Virginidad de Maria
Virginidad de Maria
Virginidad de Maria
LA VIRGINIDAD DE MARÍA
UN RETO PARA EL HOMBRE DEL NUEVO MILENIO
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN................................................................................................................ 6
4.2. SEMEJANZA...........................................................................................................................24
5.3. SEMEJANZAS.........................................................................................................................34
5.5. LA FE DE LA IGLESIA...........................................................................................................35
6.2. LA FE DE LA IGLESIA...........................................................................................................42
7. APLICACIÓN PASTORAL.............................................................................................45
7.2. LA CASTIDAD........................................................................................................................48
7.3. EL CELIBATO.........................................................................................................................49
CONCLUSIONES..............................................................................................................56
BIBLIOGRAFIA.................................................................................................................60
5
LA VIRGINIDAD DE MARÍA UN RETO PARA EL HOMBRE DEL NUEVO MILENIO
Diácono Marco Aníbal Alvarez Pinto
OBJETIVOS
ESPECÍFICOS:
Fundamentar Bíblicamente el Dogma de La Virginidad de María.
Ver algunos de los aportes que se han hecho a lo largo de la historia de la
Iglesia sobre la Virginidad de "La siempre Virgen María".
Recoger alagunos de los elementos teológicos del Dogma Mariano de La
Virginidad.
Presentar los tres momentos de la Virginidad de María Virgen
Elaborar una reflexión en torno a los temas de la virginidad, la castidad y el
celibato y ofrecer algunos medios para conservarlos.
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LA VIRGINIDAD DE MARÍA UN RETO PARA EL HOMBRE DEL NUEVO MILENIO
Diácono Marco Aníbal Alvarez Pinto
INTRODUCCIÓN
María no sólo es una virgen, sino que es – como confiesa expresamente el credo
de Niceno constantinopolitano en el año 381 - la ”virgen” tal como aparece en la
siguiente afirmación:
“Creemos... en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios unigénito... , que por nosotros
los hombres y por nuestra salvación bajó y se encarnó , es decir, fue perfectamente
engendrado de Santa María “siempre Virgen” por obra del Espíritu Santo..." 1 y he aquí
que la condicion virginal de María aparece entonces no como parte de un momento de
su vida sino como la característica primordial de toda su historia y por eso la fe de la
Iglesia ha sentido la necesidad de confesarla como la “siempre virgen” 2.
María es, pues, la inventora de la virginidad voluntaria. Ella la descubrió por amor
como un don exclusivo y total a Dios. Ella es en este sentido la pionera ya que
como el mismo evangelio lo afirma: Ella no conocía varón (Lc. 1,34). Su cuerpo
permanecía intacto y lo conservaba así por amor a Dios.
María es la virgen. Este es el reconocimiento que la fe cristiana hace desde sus
orígenes, que estan atestiguados en la Palabra normativa y fontal del Nuevo
Testamento y que nosotros queremos invesigar aquí, partiendo del relato pascual
de los orígenes y esforzándonos por alcanzar en la medida de lo posible los
niveles de profundidad de este misterio presentes en él respecto a Dios, respecto
a la Iglesia y respecto a la condición humana pues su virginidad es ante todo fe
pura que habrá de inspirarle un don total a Dios, incluido su cuerpo. Este don no
es esterilidad, sino principio de una fecundidad nueva: El céntuplo Evangélico que
la convierte en Madre de Dios y madre de los hombres, sus hermanos, según el
legado de Cristo en el Calvario: “ Aquí tienes a tu madre” (Jn 19,25-29).
María es un ejemplo. Su elección exclusiva la ha hecho Madre al Céntuplo, y nos
enseña a todos los cristianos, casados y célibes – sean célibes voluntarios o a
pesar suyo-, la fe que inspira y hace fructífero cualquier estado de vida
Intentemos pues, acoger su propuesta de amor y tratemos de averiguar y de ver
(tal como lo planteamos en el ùltimo capítulo), si existen algunos medios que nos
ayuden a vivir vírgenes, castos, Y/o célibes según la condición que hayamos
asumido para sí.
1
CONCILIO Constantinopolitano II (553), en Dz 150
2
Ibídem. Dz. 422, 503
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DE LA VIRGINIDAD DE MARÍA
Aunque no existe en la sagrada Escritura ningún texto explícito sobre esta verdad
dogmática sobre el tema de la virginidad de María, en la Bula definitoria del dogma
de la Inmaculada encontramos varios pasajes bíblicos aducidos por el Papa Pío IX
que pueden servirnos como principios orientadores de esta reflexión.
En la perícopa de Gen. 3, 15. el autor parece acercarse al tema de "la siempre
virgen María" al elaborar el paralelismo entre la enemistad de la mujer con el
diablo y la enemistad del descendiente de la mujer – el Mesías- con la serpiente.
Enemistad que es total, absoluta y radical y que se cumple en María porque ella
nunca ha estado sujeta a la ley del pecado: Ha sido concebida sin pecado original.
También en Isaías encontramos una profecía, hecha 754 años antes del
nacimiento de Cristo que nos anuncia: “He aquí que la Virgen concebirá y dará a
luz un hijo a quien pondrá por nombre Emmanuel”.
Is. 7, 14: "...11. Volvió Yahvé a hablar a Ajáz diciendo: Pide para ti una señal de Yahvé tu Dios en lo
profundo del sheol o en lo más alto. 12. Dijo Ajáz: No la pediré, no tentaré a Yahvé. 13. Dijo Isaías:
Oíd pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios?
14. Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que la doncella está encinta y va a
dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel".
Las Palabras Concebirá y dará a luz, ambas se refieren al sustantivo Virgen con el
mismo sentido de presencialidad. Para muchos teólogos en este versículo se
afirma tanto la concepción, como el parto Virginal.
Dice san JUSTINO, en su apología: "Oid de qué modo predijo Isaías con palabras
precisas, que Jesús había de nacer de una virgen. Así habló: he aquí que una
virgen... Las cosas que eran increíbles y que a los hombres parecían imposibles,
Dios las predijo como futuras, para que cuando sucedieran no se les negara fe,
sino que se creyeran por haber sido predichas".
No olvidemos, sin embargo, un dato interesante al respecto. En el Antiguo
Testamento la virginidad no se veía como un valor, sino que incluso se
consideraba una maldición. Sin embargo, los profetas utilizan la imagen de la
“virgen Israel” en el contexto de la alianza (Jr. 18,13,31,4.21; Am 5,1-6): La idea es
que Israel pierde su virginidad cuando se aparta de la fidelidad del Señor, único
esposos de su pueblo (Os. 2). La presentación de María como virgen en los
relatos de la infancia manifiesta por tanto su condición ante la iniciativa divina,
evocando sobre el trasfondo veterotestamentario su fe de mujer hebrea, fiel al
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pacto establecido entre Dios y la casa de Israel. Además, el título de virgen está
cargado de un valor mesiánico en el uso que de él hace Mateo 1,23 en referencia
a Isaías 7,14: “he aquí que la virgen concebirá y dará a luz a un hijo que será
llamado Emmanuel “. Desde este punto de vista María, y por consiguiente, la
virginidad en el momento de la anunciación es, ante todo y de hecho, la
constatación de un dato: La condición de una mujer joven, que todavía no ha
conocido varón. Pero se sitúa además en un clima religioso de espera mesiánica,
de espiritualidad de la alianza, aunque resulte problemático reconocer en las
palabras dirigidas al ángel – “¡cómo será esto, si yo no tengo relaciones con
ningún hombre! (Lc1,34) - la expresión de un “voto de virginidad” que agrade a su
señor como en antiguos tiempos.
3
Cf. Lc 1, 34
4
Según Levítico 12, 2.5; 18, 19
5
María Madre del Redentor, Eunsa Pág 216
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2. DESARROLLO HISTÓRICO DE LA
VIRGINIDAD DE MARÍA
Enuncio de una manera muy general lo que de este asunto se dice a lo largo de la
historia. No quiere decir con ello que no hayan otras apreciaciones igualmente
válidas o incluso más importantes. Al final de este mismo numeral recojo lo que
han dicho los Concilios y algunos de los Papas que en la primera parte no
menciono.
7
Tomado de "La Madre de Dios y de los hombres", libro VI, Cap. III
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Dios sin conocer varón cubierta con la sombra del Espíritu, y en el nacimiento,
cuando la Madre de Dios, llena de gozo presento a los pastores y a los magos a
su hijo primogénito, que lejos de menoscabar, consagró su integridad virginal” 10
También el Papa JUAN PABLO II con ocasión del XVI centenario del concilio de
Capua donde el PAPA SIRICIO condena a BONOSO por negar la Virginidad
Perpetua de María, diciendo: “Ella dio a luz verdaderamente y de forma original,
por lo cual después de su parto permaneció Virgen; virgen, también por lo que
atañe a la Virginidad de la Carne”.
10
Lumen Gentium 63
11
DENZINGER, Enchiridion, (Dz). No 144
12
Ibídem, No 993
13
Ibídem No 91
17
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biológico” sino que es tan solo una “leyenda etiológica”, un “símbolo preñante” del
giro realizado por Dios en Jesucristo” 17, “es contradecir a la economía de la
revelación, hecha de acontecimientos y de palabras íntimamente vinculados entre
sí”18. El hecho biológico de la concepción virginal.. No puede separarse jamás del
sentido profundo escondido en él. Se trata justamente del hecho inaudito y único
de que una mujer haya sido madre permaneciendo virgen, y al mismo tiempo de
su significado religioso en la revelación cristiana… Toda la obra de la salvación es
una intervención de Dios en la historia por medio de hechos concretos. Pero la
revelación del plan de salvación querido por Dios se encuentra precisamente
escondida en esos hechos y no puede separarse de ellos.
17
H. Küng. Ser cristiano. Madrid 1977. 587
18
Constitución Dei Verbum 2. En documentos del Concilio Vaticano II. Madrid 1980
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que ha de iluminar a todo hombre. También la Iglesia está cubierta por la sombra
del Espíritu, que aletea sobre las aguas de la fuente bautismal; también ella es
templo de Dios, la morada santa, habitada por la presencia del Eterno: Como la
Virgen María, también la Iglesia virgen goza bajo la mirada de su Señor y,
reconociéndose pobre, canta su magníficat, celebrando con las mismas palabras
de la virgen las maravillas e Dios con ella. La pobreza virginal de la Iglesia es el
vacío colmado de la riqueza de la divina presencia, el ambiente en que el
Omnipotente realiza sus hazañas, prometidas en María. En la escuela de la
virgen la Iglesia aprende el amor al silencio interior, la escucha profunda en donde
la palabra viene a plantar su tienda entre los hombres.
“La gran mujer no es solamente la gloriosa, sino también la que sigue siendo aún
terrena, la que engendra con dolor, la que clama, la perseguida por el dragón, la
que huye al desierto, la que buscando amparo mira a su Hijo arrebatado al trono
de Dios. Todo esto ciertamente se lleva a cabo primero en el destino de la Iglesia
que sufre en la tierra, pero también estuvo prefigurado en el destino terreno de la
madre de Dios… Así como la luna, astro nocturno, solamente es iluminada por la
luz del sol, así como se transforma y mengua, así como va desapareciendo a
medida que se acerca el sol, así sucede con el destino de la Iglesia no
transfigurada22”.
Lo mismo que la virgen María, también la virgen Iglesia canta su magníficat,
porque ha escuchado la Palabra de Dios. (LC 1,26-33), la ha acogido (Lc 1,34-
38), permanece en ella (Lc 2,19.51), la proclama (Lc 1,39-45) y la pone en
práctica (Lc 11,28). “Criatura verbi” es la Virgen María, “Criatura Verbi” es la
virgen Iglesia en la experiencia común y vivificante de la presencia de Dios, que
cambia el mundo y la vida. Pidamos a Dios que nos conceda la correcta
inteligencia de este magníficat, que no nos contentemos con iluminar y hablar,
sino que inflame y viva en el cuerpo y en el alma. ¡Que Cristo, pues, nos lo
conceda por la intercesión y la voluntad de su querida madre María!.
22
H. Rahner, María y la Iglesia. P. 121-122
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Aquí se trata de una virginidad ante todo FÍSICA, CORPORAL: integridad virginal
= María tuvo un esposo; María tuvo un Hijo; pero lo concibió SIN INTERVENCIÓN
DE VARÓN... Porque Jesucristo no fue concebido como los demás hombres .
"En las entrañas de la virgen María formó el Espíritu Santo de la Purísima sangre de esta señora un
cuerpo perfectísimo; crió de la nada un alma y la unió a aquel cuerpo, y en el mismo instante a este
cuerpo y alma se unió el Hijo de Dios, y de esta suerte el que antes era sólo Dios, sin dejar de ser
Dios, quedó hecho hombre" 23
23
Catecismo Astete.
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4.2. SEMEJANZA
Así como el sol envía sus rayos al espejo y reflejando éstos en el espejo, se
enciende el fuego, sin daño del espejo, así el Espíritu santo envió el rayo de su
sombra y de su gracia a la Virgen María, como a espejo de pureza, y por este
rayo, mediante el espejo de María , encendió la luz del mundo, esto es, a Cristo;
pero de tal manera, que el espejo, o la Virginidad de María, quedó enteramente
ilesa y sin daño alguno.
Aquí se tiene una explicación de lo raro que se ha dicho antes sobre la generación
de Jesús: se ha venido diciendo que fulano de tal, EL VARON, ENGENDRÓ A
FULANO (Mt. 1,2-15), y en el v. 16 se afirma que Jacob “engendró a José, el
esposo de María, DE LA QUE FUE ENGENDRADO Jesús, el llamado Cristo”.
Esto, tan raro en comparación de los versículos anteriores, se explica desde el v.
18 hasta el 25 Expliquemos un poco:
DESPOSADA: Estar desposada, prometida. En Palestina la costumbre era que el
joven se presentaba ante el padre de la joven para hacer una propuesta formal de
matrimonio; una vez que se llegaba al acuerdo, tenía lugar los DESPOSORIOS; a
partir de éstos, la joven permanecía bajo la autoridad de su padre, normalmente
un año. Luego tenía lugar la trasferencia de la novia a la casa del novio. Desde los
desposorios la novia era considerada como mujer del novio, el cual tenía ciertos
derechos sobre ella; si la desposada se entregaba a otro hombre, debía ser
tratada como mujer casada adúltera.
“ANTES DE JUNTARSE ELLOS”: Para algunos juntarse “significaría” “tener
relaciones sexuales”; pero la mayoría entiende “vivir definitivamente juntos”; es
decir, que José y María estaban todavía en el período de los desposorios: aún la
Virgen no había sido llevada por José a su casa para vivir definitivamente con él.
“SE ENCONTRÓ QUE ESTABA ENCINTA EN SU VIENTRE DEL ESPÍRITU
SANTO”: Textualmente = “fue encontrado tener en vientre de Espíritu Santo”. No
se mienta expresamente la palabra “hijo”; no se dice, v. gr.: “resultó que esperaba
un hijo de Espíritu Santo”, porque equívocamente podría pensarse que tal hijo era
del Espíritu Santo, es decir, que Este habría sido el padre del niño; pero por
ninguna parte se insinúa, ni en Mt ni en Lc, que el Espíritu Santo hubiera sido
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como el elemento masculino que hubiera suplido el papel del marido para poder
María concebir: “Espíritu Santo” no es masculino en griego (sino neutro) ni en
hebreo (sino femenino); la acción del Espíritu Santo aquí no es sexual sino
creativa. Las palabras “de Espíritu Santo” las habría puesto aquí anticipadamente
Mt para que los lectores no tuvieran ni siquiera por un momento la sospecha que
parecía tener San José: para que no se imaginaran que el embarazo de María se
debía a relaciones sexuales con algún varón.
24
En la tradición recogida por Mt “JUSTO” probablemente significaba observante de la ley.
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4.5.2. HARNACH: En él, esta corriente del miticismo alcanza su máxima cumbre.
Su tesis se resume con estas palabras: “El Concepto del Espíritu Santo no es
una confesión primitiva, sino un derivado de la idea Cristólogica Hijo de Dios y
tiene dos o tres etapas. La primera la marca Rom 1, 14: Jesús vino a ser Hijo
28
Kniazeff. LA MADRE DE NUESTRO DIOS. Pág 95.
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29
Catecismo Iglesia Católica n. 502
30
Müller G.L., Nacimiento Virginal de María: Intepretación Teológica, Pág. 66
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superaba todo pensamiento y toda capacidad del hombre” Lo que el Espíritu
opera en la anunciación es:
1. Una prolongación armónica de lo que realiza en el seno de la Trinidad.
2. Es como el principio ejemplar de lo que hace en la Iglesia por la misión, que
comienza en Pentecostés.
3. En el ámbito de la trascendencia Divina: El espíritu es el vínculo de unión en el
interior de la Trinidad.
4. Y en el momento de la encarnación lleva acabo la unión de la humanidad con
la Divinidad en el seno de la Virgen.
5. La Iglesia hoy establece la unión entre los cristianos y Cristo.
6. Hacer de María el lugar privilegiado de elección, por lo que se convierte:
En el tipo de toda la Iglesia en unión vital con Cristo.
En el templo viviente del Espíritu Santo.
En su icono.
En la testigo de la realidad más profunda y vital del ser de la Iglesia.
4.5.3.4. Sentido de Liberación y Salvación: La humanidad esclavizada por el
pecado, no puede salvarse por sí misma. Será el Espíritu no el poder humano,
quien nos libere, quien nos conceda al Salvador. La ausencia del amor humano
en la concepción, ratifica que el hijo de María, el Salvador de los hombres, viene
de Dios, porque a través de ella aparece más claramente no sólo que Dios es el
único autor de la salvación, sino que es el único que puede salvarnos.
4.5.3.5. Sentido Eclesiológico: Aunque la concepción virginal sea un acto de
continuidad de la Historia de la Salvación de Dios a los hombres es un acto que
tiene carácter de novedad, pues la concepción es signo de que Dios ha realizado
un acto nuevo, una señal de que el Reino de Dios irrumpe en el mundo. La
verdadera maternidad de la Madre de Dios coloca a Cristo en la línea de las
generaciones humanas. Pero su concepción virginal indica una ruptura con
relación a ellas, una novedad superadora. Es también signo de la novedad que
representa el nacimiento propio del Cristiano, de modo que pertenece y es
paradigma de este orden nuevo, del hombre nuevo. Por eso la maternidad virginal
de María se abre al significado Eclesiológico: Como María; la Iglesia es también la
Madre Virgen, que da también nuevos hijo en Cristo no de la carne ni de la sangre.
"Jesús, nuevo Adán, inaugura por su concepción virginal el nuevo nacimiento de
los hijos de adopción en el Espíritu Santo por la fe. La acogida de esta vida es
virginal porque toda ellas es dada al hombre por el Espíritu. El sentido esponsal
31
Juan Pablo II, Dominum et Vivicantem
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O VIRGINIDAD EN EL PARTO
32
Catecismo de La Iglesia Católica n. 505.
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33
Palabras que SAN GREGORIO TAUMATURGO, en su sermón "In sancta Theophanía", Le dice al Señor.
34
San Agustín, en su Enchiridium, Cap XXXIV.
35
San Idelfonzo De Toledo. Palabras que dirige al hereje ELVIDIO.
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5.3. SEMEJANZAS
Dice san ATANASIO: "Como una casa cerrada por todos lados y que tiene hacia el
oriente un ventanillo de cristal puro y limpio, saliendo el sol y penetrando sus rayos
el cristal, se ilumina toda, y, atravesando el cristal por los rayos, no se rompe, sino
que permanece ileso, así también a la Virgen María, tan casta, el Hijo de Dios,
como rayo divino que desciende del Padre, Sol de Justicia, la ilumina toda y entra
en ella y sale sin manchar en lo más mínimo su virginidad"
San BERNARDO , en la homilía II de las excelencias de la virgen Madre, trae
otras semejanzas de la sagrada Escritura, que no vamos a repetir aquí, pero
fijémonos en estas dos:
"1. Qué significa el vellocino de Gedeón, que he quitado de la carne, pero sin herida de la carne, es
puesto en la era, y ahora la lana, después la misma era es humedecida con el rocío, sino aquella
carne tomada de la carne de la Virgen sin detrimento de su virginidad?. En la cual verdaderamente,
destilando los cielos, se infundió toda la plenitud de la divinidad... 2. Se compara María
oportunísimamente a la estrella, porque así como la estrella despide el rayo de su luz sin corrupción
de sí misma; así, sin lesión suya, dio a luz la Virgen a su hijo. Ni el rayo disminuye a la estrella su
claridad, ni el Hijo a la Virgen su integridad"37
Dos razones suelen alegarse en pro de este privilegio: La primera, que siendo
Dios aquel fruto bendito de su vientre, y saliendo al mundo de manera milagrosa,
como el rayo del sol atraviesa el cristal, no podía producir en la carne de su Madre
turbación ni dolor. La segunda, porque habiendo concebido la Virgen sin los
deleites carnales, debía estar excenta del dolor en su alumbramiento. Y si el
nacimiento de Cristo había de ser de tanto gozo para todo el mundo, como el
ángel anunció a los pastores, ¿había de estar la Virgen preocupada con los
dolores del Parto?
Madre en el Parto, lo cual hacía a la mujer impura. En este caso hay que
interpretar este texto afirmando que Jesús nació sin derramamiento de
sangre en el parto, es decir, Virginalmente.
5.4.2 Lucas 1, 35b: "Lo que nacerá Santo, será llamado Hijo de Dios". Pues
bien, en la expresión Nacer santo, indica la pureza del parto, es decir, que
no está sometida a la impureza legal y que, por tanto, es Virginal.
5.5. LA FE DE LA IGLESIA.
El Papa San León Magno, enseña:
“El mismo sempiterno unigénito del Engendrador Sempiterno “nació” por obra del Espíritu Santo y
de María Virgen … Concebido ciertamente por obra del Espíritu Santo entre las entrañas de la
Virgen Madre, la cual de tal manera lo dio a luz salva la virginidad, así como salva la virginidad lo
había concebido. Esa parto singularmente admirable y admirablemente singular no se debe
entender como si por la novedad se hubiera suprimido la propiedad de la naturaleza humana. La
natividad del señor según la carne, aunque tenga ciertas cosas propias por las que trasciende los
comienzos de la condición humana, ya porque EL solo fue concebido y nació sin concupiscencia de
virgen "in violata", ya porque de tal manera fue dado a luz por las entrañas de la madre que la
fecundidad pariera y la virginidad permaneciera, no obstante su carne no fue de otra naturaleza que
la nuestra…”38
Nótese cómo desde San León Magno se volvió bastante común interpretar la
fórmula, “fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen”,
en el sentido de dos verdades distintas, a saber, de la concepción virginal (“fue
concebido por obra del Espíritu Santo”) y del parto virginal (“nació de santa María
Virgen”).
En la L.G. 57 se afirma que Jesucristo al nacer “no disminuyó sino que consagró la
integridad virginal” de su Madre.
El antiguo catecismo de ASTETE traía lo siguiente:
“¿Por qué Jesucristo nació de manera sobrenatural? Rta.: Jesucristo nació de
manera sobrenatural, porque salió del seno de María Santísima sin ningún
perjuicio de su virginidad, a la manera que el rayo del sol pasa por un cristal sin
romperlo ni mancharlo”.
38
Dz. 291-292; 299.
36
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39
SERRA A., VIRGEN P. 210
40
MIGUEL PONCE, María Madre del Redentor y madre de la Iglesia. Pág. 336 - 337.
39
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hijos; y es bueno recordar que entre los que estaban reunidos en oración antes de
Pentecostés se encontraban “los HERMANOS” de Jesús (Act. 1,14).
6.2. LA FE DE LA IGLESIA.
Empecemos esta reflexión con la siguiente cita:
"Se indagan los santos Padres contra aquellos herejes, entre otros ELVIDIO y BONOSO, que se
atrevieron a negar la virginidad de María después del parto. "Es una perfidia renovada por los
judíos". Dice el papa SAN SIRICIO. "Es el más digno de condenación de todos los sacrilegios",
exclama SAN AMBROSIO. "Es un crimen abominable, una blasfemia, un furor ciego y digno de
execración" añade SAN JERONIMO. Y encarándose con ELVIDIO le dice: " Tú, has sido el
profanador de l santuario del Espíritu santo.. . ¿Es que no podría yo oponer contra ti toda la serie de
los ancianos de la Iglesia: a IGNACIO, a POLICARPO, a IRENEO, a JUSTINO el mártir, y a otros
muchos más varones apostólicos renombrados por su Padre?. Y estas palabras de SAN
EPIFANIO: "pues, ¿Quién osó nunca pronunciar el nombre de María sin añadir, cuando se la
pregunta, la apelación de Virgen?" 43.
43
J.B. TERRIEN; La Madre de Dios y de los hombres. Libro VI, cap III.
44
DZ 13; 201-202; 214,218,227; 255,257;344;429;462;735.
45
CONCILIO DE LETRAN DEL 649: “Si alguno no confiesa, con los SS. Padres, propiamente y según
verdad por Madre de Dios a la santa y siempre Virgen María, ya que concibió en los últimos tiempos sin
semen por obra del Espíritu Santo al mismo Dios Verbo y verdaderamente, que antes de todos los siglos nació
de Dios Padre, e incorruptiblemente le engendró, permaneciendo ella, aún después del parto, en su virginidad
indisoluble, sea condenado” (Dz 256)
43
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Ver CIC. nn 496-507; Pp 510.
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7. APLICACIÓN PASTORAL
47
San Pedro Crisólogo, sermón 173 De annuntiatione, Mgne, P. L. T. LII, col. 583
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los cielos Mt 19,12), entonces la virginidad, del cuerpo, de los sentidos y del alma,
adquiere un sentido trascendente y sobrenatural.
De ahí que la integridad corporal tiene que ser fruto y consecuencia de la
virginidad del alma; Ésta es la que da sentido, valor y mérito a la virginidad
corporal, que no resulta entonces una renuncia ni una negación, sino una
afirmación gozosa donde el querer, el dominio, el vencimiento, no lo da la carne, ni
viene del instinto que procede de la voluntad, sobre todo si está unida a la
voluntad del Señor.
No olvidemos, por tanto, que el noble ideal de la virginidad, valorado por cuantos
comprenden del bien de la pureza, lo alcanzan sólo las personas a quienes Dios
da su gracia para triunfar contra la fuerza impetuosa de la carne y del instinto. Ya
es motivo de alabanza por sí mismo el calificativo que acompaña ordinariamente
al nombre de virginidad: exento de corrupción. Este epíteto es señal de la pureza
que en ella se encierra, porque siendo muchos los dones que se siguen de las
obras virtuosas, sólo a la virginidad conviene la expresión de Incorruptible. Mas si
fuere necesario probar con elogios la nobleza de este gran don de Dios, bastaría
la alabanza del divino apóstol que encierra en dos palabras toda posible hipérbole
llamándola santa e inmaculada, 48que se dice propiamente y ante todo de la gloria
de Dios incorruptible ¿Cabe mayor elogio de la virginidad que mostrar cómo por
ella se divinizan en cierto modo los que participan de sus puros misterios hasta el
punto de que se hallan en comunión con la gloria de Dios?. Él es el único
verdaderamente santo e inmaculado. Los demás son familiares suyos por la
pureza e incorrupción.
Si hemos comprendido la excelencia de esta gracia, debemos también considerar
las consecuencias. No es fácil, como alguno podría pensar, llevar perfectamente
una vida de virginidad, pues esta no consiste solamente en la continencia corporal
sino que penetra e inspira con su agudeza mental todo lo que es y parece ser
perfección del alma.
Todos somos conscientes de que son innumerables las desviaciones que nos
llevan al pecado o por lo menos a la tentación de caer y como diría el salmista
“Numerosos son mis perseguidores y adversarios. Innumerables son los que me
hostigan”49, pero hay que tener valor y coraje para enfrentarlas y alejarlas de
nosotros - pues adultera es la ira, adúltera la avaricia, adúltera la envidia, el rencor
la enemistad, la detracción y el odio- 50 y el alma presa de un vicio es
absolutamente incapaz de vivir con el Señor.
¿De qué podría servir a una persona, ostentar serenidad y comunión con sus
hermanos, y por lo mismo, pertenencia y sumisión a Dios si con el transcurrir del
tiempo se ha hecho un esclavo de sus pasiones y sus vicios?. Hay que tener
48
Ef 5,27
49
Sal 119 y 157
50
1 Tim 1,10
47
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51
Jn. 10,10
52
Prov. 3,25
53
Salmo 45,7-8
54
1 Cor 1,30; Rom 14,17; Gál 5,22
48
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7.2. LA CASTIDAD.
Decíamos anteriormente que la castidad regula los apetitos y deleites carnales y
que nunca se pierde sin culpa, y que perdida, puede recuperarse otra vez. Como
quien dice, es el uso adecuado, recto y ordenado de la genitalidad. Todos los
hombres pueden gozar de ella si a su voluntad ponen disciplina y fe. Recordemos
entonces, que conservar la pureza no es atrofiarse. No es un disminuirse. Es
encausar todas las energías hacia fines inmensamente importantes.
El concilio Vaticano recuerda, sin embargo, que la castidad es un carisma, o sea
un regalo enviado por Dios. La castidad no es el resultado de hermosas
meditaciones: Ella es simplemente un don, un regalo que nos trae el Espíritu
Santo. Por eso hay que pedirla mucho. Y no cansarse de pedirla todos los días.
Al deseo insaciable que todos llevamos por dentro debemos añadir, por tanto, el
que Dios infunde en nosotros si queremos ser felices porque aprenderíamos a
hacer violencia allí donde se hace necesario el esfuerzo y la sabiduría y la
inteligencia serían nuestros consejeros para no sufrir jamás daño por ignorancia o
idiotez. Recordemos que “todo el que comete pecado se hace esclavo del
pecado” 55 y es que las desviaciones hacia el vicio, en cualquier forma que fuere,
esclavizan al hombre, lo estigmatizan, llagando su carne con cicatrices y
quemadura por los golpes del capricho. Por eso quienes se propongan vivir el alto
ideal de la castidad deberían conservar la propia dignidad en toda circunstancia y
manifestarse puros en todas las actuaciones de la vida así es como según la
Palabra del Señor, se hace la pesca56, separando los peces buenos y alimenticios,
de los malos y nocivos. Así procede la verdadera templanza: De toda clase de
vida escoge lo más puro y provechoso arrojando de sí lo que no le conviene. Lo
regala a la vida vulgar y mundana, que es mucho más extensa.
La virtud, pues, es ligera, tiende a lo alto. El pecado, en cambio, es pesado,
sentado sobre un platillo de plomo como dice el profeta Zacarías 57.
7.3. EL CELIBATO.
Es la renuncia absoluta a todo acto genital. No exige necesariamente la virginidad
pero si la castidad. Es una opción de vida que se hace por amor a Cristo y a su
Iglesia. En consecuencia es propia de los clérigos y los consagrados. Como todo
valor evangélico, debe ser vivido como una novedad liberadora, como un
testimonio de radicalidad en el seguimiento de Cristo y como signo de la realidad
escatológica. "No todos entenderlo, sino sólo aquellos a los que les ha sido
concedido". Existen, en efecto, eunucos que han nacido así del vientre de sus
madre; otros han sido hecho eunucos por los hombres y también algunos, que se
55
Jn 8,34
56
Mt. 13,47
57
Zac. 5,7
49
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han hecho eunucos por el Reino de los cielos. El que pueda entender que
entienda" 58
"Para vivir con amor y con generosidad el don recibido, es particularmente
importante que el sacerdote entienda desde la formación del seminario la
motivación teológica y espiritual de la disciplina sobre el celibato". 59 "Éste, como
don y carisma particular de Dios, requiere la observancia de la castidad y, por
tanto, de la perfecta y perpetua continencia por el reino de los cielos, para que los
ministros sagrados puedan unirse más fácilmente al servicio de Dios y de los
hombres.60
La carta a los Efesios pone en estrecha relación la oblación de sacerdotal en
Cristo con la santificación de la Iglesia, amada con amor esponsal. Insertado
sacramentalmente en este sacerdocio de amor exclusivo de Cristo por la Iglesia ,
su Esposa Fiel, el presbítero expresa con su compromiso de celibato dicho amor,
que se convierte en caudalosa fuente de eficacia pastoral" 61
"El celibato, por tanto, no es un influjo, que cae desde fuera sobre el ministerio
sacerdotal, ni puede ser considerado simplemente como una institución impuesta
por la ley, porque el que recibe el sacramento del Orden se compromete a ello con
plena conciencia y libertad" 62, después de una preparación que dura varios años,
de una profunda reflexión y oración asidua. Una vez que ha llegado a la firme
convicción de que Cristo le concede este don por el bien de la Iglesia y para el
servicio a los demás, el sacerdote lo asume para toda la vida, reforzando esta
voluntad suya con la promesa que ya ha hecho durante el rito de la Ordenación
diaconal".63
El celibato así entendido, es entrega de sí mismo "en" y "con" Cristo a su Iglesia, y
expresa el servicio del sacerdote a la Iglesia "en" y "con" el Señor. 64 Se
permanecería en una continua inmadurez si el celibato fuese vivido como " un
tributo que se paga al Señor" para acceder a las sagradas órdenes, y no más bien
como un don que se recibe de su misericordia, como elección de libertad y grata
acogida de una particular vocación de amor por Dios y por los hombres. Por tal
motivo la iglesia desde los tiempos apostólicos, ha querido conservar el don de la
continencia perpetua de los clérigos, y ha tendido a escoger los candidatos al
Orden sagrado entre los célibes.65
Como todas los regalos que nos vienen del cielo este es difícil de asumir si desde
el inicio de la vida no se ha ordenado a buscar los bienes del cielo. Luego, hay que
58
Juan Pablo II , carta Enc. Veritatis Splendor (6 agost 1993) 22b-c: AAS 85 (1993). 1151 (Mt. 19,10-12
59
Conc. Vaticano II. Decreto Optatam Totius, 10
60
Concilio Vaticano II. Decreto. Presbiterorum Ordinis, 16
61
Efesios 5,25-27;
62
Concilio Vaticano II. Decreto. Presbiterorum Ordinis, 16 c. C.IC. No 1036,1037.
63
Pontificale Romanum- De Ordinatione Episcopi, presbiterorum et Diaconorum. Cap III. No 228
64
Pastores Dabop Vobis No 29
65
2 Tes. 2,15; 1 Cor 7,5; 1 Tim. 3,2-12; 5,9; Tit. 1,6-8
50
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pedirlo y hay que saberlo llevar. Recordemos lo que san Pablo nos advierte y es
que "nuestro tesoro lo llevamos en vaso muy frágil (2 Cor. 4) y que necesita
cuidadosa protección y defensa.
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8. ALGUNAS AYUDAS
emociones67. Y para ello propone una serie de medios que clasifica como
naturales y sobrenaturales y que nosotros hemos sintetizado así.
El control racional, sereno y maduro de los estímulos eróticos que vienen
como causa del cambio hormonal, de la imaginación, y de la influencia de los
medios de comunicación social o incluso del medio social y cultural en el que
uno se desenvuelve.
Al respecto, Fridja68 anota que los estímulos emocionales se pueden regular
de varias maneras: por ejemplo, aproximándose a ellos e intensificándolos o
evitándolos y disminuyendo su impacto. Algunos ejemplos: Un hombre puede
mirar o dejar de mirar una película; puede fomentar y escuchar determinadas
conversaciones o no fijar en ellas su atención; puede entretener fantasías
eróticas así como puede ocupar su imaginación con otro tipo de imágenes
distractivas, interesantes, agradables” 69. Esta anotación es importante porque
nos recuerda que “no sólo se puede atender selectivamente a ciertos
estímulos, dejando otros en la penumbra de la conciencia, fuera del foco de la
atención, sino que también es posible modificar la apreciación acerca de la
importancia que para uno tiene el estímulo y sobre la propia capacidad para
controlar sus impulsos”70.
El segundo control se refiere no sólo a los estímulos externos que vienen
directamente a través de los sentidos de la vista, del tacto, del oído, etc., sino
muy principalmente se refiere a los estímulos internos, provenientes de los
pensamientos, recuerdos y fantasías de la imaginación . Como vemos este
último punto el control de la imaginación es también de los más importantes
para la madurez sexual.
Un tercer control versa sobre los comportamientos de los individuos y es que
ante una emoción que se despierta espontáneamente, el individuo puede
tomar actitudes muy diversas: disfrutarla voluntariamente y complacerse en
ella (Consentir) o rechazarla con la conciencia tranquila de que “sentir no es
consentir”; actuar de acuerdo con los impulsos (v.g. masturbándose, o
realizando un acto sexual) o bien absteniéndose de tales comportamientos.
Recordemos que la intensidad de muchas emociones se puede atenuar o
intensificar, mediante la acción voluntaria sobre los mismos comportamiento y
que la respuesta comportamental es apta para generar nuevos estímulos,
67
La emoción es : “La tendencia que se experimenta hacia algo intuitivamente apreciado como bueno
(benéfico), o a evitar algo apreciado como malo (nocivo). Esta atracción o aversión va acompañada de un
patrón de cambios fisiológicos organizados para aproximarse o alejarse (del estímulo). El patrón es
diferente para emociones diferentes”. Definición de Arnold, M. En su libro Emotion and personality. New
York: Columbia University press 1960 p 182.
68
Fridja, N, H., The Emotions. Cambridge: Cambridge University press pp. 401-453.
69
Jimenaz Cadena Alvaro. Aportesde la psicología a la vida religiosa. San pablo. Bogotá. 1993. P. 90
70
Ibídem. P. 91
54
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de Jesucristo esta formada por dos atravesaños: el palo vertical, por una
parte, que simboliza la unión con Dios por medio de la vida de Oración, los
sacramentos, y la vida virtuosa, y el palo horizontal que simboliza la dimensión
comunitaria y de caridad fraterna entre los hombres, así mismo la entrega
generosa al respeto de sí, la dedicación al trabajo, al descanso y a los
Hobbies.
No obstante, la castidad, el celibato y la virginidad siempre van a tener una
dimensión de crucifixión y sacrificio, aunque se vivan a plenitud según el estado de
vida que cada uno de nosotros haya querido para sí.
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CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA