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Capítulo 20

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Capítulo 20

1 He aquí los nombres de los santos ángeles que vigilan:


(Ap 8:2)

2 Uriel, uno de los santos ángeles, llamado el del trueno y el temblor;

3 Rafael, otro de los santos ángeles, el de los espíritus de los humanos;


(Tb 12:15)

4 Ra'u'el, otro de los santos ángeles, que se venga del mundo de las luminarias;

5 Miguel, otro de los santos ángeles, encargados de la mejor parte del la humanidad y
del pueblo;
(Dn 10:13,21, 12:1; Judas 9; Ap 12:7)

6 Sariel, otro de los santos ángeles, encargado de los espíritus de los hijos de los
hombres que pecan en espíritu;

7 Gabriel; otro de los santos ángeles, encargado del paraíso, las serpientes y los
querubines;
(Dn 8:16, 9:21; Lc:1:19,26) (Gn 3:24; Ex 25:18-22; Ez 10:4-5)

8 Remeiel, otros de los santos ángeles, al que Dios ha encargado de los resucitados.
(Mt 28:2,5; Mc 16:5)

Capítulo 21

1 Después volví hasta donde todo era caótico;

2 y allá vi algo horrible: no vi ni cielo en lo alto ni tierra firme fundamentada, sino un


sitio informe y terrible.

3 Vi allí cuatro estrellas del cielo encadenadas que parecían grandes montañas
ardiendo como fuego.

4 Entonces pregunté: "¿Por qué pecado están encadenadas y por qué motivo han sido
arrojadas acá?".

5 Uriel el Vigilante y el Santo que estaba conmigo y me guiaba, me dijo: "Enoc ¿por
qué preguntas y te inquietas por la verdad?.

6 Esta cantidad de estrellas de los cielos son las que han transgredido el
mandamiento del Señor y han sido encadenadas aquí hasta que pasen diez mil años,
el tiempo impuesto según sus pecados.

7 Desde allí pasé a otro lugar más terrible que el anterior y vi algo horrible: había allá
un gran fuego ardiendo y flameando y el lugar tenía grietas hasta el abismo, llenas de
columnas descendentes de fuego, pero no pude ver ni sus dimensiones ni su
magnitud ni haría conjeturas.

8 Entonces dije: "¡Qué espantoso y terrible es mirar este lugar!".

9 Contestándome, Uriel el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo me dijo: "Enoc


¿por qué estás tan atemorizado y espantado?". Le respondí: "Es por este lugar
terrible y por el espectáculo del sufrimiento"..

10 Y él me dijo: "Este sitio es la prisión de los ángeles y aquí estarán prisioneros por
siempre".

Capítulo 22

1 Desde allí fui a otra parte, a una montaña de roca dura;

2 había ahí cuatro pozos profundos, anchos y muy lisos. Y dije: "¡Qué lisos son estos
huecos y qué profundos y oscuros se ven!".

3 En ese momento, Rafael el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo, me respondió


diciendo:"Estas cavidades han sido creadas con el siguiente propósito; que los
espíritus de las almas de los muertos puedan reunirse y que todas las almas de los
hijos de los hombres se reúnan ahí. Así pues esos son los pozos que les servirán de
cárcel;

4 "Están hechos para tal cosa, hasta el día en que sean juzgados hasta momento del
gran juicio que se les hará el último día".
(Sal 68:19; Ef 4:9; 1P 3:19,20)

5 Vi allí al espíritu de un hombre muerto acusando, y su lamento subía hasta el cielo,


gritando y acusando.

6 Entonces pregunté a Rafael el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo: "¿De quién
es este espíritu que está acusando que se queja de tal modo que sube hasta el cielo
gritando y acusando?".

7 Me respondió diciendo: "Este es el espíritu que salió de Abel, a quien su hermano


Caín asesinó; él lo acusa hasta que su semilla sea eliminada de la faz de la tierra y su
semilla desaparezca dl linaje de los hombres".

8 Entonces pregunté observando todos los pozos: "¿Por qué están separados unos de
otros?"

9 Me respondió diciendo: "Esos tres han sido hechos para que los espíritus de los
muertos puedan estar separados. Así una división ha sido hecha para los espíritus de
los justos, en la cual brota una fuente de agua viva.
(Jn 4:14, 7:38)

10 "Y así ha sido hecha ésta para los pecadores cuando mueren y son sepultados y no
se ha ejecutado juicio contra ellos en vida.
11 "Aquí sus espíritus serán colocados aparte, para esta gran pena, hasta el día del
gran juicio y castigados y atormentados para siempre quienes merecen tal
retribución por sus espíritus.

12 "Esta división ha sido separada para quienes presentan su queja y denuncian su


destrucción cuando fueron asesinados en los días de los pecadores.

13 También ha sido hecha ésta para los espíritus de los hombres que no fueron justos
sino pecadores, para todos los transgresores y los cómplices de la trasgresión; que en
el día del juicio serán afligidos fuera de allí, pero no serán resucitados desde allí".

14 Entonces bendije al Señor de Majestad y dije: "Bendito sea el juicio de justicia y


bendito sea el Señor de Majestad y Justicia que es el Señor del mundo".

Capítulo 23

1 Desde allí fui transportado a otro lugar al occidente, en las extremidades de la


tierra;

2 me fue mostrado un fuego que corría sin descanso y sin interrumpir su carrera ni
de día ni de noche, permaneciendo constante, mientras tanto.

3 Yo pregunté diciendo: "¿Qué es esto que no tiene reposo alguno?".

4 Me respondió Ra'u'el: "La función de este fuego que corre hacia el occidente es
guiar a todas las luminaras del cielo.

Capítulo 24

1 Y me mostró las montañas: el suelo entre ellas era de fuego ardiente y llameaba por
las noches.

2 Fui hacia allá y vi siete montañas magníficas, diferentes entre sí y de piedras


preciosas y hermosas y todas eran espléndidas, de apariencia gloriosa y bello
aspecto: tres por el oriente, apoyadas una contra la otra; y tres por el sur, una bajo la
otra; y vi cañadas profundas y sinuosas, ninguna de las cuales se unía a las demás.

3 La séptima montaña estaba en medio de todas, superándolas en altura a la manera


de un trono, rodeada por árboles aromáticos,

4 entre los cuales había un árbol cuyo perfume yo no había olido nunca y no había
perfume similar entre estos ni entre los demás árboles: exhala una fragancia superior
a cualquiera y sus hojas, flores y madera no se secan nunca, su fruto es hermoso y se
parece a los dátiles de las palmas.

5 Entonces dije: ""¿Qué árbol tan hermoso! Es bello a la vista, su follaje gracioso y su
fruto tiene un aspecto muy agradable".
6 Entonces, Miguel el Vigilante y santo, que estaba conmigo y que estaba encargado
de esos árboles, me contestó.

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