Cep Xxi
Cep Xxi
Cep Xxi
Documento de Trabajo N° 5
Mayo 2021
Cita sugerida: Schteingart, D.; Kejsefman, I.; y Pesce, F. Evolución del trabajo remoto en
Argentina desde la pandemia. Documentos de Trabajo del CEP XXI, N° 5, mayo de 2021, Centro
de Estudios para la Producción XXI - Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación.
Evolución del trabajo
remoto en Argentina
desde la pandemia
Daniel Schteingart, Igal Kejsefman y Facundo Pesce
Corrección y diagramación: Natalia Rodríguez Simón y Juliana Adamow
Los Documentos de Trabajo del CEP XXI son resultado de investigaciones sobre
temas productivos, sectoriales, laborales y otros. Los autores son responsables de las
opiniones expresadas en estos documentos.
Presidente de la Nación
Dr. Alberto Fernández
Vicepresidenta de la Nación
Dra. Cristina Fernández de Kirchner
Esta medida motivó una reconversión de la modalidad de trabajo para distintos sectores. En cuanto a las
actividades consideradas esenciales, en la mayoría se mantuvo la modalidad presencial, respetando los
protocolos estipulados por cada organización. Distinta fue la situación en las actividades no esenciales:
en muchos casos se adoptó la modalidad de trabajo remoto, en pos de contribuir a la disminución de la
circulación de personas en espacios públicos. Esto facilitó, en las ocupaciones que así lo permitieran, la
continuación del trabajo desde el domicilio particular y por medio de la utilización de herramientas
electrónicas y digitales como teléfonos, tablets y computadoras, lo que aminoró los efectos económicos
causados por la aparición del virus y su rápida propagación en todo el planeta.
La Organización Internacional del Trabajo, en su “Manual de buenas prácticas en teletrabajo” (OIT, 2011)
reúne múltiples acepciones empleadas para la definición del teletrabajo, trabajo remoto o home office.
En resumen, puede decirse que el teletrabajo es una forma de organizar y realizar el trabajo a distancia,
fuera de una oficina central o de instalaciones de producción, comercios, servicios, etcétera, separando
al trabajador o trabajadora del contacto personal con colegas y líderes que estén en esa oficina, planta o
área comercial, mediante la utilización de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).
Si bien el trabajo remoto ya existía como tendencia incipiente, el COVID-19 impulsó una aceleración de la
digitalización en los ámbitos laborales de las más diversas actividades. Como se mostrará a lo largo del
presente trabajo, en aquellos sectores y ocupaciones en las que no se produjo la transformación digital
y la implementación del trabajo remoto, la contracción de la actividad resultó aún más profunda que en
aquellos sectores que sí pudieron hacerlo. Asimismo, las tareas laborales bajo la modalidad de teletrabajo
se concentraron en algunas actividades con altos niveles de transformación.
En el presente documento se construyen indicadores para describir el alcance del trabajo remoto en los
períodos previos y posteriores al ASPO, y se analiza su evolución. Estos indicadores se basan en
información disponible en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que realiza de forma trimestral el
Instituto Nacional De Estadísticas y Censos (INDEC).
En una primera sección se explicitan los objetivos perseguidos en la investigación. En la sección siguiente
se realiza una revisión bibliográfica sobre el tópico abordado. En la tercera sección se desarrolla la
metodología empleada en la construcción de los indicadores. En las secciones siguientes se exponen y
analizan los resultados obtenidos para el total de la economía nacional y también por sectores,
distribución por género, regiones del país y nivel educativo. Por último, se presentan las conclusiones
derivadas del análisis.
2. Objetivos
A partir de información disponible en la EPH, se construyeron indicadores para conocer el
comportamiento, las características y la evolución del trabajo remoto o teletrabajo en Argentina. El
objetivo es analizar el impacto de la pandemia de COVID-19 en el trabajo remoto a partir de su distribución
por sectores de actividad económica, por regiones del país, por género y por nivel educativo.
3. Revisión bibliográfica
Las primeras investigaciones sobre el trabajo remoto se realizaron en los países desarrollados,
principalmente en los pioneros en diseño de TIC. Así, se encuentran análisis como los de Olson (1987)
que buscan dar cuenta del impacto en los entornos de trabajo bajo esta modalidad (principalmente
oficinas), profundizando sobre las distintas formas de teletrabajo surgidas y las tecnologías de apoyo
utilizadas. En este punto es importante destacar que desde sus inicios el teletrabajo o telecommuting
(Nilles et al., 1976) y telework (Kraemer, 1982) comenzó a analizarse no de forma exclusiva como work in
home sino también desde la perspectiva de off-shore work (Olson, 1987).
La mayoría de las investigaciones sobre este tema resaltan las oportunidades de esta modalidad de
trabajo que permite disminuir los costos de operación: el consumo de energía y el tiempo de traslado
dado que el trabajo se desplaza hacia el trabajador y no al revés (Nilles et al., 1976; Harkness, 1977;
Blinder, 2009; Blinder y Krueger, 2013; Acemoglu y Autor, 2011). Otras investigaciones recientes resaltan
que el trabajo remoto –sobre todo en las ocupaciones desarrolladas por profesionales– permite mayor
flexibilidad temporal y espacial sin romper del todo con las formas tradicionales de espacios de trabajo.
Asimismo, destacan que la incorporación de esta modalidad trae consigo incrementos en los niveles de
eficiencia y productividad de las y los trabajadores con incrementos en los niveles de acumulación de
capital en tanto les permite a las empresas una mayor flexibilidad para adaptar su actividad a las
necesidades del mercado (Belsunegui, 2002; Cámara Oficial de Comercio e Industria de Navarra, 2008).
Investigaciones como las de Dingel y Neiman (2020), Avdiu y Nayyar (2020), Mongey et al. (2020); y
Leibovic et al. (2020) abordan el fenómeno del teletrabajo desde una perspectiva de análisis de las
cualidades en las ocupaciones en Estados Unidos. Utilizan bases de datos –como la administrada por
O*NET1 y otras complementarias– para determinar qué ocupaciones presentan las condiciones
necesarias para llevar a cabo todas sus actividades desde el hogar y qué niveles de ingreso concentran.
Asimismo, ahondan sobre las implicancias que las medidas de aislamiento puedan tener sobre la
economía y las diferencias entre los distintos sectores de actividad para hacerles frente.
Con este mismo objetivo, trabajos como los desarrollados por Hatayama et al. (2020) investigan sobre
las potencialidades del teletrabajo en 53 países por medio de información recabada en encuestas de
habilidades (skills), pero a diferencia de los primeros su abordaje no parte del análisis sobre si la
ocupación reúne características que la hacen “teletrabajable”, sino que analiza las cualidades dinámicas
de los trabajos y sus trabajadores para indagar si presentan determinadas habilidades que permitan su
transformación al teletrabajo.
Otros estudios como el de Bartik et al. (2020) ahondan en la implementación del trabajo remoto en
pequeñas y grandes industrias de Estados Unidos, analizando qué impacto genera sobre la productividad
de dichas ocupaciones y a su vez cómo se proyecta el futuro del teletrabajo en función de las expectativas
de su continuidad por parte de las y los trabajadores y las empresas. Los principales resultados muestran
que el fenómeno del teletrabajo es extenso en las economías desarrolladas y no tanto en aquellas cuyos
trabajadores perciben menores ingresos (Dingel y Neiman, 2020; Hatayama et al., 2020).
Asimismo, estos estudios concluyen que existe una importante heterogeneidad entre los sectores de
actividad y al interior de cada sector. Aquellos que ostentan mejores salarios y alta productividad cuentan
con mayores expectativas de continuidad del trabajo remoto (Bartik et al., 2020).
Por su parte, Bonavida Foschiatti y Gasparini (2020) indagaron, en sintonía con el estudio de Dingel y
Neiman (2020), la viabilidad del trabajo remoto en Argentina, compatibilizando los datos sobre las
características de las ocupaciones de O*NET con información de empleo de la EPH. Para el caso
argentino, los autores, a diferencia del trabajo de Dingel y Neiman (2020), analizan con mayor detalle las
características de la población que se encuentra en condiciones de realizar sus ocupaciones de manera
remota y plantean un modelo que permite estimar el impacto en el nivel de ingresos y los sectores
sociales perjudicados por la imposibilidad de teletrabajar. Los autores concluyen a partir de su proyección
que las ocupaciones con menor capacidad de conversión al teletrabajo están caracterizadas por una
mayor proporción de trabajadores/as informales y cuentapropistas, con niveles de educación,
calificación y salarios más bajos; y que las medidas de aislamiento obligatorio estricto tienen un mayor
impacto de ingresos en los estratos sociales de menores recursos.
Alipour et al. (2020) estudian para el caso de Alemania el impacto del teletrabajo en las relaciones
laborales y la salud pública durante la pandemia, combinando datos administrativos sobre infecciones
por COVID-19 con registros de suspensiones en la jornada laboral (short-time work), encuestas a nivel de
empresas (a empleados y patrones) y datos sobre la movilidad mediante el seguimiento de teléfonos
celulares. A partir de los resultados, concluyen que el teletrabajo protege a las y los trabajadores de las
1 Es un programa dependiente del departamento de trabajo de Estados Unidos, que se ocupa de la elaboración y desarrollo de
investigaciones y herramientas que permitan mejorar la comprensión de la naturaleza del trabajo y la fuerza laboral. La base de
datos proporciona una detallada descripción (más de 100 descriptores) de más de 1.000 ocupaciones distintas.
4. Metodología
A los fines de una aproximación al trabajo remoto o teletrabajo en Argentina antes y después del ASPO,
se analizará a continuación la información disponible en la EPH que abarca 31 aglomerados urbanos.
La EPH clasifica a la población ocupada según el Clasificador Nacional de Ocupaciones (CNO) que ordena
las distintas tareas laborales en 4 categorías analíticas:
1. Carácter ocupacional
2. Jerarquía ocupacional
3. Tecnología ocupacional
4. Calificación ocupacional
A los fines del presente trabajo se analizará la evolución de la clasificación sobre el uso de sistemas y
equipos informatizados como una característica necesaria –pero no suficiente– para definir a una
persona ocupada con una fuerte potencialidad de realizar sus labores de forma remota desde su
domicilio (Olson, 1987).
Este indicador será denominado tasa de ocupación informatizada (tOI), y se construye de la siguiente
forma:
𝑂𝐼𝑖
𝑡𝑂𝐼𝑖 =
𝑇𝑂𝑖
𝑡𝑂𝐼𝑖 = tasa de ocupación informatizada del sector 𝑖
𝑂𝐼𝑖 = personas ocupadas informatizadas del sector 𝑖
𝑇𝑂𝑖 = total de personas ocupadas del sector 𝑖
𝑛
𝑂𝐼𝑖 𝑇𝑂𝑖
∑ = 𝑡𝑂𝐼 → tasa de ocupación informatizada total
𝑇𝑂𝑖 𝑇𝑂
𝑖=1
Por último, al tratarse de una proporción, el comportamiento de los elementos que componen ese
cociente cobra especial relevancia para el análisis, ya que la variación en el indicador puede deberse a las
variables tanto de ocupación informatizada (OI) como del total de personas ocupadas (TO). Es decir, el
indicador puede incluso crecer si disminuye la cantidad de trabajadores informatizados y, al mismo
tiempo, la cantidad total de trabajadores del sector cae en una mayor proporción.
Desde un segundo enfoque, la EPH clasifica a las y los ocupados en función del lugar en donde realizan
principalmente sus tareas:
Siguiendo esta clasificación, se analizará qué sucede con la proporción de personas que realizan sus
tareas en su hogar (punto 6 del listado de clasificación), haciendo hincapié en las variaciones interanuales
observadas para los primeros tres trimestres de 2020.
El indicador que se denominará tasa de ocupación en las viviendas (tOV) se construye de la siguiente
forma:
𝑂𝑉𝑖
𝑡𝑂𝑉𝑖 =
𝑇𝑂𝑖
2Es pertinente aclarar que el uso de herramientas informatizadas a su vez posibilita que aquellas ocupaciones que requieren en la
actualidad la presencialidad puedan realizarse de manera remota en un mediano plazo, desarrollando los medios correspondientes.
Por su parte la tOV se aproxima a la explicación sobre el trabajo remoto de manera indirecta, ya que el
hecho de que la persona se encuentre realizando funciones desde su vivienda no implica que trabaje de
manera remota. Por lo tanto, que realice sus tareas desde su vivienda es una condición necesaria pero
no suficiente para determinar que está teletrabajando. Un ejemplo de empleo en la vivienda que no es
remoto es la producción de alimentos o prendas de vestir al interior del hogar para ser comercializados
fuera de éste.
Este último indicador resulta de la intersección de los dos conjuntos expuestos anteriormente: analiza la
población que utiliza en sus ocupaciones sistemas informatizados y que, a su vez, realizan tareas desde
sus hogares. De esta forma, se reúnen las dos condiciones para el trabajo remoto o teletrabajo que
consiste en realizar tareas laborales desde el hogar con herramientas informatizadas. Se denominará
tasa de ocupación remota (tOR) a este indicador integrado.
𝑂𝐼𝑉𝑖
𝑡𝑂𝑅𝑖 =
𝑇𝑂𝑖
𝑂𝐼𝑉𝑖 = personas ocupadas informatizadas que trabajan en sus viviendas, del sector 𝑖
Cabe señalar que este indicador puede contener un sesgo de subestimación dado que la clasificación
responde al uso de herramientas informatizadas y no al uso de todas las TIC. Esto implica que aquellos
que utilizan de forma parcial las TIC (como herramienta secundaria en su labor: teléfono celular por
ejemplo) quedan excluidos como ocupados informatizados y por lo tanto como ocupados remotos.
Asimismo, esta estimación constituye un límite inferior y que el límite superior es la tOV (todas las
personas que trabajan desde sus casas con o sin equipos informatizados y TIC).
A lo largo del presente trabajo se utilizarán de modo indistinto los términos “ocupación remota”,
“teletrabajo” y “personas ocupadas de forma remota”.
Características de la muestra
Como toda encuesta, la EPH parte de una muestra de la población que vive en Argentina, de modo que
no registra una entrevista por cada habitante. A pesar de ello, constituye la herramienta de información
socioeconómica de mayor alcance y potencia estadística que existe en la actualidad por contar con un
registro trimestral continuo. Por ese motivo, permite formular aproximaciones a cambios de corto plazo
en la situación socioeconómica de la población. A su vez, la encuesta se realiza en 31 grandes
aglomerados urbanos del país, por lo que la población que abarca se corresponde con la población
urbana. Por lo tanto, si bien es común referirse con el uso de la EPH a estimaciones de todo el país, es
preciso tener en cuenta que los centros urbanos considerados representan alrededor del 63% de la
población.
Entre el segundo trimestre de 2016 y el primero de 2020, la EPH realizó en promedio 58.059 entrevistas
individuales por trimestre y se respondieron el 99,88% del total en dichos períodos. Con esta información
fue posible estimar la situación socioeconómica de 27,8 millones de personas (promedio trimestral).
Para el segundo trimestre de 2020, dada la situación de ASPO y a los fines de reducir al mínimo la
circulación de personas y el contacto, la encuesta se realizó de forma telefónica y solo en aquellos casos
en que fue necesario se realizó de forma presencial. 3 Esta situación extraordinaria ocasionó que la
3
Ver Consideraciones metodológicas sobre el tratamiento de la información del segundo trimestre de 2020.
Para la construcción de los indicadores se toman los datos de las EPH desde el segundo trimestre de
2016 al tercer trimestre de 2020 (última publicación disponible con microdatos) debido a que constituye
un período sin interrupciones en la publicación de la encuesta. Por otro lado, al estudiar el
comportamiento de las y los ocupados que trabajan de manera remota dada la medida de ASPO producto
de la pandemia, tomar un período cuatro años anterior a los trimestres de interés (que son el segundo y
el tercero 2020) permite contar con información suficiente para graficar el comportamiento de los
indicadores antes del inicio de la pandemia.
Desagregado sectorial
Tal como se especificó en los objetivos, en el presente documento se trabajará con un alto grado de
agregación. Cuando se analicen los indicadores, en los casos que resulten de interés se realizará una
desagregación mayor a los fines de profundizar y dar cuenta del fenómeno bajo estudio. La decisión de
no desagregar a un mayor nivel se funda en la pérdida de significatividad estadística en algunas ramas
de actividad que tienen muestras con un reducido número de observaciones.
Dada la situación particular en la que tuvo que realizarse la EPH en el segundo trimestre de 2020, se
analizó si el cambio de procedimiento y de metodología desarrollado afecta o no la posibilidad de
comparar con otros períodos.
La EPH entrevista a los mismos hogares durante dos trimestres consecutivos y luego otorga a esos
mismos hogares dos trimestres de descanso. Con esta metodología se busca que trimestre a trimestre
se esté comparando en aproximadamente un 50% de la muestra. En trimestres anteriores al inicio de la
pandemia, se registra que período a período se entrevistó a las mismas familias en un porcentaje cercano
al 40% y para el segundo trimestre de 2020 el porcentaje fue del 35,6%. Si bien esta proporción es menor
respecto de los valores usualmente observables, es significativa para efectuar acciones de
comparabilidad adecuadas.
Finalmente, a los fines de evitar los factores estacionales que presentan los datos, se comparará en
general de modo interanual.
El gráfico 1 muestra la evolución trimestral de la tOI, desde el segundo trimestre de 2016 hasta el tercero
de 2020. Se observa que la proporción crece entre el segundo y el cuarto trimestre de 2016. Luego, entre
2017 y 2019 tiene períodos de relativa estabilidad, promediando alrededor del 25% cada año hasta dar un
pronunciado salto en el segundo trimestre de 2020. Finalmente, en el período siguiente se retrotrajo al
26%, ubicándose 1,5 p.p. por encima del mismo trimestre del año anterior.
35%
32,4%
33%
31%
29%
27%
25%
26,0%
23%
21%
19%
17%
15%
2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3°
trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim trim
2016 2017 2018 2019 2020
Para comprender la variabilidad de la tOI deben especificarse las variables que construyen el indicador.
En el gráfico 2 se observa que la explicación del incremento al 32,4% durante el segundo trimestre de
2020 y su posterior caída al 26% se debe a dos efectos conjuntos. En el segundo trimestre 2020 se
incrementó un 2,3% interanual la cantidad de trabajadores/as que utilizaban equipos informatizados y,
por otro lado, se redujo un 20,7% interanual la cantidad de personas ocupadas totales.
Cabe destacar que la caída de la ocupación se tradujo no en una mayor cantidad absoluta de
desocupados4 sino, en el contexto de la pandemia, en un incremento de la inactividad (personas que no
buscan trabajo). Dicho incremento se vio parcialmente revertido en el tercer trimestre de 2020 debido a
4 La cantidad absoluta de desocupados se contrajo 0,1% pero la tasa de desocupación subió del 10,6% al 13,1% entre los segundos
trimestres de 2019 y 2020. Este incremento en la tasa se debió a que la cantidad absoluta de desocupados cayó menos que la de
activos.
Desde una perspectiva integrada, puede afirmarse que la pandemia y el posterior ASPO llevaron, en un
primer momento, a una expansión interanual de 2,3% en las ocupaciones informatizadas y una
contracción de 28,5% en las no informatizadas. Luego, cuando hacia el tercer trimestre de 2020 las
restricciones comenzaron a disminuir, se produjo un efecto inverso: el trabajo informatizado se contrajo
casi un 5% interanual y el no informatizado disminuyó más de un 10% interanual, lo que implicó una
recuperación frente al trimestre anterior.
Gráfico 2. Población de 10 años o más (en millones de personas) que utiliza herramientas
informatizadas; segundo trimestre de 2016 a tercero de 2020, 31 aglomerados urbanos
12
10
0
2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3°
trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim.
2016 2017 2018 2019 2020
Analizando el comportamiento desde el inicio de la pandemia hasta el tercer trimestre de 2020, cayó el
nivel de ocupación de las personas tanto informatizadas como no informatizadas. Sin embargo, en el
primer caso la caída interanual del tercer trimestre fue menor (-5,2%) que en el segundo (-12,5%). El
gráfico 3 muestra las variaciones interanuales aquí detalladas.
5
Se excluye el sector de servicio doméstico dada la nula tasa de empleo informatizado previa al ASPO.
30%
Ocupados informatizados | Ocupados no informatizados
20%
10%
0%
-10%
-20%
-30%
-40%
1° trim. 2° trim. 3° trim. 4° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim. 4° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim. 4° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim.
2017 2018 2019 2020
El indicador expone cómo al iniciarse la pandemia y las consecuentes medidas de aislamiento se produjo
un veloz cambio de ubicación desde los espacios de oficina, talleres o locales hacia las viviendas. Por
otro lado, en el tercer trimestre de 2020 la tOV se redujo en 0,5 p.p. frente al período anterior debido a que
el denominador del indicador (personas ocupadas) creció más que el numerador (personas trabajando
en sus viviendas), producto del repunte económico que siguió al relajamiento de las restricciones.
5% 4%
4
2%
2
0% 0%
0
2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3°
trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim.
2016 2017 2018 2019 2020
El gráfico 5 muestra la tasa de ocupación remota (tOR) a nivel nacional. Como ya se mencionó, este
conjunto comprende a aquellas personas que operan equipos informatizados y, al mismo tiempo,
realizan sus tareas desde sus viviendas. A modo de corroboración, se puede observar a lo largo de toda
la serie que esta tasa es menor a la tOI (ver gráfico 1) dado que es un subconjunto de este último grupo.
Por otro lado, el hecho de que la tOR sea menor que la tOV explica a su vez que existe una gran cantidad
de personas que se encuentran trabajando en sus viviendas sin utilizar equipos informatizados. Por
ejemplo, en la rama de actividad de confecciones de prendas de vestir, del sector textil, es posible llevar
los elementos de trabajo al domicilio pero sin utilizar equipos informatizados.
La evolución de la tOR muestra la porción de las ocupaciones que comenzaron a desarrollarse de forma
remota. La magnitud observada para el tercer trimestre de 2020 (12,9%) guarda una relación con las
estimaciones realizadas por Bonavida Foschiatti y Gasparini (2020). Si bien su estimación arrojaba un
porcentaje superior de ocupados en puestos remotos (26,4%), reconocían un sesgo de sobreestimación
por cuestiones metodológicas derivadas de la construcción de los datos y por la falta de información
sobre elementos estructurales de la dinámica del teletrabajo, como la necesidad de conectividad en el
domicilio. Según estos mismos autores, alrededor de un 9% de los potenciales teletrabajadores no
contarían con ese servicio en sus hogares.
10% 10%
10
8% 88%
6% 66%
4% 44%
2% 22%
0% 00%
2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3°
trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim.
2016 2017 2018 2019 2020
La disminución de la tOR para el tercer trimestre de 2020 respecto del segundo obedece a los mismos
factores esbozados sobre la baja en la tOI: se produjo una disminución de la cantidad de personas
informatizadas que trabajaban desde sus casas, al tiempo que se incrementó –producto de la
recuperación económica– la cantidad de ocupados no remotos para el conjunto de la economía.
15%
Tasa de ocupación remota (var. interanual) 13,6%
Tasa de ocupación informatizada no remota (var. interanual) 11,2%
Tasa de ocupación informatizada (var. interanual)
10%
7,3%
5%
1,5%
0%
-5%
-6,3%
-10% -9,6%
-15%
1° trim. 2° trim. 3° trim. 4° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim. 4° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim. 4° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim.
2017 2018 2019 2020
Dado que la variación de las tasas puede deberse a diferentes movimientos de sus componentes, en el
cuadro 1 se presenta la información en términos absolutos. En la relación entre la cantidad de personas
que trabajan de forma remota, las y los informatizados, y las y los ocupados que realizan tareas desde
su vivienda, se observa que en el tercer trimestre de 2020 el primer grupo representó el 49,4% del total de
informatizados (el 50,6% restante no trabaja desde su vivienda) cuando en el primer trimestre solo
representaban el 7%. Por otro lado, los ocupados remotos representaron el 59,1% de las personas que
realizan sus tareas desde sus casas (el 40,9% restante trabaja desde su casa sin utilizar equipos
informatizados), cuando en el primer trimestre esta proporción era del 29,5%.
Ocupados no
8.956.846 6.433.095 7.844.987 0,9% -28,5% -12,5%
informatizados
Ocupados informatizados
3.023.033 3.076.915 2.761.290 0,6% 2,3% -5,2%
(OI)
Ocupados trabajando en
719.740 2.110.139 2.306.502 11,6% 184,2% 230,5%
sus viviendas (OV)
Para profundizar el entendimiento sobre las características del trabajo remoto desde inicios de la
pandemia, se presenta a continuación una serie de apertura de los datos: por sector, por género, por
región, y por nivel educativo. A partir de la sección siguiente se hará foco en el indicador de trabajo remoto
(tOR), a los fines de simplificar y centrar el análisis.
6. Foco sectorial
Cuadro 2. Tasa de ocupación remota y variación interanual, por sector de actividad, 31 aglomerados
urbanos
Administración pública y
defensa 0,0% 18,3% 15,1% 0,0 18,3 14,9
Servicios inmobiliarios y
empresariales 10,2% 29,4% 23,1% 1,1 19,6 13,7
Servicios sociales y
personales 1,2% 9,6% 9,1% 0,2 8,9 7,6
Transporte y
comunicaciones 0,8% 10,1% 8,0% 0,6 9,9 7,6
6La descripción de los sectores de actividad a nivel de letra representa el máximo nivel de agregación de cada sector de actividad
presente en la clasificación CIIU Rev.3.
1. Servicio doméstico, hoteles y restaurantes, y construcción, cuya variación interanual fue menor a
1 p.p.
En el tercer trimestre la tOR de la mayoría de los sectores de actividad se contrajo en relación con el del
segundo. Los sectores estables o en alza fueron enseñanza, minas y canteras, agricultura y ganadería y
electricidad, gas y agua (que se mantuvo prácticamente en el mismo nivel). En el sector enseñanza este
comportamiento se debe a que se mantuvo la suspensión de la presencialidad para todos los niveles
escolares. Minas y canteras (que incluye principalmente al sector hidrocarburífero y, en segundo lugar, al
minero) mantuvo su tasa, no por mantenerse estable la cantidad de teletrabajadores sino debido a la
disminución proporcional de la cantidad de ocupados remotos y presenciales. Por último, en agricultura
y ganadería la tasa se incrementó, aunque aquí debe tenerse en cuenta que la EPH captura a una pequeña
parte del empleo agropecuario (y, en particular, están sobrerrepresentadas aquellas tareas
administrativas de empresas agropecuarias).
En cuanto a los sectores que sí mostraron caídas en la tOR interanual entre el segundo y tercer trimestre,
algunos redujeron la cantidad de personal remoto al tiempo que incrementaron la de ocupados no
remotos impulsados por la recuperación económica experimentada durante el tercer trimestre y por la
ampliación de los permisos de circulación. En este grupo se encuentran la industria manufacturera,
hoteles y restaurantes, transporte y comunicaciones, intermediación financiera, servicios inmobiliarios y
empresariales, y comercio.
Otra forma de abordar la concentración del empleo remoto remite a que la mitad de los sectores con
mayor cantidad de teletrabajadores concentró el 94,1% del total de la tOR. A su vez de ese 94,1%, el 90,2%
correspondió a actividades de servicios.
Lo expuesto hasta aquí refleja que aquellos sectores que presentan ocupaciones con determinados
requerimientos de presencialidad por la interacción con otras personas, utilización de herramientas y
equipos mecánicos, o tareas al aire libre tienen una capacidad muy limitada de convertirse al teletrabajo,
como plantean Dingel y Neiman (2020) y Avdiu y Nayyar (2020) en sus investigaciones. De todos modos,
el análisis a nivel letra debe ser especificado, por lo que a continuación se presenta un mayor nivel de
desagregación colocando el foco en las ocupaciones remotas de la industria manufacturera.
Durante el primer trimestre de 2020 la industria manufacturera representó el 11,4% del total de las y los
ocupados–formales e informales– mayores de 18 años; fue el tercer sector en importancia por debajo
del comercio y los servicios sociales y personales, lo que refleja su relevancia en la estructura ocupacional
argentina, particularmente la urbana. La crisis económica desatada con el inicio de la pandemia impactó
en el nivel de ocupación de la industria en su conjunto produciendo, para el tercer trimestre de 2020, una
reducción interanual de 11,5% en la cantidad de trabajadores (EPH-INDEC). De todos modos, este
descenso no alteró su posición en términos de ocupación.
La industria manufacturera, por sus características, presenta muchas dificultades para realizar una
transformación de sus ocupaciones presenciales al trabajo remoto. Muchos procesos productivos de las
distintas ramas industriales requieren de la presencialidad en las plantas fabriles, donde se produce la
transformación física de distintos bienes. Aun en aquellos casos de robotización o automatización de la
producción se requiere de la presencialidad para desplegar tareas de puesta en marcha del equipo,
control, mantenimiento, etcétera. Es por ello que el potencial de trabajo remoto en la industria
manufacturera tiende a concentrarse en las actividades que están por fuera de las líneas de producción,
como las administrativas, financieras o de planificación, entre otras. A su vez, también es frecuente que
muchas empresas industriales externalicen estas áreas de trabajo en empresas de servicios
profesionales.
Como ya se ha mencionado, al utilizar la EPH en el análisis por industria a dos dígitos se presenta la
dificultad metodológica de que el número de personas encuestadas para algunas industrias es reducido,
de modo que se expondrán únicamente los resultados de aquellas ramas industriales para las que se
cuenta con una muestra significativa (mayor a 25 casos). 7
En el cuadro 4 queda evidenciado que el trabajo remoto se desarrolló de forma heterogénea al interior de
la actividad manufacturera. Los sectores con mayores aumentos interanuales en la cantidad de
trabajadores remotos –en puntos porcentuales– para el tercer trimestre fueron refinación de petróleo,
7
Ver sección 1 del anexo.
Sectores industriales Tasa de ocupación remota (2020) Var. interanual (2020) en p.p.
(CIIU Rev.3) 1° trim. 2° trim. 3° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim.
Alimentos, bebidas y
tabaco 0,2% 0,6% 3,5% -0,2 0,5 3,5
Confecciones, calzado y
cuero 0,0% 9,2% 4,2% -1,1 7,1 3,0
Total (todas las ramas) 1,2% 6,1% 4,2% 0,0 4,8 3,2
Fuente: elaboración propia con base en EPH-INDEC. Los sectores están ordenados en función de la última columna.
Otras ramas en cambio tuvieron una evolución dispar. Edición e impresión, madera, minerales no
metálicos, caucho y plástico, y calzado, cuero y su confección dieron un salto en la variación de la tOR
para el segundo trimestre y sufrieron una caída en el período siguiente. En estos sectores, el crecimiento
del segundo trimestre se explica por un incremento de las y los trabajadores en puestos remotos y una
disminución de la cantidad total de ocupados del sector, dos efectos expansivos del nivel de la tOR. En
cambio, la caída del tercer trimestre se debe, con excepción de calzado, cuero y su confección, a un efecto
inverso: incremento en la cantidad de ocupados totales y disminución en la cantidad de teletrabajadores.
En calzado, cuero y su confección se dio una reducción del nivel de teletrabajadores y se mantuvo estable
el de ocupados totales, por lo que disminuyó la variación interanual del trimestre pero la tOR se mantuvo
8En el caso de alimentos, bebidas y tabaco la cantidad de ocupados/as remotos/as se incrementó de modo interanual en 9 veces.
En tanto, 3 mil ocupados del sector de metales y maquinaria pasaron a trabajar de manera remota, cuando en el mismo trimestre
del año anterior esa cantidad fue cero.
En este gráfico es posible apreciar que existe una leve relación (reflejada en la pendiente positiva de la
recta de regresión lineal) entre el porcentaje de teletrabajadores/as en el sector respecto del desempeño
económico durante el ASPO –en efecto, el r2 es de 0,128–, resultado similar a los obtenidos por Alipour
et al. (2020). Es importante tener en cuenta algunas consideraciones para interpretar correctamente el
gráfico y la baja correlación: por un lado, se considera la variación interanual para el tercer trimestre,
momento posterior al pico de restricciones (segundo trimestre). Por otro lado, muchos sectores de la
economía tuvieron permisos para producir y comercializar entendiendo que se trataba de actividades
económicas esenciales y, paulatinamente, mes a mes, los sectores habilitados se fueron incrementando.
Por último, las medidas adoptadas por el Poder Ejecutivo Nacional para paliar el efecto contractivo de la
pandemia sobre sectores de actividad de mucha concentración de empleo permitieron evitar caídas aún
mayores en la generación de valor.
El sector más alejado de la recta de regresión lineal es hoteles y restaurantes, gran parte de cuya
facturación depende de la circulación de personas. En el caso de la gastronomía, la posibilidad del envío
a domicilio permitió que la contracción de la facturación en los meses de mayores restricciones fuera
menos profunda que en el caso del turismo, en el que el desplome de la actividad fue prácticamente total.
El sector de servicios sociales y personales fue otro de los más afectados por la pandemia. Al interior de
esta categoría se encuentran actividades que requieren de la presencialidad y la circulación de personas
–como las de esparcimiento (cine, teatro), las deportivas, de peluquería y belleza y de juego de azar–, que
vieron fuertemente afectado su funcionamiento dadas las medidas de aislamiento. Si el sector no sufrió
una caída de actividad aún mayor fue porque integra a otras ramas de actividad, que o bien se declararon
esenciales –recolección y tratamiento de residuos, servicios sociales y de asistencia, servicios de salud–
, o bien lograron transformarse en buena medida al teletrabajo –actividades de ONG, sindicatos,
organizaciones, servicios de salud con tratamiento sin hospitalización–.
El hecho de que la construcción se encuentre por debajo de la recta refleja que requiere de presencialidad.
El impacto de la pandemia en este sector fue muy grande (su actividad cayó un 27% interanual en el tercer
trimestre) y se correspondió con un muy bajo porcentaje de ocupación remota (1,1%). Los sectores de
agricultura y ganadería, y electricidad, gas y agua, a pesar de tener un reducido nivel de empleo remoto,
se vieron poco afectados por la pandemia debido a que fueron declarados esenciales desde el inicio del
ASPO, de modo que pudieron continuar con su actividad con relativa normalidad.
Gráfico 7. Tasas de ocupación remota y variación interanual del valor agregado bruto por sector de
actividad, según tipo de restricción; tercer trimestre de 2020
30,0%
Menor teletrabajo Mayor teletrabajo
Menor impacto Intermediación financiera Menor impacto
de la pandemia Electricidad, gas y agua de la pandemia
20,0%
Comercio
Servicios inmobiliarios y R² = 0,128
10,0% empresariales
Agricultura y ganadería
0,0% Enseñanza
Industria
VAB (var. interanual)
-10,0%
Servicio doméstico
Administración pública y
-20,0% defensa
Transporte y
comunicaciones
-30,0% Minas y canteras
-40,0% Construcción
Servicios sociales y
-50,0% personales
-60,0%
Menor teletrabajo Mayor teletrabajo
Mayor impacto Hoteles y restaurantes Mayor impacto
de la pandemia de la pandemia
-70,0%
-60,0% -40,0% -20,0% 0,0% 20,0% 40,0% 60,0% 80,0% 100,0%
Nota: los colores representan una clasificación de cada sector en función de su posibilidad de circular/operar dadas las
restricciones por el ASPO. Violeta para los sectores con restricciones para circular/operar, turquesa para los casos híbridos (algunas
actividades con permiso para circular y otras no), rojo para los casos con permiso para circular/operar.
La recta vertical y horizontal que forman los cuadrantes del gráfico están ubicadas en la media de la tasa de ocupación remota y
de la variación interanual del VAB, respectivamente.
Fuente: elaboración propia con base en EPH-INDEC.
El gráfico 7 resume esta variedad de situaciones conformando cuatro cuadrantes a partir de las medias
del conjunto de la economía. La recta azul vertical expresa la media de la tasa de ocupación remota
(12,9%) en el tercer trimestre de 2020, mientras que la horizontal da cuenta de la media de la variación
interanual del valor agregado bruto (-10,3%) en dicho período. Los cuadrantes representan:
El gráfico también permite dar cuenta del efecto general de la pandemia. Dado que no todas las
actividades pudieron funcionar de forma remota, el impacto de las restricciones opera sobre sectores
que sí tuvieron capacidad de convertirse al teletrabajo o que fueron declarados esenciales. En estos
casos, las caídas en su actividad se dan por un efecto indirecto de la caída en las de los otros sectores
que sí fueron restringidas.
Para finalizar el análisis sectorial, se presenta a continuación la evolución sectorial del ratio entre
ocupados remotos (OR) y ocupados informatizados (OI). Este cociente permitirá ver qué sectores son los
que más han podido convertir a las ocupaciones informatizadas en teletrabajo. Los datos se consignan
en el cuadro 4.
Cuadro 4. Proporción de ocupación remota sobre las ocupaciones informatizadas, por sector; tercer
trimestre de 2019 y 2020
En el primer trimestre de 2020, antes del impacto de la pandemia en Argentina el 1,8% de las y los
trabajadores llevaba a cabo sus actividades de manera remota, proporción que a su vez se repartía en
partes similares entre hombres y mujeres (ver sección 2 del anexo). Sin embargo, al iniciarse el ASPO se
produjo un impulso al teletrabajo que fue más profundo en el caso de las mujeres.
Más rico resulta el análisis si se evalúa la dinámica del teletrabajo al interior del conjunto de hombres y
mujeres por sector de actividad. Para ello se presenta para cada sector y por género la relación entre la
ocupación remota y la ocupación total de cada sector entre los terceros trimestres de 2019 y 2020. El
indicador puede interpretarse como la tasa de transformación al teletrabajo según el género.
El cuadro 5 enumera los sectores de actividad; la columna tOR-V expresa la proporción de ocupados
remotos varones sobre el total de ocupados varones del sector, y la columna tOR-M muestra la misma
proporción para el caso de las mujeres. Los resultados reflejan que para el conjunto de la economía
existió en el tercer trimestre de 2020 una tasa más alta de ocupadas remotas mujeres (18,7%) que de
varones (8,4%). Esto se debe a que las ocupaciones desempeñadas por mujeres presentan mayores
condiciones para la conversión de modalidad presencial a teletrabajo.
Analizando sector por sector se observa que, exceptuando la intermediación financiera y la industria
manufacturera, en el resto resulta más alta la proporción de mujeres que pasaron a efectuar sus tareas
laborales de forma remota.
9
El indicador de tOR por género se calcula para el caso de las mujeres: 𝑡𝑂𝑅𝑀𝑖 = 𝑂𝑅𝑀𝑖 /𝑂𝑇𝑖 . La expresión se lee: la tasa de ocupadas
remotas mujeres del sector 𝑖 es igual al cociente entre la cantidad de ocupadas remotas mujeres del sector 𝑖 sobre el total de
ocupados/as del mismo sector 𝑖. Se utiliza una clasificación binaria de género, ya que es el modo en que se encuentran disponibles
los microdatos de la EPH.
Servicios inmobiliarios y
empresariales 7,5% 12,3% 17,9% 30,8% 10,4 18,5
Administración pública y
defensa 0,1% 0,4% 9,1% 22,3% 9,0 21,8
Transporte y
comunicaciones 0,4% 0,7% 7,5% 12,7% 7,0 12,0
Servicios sociales y
personales 2,5% 0,8% 7,8% 10,0% 5,4 9,2
Por último, debe tenerse en cuenta la composición por género de cada sector. El cuadro 6 reúne la
información sobre la brecha de género en el trabajo remoto. Dentro de la tasa de ocupación remota, la
columna “brecha” corresponde a la diferencia absoluta (p.p.) entre la tasa de ocupadas remotas mujeres
Administración pública y
22,3% 9,1% 13,2 45,7% 54,3% -8,6
defensa
Servicios inmobiliarios y
30,8% 17,9% 12,9 39,9% 60,1% -20,2
empresariales
Transporte y
12,7% 7,5% 5,2 10,2% 89,8% -79,6
comunicaciones
Servicios sociales y
10,0% 7,8% 2,1 57,2% 42,8% 14,3
personales
Los cuatro sectores (minas y canteras; agricultura y ganadería; electricidad, gas y agua; y construcción)
con mayor diferencia en las tOR de varones y mujeres tienen características comunes: a) son sectores
masculinizados, y b) forman parte o bien del sector primario (minas y canteras, agro) o del secundario
(electricidad, gas y agua, construcción).
Resulta importante destacar al sector enseñanza, que permaneció con la mayor cantidad de restricciones
a la circulación durante 2020. Allí la tOR es similar entre géneros (solo hay 2,4 p.p. de diferencia). Sin
embargo, debe tenerse en cuenta que en este sector el 72,8% del personal son mujeres.
Como primera aproximación, el gráfico 8 muestra la distribución de la tOR por región. Allí se ve que, de
modo consistente con su peso en la población urbana, la cantidad de teletrabajadores se explica en gran
medida por CABA, los partidos del Gran Buenos Aires y la región pampeana.
Gráfico 8. Incidencia de cada región en la tasa de ocupación remota; primer trimestre de 2019 a
tercero de 2020, 31 aglomerados urbanos
15,5%
NOA | NEA | Cuyo | Patagonia | Pampeana | CABA | Partidos del GBA
13,5%
4,7%
11,5%
5,1%
9,5%
4,4%
7,5%
3,2%
5,5%
3,3%
3,5% 2,5%
0,3%
0,8% 0,3%
1,5% 0,5% 0,6%
0,4%
1,0% 0,7%
-0,5% 1° trim. 2° trim. 3° trim. 4° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim.
2019 2020
Ahora bien, para evaluar el impacto del teletrabajo debe observarse con mayor detenimiento lo que ocurre
al interior de cada región. Con este fin se construyeron indicadores regionales, a partir de la siguiente
ecuación:
Esta expresión debe leerse: la tasa de ocupación remota de la región 𝑗 es igual al cociente entre la
cantidad de ocupados/as remotos de la región 𝑗 sobre la cantidad de ocupados/as de la misma región.
El gráfico 9 muestra el incremento que se produce en todas las regiones a partir del segundo trimestre
de 2020. Del mismo modo hacia el tercer trimestre estos índices disminuyen, situación que se explica por
los mismos efectos que a nivel agregado para el conjunto de la economía, excepto para los partidos del
Gran Buenos Aires, donde la tasa continuó ascendiendo.
30%
25%
26,2%
20%
15% 12,8%
10%
5%
0%
2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3°
trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim.
2016 2017 2018 2019 2020
Hasta el momento se evaluó el impacto del teletrabajo en los diferentes sectores productivos, en el valor
agregado bruto, en su composición por género y en las diferentes regiones del país. El nivel educativo
informará otros determinantes del proceso de conversión del trabajo presencial al remoto.
9. Nivel educativo
A continuación se analizará la tOR incorporando la dimensión del nivel educativo, para lo cual se
construyeron seis subdimensiones en función del nivel educativo alcanzado por las personas y de la
relevancia del sector educación en el total:
Gráfico 10. Incidencia de cada nivel educativo en la tasa de ocupación remota; primer trimestre de
2019 a tercero de 2020
16%
Universitario completo (sin sector educación)
14% Terciario completo (sin sector educación)
Secundario completo 4,13%
Universitario + terciario incompletos
12%
Universitario + terciario completos (sector educación) 2,99%
Resto
0,89%
10%
1,01%
2,39%
8% 1,25%
6% 3,18% 2,76%
4%
4,19% 4,50%
2%
0,28% 0,35%
0%
2019 1° trim. 2019 2° trim. 2019 3° trim. 2019 4° trim. 2020 1° trim. 2020 2°trim. 2020 3° trim.
El gráfico 10 muestra que la mayor cantidad de teletrabajadores a lo largo del período estuvo explicada
por los grupos que cuentan con universitario completo excluyendo el sector educación. Esto resulta
esperable dado que la ocupación remota requiere de la utilización de equipos informatizados, lo que se
presenta como una barrera al ingreso para aquellas personas con menores años de educación. Se
observa que, antes de iniciadas las medidas de aislamiento, el grupo con la segunda mayor incidencia
dentro de los trabajadores remotos era el de universitarios y terciarios incompletos, cuyos trabajadores
tienen una edad promedio menor que la del resto de los grupos. 11
Se analizará ahora la tasa de ocupación remota para cada nivel educativo, esto es la porción de
teletrabajadores/as en cada una de las seis clasificaciones de nivel educativo empleada. Tal como viene
observándose, iniciadas las medidas de aislamiento la tasa de ocupación remota dio un salto. Como
refleja el gráfico 11, tanto la ocupación remota de universitarios que no trabajan en el sector educación
como actividad principal como la de aquellos con título (terciario, universitario y/o de posgrado) que sí
10 Integra a las y los ocupados mayores de 18 años con un nivel educativo de secundario incompleto, primario completo e
incompleto, sin calificación, educación especial y ns/nc.
11
Ver cuadro 10 en el anexo.
Esto evidencia que, por un lado, las ocupaciones remotas principalmente se concentran en ocupados/as
con altos niveles educativos, tal como sugerían Bonavida Foschiatti y Gasparini (2020). Por otro, que el
factor de suspensión de las clases presenciales impulsó la transformación al teletrabajo del sector. Tanto
es así que fue el único en el que el teletrabajo creció como proporción del nivel educativo tanto en el
segundo como en el tercer trimestre.
Por último, es notorio cómo la categoría resto (que incluye mayormente a las personas de menor nivel
educativo) prácticamente no tuvo salto en la tasa de ocupación remota, permaneciendo en torno al 1% a
lo largo de 2020.
Gráfico 11. Evolución de la tasa de ocupación remota según nivel educativo; primer trimestre de
2019 a tercero de 2020
80%
Universitario completo (sin sector educación)
67,8%
70% Terciario completo (sin sector educación)
Secundario completo
60,5%
Universitario + terciario incompletos
60% Universitario + terciario completos (sector educación)
Hasta secundario incompleto (y otros)
50%
40%
31,7%
30%
23,3%
20,6%
20%
13,8% 18,0%
14,1%
10% 8,6%
0,9% 4,8%
0% 1,1%
2019 1° trim. 2019 2° trim. 2019 3° trim. 2019 4° trim. 2020 1° trim. 2020 2° trim. 2020 3° trim.
Se pondrá el foco ahora en lo acontecido en el tercer trimestre y sus variaciones interanuales (cuadro 7).
En el tercer trimestre de 2019 solo el 0,5% de las personas con título terciario o universitario cuya actividad
principal era la educación realizaba sus tareas de manera remota. Este grupo conformaba el segundo
con menor tasa de teletrabajo. El pase forzoso al teletrabajo en el sector educación revirtió dicha
situación y, un año más tarde, el crecimiento de la tOR fue de 67,3 p.p., lo que llevó a dicho grupo a
representar los niveles educativos con mayor tasa de teletrabajo.
Por su parte, entre las personas con título universitario que no se dedican a la educación también creció
el peso de los puestos remotos (+18 p.p.). En cambio, los niveles educativos con menor tasa de puestos
remotos son secundario completo y hasta secundario completo y otros.
Var. interanual
Nivel educativo 3° trim. 2019 3° trim. 2020
en p.p.
Lo expuesto en esta sección evidencia una importante relación entre el trabajo remoto y niveles
educativos altos que precede a la pandemia, y que a partir del ASPO se profundizó con una marcada
preponderancia del sector educación.
10. Conclusiones
El presente documento se propuso construir indicadores que brinden una aproximación para conocer el
comportamiento, características y evolución del trabajo remoto o teletrabajo en Argentina, por medio de
información disponible en la EPH. La descripción detallada de la conversión del trabajo presencial al
remoto a raíz de las restricciones que acompañaron el ASPO permitieron advertir las características de
su distribución por sectores y ramas de actividad, por género, por región y por nivel educativo durante el
segundo y el tercer trimestre de 2020.
Como primera conclusión, puede afirmarse que el teletrabajo permitió sostener un gran número de
ocupaciones al inicio del ASPO. Según los datos arrojados por la EPH, en el segundo trimestre de 2020 el
13,6% de las y los ocupados (1,43 millones de personas en 31 aglomerados urbanos) realizaron sus
tareas de forma remota. En el tercer trimestre, esta proporción se redujo al 12,9% (1,36 millones de
personas). Esta porción de los ocupados a su vez representó el 59,1% de quienes realizaron sus tareas
desde sus hogares y el 49,4% de quienes utilizaron herramientas informáticas en sus ocupaciones.
Puede concluirse también que el trabajo remoto es una modalidad que en la actual estructura económica
argentina se corresponde mayormente con actividades terciarias: el 90,2% del total de la ocupación
remota corresponde a cinco sectores de servicios. Esto se debe fundamentalmente al tipo de actividad
realizada y los bajos costos de la reconversión. En cambio, la industria manufacturera –que según la EPH
dio cuenta del 11,9% del empleo en el tercer trimestre de 2020– concentra apenas al 3,8% del empleo
remoto, lo que evidencia que el trabajo fabril requiere en la mayoría de sus ocupaciones de la presencia
de trabajadores en las fábricas y talleres.
Esto explica la relación existente entre la tasa de ocupación remota y el desempeño de la actividad
económica. Tal como se evidenció a lo largo de este trabajo, aquellas actividades con mayores tasas de
Estas características impiden ofrecer una sentencia sobre el devenir del teletrabajo en el largo plazo. En
el mediano plazo, algunos sectores con mayores requerimientos para la conversión al trabajo remoto
probablemente incrementen la cantidad de teletrabajo. Entre los que ya se han convertido
presumiblemente persistirán altas tasas de trabajo remoto. Por otra parte, resulta esperable que, una vez
pasada la pandemia, algunos sectores retornen mayormente a la presencialidad. Tal es el caso de la
educación, cuya tasa de reconversión fue la más alta de la economía: es posible anticipar cierta
persistencia del teletrabajo en aquella ligada a niveles superiores y un retorno a la presencialidad en los
niveles inicial, primario y secundario.
A lo largo de este documento se ha visto que la conversión al teletrabajo estuvo relativamente más
feminizada. Esto se explica en buena parte por el peso de las mujeres en el sector de la enseñanza, el
cual –como se mencionó– tuvo una elevada reconversión hacia el empleo remoto. Asimismo se observa
que en sectores con predominancia de ocupados varones, las ocupadas mujeres presentaron altos
niveles de ocupación remota. Esta situación se debe, en buena medida, a que en ramas masculinizadas
como las ligadas al sector primario y el secundario las mujeres tienden a desempeñar tareas más
administrativas que manuales. También resulta de interés señalar el extremo opuesto: uno de los
sectores más perjudicados por la pandemia es el servicio doméstico, que también se encuentra
fuertemente feminizado, no tuvo reconversión alguna –dadas sus características– y su actividad se vio
limitada por la falta de circulación.
Desde una perspectiva de la distribución regional del teletrabajo, se observó crecimiento en todas las
regiones del país, pero sin alterar considerablemente la distribución por región existente en los trimestres
previos al ASPO. En cuanto a las tasas de ocupación remota intrarregional, se notó que CABA -que ya
reportaba mayores niveles de teletrabajo en la prepandemia- es la ciudad que más logró transformar sus
ocupaciones al teletrabajo, superando en más del doble la media nacional. Esto puede explicarse por una
mayor concentración de los sectores proveedores de servicios y de educación, que –como se mencionó–
conforman las actividades con una mayor tasa de ocupación remota. Adicionalmente, los partidos del
GBA presentaron una tasa de ocupación remota equivalente al nivel del promedio nacional, lo que por un
lado refleja el peso absoluto de este aglomerado en el total del país y, por el otro, una matriz productiva
menos servificada que la de CABA. El resto de las regiones se situaron por debajo de la media nacional.
El análisis por nivel educativo mostró una estrecha correlación positiva entre el teletrabajo y la cantidad
de años de educación. Tal es así que en el tercer trimestre de 2020, entre las y los ocupados con título
universitario o terciario y la educación como su actividad principal, el 67% realizó trabajo remoto. Para
quienes tienen título universitario y no se dedican a la educación el teletrabajo representó el 23% de los
puestos. El extremo opuesto se dio entre quienes no cuentan con secundario completo: su tasa de trabajo
remoto se ubicó cerca del 1%.
Por último, cabe destacar que este trabajo representa un primer acercamiento descriptivo al trabajo
remoto y que aún quedan múltiples aristas por analizar, que serán abordadas en futuras investigaciones.
1. Sectores de actividad
3° trim. 2020
Sectores de actividad Frecuencia
Cantidad % del total
acumulada
Cuadro 9. Cantidad de ocupados remotos, distribución porcentual y tasa de ocupación remota, por
rama industrial y tamaño de muestra, 31 aglomerados urbanos
Tamaño muestral
Ramas industriales (CIIU 2° trim. % del 3° trim. % del
tOR tOR 2° trim. 3° trim.
Rev.3 a dos dígitos 2020 total 2020 total
2020 2020
Alimentos, bebidas y tabaco 2.487 3,5% 0,6% 15.004 28,7% 3,5% 528 570
Metales y maquinaria 3.025 4,2% 1,6% 11.484 21,9% 5,4% 219 292
Madera, muebles y otros 8.211 11,4% 7,4% 623 1,2% 0,4% 134 199
Confecciones, calzado y
11.718 16,3% 9,2% 5.364 10,2% 4,2% 124 147
cuero
Continúa en la página siguiente.
Tamaño muestral
Ramas industriales (CIIU 2° trim. % del 3° trim. % del
tOR tOR 2° trim. 3° trim.
Rev.3 a dos dígitos 2020 total 2020 total
2020 2020
Maquinaria y aparatos
0 0,0% 0,0% 0 0,0% 0,0% 12 11
eléctricos
Gráfico 12. Incidencia del género en la tasa de ocupación remota; primer a tercer trimestre de 2020
Mujeres
Varones
9,1%
8,1%
5,9%
4,7%
0,9%
0,9%
1° trim. 2° trim. 3° trim.
2020
Fuente: elaboración propia con base en EPH-INDEC.
Gráfico 13. Participación de las mujeres en el total de los teletrabajadores; segundo trimestre de
2016 a tercero de 2020
65%
60%
55%
50%
45%
40%
35%
30%
2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3° 4° 1° 2° 3°
trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim. trim.
2016 2017 2018 2019 2020
Varones no teletrabajadores
Varones teletrabajadores
6.571.984 5.505.069
4.789.216
102.748
565.311 502.794
1° trim. 2° trim. 3° trim.
2020
Mujeres no teletrabajadoras
Mujeres teletrabajadoras
5.195.515 3.737.142
3.287.384
868.099 861.272
109.632
Gráfico 16. Cantidad absoluta de ocupados remotos según nivel educativo (categoría hasta
secundario incompleto y resto); primer a tercer trimestre de 2020, 31 aglomerados urbanos
30.000
Secundario incompleto
25.000 Primario completo
Primario incompleto (incluye educación especial)
20.000
15.000
10.000
5.000
0
1° trim. 2° trim. 3° trim 4° trim. 1° trim. 2° trim. 3° trim
2019 2020
Fuente: elaboración propia con base en EPH-INDEC.
35,7%
30,4%
15,0%
9,7%
6,5%
2,0%
0,0% 0,0% 0,7%
Universitario
Universitario Terciario
y terciario Universitario
completo completo Secundario
Período completos y terciario Resto
(excluye (excluye completo
(solo incompletos
educación) educación)
educación)
2° trim. 2016 42 46 48 34 54 47
3° trim. 2016 44 46 40 37 42 31
4° trim. 2016 49 39 58 30 33 32
1° trim. 2017 51 50 53 32 37 47
2° trim. 2017 49 41 57 33 53 37
3° trim. 2017 44 39 53 37 33 28
4° trim. 2017 48 50 58 38 40 39
1° trim. 2018 51 58 45 34 40 39
2° trim. 2018 46 43 65 39 41 31
3° trim. 2018 46 47 43 31 32 37
4° trim. 2018 50 49 39 36 42 44
1° trim. 2019 50 40 57 37 40 31
2° trim. 2019 46 40 37 34 39 42
3° trim. 2019 43 48 34 38 35 45
4° trim. 2019 46 41 41 37 30 41
1° trim. 2020 40 37 46 29 32 30
2° trim. 2020 40 42 44 32 38 43
3° trim. 2020 40 44 45 34 40 43
Fuente: elaboración propia con base en EPH-INDEC.