Carutti Inteligencia Vincular
Carutti Inteligencia Vincular
Carutti Inteligencia Vincular
Es una inteligencia que quedo hechizada por la necesidad de controlar, por la necesidad de
construir y dominar. Esta inteligencia no sabe vincularse. Muy potente en lo tecnológico pero muy
ignorante en lo vincular.
Porque la inteligencia que sirve para sobrevivir es una inteligencia que está llena de miedos, llena
de terror.
Antropoide que generaron un relación tremenda entre el cerebro y la mano y en esa relación
extraordinaria apareció el pensar y el pensar agarra, toma. En nuestra fragilidad estaba implicada
la potencia de crear objetos para sobrevivir. Creo maquinas con las cuales nos estamos
simbiotizando. En esta simbiosis con las maquinas domino la tierra. Esto nos hizo una especie
arrogante. Esa arrogancia es intrínseca a esa inteligencia tecnológica. Y esa inteligencia nos llevo a
percibir a todo como objetos que necesitamos controlar. Se pueden controlar los vínculos? No
sabemos vincularnos sin controlar. Esa maravillosa inteligencia tecnológica que sirve para
sobrevivir no sirve para vincularse. La inteligencia tecnológica imagina con mucha facilidad aquello
que no existe porque su función es manipular para aquello que es solo producto de la mente se
convierta en algo concreto. Distinguir deseo y hecho es imposible para la inteligencia tecnológica.
Esta inteligencia debe comprenderse a si misma.
Es fundamental que no sepamos cuando investigamos, la mente tecnológica no investiga. Ubica lo
que escucha dentro de lo que conoce y asi siente que entiende. Entender es agarrar aprehender
de un modo prensil. No es abrirse a que entre información que no se donde ubicar que no pueda
controlar. Esto es inevitable, es automatico.
Por eso nos apropiamos del otro, convertimos al otro en un objeto y el otro hace lo mismo.
Nuestra percepción es construcción. No nos damos cuenta que veo a mi hijo y lo estoy
construyendo, veo a mi padre y lo estoy construyendo, no puedo evitar construirlo. No puedo
evitar construirlo, porque es algo hegemonico nuestro. El otro nos excita, se produce una carga
que hay que hacer algo con ese otro. Y cuando el cerebro siente hacer algo lo que hace esta
inteligencia tecnológica es tomarlo, agarrarlo, controlarlo. No con la mano sino con la mente.
Desea algo del otro y el otro desea algo de uno y va a ver una puja por ese control. (Dialectica del
amo y el esclavo de Hegel). Y todo vinculo es descubrir la divergencia de deseos. Y decidir si voy a
dominar si voy a ser dominado o si abrirse al otro para que se produzca algo que no es deseo sino
que es encuentro. El encuentro frusta la construcción que inevitablemente tengo del otro. Todo
vinculo autentico es tener que soportar una frustración profunda que en lo mas profundo llega a
ser una herida narcisista. Porque el otro no es lo que creo que es para ambos lados y esa es la
belleza del vinculo. No sabemos quienes somos y la belleza esta en encontrarnos y descubrirnos
juntos y descubrir juntos lo que no sabíamos que eramos. Todo encuentro es una transformación
pero todo deseo es un control. Y el control mutuo lleva a la repetición. Porque la inteligencia que
es control es mecánica y es maravillosamente mecánica no hay que cambiarla. El reflejo de la
especie que sobrevivió es que si hay un problema hay que cambiar. Es decir construir un modelo
de lo que se debe ser y hacer todo un esfuerzo para transformar lo que se es en lo que se debe ser
y suponer que el otro tiene un modelo de lo que tenemos que ser. Es inevitable. Que hacer si no se
puede evitar? Lo primero es darse cuenta sin querer cambiarlo. El lenguaje me obliga hay que
reconocer que hay estructuras muy profundas en nosotros e incoscientes que nos obligan a
apropiarnos. Esto es una inteligencia que habita en nosotros es completamente humana. Y como
cada vez que nace “mi hijo” en los últimos miles de años hubo apropiación, esto es una cadena,
somos una cadena apropiativa. Lo que hay que entender que no es uno el que se apropia sino que
es un “modo de ser” que venimos repitiendo. Si ese “modo de ser” continua la ignorancia
continua. La inteligencia del homo sapiens le tiene terror a lo diferente. Somos una especie racista.
No podemos manejar la incertidumbre, el misterio. Para la mente tecnológica esto es aterrador
por lo que haría lo que mejor sabe hacer y que le funciono para sobrevivir que es controlar. El
homo sapiens debe abrirse a lo que le produce terror que es la diferencia y la incertidumbre.
Identidad significa que reacciono siempre de la misma manera, ese soy yo. Es una reacción
sistematica, es un patrón que se repite siempre.
Sin embargo el cuerpo humano puede estar mas abierto aquello que esta mas alla del yo. El yo es
muy peligroso si es la única inteligencia. El egoísmo es un nivel de la inteligencia. La inteligencia
tecnológica es binaria. Todo es “o” no “y”. Al egoísmo lo convertimos en un poema moral. Hay que
ser bueno quiere decir que hay que ser bueno para esto debes controlar tu ego, tu maldad. La
represión no es el camino de la transformación. No hay que tratar de dominar al Ego con premios
y castigos sino reconocerlo y comprenderlo como una estructura y darnos cuenta cuando esa
estructura está operando. El cerebro debe darse cuenta como opera. Es inteligente comprender la
consecuencia de lo que hacemos, eso no significa controlarse significa hacerse responsable de si
mismo. Eso es amor. Darnos cuenta que somos un sistema que reacciona a si mismo. Que esta
siempre en acción y reacción, que no tiene espacio para que la reacción emerja y se disuelva. Que
toda acción tiene poco espacio tanto en lo interno como en lo externo. Eso es una excitación que
funciona en onda corta. El psiquismo es un tema de excitación no de interpretación. Toda
interpretación es una excitación. Hay que dedicarle energía a comprender el misterio de la
excitación. Darle espacio a la acción y a la reacción para que sean y esa reacción se diluya. Hay que
comprender y amar la reacción del otro, darle espacio para que aparezca y no engancharse con la
reacción. Otro misterio es como se disuelve el conflicto. Lo desconocido para la especie humana es
vincularse con lo diferente. Con todo los animales, plantas, humanos, etc.
En este momento para la especie humana en su conjunto es mucho mas importante el encuentro
entre diferencias que tener el control sobre una situación. No es importante hoy tener el control
unilateral de una situación es mucho mas importante encontrarse en la diferencia. Lo cual significa
que no podemos controlar lo que va a ocurrir. Hay que confiar profundamente que sabremos
seguir descubriéndonos en la diferencia sabiendo que el animal mental se asusta y empieza a
controlar. Sin inteligencia vincular no hay inteligencia planetaria. Hay que sentirlo al vinculo no
construirlo. Reconocer que existe lo desconocido y que lo desconocido puede entrar a lo conocido.
Pero lo conocido no puede entrar en lo desconocido. Esta inteligencia tecnológica que es lo que
conocemos no puede agarrar lo desconocido se lo inventa lo construye a lo desconocido. Hay que
aprender a sentir la complejidad y belleza de lo vincular. Sino vamos a crear ideales de lo que son
los vínculos, lo que es el planeta. No es lo mismo creer que sentir.
El cerebro es el cuerpo. El pensamiento es una excitación corporal que define las sensaciones. Para
que el cuerpo sepa lo que realmente siente hay que unir las sensaciones y significado. Todo
significado tiene una excitación por detrás. Tiene vida y toda sensación tiene significado. Crecimos
mucho en el significado pero poco en las sensaciones.
Descubrir nuevos modos de sentir que absorban diferencias e incertidumbres.
Nuestro modo de sentir es pobre está condicionado. Nuestros cuerpos no aman en el sentido que
nuestros cuerpos no tienen espacio para las reacciones de los demás. Para que aparezcan nuevos
niveles de encuentros que son encuentros de diferencias. Crear el espacio para nuestras
reacciones en vínculos. El futuro está en la relación en lo vincular. Esta doble sensación de belleza
y dolor es amor. Pero si busco un lado y niego el otro no estoy sintiendo lo que es.
Eso que llamamos [yo] es una red psíquica, es una red neuronal, que reacciona siempre de la
misma manera a todo lo que sucede, por eso es mecánica.
Estas construcciones individuales proyectadas en grupos sociales. Perpetuan los conflictos entre
los seres humanos?
Es inevitable que un cuerpo absorbido por un actividad mental sensorial aislante. Que imagina
para adentro y que quiere que se produzca afuera eso que imagina adentro. Es imposible que siete
mil millones de cuerpos se lleven bien. Todos estos cuerpos excitados construyendo internamente
identidades que no son reales porque son construidas porque son recortes. Y convencidas que
todo lo que imaginan y sueñan tiene que trasladarse al mundo externo. Esto nos lleva a estar en
un antagonismo con los demás seres humanos.
El yo toma su lugar?
El yo debe dejar espacio para otros circuito cerebrales que se interesan por el otro. Se interesan
en el sentido que están atentos. Porque cuando el yo esta activado solo me intereso en lo que me
interesa del otro. El interés en el vinculo del yo es un autointerés y no me doy cuenta. No me doy
cuenta que no veo al otro. No me doy cuenta porque esto es un habito. Es importante darse
cuenta de la diferencia entre atención y la actividad ansiosa constructiva del yo.
Llevamos centurias tratando calmar la inquietud del yo en soledad, con meditación y otros
métodos…
Esta bien que hayamos entrenado la calma y la percepción de la percepción aislándonos. Pero
ahora viene el 2do paso lograr eso en vinculo. El vinculo altera al que se aislo. Es un entrenamiento
completamente nuevo.
No hay instrucciones en el horizonte…
Si en el horizonte no hay instrucciones estoy en otro estado de consciencia. El cerebro que esta
buscando instrucciones, es un cerebro mecanico, que quiere seguir un camino que ya esta trazado.
No esta en un estado creativo. En un estado creativo me doy cuenta que las instrucciones no
sirven por mas que sean buenas. Aquello que es el vinculo es lo que nos transforma a todos los
que participamos del vinculo. Eso es vincularse, comprometerse a que vamos a aprender juntos y
en ese aprender vamos a cambiar. No de la forma que yo quiero o vos queres sino en la forma que
el vinculo quiere. El vinculo tiene una inteligencia que le es propia. Y esa inteligencia es mas
inteligente que los yoes que participan de ese vinculo. Hay que ser muy comprensivo de las
propias reacciones y de las reacciones del otro. Aprender del vinculo significa aprender de
nuestras reacciones. No puedo tener un buen vinculo por gracia divina.
Lo que ocurre hoy en el mundo nos obliga a reconocer que formamos parte de un sistema mucho
más complejo de lo que creíamos. La creencia de que somos seres absolutamente libres e
independientes de aquello que nos rodea, que ocupamos una posición central en el diseño de la
realidad y que, por esa razón, podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor se está
haciendo insostenible. […] Que esta creencia tan arraigada en el cerebro humano se vea refutada
de un modo radical no puede ser algo sencillo. […] Que el cerebro […] se libere de esta certeza y
aprenda a procesar información, sintiéndose espontáneamente parte de sistemas mucho más
complejos es un desafío enorme para la inteligencia de la Tierra. El desmoronamiento de una
construcción enraizada en siete mil millones de organismos debe requerir de experiencias
suficientemente poderosas como para que no podamos volver a acomodar los hechos a nuestras
creencias. […] [Pero] es muy probable que si las experiencias que cuestionan nuestra
excepcionalidad fueran demasiado traumáticas, la especie no tendría energía suficiente para
recuperarse del impacto. Para que se produzca un verdadero aprendizaje sistémico, que nos
permita reconocernos definitivamente como terrestres, las experiencias futuras deberían […] ser
lo suficientemente poderosas, pero no hasta el punto de convertirse en destructivas. Esta
oscilación entre umbrales extremos es muy visible en la atmósfera psíquica de nuestro tiempo: La
ambivalencia entre un optimismo tecnológico sin límites y la casi certeza de un apocalipsis
inminente, es una característica del estado actual del inconsciente colectivo. Pero, si NO nos
dejamos atrapar por estos polos y observamos con más atención el contexto planetario, quizás
podamos distinguir algunos indicios que nos permitirían pensar que un nuevo aprendizaje, no solo
es posible, sino extremadamente probable.”
“Poseemos una inteligencia tecnológica muy desarrollada que nos permite construir formas con
extraordinaria habilidad, pero carecemos casi por completo de inteligencia vincular [...] [...] es el
éxito de la inteligencia tecnológica el que nos conduce inexorablemente hacia la destrucción de los
nidos y crea una situación que nos deja sin opciones. En este momento de la evolución, estamos
obligados a aprender a vincularnos: nuestra supervivencia depende de ello. La destrucción de
creencias, tradiciones e ideales que hoy experimentamos se está produciendo en una escala que
no tiene precedentes en la historia [...] Todo está cambiando para todos, y los antiguos y preciados
aprendizajes de cada experiencia particular deben ser redefinidos en un nuevo aprendizaje
común. Esto es algo revolucionario para la especie [humana]. La desorganización inevitable de los
aprendizajes particulares y la exigencia de aprender a resolver problemas comunes a todos los
humanos [...] desafían en su misma raíz la estructura de nuestra mente. Porque, en esta situación
inédita, la capacidad de establecer vínculos exitosos entre diferencias se hace explícitamente más
importante que obtener el control unilateral de una situación. Estamos constatando que se ha
establecido un entrelazamiento tan firme entre la biósfera, los humanos y las máquinas que ya no
puede ser destejido sin destruirnos a nosotros mismos. Esto nos obliga a reconocernos como
miembros de una sola humanidad. [...] Sin embargo, no tenemos la menor idea de qué es una
cultura verdaderamente humana. [...] sabemos acerca de una cultura china, occidental, hindú,
islámica o aimara, pero ignoramos absolutamente cuáles son las pautas que generamos los
humanos en conjunto, cuáles son las formas culturales, las sensibilidades, [los] símbolos y
creencias que surgen de la interacción fluida entre todos los seres humanos. Eso aún no ha
sucedido, está sucediendo. Este [...] proceso [...] va más allá de nosotros y que no se detiene a
preguntarnos si nos gusta o no. Nos obliga a emerger de aislamientos milenarios, a bajar nuestros
escudos, a renunciar a nuestras defensas más profundas, a dejar caer todas las idealizaciones
particulares. Dentro de cada nido y de cada tradición, hemos llegado a creernos especiales y [...]
en contacto directo con los verdaderos dioses. Cada vez que una tradición se encontró con otra, se
desató entre ambas una lucha sangrienta por la supremacía. El sucesivo dominio de unas
tradiciones sobre las otras es una de las características esenciales de nuestra historia. Pero es solo
cuestión de tiempo que se nos haga evidente que aquello que re-configura a las distintas
experiencias humanas ya no es el dominio de una tradición particular, sino lo que surge de las
interacciones del conjunto. Por primera vez, nos encontramos en una situación sistémica que no
puede simplificarse con ideas binarias. Y como la presión no es únicamente política, social o
cultural sino, sobre todo, ecológica, al mismo tiempo que nos vemos obligados a reconocernos
unos a otros como miembros de una sola humanidad, tendremos que aceptar que somos
terrestres. Este doble salto simultáneo es un desafío extraordinario. La paradoja es que aún
estamos dominados por la antigua inteligencia que creció en el aislamiento y que expresa una muy
pobre o nula inteligencia vincular. Ese modo de la mente no entiende cómo relacionarse
realmente. Se aterroriza ante la(s) diferencia(s) y solo sabe dominar o someterse. Ese nivel de
inteligencia no sabe de relaciones. En esta transformación interactiva, no se trata de que un grupo
particular de seres humanos se encuentre atrapado en un conflicto que lo supera. No se trata de
limitaciones ideológicas o políticas, sino que es [esa] antigua inteligencia que está en la base de
todas las tradiciones humanas [...] la que tiene que dar cuenta de una complejidad para la que no
está preparada.