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"1.7 Experimentos Cruciales".: Instituto Tecnológico de Pabellón de Arteaga

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Instituto Tecnológico de Pabellón de

Arteaga.

Ingeniería en gestión empresarial


GA1
“1.7 Experimentos cruciales”.

12 de Noviembre del 2020


“no puedo creer ni por un solo instante
que Dios haya decidido jugar a los dados con el universo”
Albert Einstein

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En la antigüedad, la mayoría de las civilaziones trataron de buscar explicaciones de como fucionaba su entorno.
Sus interpretaciones fueron de carácter más filosofico que fisico. Se basaba en certezas, en el racionalismo y el
empirismo. Contemplaba un universo mecánico y predictible. Se regía por el determinismo. Esta tarea de
investigación comenzó con los filósofos griegos como Demócrito, Eratóstenes, Aristarco, Epicuro o Aristóteles, y
fue continuada después por científicos como Galileo Galilei, Isaac Newton, William Rowan Hamilton, James Clerk
Maxwell, Albert Einstein, Niels Bohr, Werner Heisenberg, Paul Dirac y Richard Feynman.
Algunos de los experimentos cruciales de la fisica clásica son:

Galileo demuestra que todos los objetos caen a la misma velocidad (1589)
Aristóteles, había postulado que los objetos caen a distinta velocidad según su peso: cuanto más pesados, más
rápida la caída. Uno de los experimentos más famosos de Galileo demostró que Aristóteles estaba equivocado:
se subió a la torre de Pisa y lanzó desde lo alto varias bolas de distinto peso, que llegaron al suelo al mismo
tiempo. Galileo postuló que si una pluma tarda más en cae que una piedra no tiene que ver con su peso, sino
con la resistencia que ejerce el aire en su camino hacia el suelo.

Newton divide la luz blanca en sus siete colores (1672)


Newton hizo pasar la luz que entraba por su ventana a través de un trozo de cristal con forma triangular, o un
prisma. El resultado fue la aparición de un espectro de siete colores, que se correspondían con los colores del
arco iris. Así demostró que cuando la luz blanca pasa a través de un cristal, ésta se descompone en luz de
distintos colores según sus longitudes de onda.

Henry Cavendish pesa la Tierra (1798)


Para hacerlo, construyó su propio experimento, una balanza con un brazo horizontal de madera de casi 2 metros
de longitud, de cuyos extremos cogaban dos esferas de plomo de la misma masa. La vara estaba suspendida
por una larga cuerda. Cerca de las esferas, dispuso otras dos esferas de plomo de 175 kg cada una, cuya acción
gravitatoria debía atraer las masas de la balanza, produciendo un pequeño giro. La atracción mutua de las
esferas grandes y las pequeñas hacía que el brazo de madera girase, retorciendo a su vez el alambre que lo
sostenía. Cuando el alambre alcanzaba un ángulo en el que la fuerza de torsión equilibraba la fuerza de
atracción de las esferas, el brazo dejada de girar. Midiendo ese ángulo, y conociendo la fuerza de torsión del
alambre para un ángulo dado, Cavendish pudo determinar la fuerza de atracción entre los dos pares de masas.
Puesto que la fuerza gravitacional de la Tierra sobre cada bola pequeña podía medirse pesándolas, la relación
entre ambas permitió calcular la densidad de la Tierra gracias a la ley de la gravitación universal de Newton.

James Prescott Joule demuestra el principio de conservación de la energía (1840)


La ley de conservación de la energía es una ley básica de la física que dice que cualquier cosa que ocurre
necesita la energía que requiere hacerla: situó un gran contenedor lleno de agua, con una hélice en su interior.
La élice estaba conectada a un eje que salía del contenedor y entorno al cual se había enrollado una cuerda

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muchas veces. La cuerda corría por una polea y tenía atada una pesa en su otro extremo. Al soltar la pesa, ésta
tiraba de la cuerda que a su vez hacía girar el eje y con ello la hélice del contenedor, calentando con ello el agua.
Joule liberó la pesa unas 20 veces, de forma que el agua se calentase lo suficiente para medir el aumento de la
temperatura. Una vez hechas las mediciones, Joule demostró que la cantidad de energía potencial perdida al
soltar la pesa era exactamente la misma cantidad de calor generado en el agua.

Hippolyte Fizeau mide la velocidad de la luz (1851)


Lanzó un rayo de luz hacia un espejo, que lo desvió haciéndolo pasar por entre los dientes de una rueda dentada
que giraba cientos de veces por segundo. Fizeau colocó un espejo a unos 8,5 kilómetros de su aparato, de forma
que la luz viajase hasta él y volviese hasta el telescopio por el que miraba. Él sabía lo lejos que había viajado la
luz, así que solo tenía que medir cuánto tardaba en hacerlo. La rueda dentada era su reloj: sabiendo cuántos
dientes tenía y a qué velocidad giraba, podría ajustar esa velocidad hasta bloquear la luz del espejo más lejano.
Así, sabía que la luz solo había viajado una vez desde la lámpara hasta el espejo y de vuelta hasta él, y todo lo
que tenía que hacer era dividir la distancia entre el tiempo que había tardado para calcular la velocidad de la luz.
El resultado que obtuvo fue un 5% más alto de lo que conocemos hoy.

Robert Millikan mide la carga del electrón (1909)


Roció gotas de aceite entre dos placas eléctricamente cargadas que estaban suspendidas horizontalmente, una
debajo de la otra. Después de aplicar sobre ellas una carga eléctrica, descubrió que podía moverlas arriba y
abajo al ajustar el voltaje de las placas, y midiendo la velocidad de su movimiento, podía calcular la carga que
tenían. El experimento funcionaba de la siguiente forma: las gotas de aceite, al tener masa como cualquier otro
objeto, eran atraídas hacia abajo por la fuerza de la gravedad hasta alcanzar su velocidad terminal, que Millilan
podía medir. Después les aplicó carga negativa, de forma que pudiese detener su caía aplicando un voltaje
negativo a la placa de arriba, o, en otras palabras, conseguir que su peso fuese compensado con una fuerza de
atracción eléctrica que tirase de ellas hacia arriba. Con la corriente activada, descubrió que algunas gotas
comenzaban a caer más despacio, otras se detenían y algunas incluso comenzaban a ascender. Entendió que
las gotas debían portar varias únidades de carga eléctrica (varios electrones) y que eso afectaba a la cómo de
rápido caían o se elevaban al activar la corriente. Al medir su velocidad terminal con la corriente activada, y
comparándola con la velocidad terminal sin corriente, pudo calcular la unidad básica de carga eléctrica, conocida
ahora como la carga del electrón, con una precisión admirable. Por este trabajo ganó un Nobel en 1923.
Para entonces llegó Einstein a revolucionar el estudio de la fisica tomando base de las viejas metodologías;
recursos como el rigor metodológico, la erudición,la exhaustividad, la validación de las fuentes, la probidad, la
argumentación, la reflexión y la explicación;
Para encontrar la solución exacta de las ecuaciones de la cosmología relativista que utilizó, Einstein (1879-1955)
se guio por consideraciones físicas. Otros matemáticos o físicos con especiales sensibilidades y habilidades
matemáticas, no siguieron semejante senda, hallando muy pronto nuevas soluciones exactas –que
implícitamente representaban otros modelos de universo– recurriendo únicamente a técnicas matemáticas para

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tratar las complejas (un sistema de diez ecuaciones no lineales en derivadas parciales) ecuaciones de la
cosmología relativista.

La teoría de la relatividad
Obligó a modificar radicalmente las ideas y definiciones –vigentes desde que Isaac Newton (1642-1727),
explicaba la gravedad a costa de convertir el espacio –mejor dicho, el cuatridimensional espacio-tiempo– en
curvo y con una geometría variable Inmediatamente se comprobó que con la nueva teoría einsteiniana era
posible comprender mejor que con la gravitación universal newtoniana los fenómenos perceptibles en el Sistema
Solar (se resolvió, por ejemplo, una centenaria anomalía en el movimiento del perihelio de Mercurio). Nació así
una visión del Universo que en la actualidad forma parte de la cultura más básica.

Física cuántica
Aunque no es rigurosamente exacto, hay sobrados argumentos para considerar que el punto de partida de esta
revolución tuvo lugar en 1900, cuando mientras estudiaba la distribución de energía en la radiación de un cuerpo
negro, el físico alemán Max Planck (1858-1947) introdujo la ecuación E=h•? donde E es, como en el caso de
expresión relativista, la energía, h una constante universal (denominada posteriormente «constante de Planck») y
? la frecuencia de la radiación involucrada (Planck 1900).
Durante un cuarto de siglo, los físicos pugnaron por dar sentido a los fenómenos cuánticos, entre los que
terminaron integrándose también la radiactividad, la espectroscopia y la física atómica.

La gravitación
la segunda mitad del siglo xx fue una época en la que la tecnología experimentó un desarrollo gigantesco,
mucho mayor que en el pasado, y esto repercutió muy positivamente en el avance de la ciencia, en general, y de
la astrofísica y cosmología en particular. En lo relativo a los problemas que afectaron a la cosmología del estado
estable, tales dificultades nacieron del desarrollo de la radioastronomía, una disciplina que había dado sus
primeros pasos en la década de 1930, gracias a los trabajos de Karl Jansky (1905-1950), un ingeniero eléctrico
que trabajaba para los laboratorios Bell.

Agujeros negros
Estos objetos pertenecen, al dominio teórico de la teoría de la relatividad general, aunque sus equivalentes
newtonianos habían sido propuestos ya con anterioridad. No sabemos, en consecuencia, muy bien qué son
estos misteriosos y atractivos objetos. De hecho, ¿existen realmente? La respuesta es que sí. Cada vez hay
mayores evidencias en favor de su existencia En la actualidad se acepta generalmente que existen agujeros
negros supermasivos en el centro de aquellas galaxias (aproximadamente el 1% del total de galaxias del
Universo) cuyo núcleo es más luminoso que el resto de toda la galaxia. De manera indirecta se han determinado
las masas de esos super agujeros negros en más de doscientos casos, pero sólo en unos pocos de manera
directa; uno de ellos está en la propia Vía Láctea

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Conclusión
Actualmente los nuevos descubrimientos van a la par del desarrollo de nuevas tecnologías que permitan recabar
información más precisa. A lo largo de la historia esto se ha logrado en base a diferentes circunstancias, desde
construcciones caseras, hasta la utilización de máquinas utilizadas en la industria. Las guerras frías, las guerras
mundiales también supusieron una fuerte inversión en el desarrollo de tecnología.
Hoy en día la disposición de tecnología avanzada es cada vez más accesible, y ello lo encontramos día a día en
la comodidad que se ha desarrollado para hacer más fáciles nuestras tareas diarias, hasta la continua
investigación principalmente en el espacio.

Bibliografía
Alma Silvia Díaz Escoto. (2011). Física e historiografía: retos y perspectivas para el siglo xxi. Consultado el 10
noviembre 2020, de Ciencia Ergo Sum Sitio web: https://www.redalyc.org/pdf/104/10418753009.pdf

Sánchez Ron, J. M. (2008) "El mundo después de la revolución: la física de la segunda mitad del siglo XX", en
Fronteras del conocimiento, , Consultado el 10 noviembre 2020 en Madrid, BBVA. Sitio web:
https://www.bbvaopenmind.com/articulos/el-mundo-despues-de-la-revolucion-la-fisica-de-la-segunda-mitad-del-
siglo-xx/

R. Pérez. (2015). Los diez experimentos de la física que cambiaron la historia Consultado el 10 noviembre 2020,
de El Confidencial Sitio web: https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2015-08-09/los-diez-experimentos-fisicos-
que-cambiaron-el-mundo_956989/

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