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Santo Tomas de Aquino Biografia

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Santo Tomas de Aquino . Doctor de la Iglesia .

Nace en el Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles, Italia, en 1225.

Es el último hijo varón de una numerosa familia de doce hijos. Su padre se


llamaba Landulfo de Aquino.

Alto, grueso, bien proporcionado, frente despejada, porte distinguido, una gran
amabilidad en el trato, y mucha delicadeza de sentimientos.

Cerca del Castillo donde nació estaba el famoso convento de los monjes
Benedictinos llamado Monte Casino. Allí lo llevaron a hacer sus primeros años de
estudios.

Los monjes le enseñaron a meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y


silencioso de todos los alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de
memoria con una facilidad portentosa.

Continúa sus estudios por cinco años en la Universidad de Nápoles. Allí supera a
todos sus compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos
y se entusiasma por esa Comunidad. Quiere entrar de religioso pero su familia se
opone. El religiosos huye hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus
hermanos que viajan acompañados de un escuadrón de militares y lo ponen
preso. No logran quitarle el hábito de dominico, pero lo encierran en una prisión
del castillo de Rocaseca.

Tomás aprovecha su encierro de dos años en la prisión para aprenderse de


memoria muchísimas frases de la S. Biblia y para estudiar muy a fondo el mejor
tratado de Teología que había en ese tiempo, y que después él explicará muy bien
en la Universidad.

Sus hermanos al ver que por más que le ruegan y lo amenazan no logran quitarle
la idea de seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga
pecar. Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala
mujer, amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale
huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica
conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de la
impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia.

Esa noche contempló en sueños una visión Celestial que venía a felicitarlo y le
traía una estola o banda blanca, en señal de la virtud, de la pureza que le
concedía Nuestro Señor.

Liberado ya de la prisión lo enviaron a Colonia, Alemania, a estudiar con el más


sabio Padre Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los
compañeros no imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto
y siempre tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: "El buey mudo".
Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante y
se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo a los demás
estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con
sus mugidos el mundo entero". Y así sucedió en verdad después.

Sus compañeros de ese tiempo dejaron este comentario: "La ciencia de Tomás es
muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando,
y en la Misa, después de la elevación, parece que estuviera en el Paraíso. Y hasta
se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la
Eucaristía.

A los 27 años, en 1252, ya es profesor de la famosísima Universidad de París. Sus


clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San
Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. Y en la
Universidad es tan grande el prestigio que tiene y su ascendiente sobre los
demás, que cuando se traba una enorme discusión acerca de la Eucaristía y no
logran ponerse de acuerdo, al fin los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el
que haga de árbitro y diga la última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos
sin excepción.

En 1259 el Sumo Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país
predicando y enseñando, y es encargado de dirigir el colegio Pontificio de Roma
para jóvenes que se preparan para puestos de importancia especial.

En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra portentosa en
14 tomos, donde a base de Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de
los santos va explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que
se haya escrito en la Iglesia Católica.

En Italia la gente se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un


enviado de Dios, y lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de
Cristo, y se emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de
Jesús y de la Vida Eterna que nos espera.

El Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del
Cuerpo y Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pange Lingua y el Tantum
Ergo y varios otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre
encargó a Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos
himnos, pero que mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto
Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo los que él mismo había
redactado, porque los otros le parecían más hermosos). Después de haber escrito
tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que Jesús
le decía en una visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?".
Y el santo le respondió: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y
agradarte cada vez más".

De tal manera se concentraba en los temas que tenía que tratar, que un día
estando almorzando con el rey, de pronto dio un puñetazo a la mesa y exclamó:
"Ya encontré la respuesta para tal y tal pregunta". Después tuvo que presentar
excusas al rey por estar pensando en otros temas distintos a los que estaban
tratando los demás en la conversación.

Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial,
y desde entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca
de la causa por la cual ya no escribía más, exclamó: "Es que, comparando con lo
que vi en aquella visión, lo que he escrito es muy poca cosa".

Santo Tomás logró que la filosofía de Aristóteles llegara a ser parte de las
enseñanzas de los católicos. Este santo ha sido el más famoso profesor de
filosofía que ha tenido la Iglesia.

Tan importantes son sus escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de
los obispos del mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa
principal eran: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica
de Santo Tomás.

Decía nuestro santo que él había aprendido más, arrodillándose delante del
crucifijo, que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la
admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su
ingenio. Este hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le
iluminara y le hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo.

Su humildad: Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren


superiores a los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que él.
Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás
se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y
nunca se le oyó decir alguna cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el
trato era aquel mandato de Jesús: "Tratad a los demás como deseáis que los
demás os traten a vosotros".

Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos
escribía: "Dios te salve María". Y compuso un tratado acerca del Ave María.

El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y
fue recibido en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le
llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi
Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las
enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa
Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".

Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años.

Fue declarado santo en 1323 apenas 50 años después de muerto. Y sus restos
fueron llevados solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero. Por eso
se celebra en este día su fiesta.
Frases de Santo Tomás de Aquino

Algunas de las frases más importantes y reconocidas de Santo Tomás de Aquino son
las siguientes:

 El bien puede existir sin el mal, mientras que el mal no puede existir sin
el bien.
 Teme al hombre de un solo libro.
 Los seres dotados de inteligencia desean existir siempre y un deseo natural
no puede existir en vano.
 Si el objetivo más alto de un capitán fuera preservar su barco, lo mantendría
en el puerto por siempre.
 La fe se refiere a las cosas que no se ven, y la esperanza a las cosas que no
están al alcance de la mano.
 El derecho es lo justo o ajustado a otra conforme cierta clase de igualdad.
 El ser de las cosas, no su verdad, es la causa de la verdad en el
entendimiento.
 Creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio
de la voluntad movida por Dios mediante la gracia.
 Justicia sin misericordia es crueldad.

Importancia

Santo Tomás logro poner sus conocimientos al servicio de la fe buscando reconciliar


las creencias con el intelecto. Creó una importante síntesis filosófica sobre las
enseñanzas y las obras de Aristóteles, San Agustín y otros padres de la iglesia
manteniendo la tradición escolástica. Logró de esta manera integrar un sistema muy
ordenado de pensamientos introduciendo las enseñanzas de la Biblia y la doctrina
católica. Su filosofía tomista, fue la base de la enseñanza en todas las escuelas del
catolicismo y fue afirmada como la guía más confiable para la doctrina católica.

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