La Chica Mala Del Periodismo
La Chica Mala Del Periodismo
La Chica Mala Del Periodismo
Trabajo de grado para optar por el título de Comunicador social con énfasis en
Periodismo.
Dirigido por:
André Didyme-Dôme Fuentes
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FORMATO RESUMEN DEL TRABAJO DE GRADO CARRERA DE
COMUNICACIÓN SOCIAL
Autor (es):
Campo profesional:
Periodismo
Tema central:
Crónica roja
Subtemas afines:
8
Fecha Día: 29 de Mes: Noviembre Año:2012
presentación:
Páginas: 134
Ofrecer una nueva perspectiva de la crónica roja que la revalorice como género
fundamental para informar los acontecimientos violentos y excesivos del país.
Haciendo uso de las herramientas del periodismo narrativo y garantizando
investigación y reportería de calidad.
Capítulo 1
1.2 aparece la crónica
1.3.1 ¿Qué es crónica roja?
1.3.2 Sensacionalismo, el uso y el exceso
1.3.3 Una alternativa necesaria
9
1.4.5.1 Una página de crímenes que recorría el país
1.4.5.2 Rojo contemporáneo
1.4.5.3 Un vistazo actual
Capítulo 2
2 Repensar la crónica roja
2.1 Realidad del género
1.2 Más allá del suceso
1.3 Literatura periodística pertinente
1.4 Detalles: Precisión e investigación
1.5 ¿La estructura?
1.6 Otros elementos
1.7 Aprovechar la crónica roja
1.8 Otras posibilidades
1.9 Policiaco y negro
1.10 Diferencia y convergencia
1.11 Ética y conocimiento judicial
1.12 El momento de escribir
Capítulo 3
3 Investigar y escribir
1.1 El caso
1.2 Investigación
1.3 Primer contacto
1.4 La búsqueda del lugar
1.5 Entrevista y acceso a documentos
1.6 Contacto con la procuradora y otros avances
1.7 Tramo final
3. Autores principales
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KLAHR, Marco y BARATA, Francesc. Nota roja. Debate. México. 2009.
Lanza, Cecilia. La chica mala del periodismo. La Paz. Friedrich Ebert Stiftung.
2010.
Este proyecto es una investigación sobre crónica roja que busca ofrecer un
panorama amplio, (desde sus antecedentes y orígenes hasta una revalorización
actual) el cual permita entender la importancia de un género fundamental en las
sociedades que sufren los fenómenos de violencia y criminalidad.
A partir de ese trabajo se presenta un modelo para repensar la crónica roja: con
características de estilo, relación con la ficción, responsabilidad ética y función de
la crónica.
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III. PRODUCCIONES TÉCNICAS O MULTIMEDIALES
Escrito.
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II. INFORMACIÓN BÁSICA
A. PROBLEMA
¿Cuál es el problema? ¿Qué aspecto de la realidad considera que merece
investigarse?
Porque es necesario realizar una nueva definición del género que permita
reconocer sus elementos intrínsecos. A partir de esto se puede construir el fondo
para una revalorización de la crónica roja que a su vez de la posibilidad de
encontrar en este género la oportunidad de denunciar las irrupciones anómalas de
una sociedad como la colombiana.
La crónica roja tiene una tradición que se extiende a lo largo del siglo XX hasta la
actualidad y en ella se deben identificar los aspectos que utilizó para representar a
un país lleno de fenómenos violentos. Así, encontrar un reconocimiento real sobre
la importancia de este género en Colombia y las características que brinda al
periodista para utilizar recursos literarios y métodos investigativos propios.
Se puede afirmar que este proyecto busca realizar un aporte en cuanto a una
manera de hacer periodismo en el país, ya que con producciones de calidad
vinculadas con los temas propios de la crónica roja se ofrece una alternativa y se
renueva una manera de contar algunos de los acontecimientos violentos y
excesivos del país.
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¿Qué se va investigar específicamente?
B. OBJETIVOS
1. Objetivo General:
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III. FUNDAMENTACIÓN Y METODOLOGÍA
A. Fundamentación Teórica
2. ¿Qué se ha investigado sobre el tema?
De igual forma se exploró sobre las discusiones del género a través de artículos
y libros relacionados con el tema. Se revisó material sobre periodismo literario y
periodismo judicial. Los textos consultados se encuentran en la bibliografía con
sus especificaciones.
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Utiliza recursos de narración tomados de la novela negra y el cine negro como la
presentación de personajes y ambientes, además de la preferencia por atmósferas
sórdidas. A diferencia de la crónica como género principal, esta derivación tiene un
carácter más abierto en la presentación de las fuentes ya que no se centra en una
sola de ellas. Ofrece descripciones detalladas, crudas y reveladoras.
B. Fundamentación metodológica
Para el género que aquí se trabaja, la crónica roja, es importante resaltar este
aspecto:
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La crónica, como menciona Juan Villoro, periodista mexicano, es como un
ornitorrinco “tiene elementos de muchos géneros a condición de no ser ninguno de
ellos”. Por lo tanto debe aprovechar esa variabilidad que ofrece.
Se debe entender que la información con la cual va a trabajar la crónica roja está
siempre en las fuentes y en la investigación de los detalles que hacen parte del
hecho base, es común tener en cuenta, en algunos temas, registros de Medicina
Legal, sesiones en juzgados, declaraciones de testigos, entre otros aspectos.
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3. ¿Qué actividades desarrollará y en qué secuencia?
CRONOGRAMA
SEMANA ACTIVIDAD
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12 Semana Verificación de datos. De acuerdo con
los resultados obtenidos hasta ahora
en la reportería y las entrevistas.
14 Semana Revisión
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Artículo 23
“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus
alumnos en sus tesis de grado. Sólo velará porque no se publique nada contrario al
dogma y a la moral católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas
puramente personales. Antes bien, se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y
la justicia”.
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Agradecimientos
A Dios.
Emprendí este proyecto solo pero sin un gran número de personas no lo hubiera
logrado.
Seguramente podré olvidar a algunas personas que hicieron parte de este proyecto
pero recuerden: lo más importante es la gratificación íntima que tengo con cada
uno de ustedes.
Gracias a todos por permitirme este intento por narrar nuestra violencia. Un reto
que tal vez no gane pero siempre enfrentaré.
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TABLA DE CONTENIDO
1.1 Introducción………………………………………………………………………….………….21
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III Investigar y escribir crónica roja………………………………………………………….97
3.1 El caso………………………………………………………………………….……………97
3.2 Investigación………………………………………………………………………………98
3.3 Primer contacto…………………………………………………………………………..98
3.4 La búsqueda del lugar………………………………………………………..……….99
3.5 Entrevista y acceso a documentos………..…………………………………….100
3.6 Contacto con la procuradora y otros avances……………………..………..101
3.7 Tramo final…………………………………………………………………….….……..101
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1.1 INTRODUCCIÓN
Este trabajo pretende ser el comienzo de un camino que otros se han aventurado
a emprender. Es una investigación y por lo tanto una búsqueda por encontrar en la
crónica roja una oportunidad de narrar correctamente la violencia y los desórdenes
sociales. El periodismo judicial no puede vivir en el imaginario de la sangre, el
cuchillo y la pistola. Es necesario dignificarlo.
Edgar Allan Poe tiene una conocida frase: “a la muerte se le toma de frente con
valor y después se le invita a una copa". Esa invitación no es de ninguna manera
una legitimación sino una arremetida contra la violencia, ya es momento de
cambiar la costumbre de la muerte.
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escritura de no ficción. Encuentra necesario entender la magnitud del género y
luego es ambicioso con la propuesta de un modelo y un producto como evidencia
de que es posible su revalorización. Con seguridad deja abierta la posibilidad para
nuevas investigaciones, pero busca incansablemente un nuevo panorama del
periodismo judicial.
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CAPÍTULO I
La crónica es uno de los géneros más definidos del periodismo, su término deriva
de la voz griega cronos, que significa tiempo, “lo que viene a decirnos que (…) fue
ya, mucho antes de que surgiera el periodismo como medio de comunicación
social, un género literario en virtud del cual el cronista relata hechos históricos,
según un orden temporal” (Vivaldi, 1973 p. 123).
De acuerdo con este antecedente de la crónica como género literario, que luego se
convierte en recurso periodístico, se puede destacar que en ambas la narración
auténtica de los hechos está presente.
“El emperador Nerón sintió curiosidad por saber cómo había sido el
incendio de Troya y, a tal fin, ordenó prender fuego a la ciudad de Roma,
asegurando que las casas le producían gran enojo porque eran muy viejas
y muy angostas. Y la ciudad ardió durante seis días y siete noches; y las
gentes, con terror de aquel incendio, huyeron a los montículos que había
fuera de la ciudad” (Alfonso X citado por Vivaldi, 1973 p. 124)
El texto hace parte de la Crónica general de España escrita por Alfonso X El Sabio
y se remonta al año de 1270. Es evidente la preocupación por la descripción.
Igualmente se puede ver como los temas relacionados con el desorden social y el
abuso de poder también tienen un precedente en la crónica literaria.
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visto jamás unos rostros más llenos de desprecio. Era ese antiguo,
obsequioso y libre desprecio de la servidumbre napolitana por todo aquello
que es basto patronaje extranjero” (En Vivaldi, 1973 p. 125).
Martín Vivaldi cita este ejemplo tomado de La Piel escrita por el periodista y
novelista Curzio Malaparte. La temática llama la atención ya que es “crónica negra
de la miseria, de la humillación, de la degeneración humana cuando la Segunda
Guerra Mundial en Italia” (Vivaldi, 1973 p. 125).
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Comunicación Chasqui (1997), recuerda y que al mismo tiempo ilustra de manera
contundente el imaginario colectivo que se ha impuesto sobre la crónica roja.
La sangre es sin duda el elemento que primero recae sobre un posible análisis de
este subgénero periodístico y aunque es verdad que este elemento resulta un
factor reiterativo no es exclusivo del mismo. Lo cual provoca el desconocimiento de
una forma de hacer periodismo que ha caído en la especulación y el
entretenimiento violento y sexual.
Son todos estos aspectos que se mencionan y hacen parte del entramado social los
que convierten a la crónica roja en un género fundamental, pues se encarga de
una serie de acontecimientos que importan de manera determinante en los
ciudadanos. Coincidir con superficialidad y sencillez en que la crónica roja es
sangre en los periódicos es disminuir su poder fiscalizador y narrativo de hechos
ajenos al crimen violento. Para una mejor apreciación se presenta una rama
temática poco explorada:
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anodina… ¡Si ellos supieran quién soy yo! Voy a Barranca… a la
huelga de las petroleras. Conoceré a Gilberto Vieira, a Cuadros, a
Silva, los tres cabecillas comunistas que promueven la huelga.”
(Ximénez, 1941, p 621).
En este caso José Joaquín Jiménez, cronista reconocido de “la edad de oro” del
periodismo judicial en Colombia y que se movía en el conjunto amplio de temas de
la crónica roja, encuentra en otros fenómenos sociales la posibilidad de utilizar el
género. Los desmanes, grandes delitos, movimientos sociales violentos, relaciones
entre individuos y locura se unen a los asesinatos, suicidios, masacres, crímenes
en serie que son los otros temas, que aun figurando con mayor frecuencia en la
prensa, solo se complementan con los primeros para construir el universo sobre el
cual trabaja.
Klahr y Barata (2009), que buscan hacer un análisis detallado del género,
recuerdan que el concepto de Nota Roja, como se le conoce en algunas partes de
Latinoamérica, ha caído en desuso por su connotación negativa hasta el punto de
buscar su desaparición en los diarios que se presentan como serios.
Por otro lado Rubém Fonseca, uno de los escritores de novela negra más
importantes de América Latina, asegura que: “el periodismo policiaco debe mostrar
los diversos mecanismos a través de los cuales se muestra una sociedad que
parece marchar hacia su desintegración. La corrupción administrativa, el tráfico de
estupefacientes, la plutocracia, son los hilos que atrapan a la sociedad como en
una tela de araña, y hay que desenmascararlos”. En lo que sugiere una
reinvención del género de acuerdo con su estado actual.
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acertado al reconocer el valor comercial que tiene el sensacionalismo en los
medios de comunicación. Aún así es necesario hacer una diferenciación de la
crónica roja.
“Los relatos no son sensacionalistas por los temas que tratan, ni siquiera por la
apelación a la emoción, si no por emplear una forma que nos impide la reflexión
sobre las grandes cuestiones que nos pone delante” (Fernández, 2001 p. 114).
Esta premisa evidencia prácticamente la división entre la crónica roja y la prensa
sensacionalista. Una misma temática se puede representar de ambas formas.
Otro aspecto relevante es que mientras la crónica roja “evoca tres grandes ámbitos
de los acontecimientos sociales: los que tienen que ver con la actuación policial,
los referidos a los tribunales y aquellas desgracias donde se manifiesta el dolor
humano de forma visible y dramática” (Klahr y Barata, 2009 p. 53) la prensa
sensacionalista tiene una variación que no se encuentra en el periodismo judicial y
es lo que se puede denominar como ‘nota farándula’.
En 1960 aparece una película italiana llamada La Dolce Vita, dirigida por Federico
Fellini. En ella se recrea a la clase alta romana que participaba de reuniones y
fiestas. Marcello Mastroianni es el protagonista de la película y hace el papel de un
reportero de chismes, con él siempre está Paparazzo, interpretado por Walter
Santesso. Paparazzo es un fotógrafo y junto a Marcello consiguen información
privilegiada con persistencia e inmiscuyéndose en los eventos.
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de la crónica roja, este tipo de publicaciones tiene un especial interés en la vida
privada de celebridades y personajes reconocidos. Gran parte de su industria del
espectáculo está estructurada en los rumores, las fotografías y descuidos de los
famosos; estos temas exaltados se complementan con el engrandecimiento que se
hace de sucesos violentos o sexuales ocurridos en sectores populares.
Con respecto a eso Macassi y Ampuero (2001), que desarrollaron un estudio sobre
prensa amarilla en Perú o prensa ‘chicha’ como se le denomina allá, recogen el
testimonio de una persona que describe el gusto por estas publicaciones:
“Por lo general somos chismosos, el que quiere decir que no, bueno, pero (…) me
gusta mirar que cuando han matado, a quien han matado, a quien han asaltado”.
A pesar de que el análisis toma una posición negativa con el género, el ejemplo es
descriptivo.
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ilustrativa en cuanto a la necesidad de encontrar en la crónica roja una posibilidad
de lo que el autor denomina “extrañamiento”.
La carga excesiva de la nota roja, como noticia, en los periódicos de varios países
de Latinoamérica e incluso diarios internacionales provoca que aquello escabroso
pase desapercibido, pues es un bombardeo sensacionalista de información que
poco permite analizar el suceso en profundidad, no es crónica.
Los titulares anteriores fueron tomados del periódico colombiano “El Espacio”,
enmarcado en lo que se conoce como prensa sensacionalista. Diariamente los
ciudadanos de Bogotá leen esos titulares. No obstante, la profundización sobre los
casos es limitada.
Durante esta etapa del periodismo contemporáneo son varios los periodistas y
teóricos de la comunicación que se reúnen alrededor de una nueva visión de este
género despreciado. Encuentran en la crónica roja una riqueza incontable de
narrar. “Más que centrarse en los hechos como espectáculo y negocio se centra en
los procesos que están detrás de la violencia y la corrupción, de una manera
responsable y creativa” (Checa, 1997, p. 7).
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Se trata de una defensa de “un periodismo rojo, ¡sí!, pero ético y responsable que
–a través del tratamiento equilibrado de fuentes, de búsqueda de datos y de
calidad expresiva– promueva también el ejercicio de derechos humanos, de justicia
y democracia social para los sectores populares” (Hölscher, 2010). Un periodismo
popular pero no pobre.
El proceso que se describe a continuación refleja los cambios que provocaron una
nueva corriente periodística y una nueva manera de entender las publicaciones
escritas. Las distintas características son recogidas y presentadas para entender
cómo se realizó esta transformación.
El proceso cognitivo tiene una relación directa con la aparición de los periódicos. Es
decir, las habilidades de escritura y lectura, limitadas en los orígenes de las
sociedades, crearon un paradigma sobre la alta cultura plasmada en la prensa
escrita.
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Por supuesto que alguien leía esas comunicaciones ya que la mayoría de los
sectores populares no sabía leer.
“Encima del teatro subió el pregonero, y en altas voces tornó a decir el delito de
aquél; y viéndolo todos, le dieron con unas porras en la cabeza hasta que lo
mataron” (Cortes, 2007)
Los pregoneros son, de esta manera, precursores importantes del género porque
su comunicación a las clases populares permitía la información, pero además
dotaba de un carácter ficcional algunas de las historias. Algo común en los relatos
que pasan voz a voz.
La relevancia que tomó el conocimiento de estos hechos avanzó hacia una nueva
manera de conocer la información, esto fue la aparición de los pliegos de cordel,
nombrados así debido a que eran cuadernillos de hojas atadas a un cordel.
Jesús Martín Barbero (2001), quien hace una identificación sobre este fenómeno
que denominó del Folklore a lo Popular 1 evidencia el impacto que tiene este
proceso: “A través de una ‘industria’ de relatos e imágenes se va a ir configurando
una producción cultural que a la vez media y entre separa las clases. Pues la
construcción de la hegemonía implicaba que el pueblo fuera teniendo acceso a los
lenguajes en qué aquella se articula. Pero nombrando al mismo tiempo la
1
Así se llama el capítulo II de su libro “De los Medios a las Mediaciones”.
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diferencia y la distancia entre lo noble y lo vulgar primero, entre lo culto y lo
popular más tarde”.
Esta aparición popular en la escritura hizo que fuera conocida como literatura de
‘mal gusto’; de acuerdo con la perspectiva de lo bien escrito y de los buenos
temas. “La literatura de cordel ofrece una visión vitalista de la realidad donde
entran en juego crímenes pasionales, venganzas horribles o arrepentimientos de
empedernidos pecadores. Se la ha etiquetado como infraliteratura donde se
parangona lo vulgar con el gusto popular y, aún más, como inductora de bajas
pasiones y de promover la superstición en sus asiduos consumidores” (Lorenzo,
1982). Aún con esa denominación su papel en el desarrollo del periodismo, en
especial del género judicial, es muy importante.
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Estos pliegos de cordel no solo divulgaban literatura, también crímenes reales que
podían ser sobredimensionados pero que igualmente constituyen uno de los
antecedentes más importantes. “La otra gran veta de la literatura de cordel son los
sucesos, especialmente los relatos de crímenes, en los que el pliego sienta las
bases de lo que andando el tiempo sería el periodismo popular (…) se encontraban
las señas del periodismo sensacionalista” (Martín Barbero, 2005, p117).
Sin duda alguna, esta literatura es uno de los antecedentes fundamentales del
periodismo judicial, pero al mismo tiempo es reflejo del fenómeno de masificación
de la prensa escrita. Ambos factores coinciden y no por azar sino porque juntos
construyen la identificación de un género necesario que junta y cuestiona la
sociedad.
Más allá de las características de calidad que estas publicaciones anteriores tenían,
como las concesiones que se permitían entre la verdad y lo inventado; eran pliegos
de cuatro a ocho páginas que se reproducían en miles de ejemplares a bajo costo
y con acceso a los sectores urbanos marginados. Proceso que a pesar de las
diferencias coincide con la comercialización actual de los periódicos populares en
Colombia.
De esta manera, se construye un proceso que tuvo como factor necesario ese
paso de lo ilustrado a lo popular. La inclusión de las temáticas cotidianas de los
sectores marginados forjó una posibilidad de contar historias centradas en los
excesos, la violencia y el sexo.
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desarrolla. Por ello a continuación se presentan algunos ejemplos de este
fenómeno.
Charles Dickens, que pasó a la historia por su carrera literaria, fue el encargado
de dirigir el primer diario popular en Inglaterra luego de trabajar en el True Sun
y en The Mirror of Parliament. Así, en enero de 1846 dirigió el primer ejemplar
del Daily News, el cual era un periódico barato, con un lenguaje directo,
destinado al gran público y enfocado en los problemas de esa clase obrera que
el escritor había perfilado con crudo realismo en sus novelas” (Klahr y Barata,
2009 p 36).
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El anterior es un fragmento de “Historia de Dos Ciudades” escrita por Dickens, allí
se puede ver un elemento frecuente en su narrativa: la violencia y la
representación de las clases marginales.
El periódico popular procuró seguir con esa línea, con el trabajo de Dickens como
editor principal. Aunque el escritor dejó el cargo tres semanas después, su
competencia con el Morning Chronicle permitió que otros diarios aparecieran.
“Nueve años después fue fundado The Daily Telegraph, el primero que costaba un
penique” (Klahr y Barata, 2009 p 36).
Finalizando el siglo XIX a través del Pall Mall Gazette, un periódico que salía en la
tarde, en Londres, se comenzaron a realizar nuevas propuestas cercanas a lo que
se denominó ‘periodismo moderno’ en el cual se incluían géneros como el
reportaje y la entrevista. Además en este periódico trabajarían años después de su
creación escritores como Oscar Wilde y Robert Louis Stevenson.
“La irrupción en sus páginas de nuevas formas narrativas para tratar el suceso
criminal se hizo evidente en 1885, con una serie de reportajes que denunciaban el
tráfico de niñas en Londres” (Klahr y Barata, 2009 p 36). Los autores recuerdan el
proceso que se llevó a cabo en el cuál Thomas Stead, director del periódico,
contrató a una chica de trece años para realizar la investigación. Es importante
resaltar la advertencia que se realizó en el diario el día que se dio a conocer la
información:
“Todos aquellos que sean remilgados, y todos aquellos que sean mojigatos,
y todos aquellos que prefieran vivir en el falso paraíso de inocencia y
pureza imaginaria, egocéntrica y ajenos a las horribles realidades que
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atormentan a quienes pasan sus vidas en el infierno londinense, harán bien
en no leer la Pall Mall Gazette el lunes y los días sucesivos”2
Querido Jefe:
Buena suerte.
Cordialmente,
Jack el Destripador3
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Así, la revolución provocada por el cubrimiento del asesino en serie más famoso
de todos los tiempos hizo que se consolidara, no solo en el Reino Unido sino en
Europa, un periodismo encargado de estas temáticas, cercano al crimen y al
delito. Es al mismo tiempo el comienzo de un periodismo de masas que se
fascinaba con lo policial a pesar de sentirse aterrado.
Aún así uno de los géneros que representa la tradición del periodismo judicial en
Francia es el llamado Canard:
René Silva (2004) recoge las impresiones que tenían otros periódicos de la
situación. En el caso del Papel Periódico de Santa Fe de Bogotá, que hacía parte
del Virreinato español en las colonias de América, se describía lo siguiente:
“Ya no hay nobleza ni pueblo que constituya la armonía política. Entre tanto la
revolución avanza como una gran carnicería entre los propios revolucionarios, en
medio de una ‘confusión criminal creciente’” (Silva, 2004 P. 108).
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A pesar de esos acontecimientos la crónica roja tendría un momento más
destacado avanzado el siglo XIX, lo cual coincide con los otros países de Europa.
“Con sensacionales crónicas de tragedias humanas consiguieron los diarios tiradas
espectaculares a la par que incorporaban al pueblo llano al hábito de su lectura
diaria. Los medios alcanzaron tiradas extraordinarias” (Barata, 2008).
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Por otra parte, España termina el ciclo que recoge la tradición europea de la
nota roja.
Aún con esa problemática de identidad del género que este trabajo pretende
reivindicar, se debe reconocer que como en los demás países la crónica roja o
policial tuvo un momento de esplendor.
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de 1888 en el número 109 de la calle Fuencarral es encontrada la señora Luciana
Borcino cubierta con unos trapos e incinerada.
Benito Pérez Galdós, escritor y cronista español, escribió a través del género
epistolar (correspondencia con un diario argentino) sobre el asesinato. Envió
durante más de un mes una narración del crimen y detalles sobre los procesos
posteriores que concluyeron con el fallo del juzgado, en un precedente importante
para el periodismo judicial.
Mucho tiempo después durante la Guerra Civil Española que se dio entre 1936 y
1939, el periodismo en España tomó un rumbo diferente “la adopción de un
modelo en el que la información se identificó con la propaganda y se convirtió, por
tanto, en un arma más de combate” (Barrera, 2004 P. 292).
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Dio origen a lo que Carlos Barrera (2004) denominó prensa miliciana:
organizaciones y sindicatos que oponían resistencia; el periodismo se fragmentó
en las dos opciones de gobierno.
El desarrollo que tuvo la prensa en Estados Unidos fue fundamental para los
editores de periódicos en los países de Suramérica. La tradición de crónica roja allí
obedece a la especial atención que tuvo lo popular en siglo XIX. Fenómeno que no
solo se dio por el proceso de inclusión de las clases sino como una gran
oportunidad de los emporios económicos de medios de comunicación para vender.
“El suceso criminal fue pieza clave del primer periodismo estadounidense de masas
a partir de 1830, con la irrupción de la prensa barata o penny press” (Klahr y
Barata, 2009 p 33). Al igual que en Inglaterra, la accesibilidad de los periódicos por
parte de los sectores marginados hizo que se extendiera en los estados una tirilla
de publicaciones que tenía los hechos criminales como tema central.
The Sun, de Nueva York, fundado el 3 de septiembre de 1833 por Benjamín Day
es uno de los diarios que primero utiliza el género policial y fantástico en sus
46
noticias. Se recuerda por el escando ‘Del gran engaño de la luna’: en éste, el diario
publicaba que en la luna habían sido encontradas criaturas fantásticas como
unicornios y bisontes.
The New York Herald fundado en 1835 por Gordon Bennet también hizo énfasis en
esas temáticas, así lo señala Klahr y Barata citando a De Fleur y BallRokeach:
“publicando materiales periodísticos sobre procesos criminales, violaciones, pecado
y depravación”. De esta forma logra convertirse en uno de los diarios más
vendidos, hasta el punto que se hacía llamar a sí mismo como ‘el periódico más
distribuido en el mundo’ con una repartición que superaba los 80.000 ejemplares.
47
Pero fue realmente una tira cómica la que provocó que se le empezará a
denominar de esa manera. “ The New York World fue el primero en divulgar las
tiras cómicas de Yellow Kid, del dibujante R. F. Outcault (…) la popularidad que
adquirieron estos dibujos hizo que el periodismo sensacionalista fuera calificado de
‘prensa amarilla’, cuyo éxito motivo la crítica de las elites política y cultural” (Klahr
y Barata, 2009 p 34).
Emery y Smith, citados por De Fleur y Rokeach, señalan que era un periodismo
vociferante, chillón y sensacionalista que había transformado el drama de la vida
en un melodrama barato. Ofreciendo un paliativo de pecado sexo y violencia.
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El éxito de Pulitzer con sus publicaciones, que en el primer año había alcanzado un
tiraje de 250.000 periódicos, trajo como consecuencia un enfrentamiento con
William Hearst, magnate de los medios. “En tal contexto competitivo, los
propietarios de los periódicos rivales más importantes se entregaron a una lucha
despiadada por la conquista de nuevos lectores. En Nueva York, especialmente,
William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer recurrieron a cualquier medio para
lograr el aumento de sus cifras de circulación” (Torrico citado por Albán y Medina,
2009).
Aquí vale la pena resaltar un proceso: mientras Pulitzer trató de utilizar la prensa
sensacionalista para ganar un público que luego se encontraría con información
seria y de calidad, los seguidores de su método que “cayeron en el amarillismo
simplemente explotaron los recursos para tener más lectores, sin pretender
formarlos ni sacarlos de su situación de cierta carencia formativa, es decir, sin
ofrecerles nada que elevara su nivel cultural” (Sánchez, 2004 P. 111). En razón de
ese sensacionalismo exacerbado se dio como origen a la prensa de farándula que
se complementaba con los sucesos violentos.
En Estados Unidos, coherente con lo anterior, hay una especial atención a la vida
de los famosos debido a la estrecha relación que existe con el mercado de la
industria cinematográfica. Por ello el negocio del espectáculo y la comercialización
de la violencia fue un proceso, que a pesar de darse con elementos similares en
Latinoamérica y Europa, tuvo en este país un fenómeno singular que originó la
prensa de espectáculo; una radicalización de la noticia como mercancía.
Por último, vale la pena reconocer que avanzado el siglo XX, en los años sesenta,
con la corriente de Nuevo Periodismo, la crónica roja tiene uno de sus mejores
trabajos con “A Sangre Fría”, libro que, a través de un exhaustivo trabajo de
investigación realizado por Truman Capote, construye un crimen en el cual Richard
Hickock y Perry Smith asesinan brutalmente (disparos con una escopeta) a la
familia Clutter en Kansas, en la ciudad de Holcomb.
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El relato es construido a través del proceso de inmersión fundamental en el Nuevo
Periodismo, que permite un acercamiento real hacia el acontecimiento: “las fuerzas
esenciales del periodismo literario residen en la inmersión, la voz, la exactitud y el
simbolismo” (Sims, 2009 P. 14).
En el caso de Capote, él termina por tener una estrecha relación con los asesinos,
visitándolos en la cárcel. Además habla con conocidos de la familia Clutter e
investigadores del suceso, lo cual le permite escribir lo que él denominó como una
novela de no ficción.
En 1923 Pompilio Ulloa fundó en Ecuador el diario “El Extra”, “un medio de
comunicación que se ha caracterizado por años en difundir información con
contenidos amarillistas, fue el primer medio de comunicación que incursionó en
este tipo de periodismo” (Carmigniani y Zurita, 2012). A pesar de que fue cerrado
debido a la etapa de dictadura en Ecuador luego fue recuperado por Nicolás Ulloa.
50
Era un periódico que no se dedicaba específicamente a la crónica roja, pero debido
a varios factores tomó ese rumbo. Uno de ellos fue la aparición de acontecimientos
violentos que marcaron la historia del país. El 9 de diciembre de 1978, en un
crimen de Estado, es asesinado el político conocido como “el fiscal del pueblo”,
Abdón Calderón Muñoz.
En la hemeroteca virtual del periódico “El Mercurio” se puede ver cómo se registró
el suceso:
A través del seguimiento que hicieron los medios, limitado debido al régimen
dictatorial, fue posible conocer que el Ministro de Gobierno, General Jarrín
Cahueñas había contratado a los sicarios para cometer el asesinato, pagándoles
cerca de cuatro mil dólares. El ministro asumiría la responsabilidad.
Es necesario decir que el impacto que tuvo este caso colaboró para que se diera
más importancia a la crónica roja. El Extra decidió centrar su línea editorial en
estos hechos violentos y agregó algunas aberraciones sexuales y criminales. “En
1988 se contrató a Henry Holguín periodista colombiano experto en temas
sensacionalistas, fue así como la crónica roja fue abarcando las páginas de todo
este diario, las fotografías eran impactantes de niños, niñas, mujeres, hombres,
ancianos, ensangrentadas, muertes, accidentes, asesinatos, violaciones”
(Carmigniani y Zurita, 2012, p17).
Precisamente Henry Holguín, periodista caleño conocido como “el verdugo”, tuvo
un papel determinante en el desarrollo de la crónica roja en Ecuador y Colombia.
Según él, desde muy temprano, a los doce años, tuvo que presenciar la muerte de
cinco niñas producto del accidente de un bus.
51
Por ello su trayectoria avanzó rápido hacía los temas judiciales; en el Diario de
Occidente, que cubre la información del Valle del Cauca, manejó la sección de
nota roja. De igual manera trabajó en El Caleño.
Actualmente el diario, ahora llamado Extra, continúa con un enfoque hacia las
temáticas de la crónica roja, en sus páginas se pueden ver titulares como: ¡Pastor
murió con la biblia en la mano!; y Dijo a sus hijos que ‘era jarabe para ir al cielo’,
en lo que hace referencia a un suceso en el cual el padre trató de envenenar a sus
hijos. El ‘envenenador de Chilíbulo’ fue el apodo que colocó el periódico al
acusado.
52
1.4.4.2 México, el crimen y la versión oficial
53
La Alcalá meditó probablemente su crimen en el curso de la noche, y la
madrugada del domingo (…) Las cinco y cuarto de la mañana eran apenas
cuando ella, temiendo quizá que Saget despertase, se acercó al lecho en
que él dormía; con la mayor precaución posible descolgó la pistola de la
cabecera de la cama, y levantando las sábanas aplicó el cañón del arma a
un costado del infeliz e hizo fuego sin vacilar” (en Lombardo, 1922).
54
sino que hace por lo menos dos décadas que los niños desaparecen
diariamente en México, DF.” (Jasquez, 2000)
En Argentina la crónica roja tiene una importancia diferente a los demás, aún
cuando existe la prensa sensacionalista se hace un intento por preservar la
narración de los acontecimientos. Germán Rey (2005) identifica las características
en el análisis que hace de dos diarios argentinos, resalta que entre “El Clarín” y
“La Nación” hay un enfoque narrativo diferente:
55
En “El Clarín” sobresale ‘la crónica del crimen’ y la manera de narrar los
acontecimientos: el seguimiento y el manejo de la noticia. Igualmente, en
Argentina se recuerda el impacto que causó el caso del joven Robledo Puch,que a
sus veinte años ya había asesinado a veinte personas y perpetrado varios
crímenes. El 27 de febrero de 1972 el diario “La Opinión” de Buenos Aires publicó
la historia escrita por Osvaldo Soriano, un referente directo de la crónica roja.
Al igual que en Europa las publicaciones populares con temáticas de crónica roja
abrieron un camino para la masificación de la prensa. Aunque se miraba con
desdén los contenidos relacionados con el crimen, al mismo tiempo se llevaban
procesos sociales de inclusión. “Es un modo que (…) otorga existencia a los
marginados. Porque solo llevando al espacio público-mediático su vida privada, los
sujetos eternamente ninguneados son objeto de atención colectiva más allá de su
entorno inmediato. ‘Cholliwood’ en alusión al despreciado mundo cholo que habita
las páginas del periodismo sensacionalista, no es un nombre gratuito” (Lanza,
2010, p 12).
Agustín Morales Durán publicó en 1987 lo que según Cecilia Lanza (2010) es
uno de los únicos libros de crónica policial en Bolivia. En su estilo se ve
claramente el cuidado en la narración y la exigencia informativa:
56
bofetadas propinadas a diestra y siniestra, lograron despojarles las bolsas
de dinero y emprendieron “las de Villadiego”, fugándose por las estrechas
calles, silenciosas en esos momentos de mediodía que ahuyentó a los
viandantes por la lluvia” (Citado en Lanza, 2010, p 16).
El periodismo en Colombia tiene una característica especial: su afán por seguir los
modelos adoptados en el exterior hizo que tomará elementos del periodismo de
otros países para crear uno propio. Estuvo en muchas ocasiones influenciado por
las prácticas y modelos utilizados en Estados Unidos, Inglaterra, Francia Y España,
por nombrar algunos. Estos eran la base para los medios escritos en Colombia.
De igual manera la crónica roja comenzó a aparecer en los periódicos del exterior
para luego extenderse como modelo en el país.
En las últimas décadas del siglo XIX, “cuando llegó la modernidad al periodismo
colombiano, entendiendo ésta como la ruptura que hicieron los periódicos de los
viejos moldes doctrinarios para adoptar el estilo informativo de los grandes diarios
extranjeros” (Vallejo, 2006, p.11) aparecen las nuevas herramientas del
periodismo.
57
atacaban a su contrario y alababan su partido. “Entrar a la modernidad significaba
para la prensa de finales del siglo XIX despojarse de corsés doctrinarios para
informar sobre la actualidad nacional e internacional con un criterio independiente,
incluir temas de la vida cotidiana, usar lenguaje ágil, emplear géneros como la
noticia, la crónica ligera, el suelto y la semblanza y, sobre todo adaptar el periódico
a las necesidades de todos los lectores” (Vallejo, 2006 p. 15).
En esta aparición de los nuevos géneros se abre la posibilidad para que la crónica
roja tenga sus primeros antecedentes. Proceso que se realizó finalizando el siglo
XIX y comenzando el siglo XX debido a los viajes constantes que hacían los
periodistas colombianos al exterior, en especial a Estados Unidos. La impresión que
les quedaba al ver los grandes medios de comunicación de Pulitzer y Hearst traía
nuevas ideas a las publicaciones del país.
En 1890, Carlos Martínez Silva fundó El Correo Nacional, diario que al intentar
implantar una nueva forma de hacer periodismo recibió críticas ya que era
completamente innovador. A pesar de no querer caer en el modelo sensacionalista
estadounidense que pudo conocer directamente, su periódico evidencia uno de los
primeros relatos con temáticas criminales, “cuando El Correo Nacional dio cuenta
con todos los detalles y circunstancias de dos crímenes de que eran actores y
víctimas miembros importantes de la sociedad bogotana, se formó gran escándalo
y alboroto. Inquisidor llamaron a Martínez Silva los liberales, mal caballero los
conservadores, mal católico los beatos. La costumbre era callar esas cosas, formar
en derredor de ellas el silencio, por consideraciones a los miembros de las familias
de las víctimas y a los victimarios” (Vallejo, 2006 p 18).
58
satírico, utilizaba ilustraciones para representar los hechos con diálogos, con el uso
del sarcasmo por supuesto. Luego utilizarían las imágenes o fotografías de
crímenes en primera página como las de hombres asesinados violentamente, una
niña aplastada en un accidente y otros sucesos relacionados, “reproducían
imágenes impactantes y crudas aunque estéticamente bellas” (Vallejo, 2006, p.
88).
Esta influencia que se ubica en las primeras décadas del siglo XX se ve claramente
en algunas publicaciones colombianas:
Temas como “los rituales de muerte en el Salto del Tequendama, lugar escogido
por muchos suicidas para poner fin a sus días. Como Carmen Elewik, esposa del
ciudadano Gonzalo Acevedo, quien se lanzó dejando huérfanos a sus tres hijos, o
el caso de José Ignacio Guillen, quien según las crónicas de la época, ante los
visitantes al salto mencionó con dramatismo: ¡Retírense todos porque el abismo
atrae! y se arrojó a las aguas del Salto del Tequendama en presencia de quienes
allí estaban. (…) Del agente de policía Rosendo Abril, quien se suicidó en el mismo
lugar al leer las historias de los periódicos de la época que hablaban sobre este
tema” (Contreras, 2008 p 22-23), se narraban en las publicaciones colombianas.
Incluso años después quedaría para la historia del periodismo judicial, la crónica
de Ximenez.
Los periodistas, ante la fascinación que producían estos temas en los lectores se
convirtieron en investigadores casi policiacos que rastreaban los temas y
denunciaban tragedias que iban desde muerte a menores de edad, envenados y
robos hasta cuerpos descuartizados, “aparte de convertirse en especialistas de
investigaciones criminales, los periodistas contaban historias con tal profundidad
59
de detalles que dejaban absortos a sus lectores. Fue la primera etapa de la crónica
roja y permitió la formación periodística en varios diarios, revistas y emisoras, en
las que, sin embargo, se procuraba no caer en el sensacionalismo y relatar los
crímenes con ética” (Arteaga, 1997 p. 16).
Como Maryluz Vallejo lo recuerda (2006) algunos periódicos abrían sus ediciones
con noticias de crímenes y de sucesos asombrosos, pero esa información estaba
convenientemente equilibrada con el periodismo de denuncia y de polémica, lo
cual aseguraba criterios de calidad.
Las imágenes aterradoras de los crímenes se tomaban las primeras planas, Sandra
Contreras y Jorge Cardona (2008) recuerdan en su trabajo “Los Victimarios en
Colombia” el caso de “El Grano de Oro” que ocurrió en la década de los años 40.
La foto del dueño de la tienda que había sido asesinado refleja el interés de las
publicaciones colombianas por la crónica roja, el género se aceptaba y gustaba su
propuesta.
Maryluz Vallejo (2006) plantea una premisa que es perfecta para la siguiente etapa
que tuvo la crónica policial: los periodos de violencia estimulan este tipo de
periodismo.
En este punto es necesario aclarar que a pesar de que Colombia ha tenido una
historia enmarcada en la violencia, tuvo periodos específicos en los cuales los
niveles de crueldad y criminalidad tuvieron mayor intensidad. Estos coinciden con
la etapa de esplendor de la crónica roja en la cual ni los periódicos que se
consideraban ajenos a las temáticas evitaron tocarlas, incluso profundizaron en
ellas.
60
Las décadas de los años 40 y 50 representaban un país envuelto en una división
de partidos que tenía ya una tradición desde comienzos del siglo. Hechos violentos
de gran magnitud provocan conmoción y alimentan con miles de historias la
crónica roja. “Por la chicha o el partido, antes del 9 de abril de 1948, y después del
magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, como eslabones de una maldición de
cachiporros contra godos, chulavitas contra bandoleros, guerrilleros contra
soldados, mafiosos contra rambos: Un maremágnum de gente armada que
terminó por saturar las páginas de diarios y revistas” (Cardona, 1997, p. 24).
En dos de los periódicos nacionales más conocidos del país sobresalen un par de
cronistas por sus técnicas de escritura y estilo (elementos de análisis del segundo
capítulo). Asímismo escribieron crónicas que requerían una reportería que otros no
realizaron: Felipe González Toledo y José Joaquín Jiménez (Ximénez). Cada uno en
61
representación de un medio, El Espectador y El Tiempo, respectivamente. En otras
ciudades otros periodistas sobresalían.
En ese mismo periodo de tiempo aparece en Cali El Caleño “el único periódico de
formato tabloide que se edita y circula en la ciudad de Cali. Con muy pocos
anuncios publicitarios, sus rendimientos económicos provienen casi
exclusivamente de las ventas, porque es, al mismo tiempo, el diario más
comprado de la ciudad y es, por supuesto, un diario de crónica roja” (1998 en
Chasqui).
En 1946 Guillermo Pérez fundó Clarín, Semanario Popular Ilustrado “copia de los
semanarios estadounidenses dedicados a la información de policía” (Vallejo, 2006
p. 89). Con la reconstrucción de casos recordados como el del Doctor José
Raimundo Russi uno de los bandidos de Bogotá del siglo XIX y que sería
condenado a pena de muerte.
Otro ejemplo relevante fue la revista Vea, revivida este año como publicación
sobre farándula, cuando durante mucho tiempo fue una de las publicaciones de
crónica roja más leídas en el país.
En Barranquilla “la noticia de moda fue el hallazgo de una mujer moribunda que
fue abandonada en el principal puesto de la Cruz Roja de la ciudad. El Espectador
tituló ‘Misteriosa tragedia en Barranquilla, mujer secuestrada y asesinada por
extraños’ y, según el corresponsal Rafael González, la ciudad quedó consternada
porque en pleno martes de Carnaval, nadie entendía como desapareció Juanita
Emilia Castro del hotel El Prado en la madrugada del 28 de febrero” (Contreras,
2008 p 33).
Sucesos Sensacionales fundado en 1954 por Jairo Zea Rendón, Flavio Correa
Restrepo y Abelardo Londoño en Medellín fue otra publicación importante en el
país, además alegaba ser un periódico que odiaba el crimen, ayudaba a
perseguirlo y condenarlo.
Luis Alberto Eslava y Rafael Eslava del diario El Siglo se destacaban por sus
investigaciones que desentrañaban expedientes. Ismael Enrique Arenas, también
desde El Tiempo, ponía todas sus capacidades en el seguimiento a los homicidas.
En Bogotá se recuerda una sección que mantenía con zozobra cada semana a sus
lectores, ‘El Detective Estampa Investiga’ de la Revista Estampa de Bogotá: cada
publicación preparaba contenidos sobre el crimen de actualidad.
Los ejemplos de este género durante su mejor etapa son demasiados, cada
periodista utilizaba su ingenio para recrear casos, inventar secciones e incluso
63
historias. Por ejemplo, en Cartagena se recuerda que Vélez Micolao construyó una
noticia falsa sobre un crimen en el sector de Bocanegra.
Todas estas publicaciones crearon una atmósfera precisa para este género, que
encontró en otros periodistas de la época como Gabriel García Márquez, Juan
Lozano y Lozano, Plinio Apuleyo Mendoza, entre otros, una gran aceptación, la
cual, por supuesto, generó otras crónicas.
Luego de esta etapa cumbre, la crónica roja sufriría cambios que afectarían
directamente sus características. Su calidad y cercanía con la literatura quedaría
reducida y los diarios dedicarían sus páginas a sobrecargar de violencia y
criminalidad a los lectores.
“En una hamaca embalaron el cuerpo sin vida hasta el necromóvil que
quedó atascado en el lodo a causa de las lluvias. La víctima fue acribillada
frente a su esposa y sus dos hijos. Sucedió en su casa.
El texto anterior corresponde a una noticia que el diario El Espacio, famoso rotativo
sensacionalista de Bogotá, escribió al referirse a un hecho violento. Es preciso
observar que la calidad de las noticias o consideradas crónicas rojas es diferente,
64
la información es un rumor de violencia que se va; sin estilo, investigación y
objeto.
Al referirse a esa época de cambio que llega hasta la actual Jorge Cardona (1997)
asegura que “desde entonces hablar de crónica judicial en Colombia es aceptar
que cada 24 horas aparece una masacre, un burro-bomba o una mina antipersonal
que no volvieron a recibir titular a seis columnas. El país se acostumbro a tolerar
tanto a los violentos que el homicidio dejo de ser noticia”. Esta es una de las
principales consecuencias de la ambigüedad que sufrió el género, ya que el exceso
soportado por el país le quitó sensibilidad a un público que se adaptó a una
sociedad violenta. Cuando antes se sorprendía frente a estos acontecimientos.
Temas sobre los cuales se hacía seguimiento para garantizar investigación y gran
cantidad de detalles en la escritura pasaron a ser asuntos de un día. Cada cadáver
era una noticia más que se quedaba sin memoria y era sustituido rápidamente. “La
crónica roja ya no sugiere arte sino artículo barato que se vende en kioscos de
confites y pasatiempos” (Cardona, 1997, p. 28).
65
1.4.5.3 Un vistazo actual
66
encontrarle un nuevo surgimiento demuestra que es momento de recuperar la
nota roja.
67
CAPÍTULO II
Vale la pena aclarar que el siguiente modelo está construido dentro del género
periodístico amplio de la crónica, por lo tanto hace uso de sus recursos. Sin
embargo debido a la especialización de la crónica roja se remarcan aspectos sobre
el tratamiento de la información y el aprovechamiento de recursos narrativos para
contar la violencia.
68
la narración de inseguridad ciudadana, delito, exceso o violencia queda relegada a
la espectacularización del hecho cuando necesita de todo lo contrario.
Los temas de la crónica roja se pueden permitir un repaso inicial pero deberían
después ser reivindicados por el género con calidad e investigación: “esas
explosiones que siguen a la conmoción deben encontrar una primera voz rápido,
pero solo después, en la reflexión pausada, se aclararán, serán dispuestas en
orden cuando encuentren su lugar en el relato” (Fernández, 2001 p. 13). El relato
es el quiebre frente a las noticias diarias de crímenes.
69
De acuerdo con esto la crónica roja se acostumbró a ser un género ocupado de
las poblaciones marginadas y se apartó de las narraciones sobre el poder. No
obstante, es necesario que exista un equilibrio en los temas porque en ambos
casos se producen fenómenos de violencia. Incluso cuando los involucrados son
actores con influencias es importante revelar las conexiones del poder que reflejan
la corrupción y el amañamiento de los aparatos judiciales. Como asegura Cecilia
Lanza (2010) el crimen no es patrimonio de los pobres.
A pesar de eso, cualquiera que sea el tema, para poder concebir una manera de
contar la crónica roja es importante ser precisos con el estilo y el tratamiento. Por
ejemplo aunque “A sangre fría” constituye un libro normalmente referenciado, al
mismo tiempo se debe tener cuidado en sufrir las imprecisiones en las que cayó
Capote, las cuales incluyen invención de escenas y diálogos. Por otro lado la
inmersión, investigación y seguimiento de lo sucedido son elementos admirables
del proceso de elaboración del libro.
70
conseguir el periodista. “Hay que gastar bastante la suela de los zapatos para
armar una crónica desde diferentes ángulos, para persuadir al lector a ‘devorar’ un
drama de carne y hueso” (Vaca citada por Lanza, 2010 P. 24).
A pesar de que la utilización del hecho normalmente abre la crónica porque sitúa al
lector en lo que sucedió. Rápidamente da un paso hacia la investigación, a la
elaboración de un trabajo completo que dé cuenta de sus protagonistas. No busca
reivindicarlos, solo presentarlos tal y como son, sacarlos muchas veces del
territorio de lo extraño para demostrarle a la sociedad que son humanos: “los
delitos, las agresiones y la mayoría de las transgresiones que entran en conflicto
con el sistema penal tienen que ver más con las injustas estructuras sociales que
con las personalidades patológicas” (Klahr y Barata, 2009, P. 60)
“Carlos Eduardo estudia piano; la maestra dice que tiene gran facilidad y que
es un chico respetuoso. Ejercita con Hannon y la abuela está contenta con él
porque aprendió muy bien a hablar alemán y también puede conversar en
inglés. Claro que no es un chico afeminado, como esos que tocan en las
fiestas familiares para ganar el aplauso de los parientes y amigos. Él sale a
jugar a los cowboys con los chicos del barrio y juega al fútbol. Se cree
Sanfilippo y cuando le quitan la pelota protesta, dice que fue foul. Pero no le
hacen caso porque es un poco antipático, casi agresivo cuando discute. Por
eso, le dicen ‘Leche hervida’” (El caso Robledo Puch)
Osvaldo Soriano, periodista y escritor argentino, escribió estas líneas como parte
del inicio de su crónica sobre Carlos Eduardo Robledo Puch, un asesino en serie
que nació en Buenos Aires y cometió más de diez homicidios. En 2012 cumplió
cuarenta años de estar en prisión.
71
pero frente al periodismo imaginan, quieren participar, acercarse a la
tragedia. La infancia de Carlos Eduardo se confunde en unos pocos años,
como si los hechos se cruzaran entre sí. Pero no hay nada extraordinario
más allá de la historia que algunos narran: apenas los días apacibles del
hijo único, mimado por la abuela y la madre”. (El caso Robledo Puch)
72
“Gaitán acababa de contestarme el saludo, cuando oí una detonación
seguida de otras. Vi a un hombre, revólver en mano, que disparaba. El jefe
tambaleó y cayó. Por atender a Gaitán, sin medir el peligro que yo mismo
corría, no vi más al hombre del revólver. Recuerdo que era un hombre
delgado, pálido…” (El cadáver que tenía dos corbatas)
“¿Es posible perder los estribos y no recuperarlos para ver los daños
colaterales? Puede que sí, como también es probable que el recurso de la
violencia se instituya en una persona al punto de hacerle presumir que no
es responsable de sus actos. Atropellar a alguien es una forma de
imponerse. Para Guiomar Bejarano, experta en psicología forense, es
imposible establecer ciertamente el perfil del agresor sin tener acceso a su
73
declaración ampliada y a un informe de evaluación psicológica. Bejarano
también sostiene que, en general, reacciones como las que se describe que
tuvo Alejandro Zapata la madrugada del 12 de septiembre son producto de
un ‘corto circuito’ o de un estímulo causado por razones adicionales que
desestructuran la personalidad y pueden llevar a reacciones violentas
inesperadas” (El fin de la fiesta)
De esta manera es claro que uno de los factores necesarios en una crónica roja de
calidad es la investigación que se realiza en cuanto a las fuentes. Desde los
informes judiciales hasta los expertos hacen parte de la variedad de posibilidades
que puede elegir el cronista para contar. Tomas Eloy Martínez en un taller que
realizó con la FNPI (Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano) en Santiago de
Chile explica esta necesidad: “Con la actual explosión de la información, con esto
de las noticias instantáneas, el lector en general desea una información o un trato
a la noticia con mayor profundidad”. La subjetividad del cronista está en la
narración, los recursos y el estilo pero el compromiso con el periodismo es
inmodificable.
En una entrevista realizada por Pascual Gaviria, para el programa Señales de arte,
Alberto Salcedo habla sobre la “poetización” en la narración: se declara en contra
de ella cuando no tiene nada que ver con la historia y alude al típico ejemplo en el
cual se describe el crepúsculo aunque este no tenga importancia. Por ello asegura
que sí es una manera de enriquecer la forma, pero se debe usar cuando sea útil
para la historia.
74
Esta aseveración es totalmente correcta, porque dignificar la crónica roja
narrativamente no implica entrar en líneas interminables que describen paisajes.
Es un reto aún mejor encontrar el recurso para contar los sucesos que se
presentaron. Incluso narrar lo horrible y desagradable tiene un mérito incalculable
en la literatura y el periodismo.
González Toledo es sin duda alguna uno de los referentes de la crónica roja en
Colombia, él, junto a otro grupo de cronistas lideró la época dorara del género en
el país. Su estilo permitió que sus crónicas fueran esperadas por el público con un
entusiasmo poco visto en cuanto a los temas del periodismo judicial. La conexión
entre lo que se ha llamado la “poetización”, la pertinencia y la reportería es
evidente en este periodista que el 13 de abril de 1948 publica en el periódico El
Espectador la crónica titulada ‘Un recorrido por el centro de la ciudad’
(…)
75
masa que en todas las formas quería hacer sentir su protesta por el
asesinato de Gaitán, también combatían, sostenidos por su desmedida
ambición de apoderarse de todo; y combatían también los bandoleros,
entre ellos pugnando por apoderarse del mejor botín”
La descripción ha sido un tema discutido con frecuencia porque parece tener sus
límites. En los medios de comunicación de Colombia se debatió sobre la
pertinencia de mostrar las fotografías de guerrilleros abatidos ¿Contribuye? ¿Es
sensacionalismo? ¿Aporta a la información? El debate en este caso tomó muchas
veces el camino de legitimación con la única excusa de asegurarle al espectador la
confirmación de lo sucedido.
76
“La noche del 9 de mayo llegan (Robledo Puch y su cómplice Ibáñez) a la
calle Ricardo Gutiérrez al 1500, en Olivos. Por la pared de una estación de
servicio saltan al techo del baño de una casa de venta de repuestos para
autos. Entran por una claraboya. El encargado y su mujer duermen en
camas separadas. A un lado descansa una hija del joven matrimonio. No se
despiertan. Bianchi no despertará jamás: Robledo le pega dos balazos. La
mujer se sobresalta y Robledo gatilla dos veces más. Una bala da en el
pecho de la mujer que cae hacia atrás. Carlos Eduardo se lanza sobre el
placard y comienza a buscar. A su espalda oye gemidos débiles. La mujer
se desangra pero no puede moverse porque Ibáñez ha caído sobre ella.
Robledo los mira; no abarca la tragedia en su totalidad. Hay un muerto y
una violación, pero para él los hechos no tienen dimensión ni nombres
comunes. ‘Había que sobrevivir’, diría más tarde. Cuando salen, Ibáñez
está manchado de sangre pero no cambian una palabra. Robledo se
detiene un momento y sonríe. Ha visto la vidriera de los accesorios. Recoge
una palanca de cambios y dos instrumentos de medición "Son para el 600"
(Fiat), dice, y los mete junto a los 350 mil pesos que halló en el placard”.
(El caso Robledo Puch)
Pero este encuentro no es posible sin un método general. Los periodistas que se
acostumbran a estar en el lugar de los hechos simplemente por tener la primicia o
77
para que su público los vea allí sacrifican los procesos de investigación o lo que
Norman Sims, en su libro “Los periodistas literarios”, ha llamado inmersión.
En cierta medida se podría decir que actúan frente a la presencia del periodista,
algunos lo ven como una oportunidad, pues la atención se ha puesto
definitivamente sobre ellos, el foco los ilumina directamente; otros simplemente se
sienten atacados y su reacción es la prevención. En ese momento es necesario
tomar en serio el trabajo y hacer que esa luz termine por desvanecerse, la
actuación terminará y los personajes estarán allí tal y como son: sin mascaras que
alejen los verdaderos detalles.
“Los detalles y lo que uno mira son fuentes silenciosas que solo hay que describir”
(Alejandra Arrien citado por Lanza, 2010 P. 21) son la carga narrativa que necesita
la crónica roja y de la cual ha sido despojada; finalmente el uso de ellos
determinará la calidad del relato y su narración.
“ ’No me mate, mi cabo…’ era cuanto hasta entonces había dicho el asesino
al policía que lo capturó. El instinto de conservación, después, lo aferró a
los hombres armados como a sus únicos posibles salvadores, frente a la
creciente furia de la multitud que a cada segundo se hacía más densa y
amenazaba reventar las cortinas del improvisado refugio.
(…)
78
Nunca podremos olvidar esos rostros transfigurados por la ira. Y entre los
más exaltados, entre los que más furiosamente golpeaban al asesino,
algunos lloraban.
(…)
(…)
Hay otros dos ejemplos sobre el seguimiento exhaustivo del tema que con el uso
de detalles otorgan claridad sobre lo sucedido: El primero hace referencia a la
crónica que Gabriel García Márquez realizó en Venezuela y fue publicada por
Sucesos el 7 de enero de 1958 con el nombre ‘Tras el fugitivo número uno de
79
América’ y el segundo trae un nuevo fragmento de ‘El caso Robledo Puch’, ya
mencionado.
(…)
Después del baño, vestido con un negro traje de alpaca demasiado bien
hecho, demasiado intachable para pasar inadvertido, bailó por espacio de
tres horas con la dama que lo acompañó durante todo el domingo. Muchos
de quienes se encontraban en el salón habían visto su fotografía en las
últimas 72 horas. Pero nadie lo reconoció.
80
de Patricio Kelly, el fugitivo de América. Por último es importante aclarar que no
hace apología, solo con la información recopilada recrea al personaje.
Las crónicas que utilizan los detalles con precisión y habilidad narrativa son
innumerables. Aquí apenas se rescatan algunos ejemplos que sirven como
evidencia de la posibilidad de concebir un modelo correcto para la crónica roja. Es
al mismo tiempo, una huella que busca despertar la curiosidad por un camino
atiborrado de textos memorables ubicados en los temas del periodismo judicial.
Este elemento tendrá poco espacio en este capítulo por la sencilla convicción de
que para el género de la escritura de no ficción, el escritor o periodista tiene una
estructura propia e interna determinada por su voz y el relato.
La arquitectura del relato no podrá de ninguna forma ser establecida como una
regla a seguir, pues no funciona de esa manera ¿Cómo empezar o terminar? No es
una pregunta que tenga una sola respuesta, está determinada por el estilo y por la
información obtenida para la narración. En este caso el escritor y el periodista
literario se enfrentan al desafío de concebir la crónica, de definir el cómo sin
patrones ni pistas.
De ese diseño muchas veces depende la calidad de la crónica. La relación entre las
partes que conforman un todo determinan la fluidez del relato y el tono; la
composición de los párrafos está determinada por una pertinencia que solo
descubrirá el autor en su momento.
81
A pesar de eso, en el taller de periodismo que Tomas Eloy Martínez realizó en
Santiago de Chile en agosto de 2004 se aventuró a dar un consejo sobre la
estructura y el relato:
“Hay que tener en cuenta la frase inicial, que debe agarrar al lector de la
solapa y no soltarlo del cuello. Le decimos al lector: ‘Aquí te tengo y no te
suelto y aquí te quedas y no dejo que pierdas la atención ni un instante’. Y
le debemos dar mucha importancia al final, que debe estar todo
interrelacionado con el inicio: como en una sinfonía, que los acordes se van
oyendo todos a la vez. Estamos hablando de un texto donde el autor tiene
que tener una especie de control constante sobre lo que está haciendo,
sobre cada una de las palabras que usa, sobre cada una de las escenas
que pone, y control sobre el comportamiento de cada uno de los
personajes”
Por lo tanto se vuelve a la idea inicial, la organización del relato es algo subjetivo,
la construye el cronista con la seguridad de que ha tomado la mejor decisión
¿Qué pasaría si “Crónica de una muerte anunciada” no comienza con el
desenlace?
En el prólogo del libro, escrito por Santiago Gamboa, escritor colombiano, cuenta
una conversación que tiene con García Márquez, él confiesa lo siguiente: “Lo que
sucede es que yo no quise que el lector empezara por el final para ver si se
cometía el crimen o no, así que decidí ponerlo en la frase inicial del libro. De este
modo, agregó, la gente descansa de la intriga y puede dedicarse a leer con calma
qué fue lo que pasó”
82
2.6 Otros elementos
___________________________________________________________________
La historia anterior fue tomada del semanario Sucesos y en su página nadie firma
la nota. La narración parece tomada de un cuento latinoamericano con temáticas
criminales, la utilización de diálogos junto con la descripción detallada del lugar
83
donde sucede el acontecimiento son vehículos de narración propios de la escritura
de no ficción.
___________________________________________________________________
−Me mataron…!
___________________________________________________________________
José Joaquín Jiménez, “Ximenez”, fue un cronista reconocido por su cercanía con
los temas del periodismo judicial, tenía un talento narrativo que se admiraba en su
época. Fue criticado por inventar algunos datos en sus relatos, como la
coincidencia de encontrar poemas en los bolsillos de algunos suicidas. A pesar de
eso, tenía un estilo muy depurado y prefería recreaciones llenas de detalles.
Trabajó la sección de crónica policial en el periódico “El Tiempo” y es uno de los
referentes de la época dorada del género en el país.
84
El ejemplo que se presenta a continuación está recopilado en su libro de crónicas.
Sin embargo la historia ha sido cuestionada. La información sobre el criminal que
describe “Ximenez”, “Mediabola”, es escasa. Por lo tanto no se consiguió una
comprobación clara. Partiendo de la base del principio ético se propone asumir
como veraz y centrar la atención en la forma, aspecto en el cuál Jiménez fue
indudablemente uno de los mejores:
(…)
(…)
(…)
85
Reorganizado el antiguo clan de Matasiete, Mediabola fue elegido jefe
único. Comenzó entonces la lucha de frente. Abocado a 2.000 policiales
que prestaban servicio de vigilancia. A 200 detectives que tenían el encargo
de perseguirlo, Mediabola se sintió grande, importante persona. Se vistió,
sobre el traje a rayas (de la prisión), aquellos lujosos de paño que en su
infancia envidaría a los niños veraneantes. Se arregló el pelo. Se hizo limar
las uñas. Se calzó los dientes y se construyó los dos incisivos superiores de
oro puro” (La infancia, juventud y aventuras del gran hampón ‘Sr
Mediabola’)
Es evidente la habilidad descriptiva que tiene José Joaquín Jiménez, los personajes
se recrean en su totalidad en atmósferas diferentes que tienen detalles
individuales. El lenguaje a pesar del uso metafórico que toma en determinados
momentos se mezcla con el lenguaje popular.
86
la señora Murano dejó de tener una existencia tranquila. Perdió para
siempre el nombre Mercedes y fue, por el resto de sus días, Yiya. Los
diarios la mostraron en primera plana. La llamaron “la envenenadora de
Monserrat”. A todas, decían, las había matado con cianuro. (Tres tristes
tazas de té)
Leila Guerriero, cronista argentina, consigue este gran inicio en su crónica sobre
Yiya Murano, una reconocida estafadora y homicida que envenenó hábilmente, a
través de masitas de té donde colocaba el cianuro, a tres de sus amigas. Su caso
es uno de los más recordados en ese país.
El desarrollo mediático que se le dio a esta mujer, que tiene 82 años actualmente,
convirtió al personaje en una “leyenda” criminal.
Igualmente las descripciones que la autora hace de los encuentros que tiene con
Yiya Murano son hábilmente dispuestos en el relato, ya que dibujan la
personalidad egocéntrica, dominante y burlona de un personaje que aprovechó su
delito para convertirse en un artículo de consumo de los medios de comunicación.
Una de las crónicas más impactantes de las leídas para la elaboración del capítulo
fue escrita por Álvaro Irusta, periodista y editor especializado en el área de
seguridad:
87
hecho es realmente impactante y plantea la problemática relación entre los
contenidos televisivos y los niños:
Antes de continuar con los fragmentos de esta crónica vale resaltar un recurso
que utilizó el cronista para apaciguar la acción violenta y cargarla de un sentido
emocional; luego de la puñada al corazón habla de los sueños y los amores, lo
cual busca quitar sensacionalismo al hecho de que un niño de 13 años asesine a
sus hermanastros.
Finalmente, es increíble en este párrafo cómo quedan evidenciados quiénes son los
actores de esta crónica roja. A pesar del hecho brutal, son niños convencidos de
estar practicando lo visto en televisión, pero al mismo tiempo fácilmente ingenuos,
por ejemplo, el caso del primo cómplice que acepta colaborar a cambio de un mp3.
Esos detalles cargan de realismo la narración.
___________________________________________________________________
88
La reelaboración de sucesos ya pasados es una alternativa posible en el periodismo
judicial. Perfiles de asesinos, modalidades de robo o costumbres delincuenciales
antiguas pueden contarse para esta época en busca de un recuento histórico y una
narración mejorada de acuerdo con los recursos actuales para contar.
(…)
En 1949 una cuenta de 17 pesos bien valía una riña. El premio mayor de
la Lotería Boyacá pagaba 7800 pesos; un novillo costaba 95, una guitarra
35, una entrada a cine 60 centavos y un reloj despertador valía la mitad de
la cuenta de las bebidas de aquella noche.
Vale la pena destacar este recurso para ubicar al lector. La disputa por la cuenta
de 17 pesos es un factor importante dentro de la historia pero el lector no podrá
entender las condiciones sino logra dimensionar a cuánto equivale. En este caso
Daniel Samper hábilmente encuentra la manera de explicarlo.
(…)
89
divisarla. Estaba cerca de la pierna izquierda, pero se encontraba
sumergida en las aguas oscuras del caño.
“Escribir tiene aquí una utilidad: no toma el lugar de una terapia, sino hace que la
ira y la pasión tengan una utilidad moral y social” (Sims, N, 2009, P. 38). Esta
frase ilustra con facilidad la búsqueda de estas narraciones. No se pretende
embellecer el género simplemente con líneas mejor escritas o narraciones más
apropiadas. No se puede perder de vista la perspectiva periodística que plantea
90
una responsabilidad en el cubrimiento y un objetivo plausible al brindar la
información.
Con estos fragmentos se procura mostrar los diversos tratos que ha tenido la
información en distintos momentos. Resalta un interés explícito por narrar
adecuadamente, aunque sin inventar nada. La creación de escenas reales que
guían al relato, el intento por traer al mundo humano a los aberrantes
protagonistas de la violencia y la conciencia de la crónica roja son elementos que
quedan marcados en este objetivo de repensar un género tan despreciado y
exiliado de la mayoría de las publicaciones periódicas.
91
las víctimas en carne y hueso, juntas en un espacio único, advertiríamos
que son una multitud. Y así, la cifra escueta que ahora tengo frente a mis
ojos, resaltada con tinta verde, parecería más dramática. Si esa situación
imaginaria se materializara, si cerráramos los ojos durante un tiempo y al
abrirlos nos encontráramos en un coliseo ocupado por 6.637 lisiados de
guerra, lo que más nos impresionaría sería, justamente, la abultada
cantidad. Luego nos asombraría lo insólito de la reunión. Tras más de
cuarenta años de conflicto armado, los colombianos hemos ido perdiendo
la facultad de sorprendernos frente a la violencia” (Un país de mutilados)
Otro aspecto para aprovechar en la crónica roja es lo que Tomas Eloy Martínez
(2004) llamó personificación: la necesidad imperativa de conseguir que el lector se
sienta afectado en el relato porque así se siente representado. “Si decimos que
480 personas murieron en el hipermercado de Asunción, estamos dando una cifra
que no nos afecta. Pero si decimos que la señora Elida Pérez y sus dos niños de
repente vieron que se caía una viga incendiada del techo, intentaron caminar
hacia la puerta y un grupo de guardias las repelieron y las obligaron a retroceder,
y vieron los cadáveres llameantes de dos o tres amigas cercanas que estaban allí a
su lado... Es así como el drama y la tragedia se transforma en comunicable, real,
de mayor intensidad. Contagia y puede identificar un conflicto que afecta a la
especie humana en términos generales y como tal es importante. La importancia
de la personalización, es porque gran parte de la base del Periodismo Narrativo se
cuenta a partir de personajes. (Tomas Eloy Martínez taller de periodismo FNPI
Santiago de Chile 2004)
Ese elemento es fundamental porque en otro caso este modelo solo serviría para
mejorar narrativamente los textos pero continuaría escribiendo diariamente sobre
violencia. El suceso es una excusa lamentable para cuestionar a la sociedad. De la
crónica ‘CSI-el alto: Niños que matan como en la tele’, ya mencionada, se pueden
presentar dos fragmentos que cumplen esta función:
92
(…)
La psicóloga María Claudia Lobo cree que ‘cualquiera sea la raza, religión,
sexo, edad o nivel socioeconómico de las personas, nuestra sociedad se ha
unido alrededor de la experiencia de la televisión’. Según sus datos, los
niños escolares pasan semanalmente 26 y 20 minutos, en promedio, viendo
televisión. Si bien existe una responsabilidad de los padres en el control de
los programas que deben ver sus hijos, muchas veces este control escapa
de las manos (CSI-el alto: niños que matan como en la tele)
El último de los ejemplos del aprovechamiento de la crónica roja fue utilizado por
Isabel Mercado en ’El fin de la fiesta’, el desarrollo lleno de tropiezos que tiene el
proceso judicial sobre el estudiante que muere luego de ser arrollado en dos
ocasiones le permite hacer una crítica a la rama judicial de su país y una
contextualización sobre los delitos similares:
“En Bolivia, todos los días muere al menos una persona en accidentes de
tránsito. El mal estado de las carreteras y de los vehículos, y el consumo de
alcohol son las principales causas. La relación entre el alcohol y la
inseguridad vial no sorprende. Al punto que muchas veces los familiares de
las víctimas no llegan a indagar las razones que subyacen detrás de esos
decesos; como máximo esperan una indemnización
(…)
Aunque la reiteración puede cansar. Estos ejemplos hablan del otro proceso del
relato, el encargado de personificar, de estremecer al público para que reaccione
93
sobre la violencia y los desórdenes sociales que presenta su medio. Una crónica
roja sin este aprovechamiento solo quedaría en virtud narrativa pero poco
periodística.
La crónica roja tiene otras variantes en cuanto al género que puede utilizar, sin
que por eso pierda su connotación. El perfil como en el caso de “Ximenez” y
“Mediabola”, es otra posibilidad para contar.
Mark Singer en ‘Un entusiasta de los juzgados’ hace un perfil de Ben Shine, un
aficionado con mucho interés en los juicios por asesinato:
Aparte de eso, el perfil le permitió conocer el estudio que el personaje hace de los
casos, lo cual ofrece la perspectiva jurista sobre el delito; otro matiz poco utilizado
en la actualidad y que bien narrado puede contar las estrategias y análisis
criminales que realiza un abogado, incluso las medidas evasivas para que alguien
culpable sea declarado inocente.
Un ejemplo más cercano al medio colombiano fue el que realizó González Toledo
en la crónica ‘Pedro León, penalista de bufete portátil’
“Eran los tiempos del Gallino cuando Pedro León Torres vino a Bogotá. El
Gallino era el más popular de los delincuentes, y Pedro León era el más
popular de los penalistas, y esta conjunción de nombres nos induce a
recordar a los unos y a los otros, a los que delinquían y a quienes defendía
94
a los delincuentes ante la justicia, hace años de años” (Pedro León
penalista de bufete portátil)
Así se puede observar que buscando otras temáticas y otros géneros cercanos a la
crónica roja, pero siempre dentro de la escritura de no ficción, se encuentran
nuevas posibilidades para contar la violencia, los desórdenes sociales y sus
vertientes y consecuencias en la sociedad.
Lo policial tiene una tradición extensa que inicia prácticamente con Edgar Allan
Poe, escritor estadounidense que descubre en esta literatura la oportunidad de
narrar un entorno desordenado que encuentra claridad y razón en la figura del
detective; ejemplo de ello son cuentos como “Los crímenes de la calle Morgue” y
“La carta robada”. A partir de allí aparecerán autores como Arthur Conan Doyle,
que crearía al inmortal Sherlock Holmes y Agatha Christie, que escribió las
aventuras del famoso Poirot.
Ellos provocarían una corriente literaria que afianzaría el género y al mismo tiempo
permitiría la aparición de la novela negra: género de la literatura que tendría todo
su esplendor en Estados Unidos en los años cuarenta con Raymond Chandler y
Dashiell Hammett. Luego encontraría una mayor difusión en la pantalla grande, en
lo que se conocería como cine negro, con películas como “The Big Sleep”, que
hace parte de una larga tradición de filmes sobre gánster, pandillas y estafas.
95
de un caso específico sino involucran a una sociedad permeada por las dinámicas
violentas, excesivas y peligrosas:
“Me puse en pie, miré los cuatro cuerpos y la acera cubierta de sangre,
anduve con pasos inseguros hacía la calzada y vomité en la alcantarilla
hasta que me dolió el pecho. Oí sirenas que se acercaban, me puse la placa
en la solapa de la chaqueta y me volví. Lee registraba los bolsillos de los
fiambres, arrojando navajas y porros sobre la acera, lejos de los charcos de
sangre” (La Dalia negra)
Este es un fragmento del libro “La Dalia Negra” de James Ellroy, uno de los
representantes contemporáneos más importantes. En éste se puede observar el
estilo: cargado de detalles, sensaciones, espacios y realidades perturbadas.
Estos elementos hacen parte de los recursos que tomaron los cronistas rojos o
policiales para garantizar una escritura de calidad que enfrentaba a la sociedad con
sus miserias. “El Caso de la Peluca” escrito por González Toledo evidencia su
estrecha relación con la literatura noir
96
no alcanzó a darse cuenta de la magnitud de lo ocurrido. Desde corta
distancia, una criada atestiguó de oídas la tragedia, y fue ella quien dio el
informe a las autoridades.” (El caso de la peluca)
Esta nueva perspectiva sobre la crónica y la literatura hizo que los periodistas se
preocuparan por su trabajo. En la siguiente referencia que hace Ramírez Tobón
(1992) González Toledo manifiesta su actitud frente a la combinación de estos
géneros. “De entrada se advierte la deliberada relación del cronista con la
literatura, ya que desde su temprana vocación de escritor se decidió por la reseña
policíaca como una actividad en la cual podía combinar estilo e imaginación. Pensó,
según sus propias palabras, que allí ‘podía jugar un poquito a la imaginación y
desarrollar un estilo’, a la noticia aplicarle una técnica distinta, una conformación
agradable no para falsear los hechos puesto que a tal imaginación le apliqué un
gran sentido de responsabilidad”.
Por otro lado, la novela negra y la literatura policial son una fuente de recursos de
narración que se renuevan contantemente con los escritores que aparecen. Cada
texto es una oportunidad de cazar elementos para narrar la locura y la violencia,
para concebir estructuras que pueden ser apropiadas al periodismo narrativo. Allí
radica su aporte al género. Sin embargo, es necesario aclarar que “en los textos
de periodismo narrativo la realidad se estira, se retuerce, pero jamás se convierte
97
en ficción. Lo que allí se pone en duda no son los hechos sino el modo de narrar
los hechos” (Martínez, T, 2000 P. 10).
Los temas de los cuales se hace cargo el periodismo judicial lo ponen en una
situación complicada a la hora de elegir cómo usar esos recursos que ya se han
mencionado. Por ejemplo, aunque existe el trabajo de inmersión es necesario
evitar la complicidad con las fuentes. La responsabilidad es siempre con los
lectores.
Otro de los dilemas éticos tiene que ver con los derechos humanos. A pesar de que
el periodista en el mejor de los casos goza de libertad e independencia, eso no le
puede permitir violar los derechos de los demás, ni de sus fuentes e implicados. “El
sentido fundamental del derecho a informar viene dado por ser éste una
98
herramienta imprescindible para la consecución de los demás derechos ciudadanos
y de los derechos humanos; no para que estos sean devaluados por el primero”
(Klahr y Barata, 2009 P.83). Por lo tanto, el manejo de la información publicada
debe pasar por una autorregulación y un debate ético que garantice calidad y
pertinencia ética en lo contado. No es un modo de censura sino un compromiso
con la sociedad. Por ejemplo, no es conveniente difundir el nombre de las víctimas
hasta que las autoridades confirmen su identidad y den a conocer los hechos a los
familiares.
El reto de encontrar los recursos para recuperar la crónica roja es exhaustivo, pero
sobre todo continuo. El periodismo y la literatura sufren cambios importantes con
el tiempo; pero se sostienen sobre el primero unas bases fuertes que se fundan
sobre la responsabilidad y la calidad narrativa. La teorización de la crónica roja
99
permite la reflexión, el debate y la crítica. Pero cumplidos estos pasos es necesario
poner en práctica cada resultado obtenido.
“El periodismo popular mete miedo. Miedo en los sectores ilustrados porque nos
recuerda las pasiones y los pecados de los que estamos hechos. Miedo en los
sectores populares porque cuenta las penurias y las maldiciones de su vida diaria”.
(Rincón, O, 2010 P. 27) Ese miedo es una oportunidad para enfrentar a los
lectores con una realidad que se han acostumbrado a digerir o prefieren no mirar.
“La justicia es lenta, pero una buena historia con diversidad de fuentes y contexto
puede ayudar a movilizar a la sociedad y, con suerte, a los operadores de justicia”
(Isabel Mercado citado en Lanza, C, 2010 P. 24). Bajo esa premisa vale la pena
arriesgarse por un género demeritado, acercarse a la violencia para narrarla.
A continuación se presenta el proceso para llevar a cabo una crónica roja que
intenta aplicar el contenido teórico del cual se ha ocupado esta investigación. Se
ha tomado un caso particular y a partir de éste se escribirá un informe general de
los pasos realizados para obtener la información. Finalmente, se presentará el
resultado de todo este proceso: una crónica roja que pretende ser un comienzo
para revalorizar al género como escritura de no ficción.
Virginia Woolf asegura “no son las catástrofes, los asesinatos, las muertes, las
enfermedades las que nos envejecen y nos matan; es la manera como los demás
miran y ríen y suben las escalinatas del bus”, como ignoran una realidad que
avanza con rapidez hacia la desintegración sin que los relatores de la no ficción se
tomen el trabajo de hacer un intento por contarla. Es momento de escribir, de ser
amigo de ‘la chica mala del periodismo’. 4
4
Término utilizado por Cecilia Lanza para denominar a la crónica roja y que tomó el nombre del
libro que pretende analizar sus posibilidades.
100
CAPÍTULO III
En una primera instancia se tenía pensado construir una versión sobre los hechos
ocurridos el 24 de mayo de 2012 en el Parque Nacional, en el cual una mujer de
35 años, conocida como Rosa Elvira Cely, fue asesinada, violada y empalada por
uno de sus compañeros de estudio: Javier Velasco Valenzuela.
3.1 El caso
Para no quitarle expectativa a la crónica roja que dio como resultado, se enunciará
brevemente en qué consiste el acontecimiento:
101
3.2 Investigación
102
Luego de hablar con Marcela Otálora, asesora jurídica de la prisión, ella se
comunica con el director de la cárcel Gonzalo Patiño Moreno. Ellos no autorizan el
ingreso para hablar con el interno porque aseguran estar en la obligación de hacer
un procedimiento de permiso con la Jefatura de Prensa del INPEC en Bogotá.
Por lo tanto, no se puede hacer el primer contacto con el condenado. Sin embargo,
ese día a las doce del medio día en Pereira, barrio Ciudad Jardín, se entrevista a la
mamá del interno. Durante una hora y cuarenta minutos se indaga sobre la
relación con el abogado asesinado, la infancia del hijo, sus hábitos y su versión de
los hechos. La mujer de apellido Vargas prefiere no hablar sobre el día del
asesinato.
De esta forma, el miércoles se realiza el viaje en busca del Alto de las Camelias,
lugar cercano a la finca donde se cometió el asesinato. Se hace un recorrido por la
avenida La Romelia - El Pollo y luego se sube hacia la montaña donde se puede
observar la ciudad de Pereira.
Se hace una breve exploración con vecinos del sector los cuales entregan
información escueta sobre la finca. Se pregunta sobre el señor asesinado
obteniendo algunos comentarios.
103
Finalmente, se hace un recorrido a pie hacia una de las fincas. Aunque aparece
como propiedad privada, no hay inconvenientes con el ingreso, por lo cual se hace
trabajo de campo. Se observan detalles como el acceso vehicular y la cercanía
entre lotes y viviendas.
La cita para la entrevista con la esposa del interno es en la tarde del jueves 15 de
noviembre.
Durante el trascurso del día se realiza una visita al Palacio de Justicia de Pereira
para solicitar las audiencias grabadas, en las cuales se incluyen las declaraciones
de testigos, perito en balística y médico. Además, se presencia una audiencia de
imputación sobre otro caso, con el objetivo de ver los procedimientos que se
realizan normalmente en un juicio.
104
En la tarde se realizó entrevista a la procuradora 152 de Pereira para que hablara
sobre el nuevo Sistema Penal Acusatorio (2005) y cómo este afecta la manera de
realizar una investigación. Finalmente, se consulta material literario y periodístico
con el objetivo de tener ejemplos presentes para narrar posteriormente.
En realidad este breve informe jamás podría expresar los diferentes retos que el
periodista judicial debe enfrentar cuando realiza la reportería necesaria para su
producto. Sin embargo, es un intento por mostrar una bitácora sobre el proceso de
investigación.
105
LAGUNAS DE ALCOHOL Y SANGRE
“Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse; antes al contrario,
la hacen más profunda”
Gustave Flaubert
Boca abajo, sobre un charco de sangre casi seco de color rojo oscuro y negro, se
encuentra el abogado Wilson Collantes Rodas, totalmente rígido y pálido a pesar
de su tez morena. Descansa sobre él una silla blanca y azul Rimax sin espaldar. A
23 cm de su mano derecha, reposa un revólver marca Ruger calibre 38 Special con
la empuñadura forrada en una cinta blanca.
Toma algo de agua, empieza a prepararse cereal y mira el reloj. Tiene ‘guayabo’,
pero se extraña del silencio. No escucha a Wilson. Sale de la cocina y lo ve tirado
en el suelo, los perros lo olfatean y se le acercan, como si esperaran alguna
reacción de su dueño. Luego lo olvidan como si él no estuviera allí.
Silencio.
106
−William, llame a Lina. Dígale que suba con una ambulancia –entre sollozos−
Wilson está herido. Yo creo que está muerto.
−¿Qué pasó? −es lo primero que escucha Alejandro. Es Lina Marulanda, la esposa
de Wilson Collantes
−¿Qué pasó?
− ¿Qué pasó?
Cuelgan.
Lina Marulanda, 33 años, delgada, cabello negro y largo hasta la espalda. Esposa
de Wilson Collantes desde el 19 de julio de 1995, deja inmediatamente la sede del
Seguro Social donde disfrutaba de la piscina.
En el camino llama a su amiga y fiscal Martha Flores para que le ayude con los
procedimientos y al señor Evelio Giraldo, propietario del Mirador de las Camelias,
cercano a la finca de Collantes, para que la suba hasta el lugar de los hechos en su
camioneta.
107
Un hijo con varios padres
Jhon Alejandro Londoño Vargas tenía 21 años cuando sucedieron los hechos.
Ahora tiene 28. Es aficionado a las novelas de conspiración o misterio. Su cabello
es corto, sus cejas grandes y abundantes.
Su mamá se llama Liliana Vargas, nació en Tuluá pero a los 9 años ya vivía en
Pereira. Cuando habla lo hace con desparpajo, ironía y espontaneidad:
−Donde yo fuera bien mala, bien matona ya me había echado tres al buche de
esos asquerosos y me iba a pagarlos −dice Liliana molesta al referirse a los jueces
que condenaron a su hijo. Es morena, viste una falda azul oscuro, un saco agua
marina y repetidamente utiliza la expresión “ay, niño” para referirse a los demás.
Tiene una mancha en la ceja derecha.
Liliana Vargas se fue a vivir con un mafioso, Néstor Giraldo Zapata. Estuvo 4 años
con él y disfrutó de lujos que provocaron cierto resquemor en parte de su familia.
Durante ese tiempo ella dejó la ciudad.
−A mis siete años mi mamá se fue para la costa y me dejó al cuidado de una
prima de ella que se llamaba Lina Marulanda −cuenta Alejandro. Es frecuente verlo
con camisetas. Pesa 60 kg, es delgado y mide un metro con setenta centímetros.
“Yo era la hermana mayor de cuatro hermanos, me dediqué al cuidado del niño, a
enseñarle a caminar, a hablar, a cuidarlo todo el tiempo. Desde recién nacido se
dedicó a ser mi hijo”, confiesa Lina Marulanda. En ese momento ella estudiaba en
la Universidad Libre de Pereira y Wilson Collantes era su profesor.
Lina Marulanda siempre lo cuidó, incluso cuando su mamá todavía estaba con él
ella lo dejaba en la casa. Por eso Alejandro siempre la vio como una figura
maternal.
108
que no dependía de la universidad sino de sus defensas judiciales. Un
temperamento fuerte y machista. Dos hijos adultos de un matrimonio anterior.
−Ellos me decían que me fuera a vivir con ellos. Es que en la casa de ellos yo tenía
mi cuarto y en la finca yo tenía mi cuarto −asegura Alejandro. Cuando habla se
pueden ver unos dientes blancos, casi perfectos. Recuerda en ese momento que
Wilson Collantes le pagó el tratamiento de ortodoncia.
Alejandro vivía como una persona de clase media, estudiaba sin problemas,
pasaba 15 días con su mamá y 15 días con la familia Collantes Marulanda. Alguna
vez llegó a estar 6 meses con ellos.
−Alejandro fue muy buen estudiante, era alegre, tomaba trago con Vicentico –dice
su mamá, que ha sacado un cigarrillo Premier.
109
“Muerte de abogado fue un homicidio”
El 2 de abril del 2005 muere el Papa Juan Pablo II a los 84 años. Al día siguiente el
diario La Tarde de Pereira abre su publicación con la foto del sumo pontífice. En la
sección judicial aparece una noticia, columna derecha:
Sin embargo, el informe de Medicina Legal indicó a las autoridades y los mismos
familiares que no se trataba de una autoeliminación, pues el cadáver presentaba
más de un tiro, uno de ellos en la espalda, lo que descarta de plano el suicidio”.
La noticia termina con un clamor de justicia. Aunque el proceso no fue seguido por
el diario, sí presentó las partes más significativas.
Orlando Agudelo López tiene cabello negro, bigote y camisa blanca. Nació en 1967
y lleva 14 años trabajando como Intendente de la Policía Nacional en Pereira,
ahora en el municipio de Dosquebradas. “Soy el que dirige y orienta a las patrullas
de vigilancia que salen al servicio”, explica.
110
−Vaya rodando hacia el sector de Las Camelias que se reporta un 935 X 915 –le
ordenan en la Central de Radio del comando del departamento.
Orlando sabe que eso significa un herido con arma de fuego. Por eso avisa a su
conductor, Javier Hernández González.
Él es moreno de pelo corto, viste camisa azul y tiene orejas grandes. 40 años tenía
en ese momento y llevaba 18 años trabajando en la estación de policía
Dosquebradas.
Las Camelias es solo el inicio de un recorrido mucho más empinado hacia la finca
del abogado Wilson Collantes conocida como el Mirador de Nerón y Luna.
“Cuando nos aproximamos al Mirador de las Camelias, nos hicieron señas que
siguiéramos a dos vehículos tipo campero. Empezamos a andar tras ellos, o a
seguirlos porque ellos fueron los que puntearon la ida. 800 metros más adelante el
Kia se salió de la huella y el carro se quedó estancado”, declaró Orlando Agudelo.
***
Minutos antes Lina Marulanda había estado allí. Dejó su carro en el restaurante de
Las Camelias. Evelio Giraldo la esperaba en su campero Toyota gris. Se quitó un
short y se puso una sudadera. Su hermana Beatriz la acompañaba. Lina iba en
uno de los camperos que la policía siguió.
Wilson Collantes era un fanático de los perros, los quería como a una persona.
Tenía cuatro: el primero que tuvo fue un lobo siberiano llamado Nerón; luego
111
consiguieron a Luna, un pastor alemán; después nació Paco, otro siberiano
cachorro de Nerón, y finalmente un labrador, Scott.
−Quería darle una tierrita al perro −dice Alejandro sobre el origen de la finca. En
ésta les tenía un cuarto especial con camarotes y además del concentrado les daba
comida.
Los vecinos del sector no recordaban el nombre de la finca pero allí estaba
delatada su pasión, sus perros le dieron el nombre: El Mirador de Nerón y Luna.
−¿Qué sucedió?
−Tenga la amabilidad se retira −le pide Agudelo apurado−. Usted no debe estar
acá, contamina el lugar de los hechos.
−No.
Con rapidez llamaron a la estación 100 para que enviaran personal del C.T.I y
pidieron la unidad de levantamiento. También llegó el Cuerpo de Bomberos
Voluntario que pretendía recoger un herido pero el sargento Agudelo les pidió que
se retiraran, pues se trataba de un muerto.
112
−¿Lo puedo cremar? –preguntó Lina varias veces. La insistencia era sospechosa.
Un cuerpo que sufre muerte violenta deber ser enterrado por si son necesarios
estudios posteriores.
Luego de acordonar el área con un lazo, pues no llevaron cinta para aislar, Javier
aprovechó para acercarse a Alejandro, que se movía por la casa con impaciencia.
En el segundo piso de la casa, la escena del crimen era protegida por el sargento
Agudelo. Cerca al cadáver, sobre una mesa plástica Rimax de color azul,
continuaban las dos botellas vacías de whisky Buchanans 18 años, consumidas la
noche anterior, dos ceniceros con una gran cantidad de pavesa, una chapuza café,
un candado y una hielera. Debajo de la mesa una botella de soda Clausen.
“Es que somos bien salados, pa’ rematar preciso tenemos el único Bolívar
desnudo”, comenta un pereirano con gracia.
Tiene un clima agradable, con poco frío y diferentes atractivos turísticos. Se posa
en la cordillera central de los Andes y sobre el valle del rio Otún. A pesar de su
crecimiento urbano, tiene más de 7 mil hectáreas de café.
113
este año se tenían cifras de 133 homicidios en el área metropolitana. Es decir que
en promedio 19 personas murieron cada mes. Como si el asesino bogotano Campo
Elías Delgado, que mató 20 personas en el restaurante Pozzeto, cometiera la
misma masacre en Pereira cada mes.
Liliana Cardona, funcionaria del C.T.I. que participó en la investigación del caso
Collantes, a la fecha del suceso, es decir, de enero a marzo de 2005, ya había
realizado 40 inspecciones a cadáver por muerte violenta y no solo ella realiza esas
diligencias.
−Listo, yo mañana voy para la finca –le dice Alejandro a Wilson, que lo había
llamado dos días antes a invitarlo a pasar la Semana Santa. Su relación, a pesar de
la edad de Alejandro, continuaba siendo la de padre e hijo.
A medio día del martes 22, Alejandro llegó a la finca donde tenía su habitación.
Además de ellos dos solo los acompañaban Nerón, Scott, Luna y Paco, los cuatro
perros que Wilson mimaba.
Durante esos días ambos se dedicaron a descansar: Wilson dormía y Alejandro, fiel
a su pasión, miraba películas o jugaba algún videojuego en su habitación. A la
hora de la comida preparaban algo y hablaban en el corredor del segundo piso
donde se encontraba el cuarto de los perros y la cocina.
Wilson Collantes durante esos días bajó varias veces a comprar alimentos. La
Semana Santa transcurría con tranquilidad.
Desde diciembre de 2004 Lina no vivía con Wilson porque se habían separado. Ella
solía llamar a preguntar cómo estaban y Alejandro contestaba el teléfono la
mayoría de veces.
114
Viernes 25 de marzo cerca de las 9:00 pm.
−Vaya abajo al bar y traiga la botella de whisky que está iniciada −le dijo Wilson−
Hay dos botellas de las mismas, una entera y otra que se le sacó un trago no más,
traiga la que ya está abierta.
Alejandro asiente.
Alejandro bajó al bar, la idea de tomar era por esa época una tentación juvenil
frecuente. Cuando vuelve, Wilson está organizando la mesa, el equipo de sonido y
la música. Una luna llena, blanca y redonda ilumina todo el sector de la vereda La
Esperanza.
−Tomémonos la otra.
115
***
Guillermo Fajardo parece ofrecer una versión alternativa. Tiene una finca a 80
metros del Mirador de Nerón y Luna. Fue compañero y amigo de Wilson. Subió
entrada la noche con su esposa para complacer a su nieta.
Sin tener una razón aparente está nervioso, no puede conciliar el sueño. Escucha
un silbido incómodo.
Los disparos estallan en la madrugada del sábado santo y rompen con el silencio
de la temporada religiosa. Dos o tres disparos, una pausa y se repiten. Guillermo
no se asusta, fue militar durante seis años. Al contrario, agudiza el oído y reconoce
por el sonido que se trata de armas diferentes.
−Percibía un arma semiautomática tipo pistola que disparaba más que la otra y al
instante sonaba otro disparo tipo revólver −asegura.
Los disparos venían de allá, estaba seguro. Trató de reconocer si había vehículos
de alguien más, pero solo se encontraba el Toyota Montero verde de Wilson
Collantes. Una música suave se colaba en el aire. Su curiosidad le permitió
identificar un murmullo:
−Percibí una voz de mujer y había un interlocutor hombre que hablaba en tono
fuerte y embriagado.
En busca de la verdad
El cielo raso está agujerado y algunos pedazos de teja destrozada evidencian los
disparos.
116
Liliana Cardona llegó a la finca el Mirador de Nerón y Luna. Ella es la encargada de
coordinar el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía (C.T.I.) conformado por
el técnico Bernardo Cortes, el investigador Hernán Valencia, el funcionario de la
Sijin Antonio Donoso y Abelardo Campos.
−No hay que buscarle más a esta situación –sugirió Martha Flórez−. El doctor
Wilson se suicidó y eso ya se veía venir porque él tenía inconvenientes con el
trago.
Nadie responde.
Cuando estaban por terminar, Liliana Cardona observó con mayor detalle el cuerpo
en el suelo. Una mancha de sangre, imperceptible antes, dio un giro completo a la
investigación.
Descartado el suicidio.
***
117
envoltura que tiene el corazón que se llama pericardio y se aloja en el músculo
intercostal, en ese sitio se recupera un proyectil dorado”, informó el médico.
La bala recuperada era de una pistola calibre 9mm. No coincidía con el revólver
Special 38 junto al cadáver. Un arma estaba desaparecida y ahora se buscaban
sospechosos.
Pero el revólver Ruger 38 y la pistola 9mm eran las armas que comúnmente
estaban sobre la mesa. La última jamás apareció, se presume que con ella el
abogado fue asesinado.
***
El Acta 152 de Inspección a cadáver hecha por el C.T.I. aseguró que la escena del
crimen había sido modificada, se encontraron huellas de arrastre y elementos
alterados.
***
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El 9 de abril de 2005, 14 días después del acontecimiento, la fiscal Nancy Ramírez
Pulgarín pidió que se expidiera orden de captura contra Jhon Alejandro Londoño
Vargas.
Indicó paso a paso sus movimientos el día del suceso mientras las autoridades
competentes lo grababan. Terminaron y bajaron al restaurante Las Camelias. Era
la una de la tarde.
−Antes de irse debe hablar con esos dos señores que están allá –, le informan
mientras señalan una camioneta.
Los dos sujetos que no vestían con ningún uniforme se acercan y le leen sus
derechos.
Acceden.
−Llame a Lina –, alcanza a decirle a Paulina. Pensó que al ser abogada ella podría
ayudarlo.
Nunca sospechó que luego sería condenado a 23 años de cárcel por homicidio
agravado y porte ilegal de armas.
La sala está llena, las sillas ocupadas y unas cincuenta personas de pie se
amontonan en la entrada de Juzgado Primero Penal del Circuito.
Alejandro tiene una camiseta negra que termina en un borde azul claro, parece
tranquilo, tiene un jean azul y unas zapatillas blancas. Tose antes de comenzar la
audiencia.
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−Sí −es lo único que dice cuando acaba la juez. Un monosílabo silencioso apenas
expandido por el micrófono en frente.
−Deseo continuar con el juicio −, responde luego de que la juez Consuelo López le
pregunte si prefiere aceptar los cargos a cambio de una rebaja de pena.
La fiscal 18 Nancy Pulgarín, delegada ante los jueces penales del circuito, usa una
camisa negra con una flor amarilla. Tiene el pelo corto y sobre la frente su cabello
se separa en dos. Es segura y luce arrogante.
El 25 de julio de 2005 se dio inicio al juicio oral. Los días anteriores Alejandro
Londoño tuvo medida de aseguramiento intra-mural en la cárcel de varones La 40
de Pereira. Su caso es particular porque a pesar de no encontrarse ninguna prueba
en su contra fue declarado culpable.
−Cómo mínimo Alejandro sabe qué pasó en esa finca –, argumenta la fiscal Nancy
Pulgarín. Por miedo, porque se siente involucrado, porque sabe, porque disparó, lo
cierto es que estuvo allí. Estuvo solo con la víctima y es el único que sabe qué
paso. Atrás la multitud presta atención concentrada.
Alejandro dice tener un vago recuerdo en el cual esa noche Lina Marulanda le
quita los zapatos y le acomoda los pies en la cama de la habitación de los perros,
donde despertó. Pero nunca lo dijo, mintió sobre la versión real y nunca pensó en
cambiarla. Esa es su carga.
−Que el señor Jhon Alejandro es buena persona, yo no lo dudo. Pero es que a las
personas no se les juzga porque sean malas personas. Nosotros tenemos un
derecho penal de acto no de autor –arremete la fiscal.
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Ahora, sin remordimiento, Alejandro sostiene una versión en la cual mientras los
agentes de policía solucionaban el problema del vehículo atascado, Lina Marulanda
sacaba veinte millones de pesos de la habitación de Wilson Collantes y los
guardaba.
***
Esa mañana del 27 de septiembre, Alejandro usaba vestido de paño azul y un saco
claro de cuello tortuga debajo. Esta vez se veía ansioso, quizá preocupado. 45
minutos duró la lectura del fallo.
Justo cuando el Magistrado Vicente Rodríguez Feo leyó la pena, Alejandro, que
siempre había conservado la calma, perdió el control, se venció sobre sí mismo, se
tocó la cabeza con desespero, miró al abogado defensor en busca de alguna
respuesta pero este, a su lado, ni lo percibió. Las manos sobre sus orejas, como si
no quisiera oír, mostraron su derrota.
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Siete años después
Paulina lo ha esperado a lo largo de estos siete años y piensa que podrá hacerlo
por los años que quedan. Es psicóloga profesional, muy delgada. Tiene los ojos
negros y el pelo largo.
Cuando era bebé, Daniela fue a ver a su papá a la Penitenciaría pero no ha vuelto
a hacerlo. Ella no sabe que él es un interno: “Su papá debe viajar muy seguido y
por eso no puede estar en la casa”. Los permisos de 72 horas que le ha dado el
INPEC, son el regreso de ese viaje.
La temperatura en Pereira sigue cerca a los 24°C, aunque ahora llueve con
frecuencia.
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recuerda haber asesinado a su figura paternal. Una laguna de alcohol es la sombra
sobre el recuerdo.
A Lina Marulanda se le abrió una investigación por los comportamientos que tuvo:
insistencia en cremarlo, posible interés por el dinero del abogado e intimidaciones
jamás comprobadas hacia Alejandro. Pero esta quedó archivada. El caso de la
muerte de Wilson Collantes nunca esclareció, tiene un condenado pero, tal vez, no
un asesino.
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CONCLUSIONES
La investigación periodística siempre deja rastros y “’La chica mala del periodismo’:
aproximación a la crónica roja” los dejó de una manera permanente y continua. La
violencia, a pesar de ser parte del “paisaje”, es un fenómeno que al verlo de cerca
estremece.
Por ello, la crónica roja es uno de los retos más interesantes del periodismo actual;
los alcances de la perversidad y la maldad dejan por un momento esa sensación
de lejanía para instalarse en la cotidianidad, y se acumulan a diario crímenes que
necesitan de algún narrador que no los escoja de acuerdo con el número de
disparos, la cantidad de cuchillazos o la fama de los involucrados.
Si alguna vez Tomas De Quincey habló sobre el “Asesinato Como una de Las Bellas
Artes”, quizá, encontró en él una estética provocadora. Un abismo que invita a
saltar.
Aún así abundan tabloides con ese tipo de noticias; contenidos deseados por la
sociedad: las personas definitivamente quieren saber qué le pasó a los otros, cómo
murieron. La cercanía con la muerte crea un reparo en la vida.
Sin embargo, esa narración no se debe realizar a cualquier precio. La crónica roja
merece volver al periodismo narrativo, dejar la superficialidad al hablar de la
violencia o la locura y encontrar una belleza descriptiva en lo horrible y espantoso,
no para legitimarlo sino para provocar una reacción en una sociedad que se
acostumbró a la tragedia.
Hay que dejar de subestimar el género rojo porque es este el encargado de narrar
la criminalidad, de convertirlo un arte narrativo que produzca satisfacción por la
manera cómo se escribe pero dejé perplejo por los contenidos que transmite. “La
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figura de la muerte, en cualquier traje que venga, es espantosa” dijo Cervantes,
pero por qué no ponerle el traje adecuado para que todo la miren, aunque al final
todos la odien.
Investigación y curiosidad
Escribo esta última parte en primera persona porque quiero referirme a las
consecuencias que tuvo este proyecto en mi formación personal.
La investigación es uno de los elementos que más resalto de este proceso por
la época en que vivo. Con frecuencia vemos como una noticia es publicada en
un medio de comunicación mientras montones de periodistas, gracias al
Internet, se sientan frente al computador y transcriben los mismos contenidos.
Creo que la plataforma digital es una oportunidad para expandir los contenidos,
pero pienso que estos últimos merecen un proceso de investigación serio. He
presenciado de primera mano la gama de grises que Juan José Hoyos presume
se encuentran en las historias.
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