CLIMACAL
CLIMACAL
CLIMACAL
DE CULTIVOS EN
CLIMA CÁLIDO
Editor: Ricardo Guerrero Riascos
Fertilización
de cultivos
en clima cálido
Editor: Ricardo Guerrero Riascos
Ingeniero Agrónomo, M. Sc. Profesional Consejero, Monómeros Colombo
Venezolanos, S.A. (E.M.A.), Profesor Asociado, Facultad de Agronomía,
Universidad Nacional de Colombia.
E
n Colombia, la agricultura en el clima cálido, constituye un componente
de gran trascendencia, tanto en la producción de alimentos, como
en la de materias primas. En los alimentos destaca el arroz, cultivo que en
Colombia ha adquirido un gran desarrollo tecnológico, mostrando ya niveles de
productividad que sobrepasan largamente el alcanzado en la mayoría de países en
vías de desarrollo. El maíz y el sorgo son, así mismo, especies importantes, cuya
tecnología también ha experimentado incrementos significativos.
En el caso de los cultivos llamados industriales, es el algodón, la especie cultivada
que en Colombia ha alcanzado un desarrollo trascendente, al igual que la caña de
azúcar, la palma africana y la soya.
De otra parte, como es bien conocido, el cultivo de frutales, en el clima cálido, ha
tenido un alcance internacional en el caso del banano, habiendo alcanzado nive-
les de productividad, calidad y exportación que se acercan a los más altos del
mundo. En la actualidad, son varias las nuevas especies de frutales que vienen
siendo cultivadas, con éxito, en las zonas de clima cálido. Destaca el caso del
mango, la piña, la vid, el maracuyá, el guanábano y la papaya, entre otras.
En los casos antes señalados, la práctica de fertilización se ha constituido en un
componente tecnológico clave para obtener máxima productividad y eficiencia
económica. Es así, como en la década de los años 80, el uso de fertilizantes, en la
agricultura colombiana, experimentó incrementos no esperados, habiendo dupli-
cado el consumo de potasio y aumentado más del 80% el de nitrógeno. Estas
cifras significaron alcances muy superiores a los promedios del mundo.
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En el uso de fertilizantes, se estima que la agricultura nacional, en términos globales,
está ya superando la etapa III, o sea, la de la fertilización potásica; siendo la etapa
I: fertilización nitrogenada y la II: fertilización fosfórica. Se espera que, en una
etapa IV, sea el azufre el nutriente que destaque en los consumos, sin descartar
que el magnesio y el calcio lleguen a significar también requerimientos de abona-
miento que superen los niveles actuales. Así mismo, ya en la década de los años
80, se evidenció que los microelementos habían aumentado su consumo en la
producción agrícola nacional e, incuestionablemente, en el decenio de los años
90, sus cifras superarán sustancialmente a las actuales.
En la última década del siglo XX, la agricultura colombiana está obligada a incluir
la calidad de la cosecha como meta adicional al componente de simple productivi-
dad. En la consecución de este logro, la nutrición vegetal seguirá siendo un ins-
trumento de trascendencia indiscutible, en donde la práctica de fertilización cons-
tituye el componente tecnológico clave. Será necesario, no obstante, afrontar el
bajo nivel de eficiencia que aún denote el uso de fertilizantes en la colombiana, ya
que, actualmente, las pérdidas económicas derivadas de este problema, alcanzan
cifras de increíble magnitud. Para ello, hay necesidad de mejorar sustancialmente
la práctica de fertilización, en particular, en lo que respecta al diagnóstico nutricional
adecuado, confiable y oportuno, así como también en lo que concierne a los
sistemas apropiados para el abonamiento eficaz.
Al iniciar la década de los años 80, Monómeros Colombo Venezolanos, S.A.
(E.M.A.) publicó un primer folleto sobre la fertilización de cultivos en clima
cálido de Colombia, cuya utilización como material de texto, consulta y divulga-
ción técnica, ha crecido en el transcurso de los años. Al comenzar los años 90,
Monómeros ha resuelto entregar una Segunda Edición de la Obra, presentándola
como un libro de texto, que recoge otros cultivos, cuyos capítulos han sido escri-
tos, revisados y corregidos por especialistas en la materia.
Al entregar esta obra, Monómeros espera continuar aportando su contribución al
progreso de la agricultura nacional.
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E
l clima cálido de Colombia, comprende regiones localizadas a altitudes
inferiores a los 1.000 metros sobre el nivel del mar y con tempe-
raturas superiores a los 24°C. Cubre aproximadamente el 80% de la ex-
tensión territorial del país e incluye las llanuras costeras del Caribe y del Pacífico,
los valles del Magdalena, Cauca, Cesar, Sinú, Catatumbo, Patía, entre otros, y las
extensas regiones de la Orinoquia y Amazonia.
En las regiones de clima cálido, tiene asiento la agricultura comercial e industrial
más avanzada del país, así como la ganadería de carne y, en conjunto, constituyen
las zonas con mayor potencial para el desarrollo futuro de la agricultura nacional,
tanto por su extensión, como por la fertilidad de sus suelos, condiciones
topográficas, recursos hidrológicos y características climáticas.
Las características generales de las principales regiones de clima cálido, se resu-
men a continuación:
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Los suelos de esta zona, son de origen aluvial, merino y/o lacustre, más o menos
bien drenados y por áreas aledañas a los ríos que sufren inundaciones periódicas.
Los suelos no inundables son profundos, mecanizables y con fertilidad variable.
Esta región está situada en la parte oriental del país y se extiende desde los flancos
de la Cordillera Oriental hasta los límites con Venezuela. Con 300.000 kilóme-
tros cuadrados, es una de las regiones naturales más extensas de Colombia. La
mayor parte del área está localizada entre los 200 y 300 metros sobre el nivel del
mar. El relieve es predominantemente plano.
El paisaje está dominado por terrazas aluviales suavemente onduladas, planadas
aluviales y la zona del pie de monte. Los ríos principales son el Meta, el Arauca y
el Vichada, con sus tributarios.
La temperatura promedio anual es de 26 °C y la precipitación media anual varía
entre 4.600 mm en Villavicencio y menos de 3.000 mm en Puerto López. Nor-
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malmente se presenta una larga estación lluviosa intermitente de marzo a diciem-
bre, seguida por una estación muy seca de enero a marzo.
Los suelos de esta región se han desarrollado bajo condiciones de alta precipita-
ción pluvial y temperatura, a partir de sedimentos aluviales lavados, ácidos y po-
bres. Son suelos que presentan concentraciones tóxicas de aluminio y su fertilidad
es baja o muy baja, ya que se presentan deficiencias en casi todos los nutrientes
esenciales. Las zonas de pie de monte y de los planos aluviales son las que tienen
condiciones de fertilidad menos adversas.
La mayor parte de las tierras de esta región se explota en la producción de ganado
de carne, bajo sistemas primitivos. Las explotaciones agrícolas ocupan una míni-
ma parte del área en aquellas zonas con mejores condiciones de suelos, principal-
mente en la zona del pie de monte y las llanuras aluviales. Se cultiva arroz, maíz,
sorgo, yuca, plátano y cacao, principalmente.
Esta región está localizada en la parte central del país, entre las cordilleras Central
y Oriental, y su extensión es de aproximadamente 23.000 kilómetros cuadrados.
Su altitud oscila entre 195 m y 1.100 m entre La Dorada y Altamira, respectiva-
mente.
Incluye terrazas y planadas aluviales, así como planicies semidesérticas. El río
Magdalena corre a través del valle, recibiendo algunos tributarios, tales como los
ríos Saldaña, Coello y Recio.
El clima es tropical, de semiárido a subhúmedo. Durante el año hay dos períodos
secos y dos lluviosos. Generalmente, se consideran meses secos junio, julio, agos-
to, diciembre, enero y febrero, siendo lluviosos los meses restantes. La precipita-
ción pluvial anual oscila, en promedio, entre 900 mm (Garzón) y 2.300 mm
(Mariquita). La temperatura media mensual es casi uniforme y oscila entre 27 °C
y 30 °C, a lo largo del año. La evaporación es muy alta y la humedad relativa es
muy baja.
En términos generales, los suelos de esta región son fértiles y apropiados para el
desarrollo de una agricultura tecnificada. La limitante principal es la incidencia
de los períodos secos, y aunque la mayor parte del área está siendo explotada en
ganadería de carne, es ya importante la producción tecnificada de cultivos de
arroz, algodón, ajonjolí, tabaco, maíz y sorgo. Un porcentaje significativo del área
está ocupado con tierras esqueléticas y severamente erodadas no apropiadas para
la explotación agropecuaria.
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2.5 VALLE DEL CAUCA
El valle geográfico del río Cauca, tiene cerca de 200 kilómetros de largo y 10 a 30
kilómetros de ancho. Se encuentra localizado entre 950 y 1.100 m sobre el nivel
del mar. La topografía general es plana o ligeramente ondulada, con pendientes
predominantes del 1 al 3%.
El clima es subhúmedo tropical. A lo largo del año hay dos períodos secos y dos
lluviosos. Las épocas lluviosas se extienden de marzo a mayo y de octubre a di-
ciembre y los períodos secos, de enero a marzo y de junio a septiembre. El prome-
dio anual de precipitación oscila entre 1.000 y 1.300 mm. La temperatura media
anual oscila entre 24 y 26 °C.
Los suelos se han desarrollado principalmente a partir de depósitos aluviales, com-
puestos principalmente de sedimentos arcillosos y de arenas calcáreas, existiendo
también en los extremos sur y norte fuertes influencias de cenizas volcánicas.
Tradicionalmente se han considerado los suelos del Valle del Cauca como de alta
fertilidad. Sin embargo, en los úItimos años una buena parte de los suelos se han
tornado deficientes en potasio y, ocasionalmente, en fósforo, particularmente en
aquellas áreas bajo explotación agrícola intensiva. De otra parte, la ocurrencia de
suelos salinos y sódicos se ha incrementado acentuadamente, ya que actualmente
el área afectada cubre cerca de 80.000 hectáreas.
Actualmente la principal explotación agrícola de la región es la caña de azúcar,
pero también se cultiva algodón, soya, maíz, sorgo, tabaco y tomate. También es
importante la explotación ganadera.
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11
E
l propósito de este artículo, es presentar, en forma resumida, algunas carac-
terísticas principales de los suelos de zona cálida en Colombia. Con
este objeto, se mencionan las condiciones de formación del suelo y su
efecto sobre su clasificación y se discuten los elementos principales de su fertili-
dad, así:
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los Valles Andinos, la Costa Atlántica y la Orinoquia, donde el uso comercial de
la tierra es más intenso y generalizado.
3.1.3 Clima de las zonas cálidas
En Colombia el clima de las zonas cálidas ha sido clasificado, según el esquema
propuesto por Koeppen (IGAC, 1977) como: a) Clima Tropical Lluvioso; y b)
Clima Seco de Baja Latitud:
a) El Clima Tropical Lluvioso, comprende áreas con temperatura anual promedia
mayor de 18 °C y pluviosidad anual promedia mayor de 750 mm, e incluye
subáreas de clima superhúmedo (como Costa del Pacífico, Bajo Cauca y
Piedemonte Amazónico); de clima húmedo (Bajo Magdalena y Piedemonte
de la Orinoquia); y, de clima de Sabana (como Orinoquia, Sabanas del Sucre,
Bolívar y Cesar, valles del Tolima y del Cauca).
b) Clima Seco de Baja Latitud, que se presenta principalmente como clima de
estepa, muy caliente, con vegetación xerofítica y lluvias cenitales (como en la
faja de la Costa Atlántica, desierto de la Tatacoa y valle del Patía).
En general, el único elemento climatológico común a todas las subáreas climáticas
cálidas, es la alta temperatura, cuyo promedio anual es superior a 24 °C. Los otros
componentes del clima (como la lluvia, la HR, la EVT, etc.), sí varían frecuente y
significativamente.
La Tabla 3.1 muestra datos típicos de algunos componentes metereológicos, para
algunas localidades representativas de la zona cálida.
3.1.4 Materiales parentales
En general los materiales parentales sobre los cuales se han desarrollado los suelos
de zonas cálidas en Colombia, son contrastantes. Así, por ejemplo, en la Costa
Atlántica y en los Valles Interandinos corresponden a sedimentos profundos y no
consolidados, compuestos por mezclas heterogéneas, de cascajos, gravillas, are-
nas, limos, arcillas y cenizas volcánicas: en la Costa Atlántica como aluviones
básicos y materiales fosilíferos de origen marino; en los Valles Interandinos, como
aluviones recientes del Cuaternario, enriquecidos por bases en su recorrido a lo
largo de los valles y también por cenizas volcánicas ya meteorizadas, de carácter
básico, expulsadas por volcanes de la Cordillera Central. Por el contrario, en la
Orinoquia y en la Amazonia predominan sedimentos del Terciario, más consoli-
dados, ácidos y poco fértiles, con arcillas rotas y anaranjadas, ricas en sesquióxidos
de hierro y aluminio.
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TABLA 3.1 Promedio meteorológicos seleccionados de algunas localidades representativas de clima cálido en Colombia.
(Tomado de “Anuarios” del HIMAT.)
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Así por ejemplo, en los Valles Interandinos del Cauca y del Huila - Tolima, la
agricultura está más desarrollada y utiliza métodos más intensivos y tecnificados
de manejo de suelos y cultivos. Entre los cultivos principales, sobresalen la caña
de azúcar, el arroz, el maíz, el sorgo y el algodón y, en menor proporción, pastos-
ganados y frutales. Por el contrario, en la Costa Atlántica y en la Orinoquia, el
mayor porcentaje del suelo está ocupado con pastos artificiales y rastrojos natura-
les y dedicada a ceba de ganado, con métodos extensivos de manejo. En menor
proporción, parte de estas áreas está ocupada con cultivos de arroz, palma africa-
na, banano, algodón, sorgo, maíz, plátano y yuca.
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3.2.2 Órdenes y subórdenes de suelos
En Colombia, existe gran heterogeneidad taxonómica en los suelos de clima cáli-
do, debido principalmente a las diferencias ya señaladas en los factores, procesos
formadores y propiedades de los suelos resultantes, tal como se observa en el
Mapa de Suelos de Colombia (IGAC, 1982).
En términos muy generales, podrían corresponder a tres grandes “super agrupa-
ciones”: a) Suelos minerales básicos; b) Suelos minerales ácidos; y c) Suelos orgá-
nicos. La Tabla 3.2 muestra resumidamente órdenes y subórdenes del “Soil
Taxonomy” representativos de algunas localidades de clima cálido (Solamente se
usan grandes grupos para diferenciar los Dystropepts [ácidos] de los Eutropepts
[básicos], en los Inceptisols).
En general (IGAC, 1982) se han reportado los siguientes órdenes de suelos como
los más importantes dentro de cada región natural:
1. Valles Interandinos: Inceptisols, Entisols, Mollisols, Vertisols, Alfisols e
Histosols.
2. Costa Atlántica: Inceptisols, Entisols, Mollisols, Vertisols, Aridisols, Alfisols.
3. Orinoquia (bien y mal drenada): Inceptisols, Oxisols, Entisols y Ultisols.
4. Amazonia: Inceptisols, Oxisols, Entisols y Ultisols.
5. Litoral Pacífico: Inceptisols, Entisols e Histosols.
3.2.3 Clases y subclases agrológicas de suelos de zonas cálidas de
Colombia
Las clases y subclases agrológicas, indicativas de la capacidad o aptitud de uso
potencial de los suelos de zonas cálidas (además de la pendiente predominante,
esencialmente plana) están determinadas fundamentalmente por las condiciones
locales de suelo y de clima.
En realidad, aunque su relieve, su pendiente, los bajos grados de erosión y las
facilidades de mecanización y de riego, sugieren su ubicación en Clase I, sin em-
bargo, en la práctica, gran parte corresponden a las Clases II, III, IV, V, VI y
solamente un porcentaje mínimo clasifica como Clase I, sin limitaciones serias.
La Tabla 3.3 presenta clases y subclases agrológicas propias de algunos suelos típi-
cos de zona cálida (según informes y mapas del Departamento Agrológico, IGAC),
que muestran la predominancia de las ClasesAgrológicas II y III.
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TABLA 3.2 Órdenes y subórdenes de suelos del Soil Taxonomy predominantes
en localidades representativas de clima cálido de Colombia.
(Adaptado del Mapa de Suelos de Colombia, IGAC, 1983.)
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TABLA 3.3 Ejemplos de clases y subclases agrológicas propias de algunos suelos representativos
de zona cálida en Colombia.
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de cultivos (arroz, algodón, etc.), y principalmente, por los Programas de Suelos y
Cultivos del ICA, en diez (10) centros de investigación y granjas experimentales
representativos de las principales áreas cálidas del país, a saber: Palmira, Nataima
(Espinal), Turipaná (Montería), Motilonia (Codazzi), Caribia (Sevilla), Tulenapa
(Urabá), La Libertad (Villavicencio), Carimagua (Meta-Vichada), Río Mira
(Tumaco), Macagual (Florencia) y El Cucharo (Santander).
3.3.1 Análisis químicos de suelos típicos de zona cálida
La Tabla 3.4 presenta los resultados del análisis de algunos suelos representativos
de zonas cálidas, según datos de los informes de levantamientos agrológicos ela-
borados por el IGAC (archivos del IGAC, Bogotá). Los valores obtenidos, refle-
jan claramente la naturaleza de los factores y procesos formadores de suelo, pre-
dominantes regionalmente.
3.3.2 Niveles críticos de determinaciones de fertilidad
El ICA ha seleccionado algunos rangos de valores y ha establecido algunas escalas
o niveles críticos de contenido para evaluar las determinaciones de fertilidad (en
este caso de regiones como el valle geográfico del río Cauca; el Alto Magdalena, la
Costa Atlántica y la Orinoquia), así (Marín y otros, 1982):
Para pH, valores de < 5,5; de 5,6 a 7,2; y > de 7,3
Para contenidos de Materia Orgánica, fósforo y potasio, las siguientes escalas o
niveles críticos:
En los párrafos siguientes se discuten los valores observados en cuanto pH, Mate-
ria Orgánica, fósforo y potasio en suelos de distintas zonas cálidas, según datos
del ICA y del IGAC (Tablas 3.4 y 3.5): adicionalmente, se comentan algunos
aspectos relativos al encalado, relación Ca: Mg, S y microelementos.
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TABLA 3.4 Análisis químico del horizonte superficial de suelos típicos de zona cálida. (Adaptado de Informes de levantamientos
agrológicos, archivos IGAG.)
Cond.
Localidad Suborden Textura pH MO (%) P (ppm) Meq/100 g de suelo
Elect.
Ca Mg K Na Al
Valles interandinos
Recta Palmira Natr - Ustalfs F. Arc. 7,6 4,0 37 13,9 9,0 0,6 2,3 - 1,6
Palmira Usterts Arc. 6,2 6,0 9 18,3 14,3 0,1 0,1 - -
Palmira Ustolls F. Arc. 6,1 7,6 60 15,5 3,7 0,7 0,4 - -
Espinal Ustropepts F. A. 6,7 1,4 30 7,0 1,2 0,2 0,1 - -
Guamo Natr - Ustalfs F. L. 7,2 1,0 4 8,6 2,4 0,2 2,4 - 1,0
Venadillo Orthent F. A. 6,0 1,2 7 4,8 1,6 0,1 0,1 - -
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Costa atlántica
Orinoquia
La Libertad Dystropepts F. Arc. 4,5 3,4 4 0,1 0,4 0,1 0,10 3,7 -
Puerto López Orthox F. L. 4,7 3,2 2 0,2 0,2 0,1 0,04 2,6 -
Puerto Gaitán Ustox F. Arc. 4,6 4,8 2 0,2 0,1 0,2 0,09 2,0 -
TABLA 3.5 Distribución porcentual de los valores de pH, materia orgánica (MO), fósforo (P), potasio (K) y de la relación Ca:Mg en suelos
de las regiones cálidas de Colombia. (Adaptado de Marín y otros, 1982.)
Bajo Medio Alto Bajo Medio Alto Bajo Medio Alto Bajo Medio Alto Bajo Medio Alto
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Frecuencia
Regiones Cultivos
pH 7,3
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3.3.4 La Materia Orgánica y el nitrógeno del suelo
Ordinariamente, la literatura agronómica reporta que en las zonas tropicales cáli-
das y húmedas, los contenidos de materia orgánica y nitrógeno disponible para
las plantas son deficientes o bajos, debido principalmente al poco contenido y/o a
la gran transformación de los residuos orgánicos y altas pérdidas del N; o, en
zonas más bien secas y de alta evapotranspiracion, por causas de la baja produc-
ción de materia orgánica.
De hecho, en los suelos bien drenados operan la descomposición, la humificación,
la mineralizacion, la incorporación y, en grado variable, la nitrificación. Por el
contrario, en suelos mal drenados, prevalece la preservación y/o acumulación de
residuos orgánicos y, eventualmente, la desnitrificación y/o inmovilización del N.
De acuerdo con los datos del IGAC (Tabla 3.4) y a los análisis de suelos del
archivo del ICA (Tabla 3.5), los mayores porcentajes de frecuencia de valores más
altos de contenidos de materia orgánica se observan para suelos de los Valles
Interandinos, del Bajo Magdalena y de la Orinoquia, la Amazonia y la Costa
Pacífica, quizas debido al regimen pluvial más o menos regular, moderada
evapotranspiración, y presencia significativa de vegetación con aportes medianos
de residuos orgánicos y, en algunas localidades, posiblemente por tratarse de mues-
tras de suelos vírgenes o barbechos que por primera vez o después de algunos años
se incorporan o reincorporan a la agricultura. Contrariamente, en la Costa Atlán-
tica y en el desierto guajiro, probablemente por causa de menor precipitación,
lluvias más irregulares, mayores temperaturas y alta evapotranspiración, mejor
drenaje y menor retención de humedad del perfil del suelo y tipo más arbustivo
de vegetación con menor producción de biomasa, el porcentaje de frecuencia de
valores bajos de materia orgánica es significativamente mayor, o sea, que el conte-
nido de la fracción orgánica en estos suelos es menor.
Puesto que el suministro de N-total nativo del suelo no proviene de fuentes mine-
rales sino que está relacionado directamente con el contenido de materia orgáni-
ca, es probable que las mayores deficiencias de N y respuestas a su aplicación
ocurran en suelos de la Costa Atlántica y de la Guajira. Sin embargo, los resulta-
dos obtenidos por el ICA y por otras entidades y/o investigadores, indican ordi-
nariamente que en las otras regiones cálidas (como en los valles del Cauca, del
Alto Magdalena y del Bajo Magdalena, donde los porcentajes de materia orgánica
son aparentemente adecuados), también hay regularmente respuestas a la adición
de fertilizantes nitrogenados en muchos de los cultivos propios de cada región
(incluyendo las leguminosas), quizas por causa de condiciones inadecuadas de
nitrificación (asociadas con fuente de la materia orgánica, texturas, humedad,
24
pH, niveles de NPK, población de bacterias nitrificantes, etc.) y/o alta extracción
de los cultivos (Ramírez, 1982).
3.3.5 El fósforo en suelos de zonas cálidas
A pesar de que el requerimiento de P de la mayoría de los cultivos es relativamen-
te muy bajo (si se compara con las cantidades requeridas de otros elementos), el
suministro de P disponible para los cultivos constituye uno de los problemas más
importantes de la ciencia del suelo, de la fertilidad y de la fertilización de suelos,
tanto en regiones tropicales como en regiones templadas, debido a que ordinaria-
mente: a) el nivel del fósforo nativo es casi siempre muy bajo (salvo que haya sido
fertilizado); b) el fósforo requiere de un rango adecuado de pH (aproximadamen-
te de 5,6 a 6,8) para su óptima disponibilidad; c) el fósforo tiende a formar fosfatos
insolubles: de Fe y Al en suelos muy ácidos (de pH menor de 5,5); y, de Ca, en
suelos básicos de (pH mayor de 6,8); d) los fertilizantes -P exigen fuentes, épocas
y métodos de aplicación específicos de acuerdo a los suelos y cultivos; e) los ferti-
lizantes -P, son los más costosos; y, f ) para muchos suelos y cultivos, hay poco
efecto residual (de la fertilización fosfórica). (Guerrero R., 1983; León y Martínez,
1988).
En Colombia, en suelos de regiones cálidas, donde ocurren alternadamente sue-
los de carácter básico, de carácter ácido y de pH intermedio (5,6 a 6,7), se pueden
presentar y de hecho se presentan suelos con contenidos adecuados y/o deficien-
tes de P disponible para los cultivos. Según datos del IGAC y del ICA (ídem,
Tablas 3.4 y 3.5), el contenido de P nativo tiende a ser bajo tanto en los suelos
interandinos del Valle del Cauca, Huila y Tolima y del Bajo Magdalena, como en
la Orinoquia, Amazonia y Costa Pacífica. Sorpresivamente, la misma informa-
ción (Tabla 3.5) indica que tanto en la Costa Atlántica como en la Guajira existe
el mayor porcentaje (60%) de suelos con contenido alto de P asimilable (más de
40 ppm), aunque la información no especifica si se trata o no de suelos cuyo pH
sea inferior a 6,8, donde la presencia de fosfatos tricálcicos insolubles sea menos
frecuente.
3.3.6 El K en suelos de zonas cálidas
La mayoría de los cultivos requieren cantidades relativamente altas de K, que en
su gran mayoría proviene de los minerales primarios y secundarios del material
original, pero en formas elementales, generalmente como K intercambiable en el
enjambre iónico, K fijado o como K en la solución del suelo. Frecuentemente, el
contenido de K de los suelos típicamente tropicales tiende a ser bajo y muy bajo,
debido a la misma naturaleza de los materiales parentales, procesos avanzados de
25
meteorización, gran solubilidad del elemento y alta extracción por las plantas. Sin
embargo, en Colombia (donde muchos suelos de las zonas cálidas no muestran
precisamente las propiedades de los suelos tropicales típicos), los contenidos de K
del suelo varían fuertemente entre distintas regiones, y más bien tienden a mos-
trar correlación directa con los valores de pH.
Así, por ejemplo, según los datos del IGAC (Tabla 3.4) y los datos de Marín
respecto a niveles críticos de potasio (Marín, 1986) en los suelos de los Valles
Interandinos en el Valle del Cauca, del Alto Magdalena (Huila y Tolima) y del
Bajo Magdalena, que han sido cubiertos y rejuvenecidos por la adición de sedi-
mentos transportados por escorrentía y provenientes de los suelos adyacentes; o
por cenizas volcánicas transportadas por el viento; o, como los suelos de la Costa
Atlántica, que se han desarrollado sobre materiales marinos fosilíferos recientes,
básicos y/o calcáreos, muestran que los porcentajes de muestras con nivel alto de
K (mayor de 0,4 me/100 de suelo y a veces mayor de 1,0 y hasta 2,0 me) son
generalmente mayores del 80% en todas las regiones interandinas y del Caribe, o
sea, que solamente menos del 20% de tales muestras tienen valores bajos niveles
de K (aunque los datos del ICA de 1982 [Tabla 3.5] indican que en los Valles
lnterandinos, en la Costa Atlántica y en la Guajira el K del suelo tiende más bien
a mostrar valores bajos).
Por el contrario, los suelos de la Orinoquia, de la Amazonia y de la Costa Pacífica,
muestran niveles bajos y a veces extremadamente bajos de K aprovechable para las
plantas (Tablas 3.4 y 3.5 del IGAC y del ICA) y, por lo tanto, requieren aplica-
ción frecuente de dosis relativamente altas de fertilizantes K para la producción
aceptable de los cultivos.
Así mismo, Ortiz (1978) reafirma que en general, según la información obtenida
por el ICA, ha habido poca respuesta a la adición de K, debido a que la mayoría
de los suelos contienen cantidades suficientes para los cultivos. Según datos de
este autor, la capacidad de liberar potasio, en su orden, es mayor en suelos de
Palmira, Santa Marta y Chicoral; mediana en Valledupar, y muy baja en La Liber-
tad. Por otra parte, Frye (1978) evaluando el contenido de K en el suelo en distin-
tas zonas cálidas, ha propuesto valores críticos de 0,25, 0,35 y 0,45 me/100 g para
Tolima, Valle y Litoral Atlántico, respectivamente, y sugiere que se tenga presente
la relación Ca + Mg/K, aunque ella no haya mostrado gran correlación, puesto
que no se requieren determinaciones adicionales. A este respecto, Howeler y Spain
(1978), considerando que la mayoría de los cultivos tropicales son altos extractores
de K y que algunos suelos sufren reducciones drásticas y rápidas del K del suelo
(de 0,77 a O,38 me/100 g en dos años, suelos del Valle del Cauca con caña de
26
azúcar), sugieren aumentar en un 40% la dosis de K cuando la relación Ca + Mg/
K es mayor de 100.
3.3.7 El Ca y el Mg, el encalado y la relación Ca: Mg del suelo
a) Contenidos de Ca y Mg:: el Ca y el Mg son elementos esenciales para la nutri-
ción de las plantas, que en gran parte determinan el porcentaje de saturación
de bases del suelo y están correlacionados estrechamente con los valores de
pH. Según los análisis químicos (Tablas 3.4 y 3.5) y en concordancia con los
pH, se observa que los contenidos de Ca y Mg son mayores en los valles del
Cauca, del Sinú, del Cesar y del Alto Magdalena y, particularmente, muy altos
en la Costa Atlántica y en la Guajira (excepción de algunas Sabanas Terciarias
Ácidas del Bajo Magdalena y de la Costa Atlántica, como en Aguachica y San
Jorge, donde son comunes pH menores de 5,5); probablemente Ca y Mg son
medianos en los vallecitos a lo largo de los afluentes de los ríos Magdalena y
Cauca; y, son bajos en la Orinoquia y en la Amazonia (salvo algunas vegas del
Piedemonte de la Orinoquia).
b) En encalamiento del suelo: en estas circunstancias, los suelos occidentales de los
Valles Interandinos y del norte del país en la Costa Atlántica, Bajo Magdalena
y Guajira, ordinariamente no requieren encalamiento. El encalado con cal
dolomítica (que contiene Ca y Mg), en cambio, sí se recomienda para la
Orinoquia, la Amazonia y algunos suelos ácidos del Bajo Magdalena - Costa
Atlántica ya mencionados, con el fin de neutralizar el alto contenido de Al
intercambiable, disminuir las deficiencias de Ca y Mg, aumentar el pH y, en
general, mejorar la fertilidad.
c) La relación Ca: Mg en el suelo: en general, se reconoce que estos cationes deben
guardar entre sí una relación adecuada para favorecer la nutrición de las plan-
tas. Corrientemente (Marín, 1986) la relaciones de Ca: Mg, se consideran
altas de 3:1 o más; medianas de 2 a 3; bajas, menores de 2; e invertidas, cuando
los valores de Ca y Mg son practicamente similares o si definitivamente el Mg
es mayor que el Ca.
La evaluación de la información sobre relaciones Ca: Mg en suelos de distintas
regiones de Colombia (Marín y otros, 1982, Tabla 3.5) indica que tal relación
es alta y desbalanceada en la Costa Atlántica, la Guajira, la Orinoquia y la
Amazonia; mediana, en el Valle del Cauca y en el Alto Magdalena, e invertida
en algunos suelos del Valle del Cauca. Así por ejemplo, algunos análisis de
suelos del Valle (citados por Marín, 1986) indican:
27
meq/100 g
Localidad pH Relación Ca:Mg
Ca Mg
No obstante, trabajos realizados en el Valle del Cauca por Gómez y por Rolong
- Ramírez, citados por Marín (ídem), indican que relaciones de Ca: Mg de 0,6
a 3,2 y relaciones invertidas, no afectaron significativamente la producción de
maíz, de fríjol y de sorgo, en cosechas consecutivas.
3.3.8 El S en suelos de zonas cálidas
El S del suelo proviene en su gran mayoría del material orgánico y en menor
proporción de la fracción mineral, y es tomado por las raíces en forma de sulfatos
(Guerrero R., 1986).
Puesto que el suministro de S del suelo está entre otros factores relacionado con el
contenido de materia orgánica, el suministro de S en los suelos de zonas cálidas
varía frecuentemente y en gran parte está influenciado por la lluvia, la temperatu-
ra, la EVT y la vegetación. Así, por ejemplo, los resultados citados por Guerrero
R., 1988 (de trabajos realizados por Lora y Gómez, Pedroza y Lora, y Castillo y
Lora) indican deficiencias de S en suelos al sur del Huila, en la cuenca del río
Suárez (Santander) y en los Llanos Orientales, mientras que Gonzalez estudiando
muestras provenientes de los siete departamentos de la Costa Atlántica y de diez
cultivos regionales concluyó que, en términos generales, hay predominancia de
contenidos altos de S disponible, con un rango de 1,10 a 786 ppm, y un prome-
dio de 36 ppm, salvo en muestras de Bolívar y Sucre donde predominaron valores
bajos (menores de 5 ppm).
Recientemente, Guerrero R. (1988) revisó y avaluó la información publicada so-
bre disponibilidad de S en los suelos colombianos, en relación al número de mues-
tras analizadas, con los siguientes resultados:
28
TABLA 3.6 Contenido de S-disponible (ppm) en zonas cálidas*.
30
TABLA 3.7 Factores que afectan la disponibilidad de micronutrimentos*.
Deficiencia
Factores que pueden contribuir a la
deficiencia Mn Fe B Cu Zn Mo
Alto N * *
Alto P * * *
Bajo K *
Alto Ca y/o sobre encalamiento * * * *
Alto Mg *
Alto Mn * * *
Alto Fe * *
Alto Cu * * *
Bajo Zn *
Alto Zn * * *
Bajo pH * *
Alto pH * * * * *
Alto S *
Alto Na *
CaCO3 libre * *
Baja materia orgánica * * *
Alta materia orgánica * *
Drenaje natural malo *
Condiciones de sequía * *
Baja temperatura y suelo húmedo * *
Suelos con mala aireación *
Suelos livianos color claro * * * *
Suelos alcalinos * * * *
Alta intensidad luminosa *
Baja intensidad luminosa *
Condiciones extremas de humedad *
* Tomado de Flor (CIAT, 1982)
31
3.4 BIBLIOGRAFÍA CITADA
Frye, Alberto, 1978. El potasio en suelos de las zonas cálidas secas de Colombia.
Suelos ecuatoriales, IX, No. 2 SCCS, Bogotá.
Guerrero, Ramiro, 1975. Suelos del oriente de Colombia. En: Seminario Manejo
de suelos tropicales, CIAT-NCSU, Cali (pp. 61-92).
32
Guhl, Ernesto, 1974. Las lluvias en los andes ecuatoriales húmedos de Colombia.
CID-UN, Bogotá (68 pp.).
33
Marín, Giraldo, 1986. Fertilidad de suelos con énfasis en Colombia. Manual de
Asistencia Técnica No. 39, Programa de suelos, ICA. Tibaitatá.
Ramírez, Alonso, 1982. Generalidades sobre la fertilidad de suelos del Valle del
Cauca y sus necesidades de fertilizantes. Suelos ecuatoriales. Vol XII No. 1:
86-109, SCC:S, Bogotá.
34
L
as plantas necesitan alimentarse. El proceso mediante el cual los vegetales
utilizan el alimento requerido se denomina nutrición y los elementos
involucrados nutrientes.
Los nutrientes esenciales requeridos por las plantas son exclusivamente de natura-
leza inorgánica o mineral, lo cual constituye una diferencia básica con otros seres
vivos, tales como el hombre y los animales y ciertos microorganismos que
adicionalmente requieren alimentos de origen orgánico.
La naturaleza química de los nutrientes esenciales es elemental y generalmente son
clasificados en dos grupos: elementos mayores o macronutrientes y elementos meno-
res o micronutrientes.
36
En contraste, es muy frecuente la ocurrencia de deficiencias nutricionales en los
elementos que proceden del suelo, especialmente en el caso de aquéllos que son
requeridos en cantidades altas, tales como el nitrógeno (N), fósforo (P), y potasio
(K). Esto se debe a que en muchos casos los suelos, especialmente aquéllos que
han sido sometidos a cultivo intensivo, no están en capacidad de suministrar los
nutrientes en la cantidad y calidad exigida por las plantas.
De otra parte, las plantas requieren para su nutrición cantidades muy pequeñas
de los siguientes elementos:
Hierro (Fe), manganeso (Mn), cobre (Cu), zinc (Zn), boro (B), molibdeno (Mo)
y cloro (Cl).
La circunstancia de que estos nutrientes sean requeridos en cantidades mínimas
explica su denominación de elementos menores o micronutrientes.
Aunque en la agricultura de alta productividad que utiliza fertilizantes portadores
de nitrógeno, fósforo y potasio, suelen presentarse con alguna frecuencia caren-
cias en uno o varios de los elementos menores, dependiendo de la especie cultiva-
da y las características del suelo, la ocurrencia de deficiencias es mucho menos
frecuente que en el caso de los elementos mayores.
37
El exceso de nitrógeno retarda la maduración del cultivo y la formación de frutos,
provoca un escaso desarrollo del sistema radicular de la planta y un crecimiento
excesivo del follaje.
Junto con el nitrógeno, el potasio es absorbido en cantidades altas por las plantas.
Este elemento juega un papel importante en el metabolismo de los carbohidratos
y proteínas, en el control de la transpiración y del contenido de agua en las célu-
las. Es cofactor enzimático, interviene en la fotosíntesis y controla y regula la
actividad de varios elementos minerales.
El potasio tiene una función específica en la economía del agua en la planta, ya que
controla el movimiento de los estomas y, al activar su cierre, limita la transpira-
ción, generando en la planta resistencia a la sequía. A través del control enzimático
favorece la síntesis de los compuestos polimerizados, tales como las proteínas y
carbohidratos. Además, controla la traslocación y acumulación de los azúcares.
38
La deficiencia de potasio genera un considerable estancamiento en el desarrollo; los
entrenudos de los tallos son cortos y la producción de granos y frutos es severa-
mente restringida. La quemazón marginal en las hojas más viejas de la planta suele
constituir síntoma típico, aunque no específico del déficit de potasio.
Las plantas utilizan los elementos nutritivos a través de sus raíces, mediante un
proceso denominado absorción. Los nutrientes son absorbidos en estado elemental
en forma de sales disueltas en el que se encuentra ocupando los espacios porosos
del suelo y que se denomina la solución del suelo.
En los suelos agrícolas, los nutrientes existen en cantidades relativamente grandes
formando parte de sus constituyentes minerales y orgánicos, pero allí su estado es
sólido, complejo y no aprovechable para las plantas. Sólo una pequeña parte de
estos elementos logra transformarse en formas solubles y hábiles para ser utiliza-
das durante el ciclo vegetativo de los cultivos y, para ello, es necesario que ocurran
en el suelo fenómenos complicados de naturaleza física, química y bioquímica.
La nutrición de la planta ocurre a partir de la solución del suelo que contiene los
elementos nutritivos disueltos, o sea, en forma iónica, mediante la interacción o
contacto de las superficies radiculares con estos iones. La cantidad de elementos
en solución es muy pequeña y se agotaría rápidamente, de no ser porque el suelo
39
dispone de un mecanismo que le permite almacenar nutrientes en forma disponi-
ble, llamada la fracción cambiable, donde se reabastece con iones nutritivos a la
solución del suelo, permitiendo así un suministro sostenido de alimento a la planta
durante su ciclo de vida. Este mecanismo hace factible también el almacenamien-
to de aquellos nutrientes que son aplicados como fertilizantes y constituye uno de
los fenómenos que permite la continuidad de la vida vegetal.
Las diferentes formas o estados aprovechables de los principales elementos nutri-
tivos se describen a continuación:
a) nitrógeno
Las plantas utilizan o absorben el nitrógeno en dos estados, a saber:
— Estado amoniacal (NH4+)
— Estado nítrico (NO3-)
Aunque los cultivos de secano prefieren utilizar la forma nítrica, actualmente
se sabe que ambos estados, el nitrato y el amonio, pueden ser usados depen-
diendo de la especie cultivada y de algunos factores ambientales.
Bajo condiciones de inundación es muy escaso el nitrógeno nítrico y en tal
caso la planta debe nutrirse preferentemente con la forma amoniacal del nitró-
geno, tal como ocurre con el arroz de riego.
El nitrógeno en estado amoniacal (NH4+) puede ser almacenado en ei suelo,
evitándose así que se pierda antes de ser utilizado por las plantas. El nitrógeno
nítrico (NO3-), salvo casos especiales, no es almacenado en el suelo y en estas
circunstancias es más fácil que ocurran pérdidas considerables. Sin embargo,
esta forma presenta una mayor rapidez para ser utilizado por la planta que la
forma amoniacal, lo cual en ciertos casos, puede ser ventajoso.
b) fósforo
Las formas aprovechables más importantes del fósforo en los suelos agrícolas
son:
— HPO4=
— H2PO4
El predominio de una u otra forma en la so!ución del suelo depende del pH.
Bajo condiciones ácidas predominan H2PO4- y en condiciones alcalinas HPO4-,
existiendo un equilibrio entre las dos formas, cuando el pH está cercano a la
neutralidad. Ambos estados son igualmente disponibles a las plantas, pero su
concentración en la solución del suelo es muy pequeña.
40
c) Potasio
La forma disponible del potasio es el estado iónico K+. Debido a su carga
electroquímica positiva derivada de su naturaleza catiónica, el potasio disponi-
ble es fácilmente almacenado en forma cambiable.
d) Azufre
Las plantas utilizan el azufre desde la solución del suelo en la forma iónica
SO4-. En este estado el elemento tiene bastante movilidad y su almacenamien-
to es precario, lo que supone alta susceptibilidad a pérdidas en el agua de
drenaje.
Los cultivos requieren de todo el rango de nutrientes para crecer bien. La defi-
ciencia de un solo mineral nutriente asi sea uno o dos gramos por hectárea, puede
significar la diferencia entre una muy buena cosecha y la pérdida total de la mis-
ma.
Elementos primarios
Nitrógeno - esencial para el verdor y crecimiento rápido... estimula el desarrollo de
la raíz, tallo, hoja, semillas o fruto... esencial para el desarrollo de proteínas y para
la formación de materia orgánica en el suelo y humus.
Fósforo - necesario para la formación de raíces y el crecimiento, floración y creci-
miento del botón, polinización y madurez... estimula la floración en general, la
formación de semillas y la utilización del nitrógeno.
Potasio - esencial para la producción de azúcares, almidones y proteínas, influye
en el desarrollo celular, formación de la raíz, resistencia a las enfermedades, vigor
general de la planta en la calidad final del fruto o de la semilla.
Elementos secundarios
Azufre - estimula el crecimiento de la raíz, el color verde oscuro de las hojas, el
vigor de la planta y la producción de semillas - las plantas usualmente requieren
tanto el azufre como el fósforo.
Calcio - promueve la formación de la raíz y de las paredes celulares... mejora el
vigor de la planta, la rigidez del tallo y la producción de granos... regula la asimi-
lación del potasio, magnesio y boro... neutraliza la acidez tanto en el suelo como
en la planta.
41
Magnesio - elemento esencial en la clorofila... se requiere para la formación de
azúcares y aceites... regula la asimilación de otros nutrientes como un portador
para el fósforo.
SUELOS
ELEMENTO CARACTERÍSTICAMENTE SINTOMATOLOGÍA
DEFICIENTES
42
SUELOS
ELEMENTO CARACTERÍSTICAMENTE SINTOMATOLOGÍA
DEFICIENTES
ZINC — Interviene en la síntesis de la Zn Hojas: En el maíz las hojas nacientes
clorofila y estimula el vigor de la Deficiencia seria en terrenos tienden a presentar poca colaboración
planta. alcalinos. e incluso a nacer totalmente blancas.
C“Retoño blanco”).
General: Enanismo, maduración
retardada y bajo rendimiento en el
arroz, muerte prematura de puyones y
derrame de la hoja en los cítricos.
BORO — Elemento importante en el B General: Muerte prematura de
desarrollo de la raíz, hojas y botones En regiones húmedas, es el botones y foliares, poca floración y
florales. Esencial en el proceso de elemento más deficiente. pérdida en rendimientos. Frutos con
polinización y crecimiento de semillas y piel verrugosa quebradiza, pudrición
frutos. La deficiencia en boro es prematura de vegetales comestibles.
general para todos los tipos de suelos.
MOLIBDENO, NÍQUEL, VANADIO,
Mo Hojas: Desarrollo normal esquelético
COBALTO Y OTROS — Todos estos
Deficiencia general en suelos muy de las nervaduras con poco crecimiento
elementos están asociados a los
ácidos. de tejido foliar. Entorchamiento
procesos de desarrollo de las plantas y
prematuro y amarillamiento en las
a los mscanismos de asimilación de los
hojas muy jóvenes.
principales nutrientes de la misma. Son
Rendimientos: Pérdida drástica.
esenciales en la producción de forrajes
de alta calidad, Ios cuales deben tener Otros Hojas: Amarillentas. crecimiento
un alto contenido de minerales y Típica en regiones húmedas y irregular y raquitismo general.
vitaminas. suelos alcalinos. Rendimientos: Pérdidas.
43
44
E
l objetivo general de la fertilización es el de obtener el mayor rendimiento
posible con un mínimo de costo, para alcanzar la máxima rentabilidad en
el negocio agrícola.
La consecución de este objetivo requiere tomar en cuenta diversos factores que se
constituyen en las bases técnicas de la fertilización. Estos factores son:
1. Dosis de aplicación
2. Tipo de fertilizante
3. Época o momento de la aplicación
4. Sistema de aplicación
5.1 DOSIS
La dosis se refiere a la cantidad de nutriente que será necesario aplicar por unidad de
superficie, para completar los requerimientos nutricionales del cultivo. La dosis de
aplicación puede expresarse de diferentes maneras, a saber:
a) kg/ha
b) bultos/ha
c) ton/ha
Para tomar una decisión técnica y racional sobre la cantidad de fertilizante que
debe aplicarse en cada caso, es necesario tomar en cuenta los factores que se des-
criben a continuación:
5.1.1 Disponibilidad de nutrientes. Análisis de suelos
Uno de los principales factores incidentes en la cantidad de fertilizante requerido
es la capacidad del suelo para suministrar nutrientes a las plantas, lo que se deno-
mina fertilidad del suelo.
En la evaluación de la fertilidad el método más práctico es el del análisis químico
del suelo, el cual es una herramienta importante para identificar, no solamente la
dosis del fertilizante, sino el plan de fertilización más apropiado para cada caso.
45
La identificación del nivel de fertilización como resultado del diagnóstico de la
fertilidad se logra mediante la interpretación del análisis, la cual debe ser realizada
por un Ingeniero Agrónomo capacitado y con base en los criterios desarrollados
para cada cultivo por los programas de investigación.
Monómeros Colombo Venezolanos, S.A., ofrece su Servicio Nutrimón de Análisis
de Suelos para el Agricultor, el cual es sin costo alguno para el usuario. Para utilizar
este servicio el agricultor debe ponerse en contacto con el Ingeniero Agrónomo
de Monómeros o con el distribuidor de los Abonos Nutrimón en su localidad.
5.1.2 Requerimiento nutricional del cultivo
Este es otro de los factores que directamente incide en la cantidad de fertilizante
que debe aplicarse para obtener un rendimiento óptimo y económico. Es conoci-
do que las diferentes especies cultivadas no tienen los mismos requerimientos
nutricionales. Así por ejemplo, el banano, la papa y la caña necesitan potasio, en
mayor cantidad que otros cultivos; la alfalfa extrae más calcio y magnesio que
otras, etc. (Tablas 5.1, 5.2 y 5.3).
Las tendencias con que los diferentes grupos de cultivos requieren los distintos
nutrientes se resumen a continuación:
a) Nitrógeno
El nitrógeno es removido en cantidades altas por los cultivos de tubérculo y
raíz, tales como la papa, la yuca y la zanahoria. En contraste, los requerimien-
tos de los cereales, excepto el maíz, son mucho más bajos. Las leguminosas
también utilizan cantidades altas de este elemento, pero parte del mismo lo
obtienen de la atmósfera. Los cultivos hortícolas presentan una variación rela-
tivamente amplia, así, el espárrago y la cebolla extraen menos de 100 kg/ha, en
tanto que el tomate, el repollo y la coliflor requieren más de 150 kg/ha. La
mayoría de los cultivos que se denominan industriales (tabaco, algodón, caña)
tienen requerimientos medios de nitrógeno (100-150 kg/ha), en tanto que el
de los cultivos arbóreos es muy variable, dependiendo de la especie y de la edad
de la plantación.
b) Fósforo
En general, los cultivos tienen requerimientos de fósforo inferiores a los de
nitrógeno. En promedio, la relación de requerimientos entre N y P puede
aproximarse a la cifra 5/1. Aunque las tendencies de consumo no son tan defi-
nidas como en el caso del N, se observa que los cultivos de tubérculos y raíz
(papa, yuca, zanahoria) extraen mayores cantidades de fósforo (15-40 kg/ha
46
P) que los cereales (10-30 kg/ha P). Los cultivos industriales (tabaco, caña,
algodón) presentan requerimientos comparables a los de los tuberosos (20-60
kg/ha P). Los cultivos arbóreos (café, cacao, banano, palma, frutales), tienen
los más bajos niveles de extracción (5-20 kg/ha P).
c) Potasio
Los requerimientos potásicos de las especies cultivadas oscilan, en promedio,
entre 100 y 400 kg/ha Los tubérculos y raíces (yuca, papa, zanahoria) presen-
tan los más altos valores de extracción (200 a 400 kg/ha) y en casos extremos,
como el de la yuca, la extracción puede superar el nivel de los 400 kg/ha. Otros
cultivos que superan la cifra de los kg/ha son la caña, el banano y el tabaco. El
resto de las principales especies cultivadas, extrae menos de 200 kg/ha de potasio
por cosecha.
En general, las cifras de extracción de potasio son iguales o superiores a las de
nitrógeno, para la mayor parte de las especies cultivadas.
d) Azufre
En términos generales, el azufre es removido del suelo por los diferentes culti-
vos en cantidades similares al fósforo. Entre los cultivos exigentes en S están la
avena, el maíz, el tomate, la alfalfa y el sorgo, los cuales extraen entre 20 y 40
kg/ha de azufre.
5.1.3 Rendimiento potencial del cultivo
Los requerimientos nutricionales de un cultivo serán directamente proporciona-
les al rendimiento. Se ha determinado, en términos generales, que un cultivo de
arroz que rinda 6 ton/ha necesitará extraer más nutrientes que aquel que rinda
solamente 3 Ton/ha Por consiguiente, la dosis de fertilización dependerá del po-
tencial de producción o rendimiento esperado, el cual a su vez está determinado
por:
a) Potencial genético
La mayor o menor productividad de una especie o variedad cultivada depende
de su potencial genético de producción. En la agricultura contemporánea este
componente tiene su expresión en el uso creciente de variedades mejoradas de
alta productividad.
Consecuentemente, las variedades mejoradas de alta productividad tienen re-
querimientos nutricionales más altos que las variedades nativas de bajo rendi-
miento y en la determinación de la dosis del fertilizante se debe tomar en
cuenta este factor.
47
b) Productividad del suelo
La productividad del suelo no solamente depende de la disponibilidad
nutricional, sino también de otros factores del mismo. De ellos, los principales
son:
Profundidad efectiva o espacio radical
Textura
Estructura
Disponibilidad de humedad
Aireación
Drenaje
Temperatu ra
Porosidad
Consistencia
Toxicidades
c) Condiciones climáticas
El medio ambiente también define el nivel de producción de un cultivo ya
que, involucra varios factores de crecimiento de la planta, a saber:
Intensidad y duración de la luz
Cantidad y distribución de la precipitación pluvial
Temperatura ambiente
d) Nivel de tecnología aplicado al cultivo
Por úItimo, el potencial de producción del cultivo dependerá también del
mayor o menor uso de tecnología adecuada. Este componente tecnológico
está relacionado con:
Uso de variedades de alta productividad
Uso de semilla de alta calidad
Adecuada preparación del suelo
Óptima densidad de siembra
Uso de riego
Control oportuno de plagas, enfermedades y malezas
Uso racional de enmiendas
Rotación de cultivos
Control de erosión
El factor potencial de producción del cultivo, con sus correspondientes subfactores,
tiene dos aspectos de extraordinaria trascendencia en lo que respecta a la dosifica-
ción adecuada de fertilizantes:
48
El primero es que la mayor o menor respuesta de los cultivos a la fertilización depende
de que todos los demás factores de producción (ambientales, genéticos, productividad
del suelo y tecnología, se ven más o menos satisfechos con nivel y balance adecuados.
Por consiguiente, se podría decir que si uno de estos factores resultare limitante
(por ejemplo disponibilidad de agua) el beneficio de la fertilización se perdería,
como también se perdería si no hay control adecuado de malezas o de plagas, etc.
Por esta razón en muchos casos el uso de fertilizantes únicamente se justifica a pleni-
tud cuando las demás necesidades ambientales y tecnológicas del cultivo se han satisfe-
cho adecuadamente.
El segundo aspecto, que resulta como lógica conclusión del anterior, es que el
técnico que formule el fertilizante, debe forzosamente tomar en cuenta el nivel
tecnológico del agricultor. Evidentemente, la dosis recomendable para el agricul-
tor comercial o industrial que dispone de todos los adelantos tecnológicos y que,
por tanto, está en capacidad de producir 5 ton/ha de maíz, no será igual a la que
se deberá recomendar al pequeño agricultor que está en capacidad de producir
tan sólo 2 ton/ha
5.1.4 Eficiencia de la fertilización
No todo el nutrimento aplicado en el fertilizante es aprovechado por el cultivo,
pues solamente una proporción del mismo es utilizado por la planta. A esta pro-
porción, que generalmente es expresada en porcentaje, se denomina eficiencia de
la fertilización.
Así, si de cada 100 kg/ha de N aplicados, solamente 60 son utilizados por el
cultivo, la eficiencia de la fertilización será del 60%. El resto, o sea 40 kg/ha, no
serían aprovechados por el cultivo, sino que quedarían en parte fuera de su alcan-
ce en razón de la ocurrencia de varios fenómenos, una vez el fertilizante llega al
suelo.
Dependiendo de las condiciones del suelo y las climáticas, una parte de los
nutrientes aplicados en la fertilización se perderán del sistema suelo-raíz quedan-
do fuera de la acción absorbente de la planta, debido a la ocurrencia de los si-
guientes procesos:
a) Lixiviación o lavado
Este proceso consiste en la pérdida de nutrientes en forma de sales disueltas
arrastradas en el agua de drenaje que penetra en el suelo. La magnitud de este
tipo de pérdida depende del volumen de lluvia, el tipo de suelo, el tipo de
cultivo, tipo de fertilizante usado, etc.
49
El nitrógeno es uno de los elementos más afectados por la lixiviación, espe-
cialmente en forma de nitratos (NO3-), debido a que este ión es muy móvil en
el suelo. De allí que la fertilización nitrogenada es aplicada preferentemente en
forma fraccionada, comenzando después de la germinación.
Por el contrario, el fósforo es muy estable en el suelo y por ello, las pérdidas en
el agua de drenaje no son importantes. La lixiviación de potasio no constituye
un problema serio en aquellos suelos con alta capacidad de almacenamiento
de cationes (alta capacidad de intercambio catiónico). En suelos ácidos, con
capacidad de intercambio baja, las pérdidas suelen ser considerables. Lo mis-
mo puede decirse del calcio y del magnesio.
El azufre, en forma de SOF es también móvil y deben esperarse pérdidas im-
portantes en el agua de drenaje, bajo condiciones favorables.
b) Pérdidas en forma de gas
Las pérdidas de nutrientes de los fertilizantes por gasificación se presenta ex-
clusivamente en el caso de los fertilizantes nitrogenados, mediante procesos
conocidos como volatilización y denitrificacion.
Las pérdidas por volatilización ocurren en forma de NH3+ principalmente a
partir de la urea. Estas pérdidas pueden ser muy acentuadas (hasta del 50% del
nitrógeno aplicado) cuando se aplica urea al voleo en suelos de regiones cáli-
das. El sulfato de amonio también puede sufrir pérdidas por volatilización,
pero son mucho menores.
La pérdida de nitrógeno debida a denitrificación ocurre a partir de los nitratos
(NO3-), bajo condiciones reductoras, es decir de escasa aireación, como en el
caso de los suelos mal drenados o en suelos arroceros, cuando se aplican ferti-
lizantes nítricos tales como el nitrato de amonio.
c) Pérdidas por fijación
La fijación consiste en la conversión de las formas iónicas disponibles o
aprovechables a compuestos o estados de baja solubilidad, no disponibles a la
planta.
El nutriente que mayores pérdidas sufre a causa del fenómeno de fijación es el
fósforo. Se ha estimado que, en promedio, las pérdidas de fertilizante fosfórico
por fijación en los suelos agrícolas de Colombia son del 70 al 90%, lo cual quiere
decir que solamente del 10 al 30% del fósforo aplicado es utilizado por el cultivo.
Lo anterior explica el hecho de que con frecuencia las dosis de aplicación de
50
fósforo suelen ser muy superiores a los requerimientos de los cultivos que de
suyo son bajos.
Otro nutriente que puede estar afectado por fijación es el potasio, particular-
mente en suelos con predominio de arcillas expandibles de tipo illita y
montmorillonita, las cuales al expandirse cuando se humedecen, y contraerse
cuando se secan pueden atrapar importantes cantidades de ión K+, al igual que
de NH4+.
51
se ha demostrado experimentalmente, aplicar el fertilizante compuesto en la
postsiembra, bien sea toda la dosis o parte de la misma, siendo ello una gran con-
veniencia desde el punto de vista agronómico, en cultivos como el arroz, sorgo,
algodón y otros. La comprobada eficacia de los abonos compuestos NUTRIMON
en el reabonamiento de la papa se debe también a su alta solubilidad.
5.2.2 Nutriente acompañante
Con frecuencia las fuentes fertilizantes suelen contener nutrientes o elementos
adicionales al elemento principal. Así por ejemplo, el sulfato de amonio, además
de nitrógeno contiene azufre y como tal, debe ser aplicado en aquellos casos en los
cuales el elemento esté deficiente, como es el caso de algunas importantes zonas
agrícolas del Tolima, Huila, Costa Atlántica, Llanos Orientales y algunas regiones
de clima medio.
Otro punto a considerar es el hecho de que algunos cultivos suelen ser sensibles a
ciertos elementos contenidos en algunos fertilizantes. El caso más conocido es el
del cloro, el cual no puede ser aplicado en tabaco por cuanto afecta negativamen-
te su calidad. En este caso el uso de fertilizantes en los cuales el potasio esté en
forma de cloruro está contraindicado.
5.2.3 Naturaleza química del portador
Otro de los factores importantes a considerar en la selección del fertilizante es el
estado químico del compuesto portador del elemento.
En el caso de los fertiIizantes nitrogenados el portador del elemento puede ser
nítrico (NO3-) o amoniacal (NH4+). La forma nítrica puede ser utilizada más rápi-
damente por el cultivo, pero en cambio, está sujeta a mayores pérdidas por lavado
en el agua de drenaje, ya que no es retenida en el suelo. De otra parte, los fertiIizantes
en forma de nitrato, tales como el nitrato de amonio no son adecuados para ser
utilizados en arroz de riego, por cuanto en tales condiciones los nitratos pasan a
estados nitrosos (gases), dando lugar a pérdidas de nitrógeno considerables. Este
fenómeno no se presenta en el caso de que el fertilizante sea amoniacal, como el
sulfato de amonio o en el caso de la urea.
Los fertilizantes amoniacales como el sulfato de amonio, tienen la ventaja adicio-
nal de que el amonio (NH4+) puede ser almacenado en el suelo y, por ello, es
menos susceptible a sufrir pérdidas por lixiviación.
Como ya se señaló anteriormente, la naturaleza química de la urea y su reacción
de hidrólisis en el suelo facilita las pérdidas de nitrógeno por volatilización, las
52
cuales pueden ser considerables, limitando severamente la eficacia de la fertiliza-
ción nitrogenada cuando se aplica superficialmente en suelos de regiones cálidas.
5.2.4 Granulación
El tamaño de la partícula del fertilizante o granulación, es una propiedad física de
gran importancia agronómica. Una buena granulación permite que el fertilizante
fluya adecuadamente facilitando así la aplicación, especialmente en el caso de que
se haga a máquina o en avión. Además, un fertilizante adecuadamente granulado
permite que la distribución del mismo en el terreno sea homogénea.
En los fertilizantes de alta solubilidad, la granulación apropiada garantiza que la
reacción del producto sea gradual, haciendo posible un suministro paulatino de
nutrientes durante el ciclo de vida del cultivo.
En el caso de que la solubilidad del fertilizante sea baja, como ocurre con el calfos
y la roca fosfórica, la granulación es contraproducente por cuanto limita la reac-
ción del producto en el suelo y, por tanto, también su eficacia agronómica. Por
ello, esos productos se expenden en polvo, lo cual, resulta en serias dificultades
para su aplicación.
53
ya que sin una adecuada disponibilidad de agua la utilización del fertilizante per-
derá eficacia y en casos extremos, su aprovechamiento será nulo.
5.3.1 Fertilizantes nitrogenados
La alta movilidad de nitrógeno en el suelo supone que el fertilizante nitrogenado
estará sujeto a pérdidas que pueden ser considerables. La solubilidad de los abo-
nos nitrogenados es muy alta, lo cual los hace particularmente susceptibles a las
pérdidas por lixiviación en el agua de drenaje. Además, ya se ha visto que las
pérdidas de nitrógeno por volatilización pueden ser considerables a partir de urea
aplicada al voleo. Todo conlleva a que el efecto de la fertilización nitrogenada se
pierda rápidamente.
Por lo anterior, las normas generales, aunque no invariables, para decidir sobre la
época de aplicación de fertilizantes nitrogenados a los cultivos, serán las siguien-
tes:
a) No se deben aplicar antes de la siembra, por cuanto durante el lapso en que no
hay cultivo el nitrógeno estará sujeto a pérdidas y serán las malezas las que
aprovechan el fertilizante.
b) La dosis total de N debe repartirse en más de una aplicación a lo largo del ciclo
vegetativo del cultivo. Sobre el número de aplicaciones no hay regla general,
pueden ser 2, 3 ó 4, dependiendo de los factores del suelo, clima, fertilizante y
especie cultivada. La forma como evolucione el desarrollo del cultivo es otra
importante consideración a tener muy en cuenta.
c) Una parte del nitrógeno puede aplicarse en el momento de la siembra, pero en
suelos muy permeables, livianos y con baja capacidad de retención de agua
sería preferible que la primera aplicación del fertilizante nitrogenado se haga
después de la germinación y del control de malezas.
d) En cultivos perennes (café, cacao, palma, árboles frutales) y en pastos, las apli-
caciones de nitrógeno se distribuyen a lo largo del año, buscando la coinciden-
cia con épocas de lluvia.
Aunque en los cultivos de ciclo corto, tales como arroz, algodón, sorgo, maíz,
etc., la aplicación de nitrógeno en el momento de la siembra no es una práctica
común, es factible realizarla en suelos con buena capacidad de intercambio
catiónico y alta capacidad de retención de agua, especialmente en el caso que
se pueda realizar una aplicación localizada con máquina, utilizando fertilizan-
tes amoniacales, tales como el sulfato de amonio.
54
5.3.2 Fertilizantes compuestos (NPK)
Tradicionalmente se ha considerado que el fósforo, debido a que es inmóvil, pue-
de y debe aplicarse la totalidad de la dosis en el momento de la siembra o, en
algunos casos, antes de la siembra, épocas en las cuales es factible enterrar el ferti-
lizante y localizarlo allí en el lugar donde estarán posteriormente las raíces del
cultivo.
De otra parte, se ha establecido que es fundamental que exista una buena dispo-
nibilidad del elemento en los primeros estados de desarrollo del cultivo con el fin
de promover un buen desarrollo del sistema radicular.
La aplicación de fósforo en la postsiembra, despues de la germinación ha sido
tradicionalmente cuestionada, por la dificultad que tendría el fósforo para entrar
en contacto con la raíz, si es que la aplicación es superficial.
No obstante, hoy se sabe que en algunos casos, no sólo es factible sino benéfico
fraccionar la dosis total de fósforo en dos o tres aplicaciones, por cuanto una sola
aplicación en el momento de la siembra puede significar que en corto tiempo se
pierda la mayor parte del efecto fertilizante, debido al fenómeno de fijación de
fosfatos, generando así un déficit de fósforo para el cultivo en estados críticos de
desarrollo. Sin embargo, la aplicación fraccionada de fósforo sólo será factible y eficaz
en el caso de fertilizantes de alta solubilidad.
En el caso del arroz de riego se ha comprobado experimentalmente que la aplica-
ción fraccionada de fósforo resulta más eficaz que una sola aplicación al momento
de la siembra, siempre y cuando el fertilizante aplicado sea de alta solubilidad, tal
como el caso de los fosfatos de amonio y los fertilizantes compuestos NUTRIMON.
Sin embargo, también se ha encontrado importante que una parte de la dosis
total de fósforo sea aplicada al momento de la siembra. Parece que las condiciones
de inundación permiten que el fósforo aplicado superficialmente alcance el siste-
ma radicular.
En cultivos diferentes al arroz de riego, el éxito de la aplicación de fósforo en la
postsiembra tampoco se descarta, particularmente en el caso de cultivos con siste-
ma radicular superficial y cuando es factible localizar a máquina el fertilizante en
la proximidad de la raíz.
Las fuentes fosfatadas de baja solubilidad deben aplicarse preferentemente en la
presiembra, por cuanto así tendrán tiempo para reaccionar y habrá mejores posi-
bilidades para que liberen algo de fósforo disponible al cultivo. Este tipo de ferti-
lizante no está indicado para aplicaciones después de la germinación.
55
En el caso del potasio, el criterio que generalmente se acepta es que una sola
aplicación al momento de la siembra es suficiente, pero se ha encontrado que en
suelos livianos bien drenados y con baja capacidad de intercambio catiónico es
conveniente fraccionar la dosis total de fertilizante. De otra parte, los fertilizantes
potásicos o los portadores de potasio en los fertilizantes compuestos, son alta-
mente solubles y el elemento es móvil en el suelo, lo cual supone que pueda ser
aplicado eficazmente después de la siembra, cuando el cultivo ya ha germinado o
está en estados avanzados de desarrollo.
Los criterios expuestos en lo tocante al momento de la aplicación del fósforo y potasio
tienen plena vigencia en lo relativo a la época de aplicación de fertilizantes compuestos
NPK, especialmente en el caso de los abonos NUTRIMON cuyo fósforo tiene
características de alta solubilidad.
56
Con este sistema el fertilizante queda en la superficie del suelo y es recomendable
utilizarlo en el caso de cultivos densos tales como el arroz, el trigo, la cebada y los
pastos. No es un sistema apropiado para utilizar en cultivos sembrados en surcos
como el maíz, algodón, sorgo, hortalizas, soya, papa, etc., ya que el fertilizante
que queda entre los surcos, no será utilizado por el cultivo.
La aplicación al voleo puede hacerse a mano, con máquina voleadora o en avión.
La aplicación aérea ofrece muchas ventajas para fertilizar grandes extensiones en
cultivos de arroz y pastos, especialmente.
En el caso de los fertilizantes nitrogenados, la aplicación al voleo tiene la gran
desventaja de que al quedar el fertilizante superficial las pérdidas de nitrógeno por
volatilización pueden ser considerables, especialmente en el caso de la urea. Sin
embargo, en muchos casos, existen limitaciones de orden práctico que impiden
enterrar el abono como sería deseable. Así, en el caso del arroz de riego y de los
pastos no resulta práctica la aplicación localizada o enterradadel abono después
de la germinación.
Las aplicaciones superficiales de fósforo suelen considerarse de poco valor debido
a que el fósforo es un elemento inmóvil que muy difícilmente va a lograr entrar en
contacto con las raíces si no se localiza a una profundidad apropiada. Sin embar-
go, la aplicación al voleo de fósforo en la postsiembra en el cultivo del arroz
inundado ha dado muy buenos resultados cuando se utilizan fertilizantes de alta
solubilidad.
La aplicación al voleo de fósforo en praderas ya establecidas es factible y eficaz por
cuanto el sistema radicular de los pastos es superficial.
5.4.2 Aplicación en banda
Este método consiste en aplicar el fertilizante a un lado o a ambos lados de la
semilla o de las plantas y es particularmente aplicable en cultivos sembrados en
surcos como el algodón, el maíz, la soya, el sorgo, el fríjol, etc.
El sistema de aplicación en banda tiene muchas variantes por cuanto la banda
puede ser aplicada superficialmente o enterrada. En este úItimo caso, la banda
puede quedar encima, al lado o debajo de la semilla, si la aplicación se hace en el
momento de la siembra.
La forma más eficaz de hacer una aplicación en bandas es mediante el uso de
abonadoras o sembradoras-abonadoras, en sistemas mecanizados. Desafortuna-
damente, el uso de estos sistemas en la agricultura colombiana. es todavía muy
precario.
57
La aplicación localizada en banda ofrece muchas ventajas en el caso del fósforo,
particularmente cuando la banda se entierra, pues en esta forma disminuye la
fijación del elemento, el cual queda más cerca del sistema radicular y, por consi-
guiente, aumenta la eficacia de la fertilización. Sin embargo, este sistema sólo está
indicado en el caso de fertilizantes de alta solubilidad.
En la aplicación de los fertilizantes en banda debe tenerse cuidado de evitar en lo
posible el contacto directo del fertilizante con la semilla, por cuanto se puede causar
daños serios, particularmente en el caso de productos que desprenden amoniaco
como la urea y el fosfato diamónico (DAP), así como también en el caso de fertili-
zantes con alto índice de salinidad como el nitrato de amonio y el cloruro de potasio.
5.4.3 Aplicación al fondo del surco
Como su nombre lo sugiere es un sistema utilizable para cultivos en surcos, en el
cual el fertilizante queda localizado en una banda al fondo del surco, por lo cual se
puede considerar como una variante del sistema en banda.
La aplicación al fondo del surco ofrece las mismas ventajas que el sistema en
banda y en nuestro medio es muy utilizado en cultivos de caña de azúcar y caña
panelera en plantilla y también en el caso de la yuca y la papa.
5.4.4 Aplicación en corona
En este sistema el fertilizante se coloca alrededor de la semilla o del tallo de la
planta y a distancias variables dependiendo de la especie, en algunos casos se tapa
con un poco de tierra.
Este sistema se utiliza mucho en el caso de cultivos perennes como el café, cacao
y árboles frutales y especies forestales, y también en el caso del banano, caña de
azúcar y caña panelera (soca), como también en el caso de la papa, tanto en apli-
caciones en la siembra, como en el reabonamiento.
El método de aplicación en corona tiene la variante de la “media corona”, utiliza-
do en zonas de ladera, en cuyo caso el fertilizante se aplica en la parte superior de
la pendiente para disminuir las pérdidas por escorrentía.
5.4.5 Aplicación en hoyos
Este tipo de fertilización se utiliza principalmente en el caso de árboles frutales en
producción. El fertilizante se distribuye en 4 ó 6 huecos practicados en corona “a
la gotera” del árbol. Se ha encontrado que este método es más eficaz que el de la
simple corona porque permite una mejor utilización del fertilizante por la planta.
La desventaja radica en que requiere de una mayor utilización de mano de obra,
aunque bien puede buscarse la posibilidad de mecanizar la aplicación.
58
La aplicación en hoyos o “a chuzo” es también usual y muy eficaz en el caso del
maíz de minifundio y también en el de la yuca. El método de aplicación en el
hueco es muy práctico y apropiado para el caso del establecimiento de plantacio-
nes de árboles frutales, café, cacao, palma africana y especies forestales.
5.4.6 Aplicación incorporada
Este sistema es una variante de la aplicación al voleo en la cual el fertilizante una
vez aplicado en la superficie es incorporado o mezclado con el suelo utilizando un
arado o el rastrillo.
La incorporación es una práctica muy apropiada cuando se aplican fertilizantes
de baja solubilidad en la presiembra, como la roca fosfórica, el calfos y también en
el caso de la aplicación de cales. La mezcla con el suelo permite que el producto se
,,
disuelva y suministre el fósforo a la planta o para controlar la acidez del suelo.
,,
Sistemas de aplicación
,,,,
,,,,
,, ,,
,,
,,
,, ,,
Aplicación “al voleo” (a mano) Aplicación al voleo (máquina)
,, ,, Aplicación en avión
59
,,
,,
,,
,, ,
,,,
,,
,,
,,,,,,,
,,,,,,,
,,
,,
,,
Aplicación “en banda” Aplicación “al fondo del surco”
,,
Aplicación “en corona” Aplicación “en hoyos”
,,
,, Aplicación incorporada
60
6.1 IMPORTANCIA
6.2 VARIEDADES
Actualmente se conocen 20 especies de esta malvácea, entre las cuales hay plantas
perennes, semiperennes, anuales, arbóreas, arbustivas, silvestres o cultivadas. La
especie más conocida y cultivada en Colombia es la HIRSUTUM, de la cual se
62
siembra principalmente la variedad DELTA PINE 61, que es bastante rústica y se
ha comportado muy bien en las diversas zonas algodoneras del país.
En el Valle del Cauca se cultivan las variedades de fibra larga, para exportación,
ALCALA 1517-70 y ALCALA 1517-BR2.
Por otra parte, el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, ha desarrollado nue-
vas variedades, como GOSSICA N-22 y GOSSICA N-23, de las cuales se siem-
bran algunas áreas pequeñas.
6.4 CLIMA
63
Figura 6.1 Zonas productoras de algodón
64
TABLA 6.1 Superficie cultivada y producción de algodón en Colombia, por zonas.
Período 1981 - 1987*
Año Zona productora Área cultivada (ha) Total (Ton) (kg/ha) (kg/ha)
* Adaptado de FEDERALGODÓN. Informe del Gerente. XXVI Congreso Nacional de Algodoneros. p. 32, 1987.
65
6.5 SUELOS
66
solubles, de carbonatos o de sodio. Estos problemas son más frecuentes y pro-
nunciados, llegando hasta afectar drásticamente el crecimiento de las plantas
de algodonero, cuando el pH del suelo es inferior a 5 (suelos ácidos) o superior
a 8 (suelos alcalinos). En estos casos es necesario corregir tal reacción y/o los
problemas nutricionales asociados, para lograr obtener producciones satisfac-
torias.
El análisis de suelos es indispensable para conocer sus características químicas
y para determinar la necesidad de hacer tratamientos correctivos a fertilizan-
tes. En suelos ácidos es necesario encalar y aplicar fertilizantes compuestos
ricos en fósforo, principalmente. En suelos alcalinos es necesario utilizar fertili-
zantes de acción acidificante como el sulfato de amonio, aplicar fertilizantes
compuestos balanceados en fósforo y potasio y suministrar también elementos
menores, con base en el análisis de suelos o en análisis foliares.
6.5.2 Fertilidad de los suelos algodoneros de Colombia
En la Tabla 6.2 se presenta un resumen de la información recopilada por la Fede-
ración Nacional de Algodoneros, adaptada para el presente artículo, sobre la fer-
tilidad promedia de los suelos en las diferentes regiones algodoneras del país,
indicando la frecuencia con que ocurren niveles de deficiencia, de suficiencia o de
exceso para los nutrientes, y el valor promedio del análisis de suelos en cada caso.
a) pH
En todas las zonas predominan los suelos ligeramente ácidos a neutros (más
del 70%), con una proporción moderada de alcalinos (15 a 35%), y baja de
ácidos; se exceptúan los suelos de los Llanos Orientales, donde estos úItimos
son abundantes (50%).
b) Materia orgánica
El contenido de materia orgánica en el suelo está relacionado con su capacidad
para suministrar nitrógeno y se ha tomado como guía para establecer la dosis
de este elemento en la fertilización del algodonero. Según los datos de la Tabla
6.2, en todas las zonas predominan los suelos con niveles bajos o deficientes
(más del 75%), indicando la necesidad generalizada de fertilizar con nitrógeno
en dosis altas.
c) Fósforo
Las zonas con mayor requerimiento de fertilización fosfórica, por la apreciable
proporción de suelos con niveles bajos del elemento son: Llanos Orientales,
67
TABLA 6.2 Distribución porcentual y valores promedios de pH, materia orgánica, P, K, Ca y Mg en los suelos
de regiones productoras de algodón*.
* Información adaptada de FRYE C.A. y otros. Diagnóstico de la fertilidad y requerimientos de fertilización para los suelos algodoneros de Colombia.
SUELOS ECUATORIALES. Vol. XII Nº 1, p. 182-199, 1982.
** D: Deficiente S: Suficiente E: Excesivo
68
d) Potasio
Debido a la proporción de suelos con bajos contenidos de potasio aprovecha-
ble y/o a condiciones desfavorables para su absorción ante niveles altos a exce-
sivos de calcio y magnesio, las zonas con mayor requerimiento de fertilización
potásica son: Valle del Cauca, Llanos Orientales, Tolima y Cesar-Magdalena.
e) Calcio
Con excepción de los Llanos Orientales, en todas las zonas algodoneras predo-
minan los suelos con niveles altos a excesivos de calcio activo. Solamente en los
Llanos Orientales se presenta una proporción considerable de suelos deficien-
tes en este elemento.
f ) Magnesio
EI algodonero es una planta bastante sensible a la deficiencia de magnesio, por
lo cual es importante corregirla cuando el análisis de suelos indica probabili-
dad de que ocurra, como es el caso en una cantidad apreciable de las zonas de
los Llanos Orientales, Tolima, Cesar-Magdalena y Cundinamarca (véase Tabla
6.2).
69
maduración de las cápsulas. En cada una de ellas se suceden procesos biológicos
específicos que demandan condiciones del suelo y del clima para poder alcanzar
un crecimiento y producción normales; la necesidad de nutrimentos, por lo tan-
to, es variable y las plantas van absorbiéndolos de acuerdo con el requerimiento
del momento.
En los primeros días la absorción es baja pero se incrementa paulatinamente hasta
llegar a un máximo entre la aparición de los primeros botones florales y la forma-
ción de las primeras cápsulas. Según el elemento, se presentan algunas diferencias
en el comportamiento de la extracción, así:
Nitrógeno, fósforo y potasio: se prolonga su absorción intensa hasta la iniciación
de la maduración de las cápsulas.
Calcio, magnesio y azufre: hasta la época inicial de la florescencia, su absorción
es más intensa que la de los nutrientes anteriores.
Establecimiento de las plántulas: en orden de importancia, durante esta época,
el requerimiento y la absorción de nutrientes mayores primarios es fósforo,
nitrógeno, potasio.
Formación de botones y primeras flores: se destaca la absorción de potasio y ni-
trógeno.
Fructificación: el requerimiento y la absorción de los tres elementos mayores es
muy similar y equivalentea una tercera parte, aproximadamente, de la extrac-
ción total.
Maduración de cápsulas: la necesidad de fósforo y potasio es mayor que la de
nitrógeno. No obstante la importancia del fósforo y del potasio en épocas,
avanzadas del ciclo vegetativo del algodonero, su aplicación como fertilizantes
edáficos es más eficiente en épocas tempranas, especialmente el fósforo, debi-
do a factores relacionados con las propiedades del suelo, con las propiedades
de los fertilizantes y con la capacidad de absorción de las raíces.
70
tes; el análisis químico del suelo suministra la información necesaria para efectuar
tal corrección.
Cuando las plantas sufren la deficiencia de un nutrimento, manifiestan anorma-
lidades en el desarrollo, en el color y en las características de sus órganos, especial-
mente en las hojas; cuando se presentan estos síntomas de deficiencia, la capaci-
dad productiva de las plantas ya se ha afectado sensiblemente. Esto se puede evitar
con una fertilización oportuna y adecuada.
Los elementos mayores que con frecuencia es necesario suministrar al cultivo en
forma de fertilizante son el nitrógeno (N), el fósforo (P), el potasio (K) y el azufre
(S). El calcio lo necesita y lo absorbe el algodonero en cantidades apreciables, pero
generalmente sólo se presentan deficiencias en suelos ácidos como los del Meta
Una situación similar se presenta con el magnesio, ocurriendo también algunos
casos de deficiencia en suelos arenosos lavados, pobres en bases, o en suelos con
niveles de calcio excesivos.
Especialmente en suelos alcalinos o calcáreos y también en algunos arenosos, po-
bres en materia orgánica o de baja fertilidad, se ha podido obtener aumentos en la
producción de algodón suministrando al cultivo por vía edáfica (suelo), o foliar,
uno o varios de los siguientes elementos menores: boro (B), manganeso (Mn), zinc
(Zn), hierro (Fe) y cobre (Cu).
Tanto la Federación Nacional de Algodoneros (FEDERALGODON) como el
Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), han llevado a cabo investigaciones
detalladas sobre la fertilidad de los suelos cultivados con algodón en el país y han
determinado con precisión aceptable cuál es el tratamiento fertilizante que puede
producir los mayores rendimientos de algodón semilla.
6.7.2 Criterios y factores para fertilizar con nitrógeno, fósforo
y potasio
En las Tablas 6.3, 6.4 y 6.5 se presentan los niveles críticos de materia orgánica,
fósforo y potasio en suelos algodoneros y el rango de fertilización correspondiente
que debe aplicarse para incrementar los rendimientos.
a) Fertilización nitrogenada
Para obtener rendimientos satisfactorios, se requiere aplicar fertilizantes
nitrogenados a todos los cultivos de algodonero. El nitrógeno es el elemento
que determina los mayores incrementos de rendimiento, pero las mayores pro-
ducciones de algodón-semilla se obtienen complementando su aplicación con
azufre en forma de sulfato de amonio, y con fertilizantes que aporten fósforo y
potasio.
71
Según lo anotado en la descripción de la fertilidad de los suelos algodoneros
del país, hay una necesidad generalizada de aplicar dosis altas de nitrógeno,
debido al predominio de los que tienen niveles bajos de materia orgánica (véanse
Tablas 6.2 y 6.3). Así, generalmente se requiere fertilizar con más de 70 kilo-
gramos de N/ha.
Las mayores respuestas al N en la fertilización y la necesidad de dosis mayores
se presentan bajo las siguientes circunstancias:
— Menores contenidos de materia orgánica en el suelo
— Fertilización con dosis altas de P y K
— Suelos gruesos en situaciones de lixiviación
— Utilización de riego o abundancia de lluvias
— Alta luminosidad y altas temperaturas, con humedad adecuada
Los requerimientos promedios de nitrógeno, aproximados, para las diferentes
zonas algodoneras del país, son los siguientes:
Cundinamarca 75 a 95 kg/ha
Tolima - Huila 80 a 95 kg/ha
Valle del Cauca 70 a 90 kg/ha
Litoral Atlántico 65 a 80 kg/ha
Llanos Orientales 75 a 90 kg/ha
La fertilización nitrogenada se realiza normalmente aplicando una pequeña
parte del N requerido formando parte de los fertilizantes compuestos (15-15-15
TABLA 6.3 Niveles críticos de materia orgánica en el suelo y fertilización del algodonero con nitrógeno*
* Adaptada de FRYE C.A. Manejo del suelo y uso de fertilizantes.En: Bases técnicas para el cultivo del algodón en Colombia. 3era ed.
FEDERALGODÓN. p. 81-157, 1986.
72
o 13-26-6) y, el N restante, como sulfato de amonio (21% de N y 24% de S), o
como urea (45% de N), que son las fuentes de mayor eficiencia en algodonero.
En algunas regiones se ha utilizado también el NITRON-26.
A medida que el nivel de la materia orgánica en el suelo sea menor del 2% y/o
que el pH sea mayor de 7, es necesario incrementar la proporción de sulfato de
amonio en la fertilización.
En el cultivo del algodón, los fertilizantes nitrogenados deben aplicarse entre
la iniciación de la formación de botones florales, o unos días antes, y la forma-
ción de las primeras cápsulas, repartiendo la cantidad total por lo menos en
dos aplicaciones y ubicando el fertilizante por un lado de los surcos, a 5-10 cm
de la base de las plantas, sobre suelo húmedo. Así, generalmente se hace una
primera aplicación entre los 15 y 30 días de emergidas las plantas y una segun-
da a los 20 ó 40 días después de la primera aplicación, según las condiciones
del cultivo y del suelo.
b) Fertilización fosfórica
Con base en los resultados del análisis de suelos puede deducirse la convenien-
cia o necesidad de aplicar fertilizantes que contengan fósforo, para asegurar
una buena producción de algodón-semilla. (Véase Tabla 6.4). En los suelos
ácidos como los del Meta, los fertilizantes fosfóricos son indispensables para
lograr estos resultados.
Los requerimientos promedios, aproximados, para las diferentes zonas algodo-
neras del país, son los siguientes:
Cundinamarca 30 a 50 kg P2O5/ha
Tolima - Huila 20 a 60 kg P2O5/ha
Valle del Cauca 10 a 30 kg P2O5/ha
Litoral Atlántico 20 a 60 kg P2O5/ha
Llanos Orientales 60 a 100 kg P2O5/ha
El resultado del análisis de suelos y la consideración de algunos factores, que
enseguida se enuncian, permitirán definir la dosis de fósforo más adecuada
para cada cultivo de algodonero.
Las mayores respuestas al fósforo y la necesidad de dosis mayores en la fertili-
zación del algodonero, se presentan bajo las siguientes circunstancias:
— Menores contenidos de P extractable en el suelo
— Valores de pH inferiores a 5,5 o superiores a 7,0
— Bajos contenidos de materia orgánica en el suelo
73
— Suelos de texturas gruesas
— Suelos con niveles de calcio muy altos
La fertilización fosfórica se realiza aplicando fertilizantes compuestos
NUTRIMON como el 13-26-6 ó el 15-15-15, complementando la dosis re-
querida con fosfato diamónico (DA P) cuya fórmula es 18-46-0 ó con superfosfato
triple —TSP—(46% P2O5).
En los suelos ácidos y para aplicación en presiembra, se ha utilizado con efi-
ciencia calfos y rocas fosfóricas, preferiblemente en mezcla con TSP. En
postsiembra o con la siembra se aplica DAP, TSP o fertilizantes compuestos.
En suelos alcalinos se evita la utilización de DAP.
Los abonos Nutrimon tienen dos cualidades muy importantes para que sean
utilizados con gran eficiencia en cultivos de algodonero:
— Son altamente solubles, garantizando una acción rápida y efectiva sobre las
plantas, permitiendo su utilización en postsiembra.
— Poseen gránulos grandes y uniformes, permitiendo que el efecto y la dispo-
nibilidad de nutrientes sean continuos y prolongados.
Los fertilizantes fosfóricos de baja solubilidad se deben aplicar inmediatamen-
te antes de la siembra, al voleo, incorporándolos con la úItima labor de rastri-
llo.
Los fertilizantes solubles, como fuentes de P, se pueden aplicar fraccionados
entre la siembra y durante los primeros 15 días de germinado el cultivo, loca-
lizándolos en la zona de raíces, por surcos, a unos 7-10 cm de profundidad y
de 5 a 10 cm de las plantas o de las semillas, lateralmente.
La fertilización fosfórica postsiembra, con abonos solubles, es efectiva en sue-
los no ácidos ni calcáreos, que tengan buena percolación y que reciban después
de la aplicación suficiente agua lluvia o de riego. Bajo condiciones contrarias
disminuye su eficiencia, siendo más aconsejable aplicar toda la dosis con la
siembra, en banda (localizado un poco más abajo y al lado de la semiIla).
c) Fertilización potásica
Cada vez es más frecuente la necesidad de aplicar potasio a cultivos de algodo-
nero para obtener no solamente altas producciones sino algodón de buena
calidad.
Con el fin de establecer la dosis adecuada para abonar el cultivo, es necesario
tener en cuenta los resultados del análisis del suelo que se va a sembrar. Así, en
74
TABLA 6.4 Niveles críticos de fósforo (BRAY II) en el suelo y requerimientos de fertilización
fosfatada del algodonero*.
Meta
< 10 10 a 20 > 20
P (ppm)
80 a 120 50 a 80 20 a 50
P2O5 (kg/ha)
* Adaptada de FRYE C.A. Manejo del suelo y uso de fertilizantes. En: Bases técnicas para el cultivo del algodón en Colombia. 3era ed.
FEDERALGODÓN. p. 81-157, 1986.
** En suelos con pH menor de 5,5 o mayor de 7,2, aumentar la dosis en 30 a 50%.
la Tabla 6.5 puede observarse que la dosis óptima depende de la región, del
contenido de potasio extractable y, especialmente, de su relación con los nive-
les de Ca, Mg y Al activos, elementos que le son antagónicos.
Los requerimientos promedios, aproximados, para las diferentes zonas algodone-
ras del país, son los siguientes:
Cundinamarca 15 a 30 kg K2O/ha
Tolima - Huila 20 a 40 kg K2O/ha
Valle del Cauca 45 a 90 kg K2O/ha
Litoral Atlántico 20 a 40 kg K2O/ha
Llanos Orientales 30 a 60 kg K2O/ha
La fertilización potásica se realiza con fertilizantes compuestos como el Nutrimon
15-15-15, complementados con cloruro de potasio (60% K2O) o con sulfato de
potasio (48% K2O), para cubrir la dosis requerida.
75
TABLA 6.5 Niveles críticos de potasio disponible en el suelo y requerimientos de fertilización potásica del
algodonero*.
76
N, P y K, y dos opciones en cuanto a las fuentes de abonos que se pueden utilizar
para satisfacer cada una de esas alternativas de dosis planteadas.
Estos planes de fertilización no deben tomarse como alternativas invariables, sino
como pautas generales que deben seleccionarse y ajustarse de acuerdo con las
características de cada suelo y con las condiciones específicas del cultivo y del
clima.
77
TABLA 6.6 Guía general para la fertilización Nutrimón del algodonero en Colombia.
Opciones para
Opción con fertilizantes
dosis de Opción con fertilizantes compuestos
simples
nutrientes
N - P2O5 - K2O 13-26-6 15-15-15 KCl SAM Urea DAP KCl SAM Urea Fertilización foliar con nitrato de potasio
Regiones
KNO3
1y2 1y2 3 3 3y4 1y2 2y3 3 3y4
kg/ha
Bultos por hectárea Bultos por hectárea
72-22-30 0,5 2,0 0,5 1 2,0 1,0 1,0 1 2,7 a. Aplicaciones semanales en concentraciones
74-35-20 1,5 2,0 - 1 1,7 1,5 0,7 1 3,0 del 2 al 4% (2 a 4 kg de KNO3 por 100 litros),
Valle del cauca 80-22-61 0,5 2,0 1,5 1 2,3 1,0 2,0 1 3,0 desde antes de la iniciación de la floración hasta
87-35-75 0,5 4,0 1,5 1 2,0 1,5 2,5 1 3,3 el desarrollo de la bellota.
90-48-90 1,5 3,5 1,0 1 2,0 2,0 3,0 1 3,5
1: Aplicación en banda con la siembra. 2: Aplicación por surcos, en los primeros 15 días de emergidas las plantas 3: Aplicación por surcos, entre los 15 y 30 días de la emergencia. 4: Aplicación por
surcos, entre los 30 y 60 días de la emergencia.
FIGURA 6.2 Efecto de la fertilización con azufre del algodonero en Chicoral
(Tolima) y Tuluá (Valle).
zación con sólo nitrógeno (N) a la que incluye nitrógeno y fósforo (NP), nitróge-
no y potasio (NK) o nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), los rendimientos de
algodón-semilla se incrementan sustancialmente, en especial cuando además de
NPK se aplica también azufre (S).
Así, en Chicoral (Tolima) de 2,4 ton/ha de algodón-semilla obtenidos con fertili-
zación nitrogenada se logró pasar a más de 3,6 ton/ha aplicando, además de ni-
trógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), azufre (S). En la localidad de Tuluá (Valle)
el rendimiento pasó de 2,8 ton/ha, con aplicación de N a 3,1 ton/ha cuando en la
fertilización se incluyó nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S).
Estos resultados demuestran la importancia económica de la fertilización com-
pleta, ya que permite obtener incrementos substanciales en los rendimientos y
disminuir los costos de producción por tonelada de algodón, determinando por
consiguiente, mayores ganancias para el agricultor.
La amplia gama de los fertilizantes Nutrimon permite aplicar el plan de abona-
miento más apropiado a las condiciones de suelos en las diferentes zonas algodo-
neras de Colombia.
79
La inclusión del sulfato de amonio Nutrimon en los planes de fertilización, tal
como se indica en la Tabla 6.6 permite suministrar al cultivo las dosis de azufre
requeridas (20 a 40 kg/ha) para alcanzar altos rendimientos.
Utilice sin costo alguno el servicio Nutrimon de análisis de suelos e identifique así
el plan de fertilización más apropiado para su cultivo.
Calderón, F., 1978. Nutrición mineral del algodón. El Emisor Agropecuario (Co-
lombia). 6 (67): 26-29.
Chaves, R., 1961. Factores que inciden en el rendimiento del algodonero en Co-
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Advisory Committee. Washington, pp. 17-50.
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algodonero. El Algodonero, No. 155, pp. 13-19. Federalgodón, Bogotá.
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cultivo del algodonero en Colombia. Federación Nacional de Algodoneros.
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Marín, G. y A. Manzano, 1970. Algunas características químicas de los suelos de
la región algodonera de los departamentos del Magdalena, Cesar y Guajira.
Agric. Trop. (Colombia), 26: 49-56.
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el departamento del Meta. Bogotá, revista ICA. 13 (2): 229-237.
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Yepes, 3a. ed., Presencia, Bogotá, pp. 81-157, 1986.
84
7.1 IMPORTANCIA
E
l arroz es el cultivo alimenticio más importante no sólo de Colombia sino
del mundo y como actividad agrícola en el país le sigue en impor-
tancia al café. En 1987 su producción representó el 9,3% del valor de la
producción agrícola total, generando ocupación a numerosos trabajadores tanto
del sector industrial como del agrícola, principalmente.
La producción total del arroz Paddy y el consumo de arroz blanco presentaron un
incremento paulatino hasta 1982, pero a partir de tal año han decrecido por
diferentes factores de orden social, económico y político. Sin embargo, ante la
necesidad de incrementar y asegurar ciertos márgenes de utilidad, surge la impor-
tancia de optimizar los factores técnicos de productividad del cultivo, entre los
cuales incide notoriamente la fertilización.
Debido a los avances tecnológicos en el manejo del cultivo del arroz en el país, el
aumento de la productividad ha sido paulatino y notorio; así, considerando los
promedios de producción en arroz paddy seco, tanto de riego como de secano, se
pasó de 2-3 ton/ha en la década de los años 60 a 3,5 - 4,3 y 4,3 a 4,7 ton/ha en las
décadas del 70 y del 80, respectivamente.
86
FIGURA 7.1 Zonas productoras de arroz.
87
7.2.1 La región central
Incluye los departamentos del Huila, Tolima, Caldas, Cundinamarca, Boyacá y
Valle del Cauca. La mayor área y la mayor productividad corresponden a Tolima
y Huila. El sistema de cultivo utilizado es el de riego, casi exclusivamente, con
una tecnología avanzada.
7.2.2 La región de los Llanos Orientales
Sus principales zonas de cultivo se encuentran en el Meta y Casanare y confor-
man la mayor extensión de tierras cultivadas con arroz en el país, aunque con una
tecnología aún deficiente. En el Meta, una parte apreciable del área se cultiva
como secano mecanizado; el resto, bajo riego.
7.2.3 La región del Bajo Cauca
Involucra los cultivos de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre, generalmente bajo
la modalidad de secano.
7.2.4 La región de la Costa Norte
Conformada por Cesar, Guajira y Magdalena, principalmente con cultivos de
arroz bajo riego, con una tecnología en proceso de mejoramiento.
7.2.5 La región de los Santanderes
Allí se cultiva el arroz tanto bajo riego como en secano, con un notorio avance en
la tecnología del cultivo y en su productividad.
Las tres úItimas regiones se agrupan para conformar la gran región de la Costa.
En la Figura 7.1 se puede observar la ubicación de las diferentes zonas arroceras
en el país, según la Division de Investigaciones Económicas de Fedearroz. Por
otra parte, en la Tabla 7.1 se presentan los datos de áreas cultivadas y producción
de arroz por regiones en 1988 (1987B y 1988A), de acuerdo con información de
Fedearroz (Censo Nacional Arrocero, 1989). Las tres mayores zonas productoras
son la Central, los Llanos Orientales y la Costa Norte, propiamente dicha, que
agrupan el 80% del área arrocera nacional, aproximadamente.
7.3 VARIEDADES
88
plagas y condiciones adversas de suelos, lo cual permite seleccionar para su siem-
bra la variedad que más se adapte a determinadas condiciones de clima, suelo,
mercado o sanidad vegetal, que son muy variadas dentro de las regiones arroceras
del país.
La mayoría de las variedades cultivadas actualmente en Colombia presentan un
período vegetativo comprendido entre 115 y 135 días (variedades tempranas), de
porte mediano o semienanas y de grano largo. Las más cultivadas actualmente
son Oryzica 3, Oryzica 1, Oryzica Llanos-4 y 5, Cica 8, IR-22, Cica-4 y Metica 1.
89
7.4 SUELOS ARROCEROS
90
— Aumenta la solubilidad del calcio y del magnesio y tiende a disminuir la del
potasio, zinc y cobre.
— La descomposición de la materia orgánica es lenta e incompleta, liberando
algunos ácidos y gases que pueden llegar a ser tóxicos.
— El suelo tiende a compactarse, disminuyendo la proporción de macroporos y
aumentando la densidad aparente, lo cual es favorable para el cultivo del arroz.
7.4.3 Fertilidad de los suelos arroceros
La capacidad de suministro de nutrientes de los suelos arroceros colombianos es
diferente de una región a otra y varía también dentro de la misma región; por eso,
los análisis de suelos son necesarios para conocer la fertilidad de cada suelo en
particular y deducir su tratamiento fertilizante más apropiado.
En la Tabla 7.2 se presenta la información recopilada por el Instituto Colombia-
no Agropecuario (ICA) sobre la distribución porcentual de los valores de pH,
fósforo y potasio disponibles, en los suelos cultivados con arroz en el país. No se
incluyen los datos de materia orgánica, como estimativo del nitrógeno disponi-
ble, por no existir una relación confiable entre ella y el requerimiento de fertiliza-
ción nitrogenada del arroz.
pH P K Ca/Mg
Departamentos
B M A B M A B M A B M A
Bolívar 33 66 1 22 29 49 51 18 31 20 80 0
Cesar 18 70 12 19 25 59 77 15 8 3 46 51
Córdoba 24 75 1 58 26 16 57 20 23 13 87 0
Huila 20 74 6 36 15 49 81 9 10 0 58 42
Magdalena 14 83 3 11 16 73 85 7 8 67 0 33
Meta 89 10 1 65 22 13 93 3 4 27 30 43
Norte de Santander 26 68 6 33 32 35 89 11 0 17 25 58
Tolima 8 78 14 38 26 36 74 14 12 1 52 47
Valle del Cauca 25 50 25 49 15 36 55 10 35 15 77 8
* Tomada de: ICA. 1980. Suelos y Fertilización de Cultivos. Compendio Nº 38. Regional Nº 4. Medellín.
A: Alto
M: Medio
B: Bajo
91
a) pH
En todas las zonas arroceras, con excepción del Meta, predominan los valores
medios (pH 5,6 a 7,3). En el Meta, ocurren con mayor frecuencia los suelos de
pH bajos (menores o iguales a 5,5).
Solubilidad, elementos y acidez
El pH de los suelos es muy importante por la relación que tiene con la
solubilidad y actividad de algunos elementos. En los suelos arroceros ácidos
generalmente se presentan bajos contenidos aprovechables de calcio, magnesio,
potasio y fósforo, pero niveles altos de aluminio, hierro y manganeso que pue-
den llegar a situaciones de toxicidad; sin embargo, en cultivos bajo inunda-
ción, al aumentar el pH y las condiciones reductoras, disminuye la disponibi-
lidad de potasio aún más, aumenta la de fósforo, decrece sustancialmente la
actividad nociva del aluminio, pero se incrementan las de hierro y manganeso.
Por otra parte, también se ha comprobado que con la inundación e incremen-
to del pH disminuye la disponibilidad de zinc y puede disminuir la del cobre.
Encalamiento
En los suelos muy ácidos, altos en aluminio y bajos en calcio, el ICA reco-
mienda la siguiente fórmula de encalamiento:
Ton Cal/ha = 0,35 x Al (me/100 g)
Para el arroz sembrado en la modalidad de secano hay que aplicar 2 a 3 veces
más cal que la indicada por la fórmula anterior.
Suelos neutros
Los suelos con reacción ligeramente ácida a casi neutra, que son los predomi-
nantes en las zonas arroceras diferentes al Meta, presentan generalmente un
adecuado abastecimiento de calcio, magnesio, hierro, manganeso y molibdeno.
La situación del fósforo y del potasio es variable y pueden presentarse deficien-
cias también de zinc y cobre.
Suelos alcalinos y salinidad
Los suelos arroceros con pH mayor de 7,3 son poco frecuentes, con excepción
de los del Valle del Cauca y algunos del Tolima y del Cesar, en los cuales
pueden ser frecuentes las deficiencias de zinc y, ocasionalmente, las de hierro,
boro y cobre, a pesar de las condiciones favorables de la inundación al dismi-
nuir el pH en estos casos.
92
Por su alta tolerancia a la salinidad, incrementada en las condiciones de inun-
dación, y por el fuerte lavado de sales que se puede inducir en este sistema de
cultivo si se establecen drenajes adecuados, el arroz bajo riego es una técnica
apropiada y rentable para la corrección de suelos salinos y sódicos; en este
último caso, con un tratamiento previo a base de azufre.
b) Fósforo (P)
Sólo en los departamentos del Cesar y Magdalena predominan los suelos de
contenido alto en fósforo; en el Meta y Córdoba los de contenido bajo; en
Bolívar y Huila los de medio a alto; en Tolima y Valle del Cauca los de medio
a bajo y en Norte de Santander se presenta una distribución similar para las
tres categorías.
La disponibilidad de este elemento es crítica en los suelos ácidos, especialmen-
te bajo el sistema de cultivo en secano, ya que la inundación aumenta el fósfo-
ro aprovechable; por esta razón y por el relativamente bajo requerimiento en P
del cultivo de arroz, las dosis que se aplican en la fertilización no son altas, pero
su presencia es necesaria para equilibrar la nutrición del arroz cuando se apli-
can dosis altas de nitrógeno y de potasio, aun cuando el contenido de P en el
suelo se considere alto.
c) Potasio (K)
En todos los suelos arroceros del país predominan los de bajo contenido en
potasio disponible y si se consideran los de contenido mediano, se incrementa
apreciablemente la probabilidad de respuesta del arroz a la fertilización con
este elemento. Las regiones con menor proporción de suelos deficientes en K
corresponden al Valle del Cauca, Bolívar y Córdoba.
La necesidad de fertilización con potasio y la utilización de dosis altas se expli-
can también por su alto requerimiento en la nutrición del arroz, por la mayor
movilidad del P en el suelo y por lo tanto mayores pérdidas por lavado, y por
el equilibrio requerido con el nitrógeno, o sea, la necesidad de incrementar la
dosis de K proporcionalmente a la de tal elemento, especialmente en el mane-
jo de problemas fitosanitarios y de volcamiento.
Debe considerarse también que alrededor de un 80% del potasio absorbido
por la planta se encuentra en el tamo y que al quemarlo o al utilizarlo como
forraje para el ganado en estabulación, se aumenta la exportación de K del
suelo y su empobrecimiento, junto con otros elementos como calcio y magnesio.
93
d) Nitrógeno (N)
El contenido de nitrógeno en el suelo o su equivalente en materia orgánica no
se ha tenido en cuenta para la recomendación de fertilizantes nitrogenados al
cultivo del arroz. No solamente porque el contenido de N total es generalmen-
te bajo en los suelos de clima cálido, sino que no se ha detectado relación entre
éI y el N aprovechable, bajo las condiciones de riego por inundación. Además,
la productividad del cultivo ha sobrepasado la capacidad de cualquier suelo
para suministrarle los nutrientes que necesita, especialmente tratándose del
nitrógeno.
Es probable que exista alguna relación general entre contenido de materia or-
gánica en el suelo, capacidad de amonificación bajo condiciones de inunda-
ción y dosis de N en la fertilización del arroz, pero que todavía no se ha estu-
diado. Las regiones con mayor contenido de materia orgánica son las del Valle
del Cauca, Llanos Orientales, Bajo Cauca y Santanderes; las de menor conte-
nido corresponden a la Costa Norte y a la Central (Tolima, Huila,
Cundinamarca, Caldas).
e) Relación Ca/Mg
Tanto los valores altos (mayores de 6), como los bajos (menores de 1,5), de la
relación Ca/Mg, causan problemas nutricionales; además de deficiencia de
magnesio cuando la relación es alta o deficiencia de calcio cuando la relación
es baja, también se presentan deficiencias de otros elementos. Así, en el Valle
del Cauca se han detectado deficiencias de zinc en arroz, asociadas con relacio-
nes Ca/Mg bajas.
En el caso de suelos con altos contenidos de calcio y relación Ca/Mg baja, no
es lógico corregirla con fuertes adiciones de Ca; el CIAT sugiere, entonces,
ensayar la corrección de sus efectos adversos, como sería la deficiencia de ele-
mentos menores inducida por tal relación.
En suelos como los del Meta, donde según la Tabla 2 se presentan más casos de
relación Ca/Mg baja que en el Valle del Cauca, pero con bajos contenidos de
los dos elementos, sí es razonable utilizar adiciones de calcio (cal) o de calcio y
magnesio (cal dolomítica), para corregir el bajo contenido de los dos elemen-
tos y, al mismo tiempo, subir dicha relación.
f ) Elementos menores
De acuerdo con estudios realizados por diferentes instituciones, la deficiencia
de algunos elementos menores y el exceso de otros están afectando los rendi-
94
mientos en algunos suelos arroceros del país. Así, se ha comprobado la res-
puesta al zinc en varies regiones, especialmente en el Valle del Cauca, Tolima,
Meta y Cesar.
Por otra parte, en algunas zonas se diagnostican probables deficiencias de boro
(Valle del Cauca, Meta y Tolima), o de cobre en el Tolima y, por el contrario,
excesos de hierro y manganeso en el Meta y en otros suelos ácidos del país.
7.6.1 Generalidades
Para alcanzar y sostener altas producciones de arroz, como las obtenidas por va-
rios agricultores en la actualidad, es necesario utilizar una adecuada fertilización.
95
En general, se están aplicando los tres elementos primarios: nitrógeno, fósforo y
potasio, y, en algunos casos, secundarios como el azufre y el magnesio y,
microelementos como el zinc y cobre. Al pasar de la utilización de sólo nitrógeno
hasta la aplicación de 6 ó 7 elementos, también se ha logrado pasar de aproxima-
damente 2 a más de 7 toneladas de arroz en cáscara por hectárea, en las zonas de
mayor avance tecnológico.
a) Nitrógeno, fósforo y potasio
El nitrógeno es el nutrimento que tiene la mayor incidencia en el rendimiento
del arroz, considerándosele como el determinante de una buena producción
en casi todos los cultivos del país.
Las deficiencias críticas de fósforo se presentan específicamente en los suelos
ácidos, en los cuales se requieren dosis altas de este elemento en la fertilización;
en los demás suelos sólo se requieren dosis moderadas a bajas, según el conte-
nido aprovechable en el suelo, expresado por su análisis químico.
La fertilización del arroz con potasio es cada día más necesaria y frecuente ante
el empobrecimiento de los suelos y debido a la importancia y alto requeri-
miento que presenta el cultivo, tanto nutricionalmente como en la resistencia
al volcamiento y a ciertas enfermedades.
b) Azufre, magnesio y elementos menores
La respuesta del arroz a la aplicación de fertilizantes que contengan azufre,
como el sulfato de amonio, es frecuente y apreciable, especialmente cuando se
aplican dosis altas de nitrógeno, en suelos deficientes en azufre o con reacción
neutra o alcalina.
En algunas regiones cuyos suelos presentan contenidos bajos de magnesio o
relaciones Ca/Mg muy amplias, ha sido necesario fertilizar con tal elemento
para incrementar los rendimientos. Además, la fertilización con alguno de los
elementos menores zinc, cobre y boro o, con más de uno de ellos, es una
práctica que se viene ejecutando en cultivos de diferentes zonas, para correg!r
deficiencias del suelo o para mejorar las condiciones fisiológicas de las plantas,
especialmente en el proceso de formación y llenado de los granos de arroz.
7.6.2 Fertilización nitrogenada
Debido a la baja capacidad de los suelos arroceros bajo inundación para aportar
nitrógeno, y a las pérdidas altas que de este nutrimento experimentan, al cultivo
de arroz hay que aplicarle generalmente más nitrógeno que el requerido por las
96
plantas. No obstante, se estima que por cada kilo de nitrógeno aplicado a un cultivo
de arroz, este aumenta su rendimiento en 12 a 13 kilos, en promedio.
a) Relación con las pérdidas del elemento
La condición que determina una mayor cantidad de nitrógeno en la fertiliza-
ción del arroz es la pérdida de tal elemento por lixiviación o por escorrentía;
así, en suelos con infiltración rápida, en terrenos con nivelación deficiente y
bajo el sistema de riego “por mojes”, la dosis requerida de nitrógeno es general-
mente alta, mayor de 150 kg/ha.
b) Relación con enfermedades y volcamiento
Por el contrario, la probabilidad de ocurrencia de Piricularia o de volcamiento
en un cultivo de arroz, indica que debe disminuirse la dosis de nitrógeno, de
acuerdo con las de susceptibilidad o tolerancia de la variedad. Sin embargo,
está comprobado que la condición nutricional de las plantas y sus característi-
cas de crecimiento inciden sobre la ocurrencia de tales problemas.
c) Relación con otros elementos
Ante la necesidad de aplicar dosis altas de nitrógeno para obtener rendimien-
tos elevados y con el fin de controlar los problemas anotados, debe suminis-
trarse en cantidad adecuada los elementos potasio, fósforo, magnesio, calcio,
azufre y los elementos menores que presenten algún grado de insuficiencia.
Además, utilizar densidades de siembra normales y disminuir la proporción de
nitrógeno que se aplica antes de la formación del primordio floral.
d) Relación con variedades
Las variedades de arroz de porte bajo, de período vegetativo corto y con mayor
número de macollas efectivas pero menor cantidad total de hijos, presentan
una respuesta notoria a dosis altas de nitrógeno. En la medida que las caracte-
rísticas anteriores sean contrarias, la dosis óptima de fertilización con este ele-
mento es menor.
e) Factores adversos a su respuesta
Por otra parte, la respuesta del arroz a la fertilización con nitrógeno disminuye
apreciablemente bajo las siguientes condiciones:
— Cantidad excesiva de sales en el suelo
— Exceso de hierro o de manganeso solubles en el suelo
— Deficiencia de potasio, azufre, fósforo, magnesio o zinc
— Baja temperatura o baja radiación solar
97
f ) Fraccionamiento en la fertilización
No se ha encontrado una relación clara entre el contenido de materia orgánica
en el suelo y la dosis óptima de N para la fertilización del arroz bajo riego, pero
sí con su respuesta inicial a éI, siendo mayor a medida que el contenido de
materia orgánica sea menor.
El arroz extrae nitrógeno durante todo el período vegetativo, pero las mayores
exigencias se presentan durante el macollamiento y durante el inicio de la
formación de panícula; en estas épocas se debe suministrar el N de los fertili-
zantes.
Cuando el suelo es pobre en N, una pequeña parte de la dosis se puede aplicar
antes de iniciar el macollamiento; o, si el N aplicado ha sido insuficiente o ha
sufrido fuertes pérdidas, o existe el peligro de volcamiento, también es conve-
niente aplicar una parte de este elemento entre la formación de la panícula y la
emergencia de la espiga.
g) Dosis generales de fertilización
Para decidir la dosis de nitrógeno se deben tener en cuenta los siguientes as-
pectos o factores:
— Sistema de cultivo (riego o secano)
— Pérdidas de N por diferentes causas
— Variedad de arroz
— Probabilidad de volcamiento
— Incidencia y control de enfermedades
— Zona o región
— Fertilización con otros elementos
En términos generales y asumiendo un buen manejo del cultivo, las dosis me-
dias de nitrógeno para las diferentes regiones arroceras del país son:
Orinoquia y Caquetá 9 0 a 120 kg de N/ha
Norte de Santander 100 a 150 kg de N/ha
Valle del Cauca y Costa Atlántica 100 a 180 kg de N/ha
Tolima y Huila 130 a 200 kg de N/ha
h) Recomendaciones sobre épocas de aplicación
Teniendo en cuenta el período vegetativo de las variedades, se recomienda
aplicar el nitrógeno al voleo y en varias épocas, así:
Para variedades precoces, de 100 a 120 días de período vegetativo, aplicar la
98
TABLA 7.3 Niveles de disponibilidad de fósforo y requerimientos de fertilización
para el cultivo del arroz en Colombia.
99
Por otra parte la mayoría de los fertilizantes compuestos que se aplican al mo-
mento de la siembra o después de ella, también aportan nitrógeno.
7.6.3 Fertilización con fósforo
a) Situación general y requerimiento de fertilización
Las deficiencias críticas de fósforo en arroz se presentan principalmente en los
suelos ácidos de los Llanos Orientales y en algunos del Bajo Cauca. Sin embar-
go, en otras regiones se encuentran algunos suelos con niveles de fósforo bajos
o medios que también requieren una fertilización adecuada con este elemento,
para que el rendimiento y la calidad del arroz no se afecten apreciablemente.
Los casos de deficiencia fuerte de fósforo en arroz son menos comunes que los
de nitrógeno y las cantidades que generalmente se aplican son notoriamente
inferiores. Además, con la inundación del suelo se incrementa la disponibili-
dad de fósforo para las plantas de arroz, las cuales son más afectadas por insu-
ficiencia de este elemento en cultivos de secano que en cultivos bajo riego.
b) Dosis de fertilización según análisis de suelo
Uno de los factores fundamentales para la fertilización con fósforo es el análisis
químico del suelo, y se han establecido niveles críticos de su contenido para el
cultivo del arroz, según la región y el sistema de cultivo. En la Tabla 7.3 se
presenta una guía general de fertilización con fósforo, con base en los resulta-
dos del análisis de suelos, según las características de fijación de este elemento
por el suelo y el sistema de cultivo, para dos métodos de análisis (Olsen y Bray
II).
Las mayores dosis de fertilización con fósforo, según la Tabla 7.3, corresponde
a los suelos de alta fijación y cultivos de secano.
c) Fijación del fósforo
Las condiciones de fijación e insolubilización alta del fósforo aplicado se pre-
sentan principalmente en la región de los Llanos Orientales y las de fijación
moderada a baja en la Costa Norte y región Central, aun cuando la presencia
de carbonatos y de niveles altos de calcio en algunos suelos de estas dos úItimas,
causan también una fijación apreciable del fósforo.
Los problemas de fijación más fuerte del fósforo se presentan en suelos ácidos,
debido a su reacción con compuestos de hierro y de aluminio y su retención
intensa por arcillas tipo Caolinita o tipo Alofana.
100
d) Dosis generales promedias de fertilización
En la Tabla 7.2 se observa que, con excepción de los suelos del Cesar y del
Magdalena, predominan los suelos con niveles bajos y medios de fósforo, para
los cuales la recomendación promedia de fertilización varía entre 30 y 67 kg de
P205 por hectárea si se trata de suelos de la Costa Norte y Región Central, y
entre 60 y 115 kg para arroz bajo riego en suelos de las terrazas bajas de los
Llanos Orientales.
e) Épocas y sistemas de aplicación
Las fuentes de fósforo de baja solubilidad como el calfos y la roca fosfórica se
recomienda aplicarlas al voleo, inmediatamente antes o al momento de la siem-
bra, específicarnente en suelos ácidos.
Las fuentes solubles en agua se pueden utilizar al voleo o en banda al momento
de sembrar, o fraccionar su aplicación en 50% a la siembra y 50% a los 25 ó 30
días de emergido el arroz, junto con la primera aplicaciónde nitrógeno. Parte
del fósforo se puede suministrar en épocas tardías, hasta el final de la etapa de
máximo macollamiento, porque la planta utiliza efectivamente este fósforo
para la producción de grano; el aplicado inicialmente es esencial para el desa-
rrollo de raíces.
El fósforo que se aplica después de la emergencia del arroz debe provenir de
una fuente de alta solubilidad en agua, como es el caso de los abonos Nutrimon.
f ) Fuentes fosfóricas
Las fuentes de fósforo altamente solubles en agua, son:
El fosfato monoamónico (MAP) o 11-53-0
El fosfato diamónico (DAP) o 18-46-0
El superfosfato triple (TSP) o 0-46-0
Abonos compuestos Nutrimon: 13-26-6; 25-15-0-3 (S); 15-15-15
Las fuentes de fósforo de baja solubilidad en agua, de uso frecuente en los
suelos ácidos de Colombia, son: calfos y roca fosfórica.
En numerosos ensayos sobre suelos ácidos, las fuentes solubles como el
superfosfato triple han tenido un comportamiento similar y mejor que las
fuentes de baja solubilidad, presentando también un mayor efecto residual,
solos o en mezcla con éstas.
101
7.6.4 Fertilización con potasio
a) Situación actual y pérdidas del elemento
La respuesta del arroz a la fertilización con potasio es cada vez más frecuente,
debido al empobrecimiento paulatino de los suelos por lavado y por extrac-
ción de los cultivos, todo lo cual es muy intenso en arroz bajo riego; esto tiene
relación con el predominio de suelos con bajo contenido de potasio en las
zonas arroceras. (Véase Tabla 7.2).
Debido al hecho de que un 95% del potasio extraído por el arroz regresa al
suelo con el tamo, las pérdidas por extracción sólo serán apreciables cuando
este material se saca del lote o cuando es reducido a cenizas que son arrastradas
fácilmente por el agua y por el viento.
En las diferentes regiones arroceras del mundo se aplican entre 30 y 140 kg
K2O/ha, con un incremento promedio de 2 kg de arroz por cada kg de K2O
aplicado.
b) Interacción de nitrógeno
Generalmente se presenta una interacción positiva entre la fertilización
nitrogenada y la potásica en el arroz, explicable en parte por una mejor utiliza-
ción metabólica de aquel en presencia de este y por el antagonismo entre el
amonio y el potasio, que se expresa en la respuesta positiva a la aplicación de
cantidades crecientes paralelas de los dos elementos.
c) Relación con volcamiento, enfermedades y otros factores
Por otra parte, al potasio se le atribuye un efecto favorable para la resistencia al
volcamiento y para disminuir tanto la incidencia de enfermedades como la
toxicidad por manganeso, convirtiéndolo así en un elemento importante para
la fertilización del arroz, cuando su contenido en el suelo es insuficiente.
Especialmente en los siguientes casos es necesario fertilizar el arroz con potasio:
— Ante fertilizaciones altas de nitrógeno
— En suelos compactos de mal drenaje
— Niveles excesivos de manganeso en el suelo
— Condiciones climáticas y fitosanitarias desfavorables
— En suelos gruesos, lavados y pobres en potasio
— Niveles altos de calcio, magnesio y/o sodio, con respecto al potasio
d) Dosis de fertilización según análisis de suelos
La fertilización con potasio se debe hacer con base en los resultados del análisis
102
de suelos y teniendo en cuenta los factores anteriores. Así, en la Tabla 7.4 se
presencia una guía general, teniendo en cuenta tanto el resultado de potasio
intercambiable, como su relación con el calcio y el magnesio en conjunto (Ca
+ Mg)/K. A medida que disminuye el contenido del elemento o que aumen-
tan los de Ca y Mg, incrementándose la relación anotada, se requiere una
mayor dosis de potasio.
e) Dosis promedia de potasio
De acuerdo con las características predominantes en los suelos de las diferentes
zonas arroceras del país y según los resultados promisorios de la fertilización en
ellas, las dosis más usuales, cuando el potasio es insuficiente, son las siguientes:
— Costa Atlántica 30 a 60 kg de K2O/ha
— Valles interandinos 60 a 90 kg de K2O/ha
— Llanos Orientales 90 a 120 kg de K2O/ha
Cuando la deficiencia o el requerimiento de potasio se incrementa apreciable-
mente, debido a los factores anotados anteriormente, estas dosis se pueden
aumentar hasta en un 50%; por el contrario, si el suministro de potasio por el
suelo es muy alto o el manejo del cultivo no incrementa el requerimiento por
las plantas de arroz, la fertilización con este elemento se debe disminuir o
eliminar.
f ) Épocas de aplicación
El potasio es absorbido durante todo el ciclo vegetativo del arroz, pero se con-
sidera que su requerimiento fisiológico llega hasta el final del estado de grano
lechoso. La absorción más intensa ocurre entre la iniciación de la panícula y la
formación del grano.
103
El comportamiento anterior, aunado a las pérdidas apreciables que ocurren al
elemento por escorrentía y lixiviación en cultivos de arroz bajo riego, explican
las respuestas favorables obtenidas con el fraccionamiento de la dosis de potasio
y su aplicación en varias épocas, lo cual ha determinado incrementos del ren-
dimiento.
Cuando se trate de suelos finos (franco arcillosos a arcillosos), se puede aplicar
un 50% de la dosis con la siembra y, el resto, al iniciar el macollamiento. En
suelos gruesos a medios o de permeabilidad moderada a alta en el perfil, se
puede realizar uno de los siguientes fraccionamientos:
— 1/3 a la siembra, 1/3 iniciando el macollamiento y 1/3 en la iniciación del
primordio o del embuchamiento.
— 50% al iniciar macollamiento y 50% en los primeros estados de desarrollo
del primordio. Esta opción es aconsejable cuando el nivel de potasio en el
suelo no es bajo.
g) Fuentes potásicas
Las fuentes de potasio más utilizadas en el cultivo del arroz en Colombia son el
cloruro de potasio (60% K2O) y los fertilizantes compuestos como 15-15-15,
8-30-12 y 15-5-20.
En las Tablas 7.5 y 7.6 se presenta la guía general para la fertilización del arroz-riego
y arroz secano en Colombia, con base en los abonos Nutrimon.
Como es apenas lógico, los planes de fertilización indicados no deben interpretarse
como alternativas invariables, sino como simples pautas generales que deben ajus-
tarse, no solamente a las condiciones específicas del suelo y cultivo, sino también
con base en la experiencia previa y en la evolución del cultivo durante su ciclo
vegetativo, de germinación a espigamiento.
Hoy en día se puede afirmar, sin riesgo de equivocación, que en gran parte, la
rentabilidad del cultivo del arroz depende de la aplicación de una fertilización
completa y balanceada.
104
FiGURA 7.2 Efecto del sulfato de amonio en el rendimiento de arroz riego CICA-8
en el Tolima.
35 45 75
105
TABLA 7.5 Guía general para la fertilización Nutrimón del arroz de riego en Colombia.
Opciones para
dosis de Opción con fertilizantes compuestos Opción con fertilizantes simples
nutrientes
Regiones N - P2O5 - K2O 13-26-6 15-15-15 Urea SAM KCl Calfos (")SFT KCl Urea SAM Calfos
21 2 y 31 3, 4 y 51 3, 4 y 51 3 y 41 11 2 y 31 3 y 41 3, 4 y 51 3, 4 y 51 11
kg/ha
Bultos por hectárea Bultos por hectárea
172-70-90 1,0 7,5 3,5 3,0 1,0 - 3,0 3,0 6,5 2,5 -
Valle 172-60-30 3,0 3,0 4,5 3,0 - - 2,5 1,0 6,0 3,5 -
Alto Magdalena 173-45-60 1,5 3,5 5,0 2,5 1,0 - 2,0 2,0 6,5 3,0 -
167-30-30 - 4,0 5,0 2,5 - - 1,5 1,0 5,5 3,0 -
150-60-75 1,5 5,5 3,5 2,0 1,0 - 2,5 2,5 5,5 2,5 -
Costa
145-35-55 1,0 3,0 4,0 2,5 1,0 - 1,5 2,0 5,5 2,0 -
Valle del Cauca
135-30-30 - 4,0 3,5 2,5 - - 1,5 1,0 5,0 2,0 -
1: En presiembra 2: Con la siembra 3: A la iniciación del macollamiento 4: Al máximo macollamiento 5: A la inciación de la panícula
(") El SFT se puede sustituir por DAP, disminuyendo en un 35 a 40% la cantidad de urea anotada.
SFT: Superfosfato triple; KCL: Cloruro de potasio; SAM: Sulfato de amonio; CALFOS: Abono fosfórico de Paz del Río.
TABLA 7.6 Guía general para la fertilización Nutrimón del arroz Secano en Colombia.*
Aplicación
Plan de Primera siembra o 15-20 Segunda siembra o 35-45 Tercera siembra o 50-60
fertilización Dds Dds Dds
25-15-0-3(S)
A
2a3
Cloruro de potasio
1
Sulfato de amonio
B1
2a3
Cloruro de potasio
1
* ,El plan de fertilización más apropiado debe formularse con base en el análisis de suelos, por el Ingeniero Agrónomo de Asistencia Técnica.
1 ,Alternativa aconsejable para suelos con disponibilidad alta o moderada de fósforo.
2 ,Plan aconsejable para suelos con pH menor de 5,5.
Dds: ,Días después de la siembra
producción de arroz en nuestro medio, esta práctica haya alcanzado niveles avan-
zados no solamente desde el punto de vista cuantitativo, sino también en lo rela-
tivo al componente cualitativo del uso de fertilizantes, pues hoy día es común en
este cultivo, no solamente el uso de fertilizantes tipo N-P-K, sino planes de abo-
namiento que incluyen el azufre, Mg, Ca y aún, microelementos como el zinc,
boro y cobre.
De otra parte, la investigación y la propia experiencia del arrocero tecnificado, ha
permitido identificar “paquetes” de fertilización de óptima eficacia. Así, tal como
107
se muestra en la Figura 7.2, la introducción de una o dos aplicaciones de sulfato de
amonio en el plan de fertilización aplicado al arroz de riego en el Tolima, significa
la obtención aproximadamente de 1 ton/ha adicional de arroz cáscara, en compa-
ración al rendimiento obtenido cuando las tres aplicaciones de nitrógeno se ha-
cen con urea. La repercusión de esta práctica en la rentabilidad del cultivo no
admite discusión.
Blanco, J.O. Fertilización del arroz en el distrito de riego del río Zulia. Informe
de progreso 1983-84. Programa Nacional de Suelos. ICA. pp. 205-214.
Gutierrez, D. Respuesta del arroz de riego a la fertilización en suelos del valle del
Alto Magdalena. Informe de progreso 1983-1984. Programa Nacional de
Suelos. ICA, pp. 177-181.
108
Leal M., D. y otros. Dos nuevas variedades de arroz para el piedemonte llanero:
Oryzica Llanos 4 y Oryzica Llanos 5. Arroz, Bogotá. v. 38 No. 362, pp.
11-21, 1989.
Sánchez, L.F. y Owen, E.J. Fertilización de cultivos anuales en los Llanos Orien-
tales. Tibaitatá, Manual de Asistencia Técnica No. 27, 1984.
109
8.1 IMPORTANCIA
D
e los diversos materiales vegetales que nutren al hombre, el arroz, el
maíz, el sorgo y el trigo dominan la producción agrícola mundial. Son
las más importantes fuentes de carbohidratos y las más baratas de pro-
teínas para el organismo humano.
De los cereales que se cultivan en Colombia, el maíz y el sorgo son recursos bási-
cos como fuentes de proteínas en la alimentación humana y animal y, materia
prima básica del sector agroindustrial, que los emplea en la preparación de con-
centrados para animales, almidones, aceites, gomas y dextrinas.
El maiz es el cultivo que en Colombia ha merecido el mayor número de estudios
agronómicos y, especialmente en los campos del fitomejoramiento y de la fertili-
zación.
Sin embargo, en términos de productividad, se está muy lejos de la obtención de
rendimientos altos por unidad de superficie, a pesar de tener la tecnología para
producirlos, como lo demuestran unos pocos agricultores que han superado las 9
toneladas por hectárea. Como se dijo antes, con el maíz se ha hecho el mayor
estudio de estudios agronómicos, pero la mayoría de nuestros productores de
maíz no han adoptado la tecnología que conduce a las altas producciones, como
lo demuestra el hecho de que sólo el 18% de la semilla que se siembra es mejorada,
y que el consumo de abonos llega al 20% del área sembrada, debido posiblemente
a su arraigo en el sector minifundista, cuya agricultura es tradicional.
El maíz se siembra desde O hasta los 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar.
Pero en tanto que en los climas cálidos se pueden obtener dos cosechas anuales,
en los fríos se obtiene sólo una.
111
TABLA 8.1 Superficie cosechada y producción por departamento del cultivo del maíz.*
Rendimiento
Departamento Hectáreas sembradas Producción Total (Ton)
kg/ha
112
FIGURA 8.1 Zonas productoras de maíz.
113
ducción y el segundo con el 32%. Se ha estimado que la producción promedia del
sector mecanizado supera las 2,5 toneladas por hectárea, y que gira alrededor de
los 1.200 kilos en igual superficie para el sector tradicional.
114
TABLA 8.3 Distribución porcentual de los valores de pH, materia orgánica, fósforo
y potasio en suelos dedicados al cultivo del maíz en Colombia.*
pH M.O. P K
Departamentos
B M A B M A B M A B M A
Antioquia 45 52 3 20 18 62 70 16 14 70 21 9
Bolívar 14 82 4 50 36 14 58 13 29 33 24 43
Boyacá 47 32 21 33 34 33 44 18 38 16 37 47
Caldas 15 85 0 25 47 28 68 18 14 21 40 39
Cauca 30 69 1 30 36 34 74 16 10 26 42 32
Cesar 6 68 26 84 10 6 25 17 58 44 22 34
Córdoba 21 73 6 41 42 17 77 13 10 39 30 31
Cundinamarca 51 43 6 17 31 52 59 14 27 24 26 10
Huila 38 61 1 25 43 32 60 16 24 16 31 53
Magdalena 10 80 10 70 23 7 34 10 56 67 11 22
Meta 70 30 0 52 34 14 61 17 22 55 35 10
Nariño 28 70 2 25 25 50 66 17 17 10 13 77
Norte de Santander 37 57 6 21 33 46 40 14 46 17 32 51
Quindío 27 73 0 20 46 34 41 18 41 29 32 39
Risaralda 32 68 0 22 30 48 79 12 9 25 33 42
Santander 39 52 9 16 24 60 56 14 30 29 37 34
Sucre 6 82 12 46 43 11 50 20 30 21 17 62
Tolima 15 74 11 70 13 17 39 12 49 35 39 26
Valle del Cauca 7 78 15 40 44 16 40 27 33 30 26 44
* ,Tomada del Instituto Colombiano Agropecuario, 1980. Estado actual de la fertilidad de los suelos Colombianos y estimativos sobre las
,necesidades de fertilizantes para varios cultivos. Ministerio de Agricultura, Bogotá.
B: ,Bajo
M: ,Medio
A: ,Alto
Los suelos bajos en materia orgánica predominan en las zonas del Cesar y Tolima
y en Magdalena, Meta y Sucre. El bajo contenido de materia orgánica indica una
alta necesidad de fertilizar con nitrógeno, aunque el muy bajo rendimiento pro-
medio nacional de maíz indica que la necesidad de aplicar este elemento está
mucho más allá de los límites indicados por la distribución porcentual de los
suelos bajos y medios en materia orgánica. De ahí que el Instituto Colombiano
Agropecuario recomienda aplicar hasta 50 kilos de N/Ha en los suelos altos en
materia orgánica. La recomendación del mismo Instituto para los suelos bajos en
materia orgánica fluctúa entre los 50 y los 100 kilos de nitrógeno por hectárea.
Con relación al contenido de fósforo de estos suelos podemos ver que predomi-
nan los suelos con contenido medio y bajo de fósforo, o sea, aquéllos con una
115
buena probabilidad de respuesta a la fertilización fosforada. Sólo en los suelos
cultivados con maíz del Cesar, Magdalena y Norte de Santander, hay un mayor
porcentaje de suelos altos en fósforo. La recomendación de fertilización con P2O5
para los suelos bajos y medios en fósforo varía entre los 25 y los 150 kilogramos
de P2O5 por hectárea, y entre 0 y 50 kilos para los suelos con un alto contenido de
este nutriente.
Al igual que en el caso del fósforo, predominan los suelos con una buena probabi-
lidad de respuesta a la fertilización con potasio, o sea, aquéllos con un contenido
bajo o medio de este elemento. Sólo los suelos maiceros del Huila, Nariño y
Norte de Santander y los de sorgo del Huila, son en su mayoría altos en potasio.
Las recomendaciones de fertilización con potasio para los suelos bajos y medios
en este elemento fluctúan entre los 15 y los 100 kilos de K2O por hectárea y para
los altos entre 0 y 50.
116
TABLA 8.4 Niveles críticos y requerimientos de fertilización del maíz tecnificado
en diferentes regiones de Colombia.*
* Tomada de: ICA. Ministerio de Agricultura, Bogotá, 1981. Fertlización en diversos cultivos.
117
TABLA 8.5 Guía general para la fertilización Nutrimón del maíz tecnificado en Colombia*.
Época de aplicación
Plan de
Zona 10 a 25 Ddg o siembra 40 - 50 Ddg
fertilización
15-15-15 25-15-0-3(S)
A
4a6 2a4
13-26-6 Sulfato de amonio
Atlántica B2
2a5 4a6
25-15-0-3(S) 25-15-0-3(S)
C3
2a3 2a4
13-26-6 Urea
A
4a8 2a3
13-26-6 Sulfato de amonio
Valles interandinos B
4a8 4a6
15-15-15 25-15-0-3(S)
C
5a6 2a4
13-26-6 Urea
A
4a8 2a3
13-26-6 25-15-0-3(S)
Llanos orientales3 B2
4a8 2a4
15-15-15 25-15-0-3(S)
C
5a8 2a4
* ,La formulación del Plan de Fertilización apropiado en cada caso, debe ser hecha por el Ingeniero Agrónomo de Asistencia
,Técnica con base en el análisis de suelos.
1 ,Los fertilizantes deben aplicarse preferiblemente en banda al lado del surco.
2 ,Plan recomendable para suelos con moderada disponibilidad de potasio.
3 ,Plan recomendable para suelos altos en potasio disponible.
4 ,En suelos cuyo pH sea menor de 5,5 debe aplicarse en la presiembra una dosis apropiada de cal o Calfos.
Ddg: ,Días después de la germinación.
El maíz, las 2,0 ton/ha que, en promedio podría obtener el cultivador típico pue-
den duplicarse y, aún, triplicarse con relativa facilidad, utilizando para ello el muy
alto potencial genético de productividad que tienen las nuevas variedades o híbridos
y aplicando un plan adecuado de fertilización.
Obtener un rendimiento de 6,0 ton/ha, o más, es muy factible en el nivel comer-
cial, si se tiene en cuenta que a nivel experimental, se han obtenido rendimientos
superiores a las 10,0 ton/ha y que, algunos agricultores, han superado las 9,0 ton/
ha. Resulta evidente que con rendimientos de esta magnitud la rentabilidad del
cultivo es altamente satisfactoria.
118
9.1 INTRODUCCIÓN
D
e los cereales que se cultivan en Colombia, el maíz y el sorgo son recur-
sos básicos como fuentes de proteínas en la alimentación humana y
animal y materia prima básica del sector agroindustrial. El gran auge de
la industria Avícola en Colombia ha descansado en el incremento del cultivo del
sorgo.
En los últimos años el sorgo ha alcanzado gran importancia como cultivo de
rotación, ya sea de algodón o de arroz, en las zonas agrícolas de mayor importan-
cia del país, al punto de que, tanto en el Tolima y Huila, como en el Valle del
Cauca, Meta y Cesar, ha venido desplazando al cultivo del maíz.
El sorgo se siembra hasta los 1.200 metros de altitud y, a diferencia del maíz, es un
cultivo altamente mecanizado y se maneja con una tecnología relativamente avan-
zada. Es un cultivo de rotación de gran aceptación por su tolerancia a condiciones
adversas, particularmente a la sequía y por su período vegetativo corto.
Las principales zonas productoras de sorgo en Colombia son el Valle del Cauca,
Tolima-Huila, Meta y Cesar, con el 24, 23, 15 y 14 por ciento del área total
sembrada en 1982 (221.200 ha), respectivamente. (Ver Figura 9.1).
120
FIGURA 9.1 Zonas productoras de sorgo.
121
Como se ve, los niveles totales de extracción son altos y de estos valores cerca del
70% del N, P2O5 y K2O son retirados en la cosecha, de donde resulta que sola-
mente un 30% de la cantidad total de estos nutrientes es devuelta al suelo en los
residuos (tamo).
122
FIGURA 9.2a Distribución porcentual de los valores de pH, materia orgánica, fósforo
aprovechable y potasio disponible en suelos de las principales
regiones producotras de sorgo en Colombia
(Según Instituto Colombiano Agropecuario [1980]).
123
FIGURA 9.2b Distribución porcentual de los valores de pH, materia orgánica, fósforo
aprovechable y potasio disponible en suelos de las principales
regiones producotras de sorgo en Colombia
(Según Instituto Colombiano Agropecuario [1980]).
124
FIGURA 9.3 Respuesta del sorgo a la fertilización en suelos del Tolima (a, b)
y del Valle del Cauca (c, d, e).
a y b según Gutiérrez, D. (1982); c y d según Ramirez, A. (1984).
125
En suelos del Valle del Cauca, Ramírez (1984) observó que la respuesta del sorgo
al nitrógeno es más frecuente en suelos livianos bien drenados y que, además,
depende de la disponibilidad de agua. En un suelo de la serie Nima, el rendimien-
to de grano se incrementó linealmente con la dosis de nitrógeno (Figura 9.2c). En
suelos alcalinos (pH mayor de 7,3), la aplicación de boro causó incrementos im-
portantes en los rendimientos (Figura 9.2d) y, de otra parte, el efecto del fósforo
fue favorable únicarnente cuando también se aplicó boro (Figura 9.2e), siendo la
dosis óptima de 2,24 kg de B/ha. En ninguno de los seis suelos estudiados hubo
respuesta al potasio, ya que en todos ellos la disponibilidad de este elemento era
alta (más de 0,20 me/100 g de K cambiable).
Para el caso de los suelos del Meta, Owen y Sánchez (1979) recomiendan 50 a
100 kg/ha de nitrógeno, aplicando en banda 1/3 de la dosis a los 7 días de la
germinación y los 2/3 restantes a los 30 días después de la germinación. Además,
126
sugieren dosis de fósforo comprendidas entre 25 y 100 kg/ha de P2O5, en forma
de calfos o fertilizantes compuestos y 25 a 75 kg/ha de K2O. Indican, además,
que la dosis de potasio debe fraccionarse en dos aplicaciones, junto con las de
nitrógeno.
En la Tabla 9.1 se incluyen, para las diferentes zonas productoras, tres alternativas
de fertilización, a manera de guía general, para el cultivo del sorgo en Colombia.
Un plan de fertilización debe incluir varios componentes, a saber:
a) Fuente fertilizante
b) Dosis
c) Época de aplicación
d) Sistema de aplicaciór
En las alternativas señaladas en la Tabla 9.1 se consideran diferentes tipos de fer-
tilizantes de la marca NUTRIMON.
Como FUENTES NITROGENADAS se consideran la urea (46% de N), el sulfato
de amonio (21% N, 24% S) y el 25-15-0-3 (25% N, 15% P2O5). El sulfato de
amonio es un fertilizante altamente deseable para aquellas zonas productoras cu-
yos suelos son deficientes en azufre, deficiencia muy común, cuando el contenido
de materia orgánica es muy bajo (menor del 2%), tal como ocurre en el caso de
algunas áreas del Tolima y Huila. De otra parte, el sulfato de amonio suele estar
sujeto a menores pérdidas de N que la urea, cuando las aplicaciones son superfi-
ciales, y su comportamiento es excelente en el caso de suelos con problemas de
alcalinidad en los cuales ejerce, además, una acción correctiva.
El fertilizante 25-15-0-3 (S), constituye una excelente alternativa como fuente
nitrogenada que, además, contiene un 15% de fósforo. Puede utilizarse como
único fertilizante en el plan de abonamiento, en el caso de que el suelo tenga una
moderada disponibilidad de fósforo y una alta disponibilidad de potasio, o en
combinación con 15-15-15 ó 13-26-6, en el caso contrario.
Como FUENTES DE FÓSFORO Y POTASIO se consideran los fertilizantes
13-26-6 y 15-15-15.
Las DOSIS señaladas en la Tabla 9.1 constituyen un rango dentro del cual se
estima que se pueden cubrir los requerimientos básicos de fertilización del sorgo,
en las principales zonas productoras del país. Sin embargo, es importante tomar
en cuenta que aquéllas tan sólo constituyen una guía general y que, tanto la dosis
127
TABLA 9.1 Guía general para la fertilización N-P-K del sorgo en Colombia*.
Época de aplicación
15-15-15 25-15-0-3(S)
A
4a6 2a4
13-26-6 Sulfato de amonio
Costa Atlántica B2
2a5 4a6
25-15-0-3(S) 25-15-0-3(S)
C3
2a3 2a4
128
129
FIGURA 9.3 Respuesta del sorgo (híbrido D-61) a la fertilización localizada
(25 cm de profundidad) en un suelo del norte del Valle
(Finca “Buenos Aires”) (FENALCE, 1990).
130
9.6 BIBLIOGRAFÍA
Gutiérrez, D., 1982. Respuesta del sorgo de grano (Sorghum bicolor, Moench) a
dosis y épocas de aplicación de nitrógeno. Suelos ecuatoriales 12 (1): 273-288.
Owen, B. y Sánchez, L.F., 1979. Uso y manejo de los suelos de la parte plana del
departamento del Meta. Bogotá, lCA, Colección Tecnológica Agropecuaria
No. 67. 74 pp.
Ramírez, V.A., 1984. Fertilización del sorgo (Sorghum bicolor, Mohanch) en sue-
los aluviales del Valle del Cauca. Suelos ecuatoriales 13 (2). En prensa.
131
10.1 IMPORTANCIA
D
espués del café, la caña de azúcar es el segundo cultivo agrícola de mayor
importancia en la economía del país. El valor de su producción repre-
senta cerca del 1,8% del producto generado por el país.
En Colombia a fines de 1987 la superficie sembrada en caña de azúcar era de
403.657 hectáreas de las cuales para panela y otros usos se dedicaban 273.500 y
para azúcar centrifugada 130.157 hectáreas (Tabla 10.1).
La industria azucarera se concentra en su totalidad en el valle geográfico del río
Cauca. De los 14 ingenios azucareros existentes en Colombia 13 factorías están
ubicadas en dicha zona y una, el Ingenio Central Sicarare, se encuentra en Codazzi,
departamento del Cesar. La capacidad de molienda de estas fábricas asciende a
63.000 toneladas por día de las cuales hay un uso efectivo del 84% o sean 45.406
toneladas (Tabla 10.2).
La producción de azúcar en 1987 fue de 1.319.266 toneladas métricas. El consu-
mo interno por habitante es de aproximadamente 40,6 kilogramos.
La industria azucarera generó 34.132 empleos directos en 1987, de los cuales el
72% desempeñaba labores en el campo y constituye mano de obra no especializa-
da. Según Cenicaña (1988) el sector agroindustrial del azúcar genera 3,13 em-
pleos en forma indirecta por cada empleo directo, lo que significa que para finales
de 1987 el empleo total generado fue de 106.833 de los cuales 72.701 correspon-
dieron al empleo indirecto (Tabla 10.3).
10.2 VARIEDADES
133
TABLA 10.1 Superficie de caña de azúcar sembrada en Colombia y cantidades
cosechadas por hectárea.
La variedad CP 57603 presenta tallos erectos, buen deshoje, poca floración, poco
volcamiento y se adapta a muy variadas condiciones climáticas y de suelos. Cose-
chada entre los 14 y los 16 meses permite obtener las más altas producciones de
caña y de azúcar.
134
TABLA 10.2 Capacidad de molienda de caña de las fábricas del sector azucarero en 24 horas.
La variedad POJ 2878 se caracteriza por tener una gran capacidad de adaptación
y resistencia a muchas enfermedades de importancia económica pero es suscepti-
ble al mal drenaje y a la acidez. Es de buena germinación y buen vigor, buen
macollamiento y floración relativamente tardía. Presenta el inconveniente de vol-
carse a edades tempranas siendo su producción inferior a la de CP 57603 y MZC
74275.
135
TABLA 10.4 Inventario de variedades de caña de azúcar en el Valle del Cauca.
136
PR1141. Presenta una maduración similar a CP 57603 pero produce un 23%
más de azúcar. Es resistente a carbón, roya y mosaico.
Las variedades CP 70321, CP 72356 y CP 72370 presentan una mejor germinación
y mantienen una mejor población hasta los 5 meses que la CP 57603. Presentan
características de maduración temprana. A los 10 y 11 meses tienen un Brix más
alto que la CP 57603, un ARE mayor de 10 y la mantienen hasta los 14 meses. La
CP 72370 y CP 72356 tienen el inconveniente de tener tallos muy delgados, son
resistentes a carbón, roya y el mosaico.
CP 70330. Esta variedad aun cuando florece desde muy temprano, mantiene su
alto nivel de azúcar por un período de cuatro meses después de la floración. Las
producciones de caña de azúcar son altas y también tiene un alto nivel de resisten-
cia al carbón, la roya y el mosaico.
Los trabajos de evaluación de variedades efectuados por CENICAÑA muestran
que las variedades PR 61632, EPC 38122, CP 72370 y Mex 68808 son toleran-
tes a la salinidad y al carbón y tienen buenas posibilidades de sustituir a la Co 421
porque estadísticarnente han resultado iguales o superiores a ésta en tonelaje de
caña y de azúcar producidas por hectárea. (Cenicaña, 1988).
Con base en la posición fisiográfica a los abanicos y planos aluviales que dominan
el paisaje en el valle geográfico del río Cauca, se les ha dado el nombre de “Terra-
zas”. Se distinguen tres tipos:
a) La Terraza Baja, constituida por abanicos y planos aluviales bajos, paralelos al
río Cauca, que descansan sobre limos y arcillas. Muchos de estos suelos pre-
sentan problemas de sales, sodio y magnesio.
b) La Terraza Media, constituida por abanicos y planos aluviales intermedios que
descansan sobre arenas y limos. Algunos de los suelos presentan horizontes
arenosos. Es en esta zona donde se presenta la mayor proporción del aréa sem-
brada en caña y donde se encuentra concentrada la industria azucarera.
c) La Terraza Alta está formada por los planos aluviales cercanos a la Cordillera
Central que descansan sobre cascajo y arenas gruesas. Son en general suelos de
buena calidad pero algunos son superficiales y muchos presentan algun grado
de pedregocidad.
Según el estudio semidetallado de suelos realizado por CVC-IGAC (1980), en el
valle geográfico del río Cauca predominan los Molisoles, los Vertisoles y los
137
Inceptisoles. También se encuentran pertenecientes a los órdenes Alfisol, Ultisol y
Entisol. Veintitrés series de suelos abarcan el 75% del valle geográfico y dentro de
ellas se encuentran el 95% de los suelos sembrados con caña. En la Tabla 10.5 se
presenta la agrupación efectuada por Cenicaña (1983) de acuerdo a la taxonomía
del U.S.D.A. de U.S.A.
10.3.1 Principales órdenes de suelos
a) Molisoles
Los Molisoles se caracterizan por presentar en la superficie un horizonte relati-
vamente grueso, de color oscuro, rico en humus o por presentar horizontes en
los cuales los cationes bivalentes dominan en el complejo de cambio (satura-
ción de bases mayor del 50%) y un grado de estructuración de moderado a
fuerte (USDA, 1975).
En el Valle del Cauca predominan los Molisoles de clima seco, conocidos como
Haplustolls. Son suelos profundos, bien drenados y no presentan característi-
cas asociadas con humedad tales como moteados o concreciones de hierro o
manganeso mayores de 2 mm de diámetro. Los Haplustolls permanecen secos
en alguna o en todas sus partes por períodos acumulativos de 90 días o más
pero al mismo tiempo están húmedos por al menos 90 días consecutivos.
De acuerdo con la extensión que ocupan las series más importantes son
Manuelita, Palmira, Nima, Guadualito, Florida y Río Cauca.
Los Hapludolls son Molisoles desarrollados en climas húmedos. Se diferencian
de los Haplustolls en que no presentan deficiencias de humedad por períodos
largos (el suelo no permanece seco en ninguna parte por períodos acumulativos
tan largos como 90 días). Los suelos se han desarrollado a partir de sedimentos
aluviales en explayamientos de los afluentes del río Cauca. Son suelos de bue-
na fertilidad y bien drenados.
Las series más importantes por la extensión que ocupan son: Líbano, Río La
Paila y Río Palo.
Ocupan un área de 134.450 ha aproximadamente.
b) Vertisoles
Los Vertisoles son suelos caracterizados por tener un alto contenido de arcillas
expandibles predominantemente montmorillonita, aunque también puede estar
presente la caolinita y en algunos casos la ilita es la arcilla dominante.
138
TABLA 10.5 Agrupación de los suelos del Valle del Cauca al nivel de Gran Grupo (Taxonomía de suelos, EE.UU.).
Unidad Unidad
Orden de suelos Símbolo Serie Clasificación Textura Color Total (ha)
pura (ha) mixta (ha)
Molisoles secos MN Manuelita Pachic Haplustol Franca fina sobre gruesa Amarillo mostaza 25.184 13.639 38.820
PL Palmira Pachic Haplustol franca fina Amarillo mostaza 7.039 8.706 15.745
RC Río Cauca Fluvaquentic Haplustol Franca fina Amarillo mostaza 5.306 1.802 7.108
GU Guadualito Fluvaquentic Haplustol Franca gruesa Amarillo mostaza 14.302 2.497 16.799
NM Nima Entic Haplustol Franca fina sobre Amarillo mostaza 6.717 7.084 13.801
FL Florida Entic Haplustol pedregosa arenosa con puntos rojos 5.035 5.154 9.189
LB Líbano Entic Hapludol Franca gruesa Azul oscuro 5.713 1.471 7.788
RL Río La Paila Fluventic Hapludol Franca gruesa Azul oscuro 7.907 5.167 13.079
RO Río Palo Fluvaquentic Hapludol Franca fina Azul oscuro 8.557 3.080 11.647
Vertisoles secos GL Galpón Typic Peluster Fina Verde oscuro 23.765 15.181 38.946
ES Esneda Typic Peluster Fina sobre pedregosa Verde oscuro 5.453 3.884 9.337
139
arcillosa
HC Herradura Udic Peluster Fina Azul aguamarina 5.496 8.796 14.292
Vertisoles húmedos BU Burriga Typic Peludert Fina Azul aguamarina 3.773 2.843 6.616
PJ Puerto Tejada Vertic Tropaquept Fina Verde claro 14.922 14.922
MA Marruecos Vertic Tropaquept Fina Verde claro 4.456 255 4.711
Inceptisoles PM Palmeras Vertic Ustropept Franca fina Verde claro 7.116 13.540 20.653
Coke Fluvaquentic Ustropept Franca fina sobre arenosa 10.274 1.184 12.158
La Teta Fluventic Humitropept Franca fina sobre fina 6.301 6.301
BN Bengala Vertic Eutropept Fina sobre arenosa Verde claro con 5.808 616 6.424
puntos verdes oscuros
Entisoles JN Juanchito Vertic Tropic Fluvaquent Fina Rojo 11.685 9.797 21.482
SF San Fernando Tropic Fluvaquent Franca gruesa Rojo 7.923 143 8.066
Alfisoles AR Argelia Vertic Haplustalf Franca fina Café oscuro 2.863 2.400 5.363
Ultisoles SS San Julián Typic Tropudulf Fina Naranja 5.113 5.113
140
c) Inceptisoles
Son suelos jóvenes de las regiones húmedas caracterizados por la presencia de
horizontes de alteración que han perdido bases o hierro y aluminio pero que
aún retienen ciertos minerales fácilmente alterables lo que hace que tengan
capacidades de intercambio catiónico medias a altas. Generalmente son suelos
de texturas finas a medias.
Por su extensión los Inceptisoles más importantes del Valle del Cauca se en-
cuentran en las series Puerto Tejada, Palmeras, Bengala, Ricaurte y Coke.
Los Tropaquepts y los Ustropepts son los grandes grupos de mayor extensión.
Los primeros son los Inceptisoles con drenaje pobre mientras que los segundos
corresponden a los bien drenados. Algunos de los Ustropepts están afectados
por sales y/o sodio.
También se encuentran Humitropepts ácidos, de baja fertilidad y con conteni-
dos relativamente altos de aluminio (Serie La Teta), y Eutropepts profundos, de
pH neutro o alcalino y con buen contenido nutricional (Serie Bengala). Ocu-
pan 97.580 ha.
d) Alfisoles
Con un área total de 19.875 ha en el valle geográfico del río Cauca, los Alfisoles
se encuentran en los abanicos antiguos, en las terrazas y en las colinas. Las
principales series de suelos pertenecientes a este orden son Argelia, Palmaseca,
Barranco, Cartago y Zarzal.
Los Alfisoles son suelos caracterizados por presentar un horizonte de acumula-
ción de arcillas (Horizonte Argílico), una saturación de bases de moderada a
alta, en el cual el agua es retenida a una tensión inferior a 15 bares durante al
menos 3 meses cada año, lo que permite el crecimiento de las plantas (USDA,
1975).
En general, los Alfisoles del Valle del Cauca son de textura franca o fina encon-
trándose texturas gruesas en algunos casos o altos contenidos de piedra en el
perfil. También se encuentran frecuentemente horizontes masivos o compac-
tos lo mismo que los suelos afectados por sales y/o sodio. Muchos presentan
drenaje imperfecto, son muy superficiales y difíciles de manejar. La mayoría de
los Alfisoles del Valle del Cauca presentan deficiencia de humedad para las
plantas durante períodos prolongados del año. Taxonómicamente pertenecen
a los grandes grupos Haplustalls, Natrustalfs y Durustalfs (Cenicaña, 1983).
141
e) Entisoles
Son suelos que presentan poca o ninguna evolución y muy poca o ninguna
evidencia de desarrollo de horizontes genéticos.
Las dos principales series de suelos pertenecientes a este orden son Juanchito y
San Fernando. Gran parte de los suelos mal drenados de la planicie aluvial de
desborde del río Cauca son Fluvaquents y Tropaquents. Algunos están afecta-
dos por sales y sodio. Algunos otros son bien drenados y se encuentran distri-
buidos en los diques naturales del río Cauca y en los lechos, terrazas y
explayamientos de sus afluentes (Cenicaña, 1883). Ocupan 37.370 hectáreas.
f ) Ultisoles
Son suelos caracterizados por tener un horizonte de acumulación de arcillas
pero una saturación de bases inferior al 35%. (USDA, 1975). Sus característi-
cas diagnósticas son similares a las de los Alfisoles.
En general, los Ultisoles del Valle del Cauca son de textura fina. La serie más
importante es la serie San Julián. En total ocupan alrededor de 6.400 hectá-
reas.
10.3.2 Propiedades químicas
En general, el área se caracteriza por tener altos contenidos de bases intercambia-
bles, bajos o medianos contenidos de materia orgánica, una capacidad de inter-
cambio catiónico de mediana a alta y un contenido de fósforo aprovechable para
las plantas variable de mediano a alto. Existen limitaciones de algunos elementos
menores, principalmente, B, Zn, Fe y Mn en suelos alcalinos.
Los valores de pH son básicos o cercanos a la neutralidad, encontrándose zonas
decididamente alcalinas algunas de ellas con altas saturaciones de Na y/o Mg
intercambiables. También hay áreas caracterizadas por tener una alta concentra-
ción de sales a través de todo el perfil.
La CVC y el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (1980) estimaron en alrede-
dor de 60.000 hectáreas los suelos salinos y alcalinos en el Valle del Cauca, entre
los cuales se encuentran suelos salinos, suelos sódicos, suelos salinosódicos, suelos
magnésicos y suelos calcáreos. Debido al manejo de los suelos y aguas esta área va
en aumento y, aunque no se ha hecho una cuantificación reciente, se considera
que actualmente hay alrededor de 120.000 hectáreas afectadas.
Las sales, el sodio, el magnesio y los demás problemas relacionados afectan de
diversas maneras a las plantas a través de toxicidades específicas de iones, o a
142
través del efecto deletéreo que tienen sobre el suelo causando deterioro de sus
propiedades físicas por medio de los procesos de dispersión y expansión que dis-
minuyen las propiedades hídricas de los suelos siendo causales del mal drenaje y
de los problemas de aireación. Las sales también afectan a las plantas a través de la
inducción de desbalances salino-nutricionales.
La mayoría de las especies vegetales responden directamente al potencial osmótico
del substrato independientemente de las características de las sales presentes, efec-
to conocido como estrés osmótico. En términos generales, la tolerancia de los
cultivos a la salinidad se ha expresado tradicionalmente como la disminución en
la producción esperada para un nivel dado de sales solubles en la zona radicular
comparada con producciones bajo condiciones normales. El efecto osmótico puede
identificarse cuando la reducción en producción es proporcional a los incremen-
tos en salinidad mayores que en cierto nivel crítico de salinidad (García, 1988).
Investigadores del Laboratorio de Salinidad de USA calificaron la caña como una
especie medianamente susceptible con un nivel crítico de 1,7 dS/m y con una
disminución de 5,9% en el rendimiento por unidad de incremento en la salinidad
después del nivel crítico. (Maas y Koffmann, 1977). Cenicaña (1988) reportó
disminuciones marcadas en el rendimiento de la variedad CP 70330 al pasar la
salinidad en la zona de raíces (20-40 cm) de 0 a 1 dS/m.
143
TABLA 10.6 Requerimientos nutricionales de la caña de azúcar.
100 75 46 150 40 16 86
200 149 67 380 77 96 -
300 254 80 480 134 133 -
res, siendo su consumo el doble o mayor que el de N, mientras que los de P son
más moderados, los cuales en el Valle del Cauca parecen estar relacionados con la
presencia de micorrizas vesico-arbusculares asociadas con las raíces de la caña
(Cenicaña, 1985). Estudios de Burr y colaboradores (1957), usando carbono
marcado mostraron que una deficiencia de fósforo en las primeras etapas de vida
de la planta deprime más la fotosíntesis que deficiencias de N o K. En plantas
adultas las tasas fotosistémicas disminuyen al hacerse más severa la deficiencia de
K.
Las deficiencias nutricionales limitan la traslocación de azúcares a los tejidos de
almacenamiento. La deficiencia de P no parece afectarla mucho, la de N tiene un
efecto intermedio mientras que la de K la reduce proporcionalmente a la magni-
tud de la deficiencia (Humbert, 1973).
La composición química de la planta de caña de azúcar difiere entre variedades y
depende de muchos factores, entre los cuales pueden contarse el clima y las varia-
ciones estacionales. Así por ejemplo, el tiempo soleado estimula el crecimiento
vegetativo vigoroso y una máxima síntesis de azúcares.
Las variedades de caña difieren en su habilidad para extraer nutrientes de un suelo
dado y bajo una condición climática específica; así por ejemplo, la variedad Co
421 crece bastante bien bajo condiciones de salinidad y drenaje pobre las cuales
afectan sensiblemente a otras variedades.
10.4.1Determinación de los requerimientos nutricionales
Para determinar los requerimientos nutricionales y las dosis óptimas de fertiliza-
ción se usan los análisis de suelos y de tejidos y, en aquellas regiones en donde
existe una infraestructura adecuada, los experimentos de campo son una herra-
mienta altamente confiable. Los primeros tienen la ventaja de su rapidez y econo-
mía, mientras que los segundos toman más tiempo y resultan costosos.
144
a) El análisis de tejidos
Para diagnosticar las necesidades de fertilización en caña de azúcar mediante el
análisis de tejidos se han usado varios sistemas entre ellos el registro agronómi-
co de Clements (1955) o “Crop logging”, técnica desarrollada y utilizada in-
tensamente en Hawaii con resultados satisfactorios. En el país lo usan los Inge-
nios Providencia y San Carlos. Este método usa los tejidos frescos de las hojas
3, 4, 5 y 6 para determinar el índice de N (porcentaje de N total con base en el
peso seco), las yaguas de las mismas hojas para determinar el índice de azúcar
total (porcentaje de materia seca); el índice de humedad (porcentaje peso fres-
co); el índice de Ca y Mg (porcentaje peso fresco libre de azúcares); los índices
de elementos menores (ppm en base seca), el índice de K (porcentaje en base
húmeda) y el índice amplificado de P (API). Para la determinación de este
úItimo se utiliza el contenido de P de las láminas expresado como porcentaje
en base seca libre de azúcares y estandarizado a un cierto nivel de humedad, el
nivel total de azúcar y el contenido de P del quinto entrenudo maduro contan-
do hacia abajo a partir de la hoja viva más vieja.
Otro sistema es el análisis de entrenudos 8-10 en estado de madurez, o registro
de tallos, propuesto por Humbert y colaboradores (1967). Este sistema es bas-
tante similar al anterior y usa las muestras de tejido para determinar si hay
presencia de N no utilizado por el cultivo, considerando que el suplemento de
N se debe acabar completamente antes de la cosecha pues de lo contrario las
plantas continuarán utilizando azúcares como fuente de energía y no para
almacenarlas. Se usa para hacer modificaciones a la fertilización con N, P y K
de las cosechas subsiguientes. Este sistema ha recibido críticas, porque se con-
sidera que los tejidos utilizados no son tan sensibles o tan confiables como los
usados por el Crop logging.
Cenicaña ha adoptado el muestreo del tercio central de la hoja de la primera
lígula visible (TVD) de plantas sanas teniendo cuidado de no incluir a la vena
central en la muestra a analizar. Para el efecto, se toman 30 hojas por muestra
en cultivos de 6 meses de edad provenientes de tallos primarios y secundarios
de la misrna edad.
Los resultados experimentales obtenidos por Cenicaña (1986,1988) indican
que los niveles de los nutrimentos en la hoja TVD se afectan en mayor propor-
ción por la edad del cultivo, la variedad y el número de cortes, lo que hace
indispensable la determinación de niveles críticos para cada elemento de acuerdo
con la variedad y número de cortes. (Figuras 10.1, 10.2 y 10.3).
145
También se ha encontrado que el uso de las proporciones relativas entre los
diferentes elementos en lugar de valores absolutos para cada elemento permite
disminuir la variabilidad inducida por los factores variedad, edad y número de
cortes. Se establecen las relaciones N/P, N/K y K/P a la edad de seis meses para
diferentes cortes y de acuerdo con los valores obtenidos se establecen las posi-
bles deficiencias de cada uno de ellos y el efecto que pueda tener en la produc-
ción de caña de azúcar. Esto hace parte de los criterios básicos del Sistema
Integrado de Diagnóstico y Recomendación (DRIS) que viene usándose con
éxito para diferentes cultivos en diferentes partes del mundo y que, de acuerdo
con resultados preliminares de Cenicaña (1988), podría ser de gran valor en el
diagnóstico nutricional de la caña de azúcar en el Valle del Cauca. (Figura
10.4).
Niveles críticos de los tejidos
Durante muchos años se ha investigado sobre las concentraciones o niveles
críticos de los diferentes elementos en los diferentes tejidos con experimentos
a nivel de laboratorio, invernadero y campo que han definido, con razonable
confiabilidad, los niveles por debajo de los cuales los síntomas de deficiencia
aparecen y las producciones se ven afectadas. En la Tabla 10.7, se presentan los
niveles críticos para los diferentes elementos sugeridos por Schmehl y Humbert
(1964) y en la Tabla 10.8, los contenidos de nutrientes en la hoja TVD suge-
ridos por Cenicaña para el Valle del Cauca.
b) Análisis de suelos
El análisis de suelos es otra herramienta de indiscutible importancia para la
determinación de los requerimientos nutricionales. Se basa en el uso de solu-
ciones extractoras que obtengan del suelo aquella fracción del elemento o ele-
mentos disponibles para la planta durante todo el ciclo de vida y en el uso de
niveles críticos o niveles de disponibilidades específicos para cada nutrimento
y cada solución extractora, los cuales se consiguen a través de ensayos de labo-
ratorio, invernadero y campo, conocidos como ensayos de calibración.
Para la caña de azúcar pueden utilizarse los niveles críticos establecidos por el
Instituto Colombiano Agropecuario (ICA, 1981) para las zonas paneleras (Ta-
bla 10.9).
El uso del análisis del suelo como guía para reconocer los requerimientos
nutricionales y de fertilización ha recibido críticas de muchos investigadores,
quienes consideran que no es una medida confiable porque la planta posee un
sistema radicular extenso que puede explorar un volumen considerable de sue-
146
FIGURA 10.1 Cambios ocurridos en el porcentaje de N de hojas TVD a diferentes
edades y número de cortes de la caña de azúcar (Cenicaña, 1985).
147
FIGURA 10.2 Cambios ocurridos en el P % de hojas TVD a diferentes edades
y número de corte de la caña de azúcar (Cenicaña, 1985).
148
FIGURA 10.3 Variaciones en el K % de la hoja TVD con la edad en las variedades CP
57-603 y POJ 2878, en la plantilla y primera soca (Cenicaña, 1985).
149
FIGURA 10.4 Variaciones con la edad de las relaciones N/P, N/K y K/P de la hoja TVD
en la tercera soca de dos variedades de caña de azúcar.
10.5.1 Aplicación de N, P y K
Si se considera la gran cantidad de nutrimentos que la caña de azúcar extrae del
suelo, en especial N y K, y la explotación continuada de los suelos con dicho
cultivo, se comprende la necesidad de satisfacer esa alta demanda nutricional man-
150
TABLA 10.7 Guía para el análisis de tejidos.
0,15%
Calcio
0,06%
0,10%
Magnesio
0,05%
Azufre
1,00%
Nitrógeno
Yaguas 3, 4, 5, 6 0,25%
Entrenudos 8-10 0,08%
Fósforo
Yaguas 3, 4, 5, 6 0,04%
Entrenudos 8-10 2,25%
Potasio
Láminas 3, 4, 5, 6 1,00%
Láminas 3, 4, 5, 6 1 ppm
Boro
5 ppm
Cobre 2
Hierro 2
Mn
10 ppm
Zn
0,05 ppm
Mo
TABLA 10.8. Niveles tentativos del contenido de nutrimentos en la hoja TVD de caña de azúcar
en el Valle del Cauca.
151
TABLA 10.9 Niveles de disponibilidad para el cultivo de la caña de azúcar
en zonas paneleras de Colombia.
Niveles
Materia Orgánica P aprovechable K intercambiable
% (Bray II ppm) (me/100 g)
152
En las figuras 10.5 a 10.8 se puede observar el efecto de las aplicaciones de N, P y
K en los contenidos nutricionales de las hojas TVD de seis meses de edad y en la
producción de las variedades PO 52878 y CP 57603 sembradas en un suelo de la
serie Manuelita del Ingenio Providencia.
Los resultados obtenidos aunque no presentaron diferencias estadísticas significa-
tivas hasta el cuarto y quinto corte respectivamente sí permiten observar la misma
tendencia mencionada arriba. Las mayores producciones de caña de azúcar se
obtuvieron en las dosis de 100 y 150 kg/ha de N. En la cuarta soca de CP 57603
las diferencias se debieron exclusivamente a las aplicaciones de N mientras que
para la POJ 2878 en el quinto corte (cuarta soca) hubo diferencias de N y de K lo
que podría indicar que esta úItima variedad requiere más potasio que la CP 57603.
153
FIGURA 10.6 Efecto del N en la producción de caña de la POJ 2878 a través
de cinco cortes consecutivos en un suelo de la serie Manuelita
(Mollisol) del Ingenio Providencia.
Las respuestas encontradas a la fertilización están muy relacionadas con las pro-
piedades químicas y físicas de los suelos. La respuesta a la aplicación de fertilizan-
tes ha sido poca en los suelos de buenas propiedades físicas y con aireación ade-
cuada. En los Vertisoles a causa de las pobres condiciones físicas y a la aireación
deficiente que retarda la descomposición de la materia orgánica y favorece las
pérdidas por denitrificación se han encontrado respuestas a la aplicación de hasta
100-150 kg/ha de N en CP 57603 mientras que en la POJ 2878, considerada
como menos sensible al N la respuesta ha sido menor o no existente (Cenicaña,
1986, 1987, 1988).
En la Tabla 10.10, se presenta el efecto de la aplicación de N en el desarrollo de la
variedad MZC 74275 sembrada en un suelo del Ingenio del Cauca de la serie
Puerto Tejada, caracterizado por tener drenaje pobre y bajos contenidos de K
154
FIGURA 10.7 Efecto del N en la producción de caña de CP 57603 a través
de cinco cortes consecutivos en un suelo de la serie Manuelita
(Mollisol) del Ingenio Providencia.
155
FIGURA 10.8 Efecto del N en la producción de azúcar de la POJ 2878 a través
de cinco cortes consecutivos en un suelo de la serie Manuelita
(Mollisol) del Ingenio Providencia.
156
TABLA 10.10 Efecto de las aplicaciones de N y K en el desarrollo de la caña de azúcar MZC 74-275
(plantilla) en un suelo de la serie Puerto Tejada del Ingenio del Cauca (Unión 333).
157
FIGURA 10.9 Efecto de las aplicaciones de nitrógeno en el contenido de N
de la hoja TVD y la producción de caña de la variedad MZC 74275
(plantilla) en un suelo de la serie Puerto Tejada
(Inseptisol) del Ingenio Cauca).
158
TABLA 10.11 Efecto de la aplicación de N en el desarrollo nutricional de hojas TVD de la variedad
MZC 74-275 en un suelo Inceptisol del Ingenio del Cauca.
Fertilizantes
aplicados N foliar (%) K foliar (%) Población Longitud
(kg/ha) (102/ha) tallos**
(cm)
N K2O 3 m* 4,5 m 6m 9m 4,5 m 6m 9m
0 0 1,97 1,82 1,27 1,23 1,23 1,47 1,46 97,2 101
50 0 2,10 1,81 1,52 1,24 1,47 1,42 1,53 109,2 118
100 0 2,18 1,75 1,47 1,07 1,30 1,28 1,43 105,4 119
150 0 2,14 2,01 1,63 1,16 1,27 1,55 1,45 110,6 118
200 0 2,22 1,86 1,81 1,20 1,29 1,49 1,38 112,8 114
X 2,12 1,85 1,50 1,16 1,31 1,44 1,45 106,8 114
0 100 2,13 1,66 1,32 1,02 1,25 1,35 1,44 90,1 112
50 100 1,98 1,86 1,42 1,26 1,38 1,44 1,55 104,7 132
100 100 2,16 1,71 1,53 1,15 1,43 1,37 1,44 107,5 122
150 100 2,14 1,86 1,54 1,25 1,38 1,47 1,41 106,9 125
200 100 2,10 1,90 1,56 1,19 1,30 1,58 1,41 110,8 132
X 2,10 NS 1,76 NS 1,47 NS 1,17 NS 1,35 NS 1,44 NS 1,45 NS 104,0 NS 125 NS
* ,Edad de la caña en meses.
** ,Medido a los 6 meses de edad.
Según Cenicaña, 1988.
TABLA 10.12 Efecto de la aplicación de P y K en la producción de la variedad POJ 2878. Zafra 3 y 10.
Tratamientos
TCH TAH
N P K
159
10.5.2 Épocas de aplicación de N
Experimentos de Quintero y Yang (1987) indican que el fraccionamiento de una
dosis de 100 kg/ha no influyó en el macollamiento, el contenido de N en las hojas
TVD ni en las producciones de caña y azúcar de las variedades MZC 74275 y
POJ 2878.
En Cuba (Aroma, 1983) se ha encontrado que las aplicaciones totales de N efec-
tuadas en edades tempranas del cultivo son tan eficientes como el fraccionamien-
to en dos o tres aplicaciones. En Brasil (Penna y colaboradores, 1987) encontra-
ron que no hubo respuesta al fraccionamiento de la dosis de N correspondiendo
las mayores producciones de caña por hectárea cuando el N se aplicó 48 días
después de la siembra.
En el valle geográfico del río Cauca los resultados obtenidos hasta ahora en suelos
de texturas medianamente finas y muy finas indican que parece ser más conve-
niente aplicar todo el N a los 30 días después de la siembra o corte (Quintero y
Yang, 1987).
En las Tablas 10.15 y 10.16 se puede apreciar el efecto del fraccionamiento sobre
la producción de caña plantilla y en soca sembrados en suelos de diferentes carac-
terísticas físicas y químicas.
TABLA 10.13 Efecto de la aplicación de P y K en la producción de caña retoño POJ 2878. Zafra 6 y 10.
Tratamientos
(kg/ha)
N P K TCH TAH
Suerte 14 Cabaña
140 0 0 70,6 8,4
140 90 0 78,7 9,0
140 90 90 92,8 14,5
Suerte 113 Gertrudis
140 0 0 99,8 7,0
140 0 80 12,0 7,9
140 100 80 120,9 13,0
Fuente: ,Departamento de Investigación Manuelita S.A.
TCH: ,Toneladas de caña/ha.
TAH: ,Toneladas de azúcar/ha.
160
TABLA 10.14. Respuesta de la caña de azúcar a la aplicación de nitrógeno, fósforo y potasio. Variedad POJ
2878 caña retoño de cuatro cortes. Terraza alta.
Tratamientos
Producción
(kg/ha)
N P K TCH TAH
0 0 0 96,0 10,7
80 0 0 130,0 14,6
120 0 0 136,0 14,2
80 75 0 119,0 12,5
120 75 0 142,0 14,0
80 75 80 134,0 13,6
120 75 80 127,0 13,3
80 75 120 137,0 17,6
120 75 120 142,0 18,5
Fuente: ,Departamento de Investigación Manuelita S.A.
TCH: ,Toneladas de caña/ha.
TAH: Toneladas de azúcar/ha.
10.6.1 Nitrógeno
Como ya se mencionó anteriormente la formulación de fertilizantes nitrogenados
se hace a través del análisis de suelos, el análisis de tejidos y de experimentos de
campo.
Con base en el análisis de tejidos sistema “Crop log” las dosis recomendadas se-
gún Gómez (1986) para las variedades CP 57603, MZC 74275 y Mex 5229 son:
a) Para cañas plantillas aplicar de 50 a 70 kg/ha de N.
b) Para socas de 50 a 100 kg/ha de N.
Estas dosis se deben incorporar entre los 30 y 45 días después de la siembra o
corte. Si el índice de N entre 3 y 6 meses de edad se encuentra entre 1,7 y 2,2% se
deben adicionar 50 kg/ha de N en plantillas y 50 a 70 kg/ha en socas, los cuales
pueden aplicarse al suelo o vía foliar entre los 90 y los 120 días de edad.
Para el sur del valle geográfico del Cauca en suelos franco arenosos el mismo autor
considera conveniente el fraccionamiento del N para evitar las pérdidas por
lixiviacion. Sin embargo, Cenicaña (1987) no ha encontrado diferencias signifi-
cativas por efecto de esta práctica en ese tipo de suelos (Tabla 10.16).
161
TABLA 10.15 Efecto del fraccionamiento de la aplicación de N en la producción de la caña de azúcar (plantilla) en suelos FarA
de la serie Manuelita del Ingenio Mayagüez y Ar de la serie Burrigá del Ingenio San Carlos.
Longitud de
Épocas de aplicación ARE
Localización Variedad tallos TCH TAH
(N = 100 kh/ha) (%)
(cm)
Hacienda MZC 74-275 1. Momento de la siembra (MS) 220 210 11,04 25,88
1
Mayagüez 2. 30 dds 239 230 12,04 27,71
Ingenio 3. MS (1/2) = 45 dds (1/3) 245 230 10,67 24,61
Mayagüez 4. MS (1/3) + 30 dds (1/3) + 60 dds (1/3) 239 226 10,97 24,78
5. 60 dds (1/2) + 120 dds (1/2) 222 199 11,04 21,86
Significancia ns ns ns 24,97*
162
C.V. (%) 12 9 13 15
Hacienda POJ 2878 1. Momento de la siembra (MS) 391 250 13,51 31,07
Mallorca 2. 30 dds 416 258 13,81 36,58
Ingenio 3. MS (1/2) = 45 dds (1/3) 409 253 13,98 35,51
San Carlos 4. MS (1/3) + 30 dds (1/3) + 60 dds (1/3) 380 239 14,89 35,83
5. 60 dds (1/2) + 120 dds (1/2) 369 231 13,71 31,79
Significancia ns ns ns ns
C.V. (%) 7 9 8 13
1 Días después de la siembra
TABLA 10.16 Efecto del fraccionamiento de la aplicaión de N en la producción de la MZC 74275 (primera soca) en un suelo F-Ar
de la serie Puerto Tejada (Inceptisol) del Ingenio del Cauca. Edad de corte: 13 meses.
Significancia ns ns ns ns
C.V. (%) 19 25 4 24
1 Días después del corte.
Fuente: Cenicaña, 1988.
En esta zona para las variedades arriba mencionadas se recomienda una aplica-
ción de 100 a 150 kg/ha de N. Gómez (1986) considera conveniente fraccionar la
mitad de los 20-60 días después del corte y la otra mitad después de los 90 días de
la siembra o corte.
Para las variedades PR 61632 y Co 421 la dosis de 100 kg/ha de N se puede
incorporar entre los 30 y 45 días después de la siembra en plantillas. En socas se
puede aplicar una dosis de 100 a 150 kg/ha de N incorporada entre los 20 y los 60
días después del corte.
En suelos más pobres como los del Norte del departamento del Cauca las reco-
mendaciones de fertilizantes nitrogenados se basan en los análisis de suelos y en
experimentos de campo. Para las variedades CP 57603 y MCZ 74275 Gómez
(1986) recomienda la incorporación de 140 kg/ha de N entre los 30 y 50 días de
la siembra o corte y una segunda aplicación de 70 kg/ha a los 80 días después de
la siembra o corte.
En general para suelos Vertisoles e Inceptisoles se recomienda la aplicación de 100
a 150 kg/ha de N incorporados a los 30 días después de la siembra o corte.
10.6.2 Fertilizantes fosfatados
Con base en el análisis de suelos para suelos con pH menor de 5,5 y con conteni-
dos de P aprovechable determinados por el método de Bray II menores de 15
ppm se recomienda aplicar 100 kg/ha de P2O5 y para suelos menos ácidos con
valores de pH superiores a 6 una aplicación de 50 a 100 kg/ha de P2O5.
En general, para suelos de Terraza Alta se pueden aplicar hasta 100 kg/ha de P2O5
en todas las variedades de caña plantilla para los cuales el fertilizante debe colocar-
se en el fondo del surco (Gómez, 1986). Esta fertilización tiene por objeto man-
tener el nivel de fertilidad del suelo y prevenir una merma en el suministro de este
elemento para las plantas y una disminución en la producción de sacarosa.
Para socas se recomienda aplicar entre 60-120 kg/ha de P2O5 incorporados cerca
de la zona de máxima concentración radical al momento de la siembra o entre los
45 y 60 días después del corte.
10.6.3 Fertilizantes potásicos
Utilizando el análisis de tejidos de la hoja TVD se ha determinado un nivel crítico
de 1,2% para la CP 57603 y de 1,3% para la POJ 2878 por el sistema de “Crop
log” el valor crítico del índice de K es de 2% para edades entre 2 y 5 meses.
De acuerdo con el sistema se recomiendan aplicaciones de 60 a 150 kg/ha de K
20 tanto para plantillas como para socas. La aplicación debe hacerse conjun-
164
tamente con el P al momento de la siembra o entre 45 y 60 días después del
corte.
Para aquellas áreas en donde se utiliza como guía el Análisis de Suelos con conte-
nidos menores de 0,15 me/100 g de suelo se recomienda aplicar 90 kg de K2O
por hectárea al momento de la siembra. Si el análisis de suelos está entre 0,15 y
0,20 me/100 g de suelos la dosis recomendada es de 60 kg/ha de K2O.
165
de amonio observados en algunas regiones del país, pueden deberse al sumi-
nistro de azufre en suelos deficientes. Caña Panelera, en suelos de ladera en
Antioquia se ha observado que la aplicación de azufre podría estar incidiendo
tanto en el rendimiento como en el nitrógeno, el fósforo y el potasio (Muñoz,
1980). El sulfato de amonio tiene una concentración menor de N que la urea,
lo que hace más costoso su uso por unidad de N recomendado.
c) Ureas recubiertas
Recientemente han salido al mercado algunas ureas recubiertas de azufre. Este
recubrimiento provoca una liberación lenta y progresiva de N para la planta y
adicionalmente es fuente de azufre.
Según Guerrero (1983) recientemente, se ha generado un buen volumen de
información experimental que ha mostrado un mejor comportamiento agro-
nómico de la urea recubierta con azufre en comparación con la urea tradicio-
nal en cultivos como la caña de azúcar, maíz, pastos y arroz bajo inundación.
En el Valle del Cauca no se han encontrado diferencias entre fuentes de N para
la caña. Puesto que la caña puede utilizar una forma de nitrógeno con la mis-
ma facilidad que otras, el criterio fundamental para selección de la fuente
nitrogenada deben ser las propiedades físicas y químicas de los suelos y el costo
por unidad de nitrógeno. Así, en suelos ácidos no es recomendable el sulfato
de amonio mientras que éste y la urea recubierta son ideales para suelos alcalinos.
En suelos de texturas livianas sujetos a lavado la urea recubierta es la mejor
alternativa.
10.7.2 Fertilizantes fosfatados
En las zonas cañeras del Valle del Cauca se prefiere el uso de superfosfato triple
(TSP), fosfato monoamónico (MAP) fosfato diamónico (DAP) y la roca fosfórica.
a) Superfosfato triple
Contiene 46% de fósforo asimilable (P2O5) lo que lo convierte en una de las
fuentes con mayor concentración de fósforo disponible. Es altamente soluble
en agua. Su eficiencia es mayor en suelos de pH superior a 5,5 siendo su con-
dición ácida.
Puesto que tiene una compatibilidad limitada con la urea, debido a ciertas
reacciones que causan deterioro a las condiciones físicas del compuesto re-
sultante, la mezcla de estos dos fertilizantes sólo debe hacerse poco antes
de usarse.
166
b) Fosfatos de amonio
El DAP (18-46-0) y el MAP (11-53-0) son fertilizantes de alta concentración
eficaces en suelos bien abastecidos con potasio o para preparar mezclas con
KCI. Tienen buenas propiedades físicas, son de alta solubilidad en agua y su
higroscopicidad es relativamente baja. El MAP genera una reacción fuerte-
mente ácida al disolverse en el suelo en tanto que el DAP desarrolla una reac-
ción alcalina (pH 8). Según Sullivan, citado por Guerrero (1983), el uso de
superfosfatos y MAP conduciría a una mayor precipitación de formas menos
solubles de Fe y Al en suelos ácidos, en tanto que el DAP causaría una mayor
intensidad de precipitación a fosfatos apatíticos de baja solubilidad en suelos
alcalinos y calcáreos.
c) Roca fosfórica
Contiene del 20 al 21% de P2O5. Se considera como una fuente de lenta dis-
ponibilidad, efectiva en suelos ácidos porque contiene CaO que neutraIiza la
acidez intercambiable al tiempo que se suministra P. En condiciones de clima
cálido, en suelos con buena humedad y en cultivos permanentes o de ciclo
vegetativo largo su aplicación e incorporación al suelo es muy eficiente.
En caña de azúcar en suelos ácidos su uso ha dado buenos resultados. Debe
incorporarse al suelo antes de la siembra.
10.7.3. Fertilizantes potásicos
Dos fuentes de K, el cloruro de potasio (60% de K20) y el sulfato de K (50% de
K2O) son las más comunes en el Valle del Cauca.
El KCI es fácilmente soluble en agua y medianamente higroscópico. No es reco-
mendable para aplicaciones en suelos salinos con altos contenidos de cloruros.
El sulfato de K es menos soluble en agua que el KCI pero es una sal relativamente
estable y de baja higroscopicidad. Es una fuente de potasio muy indicada para
suelos alcalinos dado su residuo ácido. Su contenido de S del 16% lo hace reco-
mendable para suelos deficientes en este elemento.
167
10.8.1 Cachaza
La cachaza está considerada como el subproducto más importante de los ingenios
con algún valor fertilizante. Por cada 100 toneladas de caña molida resultan 3
toneladas de cachaza. Es un material oscuro constituido por una mezcla de fibras
de caña, sacarosa, coloides coagulados incluyendo la cera, albuminoides, fosfatos
de calcio y partículas de suelo. (Quintero, 1987).
La composición de la cachaza varía de acuerdo con la variedad de caña, tipo de
suelo de donde proviene la caña, clima, cantidad y tipo de fertilizantes usados. En
promedio la cachaza contiene 1,76% de N, 3% de P2O5, 0,42%de K2O, 3,15%
de CaO,1,07% de Mg O,38% de materia orgánica (Quintero, Yang y Castilla,
1984), tiene un pH de 5,6, una CE de 5,9 dS/m y un porcentaje de sodio inter-
cambiable de 0,68.
Según Quintero (1987) ensayos realizados por Cenicaña en suelos de varios inge-
nios azucareros del Valle del Cauca han mostrado que las aplicaciones de cachaza
produjeron cambios importantes en las propiedades químicas del suelo a sólo un
mes después de su incorporación. El pH y el contenido de materia orgánica de
suelos aumentaron rápidamente siendo el cambio más significativo el ocurrido
con el P aprovechable del suelo, cambios que permanecieron durante un período
largo en el suelo (Tabla 10.17). En algunos casos el P varió de 7 a 118 ppm en la
aplicación al suelo de 300 ton/ha de cachaza (Serie Galpón, Ingenio San Carlos).
Las aplicaciones de cachaza aumentaron las producciones de caña por hectárea
pero disminuyeron el rendimiento de azúcar recuperable estimado lo cual es com-
pensado por la mayor producción de caña por hectárea. La aplicación de 100 ton/
ha de cachaza parece ser la dosis más adecuada (Quintero, 1987; Quintero, Yang
y Castilla, 1984).
Debido a que la cachaza tiene una relación C/N bastante amplia se pueden pro-
vocar inmovilizaciones del nitrógeno nativo por lo cual puede resultar convenien-
te la adición de fertilizantes nitrogenados para estimular la descomposición del
subproducto. Ensayos de Cenicaña han mostrado que la aplicación de 50 kg de
N/ha ha resultado en mayores producciones de caña de azúcar.
10.8.2 Vinaza
Otro subproducto de importancia es la vinaza resultante de la producción de
alcohol. Representa de 10 a 12 veces el volumen de etanol que se produce pero
tiene el inconveniente de producir un fuerte olor al descomponerse y requiere de
una alta demanda biológica de oxígeno (alrededor de 500 ppm).
168
TABLA 10.17 Efecto de la cachaza en las propiedades químicas de los suelos dos y tres años después de su aplicación.
Pradera 0 6,3 6,4 6,7 3,0 3,9 3,5 7 5 4 10,0 16,1 16,1 6,0 10,0 9,1 0,29 0,19 0,29
100 6,5 6,6 3,7 3,2 11 8 13,0 16,3 9,4 8,0 0,19 0,22
Providencia
200 6,5 6,7 4,0 3,9 24 32 16,3 18,0 10,6 10,5 0,23 0,29
300 6,7 6,8 3,9 3,5 57 32 17,0 19,9 9,3 10,8 0,20 0,35
Florida - 0 6, 4 6,7 6,4 2,3 2,2 2,3 65 84 75 10,2 11,5 10,4 2,7 3,0 2,3 0,35 0,24 0,23
Manuelita 100 7,0 6,5 2,4 2,9 120 230 14,0 11,9 4,0 2,4 0,30 0,29
Mayagüez
200 7,2 6,8 2,5 2,2 298 105 16,4 14,0 4,1 3,1 0,33 0,22
300 7,0 6,7 2,5 2,0 351 157 16,4 12,8 3,5 2,9 0,29 0,28
Nima - 0 6,0 6,6 6,5 3,7 3,6 3,9 10 6 5 11,6 15,1 16,2 6,2 7,1 7,7 0,18 0,19 0,19
Pradera 100 6,6 6,5 3,6 3,3 38 18 15,5 15,7 6,8 7,7 0,17 0,21
Pichichi
200 6,6 6,9 4,1 3,0 83 134 17,5 16,4 6,9 6,9 0,18 0,20
300 6,8 6,6 3,7 3,0 69 71 17,4 14,4 8,0 6,8 0,20 0,17
1 Antes de aplicación 2 y 3 años después de la aplicación.
2 Por el método Bray II.
Fuente: Cenicaña, 1988.
La composición aproximada es de 0,91% de N, 0,09% de P,10% de K, 6,37% de
Ca, 2,20% de Mg, 2,9 me/L de Na, 36,0 me/L de HCO3, 28,0 me/L de cloruros,
125,0 me/L de sulfatos, 1.075 ppm de Fe, 25,0 ppm de Zn, 111,6 ppm de Mn.
Tiene un pH de 4,15 y una conductividad eléctrica de 13,0 dS/m. Se considera
que este subproducto representa una fuente importante de nutrimentos para sue-
los que no presentan problemas de salinidad.
En la actualidad se utiliza en algunos países en dosis de 30 a 50 m3/ha con menos
resultados en cultivos como la caña de azúcar.
10.8.3 Yeso (CaSO4.H2O)
El yeso es conocido como un excelente mejorador de suelos afectados por Na. Es
usado ampliamente a través del mundo donde quiera que se necesite recuperar
suelos sódicos bajos en carbonatos de Ca y/o Mg, mediante el proceso de descom-
posición del yeso, formación de ácido, dilución de carbonatos y desplazamiento
del sodio, en una reacción de equilibrio iónico, del complejo de cambio y su elim
nación de la solución del suelo mediante lavado.
Es un subproducto de la fabricación de alcoholes y ácido cítrico.
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172
11.1 INTRODUCCIÓN
E
l cultivo de palma africana es de gran importancia en Colombia, ya que es
el cultivo que más aceite y energía produce por hectárea. Aporta el 70%
de la producción total en aceites vegetales.
Por su adaptación a zonas de altas precipitaciones y suelos de baja fertilidad, se
siembra en zonas marginales. El establecimiento de las plantaciones en estas áreas,
representa generación de empleo, implementación de obras de infraestructura,
mejoramiento del nivel de vida.
Es necesario escoger los mejores suelos para el cultivo y así se reducen las inversio-
nes. Uno de los costos más altos en el cultivo es la fertilización. Para reducir los
costos de los fertilizantes es necesario hacer investigación en las plantaciones y así
obtener las dosis óptimas para usarlos eficientemente.
Este trabajo sobre fertilización de la palma africana está basado en la revisión de
literatura tanto nacional como de otros países tropicales; investigaciones llevadas
a cabo por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y observaciones hechas a
nivel de campo. Se hace énfasis en las características del suelo, el estado nutricional
de la palma, la importancia de los diagnósticos de los requerimientos nutricionales
y el uso eficiente de fertilizantes. Se espera que este documento contribuya a
aumentar la producción y la productividad de la industria palmera y sea un apor-
te a la consulta de los asistentes técnicos dedicados al cultivo de la palma africana.
El análisis químico de suelos es muy útil para escoger suelos fértiles para el esta-
blecimiento del cultivo; para determinar las necesidades nutricionales a largo pla-
zo y ayuda a interpretar y diagnosticar los requerimientos de los fertilizantes. En
cultivos perennes el análisis de suelos no es tan preciso para determinar los reque-
rimientos de fertilizantes como en los cultivos anuales ya que: a) Por ser la palma
africana un cultivo perenne, este puede absorber nutrimentos no disponibles en
el momento del análisis por absorción posterior de las arcillas y la materia orgáni-
ca; b) Existe un gran volumen de suelos donde las raíces extraen los nutrimentos
y el muestreo de suelos no logra tomar una muestra representativa (parecido a la
174
distribución de las raíces) para realizar un análisis representativo y c) la disponibi-
lidad de los nutrimentos varía con el clima especialmente por la precipitación y la
temperatura. Sin embargo, es necesario escoger los suelos que contengan el mayor
contenido de nutrimentos para reducir la necesidad de los fertilizantes o saber
con anterioridad las necesidades de ellos.
11.2.1 Nitrógeno
El contenido de nitrógeno depende del contenido de materia orgánica y éste de-
pende de los antecedentes del suelo (vegetación o cultivo anterior). En suelos
tropicales su reserva es muy baja (a excepción de los suelos orgánicos). El conteni-
do de nitrógeno en el suelo debe ser entre 0,1% - 0,4% y tener entre 0,5% - 3.0%
de carbono (14).
Tanque (23) encontró correlación positiva significativa entre los rendimientos y
el contenido de N en el suelo. Contenidos altos de nitrógeno reducen la forma-
ción de inflorescencias femeninas y causa el disturbio fisiológico mal de juventud
y hoja pequeña (28).
11.2.2 Fósforo
Ataga (1) basado en la respuesta absoluta de rendimiento, rendimiento relativo y
absorción de fósforo encontró que el fósforo del suelo determinado por el método
de Bray II se pueden agrupar los suelos en tres rangos de respuesta al fósforo:
a) Suelos con contenido muy bajo de fósforo y una alta probabilidad de respuesta
a la fertilización fosfórica: P < 5 ppm.
b) Suelos con contenido moderado de P y con una mediana a baja probabilidad
de respuesta a fertilización fosfórica: P 5-10 ppm.
c) Suelos con contenido relativamente alto y con una baja o no respuesta a la
fertilización fosfórica: P > 10 ppm.
El contenido de fósforo en el suelo es importante pero su relación con otros
nutrientes también lo es (N/P; K/P) ya que en exceso puede producir deficiencia
de boro (hoja pequeña) (28).
11.2.3 Potasio
La disponibilidad del potasio depende del material parental. Suelos derivados de
areniscas y granito son pobres en potasio, en cambio los de origen volcánico y
aluviales son ricos. También depende de la mineralización e intensidad de ella.
Las arcillas de tipo 2:1 como ilIita, montmorillonita y vermiculita generalmente
175
TABLA 11.1 Material seco producido y contenido de nutrimentos en varios desperdicios
de la palma africana (kg/ha).
Partes M.S. N P K Ca Mg
Requerimientos Nutricionales
Elemento (kg/ha)
15 (ton/ha) 30 (ton/ha)
Nitrógeno 90 30
Fósforo 15 14
Potasio 90 152
Calcio 25 -
Magnesio 20 28
Azufre - 28
son más ricos en K que los de tipo 1:1 como la caolinita y ésta más que la gibsita
y goethita. La precipitación influye entre más arcilla y mineralizados, textura más
gruesa y más precipitación, habrá más pérdida del potasio por lixiviación. Las
cenizas y residuos de los bosques son ricos en potasio.
176
El potasio (15) influye en el número de racimos por palma y el peso medio del
racimo. El nivel en el suelo debe ser mayor de 0,15 - 0,20 me/100 g. Además del
contenido alto de potasio es ventajoso que los suelos tengan una relación Mg/
K<4 para palmas jóvenes y Mg/K<2 para palmas adultas (15).
11.2.4 Calcio
Hay correlación positiva y significativa entre el rendimiento y el contenido del
calcio en el suelo (23).
11.2.5 Calcio y magnesio
Al igual que el potasio, la disponibilidad del magnesio y calcio depende del mate-
rial parental, la precipitación y la mineralización. La arcilla de tipo 2:1 general-
mente contiene más bases que la de tipo 1:1 y éstas más que las arcillas amorfas.
Además es esencial la relación de estas bases en el suelo:
Ca/K > 2 Olivin (13) y Ollagnier (15)
M/K > 2 (arcillas 2:1) y < 2 (arcilla 1:1) Ng (11)
11.2.6 Cloro
En regiones de alta precipitación y en suelos bien drenados son generalmente
bajos en el anión cloro (Cl) ya que no es retenido por los coloides del suelo y es
fácilmente lixiviable. Es uno de los elementos fácilmente removido en el proceso
de lixiviación. La deficiencia de cloro es ampliamente difundida aun cerca del
mar. Estas deficiencias se pueden corregir con aplicaciones de cloro (22).
177
La Tabla 11.4 presenta promedios de datos obtenidos en Nigeria y Congo (25,
28).
Werkhoven reporta datos de nutrimentos extraídos en kg/ ha determinaaos por
Rutger et al, George y Bunting, los cuales se encuentran en la Tabla 11.5.
Según Hagstron (5) y Ollagnier (15), la producción de 30 toneladas y 15 tonela-
das por hectárea/año requiere de las siguientes cantidades de nutrimentos:
Ng (10) resume varios autores y reporta la cantidad de nutrimentos para la pro-
ducción de una tonelada de aceite. (Ver Tabla 11.6.)
TABLA 11.2 Estimativos de absorción de nutrimentos para la producción annual de materia seca
(g/palma/año).
gramos/palma/año
Años
N K P Ca Mg S
0-1 68 95 5,6 13 17 12
1-2 509 965 59,5 151 140 79
2-3 586 1.383 67,6 145 139 120
3-5 771 1.533 92,2 150 131 204
5-7 805 1.213 89,7 118 91 181
7-15 809 1.086 93,0 136 90 205
TABLA 11.3 Absorción estimada de 148 palmas adultas por hectárea y su distribución
en las distintas partes.
Partes N P K Ca Mg
Acumulado 40,9 21,2 3,1 11,9 55,7 22,2 13,8 13,9 11,5 18,18
Hojas podadas 67,2 34,9 8,9 34,2 86,2 34,2 61,6 61,9 22,4 36,5
25 T. Racimo 73,2 38,0 11,6 44,6 93,4 37,1 19,5 19,6 20,8 33,9
Inflorescencias masculinas 11,2 5,9 2,4 9,3 16,1 6,4 4,4 4,6 6,6 10,8
Total 192,5 100 26,0 100 251,4 100 99,3 100 61,3 100
Fuente: Ng, 1972.
178
FIGURA 11.1 Absorción de nutrimentos de la palma africana desde el trasplante
hasta los 10 años de edad (Ng, S.K. 14).
Microelementos
Datos sobre el contenido de elementos menores en la palma africana son muy
escasos. En la Tabla 11.7 se presentan los datos de Ng (10).
Ng (10) estimó que el acumulativo promedio anual de elementos menores entre
la edad de 14 a 160 meses es la relacionada en la Tabla 11.8.
La absorción de elementos menores incrementa significativamente a los 40 meses
(10). El contenido de B y Cu son los menores, Zn es 2 a 3 veces más que los
anteriores, manganeso es 11 a 12 veces más que el boro y el hierro es 21 a 22 veces
mayor que el boro.
179
rrollo y/o producción para determinada región. El análisis foliar detecta deficien-
cias nutricionales en su fase inicial, por lo tanto, es indispensable la estandarización
del método de toma de las muestras (número de las hojas, el tejido, edad y núme-
ro de palmas) y el análisis químico en sí.
El nivel crítico es el nivel de cualquier elemento en la hoja debajo de la cual existe
gran posibilidad de lograr una respuesta positiva con la aplicación de un fertili-
zante.
Por lo general, los niveles críticos hallados independientemente en diferentes re-
giones del mundo son del mismo orden de magnitudes (15).
TABLA 11.4 Nutrimentos inmovilizados en kg/ha en una plantación de 20 años con una producción
de 1 ton/ha de racimos. Promedio de Ferrwerds 1962 y Timber Smilde 1963.
kg/ha
Parte de la planta
N P K Ca Mg
TABLA 11.5 Cantidad de nutrimentos extraídos en kg/ha de palmas adultas de varios investigadores
reportado por Wekhoven.
kg/ha
Parte
N P K
de la planta
1 2 3 1 2 3 1
Rut Geor Bunt Rut Geor Bunt Rut Geor2 Bunt3
Hoja 69 65 43 5 4 3 53 44 29
Inf. Masc. - 15 9 - 2 1 - 13 7
Racimo 62 21 21 15-26 4 3 103-145 47 48
Total 131 101 73 20-31 10 7 161-203 104 84
kg/ha/racimo 14 8,2 8,2 14 8,2 8,2 14 8,2 8,2
1 Rutger, et al 1922.
2 Goerge, 1931.
3 Bunting, 1934.
Fuente: Werkhoven, 1966 (28).
180
Chapman y Gray citado por Ng (10) descubrieron que la composición química
de la porción media de los foliolos de la parte media de la hoja 17 mostró menos
variación y fue más sensitiva a la aplicación de fertilizantes. Además encontraron
una correlación positiva y significativa en el contenido del fósforo y el potasio de
la hoja con el rendimiento de racimo.
Para evitar la reacción causada por la lluvia las muestras de tejidos deben tomarse
al comienzo de la época seca o cuando el déficit hídrico es menor de 250 mm
(19).
TABLA 11.6 Varios estimativos de nutrimentos extraídos por una tonelada de racimos
de fruto fresco en kg.
kg/ton Racimos
Fuente País Tipo fruta
N P K Ca Mg
11.4.1 Nitrógeno
La concentración óptima (2) decrece con la edad asi:
1 - 6 años 2,68%
6 - 12 años 2,58%
>12 años 2,28%
Varios investigadores (4, 15 y 28) reportan como nivel crítico el valor de 2,5%
nitrógeno en la hoja 17 pero Rosenquist citado por Ng (10) propone 2,8 - 3,0%
y Ollagnier et al (15) reporta el valor de 2,7% para la hoja 9.
11.4.2 Fósforo
Ferrand (4) y Ollagnier (15) reportan como nivel crítico el valor de 0,15% pero
Rosenquist citado por (10) propone 0,19 - 21%. Jacobs y Vonuvexkulk (7) con-
sidera el valor entre 0,21 - 0,23% y Ollagnier et. al. (15) reporta el valor de
0,16% para la hoja 9.
181
TABLA 11.7 Estimativo anual de absorción de microelementos por palma adulta (g/palma).
Componente Gramos/Palma
Mat. vegetal
B Cu Zn Mn
Gramos/Palma
Edad en el campo (meses)
B Cu Zn Mn Fe
11.4.3 Potasio
El nivel crítico se incrementa con la edad (2). Varios autores reportan como nivel
crítico el valor de 1,0% de potasio en la hoja 17 (4, 15, 28), pero Rosenquist
citado por (10) propone el valor entre 1,5 - 1,8%. Ollagnier et al (15) reporta el
valor de 1,25 para la hoja 9. Vonuvexkulk (26) considera que cuando la hoja 17
tenga menos de 0,6% de potasio aparecen los síntomas de deficiencia de potasio:
para valores menores de 1,2% hay respuesta a fertilizantes y para valores mayores
de 1,5% no hay respuesta al potasio.
11.4.4 Calcio
El nivel crítico para el calcio se ha estimado en 0,6% para la hoja 17 (4, 15).
Rosenquest citado por (10) propone el valor entre 0,30 - 0,50%. Hasgstron (5)
considera lo siguiente: cuando en la hoja 17 el contenido de calcio es menor de
182
0,40% se considera deficiente; entre 0,40 - 0,50% es bajo; entre 0,50 - 60% es
suficiente; entre 0,60 - 0,70% es óptimo y alto cuando es mayor de 0,70%.
Ollagnier et al (15) reporta el valor de 0,23% para la hoja 9.
11.4.5 Magnesio
Para Corrado (2) y Ollagnier et. al. (15) la óptima concentración de magnesio en
la hoja 17 es 0,24%. Rosenquest citado por (10) reporta el valor de 0,30 - 0,35%.
Hagstron (5) considera lo siguiente: cuando en la hoja 17 el contenido de magnesio
es menor de 0,225% se considera muy baja, ya que concentraciones menores de
0,2% en el tejido reducen el contenido de clorofila y por ende la producción es
deficiente; entre 0,225 - 0,250% es bajo; entre 0,250 - 0,275% es suficiente;
entre 0,270 - 0,300 es óptimo y alto cuando el valor es mayor de 0,30%.
11.4.6 Azufre
Hangstrong (5) reporta como bajo el contenido de 0,20 - 23% en la hoja 17.
11.4.7 Cloro
Parece necesario en la palma africana (2). Los miembros de la familia de las
palmaceae depende en la presencia de cloro para el movimiento estomatal. El
nivel crítico en la hoja es 0,5% de la materia seca (27).
11.4.8 Boro
Ferrand (4) reporta 25 - 30 ppm como nivel crítico para la hoja 17; en cambio
Ollagnier et. al. (15) reportan 8 ppm para Colombia y para Malasia 15 - 20 ppm.
Rosenquist citado por (10) considera el valor 10 - 20 ppm.
11.4.9 Cobre
Ferrand (4) reporta como nivel crítico el valor de 25 - 35 ppm para la hoja 17,
pero Ollagnier et. al. (15) reportan el valor de 10, en cambio Rosenquest citado
por (10) considera el valor de 5 - 8 ppm.
11.4.10 Manganeso
Ferrand (4) y Ollagnier et al (15) reportan como nivel crítico el valor de 200 ppm
para la hoja 17; Rosenquest citado por (10) considera el valor entre 150 - 200
ppm. Para el caso del manganeso existe una correlación significativa y positiva
entre el contenido de la hoja con el rendimiento (23).
11.4.11 Zinc
Rosenquest citado por (10) reporta como nivel crítico el valor de 15 - 20 ppm
183
para la hoja 17. Existe una correlación significativa y positiva entre el contenido
de zinc de la hoja con el rendimiento (23).
11.4.12 Molibdeno
Para Rosenquest citado por (10), el valor de 0,5 - 1,0 ppm para la hoja 17 como
nivel crítico.
11.4.13 Aluminio
Tanque (23) encontró una correlación significativa y negativa entre el contenido
de aluminio en la hoja con el rendimiento.
1 1.5.1 Nitrógeno
A mayor concentración de nitrógeno en la hoja habrá menor concentración de
calcio (5). Aplicaciones de nitrógeno (32) aumentan el contenido de nitrógeno y
potasio de las hojas, no afecta el contenido de fósforo y baja el contenido de calcio
y magnesio (24). Aplicaciones altas de nitrógeno inducen a una baja concentra-
ción de azufre en la hoja (5).
11.5.2 Fósforo
El contenido de fósforo influye positivamente sobre el contenido de nitrógeno y
viceversa, o sea, a mayor concentración de fósforo habrá mayor concentración de
nitrógeno (2 y 15). Ollagnier et al (15) proponen la relación N/P +- 16 y el nivel
crítico de fósforo está en función del nitrógeno. P crítico = 0,07 N - 0,02.
11.5.3 Potasio
El incremento de potasio aumenta la absorción de cationes (7). Las principales
bases en la hoja están interrelacionadas, la sumatoria de ellas es igual al 2% de la
materia seca de la hoja 17 (K + Ca + Mg = 2%).
Broesharts citado por Jacobs y Vonuvexkulk (17) consideran que existe la siguien-
te relación entre ellos:
El contenido de potasio es entre 1,7 - 1,9% y corresponde al 67 - 70% de la suma
de K + Ca + Mg.
El contenido de calcio es entre 0,55 - 0,65% y corresponde al 19 - 24% de la
suma de K + Ca + Mg.
184
El contenido de Mg es 0,25 - 0,35% y corresponde al 10 - 13% de la suma de K
+ Ca + Mg.
Se puede presentar antagonismo del potasio con el calcio y el magnesio, o sea, una
deficiencia de potasio se refleja en un exceso de calcio o magnesio y un exceso de
potasio en una deficiencia de calcio o magnesio. Prevot y Ollagnier (17) han
trazado las curvas de variación de calcio y de magnesio en función de potasio en el
diagnóstico foliar (Figura 11.2).
Chapman y Gray citados por Jacobs y Vonuvexkulk (7) consideran que la rela-
ción K2O/P2O5 debe ser entre 2,5 y 3,5.
Cuando la relación K2O/P205 es menor de dos, aplicaciones de fósforo son perju-
diciales.
Cuando la relación K2O/P205 es entre 2,5 - 3,5 se espera respuesta positiva al
potasio y fósforo.
Cuando la relación K2O/P205 es mayor de 3,5 se espera respuesta positiva al fósfo-
ro.
FIGURA 11.2 Variaciones del magnesio y del calcio en función del potasio.
185
Concentraciones altas de potasio en el suelo pueden producir concentraciones
bajas de manganeso en la hoja (18). También existe antagonismo con el cloro, o
sea a mayor concentración de cloro hay menor concentración de potasio en la
hoja (2).
11.5.4 Calcio
Suelos con alto contenido de calcio intercambiable(> 3-4 me/100 g) y deficientes
en cloro, aplicaciones de KCI produce únicamente asimilación de cloro en gran-
des cantidades y el incremento del cloro va acompañado con el aumento de uno
o varios cationes (K, Ca, Mg) o la suma de ellos; en suelos de bajo contenido de
calcio (< 0,4 me/100 g) tanto el potasio como el cloro son absorbidos y hay una
depresión en la absorción de calcio y magnesio (22).
11.6 FERTILIZACIÓN
186
varían de acuerdo con la edad. En palmas de menos de 2,5 años la mayoría de las
raíces se encuentran entre los 2,5 m de la base de la palma; entre los 4,5 - 8,5 años
las raíces están igualmente repartidas entre 0 - 2,4 m y 2,4 - 4,8 m de la base y en
palmas adultas 10,5 -17,5 años, la mayoría de las raíces están entre 2,4 y 4,8 m.
La fertilización en palmas de 1 a 2 años debe ser al voleo no formando parches o
bandas aplicadas en un radio de 1,5 - 2,5 m y en palmas entre 3 - 5 años debe
hacerse en un radio 1,5 - 4,0 m y palmas adultas en las interlíneas (10). Ng (11)
reporta que no hay diferencias significativas entre la aplicación al voleo en la
interlínea y la aplicación en el círculo en palmas de más de 4,5 años de edad.
Para evitar la compactación por el uso de maquinaria se puede fertilizar cada otra
interlínea y cambiar de interlínea cada año. En suelos muy pobres, además se
debe fertilizar la cobertura (interlíneas) (12).
11.6.2 Época de aplicación
La palma africana es un cultivo exigente en nutrimentos y hay un incremento
exagerado de la absorción a partir del segundo año de transplante. Para lograr
altas producciones tempranas y una temprana iniciación de la producción es ne-
cesaria una fertilización adecuada y temprana, Ng (12).
En Costa de Marfil y en Malasia no encontraron diferencias signficativas con el
fraccionamiento de fertilizantes ni con la época de aplicación (15, 24).
Para evitar la lixiviación de los nutrimentos se recomienda el fraccionamiento de
los elementos fácilmente lixiviables como el N y el K. Además se debe aplicar en
el plateo y/o interlínea, en los meses que tienen una precipitación diaria menor de
20 mm.
Las enmiendas cal agrícola o dolomítica, se deben aplicar al voleo. El 50% antes
de arar y el 50% antes de la úItima rastrillada posteriormente al voleo en las
interlíneas.
El fósforo debe aplicarse el 50% al hoyo y 50% al plateo cuando se transplante.
Posteriormente al voleo en el plateo y/o interlíneas. En suelos altamente fijadores
de fósforo se debe fraccionar en dos aplicaciones.
El Ca y Mg se aplican en el plateo y/o interlíneas. En suelos de texturas gruesas es
conveniente fraccionarla en dos aplicaciones.
11.6.3 Fuentes
Para determinar la fuente es necesario considerar varios factores, tales como la
disponibilidad en el mercado, el valor de la unidad del elemento aplicado (trans-
187
porte, manipuleo, almacenaje y aplicación), pérdidas (volatilización y/o lixiviación)
y facilidad de manipulación (Tabla 11.9).
11.7.1 Nitrógeno
Es el elemento que controla en gran parte el crecimiento y la producción de la
palma. Forma parte de la clorofila, los aminoácidos, las amidas y los alcaloides.
Con concentraciones inferiores de 2,5% pueden observarse deficiencias de nitró-
geno, especialmente cuando el contenido de la hoja 17 es inferior a 2,2% (15).
La primera sintomatología de la deficiencia de nitrógeno es una reducción del
tamaño de la hoja o los foliolos, son mas angostos y rígidos con los márgenes
enrollados dando la apariencia de mayor distancia entre foliolos. En este estado
hay poco cambio del color de ellos. A medida que la deficiencia alcanza el limbo
de los foliolos se vuelven opacos y toma un color verde pálido a verde amarillo
mientras que las nervaduras se vuelven amarillo brillante. Posteriormente el lim-
bo se vuelve amarillo opaco a amarillosoanaranjado y la nervadura anaranjada.
Finalmente el tejido clorótico se convierte en color morado o marrón y los foliolos
tienen una muerte ascendente desde las puntas.
,Urea 46 - - - - - -
,Nitron 26 26 - - - - - -
,Sul. Amonio 18 - - - - 24 -
,Abono Fosf. - 15 - 1-2 - - -
,Roca Fosfór. - 20 - - - - -
,Sup. Fosf. Trip. - 45 - - - - -
,DAP 18 45 - - - - -
,Clo. Potasio - - 60 - - - 45
,Sulf. Potasio - - 40 - - 15 -
,Sulpomag - - 23 12 - 23 -
,Cal Dolom. - - - 10 - - -
,Carb. ,Magnes. - - - 22 - - -
,Sulf. Magn. - - - 12 - 18 -
,Borax - - - - 10 - -
,Solubor - - - - 20 - -
188
Cuando la deficiencia es leve la clorosis se mantiene en las hojas adultas. En cam-
bio cuando la deficiencia se desarrolla rápidamente la clorosis se observa en las
hojas jóvenes. Además hay un afinamiento de los pecíolos, una disminución sig-
nificativa en el número de las hojas y una reducción de la altura de la palma.
En condiciones de deficiencias severas la clorosis se encuentra en todos los foliolos
con muerte de las hojas más viejas. Los síntomas aparecen con mayor frecuencia
en plantaciones jóvenes especialmente en suelos arenosos, bajos en materia orgá-
nica o cuando hay malezas en vez de las coberturas de leguminosas. Los síntomas
se muestran en las Figuras 11.3 y 11.4.
189
FIGURA 11.4 Síntomas de deficiencia severa de nitrógeno en palma joven. Observe el
cambio de las hojas viejas hacia las jóvenes y la muerte de las más viejas.
11.7.2 Fósforo
Es un elemento indispensable para las reacciones que controlan la síntesis de las
proteínas, controla el crecimiento, buena formación de raíces y tallos.
Los primeros síntomas de deficiencia son una reducción general del vigor acom-
pañado de una leve clorosis, luego la clorosis se acentúa y a las hojas más viejas les
aparece una necrosis en la parte terminal. Pueden observarse manchas necróticas
generalmente oscuras (15).
11.7.3 Potasio
El potasio realiza un papel fundamental en el metabolismo de las plantas, pese a
que no tiene una función específica. Este elemento es necesario para casi todas las
funciones de la palma tales como fotosíntesis, equilibrio de la respiración, síntesis
de las proteínas, metabolismo del nitrógeno y translocación de los hidratos de
carbono. Existe como ión (K+) en relaciones con los líquidos celulares y se en-
cuentra en todos los tejidos de la planta pero no ocupa un lugar definido de la
célula. A concentración de K en la hoja 17 de 0,70% empiezan los síntomas de
deficiencias y a 0,50% son características (15).
190
Las deficiencias de potasio se pueden manifestar de tres maneras, las cuales pue-
den ir asociadas en la misma palma y hasta en la misma hoja (10). La primera
consiste en una decoloración marginal de color verde difusa en las hojas más
viejas. El área afectada se vuelve de color verde amarillento y luego amarilla pálida
pero no llega al amarillento vivo que es característico de la deficiencia de magnesio.
La decoloración se acentúa más en los bordes y disminuye progresivamente hacia
la nervadura central, solamente quedando una angosta faja a lo largo de la nerva-
dura central y algunos centímetros de la base todavía verde. Los síntomas se ob-
servan en la Figura 11.5.
La segunda deficiencia se caracteriza por la aparición de pequeñas manchas ama-
rillas o anaranjadas de unos milímetros de ancho en el limbo de las hojas más
viejas. Al unirse pueden formarse agrupaciones más o menos extensas. Los sínto-
mas se observan en la Figura 11.6.
Se observa una desecación acelerada de las hojas más viejas y se reduce la longitud
de la palma y va acompañado de una disminución en el número de las hojas. La
palma tiene un porte erguido que le da aspecto de un plumero. Los síntomas se
observan en la Figura 11.7.
191
FIGURA 11.6 Síntomas de deficiencia de potasio en hojas adultas. Observe
las pequeñas manchas amarillas en el limbo.
La tercera se caracteriza por un color marrón opaco o clorosis color ocre uniforme
en los foliolos jóvenes en la parte superior de la corona. La clorosis primero apa-
rece en un lugar de la hoja, se extiende hasta toda la hoja, es uniformemente de
color amarillo. Posteriormente una banda bien definida de tejido clorótico se
desarrolla alrededor del margen de la hoja amarilla (10).
11.7.4 Calcio
El calcio forma parte de la pared celular para formar tamices protectores que
permiten el paso de nutrientes a la célula. Además, funciona como sustancia pegante
entre las paredes de las células (15).
Síntomas de la deficiencia no se han presentado en plantaciones ya que suelos
pobres aportan la cantidad necesaria para el desarrollo. En cultivos hidropónicos
se reporta así: hojas anormales, cortas, Iimbos estrechos y las raíces no salientes.
En hojas más viejas una parte del limbo es esférica con una división de la parte
apical y necrótica (15).
192
FIGURA 11.7 Síntomas de deficiencia severa de potasio en palma adulta. Observe los
síntomas que empiezan de las hojas más viejas hacia las más jóvenes.
11.7.5 Magnesio
Es un componente esencial de la clorofila y acompaña a los fosfatos, se combina
con éstos para trasladarse a los sitios precisos como compuestos de fosfato de
magnesio (15).
Lo que más caracteriza la deficiencia de magnesio es una coloración uniforme de
amarillo a amarillo anaranjado que aparece sobre los foliolos de las hojas viejas.
Los síntomas se observan en las Figuras 11.8 y 11.9. La parte del limbo que rodea
a la nervadura central de los foliolos permanece verde. La necrosis empieza por las
extremidades de los foliolos tomando un color rojo parduzco y luego adquiere un
193
color pardo. Los síntomas se observan en las Figuras 11.10, 11.11 y 11.12. La
decoloración se presenta en las partes más expuestas al sol. El efecto de sombra es
un signo característico de la deficiencia de magnesio. Las decoloraciones aparecen
más en la estación seca y generalmente aparecen en palmas jóvenes y raras veces
en hojas jóvenes.
11.7.6 Microelementos
Se denominan así porque su requerimiento en las plantas es de muy pequeñas
cantidades (trazas) pero esto no significa que no son vitales para el buen desarro-
llo de las plantas. Los elementos menores tienen varias funciones, entre ellas se
anotan las siguientes: facilitan la entrada de otros elementos a las células y ayudan
a orientarlos en su respectiva posición donde ellos pueden llevar a cabo su función
en la célula; funcionan como catalizadores y actúan en los procesos de oxidación
y reducción.
194
FIGURA 11.9 Síntomas de deficiencia severa de magnesio en palma joven.
Observe el color amarillo intenso de las hojas intermedias.
Las hojas viejas se cortaron por estar secas.
195
FIGURA 11.10 Síntomas de deficiencia iniciales de magnesio en hojas bajeras
de palma adulta.
uno o más dobleces que le dan una forma de zig-zag. Los síntomas se observan en
las Figuras 11.14-y 11.15.
Lámina corrugada. El limbo del foliolo muestra corrugaciones a lo largo de ella.
Los síntomas se observan en la Figura 11.16.
Doblamiento abrupto de la hoja: las hojas afectadas se doblan abruptamente gene-
ralmente más a un lado que el otro hasta llegar a quebrarse en el lugar del dobla-
miento.
Puntas de cerdas: en el ápice de la hoja el foliolo normal es reemplazado por un
manojo de cerdas largas y fibrosas saliendo de la punta del ráquis.
Hoja pequeña: las nuevas hojas son reducidas en tamaño y muestran extensa de-
formación de los foliolos, normalmente muestran gancho y/o arrugamiento. Los
foliolos apicales permanecen fundidos para producir una gran masa de tejido
laminar. Los síntomas se observan en la Figura 11.17.
La sintomatología típica aparece cuando el contenido de boro es menor de 2 ppm
de la materia seca del foliolo (13).
196
FIGURA 11.11 Síntomas de deficiencia intermedia de magnesio en hojas
bajeras de palma adulta.
197
FIGURA 11.13 Síntomas de deficiencia FIGURA 11.14 Síntomas de deficiencia
de boro. Observe las bandas blancas en de boro. Observe los ganchos formados
la hoja joven de palma adulta. en hojas bajeras de palmas afultas.
198
FIGURA 11.16 Síntomas de deficiencia de boro. Observe la corrugación del limbo en
los foliolos de las hojas bajeras de palma adulta.
199
11.8 DOSIS
ppm me/100g
pH %MO PBII Al Ca Mg K CIC %SaturAI
4,4 3,10 28 1,29 3,35 3,22 0,27 8,13 15,9
200
Encontró que el mejor tratamiento es:
Urea 45 g/palma
Superfosfato triple (SFT) 50 g/palma
Cloruro de potasio (KCI) 15 g/palma
Además, las siguientes relaciones entre el contenido de elementos en el suelo con
el de tejido:
Elementos en el follaje
Fertilizantes
N P K Ca Mg S B Zn Cl Mn Mo
Urea 0 0 - 0 - - - - 0 0 -
SFT 0 + 0 + + + 0 0 0 0 0
KCl 0 0 + 0 - - - - + 0 0
Cal Dolom. 0 0 0 + + 0 + 0 0 - +
MgSO4 0 0 0 0 + 0 0 0 0 0 0
g/palma
Análisis del suelo
Urea SFT KCl MgSO4
201
Por ser el nitrógeno de alta lixiviación en el suelo y en altas dosis puede traer
problemas de patógenos, se recomienda hacer fertilizaciones de bajos niveles du-
rante la etapa del vivero. La fertilización nitrogenada se encuentra en la Tabla
11.10.
La Tabla 11.11 muestra los niveles críticos y la cantidad de nutrientes requeridos
para conseguirlo. En suelos de baja fertilidad es más fácil aplicar las altas dosis de
enmiendas y fertilizantes al suelo y posteriormente llenar las bolsas.
Después de aplicar la fertilización correcta y si aparecen deficiencias nutricionales
se corrigen estas deficiencias con la aplicación foliar del fertilizante requerido. Las
mejores fuentes son:
Para nitrógeno, urea
Para fósforo, superfosfato triple
Para potasio, cloruro de potasio
Para magnesio, sulfato de magnesio
Para boro, solubor
La concentración de la solución no debe ser mayor del 5%. Después de la aplica-
ción foliar para que no vuelva a aparecer se debe aplicar al suelo cada dos meses el
nutrimento requerido así: nitrógeno 3 g, fósforo 3 g, potasio 8 g, magnesio 2 g y
boro 0,25 g.
Las fuentes simples de los fertilizantes son más económicas que los compuestos.
Si se desea usar compuestos se debe hacer la conversión. Las principales fuentes y
su concentración aproximada se reportaron en la Tabla 11.9.
11.8.2 En sitio definitivo
a) Nitrógeno
Es el segundo elemento más absorbido por la palma africana y es el más im-
portante por su mayor costo por unidad de elementos. Se reduce
significativamente la dosis de nitrógeno aplicadoal suelo cuando se usa cober-
tura de leguminosas rastreras debidamente inoculadas con las bacterial
nitrificantes en asociación con palma africana. Ng (11) ha mostrado más rápi-
do desarrollo y mayor producción 6 - 8% en los cuatro primeros años de
cosecha y han presentado casos donde no hay respuesta significativa a aplica-
ciones de 12,8 y 225,6 kg/palma de nitrato de amonio durante 3 - 6 años que
representan una economía entre 1.200 a 1.800 kg/ha en un período de 3 a 6
años.
202
TABLA 11.10 Fertilización nitrogenada según el contenido de materia orgánica del suelo
y la edad de la palma.
% Materia orgánica
Mes 0<2 2-4 >4
g N/palma
1 0 0 0
Foliar 46 g en 20 litros de agua para 60 palmas
3 3 2,0 1,0
4 3 2,0 1,0
5 4,5 3,0 1,5
6 4,5 3,0 1,5
7 6,0 4,0 2,0
8 6,0 4,0 2,0
9 9,0 6,0 3,0
10 9,0 6,0 3,0
11 12,0 8,0 4,0
12 12,0 8,0 4,0
Fuente: ,Owen, E.J. et al 1978 (16).
,Jiménez, O. 1988 (8).
TABLA 11.11 Niveles críticos de los suelos para previvero y vivero de palma africana.
ppm kg/ha
Cal1
PB II P2O52
1 ,Aplicar 1,5 toneladas de cal dolomítica por cada me/100 g del suelo de Aluminio Intercambiable (AI) hasta reducir el porcentaje de
,saturación de AI (% sat. AI) a 35. El 50% de la cal se aplica al voleo antes de arar y el otro 50% después de rastrillar.
2 ,Aplicar al suelo el 100% antes de la última rastrillada; si el suelo tiene menos de 3 ppm de boro, se deben aplicar 5 kg/ha de boro mezclado
,con fósforo.
3 ,Aplicar el 50% antes de la última rastrillada y cada 3 meses el 10%, 15% y 25% restante después de sembrada la palma.
203
Las coberturas, además de fijar nitrógeno, mejoran la disponibilidad de
nutrientes, la actividad radicular y la acumulación de materia orgánica que es
el mayor contribuyente a la capacidad de intercambio catiónico en suelos tro-
picales. Por el gran servicio que presta la cobertura es necesario mantenerla
bien y en suelos pobres se debe pensar en su fertilización.
El síntoma de deficiencia de nitrógeno no aparece mucho en palmas adultas y
en cultivos jóvenes cuando hay síntomas de deficiencia la reacción es rápida
(semanas) a la aplicación de nitrógeno. Este cambio no se refleja en el conteni-
do de nitrógeno en la hoja pero sí aumenta el vigor vegetativo que muchas
veces no se traduce en mayor producción y precocidad (15).
Las principales fuentes son: urea, difosfato de amonio (DAP), sulfato de amonio
y nitrato de amonio. En Malasia Sivana-Dyan citado por Ng (10) reporta que
hay una pérdida de nitrógeno del 12 - 28% por lixiviación y según la fuente el
orden de pérdida es la siguiente:
urea < sulfato de amonio < nitrato de amonio.
Además, el sulfato de amonio y el nitrato de amonio inducen mayor lixiviación
del potasio que la urea.
En Costa de Marfil y en Malasia no encontraron diferencias significativas en-
tre urea, nitrato de amonio ni sulfato de amonio (15, 24). En suelos ácidos no
se recomienda el uso de sulfato de amonio por ser sumamente acidificante.
En suelos alcalinos se recomienda el uso de sulfato de amonio. En suelos de
textura gruesa o en regiones de alta precipitación se debe fraccionar la aplica-
ción de nitrógeno en dos, o sea, aplicadas cada seis meses al voleo en el plato y
en palmas adultas al voleo en todo el lote.
b) Fósforo
Es el elemento mayor de menos absorción por la palma africana. Solamente
hay respuesta al fósforo en suelos con contenido muy bajo de fósforo.
En Nigeria en tres años no encontró diferencias significativas entre el difosfato
de amonio (DAP), roca fosfórica y superfosfato triple (1).
En suelos ácidos se deben usar las fuentes de baja solubilidad como las Escorias
Thomas o abono fosfórico y rocas fosfóricas. En suelos neutros y alcalinos usar
el superfosfato triple y el difosfato de amonio.
En suelos de alta fijación de fósforo (muy fuertemente ácidos o alcalinos) el
fósforo se debe fraccionar y aplicar al 50% de la dosis cada 6 meses. Los ferti-
204
lizantes de baja solubilidad se deben aplicar al voleo en el plateo y en palmas
adultas por todo el lote. Los fertilizantes fosfatados de alta solubilidad se de-
ben aplicar en banda en suelos de alta fijación de fósforo.
c) Potasio
Es el elemento que más absorbe la palma africana y para corregir la
sintomatología de una deficiencia se requiere de 2 a 8 meses y para la produc-
ción de 1 a 2 años, ya que la insolación útil del año no actúa sobre el contenido
de potasio en el año n+1 y estos dos factores sobre la producción en los años
n+2 y n+3 (15).
En suelos ácidos se debe usar el cloruro de potasio y/o el sulfato doble de
potasio y magnesio, ya que también se presentan deficiencias de magnesio. En
suelos alcalinos se debe usar el sulfato de potasio.
En suelos de texturas gruesas y en regiones de alta precipitación se debe frac-
cionar la aplicación de potasio en dos aplicaciones de 50% cada una.
Los fertilizantes se deben aplicar al voleo en el plateo y en palmas adultas en
todo el lote.
Existe una interacción con el magnesio. Hagstron (5) reportó las siguientes
dosis de potasio y magnesio de acuerdo con el contenido de ellos en la hoja
(Tabla 11.12).
Aplicaciones de potasio (1 - 3 kg KCI/palma) en suelos pobres en magnesio
reducen el contenido de magnesio en la hoja de 0,300 a 0,280% y los rendi-
mientos (10).
%K
% Mg
< 0,80 0,80 - 0,90 0,91 - 1,00 1,01 - 1,110 > 1,10
205
d) Calcio
De los elementos secundarios es el menos importante ya que generalmente el
suelo contiene lo suficiente para el desarrollo y producción de la palma africa-
na. En suelos muy fuertemente ácidos bajos en calcio se requiere calcio como
fertilizante y no como correctivo, ya que la palma es tolerante al aluminio
intercambiable y a la acidez. Es más importante la aplicación de calcio para la
cobertura que para la palma.
Las fuentes de calcio son: cal agrícola (CaCO3), cal apagada (Ca(OH)2), cal
viva (CaO), cal dolomítica y sulfato de calcio (CaSO4). La cal se debe aplicar al
voleo a todo el lote.
Aplicaciones de calcio de 0 a 2,78 kg/palma incrementa el contenido de calcio
en la hoja 17 de 0,537 a 0,589% y la producción de racimos de 153 a 168 kg/
palma (6).
e) Magnesio
Es menos absorbido que el calcio pero es más importante porque generalmen-
te los suelos tropicales tienen menor cantidad de Mg que de Ca. Se presentan
deficiencias serias de Mg especialmente en suelos ácidos con alto contenido de
aluminio. Las fuentes de Mg son la cal dolomítica, el sulfato doble de potasio
y magnesio, carbonato de magnesio, sulfato de magnesio y oxido de magnesio.
En suelos muy fuertemente ácidos se pueden usar dosis bajas de cal dolomitica.
En suelos de texturas gruesas y en regiones de alta precipitación se debe frac-
cionar la aplicación de magnesio en dos de 50% cada uno.
Se debe aplicar al voleo en el plateo en plantaciones jóvenes y en palmas adul-
tas en todo el lote. En suelos bajos en magnesio se debe aplicar en todo el lote
para la persistencia de la cobertura. Al incrementar el contenido de magnesio
en el suelo de 0,06 me/meq aumenta el contenido en el tejido de 0,06% a
0,22% y una respuesta del 180% (5).
f ) Boro
Es el elemento menor más importante ya que presenta deficiencias en todas las
regiones palmeras de Colombia. Estas deficiencias en algunas regiones son tan
serias que hasta producen la muerte de la palma.
Las principales fuentes de boro son el borax (Na2B4O7H2O) y los quelatos de
boro. El borax se puede aplicar en las axilas y al plateo y el quelato al follaje.
La deficiencia se acentúa al comienzo de la producción de fruto entre 24 - 30
meses cuando el desarrollo de los racimos requieren de altos niveles de
206
carbohidratos. Aplicaciones de 100 - 150 gm/palma en 2 a 3 aplicaciones al
comienzo del segundo año, corrige el problema (10). Palmas con 6 - 8 ppm en
las hojas al aplicar boro al suelo aumenta en dos meses a 15 ppm y cuando se
aplica a las axilas llega a 38 ppm (15).
g) Azufre
La absorción de azufre es el doble que la del fósforo. Por ser el azufre parte de
la proteína, y ser esencial en la formación de grasas y el uso de fertilizantes de
alto grado que no tiene azufre se puede presentar la deficiencia de este elemen-
to en suelos ácidos. Además es requerido por las coberturas.
Las fuentes más comunes son la flor del azufre y el sulfato de calcio. Se debe
aplicar al voleo por todo el lote. La aplicación de azufre incrementa la longitud
de la hoja 4 del 196% al 355% en 2 a 4 años, respectivamente, y el círculo
basal del 103% al 205% en el mismo tiempo (5).
h) Cloro
Aplicaciones de cloro aumentan el contenido de cloro en el tejido, aumentan
la producción (mayor aceite/racimo, almendra/racimo, peso de almendra, peso
de fruto y mayor número de racimos) y reducen el contenido de potasio (2)
i) Cobre
Aplicaciones de 15 g de sulfato de cobre al hueco a la siembra, 30 g un año
después, 60 g dos años después y posteriormente 85 g cada año después no
permitió el “Peat yellowing” en suelos orgánicos y mantuvo el contenido de
cobre en la hoja entre 5,58 y 6,18 ppm (9).
j) Otros elementos menores
Zinc, cobre, magnesio y molibdeno. Las principales fuentes son los sulfatos o
quelatos y el molibdato de sodio (Na2Mo4) que contiene el 46% de molibdeno.
Los sulfatos y el molibdato se pueden aplicar al plateo o al follaje y los quelatos
al follaje.
Hartley (6), resume el comportamiento o interacción de los diferentes ele-
mentos en el suelo con el contenido en la hoja (ver Tabla 11.13).
Los resultados experimentales de fertilización en sitio definitivo en Colombia
son muy pocos. Se han realizado experimentos en el CRI La Libertad en suelos
de la Clase III en el piedemonte llanero y en el CRI El Mira, en suelos aluviales
en la llanura pacífica.
207
En suelos de la Clase III (18) cuyo análisis de caracterización es:
Cm % ppm
Text. pH S.Al. B
Prof. M.O. P (BII)
Cm me/100g
Prof.
Al Ca Mg K Na CIC
0-20 4,36 0,96 0,50 0,06 0,06 5,94
20-40 4,36 0,46 0,43 0,03 0,03 5,26
TABLA 11.13 Interacción entre los diferentes elementos del suelo con los del tejido.
Elemento % Hoja 17
en el suelo
N P K Ca Mg S
N + 0+ - - - -
P 0+ + - + 0 ?
K 0++ 0 + - - ?
Ca 0 0 - + 0 ?
Mg 0 - - - + ?
S - ? ? ? ? +
+ Incremento; - Descenso; 0 Sin efecto; 0+ Reportan incremento y descenso; 0++ Pequeños incrementos.
Fuente: Hartley, 1967 (6).
Cm
Text. pH % M.O. S.Al ppm P (BII)
Prof.
208
Cm me/100g
Al Mg K Na CIC
Prof. Ca
TABLA 11.14 Fertilización para la palma africana cultivada en suelos de la Clase III
en el piedemonte llanero según su edad.
g/palma/año
Años
Edad
N P2O5 K2O MgO B
TABLA 11.15 Fertilización para la palma africana cultivada en suelos aluviales en la llanura
pacífica según su edad.
g/palma/año
Años
Edad
N P2O5 K2O MgO B
1 300 0 150 0 0
2 500 0 250 0 0
3 750 0 500 0 0
4 1.200 0 750 0 0
5 1.500 50 1.000 100 25
6 2.000 100 1.500 200 35
7 2.000 100 1.500 200 35
209
11.9 CONCLUSIONES
11.10 BIBLIOGRAFÍA
1. Ataga, D.O., 1978. Soil Phosphorus status and responses of the Oil Palm to
Phosphorus on some acid soil. Jour. Nigerian Inst. For Oil Palm Research.
5:25-36 Benincity.
2. Corrado, F., 1988. La nutrición y fertilización de la palma de aceite en
Latinoamérica. V. Mesa Latinoamericana Palma Aceitera. Santo Domin-
go de los Colorados, Ecuador.
3. Chan, K.W., Watson, J. y K.C.L.M., 1980. Use of Oil Palm waste material
for increased Production. Proceding conference on Soil Science and
Agricultural Development in Malaysia. Malaysian Society of Soil Science.
Kuala Lumpur 213-241.
4. Ferrand, M.,1960. Informe al Gobierno de Colombia sobre plantas oleaginosas
y especialmente sobre la palma de aceite. FAO. No. 1257, Roma.
5. Hagstron, G.R., 1988. La fertilización de la palma de aceite con nutrientes
secundarios. V Mesa Latinoamericana Palma Aceitera. Santo Domingo
de los Colorados, Ecuador.
6. Hartley, C.W.S., 1977. The Oil Palm. Longmans, London, 958 p.
210
7. Jacobs, A. y Vonuvexkulk, H.,1961. Fertilización, nutrición y abonado de los
cultivos tropicales y subtropicales, 626 p.
10. NG, S.K., 1972. The Oil Palm, its Culture, Manuring and Utilisation.
International Potash Institute, Berne, pp. 1-145.
11. 1977. Review of Soil Palm Nutrition and Manuring scope for greater Economy
in Fertilizer usage. Oleagineux. 32:5:197-206.
12. 1980. Oil Palm Development in Malaysia. Proceeding of the fist. Malaysian
Oil Palm. Conference.
13. Olivin, J., 1968. Etude pour la localisation D’un bluc industriel de palmiers
al’Huile Oléagineux. 23:8-9:49-504, París.
14. Ollagnier, M., Lauzeral, A.; Olivin, J. y Ochs, R., 1978. Evolution des sols
souls palmeraie aprés défrichement de la foret. Oleagineux. 33:11:537-543.
16. Owen, E.J.; Sánchez, L.F. e Hincapié, M.A., 1978. Fertilización de la palma
africana (Elaeis quineensis Jacq) en vivero de los Llanos Orientales.
17. Prevot, P. y Ollagnier, M., 1957. Método de utilización del diagnóstico foliar
Fertilite. 2:3-12.
18. Prieto, E. y Owen, E.J., 1989. Respuesta de la palma africana (Elaeis quineensis
Jacq) a la fertilización de N, P, K, Mg y B en suelos de la clase III de los
Llanos Orientales.
211
20. Rivadeneira, J., 1983. Fertilización mineral de la palma africana en la etapa de
vivero. Bol. Div. No. 136. E.E., Santo Domingo de los Colorados. INIAP.
Ecuador, 7 p.
21. Rodríguez, P., B.; Jailliez, J.; Viegas, l.J.M., 1987. Respostas de N-P-K-Ca e
Mg no desenvolvimiento de mudas de dende na regiao de Manaus - AM.
Bol. de Pesquisa No. 4. Embrapa. Uepae. Belém. Brasil, 19 p.
23. Tanque, M., 1982. Studies of the characteristics of some soils under oil palm
in Sabah. Technical Bulletin No. 5. Depat. of Agri. Sabah, Malaysia, 99
p.
24. Teoh, K.C. y Chew, P.S., 1980. Fertiliser responses of of oil palm on coastal
clay soils in peninsular Malaysia IV Malasian Soil Conferente. Soil Science
and Agriculture Development in Malaysia. Malaysian Society of soil
Science. Kuala Lumpur, pp. 191-212.
25. Tinker, P.B.H. y Smilde, K.W., 1963. Dry Matter Production and Nutrient
content of Plantation Oil Palms in Nigeria. Plant and soil. 19:3:350-363.
26. Vonuvexkulk, H.R., 1968. Potassium nutrition of Tropical Crops. The rol of
Potassium in Agriculture American Society Agronomy. Madison, 509 p.
27. Vonuvexkulk H.R., 1985. Chlorine in the nutrition of Palm trees. Oleagineux.
40:2:67-71.
11.11 RESUMEN
Los análisis de suelos sirven para seleccionar lotes para el cultivo de palma africa-
na; pronosticar el uso de las enmiendas y fertilizantes con el análisis foliar. Estos
tienen que estandarizarse con experimentos de fertilización.
La palma africana incrementa la extracción de nutrimentos después del primer
año de transplantado y requiere:
212
K > N > S > Ca > Mg > P
Fe > Mn > Zn > Cu > B
Los niveles críticos de los elementos en la hoja 17, varían de acuerdo con la edad,
clima y método de determinación; pero existe similitud entre ellas. Los niveles
son:
N P K Mg Ca S
ppm
B Cu Mn Zn Mo
Para evitar pérdidas y reducir inversiones se debe aplicar la mitad cada seis meses
en época de menos lluvia (precipitación menor de 20 mm/día).
Las fuentes más comunes de fertilizante son:
Nitrógeno: urea, sulfato de amonio, nitrato de amonio y difosfato de amonio
(DAP).
Fósforo: Escorias Thomas, rocas fosfóricas, superfosfato triple y DAP.
Potasio: Cloruro de potasio, sulfato de potasio y sulpomag.
Calcio: Cal agrícola, cal dolomítica y sulfato de calcio.
Magnesio: Cal dolomítica, carbonato de magnesio, sulpomag y sulfato de
magnesio.
Azufre: Flor de azufre, sulfato de calcio.
Boro: Borax y solubor.
Zinc, cobre, manganeso: Sus respectivos sulfatos o quelatos.
Molibdeno: Molibdato de amonio.
213
Las recomendaciones de fertilizantes deben referirse a condiciones específicas y
nunca podría justificar una generalización. Por lo tanto, es indispensable instalar
experimentos de fertilidad que permite analizar e interpretar los resultados del
diagnóstico foliar para hacer las recomendaciones precisas.
Para hacer los viveros es mejor usar suelos fértiles traídos de otras partes. Si no es
posible se debe corregir el suelo pobre de acuerdo con los siguientes niveles críti-
cos.
% M.O.
Edad
<2 2-4 >4
Meses
g N/Palma
1 0 0 0
2 Foliar 46 g en 20 l de agua para 60 plantas
3 3,0 2,0 1,0
4 3,0 2,0 1,0
5 4,5 3,0 1,5
6 4,5 3,0 1,5
7 6,0 4,0 2,0
8 6,0 4,0 2,0
9 9,0 6,0 3,0
10 9,0 6,0 3,0
11 12,0 8,0 4,0
12 12,0 8,0 4,0
% M.O.
Edad
<2 2-4 >4
Meses
g N/Palma
214
Niveles críticos de los suelos para vivero de palma africana:
g/palma/año
Años
Edad N P2O5 K2O MgO B
L 1,0 C.Pac L 1,0 C.Pac L 1,0 C.Pac L 1,0 C.P. L 1,0 C.P.
215
12.1 INTRODUCCIÓN
E
l uso de fertilizantes en la producción ganadera es sin duda la práctica de
mayor impacto en la productividad de leche y carne. No obstante, la fer-
tilización de pastos ha estado ausente en los sistemas de producción utili-
zados por los ganaderos colombianos. Solamente en los úItimos años el abona-
miento de los pastos ha cobrado alguna importancia, particularmente en el caso
de la ganadería intensiva.
La introducción de la fertilización en los sistemas de producción ganadera del
país se explica y justifica por los siguientes fenómenos:
a) La mayor demanda de alimentos por una población en constante crecimiento.
b) Los incrementos en los precios de la tierra en regiones de alta concentración de
población que han forzado al ganadero a reducir los tamaños de su explota-
ción, sin disminuir la productividad.
c) El progresivo empobrecimiento de los suelos de las regiones ganaderas del país,
como resultado de su explotación durante décadas, sin que se haya considera-
do la restitución de los elementos nutritivos extraídos.
d) La reciente introducción de gramíneas forrajeras, con altas demandas
nutricionales.
e) La necesidad de sistemas de producción de carne y leche con altos niveles de eficien-
cia técnica y económica, lo cual constituye una exigencia para la ganadería co-
lombiana de hoy, como único camino para seguir siendo un buen negocio.
Lo anterior supone que la fertilización en la producción ganadera del país debe
aumentar en corto plazo. Por ello, se ha considerado oportuno recopilar y resumir
en esta obra los aspectos benéficos de la fertilización de pastos y su significado
para la ganadería colombiana, con el objeto primordial de ilustrar tanto al gana-
dero como al técnico y al estudiante, con la información fundamental sobre la
tecnologia para el uso eficaz de fertilizantes en sistemas de producción de carne y
leche.
Según Mendoza (1980), las praderas en los climas cálidos de Colombia se pueden
clasificar de manera general en la siguiente forma:
217
12.2.1 Praderas de especies nativas
Éstas se dedican a la ganadería extensiva, especialmente en los Llanos Orientales.
En estas sabanas existen gramíneas nativas de baja calidad, aunque su crecimiento
es exhuberante. La baja calidad del forraje repercute además, en bajas ganancias
de peso durante el período de lluvias y pérdidas de peso durante el verano.
En este tipo de praderas, la quema periódica es una práctica casi obligatoria para
el ganadero, la cual tiene por objeto eliminar el exceso del forraje acumulado, y
no consumido por el ganado, e inducir el rebrote de las especies nativas, con un
mayor valor nutritivo y mejores condiciones para el consumo animal.
La introducción de pastos mejorados, especialmente Braquiaria y Carimagua per-
miten incrementar la carga animal y la ganancia de peso, especialmente durante
los períodos de verano, lo cual permite que animales en praderas mejoradas alcan-
cen el peso para ceba con dos años de ventaja, en relación con animales de sabana.
12.2.2 Praderas mejoradas
Este tipo de praderas están principalmente bajo explotación de ganado de carne y
representan un avance significativo en la ganadería nacional.
En casi todas las regiones de clima cálido los factores más limitantes son la sequía,
las malezas y la incidencia de plagas. El efecto del verano puede manejarse de
varias maneras: una de ellas es la siembra de especies tolerantes a la sequía. Otra
alternativa es la conservación de forrajes mediante ensilaje, utilizando para ello
los excedentes de producción en la época de lluvias. La inclusión de leguminosas
en las praderas y la disminución de la carga animal durante el verano son también
buenas opciones.
La incidencia de malezas es el resultado de una carga animal excesiva. En los
pastos de clima cálido, el mantener cargas altas, aun durante períodos cortos,
pueden producir calvas en los potreros, trayendo como consecuencia la infesta-
ción con malezas. En caso necesario se puede hacer control mecánico o químico
de las malezas, pero la regulación de la carga animal constituye el control más
económico y efectivo.
Entre las plagas más comunes en los pastos de clima cálido se encuentra el Mión
o Salvita, cuyo ataque se presenta durante el invierno y afecta principalmente al
pasto Braquiaria. Otras plagas de importancia económica son el falso medidor y
el gusano cogollero, cuyas larvas devoran el follaje, y también las chinces de las
raíces que atacan el pasto Pará, y la cochinilla, frecuentemente en Pangola, Estre-
lla y Angleton.
218
El control de la carga animal y el pastoreo oportuno constituyen las mejores alter-
nativas para prevenir el ataque de las plagas.
En la Tabla 12.1 se incluyen las especies de pastos más importantes en las zonas de
clima cálido de Colombia. En las Tablas 12.2 y 12.3 se hace un resumen de las
características alimenticias de estas especies para ganados de carne y leche.
Pastoreo
Alemán Echynochloa polystachya - -
Pastoreo
Braquaria Braquiaria decumbens - 20-25 bultos
Pastoreo
Carimagua Andropogon ganayus - -
Pastoreo/heno
Angleton Dichantium aristatum 10-15 kg -
Pastoreo/corte
Buffel Cenchrus ciliaris 7-9 kg -
Pastoreo
Estrella Cynodon nlemfluensis - -
Pastoreo
Gordura Milinis minutiflora 20-25 kg -
Pastoreo
Janeiro Eriochloa polystachya - -
Pastoreo/heno
Pangola Digitaria decumbens - 20-25 bultos
Pastoreo
Puntero o yaraguá Hyparrhenia rufa - 20-25 bultos
Pastoreo/corte/ensilaje
Guinea Panicum maximum 12-16 kg 20-25 bultos
Pastoreo
Micay Axonopuz micay - 20-25 bultos
Pastoreo/corte/ensilaje
Pará Brachiaria mutica - 20-25 bultos
Corte
Elefante o gigante Pennisetum purpureum - Estacas o sepas
Corte
Imperial Axonopues scoparius - 20-25 bultos
Corte/ensilaje
Sorgo forrajero Sorghum vulgare 12-15 kg -
Corte/ensilaje
Caña Forrajera Sacharum officinarum - Tallos o estacas
Leguminosas
219
TABLA 12.2 Análisis químico, en base seca, de algunas gramíneas y leguminosas adaptadas a las condiciones de clima cálido en Colombia.
—Programa ICA—
Puntero
Prefloración Valle del Sinú, bs-T, sin fertilizar 0 11,32 29,13 1,29 33,82 14,29 0,35 0,22
uribe
Guinea Prefloración Arauquita, bh-T, estado natural 28,72 10,56 30,96 1,88 32,57 9,72 0,21 0,11
Elefante
Valle del Sinú, bs-T, fertilidad
merleron-- Prefloración 23,92 11,81 26,57 1,67 32,97 15,02 0,27 0,36
natural
México
Caña
Estado Valle del Sinú, bs-T, fertilidad
forrajera 23,24 10,31 29,99 1,23 33,16 15,69 0,28 0,21
vegetativo natural
EP C
Hidratos Materia
Proteínas Fibra Proteína Grasa Calcio Fósforo Relación
de total
Valor nutritivo total cruda digerible cruda (Ca) (Ca) nutritiva
carbono digerible
% % % % % % %
% %
12,0
33,5 43,0 43,0 10,5 3,0 0,30 0,30 3,1
a
BUENO a a a a a a a a
16,4
27,6 49,9 54,9 13,9 3,9 0,59 0,44 6,0
Interpretación de la Tabla. Comparando los porcentajes de componentes nutritivos de los diversos forrajes, obtenidos mediante análisis químico y
calculados en base seca del material analizado, con las cifras an la tabla, se puede establecer el valor nutritivo general de ellos, como excelente,
bueno, regular o deficiente. Se entiende que para el engorde del ganado, son más apropiados los pastos ricos en hidratos de carbono, y para el
crecimiento y producción de leche, aquéllos que se caracterizan por su alto contenido de proteínas, calcio y fósforo.
223
En la Tabla 12.4 se recopila la información sobre niveles de extracción de nutrientes
en algunas especies forrajeras de clima cálido.
Sorprende el hecho de que en casi todas las especies la extracción de potasio (K2O)
supera a la del nitrógeno, ya que lo que se espera es la situación inversa. Las
demandas de fósforo (P2O5) son bastante inferiores que las de N y K2O, de donde
resulta que, desde el punto de vista cuantitativo, la relación promedio de extrac-
ción nutricional N-P2O5-K2O para las especies forrajeras es del orden: 3,5 - 1 -
4,0.
En general, no se observan diferencias apreciables en las demandas nutricionales
de las especies, pero sí es evidente que algunas presentan menores niveles de exi-
gencia, tal el caso del Brachiaria y del Pangola.
El factor determinante de los consumos nutricionales es el nivel de rendimiento
de forraje, según se desprende de los datos que se recopilan en la Tabla 12.4.
Resulta claro que, tanto para el N como para el P y el K, los niveles de extracción
se incrementan conforme aumentan los rendimientos de forraje.
De lo anterior resulta lógico establecer las siguientes deducciones:
a) La práctica de la fertilización adquiere mayor significado en aquellas especies
con alto potencial genético de producción.
b) En la medida en que los niveles de tecnificación en el manejo de la explotación
ganadera permitan alcanzar altos rendimientos de forraje, la práctica de la fer-
tilización adquiere mayor importancia y justificación.
c) En la identificación de la dosis apropiada de fertilización debe tomarse en
cuenta el nivel esperado de producción de forraje, en función de las condicio-
Extracción de nutrientes
Rendimiento (kg/ha/año)
Especie Forraje seco
(ton/ha/año)
N P2O5 K2O Mg S
224
nes del suelo, medio ambiente, tecnología aplicada y potencial genético de
productividad de la especie forrajera.
Fósforo
pH Potasio disponible Ca/Mg
aprovechable
Departamento
B M A B M A B M A B M A
Antioquia 48 51 1 77 14 9 61 25 4 14 37 49
Boyacá 51 45 4 61 15 24 19 30 51 6 0 94
Cauca 59 41 0 87 8 5 33 35 32 16 51 33
Cundinamarca 50 48 2 49 25 26 34 25 41 3 36 61
Huila 39 60 1 72 12 16 15 27 58 4 68 28
Meta 87 11 2 75 8 17 79 17 4 18 30 52
N. de Santander 54 40 6 49 14 37 38 30 32 10 40 50
Santander 52 42 6 65 14 21 48 25 27 12 41 47
Tolima 41 56 3 58 14 28 28 24 48 0 25 75
Valle del Cauca 23 71 6 69 16 15 44 28 28 17 50 33
* ,Según Instituto Colombiano Agropecuario (1980).
B: ,Bajo
M: ,Medio
A: ,Alto
225
del elemento, es relativamente baja (menos del 30%). Esta condición de deficien-
cia severa de fósforo es más acentuada en las regiones ganaderas de la región andina
(clima frío y medio) y los Llanos Orientales que en las zonas ganaderas de los
valles cálidos.
12.4.3 Disponibilidad de potasio
Algunas zonas ganaderas localizadas en los valles interandinos de clima cálido
(Tolima, Huila) presentan un balance favorable con respecto a la disponibilidad
del potasio, ya que en ellos se nota una clara predominancia de suelos con dispo-
nibilidad moderada o alta. En contraste, cerca del 45% del área ganadera del Valle
del Cauca presenta suelos deficientes en potasio.
Como es sabido, la deficiencia de potasio en los suelos del área ganadera en los
Llanos Orientales es muy acentuada (75% de los suelos son deficientes).
12.4.4 Disponibilidad de calcio y magnesio
En los suelos de la región andina se observa una clara predominancia de relacio-
nes Ca/Mg medias (1,1 - 3,0) y altas (mayores de 3,0) sobre las relaciones bajas
(menores o iguales a 1). Se destaca el caso de la zona ganadera de Boyacá en donde
el 94% de los suelos presentan relaciones Ca/Mg altas, lo cual sugiere posibles
deficiencias de Mg. La misma observación podría hacerse para el 49% de los
suelos de Antioquia, el 61% de los suelos en Cundinamarca, el 50% en Norte de
Santander y el 47% en Santander.
En el área ganadera del Tolima un 75% de los suelos presentan relaciones Ca/Mg
mayores de 3,0 con posibles consecuencias adversas en la disponibilidad de
magnesio. En el Tolima y en el Huila predominan las relaciones medias (1,1 - 3,0).
Aunque la relación Ca/Mg parece no ser un criterio muy apropiado como índice
de disponibilidad de esos elementos, se estima que el Mg es el nutriente con
mayores probabilidades que el Ca de generar deficiencias en las especies forrajeras
y problemas nutricionales en los animales, y en algunas de las zonas ganaderas del
país.
226
demanda de otros nutrientes, particularmente el fósforo, potasio, azufre, magnesio
y calcio. En consecuencia, si el suelo no dispone de suficientes cantidades de estos
elementos y no son añadidos como fertilizantes, una buena parte del beneficio de
los fertilizantes nitrogenados se perderá y, además, disminuirá acentuadamente el
valor nutricional del forraje.
Los pastos requieren dos tipos de fertilización: fertilización de establecimiento y
fertilización de mantenimiento. El objetivo de la fertilización de establecimiento
es el de corregir los problemas de fertilidad y acidez, con el objeto de promover un
crecimiento vigoroso de la pastura. Mediante la fertilización de mantenimiento se
restituyen al suelo aquellos elementos extraídos por los pastos, con el objetivo de
alcanzar un óptimo nivel de productividad en el hato.
12.5.1 Fertilización para establecimiento
La fertilización para establecimiento debe tener como objetivo general en el suelo
óptimas condiciones de fertilidad, con el fin de que el desarrollo inicial de la
pastura sea abundante y vigoroso.
En la fertilización para establecimiento el fósforo juega un papel destacado, espe-
cialmente debido a que es un elemento determinante del desarrollo radicular. La
deficiencia de fósforo durante el establecimiento del pasto, comprometerá muy
seriamente el futuro de la pastura.
Otro aspecto importante a considerar en este tipo de fertilización es el control de
la acidez, en lo relativo al exceso de aluminio y a la deficiencia de calcio y magnesio.
La aplicación del fertilizante para establecimiento debe efectuarse en la siembra o
presiembra. Para el caso de praderas, el sistema de aplicación será al voleo o incor-
porado, si el sistema de siembra ha sido también al voleo; o en banda, si el sistema
de siembra utilizado ha sido en surcos. Este úItimo sistema de aplicación es el que
normalmente se utiliza para el establecimiento de pastos de corte.
12.5.2 Fertilización de mantenimiento
La fertilización de mantenimiento está encaminada a devolver al suelo los
nutrimentos extraídos por los pastos con el objeto de que la producción de forraje
no decaiga aceleradamente y, de esta manera, se conserve un buen nivel de pro-
ductividad en el hato.
Este elemento clave en la fertilización de mantenimiento es el nitrógeno, ya que
es el nutriente que produce resultados inmediatos. Sin embargo, en suelos de baja
fertilidad será necesario aplicar además otros nutrientes tales como el fósforo y
potasio.
227
En la fertilización de mantenimiento, el abono nitrogenado o el fertilizante com-
puesto alto en nitrógeno, debe dosificarse en aplicaciones repetidas a lo largo del
año. Si no se dispone de riego, las aplicaciones serán estacionales, coincidiendo
con el comienzo y el final de las épocas de lluvias, tanto en praderas como en
pastos de corte. En el caso que se disponga de riego, se pueden hacer aplicaciones
después de cada pastoreo o después de cada dos pastoreos o cortes. Junto con el
nitrógeno se pueden agregar pequeñas cantidades de fósforo, práctica que ha pro-
ducido excelentes resultados, con el fertilizante Nutrimon 25-15-0-3 (S).
En las zonas ganaderas de los climas cálidos, particularmente en los valles
interandinos y la Costa Atlántica, una excelente alternativa para la fertilización de
mantenimiento es la utilización de sulfato de amonio. En la mayoría de los casos,
esta fuente ha llevado a mayores niveles de productividad de forraje, con mayor
contenido de proteínas, en comparación a los obtenidos con urea o nitrato de
amonio. Con el fin de no exagerar las dosis de azufre, la aplicación alternada de
sulfato de amonio y el grado compuesto 25-15-0 constituye también una buena
variante en el plan de fertilización.
Entre las ventajas derivadas del uso de fertilizantes en la ganadería se destacan las
siguientes:
a) Produce óptimos resultados en corto tiempo.
b) Permite aprovechar al máximo el potencial genético del hato.
c) Aumenta la cantidad de forraje disponible por unidad de superficie.
d) Incrementa la capacidad de carga.
e) Promueve un aumento significativo en la calidad del forraje.
f ) Permite incrementar la producción de carne y leche por animal y por unidad
de superficie.
g) Como resultado de lo anterior, genera incrementos importantes en la rentabi-
lidad de la explotación.
228
TABLA 12.6 Guía general para la fertilización Nutrimón de pastos en las regiones de clima cálido*.
13-26-6
A(1)
6 a 10
25-15-0-3(S)
C(2)
4a8
* El plan de fertilización específico para cada caso debe ser formulado por el profesional de Asistencia Técnica, con base en el análisis de
suelos.
** Debe complementarse con la aplicación de encalado en el caso de suelos fuertemente ácidos.
1 Alternativa recomendable para suelos muy pobres en fósforo.
2 Plan apropiado para suelos con buena disponibilidad de potasio.
3 Puede prescindirse del cloruro de potasio si el suelo es alto en K disponible.
4 Alternativa apropiada para suelos con pH superior a 5,5 y/o deficiente en azufre.
5 Aplicación alternada de sulfato de amonio y urea.
6 Si no se dispone de riego, la aplicaión debe coincidir con el comienzo y la terminación del período de lluvias.
229
praderas, permitió incrementar la carga animal promedio de 1,4 animales por
hectárea, en pastoreo continuo sin fertiIización, a 5,1 animales por hectárea y la
producción de carne de 204 kg/ha/año a 876 kg/ha/año (Figura 12.1).
Estas cifras permiten cuantificar fácilmente el beneficio económico del uso de
fertilizantes en pastos, pues resulta evidente como esta práctica, ligada a un buen
manejo de la pradera, consigue aumentar en un 400%, tanto la carga animal
como la producción de carne por unidad de superficie. Bajo condiciones de la
explotación comercial, se considera que es factible triplicar o, cuando menos,
duplicar la carga animal y el rendimiento de carne.
230
231
13.1 IMPORTANCIA
S e llama hortalizas a las plantas hortícolas cuya flor, fruto, tallo, hojas o raíces
se consumen en estado fresco, cocido o industrializado.
Las hortalizas están íntimamente ligadas al desarrollo agrícola y rural, ya que por
el carácter intensivo de su cultivo son fuente de ocupación de mano de obra que
de otra manera estaría subutilizada; contribuyen a la alimentación de familias de
bajos recursos y ayudan a mantener un buen nivel nutricional.
El cultivo de las hortalizas produce ingresos monetarios a corto plazo, es un me-
dio para lograr que los agricultores aprendan a adoptar tecnologías nuevas y ad-
quieran una mentalidad de cambio.
Su valor alimenticio se debe a que abastecen de calorías, vitaminas y minerales y
son formadores de bulto o masa para una buena digestión.
Las hortalizas más sembradas en nuestro país, son: el tomate, el pimentón, el
pepino, el melón, la sandía, el zapallo, el repollo, la lechuga, la cebolla, el ajo, la
zanahoria y la remolacha.
13.2 SUELOS
233
La materia orgánica mejora la estructura del suelo, papel en el cual los fertilizantes
no pueden sustituirla, lo que sí ocurre con su aporte de nutrientes.
Las hortalizas, en general, prosperan bien en suelos con pH entre 5,5 y 6,8. Ejem-
plos de ellas son: ajo, ají, cucurbitáceas, pepino y tomate.
Crecen bien en un pH entre 6 y 6,8 las siguientes: apio, cebolla, melón, remola-
cha y repollo.
Como se puede apreciar en la Tabla 13.1, tomada del ICA, entre los suelos dedi-
cados a hortalizas, hay un buen número que requiere el empleo de enmiendas
para subir el pH, muy especialmente en los departamentos de Antioquia, Cauca,
Cundinamarca y Santander. En los suelos del Tolima y Valle, se requiere muy
poco el uso de enmiendas en general.
Debido a su rápido crecimiento y desarrollo, y a la gran cantidad de materia
vegetal que adquieren en tiempo corto, las hortalizas necesitan de la fertilización
más que otros cultivos, como muy bien lo saben los agricultores que las cultivan,
cuya gran mayoría, si no todos, las abonan tanto con materia orgánica como con
fertilizantes químicos. De ahí que aún en los suelos con altos contenidos de ni-
trógeno, fósforo y potasio se requiera aplicar estos elementos, y que, en los suelos
con contenidos bajos y medios las cantidades que se deben aplicar sean relativa-
mente altas, como se aprecia en la Tabla 13.2.
Con relación al contenido de fósforo en el suelo, la Tabla 13.1 muestra que hay
un claro predominio en los suelos bajos y medios en este elemento, o sea, suelos
con requerimientos y probabilidad altas de respuesta a la aplicación de fertilizan-
tes fosforados.
Con relación al contenido de potasio, se observa que en un buen porcentaje de los
suelos de Boyacá, Cundinamarca, Huila y Norte de Santander, el número de
suelos con requerimientos altos de este elemento, es similar al número con reque-
rimientos medios. En los otros departamentos predominan los suelos con reque-
rimientos altos de potasio.
234
TABLA 13.1 Distribución porcentual de los valores de pH, fósforo y potasio en suelos dedicados
a hortalizas en Colombia*.
pH P K
Departamentos
B M A B M A B M A
Antioquia 59 40 1 75 11 14 58 21 21
Boyacá 39 59 2 30 21 49 16 28 56
Cauca 48 49 3 82 11 7 34 32 34
Cundinamarca 43 55 2 42 25 33 32 20 48
Huila 39 59 2 54 24 22 27 25 48
N. de Santander 33 61 6 36 15 49 31 22 47
Santander 42 48 10 59 16 25 29 52 19
Tolima 18 73 9 44 16 40 45 24 31
Valle del cauca 12 82 6 65 15 20 35 28 37
* Tomado de: Instituto Colombiano Agropecuario. Estado actual de la fertilidad de los suelos colombianos y estimativos sobre las necesidades de
fertilizantes para varios cultivos. Ministerio de Agricultura. Bogotá.
13-26-6
Zanahoria-remolacha 8 a12
0 15-15-15
13-26-6
Tomate*** 8 a12
0 15-15-15
235
14.1 IMPORTANCIA
L
a yuca ocupa el cuarto puesto en importancia como fuente de calorías. En
Colombia se la utiliza principalmente para el consumo humano o como
alimento para animales y este uso va en aumento.
Según las estadísticas mundiales, sólo siete cultivos exceden el tonelaje producido
por la yuca (92,2 millones). Los países más productores son Brasil, Indonesia,
Zaire, Nigeria e India. El promedio mundial de producción es de 9,4 toneladas
por hectárea y el nacional de 11 toneladas. Bajo condiciones experimentales se
han obtenido rendimientos de más de 70 toneladas por hectárea/año en Colom-
bia.
La yuca se produce básicamente como cultivo de subsistencia. Su valor se deriva
de su tolerancia a condiciones adversas de clima y suelo como la sequía y su capa-
cidad para crecer en suelos pobres. Además, presenta resistencia relativa a las ma-
lezas e insectos, se puede dejar bajo tierra, sin cosechar, durante un período largo
de tiempo y se puede sembrar y cosechar en cualquier época del año.
Los biólogos y economistas dan gran importancia al hecho de que la productivad
de la yuca en términos de calorías por unidad de superficie y unidad de tiempo, es
significativamente más alta que la de otros cultivos alimentos básicos: 250 x 103
cal/día, en comparación con 176 x 103 para el arroz,110 x 103 para el trigo, 200
x 103 para el maíz y114 X 103 para el sorgo.
La yuca se emplea para preparar un gran número de productos procesados como
el almidón y adhesivos. Por sus características, el almidón tiene mucha demanda
en la industria de los alimentos.
14.2 VARIEDADES
Son muchas las variedades que se conocen en nuestro país, pero en ensayos he-
chos en Colombia por el CIAT, se encontró que las mejores son: Secundina,
Patepava, Llanera, Venezolana, Tempranera, Caqueteña, Chiaza, Gallinaza, M.
Col 113.
237
FIGURA 14.1 Zonas productoras de yuca.
238
14.3 ZONAS PRODUCTORAS
La yuca se siembra en varias regiones de clima cálido o cálido moderado del Cauca,
Huila, Meta, Norte de Santander, Valle del Cauca y Costa Atlántica.
Se cultiva entre los O y los 2.000 metros sobre el nivel del mar. A partir de los
1.000 metros su rendimiento disminuye a medida que la temperatura se hace
menor.
La yuca se puede cultivar en suelos muy infértiles, frecuentemente como el úItimo
cultivo de un sistema de rotación. Produce bien en suelos extremadamente áci-
dos, y, en comparación con la mayoría de los cultivos productores de almidón,
tolera bien la sequía, una vez establecida, no tiene períodos críticos en cuanto a
requerimientos de agua. Al inicio de un período de sequía, sus hojas se caen y la
planta permanece en latencia; al inicio de las lluvias, la planta toma parte de las
reservas contenidas en las raíces para formar una cobertura foliar y, posteriormen-
te, transfiere nuevamente reservas a las raíces.
Por razones evidentes se prefieren los suelos francos, donde la raíz puede alcanzar
tamaños adecuados. Se ha considerado que la yuca es un cultivo que agota los
nutrientes del suelo en forma severa. Esto se debe a que el arbusto presenta niveles
de nitrógeno relativamente altos en sus hojas (se las puede usar como forraje), y
sin embargo, no responde en gran medida a las aplicaciones de este elemento. La
presencia de esos contenidos foliares altos en nitrógeno (3,5%) se debe al reciclaje
de nutrientes que ocurre en el cultivo. La vida promedio de las hojas de la yuca es
alrededor de 60 días, y el contenido de nitrógeno en las hojas caídas es aproxima-
damente la mitad del de las hojas en la planta, lo cual indica que dentro de la
planta se reciclan gran cantidad de nutrientes y que buena parte de ellos vuelven
al suelo y son tomados nuevamente por el cultivo. Es éste un buen mecanismo de
adaptación a los suelos pobres.
La yuca es ineficiente para absorber fósforo, pero pese a ello, crece bien en mu-
chos suelos con bajos niveles de fósforo, pues forma una asociación con micorrizas
las cuales ayudan a la planta a absorber este nutriente, las micorrizas seguramente,
le ayudan en la toma de otros nutrientes, además del fósforo.
En Colombia la yuca se siembra en cultivos de pequeña extensión, con una baja
tecnología aplicada, lo que explica los bajos rendimientos que se obtienen de este
cultivo, como se puede apreciar en la Tabla 14.1. El departamento del Valle es el
único que muestra un rendimiento relativamente apreciable, con 20 toneladas
por hectárea, y los de Caldas, Huila y Tolima superan ampliamente el promedio
nacional, el cual se estima en 10.353 kilos por hectárea.
239
TABLA 14.1 Superficie cosechada, producción y rendimiento promedio del cultivo de la yuca,
en varios departamentos, en 1988*.
240
Por cada 10 toneladas de raíces, la yuca extraen en ellas:
Nitrógeno 21 a 36 kilos
Fósforo (P2O5) 9 a 1 1 kilos
Potasio (K2O) 42 a 53 kilos
Si toda la planta se retirara del suelo, la extracción de estos nutrientes sería:
Nitrógeno 60 a 70 kilos
Fósforo (P2O5) 16 a 27 kilos
Potasio (K2O) 72 a 96 kilos
Como el promedio nacional de producción es de 10,3 toneladas por hectárea, las
extracciones de nutrientes anotadas se acercan a las que ocurren en la práctica en
este cultivo.
Las cifras anteriores no justifican la creencia de que este cultivo es un alto extractor
de nutrientes y empobrecedor del suelo, al menos en nuestro medio, y con las
producciones actuales. El empobrecimiento del suelo por el cultivo de la yuca
posiblemente ocurre, sobre todo cuando es en ladera, porque se incrementa la
erosión.
Según se aprecia en la Tabla 14.2, hay una predominancia de los suelos fuerte-
mente ácidos en las áreas cultivadas en yuca, en los departamentos del Cauca,
Meta y Norte de Santander, con una distribución porcentual de valores bajos de
TABLA 14.2 Distribución porcentual de los valores de pH, materia orgánica, fósforo y potasio en suelos
dedicados al cultivo de la yuca en Colombia*.
pH M.O. P K
Departamentos
B M A B M A B M A B M A
Cauca 80 20 0 10 22 68 96 3 1 74 10 16
Huila 48 50 2 23 37 40 68 18 14 36 19 45
Guajira 0 56 44 39 29 32 18 9 73 49 22 22
Meta 91 9 0 16 23 61 83 7 10 71 25 4
N. de Santander 63 35 2 6 19 75 55 18 27 60 18 22
Valle del cauca 23 76 1 27 41 32 70 14 16 45 23 32
Tomada de: Instituto Colombiano Agropecuario, 1980. Estado actual de la fertilidad de los suelos colombianos y estimativos de las necesidades de
fertilizantes para varios cultivos. Ministerio de Agricultura, Bogotá.
241
pH del 80, 91 y 63%, respectivamente. En los departamentos del Huila, Guajira
y Valle del Cauca, dominan los valores medios y sólo la Guajira tiene un aprecia-
ble porcentaje (44%) de suelos con valores altos de pH. En los suelos cultivados
en yuca, con excepción de este úItimo departamento, prácticamente no existen
valores altos de pH.
Dados los valores de pH, en los departamentos del Cauca, Meta y Norte de
Santander, donde predominan los suelos de pH bajo, predominan también los
suelos con bajo contenido de fósforo y potasio, con requerimientos altos de ferti-
lización con estos nutrientes. Para estos suelos los requerimientos de abonamien-
to con fósforo varían entre los 75 y los 150 kilos de P2O5 por hectárea, y con
potasio entre los 50 y los 150 kilos de K2O por hectárea.
También los suelos del Huila y del Valle muestran, en su mayoría, un bajo conte-
nido de P. Son muy pocos los suelos dedicados al cultivo de la yuca que muestran
un alto contenido de P.
Salvo en el Huila, son pocos los suelos donde hay un alto contenido de K, y hay
una clara predominancia de los suelos bajos y medios en este elemento, donde es
alta la probabilidad de la respuesta a la fertilización con potasio.
TABLA 14.3 Guía para la fertilización Nutrimón de la yuca en las zonas de clima cálido en Colombia*.
Época de aplicación**
242
Tal como allí se indica, el fertilizante debe repartirse en dos aplicaciones, utilizan-
do sistemas que permitan localizar el fertilizante, tales como la banda lateral, el
fondo del surco o “en corona”.
Si el pH del suelo es inferior a 5,5 será necesario incorporar con el rastrillo entre
500 y 1.000 kg/ha de cal agrícola en la presiembra.
243
15.1 IMPORTANCIA
D
esde que se introdujo al país la semilla de soya (Glicine max, L. Merr), en
1930, su cultivo se ha venido desarrollando motivado por la demanda
de la industria, con precios remunerativos, y por los avances tecnológi-
cos logrados para su manejo agronómico.
El grano de soya es materia prima para la elaboración de aceites comestibles de
alta calidad y de gran consumo, como para la preparación de tortas con apreciado
valor protéico, que son utilizadas para la producción de concentrados alimenti-
cios en avicultura y ganadería.
Aun cuando la demanda industrial es básicamente para aceites y tortas, la semilla
de soya también se utiliza para la preparación de muchos productos como hari-
nas, sopas, salsas, pan, leche, grasas, glicerina y sintéticos. Además, los tallos y
hojas se pueden utilizar como forraje para ganado o como abono verde para me-
jorar los suelos.
Así, su cultivo se ha convertido en una alternativa importante, desde los puntos
de vista agrícola y económico, en la rotación de siembras de arroz, sorgo, algodón,
etc.
El área cultivada con soya en el país oscila entre 55.000 y 80.000 hectáreas/año,
dependiendo de la demanda y del precio del grano, regulados principalmente por
la oferta resultante de las importaciones de soya y otras materias primas para
extracción de aceite comestible. La producción nacional de soya ha sido insufi-
ciente para atender la creciente demanda interna de aceite comestible y de con-
centrados, por lo cual ha sido necesario importar grano en cantidad superior a las
75.000 toneladas/año.
Incrementando el área cultivada con soya y su productividad por hectárea, es
posible disminuir el gasto de divisas para importación del grano, que general-
mente supera los 25.000 dólares anuales.
El manejo eficiente de la fijación biológica del nitrógeno en el cultivo de soya y su
fertilización adecuada, son factores importantes para incrementar la productivi-
dad y la calidad del grano y para ayudar al cultivo a tolerar condiciones ambienta-
les y de suelo desfavorables.
245
15.2 ZONAS PRODUCTORAS
15.3 SUELOS
Tanto las características físicas de los suelos como las químicas inciden notoria-
mente en el crecimiento y producción de la soya.
15.3.1 Condiciones físicas
Este cultivo se adapta a diferentes tipos de texturas, siempre que los suelos presen-
ten, en primer lugar, un drenaje adecuado, en tal forma que elimine fácilmente
246
un exceso de agua, pero que retenga una cantidad suficiente para abastecer a las
plantas durante varios días, permitiendo, además, una buena aireación de la zona
radical, lo cual favorece la proliferación y el desarrollo de raíces.
Debido al crecimiento inicial de la raíz en forma pivotante, a la proliferación de
raicillas, al crecimiento constante de la raíz y a la importancia del agua del subsuelo
para la soya, es necesario utilizar un sistema apropiado de preparación de los
suelos que les dé soltura y que rompa y disgregue capas compactas o endurecidas
en los primeros 40 cm de profundidad, para obtener un mejor crecimiento y
mayor producción de grano de soya.
No son convenientes los suelos arcillosos por el exceso potencial de humedad, ni
los arenosos por su sequedad y altas temperaturas.
15.3.2 Condiciones químicas y fertilidad
La soya se desarrolla bien en suelos que no presentan niveles altos de Al, Mn, Na
o de sales, pues es muy sensible al efecto nocivo de estos elementos. Por el contra-
rio, su crecimiento y producción son favorables cuando en el suelo se presentan
niveles altos de P, Ca, Mg, K, S y de elementos menores Mn, Zn y Cu, principal-
mente.
Las condiciones anteriores se encuentran con frecuencia en suelos medianos o
moderadamente finos, generalmente de aluvión, con buen drenaje, nivel medio
de materia orgánica, un pH entre 6 y 6,7 y conductividad eléctrica menor de 1
mmho/cm.
Cuando el pH es menor de 5,6, o sea, en niveles ácidos, generalmente se presen-
tan deficiencias de calcio, magnesio, potasio, fósforo, molibdeno y ocurren exce-
sos de aluminio, afectando desfavorablemente el crecimiento de la soya.
En suelos alcalinos, cuando el pH es mayor de 7, es probable que se presenten
deficiencias de elementos menores (Zn, Mn, Fe, B) especialmente si hay presen-
cia de carbonatos libres, lo cual es frecuente en este tipo de suelos; en estas condi-
ciones también ocurren condiciones desfavorables para la disponibilidad del P y
del K.
Para conocer las características químicas de los suelos y poder determinar
confiablemente la clase y cantidad de fertilizantes que es necesario aplicar a un
cultivo, es indispensable realizar el análisis de suelos en laboratorios especializa-
dos.
247
15.3.3Características de suelos soyeros en Colombia
En la Tabla 15.2 se presenta una información general sobre algunos aspectos de la
fertilidad de los principales suelos de soya en el país.
Se puede observar que en el Valle del Cauca predominan los suelos ligeramente
ácidos o alcalinos, medios o bajos en materia orgánica y medios o altos tanto en
fósforo como en potasio. El exceso de Ca y de carbonatos en algunos suelos de
esta región causan deficiencia de elementos menores (Mn, Zn, Fe). En el Cauca y
en el Meta, contrastando con los suelos del valle, predominan los ácidos, bajos en
fósforo y en potasio. El porcentaje (%) de suelos ácidos y con bajo contenido de
materia orgánica es mayor en el Meta.
En algunos de los suelos del Valle del Cauca con niveles altos de potasio (entre
0,31 y 0,4 me/100 g) pueden ocurrir deficiencias de potasio cuando los conteni-
dos de Ca y Mg son muy altos.
TABLA 15.2 Distribución porcentual de pH, materia orgánica, fósforo y potasio en suelos
de los principales departamentos productores de soya*.
pH
Muy ácido
Menor 5,5 3 25 70
Moderado a ligeramente
5,6 a 6,5 43 52 27
ácido
6,6 a 7,3 32 22 3
Casi neutro
Mayor 7,3 22 1 0
Alcalino
M.O. (%)
Menor 3,0 Bajo 44 26 51
3,0 a 5,0 Medio 45 43 28
5,0 a 10,0 Alto 11 31 21
P (ppm-Bray II)
Menor 10 Bajo 28 73 70
10 a 20 Medio 24 16 9
Más de 20 Alto 48 11 21
K (me/100 g-intercamb.)
Menor 0,15 Bajo 26 45 56
0,15 a 0,30 medio Medio 39 28
Mayor 0,30 alto Alto 16 16
248
De acuerdo con lo anterior, para cultivar soya se requerirá aplicar cal, casi siempre
en el Meta, en algunos casos en el Cauca y prácticamente no es necesario hacerlo
en el Valle.
En relación con la fertilización a base de fósforo y potasio, debe ser más frecuente
en el Meta y en el Cauca y con dosis más altas que en el Valle.
En todas las zonas es posible encontrar respuestas a la fertilización con nitrógeno,
especialmente cuando los niveles de materia orgánica en el suelo son bajos o me-
dios y si no es muy eficiente la inoculación con Rhizobium, bacterias simbióticas
fijadoras del N2 atmosférico.
En los suelos del Valle del alto Magdalena (Tolima, Huila) utilizables para el
cultivo de la soya, predominan los ligeramente ácidos o casi neutros. Especial-
mente en el Huila ocurren algunos ácidos con necesidad de cal, pero en las dos
regiones también hay algunos con exceso de calcio y carbonatos (pH mayor de
7,2) que inducen deficiencia de elementos menores, fósforo y potasio.
En esta misma región, la proporción de suelos con niveles bajos de materia orgá-
nica, fósforo y potasio es, respectivamente, 80 a 85%, 45 a 50% y 50 a 60%,
indicando una alta probabilidad de encontrar respuesta de la soya a la fertiliza-
ción con nitrógeno y una probabilidad media de encontrar respuestas a fósforo y
potasio en dosis moderadas.
15.4 VARIEDADES
249
país varía entre 1,6 y 2,3 Ton de grano/ha, según la zona, ubicándose el Meta y el
Litoral Atlántico en las inferiores, el Valle del Cauca en las superiores y el
Tolima-Huila en rendimientos intermedios.
En zonas de temperaturas altas, el período vegetativo de la soya es menor (95 a
110 días), comparado con una duración de 110 a 130 días en zonas menos cálidas
como el Valle del Cauca y la meseta de Ibagué.
Para obtener producciones rentables de soya e incrementos de rendimiento en
grano con el uso de fertilizantes, este cultivo exige un buen suministro de agua
(500 a 750 mm), bien distribuidos a lo largo del período vegetativo en forma de
lluvia o de riego suplementario.
Bajo condiciones desfavorables en cuanto a distribución del agua para el cultivo
de la soya, son más recomendables las variedades de crecimiento indeterminado
como soyica P-32, soyica N-21 y soyica N-22, ya que su fase reproductiva es
alternada y de mayor duración, dando mayor probabilidad de producción de
vainas cuando hay períodos prolongados de sequía.
250
15.5.2 Absorción durante el ciclo vegetativo
a) Nitrógeno
La absorción de nitrógeno por la soya es intensa a partir de la formación de los
primordios florales (25 a 35 días de la emergencia) hasta el llenado de las
vainas (85-90 d.d.e.). Entre la floración y el inicio del llenado de las vainas se
absorbe aproximadamente un 50% del total de nitrógeno requerido por la
soya.
La proporción de nitrógeno absorbido por la soya, proveniente de la fijación
simbiótica, es muy variable (25% a más del 75%), por las condiciones del
suelo, clima y manejo, reduciéndose por la aplicación de fertilizantes
nitrogenados.
Ya que la absorción de nitrógeno procedente del proceso simbiótico, tanto en
los primeros días de emergencia de las plantas de soya como en el inicio de
formación de vainas, es menos intenso pero de alto requerimiento por ellas, la
aplicación complementaria de nitrógeno en estas épocas, beneficia la produc-
ción de granos sin afectar apreciablemente la fijación simbiótica.
b) Fósforo y potasio
La absorción de estos dos elementos por la soya sigue el modelo de acumula-
ción de materia seca: inicialmente es lenta, incrementándose notoriamente a
partir de la floración y hasta el llenado de los granos.
El potasio es absorbido en cantidad notoriamente mayor que el fósforo y su
rata de absorción es ligeramente más intensa entre la plena floración y la ini-
ciación de formación de vainas, pero disminuye unos días antes de que dismi-
nuya la del fósforo.
No obstante la intensa absorción de fósforo hasta la maduración de los granos,
la acumulación de este elemento en los tejidos de las plantas de soya antes de
floración es importante para suplir sus necesidades posteriores.
Parte del N, P y K acumulados en las hojas y tallos se traslocan a los granos en
proporción apreciable y cerca de un 75% del N y del P y un 60% del K total
absorbido por las plantas de soya se ubican allí. Aproximadamente un 50% de
la cantidad presente de estos elementos en las semillas proviene de traslocación
y el 50% restante de absorción directa del suelo durante la formación y llenado
de las mismas.
251
15.6 REQUERIMIENTOS DE FERTILIZACIÓN
252
Así, cuando las condiciones de nodulación de las raíces por la bacteria Rhizobium
no son satisfactorias y cuando el suministro de N por el suelo es deficiente (mate-
ria orgánica baja o nitrificación lenta), es necesario fertilizar con nitrógeno la
soya, aplicando 15 a 20 kg del elemento/ha con la siembra o en la primera semana
de emergencia y 30 a 70 kg de N en la época de florescencia a formación de vainas
(35 a 45 d.d.e), según las condiciones del suelo, nodulación, clima y cultivo.
Anteriormente se discutió como en estas etapas inicial y avanzada del cultivo se
afecta poco la fijación de nitrógeno atmosférico, que generalmente disminuye
por la aplicación de nitrógeno al suelo, especialmente en la zona de nodulación de
las raíces.
15.7.2 Dosis de nitrógeno
En las pruebas de fertilización realizadas principalmente por el ICA en diferentes
regiones, se ha encontrado poca respuesta al N en los suelos del Valle del Cauca y
una respuesta moderada a alta en otras zonas. En la Tabla 15.3 se presentan unas
recomendaciones generales de fertilización nitrogenada en soya, teniendo en cuenta
el contenido de materia orgánica del suelo y la eficiencia en la fijación de nitróge-
no atmosférico. Para una eficiente fijación de nitrógeno se requieren condiciones
físicas, químicas y de fertilidad favorables en el suelo, presencia de cepas de
Rhizobium efectivas y una interacción favorable entre la variedad de soya y dichas
cepas.
El Instituto Colombiano Agropecuario produce cepas de Bradyrhizobium
japonicum eficientes bajo diferentes condiciones ambientales y de acuerdo con la
variedad de soya. Entre ellos se han destacado la ICA J001 en el Meta y Cesar y la
ICA J003 en el Tolima.
% kg N/ha
* Adaptado de Frye C., Alberto. Recomendación de fertilización en cultivos. Universidad del Tolima. 1989.
253
Los máximos rendimientos de soya se obtienen con una relación complementaria
entre nodulación efectiva y fertilización con N: no es posible lograrlo con sólo
fijación atmosférica ni con el sólo uso de fertilizantes nitrogenados.
15.7.3 Fuentes de nitrógeno y su manejo
Para la primera aplicación de nitrógeno con la siembra o en los primeros días de
germinada la soya, se debe utilizar abonos que también aporten P y/o K, según los
requerimientos de fertilización, como los siguientes: 13-26-6, 15-15-15, 25-15-0-3,
DAP (18-46-0).
Estos fertilizantes deben ubicarse en tal forma que queden cerca a la zona radicular
pero no dentro de ella, para no afectar el proceso de infección y nodulación del
Rhizobium.
Para la segunda época de aplicación, o sea, en la florescencia, se puede utilizar
UREA (46% N) y/o SULFATO DE AMONIO (21-0-0-24S). Este úItimo ferti-
lizante con mayor eficiencia en el caso de suelos con deficiencia de azufre, pobres
en materia orgánica o alcalinos.
254
De todas maneras es conveniente aplicar fósforo al cultivo de soya para conservar
el nivel de fertilidad del suelo, ante la extracción apreciable de fósforo que va a
soportar y, se favorecen así los cultivos siguientes en la rotación.
15.8.2 Dosis de fósforo
El plan de fertilización de la soya con fósforo debe establecerse esencialmente con
base en los resultados del análisis de suelos y teniendo en cuenta el posible efecto
residual de fertilizantes fosfóricos aplicados en cultivos inmediatamente anterio-
res.
En suelos normales, puede esperarse aumentos de rendimiento en grano de soya
con la fertilización fosfórica, aplicando dosis moderadas del elemento a suelos
cuyo contenido sea bajo y que, no tengan un efecto residual de P apreciable.
En suelos ácidos fijadores de fósforo como los del Meta y algunos del Cauca, hay
un mayor requerimiento del elemento y una mayor respuesta en producción a su
aplicación en dosis altas.
En la Tabla 15.4 se presenta una guía para la fertilización fosfórica de la soya en
suelos normales o en suelos ácidos, según el contenido del elemento. Para cada
categoría o rango de fósforo, la dosis de fertilización más baja debe corresponder
tanto a los mayores niveles del elemento en el suelo, según el análisis químico,
como a las situaciones en que se siembre la soya despues de un cultivo fertilizado
con suficiente fósforo.
En el manejo de suelos ácidos, las dosis mayores dentro de cada rango deben
corresponder a algunas de las siguientes situaciones en el suelo: menor contenido
de P, carencia de P residual, mayor acidez o menor encalamiento, fertilización
completa y balanceada con otros elementos, especialmente K, Mg, Zn y B.
255
15.8.3 Fuentes de fósforo y su manejo
La primera aplicación de fósforo (50% a 100% de la dosis), debe ir con arado o
rastrillo a 10 o 15 cm de profundidad antes de la siembra, especialmente en zonas
con déficit hídrico durante el trascurso del período vegetativo de la soya. Para esta
aplicación se puede usar SUPERFOSFATO TRIPLE (46% P2O5) en cualquier
suelo, o ABONO FOSFÓRICO de Paz del Río (10% P 2 0 5) y ROCA
FOSFÓRICA (20-22% P2O5) en suelos ácidos.
La cantidad restante de fósforo se debe aplicar con la siembra, en banda a 12-15
cm de la semilla, o por surcos en los primeros días de germinada la soya, utilizan-
do fertilizantes que aportan también el N requerido para esta época inicial, con o
sin K, como los productos NUTRIMON 43-26-6,15-15-15, 25-15-0-3 o DAP
(18-46-0).
256
15.9.2 Dosis de potasio
Lo mismo que en el caso del fósforo, la fertilización potásica de la soya debe
establecerse con base en los resultados de análisis de suelos y teniendo en cuenta el
aporte del elemento que puedan hacer tanto los residuos de cosecha incorporados
inmediatamente antes de la siembra, como el residuo de fertilizantes aplicados en
el cultivo anterior.
Las respuestas encontradas a la fertilización de la soya con potasio corresponden a
dosis bajas o moderadas con tendencia a causar disminución en los rendimientos
si se aplican cantidades mayores de las requeridas, especialmente cuando hay de-
ficiencia e insuficiencia, ante el suministro de potasio, de algún elemento menor.
En la Tabla 15.5 se presentan las recomendaciones para la fertilización con potasio,
según el contenido del elemento y, además, en suelos ligeramente ácidos o alcalinos
según su relación con el Ca+Mg.
Mayor de 75 50 a 75
Menor de 0,15
Menor de 75 25 a 45
Mayor de 75 40 a 60
de 0,15 a 0,20
Menor de 75 15 a 25
Mayor de 75 25 a 45
Más de 0,20
Menor de 75 0
SUELOS ÁCIDOS
Categoría K Fertilización
Menor de 0,10 60 a 85
0,10 a 0,15 40 a 60
0,15 a 0,20 15 a 30
Más de 0,20 0
257
15.9.3 Fuentes de potasio y su manejo
Parte del potasio se aplica simultáneamente con el fósforo en la fertilización ini-
cial temprana, antes de la siembra o al tiempo con ella, utilizando alguno de los
compuestos 13-26-6 o 15-15-15.
Para completar las dosis o para eplicaciones posteriores (en los primeros 15 días
de emergida la soya), se utiliza corrientemente cloruro de potasio (60% K2O).
Por la sensibilidad de la soya a la salinidad y ante el índice de salinidad elevado de
los fertilizantes potásicos, debe evitarse el situarlos cerca a las plantas o en su zona
de raíces, especialmente en los estados iniciales de germinación y crecimiento.
FERTILIZANTES REQUERIDOS*
SUELOS Y DOSIS DE NUTRIENTES
N - P2O5 - K2O
13-26-6 15-15-15 TSP** KCl UREA SAM
kg/ha Bultos/ha
Suelos ácidos***
258
15.10 PLAN DE FERTILIZACIÓN NUTRIMON DE LA SOYA
15.11 BIBLIOGRAFÍA
259
Covaleda, Carlos F., 1982. Efecto del inoculante, dosis y época de aplicación de
N, sobre la producción de soya. Tesis Ing. Agr. Universidad del Tolima. Ibagué.
Gutiérrez, D., 1983-84. Fertilización de la soya en suelos del Valle del Alto Mag-
dalena. En, Informe del programa de suelos. lCA, Bogotá. pp.343-344.
Parra, C.A., 1983-84. Fertilización de la soya en suelos del Valle del Cauca. En,
Informe del programa de suelos. ICA, Bogotá. pp. 336-343.
Scott, W.O. y Aldrich, S. R., 1975. Producción moderna de soya. Centro Regio-
nal de Ayuda Técnica. AID. Editorial Hemisferio Sur. Buenos Aires, Argen-
tina.
260
16.1 INTRODUCCION
EI cultivo del banano es hoy una explotación de gran valor económico y social
para Colombia y otros países. Evidentemente que el conocimiento de esta impor-
tancia genera preocupación en mejorar los sistemas de producción, necesitándose
en este sentido como punto primordial proveer a las plantas de una buena canti-
dad de nutrimentos disponibles en el suelo.
Por la gran extracción de nutrientes que el cultivo hace, es necesario incluir la
fertilización como medio no sólo de retribución y suplementación de nutrientes
al suelo, sino para poder mantener unos niveles de producción altos que compen-
sen los costos de operación y hagan rentable la explotación bananera.
Debido a la importancia que tiene la fertilidad actual y la nutrición del cultivo del
banano, se ha hecho una revisión bibliográfica, sobre diferentes aspectos relacio-
nados con este tema, la cual permitirá obtener un conocimiento amplio, con el
fin de permitir su aplicación a agricultores y técnicos en la nutrición de esta
mugácea.
16.2 SUELOS
El cultivo del banano, se asienta en los más variados suelos del mundo, depen-
diendo del tipo de explotación en donde se desarrolle.
En algunos países se cultivan clones de la especie Musa balbisiana, para consumo
interno y forman parte muy importante de la dieta de sus pobladores (21). Estos
clones se caracterizan por ser poco existentes en suelos, pero su productividad es
escasa, cuando se cultivan en suelos ricos ésta mejora, pero no en forma sustancial
ya que tratándose de un cultivo familiar su tecnología es baja y su rendimiento se
adapta a las necesidades de sus cultivadores.
Los cultivares Acuminata, se caracterizan en su mayoría por su consumo como
fruta fresca y constituyen la base del comercio mundial de la exportación de
bananos. Son exigentes en suelos, y guardan relación con su potencial de produc-
tividad. Estos clones se cultivan en forma intensiva, en plantaciones altamente
tecnificadas y su comportamiento con respecto a suelos es muy diverso (21).
262
Según Simmonds (22) no existe “una buena tierra para banano” cuando se pre-
tende cultivar sin fertilización por un período largo. De acuerdo con la tecnología
moderna y los altos niveles de productividad esperados, no es posible que ningún
suelo por bueno que sea pueda dar altas producciones de banano sin la fertiliza-
ción adecuada a sus necesidades.
16.2.1 Origen
Los suelos bananeros de los países productores, son de muy diverso origen y se
presentan en diferentes estados de meteorización.
En América Central, Colombia y Jamaica, encontramos los fértiles aluviones, que
varían en su naturaleza física desde las margas abigarradas hasta las arenas pedre-
gosas (22); las cenizas volcánicas latosolizadas de Ecuador y Camerún; los aluvio-
nes terciarios de Costa de Marfil; las terrazas altas de Guinea; los aluviones costeros
de Jamaica, Filipinas, México y Costa de Marfil (4); los muy diversos suelos de la
India, que comprenden desde las arenas hasta las pesadas arcillas de los deltas y
lateritas; las tierras rojas y ácidas de origen volcánico de Queesland y por último
se mencionan las lavas macizas de Samoa, que a veces apenas si constituyen otra
cosa que rocas descompuestas.
En razón a lo anterior se puede afirmar que todas las texturas se hallan represen-
tadas, por lo que se comprende que los problemas técnicos del cultivo sean tan
sumamente variados.
16.2.2 Características físicas
Las texturas más recomendables para obtener una buena cosecha económica de
bananos, son las medias, desde franco arenosos muy finos y finos hasta franco
arcillosos. Texturas más livianas o pesadas pueden provocar problemas de manejo.
Los subsuelos pueden ser de texturas más livianas para a favorecer el drenaje, pero
sin ser demasiado livianos como arenas gruesas o gravas que hagan un drenaje
excesivo, o arcillas pesadas que dificulten el libre movimiento vertical del agua
(21).
Champion (4), señala que el suelo para banano debe ser profundo, bien estructu-
rado y drenado.
Por su parte, la United Brands (24) afirma que los suelos más aptos para el cultivo
son aquéllos de formación aluvial con buena profundidad, estructuración, drena-
je interno, de alta fertilidad y cuya textura varía dentro de la gama de los francos
y sugiere igualmente que los suelos con más de 40% de arcilla o compactado no
deben sembrarse.
263
A su vez Simmonds (22), comenta que son tres los factores que deciden si un
suelo es apto o no para banano: la estructura, la profundidad, y la presencia o
ausencia de sustancias tóxicas; sin embargo, Haarer (9), asegura que “el banano
debe asentarse sobre un suelo fértil, desmenuzable y de cierto espesor en su capa
de tierra vegetal. El tipo de suelo resulta de escasa importancia con tal de que sea
de reacción neutra y no esté sujeto a inundaciones”.
Las condiciones físicas de los suelos aluviales son muy variables y dependen no
solamente del material matriz originario, sino también de la forma de descompo-
sición. En el primer caso, los aluviones provenientes de rocas sedimentarias con
alto contenido de calcio, tienen texturas muy variadas desde arenas gruesas hasta
arcillas muy pesadas, y en todos los casos se da la presencia de un alto contenido
de limo móvil, que disminuye el espacio de poro y provoca la compactación de
los suelos. Los suelos aluviales de origen sedimentarlo, que desarrollan bajo con-
diciones hidromórficas tienen la tendencia a producir texturas más pesadas que
los piroclásticos desarrollados bajo condiciones de buen drenaje.
Los aluviones provenientes de materiales volcánicos, tienen un comportamiento
físico muy diferente a los anteriores, sus texturas tienden a ser más livianas, con
poca tendencia a materiales finos, reduciéndose la arcilla y los limos y por tanto
son suelos friables, permeables y con baja capacidad de compactación. Los aluvio-
nes procedentes de estos materiales son mas fáciles de manejar que los provenien-
tes de rocas sedimentarias, pero tienen menor potencial de producción bananera.
De acuerdo con la información anotada, no existe un tipo determinado de condi-
ción física de los suelos bananeros aluviales, ya que en una misma área podrían
encontrarse texturas desde arenas sueltas en todo el perfil hasta arcillas pesadas
con más del 60%.
Oschatz (19) complementa que todas las demás condiciones para un buen creci-
miento pueden ser ofrecidas actualmente con la ayuda de las técnicas modernas
de producción. El complejo de absorción y la saturación de bases pueden ser
mejoradas por el regular abonamiento orgánico y por la incorporación de fertili-
zantes minerales para suplir la falta de alimentos nutritivos, igualmente es posible
corregir condiciones desfavorables del suelo mediante las labores culturales apro-
piadas para cada caso y por medio de riegos regulares (18).
16.2.3 Profundidad
La profundidad de los suelos bananeros depende de su origen; los suelos latosólicos
de topografía quebrada de Costa de Marfil son poco profundos, con gravas en su
perfil y materiales matrices, en estados de descomposición que limitan el desarro-
llo de raíces (5).
264
Por el contrario los suelos aluviales de Centroamérica, Colombia, Ecuador y Fili-
pinas son profundos, con limitaciones texturales en los subsuelos o tablas de agua
altas que pueden limitar el crecimiento normal de las raíces.
Los suelos de las Islas Canarias por su poca profundidad natural, se han construi-
do en forma artificial, transportando el suelo a veces desde largas distancias a
terrazas especialmente construidas, con profundidad variable, pero suficiente para
el desarrollo del sistema radical de la planta (7).
Los suelos bananeros de alta potencialidad de producción deben presentar un
perfil permeable, físicamente bien balanceado hasta una profundidad no menos
de 1,50 metros. Los estratos u horizontes con profundidades superiores a la ano-
tada, no deben presentar capas endurecidas, impermeables o arcillosas que limi-
tan el libre movimiento vertical del agua, y con ello elevar el nivel freático. El
perfil de un buen suelo bananero, debe estar libre de gravas, piedras y estratos
endurecidos.
16.2.4 Características químicas
Las características químicas de los suelos bananeros, están dadas en primer térmi-
no por el origen del material matriz y en segundo lugar por el grado de desarrollo
y formación de los suelos.
Los suelos aluviales de origen sedimentario formados bajo condiciones
hidromórficas desarrollan arcillas del tipo de las Montmorillonitas con alta capaci-
dad de absorción de cationes; los aluviales de origen volcánico se caracterizan por
presentar una capacidad de intercambio de cationes media; los originados de
piroclásticos y cenizas volcánicas, de las Antillas Francesas, Costa Rica y Ecuador
tienen una capacidad de intercambio baja, resultado de la baja cantidad de mine-
rales arcillosos.
Las características químicas de los suelos bananeros en el mundo son muy diver-
sas, por lo tanto para lograr un crecimiento normal la planta requiere que el suelo
tenga en cantidades suficientes, todos los elementos esenciales y que éstos se en-
cuentren en forma asimilable.
La planta del banano por su constitución botánica tiene un sistema radical muy
deficiente que no guarda relación con su excelente sistema foliar y el desarrollo
muy rápido de su inflorescencia; por tal motivo los suelos bananeros deben de
contener los nutrimentos necesarios y bien balanceados, fácilmente asimilables
en el momento más oportuno, ya que se ha demostrado que la planta tiene capa-
cidad para absorber y almacenar elementos en los mejores momentos fisiológicos
para ser utilizados cuando más se ocupan y quizás no estén disponibles. Si bien es
265
cierto que un buen suelo bananero tiene capacidad de sustentar una cosecha nor-
mal, las exigencies modernas de alta productividad hacen que sea necesario agre-
gar sistematicamente y en grandes cantidades los nutrientes en forma de fertili-
zantes (21).
266
Soto (21), manifiesta que es indudable que pH de 8,0 o mayores, son evidencia
de altos contenidos de Ca, Mg y Na, que pueden resultar muy perjudiciales en la
asimilación del K y Mg por desequilibrio.
De otra parte, Haarer (9), afirma que los bananos se cultivan en suelos de todos
los tipos, más a menudo con valores de pH que oscilan entre 4,5 y 7,0, siendo
preferible el pH 6,0.
Ensayos realizados por Oschatz (19) demuestran correlaciones fuertemente posi-
tivas entre el rendimiento y el aumento del valor pH desde 4,5 a 6,5. Sin embar-
go, Croucher y Michel, citados por Simmonds (22) concluyeron que el pH den-
tro de límites amplios, carece de importancia y que por lo tanto no existe una
razón a priori para esperar resultados beneficiosos en materia de cultivo bananero,
del encalado de los suelos ácidos a menos que exista una verdadera deficiencia de
calcio.
En estudio realizado por Jurado (10), en 1977 en 507 muestras de suelos de la
zona de Urabá encontró, que los valores promedios de pH obtenidos encajan
dentro del rango sugerido por los investigadores del cultivo, aunque conviene
tener la precaución de estudiar con más detenimiento los casos aislados de la
zona, en donde se estime que el pH esté influyendo en la producción, cuando se
programe la aplicación de correctivos.
Análisis de muestras de suelo de Urabá, interpretadas por el autor del presente
trabajo en la actualidad, presentan pH por debajo de 5,0 posiblemente debido al
uso continuado por muchos años de urea en los cultivos establecidos.
16.3.2 Nitrógeno (N)
El nitrógeno es un elemento muy importante en la fisiología de la planta, pues
hace parte de la molécula de clorofila en combinación con el magnesio, constitu-
yéndose además como factor limitante de muchos suelos, produciendo con fre-
cuencia el suministro sólo, resultados visibles rápidos, aún cuando sus dosis sean
comparativamente bajas.
Según Simmonds (22), los suelos tropicales bajo cultivo pierden la materia or-
gánica rápidamente y por lo tanto, nitrógeno; las aplicaciones de fertilizantes
fosfáticos y potásicos al estimular la microflora del suelo aceleran el proceso. Con-
tra esta tendencia se presenta el hecho de que una siembra intensiva significa en
general, una abundante caída de hojarasca y falsos tallos cortados que tienden a
reportar la materia orgánica, pero en muy poca cantidad por lo que una explota-
ción intensiva y prolongada exige, inevitablemente, una generosa fertilización
nitrogenada.
267
Champion (4), manifiesta que las aportaciones naturales consistentes en la fija-
ción de nitrógeno atmosférico y del aportado por las aguas de lluvia (pueden no
obstante llegar hasta diez kilos por hectárea), son totalmente insuficientes para la
obtención de rendimientos altos en los bananos, los cuales quedan limitados por
falta de nitrógeno.
Las necesidades de N son continuas durante la mayor parte del ciclo de vida de la
planta con un máximo durante el período de crecimiento vegetativo (21); las
hojas siempre tienen el mayor contenido de N en la fase vegetativa y en la flora-
ción. El pseudotallo y cormo son los órganos almacenadores de este elemento,
pero en la fase de producción o fructificación, los frutos tienen más que el
pseudotallo y el cormo (23).
El N es un nutriente que está sujeto a cambios climatológicos, a modificaciones
biológicas y tiene poca interacción química con las arcillas del suelo, en otras
palabras puede desaparecer rápidamente sin ser utilizado por la planta.
En los suelos de Urabá los porcentajes de materia orgánica (M.O.) son bajos,
normal en zonas de bosque húmedo tropical.
Entre los efectos visibles del nitrógeno en el banano se citan:
— Favorece el desarrollo vegetativo en general.
— Influye sobre el crecimiento longitudinal de los pecíolos.
— Aumenta el largo del racimo y la cantidad de manos.
— Favorece el mantenimiento y el crecimiento de los hijos y aumenta la capaci-
dad de producir flores y frutos.
El exceso de nitrógeno causa entre otros, los siguientes efectos:
— Poca estabilidad del pseudotallo, que facilita su desgajamiento.
— Retarda el brotamiento de la inflorescencia.
— Produce un alargamiento excesivo del raquis distanciando demasiado las ma-
nos entre sí.
16.3.3 Fósforo (P)
Las necesidades del banano en fósforo son altamente débiles pero, sin embargo,
precisa asegurarlas (4).
Al parecer, este elemento interviene en la resistencia fisiológica a los parásitos
criptogámicos que aparecen después de la cosecha y en la robustez de los pedicelos;
pocas veces es deficiente en los suelos, incluso cuando los métodos clásicos de
análisis solamente revelan trazas.
268
En lo anterior coincide Simmonds (22) al afirmar que el análisis puede mostrar
una concentración baja de fosfato, pero esasombrosa la frecuencia con que las
pruebas de abonamiento fallan en dar una respuesta a este elemento, aun cuando,
al parecer, se encuentra en deficiencia.
Sin embargo (18), manifiesta que el comportamiento del fósforo respecto a la
absorción, es semejante a la del nitrógeno. La planta absorbe P en cantidades
notables, pero cesa durante el período de floración. Lo anterior parece indicar que
la planta acumula todo lo necesario y luego lo utiliza en la formación del racimo;
tal extractación la hace de los órganos vegetativos.
No obstante lo anterior, Twyford y Walmisley (23), encontraron que después de
la floración, las plantas prosiguieron la absorción de P en una proporción consi-
derable, por lo tanto aducen que ningún órgano contribuyó con cantidades netas
de este elemento para el desarrollo de la fruta, por lo que se deduce que para este
propósito, el nutriente viene directamente del suelo, ya que el pseudotallo
incrementó su contenido en casi la mitad.
Con la disminución del pH la fijación del fósforo por parte de los hidróxidos de
aluminio y manganeso se aumenta notablemente (2).
En la zona bananera de Urabá se observan niveles de P2O5 que no superan la
apreciación muy pobre.
Esta condición es favorecida por la tendencia ácida de estos suelos, ya que la
máxima aprovechabilidad del fósforo se sitúa en un valor de pH 6,5.
Desde luego las ventajas de un óptimo aprovisionamiento del P a las plantas de
banano son las mismas que para todos los demás cultivos:
— Mejor desarrollo radicular y mayor capacidad asimilativa.
— Favorece el crecimiento vegetativo en general.
— Influye positivamente en la floración y el poder germinativo de la semilla.
16.3.4 Potasio (K)
En todos los estudios hechos acerca de la extracción y asimilación de nutrientes
del banano, es notable la cuantía extremadamente alta de potasio extraído, en
tanto que la de calcio es el extremo opuesto. Por esta razón el banano se le conoce
como una planta ávida de potasio, lo cual ha de tomarse en consideración al
seleccionar los suelos de cultivos y el programa de fertilización.
A ello hay que agregar el hecho de que, en la mayoría de los casos, grandes canti-
dades de potasio son absorbidos en un tiempo relativamente corto (21).
269
Champion (4) comenta que en diferentes ensayos realizados sobre ciertos tipos de
suelo arcilloso se han observado reacciones favorables al potasio a pesar de contar
el suelo con una riqueza natural notable.
Al referirse al potasio, Lara (12), menciona que en diferentes experimentos se ha
demostrado el enorme beneficio logrado con aportaciones de este elemento al
cultivo de banano, pues el número de manos y peso por racimo aumenta en
forma considerable.
En los estados de desarrollo infantil y juvenil de la planta, el pseudotallo parece
ser siempre el más grande depositario de K, seguido por las hojas y el cormo. En
la floración, los órganos más concentrados en K son el pseudotallo, hojas, cormo
y raquis interno. En la etapa de precosecha los frutos tienen la mayor cantidad de
potasio de la planta; sin embargo, en algunas plantas muy productivas, el
pseudotallo tiene más potasio que los frutos (23).
El crecimiento rápido y frondoso del banano requiere un aprovechamiento bas-
tante alto de potasio dado su papel importante en los cambios metabólicos, en el
transporte y translocación de los productos asimilados, en el balance de agua y en
la calidad de los frutos (20).
La planta de banano según Montagui y Martín Prevel (14), absorbe poco potasio
durante los dos primeros meses de la plantación, luego sus necesidades aumentan
rápidamente en fuertes proporciones de 4 a 5 meses después y las cantidades
absorbidas aumentan 20 veces.
En forma general, la absorción parece detenerse o disminuir mucho después de la
floración y el racimo se llena en su mayor parte a expensas del K acumulado en los
órganos vegetativos.
Evans y Wildes (6) mencionan que se ha demostrado experimentalmente que el
potasio puede entrar al floema desde segmentos intactos de raíces y ser trasladado
directamente a los meristemos radicales, mientras que el calcio parece ser elevado
solamente hacia los meristemos vía xilema.
La asimilación del potasio esta íntimamente ligada al aprovisionamiento del ni-
trógeno, pero un exceso de éste puede provocar una deficiencia potásica o vicever-
sa. Esta situación puede ser corregida mediante la fertilización, aplicando la can-
tidad necesaria del elemento que está en menor proporción (20).
Tal es el caso de una enfermedad denominada “pulpa amarilla” que se presenta
cuando hay exceso de potasio pudiendo ser combatida con aplicaciones necesa-
rias de nitrógeno (17).
270
16.3.5 Calcio (Ca)
Las concentraciones más altas de Ca se encuentran en el pecíolo, hojas y
pseudotallo, en todos los estados de desarrollo, excepto en los estados de retoño,
donde el meristema generalmente es el órgano con mayor contenido de este
nutrimento. Su concentración en general aumenta con la edad, en especial al final
del ciclo vegetativo y va a tejidos de actividad reducida, donde reemplaza otros
cationes, especialmente el potasio (14).
En el fruto, el calcio entra a formar parte del mismo durante su desarrollo, pero
no después del estado de precosecha. Lo anterior indica que todo el Ca que entra
en las partes frutales debe ser suministrado directamente por el suelo, al igual que
el P (23).
La absorción de Ca parece ser muy variable y se encuentra bajo la dependencia
estrecha de la disponibilidad del elemento en el suelo (14).
Las necesidades de Ca en un suelo bananero tienen relación con el consumo
efectivo de este elemento por la planta. Sus múltiples estados repercuten en la
nutrición del banano y debido al antagonismo con otros elementos, la planta no
es capaz de absorber más que una baja proporción del Ca aportado (21).
En las cercanías al mar o en tierras recuperadas de ciénagas costeras, el suelo pue-
de contener cantidades tóxicas de cloruro sódico; 0,05 por 100 representa el lími-
te máximo que toleran los bananos (21).
Concentraciones tóxicas de sales (presumiblemente no sólo de cloruro sódico)
están presentes, a veces en tierras de regadío de Colombia (zona bananera de
Santa Marta) y, probablemente, en otras partes, en circunstancias bajo las cuales
el tiempo caluroso y deficiente suministro de agua de riego hacen que el movi-
miento aluvial exceda la lixiviación.
16.3.6 Magnesio (Mg)
En los úItimos tiempos, varias investigaciones han estudiado el papel que desem-
peña el Mg en la planta. A través de esas investigaciones Champion (4), descubrió
la enfermedad denominada “mal de azul” encontrando que era ocasionada por un
desequilibrio entre los macroelementos especialmente K y Mg. Dicha enferme-
dad se presenta como franjas de color azul-violeta sobre las hojas y especialmente
los pecíolos. Por ello se recomienda abonar con fertilizantes cálcicos o dolomitas
ricos en Mg.
Los meristemas tienden a ser los órganos más ricos en Mg en la fase vegetativa, en
tanto que a precosecha el Mg se acumula en el pseudotallo, raquis interno, pecíolos
271
y cormo. Los frutos aparecen como los órganos más pobres en este elemento. En
los otros ya mencionados, el Mg tiende a incrementarse, especialmente después
de la floración (Twyford y Walmsley, 1974); lo anterior también fue observado
por Montagut y Martin Prevel en 1965.
La absorción de Mg ocurre durante todo el ciclo vegetativo de la planta, pero al
final, el promedio decrece notablemente. Tal comportamiento es similar al Ca.
16.3.7 Azufre (S)
Soto (21), manifiesta que según Martin Prevel (1970), el azufre en las plantas se
encuentra generalmente en concentraciones similares a las del fósforo y
biológicamente es un elemento esencial en la nutrición de las plantas.
El azufre se absorbe rápidamente en toda la planta desde el estado de retoño hasta
la floración. Después de ésta, el porcentaje se reduce notablemente y la cantidad
entre floración y cosecha es insuficiente para suplir las necesidades en las partes
frutales, como consecuencia el S necesario es tomado de las hojas y pseudotallo
(23).
Melín (15), encontró que el azufre tiene una acción sobre la vegetación de las
plantas de banano, un crecimiento más rápido, una mayor precocidad y un inter-
valo floración-cosecha más corto. El aumento de los rendimientos, quizá se deba
a una mejor utilización de los fertilizantes nitrogenados, por efectos del azufre. El
investigador afirma que con respecto a la enfermedad “pulpa amarilla” menciona-
da anteriormente en este trabajo, que una acidificación del suelo por un aporte de
azufre, permite atenuar el efecto.
Experiencias hidropónicas han demostrado que después de la diferenciación flo-
ral, la planta puede reutilizar el azufre anteriormente absorbido; este elemento es
en gran parte móvil dentro de la planta. Las fuertes concentraciones de azufre en
el raquis, indican que existe una corriente del nutrimento hacia los frutos, prove-
niente directamente del suelo o de las hojas. El contenido de azufre de la cáscara
del fruto es pobre y el de la pulpa lo es aún más (16).
272
TABLA 16.1 Kilogramos de elementos nutricionales inmovilizados en las plantas de banano
para producir 1.000 kg de racimos*.
N 3,90 4,30
P 0,51 0,43
K 17,10 15,80
Ca 2,50 2,30
Mg 0,97 0,93
S 0,48 0,42
Twyford Walmsley (23), dicen que para una extracción de 1.853 racimos por ha/
año es necesario agregar por fertilización, 56,3 kg de nitrógeno; 27,3 kg de P205;
220,5 de K2O; 8,8 de CaO, y 20,7 kg de MgO.
Según Martín Prevel (18), una produccion de 40 toneladas/ha en banano se nece-
sitan, nitrógeno 80 kg, fosforo (P2O5) 20 kg y potasio (K2O) 200 kg.
United Fruit Company (25), muestra las cantidades en libras y kilogramos de N,
P y K que se exportan en la fruta de banano según sea la produccion obtenida de
cajas por hectarea por años:
Nitrógeno 225 (102 kg) 270 (123 kg) 350 (159 kg)
Fósforo 25 (11kg) 37 (17 kg) 50 (23 kg)
Potasio 725 (330 kg) 860 (391 kg) 1.140 (518 kg)
273
Por otra parse Jacob y Vexkull (1), estiman que en promedio, las cantidades de
nutrientes extraídos por una cosecha de banano son los siguientes:
Nitrógeno 50 - 75 kg/ha
Acido Fosfórico 12 - 20 kg/ha
Calcio (CaO) 10 - 20 kg/ha
Potasio (K2O) 175 - 225 kg/ha
Magnesio (MgO) 25 - 30 kg/ha
Montagut (14) indica que en una plantación con un rendimiento de 30 tonela-
das/ha de fruta, es necesario suministrar pare compensar las extracciones: 60 ks de
N; 12,5 kg de P2O5 y 100 kg de K2O.
Un acre de banano del tipo Cavendish gigante necesita durante un año 400 lb de
nitrógeno, 110 de fósforo, y 1.500 de potasio, lo que equivale a 448, 123 y 1.682
kg por hectarea de N, P, K, respectivamente (21).
United F. Co (25) en Palmar, Costa Rica, en 1972, realizó un juego de pruebas
para determinar el efecto del nitrógeno, a diferentes dosis, combinando con fós-
foro y potasio que se dejaron a una dosis fija. El nitrógeno se probó desde 1.125,
250, 373 y 500 kg por ha/año. Los resultados indican la mejor combinación la de
250 lb de nitrógeno, dando 2.043 cajas (20 kg) por acre; en un segundo ensayo
dejando una dosis fija de 250 kg/ha/año y 50 de fósforo con 0, 100, 200, 300,
400 kg de potasio/ha/año, se encontró que el potasio en las combinaciones que se
probó dio la mejor respuesta pare el peso del racimo y consecuentemente mayor
producción por área. La aplicacion de 400 kg de potasio/ha/año resultó en un
aumento del 13% en el peso del racimo y de 2.172 cajas/acre/año.
De enero 1975 a diciembre 1977 (26), en la finca “Laurel” en Honduras se en-
contró que la mejor combinación de N y K estuvo entre 336 kg de nitrógeno y
900 kg de potasio aplicado por ha/año.
En Golfito, Costa Rica, se encontró que la mejor dosis de N, P, K, fue la de 421,
56 y 449 kgs/ha/año. Esta dosis dió diferencias significativas comparadas con 20
combinaciones diferentes durante el ensayo (27).
En diciembre de 1975, en Chinguinola, Panamá, United F. Co (27), realizó du-
rante 30 meses de cosecha una prueba sobre fertilización con fósforo y potasio no
encontrando respuesta al fósforo. Las dosis de potasio fueron 400 y 800 lb/a/año
y un control sin fertilización.
El mayor rendimiento de cajas de banano exportado fue para la mayor dosis. En
segundo lugar quedó el tratamiento 400 lb y de último el control.
274
En general se observa en los diferentes ensayos realizados en distintas zonas
bananeras del mundo una buena respuesta a la aplicación de fertilizantes
nitrogenados y potásicos; por lo cual concluimos que frente a esta gran extracción
de nutrientes demostrada a través de todas las cifras y datos anteriores, sólo hay
un exiguo aporte natural. Esto significa que para obtener altos rendimientos en
bananos, únicamente es posible en suelos fértiles y aluviales, pero sólo por algu-
nos años con el riesgo de que los suelos queden exhaustos si no se programa
fertilización suplementaria en dosis y frecuencias adecuadas.
275
16.5.1 Niveles críticos de nutrientes en el suelo
Nitrógeno 1,0 - 1,5%
Fósforo 5 - 10 ppm
Potasio 200 - 250 ppm
Magnesio 180 - 230 ppm
Calcio 3.000 - 4.000 ppm
Ca/Mg 5 - 20
Ca/K 30 - 36
Mg/K 1-5
Zinc 0,5 - 1,0 ppm
Cobre 0,2 - 1,0 ppm
Manganeso 5,0 - 9,0 ppm
Hierro 2,5 - 4,5 ppm
Boro 0,1 - 0,7 ppm
Molibdeno 0,04 - 0,2 ppm
16.5.2 Niveles críticos de nutrientes en la hoja
Nitrógeno 2,40%
Fósforo 0,14%
Potasio 3,0%
Magnesio 0,24%
Calcio 0,50%
Azufre 0,18%
Zinc 20 ppm
Cobre 4 ppm
Manganeso 20 ppm
Hierro 50 ppm
Boro 15 ppm
Molibdeno 0,5 ppm
Estos niveles pueden variar considerablemente en cada condición ecológica y por
lo tanto, deben obtenerse para cada zona bananera diferente.
16.5.3 Análisis de suelos
Los resultados de los análisis de suelos pueden variar de acuerdo a:
— Factores climáticos (lluvia y temperatura)
— Humedad del suelo
— Época y lugar de la muestra
276
Las muestras de suelo para banano se pueden tomar al principio de las lluvias
cuando no haya exceso de humedad en el perfil a una profundidad de 0,30 cm
formando una muestra por 15-20 submuestras para 5 hectáreas. Se dijo en el
acápite 16.2 que los suelos buenos productores de banano son aquéllos que po-
seen un alto contenido de nutrientes disponibles y bien balanceados.
El análisis de suelos (uno anual) resulta fundamental en el diagnóstico de fertili-
dad de un suelo, y la fertilización sólo podrá recomendarse con un buen conoci-
miento químico del suelo.
López (13), determina relaciones de equilibrio entre K, Ca, Mg para suelos
bananeros de la vertiente atlántica de Costa Rica, así:
Ca / Mg 3,5 - 4,0
Ca / K 17,0 - 25,0
Mg / K 8,0 - 15,0
Ca + Mg / K 20,0 - 38,0
100 K / Ca + Mg + K 3,0 - 5,0
277
Para obtener resultados más apropiados, es recomendable muestrear las áreas fron-
dosas o de mejor producción aparte de las áreas pobres; generalmente se deben
hacer dos muestreos anuales.
Las muestras foliares se deben tomar al principio y final de las lluvias, este úItimo
muestreo se debe hacer con tiempo suficiente para lograr un ciclo de fertilización
antes del verano.
Metodología del análisis foliar
Uno de los principales investigadores del diagnóstico foliar, Hewitt, estableció las
bases de este sistema y basó sus estudios en la necesidad de encontrar un método
rápido de diagnóstico que permitiera prever las deficiencias de nutrientes, sin
tener que esperar a que aparecieran los síntomas visibles, si bien los rendimientos
pueden descender mucho antes de presentar la sintomatología externa.
Para la toma de muestras para el análisis foliar debe seguirse la metodología si-
guiente:
a) Seleccione matas recién paridas o hasta que el racimo tenga tres manos expues-
tas.
b) Corte dos pedacitos de tejido foliar de las matas seleccionadas y de la hoja
número 3 contando la hoja más joven bien formada como número uno. Tenga
cuidado de no contar la hoja transición (capotey/u ombligona) como hoja
número uno.
c) De la hoja número tres corte franjas de 10 cm de ancho (5 dedos) de la mitad
de la hoja a ambos lados de la vena central y deseche el tejido foliar sobrante de
la parte externa, de tal forma que el pedacito tomado sea el más cercano a la
vena central.
d) Tome muestras de cada lote de la finca por separado. Cada muestra se compo-
ne de hojas tomadas de varias matas. El número de matas que se deben incluir
es cinco por hectárea. O sea, que si el lote tiene cinco hectáreas, el número de
matas muestreadas debe ser 25. Si hay suficientes matas recién paridas por
hectárea, tome el mayor número posible.
e) Puede también incluir muestras de áreas pobres de la finca por separado, espe-
cificando qué lotes comprenden estas áreas.
f ) Llene la información pedida en las bolsas de papel con letra clara y a concien-
cia.
278
g) Las bolsas con las muestras se entregan al laboratorio, el mismo día en que
fueron tomadas. De lo contrario guárdelas en nevera en la parte baja de ella,
pero antes proteja las bolsas de papel contra la humedad de la nevera, sin
contaminar las muestras.
279
más debe esparcirse en semicírculo al lado del hijo que se ha seleccionado para
producción.
b) Disuelto en agua e inyectado a través del sistema de irrigación “Overhead”y
“Undertree” o por goteo. Antes de adoptar este método, hay que cerciorarse de
que el sistema de riego sea eficiente un cien por ciento. Es decir, que las torres
de riego tengan el traslape correspondiente cubriendo todo el área pues al
existir triángulos secos, estas áreas se quedarán sin fertilizar. En el caso de riego
por goteo se hace necesario revisar las mangueras y los goteros que deben fun-
cionar normalmente. Este método de abonamiento debe usarse en todas las
zonas que necesiten irrigación por unos meses o durante todo el año.
Cuando hay riego se obtiene múltiples ventajas, ya que permite aplicar el fertili-
zante con la humedad deseada en el suelo y hacerlo penetrar únicamente hasta la
profundidad de las raíces. Las pérdidas por este sistema son mínimas, y el coefi-
ciente de aprovechamiento es máximo.
280
Las fuentes fertilizantes utilizadas son las siguientes:
NITRÓGENO (N) UREA
FÓSFORO (P205) SUPER FOSFATO TRIPLE
POTASIO (K2O) CLORURO DE POTASIO
Los abonos se aplican manualmente al suelo, haciendo ciclos de aplicación sepa-
rados para las diferentes fuentes fertilizantes o haciendo mezclas entre ellos, si la
disponibilidad de agua o humedad en el suelo las permite. Las aplicaciones se
distribuyen a través del año en 6 ciclos o más durante el período lluvioso.
Los vástagos o raquis de los racimos ya beneficiados, son incorporados al suelo en
aquellas áreas o lotes que por sus condiciones texturales presentan deficiencias de
materia orgánica.
Como norma general se aceptan 12 bultos de urea y 18 bultos de cloruro de
potasio por hectárea por año, cuando no se dispone de diagnóstico foliar y de
suelos.
Al momento de la siembra es recomendable aplicar 60 g/planta de superfosfato
triple, posteriormente se inician los abonamientos a partir del mes y medio de
edad (para plantaciones en desarrollo) suministrando urea con el fi n de acelerar
el crecimiento de las plantillas y proveerlas de reservas indispensables para su
fructificación. Las recomendaciones son dadas según análisis de suelo inicial, cuya
interpretación es efectuada por el Departamento Técnico de AUGU-
RA-CENIBANANO y las Comercializadoras.
Para cultivos establecidos, las Compañías comercializadoras de banano, a través
de sus programas de asistencia técnica, hacen las recomendaciones de fertilizantes
de acuerdo con los resultados de los análisis foliares para establecer los requeri-
mientos del cultivo, basándose en la metodología descrita por Hewitt, según la
cual se establecen niveles bajos, adecuados y altos de nutrientes en las muestras
foliares, expresados como porcentaje (%) de materia seca.
Estos niveles se han venido modificando ha medida que se han realizado las
calibraciones respectivas, de acuerdo con las exigencies regionales. Los niveles
empleados actualmente se consignan en la Tabla 16.3.
En trabajo realizado en la zona de Urabá por Bayona (3), en 1983 sobre correla-
ción lineal entre fertilizantes N, P, K y la cantidad de cajas de banano (20 kg) para
exportación de diferentes fincas tomadas al azar (1980-1983) encontró que las
fincas que mostraban mayor producción de cajas/ha/año estaban relacionadas
con una mayor fertilización a base de cloruro de potasio ya que hubo correlación
281
TABLA 16.3 Niveles contenidos de nutrientes en las hojas de banano (% M.S.).
TABLA 16.4 Recomendaciones de fertilizantes según los resultados del análisis foliar.
N 0 18 Urea
N 1 15 Urea
N 2 12 Urea
P 0 6 Superfosfato triple
P 1 4 Superfosfato triple
P 2 No necesita
K 0 24 Cloruro de potasio
K 1 21 Cloruro de potasio
K 2 18 Cloruro de potasio
Fuente: AUGURA.
282
TABLA 16.5 Correlación lineal entre la producción de cajas VS cantidad de abono NPK, cantidad de cajas
VS niveles de NPK y cantidad de abono NPK VS niveles encontrados NPK.
r = 0,743 **
r = 0,634 *
r = 0,709 **
Sin embargo, cuando las condiciones del suelo son propicias hacen interciclos
con aplicaciones manuales de 3 a 4 bultos de urea y cloruro, respectivamente.
Debido a que recientes análisis de suelos presentan contenidos de fósforo, muy
por debajo del nivel crítico (5-10 ppm) en algunas fincas aplican 6 bultos/ha/año
de superfosfato triple repartidos en 3 ciclos.
283
En la actualidad en la zona bananera del Magdalena, compañías compradoras de
banano (UNIBAN, BANACOL y PROBAN) presentes también en Urabá, reali-
zan programas de siembra y comercialización; la tendencia en la aplicación de
fertilizantes es guiarse por resultados de análisis foliar y de suelos.
Referencias personales indican que la fertilización se efectúa en su mayoría a tra-
vés de los diferentes sistemas de riego, con la mezcla siguiente:
— urea: 3 - 4 bultos
— KCI : 4 - 5 bultos
— Sulfato de amonio: 1 - 2 bultos
— Cosmocel: 1 kg
— Agua: 1.000 litros
— urea regada: 8 hectáreas
— Nnúmero de ciclos de ciclos/año: 6
El Cosmocel es un fertilizante compuesto 20-3010+E. M. (Cu, Zn, Co, Mn, Fe,
B, Mo, S).
En el segundo semestre en donde se presentan períodos lluviosos, se efectúan
interciclos aplicando manualmente 3,5 bultos/ha de urea y 4,5 bultos/ha de clo-
ruro de potasio. También por el sistema de riego incorporan al suelo en aplicacio-
nes continuas dos mezclas según las condiciones:
— 32 bultos/ha/año de KCI
— 20 bultos/ha/año de urea
— 10 Iitros de Nutrimins
— 115 kg sulfato de magnesio
— 35 bultos/ha/año de KCI
— 44 bultos de sulfato de amonio/ha/año
— 6 bultos/ha/año de urea
— 6 bultos/ha/año de potasio
— 28 Iitros de Nutrimins
Técnicas Baltime recomienda la aplicación del fertilizante 19-0-33-2 (azufre); 3 -
4 bultos/ha repartidos en 10 ciclos por año.
Actualmente se realizan pruebas con fertilizantes foliares en base a boro 1,2 kg/ha
y zinc 1,9 -3,6 kg/ha en 8 ciclos anuales, por vía aérea.
En plantilla (plantas en crecimiento) de 3 a 6 meses aplican utilizando bomba de
espalda los elementos anteriormente mencionados (B y Zn) de 5 - 20 kg y 20 cc.
de adherente en 20 Iitros de agua mensualmente.
284
FIGURA 16.1 Correlación entre dosis de N, K y producción de fruta*.
285
FIGURA 16.1 Continuación.
286
Para corregir deficiencias de boro recomiendan aplicar 46 kg del elemento disuel-
to en 500 Iitros de agua.
Es frecuente en algunas fincas que se presenten problemas de salinidad; la corri-
gen con azufre a razón de 1 tonelada/ha del elemento.
A continuación se relacionan algunas experiencias y prácticas de fertilización en
países bananeros de América Central.
En Costa Rica en Litoral Atlántico, emplean las fórmulas 20-0-32 y 21-4-32
realizando 4 ciclos de 5 bultos/ha; se adiciona un ciclo de 4 bultos de urea/ha
Bananera Development Corporation (BANDECO) recomienda aplicar 20 bul-
tos de urea y 30 de KCI/ha/año.
El ministerio de Agricultura sugiere la aplicación de 32 bultos por hectárea por
año de la fórmula 21-4-32 repartidos en 4 ciclos de 8 bultos.
En la zona del Pacífico algunos agricultores aplican las fórmulas 20-0-34 y 15-3-31
en dosis de 30 bultos/ha/año, adicionando dos bultos de urea y cinco de nitrato
de amonio por hectárea.
United Fruit Co. recomienda para Changuinola, Panamá 336 kg de N por hectá-
rea/año y 900 kg/ha/año de K.
COBAPA (Corporación Bananera de Panamá) en tiempo de verano aplican urea
diluida, disolviendo 6 litros/galón de agua, de esta mezcla toman 11 onzas para
cada hijo. En tiempo lluvioso realizan tres ciclos con 4,5 onzas de urea por hijo/
ciclo. La United adiciona 20 bultos de KCl/ha/año.
En Nicaragua la Standar Fruit Company, recomienda aplicar 15 bultos de urea y
10 de KCI/ha/año.
En Honduras aconsejan la aplicación de 18 bultos de KCI y 14 bultos de urea/ha/
año. En tiempo de verano aplican mediante el riego la misma dosis.
United recomienda 225 kg de N por ha/año y 900 kg/ha/año de K.
En todos estos países le dan especial importancia al empleo de medidas con dosis
exactas tanto para el material sólido como el líquido con lo cual se consigue reali-
zar la fertilización bien compensada en todo el cultivo.
16.9 RECOMENDACIONES
287
respecta a los fertilizantes y suponiendo que hay las condiciones climáticas apro-
piadas, se puede formular para la práctica del cultivo de banano las recomenda-
ciones generales siguientes:
a) El análisis de los suelos y de las plantas constituyen una herramienta valiosa
que permite la selección apropiada de fuentes y dosis de fertilizantes. El mane-
jo de los cultivos de banano debe hacer uso de estos análisis. Su utilización
eficiente depende, sin embargo, del conocimiento de los niveles críticos de los
elementos nutritivos, tanto en el suelo como en la planta.
b) Además de la calidad y de la composición de los fertilizantes, la época correcta
y su buena distribución en el suelo son factores decisivos para el éxito de la
fertilización.
c) Tanto para el rendimiento como para la calidad de la fruta, la buena nutrición
del banano representa una medida eficaz de protección contra las inclemencias
del tiempo y los daños causados por el ataque de nemátodos, enfermedades e
insectos.
d) Los suelos cultivados hasta ahora con banano, comienzan a perder paulatina-
mente su fertilidad por el régimen del monocultivo y, en algunos casos, por
una explotación desmesurada. Esto significa que sólo es posible alcanzar altos
rendimientos unitarios, mediante previsión óptima de elementos nutritivos,
en especial N, P, K, Ca y Mg.
16.10 BIBLIOGRAFÍA
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With Special References to Canaries. Trop. Agric. (Trinidad) 10: (5),139
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539 p., 1973.
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investigaciones tropicales. La Lima, Honduras, 224 p., 1975.
290