Judaísmo Progresista
Judaísmo Progresista
Judaísmo Progresista
El Judaísmo Progresista afirma los principios centrales del judaísmo - Dios, Torá e
Israel.
Asimismo afirma que todos los seres humanos son creados a imagen de Dios, y
que somos socios de Dios en la mejora del mundo. Tikkun Olam - reparar el
mundo - es un sello distintivo del Judaísmo Progresista y trabaja por lograr la paz,
la libertad y la justicia para todas las personas. Es esencial el compromiso con los
ideales éticos judíos y los valores morales.
Ciertamente, el final del siglo XVIII y el inicio del XIX marca un giro en la medida
en que, con la aparición del judaísmo progresista, las reformas se radicalizan.
Según Michael Mayer en su libro Responsa to Modernity (Respuestas a la
modernidad), representa a la vez la continuidad y la discontinuidad con su pasado
como todo movimiento judío nuevo. Pero se puede afirmar que el judaísmo ha sido
en todo momento influenciado por el contexto sociocultural en el que evoluciona.
Los cambios que se han sobrevenido en la historia no son más radicales que los
que el judaísmo liberal opera hoy en día. El judaísmo liberal intenta establecer una
harmonía entre la ciencia del pasado y las realidades del tiempo presente.
En el judaísmo, el estudio crítico de los textos fue llevado primero sobre los
hagiógrafos y los profetas y después sobre el pentateuco. Se interrogaban sobre
la personalidad del autor, los hechos históricos e ideológicos, la composición de la
obra, el trabajo de edición y compilación, de canonización por la Biblia, el final de
redacción del Talmud, la datación de los textos, el análisis gramatical y la
interpretación literal en oposición al análisis alegórico. Se inspira largamente en el
racionalismo cartesiano. Filósofos tales como Spinoza, Lessing o Kant han ido
influenciando las universidades. En el seno del judaísmo, el filósofo Moisés
Mendelsohn, primer traductor judío de la Biblia en lengua alemana, ha inspirado el
movimiento. Los críticos han distinguido muchos autores del Pentateuco, según el
estilo de redacción, el vocabulario utilizado, los diferentes nombres de Dios en
hebreo. Aunque la crítica ya se inició en el siglo XVIII, no fue hasta el XIX con
Wellhausen que tomó todo su esplendor. Se había identificado el autor del
Deuteronomio como una fuente separada del resto de la Torá. Se había
establecido que el libro de Daniel, la segunda parte del libro de Isaías, la segunda
parte de Zacarías y los salmos databan de épocas diferentes. La originalidad de
Wellhausen estribó en asociar su hipótesis (sobre las fuentes y su datación) a una
nueva visión de la evolución histórica de Israel. Distinguió cuatro fuentes
diferentes en la Biblia. Después de Wellhausen la crítica bíblica ha evolucionado
mucho más. Su influencia resta todavía hoy muy tangible. Después, los
descubrimientos arqueológicos contribuyeron en una gran medida a las nuevas
teorías críticas. Otra teoría que marcó las investigaciones científicas fue la de
Herman Gunkel que relacionaba la forma del texto con el ambiente en el que
había sido escrito. Subrayaba la importancia de la tradición oral y de la memoria,
que han precedido y coexistido con la tradición escrita. Sus discípulos tomaron un
detalle del texto y lo descomponían en pequeñas unidades. Otra tendencia en la
crítica intenta encontrar los principios unificadores del texto. Otros utilizan los
paralelos babilónicos para esclarecer la Biblia hebrea o sus divergencias con la
cultura y la filosofía griega.
Cada una de estas teorías de la crítica ha ido unida a una teología del judaísmo.
Se simultanean muchas hipótesis para un mismo texto. La originalidad del
judaísmo liberal ha sido la de asociar o contraponer los descubrimientos de la
exégesis histórico-crítica con los comentarios tradicionales.
"Moisés recibió la Torá del Sinaí y la transmitió a Josué. Josué la transmitió a los
ancianos. Los ancianos a los profetas; éstos, a su vez, la transmitieron a los
miembros de la Gran Sinagoga".
Este pasaje de la Mishná, que data del siglo II, afirma el origen divino de la Torá y
su autoridad ya que, según él, ha sido transmitida intacta de generación en
generación. La crítica bíblica, nacida a finales del siglo XVIII y principios del XIX va
al encuentro de estas afirmaciones. Ha estudiado el texto bíblico de forma crítica y
científica y ha demostrado que la Biblia es una obra compuesta escrita por
distintas personas en épocas diferentes. Explica los diferentes estilos de redacción
que se pueden encontrar, las repeticiones, las diferentes versiones de una misma
historia, más aún, las notables contradicciones del texto.
"...que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos,
hasta la tercera y cuarta generación."
y en Deuteronimio 24,16:
"Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá
por su pecado."
La crítica bíblica nos enseña, de igual forma, una evolución más nítida de la
consciencia moral entre los diferentes estratos de redacción del texto. El autor del
texto de Deuteronomio ha legislado de forma mucho más social que el autor de
Éxodo, teniendo en cuenta que no exista mas que un autor por libro. Esta
diferencia aparece de forma patente en las dos versiones de los Diez
Mandamientos, que examinaremos más adelante.
Hoy en día, la exégesis histórico crítica es reconocida por todas las universidades
como un método de estudio indispensable que nos permite conocer mejor la
historia y la filosofía de Israel. No es inefable, sino que representa otra forma de
estudiar el texto tan legítima como la de los rabinos en la medida en que anima al
estudio y participa de la interpretación siempre renovada de la tradición judía.
Así ha dicho el Eterno Dios de los ejércitos. Yo castigaré lo que hizo Amalec a
Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Vé, pues, y hiere a
Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres,
mujeres y niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.
Tomemos por ejemplo, la famosa ley del Talión. Esta ley que se encuentra
repetida en otros pasajes de la Torá bajo diferentes formas, hoy en día puede
parecernos violenta. Los rabinos del Talmud la transformaron diciendo que se
trataba de una compensación monetaria. Mientras que la idea de la compensación
monetaria no está absolutamente presente en el texto bíblico, aunque esto es lo
que quieren indicar los discursos apologéticos tradicionales. El sentido literal está
muy claro. Al fijarnos en las referencias paralelas de los códigos legales que
existían antes de la Biblia, podemos percibir tanto la ausencia de legislación sobre
este caso, como la venganza exigida por los códigos legales debe ser igual al
daño causado. La Biblia representa en este caso preciso un avance en la medida
en que el derecho privado se ha convertido en un tema sujeto a la acción de los
tribunales (no se trata de hacer la propia justicia), y en que la venganza está
limitada a la exacta medida de la ofensa hecha. Si vemos que la Biblia se había
avanzado a su tiempo, también es interesante notar que los rabinos del Talmud la
adaptaron a una época en la que este "avance" no era suficiente. Cada
generación tiene una consciencia ética diferente de la precedente y es importante
que la religión sea una forma de expresión espiritual de esta ética. Así pues, al
aceptar la crítica bíblica, el carácter literal de la Ley se entiende mejor, al igual que
la intención de modernización de los rabinos del Talmud.
Pero en esta búsqueda que Dios requiere que hagan, los liberales relativizan el
carácter divino de la Biblia reconociendo en ella la marca de la pluma humana.
Esta búsqueda, pues, es muy difícil, muy exigente, ya que nadie puede alardear
de conocer la voluntad divina. Nos acercamos a la verdad sin poder jamás
alcanzarla: "porque nadie puede verme y vivir." [Ex 33,20]
La revelación divina continúa a través de los siglos por la boca de los profetas, de
los rabinos, de los sabios y de los justos de cada generación. Hoy en día también
decimos que se expresa siempre en la interpretación continúa de los textos.
Citamos aquí la declaración de la plataforma de Columbia de los rabinos
progresistas americanos de 1937:
"Si los antiguos sabios eran como ángeles entonces nosotros somos como
hombres. Pero si hubieran sido similares a los hombres, entonces nosotros
seríamos parecidos a los asnos."
"La Torá, sus leyes, sus detalles y sus interpretaciones, todas ellas fueron dadas
en el Sinaí con la mediación de Moisés."
Si todo ha sido dado o dicho, se sigue lógicamente que "ningún profeta tiene el
derecho de innovar sea cual sea el tema." [Shabat 104a] Estas ideas, que
rechazan toda idea de evolución o novedad son sorprendentes a la vista de la
tradición judía que nunca ha cesado de evolucionar. Expresan, podría ser, el
miedo a una evolución radical o más probablemente la justificación de ideas
nuevas. Dar la autenticidad de la Revelación del Sinaí a una nueva opinión, a una
ley oral es un medio extraordinario de asegurar una evolución en la ley.
Hoy en día, uno se da cuenta que una ausencia de evolución del judaísmo entraña
con demasiada frecuencia su rechazo, como el de un código de leyes lleno de
polvo que habría perdido toda validez. La mayoría de los judíos del mundo no
están afiliados a sinagogas y la mayor parte de ellos critican un cierto tipo de
judaísmo encerrado sobre sí mismo porque no corresponde a su idea de
moralidad ni a su grado de inserción en la vida moderna. No se trata de ceder a
toda petición que torne banal el judaísmo, perdiendo todo aquello que el judaísmo
tiene de específico. Se trata, como hicieron los rabinos en el pasado, de adaptarla
en sus aplicaciones prácticas y sus principios. Citemos algunos ejemplos de esta
continua adaptación de la tradición.
En la misma Torá, se puede ver una evolución social notable entre las dos
versiones de los Diez Mandamientos, el de Éxodo y el de Deuteronomio. La razón
del reposo del esclavo y la esclava se encuentra en Deuteronomio pero no en
Exodo:
Mientras que en la Torá, los sacrificios los pueden realizar los sacerdotes y en el
Templo, Elías, el profeta, ofrece un sacrificio en el monte Carmelo, un acto dictado
-dicen los rabinos- por "la necesidad del momento."
Los rabinos percibían estas contradicciones en el mismo texto de la Torá. Así está
escrito en el midrash [Dt Rabá, Reé 6]:
"Los rabinos han dicho: 'El Santo -bendito sea- ha prohibido muchas cosas que
después ha autorizado en otros sitios."
Los cambios históricos dictan los cambios en la halajá, el corpus que constituye la
ley judía. Uno de los casos más frapantes es el de la destrucción del Templo, en el
año 70 de nuestra era, seguido por el hecho que todas las leyes que hacían
referencia al Templo y los sacrificios desaparecieron. El Templo había ocupado el
lugar central en la vida de los judíos. Era el centro de observancia de las fiestas;
los sacerdotes y los levitas se ocupaban de los impuestos. Su desaparición
entrañó una reestructuración completa del judaísmo, una revolución. La
disminución de la presencia judía en Palestina y el aumento proporcional de la
diáspora también fue un gran cambio. Acerca de los sacrificios que
desaparecieron, Rabí Joshúa dijo de una forma muy sensata: "No se imponen
medidas a una comunidad a no ser que esta comunidad pueda aplicarlas en su
mayoría." [Baba batra 60b] Así pues, la ley se adapta a las circunstancias y a la
mayoría. Todas las leyes, cuya observancia esté ligada a la Tierra de Israel no
pueden aplicarse más (el diezmo, el año sabático, las leyes del sanedrín, los
lugares de refugio, la fijación tradicional del calendario, etc.) De nuevo, los rabinos
han debido adaptarse a las nuevas circunstancias, hacer reajustes.
Los cambios históricos han provocado, de hecho, los cambios en las leyes pero
las razones externas no son los únicos motivos para una evolución. La reflexión
rabínica sobre los textos ha sido una fuente esencial de modificación de la ley. La
ley de "los hijos rebeldes e insumisos," que según el Deuteronomio (21,18) debían
ser lapidados, dejó de tener aplicación por los rabinos del Talmud porque la creían
injusta. Un hijo menor de trece años no puede ser considerado responsable de sus
actos y una adulto no puede ser considerado como un niño. Fueron reduciendo las
circunstancias de aplicación de esta ley y concluyeron que los hijos rebeldes e
insumisos ya no existían.
Un cambio muy importante entre la época del a Biblia y la del Talmud fue la
abrogación de la pena de muerte. Así podemos leer en la Mishná, Makot 1,10:
"Un sanedrín que condene a muerte a un hombre cada diez años es llamado
asesino." Y R. Eleazar dijo: "(Aunque sea cada sesenta años!"
"Este problema nos enseña que los factores económicos y políticos han servido de
motivo para examinar y renovar las reglas del año sabático, su definición como
precepto rabínico en esta época y la existencia de diversas autorizaciones."
"Cuando llega el momento de hacer cualquier cosa por el nombre del Santo
-bendito sea- se está autorizado a transgredir por Él la Torá."
La importancia de los cambios está ilustrada por este texto de carácter midráshico
que se encuentra en el tratado Menajot del Talmud (29b). Moisés, transportado a
través de los tiempos, a la escuela de Rabí Akiva, no comprendía nada de lo que
estaba enseñando un maestro, un tanna del siglo segundo. Pero se sorprendió
mucho al oír a Rabí Akiva que respondía la pregunta: "Maestro ¿cómo sabéis
esto?" - "Es una ley que fue dada a Moisés en el monte Sinaí." Así, los rabinos
justifican los cambios que hacen remontándolos a su origen en el monte Sinaí.
De una forma paralela a las transformaciones de la ley, animadas por los rabinos,
el pueblo en sus prácticas religiosas aporta nuevas transformaciones; desarrolla
sus minjagim, o costumbres. Así, en el tratado Berajot [45a] del Talmud, se
sugieren dos formas diferentes de bendiciones antes de beber agua: Rabba bar
Rav Hanan preguntó a Abbayé cuál era la ley; Abbayé respondió. "Sal y mira que
es lo que hace la gente." Así, la ley es decidida por el pueblo. No puede ser
formulada enteramente entre los cuatro muros de una yeshivá, porque estaría
apartada de la realidad.
En muchos casos se afirma que la costumbre pasa por encima de la ley. [TJ
Yevamot 12c, TJ Baba Metsia 11b] La costumbre puede, pues, anular la ley pero
sólo en el caso que esta costumbre haya sido respetada por los antiguos [soferim
14,18] Moisés de Iserles escribió, por tanto, en su comentario al Shulján Aruj [O.H.
690, #17]: "Ninguna costumbre debe ser abolida o denigrada porqué no han sido
establecida sin una intención." Así se aseguraba la vitalidad de la ley, en gran
parte gracias a la creatividad del pueblo. La nueva costumbre, entonces, era
tomada en consideración por los rabinos e introducida bajo la forma de Ley.
En el siglo XV, el filósofo José Albo en su libro Séfer ha-Ikarim, se pregunta cuál
es la razón por la que Dios no anunció de una forma clara en su Torá los detalles
de todos los preceptos para todas las generaciones y en todas las circunstancias.
Respondió. "En el Sinaí, los principios generales a los que hace referencia la Torá
brevemente, fueron dados a Moisés. Gracias a estos principios, los sabios de cada
generación pueden interpretar el detalle de su aplicación en cada época." [Sefer
ha-Ikarim 3, 23]
Se puede decir que no sólo han habido cambios en la historia de la halajá, sino
que también los poskim, los que tomaban decisiones no tenían la misma opinión
sobre el mismo tema. El Arbá Turim de Jacob ben Asher, escrito en el siglo XIV,
presenta las diversas opiniones de los sabios sobre cada punto de la halajá. Un
midrash cuenta el siguiente hecho [TB, Baba Batra 14b sobre Deuteronomio 10, 1-
2, atribuido a Rabí José]: Los hijos de Israel, en su peregrinación por el desierto no
sólo llevaban las tablas de la Ley entera, sino también los restos de las primeras
tablas que Moisés, en su cólera al ver el becerro de oro, había roto. )Por qué
razón? Para recordarnos que la Ley no debe ser fuente de idolatría. Debe ser
hecha añicos para que permanezca humana.
El judaísmo progresista intenta, a través de los cambios que aporta, y los debates
que suscita, retomar la tradición anterior al siglo XVI, devolviendo a la halajá su
aspecto de "flexibilidad, diversidad y creatividad" como dijo el rabino conservador
Louis Jacobs, que siempre la ha caracterizado.
Las fuentes tradicionales son la Torá escrita y la Torá oral, que comprende las
partes legales, halajá, y las partes exegéticas, haggadá, los comentarios bíblicos,
los libros de códigos y las responsa. Aunque también podríamos incluir entre
nuestras fuentes, los libros que no fueron aceptados por los rabinos. La elección
de los rabinos ha estado influenciada por las preocupaciones específicas que hoy
en día podríamos poner en duda. Los escritos inter-testamentarios, aunque no
hayan sido aceptados para formar parte del canon bíblico, pueden aportar datos
interesantes sobre un texto bíblico o talmúdico. El estudio del libro de los
Macabeos representa un elemento esencial para la comprensión de la fiesta de
Janucá y el sentido que los rabinos le han querido dar.
El judaísmo progresista, así como todo el conjunto del judaísmo, insiste en el "aquí
y ahora" de la vida judía. Recordemos la anécdota talmúdica: uno fue a un rabino,
que en ese momento estaba plantando un árbol, y le dijo que el Mesías estaba de
camino. En vez de abandonar su tarea para ir a recibir a aquél cuya llegada
hemos estado esperando durante milenios, terminó de plantar su árbol antes de ir
a ver si realmente había llegado el Mesías a las puertas de Jerusalén. ¿Por qué
esta actitud? Porque el árbol representa el presente, lo que uno conoce, la
realidad del instante y la construcción del futuro. El anuncio de la llegada del
Mesías representa lo imaginario, un proyecto de futuro que no está inscrito en lo
real, a diferencia del árbol. Es más importante asegurarse de los frutos para las
generaciones siguientes plantando un árbol que dejarse seducir por
especulaciones y visiones inciertas. La Biblia es muy poco prólija en lo que al
Mesías respecta. Los profetas expresan las esperanzas por un futuro mejor: "El
lobo habitará con las ovejas, y el tigre con las cabras; el becerro, el león y el
animal doméstico vivirán juntos y un niño los pastoreará." [Is 11,6] Es durante la
época post bíblica en la que se desarrolla la idea mesiánica. Los rabinos imaginan
los eventos que precederán la llegada del Mesías. Ven la reconstrucción del
Templo con el restablecimiento de los sacrificios. Para el judaísmo progresista, si
hay un Tercer Templo, será llamado "casa de oración para todas las naciones." [Is
56,7]
Bibliografía