John Locke y Baruch Spinoza
John Locke y Baruch Spinoza
John Locke y Baruch Spinoza
El pensador holandés quiso encontrar en la filosofía, el bien supremo que temple elánimo y
proporcione una gran dicha en la vida del hombre. Para Spinoza, este bien supremo es
producto del conocimiento de Dios, entendido como unidad del conjuntodel universo. Aquí
no se trata de una identificación mística con un principio supremo alneoplatonismo o
místico, sino de un conocimiento racional que debe comenzar poreliminar todo motivo de
error o síntomas de interpretaciones confusas y vagas. Es precisamente de ahí, de donde
se parte del punto cartesiano en el método y la primacíadel pensar matemático.
Cuando uno analiza la doctrina spinozista sobre el hombre, esta incluye una teoríadel
conocimiento según la cual, todas las ideas que se refieren a Dios, son ideasverdaderas.
Esto es, porque la verdad de las ideas es su adecuación y perfección,mientras que la
falsedad de estas ideas, vendría a ser su mutilación y confusión. Siexiste un orden y
conexión de las ideas, las cuales son los mismos en las cosas, es porque no existe ninguna
separación estricta entre una cosa y la idea perfecta yadecuada de ella, esto es, porque la
cosa no se concibe sin su idea perfecta y adecuada,la cual es la cosa misma, pero conocida
perfectamente. Dado que la imaginación puedeconcebir a las cosas como contingentes, la
razón las concibe como necesarias, es poresto aquella afirmación en la cual, la razón
percibe las cosas bajo una especie deeternidad.
Personalidad y pensamiento que han estado siempre bajo el signo de la contradicción:
detestado o ignorado deliberadamente por unos, Spinoza es exaltado por otros como
símbolo de la libertad, frente a los modos de vida y las doctrinas dominantes; en otros
tiempos fueron los liberales, especialmente los llamados radicales (1), hoy son los
marxistas revolucionarios y los contestatarios de la sociedad actual (2) los que lo escogen
como patrón; y la verdad es que, no sólo adelantó ideas liberales, sino también algunas de
las que mejor pueden servir para la crítica de los valores en que pretende ampararse la
sociedad de hoy (3).
La filosofía de Spinoza gravita toda ella hacia la práctica, como lo muestran los mismos
títulos de sus obras principales. Lo que ocurre es que él supone, al igual que cualquiera de
su tiempo, que «la ética se debe fundamentar en la metafísica» (4), y como fundamento de
la ética la expone Spinoza. Pero estaba llamada a concentrar sobre sí la atención; y no era
para menos. El rasgo más llamativo de esa metafísica spinoziana es la identificación entre
Dios y la naturaleza (Deus seu Natura), que se repite como expresión en el prefacio a la
parte IV de la Etica, pero que estaba dada a entender mucho antes y había sido ya objeto de
demostración en la parte primera. El otro rasgo más llamativo, no ya de la metafísica, sino
de toda la obra de la Etica, en la que aquélla se expone, es el estilo u orden geométrico o
matemático de la argumentación. En realidad este método es la consecuencia, o la
aplicación consecuente, del principio de Descartes de proceder siempre en el conocimiento
por «ideas claras y distintas»: ninguna fórmula mejor para ello que admitir sólo lo que se
deriva de definiciones, axiomas y postulados anteriormente establecidos con claridad y
evidencia (5)
En el terreno político, rechazó el concepto de moral, por considerar que implicaba una
desvalorización de lo real en nombre de un ideal trascendente. Todos los seres se guían por
el principio de autoconservación, sobre el cual se edifica el Estado como limitación
consensual de los derechos individuales. Sin embargo, lo que el individuo busca en el
Estado es la conservación propia, por lo que puede revolverse contra él en caso de que no
cumpla esta función («Dios crea individuos, no naciones»).
En la medida en que la ley limita el poder de cada uno mediante un sistema de recompensas
y castigos, la política descansa necesariamente en pasiones tristes (temor, seguridad). La
principal preocupación política de Spinoza fue: ¿por qué los hombres combaten por su
esclavitud como si se tratara de su libertad? Aunque la democracia es el mejor de los
regímenes políticos, pues tiende a sustituir las pasiones tristes por el amor a la libertad y
favorece el acceso al estado de razón, sólo se llega al tercer género de conocimiento por la
vía individual y privada.
La filosofía del generó un importante rechazo en el tiempo que le tocó vivir, aunque un
siglo más tarde sería recuperada y la influencia fue importante no sólo en el terreno de la
metafísica, sino entre poetas románticos como Shelley y Wordsworth. Él no perteneció a
ninguna escuela, y resulta difícil destacar al nivel que merecen la profunda originalidad y la
independencia de pensamiento.
Locke:
La libertad será aquella condición en la que «cada uno ordena sus acciones
y dispone sus posesiones y personas como juzga oportuno» y opera cuando
la relación entre los hombres no obstaculiza la relación entre hombres y
cosas, abriendo paso a su equiparación en términos del derecho a la
propiedad privada. Según el filósofo, la propiedad privada corresponde al
propio metabolismo humano: el hombre, al procurarse las cosas necesarias
para la subsistencia, opera sobre la naturaleza mediante su trabajo,
transformando los bienes colectivos de la creación en bienes privados.
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