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Cuando Mi Fe Trasciende Toda Lógica

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Cuando mi fe trasciende toda lógica

Lectura: Habacuc 3:16-19

Oración: Querido Dios, aquí está tu Palabra frente a nosotros. Este texto ya de entrada, el sólo
leerlo es tan impactante para nosotros. No sólo queremos que sea impactante, deseamos que tú lo
utilices para transformar la forma en que vemos la vida. Ayúdanos, Padre, a poder incorporarla a
nuestra vida. Ayúdanos, Señor, a poder asumirla en ese tipo de espiritualidad que tú quieres que
vivamos. Ayúdanos, Señor, a que podamos ver en este texto una bendición para nosotros y una
forma de ser transformados por ti. En el nombre de Cristo Jesús, Amén.

Introducción:
Hoy, entonces, vamos a hablar de CUANDO MI FE TRASCIENDE TODA LÓGICA.
El cap. 3 de Habacuc es un poema en realidad. Es una canción de triunfo en medio del dolor.
No sé si usted sabe algo más o menos de Habacuc. Habacuc es un profeta en crisis. Un profeta que
no entiende como Dios está actuando en medio de la historia. El pueblo de Dios estaba siendo
disciplinado por Dios porque se había portado mal delante de Dios. El Señor utiliza un recurso
bastante desconcertante para el profeta Habacuc. Cuando el profeta le dice: —Mira, tú me estás
haciendo ver violencia. Me estás haciendo ver injusticia, me estás haciendo ver cosas que están mal.
Así que yo espero que tú hagas algo—. Entonces Dios dice: —Sí, yo lo voy hacer—.
Entonces, en el cap. 1 muestra que Dios utiliza los enemigos del pueblo del Señor, que son
los babilonios, los caldeos, para disciplinar a su pueblo. Y esto era absolutamente desconcertante.
¿Cómo Dios estaba utilizando a los injustos, a los más poderosos, a los que son malos para castigar
a su pueblo? Siempre lo explico así: es como que mi hijo se portara mal, entonces yo voy a la
comunidad y busco al hombre más fuerte, malo, y le digo: —¿Sabes qué? Mi hijo se portó mal, ve y
pégale. Es tan desconcertante como eso. Dios utilizó un recurso que escapaba a toda lógica, que
escapaba a toda expectativa.
A veces a nosotros nos suceden situaciones absolutamente desconcertantes, donde nos
preguntamos ¿dónde está Dios? Y no nos damos cuenta que el Señor está detrás de eso, que Dios
está impulsando eso que no entendemos y es duro, que es su estrategia para tratar con nosotros.
Recordemos que Habacuc es un profeta que las pasó todas con su relación con Dios. Vivió
sus silencios, vivió sus respuestas, vivió sus métodos descabellados, sus anuncios de esperanza para
los que confiaban en Él y sus sentencias para los orgullosos y autosuficientes (cap. 2) y etc.
Ahora aquí, en este texto, lo vemos escribiendo un poema donde habla de sus convicciones.
En los vv.3-15 tenemos la historia de la redención en forma de poema. Interesante leerlo desde el
v.14 porque allí está el final de como este Dios cósmico, de este Dios Todopoderoso actúa en medio
de su pueblo con gran poder. Entonces la confianza del profeta fue llevada hasta las últimas
consecuencias, al punto de aceptar cualquier circunstancia. El cap. 3 comienza diciendo eso. “He
oído tu palabra, he visto como tú has actuado en la historia” y dice el texto: “y Temí”. “Entonces
aviva en medio de los tiempos tu misericordia”. Es muy interesante, porque el texto me está llevando
a pensar que tal vez Dios no está respondiendo de acuerdo a nuestras expectativas pero Dios se está
moviendo en medio de este medio nuestro, desconcertantemente muchas veces, fuera de nuestras
expectativas pero Dios está actuando en medio nuestro. “Aviva en medio de los tiempos” dice su
Palabra.
¿Por qué el profeta llega a aceptar cualquier circunstancia en su relación con Dios? Y para
allá voy. Creo que nosotros tenemos que eliminar de nuestra relación con Dios cualquier tipo de
expectativa que empaque a Dios, que limite a Dios. Dios puede hacer mucho más de lo que tú puedes
pensar. Dios puede hacer mucho más de lo que tú puedes sentir. Cualquier experiencia sentimental,
emocional, lógica, cognitiva no alcanza a lo que es Dios y como Él actúa en medio nuestro.
Entonces, mi convicción es que la fe de Habacuc dejó de vivir de las expectativas y comenzó a
experimentar una vivencia mucho más real y concreta con Dios. Se dio cuenta que la realidad
también incluye lo sobrenatural. Y en el día a día su fe sobrepasaba su teología.
Entonces, para el profeta, su experiencia se torna en una caminata bajo la luz; si él tenía
preguntas Dios le respondía. En esas respuestas Habacuc encontraba a un Dios desconcertante.
La certeza de ayer, todo el cap.3, le da la tranquilidad para hoy (v.17) —“Aunque la higuera
no florezca”— y proyecta esperanza para mañana, que es el v.19. Ahí vamos ir viendo. Entonces
nuestra fe debe tornarse más real.
Yo quiero llevarlo hoy a tener una relación menos empaquetada con Dios. A tener una relación
con Dios que TRASCIENDA TODA LÓGICA. Una relación con Dios que supere todas mis
expectativas, por eso hoy vamos a hablar de CUANDO MI FE TRASCIENDE TODA LÓGICA.

1. Cuando mi fe trasciende toda lógica MIS ENTRAÑAS SE CONMUEVEN.


v.16

Mire lo que dice el texto: “Oí, y se conmovieron mis entrañas”.


Quiero que usted no vea este texto desde la perspectiva de la teoría, de la alegoría o la
metáfora. Quiero que se introduzca aquí al sentimiento y experiencia de Habacuc. Dice:
Oí, y se conmovieron mis entrañas;
A la voz temblaron mis labios;
Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí;
Si bien estaré quieto en el día de la angustia,
Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.
Este versículo 16 nos lleva a una experiencia que es más común de lo que pensamos en las
Escrituras. Pero es extremadamente rara en medio como los nuestros. Ya le voy a explicar por qué
le estoy diciendo esto. Delante de la presencia de Dios Habacuc tuvo una experiencia al mejor estilo
pentecostal. Esta experiencia de Habacuc fue tal que él no pudo controlarse. Es una experiencia que
él no pudo manejarla. Una experiencia que dice que se conmovieron sus entrañas y que sus labios
comenzaron a temblar, que sus huesos comenzaron a debilitarse y dentro de él se estremeció y cayó
para atrás.
Es muy interesante el texto, porque uno intenta buscar ¿cuál es la metáfora aquí? Pero claro,
después de describir semejante poema desde el v.3 hasta el v.15 donde ve a un Dios Poderoso
actuando en medio de la historia, no puede quedarse de pie. Es imposible que alguien pueda
contemplar a Dios y quedarse tranquilo, controlar los sentimientos.
—He visto a Dios… Estoy… controlando mis sentimientos.
—He contemplado la majestad de Dios y estoy… tranquilo. No pasa nada.
Y es interesante porque el impacto que se produce en la persona que experimenta a Dios,
como el desmayo de Daniel cuando vio la gloria de Dios. Es como la del apóstol Pablo cuando se
encontró con Jesús. Es como la de Juan cuando se desvaneció delante de la visión porque nadie
puede exponerse delante de Dios y estar tranquilo. Nadie.
Entonces, la pregunta es para usted y para mí, ¿Estamos expuestos a Dios? Y si lo estamos,
¿Qué hace usted controlando para que todo esté bajo control?
Esto es muy interesante, porque entonces, si Dios actúa de la misma manera que actúa en el
AT. ¿Por qué no podemos tener la misma reacción que Habacuc delante de su presencia? Respuesta:
Porque nuestra fe se volvió predecible. Para el profeta dejó de estar encajado para un sistema
predecible y no se pudo controlar. Todo lo que sabía de la soberanía de Dios fue desencajado cuando
la soberanía de Dios se mostró en su esplendor. Dios hace lo que se le venga en ganas. Dios hace lo
que Él quiere.
—Ah, es que tú debería hacer esto—. Dice uno.
—Yo hago lo que yo quiero—. Dice el Señor.
—Es que es injusto—. Decimos.
—Yo hago lo que yo quiera— dice Dios.
Yo se que usted se ha encontrado así. Sé que alguna vez usted se ha encontrado orando en su
habitación, solo, seguramente. Y de pronto no controla sus emociones. Y de pronto le comienzan a
salir las lágrimas. Y de pronto, usted simplemente se queda en silencio, contemplando la gloria de
Dios y cómo lo invade o la invade. Porque esa es su experiencia con Dios.
La experiencia con Dios no es sólo lógica. La experiencia con Dios tiene que ver con todo
nuestro ser. Con lo lógico que es lo que administramos bien, pero también con nuestras emociones.
Es doblar nuestras rodillas ante el Señor y decirle: —Señor, te necesito, realmente te necesito. Y tú
que te mueves con poder, yo no puedo imaginar lo que vas a hacer. Pero lo que vas a hacer es
tremendo para mi vida.
Por lo tanto, él no tuvo opción. Esto no fue una elección de Habacuc, el texto dice: “y dentro
de mí me estremecí.”
Es así, como desencajado y resignado, dice:
“estaré quieto en el día de la angustia,
Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.”
Eran los caldeos. ¿Y saben lo que hizo Dios? para que se asuste más todavía. No sólo lastimó
a su pueblo, a su familia, a su tesoro. Dios cuando decidió disciplinar a su pueblo, él planificó la
muerte de niños, planificó la muerte de mujeres, él planificó la muerte de hombres, pero ¿Cómo
Dios puede actuar así? De hecho, Habacuc se lo cuestiona en el cap.1. Le dice a Dios: —Tú nos vas
a bendecir. No puedes hacer esto—
Yo creo que usted y yo también nos hemos cuestionado eso. Yo me cuestioné eso con la
enfermedad de mi tiroide, con la enfermedad de mamá. —No puedes hacer eso. ¿Por qué lo permites?
Esto no está bien.
Seguramente usted también se ha cuestionado con otras cosas, también muy importantes. Que
son muy importantes para usted y para uno. Usted le dice: —Señor, ¿qué estás haciendo? ¿Y la
teología? —No, no, Dios es soberano, ¿cierto? Él no puede hacerme esto.
Pero en el momento uno se cuestiona en el aspecto humano. Eso es lo que está haciendo
Habacuc aquí. Supuestamente Dios tenía que hacer una cosa pero hace otra. Así Dios actúa.
Cuando nuestra teología nos dice que Dios tiene que hacer una cosa y Dios hace otra, eso
conmueve nuestra forma de relacionarnos con Dios.
En fin, yo quiero invitarlo a esa experiencia. Nosotros somos una iglesia de orden de
reverencia y eso seguramente va a seguir siendo así. Pero también somos una iglesia que estamos
impulsando tener una liturgia más comunitaria, más bíblica, más viva, más libre, más espontánea
delante de Dios.
Si en algún momento la presencia de Dios comienza a inundar su corazón simplemente
exprésese en la forma como Dios comienza a armar su liturgia, la música y la adoración en la iglesia.
No se preocupe que si usted se comienza a desubicar, no se preocupe pero que comencemos a
sentirnos libres. Que Dios nos libre de ser una iglesia religiosa, encajada en eso. Que si el Señor le
mueve a arrodillarse frente a una canción que se está entonando, arrodíllese. Que el Señor conmueva
nuestras entrañas. Que nos pueda ayudar a experimentarle a Él como Él quiere ser experimentado.

2. Cuando mi fe trasciende toda lógica MI CONVICCIÓN SE AFIRMA. vv.17-


18
Mire el texto, quizá es el más potente y más conocido de las Escrituras:
17
Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
18
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Un texto potente. Aquí hay una confianza inquebrantable del profeta. Pero hermanos,
recordemos que aquí esta confianza viene en contraposición de lo que Habacuc ya había
testimoniado, testificado o ya había pensado acerca de Dios.
Si usted mira el v.13 de cap.1, en lo que pensaba Habacuc de Dios, él dice:
“Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los
menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él.”
Quizá usted también se ha preguntado esto muchas veces: ¿Por qué yo que soy creyente estoy
pasando por esto y ese infeliz, impío, incircunciso, está siendo prosperado? Y más encima, él me
está haciendo daño a mí, ¿Por qué? Eso es lo que le pregunta. No encaja en esa lógica.
Pero entonces para Habacuc, el Dios de su teología no podía dejar de bendecir a su pueblo.
Eso es cierto. Dios no puede dejar de bendecir a su pueblo. Y todo el mundo dice: ¡Amén! ¡Amén!
Y cierto, eso es lo que está diciendo. Pero Habacuc acepta que Dios es incomprensible, trasciende
toda lógica, y comienza a afirmar su confianza no en lo que Dios va a hacer sino en Dios. Hay una
diferencia ahí.
Hermanos, nuestra lógica es que Dios nos va a bendecir porque somos su pueblo. Pero, ¿Qué
pasaría si Dios en su Soberanía decide, simplemente, no hacerlo? ¿Qué pasaría si en la lógica de
Dios decide no bendecirnos más? ¿Qué pasaría con nuestra fe? Yo quiero llevarle a esto. ¿Qué más
usted quiere? además de su salvación. ¿Qué más usted quiere?
—Ok. Lo que yo quería darte era tu salvación. Fuera de esto, nada más. ¿Qué pasaría con
nuestra fe?
El pueblo de Judá, hermanos, dependía de la agricultura para sobrevivir. Dependía de los
recursos financieros que provenían de los labrados y de los rebaños. O sea que esta frase era vital.
Era: “Aunque literalmente yo no tenga nada más en la nevera, aunque no me den mi sueldo”, es
literal no es metafórico. Dice, “Aunque”, esa palabra es muy importante, “aunque pase eso, con
todo, —dice el texto— con todo yo me alegraré —¿en quién? Dice el texto— en Jehová. Y me gozaré,
¿en quién? en el Dios de mi salvación. No dice me alegraré en sus bendiciones. Dice: me gozaré en
Dios. Esa es la dinámica.
Entonces, el profeta se da cuenta de que su propia existencia no depende de los recursos o de
mis recursos sino depende de la fuente de los recursos de Dios. La confianza del profeta no estaba
en la provisión sino en el proveedor. 18Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios
de mi salvación.
Si yo le quiero invitar a un tipo de espiritualidad, yo quiero invitarle a esta. Yo quiero invitarle
a una espiritualidad donde no dependamos de las bendiciones de Dios, que dependamos del Dios de
las bendiciones. Que no dependamos de la provisión de Dios sino que dependamos del proveedor.
Él hace como quiere y cuando quiere y como lo quiera hacer.
Entonces, cuando nuestra fe trasciende toda lógica dejamos de esperar lo que Dios puede
darnos y comenzamos a confiar en el ser de Dios.
Este texto es un texto potente para nosotros porque cada uno tenemos expectativas terrenales
y no son malas esas expectativas. Que uno quiera que su familia esté con salud, que uno quiera tener
trabajo para tener el sustento necesario, no es malo. Y nadie está diciendo que es malo. No estoy
intentando sublimar su experiencia con el Señor. Lo que estoy diciendo es que no podemos
desenfocar nuestra esperanza. Nuestra esperanza siempre está con el Señor Dios Todopoderoso, y
sea lo que sea, para decirlo con el apóstol Pablo como lo dijo en algún momento, “Aún en riqueza
o en pobreza, yo todo lo puedo soportar en Cristo que me fortalece.” Esa es la dinámica.
Nos convertimos en una iglesia más fuerte no cuando el Señor nos bendiga más. Nos
convertimos en una iglesia más fuerte cuando nos agarramos más del Señor y no nos despegamos
de Él y Cristo continúa siendo el centro de nuestra vida. Seamos cien, doscientos mil en esta iglesia
da exactamente lo mismo si nosotros no estamos agarrados del Señor. Para allá vamos. Entonces,
disfrutemos de una confianza que se afirma en un Dios que es suficiente para nosotros.
Y aquí viene la tercera parte que es la que más me gusta.

3. Cuando mi fe trasciende toda lógica MI DIOS ES SUFICIENTE. v.19


Mire lo que dice el v.19:
Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.
Mirando desde afuera, la situación del profeta es de lo más paradójica. La alegría de Habacuc
no es un sentimiento romántico o infundado. No es como —¡Ay, …qué rico… lo que estoy sintiendo,
Señor! No, no es esa experiencia. Es una experiencia real, concreta, histórica.
Su debilidad no eran sus problemas. A veces pensamos eso, que nuestras debilidades son
nuestros problemas. En Habacuc su debilidad no eran sus problemas era la forma como llevaba su
relación con Dios. Puede ser que tu debilidad sea esa, la forma en que tú llevas tu relación con Dios.
Esa relación en Habacuc cambió cuando él decidió confiar en Dios aunque fallen todas las
bendiciones. Ahí cambió. Yo quiero llevarte a esa idea. Que tu relación con Dios va a cambiar
cuando tú confíes en Él aunque fallen todas sus bendiciones.
Usted me dirá: —Pero ¿Qué está hablando, pastor? Dios es un Dios bueno.
¡Amén! Dios es un Dios bueno. Pero Él es bueno porque Él es la misma bondad. No es bueno
en la medida de nuestra bondad.
Entonces, el profeta tenía una relación con Dios marcado por el interés. Eso es el tema. Él
tenía una relación con Dios marcado por la lógica. Por eso termina diciendo: Jehová el Señor es mi
fortaleza. ¿Cómo llega ahí el profeta?
El Señor no sólo afirmó los pies del profeta sino que le dio la agilidad de los ciervos. Y aquí
es una de las partes más lindas, a mi modo de ver del texto. Un ciervo podía correr con pies ligeros.
Tukutú, tukutú, tukutú, tukutú…en la oscuridad. Eso es lindo de los ciervos. Comienza Tukutú,
tukutú, tukutú, tukutú. Está todo en silencio, está todo oscuro. Nadie sale de sus casas y de pronto se
escucha a lo lejos: Tukutú, tukutú, tukutú, tukutú. ¿Quién es el que está haciendo ese ruido? Los
ciervos. ¿Saben lo que hacen los ciervos? Llegan con mucha más agilidad a las más altas cumbres.
El ciervo es el símbolo no sólo de la agilidad sino de la belleza y la alegría de vivir en el A.T.
De la misma forma el Señor nos sacó y nos puede sacar no sólo de un valle de angustia sino
que nos anima a correr y mantener en las más altas cumbres de la fe aún en tiempos de oscuridad.
Cuando todo está oscuro, nada se ve bien el Señor dice: —¡Corre! El Señor dice: —Yo te doy
los pies como de ciervas, ¡corre!
Porque vamos a estar escuchando Tukutú, tukutú, tukutú, tukutú. Y Dios se va a estar
glorificando en eso porque no serán tus fuerzas, porque no será tu agilidad. Será la fuerza y agilidad
de Dios en ti.
Entonces, cuando el texto me dice: “Jehová es mi fortaleza”, ¡Claro que sí! Él es mi fortaleza
porque hace mis pies como de ciervas y en mis alturas me hace andar. El profeta comenzó a vivir
en ese momento. No comenzó a vivir cuando Dios le respondió. De hecho en el texto no hay ninguna
respuesta de Dios, es toda la experiencia del profeta. Yo le quiero invitar a eso, a una experiencia
con Dios más allá de las respuestas de Dios. Que usted pueda experimentar eso, comenzar a vivir.
Dios no nos creó para los valles profundos, Dios nos creó para vivir en las alturas, corriendo
en medio de la oscuridad. ¡Bienvenidas sean entonces las dificultades! ¡Bienvenidas sean los
problemas! ¡Las crisis! Si al final de la historia podemos decir: Jehová el Señor es mi fortaleza. Y
Si Cristo va adelante yo lo sigo porque Él es mi fortaleza, Él es mi fuerza.
No importa lo que te haya sucedido, lo que estés pasando ahora, esta palabra es para ti: Jehová
el Señor es mi fortaleza. Él te da pies ágiles para seguir corriendo en medio de la oscuridad. Y
aunque Él nunca más nos bendiga, Él sigue siendo el Dios de mi salvación. Y solamente en Él
confío.
Si nuestra experiencia cristiana se reduce a sus bendiciones entonces no hemos entendido
como funciona la espiritualidad bíblica. La espiritualidad bíblica nos impulsa a creer que Dios es
suficiente para nosotros. Él es lo único que necesitamos. Bendito sea el Señor.

Oramos.

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