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Teoría de La Periferia

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Teoría de la Periferia

Lineamientos para la construcción de un modelo teórico


para el proyecto y la gestión urbana del Gran Buenos Aires
Teoría de la Periferia /
Lineamientos para la construcción de un modelo teórico
para el proyecto y la gestión urbana del Gran Buenos Aires

Laboratorio de Morfología FADU - UBA


Proyecto anual UBACYT 2000 Teoría de la Periferia

Director
Arq. Javier Fernández Castro

Investigadores
Arq. Roberto Rodríguez
Lic. Federico Bouilly
Arq. Santiago Abal Medina
Arq. Martín Freire
Arq. Gustavo Nóbile

Plan Director de Desarrollo Urbano


del Municipio de Malvinas Argentinas

Consultores área urbana


Arq. Marta Neumann
Arq. Javier Fernández Castro
Arq. Inés Schmidt
Lic. Federico Bouilly
Arq. Francisco Miguel Petrilli

Coordinación operativa
Arq. Norberto Iglesias
“ Hoy la creatividad pasa por construir
desde esta realidad concreta
subordinando a ella las modelísticas externas
y definiendo su pertinencia,
potencialidad de apropiación y reelaboración.
Saldar las antiguas rupturas culturales
y dar las respuestas
a los requerimientos sociales pendientes
es el desafío de nuestro tiempo.
Si lo encaramos desde aquí,
este tiempo será el nuestro.
Y la periferia será nuestra centralidad.”

Ramón Gutiérrez. La centralidad de la Periferia.


INTRODUCCIÓN

El presente trabajo intenta contribuir al replanteo de las herramientas de


proyecto y gestión destinadas al contexto del Conurbano Bonaerense.
A partir de diferentes ópticas profesionales concurrentes en un mismo objeto de
análisis, nuestra Periferia, se ha intentado construir un modelo teórico capaz de dar
cuenta de las transformaciones urbanas y operar sobre ellas.
La carencia de una reflexión sistematizada acerca de las formas propias del
Conurbano, vinculadas a los sentidos que las determinan y a sus posibilidades de
gestión y materialización presenta para los arquitectos, urbanistas y políticos una
asignatura pendiente con la profesionalidad y lo que es mas importante aún hacia el
conjunto de la sociedad.
En este sentido este escrito pretende ser una recolección de ideas provisorias
que sirvan como disparador en la construcción de un modelo operativo.
El equipo de investigación original estuvo conformado por profesionales
provenientes de los campos de la arquitectura, el urbanismo, la sociología y la
economía.
Las experiencias previas de los distintos integrantes del equipo en la gestión
pública y privada, la actuación en entidades intermedias y en la docencia y la
investigación académicas concurren en este trabajo.
En esta presentación están volcados exclusivamente los aspectos generales
urbano – morfológicos del modelo.
La primer aplicación concreta de las categorías enunciadas en el modelo se
verifica en la Propuesta de Plan Director de Desarrollo Urbano para el Municipio de
Malvinas Argentinas. Dicho Plan se encuentra en estos momentos en instancia de
redacción definitiva para su aprobación, mientras que están en desarrollo estudios
previos para emprender trabajos similares en otros municipios.
Este trabajo ha tenido una primer difusión como ponencia al Segundo
Congreso Internacional “El Habitar, una orientación para la investigación proyectual”
realizado en las ciudades de Buenos Aires y México D.F. en los meses de octubre y
diciembre de 1999, organizado por las Facultades de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
de la UBA y la UNAM respectivamente.
Este escrito ha servido de base para la acreditación del Proyecto de
Investigación anual UBACYT 2000, actualmente en desarrollo, con sede en el
Laboratorio de Morfología de la FADU, UBA.
Asimismo este trabajo ha recibido el Premio anual de Investigación y Teoría
1999, Area Investigaciones Urbanas, otorgado por el Colegio de Arquitectos de la
Provincia de Buenos Aires, CAPBA.
INDICE

1. EL CONTEXTO.
- El nuevo contexto urbano y las nuevas herramientas para su lectura.
- Concepto de lectura.
- Selección e Intencionalidad. Recorte y finalidad.

2. EL DIAGNÓSTICO.
- El diagnóstico como fundamentación de la estrategia.
- La organización del diagnóstico por gradientes de especificación.
- Diagnóstico de totalidad y diagnóstico de partes.
2.1. LA ESTRUCTURA URBANA.
- Definición de estructura urbana. Concepto de sistema.
- Lectura de la lógica subyacente del territorio.
- Los elementos entendidos como categorías temáticas.
2.2. MUNICIPIO Y CONTEXTO.
- Entorno y contexto. La Periferia Urbana.
- El Conurbano Bonaerense como sistema de Ciudades.
- Situación relativa de los municipios.
2.3. TRAMA.
- Los conectores.
- La geometría como base organizativa del territorio.
- Ejes, conectividad y flujos. Movimiento y moción.
2.4. TEJIDO y tipos arquitecturales.
- Los usos específicos.
- Las formas de producción - ocupación de la periferia.
- Relación loteo - tipo - tejido. Tipos arquitecturales.
2.5 . NUDOS.
- El nudo como lugar caracterizado de la trama.
- Los viejos y nuevos paradigmas de nudo.
- Nudos de referencia y nudos de flujo.
2.6. VACIOS.
- Lo vacío, lo vaciado y lo indeterminado.
- De la ausencia a la presencia.
- Conflicto y potencialidad.

3. LA PROPUESTA.
- La esquematización. Lo fundamental y lo accesorio.
- Trama básica, Tejidos homogéneos, Centros, Nodos, Vacíos.
- Puntos fuertes y débiles hacia un esquema de Estrategia Urbana.
3.1. LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS.
- La inversión de la mirada. La Periferia como “centro”.
- La articulación de viejos y nuevos paradigmas.
- El Municipio y las nuevas modalidades de gestión.
3.2. LA ESTRATEGIA URBANA.
- Lineamientos de la estrategia y su marco regulatorio.
- Referencia, Accesibilidad y Habitabilidad.
- Gestión, participación y recursos.
3.3. REFERENCIA.
- Las formas de la referencia.
- Centralidad tradicional y nueva centralidad.
- Las escalas de la referencia.
3.4. ACCESIBILIDAD.
- Las conformaciones de la accesibilidad.
- Las prácticas de la accesibilidad. Criterios de organización.
- Los sistemas de autotransporte de pasajeros y de cargas.
3.5. HABITABILIDAD.
- Las conformaciones de la habitabilidad.
- Espacio público y espacio privado.
- Evolución, protección, reconversión y sustitución.

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1. EL CONTEXTO

- El nuevo contexto urbano y las nuevas herramientas para su lectura.


- Concepto de lectura.
- Selección e Intencionalidad. Recorte y finalidad.

Los procesos sociales desarrollados en la última década han implicado


necesariamente la construcción de un nuevo pensamiento acerca de lo urbano.
Los fenómenos que responden a la lógica de la globalización imperante, están
influyendo y determinado un nuevo ordenamiento del espacio. La Ciudad ya no es
solamente la cabecera de un territorio sino un punto de referencia en el flujo de
intercambio entre las regiones.
Intentando tomar un rol específico, jugar un nuevo papel, las ciudades
compiten entre sí por el protagonismo regional. Su éxito o su fracaso estarán dados por
su capacidad relativa de ofertar bienes y servicios, de presentarse como marcos físicos
aptos para el ejercicio de la socialidad.
Esta búsqueda de nuevos roles no admite un carácter meramente enunciativo.
Muy por el contrario, para concretarse, debe traducirse en la constitución de nuevos
escenarios para el desempeño del habitar.
En este nuevo contexto, no sólo ha variado el concepto de Ciudad sino
también, como lógica consecuencia, las herramientas para su comprensión y
transformación. Las pautas clásicas de prefiguración que conllevaba la planificación
tradicional no han logrado elaborar un nuevo cuerpo teórico capaz de alumbrar la
práctica en el nuevo marco. Su valor ha sido relativo en los últimos tiempos. Su rol, en el
mejor de los casos ha sido principalmente correctivo en vez de anticipatorio y
prescriptivo. El diagnóstico pareciera ser el único producto posible. Las reflexiones se
congelan en esa instancia, con la consecuente pérdida de los saberes específicos e
irrenunciables de la proyectualidad y la ejecución.
La Ciudad mientras tanto no espera que la alcancen sus técnicos y continúa
en su proceso de construcción permanente. Desde los grandes emprendimientos
inmobiliarios hasta el hábitat de la pobreza, los procesos urbanos siguen su curso, a
pesar de la ausencia de marcos regulatorios y de planes que coordinen y orienten los
esfuerzos de la sociedad.
Se hace necesaria entonces la construcción de un nuevo campo de
conocimientos, que no reniegue de la prefiguración y que para hacerla viable asuma
la complejidad y diversidad de los actuantes, reconozca el nuevo marco para la
acción, proponiéndose y llevando adelante intervenciones posibles y deseadas.

El desafío de las Ciudades en este nuevo contexto es el de ser capaces de


proponer su rol regional, diagnosticar lo preexistente, prefigurar los proyectos generales
y específicos, generar sus marcos normativos, e implementar las modalidades de
gestión necesarias para su transformación.

Leer significa interpretar. La Ciudad preexistente debe ser comprendida como


un texto complejo, heterogéneo, en el cual conformaciones y actuaciones, legalidad
y espacialidad, no pueden ser escindidas. Reconocer esta relación es el paso
indispensable para que las transformaciones estén ligadas con los significados y los
valores que la comunidad convalida, reconoce y ejercita; con el pasado que
recuerda y el futuro que anhela; con el reconocimiento y la elaboración de su
identidad.

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Proyectar significa arrojar adelante, en definitiva alumbrar un camino a
recorrer. El diagnóstico de las problemáticas urbanas no es visto entonces aquí como
una meta final, sino como un punto de partida, como un necesario fundamento de la
proposición. Proponer implica necesariamente configurar, dar forma, recuperando los
saberes disciplinares específicos del proyecto. La prefiguración de conformaciones
aptas para el Habitar.

Gestionar es gestar, es hacer nacer, producir, constituir. Los proyectos tampoco


son fines en sí, deben ser llevados adelante contemplando estrategias viabilizadoras. El
consenso, el involucramiento mutuo de Estado y privados, de organismos y sociedades
intermedias, de los diferentes sectores sociales. La producción de conformaciones
aptas para el habitar.

La tarea será entonces la de leer la Ciudad, elaborar sus diagnósticos,


fundamentar en ellos los proyectos y hacerlos posibles mediante los marcos normativos
adecuados y el desarrollo de las vías de gestión.

Este saber al que aludimos no es una mera interdisciplina. No se trata de


efectuar una sumatoria de conocimientos parciales provenientes del campo de la
Sociología, la Economía, la Política, la Arquitectura, la Planificación, los Diseños, la
Ecología, el Derecho, etc. Se trata de un nuevo saber que toma aspectos de los
anteriores pero los reorienta y estructura en función de su objetivo, el Desarrollo
Urbano, la prefiguración de la producción y ocupación de la Ciudad, la solución de
las temáticas pendientes e impostergables para la dignificación del Hábitat.

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2. EL DIAGNOSTICO.

- El diagnóstico como fundamentación de la estrategia.


- La organización del diagnóstico por gradientes de especificación.
- Diagnóstico de totalidad y diagnóstico de partes.

Hemos hablado de diagnóstico como una lectura de la preexistencia. Esta


preexistencia ha sido definida como un hecho polisémico, sistema determinado por
múltiples elementos interactuantes.
Leer implica necesariamente una intencionalidad de la mirada. No basta con
recabar los datos, es necesario cualificarlos, situarlos, relacionarlos.
Las lecturas tradicionales determinan estándares centrales desde los que se
suele medir indiscriminadamente sin contextualizar el dato recogido. Esta mirada se
torna en lectura paralizante ante las abrumadoras carencias de la Periferia, leídas
como tales desde el lugar central tomado como parámetro excluyente. Estas lecturas
confunden Ciudad con Centro y a partir de allí la Periferia se torna en caos
comparado con el orden, en carencia comparada con la suficiencia. Lo preexistente
se torna en escollo, en impedimento, al tornarse inviable su condición de Ciudad.
Si por el contrario contextualizamos la mirada, la Periferia se constituye en la
Ciudad viva, la de la construcción permanente, la de las innumerables historias
particulares de establecimiento. El caos torna en orden otro, la mirada entonces se
vuelve mas abarcante, compleja, menos lineal y reduccionista. El dato no aparece
entonces sólo como carencia, como debilidad; sino también como potencialidad,
como punto de partida. De fundamento de la parálisis torna en base justificatoria de la
transformación.

La producción del diagnóstico debe organizarse en dos escalas. En la primera,


se desarrollan los elementos de la estructura urbana general del Municipio, la
comprensión de la organización del territorio entendido como totalidad. En la segunda
se focaliza sobre las particularidades de las piezas urbanas de mayor interés y sobre las
unidades representativas de las distintas configuraciones del territorio. Se determinan
así dos gradientes de especificación, un primero de totalidad y un segundo de partes.
De la lectura del territorio como totalidad surgirán los lineamientos necesarios
para la propuesta de estrategia urbana del plan y de imagen objetivo del código. De
las lecturas de partes saldrán las bases para la fundamentación de los proyectos
específicos del Plan y para las regulaciones específicas que proponga el Código.

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2.1. LA ESTRUCTURA URBANA.

- Definición de estructura urbana. Concepto de sistema.


- Lectura de la lógica subyacente del territorio.
- Los elementos entendidos como categorías temáticas.

Entendemos por estructura urbana a la lectura capaz de sistematizar en un


esquema síntético e intencionado el conjunto de los elementos que determinan la
morfología de la Ciudad.
La Ciudad es tomada aquí desde el concepto de sistema, esto es tanto en su
acepción de conjunto de elementos interrelacionados, como en aquella más
profunda de codificación, de sistema significativo. La intención es superar tanto las
lecturas de forma como mera esteticidad a partir de cánones descontextualizados
desde el diseño instituido, como la lectura de forma como mera organización basada
en datos cuantificables desde la planificación tradicional. Se trata no de enjuiciar la
realidad, lo que implica entenderla como un hecho estático; sino de tomarla como
base de proyecto, esto es concebirla como construcción.
Asumir la complejidad de los múltiples elementos que conforman el sistema, así
como de los distintos niveles de interrelación que constituyen la Ciudad en su conjunto
requiere de algunos modelos teóricos de aproximación. El concepto de diagnóstico
que llevamos a cabo se basa en desarrollos teóricos previos tales como la Teoría del
Habitar y la Teoría de la Periferia Urbana (ver bibliografía).
La estructura urbana aparece entonces como la lectura que ha recortado la
serie de elementos urbanos que considera necesarios y suficientes para la definición
de la lógica presente en el territorio.
La selección operada en el recorte, así como la intencionalidad puesta desde
los modelos elegidos para definir los elementos constitutivos, no son sólo instrumentos
sino que adquieren un rol preponderante al condicionar y en buena medida
determinar el sentido de la lectura.
El trabajo consiste en reconocer los elementos constitutivos, leerlos y
aprenderlos desde un modelo teórico situado, produciendo una síntesis capaz de
explicar la preexistencia. Cada uno de los elementos a analizar adquieren el status de
una categoría temática, esto es un tema a desarrollar en su especificidad y que
aporta sus contenidos fundamentales a la lectura sintética del sistema.
Los elementos definidos como constitutivos de la estructura urbana son:
- el ambiente físico como el medio previo a la urbanización y las modificaciones
producidas por esta en el sistema natural.
- la trama como la geometría que regula y organiza el territorio,
- los tejidos como las distintas formas de producción y ocupación del espacio
doméstico manifestado en el reconocimiento de los diversos tipos arquitecturales,
- los nudos como los lugares de articulación y referencia,
- el equipamiento social manifestado en los modelos arquitecturales,
- las infraestructuras de servicios,
- los vacíos urbanos como espacios indefinidos y a la vez posibilitantes,
- la historia urbana como análisis de las tendencias de urbanización pasadas como
proyección de las futuras.

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2.2. MUNICIPIO Y CONTEXTO.

- Entorno y contexto. La Periferia Urbana.


- El Conurbano Bonaerense como sistema de Ciudades.
- Situación relativa de los Municipios.

Toda estructura urbana de un Municipio, debe ser necesariamente reconocida


como tributaria de un sistema mayor que constituye la Ciudad de Buenos Aires,
entendida como la metrópoli conformada por la ciudad propiamente dicha y su
conurbación. Nos referiremos entonces al contexto, esto es el conjunto de factores
que condicionan en la actualidad el territorio y en particular al entorno como su
manifestación física.
En este universo de análisis pueden reconocerse, a distintas escalas, tres
categorías de sectores urbanos: el centro como el lugar de la referencia general, los
barrios como lugar de las identidades particulares y la periferia como el lugar de
construcción y extensión permanente. Si la Ciudad es entendida como la
manifestación concreta del código del habitar éste código vivo reconoce diferentes
“subcódigos” desde el centro hasta las periferias.

La Ciudad de Buenos Aires puede entenderse como un sistema de coronas


alrededor del núcleo fundacional extendiéndose a partir de distintos ejes de
urbanización hacia el N, NO, O, SO y S. Sobre estos ejes radiales se van sucediendo
distintos centros hacia el interior del territorio.
Pueden reconocerse así esquemáticamente:
- Eje Libertador: Vicente López, San Isidro, San Fernando, Tigre.
- Eje Panamericana: Malvinas, Pilar, Escobar, Zárate/Campana.
- Ruta 8: San Martín, Hurlingham, San Miguel, José C. Paz.
- Acceso O, Ruta 7: Tres de Febrero, Morón, Ituzaingó, Merlo, Moreno, Gral. Rodríguez,
Luján.
- Ruta 3, Riccieri: San Justo, Casanova, Laferrere, Ezeiza, Cañuelas.
- Ruta 210: Lanus, Lomas de Zamora, Almte. Brown, Perón, San Vicente.
- Ruta 2, Ruta 53: Avellaneda, Quilmes, Berazategui, F. Varela, La Plata.
Estos ejes radiales se encuentran, a su vez, parcialmente interconectados a
partir de rutas de circunvalación, existentes y proyectadas, que van determinando los
límites de los distintos anillos de consolidación: Av. Gral. Paz; Camino de Cintura;
Camino del Buen Ayre; Rutas 197, 202, 23, 24 y 6.
A partir del entramado conformado por los ejes radiales y los anillos
concéntricos, en cuyos puntos de intersección se ubican los centros, podemos
reconocer un modelo de lectura para la estructura de la Ciudad. Se configura así un
verdadero sistema de ciudades que constituyen la Región Metropolitana.
En este modelo se verifica la heterogeneidad de las ciudades componentes.
Su distancia relativa al centro, la cercanía a los ejes de urbanización o a las grandes
infraestructuras como autopistas o ferrocarriles, su desarrollo relativo, su historia
asociada a núcleos fundacionales urbanos o a periferias rurales, la incidencia de los
nuevos paradigmas urbanos sobre el territorio, van generando distintos gradientes de
influencia relativa en el sistema.
El territorio de análisis específico del Plan desarrollado, por ejemplo, es un
Municipio de reciente creación, constituyendo hasta hace poco la periferia relativa al
centro de San Miguel, en lo que constituía el partido de General Sarmiento. Dentro del
eje de urbanización NO delineado por la ruta 8 y los ferrocarriles Urquiza y San Martín,
los actuales territorios de Malvinas constituían los barrios de la periferia NO, atravesados
por el ferrocarril Belgrano Norte y limitados por la traza de la Autopista Panamericana.
Las cabeceras de San Miguel y en menor medida de José C. Paz determinaban un
fuerte núcleo fundacional desde el cual se desgranaban hacia el NO y hacia el SE los

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barrios que le servían de marco. La AU Panamericana, se calificaba antes como borde
que como potencial eje de urbanización. Nuestro territorio de análisis quedaba
asignado así a una serie de usos primeros rurales y luego de segunda residencia,
matizados con los centros desarrollados alrededor de las estaciones del Belgrano
Norte, y con algunos enclaves industriales relacionados al eje Panamericana.
El crecimiento demográfico de la última década, el desarrollo de algunas áreas
centrales en especial Grand Bourg y los Polvorines, la creciente importancia de la
radicación industrial, sumados a los nuevos esquemas de gestión tendientes a la
municipalización de las ejecuciones fueron entre otros los factores determinantes de la
formación de Malvinas Argentinas como Municipio.
La tarea de un Plan de Desarrollo Urbano será entre otras la de prefigurar para
cada municipio concreto su esquema propio de centro, barrios y periferia.

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2.3. TRAMA.

- Los conectores.
- La geometría como base organizativa del territorio.
- Ejes, conectividad y flujos. Movimiento y moción.

La organización del territorio en las ciudades latinoamericanas se encuentra


determinada por una fuerte matriz geométrica. El damero tradicional derivado de las
leyes de Indias impuso su lógica sobre el territorio, organizándolo a partir de tres
elementos básicos. Los espacios globalizadores representados por la plaza como lugar
de las instituciones y la referencia; los espacios de usos específicos que constituyen el
tejido a partir de la unidad manzana, y los conectores representados por las calles
como lugar de tránsito y comunicación. Las condiciones del paisaje pampeano con su
llanura como plano de apoyo fue el ámbito propicio para la aplicación de esta
lógica, basada en la utopía de un espacio cartesiano homogéneo e ilimitado. El
esquema de cuadrícula garantizaba movimiento y conectividad homogénea en los
cuatro sentidos y al mismo tiempo era la base de la continuidad en el tiempo del
modelo organizacional al sólo requerirse ante el crecimiento extender los ejes y
agregar nuevas unidades modulares conservando siempre el esquema.
Los conectores, como ejes organizativos del dibujo sobre el territorio, se
constituyen en el soporte que condiciona y determina como decisión primera la
estructura básica de la Ciudad.
El territorio primitivo, como periferia rural al momento de consolidación del
centro de la Región Metropolitana, recibió como primera estructura organizacional los
Camino Reales. La llegada del Ferrocarril a fines de siglo pasado, introduce una nueva
lógica de organización del territorio a partir de loteos de las viejas chacras, que
derivaban y a su vez daban origen a las estaciones de la línea.
La urbanización sucesiva a partir de actores múltiples, mayoritariamente con
trazados tradicionales o con la modelística de la Ciudad Jardín, genera una geometría
compleja. Puede reconocerse una imagen de collage compuesta por la sucesión en
contigüidad de los diferentes esquemas organizativos resultado de la subdivisión y
loteo de las antiguas chacras. La mayoría de los esquemas constituyen composiciones
autónomas, generándose discontinuidades en la trama vial a excepción de un
conjunto caracterizado de vías estructurantes. Cambios de direccionalidad y
desfasajes, sumados a las barreras urbanas del ferrocarril o de los grandes
equipamientos hoy indeterminados (vacíos) dificultan la concreción de una trama
homogénea de soporte. En este sentido se han venido a sumar en las últimas décadas
la influencia de los nuevos paradigmas urbanos como la autopista o las tramas
autosuficientes, que conspiran contra el esquema de homogeneidad extendida por
responder a un orden supraregional o por cerrarse en uso exclusivo.
La posición relativa de los Municipios en la Región Metropolitana es también un
factor determinante en los modos de trama resultantes. La definición radial de la
estructura del Conurbano a partir de ejes confluyentes en el Centro encuentra a los
municipios como entidades montadas o limitadas por estos ejes.
La categoría de trama adquiere por lo tanto en Malvinas características
particulares. La crisis de la concepción tradicional del conector como calle pública, se
asocia no sólo a un proceso de suburbanización, de modelo en construcción aun no
concretado; sino también a la superación del mismo por las nuevas modalidades de
flujo de las comunicaciones que no necesitan necesariamente de una conformación
física tradicional. La trama de análisis presenta entonces la extraña convivencia de un
modelo tradicional inacabado que al mismo tiempo esta puesto en crisis por la
aparición de los nuevos paradigmas que aspiran a sustituirlo. Esta superposición de
modelos en el territorio, conlleva factores inéditos de desventaja y potencialidad a la
vez, que requerirán una propuesta adecuada de complementación y articulación.

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2.4. TEJIDO y tipos arquitecturales.

- Los usos específicos.


- Las formas de producción - ocupación de la periferia.
- Relación loteo - tipo - tejido. Tipos arquitecturales.

Ya hemos descripto al hablar de la trama el modelo de organización del


territorio, devenido del urbanismo de las leyes de Indias. Este primer esquema ha
servido de substrato fundacional, en forma mixturada con otros modelos vigentes en el
momento histórico de urbanización de nuestro territorio. Sobre esta organización
dominante se han venido a sumar en improntas sucesivas otros modelos urbanísticos
como la Ciudad Jardín y la Ciudad Moderna. Estos nuevos modelos de organización
han aparecido fuertemente condicionados por la geometría de la matriz primitiva y
han originado tanto interesantes ejemplos de mixturación y apropiación como
enclaves diferenciados y autosuficientes. En un territorio como el de nuestro análisis,
organizado a partir de loteos sucesivos de diferentes actores a lo largo de la historia, es
posible aún rastrear los límites de las antiguas chacras y quintas observando en un
plano de fondo y figura la variación de la configuración del tejido.
La unidad manzana determinada por las diferentes formas de la trama ha
servido de fondo sobre el que se recortan las conformaciones que constituyen los usos
específicos de la Ciudad, el espacio de lo doméstico y lo privado.
Ha sido analizada por varios autores, sobre todo a partir de las teorías
tipologistas de la década del ‘80, la determinación de la configuración del tejido a
partir de los modelos de organización de la traza y el loteo. Pretendemos en este
análisis enriquecer esta lectura meramente configurativa de los tipos entendidos como
esquemas disposicionales, a partir de su contextualización como formas resultantes de
distintos modos de producción y ocupación reconocibles en el hábitat de la Periferia.
La Periferia urbana aparece como un recorte caracterizado de la Ciudad. Si el
Centro es el lugar de la referencia, la Periferia se define como el territorio de
construcción de la identidad. Los distintos modos de producción y ocupación
reconocidos para el Centro, adquieren en la Periferia una conformación otra, la de los
productos aun no concretados, en proceso de materialización constante. Es por eso
que las categorías para la clasificación de los tejidos deben necesariamente surgir de
una mirada que contemple los procesos de producción, los significados que los
determinan, los modos de ocupación que resultan. Una estructura de clasificación que
combine categorías semánticas y configurativas se enuncia sintéticamente en el
cuadro de la página siguiente. La asociación de forma y significado satisface no sólo
un afán de reconocer los fundamentos de la forma sino que intenta alumbrar acerca
de las estrategias viables para su regulación.
Clasificaremos entonces los modos en que se nos presenta el tejido por el
sentido predominante de las conformaciones que lo componen y, a partir de esta
aproximación, enumeraremos los tipos arquitecturales o configurativos que como
disposiciones específicas por repetición en contigüidad van determinando la
morfología del espacio doméstico.

La estructura clasificatoria así creada reconoce:


- el tipo a partir del sentido predominante que determina el circuito de producción -
ocupación del producto.
- diferentes modalidades o “sub - tipos” como las diversas configuraciones que el tipo
de producción - ocupación adquiere en el territorio de análisis.
- las constelaciones como tipos originados a partir de la mixturación o presencia de
mas de un sentido dominante en la producción del hecho arquitectónico.

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CUADRO DE TIPOS SEMÁNTICOS Y CONFIGURATIVOS DEL GRAN BUENOS AIRES

TIPO SEMÁNTICO SENTIDO TIPO CONFIGURATIVO


Escala urbana Escala edilicia
PUBLICITARIO estímulo Contenedor Local
Salas de
espectáculos
“Patios”
Hotel
Calle comercial Galería
Local
Puesto
INSTITUCIONAL emblema Centro Cívico Plaza
Palacio
Iglesia
Equipamiento de Transferencias
servicios Infraestructuras

INSTITUCIONAL / Emblema / Equipamiento social Escuela


REGULADO homologación Hospital
BARRIAL Establecimiento Tejido damero Casa chorizo
Casa cajón
Chalet
Tejido jardín Chalet
Quinta
BARRIAL / establecimiento / Suburbio Casa cajón
MARGINAL precariedad Casilla
MARGINAL precariedad Villa – Asentamiento Casilla

RESTRICTIVO control Cuartel Cuadra

Cárcel Pabellón

REGULADO homologación Barrio obrero Chalet argentino

Conjunto Bloque
habitacional Tira
Dúplex
REGULADO / homologación / Conjunto Bloque
RENTABLE mercancía habitacional Tira
Dúplex
RENTABLE Mercancía Tejido centro Torre
Entre medianeras
Barrio cerrado Chalet
Casa de autor
Cementerio Privado

UTILITARIO instrumento Parque industrial Fábrica

Tejido utilitario Galpón

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Una vez definida la estructura clasificatoria deben detectarse ejemplos de
manzanas paradigmáticos o tipificaciones de las modalidades de tejido enunciadas,
intentando inducir a partir de su análisis conclusiones acerca de la totalidad del
territorio. Esta muestra conforma un atlas de modalidades de tejido, donde a partir de
documentación gráfica comparada puedan extraerse conclusiones de diagnóstico.
Una vez detectadas estas unidades paradigmáticas de tejido, constituyéndose
cada una de ellas en muestra de las modalidades definidas, es necesario fijar una serie
de elementos de análisis a aplicar.
La metodología impone la confección de una ficha gráfica de cada una de
las manzanas escogidas, conteniendo la serie de imágenes necesarias para la lectura
de las unidades de tejido. Estas fichas contienen vista, silueta del alzado de la fachada
principal del tejido; corte, a fin de analizar la organización al interior de la unidad así
como las calles que construye por contigüidad con otras unidades; y dibujos
organizativos de planta que resumen el esquema de subdivisión y loteo, así como el
plano de fondo y figura resultante.
De esta manera es posible confeccionar un atlas básico de las modalidades de
tejido reconocidas del cual se pueden extraerse una serie de conclusiones acerca de
las siguientes categorías:

- Configuración: La volumetría resultante, su aspecto exterior.


- Limitantes: Los frentes urbanos del tejido, las caras de la volumetría. Su relación con
los tipos de conectores, la espacialidad pública que determinan.
- Trazados: Las estrategias de organización geométrica del territorio, La primacía de lo
ortogonal cartesiano o lo curvo orgánico. Los ejes caracterizados, medianeras, línea
municipal, línea de edificación, lineas de frente interno. Modelos de parcelamiento,
lotes resultantes.
- Densidad: Indicadores de hecho, FOS, FOT y alturas. Comparación con los
indicadores de derecho propuestos en la normativa actual.
- Tipo arquitectural predominante: las disposiciones de las conformaciones asentadas
en la manzana. Homogeneidad y heterogeneidad arquitectural.
- Usos y prácticas sociales: El consumo de las formas. Relaciónes público - privado.
- Evolución histórica: El tiempo en el ciclo de producción - ocupación. Operaciones de
implantación (acciones únicas) y de inserción (reconocimiento de etapas).
- Infraestructuras: Las redes como condicionantes físicos de las formas del territorio.

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2.5. NUDOS.

- El nudo como lugar caracterizado de la trama.


- Los viejos y nuevos paradigmas de nudo.
- Nudos de referencia y nudos de flujo.

El nudo es el lugar caracterizado de la trama. Si la idea de tejido está asociada


a la de tipo, de lo igual, de lo repetido; la idea de nudo se encadena con la de hito,
referencia e intercambio.
Los nudos son también territorio de encuentro y disputa de diferentes improntas
urbanas. Las condiciones de la Ciudad tradicional y los nuevos fenómenos urbanos
originan también en estos recortes caracterizados, distintas modalidades conviviendo
y superponiendo sus lógicas en el territorio.

La Ciudad tradicional asocia el nudo al lugar del tejido homogéneo cartesiano


que se diferencia por usos especializados, por la presencia de alguna instancia de
equipamiento y por ende por su significación. Centro y Nudo se confunden en la idea
de globalizador a escala del territorio próximo de referencia. Es el sitio del encuentro y
de la interacción social, el lugar de todos. La plaza pública, rodeada de los edificios
emblemáticos conteniendo las instituciones de la comunidad, o la estación del
ferrocarril rodeada del florecimiento de comercios que intentan sacar partido del paso
obligado de los pasajeros, son los paradigmas de esta primera modalidad de nudos a
la que caracterizamos como nudos de referencia. Son lugares de estar, de
permanencia, donde la identidad radica en el uso de las conformaciones estáticas y
establecidas. Este esquema básico del urbanismo latinoamericano se verifica en
diferentes escalas. Existen nudos referenciales nacionales, regionales, municipales y
barriales.
Las mutaciones operadas por la aparición de los nuevos paradigmas urbanos
introducen una nueva modalidad de nudo. Los nodos puramente viales, el cruce de
caminos, dejan de ser un lugar de mero intercambio de tránsito para posicionarse
como nuevos centros. A la cultura de un mercado basado en la dinámica de las
comunicaciones y el intercambio le son mas útiles los espacios de articulación de flujos
que los viejos paradigmas referenciales y estáticos. Grandes contenedores
estratégicamente posicionados se montan en lugares nodales de la trama
constituyendo nuevas pautas de comportamiento. A esta segunda modalidad la
caracterizaremos como nudos de flujo.

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2.6. VACIOS.

- Lo vacío, lo vaciado y lo indeterminado.


- De la ausencia a la presencia.
- Conflicto y potencialidad.

Existe una categoría para la determinación de aquellos lugares que aun no han
sido incluidos en el proceso de urbanización. Grandes áreas de territorio no
incorporado al tejido físico y social de la Ciudad se constituyen en barreras urbanas tal
como las hemos descripto en el capítulo de trama. Estas porciones de territorio están
generalmente ligadas a dos tipos de situaciones.
En primer término puede tratarse de porciones de suelo rural no urbanizado, al
cual la dinámica de desarrollo del Municipio no ha alcanzado por su posición relativa
marginal dentro de la estructura urbana, o bien por pertenecer a actores sin interés en
su incorporación, o sin capacidad de gestión del emprendimiento. A este primer grupo
los denominaremos vacíos.
Un segundo grupo está constituido por aquellos terrenos que fueron asiento de
grandes equipamientos u obras de infraestructura, que han caído en obsolescencia, o
que han visto modificado su ciclo de producción, no necesitando de las grandes
superficies hasta entonces requeridas. Podemos hablar entonces mas que de vacíos
de vaciados. En estos últimos se genera el fenómeno de supervivencia de rasgos de su
significación a pesar de no cumplir ya un rol determinado en la estructura urbana.
Generalmente se trata de equipamientos que constituían referencia dentro de la
homogeneidad formal del tejido barrial - utilitario dominante. La población los sigue
reconociendo como tales, llamándolos por su antigua denominación a pesar de no
estar mas asociados a su uso original.
Si los vacíos necesitarán de operaciones de determinación, de construcción de
significados originales a incorporar a la Ciudad, los vaciados requerirán de acciones
de resignificación, de incorporación de nuevos sentidos montados sobre la impronta
de los que ya constituyen identidad. La integración al territorio no puede darse por
cancelación del valor que su ausencia tenía, sino a partir de la incorporación de
nuevos valores de presencia.
Algunos autores como Solá Morales, prefieren utilizar el termino francés de
terrain vague, que combina los conceptos de vacío, vacante, improductivo; con los
de impreciso, indefinido, vago. Estas características de superposición de condiciones
de identidad muy marcada, con fragmentación, ilegibilidad e incluso agresividad con
la ciudad conformada, generan en los habitantes una compleja relación de amor -
odio con estos sitios. El mismo autor hace un paralelo entre las operatorias diseñadas
para estos territorios en los países centrales que en el siglo XlX consistían en la
generación de parques urbanos frente al alejamiento de la naturaleza, y hoy
proponen espacios ligados a la memoria como arma frente al alejamiento de la crítica
en un presente banal y productivista.
Mas allá de la propiedad relativa de las reflexiones originadas en otros
contextos con otras demandas y necesidades, podemos definir en una primera
instancia el grado de potencialidad de estos vacíos como instrumentos significativos
de la gestión municipal.
Si bien los municipios tienden a jugar un rol protagónico en la definición de las
políticas a partir de la nueva estructura del Estado, lo cierto es que carecen aun de
herramientas aptas para incidir concretamente sobre la construcción del territorio. En
este sentido la posesión de tierras por parte del Estado y el ser tematizador de los
lineamientos de desarrollo, lo coloca en una situación preponderante a pesar de no
contar con el capital financiero necesario para los emprendimientos. La asociación en
corporaciones mixtas de desarrollo, a la manera de las Zones d´Amenagement
Compartie en Francia o de las Areas de Interés Municipal en España son ejemplos

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interesantes de modelos de gestión que permiten al municipio emprender el salto
cualitativo de mero proveedor de servicios a árbitro de la producción social de la
Ciudad. La Argentina es en Latinoamérica el primer país en abordar este tipo de
acciones a partir de la experiencia del proyecto Puerto Madero, extendiendo su
influencia a emprendimientos similares en la región.
La generación de políticas de gestión a partir de los vacíos, deberá dar cuenta
no sólo de su capacidad de éxito en las áreas centrales sino también de su posibilidad
de apropiación a las demandas y requerimientos de la Periferia, nuestro contexto de
análisis.

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3. LA PROPUESTA.

- La esquematización. Lo fundamental y lo accesorio.


- Trama básica, Tejidos homogéneos, Centros, Nodos, Vacíos.
- Puntos fuertes y débiles hacia un esquema de Estrategia Urbana.

El diagnóstico es parte del proceso de proyectación. No puede entenderse


como una base meramente empírica y por lo tanto tendiente a la naturalización. El
proceso de proyecto de las formas y las normas de la Ciudad requiere de antemano la
fijación de objetivos que dirijan la mirada hacia aquellos aspectos que los limitan o los
potencian. Podría decirse que se parte de un proyecto implícito, aun indeterminado,
que con el transcurso del tiempo en la incorporación de variables se va perfilando
hacia su determinación.

La Periferia, leída como el lugar de la construcción de la identidad, necesita


del reconocimiento de sus propias formas y prácticas, de su definitiva instauración
como orden otro. En este sentido, la lectura está dirigida a aquellas piezas de la
construcción que han venido determinando la historia de sus habitantes. Otro sería el
diagnóstico partiendo de suponer la Periferia como Centro inacabado, como forma
degradada, donde la consecuencia sería en vez de un proyecto de construcción y
gestión, una serie de acciones tendientes a mitigar y por ende confirmar la estructura
subyacente.

En este sentido nos es de particular interés el concepto de borde. No sólo en el


sentido físico del término como límite entre la “ Ciudad” y la “no Ciudad”, sino como
lugar de unión de dos campos. Límite como separación y límite como unión. El
momento histórico presente de cuestionamiento de la Ciudad tradicional, unido a la
persistencia como impronta en el territorio de sus esquemas organizativos encuentra
en la Periferia el territorio de disputa pero también el de posible síntesis. La Ciudad
como escenario de las prácticas sociales, debe ser capaz de articular los diversos
actores, con sus distintas modalidades de producción y ocupación, con sus distintos
imaginarios.
Los barrios como lugar de las identidades diversas, posible convivencia en
pluralidad sobre el territorio de distintos sectores, el Centro (o los Centros) como el lugar
de intercambio social, como el lugar reconocido por todos como el propio. Individuo y
comunidad, aislación e intercambio, identidad específica e identidad general. Este
esquema básico puede y debe dar lugar, a partir de su reconocimiento como
presencia y no de su negación voluntarista, de los nuevos paradigmas. Debe ser
capaz de sintetizarlos, pero en una síntesis no tradicional, mas compleja, abarcativa,
capaz de circunscribir ámbitos de reclusión, pero también de crear aquellos para el
intercambio social. Apropiar las producciones aparentemente contradictorias de la
coyuntura y ponerlas al servicio del proyecto colectivo de Ciudad.
La Ciudad ya no responde a la utopía de homogeneidad. Sus espacios
estáticos se muestran incapaces de articular flujos. Pero simétricamente, también
subsisten las necesidades de referencia, de reconocimiento, sobre todo en un territorio
de nueva formación.
Amplias áreas de la Periferia no tienen hoy referencia constituida. En rigor
carecen de Centro, en el sentido tradicional de lugar fundacional ligado a la historia.
La Periferia tiene un tejido en construcción permanente, incompleto pero
dinámico, que reconoce recortes heterogéneos impuestos por la lógica imperante.
Lograr el lugar de síntesis es lograr centrar la estructura. Construir la identidad
de un Municipio nuevo a partir de un proyecto común, el del lugar de todos; a partir

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de garantizar una trama de sostén con lugares aptos para la fusión o para
determinadas condiciones de recorte. Lograr que las fuerzas que vienen a accionar
en diversos sentidos reconozcan un punto común de apoyo que las sintetice y
potencie. En definitiva entender la identidad como construcción basada en un
proyecto emblemático común reconocible y apropiado por el conjunto de los
actores.

El reconocimiento de la estructura urbana mediante el diagnóstico está teñido


de estos “prejuicios”, de estos preconceptos. Reconocer la Trama ya no es una
cuestión de cuantificar asfaltos, sino que además es reconocer los ejes de
organización para proponer su estructuración y ordenamiento. Reconocer los Nudos
no es sólo medir entornos de influencia sino también reconocer sus rasgos definitorios
de especialización para definir su rol en la lógica general de la estrategia.
La estructura urbana es entonces síntesis del diagnóstico a partir de
esquematizar desde esta óptica los elementos fundantes, obviando los accesorios.
En este sentido las categorías del diagnóstico se resignifican como materia
prima de proyecto:
- Trama básica como comprensión de la organización del territorio.
- Tejidos homogéneos como reconocimiento de la multiplicidad de identidades
barriales que conviven en el Municipio.
- Centros como lugares de intercambio reconocidos en su especificidad.
- Nodos como los lugares de articulación vinculados a los nuevos y viejos paradigmas.
- Vacíos como posibilidades de incidencia concreta de la gestión en la estructura
deseada.

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3.1. LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS.

- La inversión de la mirada. La Periferia como “centro”.


- La articulación de viejos y nuevos paradigmas.
- El Municipio y las nuevas modalidades de gestión.

Pasar de un inventario de lo preexistente a un imaginario de lo posible, implica


prefigurar, anticipar lo aun no concretado. Poner en juego una serie de hipótesis, de
ideas, en definitiva de proyectos acerca de la Ciudad deseada.
Este conjunto de proyectos no deben presentarse como acciones inconexas,
sino por el contrario deberán estar sistematizados en una estrategia urbana.
Esta estrategia es la síntesis y el fundamento del Plan. Si la estructura urbana sintetiza la
Ciudad heredada, la estrategia es en cambio el “partido” de la Ciudad deseada, en
tanto propuesta totalizadora capaz de articular las diferentes solicitaciones devenidas
del contexto. Es en este punto donde cobra sentido el diagnóstico. La recopilación
pasa a partir de este momento de ser mera enumeración a cuerpo justificatorio de las
premisas del proyecto.
La articulación de las variables presentes en el contexto implica
necesariamente un posicionamiento. La estrategia no es una respuesta deducible,
desprendida a partir de una serie de necesidades neutras. Por el contrario, la toma de
partido implica una actitud de construcción de requerimientos, de ordenamiento de
los mismos según criterios de prioridades, de despojar al dato de neutralidad. Toda
actitud proyectual implica posicionamiento, en un contexto, en un marco conceptual
desde el que se aspira a construir realidad, desde el que se anticipa y se prefigura.
Si las variables, aun en tanto presentes como lecturas, adquieren rasgos de
dato “objetivo”, por el contrario la manera de responder a cada una de ellas, su
estructuración en criterio de prioridades, la imagen de Ciudad a la que refieren, se
impregnan de significado. La estrategia, y por ende el Plan como su necesaria
traducción, no es entonces el producto de una ecuación cuyos factores están en el
diagnóstico. Es una estructuración de ideas, en tanto ideología, que aspira a sintetizar
el imaginario colectivo. “El diseño por sus vinculaciones con las construcciones sociales
básicas de la legalidad y de la espacialidad, debe estar ineludiblemente ligado con
los significados y valores que asume la comunidad, con el pasado que recuerda y el
futuro que anhela, en última instancia, con el reconocimiento y elaboración de su
identidad” (R. Doberti. Lineamientos para una Teoría del Habitar).

El proyecto debe cobrar sentido a partir de una serie de premisas que son
adoptadas como excluyentes: la periferia como “centro” en la inversión de la mirada,
la articulación de nuevos y viejos paradigmas de urbanización, el rol del Municipio
como actor protagónico en la nueva concepción del Estado.

La idea de la Periferia como centro, representa mucho mas que un juego de


palabras o una incongruencia geográfica, se trata de una figura que intenta describir
la necesidad de un posicionamiento otro para una construcción otra.
Los estudios desarrollados acerca de la Periferia urbana de las ciudades
latinoamericanas, han aportado en las dos últimas décadas elementos de
reconocimiento y herramientas de gestión suficientes que van desde los primeros
estudios tipológicos, hasta las múltiples experiencias concretas de gestión en la región.
La construcción de este discurso apropiado, ha “centrado” la cuestión de la
Periferia al enunciarla como el rasgo distintivo de nuestras Ciudades, definiéndola
como el lugar vivo, en constante transformación, donde las soluciones disciplinares se
conjugan con una insoslayable dimensión política.
Prefigurar la Periferia necesita entonces de una contextualización adecuada.
No se puede pretender transformar con sentido aquello que se desconoce. No se

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pueden aplicar parámetros centrales para analizar, tal como lo apuntáramos en el
diagnóstico, y menos aún para gestionar un entorno con circuitos de producción y
ocupación que le son propios. Es por eso que se hace necesario mirar la Periferia
desde ella, tomarla como centro del análisis y la producción. No para autonomizarla,
lo que implicaría un error simétrico al de desconocerla, sino para trabajar con sus
propias categorías.
Esta necesidad de propiedad de los discursos y las actuaciones acerca de la
Periferia latinoamericana y de nuestro Conurbano en particular, enunciada a lo largo
de los años ochenta, se debe también complementar con la conciencia de las
transformaciones operadas en la Ciudad en los últimos años. Saldada la cuestión de la
identidad de los procesos urbanos a partir del reconocimiento de la propia
espacialidad, debe abordarse asimismo la cuestión de su pertinencia en los nuevos
contextos temporales. Espacio local y tiempo global pasan a ser las dos dimensiones
fundantes del contexto de aplicación de las nuevas políticas urbanas.

La articulación de nuevos y viejos paradigmas de urbanización responde a esta


segunda dimensión, la temporal, de la contextualización.
La Ciudad latinoamericana afronta hoy uno de los procesos mas interesantes
de su historia. La superposición entre distintos modelos de apropiación del espacio ha
venido generando en los últimos años una serie de escenarios que vienen a cuestionar
las viejas recetas del urbanismo tradicional. La Ciudad heredera de las leyes de Indias,
organizada en base a un tejido en damero en torno de la plaza fundacional, garante
de conectividad en los cuatro sentidos mediante las calles públicas, constructora de
espacios estáticos y referenciales; se ve contrastada con el advenimiento de los flujos
comunicacionales y las redes de intercambio, materializados a través de autopistas,
contenedores y tejidos autosuficientes, construyendo espacios dinámicos y anónimos.
El modelo tradicional se basa en una utopía de orden homogéneo y extensivo,
de trama doméstica calificada por monumentos referenciales, de ámbitos de
producción equilibrados con formas para el ocio, en una socialidad que ha
aparentemente superado sus contradicciones. El modelo epigonal extiende, como
consumación de la modernidad globalizante, las redes del mercado sobre un territorio
organizado como archipiélago de contenedores autosuficientes (habitacionales,
comerciales, culturales, productivos, etc.) donde la dinámica del flujo de información,
movilidad y consumo reemplaza el concepto tradicional de espacio tornándolo en
mera imagen.
La experiencia histórica demuestra que los nuevos modelos no suplantan
totalmente a los anteriores, sino que se suman y amalgaman en estratos sucesivos
dejando su impronta sobre el territorio.
El momento que vive actualmente la Periferia es entonces el de mixtura de
estos dos modelos: uno tradicional que no alcanzó a consolidarse y otro nuevo que
viene a replantear las pautas de crecimiento. La Ciudad ya no responde, si es que
alguna vez aspiró a hacerlo, a la utopía de homogeneidad. Sus espacios estáticos se
muestran incapaces de articular flujos. Pero simétricamente, también subsisten las
necesidades de referencia, de reconocimiento. El Conurbano como totalidad y con el
cada uno de sus municipios en particular se constituyen en un territorio de borde, tal
como apuntáramos. No sólo en el sentido físico del término, como límite entre
“Ciudad” y “no Ciudad”, sino como lugar de unión de dos campos en disputa. Límite
como separación y límite como unión.
Ambos modelos urbanos deben ser visualizados como confluyentes a este
territorio de borde, como polos de una complementación, en función de una
estrategia que se pretenda ejecutiva. Una estrategia que no reconozca los cambios
acaecidos en los últimos años y los niegue en actitud voluntarista, así como otra que
tome acríticamente las nuevas modalidades de desarrollo sin reconocer y por ende no
resolver sus efectos nocivos; son igualmente inconducentes. La primera estará
destinada al fracaso y a la resignación en un contexto que la supera; la segunda
resolverá aristas particulares en forma segmentada, obviando la subsistencia de

22
necesidades básicas en un contexto que dista mucho de la Ciudad post-industrial que
idealiza.
Un nuevo pensamiento crítico e imaginativo, debe superar la falsa opción entre
celebrantes y quejosos, esperanzados en modelos descontextualizados o nostálgicos
por lo que ya nunca será, entre actitudes aparentemente opuestas pero coincidentes
en la inacción.
El compromiso de la estrategia debe ser el opuesto a este círculo vicioso,
comprometiéndose con la acción, con el hacer, lo que implica necesariamente una
dimensión política, en términos de gestión.

La redefinición del rol del Municipio como expresión del nuevo Estado, ya no
omnipresente pero sí árbitro encauzador, racionalizador de los esfuerzos de la
comunidad, constituye el tercer concepto base. La nueva dimensión del poder
público está directamente asociada a los procesos de transformación del Estado. El
poder ya no reside en la obra pública excluyente impuesta al territorio, sino en la obra
concertada, inserta en una estrategia de desarrollo consensuada, atenta a las
demandas y aportes del conjunto de la sociedad. En este nuevo contexto el Municipio
aporta como institución un rasgo que le es propio e insustituible, la presencia directa
sobre el territorio, la cercanía a las demandas y soluciones, en definitiva la forma mas
directa y primaria de representación de lo público. El abandono de determinadas
temáticas por el poder estatal, de resultados diversos sobre la socialidad imperante,
tiene como contracara la posibilidad de aprovechamiento de esta redefinición de
roles para fundar una nueva política de gestión donde lo público lejos de desaparecer
como dimensión, logre en cambio concretarse y hacerse presente en formas más
directas y esenciales, fortaleciéndose en sus ámbitos básicos.
La relación directa del municipio con la sociedad y su territorio, representa
entonces el punto de partida de las nuevas formas de la planificación, ya no
centralizada y distante sino arraigada y próxima, capaz de recoger las demandas,
estructurarlas y proponer en forma concertada las respuestas.
Las condicionantes económicas del Municipio para la acción, por otra parte,
no dan lugar para otra modalidad de gestión que no sea la de la racionalización de
los recursos propios y el encauzamiento de los ajenos.
El Plan deviene entonces en una herramienta de la gestión municipal, en un
conjunto de lineamientos para la acción, en un andamiaje conceptual constructor de
un modelo de Desarrollo Urbano, sustentado en la reflexión acerca de las
preexistencias y el deseo acerca de las finalidades.
Esta convivencia entre anclaje y proyección, entre carencias y posibilidades, se
sintetiza en los conceptos de Realidad e Identidad como construcciones inacabadas,
permanentes, continuas a lo largo del tiempo. Lo real de la estrategia es lo por venir,
devenido necesariamente de lo real del diagnóstico en tanto lectura intencionada de
lo que es.
Se trata de ser capaces de imaginar el futuro, en el presente, en continuidad
con el pasado.

Bajando a la caracterización particular de nuestro primer recorte de


aplicación, el territorio de Malvinas Argentinas, observamos una carencia de
referencia sumada a una deficiente estructura comunicacional.
El modelo tradicional no alcanza a concretar referencia. La cualidad de
territorio de nueva formación, su condición de antigua periferia devenida en “centro”
a raíz de la autonomía, las carencias cuali-cuantitativas del patrimonio construido, no
son susceptibles de ser encaradas a partir de una idea de mero “completamiento” sin
alterar aspectos esenciales de la normativa general de organización del territorio.
Continuar las normas de desarrollo vigentes sin introducir acciones catalizadoras resulta
ingenuo e insuficiente como respuesta a las nuevas demandas locales y regionales. La
construcción de la referencia debe entonces estar ligada no sólo a la reconstrucción
de lo pasado (en este caso inexistente o sin anclaje suficiente), sino también a la
construcción de la nueva referencia como proyecto emblemático comunitario.

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El modelo epigonal pasa por el territorio sin alcanzar a improntarlo en todas sus
dimensiones. Así sus componentes presentan efectos duales. La vialidad regional
autopista no hace referencia al sitio atravesado, constituye barrera, dejando sólo en
forma aleatoria los beneficios de su paso en las localizaciones de contenedores
comerciales, industriales y de almacenamiento y distribución. Los tejidos
autosuficientes (en rigor no todas recientes sino de cierto peso histórico en
determinadas áreas) se encierran en aislación pura a partir de una lógica individual
que lee como ausencia la ciudad del entorno, si bien completan la pirámide social del
territorio sin la cual es inviable la gestión. La estrategia entonces debe decidir la
utilización de estas componentes como puntos de apoyo hoy subutilizados, para
ponerlos al servicio de un proyecto integrador. Las alternativas restantes son relajarse
ante la velocidad de los hechos consumados, o adoptar una idea sarmientina de
exterminio y posterior civilización inmigratoria del territorio “bárbaro”, ideas también
presentes en el entorno inmediato.

¿ Es acaso posible referenciar, esto es cualificar, dignificar, aportar a una


construcción colectiva del espacio, y al mismo tiempo garantizar la accesibilidad y sus
beneficios requerida por el nuevo contexto? ¿La dualidad criticada y lamentada no
puede devenir a partir de un nuevo rol del Municipio en complementariedad
necesaria, en reconstrucción de una utopía aggiornada hacia una sociedad
integrada en su espacialidad?
Las respuestas positivas a estas preguntas determinan un camino de acción
para las hipótesis de la estrategia, en un camino incómodo, en una difícil cornisa entre
los abismos igualmente falsos del voluntarismo y del cinismo.

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3.2. LA ESTRATEGIA URBANA.

- Lineamientos de la estrategia y su marco regulatorio.


- Referencia, accesibilidad y habitabilidad.
- Gestión, participación y recursos.

Las condiciones necesarias de la estrategia son entonces las de referencia,


accesibilidad y habitabilidad. Referencia que defina el territorio de lo propio,
Accesibilidad que de cuenta del valor relativo del territorio en la región, Habitabilidad
que determine las pautas de desarrollo.
El Municipio como identidad específica y como entidad incorporada a la
lógica de la metrópoli. Síntesis de institución y región, identidad y entidad, pasado y
futuro, tradición y modernidad, barrio y centro, nudos y nodos, habitación y
producción.
La necesidad de referencia colectiva se deberá resolver a partir de la
confirmación de las centralidades preexistentes. Potenciar y revitalizar los centros
fundacionales, para reforzarlos como el lugar de todos, el ámbito globalizador y
policlasista, el lugar de las instituciones y las identidades comunales.
La necesidad de articulación de flujos, estará resuelta a partir de garantizar el
funcionamiento de los nodos en la estructura de conectores y su vinculación con las
nuevas temáticas.
La necesidad de habitablidad, se corresponderá con la formulación de
parámetros adecuados de desarrollo para la espacialidad pública y privada.

Los lineamientos enunciados deben necesariamente traducirse en un esquema


de Estrategia Urbana que los conjugue en una propuesta estructurada y totalizadora.
Se debe dar cuenta de un contexto mayor donde las especificidades cobran sentido
en su interrelación y determinación mutua, configurando sistema.
El problema de los centros es también el de su accesibilidad. El problema de los
flujos cobra sentido como articulación de espacios significativos. El problema de la
espacialidad pública y privada está ineludiblemente ligado a la posibilidad de
referencia y acceso. Es por eso que no puede pensarse en la resolución de los centros
a partir de operatorias de mera cosmética urbana, entender los nodos conflictivos
como problemas inconexos de ingeniería vial, o dejar librados los tejidos a un
crecimiento aleatorio.
El modelo proyectual para los municipios del Conurbano debe ser capaz
entonces de relacionar las áreas de actuación propuestas a partir de tres grandes
categorías temáticas, cada una de ellas derivada de un recorte del territorio y de
diferentes modelos de desarrollo.
La Referencia es la categoría fundante en la construcción de la identidad
comunal, asociada al área central, derivada del urbanismo tradicional.
La Accesibilidad es condición necesaria para la incorporación del Municipio en
los nuevos modelos regionales de desarrollo.
La Habitabilidad es la categoría que refleja los modos de producción y
ocupación del espacio público y doméstico.
Se tipifican en consecuencia tres programas:
- un primer grupo vinculado a la consolidación de las áreas centrales signado por la
referencia, espacios constituidos como escenarios públicos, institucionales, ligados a
las prácticas sociales comunitarias.
- un segundo grupo destinado a la articulación de flujos signado por la accesibilidad,
ligados a los nuevas temáticas del intercambio.
- un tercer grupo que apunta a los escenarios de la vida cotidiana, tendiente a una
mejor habitabilidad, a partir de prever el desarrollo de los tejidos.

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El Municipio debe encarar el siglo XXI partiendo de la confirmación de sus
centralidades como referencias que lo distinguen e identifican, de la articulación de
un sistema de conectores que garantice las nuevas modalidades de intercambio a
escala municipal y regional, y de la consolidación y desarrollo de sus tejidos.

Se propone un esquema organizativo que toma como fondo el tejido, sobre el


que destacan como forma los espacios globalizadores de la centralidad, articulados
por los trazados organizativos de una trama vial jerarquizada.

Las modalidades de gestión propuestas deben tener en cuenta las diferentes


escalas de los emprendimientos, posibilitando el protagonismo de actores diversos,
privados y estatales; grandes, medianos y pequeños. La heterogeneidad y relativa
autonomía de gestión de las distintas intervenciones, entendidas como piezas, las
deberá viabilizar aún cuando la estrategia no se complete en su totalidad.
La apropiación de la estrategia por el conjunto de la comunidad, se
potenciará así a partir de las diversas apropiaciones parciales de proyectos específicos
correspondientes a distintos sectores sociales.
Esta formulación intenta establecer una política urbana, que lejos de
constituirse en un corsé, represente la apertura de una multiplicidad de posibilidades
de acción.

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3.3. REFERENCIA.

- Las formas de la referencia.


- Centralidad tradicional y nueva centralidad.
- Las escalas de la referencia.

El eje estratégico de construcción de la referencia, está dirigido a la


capacidad que debe tener el territorio de individualizarse como entidad reconocida
en la región, y a su vez de reconocer a su interior las diferentes modalidades y escalas
de identidades parciales que lo constituyen.
Referencia, sobre todo en un territorio de reciente formación como el de
nuestro recorte, constituye el punto nodal de la estrategia, en tanto fundamento de la
necesidad de un proyecto común.
La referencia, asociada a la identidad del territorio, es por lo tanto construcción
permanente, tradición recordada y futuro anhelado.
Estas dimensiones substanciales de la referencia, como materialización de la
identidad, requieren por lo tanto de la conjunción de acciones destinadas a la
consolidación de la singularidad existente y a la proyección en continuidad de la por
venir. No sería lógico partir de una visión de la referencia y por ende de la identidad
solamente vinculada a lo histórico, en un territorio relativamente nuevo y de reciente
reconocimiento como entidad. La referencia debe necesariamente estar ligada a las
nociones de tradición y de modernidad en tanto polos de un eje semántico a
sintetizar.
A partir de la idea de complementariedad de los modelos urbanos
superpuestos en el territorio podemos establecer una primera distinción de acuerdo a
las preexistencias y potencialidades de los recortes de actuación áreas de centralidad
tradicional de áreas de nueva centralidad, en función de los paradigmas urbanos de
referencia.
Una segunda idea de abordaje de la cuestión de la referencia es a partir de las
distintas escalas de la misma. Podemos hablar de una necesidad de referencia del
distrito en la región, de otra del propio distrito y de sus localidades componentes, y de
una tercera de reconocimiento de las identidades barriales que conforman los núcleos
básicos de referencia. Distinguiremos entonces referencias regional, municipal, de
localidad y barrial, que servirán de base para la determinación de la incumbencia de
programas y proyectos.
La capacidad del territorio de denotar una identidad propia, de referir a una
serie de significados comunes, reconoce diversas escalas de abordaje.
Una primera escala de contexto de referencia es la región metropolitana. En
esta el municipio debe ser capaz de posicionarse con una identidad reconocible a
partir de determinadas prácticas y conformaciones.
Una segunda escala de contexto de referencia es la del municipio como
totalidad al interior de su territorio. El ejemplo de Malvinas, como municipio de reciente
formación, hasta hoy sumatoria de localidades, necesita de ámbitos de referencia
común a todas ellas, representación de la identidad recientemente creada.
Esta escala de referencia no debe basarse en la disolución de las referencias
preexistentes sino por el contrario en la vertebración de las mismas. Apuntalar la
referencia de las localidades históricas constituye entonces la tercer escala de
denotación.
Por último los barrios como entidad básica de la vida comunitaria constituyen la
cuarta escala de referencia, base de los encadenamientos significativos.
La sumatoria articulada de estos distintos estratos de composición de la
referencia, intentan servir de base a un accionar que reconociendo las
transformaciones operadas en las condiciones contextuales sea capaz de materializar
este eje estratégico.

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Atendiendo a los lineamientos desarrollados en la estrategia podemos vincular
esta noción escalar con la materialización de nuevos y viejos paradigmas aplicada
recortes concretos del territorio.

Escalas y paradigmas de referencia


REGIONAL Áreas de nueva centralidad sobre nodo
MUNICIPAL Área de nueva centralidad sobre vacío
DE LOCALIDAD Centralidad tradicional: la estación, la calle comercial
BARRIAL Centralidad tradicional: la plaza

Las formas de la referencia tradicional están generalmente ligadas a la plaza


fundacional, las cabeceras ferroviarias y las calles comerciales. Estamos hablando de
formas de referencia tradicional a escala de cada localidad. Cuando hablamos en
términos de tradición histórica, debe recordarse que se hace referencia a un período
relativamente reciente, originado entre finales de siglo XIX y del siglo XX.
Estas formas de la referencia tradicional se basan hoy en la presencia de las
estaciones como edificios emblema, y en las calles comerciales vinculadas a la
transferencia vial - ferroviaria. El paisaje resultante mas que referenciar por diferencia
formal, lo hace por los gradientes de densidad que presentan las prácticas sociales
vinculadas a estos escenarios. La ausencia de espacios caracterizados formal y
socialmente, capaces de generar sensación de pertenencia y referencia social,
requiere de la estrategia un refuerzo integrador de las preexistencias, que hoy se
presentan débiles no sólo por su carencia sino por la irrupción en competencia de los
nuevos paradigmas urbanos en especial los contenedores comerciales como nuevas
ágoras.
Sin embargo sigue representando hitos estructurantes del territorio. Son rasgos
característicos y singulares de su estructura urbana y por lo tanto sobre ellos deben
pivotar las acciones ligadas a la referencia tradicional.
Las escalas menores de la referencia tradicional están dadas por las geografías
barriales. Pequeños hitos urbanos, tales como equipamientos singulares, esquinas
caracterizadas, plazas, parroquias, canchas, equipamientos sociales, etc., conforman
el eslabón primario del reconocimiento de identidad barrial que debe ser reforzado.

La referencia no está sólo asociada a los lugares que hoy son reconocidos
como presencias ligadas a la tradición o a la estaticidad de los espacios
fundacionales. La irrupción de nuevos paradigmas urbanos ligada a la moción y los
vacíos producidos por la desafección de grandes áreas de equipamiento, generan
nuevas modalidades de reconocimiento e identidad ligadas al movimiento y a la
ausencia.
Estas son las áreas que por su carácter de posicionamiento estratégico al lado
de los nuevos ejes estructuradores del territorio o por su condición de extensión y
disponibilidad a la reconversión representan las oportunidades del municipio de
adecuar su estructura tradicional incompleta a la reformulación de la estructura
regional.
Los nodos y los vacíos definidos en el diagnóstico son potenciales áreas de
nueva centralidad, ligadas necesariamente a proyectos específicos de gestión.
Definimos como nodos a aquellos lugares caracterizados del territorio cuyo
valor de referencia no está asociado a la estructura fundacional sino a una
intersección en los esquemas de moción. Su valor por lo tanto alude a la construcción
de los nuevos paradigmas urbanos, como nuevas referencias en la dinámica de los
flujos comunicacionales.
Las imágenes propuestas, por lo tanto deben constituir hitos pensados no como
espacios estáticos sino ante todo como lugares caracterizados en la moción,
aludiendo sus partidos ya no a su rol globalizador sino de punto referente del conector.

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3.4. ACCESIBILIDAD.

- Las conformaciones de la accesibilidad. Jerarquización de los conectores.


- Las prácticas de la accesibilidad. Criterios de organización.
- Los Sistemas de autotransporte de pasajeros y de cargas.

Garantizar un sistema de trama eficiente es fundamental para el éxito de la


estrategia. No existe desarrollo posible del territorio sin esta estructura organizacional.
Esta es quizás la última dimensión de lo público, aquella indispensable como la mínima
expresión del espacio de todos, la que permite no sólo la función conectiva o de
canal de infraestructuras, sino la que construye Ciudad en tanto vínculo entre lo
colectivo y lo doméstico. Las múltiples implicancias de una trama deficiente van
desde la falta de integración de los Municipios al sistema metropolitano hasta la falta
de integración de amplios sectores barriales a la estructura del propio territorio de
análisis. El cuestionamiento de la trama pública, que parecen traer aparejados los
discursos fundamentalistas de la segregación espacial, no pueden dejar sin embargo
de necesitarla. Aún las estructuras de archipiélago idealizadas en estos modelos
necesitan de un sistema de ejes estructurantes entre islas. La respuesta a éste contexto
deberá pasar por abandonar los extremos de extensión indefinida o de autosuficiencia
insolidaria, posicionándose a partir de un nuevo deslinde de las injerencias públicas y
privadas, preservando la idea de un soporte continuo y extendido pero calificándolo
en un sistema jerarquizado.
La estrategia respecto de la trama tendrá entonces dos dimensiones
diferenciadas, que pueden ser leídas como respuestas parciales a los diferentes
modelos de Ciudad aludidos, correspondientes con las distintas escalas de injerencia
de los conectores.
Un primer grupo de conectores regionales se caracteriza por ligar el Municipio
a la estructura del Conurbano, definiendo el territorio y su organización principal en
áreas.
Un segundo grupo está constituido por las vías municipales caracterizadas por
su conectividad real o potencial, su materialización, los puntos nodales que atraviesan,
etc. Éstos representan la vinculación entre regionales y la organización de cada una
de las áreas entendidas autónomamente, conformando la estructura de la trama al
interior del Municipio. Podemos a partir de las preexistencias, proponer un esquema
organizativo del territorio, montado sobre un primer grupo de ejes principales
(delimitantes del Municipio, organizadores de su vinculación regional y de la geometría
primaria de su interior) y sobre un segundo grupo de ejes secundarios respecto de los
anteriores (que organizan las unidades definidas, garantizan la vinculación entre las
mismas y definen los distintos barrios por su límite o por su eje).
La estrategia organizacional de la trama termina de definirse a partir de la
inclusión de un tercer grupo de calles (las restantes hasta alcanzar la totalidad de los
conectores) que garantizan la conectividad del tejido doméstico al interior de los
barrios.
Este partido de trama requiere para su constitución y determinación en
anteproyecto contemplar una serie de acciones de diverso origen, sobre las distintas
categorías de conectores definidas. Estas estarán destinadas a consolidar el rol que
cumplen las hoy insertas en este esquema, otras atenderán a un cambio de rol, y otras
deberán ser trazadas pues no preexisten.

La accesibilidad como una de las categorías temáticas está fuertemente


condicionada por la noción de movilidad urbana. Se pretende con esta interrelación
neutralizar y revertir la inmediata asociación de la movilidad con los flujos, que remite a
visiones parciales y fragmentarias de la instalación en el territorio, y en consecuencia

29
esta modalidad que prioriza los niveles cuantitativos no posibilita detectar las
limitaciones y reducir los impactos negativos de las imprecisiones.
Los factores que serán tenidos en cuenta se refieren al conjunto de prácticas y
estrategias de desplazamiento por las cuales la población asegura su instalación e
integración socioeconómica.
Se pretende conocer la accesibilidad y movilidad desde una perspectiva
analítica distinta, articulando las actividades, su organización y las condiciones
culturales y políticas. Como consecuencia de la estructuración y lógica de los
desplazamientos subyacen “no desplazamientos”, es decir operan condiciones
restrictivas que se expresan en las condiciones generales de la infraestructura y e
transporte en las condiciones económicas. Por último el par accesibilidad - movilidad
permite reconocer territorios diferenciados, escapando al concepto ingenuo de
diversidad. Estas diferencias tienen su origen en la lógica de desarticulación y
desagregación que los modelos de producción y reproducción confieren a la
organización del territorio urbano.
Los fenómenos de la movilidad urbana que se producen en un territorio son
diferentes en relación a quienes lo realizan y en cuanto a la organización específica
del territorio en el cual ocurren.

El transporte en este sentido se constituye en el espejo y la condicionante de la


organización territorial del conjunto social, y evidencia los diferentes modos de
regulación de las prácticas sociales en constante transformación. En este contexto,
forma parte de una trama organizada y jerarquizada por los diferentes actores y sus
intereses sectoriales.
La noción de accesibilidad asigna al territorio atributos de equidad y eficiencia
social, por lo que la implementación y desarrollo de redes desde el ámbito local es
condición fundamental del desarrollo.

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3.5. HABITABILIDAD.

- Las conformaciones de la habitabilidad.


- Espacio público y espacio privado.
- Evolución, protección, reconversión y sustitución.

El concepto de habitabilidad alude a la sistemática de la vida cotidiana en


relación a sus escenarios, esto es a la capacidad del territorio en ofertar un marco
adecuado al desarrollo de las diferentes prácticas sociales. En rigor el concepto de
habitabilidad excede con creces los alcances que se le asignan en este escrito. Lo
definiremos a los efectos del mismo en los aspectos que junto a la referencia y a la
accesibilidad terminan de configurar los escenarios de proyección del territorio. El
concepto de habitabilidad en rigor los incluye y abarca. Aquí por reduccionismo se lo
utiliza para determinar las condiciones de los espacios de la vida cotidiana, de la
prefiguración de los espacios públicos y privados de la vida diaria, por fuera de la
referencia diferenciada y de los ámbitos de la moción.

En esta acepción parcial la configuración de los tejidos resulta ser el soporte


excluyente así como fueron los centros en la referencia y la trama en la accesibilidad.

Cuando se norman los tejidos se lo suele hacer en función de pautas


morfológicas que atienden a la configuración, esto es a una mirada externa y
objetiva. Indicadores morfológicos vinculados a otros de uso parecieran resumir el
carácter de las configuraciones en el desarrollo del par forma - función. En rigor estas
miradas canonizadas hacen de los tejidos entes de organización y de objetivación,
pero no alcanzan a referirse a sus valores como configuradores del escenario urbano.
La actuación sobre la manzana como unidad de análisis, resulta una abstracción
frente a la percepción cotidiana donde la cuadra pasa a ser la unidad de referencia.
Mientras el análisis vincula en la unidad manzana cuadras opuestas fruto de una
lectura externa, la cotidianeidad relaciona cuadras enfrentadas configurando calle.
Del mismo modo los cuadros de usos permitidos e imposibilitados, guardan
relación con la mirada que la zonificación imponía a los orígenes del urbanismo de la
modernidad, desconociendo la mixtura y consiguiente riqueza que caracteriza la
simultaneidad de prácticas sociales de la Ciudad en especial en la Periferia.
La introducción de un modelo teórico mas abarcativo como el de los modos
de producción - ocupación aludido en el diagnóstico, así como una mirada que
incluya la contextualización junto a lo configurativo y lo organizativo en las decisiones
morfológicas acerca del tejido redundará en una mayor efectividad a la hora de
incidir en su desarrollo contribuyendo así a una mejor habitabilidad.

Dentro de estos lineamientos podemos definir tres pautas de organización de


las propuestas de especificación del eje estratégico de la habitabilidad.
En primer término la distinción de diferentes modalidades de desarrollo
deseadas para los distintos modos de producción - ocupación reconocidos. De este
análisis surge el tipo barrial y sus modalidades como el modo mas profusamente
extendido sobre el territorio y por lo tanto base ineludible del proceso de desarrollo
urbano. La opción por lo barrial surge de la búsqueda de proyección fundada a la
que aspira la estrategia. Consolidar, cualificar y proyectar, en comunión de
preexistencia e imaginario, lo por venir en continuidad con lo que es.
Una segunda pauta reside en el armado de una zonificación a partir de
categorías de producción - ocupación reconocidas en el territorio potenciando
contigüidades y resolviendo incompatibilidades según sea necesario.
En tercer término la contextualización de las propuestas morfológicas y los
indicadores, relacionados con los restantes ejes estratégicos, asumiendo la condición

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de limitantes del espacio público de los tejidos, tanto de las referencias como de los
conectores a jerarquizar en la propuesta de accesibilidad.

Las definiciones acerca de la regulación del tejido pasan entonces por la


definición de una morfología en tanto exterioridad limitante del escenario urbano e
interioridad conformante del escenario doméstico. Estas definiciones deben partir de
la conciencia de la inercia de las conformaciones preexistentes en tanto no medien
factores catalizadores para su reconversión. La causa fundamental de la tendencia a
la permanencia en el tiempo de las conformaciones preexistentes radica en que la
distribución parcelaria, por su directa vinculación a las formas de propiedad del suelo,
resulta un factor de difícil modificación. Se podrá redefinir la morfología de las fichas
del juego, cambiar inclusive sus reglas, pero el tablero como condicionante está de
antemano definido. En este sentido la Ciudad de Buenos Aires propiamente dicha es
un buen ejemplo de la superposición de modelísticas parciales e inconclusas,
producto de codificaciones sancionadas con carácter fundacional (sobre todo a
partir de la modernidad), y no pensadas como evolución deseada de tendencias
previas.
La propuesta debe contemplar también un análisis de proyección, económica
y demográfica, en función de los valores de densificación propuestos, a fin de
determinar su viabilidad y etapabilidad. Del mismo modo, los condicionantes
impuestos por la legislación provincial vigente representan un marco normativo al cual
los planes deben necesariamente someterse, más allá de que determinados
indicadores requerirían de una potencialización que el marco hoy no prevé.
El futuro desarrollo de las grandes infraestructuras de servicios, sobre todo
aquellas que inciden directamente en los parámetros básicos de calidad de vida y a
los que se sujeta la ley provincial, presenta hoy un panorama más alentador que en el
pasado reciente pero aún sin la previsibilidad y programación que permita establecer
horizontes a largo plazo. En este sentido las pautas a fijar pasan por suponer, al menos
en las dos próximas décadas la misma tipificación de las infraestructuras sobre el
territorio, tratando de llevar al límite los parámetros de desarrollo permitidos en este
marco.

Denominamos evolución de tejidos a las acciones destinadas a confirmar y/o


profundizar las pautas de producción - ocupación ya determinas por el contexto, a
partir de la aplicación de los indicadores morfológicos a incluir en el código. En rigor se
trata del seguimiento de la evolución de aquellos tejidos librados a la iniciativa privada
en el marco de la legislación propuesta.
El estudio de nuevas alternativas de tipos configurativos y sus indicadores
morfológicos a incluir en los códigos representa la capacidad prefigurativa de Estado
y privados en la producción dentro de la normativa.
En aquellos lugares donde la transformación del tejido sea de especial interés,
tales como emprendimientos en áreas centrales, corredores u operatorias nuevas
sobre vacíos, la autoridad de aplicación podrá acompañar la evolución con
operatorias sobre el espacio público u otros modos de complementación indirecta.
Del mismo modo cuando los proyectos excedan una determinada superficie
de inserción, afectando la escala urbana, la autoridad de aplicación podrá requerir
estudios de impacto como forma de guardar instrumentos de injerencia sobre el plan
de masas mas adecuado en función de los lineamientos estratégicos derivados del
Plan. En estos casos la aprobación del municipio de los proyectos deberá estar
supeditada a la profundización de los lineamientos estratégicos, garantizando de este
modo la injerencia en el diseño y desarrollo de áreas que por su extensión se recortan
como de interés municipal. Se intenta así mejorar la calidad del diseño urbano, a partir
del asesoramiento a los privados en función de una mejor habitabilidad. En este
sentido el término “reserva” del marco normativo actual tendería a desaparecer para
asociarse a figuras mas pautadas en cuanto a configuración y prácticas.

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Denominaremos acciones de protección de los tejidos aquellas destinadas a
confirmar y preservar determinadas configuraciones de valor histórico y cultural,
reconocidas como tales por la comunidad. Se trata de la protección del patrimonio
edificado arquitectónico y urbano.
La labor de protección patrimonial requiere de una etapa de catalogación capaz de
fundamentar con precisión y rigor los distintos grados de protección a normar, y la
formulación de acciones compensatorias de las restricciones impuestas al dominio.
Este trabajo requiere por su importancia de la aplicación de metodologías pautadas
en investigación.

Definimos como acciones de reconversión a aquellas destinadas a redefinir


parcialmente las pautas de producción - ocupación de sectores de tejido. Se trata de
áreas que por diversos factores se encuentran relegadas en su ciclo de producción
ocupación y que por lo tanto necesitan de acciones destinadas a catalizar su
desarrollo.
La modalidad definida suburbio representa desde la óptica de estas acciones
el primer paso en la apropiación del territorio, teniendo como finalidad la proyección
al modo barrial. En consecuencia, las áreas de actuación de estos programas
coincidirán con aquellas diagnosticadas como pertenecientes a aquella modalidad
de producción - ocupación.
El rol de estos programas será el de agilizar la gestión, promover el desarrollo y
coherentizar todas aquellas acciones destinadas a la concreción de los componentes
urbanos públicos en las urbanizaciones referidas.

La sustitución trata de aquellas acciones destinadas a sustituir por completo los


modos de producción - ocupación del espacio existentes en determinadas áreas del
territorio. Aquellas áreas definidas como de tejido marginal, se pretende a partir de los
lineamientos estratégicos de habitabilidad, facilitar su mutación al tejido barrial o
planificado, a fin de incorporarlos como un componente más de la estructura urbana.
En este sentido deberán evaluarse aspectos legales, sociales, económicos,
ambientales y de diseño urbano a fin de decidir el proceso mas adecuado de
mutación del tejido original. El sentido de estas acciones va desde la consolidación
del establecimiento preexistente, hasta la reubicación cuando el análisis de los
aspectos aludidos lo determinen como mejor solución.
La organización social de los sectores destinatarios de estos programas es
condición necesaria para la formulación de políticas consensuadas, a fin de
constituirlo como actor de la gestión.
Las modalidades de planificación deberán prever operatorias tales como la
dotación a los asentamientos actuales o a predios destinados a nuevos asentamientos,
de infraestructuras y componentes urbanos básicos, junto a la construcción de formas
de vivienda subsidiada.

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Buenos Aires, Octubre de 1999

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