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Novena Navidad - Día Sexto

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 DÍA SEXTO 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amas a los hombres, que les
diste en tu Hijo la prenda de Tu amor, para que hecho hombre en las
entrañas de una Virgen naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio;
yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan
soberano beneficio.

En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de Tu Hijo


humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades en
que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor
encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién
nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Se reza tres veces Gloria al Padre.

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu


humildad, mereciste que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en
este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado
hijo. ¡Oh dulcísima madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardaste, para que nos hagas menos indignos
de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

Se reza tres veces el Ave María.

Oración a San José

¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas


gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos misterios y te adornó
con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego,
por el amor que tuviste al Divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de
verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le
gozo en el cielo. Amén.

Se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria.

Consideración del Día

Contemplar el pesebre y la cruz para ser fuertes.

Iluminación Bíblica: Leer Juan 19, 17 – 18.

Reflexión del Día: Santa Faustina nos ayuda a comprender el misterio de


nuestro amado Jesús cuando ora así: “Oh mi Jesús de la misericordia, Tu
santa vida sobre la tierra ha sido dolorosa. Y terminará Tu obra entre terribles
tormentos, Suspendido y extendido en el árbol de la cruz. Y todo por amor a
nuestras almas” (DSF # 1748).
Al contemplar el Pesebre la Cruz, entendemos que Jesús no evade la
dificultad, sino que aprendemos de Él a enfrentar los sufrimientos sin reservas,
a entender que la privación y el sufrir siempre tienen un propósito. El Pesebre
en medio de la carencia, y la Cruz en medio de la incomodidad y la
crueldad, nos impulsan a tener valor en nuestros días para no ceder al
resentimiento, la queja o la depresión. Jesús venció el Mal a fuera de bien y
se confío en el plan del Padre Dios sin dudar, aunque no fuese nada fácil. En
el Pesebre y en la Cruz del Calvario, los cristianos no encontramos un lugar
hostil o de fracaso, sino de esperanza y de triunfo. Tengamos muy presente:
“Cristo nos ha introducido en este reino mediante su sufrimiento. Y también
el sufrimiento. Y también mediante el sufrimiento maduran para el mismo
Reino los hombres, envueltos en el misterio de la redención de Cristo”.

Comentemos: ¿Cuáles han sido las victorias del Señor en tu vida, qué
sufrimientos enfrentamos cristianamente y nos hicieron mejores?
Oración Niño Jesús

Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita


del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y
doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y
nada te será negado”. Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la
misma verdad, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar
una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Concédenos por los méritos infinitos de tu infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de
que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de tu divina
promesa, acogerás y despacharas favorablemente nuestra súplica. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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