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TEORIA DE TRATAMIENTOS I
TERAPIAS PSICODINÁMICAS Y TERAPIAS SISTÉMICAS
Abril, 2020
INTRODUCCIÓN
TERAPIA PSICODINÁMICA
La Terapia Psicodinámica u orientación psicodinámica como también se le conoce, es
un enfoque terapéutico que abarca el trabajo de todas las terapias analíticas. Sus raíces
se encuentran predominantemente en el enfoque del psicoanálisis de Freud, pero Carl
Jung, Alfred Adler, Otto Rank y Melanie Klein están ampliamente reconocidos por
desarrollar aún más el concepto y la aplicación de la psicodinámica.
Al igual que el Psicoanálisis y la Terapia Psicoanalítica, el objetivo de la terapia
es llevar la mente inconsciente a la conciencia, ayudar a los individuos a entender sus
verdaderos sentimientos, profundamente arraigados con el fin de resolverlos. Se
considera que nuestro inconsciente se aferra a sentimientos y recuerdos dolorosos, que
son demasiado difíciles para que la mente consciente los pueda procesar. Con el fin de
asegurar que estos recuerdos y experiencias no salgan a la superficie, mucha gente va a
desarrollar defensas, tales como la negación y proyecciones. De acuerdo con la Terapia
Psicodinámica, estas defensas se suelen hacer más daño que beneficio.
Mientras que comparte los mismos principios fundamentales del psicoanálisis, la
Terapia Psicodinámica es mucho menos intensiva, centrándose principalmente en los
problemas inmediatos y tratando de encontrar una solución más rápida.
El enfoque psicodinámico está diseñado para ayudar a las personas con una amplia
gama de problemas, pero tiende a ser más eficaz en el tratamiento de temas más
específicos, como los trastornos de ansiedad (por ejemplo, fobias y trastornos obsesivos
compulsivos).
También es apropiada para quienes están realmente interesados en la exploración de sí
mismos, y buscar el auto-conocimiento, además de alivio de los síntomas. Tendrán la
capacidad de auto-reflexión y una curiosidad natural de su interior y por qué se
comportan como lo hacen. Por ejemplo, alguien que mantiene la elección de parejas
abusivas puede querer aprender cómo romper ese patrón mediante la exploración de sus
conflictos inconscientes a través de la asociación libre.
PSICOTERAPIA SISTÉMICA
La terapia sistémica es una forma de psicoterapia que pone el acento en los recursos y
las competencias de la persona, lo cual permite el desarrollo y la movilización de
potencialidades y de puntos fuertes, a fin de que puedan recobrar su creatividad y
encontrar sus propias soluciones. La terapia sistémica considera que los pacientes sufren
de su construcción de la realidad, la meta de la terapia es ayudarlos a construir otras vías
posibles más favorables al crecimiento y a la vida.
Según el enfoque sistémico, usualmente encontramos una respuesta adecuada a las
dificultades de la vida, pero no siempre. Llamamos problema a una dificultad que
retorna sin cesar, ya sea porque no le hemos dado una solución, o bien porque las
soluciones que se han intentado alimentan (sin que nos demos cuenta) la dificultad en
lugar de resolverla; lo cual quiere decir que se trata soluciones ilusorias.
La terapia sistémica pone una gran atención a los aspectos emocionales y cognitivos de
estas dificultades, así como también a las reacciones con su entorno del paciente. El
enfoque sistémico considera que el entorno (conjunto de sistemas, relaciones y
situaciones) contribuye a mantener los problemas psicológicos, pero también a
resolverlos. El tratamiento busca hacer aparecer poco a poco cambios en primera
instancia mínimos, pero concretos, que permiten el inicio de un “círculo virtuoso” que
conforma la dirección hacia el cambio y las modificaciones emocionales profundas con
respecto al problema.
Para toda persona que presente problemas o dificultades psicológicas, sufrimientos que
bloquean el desarrollo armonioso de su vida y que impiden avanzar con confianza y
libertad.
Es ampliamente recomendada a las parejas y a las familias que desean hacer un trabajo
en común o quieren beneficiarse de una mediación.
Es recomendable para las personas que sufren de una situación debido a que alguien se
rehúsa a tratarse (adolescentes en dificultad, por ejemplo) o es resistente a la terapia o al
cambio. En estos casos, el terapeuta puede ayudar a la persona que solicita ayuda a la
persona en dificultad (se abren otros caminos para la intervención.
No es recomendable para personas que buscan un diagnóstico definido, ya que este
enfoque tiende a tratar las dificultades humanas sin necesariamente establecer una
etiqueta, sin necesidad de decirle al paciente cuál es la enfermedad de la que se trata,
sino que se concentra en abordar las situaciones caso por caso (alimentando círculos
virtuosos)
MODELO TERAPÉUTICO ESTRUCTURAL SALVADOR MINUCHIN
Antecedentes:
El modelo estructural de terapia familiar, fue desarrollado en la década de 1970-
1979 por Salvador Minuchin a partir de su práctica clínica al abordar los problemas de
salud mental en poblaciones marginadas de Estados Unidos, y personas que tenían
miembros con problemas psicosomáticos. Este concepto nació mientras Minuchin
trabajaba como psiquiatra en la correccional para niños de Wiltwyck, Nueva York,
debido a que los jóvenes atendidos en esta institución, una vez rehabilitados y dados de
alta, reincidían, debido a los problemas familiares, estos jóvenes usualmente pertenecían
a familias inmigrantes con limitaciones en el lenguaje. Al observar la necesidad de
intervenciones terapéuticas concretas y con acciones orientadas, en lugar de abstractas y
verbales, Minuchin junto con Braulio Montalvo modificaron la técnicas ya existentes
tomando una nueva alternativa a la que denominaron “más acción menos habla” y
emplearon técnicas de acción, técnicas de Rol-playing, técnicas basadas en acciones
para la casa o domicilio, así como otras completamente innovadoras, que tuvieron como
utilidad el diagnóstico y el tratamiento (Sánchez, 2000).
El principal giro que dio este modelo, se orientó a la inclusión del contexto y a la
responsabilidad compartida de los miembros de la familia y su relación con la aparición
del síntoma al mismo tiempo, se busca entender cómo es que el síntoma actúa como el
esfuerzo de algunos miembros para mantener la estabilidad familiar (Desatnik, 2004).
Está enfocada en las aportaciones de Salvador Minuchin, sin embargo las personas con
las que trabajo inicialmente fueron: Jay Haley, Jorge Colapinto, Braulio Montalvo,
Harry Aponte, Bernice Rosman y su esposa Pat Minuchin.
El objetivo de la terapia
La estructura familiar
La figura central de este modelo es la estructura, la cual ha sido definida por Minuchin
como “el conjunto invisible de demandas funcionales que organizan los modos en que
interactúan los miembros de la familia, es decir, que el sistema familiar se expresará a
través de pautas transaccionales cuyo funcionamiento se da con base en reglas acerca de
quiénes son los que actúan, con quién y de qué forma. Cuando se da una desviación
respecto al nivel de tolerancia del sistema, es decir, cuando se sobrepasan los índices de
equilibrio familiar, es cuando puede presentarse el síntoma. Es aquí cuando el terapeuta
necesita preguntarse: ¿Cuáles son las interacciones que se dan dentro de una estructura
especifica que llevaron a una desviación tal en la que el síntoma es “necesario” como un
mecanismo regulatorio para que se mantenga la estabilidad familiar?
Una familia es un sistema que opera a través de pautas transaccionales. Las pautas
repetidas establecen pautas acerca de qué manera, cuándo y con quién relacionarse, y
estas pautas son marcadas por la familia. Las operaciones repetidas constituyen una
pauta transaccional. Las pautas transaccionales regulan la conducta de los miembros de
la familia, son mantenidas por dos sistemas de coacción. El primero es genérico o
implica reglas universales que gobiernan la organización familiar. El segundo es
idiosincrático, e implica las experiencias mutuas de los diversos miembros de la familia,
los expectativas se encuentran sepultados por años de negociaciones explicitas e
implícitas entre los miembros de la familia, y están relacionados con los pequeños
acontecimientos diarios (Minuchin, 1974)
Los límites
Para que el funcionamiento familiar sea adecuado, los límites de los subsistemas deben
ser claros. Deben definirse con suficiente precisión como para permitir a los miembros
de los subsistemas el desarrollo de sus funciones sin interferencias indebidas, pero
también deben permitir el contacto entre los miembros del subsistema y los otros.
Minuchin (1974) enmarca que es posible considerar a todas las familias entre un
continuo cuyos polos son los dos extremos de límites difusos y limites rígidos. La forma
gráfica más representativa se muestra a continuación:
En función de los límites se puede encontrar dos tipos de familias: aglutinadas o
desligadas.
Los subsistemas
Las jerarquías.
Se refiere a las posiciones que ocupan los distintos miembros de la familia con relación
al ordenamiento jerárquico dentro del sistema, y marca la subordinación o supra-
ordinación de un miembro respecto a otro. Es decir, como define la función del poder y
sus estructuras de la familia, orilla a una diferenciación de los roles de padres e hijos y
sirve como fronteras entre generaciones (Desatnik, 2004).
Las alianzas
Designa una afinidad positiva entre dos unidades de un sistema, es decir, que hace
referencia a la percepción o experiencia de dos o más personas unidas en una empresa,
interés, actitud, o conjunto de calores en común (Desatnik, 2006).
Las coaliciones
Se habla de coaliciones cuando una alianza se sitúa en oposición a otra parte del
sistema; generalmente es oculta e involucra a personas de distintas generaciones aliadas
contra un tercero. Lo oposición contra un tercero puede expresarse por medio del
conflicto, de le exclusión, entre otras formas.
Los triángulos
El triángulo, tiene como función dentro del un sistema, equilibrar la relación de varios
miembros que pueden tener relaciones conflictivas, es decir, una unidad de dos se
estabiliza y confiere sentido a su actividad como referencia a un tercero (Desatnik,
2004).
Para Minuchin (2007) las intervenciones de esta terapia deben estar basadas en los
siguientes axiomas principalmente:
1. La presentación de la queja:
En este paso se cambia el principal problema que la familia ha localizado como interno
al paciente identificado. Esta es la intervención más común de cada terapeuta familiar.
Es una técnica usual que incluye focalizar las aéreas de competencia del paciente
identificado dándole un significado diferente al problema y explorar las formas en que
el síntoma se presenta poniendo atención a los detalles.
En este paso de explora qué es lo que hacen los miembros de la familia para perpetuar el
problema. La clave es ayudar al cliente a ver sus interacciones que pueden estar
manteniendo el problema sin provocar resistencia.
Este paso permite una evaluación. Después de observar qué es lo que ocurre con la
familia y cómo ellos llegaron hasta ahí, los miembros de la familia y el terapeuta deben
hablar acerca de los cambios que necesitan hacer y cuáles son factibles o no.
Se recalcan dos aspectos importantes dentro del papel del terapeuta, los cuales nos
hablan de la unión y el acomodamiento, en el que el terapeuta puede moverse dentro y
fuera del sistema según la posición y las características de la familia, manteniendo
siempre la posición de liderazgo.
4.- Determinar las metas del tratamiento, lo que se hace en cooperación con la familia,
de manera que exista acuerdo colectivo cobre los resultados que se desean.
ANÁLISIS DE CASO
CASO CLÍNICO:
En cuanto a los problemas conyugales, Mónica reportó que desde hacía un año
padecía cambios de estado de ánimo. Algunos días se sentía triste, lloraba, se la pasaba
acostada la mayor parte del día, casi no comía y pensaba que era una mediocre ama de
casa. En otras ocasiones manifestaba malhumor y se peleaba con su esposo por
cualquier cosa, principalmente porque casi no convivía con ella; el inicio de estos
cambios emocionales había coincidido con el hecho de que una hermana de Mónica
había comenzado a trabajar a pesar de estar casada y tener hijos. Ramón por su parte, se
quejaba de que su esposa no deseaba tener relaciones sexuales (hacía un año que no las
tenían) y eso a él le afectaba mucho, además de que no soportaba ya sus cambios de
carácter, a tal grado que pensaba en el divorcio.
El señor Julio, por ser jubilado, se la pasaba gran parte del día en su casa
criticando a su nuera por no saber educar a sus hijos a quienes en algunas ocasiones,
había abofeteado por desobedientes.
Durante años esta familia había seguido una rutina. Ramón salía a trabajar a las
siete de la mañana y regresaba a las tres de la tarde para comer y posteriormente se iba a
un consultorio que rentaba en una clínica particular, donde permanecía hasta las nueve
de la noche atendiendo pacientes. Cuando llegaba a casa cenaba y se acostaba. Esto
ocurría de lunes a viernes y el sábado sólo trabajaba en el consultorio particular medio
día. Mónica se levantaba temprano para darle el desayuno a su esposo y comenzaba a
realizar labores domésticas; cuando salía era para ir a establecimientos que ofrecen
servicios domésticos (supermercado, tintorería, panadería, tienda, etcétera). Los
domingos los dedicaban a recibir a familiares del señor Ramón, a quienes atendían la
señora Elena y Mónica. A esta última rara vez la visitaban sus padres y hermanos
debido a que ambas familias no se toleraban, las pocas veces que se veían preferían no
permanecer en la casa y se la llevaban a algún centro comercial de compras y a comer.
No tenía amistades y sus hijos por el contrario, cada día permanecían menos tiempo en
casa.
ANALISIS ESTRUCTURAL
Primera sesión.
Objetivo:
Se les describió la forma de trabajo, se habló del horario semanal de las consultas y del
costo de las mismas, de la necesidad de su participación activa durante todo el
tratamiento, y del enfoque con base en el cual se trabajaría.
La pareja expresó sus conflictos conyugales y además, reportaron tener dificultades con
sus hijos adolescentes quienes presentaban mala conducta.
Considerando esta información, se citaron a todos los miembros de la familia para la
siguiente sesión. Esta consulta tuvo una duración de hora y media.
Segunda sesión.
Objetivo:
Obtener información con respecto a los patrones de interacción entre todos los
miembros del sistema, con el fin de establecer la estructura familiar.
A esta sesión asistieron todos los miembros de la familia. Después de la
presentación y la descripción de la forma de trabajo, se les explicó el enfoque sistémico
con base en el cual se trabajaría, así como la necesidad de conocer la forma en la que
interactuaban todos para poder establecer la estructura familiar a modificar; se les
señaló que esa información era básica para diseñar las metas terapéuticas y las
estrategias de cambio.
Se usó una Guía para Identificar la Estructura Familiar (Montalvo y Soria, 1997)
la cual consta de 57 preguntas que sirven como pauta para que el (la) terapeuta formule
más preguntas al respecto, las necesarias para que se pueda obtener la información que
permita establecer el tipo de interacción que se esté evaluando: jerarquía, centralidad,
periferia, límites al interior y al exterior del sistema, hijos parentales, alianzas,
coaliciones y triangulaciones. Esta guía no es un cuestionario, sino un conjunto de
preguntas que sirven como eje con base en el cual dirigir la entrevista para obtener la
información pertinente. La sesión tuvo una duración de hora y media.
Tercera sesión.
Objetivos:
A esta sesión asistieron todos los miembros del sistema familiar. Se comenzó
explicando la presencia de los subsistemas individual, conyugal, parental y fraterno, los
miembros que los conforman y las funciones de cada uno. Se definió la estructura
familiar y cada uno de los patrones de interacción que la conforman: límites al interior y
al exterior del sistema (claros, difusos y rígidos), jerarquía, centralidad, periferia, hijos
parentales, alianzas, coaliciones y triangulaciones. Se les describieron los patrones
considerados disfuncionales.
Asimismo, se explicó a la familia cómo debía ser la estructura funcional, haciendo
hincapié en que Mónica era el miembro que portaba los síntomas y que éstos indicaban
que las interacciones entre ellos eran disfuncionales. Todos eran responsables (no
culpables) de la manifestación de los problemas y por lo tanto, todos eran también
responsables de llevar a cabo los cambios requeridos.
Se pidió a los miembros de la pareja que expresaran los cambios que deseaban
en su relación para con base en ello, negociar nuevas reglas, que fuesen claras.
Se pidió a los hijos que expresaran con qué reglas no estaban de acuerdo y por
qué. Se les dijo que sugirieran cambios y que los negociaran con sus padres, de manera
que quedara claro lo que se valía y lo que no se valía en la relación entre padres padres e
hijos, y en cuanto a los derechos y obligaciones de cada uno, asimismo las
consecuencias por obedecer o desobedecer las reglas acordadas. Se pudo notar que las
quejas de los hijos se centraban en las reglas cambiantes de la madre yendo de la
flexibilidad a la rigidez exagerada, reglas que tenían que ver con permisos para salir,
para convivir con amistades, para ir a reuniones, a paseos, con más libertad para usar
determinadas prendas de vestir y arreglarse el pelo. Se señalaron al padre los riesgos de
continuar aliándose con sus hijos para ser muy permisivo. Se hizo hincapié en la
importancia de la alianza parental para que con ello adquiriera poder Mónica. Ambos
podrían hacer obedecer las reglas, en conjunto y por separado. Debían aplicar las
consecuencias positivas y negativas, cada padre de la misma manera que el otro y
apoyarse mutuamente siempre.
Una vez más se pidió ahora a Ramón y a Mónica, que hablaran con sus suegros para que
no se entrometieran en su desempeño como padres, “vendiéndoles” la idea de que era
necesario que aprendieran él y su esposa a hacerse responsables de la educación de sus
hijos, que los ayudaran en ese proceso dejándolos que se enfrentaran solos a sus
problemas.
Cabe hacer notar que hubo un detalle muy importante en cuanto a Mónica, pues ella
había expresado sentirse frustrada por el hecho de no ejercer su profesión. Al establecer
la nueva regla en cuanto a que podía ir a visitar a sus familiares con frecuencia, ella
platicó con uno de sus hermanos sobre ese malestar y éste le ofreció trabajo en su
negocio (restaurante) como contadora. En consulta se habló de ello y negoció con
Ramón la posibilidad de aceptar ese empleo, llegando a la conclusión que podía hacerlo
siempre y cuando laborara sólo en las mañanas. Este logro motivó mucho a Mónica y
también se acordó que contratarían una empleada doméstica para que le ayudara a
cumplir con las labores del hogar que le correspondían y así evitar conflictos con sus
suegros.
En cada sesión se analizaban los obstáculos a los que se habían enfrentado para aplicar
las estrategias y se les retroalimentaba por su participación, fomentándolos a seguir con
los cambios.
Octava sesión.
Objetivos:
Que los miembros del subsistema conyugal se retroalimentaran uno al otro por
su desempeño a lo largo de las sesiones de trabajo y enlistaran los patrones de
interacción que deberían continuar presentando para mantener la funcionalidad
estructural y la ausencia de síntomas, con la finalidad de concluir el tratamiento.
Que los miembros del subsistema parental se retroalimentaran uno al otro por su
desempeño a lo largo de las sesiones de trabajo y enlistaran los patrones de
interacción que deberían continuar presentando para mantener la funcionalidad
estructural y la ausencia de síntomas, con la finalidad de concluir el tratamiento.
Esta sesión fue la última y también se trabajó primero con la pareja y después con todos
los miembros de la familia.
En esta ocasión se pidió a cada cónyuge que retroalimentara al otro en cuanto a los
cambios logrados, reconociendo el interés y esfuerzo invertidos. De la misma forma se
intervino con todos los miembros de la familia para que se retroalimentaran en cuanto a
los objetivos alcanzados en el subsistema parental.
Una vez que mencionaron los patrones de interacción que deberían mantener, se les
indicaron aquellas formas de relación que podían establecer para volver a presentar una
estructura disfuncional, es decir, todas aquellas que debían evitar para no volver a
presentar síntomas. Se les recordó que todos tenían responsabilidad en el “malestar”
familiar, así como en su estado favorable.
RESULTADOS
Al principio fue difícil que los hijos obedecieran las reglas acordadas, pero al
reconocer el mayor poder en ambos padres, la unión entre éstos y la aplicación efectiva
de consecuencias, comenzaron a ceder y a obtener beneficios por acatar las reglas
(permisos, paseos, flexibilidad en relación a su forma de vestir, etcétera).
CONCLUSIONES
Hunt, J. (2007) La Familia Disfuncional, Haciendo las paces con el pasado. Hope for
the heart, 07.02 1-14