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2 Pedro 1 Palabra Profetica

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2 Pedro 1:19-2:1

Continuamos hoy, amigo oyente, avanzando por la segunda


epístola del Apóstol Pedro. Recordemos que este capítulo abarca
dos de las secciones principales de esta epístola: la primera,
titulada "La suma de las virtudes cristianas proporciona
seguridad" (desde el versículo 1 hasta el 14) y la segunda,
titulada "La autoridad de las Sagradas Escrituras atestiguada
por la profecía cumplida" (desde el versículo 15, hasta el 21). O
sea que al comenzar hoy en el versículo 19, nos encontramos en
esta última sección.
Vamos a comenzar nuestro estudio de hoy en el capítulo 1,
versículo 19.
"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual
hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra
en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la
mañana salga en vuestros corazones."
El versículo comenzó diciendo: Tenemos también la palabra
profética más segura - cuando él usó el adjetivo "profética" no
se refirió necesariamente a la predicción del futuro, aunque lo
incluyó. El aludió a la totalidad de la Palabra de Dios, porque
habló de las Sagradas Escrituras como habiendo sido
pronunciadas por Dios. Y los profetas, como el profeta aclararía
en el versículo siguiente, fueron más que amanuenses que
copiaron a mano lo que Dios les dictó. Más bien, los escritores,
expresaron sus propios sentimientos y pensamientos. No
obstante, Dios pudo transmitir Su voluntad y palabra completas
por medio de los hombres que escribieron las Sagradas
Escrituras. Esto es lo que las convierte en un libro que es el
resultado de un milagro. Es que la Palabra de Dios no es
solamente divina; es también humana, y muy humana. Es como
el Señor Jesús, que era tanto Dios como hombre. La Biblia es un
libro de Dios, divino, y un libro del hombre, humano. Trata
sobre la vida humana, en el mismo lugar en que usted y yo
vivimos, actuamos y desarrollamos nuestra existencia. Sin
embargo, la Biblia es Dios hablando al ser humano en un
lenguaje que resulta comprensible para él.
Mucha gente piensa "¡Ah, si yo pudiera haber estado con el
apóstol Pedro. Si pudiera haber visto lo que él vio!" Estimado
oyente, usted tiene algo aun mejor. Usted tiene la Palabra de
Dios, que le hablará directamente, si usted abre su corazón y
permite que ella le hable. La Palabra de Dios es superior a la
experiencia de ver, y de oír.
Aquí se presenta a la Palabra como una antorcha que alumbra
en lugar oscuro. La Palabra de Dios es una luz, es una lámpara,
una fuente de luz, como el sol en el cielo. Es una fuerza
centrífuga. Así como el sol expande su luz lanzándola al
universo, la Palabra de Dios emite una luz, una fuerza, un
poder. Es el único elemento tangible y sobrenatural que
tenemos hoy en el mundo. La Palabra de Dios es el único
milagro físico que tenemos de Dios en esta hora en la que
vivimos.
Y permanecerá aquí hasta que Jesús venga - hasta que el día
amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros
corazones. En el libro de Apocalipsis capítulo 22, versículo 16,
Jesús fue llamado la estrella brillante de la mañana. Hasta que
El venga, Su Palabra es la fuerza centrífuga que opera por todo
el mundo, con el propósito de apartar a los hombres del sistema
de valores del mundo, y de colocarlos en los brazos de Dios.
¡Qué imagen que tenemos en este pasaje! Continuemos leyendo
el versículo 20 de este primer capítulo de 2 Pedro:
"Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura
es de interpretación privada"
Dice aquí Pero ante todo, es decir, que Simón Pedro consideró
que esto es lo primero que debíamos saber. El verbo "saber" se
refiere a un conocimiento que viene, no solo de la Palabra de
Dios, no solo de los hechos que se pueden determinar - si usted
tiene un corazón sincero puede descubrir si los hechos de la
Biblia son ciertos o no--- sino también de las cosas que usted
pueda saber porque el Espíritu las haga reales para usted. Como
dijimos anteriormente, hace tiempo que hemos pasado la etapa
en la que queríamos tener pruebas sobre la veracidad de la
Biblia, y dependíamos de que la arqueología comprobara su
historicidad con nuevos descubrimientos. Pero llegó el momento
en que fuimos conscientes de que no necesitábamos esas
pruebas porque el Espíritu de Dios mismo comenzó a convertir
la Palabra de Dios en una realidad en nuestras vidas. Sabemos
que hay un poder transformador en la Palabra de Dios y la gran
cantidad de cartas que hemos recibido dan testimonio de ese
hecho. Al haber poder en la Palabra de Dios la convierte en algo
que podemos conocer, ya que el Espíritu Santo la confirma y la
hace viva y real para cada persona.
Ahora, aquí él dice algo a lo cual debemos prestar atención; dijo
Pedro: Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada o, como traduce otra versión "ninguna profecía de la
Escritura es asunto de interpretación personal". Lo que él estaba
diciendo aquí es que ninguna profecía de la Escritura tiene que
ser interpretada aparte de las otras referencias que existen
sobre el mismo tema. Esa es la razón por la cual ponemos
tantas objeciones a esa idea de escoger un versículo y alrededor
de ese versículo crear una doctrina. Si usted no puede conseguir
que un conjunto de versículos o, a veces, todo un conjunto de
pasajes de las Sagradas Escrituras confirmen su doctrina, es
mejor que deseche esa supuesta doctrina. Hay cristianos que
padecen basar toda su teología o doctrina en un versículo único.
Es hermoso tener un pasaje favorito, si comunica una gran
verdad, pero para fundamentar una creencia tendrá que haber
varios versículos, un capítulo o, a veces varios. Simón Pedro nos
estaba diciendo en este pasaje que ningún pasaje de la Biblia
debería ser interpretado exclusivamente por sí mismo. Se
necesita tener la confirmación de otros pasajes o versículos de
las Sagradas Escrituras. Y dice el versículo 21, de este primer
capítulo de 2 Pedro:
"Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino
que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por
el Espíritu Santo."
Destacamos la frase porque nunca la profecía fue traída por
voluntad humana. Obviamente, el apóstol se estaba refiriendo a
la profecía del Antiguo Testamento. Esa profecía no tuvo su
origen en la voluntad humana. Por ejemplo, Isaías no se sentó
ante un manuscrito preguntándose qué podría hacer y de
pronto, considerando que era un buen escritor, y como se le
ocurrió una idea interesante, sobre algo que encontró en la vida
real, tomó la decisión de escribir un libro. Así escriben muchos
en la actualidad, pero esa no fue la actitud del profeta Isaías, ni
de los demás profetas. Las profecías no fueron producto de la
imaginación ni creatividad de los profetas.
Y el versículo continúa diciendo: los profetas hablaron de parte
de Dios, impulsados por el Espíritu Santo. Esta es una hermosa
figura del lenguaje. El idioma original Griego realmente
representa la idea de un velero. El viento llega hasta sus
grandes velas, las hincha e impulsa al barco. Y fue de esta
manera que el Espíritu impulsó a aquellos hombres a escribir el
mensaje que Dios quería transmitir.
Ahora recordemos que esta epístola fue como una obra de
despedida del apóstol Pedro, y también el apóstol Pablo en su
propia carta de despedida, enfatizó la importancia de la Palabra
de Dios para los tiempos de apostasía. En la citada carta de
Pablo, la segunda carta a Timoteo, capítulo 3, versículo 16, el
apóstol escribió: Toda la Escritura es inspirada por Dios...y, por
otra parte, el apóstol Pedro estaba diciendo que los escritores
de la Biblia fueron impulsados por el Espíritu Santo. La idea es
la misma. Es extraordinario como Dios pudo tomar a cada
escritor y usarlo, sin cambiar su estilo y sin interferir en su
personalidad, para escribir Su Palabra, para que el mensaje
fuera comunicado a la humanidad. Mientras el apóstol Pablo
escribió en un Griego elocuente, tal como lo hizo también el
evangelista Lucas, que demostró por su forma de escribir el
Griego que tenía un gran conocimiento del estilo y la gramática
Griega. Así que Pablo y Lucas evidenciaron en sus escritos su
alto nivel cultural. Pero el apóstol Pedro - como era un pescador
y el Griego era su segundo idioma--- escribió en un Griego que
no era tan elaborado. Sin embargo Dios usó a ambos para
escribir exactamente lo que El quería decir. Si Dios hablara hoy
desde el cielo, tendría que repetir Su mensaje, porque ya ha
dicho todo lo que les tenía que decir a los seres humanos. Así
que Dios ha transmitido Su Palabra por medio de hombres de
personalidades diferentes y de diversas capacidades. Por tal
motivo hemos calificado a la Biblia como libro de hombres, y
como libro de Dios.
La Palabra escrita, como el Señor Jesús, es una Palabra viva,
tanto humana como divina. El Señor Jesús pudo llorar en una
tumba, pero también pudo resucitar a los muertos. Pudo
sentarse junto a un pozo porque estaba cansado y sediento,
pero también pudo dar al agua de vida a una pobre pecadora. El
pudo reclinarse para descansar en un bote, pero también pudo
calmar la tempestad. El era un hombre, pero también era Dios.
Por eso decimos que la Biblia es tanto humana como divina.
Así que Simón Pedro nos estaba diciendo que tenemos la
palabra profética más segura y al hacerlo, colocó una roca
segura bajo nuestros pies. Podemos tener confianza en las
Sagradas Escrituras. No resulta sorprendente que la Palabra de
Dios haya sido atacada más que cualquier otra obra. Si el
enemigo pudiera librarse del fundamento, sabe que el edificio se
derrumbará.
Es una pura necedad que un predicador se ponga en pie ante el
púlpito para predicar un mensaje en el cual pretenda demostrar
que la Biblia no es la Palabra de Dios. Para un predicador el
desacreditar la Palabra de Dios es una insensatez, porque las
Sagradas Escrituras, tal como las tenemos en la actualidad,
constituyen un fundamento sólido sobre el cual se apoya
nuestra fe y nuestro ministerio.
Algunos turistas que han viajado a Grecia, han examinado con
atención el Partenón y en las partes arquitectónicas que
observaron, les pareció que no había líneas realmente paralelas,
ni estrictamente rectas; en estas últimas les pareció ver un leve
abultamiento en la mitad de las líneas. Se dice que los Griegos
habían aprendido que el ojo humano, frente a un elemento o
línea recta, nunca la ve recta como realmente es. Lo cierto es
que dos personas pueden observar un objeto y lo más probable
es que estén en desacuerdo al describir como lo ven. Y lo mismo
sucede cuando las personas relatan un mismo acontecimiento y
lo describen de diferente manera, con diversos puntos de vista,
contemplándolo desde perspectivas variadas. Este debe ser uno
de los motivos por los cuales Dios dijo en Su Palabra que
debíamos andar, es decir, vivir, por la fe, y no por la vista. Es
evidente que no podemos confiar plenamente en nuestra propia
vista, ni en lo que oímos, ni en la forma en que oímos como los
demás transmiten un mismo hecho. Pero también nos resulta
evidente que podemos confiar y apoyarnos en la Palabra de
Dios.
Una de las pruebas más importantes de que la Biblia es
realmente la Palabra de Dios es la profecía que se ha cumplido.
Una tercera parte de las Sagradas Escrituras era profética al
principio, cuando fue escrita. Y no debería considerarse una
especulación o superstición destacar el hecho de que una gran
parte de esas profecías se han cumplido literalmente. Alguien ha
dicho que la profecía es como el molde en el cual se derrama la
historia. Para nosotros, la profecía cumplida es una de las
grandes pruebas de la veracidad y exactitud de las Sagradas
Escrituras. Reiteramos que el apóstol Pedro dijo que teníamos la
palabra profética más segura. El hecho de que una cuarta parte
de la profecía se ha cumplido, significa que una cuarta parte de
una tercera parte de la Biblia es profecía cumplida. El ser
humano no habría podido adivinar ese curso de los
acontecimientos con tal exactitud. Por ejemplo, hubo 330
profecías del Antiguo Testamento sobre la primera venida de
Cristo, y todas ellas se cumplieron literalmente. Es evidente,
que ninguna mente humana habría podido ser capaz de predecir
o adivinar tantos detalles.
Por ejemplo, supongamos que yo hago la predicción de que
mañana va a llover; tengo el 50% de probabilidades de acertar,
porque lloverá, o no lloverá. Pero supongamos que a mi
predicción añado que comenzará a llover mañana a las 9 de la
mañana; ello añadirá otro elemento de incertidumbre y parece
que ello reduciría mis posibilidades de acertar en otro 50%.
Ahora, supongamos que no solo predigo que comenzará a llover
a las 9 de la mañana, sino que también dejará de llover a las
dos de la tarde; ello reduciría mi posibilidad de acertar a un 12 y
medio %. Y si sigo añadiendo factores irá disminuyendo
considerablemente mi probabilidad de acertar. Por ejemplo,
supongamos que, en total, añado 300 factores de
incertidumbre. No tendría la más mínima posibilidad de acertar,
ni siquiera de aproximarme a la realidad. Sin embargo, la
Palabra de Dios sí es exacta, porque en sus profecías, se ha
introducido en el área de la imposibilidad absoluta -
imposibilidad desde el punto de vista humano, y para nosotros,
esa exactitud de la profecía cumplida es una prueba absoluta de
que realmente es la Palabra de Dios. Y así llegamos al
2 Pedro 2 - La apostasí traída por los maestros falsos
En el capítulo anterior hemos hablado sobre la fuerza centrífuga
de la luz de Jesucristo, que aparta a los hombres del sistema de
valores del mundo y los dirige hacia Dios. Ahora hablaremos de
la fuerza centrípeta; es decir, de la fuerza que impulsa a las
personas hacia el sistema del mundo. Es una fuerza gravitatoria,
Es la fuerza de atracción del mundo para apartar a la gente de
la Palabra de Dios.
Los tiempos que el apóstol Pedro estaba describiendo en este
capítulo, han llegado hasta nosotros. Leamos el primer versículo
de este segundo capítulo de 2 Pedro:
"Hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá
entre vosotros falsos maestros que introducirán
encubiertamente herejías destructoras y hasta negarán al Señor
que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción
repentina."
El apóstol comenzó destacando que hubo también falsos
profetas entre el pueblo. Pedro estaba escribiendo a los judíos
cristianos, y el pueblo al cual se refería era el de Israel. Y el
apóstol continuó diciendo como habrá entre vosotros falsos
maestros, es decir, que los habría entre los creyentes, en la
iglesia. En el Antiguo Testamento había profetas falsos, así
como también los hay hoy. Nuestro problema, entonces, no
serían en absoluto los profetas falsos; ese no sería nuestro
problema. Si alguien tratara de profetizar como aquellos
antiguos profetas en el día de hoy, sería fácil demostrar la
falsedad de sus profecías.
Durante el siglo pasado, varios supuestos profetas anunciaron
repetidas veces el fin del mundo, fijando incluso fechas
concretas. En todos y cada uno de los casos, en los cuales se
había fijado el día del cumplimiento de tales predicciones, al no
producirse el anunciado fin, algunos de ellos dijeron que habían
hecho algún cálculo erróneo y se atrevieron a fijar otras fechas
próximas. Lo triste fue que lograron engañar a mucha gente. Y
así se fue demostrando sucesivamente la falsedad de esa
pretendida inspiración divina que los llevó a pronunciar tales
predicciones. Por supuesto, los medios de difusión y la sociedad
en general ridiculizaron a tales personas y, lamentablemente,
estos casos suelen perjudicar a la causa de Cristo, a la
enseñanza de la profecía y a la promoción de la lectura y el
estudio de la Biblia en general, porque algunos medios
generalizan al transmitir estas noticias o no investigan
cuidadosamente su origen. Es importante aclarar que la mayoría
de estas supuestas profecías, no solo no tienen el respaldo de la
Biblia, sino que provienen de sectas o cultos que no tienen nada
que ver con la profecía Bíblica y ni siquiera basan sus creencias
en ella.
Por lo tanto, no debería prestarse atención a este tipo de
anuncios espectaculares. Pero, por otra parte, el pasaje que
estamos considerando advierte en cuanto a los maestros falsos.
Y la exhortación general a los cristianos es que comprueban el
fundamento de la enseñanza de todos los maestros, hayan
publicado o no libros, y diremos también que comprueben si lo
que nosotros enseñamos está o no basado en las enseñanzas de
la Palabra de Dios.
Cuando uno examina el crecimiento de algunas sectas, se
sorprende de los extremos hasta los que la gente, puede
dejarse convencer. Muchas de estas personas han abandonado
iglesias y grupos cristianos, defraudados por factores que ellos
han considerado negativos. Muchos han aceptado fácilmente
cualquier enseñanza novedosa que se alejase de la formación
que han recibido tradicionalmente.
Bien, vamos a detenernos aquí por hoy y continuaremos en
nuestro próximo programa. Mientras tanto, le urgimos a leer
este segundo capítulo de la segunda epístola del Apóstol Pedro,
para estar familiarizado con su contenido y sea más fácil para
usted seguir este estudio, obteniendo de él, el mayor provecho
posible. Estudie esta epístola con las notas y bosquejos que le
hemos enviado. De no haberlas pedido todavía, le animamos a
que lo haga al término de este  programa. Cuando nos escriba,
hágalo con letra de molde o imprenta, además de incluir sus
datos personales, es decir, su nombre y dirección completos y
en orden para hacerle llegar las notas y bosquejos que
enviamos gratuitamente a quienes las soliciten. Además, si ha
recibido alguna bendición por este programa, dígalo en su
próxima carta, pues será de aliento no solo para nosotros, sino
para la vasta audiencia de este programa. Esperamos recibir su
carta en los próximos días. Será pues, hasta nuestro próximo
programa, amigo oyente, es nuestra oración ¡que el Señor le
bendiga copiosamente!

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