Arfuch, Leonor.
Arfuch, Leonor.
Arfuch, Leonor.
D~ biógrafos y biografías:
la pasión del genero
Antepasados
La biografía es sin duda la más antigua_ de las narrativas donde la
vida de alguien es protagonista. Fran~o1s Dosse (2007), en El arte
de la biografía -ya una manera de definirla- evoca su lejano naci-
miento, a la par de la historia, en el siglo V, entre los antiguos grie-
gos, donde el bios remitía a una manera de vivir, entre moralizante
y filosófica, que impregnó largo tiempo la historia del género. No
era entonces la persona lo que estaba en juego sino ese modo de
vivir ejemplar que creaba modelos rectores. Llega después Plutarco
y sus Vidas paralelas (Siglo I DC), que pone en tensión, de a pares
-un griego y un romano- vicios y virtudes de personajes ilustres,
en un trayecto quizás iniciático: del carácter a la vida, de la vida
al destino. Destino que resonaría de modo peculiar en su concep-
ción helenística, en tanto sacerdote del oráculo de Delfos llamado
a interpretar los augurios de las pitonisas. Vicio y virtud -donde
triunfa esta última- y también pugna entre libertad y destino -o
Fortuna- donde un leve rasgo del carácter o el detalle mínimo de
una historia pueden pesar más que batallas o investiduras. Arte
del retrato, a semejanza de la pintura, que también deja huella en
el f~~uro del género, junto a un registro pedagógico que acepta la
ficc1on o al menos el rumiar de los poetas. i
1
Entre sus "paralelis ,, d , .
Ios gran des oradores mos estacan Teseo y Romulo, reyes de Atenas y Roma,
Demó t e· · d
Magno y Julio . César· 1· s enes
N Y 1cerón ·
' los conquistadores ' AleJan dro
Roma Al , icurgo Y uma Pompilio, legisladores de Esparta Y e
· correr de 1os añ D · d
.
Monta1gne, Racme
. Rousseos, cuenta 1 .osse, la obra fue lectura predilecta
, e
inspiración, en sus 'b ataII as.au Ye propio Napoleón solía llevarlo, quiza como
. . 1 después en la vieja Inglaterra, John Aubrey, re-
, ese rasgo' esencial que para P1utarco po d'1a defi nir
Varios Slg· os ·
ando qu1za .
tonl d destino escribía sus Vidas breves, que salen a la luz
aviayun , . . ,
un ue incluyen su propia autobiograf1a en una fluctuan-
en 168 O, Y qersona donde unas pocas paginas , . , e
y a veces un parra10
te tercera P , , .
stan para retratar a contemporaneos y vecinos fuera de todo
le. ba to moralizante y sin · re1acion
· ' a1guna con · 1a comuni'dad .2 p·i-
inten d' . .
Iósofos, maestros, bribones y esta istas, vanas muJeres, un actor
de Shakespeare y Shakespeare mismo -junto a Bacon, Descartes,
Tomás Moro, Milton, Hobbes y otros- desfilan entre las páginas
con su singularidad, sin atribución de jerarquías, "desde una per-
cepción de la vida a la luz fatalista de la astrología" -según el pró-
logo de la edición que consultamos- (Aubrey, 2010: 11), unida a
un certero conocimiento de la astronomía. Él mismo nos lo dice
al comienzo de su auto/biografía: "Su vida es más notable en el
aspecto astrológico que por cualquier progreso en el campo del
conocimiento, habiendo luchado desde su nacimiento (hasta hace
poco) bajo el influjo de planetas malignos, por cuarenta años: es-
capadas de muchos peligros en viajes por tierra y por mar" (Ibíd.:
22). Enigmática relación de la vida con los astros y sus designios,
otro rasgo de sintonía con Plutarco.
Vecina de la historia y al mismo tiempo a distancia de ella-qui-
zá con parecidos de familia, según la expresión de Wittgenstein- la
biografía sigue su derrotero clásico retratando la vida de los hom-
bres ilustres hasta encontrar en las Confesiones de Rousseau ( 1766)
el nacimiento, esta vez sí, de una hermana, la autobiografía, donde
35
Vidas imaginarias no es ento
c. t sía que a 1e
l . nta sus ..,.,bién , . eI b·ó
cr1t1co: 1 gra1o e
no nces
t·
La 1an a . 51·no ta.u~ 1 len
, . rcicio poético . . n el caos de os rasgos hUtna e
solo un eJe erg1rse e b " nos
que ser Veraz sino sumse con el peso de a o. ra, para ello est,an,
1
tampoco d·ebe abrumar• las corresp· ondenc1as y 1os escolios. ue
las crÓn1·cas, las.memorias, ión - nos dice-
· el biógrafo
. entresaca lo· ne..
esta
grosera aglomerac
. .ner una 1•
. .corma que no se parezca a ningun
d , a
cesarlo para compo. . .ada visión de lo que poco espues, en la
Ot ra" (Ibíd. 11 ). Ant1c1p cerá como un rasgo emblemático• }
. . . na apare . , .a
lingüística saussurea , fi ativa del sentido, que mas tarde ll¡ ..
.. fiorma, con gur ., 'd e
lengua como , 1 narracion. La vi a como 1orma, y una
coeur (1984) extendera a ª. ón · otro modo de decir que en verdad
'• . en cada narrac1 . ., b' , e
forma unzca . . .
toda vida es 1mag1nana en
la concepc1on
" ,, del 10gra10, aunque
. ., el
. . y su c1rcuns
PersonaJe . tancia sean reales " . Una,, compos1c1on que
para nuestro autor Sup one atender a la rareza que retrata a una
persona
. mas, alla' de su lugar en la sociedad, y acorde a una con-
cepción democrática de los sujetos de 1~ bio~ra~ía, más cerc~a a la
pintura -el retrato- o al arte que a la h1stor1a: el arte del b1ografo
consistiría en dar el mismo valor a la vida de un pobre actor que a
la vida de Shakespeare" (Ibíd.: I 1).6 Así lo entendía el propio Au-
brey-que los incluye a ambos-, una de las razones que lo tornan
también en un adelantado.
Unos años después, "al otro lado del canal" -tomando el iró-
nico título de Julian Barnes para aludir a la eterna rivalidad entre
19
80: 19).
r~a;r
o1a lllorir la fi .ersos colores. En I - e las siete bocas del Nilo derraman
neas azules :e plata del Med~ cas~ marítima donde vivía Séptima, se
· an ecientes se des :rraneo Y, a sus pies, un abanico de lí-
1
p gaba hasta a1 r!lc- A-1 -· 1 " /r, 1 - ·-~h
• 7 Lutton Strachey, un personaje singular, for-
Franc1a- ,, .. U · ' ·
Inglaterra y d r1'bir biografías, en un est o iron1co,
manera e ese d 1
•ó una nueva 1 b dar personajes, usos y costumbres e a
J . everente a a or b 1
ácido irr . ,, Miembro del famoso círculo de Blooms ury, a
"Era victoriana. t cían entre otros, Virginia Woolf, John May-
también per ene , , d 1 .d
que E M Forster inmerso en la renovacion e as 1 eas
d Keynes y . . , b
nar . . sas y artísticas de la época, abogó en sus o ras por
Pº
líticas, re1igio · 1d 11
. . , privilegiando la índole de un personaJe y e eta e re-
la conc1s1on, . , .c.
rsonalidad más que la acumulac1on 1arragosa e
d
velador de su Pe ,
hechos históricos quizá no significativos. Como afirma en el pro-
logo de su Eminent Victorians ( 1918):
"No es por el método directo de una narración escrupulosa que el
explorador del pasado puede representar esa época singular. Si es
sabio, adoptará una estrategia más sutil. Atacará su tema en luga-
res inesperados; caerá sobre el flanco o sobre la retaguardia; lan-
zará un reflector repentino y revelador en los recovecos oscuros,
hasta ahora no buscados,, {1918: viii) (La traducción es mía).
Una concepción en curiosa cercanía con el método benjami-
niano del rodeo, la búsqueda del rasgo sintomático, las "ilumina-
ciones" que rescatan experiencias valorables en tiempo y lugar.
Después de estos "eminentes", cuyo retrato le permite "ilustrar más
que explicar" la época, 8 aborda nada menos que la eminencia mis-
ma, Queen Victoria (1921), una biografía que será su obra maestra,
donde la vena crítica no le impide reconocer el tremendo impulso
7
Julian Barnes, un escritor "posmoderno", en Al otro lado del canal ( 1997),
aborda, en una serie de cuentos con su habitual ironía y humor, la tradicional
oposición Inglaterra-Francia, que se dirime entre la otredad y la fascinación.
La referencia viene a cuento además porque Barnes es también el autor de El
loro de Flaubert ( 1984), una novela chispeante, donde ficción y hechos reales
se articulan, un tanto a la manera de Schwob, y donde lo biográfico sobrevue•
la la trama permitiendo juegos asociativos de toda índole.
8
Los cuatro biografiados son el Cardenal Manning, Florence Nightingale, el
Dr. Arnold y el Gral. Gordon. En ese vaivén admirativo entre ambas orillas al
que nos referimos en la nota anteri.o r también se inscribe Strachey, que en el
prólogo lamenta no tener "un Condorcet o un Fontenelle" como en la "gran
tradición francesa" de la biografía.
37
. grafiada. La tentación biográfica
b10 . . lo lleva asi"".
. ,l11slll.
vital de su , • s y no earentes de atrevimiento, a escri'b•ir el· t, 0
,
Contemporaneos
Siguiendo la huella, el personaje Strachey despertará a su vez lapa-
sión de otro reconocido biógrafo inglés, Michael Holroyd, nuestro
contemporáneo, quien, en los comienzos de su carrera en los años
'60 habrá de sumergirse -literalmente- en los vestigios de su vida
y su obra. Inspirado quizá en el antecesor clásico, James Boswell,
Holroyd librará sus batallas contra la inicial displicencia familiar
-que luego se transforma en colaboración-, los viejos papeles acu-
mulados en lugares impropios, el polvo que hace insalubres las lar-
gas estancias, los cientos de microfilms en préstamo que amenazan
con ceguera y hasta los basureros presurosos por quemar los "resi-
duos" ante la mudanza del archivo. Después de un tironeo, en que
' dUn fragmento de la "miniatura": "En 1670 el pobre Aubrey había perdi~o
tL~bo.
1 Pdero entonces,.de manera inesperada la felicidad descendió sobre 8.
era o por fin de l 1 h d ' . on·
sabilidades d 1 as . uc as el amor, de las leyes y de las aburridas res~ . a
Providencia ~ :.):ºf1edades, se h~lló ante un dulce "otium". (... ) La
más que dispuest º;?1ª de un circulo de amables amistades que eSt el
campo a cambio dase ªd.af1mentarlo y alojarlo, tanto en la ciudad como ebna el
· •
mvierno en Londres ( 1s rutar de su "muy ingeniosa
• · ' "· Pasaba en
conversac1on
el caballo para hac ·· ·) Ydespués, cuando llegaba la primavera, mon~a de
nuevo orientaba lae;a~na ronda de visitas ( ... ) hasta que llegaba el otono y
eza del caballo hacia Londres". (Ibíd: 42)
'2 o
tar algunas carpetas, nos cuenta: "Entre otras cosas
logra arreba .
s que me encontré había una carta de Sigmund Freud, con
1
co: l:tra gótica y casi ilegible, escrita el día de Navidad de 1928, en
un e expresaba su opinión sobre Isabel y Essex". (Holroyd, 2011:
i~
1ª Las dificultades no lo arredran y el deseo de encontrar "la fi-
3
l ura en el tapiz" lo lleva hacia quienes habían formado parte de su
g
círculo íntimo o conoc1ºdo al personaJe, . as1' como a una obses1va
·
lectura de sus cartas. "Había cuatro cosas que quería lograr: ar-
mar una selección de sus mejores cartas, llevar a cabo una reeva-
luación de su obra, presentar una visión panorámica de la vida en
Bloomsbury y escribir una biografía moderna' (Ibíd.: 133). Todo
ello a la manera de una "conversación grupal" en torno de la figura
de Strachey. Así se encontró con la correspondencia completa que
mantuvo con Virginia Woolf -quien también se ocupó del género
con sus propias reglas de irreverencia, tal como lo expresara en el
ensayo "El arte de la biografía' - 1º le preguntó a Bertrand Russell
si le disgustaba Lytton -a lo cual el filósofo respondió dulcemente
que no-; hizo varios viajes, recorrió sus lugares y sus objetos, en-
trevistó o se escribió con un centenar de personas y le dio a la vida
amorosa de Lytton "la misma importancia que había tenido en su
carrera' (Ibíd.: 137), abordando abiertamente el tema de la homo-
sexualidad, que sólo había orillado la obra. 11 El producto de tales
desvelos, Lytton Strachey: A critical biography (1967-68) publicada
en dos volúmenes, comparte la herencia de la clásica biografía in-
glesa, que según Dosse, registra los menores detalles de la cotidia-
nidad, la subjetividad y el pensamiento, con el destello singular, en
este caso, de una escritura novelesca plena de ironía y de humor.
Actualidad de la biografía
No por azar la inquietu~ teórica sobre estos temas se manifiesta
con mayor nitidez en los '70 y los '80. Se daban allí varias coinci-
dencias: el creciente interés sociológico y etnográfico en autobio-
grafías, historias y relatos de vida de la gente común, 13 el auge de la
historia oral, la emergencia de nuevas formas de circulación y na-
rración en los medios, el regreso triunfal de la biografía en la his-
toria después de un cierto ocaso, la "microhistoria'' y su búsqueda
de personajes singulares que dieran luz sobre la vida de la gente
corriente de otras épocas, la eclosión de pequeños relatos que traía
consigo la postmodernidad, la primacía de la entrevista -y su én-
14
fasis en la persona- como género de la presencia, su extensión
a las Conversaciones, un nuevo rubro editorial, la revitalización
de otros géneros canónicos -las memorias, las correspondencias,
los diarios íntimos- junto al surgimiento de nuevas formas de au-
toficción que ponían en jaque la propiedad del "yd'. "Retorno del
43
que 1nqu1cu1vu '-'.l. t''-'.1..1.->Q.Ullen-
.da expres1on, .,
• I
y:
mas menos célebres Yficticios -un tanto en la herencia de Schwob-
P~ ~e un destello biográfico despliega su fantasía literaria en
: : t s cue~tos con final'; aventurando "hipótesis ( ... ) escenas,
E ones Ydialogos que nunca existieron''. (Ibid.: 10)
ntre los desvíos O t • . d la
identifi . •6 ª ªJos, como un mirar al sesgo elud1en °.
hili'd dcdaci n de~ yo Ye.l nombre, o mostrando más bien la imposi·
a e resunur1 'd , • a
la escritur ·ª vi a en un relato sin que hable por s1 mis~
. a, encontramos . 11 I d ph·
cación del b
nom re se al ·
ª acques Derrida (1994), que en a u
jng-
ton para d e1a como autor junto a Geoffrey Benn
' econstruir -no podría ser de otra manera- la relacióJI
48
ill
49
al O se pue da ofr ecer a la lengua materna,, (Ihíd.,.
más bello reg que ue observa el mundo desde una clá.
15). En cuanto a Hannah, q ·zorar los "tiempos de oscuridad,,
de parece avi . . ,
sica fotografia don devenir indisoc1able donde filoso-
. ulan en un ·
vida y obra se artic , .
, . ,1· 1· pohtica no difuminan. el plano de la afecti\'i.
fia, ps1coana 1s sd Y ·as ecturas , 1·nfluenc1as,
. amores y una aveza-
1
dad. Correspon enci ' . 'ón a los reveses de la vida y hasta su
. . de la expos1c1 .,
da conciencia ·· sa especie de prefigurac1on tomando
. d K · t va destaca e · ,
fatahda • ns e h Jaspers en 1930, cuando apenas tiene
d a carta de Hanna ª ,
e un. . os su cita . . . 1.. "An 1 parecer, ciertas personas estan,
. 1n1c1a .
en su
24
·ropia
ª~ Vl,'da (y un1c
, . amente allí, en tanto personas, por eJemplo)
, . .. d . .
P
· .
tan expuestas que deVI·enen , por as1 decir, encruc1Ja
. as y obJeti-
. .
· •
vac1ones concretas de la vida"· (Ibíd.: 25, cursiva en el. or1g1nal).
Es sin duda esta mirada la que llevó a Hannah a reunir en Hom-
bres en tiempos de oscuridad ([1955] 1990), un conjunto de artí-
culos y ensayos donde se encuentran Lessing, Rosa Luxemburgo,
Karl Jaspers, Isak Dinesen, Hermann Broch, Benjamin y Brecht, y
cuyo interés mayor, según anuncia en el prefacio, "son las perso-
nas: cómo vivían, cómo se movían en el mundo, cómo las afecta-
ba el tiempo histórico,,. (1990: 9). Una afectación que tiene en la
vida de Benjamin un punto límite y paradigmático: "Un día antes,
YBenjamin hubiera pasado sin ningún problema, un día después,
la g~nte de Marsella habría sabido que en ese momento era im- ·
posible pasar a través de España. Sólo en ese día en particular era
posible la catástrofe,,. (Ibíd.: 157)
Las biog f' · 1
ra ias inte ectuales tienen en Fran<;ois Dosse un re-
presentante cabal e h' .
la larga h'istona
· . de· laorno b. istonador,
f, , ha estudiado críticamente
rritorios y di·s . 1. iogra 1ª segun biógrafos, corrientes, te-
c1p 1nas Com0 b1· , e del
género que sup · ogra10, ha elegido la variante
.
vida y la extens 1
oneunad'f' 1 ·1 1 .,
· ·. ici ª eac1on entre ciertos rasgos de .ª
1
a ectura 1nte · a
que asume en G•u.. . rpretativa de la obra. Esta es la tare
(2009), donde en'fes Deleuze y Félix Guattari Biogra+{a cruzada
renta un d bl . •,p .
retrato de cada u o e desafío: el de ofrecer un cierto
go 1 no, con su oh . d' . 1 -
en ª trama de . ra in 1v1dual, para sumergirse ue
una escntur d ara
ª e a dos, alentada por una r
. tonía teórica con visos de descubrimiento y una cálida amis-
sin d . ., D .
d de mutuo respeto y a mirac1on. osse Juega con los títulos de
ta · d o a1gunos gu1nos
sus partes, hac1en . - fil oso' fi cos: I. Pliegues: bio-
grafías paralelas; 11. Despliegu~s: biografías cruzadas; III. Sobre-
liegues: 1980-2007. El recorrido, acorde a los significantes, va
~esplegando los diversos escenarios, políticos, filosófico s, acadé-
micos, intelectuales, que permiten situar el surgimiento de con-
ceptos, su anclaje en las obras y los diversos debates que suscitan.
Hechos de las vidas de uno y otro aparecen en esa ligazón con
una naturalidad que traduce el profundo trabajo que el biógrafo
ha realizado sobre el género y su propio don narrativo que sos-
tiene la atención en un devenir teórico de alta exigencia. Ciertas
preguntas del comienzo -¿Quién escribió? ¿Uno o el otro? ¿Uno
y el otro? ¿Un "tercer hombre"?- se resuelven en una conclusión
que marca el encuentro extraordinario de dos seres -y dos men-
tes- acuciadas por la herencia de la guerra y el compromiso de
"poder pensar después de Auschwitz", junto con el entusiasmo
no truncado de Mayo del '68, cuya trascendencia ven en el con-
tinuo movimiento de la historia y del pensar. "De manera com-
pletamente original Deleuze y Guattari crearon una 'máquina de
guerra' y experimentaron su validez y sus límites en situaciones
concretas. Estas 'experimentaciones' son prueba del carácter ex-
cepcional e inédito de esta colaboración". (Ibíd.: 667) Dosse crea
a su vez una potente "máquina de lectura'' que seguramente cam-
biará algunos ejes en la visión de los lectores/seguidores de esa
paradigmática obra. R•
Una década antes, el biógrafo había publicado su Paul icoeur.
• , ea su obra maestra.
Los sentidos de una vida (2013), 1a que quiza s e f é que
1 t del filóso10 ranc s,
Me interesó en particular, como ec ora . b . ""odo en
t s de m1 tra aJO, e1 "u
ha sido esencial para mue h os aspee O ri·os geográfi-
. d 1 d'versos
1 escena ,
que el biógrafo va combinan °
os . .d con las cambiantes
cos y teóricos, en los que transc~rre suc vi ad, a y minuciosa, tan-
t ucc1ón es1orza .
etapas de su obra. Una cons r archivos personales 01
to más admirable porque no tuvo acceso amanifestó prescindente
· d 1 filósofo, que se
contó con la anuencia e
51
. afi do. 16 Sobre esa negativa y sin h b
•
de la 1ntenc1on e · ' d ser b1ogr b .ª oosse, llevad o por. una desmed· ª er.
lo conocido . en persona tra ªJªna profun d. a ad·miracion. . . , Hace Ida
., d brimiento Y u ., ,. un
P asion de escu · tos lecturas, recepcion, criticas d· ,
sus contex · , , . , 1a..
rastreo de la obra Y tension con otros pensamientos
. lo pone en . . , en.
logos que suscita, nas elegidas entre quienes sí lo h
· • ·d ·entas perso . an
trevista a casi osci rnigos, traductores, periodistas y
.. alumnos, a un
conocido -co1egas, · . de esa vida-otra que 1e resulta evasiv
, _ vive al ntmo b , a
largo etcetera -. bl de Ricoeur que es ozo aqui -reza
'd d "La sem anza e1
en la reah a · h bre con el que nunca me he encontrado>'
, e es la de un om . 1 d 1 .
ep1gra1e- 1 manda un eJemp ar e a prunera edi-
'd 14 ) y finalmente e , fil ,
(I b1· : '. . , ,, Poco tiempo despues e1 osofo le enVÍa
ción "no sin aprens1on . -. . .
una carta que le Produce una gran felicidad.
'¿Cuál debe ser mi gratitud a us~ed en la med~da en la que usted
expresa en su dedi·catoria?· Me siento reconocido. . . por usted, . con
mis excesos de juventud y mis errores de JUic~o, con mis desvíos
sinuosos, pero también con mi búsqueda obstmada de veracidad.
(.. .) su libro refleja también la mezcla de alegría y tristeza que
constituye mi humor. Por todo ello, gracias" (Ibíd.: 14).
El filósofo le agradece además haber confrontado su obra con
la recepción, lo cual le da una idea de lo que piensan sus colegas
y alumnos de diversos ámbitos. Pero más allá de estos logros y de
su erudición, el trabajo de Dosse pone en evidencia -casi como
un ejemplo- la justeza del concepto de identidad narrativa de Ri-
coeur: puede construir un personaje creíble a partir de intertextos
Ytestimonios, dar cuenta de su humor sin haberlo visto nunca Y
R'
16
icoeur se había avent d
Autobiografía · t 1 ura O ya en el terreno autobiográfico con una breve
todo el relato~: e ectu~~ (l 997 ), donde nos dice: "Una autobiografía es ante
tal, inevitablemenºteºª VI ad; co( mo toda obra narrativa es selectiva y en tanto
. (... ) Conscientsesga
teraria. d a .. ·),es.ªdemás, en sentido
. preciso, . una obra li-
trucción de mi desa elle ~stos limites, admito de buen grado que la recons-
auton 'dad que cualqu·
rro o 1ntelectuaI que estoy emprendiendo no tiene mas'
m ,, (lb' ier otra efe t d .
al~t id: 13-14). Es quizá este "e ua .ª ~,or un biógrafo distinto de mí mis-
ó la magna ohr~ rL-,T'\_ permiso -adPm~c .rlo "" ,..,.t__..:_... ,..:J.n_ Pl aue
hasta aventurar ((los sentidos de una vida,,. Una sabia y curiosa con-
fluencia, que tuvo un apropiado reconocimiento.
En una línea teórica afín pero «de este lado del océano,: Noemí
Goldman (2016), historiadora especializada en análisis del discur-
so, se propone abordar la vida como una trayectoria que ilumina
la obra -y entonces, un andar por tiempos y espacios- en la figura
de Mariano Moreno, un prócer de las ideas, alma de la Revolución
de Mayo de 181 O, que marcó el fin de la etapa colonial y los albo-
res de la constitución de la nación. En Mariano Moreno. De refor-
mista a insurgente, se tratará entonces de dar vida a un personaje
cuyo recuerdo mítico y un tanto escolar condensa dos imágenes
contrapuestas: el fogoso líder jacobino que encarna la revolución,
el que muere joven, enigmáticamente, en alta mar. Entre esos dos
momentos novelescos la historiografía ha transitado por caminos
a menudo trillados e interpuesto además sus propios mitos. Es en-
tonces un doble desafío el que enfrenta la historiadora, que es ade-
más estudiosa de la época: por un lado, desmitificar esa figura, por
el otro, reponer los faltantes de la historia, la dimensión vivencial,
su infancia, su ámbito familiar, sus lecturas, sus años de formación,
los inicios de su carrera de abogado, zonas en penumbra o escasa-
mente abordadas de su trayectoria previa a los años de la Revolu-
ción. ¿Cómo hacerlo? Nos lo dice la autora:
"Hoy sabemos que la biografía dejó finalmente de ser la her~ana
menor de la historia -se despojó de la glorificación de los heroes
y del puro anecdotario- para constituirse e~ un_ espacio legíti°:1º
de indagación sobre la relación entre expenenc1a y contexto his-
tórico" (Ibíd.: 12).
e ¡· , · la articulación entre
Una indagación que lleva a ie 12 termin0 d d1
G Old an consciente del po er e
la ciencia y el arte, en tanto m ' . . , de archivos en
lenguaje, realiza una profunda lectura y rev1s10:Scritura desplie-
una perspectiva innovadora al tiempo qued s~a Maurois en una
1 " como ec1 ,
ga "la verdad sensible de la noveª' . t . a casi detectivesca. Ve-
narrativa con suspenso Y hasta una in tngc0, rica esa visuah·dad - en
. y no es me a1,
mos así crecer el personaJe -
53
debates, circunstancias. Y ante nu
ámbitos, t
. lugares,
b encuen ro , que deslumbran a11uturo es-
S c. .
. turas 1nsurgent
tros OJOS se a ren 1as. 1ect duce el célebre Discurso• so bre la libert· e:d
D~guesseau, . , de quien ,.,ra lney Rousseau, Cond orcet, Voltaire F·a
de la. abogacia,
. . J 1, vo os entre
Rayna ' .
muchos .
otros. La p.ractica
, d, 11-
lang1en: Beccana, ove 11an ' . de apre a
, . Moreno como un mo d·o superior
traducc1on aparece en 1
iación de los textos, un pasaje a la lengua nata que es ~bién
°-
p d ·d· pensar conceptualmente en su lengua y en el unpac.
un mo. o, eue esos conceptos po dnan , tener en 1a propia . coyun
to -qu1za- q . . . 1 -
tura histórica. Una buscada mt1nudad con lapa a~ra -hasta lleva
cuadernillos autógrafos con citas- que desbordar~a luego en sus
propios escritos. Son los hilos secretos de ~sa ~scntura los que la
autora va tejiendo -interrogando- en esta mtnncada trama don-
de surgen nuevas ideas sobre la naturaleza humana, la libertad, los
derechos, la relación con los poderes, los límites de la monarquía
y de la religión, la concepción del pueblo y la relación entre la me-
trópoli y sus colonias, es decir, el fermento mismo de la Revolu-
ción. Si las nuevas teorías sobre la biografía inspiran el trabajo de
Noemí Goldman, ella aporta a su vez un ejemplo de la construc-
ción identitaria en movimiento, abierta a la temporalidad, a las vi-
siones cambiantes del espacio y del tiempo, así como al devenir .de
los co~ceptos, sujetos a nuevos prismas de lectura según las épo-
cas, leJOS de todo anacronismo. La biografía como una lectura del
presente.
Retomo
Si consideramos a la bio f'1
que desplegarán
1
.d tª ª .
en devenir -siempre habrá otras,
clusión sólo deJ· ª Vlb' ª ªJº otros ojos- no cabe epílogo ni con-
, · ar a 1erto su tra .
autores. Retomaré . nscurso en la conversación de rn1s
zo, sobre biógrafos stb~p1emente algunas preguntas del comien-
nuestro propio af;' y iografiados• las mottvac1ones
. . . Y
de escritura
L, an como lectores
eon Edel (1990) b' , .
Strachey decía que el -arte
iografo él. mismo-
· recuerda que Lytton
de la biografía era "la más delicada Y
1 '
humana de todas las ramas del arte de escribir". Sin estar del todo
de acuerdo, o poniéndola en equivalencia con la poesía y el dram
" a,
Edel reconoce sin emb argo una especie particular de delicadeza"
que lleva a abismarse en materiales inertes buscando -creando-
rasgos de la vida de "seres extraños y volátiles" en un esfuerzo de la
imaginación (Ibíd.: 15). La delicadeza es también una figura cara a
Roland Barthes, que en Lo neutro (2004) se referirá a ella no como
rasgos, elementos o componentes de una narración sino lo que bri-
lla por destellos, en desorden, fugazmente, el tejido de anécdotas
del libro y de la vida.
La idea de "hacer justicia'' también está presente en el devenir
del género: seres ilustres que merecen una posteridad, figuras que
la historia ha rechazado para mostrarlas bajo una nueva luz; otras,
injustamente olvidadas -los escritores "descatalogados" de Holro-
yd, que despiertan su deseo de otorgarles una segunda vida-; o
cuyas vidas se difuminan detrás de las obras; o se trasforman en
testigos de comunes sufrimientos. Pero también la fama y el gla-
mour alientan biografías, que no requieren siquiera la disculpa de
ser "novelas que no se atreven a decir su nombre», como ironizaba
Barthes. Y otras, que despiertan juicios de propiedad - "mi vida es
mi vida'' - y escándalos mediáticos. Y hay asimismo novelas que no
se atreven a decir que son retazos de improbables biografías, pro-
pias y ajenas. 17 Y lectores que leen novelas como auto~iog~afías Y~l
revés. 18 Umbrales indecidibles entonces, donde quiza la idea mas
certera sea la de Paul de Man: no 1mpor· t a el significante , que .co-
.
bije una escritura -poema, nove1a, b iogra f'1a' autobiografia-
. . d "si en
la lectura surge, como un d este11o, 1a sin· tonía ex1stenc1a1 e1 mo-
mento auto/biográfico':