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El Chiste y Su Relacion Con El Inconciente

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Neftali Jeans Condori Subia

Neftali Jeans Condori Subia


El chiste y su relación con lo inconsciente
Esta obra de Freud publicada en el año 1905 nos habla sobre el psicoanálisis del chiste
para empezar divide la obra en 3 partes: Analítica, Sintética y Teórica
Comenzaremos hablando sobre la parte Analítica dando una introducción a lo que
realmente es el chiste, en el texto se menciona a varios autores, que dan una
conceptualización sobre el chiste. Según Lipss(1898) La gracia es “la comicidad
enteramente subjetiva”, esto quiere decir que nosotros mismos lo producimos, y nos
relacionamos, También menciona otro concepto que es “toda provocación consciente y
hábil de la comicidad, sea esta dela intuición o de la situación”
Tenemos también a otro autor que es K. Fischer que nos da explica mejor el concepto,
con el ejemplo de la caricatura, ya que en esta se suele reconocer, sacarlo a la luz de una
manera cómica, las características de la persona que menos le agraden que crea que son
raras, resaltándolas para que se evidencia de una manera clara, demostrando así lo que
pensamos de uno mismo y como nos representamos. Y de esa forma no solo representar
personas si no también objetos, y reflexionar sobre tal, a lo que K. Fischer dijo “el juicio
que produce contraste cómico es el chiste”.
Entonces podemos observar entre esto dos autores, que el primero que es Lipps
relaciona el carácter con el chiste, ya que incluye a lo cómico con el quehacer, mientras
que el segundo autor es quien caracteriza, demostrando lo malo del mundo en los
pensamientos.
Podemos decir entonces que el chiste se utiliza para descubrir semejanzas ocultas,
también podemos añadir que es el contraste de representación, el sentido en lo sin
sentido ten el disparate, y el desconcierto e iluminación
Kant otro autor nos dice que el chiste solo puede engañarnos por momentos, esto será
respuesta a que el chiste tiene una relación con la comicidad. Cabe mencionar que Lipps
también nos menciona que el chiste nos permite decir lo que muchas veces no podemos
expresar y Fischer da a entender que sale a la luz algo oculto.
La técnica del chiste:
Se puede expresar de distintas formas un pensamiento, como en palabras, el chiste se
puede formar como una condensación con formación sustituida, que consiste en
producir palabras mixtas. Tenemos distintos ejemplos de estas palabras, uno de ellos
que dijo el autor De Quincey fue la palabra “anecdotage” que sería la unión de dos
términos el primero <anecdote> que significa anécdota y la segunda <dotage> que es
choches.
También existe la técnica de condensación con modificación leve, que podemos decir
que se trata de omitir palabras y sustituirlas por otros para que el chiste sea mejor.
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Freud menciona su libro “la interpretación de los sueños” donde indaga a precisión los
procesos que crean al sueño uno de ellos el pensamiento, y las fuerzas psíquicas, es así
que Freud lo compara con el chiste ya que también existe un proceso de condensación y
abreviación de palabras.
Se habla también de la aceptación múltiple que sería el doble sentido en los chistes, una
técnica del chiste, ya que cada ser humano puede entender una palabra o conjunto de
palabras con el punto de vista de cada uno. Tenemos claros ejemplos uno de ellos es el
caso de doble sentido en los nombres y su significado. Y el segundo ejemplo es el doble
sentido del significado material y metafórico de la palabra, en tercer lugar tenemos el
doble sentido propiamente dicho, donde no se debe ejercer violencia sobre la misma
palabra, y no necesitamos someterla a ninguna modificación.
Existen palabras, que pueden ser utilizadas en más de un sentido, diferenciándolas de su
significado original; es decir el múltiple empleo.
Estas a su vez se dividen en 3 grupos:
 Los casos de doble sentido de un nombre propio y un significado objetivo al que
aludir.
 El doble sentido y la metafórica de una palabra.
 El doble sentido propiamente dicho o juego de palabras que es el caso ideal del
múltiple empleo. La palabra no es modificada

Entonces llegamos a la conclusión que en el Doble sentido: el chiste contiene una


palabra de múltiple interpretación
Nombraremos uno de los ejemplos que sería la palabra <inocencia> donde el chiste se
va a construir con su doble sentido, donde podemos sacar 2 tipos de contextos uno de
ellos el que usualmente tenemos que sería lo opuesto osea la palabra culpable, y el otro
contexto seria la parte sexual de esta palabra, que sería lo que más entendemos y
utilizamos las personas, es decir nos resulta más familiar este significado sexual de la
palabra inocencia.
PARTE 2
EMPLEAMIENTO DE LAS TECNICAS DEL CHISTE

Ya llevamos conocido un número tan grande de diversas técnicas del chiste


que temo que perdamos la visión de conjunto de ellas. Intentemos, pues,
resumirlas:

La condensación:
a.con formación de una palabra mixta,
b.con modificación.

La múltiple acepción del mismo material:


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c.todo y parte
d.reordenamiento,
e.modificación leve,
f. la misma palabra plena y vacía.

Doble sentido:
g.nombre y significado material
h.significado metafórico y material
i. doble sentido propiamente dicho (juego de palabras).
j. equivocidad
k. doble sentido con alusión.

El chiste queda cancelado siempre enseguida cuando removemos lo que estas


técnicas han operado en la expresión Por eso vemos precisados buscar la unidad en
esta diversidad debería ser posible compaginar todas estas técnicas

¿Qué relación de comunidad existe entre la técnica del primer grupo


(condensación con formación sustitutiva) y la de los otros dos (acepción
múltiple del mismo material)
La acepción múltiple del mismo material no es más que un caso especial de
condensación; el juego de palabras no es otra cosa que una condensación sin
formación sustitutiva; la condensación sigue siendo la categoría superior. Una
tendencia a la compresión o, mejor dicho, al ahorro gobierna todas estas técnicas
Pero antes de suponer la «tendencia al ahorro» como el carácter más universal de
la técnica del chiste y de preguntarnos de dónde proviene, qué intencionalidad
tiene y cómo nace de ella la ganancia de placer, concederemos espacio a una duda
que merece ser escuchada. Puede que toda técnica de chiste muestre la tendencia a
obtener un ahorro en la expresión, pero lo inverso no es cierto. No todo ahorro en
la expresión, no toda abreviación, es por eso solo chistosa.
Ya habíamos llegado a este punto cuando aún esperábamos pesquisar en todo chiste
el proceso de condensación; y en ese momento nos objetamos, justificadamente,
que un laconismo no es todavía un chiste , Fischer ( 1889, pág. 78) ha concedido
gran atención a estas formas del chiste y pretende separarlas tajantemente de los
«juegos de palabras». «El calembourg es un pésimo juego de palabras, pues no
juega con la palabra como tal, sino como sonído». En cambio, el juego de palabras
«pasa del sonido de la palabra a la palabra misma». Por otra parte, este autor
incluye también chistes como «famillonarmente», «Antigone (Antik? Oh, nee)»,
etc., entre los chistes fonético.
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Cuando uno ríe de buena gana con un chiste, no está precisamente en la mejor
predisposición para investigar su técnica. Por eso depara algunas dificultades el
orientarse en estos análisis.
«Es un cómico malentendido», he ahí la idea que se nos impone. - Bien, pero ... ¿y
la técnica de este chiste? - Evidentemente el uso con doble sentido de la palabra
«nehmen». En uno de esos sentidos se integra, incolora ella misma, en un giro
(tomar un baño}; en el otro, es el verbo con su significado no descolorido {llev
arse un baño., robarlo}. Por tanto, un caso en que la misma palabra se toma en
sentido «pleno» y «vacío». Sustituyamos la expresión «tomar un baño» por la más
simple y de igual valor «bañarse», y el chiste desaparece. La respuesta ya no se le
adecua. Por tanto, también aquí el chiste adhiere a la expresión «tomar un baño».

Ahora bien, ¿y si la técnica de este chiste residiera justamente en ese desvío de


la respuesta respecto del sentido del reproche? Acaso en los otros dos ejemplos,
que en nuestro sentir están emparentados con este, podamos demostrar una
parecida alteración del punto de vista, un desplazamiento del acento psíquico.

Veamos, pues; esa demostración se obtiene con total facilidad, y de hecho pone en
descubierto la técnica de estos ejemplos. Soulié indica a Heine que la sociedad
del siglo xix adora al
«becerro de oro», tal como antaño lo hizo el pueblo judío en el desierto. Lo
adecuado sería que Heine diera una respuesta de este tipo: «Sí, así es la naturaleza
humana; el paso de los siglos no la ha modificado en nada», o alguna otra
expresión de asentimiento. Pero Heine en su respuesta se desvía de la idea
incitada, en modo alguno responde a ella; se vale del doble sentido del que es
susceptible la frase «becerro de oro» para seguir un sendero desviado, escoge un
ingrediente de la frase, «becerro», y responde como si el acento hubiera recaído
sobre este en el dicho de Soulié: «¡Ob! Este ya no es un becerro», etc. (ver nota)
desvío es aún más nítido en el chiste del baño.

Este ejemplo reclama una figuración gráfica. El primer judío pregunta: «¿Has
tomado un baño?». El acento recae sobre el elemento «baño». El segundo responde
como si la pregunta dijera: «¿Has tomado un baño?».
En este punto debemos estar preparados para la objeción de que buscamos trazar
tales enmarañados distingos en lo que forma, empero, una estrecha trama. ¿Acaso
todo doble sentido no da ocasión a un desplazamiento, a un desvío de la ilación de
pensamiento de un sentido a otro? Y siendo así, ¿cómo aceptar que «doble
sentido» y «despIazamiento» se postulen como representantes de dos tipos
enteramente diversos de técnica del chiste? Muy bien; es cierto que existe este
vínculo entre doble sentido y desplazamiento, pero nada tiene que ver con nuestra
distinción entre las técnicas del chiste, En el doble sentido, el chiste sólo contiene
tina palabra susceptible de interpretación múltiple, que permite al oyente hallar el
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paso de un pensamiento a otro, lo cual quizá - forzándolo un poco- pueda


equipararse a un
desplazamiento. En cambio, en el chiste por desplazamiento, el chiste mismo
contiene una ilación de pensamiento en la que se ha consumado un desplazamiento
así; aquí, este último pertenece al trabajo que ha producido al chiste, no al
necesario para entenderlo. Si este distingo no nos iluminara, tenemos en los
ensayos de reducción un medio infalible para verlo con evidencia. Sin embargo,
no pretendemos negar cierto valor a aquella objeción. Ella nos advierte que no nos
es lícito confundir los procesos psíquicos que sobrevienen a raíz de la formación
del chiste (el trabajo del chiste) con los procesos psíquicos mediante los cuales se
lo entiende (el trabajo de entendimiento). Sólo los primeros son el tema e nuestra
presente indagación.
La figuración por lo contrario es, como lo vemos por estos ejemplos, un recurso
muy frecuente, y de muy poderoso efecto, de la técnica del chiste. Pero hay algo
que no podemos ignorar, y es que esta técnica en modo alguno es propia del chiste
El nexo puede consistir en la igualdad salvo una sola modificación leve. Por tanto,
esta técnica vuelve a ser paralela a una técnica en la palabra. Las dos clases de
chistes provocan casi la misma impresión; empero, cabe separarlas mejor entre sí
según los procesos que operan en el trabajo del chiste , en cambio el chiste por
desplazamiento contiene una ilación de desplazamiento en la que se ah
consumado un desplazamiento así; aquí este ultimo Pertenece al trabajo qué ha
producido el chiste, no al necesario para entenderlo

No necesitamos reflexionar mucho tiempo .Por las elucidaciones de los autores ,


qué hemos consignado en nuestra “introducción”, Podemos colegir que en ese sin
sentido chistoso se esconde un sentido ,y que ese sentido dentro de los sin
sentido convierte al sinsentido en chiste.
Es fácil hallar el sentido lo hallamos entre los ejemplos de “numeración chistosa”,
“coordinación” , uno que se aproxima mucho al “estudiantes, profesores, filisteo
y ganado” de Heine; es el verso: “ Con un tenedor y con un trabajo / su madre del
guiso lo extrajo”; como si el trabajo fuera un instrumento al igual que el tenedor ;
agrega Lipps a manera de explicitación .Pero recibimos la impresión de que el
verso no sería chistoso; sino muy cómico , mientas que la coordinación de Heine
es inequívocamente un chiste.
Quizá recordemos estos ejemplos cuando ya no podamos eludir más el problema
de los nexos entre comicidad y chiste.
Neftali Jeans Condori Subia

PARTE 3
Un nuevo grupo muy vasto de chistes en el pensamiento son la figuración por lo
semejante y emparentado,
Frente a una alusión exenta de doble sentido, hallamos que su carácter puede estar
en la sustitución de algo que está conectado en la trama de pensamientos. El nexo
utilizado para la sustitución puede ser una mera asonancia (Coincidencia vocálica
en la terminación de dos palabras a partir de la última vocal acentuada), de suerte
que esta subclase se vuelve análoga al retruécano en el caso del chiste en la
palabra. Por ejemplo: «Baño nuevo sana bien», que de manera instantánea nos
recuerda al proverbio: «Escoba nueva barre bien».
La alusión por modificación y la condensación con formación sustitutiva se
vuelven casi indistinguibles cuando la modificación se limita al cambio de letras,
por ejemplo: La alusión a la maligna epidemia de Diphtheritis que relaciona
difteria(enfermedad) con Dichteritis(poetitis) que califica también de peligro
público a los ineptos para poetizar.
Por último, también la omisión es una forma de la alusión; se la puede comparar a
la condensación sin formación sustitutiva. En verdad, en toda alusión hay algo
omitido, a saber, el camino de pensamiento que desemboca en la alusión.
Depende sólo de qué resulte más llamativo en el texto de la alusión, si la laguna o
el sustituto que en parte la llena.
La alusión es quizás el medio del chiste más usual y fácil de manejar, pero
tampoco la alusión es en sí, chistosa; existen alusiones correctamente formadas
que no pueden reclamar ese carácter. Chistosa es sólo la alusión “chistosa”.
Se a designado a la alusión como figuración indirecta, una subclase de esta seria
la figuración por algo pequeño o ínfimo, por ejemplo: “Un judío de Galitzia viaja
en tren y se ha puesto bien cómodo, desabrochada la chaqueta, los pies sobre el
asiento. Entonces sube un señor vestido a la moderna. Y al punto el judío se
compone, adopta una postura recatada. El extraño hojea un libro, echa cuentas,
medita y de pronto dirige al judío esta pregunta: «Dígame usted, por favor,
¿cuándo cae Yom Kippur (el Día del Perdón)?». «¡Ah, ya, ya!», dice el judío, y
vuelve a poner los pies sobre el asiento antes de responder”. Este modo de
figuración por algo pequeño se anuda con la tendencia al ahorro que es un rasgo
común en las técnicas del chiste.
Otra variedad de la figuración indirecta es el símil, con respecto a este se tiene la
duda si se le debe o no considerar un chiste ya que la comparación graciosa rara
vez es capaz de producir la risa explosiva por la que se acredita un chiste bueno.
De igual manera en el libro se nos dan diferentes ejemplos, uno de ellos es: “No
se puede llevar la antorcha de la verdad a través de la multitud sin chamuscar
alguna barba”
Las atribuciones absurdas, o al menos llamativas, son genuinas portadoras del
chiste dentro del símil, por ejemplo: “Todo hombre tiene también su trasero
moral, que no muestra si no está apremiado y cubre todo el tiempo que puede con
los calzones del buen decoro”. La gracia de este proviene de la comparación de
algo abstracto y de elevada categoría con algo concreto y de inferior condición.
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Se ha tomado en cuenta los recursos técnicos mas frecuentes e importantes del


trabajo del chiste, al menos hasta donde es necesario para formarse un juicio
sobre la naturaleza de este proceso psíquico. Los interesantes procesos de la
condensación con formación sustitutiva, son considerados el núcleo de la técnica
para el chiste en la palabra y las técnicas del chiste en el pensamiento: el
desplazamiento, la falacia, el contrasentido, la figuración indirecta; que juntas y
por separado reaparecen en la técnica del trabajo del sueño, ya que estas son los
simbolismos a través de los cuales los sueños se expresan y se diferencian de
nuestro pensar despierto.

Las Tendencias Del Chiste


Unas veces el chiste es fin en sí mismo y no sirve a un propósito particular, y
otras veces se pone al servicio de un propósito de esa clase; se vuelve
tendencioso. Sólo el chiste que tiene tendencia corre el peligro de tropezar con
personas que no quieran escucharlo. El chiste no tendencioso será llamado en esta
obra “chiste inocente”
Puesto que antes hemos diferenciado los chistes, según el material que su técnica
aborda, en chistes en la palabra y chistes en el pensamiento, es forzoso que
indaguemos el nexo de esa clasificación con la que acabamos de presentar. Por lo
que serán tomadas como dos clasificaciones independientes.
Es esclarecedor mencionar que un chiste “inocente” en modo alguno significa lo
mismo que chiste “sin sustancia”, ya que este puede enunciar algo valioso, así
como los relojeros suelen dotar de una preciosa caja a una máquina singularmente
buena, también en nuestro caso puede ocurrir que las mejores operaciones de
chiste se utilicen para revestir justamente los pensamientos con más sustancia.
Pero para el esclarecimiento teórico sobre la esencia del chiste se utilizarán los
chistes inocentes e insustanciales, esto para que la sensación de placer que
experimenta el oyente no puede provenir de la tendencia ni del contenido de
pensamiento del chiste y no nos quede otra posibilidad que relacionarlo con la
técnica de este. Por tanto, sus recursos técnicos ya descritos, condensación,
desplazamiento, figuración indirecta, etc.
De esta manera se presentan dos tesis para el esclarecimiento del chiste: La
primera dice que el carácter de chiste depende de la forma de expresión y la
segunda es que, es una actividad que tiene por meta final ganar placer a partir de
los procesos anímicos -intelectuales.
Es fácil abarcar el conjunto de las tendencias del chiste. Cuando este no es fin en
sí mismo, se pone al servicio de dos tendencias: es un chiste hostil (que sirve a la
agresión, la sátira, la defensa) u obsceno (que sirve al desnudamiento).
La explicación iniciara con la segunda tendencia que fue menos explorada, esta se
relaciona con la “pulla indecente” que es entendida como poner de relieve en
forma deliberada hechos y circunstancias sexuales por medio del decir. es propio
de la pulla dirigirse a una persona determinada que a uno lo excita sexualmente, y
en quien se pretende provocar igual excitación, El motivo originario de la pulla es
el placer de ver desnudado lo sexual, La inclinación a ver desnudo lo específico
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del sexo es uno de los componentes originarios de nuestra libido.


La libido de ver o tocar puede darse de dos maneras, activa y pasiva, masculina y
femenina, y según sea el carácter sexual que prevalezca se plasmará
predominantemente en una u otra dirección. En niños pequeños es fácil observar
su inclinación al autodesnudamiento, en mujeres a la inclinación exhibicionista
pasiva y en varones como introducción al acto sexual.
El chiste tendencioso necesita en general de tres personas; además de la que hace
el chiste, una segunda que es tomada como objeto de la agresión hostil o sexual, y
una tercera en la que se cumple el propósito del chiste, que es el de producir
placer.
A partir de este punto, dos factores pueden reclamar nuestra atención: el papel del
tercero, el oyente que se convertirá en aliado o reprochador del que cuenta el
chiste, y las condiciones de contenido de la pulla misma, ya que según el estrato
social existen diferentes condiciones para su aceptación.
Sólo cuando subimos hasta una sociedad refinada y culta se agrega la condición
formal del chiste. La pulla se vuelve chistosa y sólo es tolerada cuando es
chistosa. El recurso técnico de que se vale casi siempre es la alusión refinada.
Esto se debe a la “represión” que ejerce un poder que estorba o impide a la mujer,
y en menor medida al hombre, el goce de la obscenidad sin disfraz. Atribuimos a
la cultura y a la educación elevada una gran influencia sobre el despliegue de la
represión.
Podemos volver a destacar que, en el chiste tendencioso u obscenos, somos
incapaces de diferenciar entre el aporte de placer que proviene de las fuentes de la
técnica y, el que deriva de las fuentes de la tendencia.

PARTE 4
EL PAPEL DEL CHISTE AL SERVICIO DE LA TENDENCIA HOSTIL.
Nos habla que, así como hubo en la infancia una progresiva represión en las
aspiraciones sexuales también se dará en las mosiones hostiles sin embargo en un
contexto adulto no se permitiría que estas mociones hostiles o violentas se
desenvuelvan como tales es por eso que buscarían nuevas formas de surgir a través
del lenguaje (palabras) pero no se dará por el nivel cultural de la persona ya se este
lo vera de forma indigna.
Es así que por medio del ´´tercero´´ igual al ataque sexual tratamos de ofender en
beneficio de la tercera persona a nuestro enemigo ya sea empequeñeciéndolo
denigrándolo despreciándolo o volviéndolo cómico. Y el tercero observa dicho acto
que le respondería en risa.
Se nos explica así que el chiste nos permitiría aprovechar esos costados de los que
nos podemos burlar que no podríamos expresar de manera consciente.
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Es común que las circunstancias no nos permitan el denuesto o la réplica que usar el
chiste de manera preferible para lograr el cometido de agresión o la critica en contra
de la autoridad o enemigo.
El chiste tendencioso seria usado para atacar lo grande lo digno y tomarían lugar en
vez de un rebajamiento directo.
Los chistes casamenteros propios para uno pueden ser consideradas como chistes,
pero para otros solo podría ser cómicas sin embargo podríamos observar que estos
tienen una fachada cómica como una vitrina que pretende esconder algo que
también para la persona podría contener contenido prohibido.
Que de manera descuidada y de dicho modo se le escape la verdad incluso le es
satisfactorio dar fin al disimulo.
Podemos definir cuatro tipos de chistes según su finalidad.

 El obsceno o desnudador: Que tiene como finalidad mostrar una desnudez.


 El hostil: Cuya finalidad es la agresión, defensa o la sátira.
 El cínico: Tiene por finalidad el aspecto crítico y blasfemo.
 El escéptico: No pretenden atacar a persona misma a la institución si no a la
certeza misma de nuestros conocimientos de unos de nuestros bienes
especulativos

B) PARTE SINTETICA

El mecanismo de placer y la psico génesis del chiste


es aquí donde se pretende definir el mecanismo del placer. Este placer surgiría al
expresar o decir algo que solo se puede expresar mediante del chiste. Tenemos un
obstáculo eludido por el chiste.

Se da de diferente manera cuando el obstáculo es dado desde un sentido desde el


interior o sentimientos íntimos es así como se explican los chistes agresivos.
Si hablamos de obstáculos definiremos los exteriores y interiores en el cual el
exterior se remueve por una represión y el segundo evita que esta se forme que
dichos procesos en consecuencia darán como resultado un gasto psíquico.
El chiste tendencioso consiste en ahorro de gastos de coerción.
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El uso de las técnicas produce placer. El sonido generado por los chistes produce
una economía del gato psíquico.
El segundo grupo se basa en mostrarnos algo que ya conocemos en donde
esperamos algo nuevo a esto se le llama extremo placiente este proceso no dispone
dificultad al placer es por esto que se genera un ahorro de gasto psíquico (el
reencuentro de lo conocido) como la rima, estribillo y la poesía.
El tercer grupo es el (placer para disparatar) para obsérvalos se nos pone en dos
situaciones:
Refiere a la conducta que un niño tiene al manejar su idioma y la otra es de un
adulto bajo los efectos de alcohol. El niño encuentra placer incumpliendo las
prohibiciones y eludir las criticas (el placer se manifiesta muy poco).
Luego el placer a disparatar se da a través de los efectos alcohólicos. El buen humor
se debería por el debilitamiento de las fuerzas coercitivas como las críticas. El
chiste se ve reemplazado por el buen humor. (el adulto se vuelve niño y el
disparatar le produce placer)
Técnicas del chiste para la extracción del placer del mismo
En la elaboración del chiste se da un proceso de selección de palabras y situaciones
intelectuales que permitan el juego de palabras e ideas ante el examen de a critica.
El chiste tendencioso de fuentes que pueden estar siendo reprimidas, extrae la
fuerza del juego de palabras de la liberación del disparate.
Cuando hay un sentimiento que quiere extraer placer de la fuente es reprimido. Las
aspiraciones represoras serán mayores a sentimiento reprimido o a lo reprimido.
Tomando un ejemplo un individuo quiere insultar al otro sin embargo su educación
y el respeto detienen el insulto.
Neftali Jeans Condori Subia

PARTE 5

LOS MOTIVOS DEL CHISTE. EL CHISTE COMO PROCESO SOCIAL.


Puede parecer superfluo intentar hallarle un motivo al chiste, un motivo suficiente es
ganar placer desde los procesos psíquicos, pero no todas las personas tienen gracia
(vieja facultad del alma). Es independiente de la inteligencia, fantasía, memoria y las
demás. Quizá el chiste se vale de una profunda emoción subjetiva. Descarta a la
neurosis como condición y destaca que el motivo del chiste está envuelto en uno mismo.
Otro resorte que pulsiona es el esfuerzo ambicioso de hacer gala del espíritu, de ponerse
en escena, equiparada a la exhibición en el acto sexual. Nadie puede contenerse
haciendo un chiste para si solo. Al principio no concebimos la idea de comunicar, quizá
el efecto de denegar la risa en uno mismo implique querer manifestarla en otro.
Al proceso cómico le bastan el yo y la persona objeto, pero el proceso psíquico del
chiste se consuma entre la primera (el yo) y la tercera (la persona ajena). En la tercera
persona del chiste tropieza con unas condiciones subjetivas.
Quien tiene un talente ajustado o pensamientos serios no es apto para corroborar el
placer en la palabra. También influye la cercanía de la persona, el contexto y el tipo de
chiste. La tendencia es una condición indispensable. Se carece de elementos para medir
y comparar el placer del autor del chiste y el receptor. Para contar el chiste y que tenga
resultados similares debe ser expuesto de la manera en la que nos contaron.
Según Spencer, la risa es un fenómeno de la descarga de excitación anímica y una
prueba de que el uso psíquico de esa excitación ha tropezado repentinamente con un
obstáculo. Dugas lo describe como un fenómeno de distención, para A Brain es la
liberación del constreñimiento.
En la risa están dadas las condiciones para que experimente libre descarga una suma de
energía psíquica hasta ese momento empleada como investidura; ahora bien, es cierto
que no toda risa es indicio de placer, pero sí lo es la risa del chiste; esto nos inclinará a
referir ese placer a la cancelación de la investidura mantenida hasta el momento.
Para que en la tercera persona se libere un monto de energía de investidura susceptible
de descarga tienen que llenarse, o son deseables como favorecedoras, varias
condiciones:
1. Tiene que ser seguro que la tercera persona efectivamente realiza ese gasto de
investidura. Define las aptitudes como oyente del chiste. Cada chiste requiere su propio
público.
2. Debe impedirse que este, una vez liberado, encuentre otro empleo psíquico en vez de
ofrecerse a la descarga motriz.
3. No puede ser sino ventajoso que la investidura por liberar se refuerce antes todavía
más en la tercera persona, se la eleve al máximo.
Neftali Jeans Condori Subia

La técnica del chiste está comandada en general por dos clases de tendencias: las que
posibilitan la formación del chiste en la primera persona, y otras destinadas a
garantizarle el máximo efecto de placer posible en la tercera persona.
La rentabilidad depende todavía del nivel absoluto del gasto. El aspecto de ser esperado
el gasto, un gasto para el cual uno se prepara, pasa inequívocamente al primer plano. Un
ahorro significara un placer momentáneo.
El proceso surgido en la primera persona del chiste produce placer por cancelación de
una inhibición, rebaja del gasto local; sólo que no parece calmar hasta alcanzar el alivio
general mediante la descarga por la mediación de la tercera persona.
EL VÍNCULO DEL CHISTE CON EL SUEÑO Y LO INCONCIENTE.
Tenemos indicios del sueño por el recuerdo que nos acude tras despertar y que nos
parece fragmentario. Es entonces un conjunto de impresiones sensoriales, casi siempre
visuales. Se llama «contenido manifiesto del sueño» a lo que así recordamos como
sueño. Es confuso y absurdo, a veces solo uno.
Freud demuestra que el contenido manifiesto obedecen ciertas formaciones psíquicas y
las nombra «pensamientos oníricos latentes». De la comparación entre el contenido
manifiesto del sueño recordado y los pensamientos latentes así descubiertos se obtiene
el concepto de «trabajo del sueño». Este designa la íntegra suma de los procesos
trasmudadores que trasportaron los pensamientos oníricos latentes hasta el sueño
manifiesto.
El trabajo del sueño se puede describir como pensamientos, muchas veces complicados,
que se edifican en el curso del día y que no son llevados a su tramitación -un resto
diurno-, retienen aún durante la noche el monto de energía -el interés- que reclaman y
amenazan perturbar el dormir. Somete a un trabajo lo pensado. Al hacer esa mudanza de
los pensamientos como consecuencia resulta la regresión.
Se mencionan tres estadios en la formación del sueño: primero, el traslado de los restos
diurnos preconscientes a lo inconsciente, en lo cual no pueden menos que colaborar las
condiciones del estado del dormir; segundo, el genuino trabajo del sueño en lo
inconsciente, y tercero, la regresión del material onírico así elaborado hasta la
percepción, en calidad de la cual el sueño deviene consciente.
El carácter y el efecto del chiste están atados a ciertas formas de expresión, ciertos
recursos técnicos, entre los cuales los más llamativos son las diversas variedades de la
condensación, el desplazamiento y la figuración indirecta. Procesos que llevan a esos
mismos resultados están presentes en el trabajo del sueño. El carácter y el efecto del
chiste están atados a ciertas formas de expresión, ciertos recursos técnicos, entre los
cuales los más llamativos son las diversas variedades de la condensación, el
desplazamiento y la figuración indirecta.
También en lo asociativo los chistes muestran un comportamiento particular. A menudo
no están a disposición de nuestra memoria cuando lo queremos, y otras veces, en
Neftali Jeans Condori Subia

cambio, se instalan de una manera como involuntaria y aun en lugares de nuestra ilación
de pensamiento donde no comprendemos su injerencia.
La brevedad del chiste sería entonces, como la del sueño, un necesario fenómeno
relacionado de las condensaciones en ambos; un resultado del proceso condensador. Las
condensaciones se originan en el inconsciente y son fuentes de placer; es lo que el chiste
necesita.
El chiste no crea compromisos como el sueño, no esquiva la inhibición, sino que se
empeña en conservar intacto el juego con la palabra o con el disparate, pero limita su
elección a casos en que ese juego o ese disparate puedan parecer al mismo admisibles o
provistos de sentido. El chiste, a consecuencia del papel de la tercera persona, está atado
a cierta condición que no vale para el sueño.
Entre las técnicas comunes a chiste y sueño reclaman cierto interés la figuración por lo
contrario y el empleo del contrasentido. A la figuración por lo contrario le cabe en el
trabajo del sueño un papel todavía más importante que en el chiste ya que es más difícil
de interpretar.

PARTE 6
Lo absurdo en el contenido del sueño sustituye al juicio «Eso es un disparate», de los
pensamientos oníricos. El disparate en el chiste es un fin autónomo. Hay otros caminos
para recuperar el disparate y extraerle placer; la caricatura, la exageración, la parodia y
el travestismo se valen de él y crean de ese modo el «disparate cómico». Cada camino
constituye la diversidad psíquica.

Los casos en que con mayor certeza cabe suponer que el chiste se ha formado en lo
inconsciente son aquellos en que sirve a tendencias inconscientes o reforzadas por lo
inconsciente, vale decir, la mayoría de los chistes «cínicos». El chiste surge en distintos
estadios. La chanza surge del talante alegre. En el caso del chiste inocente la investidura
preconsciente es abandonada y permutada durante un momento el inconsciente.

La existencia de tendencias intensas, que llegan hasta lo inconsciente, obra como la


incitación más potente al trabajo del chiste; ellas constituyen una particular aptitud para
la producción chistosa y son capaces de explicamos que las condiciones subjetivas del
chiste se realicen tan a menudo en personas neuróticas.

El sueño es un producto anímico enteramente asocial; no tiene nada que comunicar a


otro; nacido dentro de una persona como compromiso entre las fuerzas anímicas que
combaten en ella, permanece incomprensible aun para esa persona y por tal razón carece
de todo interés para otra.

El chiste, en cambio, es la más social de todas las operaciones anímicas que tienen por
meta una ganancia de placer. El sueño es siempre un deseo, aunque vuelto
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irreconocible; el chiste es un juego desarrollado. El primero con la necesidad de dormir


y al ahorro de displacer, el segundo buscando enteramente placer.

EL CHISTE Y LAS VARIACIONES DE LO CÓMICO

En el aspecto social lo cómico se comporta de distinta manera que el chiste. Se


necesitan dos personas, una que descubra el proceso cómico y otra que sea descubierta,
pero puede existir una tercera que lo refuerce. El género de lo cómico más próximo al
chiste es lo ingenuo, puede reemplazar a la segunda persona. Este efecto es irresistible y
parece fácil de entender.

Lo cómico se produce en primer lugar como un hallazgo no buscado en los vínculos


sociales entre los seres humanos. Se lo descubre en personas, y por cierto en sus
movimientos, formas, acciones y rasgos de carácter; originariamente es probable que
sólo en sus cualidades corporales, más tarde también en las anímicas, o bien en sus
manifestaciones.

En la comicidad de situación no cuentan como asunto principal las propiedades de la


persona que ofrece lo cómico; reímos, aunque debamos decirnos que en igual situación
nos habríamos visto precisados a hacer lo mismo.
La imitación, que garantiza al oyente un placer totalmente extraordinario y vuelve
cómico su objeto, aunque ella esté todavía lejos de la exageración caricaturizante. Es
mucho más fácil sondear el efecto cómico de la caricatura que el de la mera imitación.
Caricatura, parodia y travestismo, así como su contrapartida práctica, el
desenmascaramiento, se dirigen a personas y objetos que reclaman autoridad y respeto y
son sublimes en algún sentido.

Parodia y travestismo obtienen el rebajamiento de lo sublime de otra manera,


destruyendo la unidad entre los caracteres que nos resultan familiares en ciertas
personas y sus dichos o acciones, o bien sustituyendo las personas sublimes o sus
exteriorizaciones por unas de inferior nivel.

PARTE 7

 Comenzamos dilucidando la caricatura y el desenmascaramiento porque a partir de


ambos obtuvimos algunos apoyos para el análisis de la comicidad de la imitación . Es
cierto que las más de las veces la imitación va unida a una caricatura , una exageración
de rasgos de ordinario no llamativos , y aun conlleva el carácter del rebajamiento . No
es fácil dar un esclarecimiento satisfactorio de esto si uno no quiere adherir a la opinión
de Bergson ,que aproxima la comicidad de la imitación a la que produce el
descubrimiento del automatismo psíquico .
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Bergson opina que provoca el efecto cómico de todo lo que en una persona viva evoca
un mecanismo inanimado . Habiéndonos enseñado la experiencia que todo ser vivo es
un otro y requiere de nuestro entendimiento un cierto gasto , nos desilusionamos si una
consecuencia de una concordancia total o una imitación engañosa no nos hace falta
ningún nuevo gasto . Por tanto , la fuente de placer cómico en la imitación no sería la
comicidad de situación , sino la expectativa . Puesto que en general derivamos el placer
cómico de una comparación ,estamos obligados a indagar lo cómico de la comparación
misma , que sirve también como recurso para volver algo cómico .

Nuestro interés por este problema se verá acrecentado si recordamos que incluso en el
caso del símil solía dejarnos a menudo inciertos el «sentimiento» de sí algo era una lista
o lo que llamaría meramente cómico .
Con cada comparación de esta índole, en especial de lo abstracto con lo concreto, se
conecta una cierta rebaja y un cierto ahorro de gasto de abstracción en el sentido de una
mímica de representación, a pesar de lo cual ello no basta, desde luego, para hacer
resaltar con nitidez el carácter de lo cómico. El previo placer de aligeramiento y el
aporte desde las condiciones de la mímica de representación acaso expliquen el
pasaje, que se cumple poco a poco y mediante unas proporciones cuantitativas, desde lo
placentero en general hasta lo cómico en el caso de la comparación. Sin duda saldré al
paso de malentendidos si destaco que en la comparación yo no derivo el placer cómico
del contraste entre los dos términos comparados, sino de la diferencia entre los dos
gastos de abstracción. Lo ajeno difícil de asir, lo abstracto, en sentido propio lo
intelectualmente elevado, al aseverarse su coincidencia con algo ínfimo y familiar, para
cuya representación no hace falta gasto alguno de abstracción, es desenmascarado como
igualmente ínfimo.

La comicidad de la comparación queda reducida, entonces, a un caso de degradación


{Degradierung}. Así, la comparación de la verdad con una antorcha que uno no puede
llevar entre la multitud sin chamuscar alguna barba es puramente chistosa, por tomar en
sentido pleno un giro descoloride , y en modo alguno cómica, pues la antorcha, como
objeto, no carece de una cierta dignidad, por más que sea algo concreto. Pero es fácil
que una comparación sea al mismo tiempo chistosa y cómica, y por cierto lo uno con
independencia de lo otro, en la medida en que se convierta en auxiliar de ciertas técnicas
del chiste . Por tentador que sea pesquisar estos condicionamientos más íntimos de la
ganancia de placer cómico, el autor debe abstenerse de hacerlo pues ni su formación
previa ni su cotidiana actividad profesional lo autorizan a extender sus indagaciones
mucho más allá de la esfera del chiste, y cree poder confesar que justamente el tema de
la comparación cómica le vuelve sensible su incompetencia.

En este punto admitiremos se nos recuerde que muchos autores no aceptan la nítida
separación conceptual y material entre chiste y comicidad a que nosotros nos hemos
visto llevados, y postulan al chiste simplemente como «lo cómico del decir» o «de las
palabras». Para someter a examen esta opinión escogeremos sendos ejemplos de
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comicidad deliberada y de comicidad involuntaria del decir a fin de compararlos con el


chiste. Es por excelencia chistoso.
Como modelo de la comicidad deliberada en el decir, tomo a «Wippchert», de
Stettenheim. Se dice de Stettenheim que es chistoso porque posee en particular grado la
habilidad de provocar lo cómico. El disparate de Wippchen se nos
aparece, empero, como específico a consecuencia de una técnica particular. Si se
considera con mayor cuidado estos «chistes», saltan en particular a la vista algunos
géneros que imprimen su sello a toda la producción.

Wippchen se sirve principalmente de composiciones , modificaciones de giros y citas


notorios, y sustituciones mediante las cuales se introducen algunos elementos triviales
dentro de estos recursos expresivos de elevado valor, las más de las veces pretenciosos.

Por cierto que no es difícil dar la respuesta. Recordemos que el chiste muestra al oyente
un rostro doble, lo constriñe a dos concepciones diversas. Las modificaciones y
sustituciones llevan, como en el chiste, a un texto usual y notorio, pero la modificación
o sustitución como tales no dicen nada más, y por regla general nada posible ni
utilizable. En consecuencia, para estos «chistes» sólo resta una de aquellas
concepciones, la que lo considera un disparate.

Queda a nuestro parecer, entonces, el decidir si esas producciones, que se han despojado


de uno de los caracteres más esenciales del chiste, son chistes «malos» o en modo
alguno deben llamarse chistes. Es indudable que estos chistes atrofiados producen un
efecto cómico que podemos explicarnos de más de un modo. 0 la comicidad nace del
descubrimiento de las maneras de pensar de lo inconciente, como en los casos ya
considerados, o el placer brota de la comparación con el chiste completo. Nada impide
suponer que aquí se conjugan esas dos modalidades de génesis del placer cómico, y no
puede desecharse que justamente el insuficiente apuntalamiento en el chiste convierta al
disparate en disparate cómico.

Es que hay otros casos fácilmente penetrables en que esa insuficiencia hace que el
disparate adquiera una comicidad irresistible por la comparación con lo que debería
operarse. La contrapartida del chiste, el acertijo, acaso nos ofrezca en este punto
mejores ejemplos que el chiste mismo. Más bien se rechaza esa respuesta. - Este
esclarecimiento, brindado mediante dos típicos desplazamientos, muestra cuánto le falta
a esta pregunta para ser un verdadero acertijo, y a causa de esta absoluta insuficiencia
aparece, en lugar de disparatadamente estúpida ... irresistiblemente cómica.

De este modo, por inobservancia de condiciones esenciales, un chiste, un acertijo u otras


cosas que en sí no arrojan placer cómico pueden convertirse en fuentes de este.
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Pues bien, nada hay aquí que recuerde al chiste. La diferencia de gasto es por cierto la
condición básica del placer cómico, pero la observación enseña que de esa diferencia no
siempre nace placer. No obstante, antes de pasar a responder esta pregunta dejemos
establecido, a modo de conclusión de las elucidaciones anteriores, que lo cómico del
decir no coincide con el chiste, y por tanto el chiste forzosamente ha de ser algo diverso
de lo cómico del decir. A punto de abordar ahora la respuesta a la pregunta, que
acabamos de plantear, sobre las condiciones de la génesis del placer cómico a partir de
la diferencia de gasto, podemos permitirnos un alivio que no podrá menos de
resultarnos placentero a nosotros rrismos.

La respuesta precisa a esa pregunta coincidiría con una exposición exhaustiva sobre la
naturaleza de lo cómico, para la cual no podemos atribuirnos ni aptitud ni
competencia. Nos contentaremos, otra vez, con iluminar el problema de lo cómico sólo
hasta donde él se recorta con nitidez partiendo del problema del chiste. A todas las
teorías de lo cómico sus críticos les han objetado que su definición descuida lo esencial
de la comicidad. Es indudable que esas objeciones están justificadas, pero se las
sobrestima si de ellas se infiere que el signo distintivo esencial de lo cómico ha
escapado hasta ahora a la intelección.

Por lo demás, sólo nos resultará fácil rechazar las objeciones y esclarecer las
contradicciones planteadas a las definiciones de lo cómico si hacemos brotar el placer
cómico de la diferencia por comparación entre dos gastos. El placer cómico y el efecto
en que se lo discierne, la risa, sólo pueden nacer entonces si esa diferencia no encuentra
aplicación y es susceptible de descarga. Cuando la diferencia, tan pronto es
discernida, experimenta otra aplicación, no ganamos ningún efecto placentero, sino a lo
sumo un pasajero sentimiento de placer en que no se recorta el carácter cómico. Así
como en el chiste es preciso que se den particulares constelaciones para prevenir un
diverso empleo del gasto que se juzga superfluo, de igual modo el placer cómico sólo
puede nacer bajo circunstancias que satisfagan esta última condición.

Por eso, si los casos en que nacen esas diferencias de gasto dentro de nuestro representar
son numerosísimos, comparativamente raros son aquellos en que de ahí surge lo
cómico. Respecto del primer punto, uno podría establecer dos clases, la de lo cómico
obligado y la de lo cómico ocasional, aunque de antemano habría que renunciar a hallar
exenta de excepciones la obligatoriedad de lo cómico en la primera clase. Sería
sugestivo rastrear cuáles son las condiciones decisivas para cada una de ellas. Para la
segunda de esas clases parecen esenciales las condiciones que en parte han sido
reunidas bajo el título de «aislamiento» del caso cómico.

La condición más favorable para la génesis del placer cómico resulta ser el talante
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alegre general, en el que uno es «proclive a reír». En los estados tóxicos que lo
provocan casi todo parece cómico, probablemente por comparación con el mismo gasto
en estado normal. Chiste, comicidad, y todos los métodos semejantes para ganar placer
a partir de una actividad anímica, no son en definitiva más que otros tantos caminos
para reproducir, desde un punto singular, ese talante alegre -euforia-, toda vez que él ro
preexista como una predisposición general de la psique. Parecido efecto favorecedor
ejerce la expectativa de lo cómico, el acomodamiento al placer cómico.

Por eso, dado el propósito de volver cómico algo, si el otro participa de él, basta con
unas diferencias tan mínimas que probablemente se las habría pasado por alto de haber
sobrevenido en un vivenciar desprovisto de ese propósito. Quien emprende una lectura
cómica ova al teatro a ver una farsa, debe a ese propósito el reír luego sobre cosas que
en su vida ordinaria difícilmente habrían constituido para él un caso de lo cómico. En
definitiva, apenas ve sobre el escenario al actor cómico, y antes que este pueda intentar
moverlo a risa, ríe por el recuerdo de haber reído, por la expectativa de
reír. Condiciones desfavorables para la comicidad proceden de la índole de la actividad
anímica que ocupa en el momento al individuo.

La oportunidad de desprender placer cómico desaparece también si la atención se


acomoda justamente a la comparación de la que puede surgir la comicidad. En tales
circunstancias pierde su fuerza cómica lo que de otro modo produciría el más seguro
efecto cómico. El profesor de gimnasia o de danza rara vez verá lo cómico de los
movimientos que hacen sus alumnos, y al predicador se le escapa por completo, en los
defectos de carácter de los hombres, lo cómico que el autor de comedias sabe recoger
con tanta eficacia. El proceso de la comparación de los gastos debe permanecer
automático si es que ha de producir placer cómico.

Es completamente estorboso para la comicidad que el caso del cual está destinada a
nacer dé ocasión al mismo tiempo a un intenso desencadenamiento de afecto. Entonces
queda excluida, por regla general, la descarga de la diferencia
eficaz. Afectos, predisposición y actitud del individuo en cada caso permiten entender
que lo cómico surja o desaparezca junto con el punto de vista de aquel, y sólo por vía de
excepción exista algo absolutamente cómico. Ahora bien, el desarrollo de afecto es la
más intensa entre las condiciones que estorban la comicidad, y nadie le ha cuestionado
ese valor.

Por eso se dice que el sentimiento cómico se produce sobre todo en casos más bien
indiferentes, en que no están envueltos intereses o sentimientos intensos. Sin
embargo, es justamente en casos con desprendimiento de afecto donde vemos que una
diferencia de gasto muy intensa puede producir el automatismo de la descarga. Me
inclino a pensar que esta explicación es aplicable a todos los casos en que la risa
sobreviene en oportunidades diversas de las placenteras y con fuertes afectos de pena o
tensión. Si, por último, agregamos que el desarrollo de placer cómico puede ser
promovido por cualquier otro añadido placentero al caso mismo, así como por una
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suerte de efecto de contacto , por cierto que no habremos completado las condiciones


del placer cómico, pero sí las tendremos elucidadas lo suficiente para nuestro propósito.

Vemos entonces que a estas condiciones, así como a la inconstancia y dependencia del


efecto cómico, ningún otro supuesto se adapta mejor que la derivación del placer
cómico de la descarga de una diferencia que, bajo las más variables
constelaciones, puede recibir otro empleo que la descarga. Una consideración más
atenta merecería aún lo cómico de lo sexual y obsceno, que aquí empero rozaremos sólo
con unas pocas puntualizaciones. También esta vez el punto de partida sería el
desnudamiento [como en el caso de los chistes obscenos. Un desnudamiento casual nos
produce efecto cómico porque comparamos la facilidad con que gozamos de esa visión
con el gran gasto que de ordinario nos requeriría alcanzar esa meta.

Así, el caso se aproxima al de lo cómico-ingenuo, pero es más simple. Sabemos ya que


es tarea del chiste sustituir a la pulla y así reabrir una fuente cegada de placer
cómico. De ordinario, del campo de lo sexual y obsceno resultan las más abundantes
oportunidades para ganar un placer cómico junto a la excitación sexual placentera, en la
medida en que se puede mostrar al ser humano en su dependencia de necesidades
corporales o descubrir tras el reclamo del amor anímico la exigencia corporal . El bello
y vivaz libro de Bergson, Le rire, nos invita de una minera sorprendente a procurar
entender lo cómico también en su psicogénesis.

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