Causas de La Inseguridad Ciudadana
Causas de La Inseguridad Ciudadana
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CIUDADANA
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3 DESEMPLEOlas personas que atentan contra los bienes y la integridad física de los
ciudadanos lo hacen, frecuentemente, por no tener un empleo estable que les garantice
ingresos suficientes para mantener a su familia.
7 FALTA DE EDUCACIONAl este de Trujillo, existe una deserción escolar que supera el
15 por ciento, y alertó que el 40 por ciento de la población estudiantil presenta altos índices
de desnutrición
12-nov-2013
167101
Ell IDH “Seguridad Ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América
Latina” revela una paradoja: en la última década la región ha sido escenario de dos grandes
expansiones, la económica pero también la delictiva. Pese a las mejoras sociales, la región
sigue siendo la más desigual y la más insegura del mundo. Mientras los índices de homicidio
disminuyen en otras regiones, el problema ha aumentado en América Latina, que registra más
de 100 mil asesinatos cada año, llegando a superar un millón de asesinatos entre 2000-2010. Si
bien la tasa de homicidios se ha estabilizado e incluso ha disminuido en algunos países, todavía
es alta: en 11 de los 18 países, la tasa es mayor a los 10 asesinatos por cada 100,000
habitantes, nivel considerado epidémico. En todos los países analizados, la percepción de
seguridad se ha deteriorado y el robo se ha triplicado en los últimos 25 años, convirtiéndose en
el delito que más afecta a los latinoamericanos.
“No hay una solución mágica para la inseguridad ciudadana en América Latina, pero este grave
problema sí tiene remedio y requiere visión y voluntad política de largo plazo,” dijo el
Subsecretario General de la ONU y Director del PNUD para América Latina y el Caribe, Heraldo
Muñoz. “Se requiere, en cada país, un Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana entre
gobierno, partidos políticos y sociedad civil, de modo que la seguridad no se vea politizada y se
transforme en una política de Estado.”
La encuesta de cárceles que el PNUD realizó en Argentina, Brasil, Chile, El Salvador, México y
Perú evidencia persistentes retos sociales. Uno de cada tres internos abandonó el hogar
familiar antes de los 15 años (en Chile, uno de cada dos), y entre un 13% (Argentina) y un 27%
(El Salvador) nunca conocieron a su padre o madre. La encuesta también reveló que un 40% de
los internos en Chile no acabó la educación primaria. En todos los países, más de un 80% de los
internos encuestados no completó 12 años de escolaridad.
El informe también revela una correlación directa entre el crecimiento urbano y el delito: la
mayoría de los países que tuvieron un crecimiento de la población urbana superior al 2% anual
(el crecimiento demográfico natural), también tuvieron incrementos en las tasas de homicidio,
con la excepción de Colombia y Paraguay. “El problema no es el tamaño de la ciudad, sino la
capacidad institucional para incorporar a los sectores que se encuentran en los barrios en
condiciones de marginalidad”, señala el IDH.
Los jóvenes, principalmente los varones, son los más afectados por la criminalidad y la
violencia y, a la vez, son los responsables más comunes de la violencia y los delitos, según el
informe, que también hace un llamado para evitar la criminalización y estigmatización de los
jóvenes, particularmente los de bajos ingresos. El Salvador (92.3), Colombia (73.4), Venezuela
(64.2), Guatemala (55.4) y Brasil (51.6) tienen las cinco tasas de homicidio juvenil más altas del
mundo (por 100,000 jovenes), según datos de la Organización Mundial de la Salud, del 2011.
El estudio del PNUD destaca la violencia de género como una amenaza persistente y un
obstáculo para el desarrollo humano, la salud pública y los derechos humanos en la región. Los
registros de violencia intrafamiliar, violaciones y asesinatos de mujeres (feminicidio) han
aumentado en casi todos los países. De los internos que habían cometido delitos sexuales
entre el 75% y el 90% declararon conocer a sus víctimas antes del delito y entre el 20% y el
40% eran sus familiares, según el informe.
PERCEPCION DE INSEGURIDAD - El IDH regional muestra que en todos los casos analizados es
mayor la percepción de inseguridad que la victimización directa. Cinco de cada 10
latinoamericanos perciben que la seguridad en el país se ha deteriorado. Pero en Honduras,
por ejemplo, que tiene la mayor tasa de homicidios del mundo (86.5 por 100,000 habitantes),
ocho de cada 10 ciudadanos se sienten seguros en sus barrios, siguiendo el promedio regional.
En contraste, en Chile, el país con menores tasas de homicidio de la región (2 por 100,000
habitantes) y niveles bajos de victimización por robo, la percepción de seguridad es menor que
en Honduras: siete de cada 10 ciudadanos se sienten seguros en su barrio.
Asimismo, un estudio del PNUD y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el informe
analizó los costos de la delincuencia y los niveles de victimización en cinco países y reveló que
Honduras experimenta los más altos costos con el delito y la violencia en porcentaje de su PIB
en el 2010 (10.54%, equivalente a 1.669 millones de dólares), seguido de Paraguay (8,7%, lo
que equivale a 1.742 millones de dólares), Chile (3.32%, es decir 7.215 millones de dólares)
Uruguay (3%, o cerca de 1.165 millones de dólares) y Costa Rica (2.52%, 915 millones de
dólares). En todos estos países los gastos públicos como consecuencia del delito (agentes de
policía, jueces, prisiones) son más altos en todos los países, excepto en Uruguay, donde el
costo antes de la delincuencia (medidas de seguridad, prevención) es mayor.
RESPUESTAS – El IDH resalta que reformar las instituciones básicas de la cadena de justicia—
policía, jueces, ministerio público y cárceles—es esencial para responder a la inseguridad
ciudadana, con énfasis en reestructurar los procesos de contratación, administración y
profesionalización de los funcionarios para lograr una seguridad ciudadana efectiva y
respetuosa de los derechos humanos. El estudio analizó la proporción de policías y de jueces
en distintos países y realizó encuestas que revelaron bajos niveles de confianza de los
ciudadanos en el sistema de justicia criminal. Excepto Nicaragua y Panamá, más de la mitad de
los latinoamericanos expresaron poca o ninguna confianza en que los tribunales actuarían de
manera confiable en el caso de ser víctimas de un robo o asalto.
Según el estudio del PNUD el sistema penitenciario está en crisis en prácticamente todos los
países de la región, con distintas intensidades. Algunos factores como las deficiencias
institucionales de las policías y los tribunales, la sobrepoblación y el abuso de la prisión
preventiva son retos clave. Además, la función rehabilitadora de los sistemas penitenciarios no
ha sido priorizada, según el informe, “las cárceles se han vuelto espacios que potencian la
violencia, los abusos de los derechos humanos, las redes criminales y la reincidencia delictiva.”
Asimismo, la percepción de los ciudadanos del encarcelamiento como solución a los problemas
de seguridad ha limitado el avance de reformas para reducir la población carcelaria, adoptar
medidas alternativas y fomentar la reinserción social, destaca el IDH.
RECOMENDACIONES – El IDH regional subraya que los esfuerzos para mejorar la seguridad
ciudadana deben de tener en cuenta las necesidades y demandas específicas de los jóvenes y
las mujeres. El estudio ofrece 10 recomendaciones basadas en las lecciones aprendidas de la
región: 1. Alinear los esfuerzos nacionales para reducir el delito y la violencia, incluyendo un
Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana como política de Estado; 2. Generar políticas
públicas orientadas a proteger a las personas más afectadas por la violencia y el delito; 3.
Prevenir la delincuencia y la violencia impulsando un crecimiento incluyente, equitativo y con
calidad; 4. Disminuir la impunidad fortaleciendo las instituciones de seguridad y justicia con
apego a los derechos humanos; 5. Potenciar la participación activa de la sociedad,
especialmente las comunidades locales, en la construcción de la seguridad ciudadana; 6.
Incrementar las oportunidades reales de desarrollo humano para los jóvenes; 7. Atender y
prevenir de modo integral la violencia de género en el espacio doméstico-privado y en el
ámbito público; 8; Salvaguardar activamente los derechos de las víctimas; 9. Regular y reducir
los disparadores del delito, tales como alcohol, drogas y armas, desde una perspectiva integral
y de salud pública y 10. Fortalecer los mecanismos de coordinación y evaluación de la
cooperación internacional.
El IDH regional concentra su análisis en 18 países de la región: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,
Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Información de contacto
Para acceder a imágenes en alta calidad: Boaz Paldi, boaz.paldi@undp.org; Tel: +12129066801
Seguridad ciudadana
1. Introducción
9. Conclusiones
10. Bibliografía
Introducción
Aunque esta definición parecería un tanto pequeña - limitada, en realidad incluye a todos
los delitos contra las personas, como el homicidio, la agresión, la violación, el secuestro y la
trata de personas, así como los delitos contra el patrimonio (robo, hurto y estafa).
La Comisión Andina de Juristas precisa un conjunto de cinco elementos que los países deben
considerar en la implementación de sus políticas de seguridad ciudadana.
iv. Que la Policía, como uno de los actores fundamentales, debe definir un nuevo
perfil, orientado a la comunidad antes que hacia el Estado.
Carrión agrega que la seguridad ciudadana se diferencia de la pública, en tanto estas últimas se
constituyen desde una concepción Estado-céntrica y la primera desde una ciudadana.[5]
En los últimos años el concepto de convivencia social ha sido ligado al de seguridad ciudadana,
en la medida que está referido a la promoción de la adhesión de los ciudadanos a
una cultura ciudadana basada en el respeto a la ley, a los demás y, a unas normas básicas de
comportamiento.
En este contexto, la Ley 27933 que crea el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana considera
que la seguridad ciudadana es la acción integrada que desarrolla el Estado, con la colaboración
de la ciudadanía, para asegurar la convivencia pacífica, la erradicación de la violencia y la
utilización pacífica de las vías y espacios públicos, así como contribuir a la prevención de la
comisión de delitos y faltas.
Con mayor detalle, su reglamento aprobado mediante Decreto Supremo 012-2003-IN, precisa
que su orientación final es la protección del libre ejercicio de los derechos y libertades de las
personas, así como garantizar la seguridad, la paz, la tranquilidad y el cumplimiento de los
derechos que nos otorga nuestra Constitución Política y tanto individuales y sociales a nivel
nacional. Tema que más adelanta la ampliaremos.
Se tiene que existen factores que aumentan el riesgo o agravan la vulnerabilidad de las
sociedades. Entre éstos están:
Carrión pone especial atención en otro factor: los medios de comunicación. Quienes fomentan
la violencia al insertarla en la vida cotidiana en vez de ayudar a erradicarla.[6]
Esta política pública debe proveer a los ciudadanos cuatro servicios esenciales, a saber, la
prevención de los hechos delictivos, el control y la sanción de sus responsables, la
rehabilitación y reinserción social de éstos, y la atención a las víctimas. Para hacerlos realidad
se requiere de dos servicios de apoyo, comunes a toda política pública. El primero consiste en
la formulación de la política y la gestión de los recursos; y, el segundo, su permanente
evaluación y supervisión. La organización y coordinación de los servicios y de las instituciones
involucradas es lo que se denomina el gobierno de la seguridad.[9] Ver grafico 05.
GRAFICO 05
Conclusiones
a. Que, toda sociedad para su normal desarrollo necesita control mediante las leyes
que emite el Estado.