Aprobados en Cristo
Aprobados en Cristo
Aprobados en Cristo
Introducción.
Erich Alfred Hartmann apodado «El Diablo Negro» por sus adversarios soviéticos,
fue un piloto de cazas alemán durante la Segunda Guerra Mundial, considerado el
mejor as de la aviación en la historia de la guerra aérea1. Voló en 1404 misiones y
participó en 825 combates distintos. Se le acredita el derribo de 352
aviones Aliados —345 soviéticos y 7 estadounidenses.
Su respeto era tan grande aun entre sus enemigos, que se cuenta que, en el mes de
junio de 1944, tuvo un encuentro con 8 cazas americanos y en una maniobra de
expertos logro poner en la mira a un p-51 y al intentar disparar se dio cuenta que se
había quedado sin municiones, además su combustible se había agotado, sin más
opción se preparó para disparas su paracaídas. Durante su descenso se da cuenta que
los cazas comienzan a volar en círculos alrededor suyo y uno de ellos hace un giro
brusco y lo pone en la mira, lo que es interpretado por el como su ultimo momento.
Aunque lo único que sucedió es que el avión paso por un lado y el piloto americano
lo saluda con la mano.
Tuvo la suerte de servir bajo la supervisión de algunos de los pilotos más
experimentados de la fuerza aérea alemana. Gracias a esto, mejoró rápidamente sus
tácticas y número de victorias, que le hicieron merecedor de la prestigiosa Cruz de
Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble, Espadas y Diamantes el 25 de
agosto de 1944. En el momento de su concesión a Hartmann, era la máxima
condecoración militar alemana.
Sin duda Hartman es un ejemplo de un piloto aprobado para la guerra. Pero, Hoy
quiero hablarles de un hombre que no requiere biográfica para ser conocido, ni
tampoco historias como las de Hartman para ser reconocido. Las cortas palabras del
Apóstol Pablo son suficiente, ya que solo un hombre que fue fiel en medio de
pruebas de alto nivel puede reconocer a otro igual. Me refiero a Apeles un hombre
reconocido por Pablo.
Romanos 16:10 “Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de
Aristóbulo”
Apeles fue un creyente de Cristo en Roma, es todo lo que sabemos de el. Pero sin
duda no fue cualquier tipo de creyente, ya que la cualidad que Pablo el Apóstol le
otorga es sin duda digna de reconocer e imitar.
“Apeles, Aprobado en Cristo”
En la Biblia, Esta cualidad no se menciona en nadie más que en Jesucristo.
Hechos 2:22 “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón
aprobado por Dios entre vosotros.”
La expresión aprobado por Dios significa “Que Dios muestra o exhibe”, es decir,
“Acreditar”, También aprobar es un término usado en el manejo de metales,
especialmente en el oro, y nos habla de algo “aceptable después de aquilatar”
Solo hay dos conclusiones cuando algo es probado:
1. Aprobar es el resultado final de resistir la prueba.
2. Reprobar es no haber superado la prueba.
Es el Apóstol Pablo es que usa este concepto en diferentes cartas:
2 Corintios 13:5 “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a
vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en
vosotros, a menos que estéis reprobados?”
“Una persona reprobada es aquella que dice conocer a Dios pero hace todo lo
contrario.”
Tito 1:15 “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e
incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.
16 Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y
rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.”
Apeles fue ese gozo de Pablo por la tristeza que Demas le ocasiono.
Demas significa “Popular, hombre de pueblo” un discípulo que se envolvió en lo
que el pueblo hacía. Asimismo, este 2020 manifestó como parte de la iglesia se
envolvió a ser igual que el pueblo.
Yo la llamo….
La iglesia reprobada.
La iglesia con el espíritu de Demas, que ama este mundo, que es popular, que sigue
la corriente del mundo.
Pero Apeles significa “Llamado” un discípulo que tuvo muchas oportunidades de
fallarle a Dios y a Pablo, pero no lo hizo. Se guardó en su corazón para Dios.
Pablo le recomienda a Timoteo….
2 Timoteo 2:15 “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero
que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”
Una iglesia que no tiene nada de qué avergonzarse.
Procura presentarte a Dios aprobado.
Discípulos Demas:
Aquel a quien Dios ha confiado la predicación del Evangelio tiene una alta dignidad,
dignidad de sacerdote en cuyas manos Dios pone lo santo. Es Dios quien debe
confiarla, nadie puede atribuirsela; la predicación presupone un encargo de Dios.
Dios, con confianza realmente divina, confía lo santo a un hombre, con la firme
esperanza de que lo transmitirá a otros. Dios prueba y sopesa hasta que encuentra a
alguien que sea apto para ese elevado cargo, que sea digno de que se le confíe.
No podemos entender a Apeles sin conocer toda la carta a los Romanos, porque en
ella se plasma la doctrina a la que Apeles se aferró, la gracia en la que Apeles se
conducía, el carácter y conducta que Apeles vivió, la Ley del Espíritu de vida que
lleno a Apeles.
Tanto que el nombre de Apeles que es llamado es la primera expresión que el
Apóstol escribe en su carta. “Llamado a ser Apóstol, apartado para el evangelio” Esa
cualidad era también de Apeles.
Pastores, Mentores y lideres:
Por cada Demas que no esta este 2020, Dios esta levantando un Apeles que cruzara
contigo este desafiante 2021 para que no dejes de predicar, evangelizar, discipular,
consolidar y visitar las almas que Dios salvara.
Profetizo que este 2021 Dios levantara la Iglesia Apeles y cierro mi ultimo mensaje
del 2020 secándome las lagrimas que los Demas han provocado y pongo mis ojos en
la generación Apeles que esta emergiendo como testimonio que en los últimos
tiempos hay un remanente fiel a El.
Hay una historia de una mujer que estaba molesta porque su hijo comía demasiados
dulces. No importaba cuánto lo reprendía, él continuaba satisfaciendo su gusto por
lo dulce. Frustrada, decidió llevar a su hijo a ver a un hombre sabio a quien él
respetaba.
Se acercó a él y le dijo: “Señor, mi hijo come demasiados dulces. No es bueno para
su salud. ¿Podría aconsejarle que deje de hacerlo?”.
El hombre sabio escuchó a la mujer, se volvió y le dijo al niño: “Vete a casa y
vuelve en dos semanas”.
La mujer quedó perpleja y se preguntó por qué no le había pedido al niño que dejara
de comer dulces. Tomó al niño y se fue a su casa.
Dos semanas después regresó con el niño. El hombre sabio les hizo señas para que
se acercaran, miró al niño y le dijo: “Niño, deberías dejar de comer tantos dulces. No
es bueno para tu salud”.
El niño asintió y prometió que no continuaría con ese hábito.
La mamá del niño miró al hombre sabio y le preguntó: “¿Por qué no le dijo eso hace
dos semanas?”.
El hombre sabio sonrió. “Hace dos semanas yo también estaba comiendo muchos
dulces”.
Ese hombre vivía con tal integridad que sabía que su consejo solo tendría poder si él
seguía su propio consejo.
La influencia que tenemos en nuestros hijos es más poderosa cuando nos ven
caminar fielmente en la senda de Dios.