Ideas Disruptivas
Ideas Disruptivas
Ideas Disruptivas
Ideas disruptivas
por Luke Williams
Cómo pensar lo impensable y sorprender al mercado con
productos poco convencionales
Introducción
Encontrar la manera de ser únicos en lo que hacemos es una meta atrevida, que no podemos
alcanzar a menos que cambiemos nuestro modo de entender la competencia y el negocio en el que
estamos. Tenemos que ser capaces de sorprender al mercado con soluciones inesperadas y
emocionantes, capaces de idear una estrategia poco convencional que deje atrás a la competencia; y,
además, debemos superar las expectativas del cliente. En esto consiste pensar de manera
verdaderamente disruptiva.
© 2017 Leader Summaries - ISSN: 2444-9253. Resumen autorizado de: Ideas disruptivas,
por Luke Williams, © 2010 Financial Times Press.
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Resumen del libro: Ideas disruptivas
manera disruptiva o, dicho de otro modo, necesitan pensar lo que aún nadie piensa y hacer lo que
aún nadie hace.
En un mundo que cambia con rapidez y donde las certezas empresariales son cada vez menores, la
capacidad de imaginar las cosas como nunca fueron y preguntarse "¿Qué pasaría sí?" es esencial para
cualquier ejecutivo.
Al formular las hipótesis disruptivas "¿Qué pasaría si?", no hacemos una predicción razonable, sino
una provocación descabellada. Por ejemplo, es como si, en vez de decir: "Si cargo la batería, el móvil
funcionará", decimos: "¿Qué pasaría si el móvil no necesitara la batería en absoluto para funcionar?".
La diferencia entre la predicción y la provocación es la que se da entre el ver las cosas como son y
preguntarse "¿por qué?", y la capacidad de imaginar las cosas como nunca han sido y preguntarse
"¿qué pasaría si?".
En arquitectura, alguien se pregunta: "¿Qué pasaría si pusiéramos las tuberías, los cables y la
ventilación por fuera del edificio en vez de por dentro?"; y se construye el Centro Pompidou en París.
En moda, alguien se pregunta: "¿Qué pasaría si vendiéramos calcetines en un juego de tres en vez de
por pares, en que ninguno sería igual al otro?"; y tenemos la empresa Little Miss Matched.
Todas estas innovaciones, revolucionarias en su momento, empezaron con una hipótesis disruptiva o
un intento de responder a la pregunta "¿qué pasaría si…?" de una manera atrevida y aparentemente
descabellada. Habría sido mucho más sencillo introducir cambios graduales en los productos, como
poner otro color, añadir una nueva característica o trasladar la producción al extranjero.
Para aprender a pensar de manera disruptiva, debemos conocer tres elementos básicos:
1-¿Dónde queremos que se produzca la innovación disruptiva? Una vez que hayamos
definido la situación en el sector, segmento o categoría en que queremos romper estándares,
conviene que nos preguntemos esto: ¿cómo podemos irrumpir en el paisaje competitivo (de nuestra
situación) proponiendo una solución inesperada? Por ejemplo, si tuviéramos un hotel boutique en
San Francisco, podríamos describir nuestra situación así: ¿cómo podemos irrumpir en el paisaje
competitivo (en el sector de viajes y ocio, en el segmento de hoteles, en la categoría de hoteles de
lujo) ofreciendo una solución inesperada?
2-¿Cuáles son los clichés? Aquí debemos intentar identificar las ideas que influyen en cómo se
entiende un sector. Los clichés son tópicos cuya adopción determina la manera en la que la gente
entiende y se comporta en un determinado ámbito. Tomemos como ejemplo el multimillonario
sector de los videojuegos. En las videoconsolas, una parte importante de ese mercado, dominaban
dos gigantes: Sony con su PlayStation y Microsoft con su Xbox. Ambas compañías se guiaban por
clichés. El primero: que el mundo se divide entre quienes son fanáticos de los videojuegos y los que
no lo son. Segundo: que a los fanáticos únicamente les preocupan los chips más rápidos y los gráficos
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más realistas. Tercero: que las videoconsolas son caras. Y cuarto: que la gente disfruta de sus
videojuegos sentada, sin mover apenas nada que no sean los dedos.
Pero Nintendo puso todos estos clichés patas arriba: la Wii de Nintendo es relativamente barata, no
tiene disco duro ni DVD y cuenta con poca conectividad y una velocidad de procesador relativamente
baja; no obstante, logró convertirse muy pronto en la favorita de los consumidores gracias a su
innovador control de movimiento, que integra los movimientos del jugador directamente en el juego.
La Wii permite jugar a tenis, béisbol, golf, esgrima, boxeo, etc. Nintendo llevó la consola a un enorme
segmento de la población que nunca se veía a sí misma como seguidora de videojuegos. Wii acabó
con la idea de que el videojuego es algo que se juega sin sudor.
3-¿Cuáles son nuestras hipótesis disruptivas? Cuando tengamos la lista de clichés que operan
en nuestro sector, el siguiente paso es desafiar el statu quo. Los clichés deben moverse de arriba
abajo, de derecha a izquierda y de atrás adelante como si fueran partes del cubo de Rubik, para
descubrir qué pieza introduciría un cambio disruptivo.
Una situación dada se puede invertir de diferentes maneras. Si lo que la define es una acción,
debemos buscar la opuesta. Si es algo que se ve determinado por el paso del tiempo, hemos de
intentar retroceder. Si lo que se da es una relación unidireccional entre dos partes, hay que intentar
un giro de 180º.
Por ejemplo, en el sector de los refrescos, dominan los siguientes clichés: los refrescos son baratos,
tienen buen sabor y se publicitan como reflejo de un estilo de vida. Movernos en la dirección
contraria nos daría lo siguiente: los refrescos son caros y tienen un sabor repugnante. Esto fue
precisamente lo que hicieron los creadores del Red Bull: les daba igual el sabor, el producto valía el
doble que Coca-Cola y su marketing no pretendía reflejar ningún estilo de vida. El mensaje que la
marca quería transmitir era que Red Bull quizá no nos haga felices, pero nos puede dar un poco de
energía cuando la necesitamos.
También podemos utilizar el método de la negación para romper los clichés. Consiste en negar
algunos de sus aspectos clave. Así, en el sector del alquiler de coches, los clichés dominantes serían el
verse en persona con el cliente, rellenar mucho papeleo y alquilar por día. Pero ¿qué pasaría si ya no
tuviéramos que vernos con el cliente en persona, él no tuviera que rellenar un montón de formularios
y le alquiláramos el coche por horas? La respuesta la encontró la empresa Zipcar, donde no hay
esperas, formularios ni presión para elegir entre 27 tipos distintos de seguro. Tampoco hay contacto
físico entre la empresa y el cliente: este último rellena su solicitud para convertirse en miembro de
Zipcar y la reserva del coche es online.
Otra manera más de formular hipótesis disruptivas es la ampliación a escala. La mayoría de la gente
tiene un sentido muy desarrollado del tamaño y de las proporciones naturales del mundo que nos
rodea. Por este motivo, cuando en una situación dada los elementos están desproporcionados unos
respecto de otros, nos choca e inmediatamente llama nuestra atención. Convertir lo escaso en
abundante, lo caro en barato o viceversa puede trastornar la percepción de la gente y hacerle ver una
situación de manera distinta.
Por ejemplo, el cliché de fijación de precios en el sector de las revistas es el modelo de suscripción
anual con un descuento importante, por ejemplo, el 50 %. Pero la hipótesis disruptiva que formuló
una revista de estilo, Monocle, consistió en ofrecer una suscripción Premium a sus clientes un 50%
más cara que el precio de la revista en el quiosco. Con ella los clientes obtenían acceso al contenido
Premium de la página web, productos de marca, eventos sociales, libros y programas de audio. En su
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primer año, la circulación de la revista alcanzó los 150 000 ejemplares y en la actualidad se vende en
más de 50 países.
Pasar a la acción. Nuestro objetivo debe ser idear tres "¿quépasaría si…?" o hipótesis disruptivas:
una inversión, una negación y una exageración a escala.
Inversión
Hipótesis disruptiva: ¿Qué pasaría si a los clientes se les entregara el menú al salir del
restaurante?
Negación
Hipótesis disruptiva: ¿Qué pasaría si a los clientes no se les cobrara por la comida y el servicio?
Escala
Cliché: Los restaurantes ofrecen una comida de dos platos y postre (el producto).
Un restaurante que no cobra por la comida y el servicio, que ofrece una comida de 30 platos y
entrega a sus clientes el menú cuando abandonan el establecimiento parece absurdo. Pero un
restaurante así ya existió: se trataba de El Bulli, fundado por el chef Ferrán Adrià, en varias
ocasiones declarado el mejor restaurante del mundo. El Bulli abría únicamente por las noches, de
abril a septiembre, y las mesas se reservaban con años de antelación. Más de 800 000 personas
intentaban hacer una reserva cada temporada.
Las hipótesis disruptivas no existen en el vacío. Las personas de las que esperamos el cambio que
proponemos tienen que creer que este aporta valor. Por ello, a la hora de poner en práctica nuestras
hipótesis disruptivas, debemos tener presentes las necesidades de nuestros clientes.
Ser receptivo hacia los clientes supone ponerse en su lugar. Se trata de observar, no de hablar.
Tenemos que comprender el mundo real en el que nuestras hipótesis se pondrán a prueba.
Nuestros objetivos de investigación se verán influidos por estas hipótesis y tendremos que fijarnos en
la relación entre el cliente y el sector, el segmento o la categoría. En concreto, nos fijaremos en lo
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siguiente:
• ¿Cómo y dónde interactúan los consumidores con los productos y servicios actuales en nuestro
sector, segmento o categoría?
Cuando hayamos definido nuestros objetivos, nuestra próxima tarea será averiguar cómo hacer la
observación. Aquí, pueden utilizarse tres métodos principales:
1-La entrevista y observación abierta concertada. Este es el tipo más común de estudio.
Consiste en hacer preguntas abiertas al entrevistado al mismo tiempo que se observa el entorno en el
que este vive o trabaja. El programa de la empresa Intuit Follow Me Home estaba diseñado según
estas directrices. Los ingenieros informáticos que trabajaban en la creación del software de gestión
de gastos Quicken pasaban horas en los domicilios de consumidores individuales para observar su
comportamiento e identificar sus necesidades reales. Luego volvían a sus cubículos e incorporaban
sus hallazgos en la nueva versión del software.
El programa Follow Me Home estaba muy centrado en el consumidor. Los ingenieros querían saber
cómo usaba su producto el consumidor y qué consideraba importante en él. Por ejemplo, un
consumidor quería poder comparar su gasto actual con el promedio de los últimos doce meses y esta
función se incorporó en el software.
2-Observación no invasiva. Dadas las limitaciones del tiempo o acceso, a veces tenemos que
llevar a cabo nuestras observaciones en entornos públicos sin previo aviso. Esto nos puede
proporcionar una gran cantidad de información, sobre todo en zonas con una alta densidad
poblacional.
En este sentido, es ilustrativa la historia del arquitecto Louis Kahn y su manera de diseñar los
espacios verdes del instituto Salk. Aparentemente, el plan original de Kahn no contemplaba
construir ningún sendero marcado o pavimentado a través de las zonas con césped; en vez de eso, el
arquitecto observaría a los peatones en movimiento y diseñaría senderos que se correspondieran con
las rutas que realmente escogía la gente.
3-Interceptar. Este método consiste en visitar las tiendas y observar la compra que hacen los
consumidores y el contacto que se establece entre ellos; también se intenta entablar conversación
con ellos. Se trata de comprender en el momento por qué la gente decide (o no) comprar.
¿Qué buscamos con la observación? La pregunta más frecuente cuando se hace una
investigación contextual es “¿qué busco?”. Y la respuesta más frecuente es “puntos problemáticos”.
Pero, en la mayoría de los casos, esta respuesta no es correcta. El investigador empieza a
obsesionarse tanto con encontrar grandes deficiencias que ignora todo lo demás. Y, muy a menudo,
son los aspectos pequeños que aparentemente funcionan los que ofrecen mayores oportunidades
para la innovación.
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Aquí es bastante ilustrativo el caso de un producto tan modesto como un bote de pintura para la
pared. Durante años, estos botes se han fabricado de hojalata y se abrían usando un destornillador
para levantar la tapa. Entonces, la marca Dutch Boy Paint introdujo su sistema Twist & Pour, unos
contenedores hechos totalmente de plástico, con una tapa fácil de quitar y un pico que facilitaba el
vertido y reducía los derrames y goteos tan típicos de las latas tradicionales. A los contenedores
también se les puso un asa, para permitir un vertido más controlado y un transporte más fácil.
Como se ve en este ejemplo, una manera satisfactoria de hacer algo (abrir un bote de pintura con un
destornillador) puede estar lejos de ser óptima. En lugar de fijarnos en los “puntos problemáticos”,
que son los que llaman la atención a todo el mundo, deberíamos buscar y tratar de remediar los
“puntos de tensión”, aspectos no lo suficientemente grandes como para que se les considere
problemas. Estos puntos de tensión se pueden identificar más fácilmente si sabemos qué es lo que
queremos buscar. Pongamos unos ejemplos de lo que podemos buscar:
Soluciones provisionales. Estas soluciones están pensadas solamente para los síntomas más
obvios de un problema, no el problema en sí. Hemos de fijarnos en soluciones rápidas para
encontrar salida a una situación concreta (por ejemplo, las notas Post-itpegadas en la pantalla del
ordenador).
Valores. Los valores de la gente juegan un papel importante en sus motivaciones. Hombres y
mujeres, por ejemplo, compran de manera distinta. Numerosos estudios han demostrado que a las
mujeres les interesa más establecer un contacto con un vendedor experto y a los hombres les motiva
la cercanía al aparcamiento del sitio donde piensan comprar.
Lo que demuestran las tecnologías, como el formato MP3 y similares, es que las cualidades que
valoramos simplemente han cambiado. El cambio es tan profundo que los viejos criterios casi han
perdido su significado. Ahora preferimos flexibilidad frente a alta fidelidad, conveniencia sobre
características, lo rápido y sucio frente a lo lento y pulido. Tener algo aquí e inmediatamente es más
importante que tenerlo perfecto.
Inercia. Por lo general, cuanto más arraigados estén los hábitos de las personas, mayor será su
inercia, es decir, estarán menos motivadas a considerar alternativas. Muchos clientes de bancos, por
ejemplo, dicen que no les gusta su banco y que les encantaría poder cambiarse. Pero la perspectiva
de tener que cerrar todas sus cuentas y volver a abrirlas en otra entidad les parece tan agotadora, que
prefieren quedarse donde están. Cada vez que los consumidores se sienten atrapados por la inercia
en una situación que encuentran poco de su agrado, encontramos tensión. Las oportunidades se
pueden crear o bien eliminando o bien aprovechando esa inercia.
En octubre de 2005, Bank of America descubrió una oportunidad para atraer a más clientes. El
banco encontró un punto clave de la inercia: la gente a menudo redondea al alza la cantidad de sus
transacciones financieras porque lo ven más rápido y conveniente. Para los responsables de la
entidad, se trataba de aprovechar esa inercia para convertir el hábito de perder dinero en el hábito de
ahorrarlo. Así nació el programa Keep the change (‘quédese con el cambio’), en el cual, cada vez que
un cliente realiza una compra con la tarjeta de débito Visa de Bank of America, el banco redondea la
cantidad hasta el siguiente dólar y transfiere la diferencia a su cuenta de ahorro. Desde su
lanzamiento, más de un millón de personas han abierto sus cuentas de ahorro en el Bank of America
.
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¿Cómo se puede transformar una oportunidad en una idea disruptiva que desafíe los límites
establecidos e inspire el sentido de lo posible?
¿Cómo se superan estos obstáculos? Cuando hayamos identificado y descrito una oportunidad,
es hora de desarrollar ideas para ejecutarla. Debemos empezar por dividir la oportunidad que se ha
encontrado en partes y estudiar cada una de ellas de una manera nueva, para centrar así nuestra
creatividad.
Por ejemplo, si tomamos la oportunidad "ofrecer a los conductores que quieran ser más productivos
maneras seguras y optimizadas para hacerlo", sus elementos constitutivos serían los siguientes:
• La ventaja: en este caso, la productividad. Debemos preguntarnos cuándo podrían usar los
conductores sus vehículos para la productividad. Por ejemplo: para dejar recados, para hacer
llamadas telefónicas, cuando esperan en el atasco o los semáforos, etc.
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Aquí, lo importante es evitar pensar en clichés y, para ello, necesitamos desarrollar el hábito de
buscar ideas alternativas en lugar de aceptar inmediatamente las soluciones más obvias. La
inspiración para las ideas disruptivas a menudo se encuentra en la periferia, en las categorías
análogas aunque no necesariamente competitivas entre sí. La sacarina debe su existencia a que un
químico que trabajaba en derivados del alquitrán de hulla la descubrió por azar.
Hablar de ideas sin documentarlas hace que sean generales, abstractas y, por tanto, más difíciles de
comprender y recordar. Para evitar este error conviene que describamos nuestras ideas de manera
precisa en palabras e imágenes. Documentar así nuestra idea nos será de utilidad igualmente si
decidimos desarrollarla para el mercado y si queremos obtener opinión crítica de los consumidores.
Para hacerlo, podemos utilizar el siguiente guión:
• Nombre. Ponerle nombre a nuestra idea es el primer paso para hacerla concreta y más
fácilmente comprensible a los demás. Debemos elegir un nombre que la represente bien y la
haga destacar. Debe ser corto, memorable y creíble; fácil de pronunciar y agradable de
escuchar. Algunas marcas ya presentes en el mercado nos pueden servir de inspiración:
BlackBerry, PayPal, Under Armor, FedEx, etc.
• Descripción. El siguiente paso consiste en formular en una frase el mensaje principal que
queremos transmitir. El mensaje debe contener: lo que es el producto (etiqueta), para quién es
(usuario), por qué les interesaría (beneficio) y cómo lo ofrece nuestra idea (método). Por
ejemplo: un sistema de música digital que permite a la gente en movimiento llevar más de
1000 canciones en el bolsillo mediante la sincronización del dispositivo portátil con una tienda
de música online (iPod).
• Diferenciación. Subrayar las diferencias entre nuestra idea disruptiva y cualquier otra idea
competidora en el mismo sector es importante, pero no suficiente. La manera en que se
diferencie nuestra idea debe ser valorada y relevante para los clientes potenciales. En la
práctica, esto a menudo supone sacrificar una cosa por la otra en lo relativo a las características
y la funcionalidad de nuestra idea disruptiva. La compañía Pure Digital tuvo que hacer
precisamente eso para diferenciar sus cámaras Flip de otros camcorders. La calidad de imagen
de esta cámara era relativamente baja (640 x 480) en comparación con sus competidores Sony,
Panasonic y Canon, que ya permitían la grabación en alta definición. Tenía una pantalla
pequeña, el color no se podía ajustar y los controles eran rudimentarios. Tampoco disponía de
zoom óptico. Pero la cámara era pequeña (un poquito más grande que un paquete de tabaco),
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Resumen del libro: Ideas disruptivas
barata (150 dólares frente a los 800 dólares de una Sony) y muy sencilla de utilizar. Resultaba
que los consumidores valoraban mucho estas diferencias. Pure Digital vendió más de un millón
de unidades de su cámara el primer año y pronto se hizo con el 17 % del mercado de
camcorders.
• Visualización. El viejo dicho de que una imagen vale mil palabras es cierto tanto para
situaciones simples como para complejas. Nuestra idea disruptiva necesita ser visual de forma
que se vean sus componentes, características y funcionalidad. Por ejemplo, si tenemos una
nueva idea para unos auriculares equipados con un micrófono replegable para el uso del
teléfono móvil, necesitamos mostrar cómo se llevarían y usarían. Solo indicar las
características no es suficiente.
Tener ideas disruptivas es bueno pero no suficiente. A menos que consigamos que sean viables, no
podemos esperar que creen valor. Para saber si una idea es viable debemos probarla en el mercado
entre sus clientes/usuarios potenciales.
La mejor manera de transformar una idea disruptiva en una solución práctica es involucrar a los
usuarios en su testeo y escuchar sus opiniones. El hecho de que algo sea disruptivo no es suficiente,
tiene que ser disruptivo de manera que sea valioso para los usuarios. Una pista de cómo hacerlo nos
la ofrecen los creadores de la marca de calcetines en juego de tres Little Miss Matched.
Antes de empezar con la fabricación de sus calcetines en juego de tres, los creadores de la marca
Little Miss Matched se propusieron obtener la opinión de sus clientes potenciales y de los minoristas
que venderían el producto. Ante todo, tenían que poner a prueba los posibles nombres para la marca.
Para ello, salieron a las calles de San Francisco y empezaron a preguntar a las jóvenes adolescentes
que les parecían nombres como Miss Matched, Mismatched y Little Miss Matched. Este último
resultó ganador por el juego de palabras que representaba: una joven deseosa de estar a la moda y el
hecho de que todos nos sentimos de vez en cuando un poco fuera de lugar. La mejor muestra de que
los creadores estaban yendo en la buena dirección era que cualquiera que oía el nombre sonreía. La
respuesta era verdaderamente emocional, no simplemente racional. Las acuarelas de los modelos de
calcetines eran excelentes e, incluso, le permitieron a la nueva compañía obtener un pequeño capital
inicial. Pero, para conseguir que su idea estuviera totalmente lista para el mercado, los responsables
de Little Miss Matched tuvieron que fabricar algunos calcetines-prototipo que la gente pudiera ver,
sentir y entender. Cuando propusieron la venta de estos prototipos a la cadena Nordstrom, a la
representante de la compañía la idea le pareció horrible: cómo se les había ocurrido pensar que a
alguien le podría interesar comprar calcetines en juego de tres. Afortunadamente, la representante
de Nordstrom mencionó que tenía una hija de 8 años y los socios de Little Miss Matched fueron lo
suficiente atrevidos como para pedirle que le llevara a la niña el prototipo y le pidiera su opinión.
Dos días después, la representante llamó e hizo un pedido de calcetines por valor de 250 000 dólares
que se vendería en toda la cadena Nordstrom.
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Resumen del libro: Ideas disruptivas
En esta fase del proceso, cuando ya hayamos probado nuestras ideas disruptivas con los clientes
potenciales, las hayamos refinado y hemos creado prototipos, es hora de intentar venderlas ante las
partes interesadas externas o internas de la empresa para que inviertan en ellas o las adopten.
Existen tres reglas para hacer una buena presentación de nuestra idea disruptiva: un discurso
conciso de 9 minutos (fomenta la precisión), que empieza creando empatía (¿por qué debería
interesarme?), continúa creando tensión (me interesa ver adónde lleva esto) y termina convirtiendo
a nuestro público en adeptos (esto es genial: ¿cómo podemos hacerlo?).
La presentación podría realizarse en Power Point (aun siendo un cliché, tiene la ventaja de que la
mayoría de la gente está familiarizada con él) y se podría dividir en secciones de tres minutos (una
para crear empatía, otra para crear tensión y la última para convertir al oyente en adepto), más un
tiempo indeterminado al principio y al final para la introducción y la discusión.
Uno de los mejores ejemplos de introducción a una presentación es la que hizo una agencia de
publicidad londinense, Allen Brady & Marsh, para su cliente British Rail (ferrocarriles británicos), en
1977. Cuando el equipo del cliente llegó a la agencia lo recibió una recepcionista que apenas
interrumpió su arreglo de uñas para dirigirles a la pequeña sala de espera, donde los asientos
estaban sucios, los ceniceros llenos y las mesas manchadas de café. La recepcionista ni siquiera se
molestó en ofrecerles algo de beber, solo les dijo que alguien vendría a atenderles en un minuto. La
espera se hizo larga y, cuando ya estaban a punto de marcharse, Peter Marsh, el director de la
agencia apareció delante de ellos y les dijo: "Señores, acabáis de experimentar lo que cientos de miles
de personas experimentan cada día en British Rail y nos gustaría hablarles de cómo podrían ponerle
remedio". Lo que hizo Peter Marsh fue provocar en sus clientes una sensación visceral y emocional
sobre lo mal que estaban las cosas en aquella situación, y eso es lo que deben lograr todas las
introducciones.
En la segunda diapositiva, se debe hacer hincapié en los consumidores y deben destacarse tres o
cuatro puntos de tensión que estos experimentan.
En la tercera se trata conseguir la empatía del público contando una historia con la que pueda
identificarse. En el ejemplo de British Rail, la historia era que a los clientes se les descuidaba
emocionalmente, se les asaltaba visualmente con entornos degradados y se les faltaba al respeto
haciéndoles esperar muchísimo.
Crear tensión: diapositivas 4-6.En esta parte de la presentación describimos la oportunidad que
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Resumen del libro: Ideas disruptivas
vemos y nuestras ideas de cómo aprovecharla. Se intenta generar sorpresa, interés y curiosidad.
Así, en la diapositiva 4, debemos formular nuestro hallazgo de forma que supere las expectativas del
público. Esto significa poner énfasis en la parte que no es de sentido común. Por ejemplo, no basta
con solo decirles que los coches están diseñados para el transporte (sentido común), sino llamarles la
atención de que los propietarios de los vehículos raras veces describen los automóviles como modo
de transporte y, al contrario, usan términos como protección, rescate u oficina (sentido no común).
En la diapositiva 5 hay que describir la oportunidad y fundamentarla con lógica y hechos creíbles,
encontrados durante nuestra investigación. Por ejemplo, la observación de que la gente "raramente
describe su vehículo como modo de transporte" hace que la oportunidad de "añadir características de
productividad" para los conductores existe y es creíble.
Convertir al público en adeptos: las últimas tres diapositivas. Aquí lo que queremos es
ganarnos al público para nuestra solución describiendo cómo es, qué es lo que hace, qué ventajas
suponen los cambios que proponemos y por qué tiene sentido en un contexto más amplio.
Toda solución debe tener un nombre, una frase que la describa y sus puntos de diferencia claves.
Estos cuatro elementos deben aparecer en la dispositiva 7.
Para que una solución disruptiva realmente despegue, hay que presentarla ante gente que esté
motivada para apreciar el cambio en el statu quo. A la gente le gusta formar parte de un cambio
disruptivo y, si logramos impresionarla, difundirá la palabra en el mercado entero. Los creadores de
Napster, un servicio de distribución de contenidos musicales en la red, eligieron al principio como su
público objetivo a estudiantes, porque combinaban tres cosas necesarias para generar expansión
viral: conexión rápida, tiempo libre y obsesión por la música actual. Este debe ser el cometido de la
diapositiva 8.
Finalmente, en la 9 se debe concluir con una frase concisa y profunda que resuma nuestro mensaje al
mundo.
Little Miss Matched lo hizo de una manera excelente en el libro sobre su marca, donde declaraba:
"Soy la primera voz en la historia que dice: '¡Altérnalo!'. Hoy soy calcetines; mañana seré… bikinis y
chancletas en verano. Leotardos, guantes y bufandas en invierno. Pijamas y zapatillas para dormir (y
mucho más)".
Conclusión
La mayoría de la gente en el mundo de los negocios está formada para fijarse únicamente en
problemas o en lo que no funciona y hay que arreglar. Sin embargo, tal como muestra este libro,
muchas veces este no es el camino correcto y a menudo no lleva a ninguna parte.
El autor nos invita no solo a seguir un determinado proceso, sino también a cambiar de mentalidad y
a adoptar un instinto rebelde que nos permita romper clichés y rehacer el paisaje del mercado. Nos
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Resumen del libro: Ideas disruptivas
recomienda que pongamos toda nuestra atención allí donde la competencia es autocomplaciente y
donde al cliente no se le tiene en cuenta o es insuficientemente atendido. Allí, las posibilidades de
reinventar y crear valor son innumerables.
Ficha técnica
www.leadersummaries.com
Editorial: Financial Times Press
Fecha de publicación: 08/12/2010 Biblioteca de libros
ISBN: 9780137025145 empresariales resumidos
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