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INTRODUCCIÓN.
Ahora bien, para que el razonamiento cumpla su función de hacer progresar el saber
humano, es preciso que esté bien construido, es decir, que el conocimiento a que nos
lleve sea verdadero. Para progresar en el conocimiento hay que razonar, pero razonar
bien.
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La pérdida de peso, los sudores nocturnos, toser mucho y escupir sangre
son síntomas de tuberculosis. Este enfermo manifiesta estos síntomas.
Luego este enfermo tiene tuberculosis.
Pero, ¿a qué es debido que unos razonamientos nos lleven a un conocimiento verdadero
y otros no? Acabamos de decir que cuando razonamos partimos de unos conocimientos
previos –llamados premisas-; es natural pensar que si tales conocimientos, o alguno de
ellos, son falsos, el razonamiento sea defectuoso y nos conduzca al error. Este tipo de
razonamientos que nos llevan a una conclusión errónea por haber partido de
conocimientos o premisas falsos se dice que son “defectuosos por razón de su
contenido” o que son “materialmente falsos”.
Pero más grave es el caso en el que, partiendo de juicios verdaderos, podamos llegar a
una conclusión falsa, es decir, que partiendo de la verdad podamos llegar al error.
¿Cómo es posible que partiendo de premisas verdaderas lleguemos hasta una conclusión
falsa? La causa es que el razonamiento está mal estructurado. Técnicamente diríamos
que se trata de un razonamiento “formalmente inválido”.
Empecemos por señalar que las inferencias o razonamientos serán válidos o inválidos,
correctos o incorrectos, pero nunca verdaderos o falsos. La verdad o falsedad es una
característica de las premisas y la conclusión que integran la inferencia, pero nunca se
pueden aplicar a la inferencia en cuanto tal.
Una inferencia es válida cuando, suponiendo que las premisas sean verdaderas, será
imposible derivar a partir de ellas una conclusión falsa.
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razonamiento o inferencia es válido solamente cuando es imposible que, siendo
verdaderas sus premisas, sea falsa su conclusión.
No obstante, merece señalar que no todas las inferencias o razonamientos son iguales o
de la misma naturaleza. Hay razonamientos deductivos e inductivos.
Ya sabemos que todo razonamiento tiene una forma y un contenido, una estructura y un
asunto del que trata. Veamos los dos razonamientos siguientes:
“Si todos los estudiantes son mentirosos, y todos los mentirosos van al infierno,
entonces todos los estudiantes van al infierno”.
“Si todos los escritores son fumadores, y todos los fumadores sufren problemas
respiratorios, entonces todos los escritores sufren problemas respiratorios”.
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Es evidente que se trata de dos razonamientos distintos en cuanto a su contenido. Pero
su forma es la misma. Esta forma sería más o menos la siguiente: “Si todos los a son b,
y todos los b son c, entonces todos los a son c”, donde a, b y c son variables que
pueden ser rellenadas con cualquier contenido.
La Lógica es una Ciencia Formal, lo cual indica que únicamente le interesa la forma de
los razonamientos, no se ocupa del contenido, sino únicamente de las formas o
esquemas válidos de razonamiento.
Retomando el ejemplo anterior, el esquema de inferencia “Si todos los a son b, y todos
los b son c, entonces todos los a son c” es un esquema válido, ya que sean cuales sean
los contenidos con que rellenemos estas variables, estaremos siempre ante un
razonamiento formalmente válido.
Este lenguaje formal tiene, frente al lenguaje natural –el lenguaje que utilizamos en
nuestra vida diaria- la ventaja de la precisión y la exactitud con que trata las formas de
argumentar, pero no sirve para nada más. Se trata de un lenguaje artificial construido
por los lógicos con este único propósito.
Efectivamente, el lenguaje natural sirve para cualquier cosa que nos propongamos mejor
que el lenguaje formal de la Lógica, excepto para mostrar la forma lógica de un
argumento. En este caso, su propia flexibilidad le hace ser excesivamente ambiguo, lo
cual es, precisamente, lo menos indicado para analizar la validez de un modo de
razonar.
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El lenguaje formal de la Lógica fue construido por los lógicos de fines del siglo XIX y
primeras décadas del XX; y gracias a él la Lógica ha avanzado más en estos últimos 100
años que lo que lo hizo desde su aparición en el mundo griego.
Calcular todos los pasos que se deducen de unas premisas, por complejas que
éstas sean, y extraer la conclusión que se deriva de ellas, o bien reproducir todos
los pasos de un argumento que deben llevarnos a una conclusión, y ver si están
bien realizados.
Gracias a esta segunda ventaja del lenguaje formal de la Lógica, ésta se nos presenta –al
igual que las Matemáticas- como un cálculo, o mejor, como un conjunto de cálculos,
en función de la mayor o menor complejidad de los argumentos que se analicen.
El cálculo más simple de todos los que integran la Lógica deductiva es el que
corresponde a la Lógica de las proposiciones o Lógica de la proposición sin analizar.
Las expresiones lingüísticas que poseen significado pueden ser de diversas clases:
interrogativas (“¿qué hora es?”); desiderativas (“¡ojalá vuelva pronto!”); imperativas
(“¡hazme la cena!”); y enunciativas (“está lloviendo en Galicia”). De todas ellas,
solamente estas últimas pueden ser consideradas proposiciones. Ello es debido a que
solamente las oraciones enunciativas pueden ser calificadas como verdaderas o falsas.
Por tanto, podemos definir una proposición como una oración enunciativa que
puede ser verdadera o falsa.
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que ya no pueden ser descompuestas en partes que sean a su vez proposiciones
(Ej.: “La Tierra es un planeta”). Son proposiciones moleculares aquellas
compuestas por dos o más proposiciones atómicas (Ej.: “Pedro se levantó, abrió
la nevera y vio que estaba vacía”).
1 1
1 0
0 1
0 0
1 1 1
1 1 0
1 0 1
1 0 0
0 1 1
0 1 0
0 0 1
0 0 0
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2.2 Noción de juntor o conector.
Los conectores, en la Lógica proposicional son los que permiten unir proposiciones
atómicas para formar proposiciones moleculares.
p ¬ p
1 0
0 1
p ^ q
1 1 1
1 0 0
0 0 1
0 0 0
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Disyunción: Se simboliza “V”, y responde a las expresiones del lenguaje natural
“o”, “o bien”... Ej.: “Uno se hace rico ganando a la lotería o descubriendo una
mina de oro”.
p V q
1 1 1
1 1 0
0 1 1
0 0 0
p ----> q
1 1 1
1 0 0
0 1 1
0 1 0
Date cuenta de que los dos primeros casos de la tabla parecen claros. Pero, ¿qué decir de
los casos 3º y 4º? Al ser falso el antecedente, estaríamos tentados de decir que el
condicional será también falso. Nada más ilógico. El condicional sólo es falso en el caso
(1,0); por tanto, es verdadero en los restantes. En el caso (0,1), al decir “si p entonces
q”, lo único que decimos es que “p” es condición suficiente de “q”, pero no condición
necesaria, es decir, no la única condición. Cabe, pues, que “p” sea falsa y “q” verdadera.
En el caso (0,0) (ej.: “Si Cervantes escribió La Celestina, entonces Quevedo era un
famoso ciclista”), tanto “p” como “q” son falsos, pero el condicional es verdadero.
Viene a expresar algo así como la conexión entre absurdos: si fuera verdad el absurdo
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de que Cervantes escribió La Celestina, también sería verdad el absurdo de que
Quevedo era un gran ciclista.
Bicondicional: Se simboliza “< ---- >”, y responde a las expresiones del lenguaje
natural “Si y solo si…, entonces…”, “Solamente en el caso de que…,
entonces…”… Ej.: “Solamente en el caso de que estudies, aprobarás”. La expresión
“p < --- > q” se lee “Si p, y solo si p, entonces q” El bicondicional indica que “p” no
es solo condición suficiente, sino también necesaria, para que se dé “q”. Del hecho
de que se dé “p” inferimos con absoluta certeza que se da “q”; y también a la
inversa.
1 1 1
1 0 0
0 0 1
0 1 0
G. Si llegas después de las 10, te encontrarás con la puerta cerrada y no podrás entrar.
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I. En el supuesto de que un polígono tenga tres lados, entonces es un triángulo.
Las tablas de verdad son un método de evaluación que, mediante la combinación de los
valores de verdad de las proposiciones atómicas, nos permite indagar el valor de verdad
de las proposiciones moleculares.
3) ( p ---- > q) V ¬ q
Cuando realizamos la tabla de verdad de una expresión pueden suceder tres cosas: que
en el resultado final nos aparezcan sólo unos; que aparezcan sólo ceros; o que aparezcan
unos y ceros indistintamente.
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[(p --- >q) ^ p] --- > q (Si haces la tabla de verdad verás que el resultado son todo
unos).
1.- ¬p V q
2. - (p ^ q) ---- > p
3. - p < ---- > ¬p
Como las tautologías son verdaderas necesariamente, podemos decir que son verdades
de la Lógica proposicional, o Leyes de la Lógica proposicional.
Por ejemplo, (p ^ q) implica p; pero p no implica (p ^ q). Por tanto, p y (p^q) no son
equivalentes. En cambio, ¬(p^q) equivale a ¬pV¬q.
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2.5 Leyes lógicas y reglas de inferencia.
La idea de implicación tiene una relación muy estrecha con la idea de validez (o de
deducción valida).
Todas las leyes lógicas que son condicionales, y todas las que son bicondicionales, dan
lugar a “reglas de inferencia justificadas”. Entendemos por “regla de inferencia” un
modo de deducir o inferir válidamente una conclusión a partir de una o más premisas.
Veamos un ejemplo: si tomamos una ley como ésta: [(p ---- >q) ^¬q] --- > ¬p, la
regla correspondiente sería: “Si tomamos como premisa un condicional y la negación de
su consecuente siempre dos.
Ejemplo: de la ley (p^q) ---- > p extraemos la siguiente regla de inferencia: p^q
De la ley ¬ (p^q) < ---- > (¬pV¬q) extraemos dos reglas de inferencia:
¬(p^q) y ¬pV¬q
¬pV¬q ¬(p^q)
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2.6 Métodos de decisión acerca de la validez o invalidez formal de un argumento.
Vamos a conocer dos métodos para comprobar la validez o invalidez de una inferencia.
Veamos cada uno de ellos por separado.
Ya sabemos que la validez de un razonamiento consiste en que tenga tal estructura que
la conclusión se siga necesariamente de las premisas. Supongamos que hemos
establecido unas determinadas premisas que son verdaderas; si el razonamiento es
válido, la conclusión tendrá que ser necesariamente verdadera. Es inconcebible que,
partiendo de premisas verdaderas y razonando correctamente lleguemos a una
conclusión falsa.
¬p
q
pVq ¬p q
1 0 1
1 0 0
1 1 1
0 1 0
Observemos que no hay ningún caso en el que, siendo verdaderas las premisas, la
conclusión sea falsa. Luego el argumento es válido.
p ---- > q
p^q
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Calculemos la tabla de verdad de las premisas y de la conclusión:
1 1 1
1 0 0
1 1 0
0 1 0
En este caso, vemos que en la tercera fila de la tabla se da el caso de que las dos
premisas son verdaderas y la conclusión es falsa. Por tanto, el razonamiento es inválido.
(Otra variante del método que acabamos de presentar consiste en realizar enteramente la
tabla de verdad de la expresión. Así, si la expresión es una tautología –es decir, el
resultado son todo unos- se tratará de un esquema de inferencia válido, ya que no será
posible que las premisas sean verdaderas y la conclusión sea falsa; en cualquier otro
caso, el modo de argumentar no será válido, ya que siempre será posible el hecho de que
partiendo de premisas verdaderas lleguemos a una conclusión falsa).
Las ventajas que presenta este método sobre el anterior son dos. En primer lugar,
este método nos muestra no solo si un razonamiento es correcto, sino también por
qué lo es. En segundo lugar, nos permite calcular qué conclusión se debe seguir
necesariamente de unas premisas dadas.
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Ya sabemos que reglas de inferencia hay tantas como leyes lógicas, y, por
consiguiente, infinitas. Nosotros vamos a presentar ahora las más comunes, las
cuales nos servirán para llevar a cabo cualquier demostración.
q .
p---- > q
2.- Modus Ponens (MP) o regla de eliminación del condicional: La regla dice que si
tenemos una implicación en un paso de una deducción, y, en otro paso, el antecedente,
podemos inferir el consecuente.
p---- >q
p .
La regla dice que si tenemos en dos premisas o pasos de la deducción dos fórmulas
cualesquiera (por ejemplo, “p” y “q”), podemos unirlas mediante una conjunción. Es
claro que si “p” y “q” son verdaderas por separado, también lo será su conjunción.
q .
p^q
La regla dice que si tenemos en una premisa o paso de una deducción una fórmula que
sea una conjunción (por ejemplo “p^q”), podemos deducir cada uno de los dos
miembros de la conjunción. En efecto, si la conjunción de “p” y “q” es verdadera,
también lo serán por separado “p” y “q”.
p ^q p ^q
p q
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5.- Regla de adición (ad.).
La regla dice que si tenemos en una premisa o paso de una deducción una fórmula, por
ejemplo, “p”, podemos añadir mediante el disyuntor otra fórmula cualquiera, por
ejemplo “q”, esté o no en la deducción. Ya sabemos que en una disyunción basta con
que uno de los miembros sea verdadero para que lo sea la disyunción. Por tanto, si “p”
es verdadero, también lo será “p” en disyunción con cualquier otra fórmula.
p .
pVq
Esta regla nos permite eliminar un doble negador porque es lo mismo que una
afirmación.
¬¬p p .
p ¬¬p
La regla dice que de todo aquello que se siga una contradicción podemos garantizar su
falsedad, y afirmar necesariamente la verdad de su contrario. La regla supone los
siguientes pasos: a) Supongamos que queremos demostrar una cosa (difícil de inferir
directamente); b) Partimos del supuesto contrario a lo que queremos demostrar; c)
Extraemos consecuencias intentando alcanzar una contradicción (la afirmación y
negación de lo mismo); d) Todo aquello que genera una contradicción no es posible, por
tanto afirmamos como conclusión lo que queríamos demostrar en el paso a).
q^¬q
¬p
Esta regla nos permite sustituir el bicondicional por la conjunción de dos condicionales.
La regla afirma que si una proposición implica a otra, y esta segunda implica a una
tercera, entonces la primera también implica a la tercera.
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p---- >q
q---- >r
p---- >r
p---- >q
¬q .
¬p
pVq pVq
¬p . ¬q
q p
¬(p^q) ¬(pVq)
p ---- >q
¬p V q (y viceversa)
(Atiende a los ejemplos que vamos a resolver en la pizarra para aprender a usar las
reglas)
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Formaliza los siguientes argumentos y demuestra su validez:
Si suben los salarios, entonces suben los precios. Si suben los precios,
entonces baja el pode adquisitivo de la moneda. Es así que no suben los
salarios. Luego baja el poder adquisitivo de la moneda.
Son aquellas debidas a un error en la forma o estructura del argumento. Las más
frecuentes son:
p . q .
q p
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Falacia de negar el antecedente: Este falso razonamiento se asemeja al Modus
Tollens, pero se trata de un argumento inválido.
¬q . ¬p .
¬p ¬q
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occidental consideró que la Tierra estaba situada en el centro del Universo
porque así lo había dicho Aristóteles.
Falacia ex populo: Consiste en defender una tesis apelando a que todo el mundo
está de acuerdo. Ejemplo: la televisión basura es buenísima ya que muchísima
gente la ve.
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¿Por qué Mozart componía música? Porque era compositor.
Claro que existen los Reyes Magos, pero si no crees no te traerán regalos.
4.- LA RETÓRICA.
En Roma se continuó con esta tradición, y, así, Cicerón (siglo I aC) y Quintiliano (siglo
I dC) sistematizaron las técnicas retóricas. De acuerdo con Cicerón, para elaborar un
buen discurso hay que seguir las siguientes fases: