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Análisis. Teorías Del Desarrollo

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1.

Análisis crítico sobre las teorías del Desarrollo

Resaltamos que las teorías del desarrollo sugieren la necesidad de considerar el impacto
sectorial de liberalización para caracterizar las políticas diferenciadoras de los sectores,
a fin de asegurar que los beneficios del cambio de la política alcancen a las
comunidades pobres y que los costos no descansen solamente en quienes menos pueden
aportar. Analizamos en este trabajo desde una perspectiva crítica, algunos alcances de
las principales teorías del desarrollo socio-económico entre ellas la teoría de la
modernización, la dependencia, los sistemas mundiales, y la teoría de la globalización.

La teoría de la modernización sostiene que el desarrollo es un proceso sistemático,


evolutivo, progresivo, transformador, homogeneizador y de “americanización”
inminente; también que el desarrollo social y político ocurre en el cambio de
racionalidad de una sociedad basada en los afectos a una sociedad basada en los
logros individuales. Por otro lado, la teoría identifico etapas evolutivas de desarrollo
de los pueblos. Sin embargo, no predijo otras consecuencias de los procesos de
difusión. Faltó sistematización teórica para fundamentar el papel del derecho en el
desarrollo económico, pues solamente se apoyaron en los trabajos de Weber (1984)
sobre los análisis de modernización y en la jurisprudencia sociológica. La reacción de
los errores predictivos al acercamiento de la modernización no surgió prime-ro de la
sociología Norteamericana sino de su contra-parte Latinoamericana fuertemente
inflinfluenciada por la economía política marxista. Desde este punto de vista alternativo,
la modernización fue la veneración ideológica del capitalismo occidental cuyas
incursiones en el resto del mundo lo mantuvo en un permanente retraso. Habermas
puntualiza que:«El vocablo modernización se introduce como término técnico en
los años cincuenta; caracteriza un enfoque teorético que hace suyo el problema del
funcionalismo sociológico.» (Habermas, 1994, ). El concepto de modernización se refi
ere a una gavilla de procesos acumulativos que se refuerzan mutuamente: a la
formación de capital y a la movilización de recursos; al desarrollo de las fuerzas
productivas y el incremento de la productividad del trabajo; a la implantación de
poderes políticos centralizados y al desarrollo de identidades nacionales; a la difusión de
los derechos de participación política, de las formas de vida urbana y de la educación
formal; a la secularización de los valores y normas; etc. Pero en la sociedad del Tercer
Mundo, en vez de sostener el crecimiento económico y una mayor igualdad social, la
modernización produjo varias consecuencias negativas no esperadas como el
prematuro incremento de los patrones de consumo con poca relación a los niveles
locales de productividad, la bifurcación estandarizada entre las élites capaces de
participar en el consumo moderno y las masas conscientes de ello pero excluidas,
presiones migratorias de los individuos y sus familias que buscan acceder a la
modernidad moviéndose hacia los países modernos (Portes, 1997). Uno de los
enfoques de la modernización, el estructuralista, acepta los costos sociales como
exigencias de la implementación del modelo y apuesta a la gobernabilidad que acota la
subjetividad.
El estructuralismo incorpora las relaciones e interacciones entre el centro y la periferia,
las condiciones y características estructurales económicas, sociales y políticas del
sistema capitalista que determinan el desarrollo y el subdesarrollo de los pueblos. Las
corrientes neoliberales y neoestructuralistas, por su parte, alcanzaron un cierto nivel de
consenso en sus propuestas sobre las funciones del mercado y del Estado, esto en la
década de los noventa del siglo pasado, sobre la base del reconocimiento de
complementariedad más que de antagonismo, capaces de desarrollar una relación
armónica facilitadora de procesos de desarrollo. Estado y mercado existen para
representar los intereses de lo público y lo privado de una misma realidad social. En
una sociedad más desarrollada se fortalecen el Estado, el mercado y la sociedad
civil, como instrumentos del desarrollo mismo.

El neoliberalismo considera que la exaltación del individualismo es una característica de


los procesos de modernización capitalista, que tiene implicaciones en las instituciones
democráticas, la familia, etc. La expansión de los procesos de una globalización mitifi
cada ha contribuido a la formulación de un nuevo individualismo asociado a la
disfunción de la tradición y de la costumbre en las vidas (Giddens, 1999), un
fenómeno del impacto de la globalización que va más allá de la inflinfluencia en los
mercados.

El nuevo institucionalismo se cimienta en un individualismo metodológico el cual se


fundamenta en el principio de que todos los resultados de las acciones humanas se
explican por la acción individual cuyas, interacciones en las estructuras legitiman las
instituciones. Este individualismo metodológico tiende a incentivar a los individuos en
función de sus acciones.Los procesos de modernización implican el cálculo y control de
las dinámicas sociales y naturales que corresponden al desarrollo de la racionalidad
instrumental, la cual se contra-pone al concepto de racionalidad normativa que
corresponde con la modernidad orientada a la autonomía moral y a la
autodeterminación política. No menos importante entre estas predicciones era la
respuesta de los factores demográficos a la modernización, se esperaba que las tasas
de fertilidad declinaran, sin embargo, resultados recientes invalidan tales expectativas.
La modernización puede lograr la sustentabilidad social si se acerca a los fundamentos
culturales de la sociedad. Los procesos de modernización generan aprendizajes rápidos
y traen consigo un incremento en las demandas de bienes y servicios e infl ación de las
expectativas para satisfacer las necesidades y deseos, lo cual no siempre desarrolla la
infraestructura y capacidad para lograrlo. Por lo cual, Hungtington (1993) plantea
que la modernización provocaba inestabilidad, entonces antes de tener gobiernos
democráticos son necesarios los que centralizaran el poder para llevar a cabo los
procesos de modernización.

Los ámbitos de la modernización del Estado implican cambios en las tareas


tradicionales, el funcionamiento de las instituciones políticas, la productividad del
sector privado y la formulación e implementación de políticas públicas en las
diferentes áreas. Los procesos de modernización del Estado no necesariamente
significan debilitamiento ya que deben comprender sus funciones tradicionales de
seguridad, impartición de justicia, defensa, relaciones exteriores, etc., responsabilidades
del funcionamiento de las instituciones políticas, creación de un ambiente propiciador
de la actividad productiva del sector privado, formulación e implementación de una
política social y políticas públicas apoyadas por decisiones políticas. En cuanto a la
Teoría de la dependencia centra el desarrollo en los mercados domésticos, en el papel
del sector industrial nacional y en la generación de demanda agregada mediante
incrementos salariales. Con estas raíces teóricas firmemente plantadas en la economía
política marxista, los trabajos sobre la dependencia dejaron de lado las consideraciones
de valores e ideas y responsabilizaron de la pobreza del Tercer Mundo a las
corporaciones multinacionales y sus gobiernos protectores. La debilitada cultura de la
dependencia del pobre es sustituida por el impresionante proyecto hegemónico de
expansión del capitalismo, alentado por los grandes intereses económicos de los
grupos corporativos. La marcada herencia colonial en las estructuras económicas,
sociales, políticas y culturales de los pueblos colonizados sugiere que el discurso de la
globalidad se está usando para una reconversión de la dependencia.

Estos problemas incluyen un pronunciado grado de explotación económica,


desigual-dad social y económica, injusticia social y política que ha caracterizado a
la región desde la dominación colonial europea en el siglo XVI. El cuadro en general es
el de un pequeño grupo de dueños que posee grandes extensiones de tierra.La teoría de
la dependencia de la di-visión internacional del trabajo (Cardozo y Faletto, 1969)
considera que las regiones y países tienen intercambios desiguales, mien-tras que
unos concentran los recursos tecnológicos, la manufactura, la educación y la ri-queza,
otros se remiten a ser proveedores de mano de obra y materia prima baratas. Por su
parte, la teoría del desarrollo (Lerner, 1958; Rostow, 1960 y Germani, 1966) de la
división internacional del trabajo considera la importancia de que las denominadas
“sociedades parciales” se modernicen en tecnología y valores tradicionales.La escuela
de la dependencia falla al predecir dos importantes tendencias que contradijeron sus
expectativas originales: prime-ro, el errático desempeño de los modelos de desarrollo
basados en la sustitución de importaciones, los que intentaron contraatacar la
penetración capitalista externa con la intervención vigorosa del Estado y la promoción
de industrialización autónoma; y segundo, la experiencia exitosa de algunos de los más
de-pendientes. (Portes, 1997).

En este sentido, el nacionalismo económico se orienta hacia la autosuficiencia más que


a las relaciones económicas interdependientes, y surge como protección de la
tendencia de los mercados a concentrar el poder económico y establecer relaciones de
dependencia de las economías débiles a las fuertes.La política de industrialización de la
periferia capitalista, llamada del Tercer Mundo, bajo el modelo de sustitución de
importaciones, se llevó a cabo con una fuerte intervención del Estado, posición que
surgió como una crítica a la teoría liberal del comercio internacional. Esta teoría ordena
a cada nación explotar sus ventajas comparativas y condena la tardanza de la
producción de materias primas y bienes primarios, manteniendo y profundizando así, la
división centro – periferia (países industriales – países agrícolas/minera-les) del sistema
de producción capitalista.2Para la década de los noventa, la crisis de los Estados
Latinoamericanos se agudiza debido a la ruptura de las alianzas con los sectores
populares para incorporarse a los procesos económicos y socioculturales de la
globalización; de aquí se obtienen la desarticulación de las economías locales y la
ampliación de la dualidad social: sectores socioeconómicos instalados en la
modernidad y los procesos de globalización, y sectores marginados con baja
competitividad, sin posibilidades de mejorar su desarrollo y dependientes tecnológica
y financieramente.

La CEPAL (2002) recomienda que para subsanar las defi ciencias de los procesos de
globalización, estos deben orientarse a la mejora de las relaciones de interdependencia
y los niveles de equidad, lo que se puede lograr con la concentración en tres
objetivos: garantizar el adecuado suministro de bienes 2 el tamaño y expansión de
los mercados son formas de interpretar la interdependencia económica de las diferentes
sociedades.públicos globales, reconocimiento de una ciudadanía mundial y los derechos
humanos y la superación de las asimetrías del actual sistema económico.

Por su lado, George Soros argumenta la necesidad de reformar el sistema:


«Fortaleciendo la función del FMI como prestamista de último recurso para los
países que no pueden obtener crédito del sector privado y animando a los países en
desarrollo a buscar un crecimiento más orientado a su mercado interno y reducir así
su dependencia del crecimiento dirigido por Estados Unidos.» (Soros, 2002, ).

Aunque por un lado, este tipo de ayuda se otorga únicamente a los países que cumplen
con la condición de la democratización, por otro lado, tal medida favorece el
mantenimiento de las relaciones de dependencia y de subsistencia bajo la hegemonía
del capital transnacional, la concentración en empresas, sectores de la economía y
regiones determinadas arrastran a las de menor desarrollo. Las transnacionales y
multinacionales buscan, por ejemplo, la reducción de las regulaciones en los países que
penetran y así operar en “manga ancha”.

La teoría de la dependencia de recursos establece los procesos competitivos en


los recursos o insumos que implican cambio en respuesta a un estándar; así por
ejemplo, la escasez de recursos determina el uso de ciertos estándares, y estos a su
vez implican cambios en los procesos competitivos. En el plano concreto, la presión de
la escasez, lleva a las organizaciones a diferenciarse, a buscar la mayor posición de
competitividad para adquirir recursos o para innovar en el uso de re-cursos alternativos.

La integración de las teorías institucional y de dependencia de recursos


contribuye a predecir el cambio institucional. Los teóricos de la dependencia de
recursos ven a la organización como un sistema abierto de-pendiente de
organizaciones externas y de contingencias ambientales. En esta teoría, la función de
provisión se refi ere a la habilidad de la organización para obtener sus recursos, que
pueden ser cualquier cosa en términos de fortaleza o debilidad organizacional.

Una crítica al neoinstitucionalismo consiste en la adaptación en los países menos


desarrollados de los arreglos institucionales implantados con criterios óptimos en países
más desarrollados3. Fue así como las defi ciencias institucionales de los mercados
financieros bloquearon el desarrollo en algunos países; y también como las
instituciones disfuncionales que no alcanzaban los niveles óptimos, permanecían
durante largos periodos de tiempo prolongando el subdesarrollo, debido a causas
fundamentalmente de mecanismos de auto-refuerzo en procesos de dependencia.

.La globalización de esta manera profundiza las relaciones de dependencia y desarrollo


entre los pueblos, mediante procesos de devastación de recursos naturales, humanos y
financieros. Al respecto, González Casanova ha dicho que:

«La actual globalización mantiene y reformula las estructuras de la de-pendencia de


origen colonial y las no menos sólidas del imperialismo de fines del siglo XX, y del
capitalismo central y periférico que se estructuró entre 1930 y 1980.» (González, 1997, )

Se plantea como solución a la dependencia de Latinoamérica el desarrollo de un


capitalismo proteccionista dentro de un bloque comercial que facilite la formación de
empresas transnacionales bajo diferentes regímenes de propiedad y nuevas formas de
governance, considerando la estrategia de desarrollo que Dieterich (2002) denomina
Complejos de Investigación, Producción y Comercialización global (CIPC), la cual
se alcanzan a través de la unión de holdings, una parte del surplus mundial en su
segmento de mercado.

Siguiendo este mismo orden de ideas presantamos la teoría de los sistemas mundiales
esta se centra en el estudio del sistema social y sus interrelaciones con el avance del
capitalismo mundial, como fuerzas determinantes entre los diferentes países,
incluyendo a los pequeños. Dos Santos, 1998 escribe que en la teoría del sistema
mundo capitalista se analiza la formación y la evolución del modo capitalista de
producción como un sistema de relaciones económico sociales, políticas y
culturales, que nace a fines de la edad media europea y que evoluciona hasta
convertirse en un sistema planetario y en cuyo enfoque se distingue la existencia de un
centro, una periferia y una semiperiferia, además de distinguir entre economías
centrales, una economía hegemónica que articula al conjunto del sistema.Es el
mercado el eje de un sistema mundial único inducido por procesos de globalización
bajo principios del liberalismo económico que eleva las libertades del individuo
hasta lograr su aislamiento.

Según Wallerstein la economía-mundo capitalista es un sistema que incluye una


desigualdad jerárquica de distribución basada en la concentración de ciertos tipos de
producción (producción relativamente monopolizada, y por lo tanto de alta
rentabilidad), en ciertas zonas limitadas las cuales pasan a ser sedes de la mayor
acumulación de capital, que permite un reforzamiento de las estructuras esta-tales, que
a su vez buscan garantizar la supervivencia de los monopolios (Wallerstein, 1998, ).

De las perspectivas sociológicas existentes la escuela del sistema-mundo llegó a


predecir más cerca la tendencia general de eventos durante el último cuarto de siglo
pasado. El fundador de la escuela Immanuel Wallerstein y sus seguidores nunca
trataron de argumentar que sólo la unidad de análisis real era la economía mundial
capitalista origina-da en el sistema del Estado europeo del siglo XVI. Pese a estas
aclaraciones, la evolución de este sistema global dio lugar a las naciones incluyendo
aquéllas del tercer Mundo y determinó su posición relativa en la jerarquía internacional.
Aquí, tiene poco sentido hablar de desarrollo nacional si la entidad que realmente se
desarrolla es la economía mundial capitalista. El centro de atención permanece
firmemente dirigido a variables como los flujos comerciales entre las naciones, sus
ventajas geopolíticas relativas y sus fortalezas militares e ideológicas. El intercambio
de mercancías y los fl ujos de capital en los mercados internacionales integrados
vincula a las naciones con articulaciones de los diferentes modos de producción
sociales que forman un sistema mundial.

Los mercados internacionales de capital dan forma a un nuevo poder fáctico


supranacional que sobrepasa la soberanía de los Estados y les fiscaliza e impone una
disciplina de política económica. Los procesos de producción globalizados se
estandarizan para integrarse a un solo sistema global, supeditando la “lógica de la
geografía a la lógica de la producción” en una “compresión espacio temporal”. La
estandarización y homogeneización de las normas es un paso ineludible para
profundizar los procesos de globalización. El sistema mundial propone la
separación de las superestructuras políticas y culturales conectadas por una división
internacional del trabajo. Profundizando las ya existentes, desigualdades entre los
Estados nacionales integrantes del sistema mundo.

La teoría de la globalización enfatiza en las transacciones económicas y sus vínculos


políticos y financieros realizados con la complicidad del desarrollo de la tecnología
de la información y la comunicación, desde una perspectiva de los elementos
culturales. Sin embargo, las naciones que han alcanzado ni-veles altos de desarrollo
económico son aquellas que mantienen sus mercados financieros regulados.

De hecho los organismos transnacionales como la UNCTAD consideran que el


desarrollo es un tema multifuncional y complejo en el que el sector privado es el actor
principal, clave para el progreso de las naciones menos desarrolladas. Precisan que al
invertir en naciones pobres, las compañías extranjeras juegan un rol vital en la
superación de la trampa de la riqueza. (AFP y DPA, 2001)

La complejidad de las relaciones entre lo local y lo global es enfatizada por


contribuciones a la teoría de la globalización, como por ejemplo, Robertson (1995) ha
acuñado el término “glocalización” que se asocia a la globalización de los fenómenos
pero al mismo tiempo a la localización de relaciones económicas y políticas derivadas
de los gobiernos nacionales a los gobiernos locales. Las instituciones fallan porque
no representan los arreglos institucionales y las negociaciones establecidas a largo
plazo entre los diferentes actores económicos y porque no se ajustan a las condiciones
de desarrollo local integral adaptándose el modelo global propuesto por los
organismos multilaterales.

El colapso de la economía socialista y la implosión estratégica de las economías


de mercado que abandonaban el modelo de desarrollo centrado en el Estado-nación
y la sustitución de importaciones, dieron lugar a una transformación cualitativa de los
procesos de desarrollo económico impulsados por una competencia abierta entre
localizaciones ubicadas en distintas partes del mundo, es decir, se da paso a una
globalización de los procesos económicos.

Así, las economías nacionales, que tienen como referente los procesos económicos
mundiales, se integran a los mercados globales y no estos a las instituciones de la
sociedad local. Pero los procesos de globalización económica, empujados por la
competencia abierta de los mercados globales bajo el modelo neoliberal de
desarrollo, desafían las formas de gobernabilidad institucional de los esta-dos
nación, presionan para la liberalización y desregulación de los sistemas económicos
y financieros, promueven la privatización de amplios sectores de empresas públicas e
instituciones de investigación y educación superior, adaptaciones de políticas
ambientalistas y sociales, etc.

El actual modelo neoliberal de desarrollo es responsable de una política social que


prioriza las medidas correctivas de los indicadores macroeconómicos en detrimento del
bienestar social. Con su estrategia que favorece a los capitalistas, estimula la formación
y funcionamiento de una sociedad civil motiva-da en los valores democráticos que se
contra-pone a las decisiones autoritarias del Estado. Propende por la reducción en las
funciones estatales y un mayor campo de acción del libre mercado.

«La globalización es un término que da cuenta de una doble realidad: de un lado, la


internacionalización de bienes, servicios y factores de producción; de otro, el
surgimiento de empresas industriales capaces de concebir su desarrollo en escala
mundial y formular para ello estrategias globales de producción, comercialización y
gestión.» (Cohen, 1995,).

Para C. Vilas la globalización, es un proceso de desarrollo desigual en sus diferentes


niveles o dimensiones. En su etapa actual se encuentra mucho más desarrollada en
materia financiera que en materia de producción o de comercio. (Vilas, 1997,)

El concepto de globalización, que comenzó a emplearse con fines académicos a


mediados de los años ochenta, es ambiguo y sólo trata de expresar las evidencias
empíricas. Sin embargo, se debe revisar desde sus fundamentos, contenidos y
procesos que caracterizan al capitalismo mundial y las sociedades contemporáneas.
(Aguirre, 2000)
El desarrollo en la globalización ha sido en general capitalocéntrico porque sitúa al
capitalismo,En el centro de las narrativas de desarrollo, tendiendo en consecuencia,
a devaluar o marginar cualquier posibilidad de desarrollo no capitalista, la
naturalidad de la identidad capitalista como plantilla de toda identidad económica
puede ser puesta en cuestión.» (Gibson-Graham, 1996).

La cuestionan las diversas opciones de desarrollo económico propias del mismo


posdesarrollo que valoran los modelos locales no necesariamente complementarios, ni
opuestos ni subordinados al capitalismo. Estos modelos locales desafían “lo
inevitable” de la penetración capitalista con los procesos de globalización.

Chua (1998) propone que el modelo de desarrollo debe ser de mercadización,


democratización y etnonacionalismo el cual explora las consecuencias del libre
mercado y la democracia. Este modelo tiene en cuenta el subdesarrollo económico,
las divisiones étnicas, la presencia dominante de una minoría étnica y la de una
mayoría empobrecida que, como en el caso de los indígenas, reconstruyen su identidad
y claman ser los dueños verdaderos de la nación.

Stiglitz (1998) explora las dimensiones éticas del desarrollo económico, desde una
perspectiva pragmática propone cinco preceptos éticos para la conducta de las
relaciones económicas internacionales: honestidad, jus-ticia, justicia social (dirigida a
los pobres), ex-ternalidades y responsabilidad. Cuestiona la ética de las políticas
asociadas a la reducción de la pobreza impuesta por los intereses capitalistas, que
denomina “trickle down plus”, porque aumenta los riesgos para los pobres mientras
que los poderosos toman ventaja, erosionan el capital social y por lo mismo son
mayormente responsables de los resultados.

Un fatalismo económico es alentado por el discurso mediático-político sobre las


necesidades ineluctables de la globalización, el imperio de los mercados financieros
gobernados por socialdemócratas prolongan la política conservadora, haciendo que
parezca la única posible. Los sistemas económicos disfuncionales conducen a
mecanismos perversos de crecimiento y desarrollo económico.

Para mantener sus ventajas, los países desarrollados cancelan las oportunidades y
prácticas que utilizaron para alcanzar altos niveles de crecimiento económico y
continúan la explotación mediante la formulación histórica de políticas para el
desarrollo económico. Mientras, los países en desarrollo, especializados en sectores
de bajo crecimiento, estimulan los sectores mas adelantados a efecto de incrementar la
productividad y los países con atrasos tecnológicos, se ven presionados por el
comercio a especializarse en bienes tradicionales que los lleva, en el largo plazo, a una
reducción en la tasa de crecimiento

Bajo una perspectiva pragmática, John Williamson expreso el término “Consenso de


Washington” en 1990 para denominar el conjunto de políticas económicas
recomendadas, como un fin en sí mismas y no como medios, como única receta para
que los gobiernos latinoamericanos impulsaran el desarrollo económico y social de sus
pueblos. No obstante la implantación de estas políticas, los resultados son negativos:
mayor desigualdad social y económica, bajos niveles de crecimiento económico e
inestabilidad macroeconómica.

A partir de datos históricos sobre el crecimiento económico de Latinoamérica se


puede dudar de la conveniencia del modelo de desarrollo económico neoliberal y
de la aplicación forzosa de la globalización; así, en las décadas 1960 y 1970 el ingreso
percápita creció 73%, mientras que en las dos últimas décadas de comercio neoliberal la
región creció un 6% percápita.

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