Psicodrama Ritos
Psicodrama Ritos
Psicodrama Ritos
RESUMEN:
CONTENIDOS:
Resumen: en este trabajo se ofrecía una visión del 'pranto' como instrumento natural
preventivo contra el desarrollo de duelos patológicos, en base a las facultades
terapéuticas atribuídas al psicodrama para la intervención en dichos cuadros. Se
relacionaba el asentamiento histórico del 'pranto' en Galicia con el peculiar abordaje
de la muerte en esta comunidad, y se discutían los elementos compartidos por el
'pranto' y el psicodrama que permiten el manejo y la resolución del duelo.
En GALICIA, las formas del duelo conservan caracteres muy arcaicos. El uso
de "facé-lo-pranto" corresponde a las mujeres presentes allegadas al muerto; en su
defecto, lo harán otros parientes o plañideras asalariadas. Un despliegue de lamentos,
llantos, gritos e imprecaciones al muerto, con alabanzas de sus virtudes y mensajes para
el "más allá", se recita desgarradamente desde la ventana o balcón más próximos a la
puerta por donde sale el féretro, hasta el momento en que la comitiva, camino del
cementerio, se deja de ver. Los lamentos se acompañan de ademanes, palmadas en la
cara, balanceo del cuerpo, las manos cruzadas detrás de la cabeza y, a veces, golpear o
aferrarse a la caja del difunto, arrancarse el pelo y automutilaciones diversas.
2º) la posición retórica de la mujer ajena al muerto (asalariada), afanosa de dar rienda
suelta a su elocuencia.
3º) el esfuerzo por justificar la paga en la plañidera de profesión, que tiene que
conmover al auditorio.
BIBLIOGRAFIA:
- REAL - ("en sí"): persigue la satisfacción inmediata del deseo o del acto ("Acting out"
o "Actuación" de PAVLOVSKY y MOCCIO, 1979). Es una reproducción impulsiva y
perversa de la situación real que no reporta ningún beneficio terapéutico; por el
contrario, suele resultar dañina.
- SIMBOLICA - ("como si"): remite a otra cosa, tiene otro referente, un sentido o
significado. Está mediatizada. Lo que observa el espectador es "como si" le sucediera
también a él, o bien, lo que uno hace es "como si" ya le hubiera sucedido en el pasado o
pudiera sucederle en el futuro. Se trata de la simulación de una situación para aprender
su manejo ("Dramatización" de PAVLOVSKY y MOCCIO, 1979). Es la auténtica
escena psicodramática, la única verdaderamente terapéutica, que permite la toma de
conciencia, la abreacción y el aprendizaje de nuevos roles.
La comunidad española cuenta con muchas fiestas a lo largo del año en las que
se escenifica, simbólica y ritualmente, la penetración de estas fuerzas caóticas en el
universo social, representadas por un toro o un mozo disfrazado o revestido con los
atributos del toro. Este individuo corre las calles dirigiendo su agresión contra los
exponentes de la disciplina social (alcalde, párroco...) y contra las personas del sexo
femenino, provocando situaciones arriesgadas e intolerables en condiciones
ordinarias. Estas fiestas suelen terminar con la muerte real, si es un animal el que se
suelta, o simbólica, si se trata de un joven disfrazado. La comunidad derrota así
simbólicamente al caos que, durante los escasos días de su reinado, ejercía un
poder absoluto y sagrado.
Para hablar con propiedad desde una óptica psicodramática, habría que decir que
el carnaval está más cerca de ser un SOCIODRAMA:
3º) En la escenificación intervienen todos los asistentes: nadie debe quedar al margen
en calidad de observador (esta característica marca la diferencia entre Sociodrama y
Psicodrama, donde sí existe un auditorio).
2º) La Iglesia estipula cuarenta días de Cuaresma (equivalentes a los cuarenta días que
resistió Jesucristo en el desierto tentado por el diablo) para la expiación, la reflexión, la
práctica de las virtudes y la abstinencia. El rito religioso invita al mundo espiritual,
contrastando con el rito profano carnavalesco que invitaba al mundo corporal. Sus
prescripciones son terapéuticas, tanto para el alma como para el cuerpo. La Cuaresma es
purificadora incluso para los incrédulos tan sólo con que la admitan en el aspecto
orgánico de desintoxicación (purgación) del cuerpo.
BIBLIOGRAFIA:
Los datos obtenidos del estudio de las modernas tribus permiten hablar de
"grupos distintos" en razón de su estructura sociométrica, funcionamiento y señas
de identidad. No pasan desapercibidas, sin embargo, ciertas similaridades que los
asimilan, haciéndoles a la vez "grupos afines": el paro, la necesidad de ocupar el
tiempo y rellenar el vacío existencial, el deseo de evadirse de una realidad que no
soportan, utilizando para ello sustancias e instrumentos que dilatan la consciencia, el
rechazo de la política, el poder y el sistema establecido, la ausencia consonante de
jerarquías... No caeremos, por tanto, en el tópico de atribuirles "una pérdida de
valores". En todo caso, sus valores se han ajustado a los tiempos que corren, y no se
alejan de los que han prevalecido a lo largo de la historia: "vincularse con un objetivo
común" es el supravalor que aglutina a todas las tribus.
Los ritos que inician a los 'urbanícolas' en el sexo, la música, el alcohol, las
drogas y una estética definida no están lejos de la iniciación a los misterios y demás
ritos religiosos comunales de la antigüedad que, a su vez, utilizaban sus propias
sustancias, cánticos, danzas, oraciones, pinturas, indumentaria y, en definitiva, "puestas
en escena". Si, ancestralmente, era el parentesco el vínculo para el sostenimiento de la
paz, y ahora es la imagen y el sonido que dan sentido e identidad, uno y otro no dejan de
buscar la armonía y recursos para la adaptación y supervivencia frente a la adversidad y
amenazas del caótico entorno natural, cualquiera que sea la forma de presentación que
éste adopte.
BIBLIOGRAFIA:
"Ser vecino de un lugar" implica la pertenencia a una casa, por cuyo nombre se
conoce al individuo, con derechos (tierras comunales, sucesión, afinidad) y obligaciones
(representación político-social, perpetuación/ mejora del legado) explícitas, que tienen
repercusiones en el status social. El cabeza de familia tiene la doble obligación de
velar por los intereses de la casa y participar en los deberes comunales: una y otra
entran con frecuencia en conflicto.
Es, por fin, una condensación de valores, pues proporciona la base para una
dicotomización moral: lo interno y lo externo a ella. El universo local se visualiza
desde un adentro y un afuera, el primero conocido -donde se vive y se domina-, y el
segundo desconocido -donde se desconfía y que hay que purificar con técnicas propias
de la esfera mística interior. El 'adentro' es la experiencia y representa lo bueno, el
'afuera' evoca experiencias de, y representa, lo dudoso, difícil y peligroso.
Existe una gama amplia y obsesiva de rituales para la defensa de la casa, que
realza su unicidad, separación y oposición en relación al pequeño universo local que la
rodea: la aldea (las otras casas y personas). Puesto que el peligro está fuera de los
límites de la casa, hay que proteger a los animales y a los moradores antes de salir y
antes de entrar. Como instrumentos, se utilizan símbolos místicos de purificación de
las entradas y protección de las salidas contra las adherencias nocivas del exterior:
rescriptos, amuletos, cuernos, herraduras, acebo, castañas, ramas de plantas, bolsitas de
sal, laurel, agua bendita, haces encendidos, conjuros, hierbas, hogueras...
Puesto que los conflictos sociales constituyen el marco donde aparecen los
desórdenes mentales, la ritualización de actividades comunitarias que refuercen la
solidaridad vecinal ejercerá una función preventiva. Aparece así la FIESTA, como
un mecanismo de dotación de significado cultural a los ritmos temporales del año, que
generan distintas clases de relaciones sociales, en función de que predominen las
actividades dentro (invierno) o fuera (verano) de la casa, encuadradas en categorías
culturales (contenidos ecológicos y religiosos). Cada mes del año cuenta con
festividades acordes a los productos predominantes, símbolos y relaciones
necesarias de la época. Así:
- Noviembre: comensalidad familiar o local (matanza, fiesta de las castañas), culto a los
muertos (Santos y Difuntos).
- Diciembre: perpetuación de la estructura familiar tradicional por los símbolos
cristianos de la Navidad.
- Enero: preludio del Carnaval, simbolizando el final del invierno y anunciando la
llegada de otra estación.
- Febrero: apoteosis festiva del Carnaval, alteración del orden.
- Marzo/Abril: purificación del alma y el cuerpo (Cuaresma), pasionalidad y
hermandad cristiana (Pascua).
- Mayo: rituales vegetativos, ensalzamiento de las cosechas.
- Junio: triunfo del sol, exaltación de la vida en el exterior, invasión de fuerzas
maléficas (San Juan).
- Julio a Octubre: celebraciones patronales de comunidades, comensalismo social,
mutuas prestaciones de ayuda, afirmación del grupo social.
Creencias:
Armamento Ritual:
2) AGUA. Las aguas de fuentes, ríos, lagunas, del mar y el 'orballo' se utilizan en el
lavado purificador del cuerpo para combatir taras de tipo individual, físicas o sociales,
que afectan sobre todo a la mujer: enfermedades cutáneas, bocio, males del ganado, mal
de ojo, hechizos, soltería, esterilidad, adivinación del futuro incierto...
3) VEGETACION. Los lavados suelen hacerse con agua mezclada con flores y plantas,
o infusiones de hierbas medicinales, que florecen en torno al solsticio estival,
simbolizando el renacimiento. Las plantas también protegen la casa contra el maleficio
de las brujas.
BIBLIOGRAFIA:
La secta era allí definida como un pequeño grupo o comunidad local cuyo
funcionamiento presenta las siguientes características básicas:
Los ritos pueden clasificarse, para este autor, en algunos tipos principales:
1) De purificación (limpieza).
2) De sangre (fuerza).
3) De tránsito o pasaje (ciclos vitales).
4) Funerarios.
5) De iniciación a los misterios.
6) Exorcismos (expulsión de malos espíritus).
7) Relativos a la naturaleza (siembra, recolección...).
8) De consagración (de reyes, templos, sacerdotes...).
9) De conmemoración.
10) De acción de gracias.
11) De expiación.
Así pues, el mito formula las reglas del juego; el rito es su puesta en escena.
Todo ello ocurre en un determinado espacio, vinculando a los presentes por la
adherencia a unas normas, con repercusiones sobre la dinámica de la integración,
y sobre la evolución individual y colectiva. Desde este marco, intentamos articular los
mitos y las fórmulas rituales que los grupos crean a lo largo de su historia vital en
sus propios espacios reservados:
2º) La confidencialidad o secreto grupal, que define lo que es propiedad exclusiva del
grupo.
4ª) Escisión (ausencias y abandonos; desencanto, agresividad y huída; muerte del grupo
en condiciones desfavorables; acceso a la emancipación en condiciones favorables).
Transición a la edad adulta o a la muerte. Mitos: "no nos quieren", historias de
abandono. Ritos: escenas de agresión, pérdida, muerte y duelo.
Desde nuestra óptica, los ritos antropológicos (el Duelo, el Carnaval, las
procesiones de Pascua, las peregrinaciones a santuarios, romerías, fiestas, las hogueras
de San Juan...) se pueden considerar -ya lo hemos defendido reiteradamente- como
un Sociodrama popular, terapéutico para el individuo y el grupo, pues: