Unidad 3 - Cap.5 - Sistema Esqueletico
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Unidad 3 - Cap.5 - Sistema Esqueletico
El Sistema Esquelético
Funciones de los huesos:
Además de contribuir a la forma corporal, los huesos realizan varias funciones importantes para el
organismo:
1. Soporte. Los huesos, las “cinturas de acero” y el “cemento reforzado” del cuerpo, forman la
estructura interna que soporta el cuerpo y aloja los órganos blandos.
3. Movimiento. Los músculos esqueléticos, unidos a los huesos por los tendones, utilizan los huesos a
modo de palancas para mover el cuerpo y sus partes. Por tanto, podemos hablar, nadar, lanzar una
pelota y respirar.
4. Almacenamiento. La grasa se almacena en las cavidades óseas internas. El hueso por sí mismo sirve
de almacén de minerales, entre los que destacan el calcio y el fósforo por su importancia.
Los huesos se clasifican en cuatro grupos según su forma: largo, corto, plano e irregular.
Como su nombre sugiere, los huesos largos suelen ser más largos que anchos. Por regla general,
poseen un eje con una cabeza en cada extremo. La mayoría de los huesos largos son compactos. Todos
los huesos de los miembros, excepto la rótula (hueso de la rodilla) y los huesos de la muñeca y el
tobillo, son huesos largos.
Los huesos cortos suelen tener forma de cubo e incluyen fundamentalmente huesos esponjosos. Los
huesos de la muñeca y el tobillo son huesos cortos. Los huesos sesamoideos, que se forman en los
tendones, son un tipo especial de hueso corto. El ejemplo más conocido es la rótula.
Los huesos planos son finos, planos y normalmente curvados. Poseen dos capas finas de hueso
compacto entre las que se encuentra un capa de hueso esponjoso. La mayor parte de los huesos del
cráneo, las costillas y el esternón (hueso del pecho) son huesos planos.
Los huesos que no se ajustan a ninguna de las categorías anteriores se denominan huesos irregulares.
Las vértebras, que forman la columna vertebral, y los huesos de la cadera se incluyen en este grupo.
Estructura de los huesos largos
. La diáfisis conforma la mayor parte de la longitud del hueso y consta de hueso compacto. La diáfisis
está cubierta y protegida por una membrana de tejido conectivo fibroso, el periostio. Cientos de fibras
de tejido conectivo, denominadas fibras perforantes o de Sharpey, sujetan el periostio al hueso
subyacente.
Las epífisis son las terminaciones del hueso largo. Cada epífisis consta de una fina capa de hueso
compacto que aloja una zona llena de hueso esponjoso. El cartílago articular, en vez de un periostio,
cubre su superficie externa. Puesto que el cartílago articular es cartílago liso de hialina, proporciona
una superficie suave y resbaladiza que reduce la fricción en las superficies articulares. En los huesos
adultos, hay una fina línea de tejido óseo que abarca la epífisis y tiene un aspecto algo distinto del
resto del hueso en esa zona. Se trata de la línea epifisaria. La línea epifisaria es un remanente de la
placa epifisaria (una placa plana de cartílago de hialina) que se ve en un hueso joven en crecimiento.
Las placas epifisarias provocan el crecimiento longitudinal de los huesos largos. Al final de la pubertad,
cuando las hormonas inhiben el crecimiento de los huesos largos, las placas epifisarias ya han sido
totalmente sustituidas
por hueso, de modo que sólo han dejado las líneas epifisarias para marcar su ubicación anterior. En
los adultos, la cavidad de la diáfisis es principalmente una zona de almacenamiento de tejido adiposo
(grasa); se denomina la cavidad de tuétano amarillo o medular. Sin embargo, en los bebés esta zona
forma células sanguíneas, y en ella se encuentra el tuétano rojo. En los huesos adultos, el tuétano rojo
queda confinado a las cavidades del hueso esponjoso de los huesos planos y a las epífisis de algunos
huesos largos. Incluso cuando se mira a los huesos sin mucha atención, uno puede ver que su
superficie no es suave sino rugosa, con bultos, agujeros y crestas. Estas marcas óseas, descritas e
ilustradas en la Tabla 5.1, revelan el lugar en que se unen los músculos, tendones y ligamentos, así
como el lugar por donde pasan los vasos sanguíneos y los nervios.
Anatomía microscópica
Al ojo humano, el hueso esponjoso parece estar abierto y lleno de púas, mientras que el hueso
compacto para ser muy denso. Sin embargo, al mirar el tejido óseo compacto a través de un
microscopio, podemos comprobar que posee una estructura compleja (Figura 5.3). Está conectado
mediante pasarelas por donde pasan los nervios y los vasos sanguíneos, entre otros, que proporcionan
nutrientes a las células óseas vivas así como una vía para la eliminación de desechos. Las células óseas
maduras, osteocitos, se encuentran dentro de la matriz en diminutas cavidades denominadas lagunas.
Las lagunas se organizan en círculos concéntricos denominados laminillas en torno a los canales
centrales (de Havers). Cada complejo, que consta de anillos de canal central y de matriz, se denomina
osteón (o sistema de Havers). Los canales centrales recorren la matriz ósea longitudinalmente,
guiando a los vasos sanguíneos y a los nervios hacia todas las zonas del hueso. Los canales diminutos,
canalículos, se irradian hacia fuera desde los canales centrales hasta todas las lagunas. Los canalículos
forman un sistema de transporte que conecta todas las células óseas al suministro de nutrientes a
través de la matriz ósea dura. Debido a esta elaborada red de canales, las células óseas están bien
alimentadas a pesar de la dureza de la matriz, y las lesiones óseas se curan bien y con rapidez. La ruta
de comunicación desde fuera del hueso hasta el interior (y los canales centrales) se completa
mediante los canales perforantes (de Volkmann), que recorren el hueso compacto en los ángulos
correctos hasta la diáfisis.
Esqueleto axial
Como se ha mencionado anteriormente, el esqueleto se divide en dos partes, los esqueletos axial y
apendicular.
El esqueleto axial, que forma el eje longitudinal del cuerpo, aparece de color verde en la Figura 5.6.
Puede dividirse en tres partes: el cráneo, la columna vertebral y el tórax óseo. Esqueleto de la cabeza
El cráneo está formado por dos grupos de huesos. El cráneo propiamente dicho rodea y protege el
tejido cerebral frágil. Los huesos faciales mantienen los ojos en una posición anterior y permiten que
los músculos faciales expresen nuestros sentimientos mediante sonrisas o ceños fruncidos. Todos
excepto uno de los huesos de la cabeza están unidos mediante suturas, que son articulaciones de
interbloqueo inmóviles. Únicamente la mandíbula (quijada) se une al resto del esqueleto de la cabeza
mediante una articulación totalmente móvil.
Columna vertebral (espina dorsal)
Como apoyo axial del cuerpo, la columna vertebral, o espina dorsal, abarca desde el cráneo, al que
apoya, hasta la pelvis, donde transmite el peso corporal a los miembros inferiores.
.La espina dorsal está formada por 26 huesos irregulares conectados y reforzados por ligamentos de
modo que el resultado es una estructura curva flexible (Figura 5.14). Recorriendo la cavidad central
de la columna vertebral encontramos la delicada médula espinal, que está rodeada y protegida por la
columna vertebral.
Antes del nacimiento, la espina dorsal consta de 33 huesos separados que se denominan vértebras,
pero nueve de éstas acaban fusionándose para formar los dos huesos compuestos, el sacro y el coxis,
que conforman la parte inferior de la columna vertebral.
De los 24 huesos, las siete vértebras del cuello son las vértebras cervicales, las 12 siguientes son las
vértebras torácicas y las cinco restantes que soportan la espalda inferior son las vértebras lumbares.
• Recordar las horas de picoteo habituales, 7 de la mañana, 12 del medio día y 5 de la tarde, puede
ayudarte a memorizar el número de huesos de estas tres regiones de la columna vertebral. Las
vértebras individuales están separadas por almohadillas de fibrocartílago flexible (discos
intervertebrales) que amortiguan las vértebras y absorben los golpes a la vez que aportan flexibilidad
a la espina dorsal. En las personas jóvenes, los discos tienen una gran cantidad de agua (en torno al
90 por ciento) y son esponjosos y comprimibles.
Todas las vértebras poseen un modelo estructural parecido (Figura 5.17). Las características comunes
de las vértebras incluyen las siguientes: • Cuerpo o centro: parte de la vértebra con forma de disco
que soporta el peso y se encuentra ubicada en la parte anterior de la columna vertebral.
• Arco vertebral: arco formado a partir de la unión de todas las extensiones posteriores, las láminas
y los pedículos del cuerpo vertebral.
• Apófisis espinosa: proyección que surge del punto posterior del arco vertebral (en realidad, láminas
fusionadas).
• Apófisis articulares superior e inferior: par de proyecciones laterales al agujero vertebral, que
permiten que una vértebra forme articulaciones con las vértebras adyacentes (véase también la Figura
5.18).
Caja torácica
El esternón, las costillas y las vértebras torácicas conforman el tórax óseo. El tórax óseo suele
denominarse caja torácica porque forma una caja protectora cónica de los huesos finos que rodean a
los órganos de la cavidad torácica (el corazón, los pulmones y los principales vasos sanguíneos). El
tórax óseo aparece en la Figura 5.20.
Esternón El esternón (hueso pectoral) es un típico hueso plano resultado de la fusión de tres huesos,
el manubrio, el cuerpo y la apófisis xifoide. Está unido a los primeros siete pares de costillas.
Costillas
Las paredes del tórax óseo están formadas por doce pares de costillas. Todas las costillas se articulan
con la columna vertebral en su parte posterior y, a continuación, se curvan hacia abajo y hacia la parte
anterior de la superficie corporal. Las costillas verdaderas, los primeros siete pares, se unen
directamente al esternón mediante los cartílagos costales.
Las costillas falsas, los cinco pares siguientes, bien se unen de forma directa al esternón, bien no se
unen a éste de ninguna forma.
Los dos últimos pares de costillas falsas carecen de uniones esternales, de modo que éstos también
se denominan costillas flotantes. Los espacios intercostales (espacios entre las costillas) están rellenos
de músculos intercostales que facilitan la respiración.
Esqueleto apendicular
El esqueleto apendicular aparece sombreado en color dorado . Consta de 126 huesos de las
extremidades (apéndices) y de las cinturas pectorales y pélvicas, que unen las extremidades al
esqueleto axial.
Huesos de la cintura escapular Cada cintura escapular (o cintura pectoral) consta de dos huesos, una
clavícula y una escápula . La clavícula es un hueso fino doblemente curvado. Se une al manubrio del
esternón por su parte medial (en su epífisis esternal) y a la escápula por su parte lateral, donde facilita
la formación de la articulación del hombro. La clavícula actúa como una abrazadera que sujeta el brazo
alejado de la parte superior del tórax y ayuda a evitar la dislocación del hombro. Cuando se rompe la
clavícula, toda la región del hombro se hunde por su parte medial, lo cual demuestra la importancia
que tiene su función de abrazadera. Las escápulas, o palas del hombro, son triangulares y suelen
denominarse “alas” porque se mueven como unas alas al mover los hombros por la parte posterior
La cintura escapular es muy ligera y permite un increíble movimiento del miembro superior.
Huesos de los miembros superiores La estructura esquelética de cada miembro superior está formada
por 30 huesos separados (Figuras 5.22 y 5.23).
Brazo
El brazo está formado por un solo hueso, el húmero, que es un típico hueso largo (véanse las Figuras
5.22a y b). En su extremo proximal hay una cabeza redonda que encaja en la cabeza glenoide
superficial de la escápula.
Antebrazo
El esqueleto del antebrazo está formado por dos huesos: el radio y el cúbito (véase la Figura 5.22c).
Cuando el cuerpo se encuentra en la posición anatómica, el radio es el hueso lateral; es decir, se
encuentra en la cara del antebrazo en la que se encuentra el pulgar. Al girar la mano de modo que la
palma apunte hacia atrás, el extremo distal del radio cruza hasta la parte medial del cúbito. En las
partes proximal y distal, el radio y el cúbito se articulan en pequeñas articulaciones radiocubitales, y
los dos huesos se conectan en toda su extensión mediante la flexión.
Mano
El esqueleto de la mano consta de los carpianos, los metacarpianos y las falanges (Figura 5.23). Los
ocho huesos carpianos, organizados en dos filas irregulares de cuatro huesos cada una, forman la
parte de la mano denominada carpo o, más comúnmente, la muñeca.
La palma de la mano está formada por los metacarpianos. Las falanges son los huesos de los dedos.
Los metacarpianos están numerados del 1 al 5 desde la cara del pulgar de la mano hacia el dedo
meñique.
Huesos de la cintura pélvica
La cintura pélvica está formada por dos huesos coxales (o coxas óseas) que suelen denominarse
huesos de la cadera. Junto con el sacro y el coxis, los huesos de la cadera forman la pelvis ósea (Figura
5.24). Ten en cuenta que los términos cintura pélvica y pelvis ósea tienen significados ligeramente
distintos (cintura pélvica = dos huesos coxales; pelvis ósea = dos huesos coxales, el sacro y el coxis).
Los huesos de la cintura pélvica son grandes y pesados, y están firmemente unidos al esqueleto axial.
.Cada hueso de la cadera está formado por la fusión de tres huesos: el ilion, el isquion y el pubis. El
ilion, que se conecta en su parte posterior al sacro en la articulación sacroilíaca, es un hueso grande
que realiza movimientos de alas y forma la mayor parte del hueso de la cadera.. La cresta ilíaca termina
en su parte anterior en la espina ilíaca superior anterior y en su parte posterior en la espina ilíaca
superior posterior. Las pequeñas espinas inferiores se encuentran por debajo de éstas. El isquion es
el “hueso de sentarse”, denominado así porque forma la mayor parte inferior del hueso coxal.
El pubis (o hueso púbico) es la parte más anterior de un hueso coxal. La fusión de las ramas del pubis
en su parte anterior y del isquion en su parte posterior forma una barra de hueso que encierra el
agujero obturador, una abertura que permite el paso de los vasos sanguíneos y los nervios a la parte
anterior del muslo. Los huesos púbicos de cada hueso de la cadera se funden en su parte anterior para
formar una articulación cartilaginosa, la sínfisis púbica.
Huesos de los miembros inferiores Los miembros inferiores soportan todo nuestro peso corporal
cuando estamos de pie. De aquí que no resulte sorprendente que los huesos que forman los tres
segmentos de los miembros inferiores (muslo, pierna y pie) sean más gruesos y fuertes que sus huesos
homólogos de los miembros superiores.
Muslo
El fémur (o hueso del muslo) es el único hueso del muslo (Figuras 5.25a y b). Se trata del hueso más
fuerte y pesado del cuerpo. Su extremo proximal tiene una cabeza con forma de pelota, un cuello y
unos trocánteres mayor y menor (separados en su parte anterior por la línea intertrocantérica y en su
parte posterior por la cresta intertrocantérica).
En la parte distal del fémur se encuentran los cóndilos lateral y medial, que se articulan con la tibia
por debajo. En su parte posterior, estos cóndilos están separados por la profunda fosa intercondilar.
En la parte posterior del fémur distal se encuentra la suave superficie rotuliana, que forma una
articulación con la rótula.
Pierna
Conectados en toda su longitud por la membrana interósea, los dos huesos, la tibia y el peroné, forman
el esqueleto de la pierna (véase la Figura 5.25c). La tibia (o hueso de la canilla) es mayor y más medial.
. El peroné recorre la tibia y forma articulaciones con ella en sus partes proximal y distal; es fina y con
forma de palo. El peroné no participa en la formación de la articulación de la rodilla.
Pie
El pie, compuesto por los tarsianos, los metatarsianos y las falanges, tiene dos funciones importantes.
Soporta el peso corporal y actúa como una palanca que permite impulsar el cuerpo hacia adelante al
caminar o correr. El tarso, que forma la mitad posterior del pie, está formado por siete huesos
tarsianos (Figura 5.26).
Articulaciones
Con una excepción (el hueso hioides del cuello), todos los huesos del cuerpo forman una articulación
al menos con otro hueso. Las articulaciones tienen dos funciones: mantienen los huesos juntos
firmemente, pero también proporcionan movilidad al rígido esqueleto.
Las articulaciones sinoviales son articulaciones en que las terminaciones óseas articulares están
separadas por una cavidad articular que contiene líquido sinovial (véase la Figura 5.28f–h).
Representan todas las articulaciones de los miembros. Todas las articulaciones sinoviales tienen dos
características diferenciadoras (Figura 5.29):
1. Cartílago articular. El cartílago articular (hialina) cubre las terminaciones de los huesos que forman
la articulación.
2. Cápsula articular fibrosa. Las superficies articulares están rodeadas de una capa o cápsula de tejido
conectivo fibroso, y la cápsula está rodeada a su vez de una suave membrana sinovial (motivo por el
cual estas articulaciones se denominan articulaciones sinoviales).
3. Cavidad articular. La cápsula articular rodea una cavidad, denominada cavidad articular, que
contiene líquido sinovial lubricante.
4. Ligamentos de refuerzo. La cápsula fibrosa suele estar reforzada por ligamentos.
Las bolsas sinoviales y las vainas de los tendones no forman parte de las articulaciones sinoviales,
pero a menudo se encuentran asociadas con ellas en gran medida (véase la Figura 5.29). Las bolsas
esencialmente de lubricante actúan como cojinetes de bolas para reducir la fricción entre las
estructuras adyacentes durante la actividad articular