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Via Crucis 2020

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PASCUA 2020

VIERNES SANTO
Mercedarias Misioneras de Bérriz

VIA CRUCIS 2020


“Busca mi rostro, busca a Dios y Yo seré tu esperanza”
Hoy Viernes Santo, la realidad que estamos viviendo
(enfermedad, tristeza, incertidumbre, muerte, miedo, impotencia,
cansancio, crisis en el horizonte…) y las realidades de dolor y
sufrimiento del mundo que ya conocíamos, nos pueden llevar a
sentirnos superadas, invadidos por la desesperanza y la falta de
sentido… estamos y nos sentimos a la intemperie, muy frágiles y
un poco perdidos.

Es el momento de buscar más si cabe, tu rostro, Señor. Buscar


significa atravesar el miedo, volvernos a ti, contemplarte y
confiadas, dejarnos traspasar por la Vida que brota desde la cruz.
Busquemos al Dios de los consuelos, no sólo los consuelos de
Dios: al Dios presente también hoy en medio de esta difícil
situación; al Dios que habita nuestras casas, comunidades, y
nuestros barrios, al Dios escondido en los pobres y excluidos y al
Dios desahuciado de la Casa Común.

“Tú que le has sentido dentro, busca y camina, sal a su encuentro,


vuelve adonde le viste, camina y corre a su lado.
Buscador de Dios, porque un día te habló muy dentro, te trató como nadie lo había hecho,
te puso un nombre nuevo y te descubrió quién eras.
Buscador de Dios, no estás solo, Él va contigo. Junto a ti caminan otros
con los que puedes compartir, dejarte enseñar y aprender.
Vuélvete hacia dentro y busca, sal hacia fuera y comparte.
Confía y agradece, ora y camina. Busca siempre, aunque quizá cuando te canses y pares, Él te encuentre”
(Dani Cuesta, sj).

CANTO: Dentro de ti (Tere Larrain) https://www.youtube.com/watch?v=sUfbEQhoICk

Dentro de ti plantaré mi ley, no en la piedra sino en tu corazón. Sígueme, no te perderás, tú serás de mí y yo


seré tu Dios. Te daré un corazón nuevo, un nuevo espíritu en él, y yo seré tu fuerza. Busca mi rostro, busca a
Dios y yo seré tu esperanza.

I ESTACIÓN: JESUS ES CONDENADO A MUERTE


“Pilatos decidido a dejar contenta a la gente, les soltó a Barrabás y a Jesús se lo entregó para que lo
azotaran y le crucificaran”. (Mc 15,15)

Que no vengan, que no entren, que son muchos, que no hay para todos, que los acojan otros países…
¿cuántas veces conjugamos el “yo” en vez del “nosotros”? A pesar del momento que estamos viviendo, no
podemos olvidarnos de quienes siguen huyendo de las guerras, de las personas refugiadas confinadas en
los campos de muchos países a las que se cierran las fronteras para que no entren en Europa.

¿Y tú? ¿Qué harías? ¿Hasta dónde caminarías con los pies cansados? Si oyeras mañana las bombas caer, no
muy lejos de tu casa. ¿Qué harías? si te dijera: “Papá tengo miedo”.

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¿No agarrarías dos mudas, la documentación, el dinero, un peluche -porque no pesa y cabe en su mano-
comida y agua? Piensa deprisa. ¿Echarías a andar? ¿Y cuánto andarías? ¿diez kilómetros, cien, mil? ¿Y si
lloviera?
-“Papá tengo frío”. Y su ropa está empapada. Sus manitas frías.
-“Papá tengo hambre”. Ya ni sientes los brazos de cargar, se hace de noche. Y ese calor de tu abrazo que
siempre creíste suficiente, inagotable, invencible, no sirve.
Y llegas a la frontera. Pero no te abren. Porque eres invisible.
Piensas que a tu hijo lo verán, ¿cómo no lo van a ver?
Sería como no ver el cielo. Pero no. Sois muchos y las masas no tienen nombre.
No sois bienvenidos. No hay recursos.
Los de las cumbres hablan de entendimiento, de soluciones, de diálogo internacional.
Mientras tú, tienes un diálogo muy distinto, uno que nadie más puede oír:
Su voz pegada a tu oído, como un beso invisible y tibio:
-“Papá ¿cuándo vamos a llegar?”. -“Pronto, muy pronto”.
Mientes. Porque quieres regalarle otra realidad.
Otro mundo posible. ¿Y tú? ¿Qué harías?

“Cuando me enteré de que Ibrahima dormía en la calle le


propuse a mi pareja que viniera a nuestro piso. Leí en una red
social que uno de los alumnos de Mescladís pasaba las noches al
raso. Llamé y al día siguiente vino a nuestra casa” explica Imara
Muñoz. A su lado, Ibrahima, de Senegal juega con la pequeña,
hija de la pareja de año y medio. A él, esta pareja joven, una de
las decenas de personas que han abierto sus puertas a
migrantes sin techo en Barcelona, le ha cambiado la vida, se la
ha salvado. Su hermano mayor murió al hundirse la patera en la
que se embarcó rumbo al sueño europeo. “Hoy tengo esperanza, en mi futuro y en el de la humanidad”
dice Ibrahima mientras sigue jugando con la pequeña.

Silencio y oramos todas juntas: TUS MANOS CRUCIFICADAS

Tus manos bienhechoras que enseñaron a repartir el pan


para que pueda ser multiplicado...
Tus manos que, tocando enfermos y leprosos, no se manchaban
sino que dejaban limpios a quienes tocaban.
Tus manos que abrazaban niños, abrían ojos ciegos,
levantaban paralíticos y resucitaban muertos...
fueron entregadas a las manos de los que ejecutan las sentencias de otros,
que se lavan las manos al firmar la condena del inocente...
y quedaron abiertas para siempre,
desgarradas y rotas por un amor impotente, que se deja crucificar.

II ESTACION: JESUS CARGA CON LA CRUZ


“Se lo llevaron y Jesús cargando con la Cruz él mismo hacia un lugar llamado la Calavera, en hebreo,
Gólgota”.

Se llamaba Laurent Barthelemy y tenía 14 años: su padre ha vuelto a Costa de Marfil con los restos
mortales de su hijo, fallecido en enero en su intento de viajar a París escondido en el tren de aterrizaje de
un avión. De mayor quería ser científico.

"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo" (Nelson Mandela). Peter
Tabichi, franciscano, fue nombrado mejor profesor del mundo en 2019. Imparte clase en Kenia. En su
colegio el 95% de sus alumnos son pobres: a un tercio le falta el padre o la madre, caminan horas para

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llegar al colegio, estudian con lámparas de gas y comen cada día lo mismo (una mezcla de arroz y maíz que
les sirven en el colegio, porque en sus casas muchas veces no hay comida). Por eso sorprende tanto que
vayan a ir a un torneo científico en Estados Unidos. Se reconoce el mérito de una escuela sin recursos, con
un ratio de 58 alumnos por clase, un solo ordenador y una deficiente conexión a internet. “África va a
producir científicos, ingenieros y empresarios, y las mujeres van a tener un enorme protagonismo", augura.
"Como maestros, estamos obligados a ver y sacar lo mejor de ellos".

Peter pone especial empeño y dedicación en las niñas: "son


muchísimas las circunstancias que pueden combinarse en
África para mantener lejos de las aulas a las niñas. Quiero
ayudarlas a conseguir que sientan que ellas también pueden
estudiar y tener un futuro. Además, cuando inspiras a una
mujer, automáticamente inspiras a los demás. Educar a una
niña trae efectos positivos en toda la escuela y en la sociedad
en general".

“Algunos niños no quieren consolas, quieren un libro y un bolígrafo para ir al colegio. Si se quiere acabar
con la guerra, con otra guerra, nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados
se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores” (Malala).

Silencio y oramos juntas: EN LAS HUELLAS DEL PROFETA...

Hoy puedo hacer presentes mis horas de cansancio, de fatiga, de bochorno.


Y pedir al Señor que me despierte a la vida.
Con la seguridad de que, si vivo vigilante,
podré percibir los pies que se acercan
y danzan al ritmo de una música de paz y de victoria.
Si me atrevo a colocar mis pies en sus huellas,
podré llegar a ver cara a cara al Señor,
mirando a un bebé en brazos de una chiquilla-madre.
Y podré cantarle.
Junto a todas las personas rotas, junto a todos los pueblos, junto a toda la creación.
Si presto atención, la vida entera se puede volver canto,
porque la vida que no se vuelve canto es una vida perdida.
(Julia Blázquez, aci)

CANTO: La misericordia del Señor cada día cantaré (bis)

III ESTACIÓN: JESÚS CAE BAJO EL PESO DE LA CRUZ


“Despreciado y evitado de la gente, un hombre habituado a sufrir, curtido
en el dolor; al verlo, se tapaban la cara: despreciado, lo tuvimos por nada;
a él que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores…” (Is.
53).

La soledad es una de las cruces más pesadas y muchas personas, más de las
que nos imaginamos, caen bajo su peso insoportable. Dicen que es la
enfermedad de este siglo. En medio de una sociedad globalizada en la que
se sobrevive más que se vive, en la que la felicidad se vende y se compra por
internet, muchas personas se sienten solas a pesar de tener muchos “likes” y
amigos en las redes sociales o de vivir rodeadas de gente. Personas invisibles
que no tienen quién les dé los buenos días ni se preocupe, de corazón, por
cómo les ha ido el día.

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Y cuando estábamos en ésas, con la agenda saturada de planes, reuniones, compromisos a varias semanas o
meses-vista, con miles de ocupaciones, tareas en mente, estrés y más prisas… todo se paró en seco: un virus
invisible e inesperado irrumpe en nuestras vidas y la pone del revés, obligándonos a parar. Y entonces,
levantamos la vista y empezamos a mirar y a ver, a verles…

Charo vive sola en Madrid, en un piso que, junto al resto de su bloque, pertenece a un fondo buitre que quiere
echarles para hacer un centro comercial. Cumple 80 años en plena pandemia del virus y sus vecinos, con un
sencillo gesto lleno de ternura, le han tocado el timbre (porque a ella no le pueden abrazar) y le han dejado en
la puerta un pastel con una vela. Todo el patio le ha cantado el cumpleaños feliz. Ella emocionada, saluda, no
puede reprimir las lágrimas. Seguramente, el año pasado su cumpleaños pasara desapercibido y nadie cayera
en la cuenta.

Gestos sencillos que resucitan y afloran en tiempos de crisis… porque como dice Ernesto Sábato, “a la vida sólo
le hace falta una grieta para florecer” y nuestra realidad, nuestra sociedad se ha resquebrajado por muchos
lados, dándole a la vida la oportunidad de abrirse camino y brotar en forma de regalos que teníamos sin abrir:
tiempo para compartir y jugar con los hijos sin prisas y sin consolas; tiempo para mirarnos por dentro, tiempo
para hacer llamadas y videollamadas en vez de mandar whatsapps… tiempo para repensar nuestra escala de
valores, volver a lo pequeño, a lo sencillo, a los detalles de cada día, a lo comunitario. Tiempo de conversión.

Silencio y oramos juntas: POR QUIENES SUFREN EN ESTOS MOMENTOS

Te pedimos en este momento por todas las personas enfermas y por sus familias. Por quienes están sufriendo
este momento en angustia y soledad. Te pedimos por todas aquellas personas que hasta hace unos meses
estaban olvidadas, aparcadas en los márgenes de nuestra sociedad. Y damos gracias porque esta situación es
una oportunidad para devolverles la dignidad, para mirarles de nuevo a los ojos y volverlas a llamar por su
nombre. Nos acordamos y te pedimos por las personas mayores de las residencias, por las personas que no
tienen casa en la que quedarse, por quienes no tienen familia con la que confinarse ni nadie a quien llamar
para compartir sus miedos.

Te damos gracias, Señor, porque en medio de la fragilidad y las dificultades te abres camino y nos das la
oportunidad de seguir buscándote, de “nacer de nuevo”, de celebrar agradecidamente la vida a pesar de
nuestras debilidades.

CANTO: En mi debilidad (Brotes de Olivo) https://www.youtube.com/watch?v=dZPDpB2MpvI


En mi debilidad me haces fuerte, en mi debilidad me haces fuerte, sólo en tu amor, me haces fuerte, sólo en
tu vida, me haces fuerte, en mi debilidad, te haces fuerte en mi (bis).

IV ESTACIÓN: JESUS ENCUENTRA A SU MADRE


“Simeón los bendijo y dijo a María, la madre. Mira, este niño será signo de contradicción y así se
manifestarán claramente los pensamientos de todos. En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón”
(Lc 2, 34-35).

Me abrí paso entre el gentío y caminé junto a mi hijo. Lo llamé a gritos, se detuvo.
Nuestros ojos se encontraron, los míos, llenos de lágrimas y angustia; los de Él,
llenos de dolor y confusión. Me sentí desesperada y entonces sus ojos me dijeron
¡ánimo!, todo esto servirá para algo. A medida que tambaleante caminaba, supe
que tenía razón, y así, lo seguí y recé en silencio. María se hace presente entre su
pueblo sufriente acompañándolo y compartiendo sus angustias como hizo con
Jesús. Su presencia contemplativa inspira y alienta a seguirle, a cambiar las cosas,
a vencer la muerte instalada entre nosotros.

“La liberación de Cristo, es ternura, es amor, es la presencia de una madre


bondadosa: María. Y María es el modelo de quienes colaboran con Cristo para la

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liberación de la tierra. María nos enseña que el camino de liberación verdadera es el camino de la humildad, el
camino del amor, el camino de una entrega que será también para amarnos y encontrar en ella el camino que
nos lleva a Jesús”. Monseñor Romero.

Silencio y oramos juntas: NIÑA DEL SÍ

Todo estaba pendiente de tu boca.


Igual que si los hombres, de golpe, se sintieran con la vida en las manos,
detenida, como un reloj callado y a la espera. Como si Dios tuviera que esperar un permiso.
Tu palabra sería la segunda palabra y ella recrearía el mundo,
estropeado como un juguete muerto que volviera a latir súbitamente.
Tú pondrías en marcha, otra vez, la ternura, Tu corazón se abría como una playa humilde, sin diques fabricados,
Y en la arena sumisa de tu carne el mar de Dios entraba enteramente (Pedro Casaldáliga).

CANTO: Hágase en mi (Ixcis)


https://www.youtube.com/watch?v=ZQhkFh3r1oY&list=RDZQhkFh3r1oY&start_radio=1

Hágase en mi, cuanto quieras, como quieras, donde quieras. Aquí estoy para vivir, tu palabra.

V ESTACIÓN: SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ


“Cuando lo llevaban, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz
para que la llevara tras Jesús” (Lc 23, 26).

“Nuestro modelo de vida ha generado una economía caníbal que se sostiene devorando otros cuerpos y
territorios. Estamos en un momento en el que la economía, la cultura y la política hegemónicas han
declarado la guerra a la vida. Se sostienen y crecen de espaldas y en contraposición a las bases que
permiten sostener la vida humana y de los seres vivos” (Yayo Herrero, antropóloga).

Vivimos en la cultura del “sálvese quien pueda”. Todo a nuestro alrededor invita a “preocuparme sólo por
lo mío” y huimos muchas veces del dolor ajeno. Como dice J.M Rodríguez Olaizola, “amar es darle la
posibilidad a alguien de que su vida nos duela”, pero es verdad que el individualismo en el que nos vemos
envueltas nos lo pone muy difícil. Compartir sufrimientos ajenos, acompañar y acariciar heridas cercanas,
ayudar a cargar con su cruz a quienes ya no pueden más, no está de moda y supone invertir energías y
tiempo que cuesta regalar.

“Cristo no proporciona alas a sus seguidores para que puedan evadirse hacia el cielo, sino un peso que los
arrastra hacia lo más profundo de la tierra. Esta vocación hacia el mundo no es más que la consecuencia de
ser abrazados por Cristo” (M. Délbrel).

¿En qué gastamos nuestra vida, acompañamos y aliviamos


algún dolor ajeno? ¿Ayudo a alguien a llevar su cruz?

“La campaña de la Fraternidad nos lleva siempre a la


conversión y solidaridad en situaciones muy concretas de
nuestra realidad, marcadas por el individualismo, la tiranía del
dinero, y la globalización de la indiferencia. Sólo nos
realizamos, sólo entendemos realmente el sentido de la vida,
su plenitud, cuando salimos de nosotros mismos y vamos al
encuentro del otro” (Obispo de Manaos, Brasil).

Ocuparnos y preocuparnos por quienes tenemos “al alcance la


voz y de la mano”: por quienes “nos han sido confiados”, por
quienes conocemos y también por quienes no tanto… Mimar nuestras relaciones cercanas que puede que
las tuviéramos un poco descuidadas y abandonadas: las de la familia, las de casa y el vecindario, las de los
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compañeros de trabajo o parroquia: relaciones desgastadas por la rutina y las agendas repletas de
compromisos. Afectos que damos por hecho, que por evidentes en nuestras vidas, dejamos de cuidar y
cultivar: el cariño de la comunidad, de cada una de las hermanas, de los padres y de los hijos, de la pareja…
¿Cómo y a quién cuido yo? ¿me preocupo por alguien que no es “de los míos”? ¿Y me dejo también cuidar?

Silencio y oramos juntas: "GASTAR LA VIDA"

Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.


Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás,
aunque no paguen; hacer un favor al que no va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aún al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias;
es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que solo tenemos sentido cuando nos quemamos;
solamente entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio, y buscar la seguridad.

Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos, y falsa teatralidad.


La vida se da sencillamente, sin publicidad, como el agua de la vertiente,
como la madre da el pecho al niño, como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible
está tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla;
pero queremos seguir dándonos, porque Tú estás esperando
en la noche, con mil ojos llenos de lágrimas (Lluis Espinal, SJ).

CANTO: “En ti” (Ain Karem ) https://www.youtube.com/watch?v=iTZOo_q1KA0

En ti que no quiebras la caña cascada, en ti que sostienes la mecha humeante, en ti mi vida encuentra
descanso, confío en ti buen Jesús (bis).
Hazme como tú, sanadora de quebrantos, hazme como tú soplo alentador, portadora de tu paz y tu
consuelo, hazme como tú Señor Jesús (bis).

VI ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS


“Después de crucificarlo, se repartieron a suerte su ropa” (Mt 27,35).

Unos pocos poderosos se reparten para su único beneficio, los recursos de la naturaleza. No dudan en
saquear territorios, ríos, selvas y mares, en arrasar la Casa Común y en explotar a los más débiles para
lograrlo. El Amazonas es el banquete de los depredadores: cerca de 33 millones de personas viven y
dependen directamente de la selva, entre ellas 1,5 millones de indígenas. Es el hogar 40.000 especies de
plantas, 1.300 especies de pájaros y unos 430 mamíferos.

"Somos impactados por las actividades de extractivismo que tiene que ver con la explotación ilegal y
saqueo en las tierras indígenas, petróleo, el agronegocio que avanzan cada vez más. Cuando nosotros
dividimos la tierra, no existe pobre, rico, clase alta, clase baja, ni ninguna clase, no existe clasificación en
nuestro contexto cultural" (Armindo Goes, Pueblo Yanomami, Brasil).

En el Congo se encuentra el 80% de las reservas mundiales de coltán, mineral sin el cual la revolución de las
nuevas tecnologías, en especial la de los móviles, no habría sido posible.

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"Desde que trabajo aquí tengo problemas con mi piel, dolores en el cuerpo, y picor en los ojos", nos cuenta
Jean, un niño de ocho años de edad, que trabaja en la mina. “Pasaba 24 horas en los túneles. Llegaba por la
mañana y me marchaba al día siguiente. Tenía que hacer mis necesidades en la mina”.

Presumir de tener el último modelo, móviles que valen más que lo que gana mucha gente en un mes y que
cambiamos cada poco tiempo: el consumo voraz de tecnología está detrás de la explotación de recursos
naturales y de personas, de los pobres de la Tierra. “Escucharás el clamor de los pobres y el clamor de la
Tierra” (LS 49).

“Si cuidas el planeta combates la pobreza” es la campaña de Enlázate por


la Justicia, cuyo objetivo es sensibilizar a la ciudadanía para que se
comprometa en la defensa de un modelo distinto de desarrollo, justo,
solidario y sostenible, y para que cambie sus hábitos de consumo y estilos
de vida.

“Me confirmo en que el mundo tiene futuro, pues Jesús el marginal, tiene
futuro y los últimos con él. podemos esperar y tener esperanza porque los
marginados son la clave de nuestro destino y con ellos el Señor ha sellado
una alianza irrompible. La pequeñez es el reflejo manso y amistoso de la
grandeza de Dios”. (Patxi A. de los Mozos, sj).
¿Qué puedo hacer yo? ¿Podemos desarrollar una conciencia crítica, un
consumo responsable que redunde en el beneficio de los más débiles y de la Casa Común?

Silencio y oramos juntas: ORACIÓN DEL SINODO DE LA AMAZONÍA

Que el Dios Trinitario, ejemplo de vida en comunión, nos ayude a soñar con una Iglesia sinodal, donde
sepamos descubrir los signos de los tiempos, y la presencia de un Dios encarnado de diferentes modos, en
distintos lugares. Un Dios que nos ayude a discernir su presencia y a anunciarle en todos los rincones,
también entre los que más lejos se encuentran; a ser una Iglesia en salida, que va al encuentro, que
escucha y dialoga con todos. Que busquemos el bien para todos los que nos encontramos cada día y
sepamos traer de vuelta a la Amazonía y a todos los lugares donde estemos, todo lo vivido en el proceso
sinodal, y así hacer realidad aquello que Dios espera de nosotros.

CANTO
Cuando el pobre nada tiene y aún reparte, cuando un hombre pasa sed y agua nos da,
cuando hermano le llamamos al extraño, va Dios mismo en nuestro mismo caminar (bis).

VII ESTACION: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ


“Cuando llegaron al lugar llamado la calavera los crucificaron a él y a los malhechores: uno a la derecha y
otro a la izquierda” (Lc 23,33).

La Cruz en nuestra sociedad es vista como la máxima expresión de lo absurdo, del dolor inútil y el
sinsentido. Pero en la contemplación del Cristo “sonriente” de Javier se evidencia el mayor de los misterios:
la vida que encierra la Cruz, el amor mayúsculo donde sólo se espera dolor y muerte. “Busca mi rostro” nos
dices… y hoy, en medio del caos y el dolor que estamos viviendo te miramos y contemplamos. La Paz y la
serenidad que nos devuelve tu rostro nos dice que no todo
está perdido. Tu sonrisa es el beso del Padre, el abrazo al hijo,
la entrega amorosa de lo más preciado: la vida. La ternura del
rostro nos interpela, nos cuestiona… ¿cómo afrontamos las
dificultades de la vida? ¿en quién ponemos la confianza
cuando todo parece fracasar y el suelo se nos abre debajo de
nuestros pies, cuando se nos hace de noche y el desierto
aprieta?, ¿qué refleja entonces nuestro rostro?
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“Esto es una alegría que brota de una existencia plenamente oblativa. Es la plenitud que experimenta el
que siente que otros cobran más vida a costa de la propia. El despojo total del seguidor no lleva a la ruina.
El fracaso es transitorio. Conduce a la plenitud de una modo de existencia que sólo se alcanza por ese
camino, y finalmente se instaura como comunión de amor permanente en el que hace suyo el programa de
su Señor” (Germán Arana, sj).

Silencio y oramos juntas: TU CRUZ… MI VUELO.

En tu cruz, Señor, sólo hay dos palos,


el que apunta como una flecha al cielo y el que acuesta tus brazos.
No hay cruz sin ellos y no hay vuelo.
Sin ellos no hay abrazo.
Abrazar y volar, ansias del hombre en celo.
Abrazar esta tierra y llevármela dentro.
Enséñame a ser tu abrazo. Y tu pecho.
A ser regazo tuyo y a caminar hacia Ti de regreso.
Pero no camino mío, sino con muchos dentro.
Dime cómo se ama hasta el extremo.
Y convierte en ave la cruz que ya llevo.
O que me lleva. ¡Porque ya estoy en vuelo!
(Ignacio Iglesias sj).

VIII ESTACION: JESUS MUERE EN LA CRUZ


“Era medio día: se ocultó el sol y todo el territorio quedó en tinieblas hasta media tarde. El velo del
santuario se rasgó por el medio. Jesús gritó con voz fuerte: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Dicho esto, expiró” (Lucas 23, 44-46).

Jesús sigue muriendo en nuestros días: en cada una de las personas fallecidas en esta pandemia a las que la
muerte sorprendió cuando menos lo esperaban. En sus familias y amigos, que al dolor de la pérdida se le
une la impotencia de no poderse despedir dejando un vacío inmenso.

Muere en Mónica, Yaneth, Almudena, asesinadas delante de sus hijos; muere en los ancianos sin esperanza
a los que nadie va a visitar, “aparcados” en una residencia o pegados a la televisión como única compañía.
Jesús muere cada vez que una mujer es vendida sexualmente, explotada y prostituida. Jesús sigue
muriendo en muchas guerras ya olvidadas a lo largo y ancho del mundo, en las personas refugiadas.
Jesús muere cada vez que una persona huye de su país por ser LGTBI: en Daniel, que huyó de Guatemala
por ser gay y acabó durmiendo en la calle. Muere en las cicatrices de Bayee por los cinturonazos de su
padre; muere en el corazón de Clara, camerunesa, violada en su país por ser lesbiana.

Jesús muere también en otras violencias más invisibles pero muy


cotidianas: en las prisas, el estrés y la impaciencia, “todo para ya!”. En la
crispación, el gesto torcido y ceño fruncido; en la crítica gratuita y en el
qué dirán. Jesús muere cada día, en aquellos a los que de muchas
maneras, les han crucificado sus manos, sus pies, sus derechos a hablar y
defenderse…

“La cruz es el gran disparate de un Dios enamorado del ser humano


hasta tal extremo que se hace uno de nosotros para morir en la Cruz
salvadora del hombre. La ternura de la Cruz es el cariño de Cristo mismo
entregando su vida por amor, un amor desproporcionado para el
hombre pero posibilitado por la vida en gracia hasta capacitarnos para
amar a los demás con el mismo corazón de Jesús, para dispensar la ternura cristiana capaz de cuidar de los
otros” (Pablo Cabellos).

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Silencio y oramos juntas: QUIERO PEDIRTE

Quiero pedirte prestados tus ojos para poder contemplar mis cegueras.
Quiero pedirte prestados tus brazos para tomar mi camilla y ponerme de pie.
Pedirte prestadas tus entrañas para llenarme de tu misma misericordia.
Pedirte prestado tu corazón para hacer de mi vida un sacramento de tu amor.
Pedirte prestadas tus lágrimas para aprender a sonreír con los demás.
Pedirte prestada tu encarnación para que, sin perder de vista el Reino,
me embarre cada día con nuestra historia (Marcos Alemán, sj)

CANTO: Los incontables (Ain Karem) https://www.youtube.com/watch?v=QZZvwaq1Qe0

No cuentan las mujeres ni los niños, no cuentan quienes vagan marginados,


no cuenta quien es pobre o está enfermo, no cuenta quien está crucificado,
No cuentan quienes no tienen trabajo ni tampoco quien sufre una adicción,
o quien habla otro idioma en tierra extraña, no cuenta quien es de otro color,
mas...para ti son quienes cuentan son quienes cantan la gloria de Dios,
son tu rostro, Señor crucificado, son tu rostro, Señor resucitado (2), eres Tú.

IX ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ


“Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió
permiso a Pilatos para llevarse el cadáver de Jesús. Pilatos se lo concedió. El fue y se llevó el cadáver”
(Juan 19, 38).

Se llevó el cuerpo de Jesús, no lo abandonó …

“Ayer tuve que acompañar a mi paciente en su despedida. Su familia no pudo cogerle la mano ni acercarse
a él más allá de la puerta. Después, en la soledad del box, puse música de fondo, le hice llegar la carta de
sus nietos, le cogí la mano y le di ánimos en sus últimos momentos, y así, intentando que recibiera el mayor
cariño posible, se fue. Quiero compartirlo para que en estos duros momentos en los que la familia no
puede hacerlo, sepan que nosotras les estamos cogiendo la mano, día a día, y seguiremos haciendo de
transmisión a través de nuestros cuidados. De esto trata también ser enfermera: si puedes curar, cura. Si
no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela. Y si no puedes consolar, acompaña” (enfermera de
intensivos).
“La esperanza sólo se la merecen los que caminan. No podemos
olvidarnos de que la esperanza es una esperanza Pascual. Y la
Pascua quiere decir también Pasión, aunque sea sobre todo
Resurrección. Los cristianos somos el pueblo de las Pascua, que
equivale al pueblo de la esperanza” (Pedro Casaldáliga).

“Las heridas son puertas entreabiertas al misterio de la vida. Las


heridas de una cruz que Dios no da, sino que ayuda silencioso a
cargar, nos revelan el ardiente anhelo de una pascua que nos
murmure al oído que las lágrimas limpian los ojos para ver mejor el
sentido de nuestra historia magullada” (Emmanuel Sicre, sj).

El crucificado representa todas las muertes de la historia humana, y nos urge a buscarle precisamente ahí.
A adentrarnos en los rostros heridos de tanta gente, a mirar a los ojos y no apartar la mirada, a dejarnos
atravesar por Su presencia encarnada en los pobres y excluidos, los del mundo, los de cerca.

Nos urge a no racanear en nuestra entrega, a llegar al final del día con las manos vacías. A ser portadoras
de esperanza, desclavando y bajando de sus cruces a quienes en ellas permanecen: en nuestras familias, en
nuestras comunidades, en el barrio, el voluntariado o en el trabajo, allí donde cada día nos jugamos la vida
como cristianas y cristianos.
9
Silencio y oramos juntas: PARA TI TAMBIÉN HAY ESPERANZA
Para ti que esperas junto al teléfono una llamada que te saque de tu soledad, también hay esperanza.
Para ti, que huiste de los golpes e insultos con lo puesto, también hay esperanza.
Para ti, que esperas aterrorizada en la orilla para subir con tu hijo a la patera, también hay esperanza.
Para ti, que dejaste tu país y tu familia para cuidar de nuestros mayores, también hay esperanza.
En medio del camino de la Cruz elevamos un grito de acción de Gracias por la fuerza de la fragilidad, la que
se esconde en tu muerte, como un signo de esperanza y libertad.

CANTO: Libertador de Nazaret, ven junto a mí, ven junto a mí.


Libertador de Nazaret, ¿qué puedo hacer sin ti?
Yo sé que eres camino, que eres la vida y la verdad;
yo sé que el que te sigue sabe a dónde va.
Quiero vivir tu vida, seguir tus huellas, tener tu luz,
quiero beber tu cáliz, quiero llevar tu cruz.

X ESTACION: JESÚS ES SEPULTADO


“José lo tomó, lo envolvió en una sábana de lino limpia, y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había
excavado en la roca; después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue” (Mt 27, 59-60).

El sepulcro, las vendas, la noche, las dudas… el silencio sin sentido, el frío de la piedra…

Unos días antes de morir, estuvo conmigo, y le dije: “Estás siendo amenazada”. Entonces ella respondió:
“¿Quién va a matar a una anciana como yo?”. Esa es la prueba de la confianza de alguien que no temía a la
muerte, a pesar de saber que estaba cerca, que entendía la vida en función de Alguien que es mayor”.
Dorothy Stang, religiosa, se dirigía a una comunidad para hablar de los derechos de la Amazonia cuando fue
abordada por dos pistoleros. Le preguntaron si iba armada. Respondió que su única arma era el evangelio, y
mientras leía las bienaventuranzas, le asesinaron.

Alfredo, Diana, Inés, Vicente, Cleusa, Alcides, Simón,


Dilma, Dorothy y muchos más. Personas que renunciaron
a su propia vida para que su querida amazonía y los
pueblos que la habitan, tengan más vida. Mujeres y
hombres cuya sangre se convirtió en semilla de vida
nueva, en Pascua de Resurrección. “Son ellos y todo lo
que defendieron los que han resucitado”. Estos hombres
y mujeres son precursores de la conversión a la que
estamos llamados. Gente que se empeñó en defender la
Madre Tierra y a los que mantienen con ella una relación
sagrada, mujeres y hombres que no dudaron en caminar junto con los pueblos.

“Jesús le ha quitado a la muerte la última palabra”


(Papa Francisco).

Silencio y oramos juntas:


Crucificadas las esperanzas
de quien se atrevió a adentrarse
en la entraña de la vida.
Los sueños de paz.
La verdad, crucificada en nombre de lo conveniente.
Crucificado el amor que no supimos entender.
Cruces, cruces en las veredas
de la historia, en los pozos del desconsuelo.

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Cruces, y gritos que rasgan el cielo
sin encontrar más eco que el silencio.

No desesperemos, pese a todo,


contra viento y marea,
contra pecado y orgullo,
contra egoísmo y cerrazón,
Dios abraza la cruz para derribarla,
la callada no es su respuesta;
y la vida espera, pujante, para vaciar
los sepulcros de una vez por todas (José Mª Rodríguez Olaizola, sj).

DESPEDIDA
Es verdad que estamos viviendo un momento muy difícil. Desde él, hoy, Viernes Santo, hemos contemplado
el dolor de nuestra realidad cercana y el del mundo y en él, Señor, seguimos buscado tu rostro. Pero este
momento lo queremos vivir como ocasión y oportunidad de conversión profunda a la Vida: “Elije la vida y
vivirás”, “busca mi rostro y yo seré vuestra esperanza” nos susurras al oído.

Madeleine Delbrêl decía: “Este amor que nos habita, ¿acaso no va a modelarnos?”. Respondemos, desde la
confianza absoluta en el Dios de la vida, que SÍ!!!. Hoy, más que nunca elegimos ser buscadores incansables
y esperanzados, buscadoras contemplativas y activas rastreadoras del Dios encarnado en este mundo del
que brotan mares de Vida. Que impulsadas por la propia experiencia de Su Amor en cada una de nosotras y
desde la contemplación de la cruz como máxima expresión de ternura y amor del Padre, nuestra única
respuesta sea esa: Elegir la vida, elegir ser luz y agua en la oscuridad y el desierto de tanta gente; llevar tu
calor y cercanía, y ser testimonio de Vida y transparencia del amor de Dios allí donde estamos presentes.

Merece la pena apasionarse y comprometerse con un proyecto que nos coja la vida, que nos haga sentirnos
felices, útiles, vitales.... Que nos haga sentir que nuestra vida tiene razón de ser. Que la vida merece la pena
ser Vivida.

CANTO: Aleluya de la Tierra (Brotes de Olivo) https://www.youtube.com/watch?v=GNlM-e_czf4

¿Quién quiere resucitar a este mundo que se muere?


¿Quién cantará el aleluya de la nueva luz que viene?
¿Quién cuando mire la tierra y las tragedias observe
sentirá en su corazón el dolor de quien se muere?
¿Quién es capaz de salvar a este mundo decadente,
y mantiene la esperanza de los muchos que la pierden?
El que sufre, mata y muere, desespera y enloquece,
y otros son espectadores, no lo sienten (bis).
¿Quién bajará de la cruz a tanto Cristo sufriente
mientras los hombres miramos impasivos e indolentes?
¿Quién grita desde el silencio de un ser que a su Dios retiene,
porque se hace palabra que sin hablar se la entiende?
¿Quién se torna en aleluya porque traduce la muerte,
como el trigo que se pudre y de uno cientos vienen?
Aleluya cantaráquién perdió la esperanza,
y la tierra sonreirá, ¡Aleluya! (bis).

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