Marco Teorico
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INTRODUCCION
Desde los años 60 y 70 surge una idea llamada “construcción ecológica” llamada hoy
en día arquitectura sostenible, a partir de los años 70 se ha venido convirtiendo en una tendencia
de arquitectura a nivel global en el pensamiento ecológico, la finalidad detrás de la arquitectura
sostenible es usar métodos eficaces y materiales que favorezcan al medio ambiente en los
procesos de construcción, tener en cuenta las condiciones presentadas por el lugar en el cual se
realizara la construcción ya que de esta forma se puede minimizar el impacto de consumo de
energía y del espacio que será ocupado por dicha construcción.
El cambio climático que se ha venido generando años atrás se debe en gran parte a la
contaminación ambiental que genera este magnate industria global, pues la construcción de
ciudades, edificios o pueblos consumen gran parte de los recursos físicos de los entornos en los
cuales se sitúan, por tal motivo es necesario evaluar de qué modo la arquitectura sostenible nos
puede ayudar a mitigar el cambio climático y a reducir la contaminación ambiental.
DESARROLLO
Cuando se piensa en una ciudad sin alcantarillado y agua potable o sin infraestructura
necesaria para las aguas residuales domesticas es imposible creer que el desarrollo sostenible en
ella será el adecuado, actualmente es mucho más complejo concebir un desarrollo para una
ciudad sin una previa planificación, ahora es mucho más complejo invertir e implementar una
infraestructura verde que cumpla con los problemas que puedan presentar las ciudades ya sea en
su alcantarillado, en un sistema de colección de aguas lluvia, en una debida infraestructura para
las aguas residuales de las casas y edificios o en los cientos de problemas arquitectónicos que
pueden surgir de la construcción de una ciudad.
Según Benedict y McMahon (2002:5) infraestructura verde puede ser definida como
"una red interconectada de espacios verdes que conservan las funciones y valores de los
ecosistemas naturales y provee beneficios asociados a la población humana", y aunque esta idea
se remonta al 1900 (Benedict & McMahon, 2006) el término infraestructura verde solamente
aparece con fuerza durante la última década en el diseño y planificación de ambientes urbanos y
periurbanos (Tzoulas et al., 2007; Eisenman, 2013). Gracias a la infraestructura verde es posible
conocer un nuevo surgimiento de métodos y concepciones que quieren aproximar, acercar y ver
una sociedad urbana caminando de la mano con la protección ambiental, enfatizando los servicios
ecológicos y sociales provistos por espacios verdes en y para las ciudades tales como regulación
climática, purificación del aire, reducción de ruido, refugio de especies nativas, provisión de
espacios para recreación, esparcimiento y contacto con la naturaleza.
Los espacios verdes y abiertos urbanos son los lugares donde estos procesos
ecológicos encuentran espacio en contextos urbanos (Gill et al., 2007; Haase et al., 2014;
Lundy & Wade, 2011). Sin embargo, aproximaciones clásicas para el estudio, diseño y
planificación de los espacios verdes urbanos enfatizan casi exclusivamente los beneficios
sociales ligados a la recreación, ocio y belleza escénica dejando fuera todos los muchos otros
beneficios ecológicos y sociales que estos proveen (Thompson, 2002; Sukkop y Werner,
1991). Esta perspectiva más clásica de los espacios verdes urbanos está fuertemente ligada
a la noción de "jardín", que es conceptualizado como una zona "bien delimitada en la que el
hombre manipula y modela la naturaleza para adaptarla a sus propios fines, ya sean estos
productivos, estéticos, recreativos o simbólicos" (Santiago-Ramos, 2008: 19). Lo anterior
podría ser una de las razones por las cuales, en la práctica, en la planificación urbana se
subestime el rol de los espacios verdes en el desarrollo de las ciudades, y por lo tanto
tengan una baja prioridad política y en la asignación de presupuestos (CABE Space, 2003;
Dunnett et al., 2002, Smaniotto et al., 2008).
Los beneficios sociales y ecológicos de los espacios verdes se vuelven aún más
relevantes en contextos de alta incertidumbre como los planteados, por ejemplo, por
cambios económicos, sociales y ambientales de carácter global. Dentro de estos últimos
destaca el cambio climático, que desafía a las ciudades como principal hábitat de la
humanidad a ser activas agentes en la mitigación de la intensidad y velocidad con que se
presenta el cambio climático, así como a adaptarse a los impactos adversos derivados del
calentamiento global (Hamin & Gurran, 2009).
CONCLUSIONES