el momento de la inscripción
del nuevo titular en el Registro de Accionistas. La sociedad practicará la inscripción
en el momento que tome conocimiento de la cesión.
Los interesados podrán acreditar que la sociedad ha tomado conocimiento de la cesión
en mérito a una noti¿cación practicada por un corredor de bolsa o notario público,
quienes en el acto de la noti¿cación deberán entregar una copia del contrato de cesión
y el título de las acciones, a menos que este último estuviese en poder de la sociedad
o no tuviere obligación de imprimir láminas físicas de los títulos.
En cuanto a los requisitos formales del contrato de cesión de acciones de una sociedad
anónima, se perfecciona por escritura pública o bien instrumento privado, e implica
la adhesión a los estatutos sociales. Los artículos 38 y 39 del Reglamento señalan:
Artículo 38. Toda cesión de acciones se celebrará por instrumento privado ¿rmado
por el cedente y el cesionario, ante notario público o bien cada uno ante dos testigos
mayores de edad o ante un corredor de bolsa, debidamente individualizados por su
cédula nacional de identidad o rol único tributario, los que podrán ser los mismos si
cedente y cesionario suscriben el instrumento en un mismo acto.
DERECHO DE SOCIEDADES 231
También podrá hacerse por escritura pública suscrita por el cedente y el cesionario
o conforme a lo previsto en la ley Nº 18.876, si procediere.
No podrá actuar en calidad de testigo, corredor de bolsa o notario público quien
comparece en la escritura de cesión como cedente o cesionario de las acciones, ni
aún respecto de su contraparte.
La adquisición de acciones de una sociedad implica la aceptación de los estatutos
sociales, de los acuerdos adoptados en las juntas de accionistas, y de la obligación
de pagar las acciones en el caso que éstas no estén pagadas a la sociedad.
Artículo 39. En caso que la transferencia de las acciones tenga por antecedente el
cumplimiento de un mandato, la custodia de las acciones o su entrega en garantía,
se deberá cumplir con las mismas formalidades indicadas en el artículo anterior,
pero deberá dejarse constancia de dicha circunstancia en el instrumento por el que
se celebre la transferencia.
Finalmente, el artículo 44 del reglamento establece los requisitos que deben cum-
plirse para el caso de transmisión por causa de muerte de las acciones, del patrimonio
del accionista fallecido a sus herederos, distinguiendo si la sucesión es testada o
intestada.
Artículo 44: En caso de transmisión o sucesión por causa de muerte, el sucesor, he-
redero, asignatario y/o adjudicatario de las acciones podrá inscribirlas a su nombre,
previa exhibición a la sociedad del testamento inscrito, si lo hubiere, de la inscripción
del auto de posesión efectiva de la herencia y del respectivo acto de adjudicación, en
su caso, de todo lo cual se tomará nota en el Registro de Accionistas. A la sociedad
no le corresponde pronunciarse sobre la transmisión o adjudicación de las acciones
y está obligada a inscribirlas, a menos que éstos no se ajusten a las formalidades
establecidas en este reglamento.
12. Menciones que debe contener la acción. Disciplina formal del título
La sociedad anónima en cuanto emisora del título valor accionario, debe emitir
las acciones en el número exacto en que divide su capital social en el estatuto, las
232 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
que son emitidas nominativas, indicado en nombre del accionista, como se ha expli-
cado anteriormente. Los artículos 12 de la Ley de Sociedades Anónimas y el 19 del
Reglamento, regulan la disciplina formal que deben contener los títulos accionarios,
siendo por lo tanto títulos valores típicos y regulados especialmente por el legislador
en cuanto al contenido o literalidad de sus menciones esenciales.
De otra parte, la acción en cuanto título de crédito o valor, obliga a su titular para
ejercer sus derechos a que este titular esté en posesión material del título y en el even-
to que éste se extravíe, se deteriore, hurte o robe, debe ser objeto de reconstitución,
conforme se señala en el reglamento de la ley, ya que se emiten en ejemplares únicos
o singulares, no existiendo copias de los mismos.
Así el artículo 12 de la ley señala:
“Las acciones serán nominativas y su suscripción deberá constar por escrito en la
forma que determine el Reglamento. La transferencia se hará en conformidad a dicho
Reglamento, el cual determinará, además, las menciones que deben contener los títulos
y la manera como se reemplazarán aquellos perdidos o extraviados.
A la sociedad no le corresponde pronunciarse sobre la transferencia de acciones y
está obligada a inscribir sin más trámite los traspasos que se le presenten, siempre
que éstos se ajusten a las formalidades mínimas que precise el Reglamento.
En las sociedades abiertas la Superintendencia resolverá administrativamente, con
audiencia de las partes interesadas, las di¿cultades que se produzcan con motivo de
la tramitación e inscripción de un traspaso de acciones.
La Superintendencia podrá autorizar a las sociedades sometidas a su control, para
establecer sistemas que sustituyan la obligación de emitir títulos o que simpli¿quen
en casos cali¿cados la forma de efectuar las transferencias de acciones, siempre que
dichos sistemas resguarden debidamente los derechos de los accionistas”.
El artículo 11 del Reglamento especi¿ca las menciones esenciales que debe con-
tener todo título accionario, en cuanto a su literalidad:
“Los títulos de acciones llevarán el nombre del titular, su rol único tributario o cédula
de identidad, si los tuviera, el nombre y domicilio de la sociedad y su rol único tribu-
tario, la fecha de la escritura de constitución y la notaría en que se haya otorgado, la
indicación de la inscripción del extracto de la escritura de constitución de la sociedad
en el Registro de Comercio correspondiente y su publicación en el Diario O¿cial, el
número de acciones que el título represente, la serie a que pertenezcan, una referencia
a las preferencias que otorgan y si las acciones tienen o no valor nominal.
Si los estatutos de la sociedad incluyen limitaciones a la libre disposición de las
acciones, los títulos también deberán hacer referencia a ellas. Igualmente deberán
constar en el título las condiciones de pago de la acción si se tratare de acciones que
no estuvieren pagadas íntegramente.
Cuando la sociedad no haya sido constituida como sociedad anónima, a las referencias
indicadas en el inciso anterior a su constitución se deberán agregar las referencias
correspondientes a la escritura de transformación en sociedad anónima. Si la entidad
se ha convertido en sociedad anónima en virtud de una fusión por creación o de una
DERECHO DE SOCIEDADES 233
que comunique el hurto, robo o extravío, la sociedad anónima emitirá nuevo título
luego de transcurrido tres días de la publicación del aviso y del envío a las bolsas de
valores, del ejemplar del diario, si se trata de sociedad anónima abierta.
un mayor número de votos para la elección de miembros del directorio, pero sólo
por un plazo de 5 años el cual puede llegar a ser prorrogable; estas son las llamadas
acciones de control, cuya preferencia consiste precisamente en aquello, poder elegir
mayor número de directores que la serie ordinaria, por ejemplo, cinco la primera y
sólo dos a los titulares de las llamadas ordinarias. Cuando consiste la preferencia en
este mayor control, signi¿ca que esa serie de acciones tiene el poder de instalar la
administración, en la medida que tienen derecho a elegir mayor número de directo-
res, que el poder electoral de las acciones ordinarias. En general, cuando se observa
esta ¿gura, correlativamente tiene menor porcentaje de participación en la utilidad
en relación a los accionistas que no tiene el control, los accionistas que ejercen el
control son inversionistas.
Respecto al concepto de acciones preferidas, la Superintendencia de Valores y
Seguros señala que “Los accionistas titulares de acciones preferidas tienen ciertos
privilegios que deberán establecerse en los estatutos sociales y en los títulos de las
acciones deberá hacerse referencia a ellas, como por ejemplo, mayor ponderación de
su voto en la elección de directores, preferencia en los pagos por liquidación de la
empresa y otros” (“Glosario” sitio web www.svs.cl).
Para el catedrático español Rodrigo Uría el principio de igualdad de derechos en la
sociedad anónima sufrió una rotura, ya que “Al democratizarse la sociedad anónima
en el siglo XIX se hizo descansar el régimen de los derechos corporativos o sociales
sobre el postulado de la igualdad absoluta de las acciones. Pero el principio se debilitó
rápidamente por la presión de las necesidades prácticas, que nunca permitieron man-
tener ese estado teórico de perfecta igualdad de derechos entre unos y otros socios”34.
Agrega el tratadista español Uría que “la posible desigualdad entre las acciones y
las distintas clases permite hablar de acciones ordinarias o comunes y de acciones
privilegiadas o preferentes” y de¿ne a las primeras indicando que “son aquellas que
atribuyen a sus titulares el régimen normal de derechos y obligaciones integrantes de
la condición de socio”, y las privilegiadas como aquellas que “conceden particulares
ventajas o privilegios en relación a los derechos de las acciones ordinarias”, pero
señala “aunque sea lícita la emisión de acciones privilegiadas, esa facultad debe ser
empleada con la prudencia necesaria para no hacer en excesos que hagan intolerable
el privilegio por anular prácticamente los derechos de los demás accionistas”.
Para el tratadista argentino Mariano Gagliardo la acción preferida “se trata de
títulos de crédito de participación que con¿eren una preferencia patrimonial sobre el
patrimonio de la entidad a la que acceden, sea en la distribución de bene¿cios o en la
distribución de aquél o bien en ambas a la vez”35.
El catedrático español Garrigues, siguiendo a Rodrigo Uría, señala que dentro de
esta modalidad cabe la más variada gama de preferencias con relación a las acciones
ordinarias, sin que ello signi¿que incurrir en excesos o bien violar la prohibición de
pactos leoninos36.
Podemos concluir que la existencia de acciones preferidas o preferentes altera
el principio de igualdad entre las acciones, estableciendo una serie de acciones con
estatus preferente, con el fundamento de hacer más atractivo a cierto tipo de inver-
sionistas esta clase de acciones con preferencia o privilegio, que en principio son
esencialmente temporales.
Esta estructura accionaria, con acciones ordinarias y preferentes y seriación de
acciones, se presenta normalmente en las sociedades anónimas abiertas de gran pre-
sencia bursátil y se utiliza como mecanismo para incentivar determinadas políticas
de incorporación de capital a la compañía u otras.
En el caso de los bancos, regulados en la Ley General de Bancos, que se contiene
en el D.F.L. Nº 3, del año 1997, el artículo 49, en su número 2º, no permite que los
bancos emitan acciones con privilegio o preferencia, y agrega “Podrán, sin embargo,
emitir distintas series de acciones”. Entendemos que esta prohibición legal tiene por
fundamento impedir que una clase privilegiada de acciones dentro de la propiedad
accionaria del banco, pudiera incurrir en abusos de poder en un giro de negocios
especialmente delicado por su peso económico.
Otro caso especial, referido a acciones preferentes que otorguen mayor control en
la administración de la sociedad anónima, lo encontramos en las Administradoras de
Fondos de Pensiones (AFP) o las sociedades especiales, por el principio de especi¿-
cidad del objeto o giro de negocios, no pueden involucrarse en la administración de
otras sociedades, estableciéndose límites máximos de inversión por sociedad anónima
en que pueden invertir. Se trata de un inversionista institucional, solamente se dedican
a invertir en títulos valores y no pueden hacerlo de manera concentrada en una o grupo
de sociedades. No son accionistas controladores. No lo pueden hacer ni por ley ni
por el objeto o giro de negocio propio, ya que su giro social único es administrar uno
o más fondos de pensiones y obtener las mejores rentabilidades o utilidades para los
fondos de pensiones que administran.
Los accionistas no controladores confían en que los controladores van a hacer
lo posible por tener una mejor rentabilidad o utilidades sociales y así obtendrán
dividendos al cierre de cada ejercicio, en este sentido confían en las políticas y estra-
tegias de negocios que persiguen los controladores, aplicándose la llamada política
económica del “chorreo”, que re¿ere a que cuando los “grandes” obtienen ganan-
cias arrastran también a los “chicos”. Las Administradoras de Fondos de Pensiones
(AFP) no pueden, de acuerdo al D.L. Nº 3.500, con sus acciones, elegir a la mayoría
del directorio de las sociedades en que invierten, lo único que se les permite hacer
es levantar candidaturas de directores personas “independientes” del controlador o
controladores de la sociedad.
los de la sociedad y los de los demás accionistas”, disposición que en un principio fue
leída y entendida por especialistas, a principios de los años 80, como una obligación
meramente “semántica” “programática” o norma de buena crianza”, pero tomó un
contenido o sentido real con la modi¿cación del artículo 133 bis, con la reforma de
la ley Nº 19.705, del año 2000. Estas tesis interpretativas que entendieron el artículo
30 como norma “semántica” o casi “metafórica” de un mero estándar de buen com-
portamiento, indudablemente se asentaron de manera preferente en la creencia de
un derecho de propiedad absoluto o absolutista, entendiendo que “el ejercicio de un
derecho a su titular” no puede causar lesión a los derechos e intereses de otros, tesis
que por cierto no compartimos y que tiene una buena semejanza con la “teoría del
abuso del derecho” y la controversia de si ella puede o no tener lugar en el sistema
jurídico. Un caso interesante, en cuanto a la aplicación práctica de esta norma, lo
encontramos en el bullado caso de la toma de control ejecutado por Endesa España
a Enersis Chile, en que los accionistas y ejecutivos “claves”, que dieron la llave de
entrada al inversionista español al holding chileno, quienes actuaron sólo en resguardo
y obtención de utilidades particulares, por sobre los intereses generales de los accio-
nistas minoritarios, como reconoce la reciente sentencia de casación de fondo de la
Excma. Corte Suprema de 7 de julio de 2005, que así lo declaró y sancionó con multas
pecuniarias elevadísimas a favor de las arcas del Fisco (US$ 150.000.000).
Generalmente, esta obligación de “ejercer sus derechos sociales sin causar per-
juicio o lesión a los derechos de los demás accionistas y de la propia sociedad” se la
entiende como un patrón de conducta estimado valioso por el legislador, que exige
que el accionista se comporte en pro del bien común de la sociedad y sus accionistas,
abteniéndose de ejecutar actos hostiles que vayan en contra de los intereses colectivos
de todos los accionistas y de la sociedad.
El escueto, pero claro y útil artículo 30 de la ley señala: “Los accionistas de-
ben ejercer sus derechos sociales respetando los de la sociedad y los de los demás
accionistas”, obligación que comprende tanto a accionistas de control como a los
minoritarios; esto es, a todos los accionistas de la compañía.
Si uno o más accionistas concertados al efecto emprenden actos u omisiones o
incurren en conductas o estrategias concertadas que causen lesión o daño a la sociedad
anónima ejerciendo sus derechos de accionistas en contra de los otros accionistas de
la compañía, serán pasibles de ser demandados de indemnización de prejuicios por el
daño patrimonial causado a la sociedad anónima y a los accionistas víctimas de tales
actos u omisiones. Este nuevo enfoque respecto a la regulación de la responsabilidad
de los accionistas en el ejercicio de sus derechos sociales, fue en el sistema societa-
rio chileno una creación del legislador del año 2000, mediante la reforma de la ley
Nº 19.705, visión y espíritu que no tuvo en su época el legislador del año 1981, ya que
esta norma, insistimos, fue en principio meramente lírica o “programática”, pero sin
un resguardo o sanción que ampararan el bien jurídico protegido de manera expresa,
aun cuando se podía construir una teoría en torno al llamado “abuso del derecho”.
242 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Los accionistas pueden asistir a las juntas a ejercer sus derechos, personalmente o
representados por mandatario, en caso de asistir representados, el poder que se otorgue
al efecto puede constar por escritura pública o privada; al efecto, los artículos 63 y 64
del reglamento de la ley señalan los requisitos de ambos tipos de poderes.
Los artículos 110 y 111 del Reglamento señalan:
Artículo110. Los accionistas podrán hacerse representar en las juntas por otra per-
sona, sea o no accionista, cuyo poder deberá cumplir con las formalidades que se
indican en los artículos siguientes.
Artículo 111. El poder para hacerse representar en junta otorgado por instrumento pri-
vado, contendrá el lugar y fecha de otorgamiento, el nombre y apellidos del apoderado,
el nombre y apellidos del poderdante, indicación de la naturaleza de la junta para la
cual se otorga el poder y la fecha de su celebración, declaración de que el apoderado
podrá ejercer en dicha junta de accionistas todos los derechos que correspondan al
mandante en ella, los que podrá delegar libremente en cualquier tiempo, declaración
de que el poder sólo podrá entenderse revocado por otro que se otorgue con fecha
posterior y la ¿rma del poderdante. Además, el poder podrá contener instrucciones
especí¿cas al apoderado para aprobar, rechazar o abstenerse respecto de cada una
de las materias sometidas a votación en la junta que hubieren sido incluidas en la
citación. La infracción a las instrucciones especí¿cas, si las hubiere, no afectará la
validez de la votación.
Si el poder para hacerse representar en junta fuere otorgado por escritura pública,
bastará que contenga el nombre y apellidos del apoderado, el nombre y apellidos del
poderdante, el lugar, naturaleza de la junta y fecha de otorgamiento del poder.
La cali¿cación de poderes en la Junta de Accionistas se encuentra regulada en los
artículos 114 a 118 del Reglamento de la LSA:
Artículo 115. Durante el proceso de cali¿cación de poderes, sólo deberán examinarse
y decidirse las siguientes situaciones:
1) El cumplimiento de las formalidades y menciones de los poderes establecidas en
este reglamento;
2) Los poderes repetidos, entendiéndose por tales aquellos otorgados por un mismo
accionista más de una vez, y
3) Los poderes que algún accionista objetare especí¿ca y fundadamente.
Artículo 116. En las sociedades anónimas abiertas la cali¿cación de poderes será
efectuada sin forma de juicio por el abogado que corresponda, de acuerdo al orden
de inscripción en el Registro de Abogados cali¿cadores.
En las sociedades anónimas cerradas la cali¿cación de poderes será efectuada sin
forma de juicio por un cali¿cador nombrado de común acuerdo por los interesados;
si éstos no se pusieren de acuerdo, la sociedad deberá recurrir al Registro a que se
re¿ere el inciso anterior y hará la cali¿cación el abogado que corresponda de acuerdo
al orden de precedencia.
La Superintendencia establecerá las normas de funcionamiento del Registro de
Abogados cali¿cadores que ésta mantendrá, los plazos para inscribirse, y la docu-
DERECHO DE SOCIEDADES 247
La principal razón que motiva a las personas a adquirir acciones de una sociedad
anónima es invertir un capital para participar en los dividendos, lo que signi¿ca que
se invierte en estos títulos valores, con la expectativa de obtener rentas vía dividendos
sociales; esto es, con vocación de invertir y obtener utilidades, esto es ánimo de lucro.
De este modo, la sociedad anónima es un vehículo o medio de inversión, al que se
accede por la participación en su propiedad accionaria.
Al directorio corresponde obtener una mayor valorización de la compañía, me-
diante el desarrollo de su giro de negocios tras la búsqueda del lucro y proponer la
materia o política de dividendos a la junta ordinaria y compete a aquélla aprobar
tales proposiciones, bajo la condición de haber obtenido utilidades líquidas en cada
ejercicio comercial. El derecho a participar y percibir dividendos está sujeto entonces
a la condición de que exista utilidad líquida en el ejercicio de la compañía, es por lo
tanto un derecho esencialmente condicional, sujeto a un hecho futuro e incierto.
Toda vez que exista utilidad líquida en el ejercicio de la sociedad anónima, y se
hayan absorbido las pérdidas acumuladas, nace la obligación de repartir dividendos,
salvo acuerdo unánime en contrario de las acciones emitidas, si no debe repartirse al
menos un 30% de la utilidad líquida del ejercicio, que es el dividendo mínimo legal
establecido en el artículo 79 de la Ley de Sociedades Anónimas.
Para la SVS, dividendo: es la parte del bene¿cio neto de una sociedad o¿cialmente
declarado por el directorio de la compañía, para ser distribuido entre los accionistas.
El dividendo se paga en una cantidad ¿ja por cada acción poseída por los accionis-
tas, el que generalmente se paga en dinero, sin embargo, en las sociedades anónimas
abiertas se podrá cumplir con la obligación de pagar dividendos, en lo que exceda a
los mínimos obligatorios, otorgando opción a los accionistas para recibirlos en dine-
ro, en acciones liberadas de la propia emisión o en acciones de sociedades anónimas
abiertas de que la empresa sea titular. (Glosario SVS).
248 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
distintos del de propiedad, como por ejemplo constituir derecho real de prenda sobre su
acción, caso en el cual distinguimos al accionista propietario y al acreedor prendario.
La prenda sobre acciones se debe celebrar por escrito, mediante escritura pública o por
instrumento privado, con las mismas solemnidades que la ley y el reglamento establecen
para ceder la acción y para que dicho acto jurídico sea oponible a la sociedad y a terce-
ros, debe registrarse en el Registro de Accionistas. Respecto a si existe o no traslación
del bien prendado al acreedor prendario habrá que estarse a lo que las partes hayan
establecido en el contrato de prenda, tema que es relevante para establecer quién ejerce
los derechos que con¿ere la acción ante la sociedad anónima. Asimismo, el acreedor
prendario puede hacer ejecutivo su crédito ante la mora del deudor ejerciendo las
acciones ejecutivas que pueda hacer valer conforme a las reglas generales, pudiendo
embargar las acciones prendadas vía juicio ejecutivo y obtener pago de la obligación
principal incumplida con el producto de la realización de las acciones prendadas.
Otra posibilidad consiste en que se constituya derecho real de usufructo sobre ac-
ciones, con las mismas solemnidades establecidas para la cesión de acciones; esto es,
escritura pública o privada, más registro del usufructo ante el registro de accionistas
para efectos de su oponibilidad; en esta ¿gura contractual distinguimos nudo propie-
tario y usufructuario, y habrá que determinar lo que se pacte entre las partes para el
ejercicio del derecho del nudo propietario y los derechos del usufructuario.
Relativo a constitución de prenda, usufructo, comunidad y embargo de acciones,
el artículo 23 de la LSA señala:
“La constitución de gravámenes y de derechos reales distintos al del dominio sobre
las acciones de una sociedad, no le serán oponibles a ésta, a menos que se le hubiere
noti¿cado por ministro de fe, el cual deberá inscribir el derecho o gravamen en el
Registro de Accionistas.
El embargo sobre acciones no priva a su dueño del pleno ejercicio de los derechos
sociales, excepto el de la libre cesión de las mismas que queda sujeta a las restricciones
establecidas en la ley común.
En los casos de usufructo, las acciones se inscribirán en el Registro de Accionistas a
nombre del nudo propietario y del usufructuario, expresándose la existencia, moda-
lidades y plazos del usufructo. Salvo disposición expresa en contrario de la ley o la
convención, el nudo propietario y el usufructuario deberán actuar de consuno frente
a la sociedad.
En caso de que una o más acciones pertenezcan en común a varias personas, los
codueños estarán obligados a designar un apoderado de todos ellos para actuar ante
la sociedad”.
El artículo 46 del nuevo reglamento de la LSA regula la materia usufructo de
acciones en lo que re¿ere a la relación de nudo propietario y usufructuario, y señala
lo que sigue:
“Artículo 46. En el usufructo de acciones, la calidad de accionista reside en el nudo
propietario. Salvo que el título constitutivo de usufructo establezca lo contrario,
DERECHO DE SOCIEDADES 257
– Si se acuerda la enajenación del 50% o más del activo, o planes que en conjunto
signi¿quen enajenar el 50% o más de su activo, de acuerdo a lo establecido en el
artículo 67 número 9 de la Ley de Sociedades Anónimas, también da lugar al derecho
a retiro para los accionistas disidentes.
– El otorgamiento de cauciones o garantías, conforme al artículo 67 número 11
de la Ley de Sociedades Anónimas, para obligaciones de terceros, ya sean reales o
personales, da lugar al derecho a retiro para los disidentes, ya que por esta vía se
aumentan los pasivos sociales.
– La creación de nuevas acciones con carácter de preferentes, o la eliminación de
otras ya existentes, ya que implican la creación de derechos especiales para algunos
accionistas o la supresión de los existentes.
– El saneamiento de nulidad por vicio formal en la constitución de la sociedad
anónima o el vicio formal en una reforma estatutaria. Parece discutible que el sanea-
miento de la sociedad anónima sea una materia que dé derecho a retiro a quien esté
en contra de dicho saneamiento, ya que no se observa el eventual perjuicio que pueda
producírsele al accionista disidente, si la sociedad viciada se sanea.
– Otros casos establecidos en la ley o estatutos.
Todas las materias indicadas anteriormente son de competencia de la junta extraor-
dinaria de accionistas y todas, salvo la enajenación de activos y el otorgamiento de
garantías para obligaciones de terceros, implican reforma estatutaria y requieren el
voto conforme de las 2/3 partes de las acciones emitidas con derecho a voto, conforme
lo establecido en el artículo 67 de la ley.
En cuanto a la determinación del precio a pagar al accionista disidente por el valor
de sus acciones, el reglamento de la ley distingue si la sociedad es abierta o cerrada
y en el primer caso si sus acciones se transan en Bolsa.
Los artículos 126 a 134 del nuevo reglamento de la LSA, regulan el derecho a
retiro a nivel de este cuerpo normativo.
El artículo 130 del reglamento establece el concepto de valor libro de la acción,
que se aplica a la sociedad anónima cerrada:
Artículo 130. El valor de libros de la acción que se deberá pagar en las sociedades
anónimas cerradas a los accionistas que ejercieren su derecho a retiro, se determinará
dividiendo el patrimonio por el número total de las acciones suscritas y pagadas de
la sociedad. Si la sociedad tuviere series de acciones de valor diferente, el valor de
libros por acción deberá ajustarse de acuerdo al porcentaje que el valor de dichas
series representen en el total del patrimonio.
Para los efectos de lo dispuesto en este artículo, se estará a las cifras del último balance
que se haya presentado a la Superintendencia, o del último balance que se disponga
en caso que la sociedad no deba presentar su balance ante aquélla, y al número de
acciones suscritas y pagadas a la fecha de dicho balance. Las cifras antes indicadas
deberán ser reajustadas a la fecha del hecho o del acuerdo de junta que motivó el
retiro. El reajuste se efectuará conforme a la variación que haya experimentado la
DERECHO DE SOCIEDADES 261
unidad de fomento, ¿jada por el Banco Central de Chile, entre el día de cierre del
balance utilizado y la fecha de la junta que motivó el retiro.
Cuando se hubieren enterado aumentos de capital con posterioridad a la fecha del
último balance, se deberá agregar al valor del patrimonio y al número de acciones
suscritas y pagadas el monto enterado y el número de acciones suscritas y pagadas
de dicho aumento de capital.
Para las sociedades anónimas abiertas con transacción bursátil, el artículo 132 utiliza
el concepto “valor de mercado de la acción, y señala:
Artículo 132. El valor de mercado de la acción que se deberá pagar a los accionistas
que ejercieren su derecho a retiro en las sociedades anónimas abiertas se sujetará a
las siguientes normas:
1. Se deberá distinguir entre las acciones que tienen o no presencia bursátil.
2. Se entiende por acciones con presencia bursátil aquellas que así sean cali¿cadas
por la Superintendencia mediante norma de carácter general.
3. Cuando se trate de acciones con presencia bursátil, el valor de la acción será el
promedio ponderado de las transacciones bursátiles de la acción durante el período
de 60 días hábiles bursátiles comprendidos entre el trigésimo y el nonagésimo día
hábil bursátil anterior a la fecha de la Junta que motiva el retiro.
4. Si las acciones no tuvieren presencia bursátil se considerará que su precio de
mercado es igual al de su valor libros, determinado de acuerdo a lo dispuesto en el
artículo 130 de este reglamento.
No obstante, siempre a la sociedad anónima le queda un recurso para suspender
el derecho a retiro; en efecto el Directorio puede citar a una nueva junta y proponer
que se dejen sin efecto los acuerdos que permiten el derecho a retiro, así se impide
el derecho a retiro por la mayoría, esta propuesta del directorio igualmente puede no
ser aprobada por la junta.
Una crítica al derecho a retiro en la sociedad anónima abierta consiste en que el
accionista que sea disidente a las materias señaladas en el artículo 69 de la ley, puede
libremente dar orden de venta a sus acciones en la Bolsa, sin tener que esperar todo
el trámite a que da derecho el procedimiento de retiro, sólo se justi¿ca esperar si el
promedio de los últimos sesenta días en Bolsa es superior al que se transa al tiempo
de pretender vender en Bolsa.
Con la reforma de la ley Nº 20.382, de 2009, se amplía el derecho a retiro en la
anónima abierta al incorporar a la LSA un nuevo artículo 71 bis, que establece una
nueva causal de derecho a retiro para proteger a los accionistas minoritarios, cuando
un controlador adquiera más del 95% de las acciones de una sociedad anónima abierta,
mediante un procedimiento de Oferta Pública de Adquisición de Acciones (OPA).
La nueva norma señala:
“Artículo 71 bis. También dará derecho a retiro en favor de los accionistas minorita-
rios, que un controlador adquiera más del noventa y cinco por ciento de las acciones
de una sociedad anónima abierta. Este derecho a retiro deberá ser ejercido dentro del
plazo de 30 días contado desde la fecha en que el accionista controlador alcance la
262 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
participación indicada, lo que se comunicará dentro de los dos días hábiles siguientes
a través de un aviso destacado publicado en un diario de circulación nacional y en
el sitio en Internet de la sociedad, si ella dispone de tales medios.
Asimismo, los estatutos de la sociedad podrán facultar al controlador para exigir que
todos los accionistas que no opten por ejercer su derecho a retiro, le vendan aquellas
acciones adquiridas bajo la vigencia de esa facultad estatutaria, siempre que haya
alcanzado el porcentaje indicado en el inciso anterior a consecuencia de una oferta
pública de adquisición de acciones, efectuada por la totalidad de las acciones de
la sociedad anónima abierta, o de la serie de acciones respectiva, en la que haya
adquirido, de accionistas no relacionados, a lo menos un quince por ciento de tales
acciones. El precio de la compraventa respectiva será el establecido en dicha oferta,
debidamente reajustado y más intereses corrientes.
El controlador deberá noti¿car que ejercerá su derecho de compra dentro de los
quince días siguientes al vencimiento del plazo previsto para el ejercicio del derecho
a retiro indicado en el inciso primero, mediante carta certi¿cada enviada al domicilio
registrado en la sociedad por los accionistas respectivos, así como a través de un aviso
destacado publicado en un diario de circulación nacional y en el sitio en Internet de
la sociedad, si ella dispone de tales medios.
La compraventa se entenderá perfeccionada quince días después de noti¿cado el
ejercicio del derecho de compra sin necesidad que las partes ¿rmen el respectivo
traspaso, debiendo proceder la sociedad a registrar las acciones a nombre del con-
trolador y poner inmediatamente a disposición de los accionistas el producto de la
venta, de la misma forma prevista para el reparto de los dividendos sociales. En el
caso de acciones prendadas, la sociedad registrará las acciones a nombre del con-
trolador sin alzar la prenda respectiva, pero retendrá el producto de la venta hasta
que ello ocurra. Para estos efectos se aplicará lo dispuesto en el artículo 18 en todo
aquello que resulte aplicable.
La Superintendencia, mediante norma de carácter general, podrá establecer los pro-
cedimientos y regulaciones que faciliten el legítimo ejercicio de estos derechos”.
cial y para el titular de los ADR representa una participación en dominio o propiedad
de acciones de ese capital social. Adquiridas las acciones y en poder y custodia de
la empresa bancaria o el banco custodio, del país de origen de la empresa, aquélla
o éste deben establecer un registro de los títulos que representen a dichas acciones.
Los títulos referidos precedentemente “serán los instrumentos que la empresa ban-
caria o las personas naturales o jurídicas domiciliadas y residentes en el extranjero
podrán transar en la correspondiente bolsa o¿cial extranjera o entidad equivalente o
en forma privada, según corresponda” (Nº 5 del Capítulo XXVI). Estos títulos son
los que en la Bolsa de Valores de Nueva York se denominan American Depositary
Receipts (ADR).
La función económica de estos títulos de crédito denominados ADR se expresa
o mani¿esta en que la riqueza circula representada por los títulos que se superponen
materialmente a las cosas a tal punto que la economía de Occidente ha sido denomi-
nada como “La Economía del Papel”. El titular o legítimo tenedor de los ADR puede
libremente negociar o transar sus títulos en la Bolsa extranjera o en forma privada
según sea su conveniencia. En el caso de ser transferidos, mediante circulación, debe
procederse a su actualización en el registro de los títulos en el banco custodio, ade-
más, el tenedor de títulos puede en cualquier momento requerir a la empresa bancaria
o al banco custodio, según sea el caso, que proceda a su sustitución por el número
pertinente de acciones de la sociedad receptora. En este caso es necesario dejar sin
efecto los títulos de ADR y sólo sean válidas las acciones de la sociedad receptora,
con todos los derechos y obligaciones que con¿ere la calidad y estatuto de accionista
en nuestro sistema jurídico para su titular.
Una vez aprobada una operación de ADR ante el Banco Central de Chile y ante la
Superintendencia de Valores y Seguros, la Sociedad Anónima Abierta Receptora, debe,
según circular Nº 951, informar a los tenedores de ADR las principales ligaciones que
tienen los accionistas en la República de Chile, especialmente las obligaciones de in-
formar y de publicitar la toma de control de una sociedad, consagradas en los artículos
12 y 54 de la Ley de Mercado de Valores. Estimamos que debiera proporcionarse por
la sociedad receptora una información sobre los derechos y obligaciones del tenedor de
títulos de ADR más sustancial y completa en la materia, especialmente en lo relativo
al estatuto jurídico contenido en el Capítulo XXVI del Compendio de Normas del
Banco Central de Chile. Dicho estatuto jurídico es de jerarquía superior a la circular
Nº 1.375 de la SVS, toda vez que emana de un órgano autónomo, de derecho público,
de origen y rango constitucional; regido por su Ley Orgánica Constitucional Nº 18.840,
cual es, el Banco Central de Chile. De esta manera nos atrevemos a sugerir que, sería
conveniente, por razones de certeza y seguridad jurídica para nuestro orden público
económico que se uniformaran las disposiciones jurídicas que reglan la materia, en
concreto, que se armonice de manera sistemática y orgánica la circular Nº 1.375 de la
Superintendencia de Valores y Seguros a los derechos y principios consagrados en el
Capítulo XXVI del Compendio de Normas del Banco Central de Chile, norma jurídica
de superior jerarquía según hemos señalado. En acierto a lo señalado anteriormente,
DERECHO DE SOCIEDADES 265
es útil recordar que el artículo 82, inciso primero, de la Ley Orgánica Constitucional
del Banco Central de Chile, Nº 18.840, dispone que:
“Las resoluciones que adopte el Banco serán obligatorias para los organismos del
sector público que tengan las facultades-normativas necesarias para ponerlas en
ejecución, los cuales deberán impartir las instrucciones que sean pertinentes en los
términos que ¿je al efecto el Consejo del Banco”.
No pueden en consecuencia, jurídicamente, existir contradicciones entre la nor-
mativa que imparte el Banco Central y la circular normativa dictada por la Super-
intendencia de Valores y Seguros en esta materia y en el evento de existir, dichas
contradicciones deben ser subsanadas; y en todo caso armonizada la circular citada
a las disposiciones del Capítulo XXVI.
Entre las empresas chilenas –actualmente una decena– que han operado con este
sistema de capitalización con ADR ¿gura la Compañía de Teléfonos de Chile S.A.,
en la Bolsa de Nueva York, con el carácter de pionera en Latinoamérica, con gran
éxito según la información que se ha publicitado en la prensa económica, siendo en
consecuencia un atractivo instrumento o título de inversión en ese mercado de capita-
les y a la vez una fuente de recursos ¿nancieros para la compañía que la vincula a la
economía mundial y que, por cierto, hace más complejo su escenario de negocios.
El acuerdo de emitir títulos ADR en la sociedad anónima abierta es competencia
de la junta extraordinaria de accionistas, ya que implica aumento del capital social y,
por lo tanto, reforma de estatutos sociales, determinando en número de ADR a emitir
y colocar y el número de acciones que representa, dentro del capital social.
En las juntas de accionistas de la sociedad anónima que ha colocado ADRs, ejerce
los derechos de los tenedores de dichos títulos la entidad depositaria o custodia de las
acciones que han dado lugar a la emisión de dichos títulos extranjeros, en efecto, la
citada circular Nº 1.375, en su número 3, dispone: “Las acciones que den origen a los
ADR permanecerán en custodia y registradas en la emisora a nombre del depositario.
Por esta circunstancia, se reconoce que el depositario puede ejercer ante la entidad
emisora los derechos que les corresponden a los tenedores de ADRs, pues éstos son
representativos de las pertinentes acciones”; pueden ser custodios bancos chilenos o
banco extranjero con agencia en Chile o una empresa de depósito de valores.
18.1. El directorio
El directorio es el órgano societario de naturaleza colegiado, que tiene a su cargo la
competencia legal de administrar los negocios sociales mediante políticas y estrategias
societarias, con el objeto de obtener utilidades para repartir bene¿cios a los accionistas
llamados dividendos. Como señala el catedrático español Fernando Sánchez Calero,
“El Consejo de Administración es un órgano colegiado, que ha de actuar mediante
acuerdos, al que se con¿ere la facultad de administrar la sociedad”38.
Cabe consignar que en nuestra doctrina societaria existe consenso en cuanto a
la noción organicista que informa al Directorio, y en esta opinión podemos citar
a Juan Esteba Puga Vial en “La Sociedad Anónima”39, en el mismo sentido María
Fernanda Vásquez en “Sociedades” en que sostiene “no se trata de un mandatario de
los accionistas, ni de la sociedad, el directorio es un órgano colegiado cuya función
primordial es la administración superior de la sociedad que ¿ja las políticas legales,
económicas y ¿nancieras”40.
Este poder amplio que la LSA entrega al directorio para administrar la sociedad
anónima, no se puede entender como “un cheque en blanco”, sino que se debe ejer-
cer en pro de la sociedad y de todos los accionistas de la compañía, atendido que su
cometido es dar mayor valor a la compañía.
El directorio es un órgano profesional, necesario y esencial para la sociedad
anónima, de tal suerte que no la podemos concebir sin el citado órgano colegial,
que conforme a la de¿nición legal del artículo 1º de la LSA, le compete de manera
preferente la administración de la sociedad anónima. Por ello, no puede prescindirse
o alterarse dicha regla, en el sentido de que una persona o entidad distinta al órgano
directorio administre la sociedad anónima, como por ejemplo que lo fuese una persona
natural o una sociedad administradora, y en el evento de que se aplicare una regla
distinta a la indicada en el artículo primero de la LSA, el citado pacto y actuación
sería ilegal y por lo tanto nula; así se puede concluir del artículo 137 de la ley, que
establece “Las disposiciones de esta ley primarán sobre cualquiera norma que les
fuere contraria”; en consecuencia, si la ley establece que la sociedad anónima es
administrada por un directorio, cualquier convención en contrario causa nulidad y
responsabilidad indemnizatoria.
41 Juan Esteban PUGA VIAL, La Sociedad Anónima, pág. 352, año 2011.
42 María Fernanda VÁSQUEZ PALMA, Sociedades, Editorial AbeledoPerrot, pág. 612, año 2013.
43 Enrique BARROS BOURIE, Tratado de Responsabilidad Extracontractual, Editorial Jurídica de
Chile, págs. 829 y 830.
270 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Por su parte, el artículo 40 de la ley señala que el directorio representa tanto judicial
como extrajudicialmente a la sociedad para cumplir con el objeto social y que no es
necesario acreditarlo a terceros y se señala que está investido de todas las facultades
de administración y disposición que la ley o el estatuto no establezcan como privativas
de la junta general de accionistas.
El límite entonces del poder amplio de administración del directorio, en lo que se
re¿ere a la administración del objeto social y para cumplir éste, son las materias que
la ley entrega a la junta de accionistas.
A objeto de entender esta asignación de poderes a los órganos societarios, no pode-
mos olvidar que los accionistas son los aportantes del capital social y, eventualmente,
pueden volver a aportar en la medida de que se aumente el capital social, y corresponde
al directorio administrar los negocios sociales y obtener la rentabilidad del capital
aportado. Esta relación entre aportantes de capital y gestores de negocios, puede tener
su explicación en la teoría de la agencia, en el sentido de que los accionistas, que no
pueden administrar los negocios sociales, y “delegan” el poder de administrar a los
gestores “sociales” de los negocios, en quienes se confía en cuanto a su vocación y
habilidades para administrar los negocios. Agregamos que los accionistas que tengan
vocación de control de la sociedad, tendrán que acumular un número relevante de
acciones que les permitan elegir el número de directores “de mayoría”, con lo que se
logra el control de la sociedad.
El Directorio o las Juntas de Accionistas no pueden resolver materias que estén
entregadas a uno o a otro, respectivamente. Se trata de un verdadero sistema de re-
parto de poderes entre ambos organismos societarios, regulados por ley en cuanto a
su integración y competencias.
A los miembros del directorio los elige la junta de accionistas y en la medida que
se represente un mayor número de acciones habrá más poder para elegir miembros
integrantes del directorio, tema en el que aparece el control de la sociedad a cargo
de uno o más accionistas controladores, frente a los llamados accionistas sin poder
o minoritarios.
El control de la propiedad accionaria está entonces en directa relación con la admi-
nistración de la sociedad anónima, ya que se puede a través de este control accionario
elegir o hacer elegir un mayor número de directores; y de contrario, en toda sociedad
anónima habrá un número relevante de accionistas que no tiene poder para elegir
miembros del directorio, por lo que carecerán de poder de inÀuir en las decisiones del
órgano societario. Sin embargo, la función del director es esencialmente transitoria
ya que la ley establece que si nada dice el estatuto, la duración máxima es de un año,
debiendo ser electos anualmente y el plazo máximo de ejercicio de potestades es de
tres años, por cláusula de estatuto social.
Relativo a la administración de las sociedades anónimas abiertas, un reciente estu-
dio de aquellas que integran la canasta e índice “IGPA” (Índice General de Precios de
Acciones), realizado por MV Amrop (fuente El Mercurio 24 de julio de 2005), revela
que la propiedad accionaria de estas sociedades no se encuentra “atomizada” y que
DERECHO DE SOCIEDADES 273
del día aquellas materias que considere convenientes, de acuerdo con la ley y los
estatutos sociales, y a oponerse a los acuerdos ilegales o que no bene¿cien el interés
de la sociedad de la cual es director”.
Cabe tener presente que con la reforma efectuada por la ley Nº 20.382, de 2009,
a la LSA, corresponde ahora al Directorio y no al gerente general, la existencia
y custodia de los libros y registros sociales. Se establece entonces, para todas las
sociedades anónimas, la obligación de cargo del Directorio de mantener la custodia
de los Libros y Registros Sociales. Se deroga esta obligación respecto del Gerente
General en el artículo 50 de la LSA. En todo caso, esta obligación se puede delegar
por el Directorio mediante acuerdo a otro sujeto, debiendo dejarse constancia en el
acta respectiva.
En efecto, se incorpora en el artículo 7º de la LSA, un nuevo inciso segundo que
señala:
“Es de responsabilidad del directorio la custodia de los libros y registros sociales,
y que éstos sean llevados con la regularidad exigida por la ley y sus normas com-
plementarias. El directorio podrá delegar esta función, de lo que deberá dejarse
constancia en actas”.
45 Enrique BARROS BOURIE, ob. cit. Editorial Jurídica de Chile, pág. 832.
46 Enrique BARROS BOURIE, ob. cit., pág. 833.
DERECHO DE SOCIEDADES 279
propio o de persona relacionada con él. Además esta norma se relaciona en caso de
incurrirse en las conductas descritas con los artículos que establecen la responsabilidad
de los directores, contenidos en los artículos números 133 y 133 bis de la ley.
En nuevo artículado del Reglamento de la LSA, de 2012, además de explicitar con
mayor claridad y vigor la obligación o deber de cuidado y diligencia de los Directores,
en su artículo 78, y lo mismo da mayor fuerza a la obligación de actuar en pro de los
intereses generales de la sociedad, inhibiendo sus propios intereses, lo que releva el
nuevo artículo 79 que señala:
“Artículo 79. El director debe también, entre otras conductas, abstenerse de proponer,
acordar o realizar actos o contratos, o tomar decisiones que no tengan por ¿n el interés
social. Asimismo, debe evitar que eventuales conÀictos de intereses perjudiquen a la
sociedad, comunicando oportunamente la existencia de tales para su debido trata-
miento conforme a la ley y, en caso de tener un conÀicto, debe abstenerse de votar en
los casos que señala la ley, sin perjuicio de poder ejercer su derecho a voz.
El director que quiera salvar su responsabilidad por algún acto o acuerdo del direc-
torio, deberá hacer constar en el acta su oposición, aún en aquellos casos en que
la Ley lo obliga a abstenerse, debiendo darse cuenta de ello en la próxima junta de
accionistas que tenga lugar.”.
En un claro resguardo a los intereses de los accionistas de la sociedad, con el objeto
de velar por el correcto funcionamiento y resguardo de éstos, la ley contempla causa-
les de presunción de responsabilidad de los directores, estableciendo responsabilidad
solidaria de éstos, en el evento de que ocurra alguna de las hipótesis establecidas en
el artículo 45 de la ley que dispone:
“Se presume la culpabilidad de los directores respondiendo, en consecuencia, soli-
dariamente de los perjuicios causados a la sociedad, accionistas o terceros, en los
siguientes casos:
1. Si la sociedad no llevare sus libros o registros;
2. Si se repartieren dividendos provisorios habiendo pérdidas acumuladas, respecto
de los directores que concurrieron al acuerdo respectivo;
3. Si la sociedad ocultare sus bienes, reconociere deudas supuestas o simulare ena-
jenaciones.
Se presume igualmente la culpabilidad del o de los directores que se bene¿cien en
forma indebida, directamente o a través de otra persona natural o jurídica de un
negocio social que, a su vez, irrogue perjuicio a la sociedad”.
Que respecto a las normas citadas anteriormente, que establecen las obligaciones
de los directores de las sociedades anónimas, especialmente a la disposición conte-
nida en el artículo 42, números 6 y 7, que obligan a una actuación en bene¿cio de la
sociedad anónima y de todos sus accionistas, sancionando la deslealtad del Director,
establecen:
“Los Directores no podrán: 6) Usar en bene¿cio propio o de terceros relacionados,
las oportunidades comerciales de que tuvieren conocimiento en razón de su cargo, y
282 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
propiedad de aquélla ni sus intenciones de venderle las acciones de las que eran
titulares, asumiendo los compromisos para con un único accionista, Endesa España;
en cuanto ocultaron bajo cláusula de con¿dencialidad los acuerdos alcanzados con
EE para ejercer el poder de administración –que en parte importante detentaban por
la con¿anza que todos los accionistas del Grupo Enersis les habían conferido– sólo
en bene¿cio e interés del nuevo accionista mayoritario, EE; en cuanto estipularon,
expresamente, que si EE obtuviera ahorros efectivos en los pagos realizados por las
compras efectuadas en las ofertas públicas de compras de acciones serie A, referidas
en el contrato de compraventa, respecto de los importes que se derivan de los precios
ponderados y estructura de propiedad de las acciones descritas en anexo al contra-
to, el contravalor en moneda nacional chilena de los primeros US$ 1.600.000.000
ahorrados, se pagarían los gestores clave, entre los que se cuentan los reclamantes;
en cuanto estipularon que los precios aplazados se acelerarán si EE decidiera cesar
sin justa causa todos o alguno de los gestores clave o a algún director de Enersis y
Endesa Chile, designados de común acuerdo (Nº 3 de fojas 610, contrato de promesa
del 49% de las acciones serie B de las sociedades Chispas); en cuanto se compro-
meten y aseguran la permanencia de un conjunto de ejecutivos en el Grupo Enersis
(Nº 4 de fojas 610, contrato de gestión); y en cuanto se aseguran uno y, eventualmente,
contratos que dieron origen a la operación; y en cuanto suscribieron los contratos de
gestión y de promesa de compraventa del 49% de las acciones serie B de las Chispas,
mediante los cuales comprometieron y acordaron con EE de un modo anticipado sus
decisiones como directores y ejecutivos del grupo Enersis;
d) del número 7 del artículo 42 de la LSA, en cuanto antepusieron sus intereses como
futuros accionistas y ejecutivos remunerados por Endesa España, como parte del
precio de venta de sus acciones serie B de las Chispas, a sus obligaciones y deberes
como ejecutivos y o directores del conglomerado de empresas del grupo Enersis, al
asumir obligaciones por estas compañías sin autorización ni consulta previa con sus
directores, entre otros, en el contrato de gestión, y
e) del artículo 44 de la LSA, sólo en el caso del señor Yuraszeck, quien en su especial
calidad de gerente general de Enersis, al no excusarse realizar el encargo de nego-
ciar y suscribir en representación de ésta el acuerdo de Alianza estratégica, toda vez
que a esa fecha negociaba la venta de sus propias acciones serie B de las Chispas y
la suscripción de otros contratos en que tenía personal interés. Tampoco informó de
tales negociaciones al mencionado Directorio”.
Por las consideraciones de derecho señaladas anteriormente, la Iltma. Corte de
Apelaciones de Santiago con¿rmó las Resoluciones Exentas Nºs. 351, 352 y 353 de
21 de noviembre de 1997 y 371, 372 y 373 de 17 de diciembre de 1997 de la SVS;
dicha sentencia fue con¿rmada por la Excma. Corte Suprema, mediante sentencia
de casación de forma y fondo, de fecha 7 de julio de 2005, redactada por la ministro
señorita María Antonia Morales Villagrán.
A virtud de la sentencia de la Excma. Corte Suprema, los citados ejecutivos o
gestores clave fueron condenados a pagar una indemnización a bene¿cio ¿scal as-
cendente en su equivalente en pesos a US$ 150.000.000 (de EE.UU.), conforme a lo
284 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
sólo a la sociedad anónima cerrada, y se destina un nuevo Título XVI en la LSA para
la anónima abierta, denominado “DE LAS OPERACIONES CON PARTES RELACIONADAS EN LAS
SOCIEDADES ANÓNIMAS ABIERTAS Y SUS FILIALES”, en artículos 146 a 149.
Seguidamente, analizaremos la evolución que ha experimentado –en el tiempo– la
regulación al negocio relacionado en nuestro sistema de sociedades anónimas, desta-
cando su regulación más relevante.
(1). El artículo 44 de la LSA encuentra su primer antecedente en el artículo 104
de la anterior Ley de Sociedades Anónimas, contenida en el D.F.L. Nº 251, sobre
Compañías de Seguros, de 1931, que señalaba:
“Los Directores que tuvieren interés, por sí o como representantes de otra persona, en
una operación determinada, deberán comunicarlo a los demás Directores y abstenerse
de toda deliberación sobre dicha operación.
Los acuerdos respectivos se tomarán con prescindencia del Director o Directores
implicados y serán dados a conocer en la Primera Junta Ordinaria de Accionistas.
No se entenderá que actúan como representantes de otra persona los Directores de
las sociedades ¿liales designados por la matriz, ni aquellos que representan al Estado
o a los organismos o empresas a que se re¿ere la letra d) del artículo 95.
Se presume de derecho que hay interés de un Director en toda negociación, acto,
contrato u operación en la que debe intervenir el mismo, su cónyuge o sus parientes
hasta el segundo grado de consanguinidad o a¿nidad, o las empresas en las cuales
sea director o dueño de un 10% o más de su capital”.
Este artículo fue incorporado por reforma del año 1970 al D.F.L. Nº 251, de 1931.
Lo que permite a¿rmar que por un largo período el tema de negocios relacionados,
careció de regulación legal.
Este artículo 104 pasó con algunas reformas a denominarse 44 en la ley Nº 18.046,
de 1981, y si lo comparamos con el actual artículo 44, luego de la reforma incorporada
por la ley Nº 19.705, de 2000, podemos observar cómo de una tímida y breve redac-
ción hoy es un artículo de notable extensión y con amplio control a priori al llamado
negocio relacionado o en que un director tiene interés.
(2). Versión del artículo 44 de la LSA, en la primitiva versión 1981, antes de la refor-
ma de la ley Nº 19.705, de 2000, que se aplicó a la anónima abierta y a la cerrada:
“Artículo 44: Una sociedad anónima sólo podrá celebrar actos o contratos en los
que uno o más directores tengan interés por sí o como representantes de otra per-
sona, cuando dichas operaciones sean conocidas y aprobadas por el directorio y se
ajusten a condiciones de equidad similares a las que habitualmente prevalecen en el
mercado. Los acuerdos que al respecto adopte el directorio serán dados a conocer
en la próxima junta de accionistas por el que la presida, debiendo hacerse mención
de esta materia en su citación.
Se presume de derecho que existe interés de un director en toda negociación, acto,
contrato u operación en la que deba intervenir él mismo, su cónyuge o sus parientes
hasta el segundo grado de consanguinidad o a¿nidad, o las sociedades o empresas
288 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
en las cuales sea director o dueño directo o a través de otras personas naturales o
jurídicas de un 10% o más de su capital.
No se entenderá que actúan como representantes de otra persona, los directores de las
sociedades ¿liales designadas por la matriz, ni aquellos que representen al Estado,
a los organismos de la administración autónoma, empresas ¿scales, semi¿scales o
de administración autónoma que, conforme a la ley, deben tener representantes de la
administración de la sociedad o ser accionistas mayoritarios de ésta.
La infracción a este artículo no afectará la validez de la operación, pero además de
las sanciones administrativas en su caso y penales que correspondan, otorgará a la
sociedad, a los accionistas o a terceros interesados, el derecho de exigir indemniza-
ción por los perjuicios ocasionados y pedir el reembolso a la sociedad por el director
interesado, de una suma equivalente a los bene¿cios que a él, a sus parientes o a sus
representados les hubieren reportado dichas negociaciones”.
(3). A continuación, analizamos la versión del artículo 44 de la LSA, con las re-
formas introducidas por la ley Nº 19.705, de 2000, actualmente reemplazado por el
nuevo artículo 44 según reforma de la ley Nº 20.382, de 2009. En este sentido, resulta
de interés destacar, en un sentido histórico, lo que el legislador del año 2000, en el
mensaje del proyecto de ley, señaló respecto a la versión ya reemplazada del citado
artículo 44 de la LSA:
“Se perfeccionan los mecanismos para dar mayor transparencia a las negociaciones
con partes relacionadas al Directorio, además, se trata de minimizar, con las medidas
que se proponen, los conÀictos de interés que pueden generarse en una operación
determinada, así como las sociedades ¿liales de las mismas”.
El artículo 44 de la LSA, modi¿cado por ley Nº 19.705, de 2000 (reemplazado el
año 2009 por el nuevo artículo 44 que reproducimos más adelante), señalaba lo que
se transcribe:
“Una sociedad anónima sólo podrá celebrar actos o contratos en los que uno o
más directores tengan interés por sí o como representantes de otra persona, cuando
dichas operaciones sean conocidas y aprobadas previamente por el directorio y se
ajusten a condiciones de equidad similares a las que habitualmente prevalecen en el
mercado. Los acuerdos que al respecto adopte el directorio serán dados a conocer
en la próxima junta de accionistas por el que la presida, debiendo hacerse mención
de esta materia en su citación.
Modi¿cado ley Nº 19.705, 2000. Se presume de derecho que existe interés de un di-
rector en toda negociación, acto, contrato u operación en la que deba intervenir el
mismo cónyuge o sus parientes hasta el segundo grado de consanguinidad o a¿nidad,
o las sociedades o empresas en las cuales sea director o dueño directo o a través de
otras personas naturales o jurídicas de un 10% o más de su capital las sociedades
o empresas en las cuales alguna de las personas antes mencionadas, sea director o
dueño directo o indirecto del 10% o más de su capital; y las personas por quien actúe
como representante.
DERECHO DE SOCIEDADES 289
No se entenderá que actúan como representantes de otra persona, los directores de las
sociedades ¿liales designadas por la matriz, ni aquellos que representen al Estado,
a los organismos de administración autónoma, empresas ¿scales, semi¿scales o de
administración autónoma que, conforme a la ley, deben tener representantes en la
administración de la sociedad o ser accionistas mayoritarios de ésta.
Incorporado ley Nº 19.705, 2000: Siempre que el acto o contrato involucre montos
relevantes, el directorio deben pronunciarse previamente si éste se ajusta a condicio-
nes de equidad similares a las que habitualmente prevalecen en el mercado. En caso
que se considere que no es posible determinar dichas condiciones, el directorio, con
la obtención del director con interés, podrá aprobar o rechazar la operación o, en su
caso, designar para estos efectos a dos evaluadores independientes.
Los actos o contratos referidos en el inciso anterior, así como el nombramiento de los
evaluadores independientes, tendrán el carácter de hecho esencial.
Los informes de los evaluadores deberán pronunciarse acerca de las condiciones de
la operación y de la forma en que se proponga pagar el precio cuando sea en bienes
que no consista en dinero.
Los informes de los evaluadores serán puestos a disposición de los accionistas y del
directorio en las o¿cinas sociales al día siguiente hábil de recibidos en la sociedad,
por el plazo de 20 días hábiles contado desde la fecha en que se recibió el último de
esos informes, debiendo comunicarse por escrito a los accionistas tal hecho.
El directorio podrá acordar, con la abstención del director con interés, darle el ca-
rácter de reservada a la operación y a los informes, respectivamente. El directorio
sólo podrá pronunciarse sobre la aprobación o rechazo del acto o contrato una vez
transcurrido el plazo a que se re¿ere el inciso séptimo, desde recibido el último de
los informes, con la abstención del director con interés.
Si accionistas que representen al menos un 5% de las acciones emitidas con derecho
a voto estimaren que las condiciones no son favorables a los intereses sociales o las
evaluaciones fueren sustancialmente distintas entre sí, podrán solicitar al directorio
dentro del plazo a que se re¿ere el inciso séptimo, que se cite a una junta extraordi-
naria de accionistas para que ésta resuelva con el acuerdo de las dos terceras partes
de las acciones emitidas con derecho a voto.
El controlador o la persona relacionada que pretenda realizar la operación deberá
poner a disposición del directorio, en forma oportuna, todos los antecedentes, infor-
mes, documentos y comunicaciones, referidos a esa operación, remitidos a entidades
supervisoras o reguladoras extranjeras competentes o a bolsas de valores extranjeras,
a la fecha en que se someta a consideración del directorio la enajenación del negocio,
activos y pasivos, o activos en su caso. Asimismo, esos antecedentes serán puestos a
disposición de los accionistas por el directorio, al día siguiente hábil de recibidos.
También se presume de derecho que un director tiene interés cuando éste o personas
relacionadas con él presten asesoría para la celebración de tal acto o contrato.
En las actas de la sesión de directorio correspondiente deberá hacerse constar, expre-
samente, las deliberaciones del directorio para aprobar los términos y condiciones
de los respectivos actos o contratos.
290 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
En la citación que se envíe por correo a los accionistas, conforme al artículo 59,
deberá indicarse expresamente el nombre de los directores y la forma en que cada
uno de ellos votó en la sesión respectiva, acerca de las materias que trata este
artículo.
Para los efectos de este artículo, se entiende que es de monto relevante todo acto o
contrato que supere el 1% del patrimonio social, siempre que dicho acto o contrato
exceda el equivalente a 2.000 unidades de fomento y, en todo caso, cuando sea superior
a 20.000 unidades de fomento.
La infracción a este artículo no afectará la validez de la operación, pero además de
las sanciones administrativas en su caso y penales que correspondan, otorgará a la
sociedad, a los accionistas o a los terceros. Interesados el derecho de exigir indem-
nización por los perjuicios ocasionados y pedir el reembolso a la sociedad por el
director interesado, de una suma equivalente a los bene¿cios que a él, a sus parientes
o a sus representados les hubieren reportado dichas negociaciones. Incorporado
ley Nº 19.705, de 2000. En caso de demandarse los perjuicios ocasionados por la
infracción de este artículo, corresponderá a la parte demandada probar que el acto
o contrato se ajustó a condiciones de mercado o que las condiciones de negociación
reportaron bene¿cios a la sociedad, salvo que la operación haya sido aprobada por
junta extraordinaria de accionistas”.
Este artículo 44 de la LSA, debía en su versión año 2000, ser complementado con
el artículo 136 de LSA, que señala:
“Cada vez que en esta ley se haga referencia a las condiciones de equidad, a las im-
perantes en el mercado o a las ventajas o bene¿cios indebidos u otras similares, debe
entenderse que son aquellas imperantes en la misma época de su ocurrencia”.
Requisitos habilitantes que debían cumplirse, antes del año 2009, para celebrar
válidamente un contrato en que un director de la sociedad anónima tenga interés en
que es contraparte la propia sociedad anónima:
1. La operación debe ser conocida y aprobada previamente por el directorio, con
exclusión del director involucrado;
2. El negocio debe ajustarse a “condiciones de equidad similares a las que habi-
tualmente prevalecen en el mercado”, para este efecto el legislador señala que “son
aquellas imperantes en la misma época de su ocurrencia” (artículo 136).
3. Los acuerdos que al respecto adopte el directorio serán dados a conocer en la
próxima junta ordinaria de accionistas por el que presida, debiendo hacerse mención
de esta materia en su citación;
4. Puede existir informe sobre los negocios comprendidos en el artículo 44 de la
LSA a la junta de accionistas, si la sociedad anónima ha debido formar el Comité de
Auditoría del artículo 50 bis de la LSA;
5. Puede ser necesario designar dos evaluadores independientes que determinen
las condiciones de equidad similares a las que habitualmente prevalecen en el mer-
cado, y
DERECHO DE SOCIEDADES 291
Para los efectos de este artículo, se entiende que es de monto relevante todo acto o
contrato que supere el 1% del patrimonio social, siempre que dicho acto o contrato
exceda el equivalente a 2.000 unidades de fomento y, en todo caso, cuando sea superior
a 20.000 unidades de fomento.
La infracción a este artículo no afectará la validez de la operación y sin perjuicio
de las sanciones que correspondan, otorgará a la sociedad, a los accionistas y a los
terceros interesados, el derecho de exigir indemnización por los perjuicios ocasio-
nados. En caso de demandarse los perjuicios ocasionados por la infracción de este
artículo, corresponderá a la parte demandada probar que el acto o contrato se ajustó
a condiciones de mercado o que las condiciones de negociación reportaron bene¿cios
a la sociedad.
Con todo, no será aplicable lo establecido en el inciso primero, si la operación ha
sido aprobada o rati¿cada por la junta extraordinaria de accionistas o si se trata de
operaciones entre matriz y ¿lial”.
4. La nueva versión del artículo 44 de la LSA, que regula el acto o contrato con parte
relacionada o con interés en la sociedad anónima cerrada, según reforma introducida
por la ley Nº 20.382, de 2009, vigente a partir del 1º de enero de 2010.
Con la dictación de la ley Nº 20.382, de 2009, se remplaza la anterior versión del
artículo 44 de la LSA (del año 2000), disposición legal que ahora se aplica sólo a
sociedad anónima cerrada, y a la Sociedad por Acciones “SpA”, por el reenvío que
efectúa el artículo 424, inciso segundo, del Código de Comercio.
Se reemplaza entonces enteramente el artículo 44 de la LSA, que regula los ne-
gocios (actos o contratos) con parte relacionada o con interés, el que se aplica sólo a
Sociedades Anónimas cerradas y a la “SpA”.
Para Sociedades Anónimas Abiertas se regula, en la reforma de la ley Nº 2.0382,
de 2009, un nuevo Título XVI en la LSA, denominado “DE LAS OPERACIONES CON PAR-
TES RELACIONADAS EN LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS ABIERTAS Y SUS FILIALES”, en artículos 146
a 149.
El nuevo artículo 44 de la LSA versión 2009, sujeta a control previo sólo los actos
o contratos en la anónima cerrada, que involucren “montos relevantes”, en la que uno
o más Directores tengan interés por sí o como representante de otra persona.
Se de¿ne “monto relevante”, como “todo acto o contrato que supere el 1% del pa-
trimonio social, siempre que el acto o contrato exceda el equivalente a 2.000 unidades
de fomento”, y “en todo caso cuando sea superior a 20.000 unidades de fomento”.
En consecuencia, los negocios sujetos a control previo son aquellos que:
(1) superen el 1% del patrimonio social, siempre que el acto o contrato exceda el
equivalente a 2.000 unidades de fomento;
(2) y en todo caso cuando sea superior a 20.000 unidades de fomento”, y
(3) Asimismo, “se presume que constituyen una sola operación todas aquellas
que se perfecciones en un período de 12 meses consecutivos por medio de uno o más
actos similares o complementarios, en los que exista identidad de partes, incluidas
las personas relacionadas, u objeto”.
DERECHO DE SOCIEDADES 293
Estas operaciones con parte relacionada (indicadas en los tres números anteriores)
deben cumplir los siguientes requisitos habilitantes, de manera previa o “a priori” a
su celebración:
(1) Deben ser conocidas y aprobadas previamente por el Directorio mediante
acuerdo (con exclusión del Director, Gerente General o Ejecutivo Principal, según
sea el caso),
(2) Las operaciones deben justarse a condiciones de equidad similares a las que
habitualmente prevalecen en el mercado;
(3) El acuerdo debe aprobar los términos y condiciones del acto o contrato en sus
elementos fundamentales, y
(4) Debe informarse de éstos negocios en la próxima Junta de Accionistas.
Estas operaciones deben ser conocidas y aprobadas previamente por el Directorio,
las que deben justarse a condiciones de equidad similares a las que habitualmente pre-
valecen en el mercado. El acuerdo debe aprobar los términos y condiciones de dicho
acto o contrato, el que debe informarse además en la próxima Junta de Accionistas.
En caso de infringirse el artículo 44, no se afecta la validez del acto o contrato,
pero da lugar a la responsabilidad indemnizatoria a la sociedad anónima, accionistas
y terceros interesados, ante el evento que se causen perjuicios patrimoniales, y desde
el punto de visita procesal –en el litigio indemnizatorio– se invierte el peso de la
prueba en cuanto corresponde al demandado probar que acto o contrato se ajustó a
las condiciones de mercado o que reportó bene¿cio a la sociedad y que no ha causado
perjuicios patrimoniales a la parte demandante.
Este nuevo artículo 44 de la LSA, debe concordarse con los artículos 133 y 133
bis de la LSA, relativo a reglas de responsabilidad y sanciones.
El nuevo texto del artículo 44 de la LSA, según versión incorporada por la ley
Nº 20.382, de 2009, que entró en vigencia el día 1 de enero de 2010, es el siguiente
tenor:
“Artículo 44. Una sociedad anónima cerrada sólo podrá celebrar actos o contratos
que involucren montos relevantes en los que uno o más directores tengan interés
por sí o como representantes de otra persona, cuando dichas operaciones sean
conocidas y aprobadas previamente por el directorio y se ajusten a condiciones de
equidad similares a las que habitualmente prevalecen en el mercado, salvo que los
estatutos autoricen la realización de tales operaciones sin sujeción a las menciona-
das condiciones.
El directorio deberá pronunciarse con la abstención del director con interés. En el
acta de la sesión de directorio correspondiente, deberá dejarse constancia de las
deliberaciones para aprobar los términos y condiciones de los respectivos actos o
contratos, y tales acuerdos serán informados en la próxima junta de accionistas por
el que la presida, debiendo hacerse mención de esta materia en su citación.
Se entiende que existe interés de un director en toda negociación, acto, contrato u
operación en la que deba intervenir en cualquiera de las siguientes situaciones: (i) él
mismo, su cónyuge o sus parientes hasta el segundo grado de consanguinidad o a¿ni-
294 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
dad; (ii) las sociedades o empresas en las cuales sea director o dueño, directamente o
a través de otras personas naturales o jurídicas, de un 10% o más de su capital; (iii)
las sociedades o empresas en las cuales alguna de las personas antes mencionadas sea
director o dueño, directo o indirecto, del 10% o más de su capital, y (iv) el controlador
de la sociedad o sus personas relacionadas, si el director no hubiera resultado electo
sin los votos de aquél o aquéllos.
Para los efectos de este artículo, se entiende que es de monto relevante todo acto o
contrato que supere el 1% del patrimonio social, siempre que dicho acto o contrato
exceda el equivalente a 2.000 unidades de fomento y, en todo caso, cuando sea superior
a 20.000 unidades de fomento. Se presume que constituyen una sola operación todas
aquellas que se perfeccionen en un período de 12 meses consecutivos por medio de
uno o más actos similares o complementarios, en los que exista identidad de partes,
incluidas las personas relacionadas, u objeto.
La infracción a este artículo no afectará la validez de la operación y sin perjuicio
de las sanciones que correspondan, otorgará a la sociedad, a los accionistas y a los
terceros interesados, el derecho de exigir indemnización por los perjuicios ocasio-
nados. En caso de demandarse los perjuicios ocasionados por la infracción de este
artículo, corresponderá a la parte demandada probar que el acto o contrato se ajustó
a condiciones de mercado o que las condiciones de negociación reportaron bene¿cios
a la sociedad que justi¿can su realización.
Con todo, no será aplicable lo establecido en el inciso primero si la operación ha
sido aprobada o rati¿cada por la junta extraordinaria de accionistas con el quórum
de 2/3 de los accionistas con derecho a voto.
En el caso de las sociedades anónimas abiertas, se aplicará lo dispuesto en el Título
XVI.”.
El artículo 44 de la LSA y en Título XVI de la LSA “De las operaciones con partes
relacionadas en la sociedades anónimas abiertas y sus ¿liales”, deben relacionarse
con los nuevos artículos 170, 171 y 173 del Reglamento de la LSA, señalan lo que
sigue:
TÍTULO XII De las operaciones con partes relacionadas en las sociedades anónimas
abiertas y sus ¿liales
“Artículo 170. Cuando la mayoría absoluta de los miembros del directorio deba
abstenerse en la votación destinada a resolver una operación de la sociedad con una
parte relacionada, dicha operación sólo podrá llevarse a cabo si es aprobada por la
unanimidad de los miembros del directorio no involucrados.”.
“Artículo 171. Para exceptuar de los requisitos y procedimientos establecidos en los
numerales 1) al 7) del artículo 147 de la ley a las operaciones que se señalan en los
literales a), b) y c) de dicho artículo 40 el directorio deberá adoptar en forma expresa
una autorización de aplicación general e informar las operaciones como hecho esencial
cuando corresponda. Una vez aprobada dicha autorización general, no será necesario
que el directorio se pronuncie especí¿camente acerca de cada operación exceptuada,
sin perjuicio que en caso de considerarlo pertinente así lo haga”.
DERECHO DE SOCIEDADES 295
“Artículo 172. Las operaciones con partes relacionadas, incluidas aquellas excep-
tuadas del procedimiento de aprobación establecido en el artículo 147 de la ley,
deberán tener por objeto contribuir al interés social y ajustarse en precio, términos y
condiciones a aquéllas que prevalezcan en el mercado al tiempo de su aprobación”.
quórum de acuerdo de dos tercios de las acciones con derecho a voto, con informe
previo de evaluador.
3. La infracción a estas normas genera responsabilidad indemnizatoria, equivalente
al bene¿cio obtenido; y corresponde al demandado probar que la operación no causó
perjuicio a la sociedad.
4. Se contemplan dos excepciones a esta regulación, en el número 7, letras a), b)
y c) del artículo 147.
5. Se establece una prohibición a los Directores, Gerentes, Administrador, Ejecutivo
principal, Liquidador, Controlador, y a sus personas relacionadas, relativa a aprove-
charse de oportunidades comerciales de la sociedad, y la obligación de indemnizar
en el monto del bene¿cio obtenido a favor de la sociedad (artículo 148).
6. En caso que se incumpla con las normas que regulan los contratos con parte
relacionada, no se afecta la validez del acto o contrato, pero se establece la obliga-
ción de indemnizar los perjuicios causados, según dispone el artículo 147 Nº 7) que
señala:
“Sin perjuicio de las sanciones que correspondan, la infracción a este artículo no
afectará la validez de la operación, pero otorgará a la sociedad o a los accionistas el
derecho de demandar, de la persona relacionada infractora, el reembolso en bene¿cio
de la sociedad de una suma equivalente a los bene¿cios que la operación hubiera
reportado a la contraparte relacionada, además de la indemnización de los daños
correspondientes. En este caso, corresponderá a la parte demandada probar que la
operación se ajustó a lo señalado en este artículo”.
8. Corresponde ¿scalizar la legalidad de dichos actos o contratos con parte rela-
cionada, “ex ante” a la celebración del mismo, cuando dicho órgano societario exista
en la sociedad anónima abierta “bursátil”, al Comité de Directores establecido en
el artículo 50 bis de la LSA, y emitir un informe para el Directorio, relativo a la
aprobación o rechazo del acto jurídico respectivo, en el número tercero del citado
artículo dispone:
“3) Examinar los antecedentes relativos antecedentes relativos a las operaciones a
que se re¿ere el Título XVI y evacuar un informe respecto a esas operaciones. Una
copia del informe será enviada al directorio, en el cual se deberá dar lectura a éste
en la sesión citada para la aprobación o rechazo de la operación respectiva”.
El nuevo título XVI incorporado por la ley Nº 20.382, de 2009 a la LSA, es el
siguiente:
“TÍTULO XVI DE LAS OPERACIONES CON PARTES RELACIONADAS EN LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS
ABIERTAS Y SUS FILIALES”.
Artículo 146. Son operaciones con partes relacionadas de una sociedad anónima
abierta toda negociación, acto, contrato u operación en que deba intervenir la socie-
dad y, además, alguna de las siguientes personas:
DERECHO DE SOCIEDADES 297
“Artículo 172. Las operaciones con partes relacionadas, incluidas aquellas exceptua-
das del procedimiento de aprobación establecido en el artículo 147 de la ley, deberán
tener por objeto contribuir al interés social y ajustarse en precio, términos y condi-
ciones a aquéllas que prevalezcan en el mercado al tiempo de su aprobación.”.
del acta respectiva por todos los directores que deban ¿rmarla, y puestas a disposi-
ción de los directores que deseen comprobar la ¿delidad de las actas sometidas a su
aprobación. En caso que un director estime que existen discrepancias fundamentales
y substanciales entre el contenido de las actas y el de las grabaciones, podrá solicitar
que a ellas se incorporen literalmente sus propias palabras, según el contenido de las
grabaciones en los pasajes respectivos.”.
c) Agrégase en el inciso ¿nal, después del punto aparte (.), que pasa a ser punto
seguido (.), la siguiente oración:
“La Superintendencia podrá autorizar, mediante norma de carácter general, que las
sociedades bajo su control adopten para tales ¿nes los mecanismos que permitan
el uso de ¿rma electrónica u otros medios tecnológicos que permitan comprobar la
identidad de la persona que suscribe.”.
Asimismo, la ley Nº 20.382, de 2009, autorizó que en la sociedad anónima cerrada,
se puedan ejecutar acuerdos, sin que se haya adoptado en sesión de Directorio, sin
concurren todos los directores a la suscripción del acto o contrato. En efecto, en la
anónima cerrada, se establece la posibilidad de prescindir de Acuerdo de Directorio,
sin concurren todos los Directores a la celebración del acto o contrato y siempre que
se formalice mediante escritura pública, con la excepción del caso de las sociedades
¿liales (cerradas), por los derechos que pueden ejercer los Directores de la matriz en
el Directorio de la sociedad ¿lial (concordancia artículo 92 LSA).
Para estos ¿nes, la ley Nº 20.382, de 2009, ordenó:
“Agrégase en el artículo 39, el siguiente inciso ¿nal, nuevo:
“Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso primero, en las sociedades anónimas cerra-
das se podrá prescindir de los acuerdos de directorio siempre que la unanimidad de sus
miembros ejecute directamente el acto o contrato y que éstos se formalicen mediante
escritura pública. Esta alternativa no podrá ser utilizada por sociedades anónimas
que tengan por matriz otra sociedad anónima, pero la infracción de esta prohibición
no afectará la validez del acto o contrato, sino que hará personalmente responsables
a los directores de los perjuicios ocasionados a la sociedad matriz o a sus directores,
por no haber podido ejercer el derecho previsto en el artículo 92.”.
Los artículos 81 a 87 del nuevo Reglamento de la LSA se re¿eren a las Sesiones
de Directorio, y tratan las siguientes materias:
1º Sesiones de Directorio ordinarias y extraordinarias, mínimo de sesione, lugar de
las sesiones y reducción de actas a escritura pública:
“Artículo 81. Las sesiones de directorio serán ordinarias o extraordinarias. Las
primeras se celebrarán en las fechas y horas predeterminadas por el propio directo-
rio y no requerirán de citación especial. Las segundas se celebrarán cuando las cite
especialmente el presidente, por sí, o a indicación de uno o más directores, previa
cali¿cación que el presidente haga de la necesidad de la reunión, salvo que ésta sea
solicitada por la mayoría absoluta de los directores, caso en el cual deberá necesa-
304 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
directores, toda vez que no existe mandato en la relación director y sociedad anónima,
en consecuencia la revocación afecta a todos los miembros del directorio.
a los accionistas controladores, quienes actúan mediante los directores que “controla”,
en defensa de los llamados accionistas minoritarios.
En la reciente reforma de la ley Nº 20.382, de 2009 a la LSA, que introduce per-
feccionamientos a los gobiernos corporativos de empresas, se contempla una nueva
redacción para dicho órgano societario, regulado en el nuevo artículo 50 bis que
reemplaza el creado por el legislador del año 2000, y que se reproduce más adelan-
te, estableciéndose que este órgano societario, debe existir o formarse en aquellas
sociedades anónimas abiertas cuyo patrimonio de transacción bursátil sea superior
a 1.500.000 unidades de fomento y en que y a lo menos el 12% de sus acciones emi-
tidas con derecho a voto, se encuentren en poder de accionistas que individualmente
controlen o posean menos del 10% de tales acciones, deben designar al Comité de
Directores y designar al menos un Director Independiente. Asimismo, se aumentan
sus competencias legales, entre otras, a las materias del nuevo Título XVI de la LSA,
que regula los negocios con parte relacionada.
El Comité de Auditoría está integrado por tres directores –en el mejor de los casos
independientes de los accionistas controladores–, quienes deben ser electos sin el
voto decisivo del accionista controlador y su funcionamiento es similar al del direc-
torio. Sus miembros gozan de remuneraciones adicionales al del cargo de director y
pueden contratar profesionales asesores para su correcto desempeño y deben emitir
un Informe anual en las materias de su competencia, el que debe ser incluido en la
Memoria Anual de la Sociedad y están sujetos a responsabilidad solidaria en caso de
incumplimiento de las obligaciones legales que se les impone.
Las obligaciones del Comité de Auditoría se re¿eren a: examinar informes contables
y ¿nancieros de la compañía antes de presentarlos a las juntas generales de accionis-
tas; proponer al directorio los auditores externos y clasi¿cadores de riesgo; examinar
las operaciones derivadas de las negociaciones en que tenga interés un director de la
compañía y emitir un informe al respecto; requerir que se cite a junta de accionistas
para resolver sobre operaciones de tomas de control y de conÀictos de interés que
se presente con los directores que tienen interés en una determinada operación que
puede perjudicar el interés social.
El Comité de Auditoría está consagrado en el artículo 50 bis de la Ley de Socie-
dades Anónimas. Este artículo se establece, como hemos señalado, en virtud de la
reforma del año 2000, mediante la ley Nº 19.705.
La potestad de este Comité está dada con la ¿nalidad de proteger, en la gran sociedad
anónima abierta o “bursátil”, a los accionistas minoritarios de la política o acuerdos
de los accionistas controladores. Fiscaliza al directorio en general. El supuesto es que
se integre por directores elegidos por accionistas distintos a los controladores.
El artículo 50 bis en la versión de la ley Nº 19.705 del año 2000 (reemplazado por
la ley Nº 20.382, de 2009, señalaba lo que sigue:
“Las sociedades anónimas abiertas deberán designar el comité de directores a que
se re¿ere este artículo, cuando tengan un patrimonio bursátil igual o superior al
equivalente a 1.500.000 unidades de fomento.
308 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
ferencia a la integración del comité por aquellos directores que hubiesen sido electos
con un mayor porcentaje de votación de accionistas que individualmente controlen o
posean menos del 10% de tales acciones. Si hubiese solamente un director indepen-
diente, éste nombrará a los demás integrantes del comité de entre los directores que
no tengan tal calidad, los que gozarán de plenos derechos como miembros del mismo.
El presidente del directorio no podrá integrar el comité ni sus subcomités, salvo que
sea director independiente.
Las deliberaciones, acuerdos y organización del comité se regirán, en todo lo que les
fuere aplicable, por las normas relativas a las sesiones de directorio de la sociedad.
El comité comunicará al directorio la forma en que solicitará información, así como
también sus acuerdos.
Los directores integrantes del comité serán remunerados. El monto de la remuneración
será ¿jado anualmente en la junta ordinaria de accionistas, acorde a las funciones
que les corresponde desarrollar, pero no podrá ser inferior a la remuneración prevista
para los directores titulares, más un tercio de su monto.
La junta ordinaria de accionistas determinará un presupuesto de gastos de funcio-
namiento del comité y sus asesores, el que no podrá ser inferior a la suma de las
remuneraciones anuales de los miembros del comité, y éste podrá requerir la contra-
tación de la asesoría de profesionales para el desarrollo de sus labores, conforme al
referido presupuesto.
Las actividades que desarrolle el comité, su informe de gestión anual y los gastos en
que incurra, incluidos los de sus asesores, serán presentados en la memoria anual
e informados en la junta ordinaria de accionistas. Las propuestas efectuadas por el
comité al directorio que no hubieren sido recogidas por este último, serán informadas
a la junta de accionistas previo a la votación de la materia correspondiente.
Los directores que integren el comité en el ejercicio de las funciones que señala este
artículo, además de la responsabilidad inherente al cargo de director, responderán
solidariamente de los perjuicios que causen a los accionistas y a la sociedad.
Las sociedades anónimas abiertas que no tengan el patrimonio mínimo y porcentaje
accionario señalados en el inciso primero, podrán acogerse voluntariamente a las
normas precedentes; en ese caso, deberán cumplir estrictamente con las disposiciones
de este artículo.”.
El órgano Comité de Directores o de Auditoría, debe ser concordado con lo esta-
blecido en el nuevo inciso ¿nal del artículo 18 de la LSA, que establece la pérdida de
la calidad de accionista para los efectos del artículo 50 bis y señala:
“Sin perjuicio de lo señalado en los incisos precedentes, los titulares de acciones de
una sociedad anónima que durante 10 años continuados no concurran a las juntas
de accionistas ni cobren los dividendos a que tengan derecho, dejarán de ser consi-
derados accionistas para los efectos señalados en la letra c) del artículo 5º de la Ley
Nº 18.045, sobre Mercado de Valores, y el inciso primero del artículo 50 bis de la
presente ley. En cualquier tiempo que dichos titulares o sus sucesores concurran a
una junta de accionistas o cobren dividendos, volverán a ser considerados accionistas
con derecho a voto para los ¿nes antes señalados.”.
312 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Por lo tanto, por esta vía se puede afectar la cali¿cante del inciso primero del
artículo 50 bis, en aquella parte que señala:
“y a lo menos un 12,5% de sus acciones emitidas con derecho a voto, se encuentren
en poder de accionistas que individualmente controlen o posean menos del 10% de
tales acciones.”.
20. El gerente
En la práctica quien ejecuta la administración o “gerenciamiento” de los negocios
sociales son el o los gerentes de la sociedad anónima; como enseñara el profesor Ál-
varo Puelma Accorsi, a nivel de cátedra, al gerente general corresponde el día a día
de la sociedad. Este gerente general es designado por el directorio y es un cargo de
exclusiva con¿anza del órgano de administración. Su principal función es ejecutar los
acuerdos del directorio, siendo un verdadero mandatario o factor de comercio, que es
designado por su principal para administrar los negocios sociales.
Como señala el mercantilista argentino Saúl Argeri en su Diccionario de Derecho
Comercial y de la Empresa, gerente tiene su origen en el latín, “gerens, entes” “el que
dirige” y agrega “persona a quien la ley, los estatutos societarios o la asamblea de
socios según el tipo de empresa, le encomiendan la administración de los negocios”,
y que en la terminología corriente es sinónimo de factor48.
En nuestro viejo Código de Comercio de 1867, se regula al factor de comercio
como un mandatario, y el artículo 237 señala: “Factor es el gerente de un negocio
o de un establecimiento comercial o fabril, o parte de él, que lo dirige o administra
según su prudencia por cuenta de su mandante”, asimismo, el poder o mandato del
factor es solemne se debe otorgar mediante escritura pública con las facultades que
se le con¿eren, y es un titulo que debe inscribirse en el Registro de Comercio, según
ordena el artículo 22 Nº 5 del Código de Comercio, y regulado en cuanto mandatario
en los artículos 338 a 341 del Código citado.
En cuanto a su estatuto jurídico, concurren en esta relación sociedad anónima y
gerente una doble naturaleza jurídica, por una parte normas de mandato comercial,
actuando como un factor de comercio siendo su mandante el directorio (factor de
comercio es de¿nido como uno de los tipos de mandato mercantil, en el artículo 237
del Código de Comercio) y por la otra se genera un vínculo jurídico de naturaleza
laboral, mediante contrato individual de trabajo, por el cual existe un vínculo jurí-
dico de subordinación y dependencia del trabajador con su empleador, en la especie
la sociedad anónima. Esta doble naturaleza jurídica puede tener puntos de conÀicto,
ya que por una parte el cargo es de exclusiva con¿anza del directorio, quien puede
revocarlo a su arbitrio, sin expresión de causa; y por la otra este gerente se encuentra
amparado en su contrato de trabajo, como cargo de exclusiva con¿anza, que en el
evento de terminar por declaración unilateral del empleador, debe indemnizársele por
sus años de servicios, conforme lo establecido en los artículos 160 y siguientes del
Código del Trabajo. Además, se le aplican disposiciones propias de director, según
establece el artículo 50 inciso primero.
En lo que se re¿ere a la Ley de Sociedades Anónimas, la función del gerente se
encuentra regulada en los artículos 49 y 50 de la Ley de Sociedades Anónimas:
Artículo 49: “Las sociedades anónimas tendrán uno o más gerentes designados por
el directorio, el que les ¿jará sus atribuciones y deberes, pudiendo sustituirlos a su
arbitrio.
Al gerente o gerente general en su caso, corresponderá la representación judicial de
la sociedad, estando legalmente investido de las facultades establecidas en ambos
incisos del artículo 7º del Código de Procedimiento Civil, y tendrá derecho a voz en
las reuniones de directorio, respondiendo con los miembros de él de todos los acuer-
dos perjudiciales para la sociedad y los accionistas, cuando no constare su opinión
contraria en el acta.
El cargo de gerente es incompatible con el de presidente, auditor o contador de la
sociedad y en las sociedades anónimas abiertas, también con el de director”.
El estatuto legal de responsabilidades del gerente es análogo al régimen de los
directores, en consecuencia debe ejercer su cargo conforme al patrón de “persona
juiciosa”, respondiendo por sus actos en nivel de culpa leve, el artículo 50 establece
la citada homologación de obligaciones referida:
“A los gerentes, a las personas que hagan sus veces y a los ejecutivos principales, les
serán aplicables las disposiciones de esta ley referente a los directores en lo que sean
compatibles con las responsabilidades propias del cargo o función, y en especial, las
contempladas en los artículos 35, 36, 37, 41, 42, 43, 44, 45 y 46, según el caso.
Es de responsabilidad del gerente la custodia de los libros y registros sociales y que éstos
sean llevados con la regularidad exigida por la ley y sus normas complementarias”.
Se trata, como hemos señalado, de un cargo de exclusiva con¿anza de la mayoría
del directorio, por lo tanto permanece en su función en la medida que cuente con la
con¿anza del órgano directorio. La designación de gerente general debe constar por
escrito, mediante acuerdo en el libro de sesiones de directorio y el acta de la sesión
del directorio en donde se designa la persona del gerente general se debe reducir a
escritura y tomarse nota marginal de ella en el Registro de Comercio. La revocación
debe cumplir con los mismos requisitos previstos para la designación. Se trata, por
lo tanto, de un poder solemne de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 22 Nº 5 del
Código de Comercio, que debe ser inscrito.
Las potestades del gerente general se encuentran en el artículo 49 de la Ley de
Sociedades Anónimas, lo que signi¿ca que tienen por fuente la ley. Al realizarse
la designación de gerente éste cuenta con ciertas potestades legales, de acuerdo al
artículo 7º del Código de Procedimiento Civil, representa a la sociedad en materias
jurisdiccionales, tanto activa como pasivamente, con amplias facultades. Tiene derecho
314 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
a voz en las sesiones de directorio y responde en iguales términos que los directores,
esto es de culpa leve.
Se aplican las reglas de responsabilidad solidaria del directorio, salvo que conste
en actas que se opuso a determinados acuerdos.
El artículo 42 del reglamento señala que el directorio tiene la obligación de designar
una o más personas que individualmente en ausencia del gerente, pueda representar
válidamente a la sociedad en todas las noti¿caciones que se le practiquen. Estos su-
brogantes deben ser designados en sesión de directorio y constar en el libro de actas
respectivo y en el libro de ejecutivos que obliga a llevar los artículos 135 de la LSA
y, referido a la persona subrogante del Gerente general el artículo 89 del nuevo Regla-
mento de la LSA, de 2012, establece que esta obligación corresponde al Directorio.
Para el tratadista nacional Enrique Barros Bourie el gerente es un órgano socie-
tario designado por el Directorio, en nuestra opinión de carácter unipersonal, y en
cuanto su régimen de responsabilidad señala: “En consecuencia, el deber de cuidado
en la administración gerencial está regido por el estándar general establecido por
el artículo 41 respecto de los directores. El alcance concreto de esos deberes de
cuidado depende de la distribución de funciones que tengan los gerentes al interior
de la compañía. A los gerentes corresponde la gestión en concreto de los negocios
sociales, porque son los ejecutivos principales de la sociedad”49.
Cabe señalar que los artículos 88 y 89 del Reglamento de la LSA de 2012, re¿eren
al Gerente General, y señalan:
“Artículo 88. Las sociedades anónimas tendrán uno o más gerentes designados por
el directorio, el que ¿jará sus atribuciones y deberes, pudiendo sustituirlos a su arbi-
trio. Entre los gerentes designados, el directorio nombrará uno en calidad de gerente
general, a quien le corresponderá la representación judicial de la sociedad conforme
a lo dispuesto por la ley”.
“Artículo 89. El directorio está obligado a designar a una o más personas que, indi-
vidualmente, actúen en ausencia del gerente, la que no será necesaria acreditar por
el interesado, representando válidamente a la sociedad en todas las noti¿caciones
que se le practiquen.
El directorio y la sociedad serán responsables de que existan personas designadas
para los efectos del inciso precedente, de que su nombramiento esté vigente y de que
se encuentren inscritos en el registro a que se re¿ere el artículo 135 de la ley”.
pág. 836.
DERECHO DE SOCIEDADES 315
Estos artículos 55 y 56 del D.S. 587, de 1982, fueron reemplazados por el nuevo
artículo 93 del nuevo Reglamento de la LSA, de 2012, y que manera más escueta señala
en cuanto a las competencias de los Inspectores de cuentas y Auditores externos:
“Artículo 93. Los inspectores de cuentas y auditores externos tendrán aquellas facul-
tades y funciones que les otorguen los estatutos de las sociedades que los requieran
para los sistemas de ¿scalización mencionados en el artículo anterior, debiendo al
menos contar con facultades para examinar la contabilidad, inventario, balance y
otros estados ¿nancieros de la sociedad. Además, podrán disponer de las facultades
necesarias para revisar las operaciones sociales y el ¿el cumplimiento de los deberes
legales, reglamentarios y estatutarios por parte de los administradores, que se rela-
cionen con las materias que le fueron encomendadas para supervisar.”.
El informe de auditoría externa deberá ser suscrito por la persona que condujo la
auditoría externa y, a lo menos, dos socios principales, al menos uno de los cuales
deberá tener domicilio y residencia en Chile. Los socios principales ¿rmantes deberán
¿rmar por sí o por medio de representante especialmente facultado para ello y no po-
drán suscribir más de cinco informes consecutivos respecto de los estados ¿nancieros
anuales de un mismo auditado”.
El artículo 250 del proyecto de ley establece regla de responsabilidad en patrón de
culpa leve, para el cumplimiento de las obligaciones que la ley impone a la empresa
de auditoría externa:
“Artículo 250. Las empresas de auditoría externa, en la prestación de sus servicios de
auditoría externa, y las personas que en su nombre participen en la conducción de dicha
auditoría, responderán hasta de la culpa leve por los perjuicios que causaren.
La empresa de auditoría externa, las personas que hubieren dirigido la auditoría
externa y los que suscriban los informes de auditoría responderán solidariamente de
los perjuicios causados a terceros”.
Finalmente, el artículo 251 del proyecto de ley señala que la junta de accionistas
puede revocar a la empresa de auditoría externa y que la función de ésta es indele-
gable:
“Artículo 251. La facultad de la junta de accionistas para designar o revocar a la
empresa de auditoría externa es indelegable. Toda revocación deberá ser informada
por la sociedad con el carácter de hecho esencial.
Con todo, si la misma empresa de auditoría externa hubiera auditado los estados ¿-
nancieros de la sociedad durante cinco ejercicios consecutivos, un accionista o grupo
de accionistas que representen, a lo menos, un 5% de las acciones con derecho a voto
podrán determinar que la empresa de auditoría externa sólo pueda ser reelegida por
la junta de accionistas con el voto conforme de las dos terceras partes de las acciones
emitidas con derecho a voto”.
El proyecto de ley transcrito precedentemente se materializó en la Ley Nº 20.382,
publicada en Diario O¿cial de 20 de octubre de 2009, que incorporó un Título XXVIII
en la Ley de Mercado de Valores Nº 18.045, de 1981, en adelante “LMV”, y que regula
la Empresas de Auditoría Externa, en los artículos 239 a 249.
Los artículos 239, 245 y 246 de la LMV establecen la competencia de las Empresas
de Auditoría Externa en la gestión de auditoría contable y ¿nanciera, en lo que re¿e-
re a la prestación de servicios a las sociedades anónimas abiertas y demás personas
sometidas a la ¿scalización de la SVS, y señalan lo que sigue:
Artículo 239:
Artículo 239. Para los efectos de esta ley, las empresas de auditoría externa son
sociedades que, dirigidas por sus socios, prestan principalmente los siguientes
servicios a los emisores de valores y demás personas sujetas a la ¿scalización de la
Superintendencia:
DERECHO DE SOCIEDADES 325
Los titulares de acciones sin derecho a voto, así como los directores y gerentes que
no sean accionistas, podrán participar en las juntas con derecho a voz. Para los
efectos de esta ley, se entiende por acciones sin derecho a voto aquellas que tengan
este carácter por disposición legal o estatutaria”.
“Las materias sometidas a decisión de la junta deberán llevarse individualmente a
votación, salvo que, por acuerdo unánime de los accionistas presentes con derecho
a voto, se permita omitir la votación de una o más materias y se proceda por acla-
mación. Toda votación que se efectúe en una junta deberá realizarse mediante un
sistema que asegure la simultaneidad de la emisión de los votos o bien en forma
secreta, debiendo el escrutinio llevarse a cabo en un solo acto público, y en ambos
casos, que con posterioridad pueda conocerse en forma pública cómo sufragó cada
accionista. Corresponderá a la Superintendencia aprobar, mediante norma de ca-
rácter general, los referidos sistemas para las sociedades anónimas abiertas.
Siempre que la ley ordene a un accionista emitir su voto de viva voz, se entenderá
cumplida esta obligación cuando la emisión del mismo se haga por uno de los siste-
mas de votación simultánea o secreta y con publicidad posterior referidos en el inciso
precedente. Cuando en el ejercicio de la facultad que otorga el inciso anterior, la
junta por la unanimidad de los presentes haya aprobado una modalidad diferente,
dicho accionista deberá emitir en todo caso su voto de viva voz, de lo cual se dejará
constancia en el acta de la junta”.
Conforme al nuevo artículo 103 del Reglamento de la LSA, se distingue el derecho
a participar en Juntas de Accionistas, dependiendo si es anónima abierta o cerrada;
en el caso de la abierta se establece que tienen derecho a participar “aquellos que se
encuentren inscritos en el Registro de Accionistas a la medianoche del quinto día hábil
anterior a aquel ¿jado para la celebración de la Junta…”, y en la cerradas se radica
el derecho a participar en la Junta a “los accionistas que al momento de iniciarse ésta
¿guren inscritos como accionistas en el respectivo Registro”.
Artículo 63: “Las sociedades anónimas abiertas deberán comunicar a la Superinten-
dencia la celebración de toda junta de accionistas, con una anticipación no inferior
a quince días.
La Superintendencia, en las sociedades anónimas abiertas, podrá suspender por
resolución fundada la citación a junta de accionistas y la junta misma, cuando fuere
contraria a la ley, a los reglamentos o a los estatutos.
La Superintendencia podrá hacerse representar en toda junta de una sociedad sometida
a su control, con derecho a voz y en ella su representante resolverá administrativa-
mente sobre cualquiera cuestión que se suscite, sea con relación a la cali¿cación de
poderes o a cualquier otra que pueda afectar la legitimidad de la junta o la validez
de sus acuerdos”.
Artículo 64 LSA, antes de la reforma de 2009, señalaba lo que sigue:
“Artículo 64: Los accionistas podrán hacerse representar en las juntas por medio de
otra persona, aunque ésta no sea accionista. La representación deberá conferirse por
DERECHO DE SOCIEDADES 335
escrito, por el total de las acciones de las cuales el mandante sea titular a la fecha
señalada en el artículo 62.
El Reglamento señalará el texto del poder para la representación de acciones en las
juntas y las normas para la cali¿cación”.
En Sociedad Anónima Abierta, se establece por la reforma de la ley Nº 20.382, de
2009, posibilidad de emitir voto a los accionistas por medios tecnológicos a distancia,
pero requiere la necesidad de dictación de norma de carácter general por la SVS; y
agrega en el artículo 64, el siguiente inciso ¿nal, nuevo:
“La Superintendencia, mediante norma de carácter general, podrá autorizar a las so-
ciedades anónimas abiertas, para establecer sistemas que permitan el voto a distancia,
siempre que dichos sistemas resguarden debidamente los derechos de los accionistas
y la regularidad del proceso de votación.”.
En consecuencia el nuevo artículo 64 de la LSA, queda de la siguiente forma, con
la incorporación de un inciso segundo:
“Artículo 64: Los accionistas podrán hacerse representar en las juntas por medio de
otra persona, aunque ésta no sea accionista. La representación deberá conferirse por
escrito, por el total de las acciones de las cuales el mandante sea titular a la fecha
señalada en el artículo 62.
El Reglamento señalará el texto del poder para la representación de acciones en las
juntas y las normas para la cali¿cación”.
“La Superintendencia, mediante norma de carácter general, podrá autorizar a
las sociedades anónimas abiertas, para establecer sistemas que permitan el voto a
distancia, siempre que dichos sistemas resguarden debidamente los derechos de los
accionistas y la regularidad del proceso de votación.”.
Artículo 65: “El ejercicio del derecho a voto y del derecho a opción por acciones
constituidas en prenda, corresponderá al deudor prendario, y por acciones gravadas
con usufructo, al usufructuario y al nudo propietario, conjuntamente, salvo estipu-
lación en contrario”.
Artículo 66: “En las elecciones que se efectúen en las juntas, los accionistas po-
drán acumular sus votos en favor de una sola persona, o distribuirlos en la forma
que estimen conveniente, y se proclamará elegidos a los que en una misma y única
votación resulten con mayor número de votos, hasta completar el número de cargos
por proveer.
Si existieren directores titulares y suplentes, la sola elección de un titular implicará
la del suplente que se hubiere nominado previamente para aquél.
Lo dispuesto en los incisos precedentes no obsta a que por acuerdo unánime de los
accionistas presentes con derecho a voto, se omita la votación y se proceda a elegir
por aclamación”.
De las deliberaciones y acuerdos de la junta de accionistas se deja constancia en
el libro de la junta de accionistas en que contendrán las actas de la junta ordinaria y
extraordinaria. De ello se concluye que los acuerdos de las juntas de accionistas son
336 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
solemnes, toda vez que deben constar por escrito. Así se regula en el artículo 72 de
la Ley de Sociedades Anónimas.
En cuanto a la formalidad de los acuerdos de junta el artículo 72 de la LSA se-
ñala:
“De las deliberaciones y acuerdos de las juntas se dejará constancia en un libro
de actas, el que será llevado por el secretario, si lo hubiere, o en su defecto, por el
gerente de la sociedad.
Las actas serán ¿rmadas por quienes actuaron de presidente y secretario de la junta,
y por tres accionistas elegidos en ella, o por todos los asistentes si éstos fueren menos
de tres.
Se entenderá aprobada el acta desde el momento de su ¿rma por las personas seña-
ladas en el inciso anterior y desde esa fecha se podrán llevar a efecto los acuerdos a
que ella se re¿ere. Si alguna de las personas designadas para ¿rmar el acta estimara
que ella adolece de inexactitudes u omisiones, tendrá derecho a estampar, antes de
¿rmarla, las salvedades correspondientes.
Las deliberaciones y acuerdos de las juntas se escriturarán en el libro de actas
respectivo por cualquier medio, siempre que éstos ofrezcan seguridad que no podrá
haber intercalaciones, supresiones o cualquier otra adulteración que pueda afectar
la ¿delidad del acta. Lo anterior es sin perjuicio de las atribuciones que sobre estas
materias competen a la Superintendencia respecto de las entidades sometidas a su
control.
El presidente, el secretario y las demás personas que se hayan obligado a ¿rmar el
acta que se levante de la junta de accionistas respectiva, no podrán negarse a ¿rmarla.
El acta que se levante de una junta de accionistas deberá quedar ¿rmada y salvada,
si fuere el caso, dentro de los 10 días hábiles siguientes a la celebración de la junta
de accionistas correspondiente”.
Asimismo, los acuerdos de las Juntas se regulan en los artículos 122 a 125 del
nuevo Reglamento de la LSA, y que re¿eren a las actas de las juntas y acuerdos,
pérdida o extravío de actas, contenido de las actas y reducción a escritura pública,
respectivamente, y señalan:
Artículo 122. Las deliberaciones y acuerdos de la junta de accionistas deberán constar
en actas almacenadas en medios que a lo largo del tiempo garanticen la ¿delidad e
integridad de tales deliberaciones y acuerdos, den certeza de la autenticidad de las
¿rmas y anotaciones de quienes las sostuvieron, compartieron y suscribieron; así
como de aquellos que se opusieron o estamparon salvedades.
Los documentos, anexos, informes y demás antecedentes que formen parte integrante
de un acta deberán ser almacenados en medios que cumplan las mismas condiciones
requeridas a las actas por este artículo, debiendo además constar en esos medios la
identi¿cación de las actas de las cuales forman par te.
Las actas serán suscritas por quienes actuaron de presidente y secretario de la junta,
y por tres accionistas elegidos en ella, o por todos los asistentes si éstos fueren menos
de tres.
DERECHO DE SOCIEDADES 337
desarrollo de ellas de notario público, quien deberá certi¿car que el acta es expresión
¿el de lo ocurrido y acordado en la reunión (artículo 57, inciso ¿nal LSA).
Asimismo, puede asistir un representante de la SVS en las sociedades anónimas
abiertas, con derecho a voz y con potestad para:
“Resolver administrativamente sobre cualquiera cuestión que se suscite, sea con re-
lación a la cali¿cación de poderes o cualquiera otra que pueda afectar la legitimidad
de la junta o la validez de los acuerdos” (artículo 63 LSA).
“Las disposiciones de esta ley primarán sobre cualquiera norma de los estatutos
sociales que les fuere contraria”.
especulativa y de riesgo, pues las acciones son títulos de valor variable. Esta materia
requiere acuerdo de las dos terceras partes de las acciones emitidas con derecho a
voto.
El régimen de la propiedad de acciones de propia emisión en mano de la sociedad
anónima, se regula en los artículos 61, 62 y 63 del Reglamento de la LSA y seña-
lan:
Artículo 61. Mientras la sociedad sea titular de acciones de propia emisión, éstas
quedarán inscritas a su nombre en el Registro de Accionistas, pero no se computarán
para la constitución de quórum de las juntas de accionistas y no tendrán derecho
a voto, dividendo o preferencia en la suscripción de aumentos de capital o valores
convertibles en acciones.
Artículo 62. Cuando la sociedad adquiera acciones de propia emisión como resulta-
do del ejercicio del derecho a retiro de un accionista disidente o como consecuencia
de la fusión con otra sociedad que sea accionista de la sociedad absorbente, dichas
acciones deberán enajenarse en bolsa de valores dentro del plazo máximo de un año
a contar de su fecha de adquisición. Si dichas acciones no fueran enajenadas en el
plazo señalado, las acciones y la inscripción de éstas a nombre de la sociedad serán
canceladas y el capital se disminuirá de pleno derecho en un monto igual al costo en
que la sociedad adquirió dichas acciones.
Artículo 63. Las acciones adquiridas en virtud de un acuerdo de la junta extraordi-
naria de accionistas, deberán ser enajenadas por la sociedad dentro del plazo máxi-
mo de veinticuatro meses o de 5 años, en ambos casos a contar de su adquisición,
dependiendo si fueron adquiridas o no para cumplir un programa o plan de compen-
sación a trabajadores. Si no se enajenaran en los plazos señalados, las acciones y la
inscripción de éstas a nombre de la sociedad serán canceladas y el capital quedará
disminuido de pleno derecho en un monto igual al costo en que la sociedad adquirió
dichas acciones.
23.14. Las reformas de estatutos que tengan por objeto la creación, modi¿cación o
supresión de preferencias deberán ser aprobadas con el voto conforme de las dos
terceras partes de las acciones de la serie o series afectadas
Señalamos que las acciones preferentes tienen su fuente en el estatuto social y que
no pueden tener una duración temporal de más de cinco años; en todo caso prorrogable,
e implican un trato desigual a los accionistas “afectados”. Esta materia queda com-
prendida en reforma estatutaria y con¿ere derecho a retiro a los accionistas disidentes
según lo dispuesto en el artículo 69 de la LSA. Sobre el tema acciones preferentes,
nos remitimos al desarrollo de dicha materia en este libro.
“2. Resulte de la fusión con otra sociedad, que sea accionista de la sociedad absor-
bente”.
En este caso la sociedad absorbida puede adquirir acciones de sí misma para
perfeccionar la fusión por absorción, que luego serán adquiridas por la sociedad
absorbente.
“3. Permita cumplir una reforma de estatutos de disminución de capital, cuando la
cotización de las acciones en el mercado fuere inferior al valor de rescate que pro-
porcionalmente corresponda pagar a los accionistas”.
En este caso la sociedad anónima abierta puede rescatar acciones en bolsa, para
perfeccionar la reducción de capital, si el valor en Bolsa es inferior al valor de rescate
establecido por la junta extraordinaria de accionistas.
“4. Permita cumplir un acuerdo de la junta extraordinaria de accionistas para la
adquisición de acciones de su propia emisión, en condiciones establecidas en los
artículos 27 A a 27 D”.
SEGUNDO CASO, REGULADO EN EL ARTÍCULO 27 A, se re¿ere que habilita a la sociedad
anónima abierta a adquirir sus propias acciones bajo las siguientes condiciones:
A) Que sea acordada en junta extraordinaria por acuerdo de las 2/3 partes de las
acciones con derecho a voto;
B) La adquisición sólo puede hacerse hasta por el monto de las utilidades rete-
nidas;
C) Si existen series de acciones deben adquirirse proporcionalmente.
La junta extraordinaria debe aprobar un plan o programa para tal efecto, y debe
enajenarse en un plazo máximo de tres años.
Este programa o plan supone adquirir a determinado precio y vender a posterior
a uno superior, hecho esencialmente aleatorio.
El artículo 27 B señala que las acciones deben adquirirse en Bolsa.
TERCER CASO, REGULADO EN EL ARTÍCULO 27 C, señala que las acciones adquiridas en el
caso del Nº 4 del artículo 27: “4. Permita cumplir un acuerdo de la junta extraordinaria
de accionistas para la adquisición de acciones de su propia emisión, en condiciones
establecidas en los artículos 27 A a 27 D”, deben ser enajenadas en un plazo máximo
de 24 meses, y si así no ocurre el capital se reduce de pleno derecho.
En este caso, si la junta de accionistas faculta a la sociedad, se puede adquirir hasta
un 1% del capital accionario de la sociedad siempre que se trate de un programa o
plan de compensación a trabajadores de la sociedad.
Este es el caso que se conoce como “stock-options”, que en el caso de Chile, por
información de prensa, sólo ha operado para ejecutivos de empresas de las grandes
tiendas de “retail” y para ejecutivos de bancos, especialmente como modalidad de
mantenerlos unidos a la empresa, para evitar que se “vayan” a la competencia. Pero
no se ha visto, desde el año 2000, a favor de todos los trabajadores de una sociedad
anónima abierta.
DERECHO DE SOCIEDADES 351
comunes del grupo o subordinada a éstos, o que existen riesgos ¿nancieros comunes
en los créditos que se les otorgan o en la adquisición de valores que emiten.
Forman parte de un mismo grupo empresarial:
a) Una sociedad y su controlador;
b) Todas las sociedades que tienen un controlador común, y este último, y
c) Toda entidad que determine la Superintendencia considerando la concurrencia de
una o más de las siguientes circunstancias:
1. Que un porcentaje signi¿cativo del activo de la sociedad está comprometido en el
grupo empresarial, ya sea en la forma de inversión en valores, derechos en sociedades,
acreencias o garantías;
2. Que la sociedad tiene un signi¿cativo nivel de endeudamiento y que el grupo em-
presarial tiene importante participación como acreedor o garante de dicha deuda;
3. Que la sociedad sea miembro de un controlador de algunas de las entidades men-
cionadas en las letras a) o b), cuando este controlador corresponda a un grupo de
personas y existan razones fundadas en lo dispuesto en el inciso primero para incluirla
en el grupo empresarial, y
4. Que la sociedad sea controlada por uno o más miembros del controlador de alguna
de las entidades del grupo empresarial, si dicho controlador está compuesto por más
de una persona, y existan razones fundadas en lo dispuesto en el inciso primero para
incluirla en el grupo empresarial”.
efectuados a causa de una disminución de capital, desde los diez días anteriores
a la fecha de cesación de pagos hasta el día de la declaración de quiebra de la so-
ciedad anónima.
Es necesario tener presente que la “Ley de Quiebras”, a que alude el artículo 29
de la LSA, actualmente está contenida en el Libro IV del Código de Comercio y no
en la Ley Nº 18.175 de Quiebras.
Esta solución es, ciertamente inobjetable desde el punto de vista legal, pero está
llena de inconvenientes prácticos, el más grave de los cuales es la ruptura de la
identidad entre la persona moral de la primera sociedad y la de la segunda”.
“No solamente surgen esos inconvenientes en el plano del Derecho Tributario,
por los impuestos que el procedimiento devenga, sino que se plantea de modo muy
agudo en el ámbito del derecho privado.
En efecto, la disolución de la sociedad, a la que debe seguir otra sociedad, pone a
los socios en la necesidad de liquidarla para dar término a sus negocios y, realizando
los bienes su¿cientes, pagar sus deudas, lo que implica serios conÀictos de tipo casuís-
tico”. “Consecuencia de la renovada preocupación sobre el asunto fue un cambio en
las ideas que ha conducido al abandono de la antigua posición substituida por otra
auténticamente adherida a la idea de no importar la transformación de la sociedad
la disolución de la sociedad original y la creación de la nueva, sino la continuación,
bajo una forma nueva, de la misma sociedad considerada como el mismo sujeto de
derechos y obligaciones. Esta nueva posición no sólo se presenta como prácticamente
útil, porque supera todos los inconvenientes que antes se señalaron, sino que, además,
parece corresponderse mejor con la realidad económica del fenómeno”.
“En conclusión:
a) La transformación de la sociedad de un tipo a otro, no es sino un aspecto
particular de las modi¿caciones al estatuto social que los socios pueden acordar en
virtud de la autonomía de la voluntad contractual;
b) La transformación debe someterse a las normas que rigen las modi¿caciones
estatutarias de la sociedad existente y a las que gobiernan la constitución del nuevo
tipo que se trate de establecer;
c) La transformación conserva las responsabilidades personales por las deudas
sociales que pesen sobre los socios, por las deudas asumidas por la sociedad antes
de su transformación, y crea esa misma responsabilidad personal de los socios por
todas las deudas sociales, si el nuevo tipo social asumido así lo exige;
d) La personalidad jurídica de la sociedad transformada se conserva sin solución
de continuidad en el nuevo tipo asumido; la sociedad sigue siendo, bajo su nuevo
estatuto, el mismo sujeto de derecho que era bajo el estatuto anterior;
e) No hay en consecuencia, transferencia de activo y pasivo de la sociedad antigua
a la nueva; aquélla y ésta constituyen idéntico sujeto”.
En derecho comparado, la Ley de Sociedades Anónimas de España contempla
la transformación de sociedad anónima a colectiva, en comandita o limitada, y a la
inversa de tipo societario de personas a anónima, dejando subsistente la responsabi-
lidad de los socios por las obligaciones sociales anteriores, según el tipo societario
de que se trate.
Este mismo principio lo encontramos en el artículo 98 de la LSA, que señala:
“La transformación de sociedades en comandita o colectivas en sociedades anónimas, no
libera a los socios gestores o colectivos de la sociedad transformada de su responsabilidad
364 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
1. Conceptos de división
Seguidamente, señalamos distintos conceptos de división de sociedades, legal y
de doctrina.
1. El artículo 94 de la LSA de¿ne la división de sociedad en los siguientes tér-
minos:
366 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
dicho acto tiene como capital inicial una parte del capital de la “primera” sociedad,
lo que implica de cualquier modo la disminución de éste.
5.3. Aprobación de los estatutos sociales de los entes jurídicos implicados en el
proceso de división.
Al igual que toda sociedad, las que surgen de los procesos de escisiones requieren de
estatutos que regulen su participación en la vida del derecho. Lo anterior hace necesario
que la junta extraordinaria de accionistas delibere y apruebe los estatutos de la o las so-
ciedades que nacen de la división. En este sentido debe cumplirse con las solemnidades
que la ley establece para los tipos societarios que nacen de la citada división.
5.4. La aprobación de la división y la aprobación de los estatutos de las socieda-
des que surgen de la división, incorpora de pleno derecho a todos los accionistas en
todas ellas.
Esta consecuencia deriva del concepto mismo de división de una sociedad y no
requiere de un mayor análisis, toda vez que los accionistas de la antigua sociedad
pasan a formar parte de la o las nuevas sociedades nacidas producto de la división.
Así lo declara expresamente el artículo 100 de la LSA, que señala:
“Ningún accionista, a menos que consienta en ello, podrá perder su calidad de tal
con motivo de un canje de acciones, fusión, incorporación, transformación o división
de una sociedad anónima”.
La voluntad del legislador consiste en que ningún accionista sufra privación de
sus derechos de propiedad en el capital, a consecuencia de un proceso de división
societaria.
Destacamos que el acuerdo de la división de la sociedad no es considerado por el
legislador en el artículo 68 de la LSA como causal que dé lugar al derecho a retiro a
los accionistas disidentes, norma que sólo contempla como causales de derecho a retiro
la transformación y la fusión, entre otras, mas no considera la división de la sociedad,
lo que constituye una asimetría o desigualdad en el tratamiento de esta materia.
5.5. El problema de la división de sociedades se presenta respecto a los acreedo-
res de la sociedad que se divide, ya que como la división consiste en la escisión del
patrimonio de la primera sociedad que lo distribuye con la segunda que se crea, los
acreedores deben ser asignados a una de las dos o más que resulten de la división y,
por lo tanto, ven disminuido su derecho de prenda general del deudor, y eventualmente
pueden incluso cambiar de deudor, si su crédito pasa a la sociedad nueva que surge
de la división.
Respecto a la división del patrimonio de la sociedad que se divide, el Servicio
de Impuestos Internos, mediante o¿cio Nº 3.382, de 1998, señaló, respecto al patri-
monio a dividir que: “Una sociedad objeto de división debe tener necesariamente un
patrimonio real a distribuir, que no es otro que un patrimonio neto, por lo cual, como
consecuencia del proceso de división, no puede resultar una de las sociedades con
un patrimonio negativo. Esta situación se produce cuando el pasivo de una sociedad
excede a su patrimonio”.
368 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
establecido en los artículos 198 y 199 de la Ley de Mercado de Valores, caso en el cual
el oferente debe indicar en el aviso de oferta que su voluntad es fusionar la sociedad
anónima cuyas acciones se pretende adquirir vía OPA.
La fusión es también una materia de competencia de las juntas extraordinarias
de accionistas, de las dos o más sociedades que pretende fusionarse, las que deben
primero acordar la fusión y todos su extremos especialmente el pacto de fusión, que
suele anteceder a las referidas juntas, y luego debe aprobarse la fusión con el quórum
de las dos terceras partes de las acciones con derecho a voto. En el caso de que se
trate de fusión por creación, es necesario que se apruebe el estatuto social de la nueva
sociedad que surge del proceso de fusión, y luego cumplir con toda la formalidad de
la constitución de la sociedad respectiva.
Conforme a lo establecido por el artículo 69 de la LSA, los accionistas disidentes
tienen derecho a ejercer retiro de la compañía.
En el caso de tratarse de sociedades anónimas especiales, regidas por el artículo
126 de la LSA, según lo dispuesto por el artículo 127,
“La modi¿cación de los estatutos de las sociedades a que se re¿ere el artículo ante-
rior y su disolución anticipada acordadas por sus respectivas juntas de accionistas,
luego de ser reducidas sus actas a escrituras públicas, deberán ser aprobadas por la
Superintendencia, efectuándose en lo pertinente la inscripción y publicación indicadas
en el artículo anterior”.
Si la fusión es por incorporación, se disuelve la sociedad absorbida, y conforme a
o¿cio Nº 3.400, de 1999, del Servicio de Impuestos Internos, “el término de giro de la
sociedad absorbida se produce el día de la fecha de la escritura pública que se suscribe
al efecto”, por lo que la publicación y registro del extracto de la fusión por incorpo-
ración se retrotrae en el tiempo a la fecha de la escritura pública respectiva. Lo cierto
es que el o¿cio citado no considera que el artículo 108 de la LSA, cuando se produce
disolución por la causal de reunirse todas las acciones en una sola mano, el directorio
de la sociedad disuelta debe consignar este hecho mediante escritura pública dentro del
plazo de treinta días de producido este hecho, y un extracto de ella debe inscribirse en el
Registro de Comercio y publicarse en el Diario O¿cial, conforme ordena el artículo 5º
de la LSA, luego, el término de giro debe entenderse a la fecha de la escritura pública
que debe otorgar el directorio de la sociedad anónima absorbida.
Los artículos 155 a 159 del nuevo Reglamento de la LSA de 2012 se re¿eren a la
fusión de sociedades
2. Conceptos de fusión
Desde el punto de vista doctrinario, y siguiendo primeramente a Lyon-Caen y Renault,
podemos de¿nir la fusión como la “reunión de dos o más sociedades, hasta entonces
distintas, realizada de tal manera que ya no constituyen sino una sola sociedad”.
Un concepto aún más completo y acorde en la doctrina actual le de¿ne señalando que
la fusión es “un acto por el cual dos o más sociedades se identi¿can en una sola, ya sea
370 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
que todas las compañías que participan en la operación se disuelvan y formen una nueva
(fusión por creación), o que sólo se disuelva una o algunas y se mantenga una de ellas
vigente, la cual absorbe a la otra u otras que se han disuelto (fusión por anexión)”.
La fusión implica “unión” de dos o más sociedades, sea para constituir una nueva o
para absorber una a la otra. Este último procedimiento de crecimiento “vertical” de las
empresas ha sido el “medio clásico” por el cual empresas “fuertes” fueron creciendo
y absorbiendo a las más débiles.
Ya señalamos que nuestra LSA en su artículo 99 de¿ne la fusión señalando que:
“Consiste en la reunión de dos o más sociedades en una sola que las sucede en todos
sus derechos y obligaciones, y a la cual se incorporan la totalidad del patrimonio y
accionistas de los entes fusionados”.
Como señalamos la fusión puede presentarse de dos formas típicas:
1. Por anexión o absorción: Mediante la cual una o varias sociedades aportan la
totalidad de su activo y pasivo a otra que aumenta su capital en cantidad su¿ciente
como para pagar, con acciones propias, el antedicho aporte. En este caso existe una
sociedad absorbente que adquiere la universalidad del patrimonio de otra, y una ab-
sorbida que se extingue.
2. Por creación o fusión propiamente tal: En que dos o más sociedades se unen crean-
do así una nueva sociedad. Aquí las dos sociedades desaparecen para dar nacimiento a
otra, que adquiere todos los derechos y contrae todas las obligaciones de aquéllas.
La ley de sociedades anónimas de España señala por fusión: “1. La fusión de
cualesquiera sociedades en una sociedad anónima nueva implicará la extinción de
cada una de ellas y la transmisión en bloque de los respectivos patrimonios sociales
a la nueva entidad que haya de adquirir por sucesión universal de los derechos y
obligaciones de aquéllas.
Naturaleza jurídica de la fusión de sociedades. 2. Si la fusión hubiese de resultar
de la absorción de una o más sociedades por otra anónima ya existente, ésta adqui-
rirá en igual forma los patrimonios de las sociedades absorbidas, que se extinguirán,
aumentando en su caso, el capital social en la cuantía que proceda”.
A través de la historia el concepto de fusión de sociedades ha evolucionado con-
siderablemente originando incluso diversas teorías acerca de su naturaleza jurídica
atendiendo a las circunstancias que cada una de ellas considera como primordial en
la existencia de esta institución.
3. Las principales teorías que apuntan a explicar la naturaleza
jurídica de la fusión de sociedades son las siguientes
A. Teoría de la fusión como variedad de la disolución
Originada en Italia, esta teoría explica que la Fusión de Sociedades debe conside-
rarse simplemente como una causal más de disolución de las compañías, de manera
que no podría presentarse una fusión sin que exista una disolución de la sociedad.
DERECHO DE SOCIEDADES 371
“La fusión implica disolución”. Sin embargo se dice que no considera el hecho
de que si bien en la institución de la fusión la disolución de la misma juega un rol
fundamental, no puede desconocerse que por otra parte en la fusión no se presenta la
liquidación de la sociedad respectiva, lo que es un elemento tipi¿cador en la disolu-
ción de una sociedad.
con todos los derechos y obligaciones que ello implica. De tal manera que múltiples
¿guras que se presentan entre las sociedades no pueden ser consideradas como fusión
de las mismas, ya que no implican una manera inequívoca de disolución y extinción,
como por ejemplo un aporte de activo entre sociedades, o un aporte de activo y pasivo
de una compañía a una sociedad anónima que se considera transformación y no como
fusión de sociedades.
En esta causal de disolución hay disolución sin liquidación, ya que como hemos
señalado opera una adquisición de todos los activos y pasivos de la sociedad anónima
absorbida.
Además, puede llegarse a esta fórmula de disolución por la vía de una Oferta Pública
de Adquisición de Acciones (OPA) regulada en los artículos 198 y siguientes de la Ley
de Mercado de Valores, en un proceso de toma de control de una sociedad por otra.
Asimismo, existió, hasta la dictación de la ley Nº 20.382, de 2009, un caso único
en nuestro derecho de sociedades, en que por adquirirse el 100% de la propiedad
accionaria de una sociedad, por la vía de dos ofertas públicas de adquisición de ac-
ciones, según se establecía en el artículo 69 ter de la Ley de Sociedades Anónimas
(incorporado a la LSA en la reforma del año 2000), y si en la formulación de la
oferta del remanente (25% de la propiedad accionaria) el oferente no declaraba en su
segunda OPA, que su voluntad es disolver la sociedad, ésta no se disolvía, caso en
el que podíamos tener como resultado una sociedad anónima con un solo accionista
dueño del 100% de la propiedad accionaria sin disolución; esto es, sociedad anónima
con un solo accionista, lo que formal y materialmente contradecía la vieja de¿nición
legal de sociedad del artículo 2053 del Código Civil, que exige dos o más personas
para formar sociedad. Tampoco el legislador establecía un plazo para solucionar esta
situación de sociedad con un solo socio.
A partir de la reforma de la ley Nº 20.382, de 2009, se incorporaron las siguientes
reformas: primero, se derogó el artículo 69 bis de la LSA, esto es, la ¿gura de sociedad
anónima con un solo accionista producto de una o más OPA; y, segundo se reformó la
causal de disolución de la sociedad anónima establecida en el artículo 103 Nº 2, que
señala: “2. Por reunirse por un período ininterrumpido que exceda de 10 días todas
las acciones en manos de una sola persona”; por lo que si durante el periodo de 10
días el accionista que ha adquirido el 100% de las acciones cede una o más acciones
a otro, la anónima no se disolverá, solución que parece razonable.
3. Por acuerdo de la junta general extraordinaria de accionistas.
La sociedad anónima puede terminar en cualquier tiempo por acuerdo de la junta
extraordinaria de accionistas. Hemos señalado que la junta de accionistas está investida
de un verdadero poder constituyente. Este poder popular puede provocar la disolución
de la sociedad anónima. El quórum para el acuerdo es de 2/3 de las acciones emitidas
con derecho a voto. El acta de la junta debe reducirse a escritura pública y un extracto
de ella debe inscribirse en el Registro de Comercio y publicarse por una vez en el
Diario O¿cial, en tiempo y forma.
4. Por revocación de la autorización de existencia de conformidad con lo que
disponga la ley.
Se trata de los casos de las sociedades anónimas especiales, cuya autorización de
existencia depende de acto administrativo de autoridad, que se señala en el artículo
126 de la Ley de Sociedades Anónimas. Corresponde al acto admnistrativo de re-
vocación de autorización de existencia de la Superintendencia correspondiente, que
DERECHO DE SOCIEDADES 379
Por sentencia dictada por Tribunal Penal conforme Ley Nº 20.393, de 2009,
Establece la Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas:
Delitos de Lavado de Activos, Terrorismo y Cohecho
Mediante la ley Nº 20.393, de 2009, se estableció por primera vez en nuestro
sistema jurídico penal, la responsabilidad penal de las personas jurídicas, para los
delitos de lavado de activos, terrorismo y cohecho.
Este tema ha sido desde principios de Siglo XX tremendamente controvertido, en
cuanto a que si las personas jurídicas pueden ser sujetos activos de delito, esto es,
si pueden ser capaces de cometer delito penal al igual o a la manera de una persona
natural, como autor, cómplice o encubridor de ilícitos penales.
El planteamiento del tema sigue siendo controversial en nuestros días, ya que en
el ámbito del derecho, no podemos abandonar la noción relativa a que la persona
382 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
jurídica es una persona ¿cticia, en esencia una categoría jurídica que nace de una
¿cción legal, la que debe actuar en el ámbito jurídico debidamente representada por
personas naturales, las que forman su voluntad.
No obstante lo señalado, con la dictación de la ley Nº 20.393, de 2009, se establece
la responsabilidad penal de las personas jurídicas de derecho privado, con y sin ¿nes
de lucro y se incluye también a las empresas del Estado, para los delitos previstos
en el artículo 27 de la Ley Nº 19.913, en el artículo 8º de la ley Nº 18.314 y en los
artículos 250 y 251 bis del Código Penal.
El artículo 3º de la ley Nº 20.393, de 2009, señala:
“Atribución de responsabilidad penal. Las personas jurídicas serán responsables de
los delitos señalados en el artículo 1º que fueren cometidos directa e inmediatamente
en su interés o para su provecho, por sus dueños, controladores, responsables, ejecu-
tivos principales, representantes o quienes realicen actividades de administración y
supervisión, siempre que la comisión del delito fuere consecuencia del incumplimiento,
por parte de ésta, de los deberes de dirección y supervisión”.
El artículo 8º de la ley Nº 20.393, de 2009, establece como pena penal, aplicable a
las personas jurídicas, entre otras: “1º Disolución de la persona jurídica o cancelación
de la personalidad jurídica” y agrega que “Esta pena no se aplicará a las empresas
del Estado, ni a las personas jurídicas de derecho privado que presten un servicio
de utilidad pública cuya interrupción pudiere causar graves consecuencias sociales
y económicas o daños serios a la comunidad, como resultado de la aplicación de
dicha pena”.
Por lo tanto, una persona jurídica de derecho privado, en la especie sociedades
civiles o comerciales y las empresas del Estado, pueden ser objeto de sanción penal,
y en concreto puede el Juez con competencia en lo penal, establecer mediante sen-
tencia condenatoria en el ámbito de la ley Nº 20.393, de 2009, la sanción penal de
“disolución de la persona jurídica o cancelación de la personalidad jurídica”, en los
términos establecidos por el artículo 8 Nº 1 de la citada ley penal. En este caso, como
efecto de la sentencia penal ¿rme, debe procederse a la liquidación de la sociedad, de
conformidad a las normas establecidas para estos ¿nes.
podrá ser inferior al 1/2% del total del activo, ni superior al 3% de los repartos que
se hagan a los accionistas, sin perjuicio de la facultad de la junta de accionistas para
¿jarles una remuneración superior.
Cuando la liquidación sea efectuada por la Superintendencia o sus funcionarios, la
remuneración pertenecerá a la Superintendencia y constituirá un ingreso propio de
ésta”.
La competencia ¿nal de los Liquidadores es la siguiente:
– Poner término a los negocios sociales.
– Liquidar los activos de la sociedad, y
– Proceder al pago de pasivos con el producto de la liquidación, conforme a las
normas de la prelación de créditos del Código Civil; si éste es su¿ciente para pagar los
pasivos sociales, el remanente que quede debe distribuirlo a los accionistas a prorrata
de sus acciones. Si no queda un remanente no hay nada que repartir a los accionistas,
por lo tanto los acreedores sociales tienen un derecho preferente para el pago de sus
créditos, respecto de los accionistas.
El artículo 116 de la LSA establece la posibilidad de efectuar repartos a los ac-
cionistas durante la liquidación, lo que supone que se ha pagado o existen bienes
su¿cientes para pagar a los acreedores sociales y señala:
“Los repartos que se efectúen durante la liquidación, deberán pagarse en dinero a
los accionistas, salvo acuerdo diferente adoptado en cada caso por la unanimidad de
las acciones emitidas. No obstante lo anterior, la junta extraordinaria de accionistas,
por los dos tercios de las acciones emitidas, podrán aprobar que se efectúen repartos
opcionales siempre que las opciones ofrecidas sean equitativas, informadas y se ajusten
a las condiciones que determine el Reglamento”.
Relativo al derecho preferente de los acreedores sociales el artículo 117 de la LSA
señala que:
“La sociedad sólo podrá hacer repartos por devolución de capital a sus accionistas,
una vez asegurado el pago o pagadas las deudas sociales.
Los repartos deberán efectuarse a lo menos trimestralmente y en todo caso, cada vez
que en la caja social se hayan acumulado fondos su¿cientes para pagar a los accio-
nistas una suma equivalente, a lo menos, al 5% del valor de libros de sus acciones,
aplicándose lo dispuesto en el artículo 84 de esta ley.
Los repartos deberán ser pagados a quienes sean accionistas el quinto día hábil
anterior a las fechas establecidas para su solución.
Los repartos no cobrados dentro del plazo de cinco años desde que se hayan hecho
exigibles, pertenecerán a los Cuerpos de Bomberos de Chile y el Reglamento deter-
minará la forma en que se procederá al pago y distribución de dichas cantidades”.
Una vez que concluya la gestión de la Comisión Liquidadora o el Liquidador, según
sea el caso, deberá rendir cuenta ¿nal de su administración a la Junta de Accionistas
de modo documentado y con Informe de los Auditores Externos o Inspectores de
Cuenta (según se trate de anónima abierta o cerrada); y puede surgir en este contexto
388 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
un eventual litigio entre las personas que efectuaron la liquidación y los accionistas
que tengan disconformidad con la gestión realizada, con el objeto de hacer efectiva
la responsabilidad de los Liquidadores, que alcanza como señalamos hasta la culpa
leve. Dicha materia queda entregada a la jurisdicción arbitral, en el marco del arbitraje
establecido por el artículo 125 de la LSA.
Asimismo, la personalidad jurídica de la sociedad anónima en liquidación, tendrá
vigencia y existencia hasta que concluya enteramente el proceso de la liquidación. Cabe
destacar que la Comisión Liquidadora o el Liquidador en su caso, deberán tramitar el
término de giro de la sociedad en liquidación ante el Servicio de Impuestos Internos,
según o establecido en los artículos 69 y 70 del Código Tributario.
Los artículos 161 a 165 del nuevo Reglamento de la LSA, de 2012, regulan la
liquidación.
El artículo 161 re¿ere a la hipótesis en que la SVS o la Justicia ordinaria cite u
ordene se cite a Junta de Accionistas, con el objeto de modi¿car el régimen de la
liquidación, designando a un solo liquidador:
Artículo 161. Cuando la Superintendencia o la justicia ordinaria, en su caso, decida
citar u ordenar que se cite a junta de accionistas a petición de a lo menos el 10%
de las acciones emitidas con el objeto de modi¿car el régimen de liquidación para
designar un solo liquidador, los liquidadores hasta entonces en funciones cesarán en
sus funciones una vez aceptado el cargo por quien los sustituya, de conformidad a lo
establecido en los artículos 110 y 111 de la ley.
El artículo 162. Declara que a los Liquidadores, se les aplicarán las normas de los
Gerentes y Directores previstas en el Reglamento, lo que rea¿rma la naturaleza legal
de su régimen jurídico en materia de responsabilidad, excluyendo el estatuto de la
responsabilidad contractual:
Artículo 162. A los liquidadores les serán aplicables, en lo que corresponda, los
artículos de este reglamento, referentes al gerente general y los directores.
Finalmente los artículos 163 a 165 regulan el reparto de dividendos opcionales durante
la fase de liquidación, con un quórum de aprobación de dos tercios de las acciones en
Junta Extraordinaria, la que sostenemos no puede tener lugar mientras no se pague
o asegure el derecho preferente de pago de los acreedores sociales, respecto de los
retiros de los accionistas.
Para la anónima abierta y sus ¿liales, en el caso de negocios con parte relacionada
o para el caso de aprovechamiento de oportunidades comerciales el artículo 148 de
la LSA señala que:
“Artículo 148. Ningún director, gerente, administrador, ejecutivo principal, liquidador,
controlador, ni sus personas relacionadas, podrá aprovechar para sí las oportunidades
comerciales de la sociedad de que hubiese tenido conocimiento en su calidad de tal.
Se entenderá por oportunidad comercial todo plan, proyecto, oportunidad u oferta
exclusiva dirigida a la sociedad, para desarrollar una actividad lucrativa en el ámbito
de su giro o uno complementario a él.
Los accionistas podrán utilizar para sí tales oportunidades comerciales cuando el
directorio de la sociedad las haya previamente desechado, o si hubiere transcurrido un
año desde la adopción del acuerdo de postergar o aceptar la oportunidad comercial,
sin que se hubiese iniciado su desarrollo.
Sin perjuicio de las sanciones que correspondan, la infracción a este artículo no
afectará la validez de la operación y dará derecho a la sociedad o a los accionistas
a pedir el reembolso, a favor de la sociedad, de una suma equivalente a los bene¿-
cios que la operación hubiere reportado al infractor y los demás perjuicios que se
acrediten”.
En lo que se re¿ere a la responsabilidad de los miembros del Comité de Auditoría,
que deben responder en tanto directores de la sociedad –artículo 41 LSA–, el artículo
50 bis (en su nueva redacción establecida por la ley Nº 20.382, de 2009) , que establece
la competencia y actuación de dicho órgano societario, en la sociedad anónima abierta
con patrimonio bursátil superior a 1.500.000 unidades de fomento, contempla en su
inciso decimocuarto la responsabilidad solidaria de sus miembros y declara:
“Los directores que integren el comité en el ejercicio de las funciones que señala este
artículo, además de la responsabilidad inherente al cargo de director, responderán
solidariamente de los perjuicios que causen a los accionistas y a la sociedad”.
Además, para la sociedad anónima abierta y sus directores y ejecutivos principales,
el D.L. Nº 3.538, de 1981, contempla sanciones especiales para la transgresión de con-
ductas especialmente previstas en los artículos 26 a 37, que analizamos más adelante
y también se establece un estatuto legal especial para sancionar a quienes estando en
poder de información privilegiada hagan uso ilegítimo de ella, en los artículos 164 a
172 de la Ley de Mercado de Valores, que también analizamos más adelante.
en la sociedad anónima, para dos casos en que los litigantes no pueden optar por
“sustraer” el litigio a efectos de radicarlo ante la justicia ordinaria y se debe radicar
el litigio ante juez árbitro, y corresponde al caso en que los demandantes sean Direc-
tores, Gerentes, Ejecutivos principales; y, accionistas de la sociedad anónima, cuyo
valor en propiedad accionaria sea superior a 5.000 unidades de fomento, tema que
se explica más adelante.
La primera de las disposiciones legales citadas anteriormente, el artículo 4º, nú-
mero 10 de la LSA, dispone que la escritura pública de la sociedad anónima debe
expresar:
“La naturaleza del arbitraje a que deberán ser sometidas las diferencias que ocu-
rran entre los accionistas en su calidad de tales, o entre éstos y la sociedad o sus
administradores, sea durante la vigencia de la sociedad o durante su liquidación. Si
nada se dijere, se entenderá que las diferencias serán sometidas a la resolución de
un árbitro arbitrador”.
De la disposición legal transcrita se concluye que la cláusula arbitral o cláusula
compromisoria, entendida como “...un contrato por el cual las partes sustraen deter-
minados asuntos litigiosos, presentes o futuros, al conocimiento de las jurisdicciones
ordinarias y los someten a juicio arbitral, obligándose a nombrar árbitros en acto
posterior”53, no es un elemento, requisito o mención de la esencia en la escritura
pública de constitución de la sociedad anónima, siendo una de aquellas menciones
que el legislador suple en caso de silencio de los constituyentes en el estatuto social,
y que se entiende incorporada por la sola disposición de la ley mercantil, ya que “Si
nada se dijere, se entenderá que las diferencias serán sometidas a la resolución de
un árbitro arbitrador”.
Esta regla legal supletoria de la voluntad de los constituyentes de la sociedad
anónima, remite el conÀicto societario en la sociedad anónima a la resolución de un
árbitro arbitrador, de¿nido en la ley en los siguientes términos:
“El arbitrador fallará obedeciendo a lo que su prudencia y la equidad le dictaren,
y no estará obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que
las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso, y si nada
hubieren expresado, a las que se establecen para este caso en el Código de Procedi-
miento Civil” (artículo 223, inciso 3º del Código Orgánico de Tribunales).
Si nos atenemos a la regulación establecida por el artículo 4º, número 10, de la
ley Nº 18.046, de 1981, encontramos una concordancia y armonía regularoria con
lo dispuesto en el artículo 227 número 4º del Código Orgánico de Tribunales, que
regula los casos de arbitraje forzoso u obligatorio en nuestro derecho positivo y que
dispone:
“Deben resolverse por árbitros los asuntos siguientes: 4º Las diferencias que ocurrieren
entre los socios de una sociedad anónima, o de una sociedad colectiva o en comandita
comercial, o entre los asociados de una participación, en el caso del artículo 415 del
Código de Comercio”.
En efecto, la lectura de ambas disposiciones legales aparece concordante –a primera
vista– en cuanto a que las diferencias entre los accionistas de una sociedad anónima
es materia de resolución de arbitraje forzoso, sin perjuicio de que más adelante se
concluye que se trataría de un arbitraje voluntario o más bien facultativo, con evidente
contradicción normativa.
Debemos consignar que de conformidad con lo establecido en el artículo 74 de la
Constitución Política de la República, una ley Orgánica Constitucional determinará
la organización y atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la pronta
y cumplida administración de justicia en todo el territorio de la República. Por ello,
las normas que regulan los tribunales de justicia, en su organización y competencia,
son por mandato de la Constitución Política materia de Ley Orgánica Constitucional
y por lo tanto para su aprobación, modi¿cación o derogación requerirán de las cuatro
séptimas partes de los diputados y senadores en ejercicio, conforme lo establecido en
el artículo 63, inciso 2º, de la Carta Fundamental. Además, conforme a lo dispuesto
en la disposición quinta transitoria de la Carta Constitucional, el Código Orgánico
de Tribunales, de 1943, tiene el carácter de Ley Orgánica Constitucional, en tanto
no se dicte la ley nueva que regule la organización y atribuciones de los tribunales
de justicia.
Establecida la jerarquía de Ley Orgánica Constitucional de nuestro Código Orgá-
nico de Tribunales, de 1943, regulación que contempla la asignación de competencias
a la justicia arbitral, corresponde analizar la segunda disposición legal que regula
el arbitraje en la Ley de Sociedades Anónimas de 1981, ya citada, contenida en el
artículo 125.
En la ley Nº 18.046, Título XII, denominado “DEL ARBITRAJE”, el artículo 125, luego
de la reforma a su inciso segundo efectuado por la ley Nº 20.382, de 2009, que amplia
el ámbito del arbitraje societario comparado con la versión original del artículo 125
de la LSA, señala lo que sigue:
“Artículo 125. En los estatutos sociales se establecerá la forma cómo se designarán
el o los árbitros que conocerán las materias a que se re¿ere el Nº 10 del artículo 4º
de la presente ley. En caso alguno podrá nominarse en ellos a una o más personas
determinadas como árbitros.
El arbitraje que establece esta ley es sin perjuicio de que, al producirse un conÀicto,
el demandante pueda sustraer su conocimiento de la competencia de los árbitros y
someterlo a la decisión de la justicia ordinaria. Este derecho no podrá ser ejercido
por los directores, gerentes, administradores y ejecutivos principales de la sociedad.
Tampoco por aquellos accionistas que individualmente posean, directa o indirecta-
mente, acciones cuyo valor libro o bursátil supere las 5.000 unidades de fomento, de
acuerdo al valor de dicha unidad a la fecha de presentación de la demanda”.
DERECHO DE SOCIEDADES 397
Finalmente, concluye el fallo que comete falta o abuso el juez que no razona de
este modo, y acoge una excepción de incompetencia absoluta opuesta por el recurrente
de queja (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXIX, sec. 2ª, pág. 127).
La doctrina que se extrae de esta sentencia de la Corte Suprema se puede expresar
en que si el estatuto de la sociedad anónima contiene cláusula compromisoria, el
eventual litigio debe ser sometido a la resolución de juez árbitro, sin que sea aplicable
la regla de arbitraje facultativo contenida en el inciso 2º del artículo 125 de la ley
de sociedades anónimas, la que sólo se aplicaría en caso de silencio u omisión en el
estatuto social.
Respecto a este fallo hay un comentario de don Sergio Rossel, en la Revista, en
el cual adhiere a la doctrina de la Excma. Corte Suprema, agregando entre otros
argumentos que si existe cláusula compromisoria en el estatuto social, ésta tiene la
fuerza de un contrato conforme lo establecido en el artículo 1545 del Código Civil y
que en este caso no puede la voluntad unilateral de un accionista en conÀicto ocurrir
a la justicia ordinaria, ya que se transgrede el artículo citado. Agrega el autor que
en opinión contraria a la señalada se encuentran las interpretaciones de don Patricio
Aylwin (“El Juicio Arbitral” pág. 95) y Ricardo Sandoval López (Manual de Derecho
Comercial, tomo I, pág. 569).
Lo que compartimos con don Sergio Rossel es que el artículo 125, inciso segundo
no es claro, pero el suscrito se inclina también por la interpretación de don Patricio
Aylwin y de don Ricardo Sandoval López, en el sentido de que el arbitraje en la Ley
de Sociedades Anónimas es facultativo, ya que el inciso segundo utiliza la expresión
sustraer, señalando “...el demandante puede sustraer su conocimiento de la compe-
tencia de los árbitros y someterlo a la decisión de la justicia ordinaria”. La expresión
gramatical “sustraer” que utiliza el legislador es clave para resolver esta aparente
contradicción de normas, ya que si el demandante puede sustraer o restar el conÀicto
del o los árbitros de la cláusula compromisoria y someterla a la decisión de los tribu-
nales ordinarios, quiere decir que tiene el poder o facultad de prescindir a su arbitrio
de dicha cláusula, siendo un derecho potestativo del accionista o bien un derecho
disponible a su solo arbitrio, lo que no signi¿ca desconocer la fuerza obligatoria de
las convenciones o contratos.
Esta regla relativa a establecer que los conÀictos jurídicos en las sociedades
anónimas sean de arbitraje facultativo, modi¿có tácitamente el artículo 227 Nº 4 del
Código Orgánico de Tribunales, de 1943, que como señalamos establecía que estas
materias eran de arbitraje forzoso u obligatorio las que a partir de 1981 son de arbitraje
voluntario o facultativo.
Cabe tener presente que conforme lo establecido en el artículo 74 de la Consti-
tución Política, la ley que determine la organización y atribuciones de los tribunales
es ley de carácter orgánico constitucional; esto es, de aquellas que requieren para su
aprobación, modi¿cación o derogación de las cuatro séptimas partes de los diputados
y senadores en ejercicio (artículo 63, inciso segundo, de la Constitución Política) y
la Ley de Sociedades Anónimas de 1981 es de mayoría simple, no obstante no hubo
400 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
“Este derecho no podrá ser ejercido por los directores, gerentes, administradores y
ejecutivos principales de la sociedad. Tampoco por aquellos accionistas que indi-
vidualmente posean, directa o indirectamente, acciones cuyo valor libro o bursátil
supere las 5.000 unidades de fomento, de acuerdo al valor de dicha unidad a la fecha
de presentación de la demanda”.
En una nueva mirada al problema del arbitraje en la sociedad anónima chilena, la
única justi¿cación que podría encontrarse a la primera parte del inciso segundo de la
LSA, en la que fue su versión original de 1981, y en cuanto contempla un arbitraje
“facultativo” a la voluntad del demandante, podría encontrarse en que así se deja en
libertad al accionista de recurrir a la justicia ordinaria, o bien pedir al Tribunal Ordi-
nario la designación de un juez árbitro para el litigio, radicaría en un tema de costes o
gastos, esto es en consideraciones de índole económicas, considerando que la justicia
ordinaria es gratuita en cuanto a la remuneración del juez ordinario, versus a que la
remuneración del juez árbitro corresponde a las partes en litigio, hecho que podría
ser una “barrera de entrada económica” para la parte que debe litigar, y que debe
solventar los gastos del litigio y además los honorarios del Tribunal Arbitral, los que
suelen pagarse en regla de prorrata o mitades entre los litigantes. Por ello, se habría
optado por esta modalidad de arbitraje “facultativo” a elección del demandante, con
el objeto de no provocar gastos a un litigante que eventualmente no tiene los recursos
económicos para solventar aquello. Sin perjuicio, cabe señalar que atendido a que
la ley Nº 18.046, de 1981, fue dictada en un período de excepción constitucional y
política, no hay una historia ¿dedigna del establecimiento de dicha ley, ya que no
había en Chile poder legislativo en sentido propio o estricto; pero no obstante puede
haber sido este el sentido y fundamento de la primera parte del inciso segundo del
artículo 125 de la LSA; y, de algún modo la nueva excepción que incorporó la ley
Nº 20.382, de 2009, en cuanto agrega un nuevo caso en que el litigante “demandante
cali¿cado” (Director, Gerente, Ejecutivo principal y accionistas con acciones de valor
superior a 5.000 unidades de fomento) quienes no pueden optar por justicia ordinaria,
sino que deben solicitar la designación de juez árbitro para conocer de ésta litis en
la sociedad anónima.
Nuestra Ley de Mercado de Valores (en adelante LMV), regula la llamada infor-
mación privilegiada, en el Título XXI, en los artículos 164 a 172, que fue agregado
a la LMV, por la ley Nº 19.301, de 1994.
Estas normas se aplican principalmente a los directores, gerentes, administradores
y liquidadores de la sociedad anónima abierta y del inversionista institucional, en su
caso, entendiendo por inversionistas institucionales a aquellos que se de¿nen como
tales en el artículo 4º bis letra e) de la LMV, “a los bancos, sociedades ¿nancieras,
compañías de seguro, entidades nacionales de reaseguro y administradoras de fondos
402 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
autorizados por ley” y las entidades que señale la SVS, mediante norma de carácter
general.
Se pretende por el legislador que la persona que ocupa un cargo relevante de ad-
ministración, y que a causa de tal cargo tenga acceso a información privilegiada, se
abstenga de usarla en bene¿cio propio o de persona relacionada a él, y en la medida
que dicha información no ha sido divulgada al mercado y por lo tanto al público, y en
tal carácter “con¿dencial” puede inÀuir en los valores que se transan en el mercado de
valores. De no existir este estatuto legal que regula la “información privilegiada, se
podría usar en bene¿cio propio de quien tiene acceso a ella por su cargo, con evidente
ventaja respecto de quienes no tienen acceso a dicha información. Evidentemente,
esta regulación pretende evitar asimetrías en el mercado de valores y reprimir la
“competencia desleal” en éste.
El artículo 164 de la LMV, de¿ne qué se entiende por información privilegiada,
y al efecto señala:
“Para los efectos de esta ley, se entiende por información privilegiada cualquier
información referida a uno o varios emisores de valores, a sus negocios o a uno o
varios valores por ellos emitidos, no divulgada al mercado y cuyo conocimiento, por
su naturaleza, sea capaz de inÀuir en la cotización de los valores emitidos, como
asimismo, la información reservada a que se re¿ere el artículo 10 de esta ley”.
“También se entenderá por información privilegiada, la que se tiene de las opera-
ciones de adquisición o enajenación a realizar por un inversionista institucional en
el mercado de valores”.
El artículo 10 de la LMV dispone:
“Las entidades inscritas en el Registro de Valores quedarán sujetas a esta ley y a sus
normas complementarias y deberán proporcionar a la Superintendencia y al público
en general la misma información a que están obligadas las sociedades anónimas
abiertas y con la periodicidad, publicidad y en la forma que se exige a éstas.
Asimismo, y sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso anterior, las entidades com-
prendidas en él deberán divulgar en forma veraz, su¿ciente y oportuna, todo hecho o
información esencial respecto de ellas mismas y de sus negocios al momento que él
ocurra o llegue a su conocimiento.
No obstante lo dispuesto en el inciso anterior, con la aprobación de las tres cuartas
partes de los directores en ejercicio podrá darse el carácter de reservado a ciertos
hechos o antecedentes que se re¿eran a negociaciones aún pendientes que al cono-
cerse puedan perjudicar el interés social. Tratándose de emisores no administrados
por un directorio u otro órgano colegiado, la decisión de reserva debe ser tomada
por todos los administradores.
Las decisiones y acuerdos a que se re¿ere el inciso anterior deberán ser comunicados
a la Superintendencia al día siguiente hábil a su adopción.
Los que dolosa o culpablemente cali¿quen o concurran con su voto favorable a de-
clarar como reservado un hecho o antecedente, de aquellos a que se re¿ere el inciso
tercero de este artículo, responderán en la forma y términos establecidos en el artículo
55 de esta ley”.
DERECHO DE SOCIEDADES 403
y se debe llevar un registro especial para estos efectos y se debe informar a la SVS de
toda operación de estas personas superior a 500 unidades de fomento:
“Artículo 171. Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior, las personas que
participen en las decisiones y operaciones de adquisición y enajenación de valores para
inversionistas institucionales e intermediarios de valores y aquellas que, en razón de
su cargo o posición, tengan acceso a la información respecto de las transacciones de
estas entidades, deberán informar a la dirección de su empresa, de toda adquisición o
enajenación de valores que ellas hayan realizado, dentro de las 24 horas siguientes a
la de la transacción, excluyendo para estos efectos los depósitos a plazo y los valores
de las instituciones y entidades a que se re¿eren los incisos segundo, tercero y cuarto
del artículo 3º de esta ley.
La empresa deberá informar a la Superintendencia, en la forma y oportunidad que
ésta determine, acerca de las transacciones realizadas por todas las personas indi-
cadas, cada vez que esas transacciones alcancen un monto equivalente en dinero a
500 unidades de fomento”.
En cuanto a las personas que infrinjan las prohibiciones en cuanto hayan usado
información privilegiada en su bene¿cio o de terceros relacionados a ellos, deberán
indemnizar los perjuicios causados, siendo sujetos activos de esta acción la sociedad
anónima respectiva y sus accionistas, esta acción indemnizatoria prescribe en el pla-
zo de un año, contado desde la fecha en que la información privilegiada haya sido
divulgada al público y se tramita ante juez ordinario en lo civil o ante juez árbitro, a
elección del demandante conforme establece el artículo 125 de la LSA. El artículo
172 señala:
“Toda persona perjudicada por actuaciones que impliquen infracción a las disposi-
ciones del presente Título, tendrá derecho a demandar indemnización en contra de
las personas infractoras.
La acción para demandar perjuicios prescribirá en un año contado a partir de la
fecha en que la información privilegiada haya sido divulgada al mercado y al público
inversionista.
Las personas que hayan actuado en contravención a lo establecido en este Título,
deberán entregar a bene¿cio ¿scal, cuando no hubiere otro perjudicado, toda utilidad
o bene¿cio pecuniario que hubieren obtenido a través de transacciones de valores
del emisor de que se trate.
Aquel que infrinja lo dispuesto en el artículo 169, será responsable civilmente de los
daños ocasionados al cliente respectivo o a los fondos en su caso, sin perjuicio de las
sanciones penales y administrativas que correspondan”.
“e) Fijar las normas para la confección y presentación de las memorias, balances,
estados de situación y demás estados ¿nancieros de los sujetos ¿scalizados y determinar
los principios conforme a los cuales deberán llevar su contabilidad”.
Esta potestad re¿ere a las llamadas “Fichas Estadísticas Contables Uniformes”,
conocidas con la sigla “FECU”, que las sociedades anónimas abiertas deben enviar
cada dos meses.
“f) Inspeccionar, por medio de sus empleados o de auditores externos, a las personas
o entidades ¿scalizadas;”.
“g) Requerir de las personas o entidades ¿scalizadas que proporcionen, por las vías
que la Superintendencia señale, veraz, su¿ciente y oportuna información al público
sobre su situación jurídica, económica y ¿nanciera”.
Esta potestad apunta a que el mercado de valores sea informado y transparente
respecto de los agentes que emiten acciones.
“h) Citar a declarar a los representantes, administradores, asesores y dependientes
de las entidades o personas ¿scalizadas y a toda otra persona que hubiere ejecuta-
do o celebrado con ellas actos y convenciones de cualquiera naturaleza, respecto
de algún hecho cuyo conocimiento estime necesario para el cumplimiento de sus
funciones”.
Esta potestad re¿ere a la necesidad de investigar hechos por parte de la SVS,
para poder controlar y ¿scalizar y, eventualmente, sancionar las infracciones a la ley,
reglamentos, normas y otros dentro de la esfera de su competencia.
“i) Dictar normas que aseguren la ¿delidad de las actas, libros y documentos que la
Superintendencia determine y requerir, en su caso, que en ellos se deje testimonio o
se inserten, parcial o íntegramente, sus comunicaciones;”.
“j) Ordenar a las personas o entidades ¿scalizadas que ella determine, la designa-
ción de auditores externos, los que deberán informar sus balances generales y, en su
caso, reemplazarán a los inspectores de cuentas y estarán investidos de sus mismas
atribuciones y deberes. La Superintendencia podrá ¿jar los requisitos que aquéllos
y éstos deban reunir para el cumplimiento de su cometido, todo ello en relación con
las características de dichas personas o entidades ¿scalizadas;”.
“k) Vigilar las actuaciones de todos los auditores externos e inspectores de cuentas
designados por las personas o entidades sometidas a su ¿scalización; impartirles
normas respecto al contenido de sus dictámenes y requerirles cualquier información
o antecedente relacionado con el cumplimiento de sus funciones;”.
“l) Designar auditores externos en las entidades o personas ¿scalizadas, a ¿n de que realicen las
tareas que especí¿camente les encomiende, con las facultades que estime necesarias;”.
“q) Estimar el monto de los bene¿cios, expresado en su equivalente en unidades de
fomento, que hayan percibido los infractores al Título XXI de la ley Nº 18.045, seña-
lándolo en la resolución que aplica la sanción. En la estimación de los bene¿cios, la
Superintendencia considerará el precio de mercado promedio ponderado del valor
de oferta pública en los 60 días anteriores al de la fecha de las transacciones hechas
con información privilegiada.”.
DERECHO DE SOCIEDADES 415
Letra d):
“Requerir de las personas o entidades ¿scalizadas que proporcionen, por las vías que
la Superintendencia señale, veraz, su¿ciente y oportuna información al público sobre
su situación jurídica, económica y ¿nanciera”.
Y letra g):
“Requerir de las personas o entidades ¿scalizadas que proporcionen, por las vías que
la Superintendencia señale, veraz, su¿ciente y oportuna información al público sobre
su situación jurídica, económica y ¿nanciera”.
Si las informaciones que se entregan a la SVS son falsas se incurre en el delito
penal que establece el artículo 210 del Código Penal, que dispone:
“El que ante la autoridad o sus agentes perjurare o diere falso testimonio en materia
que no sea contenciosa, sufrirá las penas de presidio menor en sus grados mínimo a
medio y multa de seis a diez sueldos vitales”.
Además, en caso de oposición al cumplimiento de las letras d) y g) del artículo
4º, la Superintendencia:
“Podrá solicitar directamente al Intendente o Gobernador que corresponda, el auxilio
de la fuerza pública con facultades de allanamiento y descerrajamiento”.
B) SANCIONES A SOCIEDADES ANÓNIMAS ABIERTAS. El artículo 27 del D.L. Nº 3.538
señala que las sociedades anónimas sujetas a ¿scalización de la Superintendencia
que incurran en:
“Infracciones a las leyes, reglamentos, estatutos y demás normas que las rijan, o en
incumplimiento de las instrucciones y órdenes que les imparta la Superintendencia,
podrán ser objeto de la aplicación por ésta, sin perjuicio de las establecidas especí-
¿camente en otros cuerpos legales o reglamentarios, de una o más de las siguientes
sanciones:
1. Censura,
2. Multa a bene¿cio ¿scal, hasta por un monto global por sociedad equivalente a
15.000 unidades de fomento. En caso de tratarse de infracciones reiteradas de la
misma naturaleza, podrá aplicarse una multa de hasta tres veces el monto máximo
antes expresado; y
3. Revocación de la autorización de existencia de la sociedad, cuando proceda”.
En caso de multa, la norma señala tres parámetros a considerar respecto de la sociedad
anónima sancionada: “se determinará apreciando fundamentalmente la gravedad y
las circunstancias del hecho, la capacidad económica del infractor y si éste hubiere
cometido infracciones de cualquier naturaleza en los últimos 24 meses”.
Las sanciones censura y multa pueden ser aplicadas a la sociedad, directores, ge-
rentes, dependientes o inspectores de cuentas o liquidadores, según lo determine la
SVS (artículo 27, inciso 3º) y puede poner en conocimiento de la junta de accionistas,
debiendo el directorio citar a ella en el plazo que la SVS ¿je, para que “aquélla pueda
removerlos de sus cargos si lo estima conveniente”.
DERECHO DE SOCIEDADES 417
35.4. Resolución que aplica multa y demanda de reclamación ante juzgado civil
El artículo 30 establece que las multas a bene¿cio ¿scal serán ¿jadas por el Su-
perintendente, mediante resolución fundada y debe ser pagada en Tesorería Comunal
correspondiente al domicilio del infractor, dentro del plazo de diez días, contados
desde la noti¿cación mediante carta certi¿cada.
El afectado puede reclamar –mediante demanda de reclamación– de la aplicación
de la multa o de su monto ante el juez civil que corresponda, dentro del plazo de diez
días indicado anteriormente, previa consignación del 25% del monto total de la multa,
en la Tesorería General de la República, consignación que no puede ser superior a 500
unidades de fomento si el sancionado es persona natural y 1.000 unidades de fomento
si se trata de persona jurídica, salvo el caso de infracción reiterada o de aplicación
de multa por uso de información privilegiada, regulada en el Título XXI de la ley
Nº 18.045, en cuyo caso debe consignar el 25% de la multa.
La demanda de reclamación se debe noti¿car por cédula al demandado “reclamado”,
que es el Superintendente, y se debe practicar la noti¿cación de ella dentro del plazo
de 10 días hábiles siguientes al vencimiento del plazo para su interposición.
Esta demanda de reclamación se tramita conforme a las reglas del juicio sumario y
la sentencia de¿nitiva puede ser apelada ante la Corte de Apelaciones que corresponda,
cabe recordar que en estos procesos los informes que emanan de la SVS se aprecian
conforme a regla de sana crítica y puede constituir plena prueba, si el juez así lo
determina en su sentencia. Las sentencias de primera y segunda instancia que no den
la razón al reclamante llevan condena en costas. El pago de la multa, más reajustes e
intereses, debe efectuarse dentro de quinto día de ejecutoriado el fallo.
Si el demandado vencido, multado, no cumple con el pago, la SVS puede iniciar
juicio ejecutivo para obtener su cumplimiento, con la copia de la sentencia ¿rme o
ejecutoriada, sin perjuicio de solicitar el cumplimiento incidental del fallo ante el pro-
pio tribunal que lo dictó, conforme a lo establecido en los artículos 233 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil, a elección del demandado vencedor (artículo 31
D.L. Nº 3.538).
En esta ejecución el demandado sólo puede oponer las excepciones de prescripción,
pago o bien la de no empecerle el título.
En materia de prescripción el artículo 33, inciso segundo, del D.L. señala que:
“La acción de cobro de una multa prescribe en el plazo de dos años, contados desde
que se hizo exigible, conforme a lo establecido en los artículos 30 y 31”.
En cuanto a la prescripción extintiva de responsabilidad por infracciones a la ley,
ésta prescribe en el plazo de cuatro años desde:
418 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
El tribunal puede rechazar de plano el recurso si no cumple con los requisitos se-
ñalados anteriormente, y, consecuentemente, la Corte debe declararlo inadmisible.
El plazo para deducir el recurso de reclamación –anulatorio– es de diez días hábiles
contados desde la noti¿cación de la resolución de la SVS, o desde que el recurrente
tuvo conocimiento de la omisión reclamada.
Si la Corte declara admisible el recurso de reclamación, dará traslado a la SVS
por seis días hábiles, para que conteste el reclamo, noti¿cándole por o¿cio. La Corte
conoce de este recurso en cuanto, esto es sin previa vista de la causa –relación pública
y alegatos orales de las partes– y evacuado el traslado a la SVS, o en su rebeldía, debe
dictar sentencia en el plazo de 15 días, sentencia contra la cual no procede recurso
alguno, salvo el de queja disciplinaria ante la Corte Suprema, pero actualmente no es
un recurso procesal sino que meramente disciplinario. En todo caso sostenemos que,
ante el silencio del artículo 46, puede la Corte de Apelaciones ordenar que el recurso
sea conocido previa relación y alegatos de las partes, conforme a las facultades legales
privativas del tribunal de alzada.
Cabe destacar que las instrucciones de la SVS se aprecian conforme a la sana
crítica y pueden constituir plena prueba, según señalamos en números anteriores, si
la Corte le asigna tal valor probatorio.
El contenido de la sentencia de la Corte de Apelaciones puede acoger la reclama-
ción del recurrente y, por lo tanto, invalidar la resolución administrativa recurrida,
por ilegalidad, o bien obligar a actuar a la SVS si se trata de una omisión reclamada;
o bien puede rechazar el reclamo y con¿rmar la resolución reclamada.
Finalmente, como regla general la interposición del recurso de reclamación no
suspende la resolución recurrida, salvas las materias exceptuadas en el inciso cuarto
del artículo 46; y salvo que se otorgue orden de no innovar por la Corte, conforme a
las reglas generales en la materia.
Estas empresas del Estado formadas durante cuatro décadas, durante los años 80
a 90 fueron objeto de un sistemático proceso de privatización por el régimen militar
de la época, mediante procesos de licitación de propiedad accionaria, en los que se
recurrió al llamado “capitalismo popular”, por la vía de entregar ciertos porcentajes
de acciones a los trabajadores de las empresas licitadas, con cargo a sus indemniza-
ciones por años de servicios, luego de lo cual, se experimentaron fuertes procesos de
concentración en manos de grupos económicos ya que la mayoría de los trabajadores
enajenaron sus acciones, con procesos de tomas de control de sociedades, sin regu-
lación de Ofertas públicas de adquisición de acciones, como la que conocemos en
nuestra ley de mercado de valores, a partir de ¿nes de los años 90. En la mayoría de
los casos, la privatización de las empresas del Estado en la década de los 80, careció
de transparencia, se adjudicaron a determinados grupos económicos y ejecutivos de
las mismas empresas licitadas, y los precios que recibió el Fisco en dicho proceso
de privatización, no fueron equitativos, ya que no existió transparencia ni estudios
previos de valorización de las empresas licitadas.
Los últimos procesos de privatización se conocieron en la década de los 90 ya en
democracia, en que CORFO licitó importantes paquetes accionarios de control de
las empresas de agua potable urbana de las ciudades de distintas Regiones del país,
tales como EMOS, ESVAL, ESBIO, ESSEL, entre otras, conservando CORFO unos
paquetes accionarios que le permiten intervenir en la administración y gestión de estas
compañías, como accionista minoritario.
Las empresas del Estado, es un concepto que comprende actualmente a las perso-
nas jurídicas, creadas y regidas por leyes especiales, como es el caso de Corporación
Nacional del Cobre, “Codelco”, Televisión Nacional de Chile, “TVN”, Empresa
Nacional de Minería, “Enami”, Empresa Nacional del Petróleo, “ENAP”, Banco del
Estado de Chile, Empresa de Ferrocarriles del Estado, “EFE”, entre otras, y com-
prende también este concepto, a aquellas personas jurídicas de derecho privado, que
tienen una formación de sociedad comercial especí¿ca, en las que el Estado (Fisco)
o a través de otros órganos públicos como “CORFO”, es accionista controlador, ya
sea que se trate de sociedades anónimas (abiertas o cerradas) o limitadas, como por
ejemplo, Metro S.A., Empresa Periodística La Nación S.A., Zona Franca de Iquique
S.A., “Zofri S.A.”, Corporación de Investigaciones Mineras S.A., “CIMM S.A.”, Casa
de la Moneda S.A., entre otras, las que se rigen por leyes especiales (como la “ley de
transparencia”), y como regla general, por la legislación aplicable a las sociedades
de derecho privado, esto es, a las sociedades anónimas abiertas.
El principio de sujeción a la legislación de los agentes privados, se encuentra esta-
blecido en la garantía constitucional contenida en el artículo 19 Nº 21, parte segunda,
de la Constitución Política de 1980, que señala:
“El Estado y sus organismos podrán desarrollar actividades empresariales o participar
en ellas sólo si una ley de quórum cali¿cado los autoriza. En tal caso, esas actividades
estarán sometidas a la legislación común aplicable a los particulares, sin perjuicio
DERECHO DE SOCIEDADES 421
de las excepciones que por motivos justi¿cados establezca la ley, la que deberá ser,
asimismo, de quórum cali¿cado”.
En este contexto de llamado “orden público económico constitucional”, durante
la década del 90 y la presente, se ha venido dictando una legislación que regula a
las empresas del Estado, bajo estándares de sujetarlas a la normativa propia de las
sociedades anónimas abiertas en cuanto a la obligación de informar a la Superinten-
dencia de Valores y Seguros, “SVS”, y a terceros, información relevante de éstas,
y sujeción al principio de transparencia de información de su gestión empresarial a
terceros, otorgándoles un régimen de gobierno corporativo análogo al de las sociedades
anónimas abiertas. Asimismo, se las ha comprendido también en la regulación penal
de la ley Nº 20.393, de 2009, que establece la responsabilidad penal de las personas
jurídicas en los delitos de lavado de activos, ¿nanciamiento del terrorismo y delitos
de cohecho.
En este contexto, las empresas del Estado, tienen que cumplir con la regulación
especial contenida en la Ley Nº 20.285, de 2008, “sobre Acceso a la Información
Pública”, conocida simplemente como “ley de transparencia”, aplicable a los órganos
de Estado y a las empresas del Estado, o sociedades en que éste tenga participación en
más de un 50% de su propiedad accionaria, según lo dispone el artículo 10 transitorio
de la ley citada; y, se ordena que deben cumplir con la entrega de la misma información
que las sociedades anónimas abiertas deben entregar a la Superintendencia de Valores
y Seguros (SVS), y en materias especi¿cas a terceros interesados.
Cabe señalar, que con cierta periodicidad y especialmente en períodos electorales,
se debate sobre la idea de transformar a CODECO, en sociedad anónima, y enajenar
parte de su propiedad accionaria, a agentes cali¿cados como las Administradoras de
Fondos de Pensiones (AFPs), con el argumento que sería mejor administrada y más
e¿ciente. En este caso, el tema de fondo es que valor económico y estratégico tiene
para Chile la empresa CODELCO; y si estos agentes económicos tienen los recursos
económicos para pagar el valor de un determinado porcentaje de sus acciones, las que
en nuestra opinión, aun cuando el tema es opinable en términos políticos, debieran
quedar cautivas las acciones en dichas empresas previsionales.
Sin perjuicio de lo señalado, las sociedades anónimas deberán presentar sus Estados
Financieros anuales, individuales y consolidados, con a lo menos 20 días de antici-
pación a la fecha de la celebración de la Junta de Accionistas que deba pronunciarse
sobre los mismos.
Además, conforme a lo señalado por el artículo 76 de la Ley Nº 18.046, sobre
Sociedades Anónimas, los Estados Financieros deben publicarse dentro del cuatri-
mestre siguiente a la fecha de cierre del ejercicio anual y conjuntamente con el envío
a la SVS.
B) Memoria Anual:
La Memoria anual de la sociedad anónima abierta, debe ser enviada en dos ejem-
plares a la SVS, junto a una declaración jurada de responsabilidad respecto de la
veracidad de toda la información incorporada a la Memoria.
C) Hechos esenciales:
La comunicación de todo hecho esencial establecido en el artículo 147 de la ley
Nº 18.046, deberá efectuarse por las entidades en la oportunidad en que el hecho
ocurra o llegue a su conocimiento.
La regulación especi¿ca a los hechos esenciales, se encuentra contenida en la
Norma de Carácter General Nº 210, de 2008 de la SVS.
D) Otros Antecedentes:
En cuanto a otros antecedentes que deben enviar las sociedades anónimas abiertas
a la SVS, se consideran copia de las actas de Juntas de Accionistas, debidamente cer-
ti¿cadas por el Gerente, en el plazo de 10 días contados desde su celebración; toda
modi¿cación estatutaria dentro del plazo de 10 días de contados desde su reducción a
escritura pública; los cambios de accionistas dentro del plazo de 10 días de ocurrido el
hecho; el hecho de haber cesado en el pago de sus obligaciones, de haber solicitado su
propia quiebra o de haberla solicitado un acreedor, al día siguiente de haber ocurrido
un de estos hechos; los honorarios pagados a los Auditores Externos, cuyo plazo de
envío será a más tardar al 28 de Febrero de cada año.
f) Las transferencias de fondos públicos que efectúen, incluyendo todo aporte econó-
mico entregado a personas jurídicas o naturales, directamente o mediante procedi-
mientos concursales, sin que éstas o aquéllas realicen una contraprestación recíproca
en bienes o servicios.
g) Los actos y resoluciones que tengan efectos sobre terceros.
h) Los trámites y requisitos que debe cumplir el interesado para tener acceso a los
servicios que preste el respectivo órgano.
i) El diseño, montos asignados y criterio de acceso a los programas de subsidios y otros
bene¿cios que entregue el respectivo órgano, además de las nóminas de bene¿ciarios
de los programas sociales en ejecución.
No se incluirán en estos antecedentes los datos sensibles, esto es, los datos personales
que se re¿eren a las características físicas o morales de las personas o a hechos o
circunstancias de su vida privada o intimidad, tales como los hábitos personales, el
origen social, las ideologías y opiniones políticas, las creencias o convicciones reli-
giosas, los estados de salud físicos o psíquicos y la vida sexual.
j) Los mecanismos de participación ciudadana, en su caso.
k) La información sobre el presupuesto asignado, así como los informes sobre su eje-
cución, en los términos previstos en la respectiva Ley de Presupuestos de cada año.
l) Los resultados de las auditorias al ejercicio presupuestario del respectivo órgano
y, en su caso, las aclaraciones que procedan.
m) Todas las entidades en que tengan participación, representación e intervención,
cualquiera sea su naturaleza y el fundamento normativo que la justi¿ca”.
“La información anterior deberá incorporarse en los sitios electrónicos en forma
completa y actualizada, y de un modo que permita su fácil identi¿cación y un acceso
expedito. Aquellos órganos y servicios que no cuenten con sitios electrónicos propios,
mantendrán esta información en el medio electrónico del ministerio del cual dependen
o se relacionen con el Ejecutivo, sin perjuicio de lo cual serán responsables de preparar
la automatización, presentación y contenido de la información que les corresponda”.
“En el caso de la información indicada en la letra e) anterior, tratándose de adquisi-
ciones y contrataciones sometidas al Sistema de Compras Públicas, cada institución
incluirá, en su medio electrónico institucional, un vínculo al portal de compras públi-
cas, a través del cual deberá accederse directamente a la información correspondiente
al respectivo servicio u organismo. Las contrataciones no sometidas a dicho Sistema
deberán incorporarse a un registro separado, al cual también deberá accederse desde
el sitio electrónico institucional”.
”En el caso de la información indicada en la letra f) anterior, tratándose de transfe-
rencias reguladas por la ley Nº 19.862, cada institución incluirá, en su sitio electrónico
institucional, los registros a que obliga dicha ley, sin perjuicio de lo establecido en
el artículo 9º de la misma norma legal. Las transferencias no regidas por dicha ley
deberán incorporarse a un registro separado, al cual también deberá accederse desde
el sitio electrónico institucional”.
Cabe tener presente que de conformidad a la ley citada, existe una sujeción legal
de las empresas del Estado al órgano público Consejo para la Transparencia, regulado
en los artículos 31 a 44 de la ley Nº 20.285, de 2008, por la vía de la ¿scalización que
DERECHO DE SOCIEDADES 429
Sumario
La noción subyacente de “Gobierno corporativo” en la Sociedad anónima ya está
presente de manera implícita mediante principios jurídicos en la Codi¿cación de Siglo
XIX, reformulada en la Ley Nº 18.046, de 1981 de Sociedades Anónimas, y reactua-
lizado vigorosamente en las reformas de las leyes números 19.705, de 2000 y 20.382,
de 2009, conformado un concepto en evolución, el que se funda en los principios del
liberalismo clásico económico, con especial aplicación a las sociedades anónimas
abiertas y a las Empresas del Estado, por ley Nº 20.285, de 2008, Sobre Acceso a
la Información Pública (denominada “Ley de Transparencia”), con una marcada in-
Àuencia legislativa reciente a causa de la preparación e incorporación de Chile como
Estado miembro del Panel Internacional de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (“OCDE”), concretada el año 2010.
Progresivamente luego de las últimas reformas legales introducidas a la Ley de So-
ciedades Anónimas 18.046, de 1981 (“LSA”), mediante las leyes Nº 19.705, de 2000 y
Nº 20.382, de 2009, se ha incorporado una “nueva noción” de “Gobierno corporativo”,
mediante principios y reglas que establecen mayores controles al Directorio, mayor
protección a los accionistas minoritarios y procura hacer más transparente la gestión
societaria, los que conviven con los clásicos principios del liberalismo económico
aplicados a la sociedad anónima de siglo XIX.
En efecto, si consideramos la regulación original de la sociedad anónima en versión
ley Nº 18.046, de 1981, si bien existe en ella de manera subyacente una noción y prin-
cipios de “Gobierno corporativo”, en la medida que se establecen órganos societarios,
asignación de competencias y régimen de responsabilidad a los órganos societarios,
considerando al Directorio como el órgano colegiado encargado de la administración
de la compañía, unido a la gestión del gerente general, como órgano de ejecución, a las
Juntas de Accionistas, como órgano soberano y de control del Directorio, y órganos
externos de control representados por los auditores externos y especialmente al órgano
público que ¿scaliza y controla a la sociedad anónima abierta, Superintendencia de
430 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Valores y Seguros (SVS). En este sentido, la versión original de la LSA, de 1981, re-
conoce y da cuenta de un modo de organización y asignación de competencias legales
y responsabilidades, que establecen un modo de gobierno societario.
No podemos dejar de considerar, que las primeras regulaciones a las sociedades
anónimas en la codi¿cación de siglo XIX, también regularon y establecieron una
forma de “Gobierno corporativo” o societario de carácter económico liberal. En este
contexto, se atribuye al jurista George Ripert54, la declaración relativa a que la so-
ciedad anónima era una suerte de democracia perfecta, considerando que presentaba
un poder soberano la Junta de Accionistas, un órgano de gobierno representado por
el Directorio y el Gerente General, como poder ejecutivo.
Esta caracterización obedece a un modelo de regulación de economía liberal para
la sociedad anónima, y que fue la tendencia dominante durante el siglo XIX y parte
del siglo XX.
Este concepto económico liberal decimonónico comienza a ser revisado por la
doctrina mercantil, de manera tal que luego de analizar el comportamiento real de
los órganos de la sociedad anónima, se observan fenómenos que ponen en duda el
modelo democrático de gobierno replicado en la sociedad anónima, uno de cuyos
exponentes críticos, el jurista italiano Francesco Galgano55, pone en el centro del
análisis en la formación de una oligarquía o aristocracia dominante en las anónimas
(los accionistas controladores).
Sin duda cualquier análisis respecto al comportamiento de los accionistas en la
sociedad anónima de relativa envergadura en cuanto a su capital y administración
societaria, arroja varias conclusiones, como por ejemplo que los accionistas no están
en igualdad de condiciones en cuanto a su poder de inÀuir en las decisiones relevantes
de la sociedad. Esto ya evidencia que en las anónimas hay accionistas controladores
o con “vocación de controlar”, y accionistas minoritarios entre los cuales hay incluso
aquellos que presentan un papel pasivo o de desinterés. De este modo, claramente el
o los accionistas controladores si tienen el poder de administrar los negocios sociales,
y los minoritarios deben estar a los resultados de la gestión que ejerzan los primeros,
o sea toda sociedad anónima presenta o tiene propietarios conocidos (descartando los
modelos legales de acciones al portador).
En este contexto, los accionistas que tienen un poder accionario su¿ciente para
elegir a lo menos un director, sí pueden intentar por esta representación inÀuir en la
administración, versus los accionistas que carecen de este poder.
Siguiendo la noción o concepto democrático liberal de sociedad anónima, que en
nuestro opinión se mantiene hasta nuestros días, la representa a cabalidad el artículo
39, inciso tercero de nuestra LSA, referido a la conducta de actuación de los directo-
res, que han resultado electos por los accionistas, y señala: “Los directores elegidos
por un grupo o clase de accionistas tienen los mismos deberes para con la sociedad
y los demás accionistas que los directores restantes, no pudiendo faltar a éstos y a
aquella a pretexto de defender los intereses de quienes los eligieron”. Esta norma con
un claro contenido programático (“neutral de representación de intereses”), establece
un paradigma de actuación leal para los directores, quienes deben representar los
intereses de todos los accionistas y los de la sociedad, no pudiendo desentenderse de
los demás accionistas, que incluso no votaron por él.
La verdad es que cualquier análisis empírico demuestra que los directores no son
neutrales respecto al poder del accionista que los ha elegido o “instalado” en el sillón
de director (con quienes han tenido “ex –ante” a la elección un acuerdo electoral), ya
que evidentemente las políticas que promueva y adopte en el directorio de la compañía,
han sido previamente dadas o entregadas por el accionista elector o controlador, o a
lo menos consultadas con éste.
Si no fuere así, y si todos los directores asumieran el paradigma que establece el
artículo 39, inciso tercero de la LSA, no habría sido necesario establecer y reconocer
en la reforma de la ley Nº 19.705, de 2000, reformado por la ley Nº 20.382, de 2009,
el órgano societario “Comité de Directores” el concepto y la categoría de “director
independiente” del controlador, respectivamente, y así la norma del artículo 50 bis,
que establece el llamado “Comité de Directores”, en su inciso tercero señala para la
categoría Director independiente: “No se considerará independiente a quienes se
hayan encontrado en cualquier momento dentro de los últimos dieciocho meses, en
alguna de las siguientes circunstancias:
1) Mantuvieren cualquier vinculación, interés o dependencia económica, profesio-
nal, crediticia o comercial, de una naturaleza y volumen relevante, con la sociedad,
las demás sociedades del grupo del que ella forma parte, su controlador, ni con los
ejecutivos principales de cualquiera de ellos, o hayan sido directores, gerentes, ad-
ministradores, ejecutivos principales o asesores de éstas.
2) Mantuvieren una relación de parentesco hasta el segundo grado de consangui-
nidad o a¿nidad, con las personas indicadas en el número anterior.
3) Hubiesen sido directores, gerentes, administradores o ejecutivos principales
de organizaciones sin ¿nes de lucro que hayan recibido aportes, contribuciones o
donaciones relevantes de las personas indicadas en el número 1).
4) Hubiesen sido socios o accionistas que hayan poseído o controlado, directa o
indirectamente, 10% o más del capital; directores; gerentes; administradores o ejecuti-
vos principales de entidades que han prestado servicios jurídicos o de consultoría, por
montos relevantes, o de auditoría externa, a las personas indicadas en el número 1).
5) Hubiesen sido socios o accionistas que hayan poseído o controlado, directa o in-
directamente, 10% o más del capital; directores; gerentes; administradores o ejecutivos
principales de los principales competidores, proveedores o clientes de la sociedad”.
Si se contrasta el paradigma de comportamiento de los directores que establece
el artículo 38, inciso tercero ya citado, con el propio artículo 50 bis de la LSA, se
llega a la conclusión consistente en que los directores no necesariamente representan
432 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
al universo de todos los accionistas y sus intereses, sino que representan al grupo de
control y los intereses de quien los eligió.
Otra disposición programática, que también establece un paradigma de actuación
societaria para los accionistas, la encontramos en el artículo 30 de la LSA. Esta de-
posición legal se inspira claramente en un principio liberal, relativo a la libertad y sus
límites, o sea, a aquel paradigma que señala que la libertad individual tiene o reconoce
como límite de actuación la esfera de libertad del otro, y se expresa en la máxima
“mi libertad llega hasta donde comienza tu libertad”. Es interesante constatar que el
principio que entra en juego, re¿ere a que todos los accionistas de la anónima deben
actuar respetado el derecho de los otros accionistas y el de la propia sociedad.
La norma del artículo 30 de la LSA señala: “Los accionistas deben ejercer sus
derechos sociales respetando los de la sociedad y los de los demás accionistas.”,
expresando que todos los derechos que competen a los accionistas, y que legítima-
mente puede ejercer, tienen como límite los derechos de la propia sociedad y los de
sus “pares” los otros accionistas.
Esta norma que también hemos cali¿cado como de naturaleza programática, en
nuestra opinión discurrió en el ámbito del puro deber ser en la versión original de la
LSA, de 1981, y su mayor concordancia podía establecerse con la regla general de
responsabilidad que establece el artículo 133 de la LSA, y que dispone: “La persona
que infrinja esta ley, su reglamento o en su caso, los estatutos sociales o las normas
que imparta la Superintendencia ocasionando daño a otro, estará obligada a la in-
demnización de perjuicios. Lo anterior es sin perjuicio de las demás sanciones civiles,
penales y administrativas que correspondan”.
Pienso que el tema de la responsabilidad de los accionistas, directores y gerentes,
tomó mayor fuerza y cuerpo a partir de la reforma incorporada por la ley Nº 19.705, de
2000, que establece un “refuerzo” al régimen general del artículo 133, incorporando el
articulo 133 bis, que establece: “Toda pérdida irrogada al patrimonio de la sociedad
como consecuencia de una infracción a esta ley, su reglamento, los estatutos sociales
o las normas que imparta la Superintendencia, dará derecho a un accionista o grupo
de accionistas que representen, a lo menos, un 5% de las acciones emitidas por la
sociedad o a cualquiera de los directores de la sociedad, a demandar la indemnización
de perjuicios a quien correspondiere, en nombre y bene¿cio de la sociedad”.
Otra expresión relevante en el tema de la nueva noción de “Gobierno corporativo”,
la encontramos en el mencionado órgano societario denominado “Comité de Direc-
tores”, establecido por la ley Nº 19.705, de 2000, y recientemente reformado por la
ley Nº 20.382, de 2009, que obliga a su formación en aquellas sociedades anónimas
abiertas, las que conforme al artículo 50 bis indica que: “…deberán designar al me-
nos un director independiente y el comité de directores a que se re¿ere este artículo,
cuando tengan un patrimonio bursátil igual o superior al equivalente a 1.500.000
unidades de fomento y a lo menos un 12,5% de sus acciones emitidas con derecho a
voto, se encuentren en poder de accionistas que individualmente controlen o posean
menos del 10% de tales acciones”., y cuya competencia esencial consiste en controlar
DERECHO DE SOCIEDADES 433
56
CAPÍTULO I, Gobierno Corporativo en “www. catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/.../
capitulo1.pdf.”
DERECHO DE SOCIEDADES 435
2. Antecedentes relevantes en la
tramitación legislativa de la Sociedad por Acciones
La Sociedad por Acciones se denominó originalmente “Sociedad de Responsabi-
lidad Limitada por Acciones”, en el Mensaje del Proyecto de Ley presentado por el
Poder Ejecutivo al Congreso Nacional, de fecha 30 de junio de 2003, con el número
436 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Cámara de los Loores, en el célebre caso Salomón versus A. Salomón & Co. Ltd.57. Cabe
destacar que el libro más completo en materia de sociedades de Estados Unidos de
Norteamérica, en nuestra bibliografía nacional, es sin duda la notable obra del profe-
sor Manuel Vargas Vargas, ya citada, que fuera publicada en 1964, el que en nuestra
opinión, a pesar del tiempo transcurrido, es una cita obligada en la materia, ya que
permite al jurista chileno conocer los principios jurídicos del derecho societario an-
glonorteamericano y su jurisprudencia.
57 Manuel VARGAS VARGAS, ob. cit. Editorial Jurídica de Chile, 1964, pág. 55.
58
Arturo PRADO PUGA, “Aspectos Comerciales de las Sociedades por Acciones”, Ed. Cámara de
Comercio de Santiago, 2007, pág. 7.
DERECHO DE SOCIEDADES 441
7. Contenido de la escritura
pública o instrumento privado protocolizado
por vicios formales, deberán ser adoptados con la mayoría que determinen los esta-
tutos, la cual, en las sociedades cerradas, no podrá ser inferior a la mayoría absoluta
de las acciones emitidas con derecho a voto”;
Asimismo, esta materia da derecho a retiro a los accionistas disidentes, conforme
a lo establecido en el artículo 69, inciso ¿nal, número 5), de la ley citada. Materia
que como hemos sostenido en el presente libro resulta muy controversial, ya que no
se divisa el perjuicio a los accionistas, si la junta de accionistas acuerda sanear un
vicio formal. Si la “SpA” sólo tiene un accionista éste puede acordar el saneamiento,
en junta extraordinaria, cumpliendo los requisitos y procedimiento establecido en los
artículos 3º y 4º de la ley Nº 19.499.
El artículo 428 del Código de Comercio regula los vicios en que se puede incurrir
en la constitución o modi¿cación estatutaria de la “SpA”, y señala lo que sigue:
“Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos anteriores, si se hubiere omitido alguno
de los requisitos y menciones en ellos establecidos, se aplicará lo dispuesto en los
artículos 6º y 6A de la ley Nº 18.046.
El saneamiento de las nulidades que afecten la constitución y modi¿caciones de las
Sociedades por Acciones regidas por el presente Párrafo se efectuará conforme lo
dispuesto por la ley Nº 19.499.
Si de acuerdo a lo dispuesto en dichas normas se declara nula la sociedad o no es
procedente su saneamiento, los accionistas podrán liquidar por sí mismos la sociedad
de hecho o designar uno o más liquidadores”.
En dicho Registro se anotarán las cesiones o traspasos de acciones, por acto entre
vivos o por causa de muerte (sucesión, acto testamentario o partición de bienes);
asimismo, la constitución de gravámenes (prenda, usufructo) y de derechos reales
distintos al dominio, tales como embargos y medidas precautorias y prohibiciones
de gravar o enajenar.
El registro del título traslaticio de dominio de las acciones o su limitación al do-
minio, es un requisito de oponibilidad del acto jurídico respectivo, de tal suerte que
si se omite la anotación de este acto en el Registro de Accionistas, no será oponible
ni a la sociedad ni a terceros.
En este sentido, el artículo 446 del Código de Comercio dispone que:
“En los traspasos de acciones deberá constar la declaración del cesionario en el
sentido que conoce la normativa legal que regula este tipo social, el estatuto de la
sociedad y las protecciones que en ellos puedan o no existir respecto del interés de
los accionistas. La omisión de esta declaración no invalida el traspaso, pero hará
responsable al cedente de los perjuicios que ello irrogue.”. Por lo tanto, el deber de
información en estas materias en el sentido que el cesionario “conoce la normativa
legal que regula este tipo social, el estatuto de la sociedad y las protecciones que en
ellos puedan o no existir respecto del interés de los accionistas”,
Corresponde al cedente quien debe informar al cesionario y además incorporar una
cláusula en este sentido en el documento de la cesión o traspaso de acciones.
El Registro de Accionistas puede llevarse por cualquier medio, siempre que éste
ofrezca seguridad de que no podrá haber intercalaciones, supresiones u otra adulte-
ración que pueda afectar su ¿delidad y que, además, permita el inmediato registro o
constancia de las anotaciones que deban hacerse y estará, en todo tiempo, disponible
para su examen por cualquier accionista o administrador de la sociedad (artículo 431,
inciso 2º, Código de Comercio).
En cuanto a la obligación de existencia y llevanza del Registro de Accionistas, el
artículo 431 del Código de Comercio dispone que:
“Los administradores y el gerente general de la sociedad serán solidariamente res-
ponsables de los perjuicios que causaren a los accionistas y a terceros con ocasión
de la falta de ¿delidad o vigencia de las informaciones contenidas en el registro a
que se re¿ere este artículo”.
“Los accionistas sólo serán responsables hasta el monto de sus respectivos aportes
en la sociedad”.
Por lo tanto, las excepciones a este principio de la limitación de responsabilidad de
los accionistas por las obligaciones sociales, tendrán su fuente en negocios jurídicos
que impliquen que alguno de éstos asuma una responsabilidad solidaria por alguna
obligación social o por la vía de una ¿anza personal u otra obligación real, garanti-
zada con una prenda o hipoteca sobre bienes propios para asegurar una obligación
societaria; o bien, en el caso excepcional del artículo 6 A de la Ley Nº 18.046, sobre
Sociedades Anónimas, que regula el caso de la comunidad legal con solidaridad pasiva,
para quienes hayan causado la anomalía societaria allí establecida.
de capital social, sólo puede ejecutarse una vez que quede perfeccionada la modi¿ca-
ción estatutaria, según lo dispone el artículo 440 del Código de Comercio.
Para que estos pactos societarios tengan validez, se requiere que: i) consten en el
pacto social, sin perjuicio que puedan constar en un instrumento separado en cuyo
caso tienen la e¿cacia de las convenciones establecido en el artículo 1545 del Código
Civil; esto es, “Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes,
y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.;
ii) en caso de existir tales pactos en los estatutos sociales, éste deberá contener:
A) disposiciones que regulen los efectos y B) establezcan las obligaciones o limitacio-
nes que nazcan para los accionistas que quebranten dichos límites; o bien, establezcan
las obligaciones y derechos que nazcan para los accionistas, según corresponda.
De no cumplirse con los requisitos señalados con las letras A) y B) anteriores, “dichas
estipulaciones se tendrán por no escritas”, lo que signi¿ca que adolecen de la ine¿cacia
inexistencia jurídica y por lo tanto no obligan ni generarán efectos jurídicos.
El legislador exige para la validez de los citados pactos de accionistas, que éstos
expliciten: i) disposiciones que regulen los efectos y ii) establezcan las obligaciones
o limitaciones que nazcan para los accionistas que quebranten dichos límites; o bien,
establezcan las obligaciones y derechos que nazcan para los accionistas, según co-
rresponda.
distintas preferencias, y cada clase puede dividirse en series con preferencias más
especí¿cas dentro de cada clase.
La “SpA” presenta dos reglas especiales en materia de dividendos: una relativa a
dividendos “¿jos y preferentes” y otra relativa a pago de “dividendos provenientes
de las utilidades de unidades de negocios o activos especí¿cos de ésta”.
Relativo a la primera modalidad que denominamos “dividendos ¿jos y preferentes”,
el artículo 442 del Código de Comercio dispone lo que sigue:
“En caso que el estatuto establezca que la sociedad deba pagar un dividendo por
un monto ¿jo, determinado o determinable, a las acciones de una serie especí¿ca,
éstos se pagarán con preferencia a los dividendos a que pudieren tener derecho las
demás acciones. Salvo que el estatuto señale algo distinto, si las utilidades no fueren
su¿cientes para cubrir el dividendo ¿jo obligatorio, el accionista podrá optar por
alguna de las siguientes opciones:
1.- Registrar el saldo insoluto en una cuenta especial de patrimonio creada al efecto
y que acumulará los dividendos adeudados y por pagar. La sociedad no podrá pagar
dividendos a las demás acciones que no gocen de la preferencia de dividendo ¿jo
obligatorio, hasta que la cuenta de dividendos por pagar no haya sido completamente
saldada. En caso de disolución de la sociedad, el entero de la cuenta de dividendos
por pagar tendrá preferencia a las distribuciones que deben hacerse, o
2.- Ejercer el derecho a retiro respecto de las acciones preferidas a partir de la fecha
en que se declare la imposibilidad de distribuir el dividendo. Si el estatuto no señalare
otra cosa, el precio a pagar será el valor de rescate si lo hubiere o en su defecto el
valor de libros de la acción, más la suma de los dividendos adeudados a la fecha de
ejercer el derecho de retiro”.
De la disposición transcrita se concluye que las acciones con dividendo ¿jo
obligatorio, son necesariamente preferentes y que la preferencia consiste en que se
asegura por la “SpA” un dividendo o utilidad ex ante al cierre de cada ejercicio, o sea
son dividendos a todo evento, con utilidad o pérdida en el ejercicio, lo que hace esta
materia radicalmente diferente al principio establecido en el artículo 78 de la LSA,
con lo que dividendo ¿jo obligatorio sería lo mismo que dividendo a todo evento, con
pérdida o utilidad en el ejercicio; asimismo gozan de preferencia para el pago antes
que las acciones ordinarias o no preferidas, ya durante la vigencia de la sociedad y lo
mismo al tiempo de la liquidación.
El profesor Manuel Vargas Vargas sostiene que la preferencia más usada es la que
dice relación con el pago de dividendos; y señala “Comúnmente se dice que la ac-
ción preferida tiene garantizado el pago de un determinado dividendo; pero esto no
signi¿ca que dicha acción dé derecho a dividendo a todo evento, en cada ejercicio.
El dividendo de la acción preferida, como todo dividendo, sólo puede pagarse con
cargo a fondos que, según la ley, se hallen disponibles para este ¿n”60.
1. Antecedentes de la Sociedad de
Garantía Recíproca en Derecho Comparado
A nivel de derecho comparado, encontramos regulación a la Sociedad de Garantía
Recíproca en España a partir de 1978, organizada por el Instituto de la Mediana y
Pequeña Industria (“IMPI”), pero sólo a partir de la aprobación de la Ley Nº 1/1994,
sobre Régimen Jurídico de las Sociedades de Garantía Recíproca se las regula es-
pecialmente, las que se han desarrollado con un fuerte impulso de órganos de la
Administración Pública.
A nivel latinoamericano, en Argentina mediante la leyNº 24.467, de 1995, regula
las Sociedades de Garantía Recíproca, dirigida a dar un remedio alternativo ante la
falta de garantías de la pequeña y mediana empresa, no obstante hasta 1997 sólo se
ha inscrito una sola sociedad en el registro establecido para estas sociedades.
o entrega del certi¿cado, con lo cual no será necesario recurrir al sistema general
que rige en materia de cancelación o transferencia de prendas e hipotecas. De este
modo, pagadas sus obligaciones, el bene¿ciario podrá otorgar nuevas garantías a
otros acreedores para efectos de acceder a nuevo ¿nanciamiento, o bien, enajenar sus
acciones y alzar de este modo sus garantías; todo esto con los debidos resguardos y
restricciones que el proyecto establece para la seguridad del comercio”.
Con lo señalado, podemos a¿rmar que las Sociedades de Garantía Recíproca
cumplirán un rol fundamental en el negocio de las garantías crediticias, para apoyar
a la pequeña y mediana empresa en sus emprendimientos.
Seguidamente, expondremos sobre las principales características de este nuevo
tipo societario denominado “Sociedad de Garantía Recíproca”, los sujetos que inter-
vienen y su regulación.
5. Capital social
En cuanto al capital social, el artículo 3º letra c) señala:
“c) El capital social mínimo inicial deberá ser una suma equivalente a 10.000 unidades
de fomento. En todo momento estas instituciones deberán mantener un patrimonio a
lo menos equivalente al capital social mínimo inicial”.
Originalmente, el Proyecto de Ley establecía un capital mínimo de 15.000 uni-
dades de fomento, pero en la tramitación este guarismo bajó a 10.000 unidades de
fomento.
El capital social de las Sociedades de Garantía Recíproca y de las Cooperativas,
será aportado por sus accionistas o socios, quienes a su vez pueden optar a ser be-
ne¿ciarios.
9. Cuestiones Finales
Para concluir con el desarrollo de la regulación a la Sociedad de Garantía Recí-
proca, indicaremos las materias relevantes en cuanto a la Inversión de los Recursos
y de los Fondos de Reserva Patrimonial; y la regulación en cuanto a su insolvencia y
cesación de pago, mecanismos de capitalización y declaración de quiebra.
Las Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales “SADP” son una de las formas
de organizaciones deportivas profesionales, junto a las corporaciones y fundaciones,
que pueden adoptar las entidades o personas jurídicas que “tengan por objeto or-
ganizar, producir, comercializar y participar en espectáculos deportivos” y que se
encuentren registradas en el Registro de Organizaciones Deportivas administrado
por el Instituto Nacional de Deportes de Chile, reguladas por la ley Nº 20.019, publi-
cada en Diario O¿cial de 7 de mayo de 2005, que regula las Sociedades Anónimas
Deportivas Profesionales.
En su artículo 16 se de¿ne las “SADP” en los siguientes términos:
“Son sociedades anónimas deportivas profesionales aquellas que tienen por objeto
exclusivo organizar, producir, comercializar y participar en actividades deportivas de
carácter profesional y en otras relacionadas o derivadas de éstas”.
La idea de legislador es que, entre otras, la actividad del fútbol profesional se or-
ganice mediante estas sociedades anónimas mercantiles, ello atendido a la naturaleza
de su actividad económica o empresarial.
DERECHO DE SOCIEDADES 471
tiple en dos o más SADP, por sobre el 5% de la propiedad accionaria con derecho a
voto, se pierde el derecho a voto en el exceso de dicho porcentaje y debe enajenar la
diferencia en el plazo de seis meses (artículo 21 ley).
5. El giro social. Este giro de negocios es exclusivo, en el sentido de que sólo
puede referir a:
“Organizar, producir, comercializar y participar en actividades deportivas de carácter
profesional y en otras relacionadas o derivadas de éstas”.
Si bien el giro es exclusivo, no signi¿ca que sea limitado, ya que la norma dice “y
en otras relacionadas o derivadas de éstas”, frase que puede ser amplia.
Cabe destacar que el giro de negocios de las SADP es por de¿nición legal de ca-
rácter mercantil, conforme a lo señalado por el artículo 1º de la LSA, lo que signi¿ca
que quedan sujetas a la regulación mercantil; además, estas SADP pueden ser abiertas
o cerradas, según la cali¿cación legal establecida en el artículo 2º de la LSA.
Para modi¿car el estatuto social en lo que re¿ere a las materias 2, 3, 4 y 5 “sólo
podrán ser modi¿cadas con el voto favorable de los dos tercios de los accionistas con
derecho a voto”; y el número 1º, el nombre y la razón social de la sociedad, exigen
los cuatro quintos de los accionistas con derecho a voto.
Finalmente, además de los órganos ordinarios de toda sociedad anónima, las de-
portivas deben contener en sus estatutos sociales una Comisión de Ética o Tribunal
de Honor y de una Comisión de Auditoría o Revisora de Cuentas (artículo 12).
El artículo 18 señala que su Directorio se integrará a lo menos por cinco miembros,
cuya duración se ajustará a lo que señalen los estatutos, la norma utiliza la expresión
“mandato”, lo que se encuentra en contra de la de¿nición legal de sociedad anónima
(artículo 1º ley Nº 18.046), ya que el Directorio no actúa por mandato, sino que por
potestades legales reguladas en los artículos 31 a 50 bis de la LSA y en el Reglamento
de la ley.
El artículo 22 de la ley en caso de riesgo de insolvencia de la SADP, obliga a su
Directorio a citar a una Junta Extraordinaria de Accionistas con el objeto de que se
acuerde un aumento de capital; la citación debe ser aprobada por la Superintendencia
de Valores y Seguros. Si la Junta de Accionistas no aprueba el aumento de capital
social o si la SVS no aprueba la convocatoria a la referida Junta, la SADP:
“No podrá aumentar el monto global de sus colocaciones requerido para restablecer
su situación ¿nanciera ni podrá efectuar inversiones, cualquiera sea su naturaleza, a
menos que se trate de instrumentos emitidos por el Banco Central de Chile”.
Finalmente, como norma de cierre el artículo 24 de la ley señala que en lo no pre-
visto en ésta, las SADP se regirán por la Ley Nº 18.046, sobre Sociedades Anónimas,
con excepción de lo establecido en el artículo 14 de dicha ley, lo que signi¿ca que el
estatuto social puede contar en normas que limiten o condicionen la libre cesibilidad
de las acciones de la SADP.
DERECHO DE SOCIEDADES 473
“Las cooperativas son sociedades que, con capital variable y estructura y gestión
democráticas, asocian, en régimen de libre adhesión y baja voluntaria, a personas
que tienen intereses y necesidades socioeconómicas comunes, para cuya satisfacción
y al servicio de la comunidad desarrollan actividades empresariales, imputándose
los resultados económicos a los socios, una vez atendidos los fondos comunitarios,
en función de la actividad cooperativizada que realizan” (art. 1.1).
Cabe destacar que algunos de los giros de las cooperativas son típicamente mercan-
tiles ya que se trata de actos de empresa regidos por el artículo 3º números 5 a 9 y 20
del Código de Comercio, como las Cooperativas de Abastecimiento y Distribución de
Energía Eléctrica, Cooperativas de Vivienda (artículo 3º Nº 20 Código de Comercio),
Cooperativas de Ahorro y Crédito.
Si analizamos lo establecido por el artículo 176, la sociedad legal minera nace por
acto de autoridad, siendo por lo tanto su origen solemne: “una nueva inscripción a favor
de la sociedad, que queda constituida por ese hecho”. Además, podemos a¿rmar que los
dos casos que dan lugar al nacimiento de una sociedad legal minera y no “comunidad
minera”, obedece a la ¿gura jurídica de la “conversión del negocio jurídico”; esto es,
el legislador reconduce la ¿gura jurídica “comunidad” a sociedad legal minera, con
lo que queda de mani¿esto su reticencia a la formación de comunidades en materia
de propiedad minera. Para la profesora chilena de Derecho Minero Carmen Ansaldi
Domínguez, esta ¿gura obedece a una naturaleza jurídica de cuasicontrato, en los
términos establecidos en el artículo 2284 del Código Civil, que establece:
“Las obligaciones que se contraen sin convención, nacen o de la ley, o del hecho vo-
luntario de una de las partes. Las que nacen de la ley se expresan en ella. Si el hecho
de que nacen es lícito, constituye un cuasicontrato”.
En cuanto al objeto o giro de negocios, esta sociedad legal minera “podrá compren-
der dos o más concesiones, siempre que los socios sean unos mismos y tengan igual
participación en cada una de ellas; en este caso la sociedad tomará la denominación
de la primera concesión que el título mencione” (artículo 174).
Respecto al capital social, la ley lo divide en cien acciones, “que corresponderán
a los socios, a prorrata de sus cuotas en la concesión” (artículo 175).
Para efectos de transferir las acciones del socio a otro adquirente, se debe efectuar
la tradición de las acciones por la inscripción del título en el Registro de Accionistas
del Conservador de Minas que haya practicado la inscripción societaria (artículo
178). Si se adquieren por acto de adjudicación, debe reducirse a escritura pública e
inscribirse en el registro, si se adquiere por asignación testamentaria, se debe inscribir
el testamento, y si la transmisión es por sucesión por causa de muerte se aplica el ar-
tículo 688 del Código Civil; esto es, debe obtenerse por los herederos del causante la
posesión efectiva de la herencia, e inscribirse en el Registro de Accionistas, herederos
que deben designar un mandatario común (artículo 179).
sociedad” (artículo 181). La junta entonces es el órgano colegiado, integrado por los
accionistas o socios, cuya competencia es acordar los negocios sociales.
Estas juntas pueden ser convocadas por el juez del domicilio social, a solicitud de
cualquier socio o del administrador (artículo 183), y también puede “autoconvocarse”
mediante la asistencia del 100% de las acciones o si todas éstas comparecen mediante
escritura pública (artículos 182 y 185).
Para su constitución válida se requiere la asistencia de una o más personas que
representen, a lo menos, la mayoría absoluta de las acciones de la sociedad, no habien-
do el citado quórum, se practicará una segunda citación, la que se celebrará con las
acciones que concurran y se adoptarán los acuerdos que procedan (artículo 186).
La citación a junta se hará mediante aviso, indicando día, lugar, hora y materias
a tratar, el que deberá publicarse con al menos ocho días de anticipación a la junta
(artículo 182). El aviso se publica en el boletín o¿cial de minería, que publica el Diario
O¿cial, por mandato del artículo 238 del Código.
La junta será presidida por quien represente el mayor número de acciones y ha-
biendo igualdad entre dos o más accionistas, decide un sorteo (artículo 187).
Los acuerdos se toman por la mayoría absoluta de las acciones presentes y deben
ser consignados en un acta que será ¿rmada a lo menos por la o las personas que vo-
taron favorablemente, o que sean designadas para ello por la junta, en caso de empate
resuelve el juez teniendo en consideración el interés de la sociedad (artículo 188).
2.3. La administración
La administración de la sociedad legal minera compete a uno o más administradores
nombrados en junta, la que determinará las atribuciones, remuneración y duración
del encargo (artículo 191). La designación debe constar por escritura pública e ins-
cribirse al margen del Registro de Accionistas. Sin estos requisitos el nombramiento
es inoponible a terceros.
En cuanto a su naturaleza jurídica, el artículo 182 declara que el administrador es un
mandatario de la sociedad y por lo tanto debe ceñirse a los términos de su mandato.
Sin perjuicio, el Código señala que tiene poder para actos de mera administración,
como ser: “pagar las deudas, cobrar los créditos de la sociedad, siempre que perte-
nezcan al giro ordinario de la sociedad, perseguir en juicio a los deudores, intentar
acciones posesorias e interrumpir prescripciones, comprará materiales necesarios
para la exploración o explotación de la mina, celebrar contratos de trabajo y ponerles
término y vender los materiales extraídos”. En materia judicial está investido de las
facultades establecidas en el artículo 7º del Código de Procedimiento Civil.
en pastas o en dinero, según lo acuerden los socios” (artículo 194, inciso 3º), a falta
de acuerdo se hará en dinero.
En cuanto a los gastos sociales, el artículo 195 dispone que “los socios contribuirán
al pago de los gastos necesarios tanto para la conservación y exploración de la con-
cesión de exploración y de la pertenencia, como para la explotación de esta última,
en proporción a las acciones que tengan en la sociedad”. Es competencia de la junta
¿jar la cuantía de la cuota y se hace exigible dentro de 30 días siguientes a la fecha
de la segunda publicación del acuerdo respectivo.
En caso de inconcurrencia al pago de la cuota, la sociedad puede enajenar los
minerales, pastas o disponer del dinero del inconcurrente, para cubrir la cuota que
adeude. Si ello no fuere posible o su¿ciente, la sociedad puede demandar en juicio
ejecutivo al socio moroso, siendo su¿ciente título la copia autorizada del acta o de la
escritura pública de la junta que acordó el cobro de la cuota.
El Código señala los elementos esenciales que debe contener la escritura pública
de constitución: 1. La individualización de los socios y el nombre, domicilio, objeto
y duración de la sociedad;
9. La forma de administración.
10. La división del interés social en acciones y su distribución total entre los
socios, y
11. El aporte o transferencia de la concesión a la sociedad.
Agrega el artículo 201: “En la misma escritura podrán expresarse los demás
pactos que acuerden los socios”, con lo que se pueden incorporar menciones o
cláusulas accidentales, que los socios estimen para la regulación de sus relaciones
societarias, tales como reglas para el aumento de capital, cláusula compromisoria
para la resolución de conÀictos jurídicos, designación de jueces árbitros, entre otras
materias.
En cuanto al extracto, éste debe contener las menciones del número 1 a 4 citadas
anteriormente, y no se señala plazo para proceder a la inscripción en el Registro de
Propiedad del Conservador de Minas del domicilio social. Tampoco se establece el
requisito de publicar en el extracto en el registro referido.
62 Ricardo LORENZETTI, Comercio Electrónico, Buenos Aires, Editorial AbeledoPerrot, pág. 174.
63
Ricardo SANDOVAL LÓPEZ, Derecho del Comercio Electrónico, Santiago, Editorial Jurídica de
Chile, pág. 63.
DERECHO DE SOCIEDADES 487
un notario, quien deberá veri¿car el cumplimiento de las normas que a este respecto
disponga el Reglamento y dejar constancia del instrumento en el que consta la per-
sonería en virtud de la cual actúa el apoderado o del documento que acredita dicha
representación, según sea el caso. Una copia digital íntegra de éste o de aquél, según
corresponda, deberá incorporarse al Registro bajo el número de identi¿cación de la
persona jurídica respectiva.
En los casos antes señalados, deberá dejarse constancia en el formulario del nombre
y domicilio del ministro de fe ante quien se ¿rme, así como de la fecha del respectivo
acto de suscripción. El Reglamento determinará la forma en que se deberá acreditar
en estos casos la ¿rma de los formularios por parte del constituyente, socios o accio-
nistas, o su apoderado o representante legal, según corresponda”.
Los constituyentes, socios o accionistas podrán designar en el formulario de cons-
titución o en cualquier otro que al efecto disponga el Registro, a un mandatario
para que actúe en representación de todos ellos, para los efectos de suscribir
con su ¿rma electrónica avanzada o ante notario los formularios de que se trate.
Los notarios sólo podrán cobrar por la ¿rma electrónica avanzada que estampen la
tarifa ¿jada mediante decreto supremo del Ministerio de Economía, Fomento y Turis-
mo, emitido bajo la fórmula “Por orden del Presidente de la República” y suscrito,
además, por el Ministro de Justicia.”.
En esta materia resulta esencial considerar que la suscripción del documento elec-
trónico debe incorporar necesariamente para su validez la ¿rma electrónica avanzada,
regulada de los otorgantes del formulario o documento electrónico, regulada en la
ley Nº 19.799, de 2002, y que se de¿ne en su artículo 2º, letra f) como: f ) Firma
electrónica avanzada: aquella certi¿cada por un prestador acreditado, que ha sido
creada usando medios que el titular mantiene bajo su exclusivo control, de manera
que se vincule únicamente al mismo y a los datos a los que se re¿ere, permitiendo la
detección posterior de cualquier modi¿cación, veri¿cando la identidad del titular e
impidiendo que desconozca la integridad del documento y su autoría”.
Cabe asimismo considerar que la ¿rma electrónica avanzada, incorporada en un
instrumento para perfeccionar una acto o contrato, equivale a la ¿rma olografa o
manuscrita de su titular, según se establece en la ley Nº 19.799, “La ¿rma electró-
nica, cualquiera sea su naturaleza, se mirará como ¿rma manuscrita para todos los
efectos legales, sin perjuicio de lo establecido en los artículos siguientes”. Y que los
documentos electrónicos que tengan la calidad de instrumento público, deben suscri-
birse mediante ¿rma electrónica avanzada conforme lo declara la ley Nº 19.799, en
su “Artículo 4º. Los documentos electrónicos que tengan la calidad de instrumento
público, deben suscribirse mediante ¿rma electrónica avanzada.
Referido a los formularios y el llenado de los campos del mismo por el o los
otorgantes, el artículo 14 del Reglamento distingue entre menciones esenciales, de la
naturaleza y accidentales y establece lo que sigue:
“De las Menciones. Los formularios deberán contener todos los campos necesarios
para completar las menciones esenciales que las leyes establecen para efectuar váli-
490 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
la fusión por creación que consiste en la unión de dos o más personas jurídicas que
se extinguen y forman una nueva, la terminación esto es, el acaecimiento de algún
hecho o evento que le ponga término a la persona jurídica como la llegada del plazo
previsto para su existencia, y la disolución que ocurre cuando opera alguna causal
estatutaria o legal que implique el término de la persona jurídica, se perfeccionan
mediante la sola suscripción del formulario respectivo, según el acto jurídico que
haya de celebrarse y su incorporación en el Registro de Empresas y Sociedades del
Ministerio de Economía, Fomento y Turismo. Así lo establece el artículo 14 incisos
primero y segundo, que señala:
“Artículo 14. Las personas jurídicas acogidas a esta ley serán modi¿cadas, trans-
formadas, fusionadas, divididas, terminadas y disueltas, mediante la sola suscripción
del formulario respectivo, según el acto que haya de celebrarse, y su incorporación
al Registro.
La suscripción de esos formularios será realizada por el titular o, en su caso, por
quienes sean los titulares de los derechos sociales o acciones emitidas con derecho a
voto al tiempo de celebrarse dicho acto, o por sus apoderados o representantes legales,
debiendo para tales efectos sujetarse a lo señalado en el Título III de esta ley”.
Los acuerdos de Junta Extraordinaria de Accionistas en Sociedades Anónimas
cerradas y Sociedad por Acciones, que impliquen transformación, fusión, división,
terminación y disolución, son materias que conforme a lo establecido por los ar-
tículos 57 y 67 de la Ley de Sociedades Anónimas (Nº 18.046), son de competencia
de junta extraordinaria de accionistas, y requieren para su aprobación mayoría
cali¿cada de las dos terceras partes de las acciones emitidas con derecho a voto.
Lo mismo ocurre si se trata de una sociedad por acciones, por el reenvió a la so-
ciedad anónima cerrada que establece el artículo 424, inciso segundo del Código
de Comercio, que señala:
“En silencio del estatuto social y de las disposiciones de este Párrafo, la sociedad se
regirá supletoriamente y solo en aquello que no se contraponga con su naturaleza,
por las normas aplicables a las sociedades anónimas cerradas”.
El artículo 14 inciso tercero de la LSS establece que la copia el acta de la Junta
de accionistas respectiva, y que re¿era a modi¿cación, transformación, fusión, divi-
sión, terminación y disolución, debe reducirse a escritura pública y una copia digital
debe incorporarse al registro bajo el número de identi¿cación de la persona jurídica
respectiva, y señala:
“En los casos en que para adoptar acuerdos sobre las materias señaladas en el
inciso primero se requiera la celebración de una junta, el acta que se levante, pre-
vio cumplimiento de las formalidades que sean necesarias, deberá ser reducida a
escritura pública o protocolizada, según corresponda. Una copia digital íntegra de
ésta deberá incorporarse al Registro bajo el número de identi¿cación de la persona
jurídica respectiva”.
500 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
dicas regidas por la ley Nº 20.659, que se pueda haber incurrido por los otorgantes
en los formularios de constitución, modi¿cación, transformación, división, fusión,
terminación o disolución.
El procedimiento para corregir los vicios formales que se pueda incurrir en los
actos jurídicos constitución, modi¿cación, transformación, división, fusión, termina-
ción o disolución, consiste en la suscripción de formulario de saneamiento conforme
a lo establecido en el Título III de la LSS, lo que obliga a que los otorgantes o sus
cesionarios o causahabientes, suscriban el instrumento de saneamiento mediante ¿rma
electrónica avanzada de los suscriptores o bien mediante ¿rma electrónica avanzada
ante Notario Público.
Cabe precisar que de conformidad a la ley Nº 19.499, de 1997, sobre saneamiento
de sociedades comerciales, solo se pueden sanear los vicios derivados de nulidad
formal, según lo ordenado por el artículo 1º, inciso tercero, que establece:
“Considéranse vicios formales aquellos que consisten en el incumplimiento de alguna
solemnidad legal, tales como la inscripción o publicación tardía del extracto de la
escritura, o la falta de cumplimiento o el cumplimiento imperfecto de las menciones
que la ley ordena incluir en las respectivas escrituras como, por ejemplo, lo relacio-
nado con la razón social.
Los defectos relativos al contenido de las escrituras no se considerarán vicios forma-
les, sino de fondo, si implican la privación de algún elemento esencial al concepto de
sociedad o algún vicio de carácter substancial de general aplicación a los contratos”,
y no se pueden sanear los llamados vicios de fondo o esenciales.
Para el saneamiento de vicios formales en la constitución, modi¿cación, transfor-
mación, división, fusión, terminación o disolución de una sociedad anónima cerrada,
es necesario convocar a junta extraordinaria de acciones, y lograr que la mayoría de
las acciones con derecho a voto acuerden el saneamiento, según lo establecido en el
artículo 67 de la LSA, y conforme al artículo 69 otorga derecho a retiro a los accio-
nistas disidentes. El acta de la junta extraordinaria de accionistas debe ser reducida
a escritura pública, y enviarse en formato digital al registro por el Notario Público
respectivo.
El artículo 16 de la LSS, señala:
“Para efectos del saneamiento de la nulidad derivada de vicios formales que afecten la
constitución, modi¿cación, transformación, división, fusión, terminación o disolución
de las personas jurídicas acogidas a esta ley, el titular o, en su caso, quienes sean los
titulares de los derechos sociales o acciones de la sociedad al tiempo del saneamiento
respectivo, o sus representantes o apoderados para estos efectos, deberán corregir
el formulario en que conste el vicio y suscribirlo de conformidad a las normas sobre
suscripción señaladas en el Título III de esta ley.
Si el vicio incide en una cesión de derechos sociales, deberán concurrir a la suscrip-
ción del formulario, además, el cedente o sus causahabientes, y quienes al tiempo del
saneamiento sean los titulares de los derechos materia de la cesión.
DERECHO DE SOCIEDADES 505
En los casos en que para adoptar acuerdos sobre el saneamiento de la nulidad a que se
re¿ere este artículo se requiera de la celebración de una junta, el acta que se levante,
previo cumplimiento de las formalidades que sean necesarias, deberá ser reducida a
escritura pública. Una copia digital íntegra de aquélla deberá incorporarse al Registro
bajo el número de identi¿cación de la persona jurídica respectiva. Con todo, no se
requerirá del acta reducida a escritura pública ni de su incorporación al Registro,
si la totalidad de los socios o accionistas suscriben el formulario correspondiente.
El procedimiento antes señalado sustituye a aquel establecido en la ley Nº 19.499 en
todo lo que sea contrario a la presente ley, respecto de las personas jurídicas regidas
por ésta”.
El procedimiento de saneamiento establecido en el artículo 16 de la LSS, reem-
plaza o sustituye a aquel regulado en la ley Nº 19.499, aplicable a las sociedades
en régimen tradicional de constitución formal mediante escritura publica y extracto
inscrito en registro de comercio y publicación en Diario O¿cial, según corresponda
a cada tipo societario.
El artículo 21 del Reglamento, desarrolla el artículo 16 de la LSS, y señala:
“De los Vicios, Errores u Omisiones. Para los efectos de la ley y del presente regla-
mento, la distinción entre aquellos vicios formales que afecten la validez de una ac-
tuación, y que por lo tanto requieran ser saneados, y aquellos errores que no afectan
la validez de una actuación, pero que sin perjuicio de ello puedan ser subsanados o
recti¿cados, se sujetará a lo establecido en la ley Nº19.499, que establece normas
sobre saneamiento de vicios de nulidad de sociedades.
El Administrador no dará curso al saneamiento o recti¿cación solicitada si no cumplen
con los requisitos legales aplicables.
Si el vicio incide en una cesión de derechos sociales, deberán concurrir a la suscrip-
ción del formulario, además, el cedente o sus causahabientes, y quienes al tiempo del
saneamiento sean los titulares de los derechos materia de la cesión.”.
Se reconoce el efecto retroactivo propio del acto jurídico de saneamiento de vicios
formales, y que purga o sanea la nulidad por vicio formal, ya que una vez perfeccionado
ante el Registro el instrumento de saneamiento, tiene efecto retroactivo a la fecha del
acto jurídico saneado, según se establece en el artículo 17:
“El saneamiento del vicio de nulidad producirá efecto retroactivo a la fecha de la
incorporación del formulario recti¿cado al Registro”.
Referido a los requisitos del formulario de saneamiento el artículo 22 del Regla-
mento establece:
“Artículo 22. Del Formulario de Saneamiento. Cada vez que exista un vicio formal
que de acuerdo al artículo anterior pueda ser objeto de un saneamiento, los titulares
o sus apoderados podrán proceder a la suscripción, con sujeción a las normas del
artículo 15 y siguientes, de un formulario de saneamiento, cuyo contenido será en
cada caso determinado por el Manual de Operaciones en conformidad a la ley.
506 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
La falta de suscripción del formulario dentro del plazo de 60 días desde la ¿rma del
primer Titular, no se considerará un vicio formal de nulidad, sino que producirá la
caducidad del formulario no suscrito.”.
Finalmente se distingue la hipótesis de recti¿cación para subsanar o corregir los
errores formales u omisiones mani¿estas, que tengan el carácter de vicios subsanables,
ya a petición de parte interesada o bien incluso de o¿cio por el Administrador del
sistema, en el artículo 23 del Reglamento que señala: “Artículo 23. De la Solicitud de
Recti¿cación. Cualquiera de los titulares o alguno de los representantes o apoderados
de la persona jurídica podrán requerir, a través de la suscripción de una solicitud de
recti¿cación en conformidad a los artículos 15 y siguientes, subsanar o corregir los
errores formales u omisiones mani¿estas, siempre que de acuerdo a lo dispuesto en
el artículo 21 anterior, dichos vicios tengan la calidad de recti¿cables.
El Administrador tendrá asimismo la facultad de realizar de o¿cio la recti¿cación
de un error que cumpla con las características mencionadas en el inciso anterior.
Realizada la recti¿cación, el Administrador enviará un correo electrónico a cada
uno de los titulares de la persona jurídica de que se trate dando cuenta de dicha rec-
ti¿cación”.
XII. Migración de personas jurídicas del sistema de la ley Nº 20.659, a régimen
tradicional y viceversa, migración de régimen tradicional societario a sistema sim-
pli¿cado de la ley Nº 20.659
La ley y el Reglamento regulan la hipótesis que una sociedad constituida en el
sistema de régimen simpli¿cado de la ley Nº 20.569, migre o cambie su regulación al
sistema tradicional societario regulado en Código de Comercio y en leyes especiales,
según cada tipo societario especí¿co. Regula también el camino contrario, esto es la
migración de una sociedad formada y regida por el sistema tradicional societario al
sistema de la ley Nº 20.659.
La ley en sus artículos 18, 19 y 20 regulan la ¿gura de la migración, y lo mismo
en los artículos 24 a 28 del Reglamento.
El Reglamento de la ley en su artículo 2º número 12 de¿ne migración en los si-
guientes términos:
“12. “Migración”: Es el acto por el cual alguna de las personas jurídicas indicadas
en el artículo 2º de la Ley, transita desde el régimen general al régimen simpli¿cado
o viceversa”.
Como regla general podemos señalar que la migración de un sistema societario
tradicional a simpli¿cado y viceversa, de simpli¿cado a tradicional societario, es
una decisión y acto jurídico enteramente voluntario y libre, que corresponde sea
acordado por unanimidad de los socios en los tipos societarios de personas y en el
caso de sociedades de capital por mayoría absoluta de las acciones emitidas con de-
recho a voto, salvo en el caso en que una persona jurídica de aquellas señaladas en
el artículo 2º de la LSS, deje de tener la naturaleza de persona jurídica regida por la
ley Nº 20.659, y pase en consecuencia a tener la calidad de sociedad anónima abierta
DERECHO DE SOCIEDADES 507
o sociedad anónima cerrada especial en cuanto a la ley que la regula, en cuyo caso
debe necesariamente migrar de sistema simpli¿cado a sistema societario tradicional,
en un plazo de sesenta días contados desde que ocurra el hecho por el cual deja de
cumplir con los requisitos de permanencia de la LSS, y para este ¿n debe suscribir un
formulario de migración a régimen general y el Registro emitirá un certi¿cado digital
de migración que contendrá el contrato social y los estatutos de la persona jurídica, un
extracto de éstos Registro emitirá un certi¿cado digital de migración que contendrá
el contrato social y los estatutos de la persona jurídica, un extracto deberá inscribirse
en el Registro de Comercio del Conservador respectivo y, si fuere necesario según
las leyes que establecen y regulan a esa persona jurídica, publicarse por una sola vez
en el Diario O¿cial en el plazo de treinta días desde que fuere emitido.
1. Migración del sistema simpli¿cado a sistema tradicional societario
El artículo 19 de la LSS, dispone:
Las personas jurídicas que se hayan acogido a esta ley y que con posterioridad dejen
de corresponder a algunas de las indicadas en el artículo 2º deberán migrar, dentro
del plazo de sesenta días contado desde que se produjo el hecho por el cual dejaron
de cumplir los requisitos dispuestos por la presente ley, al sistema general establecido
en la ley aplicable a la persona jurídica respectiva para efectos del registro de su
modi¿cación, transformación, fusión, división, terminación y disolución.
Para estos ¿nes, el titular o, en su caso, quienes sean los titulares de los derechos
sociales o acciones de la sociedad deberán suscribir el formulario denominado “de
migración al régimen general”. Dicho formulario deberá ser suscrito por todos los
titulares de los derechos sociales, o sus apoderados o representantes, en su caso, o
por la persona designada para estos efectos por la junta de accionistas. La suscrip-
ción de dicho formulario deberá efectuarse conforme a las normas establecidas en
el Título III de esta ley.
Si nada dijeren el contrato social o los estatutos, la migración deberá aprobarse por
la totalidad de los titulares de los derechos sociales, y en el caso de sociedades cuyos
acuerdos deban adoptarse por juntas, por mayoría absoluta de las acciones emitidas
con derecho a voto. El acta que se levante de la junta, previo cumplimiento de las
formalidades que sean necesarias, deberá ser reducida a escritura pública o protoco-
lizada, según corresponda. Una copia digital íntegra de ésta deberá incorporarse al
Registro bajo el número de identi¿cación de la persona jurídica respectiva. Con todo,
no se requerirá del acta reducida a escritura pública ni de su incorporación al Registro
si la totalidad de los socios o accionistas suscriben el formulario correspondiente.
Una vez suscrito dicho formulario, el Registro emitirá un certi¿cado digital de migra-
ción que contendrá el contrato social y los estatutos de la persona jurídica, un extracto
de éstos y las demás materias que señale el Reglamento. El extracto antes indicado
deberá inscribirse en el Registro de Comercio del Conservador respectivo y, si fuere
necesario según las leyes que establecen y regulan a esa persona jurídica, publicarse
por una sola vez en el Diario O¿cial en el plazo de treinta días desde que fuere emitido.
Dicho extracto contendrá las menciones que exigen las leyes que establecen y regulan
a la persona jurídica de que se trate para los efectos de su constitución. Desde la fecha
508 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
suscriba dicho formulario, deberá veri¿car la plena coherencia de este último con el
contenido del certi¿cado para migración al régimen simpli¿cado.
El formulario de migración al régimen simpli¿cado deberá ser suscrito dentro de los
treinta días siguientes a la emisión del certi¿cado a que se re¿ere el artículo anterior.
Dicho certi¿cado constituirá un documento registrable y deberá ser anotado en el
Registro.
El formulario de migración al régimen simpli¿cado deberá contener los mismos
campos que el formulario en virtud del cual deba constituirse la respectiva persona
jurídica bajo el régimen simpli¿cado, incluyendo el Rol Único Tributario, cuando la
persona jurídica lo tenga.
En el caso de sociedades en que los acuerdos necesarios para aprobar una actuación
deban adoptarse en junta, la migración deberá ser aprobada por la mayoría absoluta
de las acciones emitidas con derecho a voto, en el caso que los estatutos sociales no
contemplen una regla diferente. Para ello, el formulario de migración al régimen
simpli¿cado respectivo, aprobado por la junta, deberá ser reducido a escritura pública
conjuntamente con el acta que se levante de la junta que aprobó la migración.
Los socios o accionistas de la persona jurídica objeto de la migración y las menciones
de sus estatutos que constituyan materias propias de extracto bajo el régimen general,
no podrán ser modi¿cados en el formulario de migración al régimen simpli¿cado,
debiendo el contenido de los campos relativos a aquéllos y a éstas, corresponder a lo
señalado en el certi¿cado para migración al régimen simpli¿cado. Anotaciones, ins-
cripciones, o subinscripciones marginales. En todo caso, dicha prohibición no regirá
si caduca el certi¿cado para migración al régimen simpli¿cado, como tampoco de la
anotación que debe efectuarse conforme a lo dispuesto en el artículo 26 siguiente”.
El artículo 26 del reglamento regula el Certi¿cado Digital de migración al régimen
simpli¿cado, el que debe ser noti¿cado al Registro de Comercio correspondiente:
“Artículo 26 Certi¿cado Digital de Migración al Régimen Simpli¿cado. El Regis-
tro de Empresas y Sociedades emitirá un certi¿cado digital de migración una vez
perfeccionada la migración de una persona jurídica al régimen simpli¿cado. Dicho
certi¿cado será noti¿cado al Conservador en cuyo Registro de Comercio la persona
jurídica se haya encontrado inscrita bajo el régimen general, de acuerdo al artículo
18 inciso 4º de la ley, y contendrá al menos:
a) El extracto del Estatuto de la persona jurídica migrada;
b) Foja, número y año del Registro de Comercio del conservador respectivo donde
consta la inscripción original de la persona jurídica migrada; y
c) La constancia de haber migrado la persona jurídica al régimen simpli¿cado y la
fecha de dicha migración”.
XIII. Conclusiones respecto del sistema simpli¿cado de constitución y modi¿cación
de empresas y sociedades
A manera de conclusiones ¿nales respecto del sistema simpli¿cado de constitución
y modi¿cación de empresas y sociedades establecido por la ley Nº 20.659, de 2012,
y su Reglamento, se pueden establecer las siguientes:
512 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
Cabe destacar que nuestra ley, para los efectos de de¿nir legalmente los valores, ha
utilizado un concepto amplio, ya que la disposición legal citada concluye señalando
“y, en general, todo título de crédito o inversión”, incorporando así un concepto ya
clásico en la disciplina jurídica mercantil, cual es el concepto de título de crédito,
de¿nido brillantemente por el tratadista italiano Cesar Vivante, quien señala que “título
de crédito es todo documento necesario, para ejercer el derecho literal y autónomo
que en él se contiene”.
Resulta necesario, como cuestión previa ¿jar estos conceptos de oferta pública
de valores y de valores, ya que en los procesos de toma de control de sociedades y
en los de ofertas públicas de adquisición de acciones, la pretensión del controlador u
oferente, tiene por objeto adquirir acciones o títulos representativos de acciones de
una sociedad emisora, esto es la oferta tiene por objeto adquirir valores. Por ello, el
objeto de una toma de control y la formulación de una oferta pública de adquisición de
acciones, recae sobre una cantidad o número o porcentaje de acciones de la sociedad
cuyo control se pretende.
En virtud de la aprobación de la ley Nº 19.705, publicada en el Diario O¿cial de
fecha 20 de diciembre de 2000, titulada “Regula las ofertas públicas de adquisición
de acciones (OPAS) y establece régimen de gobiernos corporativos”, se modi¿ca-
ron entre otros textos legales la Ley de Mercado de Valores Nº 18.045 y la Ley de
Sociedades Anónimas Nº 18.046, incorporando la regulación a las ofertas públicas
de adquisición de acciones, luego de un largo trámite legislativo, en que se debatió
largamente en el Congreso Nacional, respecto a la conveniencia de incorporar esta
nueva regulación. En dicho debate se presentaron dos tendencias; una que a¿rmaba
la necesidad de regular este proceso, fundando sus argumentos en razones de justicia
de mercado, ya que se busca un igual trato económico a los accionistas de la sociedad
“ofertada”, de manera tal que el mayor precio por la venta de acciones se reparta de
manera proporcional entre los accionistas y no sólo en bene¿cio de un accionista
mayoritario que ante el incentivo de un buen precio vende y entrega el control a otro
inversionista, protegiendo de esta forma a los accionistas minoritarios, evitándose
el trato desigual y por lo tanto discriminatorio en materia económica, posicionando
este argumento como un estándar esencial para el correcto y justo funcionamiento
del mercado de valores. En paralelo surgió una segunda posición, de algunos econo-
mistas y parlamentarios, que a¿rmaban que esta regulación vendría a ser un freno al
desarrollo de los negocios, que por el contrario a lo que se a¿rmaba en el Mensaje del
Ejecutivo, el mercado de valores funciona mejor sin una excesiva regulación en ésta
materia, ya que a los pequeños accionistas les convienen los cambios de controlador
en las sociedades anónimas, que recibirán los bene¿cios de mayores dividendos y
valoración de sus acciones, ya que los controladores buscan la mayor rentabilidad de
su inversión, ¿nalidad que bene¿cia por igual a todos los accionistas de las compañías;
en síntesis, una aplicación de la “teoría del chorreo” aplicada a la sociedad anónima.
En síntesis, esta segunda posición era contraria abiertamente a la regulación de los
procesos de toma de control.
516 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
2. Toma de Control de una sociedad que hace oferta pública de sus acciones
La formación de una sociedad de capital implica asumir un riesgo para sus fun-
dadores, ya que para éstos signi¿ca poner un capital como aporte y la afectación del
mismo a la consecución de un ¿n lucrativo que se expresa en la administración del
giro de negocios sociales, de tal suerte que en algún momento entregará utilidades o
bene¿cios a sus socios o accionistas, bajo la forma de dividendos en la medida que
existan utilidades líquidas en el ejercicio.
Puede ocurrir que la sociedad anónima no logre una gestión exitosa o habiéndola
tenido decaiga, oportunidad en la cual sus aportantes de capital habrán disminuido o
perdido sus aporte y toda expectativa de ganancia o lucro.
El mayor riesgo empresarial o de negocio que asumen los accionistas fundadores de
una sociedad anónima, más la consiguiente pérdida de prestigio u honor en el mundo
de los negocios, consiste en la perdida o disminución del capital aportado.
Puede ocurrir por el contrario que la sociedad anónima en su gestión logre buenos
y crecientes niveles de rentabilidad, en cuyo caso la inversión de los accionistas se
verá incrementada por los buenos resultados del giro social, frente a un aumento del
patrimonio, que puede llevar a la participación en los dividendos sociales e incluso al
aumento de capital social, por la vía de capitalización de todo o parte de la utilidad,
con la ¿nalidad de emprender nuevos negocios o expansiones en sus inversiones.
Frente a esta realidad, ha preocupado a los tratadistas y a los legisladores regular
los procesos de toma de control de las sociedades anónimas, de tal suerte que cuando
un agente o inversionista inicia una actividad en este sentido, debe haber una infor-
mación mínima y veraz en el mercado de valores en que se transan las acciones de la
sociedad, ya que no es indiferente para los accionistas y para el mercado de valores
tener conocimiento oportuno de estos procesos de tomas de control.
La toma de control de las sociedades anónimas ocurre cuando una persona o grupo
empresarial tiene por ¿nalidad o motivación inÀuir decisivamente en la administración
o gestión de la sociedad. Se inÀuye decisivamente en la administración de la sociedad
anónima o el la gestión de esta, cuando se tiene un porcentaje de la propiedad acciona-
ria, que permita elegir a lo menos un director del Directorio, hecho que permitirá a ese
DERECHO DE SOCIEDADES 517
bros (número mínimo para la sociedad anónima abierta), los pone en posición de poder
inÀuir decisivamente en la administración de la sociedad o en su gestión.
Esta posición de controlador no existe cuando de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 99, letras a), b) y c), ocurre uno cualquiera de los siguientes casos:
“a) Que exista otra persona, u otro grupo de personas con acuerdo de actuación con-
junta, que controle, directamente o a través de otras personas naturales o jurídicas, un
porcentaje igual o mayor;”. El fundamento de esta primera excepción es lógico, ya que
si otra persona o grupo controla un porcentaje igual (25%) o mayor de la propiedad
accionaria, su poder se ve limitado o al menos neutralizado, hecho que puede llevar
a estos accionistas a suscribir una pacto de accionistas para regular entre ellos el
ejercicio de un poder insu¿ciente de manera individual para controlar.
“b) Que no controle directamente o a través de otras personas naturales o jurídicas
más del 40% del capital con derecho a voto de la sociedad, o del capital de ella si
no se tratare de una sociedad por acciones, y que simultáneamente el porcentaje
controlado sea inferior a la suma de las participaciones de los demás socios o ac-
cionistas con más de un 5% de dicho capital. Para determinar el porcentaje en que
participen dichos socios o accionistas, se deberá sumar el que posean por sí solos con
el de aquellos con quienes tengan acuerdo de actuación conjunta.” Este caso ocurre
cuando frente al 40% de la propiedad accionaria, sumados los accionistas con más
del 5% de la propiedad accionaria, ese 40% es inferior, al de los segundos, es decir
éstos representan más del 40%.
“c) Cuando así lo determine la Superintendencia en consideración de la distribución
y dispersión de la propiedad de la sociedad”.
Para efectos de concordar lo dispuesto en el artículo 99 de la ley de mercado de
valores, es necesario citar la de¿nición de acuerdo de actuación conjunta, que se
establece en el artículo 98, inciso 1º, y que señala:
“Acuerdo de actuación conjunta es la convención entre dos o más personas que par-
ticipan simultáneamente en la propiedad de una sociedad, directamente o a través de
otras personas naturales o jurídicas controladas, mediante la cual se comprometen
a participar con idéntico interés en la gestión de la sociedad u obtener el control de
la misma”.
La de¿nición legal de acuerdo de actuación conjunta, atribuye dos posibles ¿nalida-
des a la convención : participación “con idéntico interés en la gestión de la sociedad”
o, bien, “obtener el control de la misma”. Esta convención, en cuanto a su naturaleza
jurídica debe ser entendida como un pacto “para societario”, o simplemente como
un pacto de accionistas, que podrá ser de gestión de la sociedad o de toma de control
según su contenido.
Este acuerdo de actuación conjunta supone la unión de fuerza accionaria de parte
sus participes, el que formalmente debe constar por escrito, a lo menos por exigencia
de prueba, y puede que se contenga en escritura pública o privada. En la medida en
que conste por instrumento privado, conserva una privacidad o secreto, ante lo cual
DERECHO DE SOCIEDADES 519
existe imposibilidad material de que terceros interesados tengan acceso al texto del
acuerdo.
Ante la posibilidad de que el acuerdo no sea público, la ley presume la existencia
del mismo, y así en el artículo 98, inciso 2º, señala:
“Se presumirá que existe tal acuerdo entre las siguientes personas: entre representan-
tes y representados, entre una persona y su cónyuge o sus parientes hasta el segundo
grado de consanguinidad o a¿nidad, entre entidades pertenecientes a un mismo grupo
empresarial, y entre una sociedad y su controlador o cada uno de sus miembros”.
En lo que re¿ere a grupo empresarial, el artículo 96, señala que “es el conjunto de
entidades que presentan vínculos de tal naturaleza en su propiedad, administración o
responsabilidad crediticia, que hacen presumir que la actuación económica y ¿nanciera
de sus integrantes está guiada por los intereses comunes del grupo o subordinada a
éstos, o que existen riesgos ¿nancieros comunes en los créditos que se les otorgan o
en la adquisición de valores que emiten.”.
La ley de mercado de valores da también un concepto y casuística de controlador
en su artículo 97. En efecto, en su inciso primero de¿ne quien es controlador:
“Es controlador de una sociedad toda persona o grupo de personas con acuerdo
de actuación conjunta que, directamente o a través de otras personas naturales o ju-
rídicas, participa en su propiedad y tiene poder para realizar alguna de las siguientes
actuaciones:
“a) Asegurar la mayoría de votos en las juntas de accionistas y elegir a la mayoría
de los directores tratándose de sociedades anónimas, o asegurar la mayoría de votos
en las asambleas o reuniones de sus miembros y designar al administrador o repre-
sentante legal o a la mayoría de ellos, en otro tipo de sociedad”.
Si una persona o grupo de personas, con acuerdo de actuación conjunta, puede asegu-
rar la mayoría de votos en las juntas de accionistas, signi¿ca que posee un porcentaje
su¿ciente para aprobar materias propias de juntas de accionistas, entendemos que se
trata de juntas ordinarias, cuyas materias se acuerdan “por la mayoría absoluta de
las acciones presentes o representadas con derecho a voto” (artículo 61, inciso 1º,
ley Nº 18.046.) , o elegir a la mayoría de los directores, o sea, tres de un directorio
de cinco.
“b) inÀuir decisivamente en la administración de la sociedad”. La ¿gura de inÀuir
decisivamente en la administración de la sociedad, la encontramos regulada en el
artículo 99 de la ley de mercado de valores, ya transcrita anteriormente.
Finalmente, los conceptos de pacto de actuación conjunta, grupo empresarial y toma
de control, los debemos relacionar, en la medida en que se inicia u obtiene una toma
de control, con los conceptos de sociedad ¿lial y coligada.
Los conceptos de sociedad ¿lial y coligada, van unidos a la noción de control, ya que
en la medida que el control sea más o menos intenso, observado del controlador al
controlado, se pueden presentar una de estas dos ¿guras.
En el concepto de sociedad ¿lial la intensidad del control de la propiedad accionaria
de parte de la sociedad matriz o dominante es mayor. Tal es el nivel de control que los
520 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
autores señalan que la voluntad de la sociedad ¿lial hay que buscarla en la sociedad
matriz que la controla, siendo la primera un ¿el reÀejo de la segunda. El artículo 86
de la ley de sociedades anónimas es bastante explícito al de¿nir la ¿gura de sociedad
¿lia: “Es sociedad ¿lial de una sociedad anónima, que se denomina matriz, aquella en
la que ésta controla directamente o a través de otra persona natural o jurídica más del
50% de su capital con derecho a voto o del capital, si no se tratare de una sociedad
por acciones o pueda elegir o designar o hacer elegir o designar a la mayoría de sus
directores o administradores”.
Existe la posición de sociedad ¿lial, cuando se controla más del 50% de la pro-
piedad o derechos sociales de ésta, o bien, cuando, cualquiera sea el porcentaje de la
propiedad accionaria, se pueda elegir o designar la mayoría de los directores o admi-
nistradores. En relación a la segunda hipótesis, elegir a la mayoría de los directores o
administradores, puede haber excepcionalidades al principio de un voto por acción,
cuando hay acciones privilegiadas y una serie tiene derecho a elegir más número de
directores que otra, o bien tiene exclusivamente derecho a elegir a los Directores.
Por la situación de la sociedad ¿lial en relación a su matriz, se dice que la verdadera
voluntad societaria de la ¿lial se encuentra en la matriz, que la controla en su admi-
nistración y gestión. Por lo mismo el artículo 92 de la Ley de Sociedades Anónimas
señala que “Los directores de una sociedad matriz, aunque no sean miembros del
directorio de una sociedad ¿lial o administradores de la misma, podrán asistir con
derecho a voz, a las reuniones de dichos directorios o a las de los administradores
en su caso, y tendrán además, facultad para imponerse de los libros y antecedentes
de la sociedad ¿lial”. Podemos concluir que la sociedad ¿lial hará lo que la sociedad
matriz quiera que haga.
En cuanto a la estructura jurídica de la sociedad matriz, la ley la de¿ne como
sociedad anónima, pero puede perfectamente ser o tratarse de una sociedad distinta
al tipo anónima, como por ejemplo comandita por acciones o sociedad de personas,
colectiva o limitada.
La posición de sociedad coligada, el control que ejerce la coligante no es tan intenso
como en la ¿lial, en efecto, el artículo 87 de la Ley de Sociedades Anónimas, señala:
“Es sociedad coligada con una sociedad anónima aquella en la que ésta, que se deno-
mina coligante, sin controlarla, posee directamente o a través de otra persona natural
o jurídica el 10% o más de su capital con derecho a voto o del capital, si no se tratare
de una sociedad por acciones, o pueda elegir o designar o hacer elegir o designar por
los menos un miembro del directorio o de la administración de la misma”.
La relación entre coligante y coligada aparece por dos hipótesis, o por que se de-
tenta el 10% o más de la propiedad accionaria, o bien, por que se puede elegir o hacer
elegir un miembro del directorio o de la administración de la misma.
La ¿gura de sociedad coligada, observado en un proceso dinámico de toma de
control, puede ser el punto de partida de una estrategia mayor, cuya intención ¿nal
es llegar a la ¿gura de sociedad ¿lial.
DERECHO DE SOCIEDADES 521
“Cuando dos o más oferentes de una misma oferta pública de adquisición de acciones
infringieran el Título XXV de esta ley, responderán solidariamente de los perjuicios
que causaren.”.
Amplio este inciso ¿nal del artículo 55, el ámbito de sujetos pasivos que se en-
cuentran en la obligación de responder solidariamente frente a terceros los perjuicios
que causen, y que comprende la hipótesis de dos o más oferentes de una oferta pública
de adquisición de acciones, quienes estarán vinculados por una Pacto o acuerdo de
actuación conjunta.
Desde el punto de vista procesal, la acción de indemnización de perjuicios se
tramita en juicio ordinario, a diferencia de la regla procesal del artículo 161, inciso
4º, que establece trámite de juicio sumario para la sociedad administradora de fon-
dos ¿scalizados por la Superintendencia, que inicie juicio contra terceros que le han
causa daño.
Además desde el punto de vista de la prescripción de la acción civil que nace de
los hechos que motivan la indemnización de perjuicios, esta prescribe en el término
de cinco años conforme la regla general de prescripción del Código Civil, establecida
en el artículo 2515. No se aplica a esta responsabilidad del artículo 55, la regla de
prescripción extintiva prevista en el artículo 180 de la ley de mercado de valores, que
establece un término de cuatro años, ya que en esta disposición no se contemplan los
derechos establecidos en el Título IX y XXV de la ley.
De lo señalado podemos concluir que el legislador de la ley Nº 19.705, debió haber
uniformado el sistema de prescripción, al régimen de cuatro años, y desde el punto
de vista procesal debió haber ¿jado como sistema procesal único o uniforme la regla
del juicio sumario, para la acción indemnizatoria de perjuicios.
Finalmente, en cuanto al tribunal competente, en lo que re¿ere al Título XXV “De
la oferta pública de adquisición de acciones”, la ley Nº 19.705, en su artículo 204,
inciso 5º y siguientes, entregó toda “controversia que se origine sobre el cumplimiento
de la oferta entre el oferente y los accionistas aceptantes, deberá ser resuelta por un
juez árbitro arbitrador designado por el juez de turno en lo civil con jurisdicción en
el domicilio del oferente y que deberá recaer en un abogado con al menos 15 años de
ejercicio. No procederá el nombramiento de común acuerdo.”.
Las tomas de control de una sociedad cuyas acciones se transan en el mercado
de valores, se pueden efectuar a través de los siguientes caminos: una fórmula lo es
mediante la adquisición de acciones, cuyo origen puede ser por aumento de capital de
la sociedad, por la compra al actual accionista controlador, de una fusión, o cualquier
otro negocio jurídico que permita obtener el control; otra forma es mediante la sus-
cripción de un pacto de accionistas que permitan a sus partícipes obtener el control de
la sociedad; a través de un cambio en la propiedad del controlador, en el caso en que
la negociación ocurre respecto a las acciones del ente controlador, que son adquiridas
por otro; y, ¿nalmente un proceso de toma de control, se puede veri¿car a través de
una oferta pública de adquisición de acciones (OPA), regulada en el Título XXV de la
DERECHO DE SOCIEDADES 527
que establece normas respecto de toma de control y de las ofertas públicas de adqui-
sición de acciones (opas) y deroga circular Nº 608, de 1986; y la circular Nº 1.514, de
la Superintendencia citada, de fecha 5 de enero de 2001, que establece obligaciones
de las que se eximirán aquellas ofertas de adquisición de acciones a que se re¿ere el
inciso quinto del artículo 198 de la ley Nº 18.045, ambas dictadas conforme a la ley
Nº 19.705, de 2000.
Conforme a lo prescrito por el artículo 1º de la ley de mercado de valores, las ofertas
públicas de adquisición de acciones, re¿eren a operaciones de valores en mercados
secundarios, en el sentido que se formulan o dirigen para adquirir acciones que ya han
sido colocados por la sociedad emisora en accionistas, o sea se trata de acciones que
ya pasaron en su oportunidad por un mercado primario o de primera emisión, que se
caracteriza por vincular directamente a la sociedad emisora y sus adquirentes, por pri-
mera vez de manera originaria, y no derivada como en los mercados secundarios.
Se trata por lo tanto, de una operación bursátil o de bolsa sobre acciones o títulos
representativos de acciones, que se compone de una serie compleja de actos, siendo
en consecuencia una operación reglada y típica en cuanto a su disciplina jurídica,
compuesta de un iter de actos jurídicos, según se verá seguidamente.
La regulación de la oferta pública de adquisición de acciones, de sociedades
anónimas que hagan oferta pública de sus acciones, coloca a nuestra legislación de
mercado de valores dentro de los sistemas jurídicos más avanzados y so¿sticados del
mundo, en la materia.
Evidentemente en esta moderna regulación resguarda la fe pública o con¿anza
que las personas suponen en el mercado, sobre el particular la opinión del Ministro
de Hacienda Nicolás Eyzaguirre Guzmán, recogida en la Sesión Nº 31 ante la Comi-
sión de Hacienda del Senado, el 18 de abril de 2000, resulta clari¿cadora al respecto:
“Luego de largos estudios de la legislación internacional existente y de las necesidades
del mercado chileno, hemos concluido que existe la urgente necesidad de mejorar las
normas sobre divulgación de información, y de de¿nir los procedimientos y requisitos
en el caso de las OPAS. Ello, con el objeto de cautelar la fe pública del mercado de
valores chileno y de prevenir la repetición de algunas experiencias recientes que pu-
dieran resultar traumáticas a una parte de los actores de nuestro mercado”. (5. Actas
Comisión de Hacienda del H. Senado, página 3227, año 2000).
Las ofertas públicas de adquisición de acciones, tienen lugar en el mercado de
valores regulado por la ley Nº 18.045, de 1981, y como operaciones bursátiles quedan
sujetas a la ¿scalización y control de la Superintendencia de Valores y Seguros, esta-
blecida en el D.L. Nº 3.538, de 1980, persona jurídica de derecho público, autónoma,
que se relaciona con el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Hacienda.
Arruñada, “en el cual los equipos directivos compiten entre sí por el control de las
sociedades anónimas y el uso de sus recursos. En su operación más característica,
tras observar que los directivos en el poder no maximizan el valor de las acciones,
un equipo alternativo presenta a los accionistas una oferta de adquisición (OPA),
ofreciéndoles una prima por encima de su cotización en bolsa”64. En su traducción al
inglés dicho mercado se conoce como “takeover market”, que corresponde a mercado
de absorciones o de tomas de control, o “market fo corporate control”, lo que equivale
a “mercado de control societario”. La formulación de una OPA, y eventualmente el
ingreso de una OPA competitiva, pone a los accionistas minoritarios ante la situación
de tener que tomar decisiones, en relación a la o las ofertas, decisión que resulta la
mayoría de las veces compleja, por sus componentes económicos.
La oferta pública de adquisición de acciones son procedimientos típicos para ob-
tener el control de una sociedad anónima que transa en Bolsa de valores sus títulos
accionarios, integrando el denominado “mercado de las OPAS”, cuya regulación
primera se encuentra en la City Code de Inglaterra y actualmente, en los mercados
de valores más desarrollados.
El fundamento de equidad de la OPA lo encontramos en que ante una toma de
control, el precio que debe pagar el adquirente debe ser igual para todos los accionis-
tas, sin que se puedan establecer “premios” o bene¿cios a accionistas determinados
y claves que posibilitan el control mínimo accionario, desentendiéndose de los ac-
cionistas minoritarios, que de otro modo no se verían bene¿ciados en este proceso
de toma de control.
El tratadista español Rodrigo Uría, en su obra “Derecho Mercantil”, señala sobre
esta institución, “Las ofertas públicas de adquisición y venta de valores son uno de los
procedimientos utilizados modernamente para obtener el control de una sociedad o una
posición relevante de la misma, mediante la compra de porcentajes signi¿cativos de su
capital social”, negocio de origen anglosajón cuya denominación es “take over bids”.
Estas operaciones suelen ser objeto de regulación especial en los ordenamientos de
los países con mercados bursátiles relevantes”, esencialmente con el objeto de evitar
iniquidades o trato desigual a los accionistas de la compañía.
El objetivo de la regulación de la OPA consiste en asegurar y cautelar por la
transparencia del mercado de valores y proteger adecuadamente los intereses de
los inversores que se consideren prioritarios frente a los intereses de las entidades
y personas que desarrollen actividades relacionadas con los mercados de valores,
dando un estatuto de protección a todos los accionistas de la sociedad anónima, es-
pecialmente a los minoritarios, frente a un proceso de toma de control o de cambio
de controlador, ya que la oferta pública debe dirigirse a todos los accionistas de ésta
y no a un grupo de éstos. Esta institución obliga a quien pretenda tomar un control
64 Benito ARRUÑADA, Control y Regulación de la Sociedad Anónima, pág. 17, Alianza. Madrid,
1990.
532 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
de una sociedad, con la ¿nalidad como señala el artículo 12.1, del decreto, de que “las
personas a quienes vaya dirigida la oferta puedan formular un juicio fundado sobre
ella” (Javier García de Enterría, ob. Cit. Pág. 127.)
La Ley de Mercado de Valores de Venezuela, en su artículo 68 de¿ne oferta pública
de adquisición de acciones en los siguientes términos:
Oferta Pública de Adquisición de Participación Signi¿cativa.- La persona natural
o jurídica que pretenda adquirir, directa o indirectamente, en un solo acto o en actos
sucesivos, una cantidad de acciones con derecho a voto inscritas en rueda de bolsa,
o de bonos convertibles, derechos de suscripción u otros valores que puedan dar
derecho a la suscripción o adquisición de tales acciones, con el objeto de alcanzar
en dicha sociedad una participación signi¿cativa, o incrementar la ya alcanzada,
deben efectuar una oferta pública de adquisición dirigida a los titulares de acciones
de dicha sociedad.
La Ley de Mercado de Valores de Costa Rica Nº 7732, en su artículo 36, señala:
“Oferta pública de adquisición. Quien pretenda adquirir, directa o indirectamente,
en un solo acto o actos sucesivos, un volumen de acciones u otros valores de una so-
ciedad inscrita en Registro Nacional de Valores e Intermediarios, y alcanzar así una
participación signi¿cativa en el capital social, deberá promover una oferta pública
de adquisición dirigida a todos los tenedores de acciones de esta sociedad.
La Superintendencia reglamentará las condiciones de las ofertas públicas de adqui-
sición en los siguientes aspectos por lo menos:
a) La participación considerada signi¿cativa para efectos de las ofertas públicas de
adquisición.
b) Las reglas y los plazos de cómputo del porcentaje de participación señalado, de
acuerdo con las participaciones directas o indirectas.
b) Los términos en que la oferta será irrevocable o podrá someterse a condición y
las garantías exigibles según que la contraprestación ofrecida sea en dinero, valores
ya emitidos o valores cuya emisión aún no haya sido acordada por la sociedad o
entidad oferente.
d) La modalidad de control administrativo a cargo de la Superintendencia y, en ge-
neral, el procedimiento por el cual se realizarán las ofertas públicas de adquisición.
e) Las limitaciones a la actividad del órgano de administración de la sociedad cuyas
acciones sean objeto de la oferta.
f) El régimen de las posibles ofertas competidoras.
g) Las reglas de prorrateo, si fueren pertinentes.
h) El precio mínimo al que debe efectuarse la oferta pública de adquisición.
i) Las operaciones exceptuadas de este régimen por consideraciones de interés público
y los demás extremos cuya regulación se juzgue necesaria”.
En la legislación de Argentina, por Resolución General Nº 330, de 1999, se reguló
la oferta pública de adquisición de acciones, en el título “7.1.5 Ofertas públicas de
adquisición y venta de acciones.”, y se contiene la siguiente de¿nición de OPA:
536 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
“ARTICULO 23: Toda persona física o jurídica que, en forma directa o por” “inter-
medio de otras personas físicas o jurídicas, tenga intención de obtener” una canti-
dad de acciones u opciones sobre acciones, que a través de una” “oferta pública de
adquisición:”
“a. le permita alcanzar el control de una sociedad o,”
“b. le permita adquirir una porción del capital social de una sociedad” “igual o su-
perior al VEINTE POR CIENTO (20%) del mismo, aun” “cuando dicha porción de
capital no alcance por sí sola para lograr el” “control de esa sociedad o ese control
ya estuviera en manos de la” “persona física o jurídica de que se tratara,” “deberá
seguir el siguiente procedimiento”
“1. presentar a la Comisión”
“1.1 un informe previo y completo de las características de la oferta,” “incluyendo
su plazo, que no podrá ser inferior a VEINTE (20) días,” “ni exceder de treinta días
hábiles bursátiles contados desde la última” “publicación de la oferta, cantidades
mínimas y máximas a adquirir,” “incluyendo la solución de los conÀictos en caso de
ofertas por debajo” “o por encima de los mínimos y prelaciones entre las ofertas que
se” “reciban”
“1.2 toda información sobre la sociedad emisora de las acciones de la” “oferta, que
no se encuentre ya en el dominio público y sea que dicha” “información se hubiese
recibido de la sociedad o de terceros o” “hubiese sido elaborada por el propio oferente,
que sea relevante para” “resolver sobre la aceptación o el rechazo de la oferta”
“1.3 un compromiso de adquisición irrevocable, excepto en cuanto al” “precio ofre-
cido, el que podrá ser solamente elevado, en un porcentaje” “no inferior al cinco
por ciento (5%) y ello con carácter general y” “extendiéndose las condiciones a los
accionistas que ya hubiesen” “aceptado la oferta”
“La Comisión dispondrá de un plazo de CINCO (5) días hábiles bursátiles para formu-
lar objeciones, transcurridos los cuales los términos se” “considerarán aprobados en
lo formal y el oferente podrá continuar con el” “procedimiento” “2. Simultáneamente
con la presentación a la Comisión, el oferente deberá”
“2.1 noti¿car detalladamente a la sociedad emisora respecto de las” “condiciones
de su oferta;”
“2.2 Transcurridos, por lo menos CINCO (5) días hábiles bursátiles de” “efectuada la
noti¿cación indicada en el apartado anterior de este” “inciso 2º, publicar por UN (1)
día como mínimo, en el Boletín de la” “Bolsa de Comercio de Buenos Aires o entidad
autorregulada en” “donde las acciones coticen y por TRES (3) días como mínimo, en
un” “diario de gran circulación en la República Argentina, las condiciones” “esencia-
les de la oferta pública de adquisición y los domicilios en los” “que estará disponible
para su consulta por los interesados, la” “información indicada en el apartado 2 del
inciso 1 de este artículo,” “uno de los cuales indefectiblemente deberá ser el de la
Bolsa de” “Comercio o entidad autorregulada donde las acciones coticen”.
“3. El directorio de la sociedad emisora deberá en tiempo oportuno pero” “nunca
después de transcurridos quince días de recibida la noti¿cación” “establecida en el
apartado 1 del inciso anterior”.
DERECHO DE SOCIEDADES 537
“3.1 opinar sobre la razonabilidad del precio ofrecido en la oferta” “pública de ad-
quisición y efectuar una recomendación técnica sobre” “su aceptación o rechazo,”
“3.2 informar cualquier decisión tomada o inminente o que estuviese” “en estudio
tomar con posibilidades razonables de ser adoptada, que a” “juicio de los directores
sea relevante a los ¿nes de la aceptación o el” “rechazo de la oferta,”
“3.3 informar la aceptación o el rechazo que se propongan realizar de” “la oferta,
los directores y los gerentes de la primera línea gerencial,” “que sean accionistas de
la sociedad emisora”.
“La opinión y las informaciones requeridas por este inciso” “deberán ser presentadas
inmediatamente de producidas, pero siempre” “dentro del plazo establecido, a la
Comisión y a la Bolsa de Comercio o” “entidad autorregulada en la que las acciones
coticen, las que las publicarán” “o pondrán a disposición de los interesados en forma
amplia y oportuna”.
“Vencido el plazo de la oferta pública de adquisición, el” “oferente y los agentes inter-
vinientes, en su caso, informarán sus resultados a la Comisión y a los aceptantes”.
En Estados Unidos de Norteamérica, la Securities Exchange Commission (SEC),
como la ley no de¿ne oferta pública de adquisición de acciones, ha recurrido a ocho
factores que de concurrir en una adquisición accionaria, motivan que el oferente se
sujete a una oferta pública de compra. La Ley Williams obliga a quien pretenda adqui-
rir el 5% de la propiedad accionaria de una sociedad que transa en bolsa, a informar
tales adquisiciones a la SEC.
La SEC ha considerado los siguientes criterios para estimar que hay una “tender
offer”: la amplitud con que se ha hecho la oferta de compra de acciones, , si la compra
se re¿ere a un porcentaje sustancial de acciones, si la oferta se ha hecho a un precio
superior al de mercado imperante, si los términos de la oferta son más bien ¿rmes
que negociable, si la compra está sujeta a la condición de adquirir un porcentaje de
las acciones o un número determinado de ellas, si la oferta está sujeta a un tiempo
determinado, si el oferente anunció un programa de comprar de acciones. Los tribu-
nales han aceptado este test de ocho factores para hacer aplicables a estas ofertas la
Ley Williams.
En Estados Unidos, el Tribunal Supremo “ha declarado que el principal objetivo
de la Williams Act de 1968 (y que es la normativa federal reguladora de las OPAS
todavía vigente) “es asegurar que los accionistas que se ven confrontados a una oferta
de adquisición de sus acciones no tengan que responder sin una información adecuada
sobre las condiciones e intenciones de la parte oferente” (Rondeau v. Mosinee Pape
Corp., 422 U.S. 49, 1975, citado por Javier García de Enterría, ob. Cit. Pág. 126).
En resumen, como señala García de Enterría, “la OPA se con¿gura como un cauce
de democracia accionarial, de cierto carácter plebiscitario, a través de la cual pueden
los accionistas decidir sobre la atribución del poder de gestión de la sociedad en la que
participan, es, evidentemente, bajo el presupuesto ineludible de la difusión oportuna
de una información completa y exhaustiva, sin la cual, es claro, este mecanismo se
vería completamente desvirtuado” (Ob. Cit. Pág. 127).
538 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
la oferta para los accionistas. Estos informes deben ponerse a disposición del publico
conjuntamente con el prospecto a que se re¿ere el artículo 203, y entregarse una copia
dentro de los cinco días hábiles, contados desde la fecha de publicación del aviso de
inicio de la oferta, a la SVS, a las Bolsas de valores, al Oferente, al Administrador u
organizador de la oferta, si lo hubiere.
3.- De la publicación del aviso de aceptación a que se re¿ere el artículo 212 de la
ley Nº 18.045. La disposición legal citada obliga al oferente de una OPA, a publicar
dentro de tercero día de la fecha de expiración del plazo de vigencia de una oferta o de
su prórroga, a publicar en los mismos diarios en los cuales se efectuó la publicación
del aviso de inicio, el resultado de la oferta, en el que debe incluirse “el resultado de
la oferta, desglosando el número total de acciones recibidas, el número de acciones
que adquirirá, el factor de prorrateo, si fuere el caso, y el porcentaje de control que
se alcanzará como producto de la oferta”.
El oferente que se sujete a la circular 1.514 de la SVS, debe cumplir con las si-
guientes obligaciones: 1.- La publicación del aviso que da inicio a la oferta pública
de adquisición de acciones a que se re¿ere el artículo 202 de la ley Nº 18.045, aviso
que debe contener las siguientes menciones: A) Señalar en forma destacada el nombre
o razón social de la sociedad sobre la que se efectúa la oferta, las palabras “Oferta
Pública de Adquisición de Acciones conforme al inciso 5º del artículo 198 de la ley
Nº 18.045”, y el nombre de los informantes (oferente); B) Identi¿cación del oferente
y participación en la sociedad emisora; C) Objetivo de la oferta, incluyendo objetivos
generales que se persiguen. Cualquier acuerdo del oferente con accionistas del emi-
sor en relación a la oferta; señalar si su propósito es mantener a la sociedad inscrita
en el Registro de Valores, conforme lo dispone el artículo 213 de la ley Nº 18.045.
La disposición legal citada obliga al oferente de una OPA a señalar en su oferta “si
su propósito es mantener la sociedad sujeta a las normas aplicables a las sociedades
anónimas abiertas e inscrita en el Registro de Valores, por un plazo o inde¿nidamen-
te , aun cuando no esté obligada legalmente a ello”; D) Características de la oferta:
Monto total de la operación, acciones o valores a que se re¿ere la oferta, cantidad
de acciones que se pretende adquirir, indicando además el porcentaje que representa
sobre el capital suscrito de la sociedad, mecanismo de prorrateo en la asignación de las
acciones ofrecidas, plazo de duración de la oferta, que no podrá ser inferior a 20 días
ni superior a 30 días, plazo para declarar exitosa la oferta, y forma de comunicar al
mercado el éxito de la misma, accionistas a que esta dirigida, sistema bursátil utilizado
para la materialización de la operación; E) Precio y condiciones de pago, determinar
el precio a pagar por las acciones, forma de pago, plazo y lugar para el pago de las
acciones adquiridas; F) Procedimiento para aceptar la oferta: formalidades que deben
cumplir los accionistas que concurran a la oferta, especi¿cando la documentación a
ser presentada por estos últimos, lugar y plazo donde debe presentarse la aceptación
de la oferta; plazo para la devolución de los valores, en caso que fracasare la oferta o
en caso de presentarse un exceso de acciones ofrecidas; G) Revocación de la oferta:
542 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
“La Superintendencia para el solo efecto de velar por los intereses de los terceros
perjudicados, según lo previsto en el artículo 172 de la ley Nº 18.045, podrá solicitar
al Tribunal competente que decrete las medidas precautorias que la ley señala”.
En el ámbito estrictamente administrativo del derecho de OPA, la SVS puede con-
forme a lo dispuesto por el artículo 214 de la ley Nº 18.045, “formular observaciones
y exigir al oferente antecedentes adicionales a los proporcionados, con el objeto que
los inversionistas cuenten con la información veraz, su¿ciente y oportuna requerida
para decidir si aceptan la oferta”. Esta disposición se encuentra en armonía con el
principio de información y transparencia que debe imperar en el mercado de valores,
principios que conforme a la doctrina comercial son el fundamento de la regulación de
las ofertas publicas de adquisición de acciones, que a su vez forman parte del concepto
de protección a los accionistas minoritarios, quienes en aras a tomar una decisión de
venta deben contar con la información veraz y oportuna y su¿ciente para ello. En este
sentido existe de parte del oferente la obligación de informar al mercado de valores
y a los accionistas de la sociedad objeto de OPA, sobre los todos los extremos de su
propuesta y proyecto de estrategia societario que pretende concretar.
En tutela de estos mismos principios, la SVS de conformidad a lo dispuesto por el
artículo 214, inciso 2º, ante “las de¿ciencias en la información proporcionada” o ante
“el incumplimiento de los requisitos establecidos en esta ley” (Nº 18.045) facultarán
a este órgano de control y ¿scalización para “suspender hasta por 15 días el inicio
o la continuación de la oferta”; suspensión de la OPA que puede “prorrogarse por
una vez y por el mismo plazo”; y, si vencida la prorroga “subsisten las causas que la
fundaron”, puede “dejar sin efecto la oferta”, mediante resolución fundada.
Por lo tanto, la sujeción de los oferentes y agentes a la Superintendencia, no es
sólo nominal o formal, sino que la ley otorga al ente de ¿scalización unas potestades
exorbitantes y por lo tanto de derecho estricto, pudiendo al efecto requerir del oferente
mayor información que la proporcionada, y ante de¿ciencias respecto de la informa-
ción entregada o incumplimiento de las obligaciones legales que la ley de mercado
de valores exige al oferente, puede suspender el proceso de OPA y si subsisten la
de¿ciencias observadas, puede dejar sin efecto la OPA. La intervención de la SVS,
sólo se explica por razones de interés público, a virtud de la transparencia que debe
informar el mercado de valores, debiendo el oferente entregar información “veraz”,
“su¿ciente” y “oportuna”, para que los accionistas decidan si aceptan la oferta.
Si un órgano de Estado puede intervenir con tal vigor una oferta publica de ad-
quisición de acciones, signi¿ca que la OPA no se encuentra exclusivamente y regida
por el principio de la libertad contractual de derecho privado que impulsa al oferente,
sino que la disciplina de la OPA, se encuentra reglada por la ley y sujeta en cuanto
a su cumplimiento a la Superintendencia, interviniendo con potestades propias del
llamado derecho económico público, pudiendo en casos extremos suspender o dejar
sin efecto el procedimiento de oferta publica de adquisición de acciones, atendido el
bien jurídico regulado.
DERECHO DE SOCIEDADES 545
Conclusión
El porcentaje que permite a una persona tomar el control de una sociedad, si es
un oferente que no tiene propiedad accionaria en la sociedad será el 25% del capital
con derecho a voto; y si se trata de un accionista que tiene acciones en la sociedad,
deberá formular una OPA si el número de acciones que pretende adquirir le permite
llegar al 25% del capital con derecho a voto. Si el porcentaje para tomar el control
es de un 5% o inferior a éste podrá acogerse al sistema de OPA simpli¿cada previsto
en el artículo 198, inciso 5º.
La segunda hipótesis que obliga a formular una OPA de conformidad al Título
XXV de la ley de mercado de valores, se indica en la letra b) del artículo 199 que
dispone:
“b) La oferta que el controlador deba realizar de acuerdo a lo dispuesto en el artículo
69 ter de la ley Nº 18.046, siempre que en virtud de una adquisición llegue a controlar
dos tercios o más de las acciones emitidas con derecho a voto de una sociedad o de
la serie respectiva”.
El artículo 69 ter de la Ley de Sociedades Anónimas dispone lo que sigue: “Si
como consecuencia de cualquier adquisición, una persona alcanza o supera los dos
tercios de las acciones emitidas con derecho a voto de una sociedad que haga oferta
pública de sus acciones, tendrá el plazo de 30 días, contado desde la fecha de aquélla,
para realizar una oferta por las acciones restantes, en los términos establecidos en el
Título XXV de la ley Nº 18.045. Dicha oferta deberá hacerse a un precio no inferior
al que correspondería en caso de existir derecho a retiro.
De no efectuarse la oferta en el plazo señalado, nacerá para el resto de los accio-
nistas el derecho a retiro en los términos del artículo 69. En este caso, se tomará como
fecha de referencia para calcular el valor a pagar, el día siguiente al vencimiento del
plazo indicado en el inciso primero.
No regirá la obligación establecida en el inciso primero, cuando se alcance el por-
centaje ahí referido como consecuencia de una reducción de pleno derecho del capital,
por no haber sido totalmente suscrito y pagado un aumento dentro del plazo legal.
En caso que todos los accionistas ejercieren la opción de enajenar la totalidad de
sus acciones al controlador o ejercer el derecho a retiro en su caso, a la sociedad no
le será aplicable la causal de disolución establecida en el Nº 2) del artículo 103, a
menos que el controlador decida lo contrario y así lo señale conforme al artículo 213
de la ley Nº 18.045.’’. La causal de disolución prevista en el número 2º del artículo
103, consiste en reunirse todas las acciones en manos de una sola persona, no le será
aplicable a la sociedad en caso de que el controlador adquiera las acciones de los
restante accionistas, salvo que el oferente en la oferta que regula el artículo 213, que
la sociedad se disolverá, operando en este caso una verdadera fusión por absorción.
La tercera hipótesis que contempla el artículo 199, y que obliga al adquirente de
acciones a formular una OPA regulada por el Título XXV, se indica en la letra“c) del
inciso primero y que dispone lo siguiente:
548 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
“c) Si una persona pretende adquirir el control de una sociedad que tiene a su vez el
control de otra que haga oferta pública de sus acciones, y que represente un 75% o
más del valor de su activo consolidado, deberá efectuar previamente una oferta a los
accionistas de esta última conforme a las normas de este Título, por un cantidad no
inferior al porcentaje que le permita obtener su control”.
En este caso se trata de una sociedad que tiene el control de una sociedad anónima
abierta, en que la primera –controladora– es titular del 75% o más del valor de su ac-
tivo consolidado; caso en el cual debe el oferente formular una OPA por una cantidad
de acciones no inferior al porcentaje que le permita obtener su control, o sea el 50
por 100 más uno de la acciones. En este caso podrían haber dos OPAS simultáneas,
una dirigida a la sociedad anónima controladora y la otra a la sociedad anónima
controlada, condicionada cada una en su éxito a alcanzar un porcentaje mínimo de
acciones en cada OPA.
las transacciones bursátiles, que se hayan realizado entre el nonagésimo día hábil
bursátil y el trigésimo día hábil bursátil anteriores a la fecha en que debe efectuarse
la adquisición”; y, precio sustancialmente superior al de mercado es “aquel valor que
exceda al precio de mercado de una acción, en un porcentaje que determinará una
vez al año la Superintendencia, mediante norma de carácter general, y que no podrá
ser inferior al 10% ni superior al 15%.
Para los efectos de lo dispuesto en este segundo caso “se entenderá por”:
i) Precio de mercado de una acción, aquel que resulte de calcular el promedio
ponderado de las transacciones bursátiles, que se hayan realizado entre el nonagésimo
día hábil bursátil y el trigésimo día hábil bursátil anteriores a la fecha en que deba
efectuarse la adquisición, y
ii) Precio sustancialmente superior al de mercado, aquel valor que exceda al
indicado en la letra precedente en un porcentaje que determinará una vez al año la
Superintendencia, mediante norma de carácter general, y que no podrá ser inferior al
10% ni superior al 15%.
La Superintendencia determinará, mediante instrucciones de general aplicación,
las condiciones mínimas que deberán reunir las acciones para ser consideradas con
presencia bursátil. En todo caso, de la aplicación de estas instrucciones no podrá re-
sultar que queden excluidas sociedades en las cuales pudiere invertir un fondo mutuo,
de acuerdo a las normas que le sean aplicables a éstos”.
El tercer caso que se libera de oferta pública de adquisición de acciones, lo señala
el número “3) Las que se produzcan como consecuencia de una fusión”.
En este caso el fundamento que permite liberar al adquirente de acciones de for-
mular una OPA, la encontramos en el hecho consistente en que en la fusión, ya sea por
creación o por absorción, no hay voluntad del adquirente –fusionante– de mantener
las sociedades fusionadas, por el contrario se llega a una fusión por acuerdo entre el
absorbente en los accionistas de la sociedad absorbida, con la ¿nalidad de que se disuel-
va esta ultima, para lo que se requiere la voluntad conteste del 100% de la propiedad
accionaria,. Por lo tanto esa un negocio bursátil excluido de proceso de OPA.
El cuarto caso excluido de OPA obligatoria, lo encontramos en el número “4) Las
adquisiciones por causa de muerte”. En este caso una persona, accionista o no de la
sociedad anónima, adquiere acciones, incluso a nivel de poder adquirir el control de
la sociedad, por sucesión por causa de muerte, que es típicamente un modo de adqui-
rir el dominio de las acciones sin que exista causa onerosa, ya sea por tratarse de la
¿gura de heredero o legatario.
El quinto y último caso que contempla el artículo 199, inciso segundo, son las
adquisiciones de acciones “5) Las que provengan de enajenaciones forzadas”. Se trata
de un caso también excepcional, en que la propia ley obliga a enajenar acciones de
una sociedad anónima, como puede ser la subasta publica de acciones que provienen
de un embargo de acciones en un juicio ejecutivo; ventas de acciones producto de
procesos de desconcentración de propiedad accionaria prevista para Administradoras
de Fondos de Pensiones (AFP) en los artículos 124 y siguientes del D.L. Nº 3.500,
550 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
En este caso los accionistas pueden exigir al oferente que les iguale el precio pa-
gado, en la diferencia que hayan experimentado, siendo solidariamente obligados al
pago el oferente y “las personas que se hubieren bene¿ciado”, y puede comprender
incluso a los accionistas que vendieron a mejor precio.
Si esta operación ocurre durante el periodo de vigencia de la oferta, esto es formar
u mercado paralelo a mejor precio para ciertos accionistas, la operación puede ser
considerada una adquisición irregular y dar lugar a la aplicación de sanciones de parte
de al Superintendencia, conforme a lo dispuesto por el artículo 29 del D.L. Nº 3.538,
de 1980, que creó la Superintendencia de Valores y Seguros.
El artículo 200 regula los casos que hemos analizado precedentemente en los
siguientes términos: “Si dentro del plazo que media entre los 90 días anteriores a la
vigencia de la oferta y hasta los 120 días posteriores a la fecha de publicación del aviso
de aceptación dispuesto en el artículo 211, el oferente, directa o indirectamente, haya
adquirido o adquiriese de las mismas acciones comprendidas en la oferta en condicio-
nes de precio más bene¿ciosas que las contempladas en ésta, los accionistas que las
hubieren vendido tendrán derecho a exigir la diferencia de precio o el bene¿cio de que
se trate, considerando el valor más alto que se haya pagado. En tales casos, el oferente
y las personas que se hubieren bene¿ciado será obligadas solidariamente al pago”.
términos y condiciones de la oferta. Una copia del prospecto deberá estar a disposi-
ción del público en las o¿cinas de la sociedad por cuyas acciones se hace la oferta,
asimismo de las sociedades que sean controladas por aquélla y que hagan oferta pú-
blica de sus acciones, de la Superintendencia y de las bolsas de valores. En la misma
fecha en que se publiquen los avisos de inicio de la oferta, el oferente deberá remitir
copias del prospecto a la Superintendencia y a las bolsas de valores.
que cause el incumplimiento de pago de precio de las acciones, es una buena señal
para los destinatarios de la OPA, que apunta a las seguridades que ofrece el oferente
y otorga una señal de seriedad de su oferta. En consecuencia, no es indiferente para
los accionistas destinatarios de la oferta que el oferente constituya garantía, y así lo
dé a conocer en el aviso de inicio y en el prospecto de la OPA.
La facultad del oferente de constituir una garantía, su monto, formalidad de
constitución y ¿nalidad, aparece regulada en el artículo 204 de la ley de mercado de
valores, en los siguientes términos: “Junto con el lanzamiento de su oferta, el oferente
podrá incluir en ella una garantía formal de cumplimiento, constituida en la forma
señalada en este artículo.
Si el oferente optare por constituir la garantía, deberá acreditar su constitución
ante la Superintendencia, en términos que asegure el pago de una indemnización de
perjuicios mínima y a todo evento a los afectados, en caso de incumplimiento de la
obligación de pago del precio. Esta garantía podrá otorgarse mediante boleta bancaria
o endoso en garantía de un depósito a plazo tomado en un banco o sociedad ¿nanciera
de la plaza, prenda sobre valores de oferta pública o póliza de seguros, la cual quedará
en custodia en una institución bancaria o bolsa de valores”.
En cuanto a la vigencia de la garantía, el artículo 204, inciso tercero señala:
“La garantía deberá permanecer vigente durante los treinta días siguientes a la pu-
blicación a que se re¿ere el artículo 211 o al vencimiento del plazo establecido para
el pago, si éste fuere posterior.”.
En cuanto al monto de la garantía, el legislador en el artículo 204, inciso cuarto
establece:
“El valor de la garantía no podrá ser inferior al 10% del monto total de la oferta.
Finalmente, es preciso indicar que en el Sección II de la Norma de carácter General
Nº 104, de la Superintendencia, se debe incluir tanto en el prospecto como en el aviso
de inicio de la oferta, en lo que re¿ere al prospecto: “12. Garantía. El monto, tipo y
emisor de la garantía constituida por los oferentes, si la hubiere, e individualización
del encargado de la custodia, formalización y ejecución”; y, en lo que re¿ere al aviso
de inicio de la OPA, se indica como mención : “9. Garantía. Declarar si existe garantía
y su monto, si correspondiere”.
A continuación, se analizará la forma como se puede hacer efectiva la garantía
en bene¿cio de los destinatarios de la oferta, ante el incumplimiento del oferente en
cuanto a la obligación de pago de precio de las acciones prometidas comprar.
Esta materia es por lo tanto de aquellas que deben ser resueltas por juez árbitro,
siendo por tanto materia de arbitraje forzoso u obligatorio, siendo por tanto incompe-
tente la justicia ordinaria para resolver los litigios o conÀictos de relevancia jurídica,
entre oferente y aceptantes de la oferta.
En este sentido, resulta destacable que el legislador haya entregado los litigios
entre oferente y accionistas aceptantes a la resolución y cumplimiento de lo resuelto
a un juez árbitro arbitrador, ya que las partes tendrán un órgano jurisdiccional espe-
cializado, cargo que debe recaer en abogado con a lo menos 15 años de ejercicio de
profesión. Además, de contar las partes en litigio con un juez árbitro especializado,
éste tendrá mayor expedición y velocidad para resolver la controversia, que los tiempos
que suelen emplearse en estas materias en la justicia civil ordinaria.
El juez árbitro es designado por el Juez de Turno en lo Civil, con competencia en el
domicilio del oferente. El artículo 204, inciso 5º, utiliza la expresión “con jurisdicción
en el domicilio del oferente”, lo que no es correcto desde el punto de vista procesal,
ya que el concepto correcto es competencia y no jurisdicción.
Para designar el juez árbitro arbitrador, cualquiera de las partes, tanto el oferente,
como el o los accionistas aceptantes de la oferta, tienen legitimación para recurrir al
Tribunal de Turno en lo Civil, del domicilio del oferente, para solicitar la designa-
ción de éste siendo su¿ciente, en nuestra opinión, la sola fundamentación de existir
divergencias entre el solicitante y su contraparte y acreditar la calidad de oferente o
accionista aceptante, según corresponda; asimismo, en esta gestión preparatoria, no
corresponde citar a las partes a comparendo para designar el juez árbitro, ya que el
artículo 204, inciso quinto señala “no procederá el nombramiento de común acuerdo”,
lo que implica que no es procedente ni necesario citar a comparendo para designación
de común acuerdo, siendo por lo tanto designado el juez árbitro con el sólo mérito de
los antecedentes acompañados por el solicitante.
El Juez Árbitro Arbitrador o amigable componedor es designado por el Juez de
Turno en lo Civil, designando al Abogado para resolver el litigio, que reúna la cali-
dad de tener más de 15 años de ejercicio de la profesión, y que estime idóneo ética y
profesionalmente, que evidentemente no tenga conÀicto de interés en la causa y que
en su parecer no se encuentre afecto a causal de implicancia o recusación conocida.
Naturalmente es aconsejable que el Abogado designado tenga experticia en materias
comerciales y económicas de mercado de valores. Lege ferenda, habría sido con-
veniente, que se hubiere establecido por la ley una lista de Abogados idóneos para
resolver en estas materias, confeccionada por oposición por las Cortes de Apelaciones
respectivas.
Otra ventaja de este arbitraje consiste en que el Juez Árbitro designado, lo es en la
calidad de Arbitrador o amigable componedor, ya que de conformidad a lo establecido
por el artículo 223, inciso 3º, del Código Orgánico de Tribunales:
“El arbitrador fallará obedeciendo a lo que su prudencia y la equidad le dictaren, y
no estará obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las
558 OSCAR ANDRÉS TORRES ZAGAL
que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso, y si éstas nada
hubieren expresado, a las que establecen para este caso en el Código de Procedimiento
Civil”. Las reglas procésales, tramites esenciales y requisitos de la sentencia arbitral,
se encuentran establecidos en los artículos 636 a 643 del Código de Procedimiento
Civil, bajo el párrafo 2. Del juicio seguido ante arbitradores”.
La competencia del juez árbitro arbitrador y su forma de designación se encuentra
establecida en el artículo 204, inciso cuarto, en los siguientes términos:
“Cualquier controversia que se originare sobre el cumplimiento de la oferta entre el
oferente y los accionistas aceptantes, deberá ser resuelta por un juez árbitro arbitrador
designado por el juez de turno en lo civil con jurisdicción en el domicilio del oferente
y que deberá recaer en un abogado con al menos 15 años de ejercicio. No procederá
el nombramiento de común acuerdo.”.
bitraje, otorgando un plazo de 30 días para que todos los involucrados en la oferta
hagan valer sus derechos, esta publicación constituirá el emplazamiento legal para
todos los efectos procesales”. En consecuencia, los accionistas que sostengan haber
sufrido perjuicios por el incumplimiento del oferente, en cuanto a la obligación del
pago del precio de las acciones, tienen el término de treinta días para presentar su
demanda ante el Tribunal Arbitral, la que será tramitada conforme al procedimiento
¿jado para la substanciación del juicio. La o las demandas que se presenten deberán
ser noti¿cadas al oferente personalmente. Posteriormente deberá recibirse la causa
a prueba, en la que los demandantes deberán probar por los medios de prueba legal,
que el demandado ha incumplido su obligación de pagar el precio de las acciones,
conforme el contenido formulado en el aviso y prospecto de la OPA. Los accionistas
podrán demandar el cumplimiento forzado de la obligación incumplida, o bien la re-
solución de la venta de las acciones, en ambos casos con indemnización de perjuicios.
Si resulta probado el incumplimiento de la obligación del oferente, el Juez Árbitro dará
lugar a la o las demandas presentadas, dictando sentencia de¿nitiva condenatoria, la
que incluirá la obligación de indemnizar perjuicios, en el caso que hayan sido también
probados; o bien, pueden los demandantes reservar su derecho a probar perjuicios en
la fase de cumplimiento incidental del fallo arbitral, ante el juez árbitro.
Los gastos del juicio arbitral, incluido los honorarios del Tribunal, y la indemniza-
ción de prejuicios que puede resultar de la sentencia de condena, se pagan sobre la
garantía del oferente, si su oferta incluyó ésta: “Además, en la primera resolución que
dicte, ¿jará el procedimiento a que se sujetará la substanciación del juicio. Los gastos
que irrogue la publicación, otras gestiones que sean necesarias y los honorarios del
árbitro, serán costeados con cargo a la garantía, sin perjuicio de lo que se resuelva
en materia de costas, debiendo la institución bancaria o la bolsa de valores poner a
disposición de aquél las cantidades que requiera y que sean su¿cientes al efecto”.
Para los efectos del cumplimiento del fallo arbitral, la Ley de Mercado de Valo-
res, prevé la posibilidad de hacerlo ejecutivo, por el propio juez árbitro, sujetando la
garantía como caución para el resultado del litigio y su cumplimiento: “Los dineros
provenientes de la realización de la garantía, cualquiera sea la forma en que se haya
constituido, quedarán en prenda, de pleno derecho, en sustitución de aquella. El
árbitro podrá ordenar al tenedor de la garantía, que ésta sea depositada a interés en
una institución bancaria, mientras se resuelve el asunto”. “El árbitro podrá ordenar
al tenedor la garantía, que ésta sea depositada a interés en una institución bancaria,
mientras se resuelve el asunto”.
esto es a los destinatarios de la oferta. La sentencia arbitral les será oponible a los
accionistas destinatarios de la OPA, en la medida que haya sufrido perjuicios deriva-
dos del incumplimiento del oferente, y podrán solicitar que se les aplique también la
sentencia arbitral aun cuando no haya litigado ante el Tribunal arbitral.
Este efecto de la sentencia arbitral, erga accionistas destinatarios de la OPA, que
sin haber litigado, pueden solicitar se les hagan extensivos los efectos de la sentencia
condenatoria dictada contra el oferente, es una excepción al principio del efecto rela-
tivo de las sentencias judiciales, que establece que los efectos de esta solo se aplican
y aprovechan a quienes han sido partes en el litigio. Podemos señalar que la sentencia
arbitral en materia de OPA, tiene una titularidad más allá de las partes que litigaron,
aprovechando, a quienes sin haber litigado, pueden invocar lo resuelto, para que tam-
bién se les hagan extensivos los bene¿cios de la sentencia arbitral. En este sentido,
el ámbito de titularidad de la acción de cosa juzgada, la tienen no sólo los litigantes
en el juicio arbitral, sino que también aquellos que habiendo sido destinatarios de la
OPA, han sufrido el incumplimiento del oferente.
Respecto a la titularidad de la acción de cosa juzgada, la sentencia arbitral en
materia de OPA, tiene concordancia y tutela en lo dispuesto por el artículo 176 del
Código de procedimiento Civil, que dispone:
“Corresponde la acción de cosa juzgada a aquel a cuyo favor se ha declarado un
derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo
en la forma prevenida por el Titulo XIX de este Libro”.
Podemos concluir de los expuesto, que la naturaleza jurídica de los derechos de
los accionistas minoritarios, destinatarios de la OPA, son derechos colectivos difusos,
esto es de aquellos, que interesan a un colectivo o grupo.
El artículo 204, inciso 8º, consagra este principio colectivo o universal, a los ac-
cionistas destinatarios de la OPA, en relación al contenido de la sentencia arbitral:
“La sentencia que dicte el árbitro será oponible a todos los interesados en la oferta,
aunque no se hayan apersonado en el juicio”.
el fallo y certi¿cado por el actuario del Tribunal arbitral que se encuentra ¿rme.
Cabe tener presente que el juez árbitro conoce de la litis en única instancia, ya que
contra las resoluciones que dicte, no procede recurso alguno, conforme lo establece
el artículo 204, inciso ¿nal.
Las instituciones que deberán cumplir lo resuelto en el fallo son la institución ban-
caria o bolsa de valores, que tenga en su poder la garantía constituida por el oferente
vencido, por lo que la sentencia arbitral deberá incluir la forma en que la institución
bancaria o bolsa de valores debe entregar a los accionistas, aplicándose la regla de a
prorrata de las acciones entregadas o transferidas al oferente.
de igualdad de trato a todos los accionistas de la compañía, de tal suerte que no puede
dirigirse la oferta a un grupo de accionistas, omitiendo a los otros, la oferta se dirige
al total de los accionistas de la sociedad, siendo éstos los destinatarios de la oferta.
Si la sociedad divide su capital accionario en series, la oferta debe dirigirse a todos
los accionistas de esa serie, y si esa serie tiene preeminencia en la administración de
la sociedad (acciones con voto privilegiado para elegir a todos a un número mayori-
tario de Directores), debe el oferente hacer también oferta para la otra u otras series
de acciones.
Lo que sí el oferente puede manejar en su oferta es el número de acciones a adquirir
o el porcentaje que ofrece comprar, sujetando la oferta a la condición de adquirir el
número o porcentaje indicado; pero debe comprender y respetar en su oferta, la regla
indicada si se trata de acciones seriadas.
El principio de universalidad e igual trato de los destinatarios de la oferta se en-
cuentra regulado en el artículo 208, que señala:
“La oferta deberá estar dirigida a todos los accionistas de una sociedad o de la serie
de que se trate, en su caso”.
El régimen de la oferta dirigida a una serie de acciones de la compañía, lo encon-
tramos en el artículo 209:
“En caso de ofertas dirigidas a una serie especi¿ca de acciones, ellas deberán ser
hechas en iguales condiciones para los accionistas de dicha serie.”
“Si las preferencias o privilegios establecidos para una serie especi¿ca de acciones
otorgaren preeminencia en el control de la sociedad, toda oferta que se dirija a dicha
serie de acciones, obligará a realizar una oferta conjunta por igual porcentaje respecto
de las demás series de acciones de la sociedad. Para los efectos de este artículo, se
entenderá que el control de la sociedad podrá obtenerse a través de alguna de las
actuaciones señaladas en el artículo 97”.
La indicación de las acciones comprendidas en la oferta se encuentra regulada en
el aviso de inicio de la oferta, y en el prospecto de la oferta, reguladas en los artículos
202 y 203, y en la Norma de carácter General Nº 104, de la Superintendencia, ya
analizadas anteriormente.
Si la sociedad afectada por una OPA, tiene en su capital accionario, American
Depositary Receipts (ADRS), que son títulos representativos de acciones de una
sociedad anónima chilena, que se transan en bolsas extranjeras, de conformidad a
lo dispuesto por los artículos 218 y 219, los titulares de certi¿cados o valores emiti-
dos contracciones, tienen los mismos derechos que las leyes y los estatutos sociales
con¿eren a los accionistas, ejerciendo sus derechos a través de los tenedores de los
certi¿cados, razón por la cual también son destinatarios de la OPA.
existido una mayor aceptación de acciones que las que se pretende adquirir, se aplica
una regla de prorrateo o reparto, regulada en el artículo 208, inciso segundo, en los
siguientes términos:
“Si el número de acciones comprendidas en las aceptaciones de la oferta supera la
cantidad de acciones que se ha ofrecido adquirir, el oferente deberá comprarlas a
prorrata a cada uno de los accionistas aceptantes. Para este efecto, se calculará un
factor de prorrateo que resultará de dividir el número de acciones ofrecidas comprar
por el número entero de acciones que resulte de la fórmula antes descrita.”.
La regla de repartición de aceptaciones, conocida como regla de prorrateo, garantiza
el igual trato que deben recibir los accionistas de la sociedad “concursada” y la igual
participación en los bene¿cios patrimoniales de la oferta.
caducidad de la oferta, entre las más relevantes: El remate podrá no llevarse a efecto
si, a juicio exclusivo de The Bank Of Nova Scotia, han ocurrido o se espera que
ocurran algunos de los siguientes eventos: a) Que se haya presentado alguna acción
o procedimiento por cualquier autoridad o tribunal, nacional o extranjero, tendiente
a: suspender, retrasar o prohibir el remate o cualquiera de las condiciones del mismo;
b) haya ocurrido cualquier cambio o circunstancia relevante que afecte sustancialmente
de manera adversa a los negocios, activos, situación ¿nanciera o patrimonial a Banco
Sud Americano o sus ¿liales, o al valor de las acciones de Banco Sud Americano; se
imponga alguna limitación al oferente para ejercer sus derechos de accionista en banco
Sud Americano; existan ofertas competitivas; no se autorice al oferente a acoger su
inversión al D.L. Nº 600, sobre inversiones extranjeras.
Se puede concluir que el oferente tiene plena libertad para establecer en el aviso
de inicio y prospecto de su oferta pública de adquisición de acciones los casos o
eventos de caducidad de su oferta, siempre que no signi¿quen estas causales de ca-
ducidad, desconocer los derechos regulados en el Título XXV, de la Ley de Mercado
de Valores, ni normas de orden público económico, ni las normas que regulan la libre
competencia en el mercado regulado en el D.L. Nº 211, de 1973. Por ejemplo, no
resulta válido en nuestra opinión, poner como causal de caducidad de la oferta, si se
presentan otras ofertas públicas de adquisición de acciones competidora, ya que tal
disposición altera sustancialmente el principio de libre concurrencia en el mercado
o de libertad de empresa y emprendimientos, consagrado constitucionalmente en la
garantía constitucional Nº 21 del artículo 19 de la Constitución Política, que integra
las normas de orden público económico constitucional, sin perjuicio de ser una con-
dición que restringe la libre competencia en el mercado de valores, conducta reñida
con el artículo 1º del D. L. Nº 211, sobre libre competencia.
Distinto es el caso de la o las condiciones a que se sujete la oferta publica de
adquisición de acciones, esto es el hecho futuro e incierto que puede suceder o no,
del cual depende la existencia o resolución de un derecho, establecido en el artículo
1473 del Código Civil, como obligación condicional, “es obligación condicional
la que depende de una condición, esto es, de un acontecimiento futuro que puede
suceder o no”.
La oferta pública de adquisición de acciones puede estar sujeta a una condición
suspensiva, “la condición se llama suspensiva si, mientras no se cumple, suspende la
adquisición de un derecho” (artículo 1479 del Código Civil) , ya que conforme a lo
dispuesto por el artículo 210, inciso segundo:
“En caso de haberse propuesto por el oferente la adquisición de un número mínimo
de acciones, la oferta quedará sin efecto cuando no se logre, circunstancia que estará
indicada en forma destacada tanto en el aviso de inicio como en el prospecto a que
se re¿eren las disposiciones precedentes. Lo anterior es sin perjuicio que el oferente
redujere su pretensión a los valores recibidos en la fecha de expiración de ésta. Ello
será también aplicable en el caso que el comprador condicione resolutivamente la
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escrito entre cedente y cesionario, y para que sea oponible a terceros y a la sociedad
es necesario proceder a la Registración del traspaso en el registro de Accionistas; en
materia de oferta pública, ya existe el documento de traspaso de las acciones en poder
de los administradores de la OPA y la ley entiende perfeccionado el acto jurídico con
la publicación del aviso de resultado de la OPA.
Asimismo, las acciones que no sean aceptadas por el oferente, por aplicación de
la regla de prorrateo o reparto, deben ser puestas a disposición de los accionistas,
concluido el proceso de registración de las acciones en el registro de accionistas:
“Las acciones que no hubieren sido aceptadas por el oferente serán puestas a dis-
posición de los accionistas respectivos en forma inmediata por el oferente o por la
sociedad, una vez concluido el proceso de inscripción de las acciones en el Registro
de Accionistas, en su caso” (artículo 212, inciso tercero).
“Si fueren intermediadas por corredores fuera de bolsa, éstos deberán informar las
transacciones a las bolsas de valores de que formen parte para que las incorporen a
los sistemas de información a los inversionistas”.
no escritos”, estos es, por inexistentes. De esta disposición legal se extrae la conclu-
sión que son solemnes, solemnidad que consiste en su escrituración, única manera a
virtud de la cual puede ser depositado en la sociedad.
La disposición legal citada, que establece como ine¿cacia jurídica la inexisten-
cia, tiene por ¿nalidad garantizar la transparencia en el mercado de valores, con la
¿nalidad que estos pactos de accionistas sean conocidos por los accionistas y por
terceros interesados. Más aún, puede ocurrir que estos pactos de accionistas, en cuanto
establecen derechos y obligaciones especiales relativas a las acciones y su ejercicio,
puede traspasarse a terceros adquirentes que no han sido parte en el pacto, pero que
adquieren las acciones con la especial convención de seguir sujetas a pacto.
La ley Nº 19.705, de 2000, en su artículo primero transitorio, reguló la situación
de los pactos de accionistas que estuvieren en vigencia a la fecha de entrada en vigor
de la ley, reconociéndoles plena e¿cacia, sin limite en el tiempo, salvo el que se haya
pactado en el pacto mismo, en cuanto si en ellos se han establecido reglas especiales
para la cesión y compra de acciones entre las partes, no les serán aplicables las reglas
del Título XXV de la ley de mercado de valores, en la medida que tales pactos hayan
cumplido antes de la entrada en vigencia de la ley, con los requisitos establecidos en
el artículo 14 de la Ley de Sociedades Anónimas Nº 18.046, de 1981.
Por lo tanto, para que los pactos de accionistas relativos a compra y venta de ac-
ciones o de nueva suscripción de acciones, pueda continuar en vigencia, sin que las
partes del pacto les sea aplicable el Título XXV, de las ofertas publicas de adquisición
de acciones, deben haberse depositado en la sociedad antes de la entrada en vigencia
de la ley Nº 19.705, de 2000, y debe haberse hecho referencia a ellos en el Registro
de Accionistas.
Este es otro caso de excepción a la OPA obligatoria regulada en los casos contem-
plados en el artículo 199, inciso primero, letras a), b) y c).
En efecto, si por la existencia de un pacto de accionistas, vigente a la fecha de
entrada en vigor de la ley Nº 19.705, en que dos o más accionistas han establecido
reglas especiales en cuanto a la compra y venta de acciones o ejercicio de derecho
preferente a suscribir acciones de una sociedad anónima que haga oferta pública de
acciones, se ha pactado un precio sustancialmente superior al de mercado, y que a
virtud de tal compra regulada en el pacto de accionistas o de ejercer un derecho prefe-
rente a suscribir acciones, toma el control de la sociedad, tal adquisición de acciones
se excluye del Titulo XXV de la ley de mercado de valores.
En resumen, el artículo primero transitorio de la ley Nº 19.705, reconoció los de-
rechos adquiridos con anterioridad a la entrada en vigencia de la ley, contenidos en un
pacto de accionista y que permitan a un accionista adquirir el control de la sociedad
anónima que haga oferta publica de sus acciones.
Finalmente, la regla de excepción que se contiene en este artículo primero transi-
torio de la ley Nº 19.705, sólo tutela a los pactos de accionistas, más no a la promesa
de compra de acciones pura y simple o el acto jurídico unilateral de venta de acciones
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superior al 4% del total de usuarios del país” y menos, “a la que tiene un número de
clientes inferior al 4% del total de usuarios del país”. El inciso segundo del artículo
63 de la ley General de Servicios Sanitarios señala:
“En cada una de las categorías anteriores ninguna persona o grupo de personas con
acuerdo de actuación conjunta, directamente o por medio de otras personas naturales
o jurídicas, podrá participar en la propiedad o usufructo de acciones o explotación de
concesión o concesiones sanitarias de un número de empresas prestadoras que sea su-
perior al 49% del número total de empresas clasi¿cadas en la respectiva categoría”.
“Asimismo, ninguna persona o grupo de personas con acuerdo de actuación conjunta,
directamente o por intermedio de otras personas naturales o jurídicas, podrá partici-
par en la propiedad o usufructo de acciones de un número de empresas o explotación
de concesión o concesiones sanitarias tal que la suma de sus clientes urbanos se
servicios de agua potable y alcantarillado de aguas servidas sea superior al 50%
del total de usuarios urbanos de servicios de agua potable y alcantarillado de aguas
servidas del país”.
Otro ejemplo de límites a la actividad económica lo encontramos en las sociedades
de objeto exclusivo con reserva legal, entre los que podemos indicar los Bancos e
Instituciones Financieras, Administradoras de Fondos de Pensiones y Compañías de
Seguros, que en su estatuto legal tienen exclusividad en el objeto o giro de negocios y
a la vez la ley ¿ja el marco de actividades u operaciones que les son permitidos, para
el desarrollo de su giro empresarial. Estas entidades no pueden realizar actividades
empresariales que excedan su giro legal de negocios, y así no podrían formular una
oferta pública de adquisición de acciones para una sociedad de distinto giro, pero sí
podrían tramitar una OPA para provocar una fusión de una sociedad de igual giro de
negocios.
En consecuencia un límite a la iniciativa de formular una OPA lo conforma el
estatuto legal contenido en el decreto ley Nº 211, de 1973, cuyo texto refundido,
coordinado y sistematizado se contiene en el decreto Nº 511, de 1980, del Ministerio
de Economía, toda vez que una OPA puede tener por objeto de parte del oferente
hacer desaparecer la competencia en el mercado para un determinado bien o servicio,
tomando una posición dominante, que se hace fuego con el principio de libertad de
concurrencia que informa la economía chilena.
Por lo tanto, si analizamos la OPA desde el punto de vista del estatuto de la libre
competencia, si ésta en nuestra economía provoca el efecto de impedir o suprimir la
libre competencia en el mercado, eliminando una empresa de la competencia, colo-
cando al oferente en una posición monopólica o dominante, puede verse entrabado
o limitado en su iniciativa, a causa de aplicarse al caso concreto el artículo 1º, que
establece un tipo penal o en el artículo 2º que contiene un catálogo de conductas, en
numerus apertus, que tienden a impedir la libre competencia, ambos del D.L. Nº 211,
ya citado que disponen:
“Articulo 1º. El que ejecute o celebre, individual o colectivamente, cualquier hecho,
acto o convención que tienda a impedir la libre competencia dentro del país en las
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