Simón Rodríguez Educ Popular
Simón Rodríguez Educ Popular
Simón Rodríguez Educ Popular
Capítulo VII
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En la primera etapa de su quehacer pedagógico, ubicada crono lógicamente en
los días finiseculares del siglo XVIII y espacialmente en su natal Caracas, aun
cuando operaba, como dijimos antes, en el marco de una sociedad colonial
fuertemente estratificada, Rodríguez asumió una posición de autenticidad, de
gallardía y de solidaridad social al elevar ante el Ayuntamiento caraqueño
algunos planteamientos ubicados en el marco de la equidad, dirigidos a
extender la instrucción hasta los pardos.
“debiendo ante todas cosas el propuesto don Simón de aceptar y jurar que
cumplirá bien y fielmente este encargo, para cuyo efecto comparecerá ante
este ilustre Ayuntamiento y, verificado, se le entregará testimonio de este
nombramiento para que le sirva de Titulo”.
En la misma acta se asienta que su sueldo será apenas de 100 pesos anuales
y, por tal razón, se le autoriza a recibir “gratificación o contribución voluntaria de
los niños que tengan posibilidad para ello, y de no tirar cosa alguna de los que
fueren notoriamente pobres’. (En este párrafo del acta se observa la
intencionalidad caritativa que animaba a la sociedad colonial española, influida
por la doctrina cristiana que predicaba la atención y asistencia a los
desamparados). Esta recomendación fue atendida cabalmente por Rodríguez,
según se desprende de! acta del Cabildo fechada el 14 de junio de 1793,
ocasión en la que se consideró el informe presentado por los “Diputados que
reconocieron a Escuela regentada por Don Simón Rodríguez”, en la cual se lee
que a la escuela municipal concurren 114 niños, de los cuales 74 entregan una
colaboración económica al maestro, mientras que 40 “no pagan por estar en
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calidad de pobres”. (IBID, 143-45). En la nómina de los discípulos elaborada
por el preceptor, donde aparece Simón Bolívar, se observa que la colaboración
es variable y oscila entre los cuatro y dieciséis reales. Bolívar pagaba ocho
reales. (IBID.15 1-52).
Los escasos recursos obtenidos por esa vía serian destinados por Rodríguez,
no para incrementar sus ingresos personales, sino para mejorar la dotación de
la escuela a fin de hacer más agradable y eficaz el proceso enseñanza-
aprendizaje. En tal sentido, del más conocido de los informes que presenta a
Ayuntamiento capitalino sobre el funcionamiento del centro educativo que
regentaba, Reflexiones sobre los defectos que vician la Escuela de Primeras
Letras de Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento
(enviado al Cabildo el 19 de mayo de 1794), específicamente en la Segunda
Parte: “Nuevo Establecimiento”, capítulo II “Constituciones”, subtítulo:
“Pensiones y su aplicación”, ordinal 30º, el pedagogo expresa la necesidad de
introducir una colaboración obligatoria, aun cuando modesta, por parte de
padres o representantes, para atenuar la precariedad de las rentas de la
escuela. Por ello plantea que “Todos los niños cuyos padres tengan
comodidad; aunque mediana, deberán exhibir mensualmente cuatro reales de
plata y los pobres dos”. (Rodríguez, 1999: 1, 209-214).
“Un niño que conduce diariamente de su casa a la escuela los libros, tintero,
pluma, etc., y corre con la compra de esto mismo cuando le falta, no puede
menos que estar siempre escaso de lo necesario, (…) y causar doble gasto a
sus padres inútilmente.
Corriendo los maestros con esta economía nada les faltará, (...) se eximirán
sus padres de este cuidado, y les costará poco dinero. Para esto se señalan los
dos reales mensuales”. (IBID, 214-215).
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se amilana frente a esta limitación y arbitra recursos para proveerlos a sus
discípulos, sobre todo a los que no tenían ni siquiera la más remota posibilidad
de adquirirlos, tanto en Caracas como en la metrópoli. En esa línea de
pensamiento plantea, siempre en el marco del ordinal 33°, lo siguiente:
“los pardos y morenos no tienen quien los instruya; a la escuela de los niños
blancos no pueden concurrir: la pobreza los hace aplicar desde sus tiernos
años al trabajo y en él adquieren práctica, pero no técnica.
¿Qué progreso han de hacer estos hombres, si advierten e! total olvido en que
se tiene su instrucción? Yo no creo que sean menos acreedores a ella que los
niños blancos (…) porque no habiendo en la Iglesia distinción de calidades
para la observancia de la Religión tampoco debe haberla en enseñarla. (…)
Mejor vistos estarían y menos quejas habría de su conducta si se cuidase de
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educarlos a una con los blancos aunque separadamente”. (Rodríguez, 1999: 1,
200-20 1).
“Yo vivo mucho tiempo ha en esta miseria y pudiera hablar de ella con mucha
propiedad; pero mi propio interés hará que calle lo que otro menos parcial dirá
sin tanto riesgo del crédito que merece tan delicada materia”. (Rodríguez,
1999:1,222).
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Ayuntamiento, fueron admitidas por este cuerpo en la sesión del 20 de julio de
1795. En esa sesión el Cabildo no solamente acoge la reforma propuesta por
Simón Rodríguez sino que va más allá: acuerda la creación de cinco escuelas,
ya que son cinco las parroquias para la época. Por tanto, se suprimen las
escuelas privadas existentes y se acuerda la dotación de lo necesario para las
escuelas: muebles, útiles, libros, y “demás aderezos”. El reglamento
presentado por el proyectista es aceptado y se espera una segunda parte de su
trabajo referente al “modo de enseñanza y economía de las escuelas”. Pero su
proposición implica gastos de 4.800 pesos anuales para sueldos, más el
alquiler de las casas y el pago de muebles y útiles. El Cabildo pide la
aprobación a la Real Audiencia, a la que envía el documento original de
Rodríguez, junto con copia del acta. (Ver copia del acta en Yépez Castillo,
1985: 377 - 79).
El 9 de septiembre de 1795 la Real Audiencia, por boca del Fiscal Julián Díaz
de Saravia, contesta a las pretensiones del Cabildo — como dice la pauta- y se
pronuncia porque sólo se establezca “una escuela más para españoles y
blancos; pues existen dos más dirigidas por sacerdotes, una en el Convento de
San Francisco y otra en la Real y Pontificia Universidad”. Argumenta lo
crecidos que serán los gastos si se aprobara el proyecto, a los cuales no se
puede responder con el fondo de Propios. (Yépez Castillo, 1985: 101)
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cargo, (...) acordaron, asimismo, se compulse testimonio de esta acta y se la
entregue en su resguardo”. (Rodríguez, 1999: 1, 146 —147).
Algunos autores, como Yépez Castillo (1985: 102), establecen una estrecha y
directa relación entre el dictamen del Fiscal Díaz de Saravia, de la Real
Audiencia y la renuncia presentada por Rodríguez ante el Ayuntamiento
Capitalino. Para otros, como el Dr. Carlos Jorge, esa decisión de la instancia
Real constituyó un motivo, una excusa para un hombre atormentado por su
origen, que deseaba en las reconditeces de su alma herida evadirse de una
realidad que lo asfixiaba.
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(Del lat. prodrŏmus, y este del gr. πρόδρομος, que precede). m. Malestar que precede a una
enfermedad.
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socialmente insensibles, dispuestos a venderse al mejor postor. En tal sentido,
en ese mismo libro emite esta categórica advertencia:
“No esperen de los Colegios lo que no pueden dar.., están haciendo Letrados...
no esperen Ciudadanos. Persuádanse que, con sus libros y sus compases bajo
el brazo, saldrán a recibir, con vivas, á cualquiera que crean dispuesto á darles
los empleos en que hayan puesto los ojos... ellos ó sus padres”. (IBID, 1, 285).
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“entre los conocimientos que el hombre puede adquirir, hay uno que le es de
estricta obligación.., el de sus SEMEJANTES: por consiguiente, la SOCIEDAD
debe ocupar el primer lugar, en el orden de sus atenciones, y por cierto tiempo
ser el único sujeto de su estudio”. (IBID, II, 115).
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republicana serán incapaces de defenderse ellos y de defender la República.
Por tal razón, él insiste ante el gobernante en la necesidad de impartir
educación social para que los niños y los jóvenes americanos internalicen los
valores esenciales de convivencia en un gobierno y una sociedad republicanos
y sean capaces de impedir la restauración de regímenes personalistas y
autoritarios como la monarquía. En esa línea de pensamiento emite esta
opinión:
“No habrá jamás verdadera Sociedad, sin Educación social... Las costumbres
que forma una Educación Social producen una autoridad PUBLICA no una
autoridad PERSONAL”. (IBID, 1, 230).
Unas páginas más adelante, en ese mismo ensayo, retoma el tema para
reivindicar a la escuela social, equiparándola con la primera escuela. En tal
sentido expresa que “en ninguna parte se oye hablar de... ESCUELA SOCIAL.
Llámese así la Primera Escuela, i se le dará el nombre que le corresponde”.
(IBID, II, 16).
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sociedad. Es evidente su intento de fundar en la América meridional una
República ilustrada, inspirada en los principios filosóficos del Siglo de las
Luces. (Lasheras, 1994 :14). Desde esta perspectiva ideológica, debe quedar
muy clara la ligazón indisoluble existente entre Educación y República. En
atención a esa poderosa razón, dirigida al logro de ese objetivo capital, él
plantea en el Pródromo a Sociedades Americanas en 1828 la necesidad de
otorgar la primera prioridad, la primacía, a la educación social. Veamos:
“Está muy bien que los jóvenes se instruyan: pero.., en lo necesario primero.
¿Que saben y que tienen los jóvenes Americanos? Sabrán muchas cosas; pero
no vivir en República (…) Saber sus obligaciones sociales es el primer deber
de un Republicano”. (Rodríguez, 1999: 1, 283).
“No hay sino un solo recurso, y por fortuna muy fácil… hacer que el Pueblo sea
REPUBLICANO y esto se consigue con una Educación POPULAR (…) Si se
adopta otro plan, aunque traigan de otro mundo á Bruto, á Tell, á Washington, y
á cuantos Republicanos han existido... entre las manos se les vuelve
Monarquía la República”.(IBID,II, 346).
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exhortación: “¡Republicanos! Pensadlo bien. Educad muchachos si queréis
hacer República”. (IBID, I 349).
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trascripción completa resultaría excesivamente larga. He aquí et fragmento
resultante:
El buen éxito en todas las carreras depende de los primeros pasos que se dan
en ellas. Estos pasos se enseñan a dar en la primera Escuela; (... luego la
primera Escuela es la ESCUELA por antonomasia. (...) Es, pues, la primera
escuela e! terreno en que el árbol socia! echa sus raíces”.(IBID, 1,244).
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destaca que su objeto, “tratando de las sociedades americanas, es la
EDUCACIÓN POPULAR y por popular... entiende... JENERAL”. (IBID II, 104).
Esta precisión es importante por cuanto revela que, para él, popularización,
generalización y masificación son sinónimos. El sector público, en su opinión,
debe jugar el papel fundamental en la expansión de la educación. Por tal razón,
en este mismo libro plantea que el Gobierno debe asumir las funciones de
“padre común en la educación”, generalizando la instrucción. Rodríguez piensa
que es una necesidad vital para las nacientes repúblicas americanas la
masificación de la educación, hasta el grado de hacer un símil con la necesidad
de aplicar la vacuna contra la viruela, epidemia que causaba estragos entre
nuestros habitantes. Veamos su opinión a este respecto:
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“No puede negarse que es inhumanidad, el privar a un hombre de los
conocimientos que necesita, para entenderse con sus semejantes, puesto que,
sin ellos, su existencia es precaria i su vida… miserable. La Instrucción es, para
el espíritu, lo que, para el cuerpo, el Pan. (…) i así como, no se tiene a un
hombre muerto de hambre, porque es de poco comer, no se le ha de condenar
a la ignorancia, porque es de pocos alcances”. (IBID, 1, 325).
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ponga los ojos en los niños pobres. No obstante, (que) en éstos está… en una
palabra, la... ¡Patria! “. (IBID, 1, 286).
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pública y popular, impregnados de equidad, emitidos por Simón Bolívar en
Chuquisaca (en cuya redacción seguramente participó él), los cuales el mismo
Rodríguez intentó concretar, con escaso o ningún éxito, en la naciente
República de Bolivia, en su carácter de Director Nacional de Educación. Estos
son sus argumentos:
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“Dos ensayos llevo hechos en América, y nadie ha traslucido el espíritu de mi
plan. En Bogotá hice algo y apenas me entendieron: en Chuquisaca hice más y
me entendieron menos; al verme recoger niños pobres, unos piensan que mi
intención es hacerme llevar al cielo por los huérfanos... y otros que conspiro á
desmoralizarlos para que me acompañen al infierno. Sólo U. sabe, porque lo ve
como yo, que para hacer repúblicas, es menester gente nueva; y que de la que
se llama decente lo más que se puede conseguir es el que no ofenda”. (IBID, I
510-511).
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“El establecimiento que se emprendió en Bolivia, es social, su combinación es
nueva, en una palabra es LA REPUBLICA”. (IBID, II 358).
“Si Usted desea… como lo creo… que mi Trabajo y los Gastos no se pierdan,
emprenda su Escuela con INDIOS ¡!!! de BIANQUITOS poco, o nada podrá
Usted esperar”. (IBID. I p. 5-6).
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que sea un INDIO el Maestro, instruyéndolo antes en la Escuela Principal. Esto
parecerá IMPOSIBLE a los que creen que los INDIOS no son HOMBRES”.
(IBID, II, 58).
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Impetración: Acción y efecto de impetrar // impetrar. (Del lat. impetrāre). tr. Conseguir una
gracia que se ha solicitado y pedido con ruegos. || 2. Solicitar una gracia con encarecimiento y
ahínco.
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Simón Rodríguez no se limita a plantear al sector público la generalización de
la educación a todos los estratos sociales, con mayor énfasis en los grupos
sociales vulnerables, desposeídos, excluidos, en suma, pobres, sino que
demanda de los dirigentes de la SOCIEDAD (las mayúsculas utilizadas por él
involucran, sin duda, al Estado) el financiamiento de la instrucción y exige su
obligatoriedad, al expresarse en términos categóricos sobre esos cruciales
tópicos, en la edición ampliada de Sociedades Americanas, publicada en Lima,
en 1842. Veamos su opinión:
“Si los padres de la actual generación Americana quieren que sus hijos les
hagan honor en la carrera social, envíenlos á la Escuela Republicana ... desde
temprano, y ... por fuerza ... Así lo hacen para estudios menos importantes, y
no se creen déspotas”. (IBID, 1,286).
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En Consejos de amigo dados al Colegio de San Vicente, en Latacunga,
Ecuador (elaborado muy probablemente en 1851), insiste en plantear que la
obligatoriedad de la educación es una responsabilidad compartida entre el
Estado y los particulares, mediante un diálogo Imaginario entre un padre que
reivindica su potestad para excluir a su hijo de la escuela alegando objeciones
al método de enseñanza y un Gobernador provincial dispuesto a utilizar
métodos coactivos para que el progenitor envíe el niño a la escuela, para que
adquiera las luces correspondientes. Veamos:
“Ud. debe saber (le diría el Gobernador) que la Potestad Paterna, no es para
privar a los hijos del bien, sino para hacerles todo el que necesiten. Pague Ud.
la Contribución, i envíe Ud. sus hijos a la Escuela… desde mañana… o yo haré
que Ud. cumpla con su deber”. (IBID, I ,60).
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la primera lavada- así también del baratillo de Profesores se sacan muchos,
que van a aprender junto con sus discípulos”. (Rodríguez, 1999: 11, 186-187).
“hacer NEGOCIO con la EDUCACTON es… diga cada Lector todo lo malo que
pueda; todavía le quedará mucho que decir”. (IBID. II, 148)
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Ya en la edición de Luces y Virtudes Sociales, en Valparaíso, Chile, en 1840,
llamaba a los ciudadanos a abrir los ojos sobre los varios medios de adquirir los
conocimientos sociales que les serían propuestos. Entre ellos se refería con
mordacidad a las propuestas del pedagogo inglés. Veamos sus expresiones
llenas de irreverencia:
“Yo dejé la Europa, (donde había vivido veinte años seguidos) por venir a
encontrarme con Bolívar; no para que me protegiese, sino para que hiciese
valer mis ideas a favor de la causa. Estas ideas eran (y serán siempre)
emprender una educación popular, para dar ser a la república imaginaria que
rueda en los libros, y en los Congresos”. (IBID, II, 516-517)
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Mermita de Papin: Denis Papin (1647-1714), inventor y físico francés, precursor de la máquina
de vapor. construyó su famosa olla con válvula de seguridad, antecesora de las autoclaves.
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