Comunicacion y Lenguaje
Comunicacion y Lenguaje
Comunicacion y Lenguaje
Este conjunto de charlas sobre el lenguaje y la comunicación para la escuela secundaria está
basado en experiencias e investigaciones novedosas que fueron posibles en el Ciclo Básico de la
Universidad Peruana Cayetano Heredia que es un proyecto sumamente ambicioso de
transformar y actualizar la educación básica universitaria. Por ello mucho de lo que se expone
a continuación se debe al estímulo de los profesores y directivos de la U.P.C.H. particularmente
a la Dra. Graciela Risco de Domínguez y al Dr. Roberto Beltrán. El punto de vista analítico que
está a la base de estos ensayos se lo debo al Dr. Mario Montalbetti Solari. Las observaciones
sobre la pragmática lingüística y recursos pedagógicos para el mejoramiento de la competencia
verbal proceden de discusiones con los profesores Félix Reátegui, Miguel Rodríguez Mondoñedo
y Marco Young con cuyas lúcidas observaciones varios puntos oscuros han podido ser
iluminados. La teoría de la acción comunicativa de Jürgen Habermas fue facilitada por una
precisa charla del profesor Sandro D'Onofrio. A todos ellos dejo expreso mi agradecimiento por
su desintersada colaboración. Del mismo modo quiero agradecer al doctor Antonio Manzur, jefe
del Centro de promoción Educativa de la UPCH por haberme confiado la elaboración de esas
charlas. Las imprecisiones y fallas que quedan abiertas corren por cuenta del autor.
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0. Introducción
Desde ahora les quiero anunciar que quiero llegar con ustedes a una
conclusión general y que en términos muy prácticos se puede enunciar así: el
lenguaje es un asunto que compete a todos. Y con esto quiero decir muchas
cosas, entre ellas, por mencionar un ejemplo práctico, que el mejoramiento de
la competencia verbal de los alumnos necesita de una estrategia educativa
integral, y que en lo que hacemos de bueno o malo con el lenguaje ( y con la
comunicación en general), aunque suene exagerado, puede residir la solución
o el empeoramiento de problemas sociales.
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1. Naturaleza del lenguaje y estructuras de la comunicación
Pero los especialistas tienen la tendencia a disgregar los elementos que se nos
aparecen confusos para enseñarnos que hay instancias de algo que percibimos
como una sola cosa que son diferenciables porque cumplen reglas claramente
diversas, o bien se rigen bajo principios distintos.
Por ello las moralejas que nos dan las especialidades tienen un camino de ida
y vuelta: primero nos dicen que hay que observar las complejidades
diferenciables de un fenómeno (que no es tan simple como lo vemos, que está
hecho de tales y cuales cosas) y luego nos advierten que la observación de la
heterogeneidad no implica una separación de las instancias, sino por el
contrario, existe una integración que no hay que descuidar.
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realiza mediante el lenguaje. Cuando Wittgenstein enunció la célebre frase
“Los límites del lenguaje significan los límites de mi mundo” hablaba de lo
que podemos hacer y no hacer con las palabras, es decir del sentido del
lenguaje como uso.
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experto que nos diga algo tan evidente. Bueno, también sabemos que el ojo
sirve para mirar ya que es eso lo que hacemos diariamente con él. Si un
oculista hubiera venido hasta aquí para decirles eso también su presencia
sería inútil. Pero un oculista no sólo sabe para qué usamos el ojo, sino
también cuál es la estructura de su funcionamiento, es decir, de su fisiología.
Cómo son los órganos que constituyen aquello que nos permite ver es algo
ciertamente mucho menos evidente y hasta sobre lo que puede haber muchas
dudas y divergencias. Por eso quiero empezar a hablarles, si se me permite la
metáfora, de lo que algunos expertos considerar que es la fisiología del
lenguaje.
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contrario, es la actualización de la lengua en un contexto específico y, por
oposición a la lengua, es de carácter individual, un ejercicio que depende de la
voluntad de cada hablante dentro de los marcos de posibilidades que nos
ofrece la lengua. Los distintos actos de habla, a su vez, confirman, remueven,
convalidan o renuevan las reglas internalizadas por los hablantes, y de allí que
la lengua sea un fenómeno variable.
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signo que permite su distinción. Voy a dar un par de ejemplos que ilustren
rápidamente esta idea:
EJEMPLO 1
Las palabras “beso” y “peso” se diferencian únicamente por el rasgo de
sonoridad de la primera consonante. /b/ es una consonante sonora y
/p/ es una consonante no sonora. Quiero agregar que hay lenguas en
las cuales esta diferencia no existe.
EJEMPLO 2
Las frases: No es fácil la Gramática y ¿No e fácil la Gramática? son
claramente distintas y las podemos diferenciar el llamado rasgo
suprasegmental de entonación.
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en que crecemos. Los estructuralistas insisten particularmente en el carácter
social y funcional del lenguaje y concluyen que es la práctica comunicativa
lingüística donde las reglas del juego lingüístico aparecen ante nosotros como
una estructura funcional.
¿Cómo podría ser de otra manera? ¿No estamos acaso partiendo del hecho
evidente de que la lengua es una creación humana que tiene una función
específica? Bueno, hay quienes tienen buenas razones para poner objeciones a
estos presupuestos que parecen tan evidentes. Recordemos que el principio del
que parten las tesis estructuralistas es el de la funcionalidad. Si el lenguaje es
una creación en estos términos es porque lo aprendemos de nuestro medio
ambiente, en este caso, de nuestros padres o familiares con cuyo ejemplo
hemos aprendido a hablar en nuestra niñez.
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B. El estímulo del medio ambiente es demasiado pobre como para
explicar todas las cosas que “sabemos” con el lenguaje muchas de las
cuales, como veremos, ni pueden ser deducidas por la experiencia ni
tienen una función comunicativa evidente.
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Como podemos ver entonces, la gramática formal de el idioma no es el único
vehículo que permite la comunicación. Previo a mi ejercicio como hablante,
ustedes y yo nos entendemos mediante una situación que está socialmente
normada. Las reglas de esa situación son una convención que en algunos
casos puede ser impuesta. Esto ocurre en el salón de clase: sabemos quién es
el profesor y quién es el alumno.
Los analistas del lenguaje y los lógicos se han empeñado durante mucho
tiempo en definir los criterios de “validez” o “sentido” de una proposición. Esto
parte del principio de que nuestro lenguaje puede ser corrompido con
proposiciones sin sentido. El tener sentido o no de una proposición no
depende de la verdad de la misma, sino de la estructuración lógica de la frase.
Así, por ejemplo, para los analistas del lenguaje de la corriente neopositivista,
“los chanchos vuelan” es una proposición plena de sentido aunque
empíricamente falsa, mientras que un enunciado como “la belleza es el rostro
de la verdad” no puede ser ni verdadera ni falsa, simplemente carece de validez
porque rompe con las gramática lógica, a saber que “verdad” no es un
argumento que pueda tener rostro.
Este tipo de análisis que durante muchos años ha fascinado a los filósofos del
lenguaje que gustaban de encontrarle inconsistencias al pensamiento
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metafísico o religioso se sumerge principalmente en el campo de los
enunciados asertóricos, es decir, aquellos que intentan predicar acerca del
mundo. Pero nuestro lenguaje cotidiano está más allá de los enunciados
asertóricos: enunciamos órdenes, súplicas, interjecciones, retorcimientos
metafóricos cuya validez no está regulada tanto por la lógica como por la
pertinencia y el uso cotidiano del lenguaje. El criterio de pertinencia me inclina
a comportarme tal como lo exige el acuerdo razonable a que hemos llegado.
Por ello no puedo levantarme abruptamente sin haber concluido el tema, ni
hablarles de la playa ni contarles chistes al menos dentro de la situación en la
que se desenvuelve esta charla. Habermas considera que puede hablarse de
“validez” para los enunciados no asertóricos en estos términos que son análisis
de nuestra praxis. Yo puedo decir “hola” cuando llego a algún lugar y saludo a
alguien y “adiós” cuando me estoy retirando pero no viceversa. ¿ No sería el
primer caso un enunciado “válido” y el segundo caso “no válido"?
Los analistas del lenguaje se han divertido analizando las estructuras lógicas
de los enunciados míticos o religiosos para descalificarlos como conocimiento
posible. Esto es posible tomando como punto de partida el pensamiento lógico
y empíricocrítico, pero es innegable que los discursos míticos y religiosos se
atienen a reglas que pueden no ser las nuestras pero que se estructuran con
una coherencia que les da sentido dentro de su uso.
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La tendencia hegemonista de la comunicación masiva debe ser reemplazada
por la comprensión de la heterogeneidad. Por ello los cursos de la escuela
deben promover la tolerancia y la demostración de la riqueza cultural de la
humanidad.1
Por ello considero que la escuela debe poner al alumno en contacto con las
culturas contrapuestas y hacerle conocer categorías de valorización que
pueden estar lejanas de nuestro ámbito ya sea por diferencias sociales o
históricas, pero que son parte de la rica espiritualidad humana. Pero además
de ello debemos enseñar a que el alumno tenga criterios propios para valorar
lo que observa y escucha. El contacto con el arte culto, con las diversidades
culturales que ofrece nuestro país es algo que no deberíamos desaprovechar.
Si el estudiante es capaz de tomar distancia del bombardeo informativo y
tomar una posición personal estaremos forjando ciudadanos más responsables
y menos sometidos.
Como toda norma, el entendimiento mediante el lenguaje está regido por una
confianza presupuesta. Ustedes confían en que no les estoy mintiendo. Sus
alumnos confían en que les están diciendo cosas en las que ustedes creen.
Pero las experiencias de nuestra vida en sociedad (particularmente en nuestro
país) parecen llevarnos más bien a la desconfianza.
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Cuando hablo y digo lo que pienso sinceramente, y mis proposiciones se basan
en un pensamiento racional y se ajustan a lo posible, estoy dentro del campo
de la “acción comunicativa". La “acción comunicativa” al contrario de la
“acción estratégica” se sustenta en la confianza, apunta a la consolidación de
un consenso, es el sentido expreso de mis ideas dentro del campo de la
racionalidad. La “acción comunicativa” por ejemplo en el campo macrosocial,
hace que nos pongamos de acuerdo en fines comunes: la defensa de la
ecología, los derechos humanos, la soberanía de las naciones.
H: ”Te pido que des algo de dinero a Y”. Bajo los presupuestos de
la acción comunicativa, el destinatario de un mandato o de una
exigencia tiene que conocer el contexto normativo que autoriza al
hablante a hacer tal mandato, dándole con ello derecho a esperar
que el destinatario tenga valores para ejecutar la acción exigida. 3
Cuando uso mi lenguaje para un fin solapado, para una manipulación que no
apunta al entendimiento, es decir cuando entro en el uso de la acción
estratégica: “son precisamente esas pretensiones de validez, la pretensión de
verdad proposicional, de rectitud normativa y de veracidad subjetiva las que
quedan socavadas o se vuelven vacías” 5
En este caso, no me importa que lo que diga sea posible ni razonable y puede
dudarse incluso que lo que diga sea lo que efectivamente estoy sintiendo o
estoy pensando (veracidad subjetiva). Cuando en un ambiente o en una
comunidad se hace evidente el predominio de la acción estratégica ocurre la
desconfianza y la posibilidad de acceder a un consenso de se deteriora. Yo
3 Op.Cit. p.76.
4 Ibid. p.77.
5 Ibid.p.77.
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puedo efectivamente exigirle a uno de ustedes. que dé dinero a alguna otra
persona, pero sólo en el contexto en que esa acción esté normada: usted está
obligado a retribuir los honorarios a esta persona por el servicio que le ha
prestado.
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Por el contrario, cuando nuestra experiencia verbal se reduce al ámbito
cotidiano, al empobrecido uso común, no existe la posibilidad del desarrollo de
la riqueza expresiva y cognitiva ya que el medio básico está trabado y sus
esquemas, simples y repetitivos, no tienen la fuerza para acceder a campos
semánticos complejos.
Pensemos, por ejemplo, en las personas que pueden pasarse la vida entera en
un campo de acción verbal pobre, como pueden ser las conversaciones
cotidianas, la comunicación televisiva y radial, la lectura de textos
condensados, periódicos o revistas de consumo masivo. Dichos medios poseen
una pobre carga semántica y una natural incapacidad para entender al mundo
como una complejidad. Si una persona no es capaz de ir más allá de ese tipo
de consumo, los límites de su mundo serán obviamente estrechos.
COMPETENCIA COMUNICATIVA
Competencia estratégica
Competencia lingüística
Competencia cultural/social
Competencia pragmática discursiva
Cable.Madrid.pp.24-26.
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el alumno podrá sentir que es un verdadero “dueño” de su lenguaje y que está
en posesión del conocimiento.
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4. Sistemas y normas: la corrección en el hablar
Nuestra intuición de hablantes nos suele decir en ocasiones que hay un hablar
bien y un hablar mal en un sentido que nosotros mismos somos incapaces de
sustentar. Pero más allá de todo queremos que nuestros alumnos “hablen
bien” o “escriban bien". A veces nos preocupa pulirnos en un puñado de
normas cuyo origen ciertamente desconocemos y otras veces por pulirnos
exageradamente cometemos errores aún más graves.
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La segunda conclusión, entonces, a la que he querido llegar es que si vamos a
exponer una gramática que consideramos “la correcta” hagámoslo sí, pero
actuando en y para ejemplos concretos. Desde este punto de vista, el método
inductivo de resolución de problemas es sumamente eficaz. Mediante este
método el alumno aprende razonando sobre su lenguaje.
Ahora bien, como hemos visto, para una misma lengua concurren varias
normas o variantes lingüísticas. Estas variantes se producen en todos los
niveles: morfológico, léxico, sintáctico, pragmático, etc. Sin embargo, de entre
ellas hay siempre una que es capaz de articular un mejor contacto con las
otras. A ella se le ha llamado “norma culta” pero también “norma estándar”
para evitar una valorización inapropiada.
Esta “norma culta", a diferencia de las otras, permite un mayor contacto, una
mayor concurrencia comunicativa con las distintas comunidades, pero a su
vez permite desarrollar una competencia verbal que se dirige a la interrelación
con la ciencia y la técnica. Facilita a la persona la apertura con el mundo. Con
él los contextos en los cuales me puedo manejar son más complejos y esto me
permite el éxito en mi interrelación en muchos niveles. Por el hecho de que
manejamos el interlecto del español es que ustedes y yo podemos
comprendernos durante esta charla sobre este tema.
¿Cómo llegar a esto? Francamente, a veces la escuela nos crea el estrés del
hablar y muchas veces el alumno prefiere quedarse callado para evitar el error
y ser estigmatizado. Esta actitud, como apuntamos antes debe ser erradicada
y debe ser cambiada por el entendimiento de que somo dueños de nuestro
lenguaje y que la corrección debe entenderse en relación con la propiedad con
la que soy capaz de comunicarme en un contexto en particular.
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otros casos, debo ser tan bueno resolviendo problemas matemáticos como
explicándolos exitosamente a un auditorio, como ocurre con los docentes. Los
médicos, por ejemplo, no solamente deben ser hábiles en el tratamiento de las
dolencias sino también en la praxis comunicativa con el paciente, con los
familiares o con sus discípulos. Pero en general, las puertas de los altos niveles
del conocimiento se abren a nosotros mediante el lenguaje. Para nosotros, ser
capaces de leer nos permite entrar en el pensamiento de los antiguos y los
contemporáneos, ir más allá de lo que nos dicen los periódicos, la radio y la
televisión. Mediante el ejercicio de la lectura mi mundo se amplía sin ningún
límite.
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Bibliografía
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