Palestina en Tiempos de Jesús
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Palestina en Tiempos de Jesús
INTRODUCCIÓN
1. LA GEOGRAFÍA
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a este se pueden distinguir en Palestina tres grandes regiones Página 1
La Palestina del siglo I era un lugar lleno de conflictos. Por un tiempo, en la Tierra
Santa hubo conflictos dinásticos por el poder, luchas internas y, ocasionalmente,
guerras en gran escala. Durante el siglo II a.C., se estableció transitoriamente un
reino judío más o menos unificado - Tal como menciona el Libro de Macabeo del
Antiguo Testamento. Sin embargo, en el 63 a.C., esta tierra volvía a estar en
conflicto y era invadida por nuevos conquistadores. Más de medio siglo antes del
nacimiento de Jesús, Palestina cayó ante las legiones de Pompeyo y se impuso el
Dominio Romano. Pero el Imperio Romano estaba muy extendido por ese
entonces, y demasiado preocupado con sus problemas propios como para instalar
la estructura administrativa necesaria para regir directamente. Es así que los
romanos decidieron crear una línea de reyes-títeres que gobiernen Palestina bajo
su tutela.
En el año 6 EC, la situación se tomó más crítica. Ese año, Palestina se dividió
administrativamente en una provincia romana y dos tetrarquías. Herodes reinaba en
una, Galilea, pero Judea - Capital espiritual y secular - fue puesta bajo control
directo de Roma. Bajo la administración de un Procurador Romano asentado en
Cesarea. El régimen romano era brutal y tiránico. Cuando asumieron el control
directo de Judea, tres mil rebeldes fueron crucificados sumariamente. El templo de
Salomón fue violado y saqueado, se impusieron elevados impuestos, la tortura era
frecuentemente empleada, muchos de los habitantes cometieron suicidio. Esta
situación no mejoró en nada con la llegada de Poncio Pilatos, quien presidió como
Procurador de Judea entre el 26 EC y el 36 EC. Contrariamente a la imagen que la
Biblia nos presenta, los registros existentes indican que Pilatos era un hombre cruel
y corrupto que no solo perpetuó sino que intensificó los abusos de sus
predecesores. Es por demás sorprendente que no haya - por lo menos a primera
vista - ningún tipo de crítica a Roma en los evangelios, ni mención alguna del peso
del yugo romano. Es más, el relato evangélico sugiere que los habitantes de Judea
estaban plácidamente complacidos con su suerte. Pero, en verdad, muy pocos
estaban contentos y muchos estaban lejos de estar complacidos. Los judíos de
Tierra Santa pueden fácilmente dividirse en varias sectas y subsectas. Tenemos,
El año 6 EC, cuando los romanos asumieron control directo de Judea, un rabino
fariseo llamado Judas de Galilea creó un grupo de militantes revolucionarios,
compuesto al parecer de fariseos y esenios. Este grupo pasó a llamarse "Los
Ze1otes". Los Zelotes no eran una secta en el estricto sentido de la palabra; eran
un movimiento que reclutaba a sus miembros de entre varias sectas. En la época
de la misión de Jesús, los zelotes habían asumido un, siempre creciente, papel
preponderante en los asuntos de la Tierra Santa. La actividad de estos zelotes
continuaría fuera del control romano hasta mucho después de la Crucifixión. Ya por
el año 44 EC esta actividad rebelde se había intensificado tanto que el conflicto
armado ya se veía venir.
La vida de Jesús casi abarcó los primeros 35 años de un conflicto que se extendió
por más de 140 años. Este conflicto no cesó con la partida de Jesús, sino que
siguió por cien años más, presentándose los sentimientos populares y actitudes
sicológicas que se dan naturalmente ante tan sostenida resistencia contra un
opresor. Uno de estos sentimientos era la esperanza y el deseo de tener algún
héroe-Mesías que libere a su pueblo del tiránico yugo romano. Fue solo por virtud
Para los contemporáneos de Jesús, ningún Mesías jamás sería tenido por deidad.
De hecho, la idea de un Mesías-Dios sería absurda, sino impensable. La palabra
griega para Mesías es "Christos" ó "Cristo". El término -Ya sea en hebreo o en
griego - significaba simplemente El Ungido (ie. El elegido) y se refería generalmente
a un rey. es así que, cuando David fue ungido rey en el Antiguo Testamento, pasé a
ser explícitamente un Mesías o un Cristo. Y cada rey judío de la casa de David fué
conocido con el mismo título. Incluso, durante la ocupación romana de Judea, el
Sumo Sacerdote designado por Roma era llamado Sacerdote Mesías o Sacerdote
Cristo.
Sin embargo, para los zelotes, y para otros enemigos de Roma, este sacerdote era
necesariamente un Falso Mesías.
Para ellos, el verdadero Mesías significaba algo diferente; era el Rey perdido, aquel
desconocido descendiente de David que liberaría a su pueblo de la tiranía romana.
el término Mesías entonces, jamás implicó algo divino. No significaba más que un
"Rey Ungido". Y para el pueblo pasó a denominar a aquel Rey Ungido que sería
también un Libertador.