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Catequesis Navidad 2020 Valores y Virtudes

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CATEQUESIS NIÑOS - NAVIDAD 2020

Objetivo
En el espíritu de la Navidad, descubrir los valores éticos como aquello que adorna a
la persona para que se refleje su grandeza y dignidad, con el fin de afianzarlos en
los niños y ejercitarlos en la vida.

Esquema de cada día


Valor y personaje
Villancicos. Saludo y repaso del tema anterior
Frase bíblica
Presentación del personaje
Mensaje sobre el valor
Actividad o ejercicio para realizar
Relacionar el valor con el Niño Dios y la Navidad
Una tarea para realizar en la casa y presentar al día siguiente (Diario Navideño)

CATEQUESIS

PRIMER DÍA - Catequesis


Espíritu Santo: LOS VALORES SON EL ADORNO DE LA PERSONA
Gal 5,22-23
"En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí."
Llegó la Navidad y preparamos el arbolito para adornar la casa y mostrar la
alegría que nos da el nacimiento de Jesús.

Adornar es una palabra que indica que queremos que algo o alguien luzca de la
mejor manera. Pensemos cómo adornar el árbol: ¿con qué podríamos adornarlo?
(pedir a los niños que sugieran). En el diario navideño vas a encontrar un árbol:
coloréalo, decóralo.

Ahora pensemos en un ser humano: un niño o una niña, o un adulto. Sabemos


que Dios nos creó a su imagen y semejanza; nacimos parecidos a Dios; pero a
nosotros nos toca crecer y desarrollarnos, para lo cual necesitamos adornarnos de
la mejor manera. Los mejores adornos de una persona son los valores y las
virtudes: ¿cuáles son esos valores y virtudes que nos hacen hermosos, dignos,
excelentes, admirables? (que los niños participen). Vas a decorar la silueta
humana y vas a ponerle los adornos más preciosos.

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, pero esa condición admirable se


fue desfigurando y desdibujando por nuestras malas decisiones. En lugar de
escoger los valores y virtudes, escogimos los vicios y la maldad. Por eso Dios nos
envió a su Hijo para que recuperáramos la belleza humana que teníamos al ser
creados. Jesús es el humano en el que resplandece la grandeza humana. Él nos ha
dado los valores y virtudes por el Espíritu Santo.

Tarea: pregunta a los de tu casa cuáles son los mejores valores y virtudes que
tienen y anótalos en el Diario.

SEGUNDO DÍA
Abraham - FE
Hebr 11,8
"Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que
había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba."

Hoy vamos a decorar nuestro árbol y nuestra vida con un valor: la fe. Lo vamos a
conocer mirando un personaje muy importante para los judíos y los cristianos que
vivió hace 3800 años: Abraham. Era el jefe de una tribu de pastores nómadas
(preguntar a los niños quiénes son los nómadas), que vivían caminando por una
extensión muy grande de tierra, habitaban en tiendas (toldos, carpas) e iban
conduciendo los rebaños a fuentes de agua y pastos frescos… Dios lo llamó, lo
invitó a salir de su tierra e irse a un lugar lejano para ser la cabeza de un pueblo
grande y le hizo una promesa. Y Abraham sin poner reparos emprendió el camino.
Había conocido a Dios, se había dado cuenta de que él era bueno y que lo haría
feliz a él y a los suyos; Dios se mostraba como aliado, guía, fortaleza.

La fe es una relación personal de amistad con Dios. El creyente ha tenido la alegría


de conocerlo y sabe de su fidelidad y su bondad; reconoce que Dios es el creador
que guía su vida, y toma la decisión de aceptar ser su aliado y atender a su Palabra.
La amistad y la decisión por Dios anima e ilumina toda la vida del creyente, le da
fortaleza, esperanza, alegría.

La fe es: relación personal de amistad, decisión de vivir de la mano de Dios,


confianza y compromiso con él.

En la Navidad celebramos la venida de Dios que se acerca a nosotros para hacernos


sus amigos e invitarnos a seguirlo, invitarnos a la fe.

TERCER DÍA
Moisés: LIDERAZGO
Ex 14,13
"Contestó Moisés al pueblo: «No tengan miedo; estén firmes, y verán la salvación
que Yahveh les dará en este día, pues los egipcios que ahora están viendo, no los
volverán a ver nunca jamás".
El personaje de hoy es Moisés, un hombre que vivió hace como 3300 años. En esa
época los israelitas estaban esclavos en Egipto, obligados a realizar trabajos
forzados. Ellos construyeron así esas edificaciones imponentes que son las
pirámides: debían subir moles de piedra que pesaban hasta una tonelada, a una
altura de cien metros o más. Sufrían mucho, morían por la rudeza del trabajo y el
maltrato… Moisés fue escogido por Dios para ser el líder del pueblo y, después de
vacilar mucho, aceptó hacerle caso a Dios. Con decisión, ejemplo y sabiduría
Moisés dirigió la liberación de los israelitas, los sacó de la esclavitud y los condujo
hasta la tierra prometida.

Él es modelo de la virtud del liderazgo. Toda comunidad y todo grupo humano


necesita un guía, alguien que sea capaz de reunir, proponer acciones, dirigir por
buenos caminos, dar ejemplo, ser modelo de conducta.

Hay personas y niños que se dejan arrastrar por otros, se dejan llevar por malas
influencias, son temerosos a la hora de proponer sus ideas o sus opiniones, no son
capaces de mostrar su desacuerdo con ideas o comportamientos equivocados. Les
falta liderazgo. Son, como en los trenes, vagones y no locomotoras.

Pero hay también falsos líderes que crean mal ambiente, arrastran hacia caminos
dañinos, infunden malas conductas, causan desorden. Y muchos niños se dejan
conquistar por sus ideas equivocadas.

De Moisés aprendemos nosotros lo que es un verdadero líder: correcto, servidor,


buen amigo, ejemplar. Él condujo el pueblo hacia el bien, la libertad y la amistad
con Dios.

Dios quiso enviarnos a su Hijo para que fuera nuestro líder, guía, buen pastor. Por
eso a Jesús lo llamamos el Señor.

CUARTO DÍA
Esther: VALENTÍA
Est 4,16 (o 4,17)
La reina Ester dijo a su gente: "«Vete a reunir a todos los judíos que hay en la
ciudad de Susa y ayunen por mí. No coman ni beban durante tres días y tres
noches. También yo y mis siervas ayunaremos. Y así, a pesar de la ley, me
presentaré ante el rey; y si tengo que morir, moriré.»"

Ester era una judía que junto con muchos miembros de su pueblo estaban
desterrados lejos de su país, humillados y maltratados. Llegó a ser la esposa del
rey extranjero y como reina fue capaz de enfrentarse con los enemigos tanto del
rey como del pueblo judío. En ella sobresale la valentía: incluso con el riesgo de
ser encarcelada o sentenciada a muerte, denuncia a los enemigos y defiende a su
pueblo judío.
La valentía es un valor necesario para lograr triunfar en la vida, sacar adelante
nuestros sueños y proyectos, hacer frente a las tentaciones y realizar
cumplidamente nuestras las que nos corresponden. Por la valentía vencemos los
miedos: el miedo a decir la verdad, el miedo a lo que puedan pensar de nosotros, el
miedo a que se burlen de nosotros por hacer el bien; el miedo a las consecuencias
de obrar rectamente. Por la valentía somos capaces de triunfar y lograr nuestras
metas, venciendo la pereza, la cobardía y la indecisión.

Jesús aprendió la valentía desde su infancia, cuando sus papás debieron afrontar la
persecución del malvado rey Herodes; cuando joven, también predicó con valentía,
se enfrentó a las injusticias y la mentira. Su valentía llegó incluso hasta aceptar la
muerte para salvarnos.

QUINTO DÍA
Samuel: COMPROMISO
I Sam 3,10
"Vino Yahveh, se paró y llamó como las veces anteriores: «¡Samuel, Samuel!».
Respondió Samuel: «¡Habla, que tu siervo escucha!»".

Samuel era un niño que desde pequeño fue encargado de ayudar al sacerdote Elí
en el santuario, que era como una gran tienda de campaña donde los israelitas
iban a hacer oración y a celebrar los actos de culto.

Siendo tan pequeñito, Dios lo llama por su propio nombre, y Samuel responde
con toda la decisión y la firmeza, como dice el texto: “¡Habla, que tu siervo
escucha!”, que es lo mismo que responder: “aquí estoy para lo que quieras, dime
qué quieres de mí y yo obedeceré, habla y yo me comprometo con lo que me
pidas”. Samuel fue capaz de comprometerse.

El compromiso es una virtud que nos hace capaces de abrazar la tarea que se nos
encomienda; una vez nos damos cuenta de cuál es la misión que tenemos, el
trabajo que debemos realizar o aquello de lo que estamos convencidos, nos
comprometemos con toda el alma, nos entregamos y decidimos sacar adelante la
misión. Un niño comprometido sabe que tiene que hacerle frente a la pereza, al
desánimo, al desaliento o al descuido. El niño comprometido se entrega, toma
decisiones y las mantiene, es perseverante y luchador. El verdadero compromiso
no es por un tiempo mientras nos dura el entusiasmo… es un compromiso
duradero; un verdadero compromiso es con la verdad y el bien.

Cuando miramos el pesebre de Belén o la Cruz del Calvario nos damos cuenta de
cómo Dios se ha comprometido con nosotros, hasta el fina y con todo su amor.
SEXTO DÍA
Ruth: LEALTAD
Rut 1,16-17
"Pero Rut respondió: «No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque
donde tú vayas, yo iré, donde habites, habitaré. Tu pueblo será mi pueblo y tu
Dios será mi Dios. Donde tú mueras moriré y allí seré enterrada.»"

Noemí era una mujer judía que con su esposo y sus dos hijos se fue a vivir a un país
extranjero, lejos de Israel. Con el tiempo, quedó viuda y sus hijos se casaron con
dos mujeres extranjeras, entre ellas Rut. Los hijos también murieron y Noemí
quedó sola y desamparada, contando únicamente con la ayuda de sus dos nueras.
Después de un tiempo resolvió regresarse a Israel, aun sabiendo que tendría que
vivir desprotegida. Se despide de las dos nueras y las deja para que se queden en su
país y puedan volverse a casar, pero Rut responde como acabamos de leer en el
texto: ella decide permanecer con su suegra y mantenerse en la lealtad con ella que
ahora la necesita más que nunca.

La lealtad es un valor y una virtud que adorna maravillosamente a una persona:


permanecer fiel al amigo, al familiar, a pesar de las dificultades y también de los
sacrificios que eso signifique. La lealtad es la virtud que nos hace fieles a la
amistad, al compromiso con el otro; es el resultado de permanecer firmes en el
pacto o compromiso con la persona que amamos o con quien hemos hecho un
acuerdo: somos fieles cuando mantenemos la palabra de ser amigos, guardarnos los
secretos, acompañarnos en los momentos de dificultad.

Dios nos ha dado la mayor prueba de lealtad, porque aun cuando el ser humano se
alejó, él lo siguió amando y vino a restablecer la amistad perdida enviándonos a su
Hijo Jesús. El Niño Dios es la demostración más grande de fidelidad y lealtad de
Dios.

SÉPTIMO DÍA
Samaritano: SOLIDARIDAD
Lucas 10,31-34
"Bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo,
un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que
iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó
sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia
cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él."

Jesús nos cuenta la historia de un samaritano que practicó la solidaridad. Un


samaritano es un habitante de la región de Samaría, al norte del país de los judíos;
los samaritanos no eran valorados por los judíos; estos los humillaban y los
consideraban sus enemigos.

En el Evangelio de San Lucas, Jesús cuenta la historia de un hombre que fue


atracado en el camino por unos bandidos, que casi lo matan; unos judíos pasaron al
pie del herido y no les importó, sino que dieron un rodeo para evitarlo. En cambio
un samaritano, que era visto por los judíos como un enemigo, se compadeció del
herido y lo cuidó. Jesús quiere recalcar que, mientras que los dos paisanos judíos
fueron egoístas e indiferentes, el samaritano fue solidario.

La solidaridad significa compartir los bienes, la vida y el tiempo con los demás;
significa preocuparse por los otros, porque nos sentimos hermanos de los demás
seres humanos. Uno es solidario cuando es capaz de sentir las angustias, tristezas y
necesidades de los demás, sin importar las diferencias; cuando acude en ayuda del
otro que sufre por el hambre, la falta de vestido o de los bienes necesarios para
vivir dignamente. La solidaridad es un valor que debemos empezar a practicar en la
casa, ayudando a los papás en sus quehaceres, dedicándoles tiempo y
acompañándolos en las dificultades; también la debemos practicar con los
hermanos, los amigos del colegio y de la cuadra. La solidaridad es un valor muy
importante también en la vida del barrio.

La encarnación del Hijo de Dios en Belén, la Navidad, es la mayor muestra de


solidaridad: Dios viene a compartirlo todo con nosotros para librarnos del pecado y
de la muerte.

OCTAVO DÍA
Pedro: DILIGENCIA
Jn 21,1-3
"Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de
Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás,
llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de
sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos:
«También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella
noche no pescaron nada."

Cuando Jesús murió, los discípulos quedaron tristes y confundidos. No sabía qué
hacer, porque nunca se imaginaron que a Jesús lo iban a matar, y ellos se habían
comprometido con toda el alma con él y con su proyecto. En la escena del
Evangelio de San Juan que acabamos de leer, vemos a siete discípulos desanimados
y trastornados.
Pero Pedro vence la tristeza y la confusión: toma la iniciativa, se levanta con
entusiasmo y otra vez empieza a pescar. De esa manera motiva a los otros a trabajar
y actuar con esmero y tenacidad. No hay espacio para el desaliento, la pereza, el
ocio, la inactividad.

La diligencia es la virtud y el valor que poseen las personas activas, entusiastas,


emprendedoras, trabajadoras. El niño diligente, como San Pedro, supera la pereza,
las ganas de hacer nada, la vagancia o el facilismo. Para salir adelante en la vida y
lograr nuestros propósitos y proyectos, necesitamos la virtud de la diligencia.

En los Evangelios se nos muestra a Jesús siempre activo, recorriendo las ciudades y
las veredas, visitando la gente, acompañando a los enfermos y a los tristes. Él
escogió el camino del compromiso, la entrega, la dedicación generosa a los demás,
incluso hasta poner en peligro su vida y, finalmente, morir en la cruz.

NOVENO DÍA
Jesús: PERFECCIÓN - AMOR
Ef 1,3-4
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos
ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados
en su presencia, en el amor".

Hebr 5,9-10

"y llegado a la perfección, Jesús se convirtió en causa de salvación eterna para


todos los que le obedecen".

Lc 2,4-12

"Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad


de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para
inscribirse en el censo con María, su esposa, que estaba en embarazo. Y sucedió
que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y
dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre,
porque no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos
pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se
llenaron de temor. El ángel les dijo: «No tengan miedo, pues les anuncio una gran
alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David,
un salvador, que es el Cristo Señor; y esto les servirá de señal: encontrarán un
niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»"
Durante este tiempo de preparación a la Navidad hemos reflexionado sobre lo que
adorna al ser humano: lo que más nos ennoblece y embellece son los valores y las
virtudes. Recordemos los que hemos resaltado durante estos días: fe, liderazgo,
compromiso, valentía, lealtad, solidaridad, diligencia. Repasemos lo que significa
cada uno de esos valores.

¿Habrá alguien que pueda resplandecer por todos esos valores? Sí, Jesús de
Nazaret. En él encontramos todos los valores más hermosos, él está adornado con
lo mejor de un ser humano. Jesús es el humano perfecto.

Cuando Dios Padre envío a su Hijo para que se hiciera humano en Belén, quería
que nosotros pudiéramos ver en él todo lo mejor de un ser humano, para que de él
aprendiéramos a vivir una existencia buena y plena. Mirando a Jesús nosotros
podemos descubrir qué es lo que hace verdaderamente humano a una persona.
En Jesús podemos ver lo que es la perfección.

Pensemos un momento en este ejemplo: cuando en una fábrica se producen


camisas, lo último que se hace, al final, para entregar el producto a los
consumidores, es el “control de calidad”. Si la camisa tiene alguna falla, una
mancha o un roto, se pone aparte porque no tiene la perfección que se necesita.
Pues también los seres humanos estamos llamados a ser lo más perfectos
posibles, y eso lo aprendemos en Jesús. Vamos a adornarlo con todos los valores
que tiene. El valor más importante que podemos ver en Jesús es el Amor: amor a
Dios Padre, amor a Jesús, amor a los demás. Un amor verdadero, sincero, fiel y
total.

La Buena noticia que recibieron los pastorcitos el día de la Navidad, fue que había
nacido el Hijo de Dios en Belén, en el hogar de María y José. Ellos lo podrían
reconocer porque estaba envuelto en pañales y acostado en el comedero de un
establo. Allí podrían ver todo lo mejor de un ser humano.

Cuando el Hijo de Dios se hace hombre, él penetra todo lo que forma parte de la
vida humana para adornarla con los mejores valores y virtudes. Por eso la
celebración de la Navidad nos tiene que abrir el corazón para recibir a Jesús y
permitir que él nos perfeccione y nos haga mejores seres humanos.

Es muy importante que cada uno de nosotros logre descubrir lo más importante
de la Navidad: Jesús, nuestro Salvador. Esta Navidad tiene que llevarnos a ser
mejores amigos y discípulos de Jesús.

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