Alfaqui Vademecum
Alfaqui Vademecum
Alfaqui Vademecum
ALFAQUÍ VADEMÉCUM
JOAQUÍN TRINCADO MATEO
2010
DIGITALIZADO POR CÁTEDRA REGIONAL LUZ DE JACOB N. 178
PROCLAMA
El Universo Solidarizado.
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EMBLEMA
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LA VIDA
Eterna y continuada.
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AXIOMA
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MANDATOS
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ALFAQUÍ VADEMÉCUM
EL MAESTRO VA CONMIGO
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PRONTUARIO
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Respondiendo al Amor, por pedido Universal de los que nos siguen, me esforcé en encerrar toda
la verdad de la vida, en este Compendio.
Joaquín Trincado
PREFACIO
Pero obligarle al niño o al hombre a aprender de memoria, todos los volúmenes que la sabiduría
necesita escribir para explicarse a las inteligencias, es un trabajo sin provecho y perjudicial, por
lo costoso y pesado.
Mas es de necesidad que el hombre lo sepa todo y lo sabe, por la doctrina; pero no puede retener
las palabras, ni conviene; porque el hombre debe tener su modo propio de explicarse, dentro de
las leyes que estudia, pues así precisamente, se enriquecen los idiomas y se activa el
pensamiento, y al fin, la exégesis, será la misma.
No es pues conveniente atar tan corto al niño ni al hombre obligándolo a repetir las palabras
mismas de un estudio; lo que sí es necesario que el concepto sea el que en verdad y justicia
corresponde a la doctrina, a la ciencia que se estudia y para eso, de la doctrina se hace un
compendio en el que en unas líneas se resume la doctrina de un capítulo, como en las ciencias se
resumen todas ellas por una ley, unas letras o unos números que cuando sabemos su significado,
por esos números o letras convencionales, desarrollamos toda la teoría de la ley o la ciencia.
Los maestros mismos, teniendo delante un texto que explican a los discípulos, no lo hacen todos
con las mismas palabras; pero sí lo hacen con el mismo resultado, porque en tocando los
fundamentos de la ley, todos se sujetan al mismo principio y las palabras habrán sido diferentes
con el mismo significado.
El obligar al discípulo a que por rigurosa obligación, aprenda de memoria, letra a letra, toda una
obra, es como si vosotros al recoger el trigo en el campo, cargáis con los haces enteros; en tanto
que otros, tienen sobre el terreno una máquina trilladora y extraen el grano en poco bulto y están
mucho más descansados; todos habéis hecho el mismo trabajo para segar, por lo que ya sólo os
interesa el grano; pues la paja, no os pagará en su valor, el trabajo demasiado que os costó.
Preparar bien sí las inteligencias de los niños con la amplia explicación del texto y la lectura
como instrucción y darles compendiado todo el estudio; la ley, los números, la esencia de la
doctrina, que es el grano. Esto, les es fácil aprenderlo con descanso.
Debo advertir aquí, lo que dije sobre esta facultad de "la memoria" en el "Conócete a ti mismo"
y es que la mucha memoria es a causa de que hay vacíos en el alma y caben todos esos tratados
largos; es señal cierta de que aquello, el individuo que lo puede grabar en su memoria, nunca lo
supo; a éste, no necesitáis obligarlo; él se ve inclinado a aprenderlo y lo aprende con facilidad y
sin cansancio a la simple lectura y lo recitará al pie de la letra; pero hará como el loro, repetir lo
que se le ha enseñado; mas no agregará nada nuevo, nada suyo en aquella existencia; pero en
otra, ya aquello, no cabe en su memoria, porque ya está en su conciencia; y no dirá las mismas
palabras del libro, pero dirá la esencia y dará sus conceptos, porque ya está arraigado en él y
habrá sacado consecuencias en estado libre de espíritu; entonces lo sabe: cuando b aprendió de
memoria, no lo sabía: estaba vacío de esos conocimientos; por eso los pudo aprender.
Pero entretanto que ese de buena memoria os puede hacer un discurso galano, encontraréis cien
que no pueden aprender de memoria las letras, pero recogen la esencia y dan seguras soluciones
y en un párrafo contundente dirá más que el hombre de memoria en muchos capítulos y aun en
un proverbio encerrará toda una ciencia, como está encerrada en unos números, o en unas letras,
cuyo significado sabemos.
Sirva esta advertencia para su norma a todos los maestros encargados de la instrucción de las
juventudes de la comuna y acostúmbrense a encerrar en una máxima, cada materia de estudio
que ellos deben explicar al niño y al hombre, y que aprovechen en la lectura y ejercicios
prácticos, así en las ciencias, como en los oficios, cuyas bases las tenéis en el "Código" que
debéis cumplir, más los reglamentos que los consejos darán, propuestos por los maestros
encargados de la enseñanza; pues mi consejo es este: adquirir más práctica que teoría y
preferir lo útil a lo agradable.
Paso a prontuar los principales axiomas de la nueva doctrina; pero sabed, que todo lo que hasta
hoy existió de doctrinas, leyes y mandamientos, hasta la misma ley de Moisés, quedan
derogadas, porque acabaron su cometido en el día del juicio; desde hoy, no hay más dioses; sólo
hay Eloí; no hay más naciones, ni razas, ni clases, ni divisiones; sólo hay hermanos y comuna: y
no hay más universo pequeño, circuido a este pequeño mundo, es el universo infinito; y no hay
más religiones, cismas, ni creencias, ni credos, que el espiritismo universal solidarizado, que es
luz, potencia, sabiduría y amor en la sola unidad santa y divina Eloí: al que llegamos por su
ministro espíritu maestro, que para la tierra, en el séptimo día es El Espíritu de Verdad, al que
en todo y para toda obra llamaréis, para llamar a Eloí.
Una sola advertencia más os haré, y es que el nombre de espiritismo, no lo pronunciéis con
ligereza, ni por cualquier cosa, sino con el respeto que merece todo el universo infinito, que en
ese omnipotente nombre se representa; pero al pronunciar ¡Eloí!... jamás lo hagáis sin llevar
vuestra mirada y pensamiento arriba y con la fruición del amor en el corazón y dulzura en las
palabras y sea sólo para llamar y pedir y dar gracias a nuestro progenitor.
El Maestro Juez.
CAPITULO I
ELOÍ
MAESTRO.- Eloí es el axioma universal nombre en el que, todo el universo evoca la suma
omnipotencia, la suma sabiduría y el sumo amor; es el creador universal del cosmos, cuyo
pensamiento eterno es la creación que vibra en el éter que todo lo envuelve, como alma eterna;
es el progenitor de los espíritus, que son su voluntad para la acción de la vida demostrativa,
eterna y continuada. Él es la ley única de amor, de la que nacen todas las demás leyes que el
espíritu ejecuta fatalmente, sin que nada ni nadie pueda esquivarlas, y todo reconoce a él, como
único santo, único sabio y único divino y como el autor único del universo.
M.- Dios no es nombre que cuadra universalmente al incomprendido infinito, en todos sus
atributos, sumos y únicos. Dios, es el primer nombre que se les da a los hombres en los mundos
de expiación; y es sólo el primer escalón para llegar al nombre de Eloí, pasando por los grados
de sabiduría necesaria a su conocimiento; y los hombres, durante los 6 días de trabajo y
equívocos, no pueden concebir la grandeza de Eloí; por lo que, primeramente, se le da el
nombre de Dios; más tarde se le dio el de Jehová, porque los hombres hicieron muchos dioses y
con el de Jehová se anulaban; luego según avanzaba el conocimiento y la razón, se le dio el
nombre de Padre, porque ya significa veneración, respeto y amor; y al llegar el juicio y firmar la
solidaridad con el universo, éste descubrió y nos dio el nombre universal de Eloí.
3 D.- ¿Según esto no es propio el nombre de Dios para Eloí y no representa la suma santidad?
M.- Así es efectivamente; y porque Dios, Jehová y otros nombres, no encuadran plenamente al
creador, se derogaron todas las leyes, doctrinas y credos, que eran sólo pequeñas partes de la
verdad eterna y se da hoy sólo el nombre de Eloí, con sólo la bandera comunal y el común credo
espiritismo; bandera y credo únicos en todo el universo infinito, con cuyo nombre de Eloí, le
reconoce todo ser que vive en la ley de su padre; y este nombre de Eloí, sólo lo pueden ostentar
y pronunciar los mundos que ya sufrieron la justicia y sus hombres y espíritus fueron
justificados y reconocidos por mayores de edad.
4 D.- ¿Eloí es el legislador y renueva las leyes según el progreso de los mundos o de los
hombres?
1
En adelante se abreviara así: D, para significar Discípulo y M, para significar
Maestro.
amor, como ley, fuera del amor, porque el amor y Eloí, es indivisible; por lo que, no es
legislador, ni eternamente renovó su ley.
5 D.- ¿Pues cómo me ha dicho el maestro que hoy se renueva la ley en el mundo?
M.- También he dicho, que se le dieron al hombre varios nombres, cada vez en ascensión; lo
que indica que quien se renueva es el hombre, progresando cada vez más; pero cuando se llega,
como ahora, a la mayoría, se les da ya la verdad desnuda, en la que estudiando eternamente,
concebirán mejor cada vez, pero comprenderla, saberla, jamás; eso es sólo atributo de Eloí.
6 D.- ¿Y cómo siendo omnipotente y omnímodo no puede renovar la ley? ¿No es esto no ser
omnipotente?
M.- Esta es precisamente la suma sabiduría; existir en la eternidad, sin principio ni fin; sin
variar su plan y por consiguiente su ley, sujetándolo todo a su designio de la eterna creación;
renovándose el infinito en todo momento, siempre en ascensión hacia la perfección eternamente
ideal, siempre con la misma ley, desde el mundo embrionario hasta el centro vibratorio; y si
vanara su ley para cualquier acto, entonces, ni sería el sumo sabio, ni el sumo poderoso, porque
demostraría equivocación y ésta, sólo es de los hombres; por lo que decimos, que renovamos la
ley, para la buena comprensión de la mente humana; pero el espíritu sabe, que lo que se
renueva, no es la ley, sino el hombre, que progresa.
7 D.- ¿De modo que la omnipotencia omnímoda de Eloí, se basa en la eterna invariabilidad?
M.-Así es; y hasta el espíritu su hijo es invariable, aunque progresando, parece variar; pero lo
que hace es progresar; lo que no es variar.
M.- Eloí, no castiga ni perdona a ninguno de sus hijos; primero, porque no podemos ofenderlo;
pues pensar que lo ofendemos, es rebajarlo a nuestra condición (cosa imposible); y el castigo
impondría mengua a la entera libertad que nos dio y sería negar su atributo de amor, con el que
domina el universo: segundo, porque estableció sus leyes, que han de cumplirse en libertad y
voluntad y se cumplen fatalmente; y tercero, porque perdonar, no es justicia y está mandado
pagarse mutuamente las deudas, "hasta el último cornado" y esto es amor, entre los hombres,
únicos que son capaces de ofender y recibir ofensa.
11 D.- Pero, ¿cómo comprendemos entonces las postrimerías de muerte, juicio, infierno y
gloria, que hasta hoy nos han horripilado?
M.- Ya he dicho, que en el juicio de mayoría, se renuevan todas las leyes, doctrinas y credos;
pero añado aquí, que esas cuatro postrimerías, son sin fundamento y fuera de la ley de amor, e
hijas solamente de las religiones que pasaron; más la muerte no existe, ni para la materia, el
juicio, sólo hay uno; el de mayoría, en cada mundo; porque, el de cada uno, se lo hace él mismo
en su conciencia; el infierno y la gloria, es el sufrimiento o goce de la conciencia, que será igual
al bien o al mal que uno ocasione a sus hermanos.
12 D.- Sin embargo, han sido desalojados y expulsados, muchos de los que en la tierra estaban.
¿Esto no es un castigo de Eloí?...
M.- No sólo no es un castigo, sino el extremo de la ley de amor; porque son llevados a los
mundos de su afinidad, con sus ¡guales, según su voluntad, porque se avergüenzan de su
desnudez y niebla, entre los que se han vestido de virtud y luz de sabiduría, por el amor,
teniendo los mismos medios y ley; y si sufrieron vergüenza en el juicio, no era la culpa de la
ley, que no sólo no quiere ni puede castigarlos; sino que hace como el buen padre, que aconseja
al hijo díscolo y rebelde, que reúne a toda la familia para hablarles a todos de su amor y que
oigan sus enseñanzas y les pone delante, los beneficios y los perjuicios que obtendrán obrando
de uno o de otro modo y lo hace para que aun los que se marchen del hogar en voluntad, sepan
toda la verdad de la ley; y... que volverán, quieran o no, a la casa paterna; no importa el tiempo
que tarden; tienen libertad para hacerlo cuando quieran; pero la ley, es inexorable; y sin ser
culpa de la ley, el rebelde, en espíritu o cuando hombre, sufrirá los remordimientos o las
satisfacciones de su conciencia y siempre la ley es la misma; pero por el estado de la conciencia,
unos sufren, en tanto que otros gozan.
M.- Sí, un solo mandato, en el que resume toda su ley y en el que se refunden todas las leyes
habidas y que haber puedan en todo el universo, cuyo mandato es: "ama a tu hermano".
M.- La adoración a Eloí, nada a él lo engrandece; es a nosotros que nos engrandece, porque, por
ella llegamos hasta él y nos podemos contar como sus hijos cumplidores en su ley, por la que lo
concebimos mejor para rendirle justo homenaje y reconocimiento; pero la adoración, no puede
ser (y así es pedido por la ley) más que en la verdad del espíritu; sin fórmulas, ni rituales y con
la misma confianza que al padre le contamos nuestras cuitas, nuestros adelantos, nuestros
amores y todos nuestros secretos; sólo que, aún es más fácil conversar con Eloí, que con
nuestros padres en el hogar, porque éstos necesitan palabras y Eloí sólo necesita el pensamiento;
este es el modo y forma; que en cuanto a donde; en la luz, a la vista del universo; con este ritual;
sea nuestro templo el universo, para adorar a Eloí en el altar de nuestros corazones y tener por
único sacerdote nuestra conciencia y por imagen de Eloí el amor puro y desinteresado.
M.- Discípulo amado: "conócete a ti mismo" y así concebirás a Eloí. En ese conocimiento lo
verás... Sí, lo verás sentado en tu conciencia, en tu hermano, en las plantas y en todo el
universo; y cuanto más te conozcas a ti mismo, más grande verás a Eloí, porque en Eloí, ni tú su
hijo tienes límite en la eternidad, que siempre es vida.
CAPITULO II
LA VIDA
M.- La vida es Eloí, como causa; el Espíritu como ejecutor y voluntad de la acción de la vida,
que es el Éter impalpable, su esencia, porque es la vibración constante del pensamiento de Eloí
que todo lo llena, sin dejar lugar al vacío, que no existe; y por lo tanto tampoco existe la nada.
17 D.- Pero si consideramos el espacio y en él no vemos nada, ¿no parece que existe en él la
nada?
M.- Justamente, ahí que los ojos humanos no ven cosa palpable, es el gran taller del espíritu,
donde modela los cuerpos y las formas para la demostración de la vida; y es que el espíritu, en
él vive en su verdadero estado de vida ejecutiva y ve los materiales que en ese éter, eterno
pensamiento de Eloí, para la formación de los cuerpos están depositados; y de ese éter, el
espíritu, hace los mundos y los cuerpos de los hombres para demostrar la vida y por lo tanto, eso
que los ojos del cuerpo ven vacío, está completamente lleno de la vida universal, que el espíritu
sólo puede demostrar.
M.- Justamente, por sólo Eloí todo tiene vida y vida eterna; pero si esa vida sólo fuera en estado
etéreo ¿de qué aprovecharía? Y por añadidura, no existirías tú para sostener este precioso
diálogo, en el deseo que tienes como hombre, de comprender la vida; y por esto Eloí exige del
espíritu, que demuestre la vida en cuerpos y formas, eternamente renovadas; y así, el espíritu,
que es la voluntad de Eloí, convierte el éter, pensamiento de Eloí, en formas tangibles, hasta su
cuerpo, en el que se encierra para crear eternamente formas y mundos, cada vez más bellos y en
ellos, como espíritu y como hombre, goza de su acción de ser voluntad tangible del gran Eloí,
para lo cual, se completan éter y espíritu, que son pensamiento y voluntad de Eloí: resultando
así el ser de las cosas por la acción del espíritu, nacidas del deseo de ser que es su pensamiento.
Ese pensamiento de Eloí, es el éter del que todo procede y en el todo se funde para renovarse
eternamente, demostrando cada vez más vida, cuantas más formas y más bellas ejecuta la
voluntad espíritu por el que está demostrada la vida, en las ideas primero; y luego en los
mundos con los tres reinos y por todos en el hombre, corona de la creación y la vida
demostrada. Por esto sentó Shet, refiriéndose al espíritu: "En él estaba la vida, y la vida es la
Luz de los hombres".
M.- Para el universo todo o sea la vida universal sin formas, en Eloí, desde cuyo centro vibra
eternamente; para la vida demostrativa de las formas, en el espíritu, porque él es el único
creador de las formas: y el espíritu da la vida demostrativa a los mundos y al hombre: por lo
que, decir que la vida radica en la sangre, en el corazón u otro centro, no dice nada para la
sabiduría porque, las sensaciones, las sentís en todo el cuerpo hasta en el cabello. Pero en
realidad y verdad eterna, la vida radica en Eloí sólo, porque es el único creador. Todo lo demás,
hasta el espíritu es criatura, aunque sea su hijo consubstancial.
M.- Sólo siendo así, puede ser deseable la vida y explicable el sacrificio que se impone el
espíritu al encarnarse en un alma embrionaria y en cuerpos imperfectos, hasta que logra
descubrirse a su alma y cuerpos; y si no fuera continuada, tampoco podría ser vida; pues el
tiempo de una interrupción sería muerte; y precisamente, después de cada encarnación, es
cuando el espíritu organiza el archivo de su alma con más clarividencia que encerrado en el
cuerpo y entonces hace balance de sus valores y se dispone a otra excursión; a otra prueba, cada
vez mayor y más provechosa; y así, no sufre interrupción la vida demostrativa.
21 D.- Se dice que la vida verdadera es la vida racional. ¿De quién es la razón y por lo tanto la
verdadera vida?
M.- La razón de la vida, la razón de las formas y los mundos, es facultad de demostrarla, sólo
del espíritu; y él solo puede y sabe discernir, que es lo que llamamos razón. Por lo tanto, la vida
racional y verdadera por la que se demuestra a la evidencia matemática, es del espíritu; y como
éste se encierra en el alma y por ésta se adhiere a un cuerpo, que él mismo se prepara como
instrumento para demostrar la vida, la vida racional porque es completa de materia y espíritu, es
del hombre solamente, en cada mundo; y por sus facultades omnipotentes en todo el universo,
es del espíritu, en verdad de verdad.
22 D.- Pero la vida natural que vemos en los tres reinos de la naturaleza, ¿es vida diferente y
por lo tanto hay dos vidas?...
M.- La vida solo una es, en todo el universo; pero los seres y reinos no racionales sólo tienen la
vida natural emanada del principio de la vida éter, y es el magnetismo remanente que cada
molécula ingiere en su eterno baño en el éter vivificante; pero cada molécula no la puede
demostrar, porque es necesario para la demostración, un movimiento de impulsión y otro de
repulsión, con una alma que le sirva de fuerza central, que equilibre las dos fuerzas. Esto, lo
demostraréis en todo movimiento mecánico aún a la simple vista y con poco raciocinio; pero la
causa actora, siempre es la fuerza central o alma, que sirve de ligazón a todas las moléculas de
los cuerpos minerales, vegetales, animales o mundos; pero todos son regidos y organizados por
el espíritu, único facultado para demostrar la vida en sus diferentes grados; por lo que, no hay
dos vidas, sino una sola vida.
23 D.- ¿Y, cómo se dice dos vidas, dos reinos o dos mundos?
M.- La causa es tan sencilla, como racional. Se dice dos vidas, porque la materia, o los cuerpos,
tienen la ley natural del trabajo y del goce, sin responsabilidad. El espíritu tiene la vida relativa,
o de la razón, por lo que es responsable de todas las cosas de la vida y de la armonía de la vida;
y en tanto no domina a las vidas naturales incluyéndolas en su alma por el dominio de los
instintos, parece (sin un análisis justo) que la vida de la materia, sea diferente a la vida del
espíritu; y no es más que la diferencia de grado. Cuando el espíritu ha logrado dominar los
instintos de la materia y los une a su conciencia, decimos racionalmente que unimos las dos
vidas, los dos reinos y los dos mundos: el material y el espiritual.
24 D.- Por lo que observo, ¿la vida del alma es sólo vida material?
M.- Así es; y no difiere el alma humana del alma animal, pues es la misma; con la diferencia de
grado en pureza de esencias, lo que la hace más sensible que es la facultad de las almas. Pero
esto, lo contestaré, cuando el discípulo me preguntará en su correspondiente capítulo lo "que es
el alma"; porque aquí le basta saber que el alma sólo tiene vida natural; y aun agregaré que
además de tener el alma sólo vida natural, esta vida es temporaria.
M.- No se espante el discípulo. Entienda que dije temporaria y no temporal. Sí, el alma humana
es temporaria como individualidad, pues necesita que su espíritu la cree para vestirse de ella; y
entonces, la individualiza del alma universal, amasada con el alma animal en que ha vivido ab
eterno, como todas las cosas, en el común del éter, que es vida; pero no es individual hasta que
forma entidad con el espíritu que la toma, para darse forma de hombre, cuando va a empezar su
vida de creador.
Desde entonces, el alma individualizada, vive ya para toda la eternidad, en irrompible maridaje
con el espíritu y dando vida a muchos cuerpos temporalmente y exprimiendo así todas las
esencias de un mundo, que el espíritu archiva en aquella alma, que cada vez embellece y
purifica más y,... esa alma brillará más que un sol y que muchos soles, cuanto más habrá
trabajado. Lo que no podría hacer si no hubiera tenido el feliz día de su nacimiento como
individualidad.
26 D.- Cierto, maestro, que temblé de espanto, ante la palabra "temporaria" para el alma.
Pero el cuerpo que es el instrumento con que el espíritu obra la creación, ¿no tiene más pago
que el goce breve de una existencia y esto contando que esa existencia no sea muy amarga?
¿No será esto injusticia?
M.- Discípulo amado; agradezco tu pregunta; ya te he dicho, que ni la materia muere; y que el
espíritu extrae toda la esencia de un mundo, por los cuerpos que se crea, a los que se adhiere por
su alma. Esto, ya dice que toda materia llega adipada por el alma, hasta el progenitor Eloí,
cuando el espíritu, rico por su trabajo, puede volver a la casa de su procedencia.
Pero has provocado un secreto con tu pregunta, que aún en la tierra no se ha dicho, pues bien: ni
aun los cuerpos del hombre mueren, ni se pierden aunque los veas podrirse y quemarse; y cada
espíritu y en cada mundo acaba la vida de ese mundo, con el mismo cuerpo que la empezó; más
téngase presente, el valor real de un cuerpo, no es el peso de su materia, sino las esencias de la
materia; y esas, las lleva el espíritu, con toda la estructura, fluidificada. Esas esencias, son las
que el espíritu emplea como materiales adecuados para la fabricación de un nuevo cuerpo, cada
vez más bello y perfecto (excepción del sexo) porque esto corresponde a la ley de justicia de la
procreación, en la más rigurosa compensación; pero su primer cuerpo en un mundo, será
también el último, aunque no se le parezca en nada ya, por la belleza alcanzada.
27 D.- Mucho me ha satisfecho. Pero, ¿no son responsables el cuerpo y el alma de lo que
hagan sufrir al espíritu?
M.- No, porque ni el alma ni el cuerpo tienen la facultad de darse forma, ni de transformarse,
sino de vivir la vida natural; y como el espíritu es la voluntad creadora, el sólo es responsable de
todo, porque la razón es suya; y por esto, la vida demostrativa, será más o menos armónica,
según el progreso que del trabajo recopile el espíritu, para lo que le dio sabiduría y potencia, su
progenitor, al que sólo Eloí pide, en su ley, responsabilidad, no para él, sino para la ley común y
armónica de toda la familia universal, a la que se le adeuda cuanto se dejare de hacer, porque
ello faltará en el trabajo; y la ley es inexorable y no oye ni alabanzas ni lamentos, porque ella no
ve más que los platillos de la balanza, en la que el del bien ha de estar pleno y el del mal vacío;
esto, cada espíritu lo ve él solo quiera y no. Por lo tanto el sólo es el responsable, porque sólo él
es, la voluntad que es ser; y la materia o vida natural es el pensamiento que sólo es deseo de ser.
28 D.- ¿De modo que recopilando aún más diremos que la vida llamada racional es del
espíritu?
EL ESPÍRITU
M.- El espíritu, como todo el universo, procede del padre universal; pero él vive, ab y coeterno;
es decir, que antes de ser individual el espíritu humano (llamémoslo así) vivía en el gran Eloí,
como el hombre vive en su padre según la materia, antes de ser engendrado; así, el espíritu, no
tiene metamorfosis en su creación, aunque sufre la ley metafísica en su vida individual, para su
mayor progreso; pero en cuanto a su procedencia, nace directamente de Eloí; esa es su
procedencia y a ella ha de volver, no a fundirse otra vez en el padre, sino como individualidad
numérica y hecho un maestro de la creación para poder llamarse, en los mundos y ante los
hombres, hijo de Eloí, honrando a su padre, por la potencia, sabiduría y amor.
M.- En verdad de verdad, sólo hay una naturaleza; la divina; de donde todo procede. Pero hay
grados de progreso y cargos en la creación y, metafísicamente, para mejor comprensión,
podemos admitir para el espíritu, dos naturalezas; la divina, por su procedencia; y la humana,
conquistada por su esfuerzo y retenida en su alma, para toda la eternidad; mas hablando del
espíritu, su naturaleza es la de Eloí, porque de él sólo procede y es consubstancial, ab-eterno y
coeterno con él y en él.
32 D.- ¿Y cómo siendo de tal naturaleza es tan tarde conocido por el hombre en quien se
encierra y a quien dignifica?
M.- Por eso mismo: sabe el espíritu su naturaleza y procedencia y lleva impresa la ley de su
progenitor, que sólo es amor, y con esa arma ha de dominar toda la naturaleza. Si el espíritu se
mostrara desde el principio en que toma materia, haría tan gran desarmonía, que sería un
desequilibrio; y él no puede, por la ley que lleva impresa, desarmonizar, puesto que viene a
poner armonía; para eso (en su potencia y sabiduría) se envuelve en un alma rudimentaria, que
lo opaquiza armónicamente con el progreso de la materia y desde aquella cascara va venciendo
todos los instintos de su envoltura, acrisolándolos a su ser que es luz y consiente que el hombre
conozca a su alma olvidando el espíritu que todo lo rige, hasta que al fin de trabajo y luchas, su
alma se ha purificado y tiene dominados los innumerables instintos de que se compone y forman
una conciencia y sentimiento, capaces de soportar la presencia del espíritu, su director.
Este ejemplo, lo trae de Eloí, porque el espíritu sabe, porque ha visto, que Eloí en su amor, se
manifiesta a los hombres con diversos nombres de Dios, Jehová y Padre, antes de que el hombre
haya descubierto su trinidad, en cuyo momento puede descubrir al universal Eloí y esto es
sabiduría y amor; por esto es el espíritu tan tarde conocido y admitido por el mismo hombre en
quien está el espíritu encerrado y es el mismo Eloí, puesto que el espíritu es su hijo
consubstancial y es su voluntad única creadora.
33 D.- Esto sí que es maravilloso, maestro. Pero dígame. ¿También se sujeta el espíritu a las
leyes humanas?
M.- Al espíritu, no le sujetan más leyes que las divinas y no elude ninguna, sino que todas las
cumple fatalmente, porque tampoco puede esquivarlas; y cuando el espíritu ha de cumplir una
ley de justicia, que la ley de afinidad le presenta, no tiene en cuenta para nada, ni las leyes
naturales, ni las humanas; pero trabaja constantemente sobre las leyes naturales, que rigen a su
alma y cuerpo, porque éstas aunque secundarias, no son nunca opuestas a las leyes divinas, sino
que son un resultado o efecto de las leyes de afinidad y justicia, que administran y rigen toda la
naturaleza.
Aún más: el espíritu inspira las leyes humanas que han de regir el progreso humano. Pero como
los instintos del cuerpo y del alma, son el goce de la materia y estas dos entidades no tienen
raciocinio, hasta que el espíritu ha dominado los instintos animales y sujetado a la ley de
justicia, difícilmente es oída la inspiración del espíritu y prevalece la ley de la materia, la que es
burlada y desconocida por él, cuando esas leyes se oponen enteramente a las leyes divinas,
sobre todo en la procreación; y si transige muchas veces, es a causa de la sabiduría, porque sabe
el espíritu, que los instintos, en el hombre, no se dominan por la prohibición, sino por hartura
del goce de sus derechos naturales. Esto es el amor extremo, por el que es natural que el espíritu
sufra, por el sufrimiento de su alma, por lo demás, al espíritu, sólo lo domina la ley divina y sólo
a ella se somete.
34 D.- Puesto que el padre dio la entera libertad al espíritu y así y todo la ley le somete ¿dónde
la ley toma el poder dominador?
M.- En la mayoría del universo en la que está solidarizado en virtud de la armonía; y como está
unida toda esa omnipotencia de los espíritus del universo infinito; y solamente se apoya en la
ley única y máxima de amor, que Eloí imprime en todos los espíritus a sus hijos, esa mayoría,
ejerce su potencia dominadora, por la ley de afinidad, la que le pone a cada individuo todas las
cosas en el punto de su cumplimiento y la ley de justicia se encarga de ejecutar el acto, porque,
cada individuo, recibe sobre sí toda esa omnipotencia humano-espiritual de todo el universo.
Así, obrará en el tiempo, quiera y no, la justicia, porque nadie hará lo que a cada uno le fue
encomendado sino él mismo y la falta se ve siempre, acusando al moroso o negligente.
Por esta acusación constante al moroso, tan pronto hace conciencia, cumple para no verse fuera
de la solidaridad, en la que, todos individualmente, son omnipotentes, porque cuentan siempre
con la potencia sumada de la universalidad que existe como contrato social infinito, reconocido
por Eloí, que es la ley.
35 D.- ¿Y cuáles son las obras que al espíritu le son encomendadas?
M.- Toda la creación de formas y cuerpos, por las que ha de llegar en cada mundo a la suma
perfección de que es capaz allí; pero concretando, el espíritu forma los mundos y les rige y hace
en ellos toda la creación y hasta los mismos cuerpos animales y humanos con los que extrae la
esencia pura de toda la materia, hasta que en él no hay nada asimilable a su alma.
Entonces los disgrega, para que la ley de afinidad lleve cada partícula de aquellas escorias, a
mundos en formación (que siempre los hay eternamente) y para habitar esa familia que acaba en
un mundo, se crea otro que empieza en progreso donde termina el que disgregaron; por lo que
decimos, vida eterna y continuada y que, el espíritu es creador y es dicho en verdadera
propiedad.
36 D.- Me encuentro extasiado; y aún más maravillado que de la naturaleza del espíritu, de la
potencia de la solidaridad que tal fuerza da a la ley para el cumplimiento de las cosas de la
creación; pero pregunto: ¿Esa omnipotencia del espíritu, no es sólo de Eloí y no se amengua al
creador universal? ¿O que diferencia real hay, entre la omnipotencia del espíritu y la de Eloí?
M.- "Conócete a ti mismo" y verás muy claro, que no sólo no hay mengua, aunque tampoco se
acrece la omnipotencia de Eloí; pero entre todas las potencias del espíritu unidas por la
solidaridad, no llegan a la omnipotencia de Eloí, porque él creó la única substancia de la que
todo procede, cosa que la unidad espiritual no puede crear porque ese es el secreto, para
siempre, entre los hombres y los espíritus. Y aunque fuéramos capaces de la creación de materia
o substancia prima, ¿dónde podríamos depositarla si el universo está lleno? La omnipotencia del
creador por esa substancia única que llena el universo, es porque él crea al espíritu su hijo para
la continuidad de la creación eterna, en mundos, cosas y hombres; y el espíritu es omnipotente
en la creación de los mundos y no es omnímodo porque está sujeto a leyes; en tanto que Eloí
creó el universo y lo sostiene omnímodamente, no habiendo nada sobre él y todo le rinde
homenaje; de ahí la diferencia de la omnipotencia del espíritu por la ley y la del creador Eloí,
que es la ley, resumiendo esta verdad en estas sencillas palabras. El espíritu es omnipotente,
pero no omnímodo; y el creador Eloí es la omnipotencia omnímoda.
37 D.- ¿De modo que el fin que tiene el espíritu en su obra, es la continuidad de la creación?
M.- Sí, ese es el mandato que tiene y lo hace bajo la ley de amor, persiguiendo siempre el
progreso, la mayor belleza y su enriquecimiento en potencia y conciencia; y tanto más progresa,
cuanto más conoce de la creación, por su práctica en la metamorfosis de las cosas y se agranda a
sí mismo, por el volumen de su alma y pureza; pero sobre todo, por el mayor grado de amor.
38 D.- El amor parece un egoísmo entre los hombres; y sin embargo toda la nueva que se nos
da hoy, es una ley de amor y se nos manda tener amor común y vida común y vemos que es
bueno. ¿Cómo no ha sido antes acatado este mandamiento tan justo?
M.- Volveré a repetir: ¿puede la cambronera dar higos, o el olivo dar uvas? ¿Cómo quieres,
discípulo amado, que los hombres dieran amor si para sí mismos no lo tenían? Es preciso
primero saturarse a sí mismo, llenarse de los sentimientos de amor, para que trascienda fuera de
sí y lo comunique a los demás: y en tanto tú no estás lleno de amor, en vano te esforzarás en
amar a todos, puramente; a lo sumo, amarás a tus afines, o a los que te ayuden: así, tienes razón
de decir que el amor es egoísta y es justicia que así sea porque antes es necesario saturarnos,
hartarnos de aquello que debemos dar, en lo que se refiere al espíritu: porque, en lo que se
refiere a la materia, mientras los hombres en su mayoría no están saturados de amor puro que
engendra la idea de la vida comunal impuesta por la ley de amor para todo el universo, todas las
cosas naturales, se encuentran legisladas por leyes humanas, que son de imposición y por lo
tanto injustas; pero todo está parangonado con el progreso general de la mayoría y será en vano
pedir uvas al olivo.
39 D.- ¿Entonces quiere decir que la comuna sólo puede ser en los mundos cuando la mayoría
del cómputo numérico, hombres y espíritus están saturados de amor y esto indica que la
comuna es la perfección de las humanidades?
M.- Justamente, sólo cuando el amor reina (y reina todo sólo por la mayoría) cabe la comuna en
las humanidades y por esto no llega en ningún mundo, antes del juicio final. Es sí, la perfección
relativa no sólo en las familias humanas de los mundos, sino en todo el universo porque es la
imposición de la ley por verdadera justicia y justicia quiere decir que todos tienen
equitativamente los mismos derechos y obligaciones en el trabajo y el usufructo, y se llega, real
y verdaderamente, hasta el amor común; pero esto es de los últimos siglos, en los mundos
regenerados como la tierra, y entonces se indica el límite de la perfección de su humanidad; y en
ese punto de perfección, empezarán en otra morada más arriba. Mas mientras la madre tenga a
su hijo más amor que a otro hombre que no nació de ella, es decir, mientras fuera capaz la
madre de privar a otro ser, de algo, para dárselo a su hijo; y el hijo y el padre y el hermano y en
todos los demás de una ciudad y en todo el mundo no vean a sus hermanos en verdad de verdad,
no puede estar la comuna verdadera, aunque esté implantada y en todo su apogeo de justicia y
bienestar material, porque para eso necesita leyes y códigos para regirse: la comuna, no necesita
códigos de letras, sino un gran archivo de sabiduría y amor en las conciencias. Esa es la
perfección comunal de cada mundo, a la que llegaremos, empezando en la comuna forzada por
la ley de justicia; y es natural que empecemos por las cosas materiales, hasta saturarnos de ellas,
porque sin empezar por ahí no llegaríamos al común amor puro porque, sin nacer, no se puede
ser hombre.
M.- Con mi laconismo de la respuesta anterior quise provocar esta nueva pregunta del más
grande interés y nadie se espante: Jamás puede el espíritu individualmente obrar nada, ni aun
las más insignificantes cosas; porque además de no haber cosa pequeña en la creación, en toda
substancia, se encuentra el espíritu universal, como alma, hasta en el electrón y por esto, ha de
topar el espíritu individual, en todas las cosas, con el espíritu universal, en el que están latentes
todas las leyes de la creación divinas y naturales. Por lo tanto, en toda acción, mayor o menor,
buena o mala, vibra el éter en su luz y el espíritu maestro es advertido del acto, e
instantáneamente aparecen en el lugar de la acción, testigos de vista espirituales, ya afines ya
de justicia, y estorban la acción o le ayudan al actor, según sea el caso de justicia, sin coartar la
libertad; pero de todos modos, dentro y fuera de la justicia, ningún espíritu puede obrar nada
solo, porque no está en la ley; esto, en lo concerniente con la primera substancia, éter; que
tratándose de cuerpos ya hechos, que se renuevan o se opera en ellos y entonces, ya es necesario
que haya más de dos; el ejecutante y el ejecutado, más los guías de ambos por lo menos; pero en
general, los mismos guías llaman a los afines suyos y de sus guiados y así, se reúnen para todos
los actos (hasta para el pensamiento), sea la acción mala o buena, lo menos una asamblea de
nueve o diez espíritus.
M.- Efectivamente. ¿Y acaso ser testigos de la acción y aún ayudar a la acción, es ser actor? Lo
que hay es que, por ley, se encuentran siempre presentes para ayudar o ser testigos, los afines,
que aun sin querer, estamos siempre presentes y los guías, rara vez nos abandonan estando de
espíritus libres y aun encarnados (los espíritus elevados) por su potencia porque les estorba poco
su cuerpo para estar cerca y vigilar a sus guiados.
M.- Ya está contestado antes. Primero, de su sabiduría que es fuerza invencible; y segundo de la
solidaridad y unidad de todos los espíritus que viven en la ley de amor, lo que llamamos y es
espiritismo.
M.- La patria del espíritu, es todo el universo; pero sólo puede vivir (hablando nuestro lenguaje)
en los planos a que su progreso alcanza y no porque tenga barreras que les impidan penetrar en
todo el universo; sino porque su potencia no le permite llegar más que lo que el progreso habido
en su potencia marca; de ahí adelante, necesita la mano de un mayor que le supla su impotencia.
Muchas veces, se conceden viajes de estudio por otras regiones, para el adelanto de una
humanidad y así es que, aunque la patria del espíritu es todo el universo, en realidad, se
circunscribe al radio de su progreso; pero se agranda en cada instante, según se progresa. Esta es
su vida eternamente.
45 D.- Por fin, ¿cuál es el día más grande y más feliz del espíritu?
M.- El espíritu tiene tres grandes días felices: el de su nacimiento diremos, como individualidad,
para empezar su trabajo; el de su justificación o juicio final en los mundos de expiación y el de
la vuelta y presentación a su progenitor, para salir autorizado maestro de un mundo, desde
donde ascenderá gradualmente como maestro, de mundo en mundo y de sistema en sistema y de
nebulosa en nebulosa, a ser maestro de un plano y espíritu de verdad, ya que, desde que es
misionero que es cuando puede llegar hasta los consejos del maestro, se llama y puede firmarse
espíritu en verdad; pero en realidad, el día más feliz es el de su iniciación cuando empieza su
carrera, o vida individual por su nacimiento.
El día más terrible (aunque sea en su bien) es el de su justificación en el juicio final; y el día
más grande es el de su graduación en la presencia de su progenitor y lo es, porque se ve
atomizado como el impalpable éter; por lo que, sobre ser el día más grande, es a la vez el más
terrible por esa anatomía, en la que se ve casi al no ser en aquel momento solemne, que lo
comprende el espíritu, pero no lo pueden describir los conceptos de todos los hombres.
46 D.- Permítame el maestro aún una nueva pregunta; pues después de ver tanta grandeza en
el espíritu y hasta su omnipotencia, me dice que en la presencia del padre, al ser auscultado, se
ve casi al no ser. ¿Cómo puede ser esto, siendo así que el espíritu es el creador de todo lo
tangible del universo infinito, y entonces en qué consiste su grandeza y qué la origina?
M.- ¡Muy bien, discípulo amado! ¿Has querido resumir en una sola contestación todas las
grandes y eternas verdades de este capítulo? Pues oye. ¿Has notado que dije "se ve casi al no
ser"? ¿Y te parece poco el casi? Pues ese "casi" encierra este gran axioma: "El espíritu después
de su individualización (es decir, después del feliz día de su nacimiento como individualidad
numérica), en toda la eternidad, NO PUEDE SER QUE NO SEA". Será casi nonada, pero ES.
Y como Eloí es la incomprensible grandeza, la infinita grandeza, la indescifrable grandeza, esa
nonada que el espíritu representa ante él es tener comparación con la infinita grandeza; y esa
comparación, infinitesimal, nonada, casi no ser, pero que es, ¡es tan grande en sí!... Como
queda dicho del espíritu: es indescriptible para el hombre y sólo comprensible al espíritu. Y para
darte una idea del valor de ese casi, de esa nonada, te diré que ese casi no ser, puede ser el sol
que alumbra a todo un plano. ¿Es bastante? ¿Es grande? ¿Y que es un plano comparado con
todo el universo? Lo que es todo el universo comparado con el Creador. Pero entre el valor del
universo y el del Creador está ese casi no ser, esa nonada, QUE NO PUEDE SER QUE NO
SEA: el espíritu. ¿Qué le da su potencia? La sabiduría solidarizada ¿qué le da la sabiduría y la
omnipotencia? El amor; y mayor será su sabiduría y su omnipotencia cuanto mayor sea su amor.
Resume, pues, amado discípulo, toda la grandeza del espíritu, sabiendo que entre la grandeza
del universo y la del Creador está el espíritu.
CAPITULO IV
M.- Sólo hay una ley divina, y ésta es la de amor; pero esta da nacimiento a muchas otras leyes
secundarias, y sobre todo a las fatales de afinidad y justicia, que son, para bien entenderlas, el
administrador y cajero contador del gran propietario de la ley de amor, Eloí, cuya propiedad es
todo el universo.
M.- El régimen único de todo el universo, por el que hace imperar la armonía desde el mayor de
los mundos al más pequeño y desde el mayor maestro hasta el menor de los espíritus, sin excluir
ni aun a los malversadores y detractores de la ley; pues si de su tutela excluyera al ser más malo
y rebelde que haya habido, dejaría de ser ley de amor y no existiría ni el universo, ni su creador;
por esto es que es mayor quien más ama, y por esto también no podemos llegar jamás a igualar
al autor de la ley de amor, ni entre todos los seres del universo, porque él ama por igual
absolutamente desde el mayor maestro al más rebelde de los espíritus; y sólo así es el amor
puro.
M.- Como la ley de amor impera, la de afinidad gobierna y administra; y es su función eterna
reunir todos los elementos necesarios y en cada punto, para que se produzca un hecho en la
creación; sin ella nada sucede ni nada se crea, y es ley fatal que doblega, quieran o no, a todos
los seres, porque les pondrá un millón, cien mil millones de veces y eternamente si fuera
necesario, los hechos a realizar por un ser, y no otro lo realizará; y mientras no sea realizado
aquel hecho, se verá la falta en el mundo donde hay esa acefalía, porque falta en el catálogo de
la creación, lo que origina un desequilibrio que sólo por un juicio universal se sentencia. En
suma, la ley de afinidad es el administrador y lleva como ejecutor la ley de justicia, que sin
forzar obliga a tener voluntad por la influencia del amor.
M.- No. La ley se cumple siempre. Lo que hay es que la acefalía de un individuo origina el
desequilibrio en la familia de un mundo; pero la ley de justicia lleva su registro y, en cuanto
tiene mayoría de cumplidores, llama a juicio de liquidación y hace la justa separación, para
poner armonía entre los cumplidores y los acéfalos. Entonces la de afinidad prepara los objetos
que deben producir los hechos que por culpa de los malversadores no están en el catálogo de la
creación: si resulta que aquellos hechos no están conformes al progreso de aquel mundo,
entonces tales acéfalos son llevados a cumplirlos en un mundo que esté en igual grado, porque
no pueden desarmonizar unos hechos de otros, en todo el universo. Esto no es castigo, puesto
que se les da punto adecuado a sus tendencias, y sí (como se ve) es amor, en su más alto grado.
51 D.- ¿En qué funciones las leyes de afinidad y justicia tienen mayor trabajo en los mundos?
M.- En la procreación y la compensación: dos leyes fatalísimas e ineludibles de todo ser, pero, a
causa de las pasiones y del libre albedrío de los hombres, que por la pasión lo convierten en
libertinaje, hay siempre reclamaciones a la ley de afinidad y justicia, de los que deben
reencarnar y de los damnificados en los bienes materiales; porque así como es de necesidad la
reencarnación y sólo puede efectuarse por la procreación, también en el disfrute de lo material
todos, en el tiempo, tienen que consumir el mismo caudal; mientras no se ha cumplido esto, hay
reclamaciones de los damnificados, y por esto las leyes de afinidad y justicia tienen en estos dos
puntos su
mayor ocupación en los mundos, hasta que llegan al juicio final y se establece la comuna, por la
que se quitan todas las causas del desequilibrio y todos los individuos disfrutan en equidad del
trabajo y del usufructo, no teniendo peligro de injusticia, porque en todos está grabado ya el
amor desinteresado.
M.- Siempre que no establecen diferencias para ningún habitante del mundo, en lo material,
moral y espiritual; porque entonces necesariamente la justicia resplandece en todo y el amor
reina sin imponerlo, porque está en fruición de los seres.
53 D.-Pero si no hay dos grados de progreso iguales, ¿cómo puede establecerse una ley única
y que sea justa?
M.- El amor todo lo iguala, y en la conciencia de los seres está la equidad de la justicia. La ley
no pide dos al que solo uno sólo puede dar; y tampoco puede tomar dos el que sólo uno necesita
en su progreso, aunque quiera tomarlos, porque el equilibrio establecido por la mayoría no deja
lugar ni al despilfarro ni a la escasez: todo está libre y señalado en su uso; la ley que está en la
conciencia de los comunistas, ni pide más que lo que puede uno dar en franca y bien entendida
libertad, ni la justicia (que también está latente en las conciencias) les permite a los individuos
usurpar, ni despilfarrar, que es no dar lo que uno puede: uno, diez o cien, o consumir lo que no
necesitan, cosa que no puede suceder, porque en la comuna no hay nada superfluo ni
inconveniente, y todos tienen la ley del trabajo por norma y el amor por ley.
54 D.- ¿De modo que el espíritu no puede eludir las leyes divinas eternamente?
M.- En el tiempo todas las cumple, fatalmente; y cuanto más tarda (por indolencia, acefalía o
malicia), más sufrimientos se agrega voluntariamente; pero es deudor a la comunidad del retraso
que ocasiona y del sufrimiento que da a los conscientes cumplidores.
M.- Trazar y conservar la armonía ascendente en toda la creación; por lo que, la misma ley está
en el mundo embrionario y en el mayor en progreso. Pero donde se acentúan en toda su fuerza y
rigor las leyes en los mundos de expiación, porque es donde el espíritu debe descubrir su
trinidad y su procedencia y liquidar sus cuentas, para entrar en el concierto de los mundos ya
redimidos, y tiene que conocerse a sí mismo en verdad de verdad, sin velos ni nieblas, en sus
tres entidades del cuerpo, alma y espíritu, dar a cada uno lo que es suyo, y conocer el nombre
real del Creador, bajo la palabra universal: Eloí.
PARTE SEGUNDA
CAPITULO V
LA CREACIÓN Y SU FIN
M.- El fin primordial de la eterna creación es el progreso infinito e indefinido; como éste
pertenece sólo y exclusivamente al espíritu, que es incorpóreo, y en ese estado no puede obrar
cosas materiales, para lo cual necesita cuerpos que le sirvan de instrumentos, y los cuerpos no
pueden por su ley servir en el espacio o éter impalpable, de aquí la necesidad del espíritu de
crear mundos que sirvan de sostén a los cuerpos con que ha de obrar las maravillas de la
creación. Por lo que, materializando el concepto, diremos que el fin primordial de la creación es
la creación del hombre, que representa toda la maravilla de la eterna creación; es la del hombre
una figura que el Padre se complace en contemplar, porque por la sabiduría comunicada por él
al espíritu, su hijo consubstancial, encierra en verdad de verdad todo el universo,
microscópicamente, en cada cuerpo; y hasta él, si quisiera mostrarse visible y tangible, tomaría
la forma del hombre, porque el espíritu su hijo ha interpretado a satisfacción de su padre la
imagen que le imprimió en su inteligencia. Por esto es el primordial fin de la creación de los
mundos la producción del cuerpo humano, como vestido e instrumento del espíritu, su creador
secundario; el creador primario es Eloí, en la substancia única, que es el éter, eterno taller del
espíritu.
M.- Los mundos los crea el espíritu y los sujeta por ley a su órbita, con arreglo a la vida que ha
de desarrollar. Mas el germen de un mundo tiene su iniciación en un centro planetario, que para
la tierra es el sol. Este desprende de si la fuerza, o germen telúrico, a la que se van agregando
átomo sobre átomo, molécula sobre molécula, por la afinidad y atracción magnética; durante un
tiempo, hasta que en el éter se carga aquel cuerpo de la vida necesaria para su desarrollo y
creación de todas las especies que debe producir, va vagando por los espacios, pendiente de su
centro, el sol, y sin rumbo al parecer. Pero tan pronto como se ha cargado de toda la vida
necesaria, el espíritu maestro de esa naturaleza lo sujeta a su órbita y a la revolución diaria. Ya
es un mundo, como unidad.
M.- No, ni aun siquiera es gaseoso: es luz, fuego vivo, y largos millones de siglos ha sido visto
por otros mundos como vemos nosotros un cometa; esto suele ser, en general, esos mensajeros
celestes que a veces vemos y que han dado sustos a los hombres de la tierra, pensando en el fin
del mundo; pero de estos cometas también los hay que son familias de espíritus que van en
visita de triunfo, porque acabaron su misión en un mundo y van a otro que ya se formó para
ellos, llevando entre todos el valor del mundo, computando su peso y valor en luz y sabiduría.
M.- Al quedar el mundo ígneo sujeto a su marcha, que se va regularizando, como se le forma la
atmósfera por su propio calor y en su órbita encuentra, por la gravedad, mucha resistencia, esa
atmósfera no deja salir fuera de ella las emanaciones del calor de la masa ígnea; se va enfriando
y sigue creciendo la parte gaseosa, y por la marcha constante por su órbita, que es fría, el gas se
licúa; este líquido, por su contacto y revoluciones entre átomos, alcanza su primera molécula
sólida, y luego otras y otras, hasta formar la capa total que envuelve toda la masa ígnea; es
entonces llegado el momento de aparecer la primera vegetación, iniciada en las algas, que se
crearon en las aguas procedentes de los gases, cuyas algas formaron los primeros minerales,
donde se acumulaban todos los gérmenes de vida vegetal y animal; va creciendo el enfriamiento
exterior, por el mayor espesor que cada vez adquiere la corteza, y en esa operación se emplean
millones de espíritus naturales y elementales, dirigidos y organizados por dos maestros: uno que
cuida de la naturaleza del mundo y el otro de su atmósfera, que van agregando siempre a la
corteza y alimentando la vegetación.
M.- Cuando apareció la primera brizna de hierba, ésta ya dio, al pudrirse en su raíz, la lombriz
primera, con la que se engendraba ya el alma animal. Apareció entonces la grama, que
solidificaba aún más, y en ésta, y en virtud de que ya estaba engendrada el alma animal, se
formó una especie de gran babosa, acrecentando el alma animal; así, en cada planta salía una
especie y cada una, tomando su parte de alma, aparecía en los troncos, hasta llegar a los grandes
animales; pero todos aparecieron en un diminuto huevecillo, cada uno en su especie.
M.- Ya he dicho que sólo el espíritu tiene la facultad y potestad de la demostración de la vida en
formas; y así los cuerpos de los animales todos fueron elaborados en su embrión por el espíritu,
que luego ya se desarrollaría por la ley de la vida; en ese desarrollo el espíritu, en su sabiduría,
preparaba el alma, que sería el alma humana cuando todas las especies animales hubieran
purificado la suya al grado que requería la creación del hombre, que sería cuando todos los
instintos animales estuvieran en la plenitud de su vida, por lo que el espíritu maestro del mundo
creó una especie por cada instinto que hoy podéis conocer en el hombre.
62 D.- Y como aparecían entonces en los huevos que los troncos de los árboles engendraron,
¿no podían hoy aparecer igualmente?
M.- La ley no hace dos veces un cosa en los mundos; así, no es de ley que suceda, ni sucede,
sino que, por el progreso, una vez que aparecen las especies, se reproducen de sí mismas por su
ley, ya por el huevo, ya por la concepción en sus órganos generatrices, porque el espíritu
maestro extrae de la tierra toda la substancia de cada especie y la deposita en el embrión: la
tierra no lo da más que una vez, porque no lo tiene en sí; una vez que dio el germen ya no le
quedan si no los elementos de alimentación, para la subsistencia de lo que creó.
63 D.- Siendo así que aparecieron en esa forma los seres, ¿no sería mejor que así fuera, pues
no sufrirían las madres la preñez ni los peligros del nacimiento y del parto?
M.- No, por muchas razones; porque, además de lo que he dicho, que el espíritu extrajo toda la
substancia creatriz de cada especie, esa primera aparición es muy costosa y tarda. El ser, para su
desarrollo necesita un número de grados de calor, y en el seno de la madre los recibe en mucho
menos tiempo que los recibió en la tierra o en el tronco del árbol; y porque por la preñez, los
peligros del parto y el amamantar al hijo crea afinidad mayor en la especie humana, cariño en
los animales y amor en los hombres, y une a todos en familia; además de que, si hay
sufrimientos para la procreación, son pagados de antemano con el amor de la unión y el goce
sublime de los sexos; goce impreso por el espíritu, en su ley, a la materia, para excitarla al acto
de la concepción; acto que no esquivan ni el macho ni la hembra, ni el hombre ni la mujer, aun
sabiendo los sufrimientos que les impondrá el ser padres; es la ley, que es fatal, lo que nos lleva
al cumplimiento del caso primordial para que se crean los mundos: la procreación, que es la
continuidad del progreso y la vida demostrada.
Y raciocinando: ¿serías tú, amado discípulo, más gustoso en saltar en las breñas, recién nacido,
que estar arrullado con tanto amor, pegadito a los pechos de tu adorada madre, en tanto que tu
padre se mira alegre en tus ojillos y se arroba en los de tu madre, de cuyas entrañas saliste para
ser el lazo de los dos? Admira, profundiza aquí, que esto encierra toda la sabiduría y el todo del
amor.
M.- ¡Calma, discípulo amado! Yo también estoy conmovido; vayamos despacio en este grande
trago; hay antes una pregunta muy trascendental y te invito a buscarla.
65 D.- Es cierto. Su última razón hizo vibrar todo mi ser; temblé ante la idea de que pudiera
haberme visto entre las piedras a mi nacimiento y he previsto a nuestros progenitores. La
emoción no me abandona ante la perspectiva y comprendo que algo grande debió ocurrir para
aparecer el hombre a la faz de la tierra... ¿Qué fue; ello, pues?
M.- Ya ves si había cosa interesante. ¡La concepción del primer hombre, que no fue uno, sino
muchos millones a la vez, y machos y hembras!... Oye atento y trasládate con el pensamiento a
cincuenta y cinco millones de siglos atrás. ¿Ves la tierra, toda cubierta de vegetación abrupta?
¿Ves todo el reino animal exuberante, que hay animales que parecen montañas? ¿Ves cada
brizna de yerba, cada planta y cada arbusto, cada bestia y cada animal, que tienen una partícula
de nuestro ser? ¿Qué ves más? No ves ningún satélite. Un sol nada más, que baña la tierra en el
día y al irse la deja sumida en las tinieblas. ¿Querrías tu vivir así? ¿No te gusta vagar a la luz
plateada de la luna, testigo de tus miradas a tu amada compañera? Pues si entonces hubieses
existido, no habrías tenido eso. No había esa luna, que escucha tus coloquios de amor. La noble
madre tierra no quiere recibir a su hijo el hombre en tanta pobreza; se dispone a su parto y a la
concepción del que será corona de su progreso, y aún llama a sus tres reinos, mineral, vegetal y
animal, y les manda sacrificarse todos para crear al rey de la misma creación. Ya todas las
cosas en su punto, el maestro que dirigió hasta entonces todas las creaciones e hizo brotar la
brizna y creó los animales, dotándolos de un alma, del alma universal, hace el supremo
esfuerzo; y desde el interior de la tierra, donde estaba depositado aquel germen telúrico que
salió del sol sesenta y ocho millones de siglos antes se hinchó y rompió la tierra, mandando un
pedazo de ella a colocarse en el punto de gravedad de la ley, para que alumbrara en las noches.
Al mismo tiempo sucumben los reinos vegetal y animal y son enterrados en la tierra donde
salieron y las aguas todo lo cubren. Queda el silencio absoluto otra vez en la tierra, pero
concebido el hombre, que aparecerá diez millones de siglos después.
66 D.- Todo esto es digno del gran Creador. ¿Por qué no lo ha sabido el hombre hasta hoy?
M.- No te rebeles, hombre; tú mismo no has dejado que se te dijera; sólo se te pudo decir
simbólicamente, por Adán y Eva, el arca de Noé y su diluvio, hasta hoy que el espiritismo se
asienta como credo único y te lo aclara el que te dio aquellos símbolos.
67 D.- Deploro mi ceguera y bendigo esta hora y con ella a Eloí, por la unidad espiritismo.
¿Me dirá ahora el maestro que han hecho la tierra y el espíritu en ella durante esos diez
millones de siglos?
M.- Todas las especies de los tres reinos se fundieron en una sola masa. De nuevo brotaron
todas las especies por la misma ley que al principio, pero más rápidamente, porque ya había
semillas y substancias; pero todas las especies perdieron en rusticidad y fiereza y ganaron en
finura, belleza y frutos. Más el espíritu exprimió las esencias de los cuerpos y la quinta esencia
de las almas, y de ellas aparece un nuevo árbol que antes no existió.
La familia espiritual que había de tomar la tierra, para llevarla al progreso y perfección, que
había ascendido de un mundo primitivo, descansaba entretanto que aprendía la vida de trabajo;
y estando las cosas en su punto por la ley de afinidad, los más adelantados espíritus de la familia
se encierran en los troncos de los nuevos árboles: los quinos, y allí, auxiliados por el maestro y
otros como guías por la ley de amor, de la savia del quino forman su feto, encerrado en un
huevo de color verde y tela holgada y flexible y allí pasa su gestación, adquiriendo una
magnitud de cuatro a cinco centímetros. En esas bolsitas estaba encerrado el embrión del
hombre esbelto y hermoso de hoy. Cuando ya la vida era hecha en lo animal, se encerró el
espíritu en cada bolsita para formar el sexo y llegó el gran día de aparecer, cayendo los quinos
podridos por su base y quedando al descubierto los hombrecillos, que la luz y calor del sol
reanimó. ¡Supremo instante, en que toda la creación fija sus ojos sobre el área de la tierra, y
saluda en el nombre de Eloí a los hombrecillos, recién nacidos, por la ley eterna, como nacen la
primera vez en todos los mundos!...
68 D.- Cierto que no hay nada más grande en la creación que la aparición del hombre, tan
humilde cuanto digna de la sabiduría eterna. Pero ¿quién le auxilió en el primer momento?
M.- Nada descuida la ley; estaba el gorrión preparado y, al ver los saltitos de aquellas bolsitas, e
incitado su instinto, dirigido por el maestro espíritu de la naturaleza, rasgó la envoltura y el
hombrecillo estiró sus miembros. Del mismo animalito recibió calor y alimentos, aunque el
ambiente le era suficiente a su primer desarrollo; y como allí había poca materia, no era muy
obstaculizado el espíritu para vencer la resistencia, y además estaban el espíritu maestro y los
guías y protectores para su auxilio; así, por la inteligencia, se albergaron en los troncos y
cuevas, donde no fueron ofendidos y se desarrollaron muy pronto, alcanzando una estatura de
unos cincuenta centímetros esta primera generación madre, y se juntaron machos y hembras y
procrearon otra generación mayor, hasta llegar al máximo desarrollo de la materia, que
empezaría a descender en su cuerpo cuando ya habría dominado al reino animal. Entonces
cambiaría la robustez por belleza, para llegar a la que hoy tenemos en que reina el espíritu,
después de cuarenta y cinco millones de siglos, en que otra vez se renueva la tierra y aparece
otra nueva luna, como triunfo del espíritu. Esta verdad confirmará todo lo anterior,
irrebatiblemente.
M.- ¿Y estarías tu conforme en pararte donde estás en el progreso, sabiendo que más allá hay
más progreso y dicha, puesto que empezarás donde aquí terminas? ¿Y por qué tú mismo no
evitas que se rompa el lazo de vida que te une a tu cuerpo decrépito, después que hiciste el
trabajo de una existencia?
Pues lo mismo son los mundos: no teniendo más que dar, se disgregan para ir cada partícula a
enriquecerse de nuevo y formar parte de mundos mayores y más adelantados. Ese es el proceso
del eterno progreso.
M.- El espíritu, que la exprimió por el trabajo de su inteligencia y se lleva el valor real, en luz y
sabiduría, en sus almas; y así como el espíritu todo lo archiva y nada olvida, aquel mundo y
todos los mundos viven también en esencia, eternamente, llegando así espiritualizados hasta la
casa del padre. Ya veis cómo tiene su premio hasta la más rústica materia y se confirma la
magnanimidad del autor del universo; y es premio al espíritu (que es voluntad del Creador),
porque le presenta en formas de vida el pensamiento vibrante en el éter, que es el material que el
espíritu encuentra para la realización de la creación eterna.
71 D.- Ahora si veo el terrible trabajo del espíritu. Mas, ¿por qué ha de sufrir, siendo
inteligencia y potencia?
M.- Porque sabe que viene a dar vida positiva a todo, a cambiar la vida natural en vida real y
verdadera, y no puede, por la ley, destruir nada, ni el más insignificante instinto, sino que cada
uno tiene que hacer una ley de conciencia y con todos los instintos la razón de la ley de la vida.
Ese es su rico archivo de creador, que acrecienta cada existencia y cada etapa en cada mundo, y
así irá eternamente por el infinito, siempre estudiando y siempre aprendiendo; y también
desciende a mundos menores a enseñar, como él fue enseñado por otros mayores.
72 D.- ¿De modo que, según veo, la satisfacción y goce del espíritu es sólo su sabiduría?
M.- La causa es su naturaleza divina, que es amor, como su progenitor Eloí, el que le da el
ejemplo de tomarse todo el tiempo que necesite para su evolución, pero bajo el mandato de no
ocasionar daño porque le ordenó: "AMA A TU HERMANO". Para su ayuda estableció las leyes
de afinidad y justicia, que imperan por la solidaridad y tienden al dominio de la materia sin
restringirle sus derechos, sino organizándole el usufructo de sus derechos naturales, por un
orden correlativo. Ese es el gran trabajo de la sabiduría del espíritu, y es lucha terrible hasta que
todos los instintos son satisfechos por la hartura; y aunque haya instintos que le cuesten siglos y
siglos dominarlos, el espíritu no cede ni retrocede; él tiene todos los medios, hasta el de cortar la
vida de un cuerpo en el que pudo equivocarse, o en el que el ambiente no le deja, porque, como
le fue mandado vencer, le fue dado todo lo que necesita para triunfar; así, la causa de que
siempre triunfe es su naturaleza y consubstancialidad con Eloí.
M.- Cuando descubre su trinidad; porque entonces se encuentra el espíritu, el alma y el cuerpo,
cada uno en su función, y a conciencia todos cumplen en amor, porque en amor fueron tratados
y amor ven en todo el universo que los saluda por su triunfo, porque en verdad, para el alma y
para el cuerpo, su acatamiento al espíritu es un triunfo, pues entran a participar de la vida del
espíritu y disfrutan entonces verdaderamente de sus derechos de la vida natural, que antes
tomaban y no gozaban, por inconscientes.
CAPITULO VI
75 D.- Me interesa saber ahora las funciones de los seres sobre la tierra, especialmente del
hombre; y ahora que ya me ha dicho su aparición tan maravillosa y sabia cuanto humilde,
¿cómo forma su cuerpo, materialmente, puesto que la función espiritual ya la vimos?
M.- Es un juicio, desde que tiene que exponer al consejo de justicia los fines que se propone, las
probabilidades con que cuenta, las afinidades que viene a crear o a afianzar, o las deudas que ha
de pagar y el progreso que trae, que es para lo que es obligatoria la reencarnación; también tiene
que decir el sexo en que habrá de aparecer y hasta la belleza que ha de alcanzar; y el consejo le
autoriza o le corrige conforme sea en justicia, y entonces la ley de afinidad y la de justicia
empiezan su obra preparatoria; pero él mismo tiene que depositar su microhombre en el que será
su padre maternal y estará presente en el acto de su concepción.
M.- Nada más justo que el espíritu se prepare todas las armas necesarias para triunfar en la
lucha; y la belleza no es una pequeña arma, sino una de las mayores, sobre todo en la mujer, en
el tiempo en que no ha tenido libertad de elección, ni derechos sociales siquiera y por la belleza
tenía que doblegar al hombre libertino y bruto, bajo las leyes egoístas, hechas todas a su favor y
egoísmo, hasta que hoy se igualan los derechos de los dos sexos y se ama a la mujer por su
belleza de alma y como madre rige como el hombre los destinos de la comuna. Por lo que, si
uno es feo, suya es la culpa, aunque responda a casos de justicia.
78 D.- Luego los defectos físicos, la salud y las enfermedades ¿son también obra del espíritu y
responden a la justicia?
M.- En todos los casos son obra del espíritu, salvo que, como ocurre muchas veces, sean
causados por un espíritu enemigo que los inocula; es triste ver la obcecación con que lo hacen
esos aberrados, aun en estos días, después del juicio: pero ya se acaba esto con la llegada de la
luz "Electro magno", porque ya los espíritus detractores (si alguno queda) en la transición no
pueden salir a la luz como lo hacían hasta ahora, desdoblándose, y tienen que encerrarse en su
inmundo cuerpo, hasta su desencarnación, momento en que pasarán al mundo que les
corresponda, como pasaron los espíritus que había en el espacio y que no tenían raíz en la tierra.
Mas hay muchas enfermedades que el espíritu trae para expiación, y éstas no hay medicina que
las cure; pero en todo caso las enfermedades son un buen depurativo del alma en los seis días de
error y en la comuna desaparecen, pasadas algunas generaciones.
79 D.- Pero el cuerpo humano, si encierra en sí todas las esencias de los tres reinos de la
naturaleza de un mundo, ¿no debería encontrar remedio a todas las enfermedades?
M.- Y para todas tiene el hombre remedio en la naturaleza; pero como no es sabio hasta muy
tarde, porque una vez que se prejuicio el prejuicio gravita sobre él, no ha podido ver a su
primero, el espíritu, que está encerrado en él para dominarlo, y tampoco ha querido saber
(aunque se le ha dicho) que estaba compuesto el hombre de todas esas esencias, hasta el punto
de que ha creído ver descender al hombre del vientre de un animal; luego ha achacado a la ley
haber cometido la injusticia de relegar ese animal al hombre, su supuesto hijo y esta injusticia
no la puede cometer el espíritu; por lo que el animal nació animal y el hombre nació siendo
hombre, encerrando en sí todas las esencias de los animales, sus virtudes, defectos e instintos; el
cuerpo del hombre, pues, encierra en sí todos los tres reinos de un mundo.
80 D.- Ha dicho el maestro que al hombre se le ha dicho que encerraba en sí todas las
esencias, virtudes, defectos e instintos de los tres reinos. ¿Cuándo y cómo?
M.- Cuando el hombre debió empezar su ascensión del valle a la montaña, cuando se le escribió
el símbolo del arca de Noé; pero no ha querido comprenderlo ni estudiarlo, porque hubiera
descubierto todo el error científico, religioso y social; pero llegamos hoy y se os dice: El arca
de Noé es cada cuerpo del hombre y en él están en realidad de verdad todas las especies de un
mundo en su cuerpo y alma, y el gran Noé es el espíritu, que cuando puede descubrirse a su
alma y su cuerpo es porque ha subido la gran pendiente que representan las pasiones, que
formaban el diluvio en la conciencia, y al dominarlas varó el arca en la montaña del amor y
pudo soltar todas las especies que encerraba, porque ya no tiene que temer las olas de las
pasiones, puesto que reina ya la paz imperturbable. Ya ves cómo se le había dicho y no lo
comprendió.
81 D.- Según esto deduzco que, aunque existan colores, éstos no indican inferioridad, desde
que todas las especies forman parte del cuerpo y alma del hombre. Pero, ¿y las razas?
M.- Los colores, las razas, los dan el clima, el terreno y sobre todo el bajo grado de progreso
general de los mundos que van ascendiendo; pero todo eso no indica inferioridad, siendo más
bien una armonía y un estímulo; sabed que, en los siglos, todos fuimos blancos, negros y
cobrizos, y el espíritu era el mismo; teníamos que consumir de todo (la ley es inexorable) para ir
fundiendo todos los caracteres en un solo carácter; pero también sabía la ley que llegaría, en su
tiempo, una nueva raza mucho más perfecta, unificada y fuerte, que las dominaría todas,
fundiéndolas en la suya; por lo demás, no hay nada que observar en esas razas, como no sea un
poco de retraso en la belleza externa, pues en sus organismos y en el espíritu son los mismos de
las razas que al parecer están más adelantadas, por lo bellas.
82 D.- ¿El hombre apareció a la vez en todo el mundo hoy conocido?
M.- Distingamos aquí un algo importante. Los hombres aparecieron a la vez (o en el mismo
tiempo) en todas las partes habitables del mundo. Pero esto no quiere decir que fueran los
continentes que hoy conocemos, porque unos desaparecieron y aparecieron otros; pero los que
aparecieron más tarde que el hombre, como los que aparecen hoy, son poblados por
inmigraciones, porque de la tierra no pueden salir otras bolsitas como las que vimos para
aparecer por primera vez los hombres; y estos cataclismos, precisamente, son para mejorar la
tierra y los hombres y los opera el espíritu por ley y justicia.
CAPITULO VII
EL HOMBRE
M.- El hombre es el ser racional de los mundos y sobre él no hay más que el Creador; pero
invito al discípulo a subdividir la pregunta en muchas, para hacer una anatomía descriptiva del
ser más grande de la creación.
M.- Es la verdadera arca de Noé, por cuanto está formado de las esencias de cuarto grado de las
materias de los tres reinos con vida natural animal; es el instrumento de que se sirve el espíritu
para su obra de la demostración de la vida; y es el filtro de la materia, para su purificación, que
pasa al alma; más sin esta no existiría, porque se disgregarían sus moléculas y serían
insensibles.
M.- Hemos llegado al punto que te prometí antes. El alma humana no es más que el alma animal
sino en ser un grado más pura en su esencia material y esto la hace más sensible; pero, como
aquélla, no razona, aunque tenga sentimientos, porque la razón es del espíritu.
Aquí consideramos el alma sola, sin el espíritu; y como te digo que es esencia de la esencia
animal, debo explicarte como se hace la primera alma animal, base del alma humana; es así:
Sabes que el alma universal es el éter, que todo lo baña y vivifica con vida natural; pues bien:
también el éter tiene sus grados de pureza, y del grado más puro que envuelve la tierra el
espíritu lo metamorfosea con las esencias de las primeras plantas, después de haber pasado por
los minerales, de esta unión de fuerzas, ambas negativas en verdad, por su contacto con la
materia tosca y resistente; pero al fin es alma universal o éter rarificado; tiene su parte positiva,
porque de continuo la toma y supera en vitalidad y sensibilidad al alma de las plantas, que viste
formar unas masas pegajosas, lombriz o babosa; aquello ya es producto filtrado desde el mineral
a la planta, y allí está el alma universal sirviendo de impulsión; la masa aquélla se contrae y es
con la repulsión que se establece la primera vida animal ya hoy alma animada, que ya no
morirá eternamente.
Ahora ya aparecerán nuevas especies y tomaran de aquella alma, que aquéllos mismos
animalejos seguirán elaborando y otros tomando, hasta que vivan todas las especies y todas la
agrandan y la purifican incesantemente, hasta que la medida del espíritu dice: ya puede
formarse el alma del hombre. Cuando todas las especies han desarrollado sus instintos.
En aquel momento sucede el terrible cataclismo que te describí, y queda otra vez en silencio la
tierra, apareciendo las especies que fueran antes las más finas. El espíritu maestro separó del
alma animal, que estaba fundida en una sola, la quinta esencia, y así también la quinta esencia
de las moléculas de los cuerpos, que comparada con el alma, es cuarta esencia. Allí están todos
los gérmenes de los instintos de sensibilidad y memoria animal, llegando al precioso momento
del nacimiento del hombre.
Desciende entonces la familia espiritual, para encargarse y tomar la tierra; toma cada uno la
parte de alma que le corresponde y la parte de materia también correspondiente, y el espíritu se
envuelve en aquella alma y por ella se adhiere a la materia, quedando engendrados los primeros
hombres en el tronco del quino que le sirve de matriz en su larga gestación.
Así se forma el alma humana, que llegará, en el tiempo, hasta la casa de Eloí, sirviendo de
vestido al espíritu que la dignifica y por ella toda materia vuelve al centro en donde se inició a la
vida natural, y entonces, por la unión del espíritu, está espiritualizada. ¿Quién podrá ver en
aquella alma que alumbra como un sol y como muchos soles aquella lombriz o babosa que
vimos bajo la raíz de la grama? ¡Qué de evoluciones y metamorfosis infinitas y continuadas!
¡Qué tremendo trabajo el de la naturaleza y que sabiduría la del espíritu, en esa elaboración de
alta alquimia!...
Sólo siendo el espíritu omnipotente y consubstancial de Eloí puede hacer esto, que ningún otro
ser que no sea el hombre puede ejecutarlo. Bendigamos a Eloí en su sabiduría y amor paterno.
86 D.- Así, no me extraña que no haya podido la humanidad, hasta hoy, desentrañar estas
grandezas; confieso forzoso que la razón no alcanza cuando el hombre es sólo dúo; y aunque
me ha dicho ya la procedencia del espíritu para hacerse hombre completo, vuelvo a preguntar
aquí: ¿El espíritu ha adquirido otra naturaleza?
M.- Sí, realmente. Cuando fue lanzado a la vida individual sólo tenía la naturaleza divina de su
progenitor Eloí; pero en estas luchas ha adquirido la naturaleza humana; la naturaleza de
creador de formas y cuerpos para la demostración de la vida, y dobló su sabiduría; pues tenía la
sabiduría innata por su naturaleza y consubstancial de su padre, y por la experiencia ha
adquirido la sabiduría de la razón, que, si es material por su origen, cuando logra el espíritu, por
su esfuerzo, colocarse en su lugar como primera entidad de su trinidad, esta razón que nació de
la experiencia, en la sabiduría, forma el mejor blasón del espíritu, que lo coloca por corona de la
conciencia, formando el entendimiento y todos los sentidos, y si bien llamamos a éstos
corporales, en realidad la materia, sin el alma, no tiene sentidos, sino instintos que aún no son
sentidos: sentido significa sentimiento y esto es del alma, por su sensibilidad; pero son sentidos
materiales irracionales, como en todas las especies observáis, del hombre abajo, y en el hombre
también son así hasta que razona.
Y como la razón es del espíritu porque pertenece al discernimiento, que sólo puede iniciarlo la
sabiduría, propiedad del espíritu, cuanto más crece el discernimiento más crece la razón. Así
sigue su proceso, hasta que, dominados los instintos, se descubre el espíritu y se convierte la
razón en naturaleza espiritual, que es la segunda naturaleza del espíritu y a la que llamamos
razón humana; por lo que hasta el cuerpo del hombre llega a las sensaciones espirituales, por el
descubrimiento de su trinidad, porque entonces el espíritu, a conciencia de su razón, se eleva
por las regiones etéreas o siderales (como las han llamado los hombres), pero adonde el espíritu
se eleva es a la comunidad de los espíritus libres en el espacio, o a mundos a los que su progreso
alcanza, y así sirvió dos vidas, dos reinos y dos mundos, teniendo por esto el espíritu ahora,
realmente, dos naturalezas.
87 D.- ¿Así es, maestro, que sólo por el espíritu el hombre es hombre?
M.- Y sin él sólo sería un animal distinguido, pero que llevaría todas las desventajas sobre los
animales por su menor fuerza bruta y delicadeza, y sería más desgraciado que todos; y aún lo es
por muchos siglos, hasta que muchos descubren la razón y auxilian a los otros, hasta que todos
llegan a razonar; entonces los primeros se hacen trinos y empieza el progreso y el tiempo de la
resurrección, tan mal entendida.
89 D.- ¿Esto nos confirma que el hombre no lo es hasta que descubre su trinidad?
M.- Así es realmente; antes era sólo el aspirante a hombre, el niño que se desarrolla bajo la
dirección de su padre y del preceptor; y aun no lo es hasta que la experiencia y los años lo hacen
apto para dirigir él a otros hombres, en lo moral y material.
M.- Como ya conoces las tres entidades del hombre, seré breve. Sabes que el cuerpo y alma del
hombre es la verdadera arca de Noé, que se dio como símbolo; el espíritu tiene que organizar
los instintos, para que cada uno sea satisfecho, en justicia, en sus derechos naturales; y como
tenemos dentro de nosotros mismos todas las especies naturales y éstas, por su ley, piden la
satisfacción, lo mismo que cuando son sólo animales, tienen que ser satisfechas. Pero hasta que
el espíritu logra dominar algunos para hacer conciencia, que es una fuerza convictiva, y sumada
la de varios instintos que han de imponerse a otros instintos como ejemplo de que aquellos están
sometidos y toman en ley de sabiduría lo que es de su ley, hasta el momento, digo, en que esa
fuerza sumada de instintos dominados puede imponerse, es el alma y el cuerpo humano un
enjambre de abejas sin reina, donde sólo existen la confusión y el desorden y nacen bandos
antagónicos. Aquí empieza el mal y por esto es el antagonismo la causa y el principio de las
pasiones, que se eleva a concupiscencia si el espíritu está dominado por la materia; miles de
veces sucede así por un equívoco en elegir padres, sexo, posición y ambiente, y ahí el espíritu se
enceguece y busca su satisfacción en la materia, que no puede dársela porque no está en su ley;
hasta que el sufrimiento, la inflexibilidad de las leyes de afinidad y justicia y los avisos
amorosos de sus guías logran abrirle los ojos, y entonces se convierte en héroe y reconoce su
equívoco, enderezando su camino con mayor razón y con la experiencia que le dan los
sufrimientos, convirtiendo el mal en bien; por lo que, realmente, el mal no existe, porque no está
en la ley divina, sino en la ignorancia que del mal tiene el espíritu y en las leyes que el hombre
hace para vivir en sociedad, que es el primer grado de progreso a que llegan las humanidades.
91 D.- ¿Por lo que antecede se diría que el progreso es lo que hace sufrir?
M.- Justamente es así; pero también el niño tiene que sufrir si ha de llegar a ser hombre y tiene
que encerrarse en las entrañas de su madre, llorar al nacer, sufrir las consecuencias de su
impotencia en la infancia, su inexperiencia en la adultez y el aprendizaje de su oficio o carrera,
porque solo así puede llegar a ser hombre. Lo mismo es el progreso. Él nos hace sufrir primero,
para llegar por él a la civilización, cuando todos están en camino de progreso.
M.- Cuando se conoce a sí mismo. Porque conociéndose a sí mismo conoce a sus hermanos;
conoce la creación, las leyes divinas, su procedencia, su progenitor; sabe de dónde viene, por
qué está en un mundo y a donde va. Aquí comprende que el universo es común todo a todos y
sólo la sabiduría es propiedad del individuo, por lo que sabrá amar a su hermano.
93 D.- Acabamos de comprender que sólo en la vida comunal se puede ser civilizado. ¿Puedo
afirmarlo en mi conciencia?
M.- Esa es la verdad eterna; afírmalo. Pero sabe que, aunque no se haya llegado a la comuna,
hay hombres civilizados en sí mismos, que son misioneros que van preparando el ambiente para
llegar al régimen comunal, que es el fin perseguido en la ley de amor para todo el universo; mas
esos hombres civilizados son mártires de su deber, en sus sentimientos y muchas veces hasta en
sus cuerpos, en la propagación de la idea redentora, y no son reconocidos porque la mayoría es
incivilizada, no ama.
Y tal es la opresión de los incivilizados en la materia, que la naturaleza, por ley y justicia, tiene
que hacer manifestaciones para borrar de una sola vez toda la injusticia del error caduco, hijo de
la concupiscencia que nació del antagonismo; por lo demás, el mundo no es civilizado
realmente hasta que por su progreso material, moral y espiritual entra en el régimen comunal,
que es cuando hay mayoría de civilizados, porque la ley eterna es inflexible y sólo obra en
virtud de la mayoría, que, felizmente para la tierra, pudo justificarse en el juicio final por lo que
se te pueden descubrir estos secretos y estas verdades, porque Eloí lo garantiza renovando la
tierra y dándonos la luz por credencial y pago del trabajo de seis tremendos días, que el hombre
pasó en la tierra.
94 D.- Se ha dicho que las potencias del alma son memoria, entendimiento y voluntad. ¿Es así?
M.- Punto arduo es éste, aun en estos días; pero está la verdad en su reinado y hay que juzgar y
sentenciar. ¿Recuerdas, discípulo amado, el triste desenlace de las tres grandes virtudes
teologales? fue funesto para sus sostenedores; en las tres potencias no sucederá lo mismo en su
esencia y ser, pero sí en su propiedad. Distribuyamos, y digo primero que deberíamos decir y
diré: memoria, voluntad y entendimiento, porque éste es su orden genealógico científico, moral
y jurídico.
La memoria es propiedad del alma desde que es individualizada; pero significa vacío y tiene un
corto período de vida para cada cosa, pues en cuanto una cosa se comprende en lo material pasa
a la conciencia como reminiscencia o índice, habiendo luego que acudir por la razón, al registro
en el archivo de la conciencia; y sólo la inteligencia puede recomponerlo en esencia,
simplificando todo un poema, una historia, una ciencia, en una ley, en un número o en una
moraleja. Por lo que la memoria es una facultad realmente de la materia y es a causa del vacío o
de la ignorancia del alma, que, si puede retener una cosa, es porque hay un lugar vacío del alma.
Por esto se borra de la memoria una cosa, en su materialidad y se comprende bajo una sola
palabra, ley o número; y es sin embargo entonces cuando se sabe la cosa; cuando por ese
número, ley o palabra el entendimiento la desarrolla; pero entonces ya, aunque está en el alma,
ésta se convirtió en archivo del espíritu y lo llamamos conciencia; pero es nuestra misma alma,
sometida a su creador espíritu. El hombre no debe preciarse de tener una gran memoria, sino un
gran talento, un entendimiento perspicaz porque esto emana de la inteligencia y esto no es
facultad del alma, sino del espíritu.
La memoria tampoco radica en el cerebro; éste no es más que un centro de vibración para el
alma, única que tiene memoria, y tendrá tanta más memoria cuanta menos sabiduría hay en su
archivo, que es la conciencia de las cosas; y conciencia quiere decir posesión, fruición.
Por lo que acabaré diciendo que la memoria es facultad del alma y que el alma es materia, lo
que indica ignorancia; que posee la facultad de la memoria, porque el alma es formada (como ya
sabes) del alma universal, y ésta es la placa infinita preparada por el Creador, por lo cual está
dotada de la necesaria sensibilidad para retener y transmitir eternamente los hechos y sonidos de
todo el universo.
Esto lo ha comprobado la ciencia, que sabe ya hasta cuánto corren la luz y el sonido. Pero hasta
las figuras, te digo yo, quedan impresas y eternamente se ven en el éter. Por esto tiene esa
facultad el alma animal y humana, como lo comprobaréis siempre, por las leyes del magnetismo
y remanencia.
La voluntad ya no es facultad, ni propiedad del alma ni del cuerpo; éstos no tienen más que
instintos, por los que obran los seres irracionales y los hombres inconscientes, que son llevados
a las cosas por el mandato de otros; esto es imposición del consciente al inconsciente, y así no
es voluntad. Pero, fijándonos estrictamente en los seres de cuerpo y alma, vemos que todo lo
hacen por un instinto y sin raciocinio, sin entender lo que hacen, y esto no es voluntad. Por lo
que voluntad no es potencia del alma, sino un derivado del entendimiento, que nos muestra la
necesidad de obrar. Eso es voluntad, que tendrá mayor o menor valor según la razón de
voluntad, según que obremos por convicción o forzados por imposición de las circunstancias, o
según que nos neguemos a la imposición o al deber por discernimiento o por indolencia. Todo
esto no es, no puede ser del alma (que aunque sea buena es materia), sino del entendimiento, de
la inteligencia y de la razón, y éstos atributos sólo son del espíritu.
Del alma son los instintos, que pasan a ser voluntad cuando entran dominados a formar la
conciencia y el sentimiento; esto sólo pertenece al espíritu; y así no es del alma, aunque radica
en el alma humana, la que lo es por el espíritu, el cual, para mayor razón concluyente, sabéis
que es la voluntad del Creador, en tanto que el alma es el pensamiento del Creador. El
pensamiento es el deseo del ser, en tanto que la voluntad es el ser, y éste es el espíritu por su
inteligencia.
Lo que hubo es que el hombre, cuando encontró esas potencias, no conocía el espíritu, porque
no se conocía a sí mismo; sólo había visto el alma y a ella adjudicó lo que es del espíritu. Pero
no hay impiedad, aunque haya impropiedad en la adjudicación, porque el espíritu quería que
fuese reconocida el alma su esposa, en la que se encierra. Cuando sería conocida, el hombre se
haría trino, descubriéndose el esposo, y sería el día de la verdad. El cuerpo vería que no puede
prescindir del alma y que, siendo ésta sólo el vestido en que se envuelve su director, el espíritu,
propietario de la razón, tampoco el alma podría conservar su primacía ni prescindir ni rechazar
al espíritu, su primero, ni al cuerpo, su inferior. Así, el alma vence a su cuerpo y se rinde al
espíritu, y los dos se elevan en potencias y facultades hasta él.
95 D.- Cada vez aumenta mi sed y es justo que sea así ante las maravillas descubiertas. ¿Qué
me dirá de los cinco sentidos?
M.- No me interesa poco esto. Pero ¿quién ha dicho que el hombre sólo tiene cinco sentidos?
Tiene cinco, cinco mil y cinco millones y todos cuantos instintos venció y se rinden por su
sensibilidad y pureza. Hay quien siente el roce de un pensamiento y quien apenas siente un
latigazo; eso va con el desarrollo de las facultades y cada uno siente tanto más cuanto más se
eleva.
M.- También esto es incontestable categóricamente; pero es de interés seccionar esto en dos
grupos grandes: facultades materiales y facultades espirituales, y aun llegar al tercer grupo de
facultades medianímicas, en que llegan a convertirse las facultades todas.
M.- Por facultades materiales han de entenderse todas las que al cuerpo se refieren, y son
representadas en los sentidos así de placer como de dolor, pero no pueden nunca ser separadas
del alma, porque por ésta se sienten. Mas tiene facultad el cuerpo y el alma de aprovecharlo
todo, de usufructuar todo lo que en el mundo hay, creado por la naturaleza y por el espíritu,
porque todo es para el cuerpo humano y en su ley natural nada le es prohibido; pero tiene por
regularizador su alma, resistencia intermedia que es entre el cuerpo y el espíritu; y cuando ésta
puede regularizar las facultades del cuerpo, ya camina hacia la armonía y domina fácilmente
todas las fuerzas y facultades naturales, porque entre el cuerpo y el alma están todas las
facultades del reino animal; pero no pueden llegar al dominio o posesión de esas facultades sino
por la emanación inteligente que el cuerpo recibe, por el alma, del espíritu que en ella está
envuelto; por lo que, si el cuerpo obrara sólo con su alma, sólo serían facultades animales, y ya
en el hombre no cabe esto, ni aun en el estado embrionario.
M.- La reproducción, que le es ineludible, por la unión de sexos; pero ni ésta puede ser sin el
espíritu, ni aun en los animales, porque en estos obra el espíritu universal hasta que hay
hombres en la tierra; luego el espíritu humano, para el progreso de las especies, en unión
siempre del espíritu universal y los espíritus naturales, que imprimen al alma animal instintos
sentimentales, que no pueden llegar al amor porque no hay razón; pero desarrollar el cariño es
propio y facultad de la materia, por la afinidad.
99 D.- Puesto que la reproducción es la mayor facultad de los cuerpos animales y no se opera
sino por la dirección del espíritu, ¿hay alguna diferencia de ley en la procreación del hombre?
M.- Sólo el progreso que hay del animal al hombre, si prescindimos del espíritu; porque la ley
es sólo una y se produce por los mismos medios.
100 D.- Pero he visto las grandes manifestaciones de la naturaleza para la aparición del
hombre; y por lo mismo que allí la ley fue la misma, con sólo (como dice) la diferencia de
progreso, preveo que algo grande debe acaecer en la concepción del hombre. ¿Puede
descubrírmelo ya el maestro?
M.- Ya lo inicié antes, amado discípulo; pero concretaré y te voy a satisfacer. Te dije que para la
reencarnación cada espíritu sufre un juicio de los maestros del consejo en su plano (que para la
tierra están en Sión), y es autorizado o negado, según esté en la justicia. ¿Te parece ya poco
trascendental esto? Porque ya representa que la ley se cuida delicadamente de cada hombre, de
su destino y funciones intermedias; pero no es por el cuerpo ni el alma, sino por el espíritu;
porque en este, por su naturaleza divina, es justo que las leyes divinas intervengan y lo hacen
con la mayor solemnidad, cual corresponde a la dignidad del hombre. Pues bien; tan pronto
obtiene la autorización para reencarnar, elige sus padres en afinidad y justicia, y en su potencia
de espíritu deposita la esencia del ser en uno de los microhombres que su futuro padre lleva en
el cerebelo.
Imprime el deseo en él y hace vibrar los sentimientos de amor en su madre, posándose en ella y
aun dejándose percibir. Llegado el momento supremo, une a sus padres y tiene en su ayuda a
sus protectores y los de sus padres, que presencian el acto de la concepción y él mismo hace
descender el microhombre y lo conduce hasta la matriz de su madre, donde lo incuba y lo cría
hasta su alumbramiento, momento en que se encarna por su alma al alma que tomó el feto de
parte de cada uno de sus padres. El espíritu que reencarna ha tomado otra parte de alma del alma
universal, cargada de las partes esenciales de la materia que ha de asimilar a su alma, del
carácter, cualidades y aptitudes que ha de tener en aquella existencia y queda entonces como
aletargado, porque se anubla y se reduce a la impotencia de la debilidad del infante, en la que se
ha de amoldar, conforme a la lucha que viene a sostener, y de esto son los padres los
encargados.
101 D.- Cierto que estas funciones tan grandes y matemáticas requieren potencia, sabiduría y
sacrificio, que sólo el espíritu en libertad puede concebir y obrar. Pero, ¿cómo pueden cumplir
los padres, cuando ignoran todas esas funciones y misión?
M.- Por el amor que el infante despierta en ellos, con sus gracias e inocencias, y porque la ley
de afinidad y justicia está latente, más que nunca, entre las familias, durante la infancia, y los
guías y protectores inspiran de continuo en los padres y se demuestran en el infante por sus
miradas, gracias y lloros, incitando al espíritu del infante a sus demostraciones, con las que pide
compañía, alimento y ayuda en sus enfermedades. Las madres por su percepción, lo sienten
pronto, porque su ternura les anuncia la necesidad del infante, y generalmente aciertan ellas más
que el médico lo que sufre el niño. Tal es la sensibilidad de algunas madres que, estando lejos
de su cría, sienten en sus pechos, por una vibración, que su hijo llora, como lo podéis comprobar
muchas veces. Pero esto ya pertenece a facultades medianímicas bien marcadas, aunque todas
las cosas que el hombre ejecuta son facultades medianímicas, por más que no se hayan
estudiado como tales. Por lo tanto, decir facultades del cuerpo es impropio, y aún del alma
también; pero es necesario, para la comprensión, hasta que se es trino; entonces ya todo se
puede comprender y probar por el estudio psíquico, que quiere decir unidad consciente de
fuerzas materiales y espirituales, lo que llamamos mediumnidades y, por esto, facultades
medianímicas.
102 D.- Estoy comprendiendo que no hay ninguna manifestación en la vida que no sea
medianímica. ¿No es esto salimos del hombre?
M.- ¿No has visto, amado discípulo, que el hombre es tres? ¿No has visto también que jamás
puede obrar un espíritu solo? Pues si el hombre es materia y espíritu a la vez, y está, quiera o no,
vibrando en el éter, alma universal que enlaza todos los seres del universo infinito, por más que
todo sea medianímico hasta la concepción de los seres, no es salirse del hombre, porque el
espíritu necesita los cuerpos para obrar y mostrarse, y nunca el hombre es más hombre que
cuando tiene conciencia de que es médium, porque médium significa intermediario, y el hombre
es materia y es intermediario de la naturaleza y del espíritu, como el espíritu es intermediario
entre la naturaleza y el Creador; ya ves cómo no debes temblar al asegurar que todas las
facultades del hombre son medianímicas, porque efectivamente lo son, ya sea de un mismo
espíritu solo (cosa no imposible, pero si difícil), ya sea por inspiración y posesión de otro
espíritu.
M.- Son innumerables. Sólo pueden contarse por los actos diferentes que el hombre ejecuta.
Pero no enumeraré ninguna, porque en la ley de mediumnidades, en el código, se dicen las más
principales, que han sido objeto de estudios en tiempo de tinieblas. Mas sabe que siempre
obramos medianímicamente y que por los resultados de tus obras conocerás la procedencia;
porque, conociéndote a ti mismo, por fuerza sabrás quién te sopla y de qué lado viene el viento.
PARTE TERCERA
CAPITULO VIII
GRADOS DE PROGRESO
105 D.- Los días: ¿cómo se dividen y qué pertenece a cada uno?
M.- Para la inteligencia del hombre únicamente se les da una división por etapas o epopeyas;
pero en el capítulo "La creación" habéis visto las funciones ejecutadas en sus épocas. Pero la
tierra, como todos los mundos, tiene siete días, mucho más largos que los de la humanidad, y
unos y otros son muy irregulares; pero los de la humanidad de la tierra son: 1º, desde la
aparición del hombre hasta la fundación de las ciudades; 2º, de éstas hasta que recibió maestros
misioneros en Adán y Eva, con 27 misioneros más; 3º, de Adán a Noé; 4º, de Noé a Moisés; 5º,
de Moisés a Jesús; 6º, de Jesús al Anticristo o juicio final, y 7º, de ahí hasta el final del
progreso, en que, no teniendo la tierra más que dar, marchará la familia espiritual y ella se
disgregará.
106 D.- ¿Cuáles son los primeros progresos que mostró la humanidad?
M.- La familia, por el sentimiento y la necesidad. Pero ésta le trajo en su ignorancia y por el
sentimiento la adoración de la materia, que se elevó a religión en su otro grado de progreso al
formar la tribu, cuya religión se impuso cuando el tercer grado de progreso surgió formando la
ciudad, y se irguió aún más, hasta divinizarse bajo cualquier nombre de Dios, forjado por el
sacerdote, llegando al dogma, oneroso en la fundación de los reinos y naciones.
M.- Sólo uno: el sufrimiento del hombre; pero no porque sea un bien de la religión, sino porque
la sabiduría del espíritu sabe sacar bien del mal; por lo demás, todas las religiones fueron la
rémora del progreso material y espiritual.
108 D.- ¿De modo que no son necesarias las religiones para el progreso de los mundos?
M.- Ya he dicho que son la rémora del progreso; pero esto no quiere decir que no sean
necesarias, pues necesarios en los mundos son hasta el crimen y las guerras; porque los instintos
originan el antagonismo y éste las pasiones. En ese antagonismo (Único pecado original de
todos los mundos) nacen las tendencias religiosas, políticas y sociales, y necesarias son todas
esas calamidades. Pero el que sean necesarias no quiere decir que sean buenas, salvo para que el
espíritu ejecute su potencia y su sabiduría, sacando bien del mal. Por lo demás, no son
necesarias para nada en los mundos, y por esto no existen religiones, ni religión, más que en los
mundos de expiación; no las hay en los mundos regenerados desde el juicio final, ni en los
mundos de luz y progreso que pasaron de ser expiatorios y viven sólo el credo espiritismo y el
régimen único de la comuna, con el solo nombre Eloí universal, que no es un Dios, ni la
comuna política, ni el espiritismo religión.
M.- Idolatría, negación del Creador; lo comprobaréis por sus hechos y virtudes.
M.- ¿No viste en que quedaron las tres grandes virtudes de "fe, esperanza y candad", que hoy
puedes llamar ceguera, desesperación y baldón? Los milagros no existen: los hechos que la
religión dogmatiza milagros se registran todos los días; y si se repiten es porque son hechos
naturales, producidos por causas naturales; los operan los médiums, según el desarrollo de sus
facultades, pero jamás fuera de la ley, que es cuando serían milagros, según el entender de las
religiones. Mas nos importa muy poco de todo eso que pasó y a la tierra no volverá, y sólo
sacaremos el provecho de poder apreciar mejor los beneficios de la comuna ante las páginas
negras y rojas que nos han dejado las religiones.
111 D.- Desearía calificar los seis días o epopeyas de la humanidad por su progreso, porque
comprendo que la labor habrá sido diferente.
M.- Cierto es que la labor es diferente (aunque sólo tenga un fin), como todo en la tierra es
diferente y el fin sólo es el progreso; pero en cuanto a los días de la humanidad hay que
calificarlos así:
4º. Roturación del terreno y clasificación para la siembra con provecho, desde Noé, por
Abraham y Jacob, hasta Moisés.
5º. La siembra de todas las semillas, desde Moisés hasta Jesús y Juan.
7º. El descanso y el cobro del trabajo en la comuna, bajo el árbol de la verdad eterna, el
espiritismo, coronado por Eloí.
M.- Ya lo dije antes: es luz, fuerza, potencia, sabiduría y amor. Es luz, porque el espíritu es luz.
Es fuerza, porque la toma de la vida universal, que es la fuerza única mecánica que origina las
evoluciones metafísicas para producir los hechos y cuerpos físicos. Es potencia, porque el
espíritu es consubstancial del omnipotente Eloí. Es sabiduría, por esa misma causa. Es amor,
porque sólo tiene esa ley por su progenitor. Decimos espiritismo porque es el nombre plural de
espíritu y porque es una entidad social universal, formada por la solidaridad de justicia y
afinidad, y sobre todo por la fraternidad legítima que existe entre todos los espíritus del
universo, de luz y de tinieblas, como hijos directos del mismo padre Eloí.
113 D.- Así que, siendo el espíritu la causa de la creación, ¿el espiritismo lo abarca todo?
M.- El espíritu es la mecánica universal, que origina la metafísica, que ha de producir los
efectos físicos; por lo que, en lo material, es la mecánica, la metafísica y la física, de cuya
trinidad salen las artes, las ciencias y el progreso todo. Por lo tanto, todo se encierra en el
espiritismo y por él todo se estudia, sin dejar vacío, cuando los hombres son conscientes de su
trinidad; porque por las facultades trabajamos al unísono los espíritus y los hombres y no
existen entonces ni misterios ni secretos, hasta llegar a Eloí, al que no podemos penetrar en sólo
una cosa, que es la causa de la vida, que a él solo pertenece.
M.- No hay ninguna ciencia que se oponga; aunque sus hombres nieguen el espiritismo, sólo
hacen un papel tan ridículo como lo harían en negar que ellos viven estando hablando contigo;
su negativa no tiene valor más que en cuanto a ellos los retrata de imbéciles, porque niegan la
evidencia y sus mismas funciones, que operan espiritualmente en el mismo acto en que quieren
negar el espíritu y el espiritismo.
116 D.- Los hechos físicos, considerados en general, ¿son causa o efecto?
M.- Todos los hechos de los hombres son efecto de su causa correspondiente; y aun los hechos
de la naturaleza realizados en sabiduría son efecto de causa mayor, aunque los veamos obrar
como causa.
Pero mientras el hombre no llega a la sabiduría considera (y no hay mal en ello) los hechos de la
naturaleza como causa, por la razón que dije antes que el espíritu no se muestra hasta que no se
ha reconocido al alma, porque es sabiduría y justicia no poner la cúpula del edificio sin haber
levantado los muros y columnas que la han de sostener.
M.- El crimen, como todo hecho contra la ley divina, no tiene más causa que el antagonismo de
los instintos. Y aunque veáis en la historia hechos muy diversos, estudiándolos hasta su raíz
llegaréis al antagonismo, que en todos los casos será la causa de los efectos.
118 D.- Pero en el infanticidio, por ejemplo, ¿cómo podemos ver antagonismo, siendo incapaz
el infante de ofender?
M.- ¿Has olvidado, amado discípulo, que el cuerpo es sólo un instrumento, una herramienta que
el espíritu se prepara para su trabajo? ¿No sabes que te he dicho que ni el cuerpo ni aun el alma
son responsables de los hechos que el hombre ejecuta? Pues estas consideraciones te llevarán a
encontrar que la causa de esos hechos es el espíritu, que es causa única de todo lo que a la vida
demostrativa se refiere. Pero como el espíritu, por sí solo y sin materia propia o tomada de un
afín, no puede obrar ni obra solo nunca, porque al instante vibra en el éter y acuden sus afines,
no sólo encontraréis aquí el antagonismo de los espíritus aberrados que se pegan a la materia,
sino que encontraréis también, latente, el antagonismo de los instintos de su alma y cuerpo, que
originaron la pasión que doblegó al espíritu, por ofuscación e indolencia; momento en el cual la
pasión se convierte en concupiscencia y el espíritu hace que su cuerpo y alma se endurezcan y
cometan la cobarde hazaña del infanticidio, no por ir en contra del cuerpecito del infante, sino
que el hecho es contra el espíritu que ocupa aquel cuerpo indefenso, para privarle así de que
haga la obra que venía a ejecutar. Ya ves aquí que la causa del hecho es el antagonismo, que
está más atrás, en el antagonismo de los instintos, que aún no han sido sometidos a la
conciencia.
119 D.- Bello ejemplo para servir de jalón seguro en todos los hechos y conocer la causa que
origina los efectos. Pero en el caso de oponerse a la procreación por tantos medios, ¿dónde
está la causa?
M.- La causa única siempre será el antagonismo, porque él sólo es la causa de todo mal. Pero
aquí encontraréis muchas causas secundarias, originadas todas por la concupiscencia, que
originó leyes sociales inmorales y sobre todo la subyugación de la mujer y el desequilibrio por
las clases en que dividieron la sociedad por las leyes absurdas de la propiedad, por las que se
acapara el sudor de los trabajadores por los que no trabajan ni producen, obrando como
vampiros, que a fin de chupar causan la muerte de los sentimientos, a la vez que aniquilan los
cuerpos por el encarecimiento de las cosas necesarias a la vida. Mas todo esto lo tienes
explicado en toda la nueva doctrina y en la comuna desaparece, porque desaparece la propiedad
individual, que es causa del desequilibrio.
M.- Sólo el amor (porque el amor es desinterés) puede evitar el robo. Por lo que, aun no
existiendo la propiedad, puede existir el robo; porque si uno es sabio y el producto de la
sabiduría no lo entrega a la comunidad; si el que es obrero oculta sus aptitudes por indolencia,
no hay duda que usurpa beneficios que no da, pudiendo. Esto es robo y, por lo demás, roba
material o espiritualmente todo el que no produce y da mal ejemplo; pero la causa, digo, es la
falta de amor, en primer término, aunque su raíz la encontrarás lo mismo en el antagonismo,
origen único del mal.
M.- Por ti mismo. Sabiendo que no puedes querer para otro lo que para ti no querrías.
122 D.- ¿Y de qué medios nos valdremos para corregir al delincuente o defectuoso?
M.- De los que se vale la naturaleza: con el ejemplo, con el trabajo; llevando como baluarte el
amor, para así tolerar al menor en sus debilidades. Porque sabed que solo por la hartura se
dominan los instintos y sin satisfacerlos jamás los dominaréis; si le priváis de sus derechos,
despertaréis forzosamente el antagonismo; con la tolerancia y el buen ejemplo los instintos
serán satisfechos y pasarán a formar conciencia. El secreto de todo este capítulo está en saber
medir las distancias, para no equivocar el paso y caer. Por lo tanto, AMAOS COMO
HERMANOS, y la corrección no será necesaria. Y por fin, no olvides, discípulo amado, que en
la familia de Eloí nadie es desheredado; habrá cambio de moradas, buscando cada uno su nivel,
su armonía, sus afectos; pero el cambiarlo de morada no es desheredarlo, sino amarlo
extremadamente, puesto que se le pone con sus iguales, donde sus defectos no escandalizarán ni
lo avergonzarán. Eso es medir las distancias.
PARTE CUARTA
CONOCIMIENTOS DE RÉGIMEN
CAPITULO X
123 D.- Ya que me dijo el maestro que el espíritu no puede eludir la ley divina, ¿quiere decir
esto que está impresa en el hombre?
M.- Puesto que el hombre sólo lo es por el espíritu, y es hombre (que haga honor a ese nombre)
sólo cuando es trino y sin embargo de tantas caídas siempre se rehabilita, ello es porque lleva
impresa en su ser la ley de amor, que es la ley divina.
124 D.- La sociedad humana, en tanto que no tiene en fruición el amor y la equidad, ¿por qué
leyes debe regirse?
M.- Por las leyes de mayoría siempre, aunque sea estando solo en la fruición de la equidad;
porque la equidad aun no significa justicia absoluta, ya que, cuando ésta llega, el amor está en
su más alto grado posible en cada mundo y entonces la ley está en todos y no se necesita
dictarla.
M.- Cuando es hecha en verdadero plebiscito, estando como constitución la ley de amor y la
verdadera libertad.
M.- Todos los seres en uso de razón, es decir, desde que están en posesión de los conocimientos
comunales; y son cómputo hombres, mujeres y los espíritus libres, porque también para ellos se
legisla, y toman parte en verdadera justicia; pues ellos serán los hombres de la generación
siguiente.
127 D.- Dictada la ley de mayoría, ¿son los de la minoría obligados a cumplirla?
M.- ¿Y dónde estaría entonces la autoridad de la mayoría, sino en el acatamiento y
cumplimiento de la ley? Lo que hay es que la mayoría, en la comuna, no busca supremacías ni
un bien particular, y no hay luchas de ignorantes aberrados, sino que triunfa la mayor sabiduría
y en ésta están inequívocamente los mayores. Además, no son leyes de opresión, sino que en
ellas se busca mayor progreso, descanso, libertad y acrecentar el amor, porque la comuna es el
yugo suave del Creador.
128 D.- Pero, como es natural, la minoría debe sufrir un algo en el cumplimiento de una ley
que no está en su fruición. ¿No se comete extorsión o injusticia al imponerle la ley?
M.- ¿Cuándo la justicia puede ser injusticia? ¿No hacéis la ley en plebiscito y bajo un código de
amor y libertad? No, no hay extorsión, ni la ley comete injusticia; la ley es un acicate para los
que aún están atrasados, y es justo que les obligue a adelantar, hasta poder igualarse a la
mayoría, y al fin se llega así a la unidad. Más puede haber responsabilidades al hacer cumplir la
ley, porque es posible que los más atrasados no estén en la capacidad suficiente para poder
cumplir la ley, y aquí del maestro para medir las distancias y poner a cada uno en el punto que
le corresponde. Por lo demás, todos están obligados no sólo a respetar, sino a cumplir la ley.
129 D.- ¿Qué causas han de ocurrir al establecimiento de una nueva ley comunal?
M.- El mayor progreso; el ser insuficiente la ley que regía hasta entonces, siempre buscando el
mejoramiento; el mayor progreso con el menor esfuerzo, y esto sólo puede ser hecho por la
mayor sabiduría.
130 D.- ¿En todos los continentes puede ser la misma ley?
M.- Sí, en cuanto a ley fundamental del código de amor, porque esta ley es única, y desde el
mundo embrionario hasta el centro de las vibraciones ella sola impera, sin excepción. Ahora, en
cuanto a las leyes de administración y régimen social, no puede ser la misma absolutamente más
que en su fondo, pero variará sin que lo podáis evitar como varía el ser étnico para la ley
natural: y es que el esquimal no está en las mismas necesidades ni puede ser lo que el hombre
del meridiano: por lo que cada región se dicta su régimen distributivo y social, conforme a sus
necesidades.
131 D.- ¿Cuál es el carácter universal de las leyes de régimen parciales de cada región?
M.- El reconocimiento del "Código universal", al que se han de ajustar todas las leyes internas
de las regiones y ciudades; cuyas leyes no pueden tener ni una letra de desconocimiento del
código, ni una palabra que desconozca la plena libertad de todo hombre, ni un artículo impuesto
o sugerido por otra región; sino que el esquimal, lo mismo que el del meridiano, deben hacer sus
leyes como si no existieran más que ellos y su región fuera todo el mundo. Lo que quiere decir
que en todas partes llega el hombre a su ciudad y a su casa, porque en todas partes encuentra las
mismas obligaciones, los mismos derechos y los mismos beneficios, porque en todas partes son
sus hermanos y en todas partes no hay más que el reinado del espíritu regido por el amor.
132 D.- Cuando hay un plebiscito en una ciudad y en ellas se encuentran hermanos de otras
ciudades, ¿pueden tomar parte?
M.- No sólo pueden, sino que son obligados a ello y nadie puede prohibirles tal deber, porque
toda ley que hace extraños a los hombres no es ley civilizada; y como las leyes son el reflejo de
la sociedad, ciudad o región que tal ley tuviera declararía que no es civilizada. Aun al contrario,
exige el código agasajar y anteponer el viajero hermano, porque lo habrá llevado a vuestro
hogar una razón elevada, como la de visitar afinidades, estudiar vuestro progreso o llevaros más
que el vuestro; y en todo caso el hombre estudia en los viajes. Pero de todos modos y por todo
sabéis por el código que el mundo todo es sólo una casa y una familia, y que cada ciudad es un
hogar de esa familia.
M.- La ley del trabajo. Y cada uno en su oficio, ocupación, arte o ciencia ha de ver sólo su
deber, porque sólo el trabajo es la regeneración y la base del progreso, y por tanto, de la
civilización.
134 D.- ¿Por trabajo debe entenderse toda ocupación y siempre está obligado el hombre a él?
M.- En la comuna no puede haber trabajo inútil; todo trabajo u ocupación es productivo, y el
hombre no debe de carecer de nada, ni aun del asueto y las regalías; porque todo lo de la
naturaleza le pertenece y en ella no hay nada superfluo, ni aun en los juegos y danzas. En cuanto
al tiempo, primero es el estudio y hacerse apto para el aprendizaje; luego trabajar durante su
fuerza y a los sesenta años descansar y dedicarse al consejo de las juventudes; pero esto lo
tenéis en el código especificado y es de la incumbencia de los maestros, con sus consejos, que
precisamente serán los ancianos sus consejeros.
135 D.- Por fin, maestro, ¿qué haremos de todas las leyes seculares que rigieron a la
humanidad?
M.- ¿Qué hacéis con un edificio que no sirve? Lo demoléis y aprovecháis los fragmentos sanos,
como ripios de la nueva obra que vais a levantar. He ahí lo que haréis. Pero ante todo sabéis que
se os da una ley nueva; y si se os da es porque se han derogado todas las anteriores; y la última
derogada es la de Moisés, porque ésta fue la de la siembra y hoy estamos en la recolección del
fruto del trabajo y la ley no puede ser la misma para niños que para hombres, ni para segadores
y sembradores. Aprovechad, pues, muy bien los ripios, porque ellos son como reliquias del
pasado, que ayudaron a que se pudiera levantar el nuevo edificio, que ya es el definitivo, hasta
que dejemos esta morada por otra mejor, que el espíritu prepara con agrado de nuestro Padre
Eloí.
CAPITULO XI
DEFINICIONES MÁXIMAS
136 D.- Deseo conocer lo que hay sobre la trinidad del Creador y demás trinidades; pues en
las doctrinas derogadas y relegadas existe, sobre todo, una trinidad, compuesta de Dios Padre,
Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, pero no puedo explicármela racionalmente. ¿Qué hay de
verdad?
M.- El amado discípulo no se va por las hojas, ni aprovecha el ripio menor. Oye y entiende bien,
pues éste es el artículo capital.
Ese principio no está falto de fundamento, está errado en la comprensión, pero es un absurdo en
el dogma. Los hombres dijeron "Dios", y dioses se levantaron tantos como hombres; se les trajo
a Jehová pero se convirtió en Dios de los ejércitos, y se consintió en ello porque era más
racional que los dioses que pedían lascivia y concupiscencia de la carne; más llegó un momento
en que también debía cesar Jehová y las guerras y Dios y Jehová fueron substituidos por el
"Padre", que ya está dentro de la razón, del sentimiento y del amor y no debían ya existir ni
Dios ni Jehová, sino Padre.
Este nombre fue traído por Juan y Jesús, dos de los 29 misioneros que vinimos con Adán y Eva
inclusive; pero como éstos venían a sembrar las últimas semillas de libertad y amor, debieron
atacar al poder civil, que mantenían los ejércitos, y a las religiones, que hacían dioses hasta de
los libertinos y rameras; y aunque los dos fueron sacrificados, cumplieron su deber
cumplimentando la verdadera ley de Moisés (no la que tenían los sacerdotes, que no era la que
Moisés dio). En aquélla se anunciaba al Hijo de Dios y al espíritu creador, y Jesús se llamó Hijo
de Dios, significado en el Padre, y sostuvo la venida del Espíritu Santo. Esta es la etimología de
esa trinidad que no entiendes, porque el dogma la desfiguró, como lo desfiguró todo, hasta al
Anticristo, a quien tanto temen, y éste no sería más que el que traería la definitiva redención con
el juicio final, el credo espiritismo y la ley de amor, en el nombre universal ELOÍ, que
substituye y anula todo lo de todos los nombres de dioses e ídolos.
Eloí es único y no trino, como entidades, pues aunque lo acompañemos de sus dos criaturas,
espíritu y vida, éstas no son santas ni omnímodas, porque sólo Eloí es santo y omnímodo. Todo
lo demás aunque sea el espíritu, es criatura.
Como Jesús dijo ser hijo de Dios y anunció la venida del espíritu creador, unos siglos más tarde
nació la religión católica, de triste memoria, e hizo un credo irracional, poniendo su base en esa
trinidad de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo; y añadió que eran tres personas
distintas y un solo Dios verdadero. Es decir que hizo la Trinidad, y en su explicación, que
tendría que ser ilógica, se salió, como se dice, por la tangente, o como rata por tirante; y aunque
dijera que sólo es "un Dios verdadero", era ya fuera de lugar, porque Dios y los dioses habían
sido abolidos por Jehová, como éste lo fue por el Padre. Por lo que no queda nada de esa gran
majestad trinitaria, y hoy sólo es Eloí, que ya Abraham lo pronunció en su "Hellí" hebreo, y
Jesús también, colgado de la infamante cruz.
Si no hubiera sido una religión la que hiciera esa trinidad, habría visto que sólo el Creador es
santo, y no hubiera hecho santo ni al espíritu su hijo ni a otros ídolos; pero le habría faltado un
tercero para hacer la trinidad racional y así dividió una entidad en dos, porque dijo: hijo y
espíritu santo. El único hijo que ella quiso sostener le costó el cisma griego y armenio y otros,
que no encontraron razón física ni metafísica para aceptar la unigenitura, porque la razón dice
que el espíritu procede del Creador y cada hombre tiene su espíritu, y es lógico que todos sean
sus hijos y lo son. Por lo tanto, no es uno solo el unigénito, porque somos todos y es
plurigenitura. Tenemos ya ahora creador, o Eloí y espiritismo, porque son todos los espíritus
sus hijos y serán dos entidades. ¿Podemos, lógicamente, hacer el trino? Podemos hacerlo,
honrando en ello al único Eloí con un segundo efecto, por el que se muestra creador secundario
el espíritu su hijo; y este gran efecto es la vida demostrada, por la que únicamente se puede
concebir el espíritu; por éste a su progenitor Eloí, del que son el espíritu y la vida dos brazos
dignos del cuerpo Padre. Lo que no ha podido ver ni hacer religión alguna. Solo ha podido
verlo el espiritismo, y a demostrarlo vino el temido Anticristo, que hace y expone la gran
trinidad compuesta de Eloí, espíritu y vida, que significa creador, universo y creación. ¿Está
satisfecho el discípulo?
M.- Pues yo bendigo al discípulo, adoro a Eloí y le digo: ¡Eloí... senté tu trinidad y mi espíritu
está satisfecho de cumplir tu mandato!... ¡Discípulo amado! Demos gracias al maestro de los
maestros, espíritu de verdad, que inspira a tu maestro; sigamos.
138 D.- Ya todos los caminos están abiertos, maestro. Pero hay que andarlos con el jalón
luminoso plantado en esa trinidad del único santo, y no interrumpir el orden de marcha aun a
trueque de repetir las cosas; así, hágame la trinidad del hombre.
M.- Ya la sabes, Espíritu, alma y cuerpo; pero debes saber también que estamos en el mismo
orden de la trinidad anterior; es decir, que ascendiendo sería: cuerpo, alma y espíritu, y
responde a la sabiduría, porque no se pude encontrar la causa sino estudiando los efectos. Por
esto encontramos al hombre en la materialidad de su cuerpo (que obra maravillas físicas y hasta
su propia belleza), pero si este cuerpo no tuviera el alma, que le hace sentir las sensaciones
gratas o ingratas al cuerpo, no tendría alicientes ni goces, porque no experimentaría las luchas
que le interesan, aunque la lucha es vida; pero el alma (aunque sea esencia) no deja de ser
materia del mismo origen que su instrumento cuerpo, y, como lo demuestra el reino animal,
nada embellecería de la naturaleza; mas el alma aun en su primera vida humana, rústica y
embrionaria, ya presiente algo que no pueden presentir los animales, y es el espíritu, modelador
y modulador de las formas y demostrador de la vida, de los movimientos, de los sentimientos,
del carácter, de la nobleza y de todas las cualidades sobre animales, porque para el espíritu (y
así para el hombre) todo es natural, porque todo está en su ley; y lo que hace (aunque sean
maravillas) son cosas naturales y no milagros, que no existen; pero estas maravillas, que han
llamado fenómenos, el espíritu las concibe, las engendra en su conciencia y las ejecuta el
cuerpo, su digno instrumento, sintiendo el efecto el cuerpo y el espíritu, por la sensibilidad del
alma su intermediaria, resistencia equilibradora.
He aquí, pues, una digna y segunda trinidad, respondiendo a la gran primera trinidad de Eloí,
que se complace en las obras de su hijo y lo reconoce en el hombre como espíritu, alma y
cuerpo; pero no olvides que sólo juzga y sólo manda a su hijo directo y consubstancial: el
espíritu.
139 D.- Digna trinidad la que forma el espíritu, primer efecto de Eloí, siendo la segunda
entidad la máxima trinidad. ¿Cuál es la trinidad de la vida, tercera entidad de la trinidad de
Eloí?
M.- Energía, movimiento y luz, que significa mecánica, metafísica y física; lo que da,
necesariamente, principio a la vida y su demostración, que ya tienes explicado en la creación.
M.- Sí, y es de necesidad que la haya, desde que el hombre es tres entidades con diferentes
derechos, aunque se basen en la misma ley de amor; y así sabes que hay ley divina, ley natural y
ley humana, y como en todo, empezando por la ley humana, ya sea de propio instinto o dictada
para elevarnos a las naturales, que las encontramos en todas las cosas y de ellas ascendemos a
las leyes divinas, cuando ya somos trinos conscientes y comprendemos las leyes divinas,
naturales y humanas.
M.- Ninguna cabeza puede tenerse sin pies; para llegar a la civilización es necesario pasar por la
ilustración, y a ésta se sube por la educación.
M.- Con sus dos efectos: arte y ciencia; pero como estos dos forman el progreso general, que
llamamos civilización, tendremos para la gran causa sabiduría, civilización y progreso; trinidad
de la que nacen todas las demás, mecánica, metafísica y física, que están reguladas por las
matemáticas. Pero encontraréis siempre todas estas trinidades por esta gran trinidad que nos
demuestra la vida progreso, civilización y sabiduría, porque (te repito por última vez) no se
puede llegar a la causa más que por los efectos, y progreso y civilización son efecto de la
sabiduría.
144 D.- Me acaba de decir el maestro que las matemáticas regulan todo el progreso, puesto
que sujetan a la trinidad madre del progreso: mecánica, metafísica y física. ¿Es que las
matemáticas son una verdad real?
M.- ¡Ay..., amado discípulo!... ¡Has tocado el punto más delicado que existe del espíritu
abajo!... Si del espíritu te contesté sin distingos, no debo hacerlo así de las matemáticas. Son
ellas justamente la demostración palmaria de la verdad eterna, hasta del espíritu. Mas esto es del
tiempo venidero, porque es de pertenencia de la matemática racional, llamada pura, hoy
abstracta para la misma ciencia matemática, hija de la geometría, y ésta es sólo del espacio
infinito. Mas no te dejaré vacío y aun dejaré abierto el camino para los geómetras que llegan y
para algunos de los que hay hoy, y digo:
1º. Que las matemáticas que hoy conoces son la ciencia exacta físicamente por excelencia, en
cuanto dicen que cuatro hombres son cuatro hombres, o cuatro columnas, o cuatro vigas, etc.,
y no se les puede desmentir; por lo que todas las ciencias se someten a su inflexibilidad.
2º. Que esa misma verdad física en número no es la verdad metafísica, porque cuatro hombres
son infinitos cuatro en su constitución, lo mismo que sean columnas, vigas, etc., porque son
tantos unos como corpúsculos los componen u otra unidad aún más infinitesimal que el
corpúsculo.
3º. Que son las matemáticas producto de la razón que ideó, y que así son y serán eternamente
idealismo inacabable como el universo, pero siempre jamás serán dominadas las matemáticas
positivas por las matemáticas puras (o de la razón), como el espíritu domina al universo y Eloí
al espíritu.
4º. Que se prueba esto con que las matemáticas, por la geometría, han tomado sus elementos del
espacio, del tiempo y del éter, porque no hay otra masa, y estos tres elementos alimentan las
matemáticas por la inacabable fórmula C.G.S. (centímetro, gramo, segundo), y están en relación
con cada mundo: pero es sólo facultad del sabio espíritu comprenderlo, porque esa trinidad
representa al Creador en su incomprensibilidad; por lo que las matemáticas, en toda su
grandeza, son sólo condicionales en cuanto son positivas; pero las reales matemáticas son las
racionales, que dan cada día campo a la experimentación, y lo darán eternamente y siempre por
el ideal de la razón; pero en cada mundo, al final, el último número será el último átomo de la
esencia que puede extraerle el espíritu para su archivo. Esta es la matemática pura y real, porque
es racional y es un idealismo.
145 D.- Después del desenlace de la pregunta anterior, poco me queda para completar mi plan
de examen; y aun las que voy a hacer son sólo para concretar. Dígame: ¿por qué es lo último
el ejercicio de la justicia, siendo así que sin ella no puede existir el equilibrio?
M.- La raíz de ese mal es la raíz de todos los antagonismos; pero en este caso de la justicia hay
una causa abstracta en el nombre, que son los dioses, la multitud de dioses creados por la
concupiscencia, pues cada religión impuso uno; que aunque hayan dicho (sarcásticamente) que
todos eran un mismo ideal, en las prácticas, en los dogmas, en los gatuperios, que cada una ha
puesto en juego para hacer a su Dios mayor que al de la otra, dieron lugar a todas las injusticias
congregadas, dogmas y artículos absurdos de fe ciega. Pero lo que no puede descubrir ninguna
religión es que su Dios es Dios de ciegos y él es rey de los ciegos; por lo que jamás vio ninguna
ni jamás verá las injusticias de la división de las razas, de las clases y de las riquezas comunes
del suelo, porque en esas divisiones estaba su reinado. Por eso caen todos los dioses de su trono
en cuanto se inicia la humanidad en la unidad de un credo, en el reconocimiento del Creador
único, al que no pueden resistir las divisiones porque el universo es uno e indivisible, como Eloí.
Cuando éste es reconocido por la razón, por la luz del espíritu dominador de todo el universo;
cuando el hombre trino ve que el espíritu es el Creador secundario, entra en su razón
convictivamente, porque se conoce a sí mismo, conoce que toda división es injusticia y que sólo
la unidad de la comuna puede hacer justicia, y convencido la proclama, bajo el credo universal
espiritismo, adorando sólo y universalmente a Eloí.
M.- Por lo dicho en la pregunta anterior. Porque acaba con las desigualdades de los dioses y sus
creadores los sacerdotes y feudos de ellos; porque derroca la supremacía y la autocracia; porque
acaban los nombres y colores de sangre; y sobre todo porque reconoce como ley el trabajo y
éste es un coco muy terrible para los parásitos; y porque la comuna rompe todas las cadenas y
en ella canta el hombre el himno de libertad, la libertad santa del pensamiento, con la que el
hombre entra en las matemáticas puras y sondea la metafísica, descubriendo su origen grande en
Eloí por lo que no puede ser esclavo. Ante este descubrimiento, los dioses y sus corifeos ven
descubierta su falsedad y su crimen de lesa humanidad y se ven avergonzados, porque temen
que les sea aplicada la pena del talión; porque, como no saben amar, tampoco saben lo que es
amor, ni de hermanos ni de Eloí. No han querido reconocer la nobleza que da el trabajo al
trabajador, ni que sólo en el trabajo no se profanan las leyes divinas y que sólo en el trabajo se
unen los pensamientos y en esa unidad se llama al Padre y se le adora en el universo, y por esto
tampoco han visto la regeneración del mundo, porque no entraron en el taller y sólo hicieron
vida en los salones, engolfados en la impudicia, y esto acabó, porque el mundo ya es regenerado
y sólo adora, por su razón, a Eloí, y por convicción y amor, nacido en el trabajo, ama el hombre
en el hombre a su hermano, y hasta en su hermano y en sí mismo y en todas las cosas, y por lo
tanto en el universo, ve y adora sólo a Eloí.
147 D.- ¡Ha triunfado el hombre!, maestro. Empecé mi diálogo viéndome vil gusano; no soy
más que lo que era físicamente, pero no me conocía.
Más me miro y no me admiro: quiero llorar y el llanto no acude a mí; para mí mismo sólo
alegrías me rodean, y es que, metafísicamente y en verdad, me veo sobre el universo, vivo en
formas y en medio del espíritu universal, siendo uno de tantos átomos...; pero es que en esa
pequenes está la alegría que me circunda, porque, átomo y todo, soy grande en la
consubstancialidad de Eloí, y en vez de gusano vil soy el universo vivo que está en mi ser y
desaparece la materialidad del arca de Noé, convirtiéndose en el más preciado cofre de la
sabiduría de Eloí, siendo obra del espíritu. Más aún hay un gran símbolo, el de Adán y Eva, que
deseo ver sintetizado, pues comprendo que, después de aclarada la gran trinidad que deshizo la
otra irracional, es de justicia saber por qué el símbolo de Adán y Eva.
M.- Todo está aclarado en la nueva obra, y primero que todo el símbolo de Adán y Eva; en tu
pregunta veo más una justificación del porqué del símbolo que el símbolo mismo, pero no tiene
explicación diferente del arca de Noé, y digo que el símbolo fue hecho por Moisés, encerrando
en él toda la obra de la creación, cual podía decírseles a los hombres de entonces.
Mas no lo dio como artículo de fe, ni todo el génesis aquél es más que el índice de la historia del
mundo y de las humanidades de la tierra; y fue así porque entonces ya se anulaban todas las
leyes dadas siglos atrás, porque se daba la ley del Sinaí, y dejaba en aquel génesis el índice de lo
que había que hacer cuando los hombres se vieran en su realidad, como tú te ves siendo el cofre
de la sabiduría representado en el arca de Noé, y viste como en tu cuerpo están todas las
especies de los tres reinos de la naturaleza y, por el espíritu, todo el universo.
Decir que Adán y Eva fueron los primeros hombres de la tierra era decir: aquí empieza el
hombre regenerado. Mas observa que anotan que Caín, desterrado del paraíso y andando
errante, encontró mujer con quién tuvo hijos, y no podía ser si Adán y Eva fueran los primeros
hombres, mayormente cuando sólo habían tenido (a estar al Génesis) a Caín y Abel, y éste fue
muerto por Caín; y aunque vivieran Abel y Caín como hombres, no podían concebir y parir
hijos.
Observa más y veras que, después que Moisés anota a muerte de Abel por Caín, asegura que
"Adán conoció a Eva y tuvo un hijo, Seth"; y éste es el primer hijo que tuvieron Adán y Eva en
la tierra y fue el legislador, como lo puedes observar, pues dice que "en él empezaron los
hombres a llamarse de Jehová".
Ya ves, discípulo amado, que desde el primer momento, desde la primera generación de los
misioneros, fueron anulados los dioses, y por eso Moisés empieza su génesis riguroso en el
capítulo quinto, y de ahí arranca la historia de la regeneración; pues los cuatro capítulos
primeros solo son como el índice de una larguísima historia no escrita y que ya caducaba.
Adán y Eva son los primeros hombres del mundo en su raza regeneradora; y efectivamente, en
ellos nacía la humanidad que podía llamarse formada por hombres. Esto es lo que significa ese
hecho real, y no símbolo, y lo significó bien, en cuanto Caín, en hebraico, quiere decir maldad,
y Abel virtud o bondad. La virtud es sacrificio, como maldad es venganza; y también está dicho
allí, en el llamado que hace Lamech a sus mujeres, diciéndoles y jurándoles que "Caín sería
vengado siete veces"; pero Lamech juró vengarlo setenta veces siete; es decir, que declaraba la
raza primitiva la guerra sin cuartel a la raza naciente y redentora de Adán y Eva. Y tanto han
cumplido los primitivos su juramento, que aún hoy, después del juicio final, en que la raza
adámica cubre la tierra y es suya la inmensa mayoría en el suelo y la totalidad de los que están
en espíritu, aun lucha el juez y su tribunal con los dioses que condenó cuando Seth evocó a
Jehová, pero ahora es el último segundo de la lucha, porque Eloí marcó el punto en su
cuadrante y la luz ilumina las tinieblas de Caín.
148 D.- Satisfecho, maestro, y por último le suplico que toda esta grandeza y sabiduría me la
dé encerrada en un canto que recuerde al hombre en todo su ser y evoque al padre Eloí.
Es el hombre el universo,
Y su espíritu la luz;
Conociéndote a ti mismo,
Verás el espiritismo,
Que es sapiencia, amor y luz
Y credo del universo.
Si elevas tu pensamiento
Al centro del creador,
Traspasando esa substancia,
Veras que eres consubstancia,
Y que eres el creador
De los mundos y los cuerpos,
El Maestro.
Joaquín Trincado.
ÍNDICE
PRONTUARIO..................................................................................................3
PREFACIO....................................................................................................... 4
CAPITULO I ....................................................................................................6
ELOÍ.............................................................................................................6
CAPITULO II ..................................................................................................10
LA VIDA.....................................................................................................10
EL ESPÍRITU...............................................................................................14
CAPITULO IV ................................................................................................20
CAPITULO V .................................................................................................23
LA CREACIÓN Y SU FIN..............................................................................23
CAPITULO VI ................................................................................................29
EL HOMBRE...............................................................................................32
GRADOS DE PROGRESO............................................................................40
CAPITULO IX ................................................................................................44
CAPITULO X .................................................................................................46
CAPITULO XI ................................................................................................49
DEFINICIONES MÁXIMAS............................................................................49
ÍNDICE..........................................................................................................56