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aceptables niveles de iluminación que varían de 10 a 20 lúmenes/metro
cuadrados en las dársenas y de 55 a 80 lúmenes/metro cuadrado en los
pasillos y rampas. Con estos niveles los coches pueden circular y estacionar con suficiente seguridad. En los accesos se aconseja aumentar las cifras anteriores a 350 lúmenes/metro cuadrado, o más, según sea la luminosidad exterior. En Madrid, para la explotación de estacionamientos establecen que el nivel de intensidad luminosa en zonas de aparcamiento ha de ser 50 lúmenes/metro cuadrado, en zonas de circulación de vehículos y peatones, de 100 lúmenes/metro cuadrado y para embocaduras de las rampas, el nivel de iluminación oscila entre 500 y 800 lúmenes/metro cuadrado, dependiendo de las condiciones exteriores. Energía: Se utiliza generalmente la energía eléctrica para los servicios auxiliares, como señalización, ventilación, barreras, dispositivos automáticos y ascensores. Conviene disponer de una central propia en la que vayan enclavados todos los dispositivos complementarios: transformadores, interruptores, elementos de control y válvulas de seguridad. En Madrid, para asegurar el funcionamiento normal de las instalaciones alimentadas por energía eléctrica, debe disponerse de un sistema de emergencia que suministre la energía siempre que se produzca un corte en la red de la compañía sumistradora habitual. Ventilación: Los elementos tóxicos producidos por los motores de
