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Causas de La Inseguridad Ciudadana

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CAUSAS DE LA INSEGURIDAD

CIUDADANA
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CIUDADANA"— Transcripción de la presentación:
1  CAUSAS DE LA INSEGURIDAD CIUDADANA 

3  DESEMPLEOlas personas que atentan contra los bienes y la integridad física de los
ciudadanos lo hacen, frecuentemente, por no tener un empleo estable que les garantice
ingresos suficientes para mantener a su familia.

4  LA POBREZAPuede generar agresividad y que causa, además, altos índices de


delincuencia que, generalmente, se ubican en las zonas marginales de la ciudad.

5  LA POBREZAAl menos el 27% de la población de la región La Libertad, vive en extrema


pobreza

6  FALTA DE EDUCACIONLa escasa educación de los ciudadanos genera delincuencia,


agresividad y, por supuesto, inseguridad en aquellas personas que se mantienen al
margen, pero que son los que sufren las consecuencias de esta situación.

7  FALTA DE EDUCACIONAl este de Trujillo, existe una deserción escolar que supera el
15 por ciento, y alertó que el 40 por ciento de la población estudiantil presenta altos índices
de desnutrición

8  OTRAS CAUSASLa corrupción. Falta de colaboración entre policías y autoridades


municipales. Falta de fiscales ...
La inseguridad ciudadana frena el desarrollo de América Latina, dice el PNUD

12-nov-2013

167101

Informe de Desarrollo Humano regional recomienda prevención, reformas institucionales y


acuerdos nacionales de largo plazo para enfrentar el delito y la violencia

Nueva York –La inseguridad es un reto compartido y un obstáculo para el desarrollo social y


económico en todos los países de América Latina según un nuevo informe del Programa de
Desarrollo de la ONU (PNUD) lanzado hoy en su sede en Nueva York. Pero no basta sólo con
medidas de control del delito; para una reducción duradera de la inseguridad en la región, el
Informe Regional de Desarrollo Humano (IDH) 2013-2014 recomienda políticas orientadas
hacia la mejora de la calidad de vida de la población, con prevención del delito y la violencia
por medio de un crecimiento incluyente, instituciones de seguridad y justicia eficaces, además
de medidas para estimular la convivencia social.

Ell IDH “Seguridad Ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América
Latina” revela una paradoja: en la última década la región ha sido escenario de dos grandes
expansiones, la económica pero también la delictiva. Pese a las mejoras sociales, la región
sigue siendo la más desigual y la más insegura del mundo. Mientras los índices de homicidio
disminuyen en otras regiones, el problema ha aumentado en América Latina, que registra más
de 100 mil asesinatos cada año, llegando a superar un millón de asesinatos entre 2000-2010. Si
bien la tasa de homicidios se ha estabilizado e incluso ha disminuido en algunos países, todavía
es alta: en 11 de los 18 países, la tasa es mayor a los 10 asesinatos por cada 100,000
habitantes, nivel considerado epidémico. En todos los países analizados, la percepción de
seguridad se ha deteriorado y el robo se ha triplicado en los últimos 25 años, convirtiéndose en
el delito que más afecta a los latinoamericanos.

“La seguridad ciudadana es un tema delicado que preocupa a tomadores de decisión y


repercute al calor de las campañas electorales,” dijo la Administradora del PNUD, Helen Clark.
“Es un tema crucial para varias regiones, incluso América Latina y el Caribe, porque sin paz no
puede haber desarrollo, y sin desarrollo no puede haber una paz duradera.”

“No hay una solución mágica para la inseguridad ciudadana en América Latina, pero este grave
problema sí tiene remedio y requiere visión y voluntad política de largo plazo,” dijo el
Subsecretario General de la ONU y Director del PNUD para América Latina y el Caribe, Heraldo
Muñoz. “Se requiere, en cada país,  un Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana entre
gobierno, partidos políticos y sociedad civil, de modo que la seguridad no se vea politizada y se
transforme en una política de Estado.”

El estudio se concentra en seis amenazas principales que se entrecruzan e impactan


negativamente a la región: el delito callejero;  la violencia y el delito ejercido en contra y por
los jóvenes; la violencia de género; la corrupción (la apropiación indebida de los bienes
públicos, cuya provisión es responsabilidad del Estado); la violencia por parte de actores
estatales y la delincuencia organizada.

“Si bien algunas amenazas—como la delincuencia organizada, y especialmente el narcotráfico


— suelen ser utilizadas para explicar la inseguridad, las dinámicas regionales, nacionales y
locales son mucho más diversas”, explica el coordinador del IDH, Rafael Fernandez de Castro.
“Incluso, muchas se originan y se manifiestan en el ámbito local.”
Una de las principales lecciones aprendidas en la región es que las políticas de "mano dura" no
funcionan: la fuerte represión  policial y penal a menudo ha coincidido con altos índices de
criminalidad, dice el informe. Las experiencias analizadas confirman que un enfoque que
proteja los derechos a una vida digna y la integridad física y material es la base de la seguridad
ciudadana, que es un bien público al cual todas las personas deben tener acceso y, como tal, su
provisión es responsabilidad del Estado, resalta el IDH.

MAPA DE LA INSEGURIDAD –  Mientras que en la mayoría de los países de América Latina la


pobreza y la desigualdad disminuyeron en el periodo de 2004-2010, en más de la mitad de los
países analizados la tasa de homicidio aumentó, incluso en aquellos países con menores
niveles de pobreza. Además, uno de cada tres latinoamericanos señaló haber sido víctima de
un delito con violencia en el año 2012, revela el informe del PNUD.

El aumento de las expectativas de consumo y relativa falta de movilidad social en la región


impulsan lo que se denomina un “delito aspiracional”, dice el IDH. Además, las
transformaciones causadas por el crecimiento urbano acelerado y desordenado, así como los
cambios en la estructura familiar y deficiencias en el sistema escolar han generado condiciones
que inciden en la criminalidad. El porte de armas de fuego, el consumo de alcohol y el tráfico
de drogas, sin ser sus causales, también impulsan el delito según el estudio, que señala que
“las capacidades de los Estados latinoamericanos no han estado a la altura del desafío de la
inseguridad: la corrupción y la impunidad, así como la falta de proporcionalidad en las
sanciones, han mermado su efectividad y legitimidad.”

La encuesta de cárceles que el PNUD realizó en Argentina, Brasil, Chile, El Salvador, México y
Perú evidencia persistentes retos sociales. Uno de cada tres internos abandonó el hogar
familiar antes de los 15 años (en Chile, uno de cada dos), y entre un 13% (Argentina) y un 27%
(El Salvador) nunca conocieron a su padre o madre. La encuesta también reveló que un 40% de
los internos en Chile no acabó la educación primaria. En todos los países, más de un 80% de los
internos encuestados no completó 12 años de escolaridad.

El informe también revela una correlación directa entre el crecimiento urbano y el delito: la
mayoría de los países que tuvieron un crecimiento de la población urbana superior al 2% anual
(el crecimiento demográfico natural), también tuvieron incrementos en las tasas de homicidio,
con la excepción de Colombia y Paraguay. “El problema no es el tamaño de la ciudad, sino la
capacidad institucional para incorporar a los sectores que se encuentran en los barrios en
condiciones de marginalidad”, señala el IDH.

Los jóvenes, principalmente los varones, son los más afectados por la criminalidad y la
violencia y, a la vez, son los responsables más comunes de la violencia y los delitos, según el
informe, que también hace un llamado para evitar la criminalización y estigmatización de los
jóvenes, particularmente los de bajos ingresos. El Salvador (92.3), Colombia (73.4), Venezuela
(64.2), Guatemala (55.4) y Brasil (51.6) tienen las cinco tasas de homicidio juvenil más altas del
mundo (por 100,000 jovenes), según datos de la Organización Mundial de la Salud, del 2011.

El estudio del PNUD destaca la violencia de género como una amenaza persistente y un
obstáculo para el desarrollo humano, la salud pública y los derechos humanos en la región. Los
registros de violencia intrafamiliar, violaciones y asesinatos de mujeres (feminicidio) han
aumentado en casi todos los países. De los internos que habían cometido delitos sexuales
entre el 75% y el 90% declararon conocer a sus víctimas antes del delito y entre el 20% y el
40% eran sus familiares, según el informe.
PERCEPCION DE INSEGURIDAD - El IDH regional muestra que en todos los casos analizados es
mayor la percepción de inseguridad que la victimización directa. Cinco de cada 10
latinoamericanos perciben que la seguridad en el país se ha deteriorado. Pero en Honduras,
por ejemplo, que tiene la mayor tasa de homicidios del mundo (86.5 por 100,000 habitantes),
ocho de cada 10 ciudadanos se sienten seguros en sus barrios, siguiendo el promedio regional.
En contraste, en Chile, el país con menores tasas de homicidio de la región (2 por 100,000
habitantes) y niveles bajos de victimización por robo, la percepción de seguridad es menor que
en Honduras: siete de cada 10 ciudadanos se sienten seguros en su barrio.

COSTOS DE LA INSEGURIDAD – El informe resalta que la inseguridad impacta en al menos tres


dimensiones del desarrollo humano: a la persona, a la cohesión social y a las instituciones
democráticas. También afecta el potencial económico de la región: sin el exceso de muertes
por homicidios el Producto Interno Bruto (PIB) de la región hubiese sido superior en un 0,5%,
lo que equivaldría a una ganancia potencial de más de US$24 mil millones de dólares en el
2009. Además, América Latina perdió 331 millones de años de vida en el año 2009
considerando la pérdida en la expectativa de vida, el tamaño de la población regional y
teniendo en cuenta las tasas de homicidio para 15 países, señala el IDH.

Asimismo, un estudio del PNUD y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el informe
analizó los costos de la delincuencia y los niveles de  victimización en cinco países y reveló que
Honduras experimenta los más altos costos con el delito y la violencia en porcentaje de su PIB
en el 2010 (10.54%, equivalente a 1.669 millones de dólares), seguido de Paraguay (8,7%, lo
que equivale a 1.742 millones de dólares), Chile (3.32%, es decir 7.215 millones de dólares)
Uruguay (3%, o cerca de 1.165 millones de dólares) y Costa Rica (2.52%, 915 millones de
dólares). En todos estos países los gastos públicos como consecuencia del delito (agentes de
policía, jueces, prisiones) son más altos en todos los países, excepto en Uruguay, donde el
costo antes de la delincuencia (medidas de seguridad, prevención) es mayor.

RESPUESTAS – El IDH resalta que reformar las instituciones básicas de la cadena de justicia—
policía, jueces, ministerio público y cárceles—es esencial para responder a la inseguridad
ciudadana, con énfasis en reestructurar los procesos de contratación, administración y
profesionalización de los funcionarios para lograr una seguridad ciudadana efectiva y
respetuosa de los derechos humanos. El estudio analizó la proporción de policías y de jueces
en distintos países y realizó encuestas que revelaron bajos niveles de confianza de los
ciudadanos en el sistema de justicia criminal. Excepto Nicaragua y Panamá, más de la mitad de
los latinoamericanos expresaron poca o ninguna confianza en que los tribunales actuarían de
manera confiable en el caso de ser víctimas de un robo o asalto.

Según el estudio del PNUD el sistema penitenciario está en crisis en prácticamente todos los
países de la región, con distintas intensidades. Algunos factores como las deficiencias
institucionales de las policías y los tribunales, la sobrepoblación y el abuso de la prisión
preventiva son retos clave. Además, la función rehabilitadora de los sistemas penitenciarios no
ha sido priorizada, según el informe, “las cárceles se han vuelto espacios que potencian la
violencia, los abusos de los derechos humanos, las redes criminales y la reincidencia delictiva.”
Asimismo, la percepción de los ciudadanos del encarcelamiento como solución a los problemas
de seguridad ha limitado el avance de reformas para reducir la población carcelaria, adoptar
medidas alternativas y fomentar la reinserción social, destaca el IDH.

MÁS ALLA DEL ESTADO – El informe resalta la importancia de la respuesta de “actores no


estatales”, incluso de los movimientos sociales, y de la cooperación internacional, a nivel
regional y con organismos internacionales. Sin embargo, enfatiza que debido a la creciente
percepción de inseguridad, a la expansión de las clases medias y al “adelgazamiento” del
Estado, la contratación de vigilantes privados ha crecido en América Latina a una tasa estimada
del 10% anual. La región tiene hoy casi 50% más vigilantes privados (3.811.302) que agentes de
policía (2.616.753), siendo los agentes de seguridad privada de la región los más armados del
mundo, con una tasa de posesión de armas por empleado diez veces mayor que la de Europa
occidental. Este fenómeno aumenta la desigualdad de la población en términos de capacidad
de lidiar con el delito, dice el IDH.

RECOMENDACIONES – El IDH regional subraya que los esfuerzos para mejorar la seguridad
ciudadana  deben de tener en cuenta las necesidades y demandas específicas de los jóvenes y
las mujeres. El estudio ofrece 10 recomendaciones  basadas en las lecciones aprendidas de la
región: 1. Alinear los esfuerzos nacionales para reducir el delito y la violencia, incluyendo un
Acuerdo Nacional por la Seguridad Ciudadana como política de Estado; 2. Generar políticas
públicas orientadas a proteger a las personas más afectadas por la violencia y el delito; 3.
Prevenir la delincuencia y la violencia impulsando un crecimiento incluyente, equitativo y con
calidad; 4. Disminuir la impunidad fortaleciendo las instituciones de seguridad y justicia con
apego a los derechos humanos; 5.  Potenciar la participación activa de la sociedad,
especialmente las comunidades locales, en la construcción de la seguridad ciudadana; 6.
Incrementar las oportunidades reales de desarrollo humano para los jóvenes; 7. Atender y
prevenir de modo integral la violencia de género en el espacio doméstico-privado y en el
ámbito público; 8; Salvaguardar activamente los derechos de las víctimas; 9. Regular y reducir
los disparadores del delito, tales como alcohol, drogas y armas, desde una perspectiva integral
y de salud pública y 10. Fortalecer los mecanismos de coordinación y evaluación de la
cooperación internacional.

El IDH regional concentra su análisis en 18 países de la región: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,
Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Información de contacto

En Nueva York: Carolina Azevedo, carolina.azevedo@undp.org, Tel: +12129066127, Vincenzo


Pugliese, Vincenzo.pugliese@undp.org; Tel: +12129065296
En Panamá: Pablo Basz, pablo.basz@undp.org; +507 305-4864

Para acceder a imágenes en alta calidad: Boaz Paldi, boaz.paldi@undp.org; Tel: +12129066801
Seguridad ciudadana

Enviado por Percy Quiroz Nolasco

1. Introducción

2. Aproximación al concepto de seguridad ciudadana

3. Diferencia entre seguridad ciudadana y seguridad pública

4. El sistema nacional de seguridad ciudadana

5. Factores que inciden en la violencia y el delito

6. Los efectos de la violencia y el delito

7. El diagnóstico de la inseguridad, la violencia y el delito en el Perú

8. Los servicios de seguridad ciudadana

9. Conclusiones

10. Bibliografía

Introducción

Es necesario saber que toda sociedad necesita orden para su normal desarrollo y el orden que


necesita debe estar relacionado a la imposición de normar y leyes para adecuar positivamente
la conducta de sus integrantes. Ya que cualquier actividad en la que participan las personas,
deben regularse las conductas para evitar daños, a veces irreparables, a los miembros de la
sociedad. Por ello es importante que las conductas humanas tengan
un modelo de comportamiento que permita no sólo el respeto al derecho ajeno, sino a la
cooperación mutua y la solidaridad social para el desarrollo de su comunidad.

Ante la creciente delincuencia y falta de respeto por la vida humana y la propiedad privada el


Estado debe de ejercer su poder para asegurar el bienestar común y por ello es tema del
presente trabajo "La Seguridad ciudadana" ya que las sociedades se han formado para el
desarrollo de las personas, para alcanzar sus metas y aspiraciones tanto personales como
sociales, pero esto se ve opacada por actos de naturaleza delictiva donde ya no solamente es
de intervención del Estado sino también de los organismos sociales como las juntas vecinales y
las agrupaciones de barrios quienes en coordinación con la Policía Nacional, los Gobiernos
Locales y los Gobiernos Regionales entre otros, quienes plantean políticas de seguridad y
cooperación, ya que estas también deben de tener como objetivos la educación para la
prevención y sanción del delito, porque todos debemos tener participación en lo relacionado a
la seguridad ciudadana.

Huancavelica, julio de 2013.

Aproximación al  concepto  de seguridad ciudadana


Según la Organización de las Naciones Unidas, el desarrollo de la persona humana es
un proceso de goce y disfrute de las libertades que el estado se las otorga. Este proceso no
resulta, en modo alguno, inevitable. Por el contrario, está plagado de amenazas. Precisamente
por ello, el desarrollo humano debe estar fuertemente relacionado a la seguridad humana,
que tiene como propósito proteger al individuo frente a amenazas de distinta
naturaleza: desastres naturales, criminalidad, enfermedades y epidemias,
hambre, pobreza extrema entre otros, como dictaduras y totalitarismo.[1]

La seguridad ciudadana es solo uno de varios componentes de la seguridad humana, aquel


responsable de enfrentar las amenazas violentas y delictivas contra las personas y
sus bienes. La seguridad ciudadana tiene dos acepciones.

 La primera la define como la condición de encontrarse la persona libre de violencia o


amenaza de violencia, o la sustracción intencional por parte de otros. El concepto de
violencia denota el uso o amenaza de uso de la fuerza física o psicológica con el fin de
causar daño o doblegar la voluntad. La noción de sustracción nos remite al acto de
privar ilegítimamente de su patrimonio a una persona física o jurídica – quitarle algo a
una persona lo que conocemos como robo o hurto.[2]

Aunque esta definición parecería un tanto pequeña - limitada, en realidad incluye a todos
los delitos contra las personas, como el homicidio, la agresión, la violación, el secuestro y la
trata de personas, así como los delitos contra el patrimonio (robo, hurto y estafa).

 La segunda acepción es la acción destinada a proteger a los ciudadanos frente a los


hechos de violencia o sustracción o despojo, lo que se persigue con
una política pública, entendida como los lineamientos o cursos de acción que definen
las autoridades estatales. Esto constituye una obligación del Estado (en nuestro caso
del Estado Peruano) derivada de sus compromisos internacionales para garantizar
los derechosfundamentales de las personas.[3]

La Comisión Andina de Juristas precisa un conjunto de cinco elementos que los países deben
considerar en la implementación de sus políticas de seguridad ciudadana.

 i. Que la protección de los ciudadanos debe darse en el marco de la Constitución y las


leyes.

 ii. Que no debe limitarse exclusivamente a la lucha contra la delincuencia, sino en


crear un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas.

 iii. Que sobrepasa la acción policial y, por tanto, demanda la participación coordinada


de todas las instituciones públicas y privadas.

 iv. Que la Policía, como uno de los actores fundamentales, debe definir un nuevo
perfil, orientado a la comunidad antes que hacia el Estado.

 v. Que debe ponerse mayor énfasis en el desarrollo de acciones preventivas.[4]

Diferencia entre seguridad ciudadana y seguridad pública

Carrión agrega que la seguridad ciudadana se diferencia de la pública, en tanto estas últimas se
constituyen desde una concepción Estado-céntrica y la primera desde una ciudadana.[5]

En los últimos años el concepto de convivencia social ha sido ligado al de seguridad ciudadana,
en la medida que está referido a la promoción de la adhesión de los ciudadanos a
una cultura ciudadana basada en el respeto a la ley, a los demás y, a unas normas básicas de
comportamiento.

El  sistema  nacional de seguridad ciudadana

En este contexto, la Ley 27933 que crea el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana considera
que la seguridad ciudadana es la acción integrada que desarrolla el Estado, con la colaboración
de la ciudadanía, para asegurar la convivencia pacífica, la erradicación de la violencia y la
utilización pacífica de las vías y espacios públicos, así como contribuir a la prevención de la
comisión de delitos y faltas.

Con mayor detalle, su reglamento aprobado mediante Decreto Supremo 012-2003-IN, precisa
que su orientación final es la protección del libre ejercicio de los derechos y libertades de las
personas, así como garantizar la seguridad, la paz, la tranquilidad y el cumplimiento de los
derechos que nos otorga nuestra Constitución Política y tanto individuales y sociales a nivel
nacional. Tema que más adelanta la ampliaremos.

Factores que inciden en la violencia y el delito

Se tiene que existen factores que aumentan el riesgo o agravan la vulnerabilidad de las
sociedades. Entre éstos están:

 Factores demográficos; la abundancia de hombres jóvenes marginalizados –


marginales con poca preparación y oportunidades, y la urbanización desordenada.

 Factores económicos: familias disfuncionales; desempleo; la pobreza y la desigualdad.

 Factores políticos: la escasa atención del Estado a sus ciudadanos y


los conflictos armados

 Factores sociales: los usos sociales que implican el consumo de drogas y alcohol; y, la


ineficacia e ineficiencia de las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia.

Carrión pone especial atención en otro factor: los medios de comunicación. Quienes fomentan
la violencia al insertarla en la vida cotidiana en vez de ayudar a erradicarla.[6]

En el año 2011, en el marco de la evaluación del Programa Presupuestal Estratégico de


Seguridad Ciudadana, se planteó que el problema de lainseguridad ciudadana en el Perú era
impulsado por circunstancias negativas en las relaciones familiares y del hogar, especialmente
los casos de violencia familiar,[7] y por factores sociales y de la comunidad, como el abuso de
las drogas.[8]

Los efectos de la violencia y el delito

En primer lugar, constituyen un problema de seguridad ciudadana. Como tal, requieren la


atención de las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia, responsables de prevenir
que esos hechos ocurran, de perseguir y sancionar a sus responsables, de rehabilitarlos y de
dar asistencia y protección a las víctimas.

En segundo lugar, la violencia o la amenaza de su ocurrencia, afectan los derechos a la vida, la


integridad y la libertad de las personas, así como al libre tránsito o circulación y, a la
propiedad, entre otros. Esto es particularmente grave en el caso de las mujeres, a quienes un
hecho delictivo afecta más que a los hombres.
En tercer lugar, constituyen un problema de salud pública, ya que son causa de muerte o de
lesiones para un número importante de ciudadanos. También generan pérdidas por el daño
emocional ocasionado a las víctimas y por lo que se deja de producir como consecuencia de la
muerte o de la discapacidad temporal o permanente que pudieran adquirir. Ver grafico 01.

El  diagnóstico  de la inseguridad, la violencia y el delito en el Perú

A continuación mencionaremos los principales indicadores sobre la situación de inseguridad,


violencia y delito en el Perú: los homicidios, la victimización, la percepción de inseguridad, la
confianza en las instituciones y las causas relacionadas al problema.

Los  servicios  de seguridad ciudadana

Esta política pública debe proveer a los ciudadanos cuatro servicios esenciales, a saber, la
prevención de los hechos delictivos, el control y la sanción de sus responsables, la
rehabilitación y reinserción social de éstos, y la atención a las víctimas. Para hacerlos realidad
se requiere de dos servicios de apoyo, comunes a toda política pública. El primero consiste en
la formulación de la política y la gestión de los recursos; y, el segundo, su permanente
evaluación y supervisión. La organización y coordinación de los servicios y de las instituciones
involucradas es lo que se denomina el gobierno de la seguridad.[9] Ver grafico 05.

GRAFICO 05
Conclusiones

 a. Que, toda sociedad para su normal desarrollo necesita control mediante las leyes
que emite el Estado.

 b. Seguridad ciudadana es prevenir, educar, adecuar conductas de negativas a


positivas y en beneficio de la sociedad y de sus integrantes.

 c. Es necesario que todos participemos de la seguridad de nuestra sociedad


contribuyendo en ella de alguna forma ya que esto repercutirá en beneficios de
nosotros mismos, por cuanto un lugar seguro para vivir es un lugar donde nos
podemos desarrollar adecuadamente como personas.

 d. Debemos tener conciencia de que quien comete un delito en contra de la sociedad


y/o de sus integrantes es un enemigo de la paz y la lucha debe ser contra estos sin
importar que la lesión fue directamente contra nosotros porque en algún momento
podemos ser víctimas de los delincuentes.

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