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Estadios de Kolberg

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Kohlberg define tres niveles de desarrollo moral: preconvencional, convencional y

posconvencional. Cada nivel tiene dos etapas distintas:

- Durante en el preconvencional, el sentido de moralidad del niño es controlado


externamente, las reglas provienen de las figuras de autoridad, tales como padres
o maestros, los niños juzgan sus acciones en función de sus consecuencias.
- En el nivel convencional el sentido de la moralidad del individuo está ligado a la
relaciones personales y sociales. Los niños aún aceptan las reglas de sus figuras de
autoridad, pero ahora creen que es necesario para poder garantizar las relaciones
positivas y un orden social.
- En el nivel posconvencional el sentido de la moralidad se define en términos de
principios y valores más abstractos. El individuo cree ahora que algunas leyes son
injustas y pueden ser cambiadas o eliminadas.

La Moralidad es definida como el reconocimiento de la distinción entre el bien del mal o


entre lo que está bien o no, el respeto y obediencia por las reglas de conducta adecuadas,
la disposición mental o comportamiento que produzca buenos resultados.

A Kohlberg no le interesaban las respuestas en sí, de si era correcto o no, sino el


razonamiento que realizaba cada participante, las respuestas fueron clasificadas en varias
etapas de razonamiento.

Dependiendo de las respuestas de los niños de diferentes edades a estas preguntas,


Kohlberg esperaba descubrir cómo iba evolucionando el razonamiento moral a medida
que el individuo iba creciendo. Cada nueva etapa reemplaza al razonamiento típico de la
etapa anterior.

Fase uno: moralidad preconvencional

Es la etapa más temprana del desarrollo moral (alrededor de los nueve años), las normas
son externas impuestas por figuras de autoridad y pretenden evitar el castigo o recibir una
recompensa.
Los niños con una moralidad preconvencional aún no han adoptado o internalizado las
convenciones de la sociedad con respecto a lo que es correcto o incorrecto.

La norma está fuera del individuo y el razonamiento se basa en las consecuencias físicas
de las acciones, los niños sólo están interesados en obtener su propio beneficio o sea en
“salirse con la suya”, en aquello que es personalmente satisfactorio.

Esta fase tiene un paralelo con la etapa sensoriomotora de Piaget, donde el niño no tiene
un marco conceptual más allá de sus propios sentidos y movimientos.  La fase uno tiene
dos etapas:

Etapa uno: orientación a la obediencia y el castigo.

Es común en niños pequeños, pero existen adultos que también son capaces de expresar
este tipo de razonamiento.

En esta etapa las reglas son fijas y absolutas, obedecer es importante porque es la forma
de evitar el castigo.

Si una persona es castigada es porque hizo algo malo, el comportamiento está


determinado por las consecuencias, el individuo entonces debe obedecer para evitar ser
castigado.

Cuanto peor es el castigo mayor es la falta.

Etapa dos: individualismo e intercambio u orientación instrumental.

En esa etapa son capaces de tener en cuenta los puntos de vista individuales de otras
personas y juzgar las acciones en función de cómo satisfacen sus propias necesidades.

Por ejemplo, en el dilema de Heinz, los niños argumentan que la mejor elección es aquella
que tiene en cuenta las necesidades de Heinz.

La reciprocidad es posible en este punto del desarrollo moral, pero sólo si sirven a los
propios intereses.
Los niños reconocen que no hay una sola opción correcta que sea transmitida por las
autoridades, diferentes individuos tendrán entonces diferentes puntos de vista.

El comportamiento sin embargo sigue estando determinado por las consecuencias, el


individuo se enfoca en recibir recompensas o satisfacer necesidades personales.

Su razonamiento muestra interés limitado por las necesidades de los demás, las cuales
sólo interesan hasta el punto en que puedan promover los intereses propios.

Como resultado la preocupación por los demás no se basa en la reciprocidad y altruismo,


sino más bien una mentalidad de “si rascas mi espalda yo rasco la tuya “.

Por ejemplo, cuando a un niño se le pide que realice una tarea, a este solo le interesa el
“¿qué hay para mí?” o sea la recompensa.

Fase dos: moralidad convencional

En esta segunda fase (la mayoría de los adolescentes y adultos) según la teoría de
Kohlberg, los individuos aprenden sobre las reglas y la autoridad, que existen ciertas
“convenciones” que gobiernan el cómo deben o no comportarse, además de aprender a
obedecerlas.

En esta fase no se realiza una distinción entre los principios morales y los legales, lo que es
moralmente correcto es aquello que es dictado por la autoridad y desobedecer las reglas
siempre es definido como malo.

La autoridad se internaliza, pero no se cuestiona y el razonamiento se basa en las normas


del grupo al que pertenece la persona.

En esta fase la conformidad con las reglas sociales sigue siendo importante para el
individuo, sin embargo, el énfasis cambia del interés propio a las relaciones con otras
personas o grupos sociales.

El individuo se esfuerza por respaldar las reglas establecidas por otros, como padres,
compañeros o el gobierno para obtener su aprobación o para mantener el orden social.
En otras palabras, los individuos creen que las reglas son necesarias para asegurar las
relaciones positivas y un orden social, la adherencia a las reglas convencionales es algo
rígida durante esta fase y rara vez se cuestiona la conveniencia o equidad de una norma.

Etapa tres: orientación del buen chico/buena chica o etapa de las buenas relaciones
interpersonales.

Es la etapa de las relaciones interpersonales del desarrollo moral, se enfoca cumplir con
las expectativas y roles sociales.

El individuo es bueno para que otros lo vean como una buena persona, por tanto, la ética
se basa en la aprobación de los otros.

Hay un énfasis en la conformidad, ser «agradable» y la consideración de cómo las


elecciones influyen en las relaciones.

Etapa cuatro: orientación a la ley y el orden

Esta etapa se centra en mantener el orden social, el individuo toma consciencia de las
normas más universales de la sociedad, por lo cual sus juicios morales se refieren a
obedecer aquellas reglas para defender la ley y evitar la culpa.

Las reglas y normas sociales son las que determinan el comportamiento del individuo, el
cual tiene ahora una consideración desde una perspectiva más amplia, la de las leyes
sociales.

Ahora la toma decisiones morales se convierte en algo más que la simple sumisión de
lazos sociales estrechos de amistad, las leyes se consideran iguales para todos.

El individuo cree que las reglas y leyes mantienen un orden social que vale la pena
preservar.

El razonamiento moral en esta etapa está más allá de la necesidad de aprobación


individual exhibida en la etapa anterior. Si una persona infringe una ley, existe la
posibilidad que todos lo hagan, por lo tanto, existe la obligación y el deber de respetar las
leyes y reglas.
Kohlberg creía que la mayoría de las personas permanecen en esta etapa del
razonamiento moral durante toda su vida, donde la norma es predominantemente
dictada por una fuerza externa, los principios morales provienen de las figuras de
autoridad social o religiosa y nunca tienen una reflexión moral propia.

Fase tres: moral posconvencional

En esta fase el sentido de la moralidad del individuo se define en términos de principios y


valores más abstractos, según Kohlberg, el nivel de razonamiento ético sólo suele ser
alcanzado por cerca del 10 al 15% de las personas.

Los individuos ahora pueden creer que algunas leyes y normas son injustas y deben ser
cambiadas o eliminadas.

En esta fase existe una mayor comprensión de que los individuos son entidades separadas
de la sociedad y que los individuos pueden desobedecer ciertas reglas inconsistentes con
sus propios principios éticos.

Aquellos individuos que alcanzan el nivel posconvencional tienen sus propios principios
éticos, que incluyen derechos humanos básicos tales como la vida, la libertad y la justicia;
ven la reglas como mecanismos útiles pero modificables, en lugar de normas absolutas
que deben ser obedecidas sin cuestionamientos.

Debido a que los individuos con un razonamiento posconvencional superponen su propia


evaluación moral de las situaciones sobre las convenciones sociales, su comportamiento,
especialmente en la etapa seis, a veces puede confundirse con el de aquellos que se
encuentran en la etapa preconvencional.

Algunos teóricos especulan que la mayor a las personas nunca alcanzarán ese nivel de
razonamiento ético abstracto.

Etapa cinco: contrato social y derechos individuales

El individuo se da cuenta de que, si bien las reglas o leyes pueden existir para el bien de la
mayoría, hay ocasiones en que van en contra vía del interés de individuos particulares.
Por ejemplo, en el dilema de Heinz, la protección de la vida es más importante que violar
la ley contra el robo.

En otras palabras, los derechos individuales determinan el comportamiento, el objetivo de


las leyes es ser herramientas flexibles para mejorar los propósitos humanos, es decir,
teniendo en cuenta la situación puede haber excepciones a las normas.

Cuando las leyes no son consistentes con los derechos individuales y los intereses de la
mayoría, no producen beneficios para las personas y se deben considerar otras
alternativas.

Esto se puede lograr a través de una decisión mayoritaria y el compromiso consecuente, el


concepto de democracia se basa teóricamente en este razonamiento.

Etapa seis: orientación hacia los principios universales

En esta etapa los individuos han desarrollado su propio conjunto de razonamiento ético
que puede o no ajustarse a la ley, dichos principios se aplican a todos.

Según Kohlberg, es la etapa más alta de funcionamiento, alcanzado sólo por unos pocos
individuos, en esta etapa, la acción apropiada está determinada por los principios éticos
de conciencia elegidos por uno mismo.

Estos principios son abstractos y universales en su aplicación, este tipo razonamiento


implica tomar una perspectiva de cada persona o grupo que podría verse afectado por la
decisión.

En general, los principios elegidos son más abstractos que concretos y se centran ideas
como, por ejemplo, los derechos humanos, la igualdad, la dignidad o el respeto.

Las leyes son válidas sólo en la medida en que se basan en la justicia y el compromiso
con la justicia conlleva la obligación de desobedecer las leyes injustas.

Las personas eligen los principios éticos que desean seguir y si infringen dichos principios
se sienten culpables.
El individuo por tanto actúa porque es éticamente correcto hacerlo y no por que quiera
evitar un castigo.

La persona estará preparada para actuar en defensa de dichos principios, incluso si implica
ir en contra del resto la sociedad en el proceso y tiene que pagar las consecuencias de la
desaprobación o inclusive el encarcelamiento.

Aunque Kohlberg insistió en que la etapa seis existe, le resultó difícil identificar aquellos
individuos que operaban sistemáticamente en este nivel.

Hola a todos/as!

Luego de ver el video y de leer las intervenciones de mis compañeros, opino que actuó de acuerdo
al nivel Posconvencional: Contrato social. Teniendo en cuenta que la rotura del parabrisas fue
consecuencia de un acto excepcional y trágico, en el que fueron perjudicados numerosos
habitantes y del cual participó como rescatista el policía que lo detiene, considero que el
conductor apuntaba a una comprensión por parte del policía, teniendo en cuenta que en dicha
situación podría haberse relativizado la ley para llegar a una simple advertencia, ya que era una
situación extraordinaria y permitía fuera del ámbito legal cambiar la ley en términos de
consideraciones sociales.

Por otro lado, el policía actúa de acuerdo al nivel Convencional: Sistema social y conciencia, ya que
cumple con los deberes con los que se ha comprometido, siguiendo las leyes al asumir el punto de
vista del sistema que define roles y reglas para así mantener su funcionamiento.

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