Importancia de Las Habilidades Blandas
Importancia de Las Habilidades Blandas
Importancia de Las Habilidades Blandas
Las personas transcurren la gran parte del día en sus en sus trabajos, donde se enfrentan
frecuentemente a diversos tipos de problemáticas, en este escenario los inconvenientes abundan. Por
eso, las habilidades blandas han adquirido gran importancia y valor en el mundo de los negocios, ya que
sirven para resolver inconvenientes y enfrentar de manera correcta la jornada laboral.
Las habilidades blandas o Soft Skills son todos los atributos o capacidades que le permiten a una
persona desempeñarse en su trabajo de manera efectiva. Estas habilidades apuntan al lado emocional,
interpersonal y a cómo se desenvuelve el personal en una empresa. En este plano entran temáticas
como: trabajo en equipo, resolución de problemas, gestión efectiva del tiempo, gestión del cambio,
manejo del stress, liderazgo, comunicación efectiva, entre otros.
El desarrollo de habilidades blandas como: trabajar en equipo, poseer un buen nivel de comunicación,
tener adaptabilidad ante los distintos escenarios, una actitud positiva en la oficina, etcétera, son
percibidas por la jefatura como cualidades positivas en un empleado, especialmente cuando existe un
mercado tan competitivo como el actual, en el que hay alta rotación laboral y en el que las empresas
necesitan trabajadores productivos y alineados al crecimiento de la empresa.
Las dificultades a las que se enfrentan diariamente los ejecutivos y profesionales, son las de romper
paradigmas, salir de su zona de confort, salirse del concepto de “jefe” para iniciarse en el de “líder”. He
aquí la importancia de contar con trabajadores que manejen habilidades blandas. Para contrarrestar esto,
una solución es la de acceder a algún curso que fortalezca las competencias que exige el mercado.
Es muy sencillo distinguir una habilidad dura de una blanda. Las “hard skills” son los conocimientos que
se adquieren en las carreras universitarias o ya en los trabajos. Las habilidades duras
son cuantificables y pueden validarse mediante certificaciones. En cambio, las habilidades blandas
tienen que ver más con la inteligencia emocional y la relación con otras personas. Ya que no existe
propiamente una materia en las carreras universitarias que enseñe a los jóvenes a comunicarse mejor o
a sentir más empatía, las habilidades blandas son más difíciles de evaluar y, por lo tanto, su validación es
también más compleja.
Las soft skills son tan importantes como las hard skills. El punto es justamente que los estudiantes
aprendan tanto a sacar provecho a la información aprendida en las carreras universitarias como a
desarrollar sus habilidades interpersonales. La importancia de contar con ambas es que las primeras te
permitirán hacer tareas específicas de manera satisfactoria. Las segundas te servirán para relacionarte
mejor con los que te rodean (compañeros o clientes) para que el trabajo salga mejor.
Se trata de las competencias que muchas veces queremos adquirir y no sabemos cómo hacer o qué
hacer para poseerla.
Por otro lado esa competencia que estamos intentando adquirir puede aparecer fugazmente y
desaparecer igual de rápido. Es entonces es allí cuando nos preguntamos: «¿Cómo puede existir
personas tan buenas en hacer algo y yo soy tan malo para lo mismo?».
Resulta que el proceso para adquirir nuevas competencias consta de cuatro etapas que veremos a
continuación, para entenderlas mejor las vamos a ir analizando con un ejemplo:
1 Incompetencia inconsciente: no sabemos que no poseemos alguna competencia. Ejemplo: un
hombre ha vivido toda su vida en la punta de un cerro y no conoce los automóviles, por lo tanto no
sabe que no sabe manejar una automóvil; simplemente no sabe que existen, por lo tanto tampoco
sabe que no sabe conducirlos.
2 Incompetencia consciente: sabemos que no poseemos una competencia. Ejemplo: el hombre
que vivió siempre en el cerro un día resuelve bajar a la civilización y se encuentra con los
automóviles, inmediatamente se da cuenta de que hay personas conduciéndolos pero él no posee
esa competencia. Ahora sabe que no sabe conducir un automóvil.
3 Competencia consciente: a medida que vamos adquiriendo una competencia necesitamos
estar conscientes de cada cosa que hacemos para afianzar dicha competencia. Ejemplo: cuando
el hombre que bajó del cerro empieza a aprender a manejar y se lanza a sus primeras prácticas
se dice a sí mismo: «aprieto el embrague, pongo primera, pongo el guiño, miro por el espejo, giro
el volante y voy soltando despacio el embrague para que el auto no se apague». Es un proceso
consciente que debe hacer para una operación que toma solo pocos segundos. Es posible que
nuestro amigo que está aprendiendo a manejar, transpire y se agote mentalmente con tantas
cosas que debe procesar y aplicar al mismo tiempo, es posible también que desee que el estéreo
esté apagado y que nadie le hable o lo distraiga.
4 Competencia inconsciente: no sabemos que poseemos una competencia; o mejor dicho, no
nos damos cuenta que poseemos una competencia y la desarrollamos de manera automática.
Ejemplo: nuestro amigo del cerro ya sabe manejar, ahora es capaz de conducir un vehículo con
gran destreza, reaccionar ante situaciones de peligro sin ni siquiera darse cuenta que está
apretando el freno, puede escuchar música mientras conduce y hasta «tararear» la canción sin
«estresarse» y sin perder el control sobre el manejo; puede mantener una conversación mientras
conduce y hasta ha aprendido algunos trucos para impresionar a señoritas. Ya no transpira ni se
estresa, pone el guiño, baja un cambio, gira en una esquina controlando todos los espejos y no se
percata de ninguna de estas acciones.
Este proceso es sumamente útil cuando podemos ponerlo en práctica cuando se nos plazca y de
esa manera generar constantemente nuevas competencias.
Ahora bien, tenemos que tener cuidado porque este proceso también se aplica para adquirir
«competencias negativas». Durante toda nuestra vida hemos estado aplicando este proceso y,
quizás sin darnos cuenta, hemos adquirido competencias inconscientes que nos hacen mucho
mal.