Trastornos Mentales 2
Trastornos Mentales 2
Trastornos Mentales 2
Distrés.
Factores cognitivo-conductuales
Los individuos afectados no pueden procesar o racionalizar el trauma, estos
siguen experimentando el estrés e intentan eludirlo mediante técnicas de
evitación. El paciente en estos casos experimenta periodos alternativos de
reconocimiento y de bloqueo del acontecimiento. Según el modelo conductual
del TEPT existen dos fases de su desarrollo:
1. El trauma (el estímulo incondicionado) que produce una respuesta de
miedo se asocia, a través del condicionamiento clásico, con un estímulo
condicionado (recordatorios físicos o mentales del trauma, como
visiones, olores o sonidos).
2. A través del aprendizaje instrumental, los estímulos condicionados
suscitan la respuesta de miedo independientemente del estímulo
incondicionado original, y los individuos desarrollan un patrón de
evitación tanto del estímulo condicionado como del incondicionado.
Factores biológicos
Se han estudiado poblaciones clínicas con este tipo de trastorno en los que se
han evidenciado alteraciones biológicas que implican a varios sistemas de
neurotransmisión relacionadas con la sintomatología. Se observa una
hiperactivación del sistema noradrenérgico, con niveles más elevados de
catecolaminas en orina, y debido al aumento crónico de estos
neurotransmisores hay una disminución de los receptores A2 plaquetarios y B
adrenérgicos linfocitarios. Otro sistema afectado es el sistema opioide, de
manera que se observa un aumento de endorfinas en el líquido
cefalorraquídeo. Hay varios factores que señalan una disfunción del eje
hipotálamo-hipofisariosuprarrenal (HHS). Se observan niveles bajos de cortisol
libre tanto en plasma como en orina, que indica una hiperregulación del eje
HHS. Además de estas alteraciones neurobiológicas, también se han
observado cambios neuroanatómicos en el TEPT como la atrofia hipocampal o
la atrofia en el circuito prefrontal-límbico y una disminución en el volumen del
hipocampo, la corteza ventromedial prefrontal, y la corteza insular, la corteza
anterior y dorsal cingulada.
Cuadro Clínico y criterios diagnósticos por DSM5.
Los individuos con TEPT presentan síntomas en tres campos: síntomas de
intrusión tras el trauma, evitación de estímulos asociados con él y síntomas
relacionados con un aumento del estado de alerta, como sobresaltos
exagerados. Los síntomas de intrusión son:
Las escenas retrospectivas o flashbacks: El individuo actúa y siente
como si el trauma estuviese volviendo a ocurrir.
Recuerdo y sueños angustiosos.
Reacciones de estrés fisiológico o psicológico debido a estímulos
relacionados con el trauma.
Entre los síntomas de evitación se incluyen:
Los esfuerzos para evitar pensamientos o actividades relacionados con
el trauma.
La anhedonia o incapacidad para experimentar placer, pérdida de
interés o satisfacción en casi todas las actividades.
Reducción en la capacidad para recordar sucesos relacionados con el
trauma.
El afecto embotado o reducción significativa de la intensidad de la
expresión emocional.
Sentimientos de desapego o desrealización.
Sensación de futuro acortado.
Entre los síntomas de un aumento del estado de alerta se incluyen:
El insomnio
La irritabilidad
La hipervigilancia
Sobresaltos exagerados
Los criterios que aparecen en la 5.a edición del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) para el TEPT especifican que
los síntomas de intrusión, evitación, alteraciones cognitivas y del estado de
ánimo e hiperexcitación deben haberse desarrollado durante más de 1 mes.
Este diagnóstico permite al médico diferenciar si los síntomas ocurren en niños
en edad preescolar o con síntomas disociativos
(despersonalización/desrealización). Estos son:
Nota: Los criterios siguientes se aplican a adultos, adolescentes y niños
mayores de 6 años. Para niños menores de 6 años, véanse los criterios
correspondientes más abajo.
A. Exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o
amenaza, en una (o más) de las formas siguientes:
1. Experiencia directa del suceso(s) traumático(s).
2. Presencia directa del suceso(s) ocurrido a otros.
3. Conocimiento de que el suceso(s) traumático(s) ha ocurrido a un
familiar próximo o a un amigo íntimo. En los casos de amenaza o
realidad de muerte de un familiar o amigo, el suceso(s) ha de
haber sido violento o accidental.
4. Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso(s)
traumático(s) (p. ej., socorristas que recogen restos humanos;
policías repetidamente expuestos a detalles del maltrato infantil).
Nota: El Criterio A4 no se aplica a la exposición a través de medios
electrónicos, televisión, películas o fotografías, a menos que esta exposición
esté relacionada con el trabajo.
B. Presencia de uno (o más) de los síntomas de intrusión siguientes
asociados al suceso(s) traumático(s), que comienza después del
suceso(s) traumático(s):
1. Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del
suceso(s) traumático(s).
Nota: En los niños mayores de 6 años, se pueden producir juegos repetitivos
en los que se expresen temas o aspectos del suceso(s) traumático(s).
2. Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el
afecto del sueño está relacionado con el suceso(s) traumático(s).
Nota: En los niños, pueden existir sueños aterradores sin contenido
reconocible.
3. Reacciones disociativas (p. ej., escenas retrospectivas) en las
que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso(s)
traumático(s). (Estas reacciones se pueden producir de forma
continua, y la expresión más extrema es una pérdida completa de
conciencia del entorno presente.) Nota: En los niños, la
representación específica del trauma puede tener lugar en el
juego.
4. Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores
internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del
suceso(s) traumático(s).
5. Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos
que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s)
traumático(s).
C. Evitación persistente de estímulos asociados al suceso(s) traumático(s),
que comienza tras el suceso(s) traumático(s), como se pone de
manifiesto por una o las dos características siguientes:
1. Evitación o esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o
sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al
suceso(s) traumático(s).
2. Evitación o esfuerzos para evitar recordatorios externos
(personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos,
situaciones) que despiertan recuerdos, pensamientos o
sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al
suceso(s) traumático(s).
D. Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al
suceso(s) traumático(s), que comienzan o empeoran después del
suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de
las características siguientes:
1. Incapacidad de recordar un aspecto importante del
suceso(s) traumático(s) (debido típicamente a amnesia
disociativa y no a otros factores como una lesión cerebral,
alcohol o drogas).
2. Creencias o expectativas negativas persistentes y
exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (p.
ej., “Estoy mal,” “No puedo confiar en nadie,” “El mundo es
muy peligroso,” “Tengo los nervios destrozados”).
3. Percepción distorsionada persistente de la causa o las
consecuencias del suceso(s) traumático(s) que hace que el
individuo se acuse a sí mismo o a los demás.
4. Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo,
terror, enfado, culpa o vergüenza).
5. Disminución importante del interés o la participación en
actividades significativas.
6. Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
7. Incapacidad persistente de experimentar emociones
positivas (p. ej., felicidad, satisfacción o sentimientos
amorosos).
E. Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso(s)
traumático(s), que comienza o empeora después del suceso(s)
traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las
características siguientes:
1. Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna
provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal
o física contra personas u objetos.
2. Comportamiento imprudente o autodestructivo.
3. Hipervigilancia.
4. Respuesta de sobresalto exagerada.
5. Problemas de concentración.
6. Alteración del sueño (p. ej., dificultad para conciliar o continuar el
sueño, o sueño inquieto).
F. La duración de la alteración (Criterios B, C, D y E) es superior a un mes.
G. La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo
social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
H. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una
sustancia (p. ej., medicamento, alcohol) o a otra afección médica.
Pronóstico y Tratamiento.
El síndrome de estrés postraumático aparece después de trauma que puede
ser de 1 semana o hasta 30 años para aparecer los síntomas. Si no se trata el
30% de los pacientes se recupera completamente, el 40% sigue presentando
síntomas leves, el 20% continúa presentando síntomas moderados, y en el
10% los síntomas no cambian o se agravan.
Un inicio rápido y una duración breve de los síntomas (inferior a 6 meses), una
buena función premórbida, apoyos sociales sólidos y la ausencia de otros
trastornos psiquiátricos, orgánicos o relacionados con sustancias u otros
factores de riesgo predicen un buen pronóstico. Cabe destacar que los
individuos muy jóvenes y muy ancianos presentan mayores dificultades con los
acontecimientos traumáticos que las personas de mediana edad; esto se debe
a que los niños aún no han adquirido los mecanismo de afrontamiento y en los
ancianos los síntomas del estrés postraumático pueden exacerbarse debido a
los problemas físicos característicos de la ancianidad, en particular de los
sistemas nervioso y cardiovascular, como la reducción del flujo sanguíneo
cerebral, la pérdida de la visión, las palpitaciones y las arritmias. El TEPT que
coexiste con otros trastornos suele ser más grave y posiblemente más crónico,
por lo que puede ser difícil de tratar, pero puede mejorar con una buena red de
apoyo social.
Las principales estrategias para tratar a un paciente con estrés postraumático
son:
El apoyo de amigos y familiares.
Estimular al paciente para que comente el acontecimiento.
Educar al paciente sobre diversos mecanismos de afrontamiento.
El uso de sedantes e hipnóticos.
Grupos locales y nacionales de ayuda para pacientes con TEPT.
El tratamiento farmacológico de elección en pacientes con estrés postraumático
son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como la
sertralina y la paroxetina. Estos Reducen los síntomas de todas las
agrupaciones sintomáticas del TEPT y son efectivos para mejorar los síntomas
exclusivos de este trastorno, no únicamente los similares a los de la depresión
u otros trastornos de ansiedad. La buspirona es serotoninérgica y también
puede ser útil. Los pacientes que responden bien probablemente seguirán el
tratamiento farmacológico durante al menos 1 año antes de intentar la retirada
del fármaco. Otros fármacos que también son útiles en el tratamiento son los
inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), como la fenelzina, así como la
trazodona y los antiepilépticos como la carbamazepina y el valproato.
La psicoterapia psicodinámica también es útil en el tratamiento de pacientes
con TEPT y consisten en la terapia conductual, terapia cognitiva y la hipnosis.
Los terapeutas deben vencer la negación de los pacientes respecto al
acontecimiento traumático, animarlos para que se relajen y alejarles de la
fuente del estrés. Hay que fomentar el sueño de los pacientes, con medicación
si es necesario, y prestar apoyo a los individuos en su entorno.
Otra técnica psicoterapéutica relativamente nueva y algo controvertida es la
desensibilización sistemática y reprocesamiento por el movimiento ocular en
esta, el paciente se centra en el movimiento lateral del dedo del clínico al
tiempo que mantiene una imagen mental de la experiencia traumática. La
creencia general es que los síntomas pueden mejorar a medida que el paciente
elabora el acontecimiento traumático mientras se halla en un estado de
relajación profunda.
Trastornos de adaptación
Definición. (Tipos)
La categoría diagnóstica de trastornos de adaptación es ampliamente utilizada
en la práctica clínica. Se caracterizan por la respuesta emocional ante un
episodio estresante.
Es una de las pocas entidades diagnósticas en las que un factor estresante
externo se relaciona con el desarrollo de los síntomas. Típicamente, el factor
estresante es un problema económico, una enfermedad médica o un problema
de relación.
El complejo de síntomas que aparece puede implicar un estado de ánimo
ansioso o deprimido, o presentarse como un trastorno de la conducta. Por
definición, los síntomas deben iniciarse en los siguientes 3 meses a la acción
del factor estresante y remiten durante los siguientes 6 meses a su
desaparición.
Trastorno de adaptación con estado de ánimo deprimido
En el trastorno de adaptación con estado de ánimo deprimido, los síntomas
predominantes son el estado de ánimo deprimido, el llanto y la desesperanza.
Debe diferenciarse del trastorno de depresión mayor y del duelo no
complicado. Los adolescentes que sufren esta variedad del trastorno de
adaptación presentan un riesgo más elevado de sufrir un trastorno de
depresión mayor al inicio de su vida adulta.
Trastorno de adaptación con ansiedad
En el trastorno de adaptación con ansiedad se observan síntomas de ansiedad,
como palpitaciones, nerviosismo y agitación. Este cuadro tiene que
diferenciarse de los trastornos de ansiedad.
Trastorno de adaptación con ansiedad mixta y estado de ánimo deprimido
En el trastorno de adaptación con ansiedad mixta y estado de ánimo deprimido,
los pacientes presentan al mismo tiempo síntomas de ansiedad y depresión
que no cumplen los criterios de un trastorno depresivo o de ansiedad
establecido.
Trastorno de adaptación con alteración de la conducta
En el trastorno de adaptación con alteración de la conducta, la principal
manifestación es una conducta en la que se violan los derechos de los demás o
se hace caso omiso de las normas y reglas sociales propias de la edad del
individuo. Ejemplos de esta clase de comportamiento son la ausencia
injustificada de la escuela o del trabajo, el vandalismo, la conducción temeraria
y las peleas. Esta categoría debe diferenciarse del trastorno de la conducta y
del trastorno de personalidad antisocial.
Trastorno de adaptación con alteración mixta de las emociones y la
conducta
A veces se produce una combinación de alteraciones de las emociones y de la
conducta. En interés de la claridad, hay que animar al clínico a intentar
establecer uno solo de estos dos diagnósticos.
Comorbilidad:
Etiología:
La causa principal de un trastorno disociativo puede ser la reacción a
un trauma. En la mayoría de los casos suele darse en niños que han sido
sometidos a maltrato emocional o físico y a abusos sexuales durante un largo
periodo de tiempo, incluso haber vivido en un entorno doméstico aterrador. Por
otra parte, el estrés de una guerra o una catástrofe natural también puede
generar trastornos disociativos.
Los trastornos disociativos suelen manifestarse como una manera de afrontar
los traumas. La mayoría de las veces, los trastornos se presentan en niños
sometidos a maltrato emocional, abuso sexual o maltrato físico durante un
largo tiempo, o bien, con menor frecuencia, a un entorno doméstico aterrador o
muy impredecible. El estrés de una guerra o una catástrofe natural pueden
generar trastornos disociativos.
La identidad personal aún está en formación durante la infancia. Por eso, un
niño tiene una capacidad mayor que un adulto de despegarse de sí mismo y
observar el trauma como si le estuviera pasando a otra persona. Un niño que
aprende a disociar para superar una experiencia traumática puede usar ese
mecanismo de superación como respuesta a situaciones estresantes en su
vida.
Factores de riesgo
Las personas que padecen maltrato físico, sexual o emocional en la infancia
durante mucho tiempo corren mayor riesgo de manifestar trastornos
disociativos. Los niños y los adultos que pasan por otros sucesos traumáticos,
como guerras, desastres naturales, secuestros, torturas o procedimientos
médicos prolongados y traumatizantes en la niñez, también pueden tener estos
trastornos.
Cuadro clínico:
Los signos y síntomas dependen del tipo de trastornos disociativos que tengas,
pero pueden comprender:
Pérdida de memoria (amnesia) de ciertos períodos, sucesos, personas e
información personal
Sensación de estar separado de ti mismo y de tus emociones
Percepción de que las personas y cosas que te rodean están
distorsionadas o son irreales
Un sentido confuso de la identidad
Estrés significativo o problemas en tus relaciones personales, tu trabajo
y otros ámbitos importantes de tu vida
Incapacidad para afrontar bien el estrés emocional o profesional
Problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, y pensamientos
y comportamientos suicidas
Pronóstico
Algunos síntomas pueden aparecer y desaparecer de manera espontánea,
pero el trastorno de identidad disociativo no se resuelve por sí solo.
El grado de recuperación depende de los síntomas y de las características
personales, así como de la calidad y la duración del tratamiento que reciben.
Por ejemplo, las personas que padecen otros trastornos mentales graves, que
no tienen un buen nivel de funcionamiento en su vida, o que siguen
profundamente apegados a sus agresores evolucionan peor. Pueden requerir
un tratamiento más prolongado y las posibilidades de éxito terapéutico son
menores.
Tratamiento
El tratamiento para los trastornos disociativos puede variar en función del tipo
de trastorno que tienes, pero, por lo general, incluye psicoterapia y
medicamentos.
Psicoterapia
La psicoterapia es el principal tratamiento para los trastornos disociativos. Esta
forma de terapia, también llamada «terapia de conversación», «asesoramiento
psicológico» o «terapia psicológica», consiste en hablar sobre tu trastorno y los
problemas relacionados con un profesional de salud mental. Busca un
terapeuta con formación avanzada o experiencia en la atención de personas
que han tenido algún trauma.
Tu terapeuta trabajará para ayudarte a entender la causa de tu trastorno y a
desarrollar nuevas formas de afrontar las situaciones de estrés. Con el tiempo,
el terapeuta puede ayudarte a hablar más sobre el trauma que sufriste, pero,
por lo general, solo lo hará cuando puedas hacer frente a desafíos o
situaciones y tengas una relación con el terapeuta como para tener estas
conversaciones de manera segura.
Medicamentos
Aunque no hay medicamentos que traten específicamente los trastornos
disociativos, el médico puede recetarte antidepresivos, medicamentos para la
ansiedad o antipsicóticos para ayudarte a controlar los síntomas de salud
mental asociados con los trastornos disociativos.
Comorbilidad
Las comorbilidades más frecuentes observadas en pacientes con distintos
trastornos de ansiedad incluyen los trastornos por consumo de sustancias y del
estado de ánimo como la depresión o la bipolaridad.
En presencia de comorbilidades, la evolución clínica será más desfavorable, al
igual que la respuesta al tratamiento. La evaluación inicial de los pacientes
deberá ser integral, clínica y de laboratorio, e incluir el consumo de
medicamentos y otras sustancias.
Etiología.
La etiología es desconocida. El modelo de aprendizaje social descrito para el
trastorno de síntomas somáticos podría aplicarse también a este.
De acuerdo con esta idea, el miedo a la enfermedad se contempla como el
deseo de desempeñar el papel de enfermo por parte de una persona que se
enfrenta a problemas aparentemente insuperables o de difícil solución.
Este papel de enfermo ofrece una posibilidad de escape que permite al
paciente excusarse de sus deberes y obligaciones habituales.
La enfermedad temida puede verse también como un castigo por una mala
conducta o por errores cometidos en el pasado, ya sean reales o imaginarios.
La naturaleza de las relaciones que el paciente ha tenido con sus personas
queridas en el pasado también puede ser importante. El hecho de que uno de
los padres del paciente muriera de una enfermedad concreta, por ejemplo,
puede actuar como estímulo para el miedo a desarrollar la misma dolencia.
El tipo de miedo puede ser un símbolo de conflictos inconscientes que se
reflejan en el tipo de enfermedad del que la persona tiene miedo, o bien en el
sistema orgánico escogido (p. ej., corazón, riñones).
Factores de riesgo.
El trastorno de ansiedad por enfermedad suele comenzar al principio o a
mediados de la adultez y puede empeorar con la edad. Con frecuencia en
personas mayores, la ansiedad relacionada con la salud puede centrarse en el
miedo de perder la memoria.
Entre los factores de riesgo para el trastorno de ansiedad por enfermedad se
pueden incluir los siguientes:
Un momento de mayor estrés en la vida
Riesgo de una enfermedad seria que termina no siendo seria
Antecedentes de abuso sexual durante la niñez
Una enfermedad seria durante la infancia o un padre con una
enfermedad seria
Características de personalidad, como tendencia a preocuparse
Uso excesivo de internet relacionado con la salud
Cuadro Clínico
Los pacientes con trastorno de ansiedad por enfermedad, al igual que
los que presentan un trastorno de síntomas somáticos, están
convencidos de que sufren una enfermedad grave que todavía no se les
ha diagnosticado, y es imposible convencerlos de lo contrario.
Pueden mantener la creencia de que presentan una enfermedad
concreta o, con el tiempo, transferir esa creencia a otra enfermedad
distinta.
Sus convicciones persisten a pesar de los resultados negativos de las
pruebas, el curso benigno de la supuesta enfermedad con el tiempo y la
adecuada tranquilización por parte de los médicos.
Esta preocupación del paciente por la enfermedad interfiere en sus
interacciones con la familia, los amigos y los compañeros de trabajo.
A menudo estos individuos son adictos a las búsquedas de información
(o desinformación) en internet sobre las enfermedades que les
preocupan, e infieren las peores consecuencias a partir de lo que
encuentran.
Criterios DSM-V
El paciente está preocupado por tener o adquirir un trastorno grave.
El paciente tiene mínimos o ningún síntoma.
El paciente está muy preocupado por la salud y se alarma con facilidad
frente a problemas de salud personales.
El paciente comprueba repetidamente el estado de salud o evita las citas
médicas y los hospitales.
El paciente se ha preocupado por la enfermedad durante ≥ 6 meses,
aunque la enfermedad específica temida puede cambiar durante ese
período.
Los síntomas no se atribuyen a depresión u otro trastorno mental.
Se considera que los pacientes que tienen síntomas somáticos
importantes y están preocupados sobre todo estas manifestaciones
tienen un trastorno de síntomas somáticos.
Pronóstico y Tratamiento