Apocalipsis 5,2-14
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APOCALIPSIS
Capítulo 5:2 - 14
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por este libro de Apocalipsis. En nuestro
programa anterior, consideramos el libro con los siete sellos. Tratamos de identificar este libro.
Y se ha hecho muchas sugerencias en cuanto a lo que puede ser. Y nos gustaría hacer la
siguiente sugerencia, porque pensamos que está más en línea que cualquiera otra que hayamos
observado. Para ser más específicos quisiéramos decir que creemos que aquí se presenta el
nuevo pacto de Dios con Israel. Él habla mucho en cuanto a esto. Jeremías, por ejemplo, dice:
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel, y con
la casa de Judá. (Jer. 31:31) Este nuevo pacto va a ser escrito no sobre la roca sino sobre sus
corazones. El Apóstol Pablo, en su epístola a los Romanos, capítulo 11, versículos 26 y 27, dice:
Y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de
Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.
Amigo oyente, el antiguo pacto que Dios había hecho con Israel dependía del hombre. Los
Diez Mandamientos decían que debían hacer esto y aquello y aquello otro, y dependían del débil
brazo de la carne, y como resultado, fracasaron. No porque había algo malo con los Diez
Mandamientos o con la ley que Dios les había dado. El problema estaba con el hombre. Es la
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Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y
desatar sus sellos? (Ap. 5:2)
O sea, ¿quién tiene el derecho y el título para este mundo? ¿Quién puede gobernarlo?
¿Quién puede establecer justicia y equidad? ¿Piensa usted, amigo oyente, que son los partidos
políticos los que pueden llegar a hacer esto? ¿Piensa usted que puede ser su país o el mío, o las
naciones unidas tal vez, los que lo pueden hacer? Confiamos en que usted no se haya hecho
ilusiones habiendo considerado la historia de este mundo, que pueda creer que el hombre puede
resolver sus propios problemas. La palabra de Dios presenta de una manera muy clara que no lo
puede hacer.
Ahora, aquí se nos habla de un ángel fuerte, de un ángel poderoso. Tiene una gran voz. Aquí
estamos hablando ahora de poder, de aquello que es necesario para hacer efectivo ese nuevo
pacto. Leamos el versículo 3 de este capítulo 5 de Apocalipsis:
3
Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni
aun mirarlo. (Ap. 5:3)
Es decir, que no había ningún hombre del linaje de Adán que se hubiera considerado con
derecho a hacerlo. Ha habido muchos que han tratado de hacerlo. Adán perdió el dominio a
través del pecado. Moisés fue el que dio la ley, pero también él fue uno que quebrantó la ley.
David y su linaje fracasaron. Nadie en el linaje de Adán llena los requisitos para hacer esto. No
hay ninguno en el día de hoy. Este gobernante tiene que ser un Redentor, un Soberano; tiene que
ser el Salvador de la humanidad. Él es único que puede hacerlo. Y Juan dice aquí que esto le
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Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni
de leerlo, ni de mirarlo. (Ap. 5:4)
Esto le perturbaba mucho a Juan. Ese hombre tiene una verdadera pasión por la profecía. Él
tenía un afecto santo y una curiosidad piadosa. Él quería mirar a las cosas que ni siquiera los
ángeles podían mirar. Juan participa de este drama porque él viene de la tierra, y la revelación
fue escrita con lágrimas. ¿Debe continuar la tierra en el pecado y la tristeza? ¿Hay algún futuro
para la tierra? Bueno, escuchemos lo que nos dice el Apóstol Pablo en su epístola a los
Romanos, capítulo 8, versículo 23, dice: Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que
tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos,
esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. ¿Hay alguno capaz de gobernar esta
tierra? Juan se siente abrumado por la posibilidad de que no hubiera nadie. Y el Apóstol Pablo,
dice nuevamente en esa misma epístola a los Romanos, capítulo 8, versículo 22: Porque sabemos
que toda la creación gime a una. Y a una está con dolores de parto hasta ahora.
Opinamos personalmente que la evolución es la filosofía y la teoría más pesimista que una
persona pueda tener. No nos sorprende ver que hay tantos suicidas entre la intelectualidad. No
hay ninguna esperanza. Si fueron necesarios tantos millones de años para llegar al punto en el
que nos encontramos en el presente, ¿cuál es la esperanza para el futuro? ¿No hay alguien que
pueda arreglar este problema? Es tan insignificante, tan pequeño y sin importancia el escuchar a
los políticos decir hoy: “Vamos a lograr la paz en nuestra época. Vamos a hacer eso”. Y es
mucho más trágico escuchar a la iglesia decir hoy que pueden arreglar los asuntos de este mundo,
o que siquiera pueden evangelizar a todo el mundo. Amigo creyente que nos escucha, no hay
nadie a nuestro alrededor que pueda ser capaz de abrir este libro, que pueda hacerse cargo de esta
tierra en la cual nos encontramos; y Juan llora mucho a causa de esto. Es una buena cosa que
este libro no hubiera sido abierto aquí en la tierra, porque hay gran cantidad de maestros que ya
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podrían decirnos lo que está dentro del libro, lo que está fuera y a su alrededor también. Y hasta
nos podrían decir de qué color eran las tapas. Esta gente tiene todas las respuestas. Pero pobre
Juan, es una lástima que él hubiera estado allá tan lejos en Patmos, y no aquí en nuestro lugar.
Porque si nosotros hubiéramos obtenido esto, ah, le hubiéramos podido dar todas las respuestas a
él. Pero, Juan no tenía la respuesta, amigo oyente. Ahora, vamos a tener a Alguien que sí puede
abrir el libro. Y llegamos a ver a Cristo, el León de la tribu de Judá, y el Cordero que fue
inmolado. Leamos el versículo 5 de este capítulo 5 de Apocalipsis:
5
Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la
raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. (Ap. 5:5)
Y nos hubiera gustado decirle a Juan que no se preocupara tanto por esto, porque si él no
encontraba a nadie allá en el cielo, que pudiera abrir ese libro y obtener todas las respuestas, que
viniera donde estábamos nosotros aquí en la tierra, porque ah, nosotros sí tenemos todas las
respuestas. Podríamos darle todas las respuestas a estas preguntas. Pero notemos ahora que
evidentemente cualquiera de los ancianos podría haberle respondido. Ellos tenían iluminación
espiritual. Y creemos que esto los identifica más a ellos como la iglesia. El Señor Jesucristo le
dijo a los Suyos – usted recuerda allá en el evangelio según San Juan, capítulo 15, versículo 15:
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado
amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
El Señor Jesucristo es el único que tiene el derecho y el título a este libro. Él no sólo le ha
redimido a usted y a mí, sino que Él ha redimido toda la tierra. Él se identifica en esta sección en
todos sus ministerios que están relacionados con la tierra.
Note usted que se le llama el León de la tribu de Judá, la raíz de David. Bueno, el León de
la tribu de Judá le identifica a Él por supuesto, con la tribu de Judá. Eso fue lo que profetizó
Jacob en cuanto a Judá cuando él estaba muriendo, y llamó a su alrededor a sus doce hijos. Allá
en Génesis, capítulo 49, versículos 9 y 10, leemos: Cachorro de león, Judá; de la presa subiste
hijo mío. Se encorvó, se echó como león, así como león viejo: ¿quién lo despertará? No será
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Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los
ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete
ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. (Ap. 5:6)
Y ha sido inmolado, – dice aquí. Eso indica la muerte sustitutiva, redentora y vicaria de
Cristo, y el énfasis se da al hecho de que Él fue inmolado con violencia. Y Él estaba allí en pie.
Esto habla de Su resurrección. Él ya no está sentado a la diestra de Dios. Él está moviéndose
ahora, se está dirigiendo al poder, Él está viniendo a esta tierra. Él juicio de la tribulación está
preparándose y se describe esto aquí. Los vientos ya están soplando sobre la tierra.
Y Él está en el medio del trono. Esto indica el hecho de que Él está delante del trono y listo a
actuar como un Juez justo. Los 7 cuernos demuestran el poder perfecto. Un cuerno habla de
poder. Usted puede ver lo que dice allá el capítulo 7 de Daniel versículo 8, y tendrá una
confirmación de esto.
7
Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. (Ap.
5:7)
8
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos
se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso,
que son las oraciones de los santos; (Ap. 5:8)
Note usted que dice: Y cuando hubo tomado el libro. Eso es en tiempo pasado. Este es un
gran movimiento de toda la creación, y ahora Él está en control.
Notemos aquí la adoración del Cordero de parte de los cuatro seres vivientes, y de los 24
ancianos. Las arpas aquí demuestran alabanza. Los ancianos no tocan el arpa. Esto es nada más
una señal de alabanza a Dios. Me agrada haber descubierto que no voy a tener que ser un ángel,
y que no voy a tener que tocar el arpa. Esto no me llama la atención a mí. Ahora, si usted quiere
Ahora, los 24 ancianos actúan aquí como sacerdotes. Y sólo la iglesia es un sacerdocio de
creyentes en el cielo. El Dr. Carl Armerding nos da un pensamiento muy llamativo, él dice: “La
oración de Cristo por los creyentes es contestada en los ancianos, que ellos puedan conocerle y
aquí están, delante de Su presencia, para que puedan estar con Él. Ellos están allí con Él para
poder contemplar Su gloria en el cielo”.
Ahora, aquí se habla de copas de oro, llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.
Sucede que allí está la iglesia. Ellos son el sacerdocio. Y luego, continuamos leyendo los
versículos 9 y 10 de este capítulo 5 de Apocalipsis:
9
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus
sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo
10
linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y
sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. (Ap. 5:9-10)
Estos versículos indican que los seres vivientes y los ancianos cantaban este cántico. Las
huestes angelicales se unían a la iglesia en la alabanza, y aquí tenemos que cantaban. Esto
demuestra una continuación de la alabanza. La alabanza es dirigida al Cordero con el libro. Él
es alabado como el Redentor de los hombres de todo linaje y de todo tiempo. Esta es la primera
vez en que nosotros le podemos ver. Nunca le hemos podido ver, pero vamos a formar parte de
ese coro, amigo oyente, y allí cantaremos alabanzas a Él.
Ahora, este cántico nuevo es un cántico de redención. El cántico viejo era un cántico de
creación. Allá en el libro de Job, los hijos de Dios cantaban, y ellos estaban cantando porque
Dios era el Creador. Ellos, en realidad, no sabían nada en cuanto al amor de Dios en aquel
entonces. Pero ahora podemos cantar en cuanto a este amor. Tenemos un Salvador que nos ama,
el cual se entregó a Sí mismo por nosotros. Ahora, la palabra “digno”, demuestra que Él ahora
llena todo el horizonte de alabanza y de adoración, y eso es lo que es la adoración. Es un
Ahora, el cambio del pronombre “nosotros” a “ellos” es importante. Ellos están alabando al
Cordero por aquellos que aun van a ser salvos en la tierra, los santos en la Tribulación. Ahora,
aquí se habla de reyes y sacerdotes y esto se refiere a los santos. La iglesia no reinará en el cielo,
sino sobre la tierra. En el versículo 11 de este capítulo 5 de Apocalipsis, vemos que millones de
ángeles se unen a este cántico. Leamos los versículos 11 y el 12 también:
11
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de
12
los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. (Ap. 5:11-12)
Todo le pertenece a Él. Juan dice: Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono.
Y la cantidad de ángeles es fantástica. Creemos que probablemente no se puede encontrar el
número exacto, porque no se puede contar, y eso es lo que Él quiere decir aquí. Juan dice que él
vio gran cantidad de ángeles alrededor de los ancianos. Pensaba que era algo fantástico, y
estaban cantando. Y de pronto, él miró más allá y se encontró con una gran multitud. Ni
siquiera los podía contar. Nadie podía contar. Una computadora no los podía contar. Estas eran
las inteligencias creadas de Dios, alabándole. Y ahora, tenemos la adoración universal del
Salvador y Soberano del universo. Leamos los versículos 13 y 14:
13
Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el
mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al
Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
Toda criatura de Dios se une en este acto de adoración universal en el cielo y en la tierra,
hasta los animales de la tierra. Los peces del mar, todos se unen en este volumen de alabanza.
Y las criaturas vivientes agregan su amén a todo esto. La iglesia aquí se inclina, se postra en
una adoración y alabanza silenciosa.
Creemos, amigo oyente, que una forma apropiada de concluir nuestro programa hoy sería
cantando ese gran coro de aleluya, pero no podemos cantarlo y no lo tenemos ante nosotros. Pero
creemos que al llegar al fin de esta escena tan destacada en los cielos, vemos que toda la alabanza
y el honor y la adoración deben ir al Señor Jesucristo. Si usted no está acostumbrado a alabarle y
adorarle, ¿por qué no comienza ahora mismo?, porque la próxima oportunidad entramos a la
sección que se conoce como el período de la Gran Tribulación, cuando veremos que se abren los
siete sellos del libro. Amigo oyente, tenemos un cuadro tremendo ante nosotros. Será entonces,
hasta nuestro próximo programa, es nuestra oración ¡que Dios le bendiga abundantemente!