Derecho A La Defensa Uladech
Derecho A La Defensa Uladech
Derecho A La Defensa Uladech
SERGIO MIRKO
GUZMAN SANTOS
CURSO: DERECHO PROCESAL PENAL
CICLO: VI
HUARAL – 2015
INTRODUCCIÓN
I. MARCO NORMATIVO.
El artículo 139°, inciso 14, de la Constitución Política del Perú de 1993, establece el principio de
que toda persona no puede ser privada del derecho de defensa en ningún estado del proceso, esto
incluye también el proceso por faltas.
El artículo 11°, inciso 1, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, señala que toda
persona acusada de un delito se le asegure todas las garantías necesarias para su defensa.
El artículo 14°, inciso 3, numeral d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
indica que toda persona tiene derecho a hallarse presente en un proceso, a defenderse y hacer
asistida por un defensor de su elección, y si no tuviera defensor, el derecho que se le nombre un
defensor de oficio.
La Constitución en su artículo 139, inciso 14, reconoce el derecho de defensa; en virtud de dicho
derecho se garantiza que los justiciables, en la protección de sus derechos y obligaciones,
cualquiera sea su naturaleza (civil, mercantil, penal, laboral, etc.), no queden en estado de
indefensión.
El derecho de defensa implica a su vez varios derechos, tales como: que el acusado cuente
con un abogado defensor, que este pueda comunicarse libremente con su defendido sin
interferencia ni censura y en forma confidencial (pudiendo ser vigilado visualmente por un
funcionario que no escuchara la conversación), que sea informado de las razones de la
detención, que sea informado oportunamente de la naturaleza de la acusación iniciada en su
contra, que tenga acceso al expediente, archivos y documentos o las diligencias del
proceso, que se disponga del tiempo y medios necesarios para preparar la defensa, que
cuente con in interprete o traductor si el inculpado no conoce el idioma del Tribunal, entre
otros. Un ejemplo de violación de este derecho fue visto por la Corte Interamericana en el
caso Suarez Rosero.
El derecho de defensa es esencial en todo ordenamiento jurídico. Mediante le se protege una parte
medular del debido proceso. Las partes en juicio deben estar en la posibilidad jurídica y fáctica de
ser debidamente citadas, oídas y vencidas mediante prueba evidente y eficiente. El derecho de
defensa garantiza que ello sea así..
Muy ligado con el ejercicio pleno del derecho de defensa, esta el acto procesal de notificación de
las distintas resoluciones judiciales. Solo conociendo los fundamentos y sentido de una resolución
se podrá realizar una adecuada defensa.
El derecho de defensa tiene vigencia plena a los largo de todo el proceso, tal derecho de defensa
se proyecta a todas las etapas y articulaciones que pudiera comprender el proceso, como el uso de
los recursos impugnativos.
La garantía del contenido esencial de los derechos constitucionales, se puede formular de modo
general, que todo derecho constitucional o fundamental cuenta con un contenido jurídico
constitucional, el cual es jurídicamente determinable y exigible al poder político y a los particulares,
y el Tribunal Constitucional peruano siguiendo los criterios hermenéuticos del Tribunal
Constitucional Español, el mismo que encuentra su formulación y asentimiento en el ordenamiento
constitucional alemán, ha determinado el contenido constitucional protegido de algunos derechos
constitucionales.
Existen dos caminos, seguido por el Tribunal Constitucional Español en su sentencia STC 11/1981;
por un lado, trata de acudir a la naturaleza jurídica o el modo de concebir o configurar cada
derecho, constituyendo el contenido esencial de un derecho subjetivo aquellas facultades o
posibilidades de actuación necesaria para que el derecho sea reconocible como pertinente al tipo
descrito y sin las cuales deja de pertenecer a ese tipo y tiene que pasar a quedar comprendido en
otro, desnaturalizándose por decirlo así; y el otro, consiste en buscar los intereses jurídicamente
protegidos como núcleo y medula de los derechos subjetivos, Se puede entonces hablar de una
esencialidad del contenido del derecho para hacer referencia aquella parte del contenido del
derecho que es absolutamente necesaria para que los intereses jurídicamente protegibles que dan
vida al derecho, resulten real, concreta y efectivamente protegidos.
El ejercicio del derecho de defensa, de especial relevancia en el proceso penal, tiene una doble
dimensión: Una material, referida al derecho del imputado de ejercer su propia defensa desde el
mismo instante en que toma conocimiento de que se le atribuye la comisión de determinado hecho
delictivo; y otra formal, que supone el derecho a una defensa técnica; esto es el asesoramiento y
patrocinio de un abogado defensor durante todo el tiempo que dure el proceso. Ambas
dimensiones del derecho de defensa forman parte del contenido constitucionalmente protegido del
derecho en referencia. En ambos casos, se garantiza el derecho de no ser postrado a un estado de
indefensión.
El principio del derecho a ser oído, elevado al rango de derecho fundamental en el artículo 103, de
la ley Fundamental, es una consecuencia del concepto del estado de Derecho para el territorio
donde se desarrolla el proceso judicial. La función de los tribunales, de dictar en derecho una
sentencia definitiva en un caso concreto, no se puede llevar a cabo por regla general sin oír al
inculpado. Esto es por consiguiente presupuesto para una decisión correcta. Adicionalmente, la
dignidad de la persona exige que no se disponga de su derecho, de oficio, sin consideración
alguna; la persona no debe ser solo objeto de la decisión judicial, sino que debe poder
pronunciarse antes de una decisión qe afecte sus derechos, para poder influir en el proceso..
El derecho de defensa permite la intervención del abogado a favor del imputado, y cuyos servicios
también se prestan para aquellos que han sido citados en calidad de testigos, recibiendo estos, el
asesoramiento legal pertinente, garantizándose así en todas las diligencias policiales y procesales.
El Derecho de defensa garantiza, entre otras cosas, que una persona sometida a una
investigación, sea de orden jurisdiccional o administrativa, y donde se encuentre en discusión
derechos e intereses suyos, tenga la oportunidad de contradecir y argumentar en defensa de tales
derechos e intereses. Se conculca, por tanto cuando los titulares de derechos e intereses legítimos
se ven imposibilitados de ejercer los medios legales suficientes para su defensa..
Así mismo el contenido de garantía de la defensa procesal tiene un aspecto positivo y otro
negativo; el primero consiste en las facultades procesales que tiene el imputado en el proceso y el
segundo consiste en la prohibición de la indefensión.
La indefensión es la violación de la garantía de la de defensa procesal restringiendo al imputado
de participar activamente en el proceso penal impidiéndole sin justificación legal que este pueda
ejercer su derecho de defensa personalmente y a través de un abogado defensor que realice la
defensa técnica con un estándar mínimo de actuación.
La defensa del abogado o defensa técnica cumple como finalidad promover la garantía de todos
los derechos que tiene el procesado buscando que se respeten los principios de igualdad y de
contradicción, controla la legalidad del procedimiento, el control de la producción de pruebas de
cargo y otros controles.
El Tribunal Constitucional define a la defensa técnica en la STC 1323-2002-HC/TC del 9 de julio del
2002, fundamento 2, como el asesoramiento y patrocinio por un abogado mientras dure el caso
penal.
El artículo 484, inciso 1 del Nuevo Código Procesal Penal, señala que la audiencia se instalará
con la presencia del imputado y su defensor y si el imputado no tiene abogado se le nombrara uno
de oficio.
La defensa de oficio tiene como fundamento defender los derechos fundamentales de la persona
que son afectados con la persecución penal por lo que si el imputado no cuenta con un defensor
se vulnera manifiestamente el derecho a la defensa.
El derecho de defensa eficaz forma parte del contenido constitucionalmente protegido del derecho
de defensa, una defensa manifiestamente ineficaz, en lugar de defender los derechos del
imputado, los vulnera, no tiene sentido, es como si no hubiera tenido una defensa.
La Corte IDH, ante una solicitud de los Estados unidos mexicanos, el 1 de octubre de 1999, emitió
la opinión consultiva OC-16/99, fundamentos 117 y 118, establece la defensa de los intereses del
justiciable en forma efectiva.
En la sentencia del 30 de mayo de 1999, caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Estado Peruano”,
fundamento 141, la Corte IDH reitera que en el proceso penal la persona tiene derecho a una
defensa adecuada y que por lo tanto, constituye un estado de indefensión prohibido por el pacto de
San José de Costa Rica llamada también Convención Americana sobre Derechos Humanos, una
presencia o actuación de un defensor meramente formal.
En la sentencia del 2 de julio del 2004, la Corte IDH en el caso “Herrera Ulloa Vs Costa Rica”,
fundamento 147, insiste en que en el proceso penal las garantías judiciales son condiciones que
deben cumplirse para “asegurar la defensa adecuada”.
No basta que la defensa sea necesaria y obligatoria para que la garantía constitucional de la
dimensión formal del derecho de defensa (defensa técnica) cumpla su finalidad en un proceso
penal; la defensa tiene que ser efectiva, lo que significa desarrollar una oposición, o respuesta, o
antítesis, o contradicción, a la acción penal o a la pretensión punitiva.
La defensa eficaz exige que al imputado se le garantice en el proceso penal, entre otros, los
siguientes derechos:
El Comité de Derecho Humanos ha reconocido que el derecho de todo acusado a disponer de los
medios adecuados para la preparación de su defensa debe incluir el acceso a los documentos y
demás pruebas que el acusado necesite para preparar su defensa.
Para la Comisión Interamericana, el derecho del acusado a una defensa adecuada es violada no
solo por la negación del derecho a la asistencia jurídica o por trabas u obstáculos impuestos a la
actuación del abogado defensor, sino también por el incumplimiento de parte de este de sus
deberes profesionales. En un informe, la Comisión califico la actuación de los abogados defensores
de “inservible y mas bien contraproducente”, subrayando entre otros defectos el reconocimiento
implícito de los cargos imputados a los acusados y el no haberlos entrevistado antes del inicio del
proceso. La doctrina de la Comisión no señala claramente las circunstancias que permiten
responsabilizar al Estado por las deficiencias en la actuación de los defensores.
Asimismo, los Jueces, de conformidad con la Cuarta Disposición Final y Transitoria, están
obligados a que los derechos que la Constitución reconoce, se interpreten de conformidad con la
Declaración Universal de Derecho Humanos, Tratados y Acuerdos Internacionales sobre las
mismas materias ratificados por el Perú, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al
resolver los casos en que los Estados vulneran derechos Humanos, interpretan la Convención
Americana sobre derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, que es un tratado
ratificado por el Perú, en donde está reconocido el derecho de defensa.
El Tribunal Constitucional considera que el debido proceso está concebido como el cumplimiento
de todas las garantías, requisitos y normas de orden público que deben observarse en las
instancias procesales de todos los procedimientos, incluidos los administrativos, a fin de que las
personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier acto del
Estado que pueda afectarlos.
La vulneración al derecho de una defensa procesal eficaz afecta directamente al debido proceso
sustancial.
VI. CONCLUSIONES.