El Chiste y Su Relacion Con El Inconciente
El Chiste y Su Relacion Con El Inconciente
El Chiste y Su Relacion Con El Inconciente
Freud menciona su libro “la interpretación de los sueños” donde indaga a precisión los
procesos que crean al sueño uno de ellos el pensamiento, y las fuerzas psíquicas, es así
que Freud lo compara con el chiste ya que también existe un proceso de condensación y
abreviación de palabras.
Se habla también de la aceptación múltiple que sería el doble sentido en los chistes, una
técnica del chiste, ya que cada ser humano puede entender una palabra o conjunto de
palabras con el punto de vista de cada uno. Tenemos claros ejemplos uno de ellos es el
caso de doble sentido en los nombres y su significado. Y el segundo ejemplo es el doble
sentido del significado material y metafórico de la palabra, en tercer lugar tenemos el
doble sentido propiamente dicho, donde no se debe ejercer violencia sobre la misma
palabra, y no necesitamos someterla a ninguna modificación.
Existen palabras, que pueden ser utilizadas en más de un sentido, diferenciándolas de su
significado original; es decir el múltiple empleo.
Estas a su vez se dividen en 3 grupos:
Los casos de doble sentido de un nombre propio y un significado objetivo al que
aludir.
El doble sentido y la metafórica de una palabra.
El doble sentido propiamente dicho o juego de palabras que es el caso ideal del
múltiple empleo. La palabra no es modificada
La condensación:
a.con formación de una palabra mixta,
b.con modificación.
c.todo y parte
d.reordenamiento,
e.modificación leve,
f. la misma palabra plena y vacía.
Doble sentido:
g.nombre y significado material
h.significado metafórico y material
i. doble sentido propiamente dicho (juego de palabras).
j. equivocidad
k. doble sentido con alusión.
Cuando uno ríe de buena gana con un chiste, no está precisamente en la mejor
predisposición para investigar su técnica. Por eso depara algunas dificultades el
orientarse en estos análisis.
«Es un cómico malentendido», he ahí la idea que se nos impone. - Bien, pero ... ¿y
la técnica de este chiste? - Evidentemente el uso con doble sentido de la palabra
«nehmen». En uno de esos sentidos se integra, incolora ella misma, en un giro
(tomar un baño}; en el otro, es el verbo con su significado no descolorido {llev
arse un baño., robarlo}. Por tanto, un caso en que la misma palabra se toma en
sentido «pleno» y «vacío». Sustituyamos la expresión «tomar un baño» por la más
simple y de igual valor «bañarse», y el chiste desaparece. La respuesta ya no se le
adecua. Por tanto, también aquí el chiste adhiere a la expresión «tomar un baño».
Veamos, pues; esa demostración se obtiene con total facilidad, y de hecho pone en
descubierto la técnica de estos ejemplos. Soulié indica a Heine que la sociedad
del siglo xix adora al
«becerro de oro», tal como antaño lo hizo el pueblo judío en el desierto. Lo
adecuado sería que Heine diera una respuesta de este tipo: «Sí, así es la naturaleza
humana; el paso de los siglos no la ha modificado en nada», o alguna otra
expresión de asentimiento. Pero Heine en su respuesta se desvía de la idea
incitada, en modo alguno responde a ella; se vale del doble sentido del que es
susceptible la frase «becerro de oro» para seguir un sendero desviado, escoge un
ingrediente de la frase, «becerro», y responde como si el acento hubiera recaído
sobre este en el dicho de Soulié: «¡Ob! Este ya no es un becerro», etc. (ver nota)
desvío es aún más nítido en el chiste del baño.
Este ejemplo reclama una figuración gráfica. El primer judío pregunta: «¿Has
tomado un baño?». El acento recae sobre el elemento «baño». El segundo responde
como si la pregunta dijera: «¿Has tomado un baño?».
En este punto debemos estar preparados para la objeción de que buscamos trazar
tales enmarañados distingos en lo que forma, empero, una estrecha trama. ¿Acaso
todo doble sentido no da ocasión a un desplazamiento, a un desvío de la ilación de
pensamiento de un sentido a otro? Y siendo así, ¿cómo aceptar que «doble
sentido» y «despIazamiento» se postulen como representantes de dos tipos
enteramente diversos de técnica del chiste? Muy bien; es cierto que existe este
vínculo entre doble sentido y desplazamiento, pero nada tiene que ver con nuestra
distinción entre las técnicas del chiste, En el doble sentido, el chiste sólo contiene
tina palabra susceptible de interpretación múltiple, que permite al oyente hallar el
Neftali Jeans Condori Subia
PARTE 3
Un nuevo grupo muy vasto de chistes en el pensamiento son la figuración por lo
semejante y emparentado,
Frente a una alusión exenta de doble sentido, hallamos que su carácter puede estar
en la sustitución de algo que está conectado en la trama de pensamientos. El nexo
utilizado para la sustitución puede ser una mera asonancia (Coincidencia vocálica
en la terminación de dos palabras a partir de la última vocal acentuada), de suerte
que esta subclase se vuelve análoga al retruécano en el caso del chiste en la
palabra. Por ejemplo: «Baño nuevo sana bien», que de manera instantánea nos
recuerda al proverbio: «Escoba nueva barre bien».
La alusión por modificación y la condensación con formación sustitutiva se
vuelven casi indistinguibles cuando la modificación se limita al cambio de letras,
por ejemplo: La alusión a la maligna epidemia de Diphtheritis que relaciona
difteria(enfermedad) con Dichteritis(poetitis) que califica también de peligro
público a los ineptos para poetizar.
Por último, también la omisión es una forma de la alusión; se la puede comparar a
la condensación sin formación sustitutiva. En verdad, en toda alusión hay algo
omitido, a saber, el camino de pensamiento que desemboca en la alusión.
Depende sólo de qué resulte más llamativo en el texto de la alusión, si la laguna o
el sustituto que en parte la llena.
La alusión es quizás el medio del chiste más usual y fácil de manejar, pero
tampoco la alusión es en sí, chistosa; existen alusiones correctamente formadas
que no pueden reclamar ese carácter. Chistosa es sólo la alusión “chistosa”.
Se a designado a la alusión como figuración indirecta, una subclase de esta seria
la figuración por algo pequeño o ínfimo, por ejemplo: “Un judío de Galitzia viaja
en tren y se ha puesto bien cómodo, desabrochada la chaqueta, los pies sobre el
asiento. Entonces sube un señor vestido a la moderna. Y al punto el judío se
compone, adopta una postura recatada. El extraño hojea un libro, echa cuentas,
medita y de pronto dirige al judío esta pregunta: «Dígame usted, por favor,
¿cuándo cae Yom Kippur (el Día del Perdón)?». «¡Ah, ya, ya!», dice el judío, y
vuelve a poner los pies sobre el asiento antes de responder”. Este modo de
figuración por algo pequeño se anuda con la tendencia al ahorro que es un rasgo
común en las técnicas del chiste.
Otra variedad de la figuración indirecta es el símil, con respecto a este se tiene la
duda si se le debe o no considerar un chiste ya que la comparación graciosa rara
vez es capaz de producir la risa explosiva por la que se acredita un chiste bueno.
De igual manera en el libro se nos dan diferentes ejemplos, uno de ellos es: “No
se puede llevar la antorcha de la verdad a través de la multitud sin chamuscar
alguna barba”
Las atribuciones absurdas, o al menos llamativas, son genuinas portadoras del
chiste dentro del símil, por ejemplo: “Todo hombre tiene también su trasero
moral, que no muestra si no está apremiado y cubre todo el tiempo que puede con
los calzones del buen decoro”. La gracia de este proviene de la comparación de
algo abstracto y de elevada categoría con algo concreto y de inferior condición.
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PARTE 4
EL PAPEL DEL CHISTE AL SERVICIO DE LA TENDENCIA HOSTIL.
Nos habla que, así como hubo en la infancia una progresiva represión en las
aspiraciones sexuales también se dará en las mosiones hostiles sin embargo en un
contexto adulto no se permitiría que estas mociones hostiles o violentas se
desenvuelvan como tales es por eso que buscarían nuevas formas de surgir a través
del lenguaje (palabras) pero no se dará por el nivel cultural de la persona ya se este
lo vera de forma indigna.
Es así que por medio del ´´tercero´´ igual al ataque sexual tratamos de ofender en
beneficio de la tercera persona a nuestro enemigo ya sea empequeñeciéndolo
denigrándolo despreciándolo o volviéndolo cómico. Y el tercero observa dicho acto
que le respondería en risa.
Se nos explica así que el chiste nos permitiría aprovechar esos costados de los que
nos podemos burlar que no podríamos expresar de manera consciente.
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Es común que las circunstancias no nos permitan el denuesto o la réplica que usar el
chiste de manera preferible para lograr el cometido de agresión o la critica en contra
de la autoridad o enemigo.
El chiste tendencioso seria usado para atacar lo grande lo digno y tomarían lugar en
vez de un rebajamiento directo.
Los chistes casamenteros propios para uno pueden ser consideradas como chistes,
pero para otros solo podría ser cómicas sin embargo podríamos observar que estos
tienen una fachada cómica como una vitrina que pretende esconder algo que
también para la persona podría contener contenido prohibido.
Que de manera descuidada y de dicho modo se le escape la verdad incluso le es
satisfactorio dar fin al disimulo.
Podemos definir cuatro tipos de chistes según su finalidad.
B) PARTE SINTETICA
El uso de las técnicas produce placer. El sonido generado por los chistes produce
una economía del gato psíquico.
El segundo grupo se basa en mostrarnos algo que ya conocemos en donde
esperamos algo nuevo a esto se le llama extremo placiente este proceso no dispone
dificultad al placer es por esto que se genera un ahorro de gasto psíquico (el
reencuentro de lo conocido) como la rima, estribillo y la poesía.
El tercer grupo es el (placer para disparatar) para obsérvalos se nos pone en dos
situaciones:
Refiere a la conducta que un niño tiene al manejar su idioma y la otra es de un
adulto bajo los efectos de alcohol. El niño encuentra placer incumpliendo las
prohibiciones y eludir las criticas (el placer se manifiesta muy poco).
Luego el placer a disparatar se da a través de los efectos alcohólicos. El buen humor
se debería por el debilitamiento de las fuerzas coercitivas como las críticas. El
chiste se ve reemplazado por el buen humor. (el adulto se vuelve niño y el
disparatar le produce placer)
Técnicas del chiste para la extracción del placer del mismo
En la elaboración del chiste se da un proceso de selección de palabras y situaciones
intelectuales que permitan el juego de palabras e ideas ante el examen de a critica.
El chiste tendencioso de fuentes que pueden estar siendo reprimidas, extrae la
fuerza del juego de palabras de la liberación del disparate.
Cuando hay un sentimiento que quiere extraer placer de la fuente es reprimido. Las
aspiraciones represoras serán mayores a sentimiento reprimido o a lo reprimido.
Tomando un ejemplo un individuo quiere insultar al otro sin embargo su educación
y el respeto detienen el insulto.
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PARTE 5
La técnica del chiste está comandada en general por dos clases de tendencias: las que
posibilitan la formación del chiste en la primera persona, y otras destinadas a
garantizarle el máximo efecto de placer posible en la tercera persona.
La rentabilidad depende todavía del nivel absoluto del gasto. El aspecto de ser esperado
el gasto, un gasto para el cual uno se prepara, pasa inequívocamente al primer plano. Un
ahorro significara un placer momentáneo.
El proceso surgido en la primera persona del chiste produce placer por cancelación de
una inhibición, rebaja del gasto local; sólo que no parece calmar hasta alcanzar el alivio
general mediante la descarga por la mediación de la tercera persona.
EL VÍNCULO DEL CHISTE CON EL SUEÑO Y LO INCONCIENTE.
Tenemos indicios del sueño por el recuerdo que nos acude tras despertar y que nos
parece fragmentario. Es entonces un conjunto de impresiones sensoriales, casi siempre
visuales. Se llama «contenido manifiesto del sueño» a lo que así recordamos como
sueño. Es confuso y absurdo, a veces solo uno.
Freud demuestra que el contenido manifiesto obedecen ciertas formaciones psíquicas y
las nombra «pensamientos oníricos latentes». De la comparación entre el contenido
manifiesto del sueño recordado y los pensamientos latentes así descubiertos se obtiene
el concepto de «trabajo del sueño». Este designa la íntegra suma de los procesos
trasmudadores que trasportaron los pensamientos oníricos latentes hasta el sueño
manifiesto.
El trabajo del sueño se puede describir como pensamientos, muchas veces complicados,
que se edifican en el curso del día y que no son llevados a su tramitación -un resto
diurno-, retienen aún durante la noche el monto de energía -el interés- que reclaman y
amenazan perturbar el dormir. Somete a un trabajo lo pensado. Al hacer esa mudanza de
los pensamientos como consecuencia resulta la regresión.
Se mencionan tres estadios en la formación del sueño: primero, el traslado de los restos
diurnos preconscientes a lo inconsciente, en lo cual no pueden menos que colaborar las
condiciones del estado del dormir; segundo, el genuino trabajo del sueño en lo
inconsciente, y tercero, la regresión del material onírico así elaborado hasta la
percepción, en calidad de la cual el sueño deviene consciente.
El carácter y el efecto del chiste están atados a ciertas formas de expresión, ciertos
recursos técnicos, entre los cuales los más llamativos son las diversas variedades de la
condensación, el desplazamiento y la figuración indirecta. Procesos que llevan a esos
mismos resultados están presentes en el trabajo del sueño. El carácter y el efecto del
chiste están atados a ciertas formas de expresión, ciertos recursos técnicos, entre los
cuales los más llamativos son las diversas variedades de la condensación, el
desplazamiento y la figuración indirecta.
También en lo asociativo los chistes muestran un comportamiento particular. A menudo
no están a disposición de nuestra memoria cuando lo queremos, y otras veces, en
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cambio, se instalan de una manera como involuntaria y aun en lugares de nuestra ilación
de pensamiento donde no comprendemos su injerencia.
La brevedad del chiste sería entonces, como la del sueño, un necesario fenómeno
relacionado de las condensaciones en ambos; un resultado del proceso condensador. Las
condensaciones se originan en el inconsciente y son fuentes de placer; es lo que el chiste
necesita.
El chiste no crea compromisos como el sueño, no esquiva la inhibición, sino que se
empeña en conservar intacto el juego con la palabra o con el disparate, pero limita su
elección a casos en que ese juego o ese disparate puedan parecer al mismo admisibles o
provistos de sentido. El chiste, a consecuencia del papel de la tercera persona, está atado
a cierta condición que no vale para el sueño.
Entre las técnicas comunes a chiste y sueño reclaman cierto interés la figuración por lo
contrario y el empleo del contrasentido. A la figuración por lo contrario le cabe en el
trabajo del sueño un papel todavía más importante que en el chiste ya que es más difícil
de interpretar.
PARTE 6
Lo absurdo en el contenido del sueño sustituye al juicio «Eso es un disparate», de los
pensamientos oníricos. El disparate en el chiste es un fin autónomo. Hay otros caminos
para recuperar el disparate y extraerle placer; la caricatura, la exageración, la parodia y
el travestismo se valen de él y crean de ese modo el «disparate cómico». Cada camino
constituye la diversidad psíquica.
Los casos en que con mayor certeza cabe suponer que el chiste se ha formado en lo
inconsciente son aquellos en que sirve a tendencias inconscientes o reforzadas por lo
inconsciente, vale decir, la mayoría de los chistes «cínicos». El chiste surge en distintos
estadios. La chanza surge del talante alegre. En el caso del chiste inocente la investidura
preconsciente es abandonada y permutada durante un momento el inconsciente.
El chiste, en cambio, es la más social de todas las operaciones anímicas que tienen por
meta una ganancia de placer. El sueño es siempre un deseo, aunque vuelto
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PARTE 7
Bergson opina que provoca el efecto cómico de todo lo que en una persona viva evoca
un mecanismo inanimado . Habiéndonos enseñado la experiencia que todo ser vivo es
un otro y requiere de nuestro entendimiento un cierto gasto , nos desilusionamos si una
consecuencia de una concordancia total o una imitación engañosa no nos hace falta
ningún nuevo gasto . Por tanto , la fuente de placer cómico en la imitación no sería la
comicidad de situación , sino la expectativa . Puesto que en general derivamos el placer
cómico de una comparación ,estamos obligados a indagar lo cómico de la comparación
misma , que sirve también como recurso para volver algo cómico .
Nuestro interés por este problema se verá acrecentado si recordamos que incluso en el
caso del símil solía dejarnos a menudo inciertos el «sentimiento» de sí algo era una lista
o lo que llamaría meramente cómico .
Con cada comparación de esta índole, en especial de lo abstracto con lo concreto, se
conecta una cierta rebaja y un cierto ahorro de gasto de abstracción en el sentido de una
mímica de representación, a pesar de lo cual ello no basta, desde luego, para hacer
resaltar con nitidez el carácter de lo cómico. El previo placer de aligeramiento y el
aporte desde las condiciones de la mímica de representación acaso expliquen el
pasaje, que se cumple poco a poco y mediante unas proporciones cuantitativas, desde lo
placentero en general hasta lo cómico en el caso de la comparación. Sin duda saldré al
paso de malentendidos si destaco que en la comparación yo no derivo el placer cómico
del contraste entre los dos términos comparados, sino de la diferencia entre los dos
gastos de abstracción. Lo ajeno difícil de asir, lo abstracto, en sentido propio lo
intelectualmente elevado, al aseverarse su coincidencia con algo ínfimo y familiar, para
cuya representación no hace falta gasto alguno de abstracción, es desenmascarado como
igualmente ínfimo.
En este punto admitiremos se nos recuerde que muchos autores no aceptan la nítida
separación conceptual y material entre chiste y comicidad a que nosotros nos hemos
visto llevados, y postulan al chiste simplemente como «lo cómico del decir» o «de las
palabras». Para someter a examen esta opinión escogeremos sendos ejemplos de
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Por cierto que no es difícil dar la respuesta. Recordemos que el chiste muestra al oyente
un rostro doble, lo constriñe a dos concepciones diversas. Las modificaciones y
sustituciones llevan, como en el chiste, a un texto usual y notorio, pero la modificación
o sustitución como tales no dicen nada más, y por regla general nada posible ni
utilizable. En consecuencia, para estos «chistes» sólo resta una de aquellas
concepciones, la que lo considera un disparate.
Es que hay otros casos fácilmente penetrables en que esa insuficiencia hace que el
disparate adquiera una comicidad irresistible por la comparación con lo que debería
operarse. La contrapartida del chiste, el acertijo, acaso nos ofrezca en este punto
mejores ejemplos que el chiste mismo. Más bien se rechaza esa respuesta. - Este
esclarecimiento, brindado mediante dos típicos desplazamientos, muestra cuánto le falta
a esta pregunta para ser un verdadero acertijo, y a causa de esta absoluta insuficiencia
aparece, en lugar de disparatadamente estúpida ... irresistiblemente cómica.
Pues bien, nada hay aquí que recuerde al chiste. La diferencia de gasto es por cierto la
condición básica del placer cómico, pero la observación enseña que de esa diferencia no
siempre nace placer. No obstante, antes de pasar a responder esta pregunta dejemos
establecido, a modo de conclusión de las elucidaciones anteriores, que lo cómico del
decir no coincide con el chiste, y por tanto el chiste forzosamente ha de ser algo diverso
de lo cómico del decir. A punto de abordar ahora la respuesta a la pregunta, que
acabamos de plantear, sobre las condiciones de la génesis del placer cómico a partir de
la diferencia de gasto, podemos permitirnos un alivio que no podrá menos de
resultarnos placentero a nosotros rrismos.
La respuesta precisa a esa pregunta coincidiría con una exposición exhaustiva sobre la
naturaleza de lo cómico, para la cual no podemos atribuirnos ni aptitud ni
competencia. Nos contentaremos, otra vez, con iluminar el problema de lo cómico sólo
hasta donde él se recorta con nitidez partiendo del problema del chiste. A todas las
teorías de lo cómico sus críticos les han objetado que su definición descuida lo esencial
de la comicidad. Es indudable que esas objeciones están justificadas, pero se las
sobrestima si de ellas se infiere que el signo distintivo esencial de lo cómico ha
escapado hasta ahora a la intelección.
Por lo demás, sólo nos resultará fácil rechazar las objeciones y esclarecer las
contradicciones planteadas a las definiciones de lo cómico si hacemos brotar el placer
cómico de la diferencia por comparación entre dos gastos. El placer cómico y el efecto
en que se lo discierne, la risa, sólo pueden nacer entonces si esa diferencia no encuentra
aplicación y es susceptible de descarga. Cuando la diferencia, tan pronto es
discernida, experimenta otra aplicación, no ganamos ningún efecto placentero, sino a lo
sumo un pasajero sentimiento de placer en que no se recorta el carácter cómico. Así
como en el chiste es preciso que se den particulares constelaciones para prevenir un
diverso empleo del gasto que se juzga superfluo, de igual modo el placer cómico sólo
puede nacer bajo circunstancias que satisfagan esta última condición.
Por eso, si los casos en que nacen esas diferencias de gasto dentro de nuestro representar
son numerosísimos, comparativamente raros son aquellos en que de ahí surge lo
cómico. Respecto del primer punto, uno podría establecer dos clases, la de lo cómico
obligado y la de lo cómico ocasional, aunque de antemano habría que renunciar a hallar
exenta de excepciones la obligatoriedad de lo cómico en la primera clase. Sería
sugestivo rastrear cuáles son las condiciones decisivas para cada una de ellas. Para la
segunda de esas clases parecen esenciales las condiciones que en parte han sido
reunidas bajo el título de «aislamiento» del caso cómico.
La condición más favorable para la génesis del placer cómico resulta ser el talante
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alegre general, en el que uno es «proclive a reír». En los estados tóxicos que lo
provocan casi todo parece cómico, probablemente por comparación con el mismo gasto
en estado normal. Chiste, comicidad, y todos los métodos semejantes para ganar placer
a partir de una actividad anímica, no son en definitiva más que otros tantos caminos
para reproducir, desde un punto singular, ese talante alegre -euforia-, toda vez que él ro
preexista como una predisposición general de la psique. Parecido efecto favorecedor
ejerce la expectativa de lo cómico, el acomodamiento al placer cómico.
Por eso, dado el propósito de volver cómico algo, si el otro participa de él, basta con
unas diferencias tan mínimas que probablemente se las habría pasado por alto de haber
sobrevenido en un vivenciar desprovisto de ese propósito. Quien emprende una lectura
cómica ova al teatro a ver una farsa, debe a ese propósito el reír luego sobre cosas que
en su vida ordinaria difícilmente habrían constituido para él un caso de lo cómico. En
definitiva, apenas ve sobre el escenario al actor cómico, y antes que este pueda intentar
moverlo a risa, ríe por el recuerdo de haber reído, por la expectativa de
reír. Condiciones desfavorables para la comicidad proceden de la índole de la actividad
anímica que ocupa en el momento al individuo.
Es completamente estorboso para la comicidad que el caso del cual está destinada a
nacer dé ocasión al mismo tiempo a un intenso desencadenamiento de afecto. Entonces
queda excluida, por regla general, la descarga de la diferencia
eficaz. Afectos, predisposición y actitud del individuo en cada caso permiten entender
que lo cómico surja o desaparezca junto con el punto de vista de aquel, y sólo por vía de
excepción exista algo absolutamente cómico. Ahora bien, el desarrollo de afecto es la
más intensa entre las condiciones que estorban la comicidad, y nadie le ha cuestionado
ese valor.
Por eso se dice que el sentimiento cómico se produce sobre todo en casos más bien
indiferentes, en que no están envueltos intereses o sentimientos intensos. Sin
embargo, es justamente en casos con desprendimiento de afecto donde vemos que una
diferencia de gasto muy intensa puede producir el automatismo de la descarga. Me
inclino a pensar que esta explicación es aplicable a todos los casos en que la risa
sobreviene en oportunidades diversas de las placenteras y con fuertes afectos de pena o
tensión. Si, por último, agregamos que el desarrollo de placer cómico puede ser
promovido por cualquier otro añadido placentero al caso mismo, así como por una
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