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La Felicidad Como Fin Último Del Ser Humano

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LA FELICIDAD COMO FIN ÚLTIMO DEL SER HUMANO

La felicidad a lo largo de la historia es un término que nos hemos venido planteando con

bastante determinación, posiblemente porque aún no hemos logrado llegar a una

definición concreta que asumamos como una concepción real y definitiva, sin embargo,

sabemos que es justo el propósito por lo que queremos vivir, por lo menos la mayoría de

las personas, no obstante, es justo por esa sencilla razón por la cual nos es tan difícil

definirla, somos alrededor de 7.000 millones de personas según la ONU, y cada una de ella

con objetivos y perfiles diferentes; ¿qué es la felicidad para cada una de esas personas?, si

hacemos una encuesta muy posiblemente nos encontremos con 7.000 millones de

respuesta diferentes; pero, la felicidad está siempre más allá de las condiciones generales

a las cuales estamos acostumbrados, por ello, la definiciones no son suficientes; la

felicidad está ligada a una apreciación personal, una apreciación subjetiva que varía según

la condición social, el grado de cultura, la edad, etc., y ésta es la razón por la cual ella

puede ser objeto de discusión. Decir que nuestra idea de felicidad tiene un elemento

subjetivo no implica que cada uno de nosotros invente su ideal de felicidad: este ideal se

construye según las formas y los criterios que son suministrados por la cultura y la

sociedad: la concepción de la felicidad varía según la época y el tipo de sociedad (Margot,

2007).

Ahora, si dentro de esa encuesta preguntamos cuál es el fin último del ser humano, muy

posiblemente nos encontremos aunque no haya una definición palpable de ello, con que

ese propósito no es otro que la felicidad. ¿Qué fines y propósitos de vida expresan los
hombres en su propia conducta; qué esperan de la vida, qué pretenden alcanzar en ella?

Es difícil equivocar la respuesta: aspiran a la felicidad, quieren llegar a ser felices, no

quieren dejar de serlo (Freud, 1930). El ser humano se empeña en la búsqueda constante

de esa felicidad y muy posiblemente en algún punto de su vida habrá sentido que lo ha

alcanzado, pero también hemos llegado a la conclusión de que la felicidad no es una

constante, la felicidad la solemos alcanzar en por los diferentes instantes de bienestar que

logramos alcanzar en diferentes momentos de la vida.

Durante el trascurso de la historia diferentes autores nos han llevado por diferentes

definiciones de la felicidad, San Agustín por ejemplo nos propone la felicidad desde un

punto de vista de la salvación, haciendo énfasis en que estamos en un mundo de

desolación, en la cual nos centramos en la necesidad de buscar el goce constante en la

vida, que si bien tiene que ver con la felicidad, no lo es, hemos experimentado el gozo, y el

gozo, precisa San Agustín, ciertamente tiene que ver con la felicidad: pero el gozo que

experimentamos no nos dejó satisfechos (Pierantoni, 2006), por lo que hace referencia a

que la felicidad se tiene o no se tiene, pero no podemos pensar en ella en términos

medios, por lo cual debemos centrar la felicidad en lo que consideramos la vida eterna y la

búsqueda constante de esa salvación, que nos asegure que si no poseemos o

encontramos la felicidad en la vida terrenal, la encontraremos en la eternidad.

Aristóteles por su parte en el libro Ética a Nicómaco nos hace una aclaración de lo que él

considera felicidad y las esferas a las cuales esta pertenece, pero en términos generales

hace la utilización de un término al cual el asume o le da el significado de felicidad, la


Eudaimonía, para Aristóteles este concepto se resume en la forma de encontrar el

bienestar pleno del ser humano, sinónimo de felicidad desde un precepto que se resume

en una implicación para alcanzar dicha felicidad, estar bien y vivir bien; además de que la

eudaimonía implica placer o satisfacción, otras dos variables que suelen estar muy

relacionadas al tema de la felicidad.

Freud por su parte en el malestar en la cultura hace un análisis arduo de las

consideraciones acerca de la felicidad y el ser humano en esa búsqueda constante de la

obtención de la misma, Freud nos habla de la vida actual en sociedad como una

imposición y nos dice que la vida nos resulta demasiado pesada, nos depara excesivos

sufrimientos, decepciones, empresas imposibles (Freud, 1930). Y es allí donde él hace la

aclaración de la felicidad desde dos puntos de vista, uno positivo y otro negativo, los dos

en dirección de los que hemos venido hablando a lo largo del texto, la obtención del

bienestar humano, esta aspiración al bienestar, se centra en la búsqueda del buen vivir,

que se resume en la tranquilidad, y la tranquilidad se podría derivar en la felicidad.

Freud, nos habla de la vida como una aspiración, cuyo objetivo como dijimos

anteriormente se divide en dos fases: un fin positivo y otro negativo; por un lado, evitar el

dolor y el displacer; por el otro, experimentar intensas sensaciones placenteras (Freud,

1930). El ser humano como nos dice el autor ya se concibe dentro de la felicidad al lograr

por lo menos la primera, al ser el mundo un lugar tan lleno de sufrimiento y situaciones

caóticas que nos pone a prueba día con día, al menos el lograr la evitación de ese displacer

nos pone en un contexto de felicidad, enviando el placer a un segundo plano.


De igual manera se expone la felicidad como momentos, instantes, y no un trascurrir

frecuente y constante, lo que en el sentido más estricto se llama felicidad, surge de la

satisfacción, casi siempre instantánea, de necesidades acumuladas que han alcanzado

elevada tensión, y de acuerdo con esta índole sólo puede darse como fenómeno

episódico(Freud, 1930). Es así como Freud nos dice que sería una felicidad y bienestar

tibio, ya que no sería un goce constante, por lo cual nos es mucho más fácil encontrar

dicha satisfacción en la evitación y superación de aquellos acontecimientos

displacenteros.

La felicidad a lo largo de la historia ha sido el camino concreto del ser humano, el ideal y

objetivos por los cuales vivimos, de no existir esa búsqueda constante, la mera existencia

no tendría un sentido y nos relegaríamos a ser unos entes casi que sin ningún tipo de

emocionalidad, sin embargo, esa búsqueda siempre va a estar allí, orientada a un todo y a

una nada al mismo tiempo, el tema de la felicidad es y seguirá siendo un concepto que no

lograremos definir de manera concreta, la felicidad es una consideración que depende de

la definición de cada persona, desde una individualidad, desde esa búsqueda personal de

lo que cada quién considere felicidad.


Bibliografía

-Freud, Sigmund. (1930). El malestar en la cultura. Biblioteca libre, Omegalfa.

-Pierantoni, Claudio. (2006). FELICIDAD Y VERDAD EN SAN AGUSTÍN Y


TARKOWSKY. Teología y vida, 47(2-3), 219-242. https://dx.doi.org/10.4067/S0049-
34492006000200006

-Margot, Jean-Paul. (2007). LA FELICIDAD. Praxis Filosófica, (25), 55-80. Retrieved July 08,
2019, from http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-
46882007000200004&lng=en&tlng=es.

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