La Violencia de Genero
La Violencia de Genero
La Violencia de Genero
LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Y maltratar como:
1. tr. Tratar mal a alguien de palabra u obra.
2. tr. Menoscabar, echar a perder.
A nadie nos gusta que se nos trate mal, y si una persona, ya sea hombre o
mujer, llega a sufrir maltrato y peor aún a sufrir una prolongación de éste en el
tiempo, debemos pensar que ha de ser un entramado de explicaciones mucho más
complejo de lo que podemos suponer a priori.
- Maltrato familiar:
El Maltrato familiar, abarcaría todo acto de violencia, uso del castigo físico
corporal, sexual y psicológico que se ejerce dentro de la familia. Es un concepto más
amplio porque abarca no sólo hacia la persona del sexo opuesto, sino también al
cónyuge, hijos, madres, abuelos, hermanos, etc.
Es importante por tanto establecer la diferenciación con el concepto Violencia
de género, haciendo esté término referencia a la violencia específica contra las
Dentro del maltrato físico vamos a incluir un maltrato muy habitual, como es el
maltrato sexual, entendiéndose éste como cualquier intimidad sexual forzada por
parte de la pareja, ya sea a través de la fuerza o con amenazas o coacción. Se incluye
todo tipo de conducta sexual, no limitándose sólo a la penetración vaginal o anal y
donde la víctima no dé su total consentimiento.
TABLA 1
Ejemplos de distintas formas de maltrato psicológico.
Existen dos tipos delictivos sexuales considerados los más graves: la violación
y el abuso sexual de menores.
Si bien las necesidades básicas del ser humano le deben mucho a la jerarquía
piramidal de Abraham Maslow, existen otras clasificaciones paralelas al autor
norteamericano, y mucho más cercanas al tema que nos ocupa. Como simplificación,
afirmaremos que todo ser humano precisa cuatro aspectos: supervivencia, bienestar,
identidad y libertad.
La violencia cultural es menos visible que las demás, pues en ella intervienen
más factores. Detectar su origen, prevención y remedio es más complicado.
Este concepto, no por ello este tipo de violencia, es relativamente nuevo. Por
eso, con el paso del tiempo se han reconocido las grandísimas implicaciones que tiene
la violencia cultural, incluso para resituarlo al lado, en igualdad de condiciones, con
los otros tipos de violencia.
El abuso económico incluye el uso indebido de los bienes de una persona hasta
la apropiación y robo, aprovechado la sumisión o inducción de ésta a favor del
agresor.
Abuso económico es una forma de abuso cuando una de las dos partes
implicadas tiene control sobre la otra en el acceso a los recursos económicos, lo que
disminuye la capacidad de la víctima de mantenerse a sí misma/o y le obliga a
depender financieramente del perpetrador/a
Los ancianos son algunas veces víctimas de abusos financieros por parte de
personas dentro de su familia:
Podemos hacer dentro del Maltrato Familiar una clasificación, según quien sea
el agredido y la forma de manifestación de la agresión se puede tipificar la violencia
en Maltrato Infantil, Violencia conyugal, violencia Paterno/Filial y Maltrato a ancianos.
Esta agresión puede ser pasiva o activa y ser de distintos tipos (psicológico,
sexual, físico o económico).
El maltrato familiar una vez que comienza a sentar sus bases, no tiende a
paliarse, sino por el contrario irá creciendo en el tiempo y a ser más grave y
profundo.
La etiología de la violencia doméstica es compleja y multifactorial: las actitudes
socioculturales (desigualdades de género), condiciones sociales, relaciones
conyugales, conflictos familiares y los aspectos biográficos como personalidad,
historia de abusos y de violencia en la familia de origen se han relacionado con la
aparición de la violencia doméstica.
Algunas situaciones ancladas en la tradición y la cultura de muchas sociedades
durante siglos se han relacionado con la violencia específica contra la mujer: las
relaciones de sumisión y dependencia de la mujer respecto al hombre, la justificación
de la violencia masculina y su tolerancia por la sociedad e incluso por la mujer, los
estereotipos sexuales y el rol limitado asignado a la mujer a nivel social explican en
parte la violencia infligida a la mujer.
Jewkes considera que los dos factores epidemiológicos más importantes para
la aparición del maltrato familiar son la relación de desigual posición de la mujer tanto
en las relaciones personales como sociales y la existencia de una “cultura de la
violencia”, que supone la aceptación de la violencia en la resolución de conflictos.
Quizá estas causas están en el trasfondo del problema, pero hay factores de
riesgo y situaciones de especial vulnerabilidad que explicarían por qué en contextos
similares, en ocasiones, se producen las situaciones de violencia y en otras no.
Personales
- Género
- Edad
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)
- Autocontrol
- Impulsividad
- Competitividad
- Consideración con los demás
- Retraimiento social / aislamiento
- Habilidades sociales
- Frustración
- Percepción de la situación
- Inestabilidad emocional
- Extraversión
- Psicoticismo
- Liderazgo
- Factores biológicos
- Agresión física
Ambientales
- Familia
- Negativismo/permisibilidad de la madre
- Nivel socioeconómico
- Modelos
- Televisión
- Video-juegos
- Malos tratos / abusos
- Castigo corporal
- Reprimendas verbales
- Consumo de sustancias nocivas
o Características demográficas:
Según Riggs, Caulfield y Street, (2000) a menor edad del maltratador, mayor
tasa de violencia, y en consecuencia a medida que aumenta la edad de la
pareja disminuye la tasa. Además otros factores influyentes parecen ser un
alto estrés familiar relacionado con un nivel socioeconómico bajo y la ausencia
de empleo del agresor.
o Psicopatología:
Diversos estudios han demostrado que los maltratadotes han puntuado de
forma superior en escalas que miden los trastornos del ánimo, trastornos
límites de la personalidad y psicopatía (la cuál analizaremos más adelante).
También han puntuado más alto en escalas de agresividad y conducta
antisocial.
o Psicopatología:
Cuando hablamos de factores psicopatológicos, como factores asociados a la
victimización, según Riggs, Caulfield y Street (2000) se puede confirmar que
los problemas psicológicos de las víctimas (TEP, depresión, ansiedad, etc.) son
consecuencia de la violencia, pero no se puede terminar de afirmar que ya
podrían haber existido antes de la misma.
Los niños que han experimentado alguna forma de rechazo parental o maltrato
tienden a presentar sesgos atribucionales hostiles y aprenden a anticipar y a evitar
las conductas de rechazo, generalizando esta anticipación a contextos
interpersonales. Distintos estudios han constatado la alta probabilidad de que estos
niños presenten déficits en el procesamiento de la información social (Dogde, Bates y
Pettit, 1990; Downey y Feldman, 1996).
Así, los niños que crecen en hogares violentos aprenden e interiorizan una
serie de creencias y valores negativos sobre las relaciones con los otros y,
especialmente, sobre las relaciones familiares y sobre la legitimidad del uso de la
violencia como método válido para la resolución de conflictos, fruto todo ello de la
interacción tanto de factores culturales y sociales (socialización diferencial de género
y aceptación social del uso de la violencia) como situacionales (historia de violencia
intrafamiliar) (Patró, Limiñana y Martínez, 2003) (ver Figura 3).
MENOR
Intrusión.
El futuro maltratador quiere saber constantemente dónde está la mujer, con
quién, adónde va, a qué hora vuelve, etc.
Al principio esto hace sentir a la mujer que él la extraña y la cuida en demasía,
pero en realidad son signos de sospechas y desconfianza.
Ejemplos: Llamadas telefónicas permanentes, aparecer en la casa de alguna
amiga o buscar a la pareja en el trabajo sin previo aviso.
Celos.
Aparecen acusaciones por parte del marido o pareja de flirteos o de que la
miran demasiado, se fija en la ropa que utiliza, cómo y cuándo se la pone y
cuánto maquillaje usa. Acusaciones constantes de intercambio sexual con
cualquier persona (maestros, jefes, amigos, comerciantes, etc.).
Ejemplos: “.... te mira demasiado” o “Me parece que estuviste hablando
mucho con...´” ¿De qué estuviste hablando con...?, “Pareces una prostituta
con todo ese maquillaje”…
Posesión.
Él insiste en que ella es suya y de nadie más. Por eso le pide que use
determinada ropa, que se arregle de una manera especial o que haga cosas
que a él le gustan. Aunque ella no esté demasiado de acuerdo, la cultura le ha
enseñado que es bueno darle el gusto y además, él la hace sentir que si no
hace lo que desea, dejará de amarle.
Esto implica tratarle como un objeto, no como el ser humano que es.
Ejemplos: “Quiero que seas toda para mi”, “No quiero que te miren otros
hombres”…
Aislamiento.
Pasa todo o la mayoría del tiempo que están juntos solos. Le separa de sus
amigos y familia, con excusas que pueden parecer a veces muy lógicas. Se
burla de las actividades que le interesan. Esto hace que se sienta querida y
necesitada, ya que él dedica todo su tiempo a ella.
En realidad, corta con sus recursos (amigos y familia) de manera tal que
cuando los necesita realmente, probablemente ellos no puedan o deseen
ayudarle, o no sepan de qué va nada.
Ejemplos: Insulta a los amigos de la pareja, llamándolos estúpidos o con otros
nombres peyorativos. Los acusa de querer “llenarle la cabeza” o de querer
separarlos. Cuestiona cada vez que quiere ver a su familia. Le dificulta la
realización de actividades propias.
Según el Informe Mundial sobre la Violencia y Salud del MSC., los signos y
señales que nos alertarán hacia la existencia de maltrato se muestran en la siguiente
tabla.
Físicos:
Psíquicos:
- Estado emocional: tristeza, miedo a morir, ideas suicidas, ansiedad extrema, etc.
Si acude el cónyuge debemos explorar también su actitud: excesiva preocupación y
control, o bien excesivo desapego y despreocupación, intentando banalizar los
hechos; debe entrevistarse a los elementos de la pareja por separado.
Otros síntomas:
Aunque como hemos dicho, sus formas de aparición pueden ser variables,
hemos de afirmar que los episodios de violencia sí tienen un carácter cíclico en su
actuación. La Teoría de Walter (1989) explica de forma muy clara cómo sucede en la
mayoría de los casos:
FASE 1.
ACUMULACIÓN DE TENSIONES.
Esta fase difiere según los casos. La duración puede ser de semanas, días, meses
o años.
FASE 3.
ETAPA DE CALMA, ARREPENTIMIENTO O LUNA DE MIEL.
Primer escalón:
Amenazar, descalificar, etc.
Segundo escalón:
Aislar, controlar constantemente, humillar, etc.
Tercer escalón:
Abofetear, dar patadas, romper objetos, etc.
Cuarto escalón:
Tirarle objetos a ella.
Quinto escalón:
Golpear con puños, asfixiar, violar, etc.
* Indefensión aprendida:
Experiencia de la incontrolabilidad de una situación que incapacita a la persona para emitir una respuesta que le permita
controlar adecuadamente los eventos del medio, debido a que la víctima no puede establecer relación lógica entre su
conducta y la probabilidad o no de la agresión.
También debemos tener en cuenta la propia escala del maltrato familiar, es decir, los episodios de maltrato a lo
largo del tiempo irán aumentando en número e intensidad, así se pasa de un insulto a una bofetada y del maltrato
psicológico al físico.
Dentro de una pareja puede ocurrir tanto el maltrato psicológico como el físico,
pero con una particularidad, antes de llegar al maltrato físico, en esa relación se ha
producido el maltrato psicológico anteriormente, como preparación para llegar al
maltrato físico, por lo que podemos comprobar que el psíquico o emocional es
muchísimo más abundante que el físico.
También puede ocurrir que en una familia se produzca el maltrato psíquico sin
desembocar nunca en el maltrato físico.
Resumiendo:
- El maltrato psicológico no siempre conlleva el posterior maltrato físico.
- El maltrato físico SIEMPRE va precedido por el maltrato psíquico.
Para que una mujer esté abocada a soportar una relación de sometimiento y
humillación, antes, ha de darse una serie de condiciones que se han ido gestando en
su relación a lo largo de un tiempo. Y así la mujer llegará a pensar que no sirve para
nada, que todo lo hace mal, que no tiene valor social, etc., es decir, se envolverá
primero en una anulación progresiva de su autoestima, de aislamiento social, pérdida
de valores y de objetividad absoluta.
La respuesta suele ser una y otra vez: “más vale callar y ya cambiará, porque
él lo intenta y me lo ha prometido. Realmente no es tan malo y yo también tendré
culpa”.
Esta afirmación trae como consecuencia a una mujer más hundida aún, que
continua en una relación de la que de algún modo ha intentado salir, pero en la que
ahora el hombre está más confiado y con una pareja que le está permitiendo de
alguna manera (según su pensamiento) mantener su conducta agresora y le ayuda a
percibir que su conducta no es tan grave como los demás piensan.
- Frecuencia mensual:
Los episodios de maltrato suelen ser de unas cuatro veces/mes.
En esta situación debemos tener en cuenta que en este mes no ocurran
“situación estresantes” para el maltratador que propicien mayor número de
actos de maltrato.
Si la víctima “se porta bien” a los ojos del maltratador, éste no aumentará el
número de agresiones, siendo esto muy relativo a los deseos del agresor.
La falta de asociación en la víctima entre “hechos que producen la agresión” y
la “agresión” arrastra a la víctima a una situación de incertidumbre ante la
manera que ha de comportarse, provocando esto mayor irrascibilidad en el
maltratador.
- Variables psicopatológicas:
A continuación se van a exponer variables psicopatológicas a tener en cuenta y
que aumentan la continuidad del maltrato físico por parte del maltratador,
entendiéndose a su vez que estas variables no son las causantes de que se
realice maltrato, sino variables que subyacen detrás del maltratador y no de
justificación de actos.
Las actitudes sociales, tales como la creencia de que el éxito del matrimonio es
responsabilidad de la mujer y que las mujeres lastiman a sus hijos si los privan de su
padre, sin importar cómo actúe él, mantienen a muchas mujeres dentro de la relación
violenta.
Además, las mujeres con chicos que abandonan el hogar tienen el 50% de
posibilidades de verse económicamente perjudicadas y terminar viviendo por debajo
de niveles de pobreza.
Por lo menos una quinta parte de las mujeres maltratadas son forzadas a
mantener relaciones sexuales durante el episodio de violencia o inmediatamente
después. De la misma manera son forzadas a realizar actos sexuales indeseados. Un
gran porcentaje reciben abuso sexual por parte de su pareja, incluyéndose aquí todo
tipo de abuso sexual y no limitándose sólo a la penetración.
Los varones tienen más posibilidades de convertirse en violentos cuando crecen. Las
niñas aprenden que la sociedad acepta la violencia hacia las mujeres.
Los hombres que maltratan a sus mujeres están enfermos y no son responsables por
sus acciones.
El alcohol y las drogas son factores de riesgo, ya que reducen los umbrales de
inhibición, pero no producen la violencia. La combinación de modos violentos para la
resolución de conflictos con adicciones o alcoholismo suele aumentar el grado de
violencia y su frecuencia. Muchos golpeadores no abusan ni de las drogas ni del
alcohol y muchos abusadores de drogas o alcohol no son violentos.
Son dos problemas separados que deben ser tratados por separado.
En resumen, podríamos afirmar una vez que hemos destruido los mitos de la
sociedad, que las siguientes AFIRMACIONES son VERDADERAS: