Tomo 1
Tomo 1
Tomo 1
TRATADO DE
DERECHOS
REALES
TEORÍA GENERAL DE LOS DERECHOS REALES
BIENES - POSESIÓN
TOMOI
4' EDICIÓN
ACTUALIZADA
Y REVISADA
ACETA
J U R I D I C A
BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
9
Tratado de Derechos Reales
exclusiva propiedad del Estado. Por consiguiente, nadie puede aprehender ni extraer
estos bienes, sin previa autorización del Instituto Nacional de Cultura.
Otro aspecto positivo es que, sin consideración a que sean de propiedad pública
o privada, se presume que los bienes culturales integran el patrimonio cultural de la
nación, salvo que expresamente se establezca lo contrario (la ley abrogada no decía
esto). Sin embargo, un aspecto negativo de la Ley General del Patrimonio Cultural de
la Nación, es que si antes cuestionábamos su parquedad, ahora se ha ido al otro
extremo, pues hace una innecesaria y vasta enumeración de bienes culturales (de
valor paleontológico, histórico, arquitectónico, arqueológico, artístico, militar,
etnológico, religioso, científico, y hasta social, tradicional o tecnológico). Así se corre
el riesgo de que, por querer protegerlo todo, al final no se proteja nada.
III
Otro tema digno de resaltarse es el siguiente: el Código Civil no regula a los
bienes del Estado, como sí lo hacía el de 1936. Se ha dejado tal misión a las leyes
administrativas. Tales leyes nunca se han dado. Esta omisión ha pretendido ser
subsanada por una norma no idónea —el Decreto Supremo reglamenta una ley—.
En efecto, el Decreto Supremo N° 154-2001-EF, publicado el 18 de julio de 2001,
durante el régimen transitorio de Valentín Paniagua, aprobó el Reglamento General
de Procedimientos Administrativos de los Bienes de Propiedad Estatal, donde se
legisla respecto a los bienes de dominio público y de dominio privado del Estado. Se
resaltan algunos caracteres jurídicos de este tipo de bienes. Repetimos: aunque no
con una norma apropiada —una ley—, por lo menos se expidió un precepto que
eventualmente puede ser de mucha utilidad en caso de un conflicto a ese nivel.
Estos son algunos tópicos que queremos resaltar, y que de alguna manera han
sido promovidos por la aparición de este Tratado, en beneficio del Perú y de todas las
personas involucradas en esta temática.
10
La investigación bien ha podido continuar. Mas el dar a conocer el estado del
trabajo nos obligó a darle término por ahora. El exceso de citas —más de un millar-
obedece al rigor con que hemos desarrollado el tema, aunque ello dificulte, claro es,
la lectura. En todo caso, le servirá de algo al investigador. Del mismo modo, las citas
no necesariamente son textuales, son producto de nuestra libre elaboración, y
tienden además a esquivar a los plagiarios, que abundan en estos tiempos, y que
suelen presentar trabajos ajenos como propios.
Los tres tomos que integran esta trilogía responden por eso a nuestra óptica. Sin
desvirtuar, por cierto, la metodología regular empleada en la enseñanza del curso de
Derechos Reales. Se ofrecen las diversas corrientes y teorías, y luego nuestro parecer.
Es obligatorio, por último, poner muchas cosas (opiniones) en su sitio. Se suele
citar a JHERING sin haberlo leído. Se ponen en sus labios expresiones que no ha
pronunciado. Sirva de ejemplo coyuntural la siguiente afirmación: que el poseedor
no requiere animus, basta solo el corpus. ¡Jamás JHERING ha dicho eso! Por el contrario,
en su libro La voluntad en la posesión, es sumamente claro en advertir que siempre habrá
animus en la posesión. Necesariamente pues, exige una aclaración documentada.
II
Abre el estudio de este tratado la Teoría General de los Derechos Reales. No
deja de tener importancia este extremo, en la medida que el Derecho de la moder-
nidad lo ha tocado. Se presenta como nuevo algo vetusto. Ciertos juristas —del
medio como del extranjero- pretenden identificar Derechos Reales y Derechos Cre-
ditofios (personales); aquellos tendrían un elemento pasivo que no es otro que la
colectividad, la misma que tiene un deber de abstinencia frente a los bienes de los
demás. Aunque esa no es una verdadera obligatio, como lo probamos de manera
contundente en esta parte del texto. La tesis clásica, con DEMOLOMBE como uno de sus
gonfaloneros aurórales, sigue y seguirá teniendo vigencia. El Derecho Real confiere
un poder directo e inmediato al hombre sobre su bien, de modo tal que no interesan
los demás. Su contenido es positivo, no negativo. Si digo que soy dueño de un
paquete de acciones de determinada empresa mercantil, para nada entra en escena la
aquiescencia de un tercero. Puedo venderlas, donarlas, retenerlas, en fin, disponer de
ellas como mejor convenga a mis intereses. Eso configura al Derecho Real, y tal es su
diferencia radical con el derecho creditorio.
Después de haber concluido el presente trabajo, hemos llegado a resultados si-
milares con otros autores. Como cuando Jorge Horacio ALTERINI desmiente la atri-
bución a PLANIOL, RIPERT y PICARD la autoría de la teoría obligacionista de los Derechos
Reales, o también en la definición de patrimonio, donde coincidimos con Jorge
Joaquín LLAMBÍAS.
III
En la vida cotidiana se habla indistintamente de bienes y cosas como si fueran
sinónimos. De hecho la misma legislación lo hace. La teoría se encarga de poner las
cosas en su sitio. El Derecho patrio prefiere el vocablo bien, por ser comprensivo de
los objetos materiales como de los inmateriales (derechos). Las cosas, en su acepción
restringida, solo son las res corporalis, pero además se destina su uso a los objetos extra
commercium. Así, el sol, las estrellas, en general los astros, nos brindan un servicio, una
ayuda, una utilidad (económica o no), pero son inapropiables; no está permitido su
11
Tratado de Derechos Reales
ingreso a nuestro patrimonio. Es nulo aquel negocio cuyo objeto sea jurídicamente
imposible. Con esa noción nos quedamos.
Luego se hace un estudio pormenorizado de todos los bienes, los legislados y
los omitidos. No pudiendo decir sino que la summa divisio de los bienes —muebles e
inmuebles—, a pesar de ser cada vez más cuestionada, no encuentra todavía sus-
tituto firme.
12
Aquí solo hemos querido esbozar algunas ideas sueltas. Definitivamente no
existe una visión única, que satisfaga a todos. Un primer paso para obtener un
consenso será superar la vieja y bizantina polémica de si es un hecho o un derecho. Si
la posesión no fuera derecho, no estaríamos aquí estudiándola en detalle.
Lo que sí no puede desconocerse es su trascendencia. Acertadamente se ha dicho
que puede imaginarse una sociedad sin propiedad, pero no sin posesión. Todos de
alguna manera son —somos— poseedores.
^ Mejor es emprender su estudio ahora mismo, y luego hacer nuestro propio
balance.
13
Tratado de Derechos Reales
Abreviaturas
apartado artículo argumento argentino
Archivo General de la Nación
Código Civil de Austria
Código Civil de Alemania
Constitución
ap. art.
Código
argum.
Confróntese
arg.
citado
AGN
Código Civil peruano, salvo indicación de referirse a
ABGB otro. La cita de artículos sin referencia a cuerpo legal,
BGB corresponde a los del Cód. civ. nacional. Código
Const. argentino Código Penal
Cód. Código Procesal Civil peruano Código de Comercio
Cfr. canon, cánones Código Civil francés Código Civil
cit. italiano
CC Código del Medio Ambiente y Recursos Naturales
Digesto
Cód. arg. CP CPC edición
CCo Fascículo
can., cann. Facultad
Code, Code civile Instituciones
Códice, Códice civile
Cód. M.A. y R.N.
Dig.
ed.
Fase.
Fac.
Inst.
14
Tratado de Derechos Reales
CAPITULO I
INTRODUCCIÓN**»
(*) Bibliografía: Sobre esta materia puede consultarse en la bibliografía nacional: ROMERO ROMAÑA, Eleodoro. Derecho
Civil. Los Derechos Reales. T. I, 2a ed., p. 10 y ss.; CORVETTO VARGAS, Aníbal. Manual Elemental de D. C. P. T. II,
p. 196 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, p. 6 y ss.; MAISCH
VON HUMBOLDT, Lucrecia. Los Derechos Reales, p. 10 y ss.
(1) Cit. por MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Los Derechos Reales, p. 10.
(2) Según PEÑA BERNALDO DE QUIROS, Manuel. Se les llama derechos reales "porque tienen como objeto cosas
(jus in re). Son los derechos subjetivos de carácter absoluto que tienen por objeto cosas". En: Los Derechos Reales.
Derecho Hipotecario, p. 13- Esta explicación no es satisfactoria, porque el autor establece sinonimia entre ambas
expresiones, pero estas tienen clarísimas diferencias. Para nosotros —los peruanos— por lo menos, el término
"cosa" comprende los bienes corporales, no los incorporales, mientras que el vocablo "bien" comprende las res
corporalis y las res incorporalis. Por eso el Código Civil peruano habla de "Derechos Reales".
21
Tratado de Derechos Reales
22
Introducción
23
Tratado de Derechos Reales
8Esto nos lleva a afirmar, sin inmodestia, que los derechos reales son la materia
más importante del Derecho Civil.
24
Introducción
6 Cfr. DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., pp. 33-35.
7 SANTOS BRIZ, Jaime. Derecho Civil. Teoría y Práctica. T. II, pp. 3 y 4.
8 SANTOS BRIZ, Jaime. Ob. cit., pp. 4 y 5.
25
Tratado de Derechos Reales
9 Nadie discute, por ejemplo, la trascendencia de la propiedad como tipo fundamental o dominante de los derechos
reales. Es posible que algunos seres no hayan tenido nunca una hipoteca, un usufructo o una anticresis; en cambio,
dice HEDEMANN, "no hay uno solo a quien le sea extraña la propiedad. El mismo mendigo es dueño de sus
harapos que lo cubren y del cayado en que se apoya". Por eso, concluye: "Para comprender el significado
profundamente humano del Derecho de cosas nos basta pensar en la propiedad, como en una forma elemental,
referida a la cual es aquel un concepto vulgar". Ob. cit., pp. 12
y 13.
Pero quizá exagere el ilustre jurista alemán. Más allá de buenas intenciones, es evidente que una gran cantidad de
personas no tienen por ejemplo propiedades inmobiliarias (a lo más, son poseedoras), sobre todo en los países
menos desarrollados. Y aun en la misma Europa esto no se cumple del todo. En Inglaterra, decía la ex primera
ministra Margaret THATCHER, solo el 67 % son propietarios.
26
El mismo autor considera que constituye un rezago del pensamiento idealista
kantiano, el distinguir entre parte general (que contempla las categorías a priori) y la
parte especial. Dentro de esta concepción individualista, que no hace otra cosa que
oscurecer la comprensión de las materias, se "desliga la persona (parte general) de la
situación patrimonial y familiar (parte especial) y presupone el carácter contingente
de las circunstancias patrimoniales y familiares respecto de la persona misma"10.
Este señalado dualismo, empero, es aceptado prácticamente por toda la doc-
trina, pues se considera que los derechos personales y los reales, obedecen a criterios
extrapatrimoniales y patrimoniales, respectivamente. Aunque las últimas corrientes
encuentran —en ciertos aspectos, por lo menos— un carácter mixto al derecho
familiar, por ejemplo. Claro que, en definitiva, el Derecho es un todo. Sin descuidar
que, como dijimos (supra, N° 4) el derecho real es definidamente inductivo.
En el Código Civil peruano se sigue en parte aquel esquema de la pandectística;
esta materia está regulada como tal, en la parte especial, bajo el título de Derechos
Reales en un libro específico, el número V
27
Tratado de Derechos Reales
14 Esto ha hecho decir a DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Que "el Código Civil
(español) constituye hoy una muy pequeña parte de la real ordenación jurídica de la estática patrimonial", se necesita
complementarla con otras leyes especiales. Ob. cit., Vol. III, p. 32. Extrapolando la expresión al Derecho peruano,
no tenemos sino que coincidir con él. Basta observar la profusa cantidad de leyes nacionales descritas.
28
N° 035-2006-Vivienda, publicado el 8 de noviembre de 2006; la Ley de Promoción
de las Inversiones en el sector agrario,
Derecho DecretoReales
Civil y Derechos Legislativo N° 653, de 30 de julio de
1991, que substituyó al abrogado Decreto Ley N° 17.716 (el Decreto N° 653, tiene
varios artículos derogados); la Ley de Derechos de Autor, Decreto Legislativo N°
822, de 23 de abril de 1996; la Ley de Propiedad Industrial, Decreto Legislativo N°
823, de 23 de abril de 1996; la Ley de Recursos Hídri- cos N° 29-338 (reemplazó a la
Ley General de Aguas), publicada el 31 de marzo de 2009, y su Reglamento,
aprobado por Decreto Supremo N° 001-2010-AG (El Peruano, 24 de marzo de 2010);
la Ley Forestal y de Fauna Silvestre N° 29.763 iEl Peruano, 22 de julio de 2011), y del
Reglamento para la gestión forestal, Decreto Supremo N° 018-2015-Minagri,
publicado el 30 de setiembre de 2015; la Ley Forestal y de Fauna Silvestre N° 29.763
(El Peruano, 22 de julio de 2011), esta no está vigente; la Ley General de Minería, TUO
Decreto Supremo N° 014- 92-EM, publicada el 3 de junio de 1992, modificada por
varias normas; la Ley General del Ambiente N° 28611, publicada el 15 de octubre de
2005, también con varias modificatorias; la Ley General de Pesca, Decreto Ley N°
25.977, que se publicó el 22 de diciembre de 1992, y su Reglamento, aprobado por
Decreto Supremo N° 12-2001-PE, publicado el 14 de marzo de 2001, ambas normas
con varias modificatorias, etcétera.
De otra parte, para efectuar un estudio global de la materia, sobre todo de la
propiedad, es menester conocer numerosas leyes y normas de Derecho público,
concretamente de Derecho administrativo: así, la Ley Marco de adquisición y
expropiación de inmuebles, transferencia de inmuebles de propiedad del Estado y
liberación de inferencias para la ejecución de obras de infraestructura, a probada
mediante el Decreto Legislativo N° 1192, norma publicada el 23 de agosto de 2015;
la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación N° 28.296, publicada el 22 de
julio de 2004, y su Reglamento, aprobado por Decreto Supremo N° 011-2006-ED,
publicado el 1 de junio de 2006, y su Anexo, publicado el 2 de junio de 2006; la Ley
de Cementerios y Servicios Funerarios N° 26.298, publicada el 28 de marzo de 1994,
y su Reglamento, aprobado por Decreto Supremo N° 3-94-SA, publicado el 12 de
junio de 1994. También, diversas normas sobre el dominio público y el dominio
privado del Estado; de servidumbres públicas (las servidumbres de aguas están
reguladas en la Ley de Recursos Hídricos), entre otras normas.
Todas ella serán estudiadas y referidas, a lo menos en la parte esencial, en el
presente trabajo.
TÍTULO II
BEFIMIClél!
DE LOS DERZCHDS LEALES
CAPITULO I
NATURALEZA JURÍDICA DE LOS DERECHOS
REALES: DISTINCIÓN ENTRE LOS DERECHOS
REALES Y PERSONALES()
15 CASTÁN, TOBEÑAS, José. Derecho Civil Español Común y Foral, T. II, p. 6. El profesor español hace un sustancioso
estudio sobre el tema.
16 Ibídem, notaN0 1.
33
Tratado de Derechos Reales
Del periodo de cuatro siglos que va de las XII Tablas al final de la República,
solo hay una treintena de leyes con significado duradero para la historia del Derecho
privado, algunas de ellas introdujeron grandes innovaciones. Destaca nítidamente la
Lex Poetelia Papiria de nexis, ley comicial propuesta por el cónsul el año 326 a.n.e., la
cual vino a suprimir la esclavitud voluntaria por deudas17.
Luego de la dación de esa ley, nace el concepto moderno de obligación, pre-
cisamente porque ella abolió el nexum: la responsabilidad derivada de las deudas ya
no recaía sobre la persona del deudor, sino sobre sus bienes. De la ejecución
personal se pasa a la ejecución patrimonial. Ahí surge la distinción entre derechos
reales y personales.
Pero esta distinción no era directa —esto es, sobre los derechos subjetivos—
sino a través de la vía procesal. Los romanos distinguieron entre actio in rem y actio in
personam. Tal diferencia se nota ya en el llamado procedimiento de las acciones de la
ley: la actio sacramentl que es la más antigua, tenía dos modalidades: in re e in personam.
Se mantiene, asimismo, en el periodo del procedimiento formulario. Conviene
agregar que tanto en las acciones de la ley como en el procedimiento formulario, las
acciones in rem no solo protegían derechos reales, sino también de la personalidad y
los de familia, es decir, derechos absolutos.
Ahora bien: cierto es que la distinción se mantuvo en la legislación romana,
pero no llegó a plasmarse en el derecho sustantivo. Así en el Digesto y el Codex de
JUSTINIANO, la expresión iure in rem, se usa indistintamente para referirse a los derechos
reales y a los personales.
La idea de derecho real se deriva notoriamente de lo procesal. En la actio in rem,
el pretensor o demandante no determinaba en la intentio el nombre del demandado, lo
cual supone que la dirigía contra el bien, pero en la sentencia (codemnatio) el juez sí
especificaba el nombre del obligado a restituir el bien o a dejar de perturbar el
ejercicio del derecho. De manera que aquí encontramos palmariamente la
vinculación, establecidas las cosas y a partir de ahí se derivaba la vinculación con otro
sujeto de derecho.
s
En la actio in personam, en cambio, el demandante señalaba en la intentio el nombre
de la persona obligada. Quiere decir que la vinculación entre pretensor (demandante)
y obligado era muy clara. La distinción entre ambos derechos, pues, nace de la
observada en el plano procesal.
Sólo en la Edad Media, se le da al término ius in rem un sentido general que no
tenía en el Derecho Romano. Encuéntrase así en el Brachylogus iuris civilis o corptis legum
(suerte de manual de derecho, que habría sido redactado en Francia o Italia), entre
fines del siglo XI o comienzos del XII n.e. "Al hablar de las acciones, busca su autor
ex qua causa nascitur actio, y piensa que la actio in rem nace de un jus in rem'K2i).
17 Vi de. KUNKEL, Wolfgang. Historia del Derecho Romano, p. 40. La mayoría de juristas solo hace aproximaciones
respecto a la Ley Poetelia Papiria, situándola entre fines del siglo V y comienzos del IV a.n.e.
34
Naturaleza jurídica de los Derechos Reales
Estableciendo que cada acción deriva de un derecho, y puesto que la actio in rem
se distingue de la actio in personam, los glosadores establecieron la oposición entre el ius
in rem y la obligatio. Pero con ello no hicieron sino dar origen a una doctrina quizá
confusa —continuada por los postglosadores— y que perdura hasta nuestros días.
Los jurisconsultos modernos, al oponer el derecho real al creditorio, solo han
continuado a aquellos.
35
Tratado de Derechos Reales
in re est facultas hominis in re competens sine respectu ad certam personam (derecho real es el que
incumbe al hombre sobre una cosa, abstracción hecha de persona determinada)18.
Otro contemporáneo, HEINECIO, sitúa el derecho de cosas de dos maneras: en la
cosa {ius in re) y a la cosa {ius ad rem). Se pregunta qué es un derecho in re y otro ad rem.
La postura clásica empero alcanza predicamento con DEMOLOMBE, AUBRY y RAU.
DEMOLOMBE definía al derecho real como "el que crea entre la persona y la cosa una
relación directa e inmediata, de tal modo que no se encuentran más que dos
elementos, a saber: la persona que es sujeto activo del derecho y la cosa que es el
objeto"19.
Para los notables AUBRY y RAU: "los derechos reales son aquellos que crean una
relación inmediata y directa entre una cosa y la persona al poder de la cual se
encuentra sometida, de una manera más o menos completa, siendo, por eso mismo,
susceptibles de ser ejercidos, no solamente contra tal persona determinada, sino
contra todos"20.
José PUIG BRUTAU21 entiende que existe derecho real "cuando el ordenamiento
júrídico protege el interés de un sujeto de derecho sobre un objeto determinado con
independencia de la actuación de otro sujeto de derecho personalmente
determinado. La determinación afecta al objeto y al sujeto autorizado, pero no, en
cambio, al sujeto obligado". En este sentido se dice del derecho real que ofrece la
característica de recaer de manera directa e inmediata sobre un objeto. Mas, por otra
parte, impone a todos los no titulares el deber jurídico de respetar el ejercicio del
derecho: puede hacerse valer contra todos (erga omnes).
Manuel ALBALADEJO22 dice que "es un poder directo e inmediato sobre una cosa,
que concede a su titular un señorío, bien pleno (propiedad), o bien parcial sobre
aquella, de forma que el ámbito de poder concedido (que varía según el derecho real
de que se trate), tiene la cosa sometida a su dominación".
Julien BONNECASE23 sostiene sencillamente: "es una relación de derecho en virtud
de la cual una cosa se encuentra, de una manera inmediata y exclusiva, en todo o en
parte, sometida al poder de apropiación de una persona".
Se llega a decir que derechos reales y créditos equivalen a "pertenencia" y
"correspondencia", respectivamente. BARBERO da este concepto: "El derecho real
comporta un poder de obrar del sujeto sobre el bien, y dentro de los límites de ese
poder, la pertenencia del bien al sujeto; el crédito no comporta más que la expectativa
18 Vide. VALDES, Horacio. "Introducción al estudio de los Derechos Reales". En: Boletín del Instituto de Derecho Civil:
Universidad Nacional de Córdoba, Año XII, N° 1, Imprenta Universidad de Córdoba, enero- marzo, 1947, Córdoba,
1947, p. 13.
19 DEMOLOMBE, Charles. Cours de Code Napoleon, T. IX, N° 464, París, 1854, p. 354. Cfr. ALTERINI, Jorge Horacio.
Nota 7, p. 125; AREÁN, Beatriz, p. 18.
20 AUBRY, Charles y RAU, Charles Fréderic. Cours de Droit Civil francais, T. II, N° 172, París, 1897-1902, p. 72; Vide.
ALTERINI, Jorge Horacio. Ob. cit., p. 125.
21 PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., T. III, Vol. I, p. 7.
22 ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil, T. III, Vol. I, p. 11.
23 BONNECASE, Julien. Ob. cit., p. 622.
36
Naturaleza jurídica de los Derechos Reales
tutelada del bien por parte del deudor y, por consiguiente, no la pertenencia, sino la
sola 'correspondencia' del bien mismo al acreedor: el bien no es 'suyo', no le
'pertenece'; le es 'debido', le 'corresponde'"24.
El jurista francés Jean CARBONNIER conceptúa al derecho real como "el poder
jurídico que asiste a una persona para apropiarse, de manera directa, todo o parte de
los rendimientos de una cosa". Admite que en la relación jurídico-real se da un
contacto inmediato entre la persona y el bien, por el cual este queda vinculado a
aquella, si bien ella sería una construcción parabólica25. No acepta un sujeto pasivo,
como es de verse.
Un gran romanista como Rudolf SOHM sostenía que los derechos reales son
"aquellos derechos privados que atribuyen un poder de inmediata dominación sobre
una cosa frente a cualquiera"26. Se notan aquí los elementos primarios de nuestra
disciplina: el poder de inmediato señorío y utilización del bien y la defensa de este
señorío, que puede hacerse efectiva frente a cualquiera.
En consecuencia, para los clásicos, la oposición entre derechos reales y per-
sonales es muy clara. Las definiciones son interminables, y aquí nos hemos limitado
a mencionar solo algunas.
37
Tratado de Derechos Reales
28 Cfr. DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 38.
29 Vide. BULLARD, G., Alfredo. Ob. cit., p. 194.
38
Naturaleza jurídica de los Derechos Reales
39
Tratado de Derechos Reales
31 Vide. ALTERINI, Jorge Horacio, "La supervivencia del dualismo. Derechos Reales y Derechos Personales". En: Rev. del
Colegio de Abogados de La Plata, N° 16. T. VIII, enero-junio, 1966, p. 126; VALDÉS, Horacio. Ob. cit., pp. 13 y 16.
40
Tratado de Derechos Reales
Cobra fuerza esta tesis durante el siglo XIX, logrando una gran difusión en
Europa. La lista de sus defensores es larga, destacando, además de KANT, JHERING,
AHRENS, MERKEL, WINDSCHEID, WARKONIG, FUSCH, DERNBURG, OERTMANN, THON, en
Alemania; MICHAS, DEMOGUE, ORTOLAN, ROGUIN, MARCADÉ, MAC- KELDEY, en Francia;
FERRARA, ROTONDI, entre los italianos; GINER, AZCÁRATE, en España. Por supuesto que
hay otros.
PLANIOL no corresponde a este grupo. Se le atribuye por muchos la paternidad,
pero él no solo la expone, sino la critica agudamente. Como bien anota Jorge
Horacio ALTERINI, la edición príncipe de su Tratado data de 1896, "cuando ya la
doctrina ha recorrido un largo camino". Es en absoluto desacertado afirmar que
PLANIOL sea el iniciador de la teoría32. Para corroborarlo, recordaremos que ya en 1797
KANT había sostenido la idea. Además -como señala ALTERINI- PLANIOL ha sido
desvirtuado. El reconoce que la obligación de no hacer derivada del derecho de
crédito, difiere "profundamente de la que constituye el derecho real".
En la estimativa del obligacionismo, todo derecho solo puede concebirse como
un enlace o vinculación entre sujetos. No puede establecerse una relación entre una
persona y un bien. El derecho personal resulta, pues, igualado al real, pero con una
diferencia: en este último, el sujeto pasivo está constituido por todos los demás,
quienes tienen la obligación general de abstenerse de perturbar el bien perteneciente
al sujeto activo.
Se sostiene que en principio "todo derecho es una relación entre personas".
Resulta inexacto decir que el derecho real, sobre todo la propiedad, consiste en
establecer una relación entre una persona y un bien. "Esta relación no es más que un
hecho, y tiene un nombre, es la posesión, es decir, la posibilidad de tener la cosa y de
servirse de ella como dueño. Una relación de orden jurídico no puede existir entre
una persona y una cosa. Ello sería un contrasentido"33.
La tesis es reforzada por WINDSCHEID34, -quien inicialmente difundió la postura
clásica, para luego a partir de la sexta edición (1887) de las Pandectas, adherir a la
obligacionista—, al pronunciar la célebre expresión de que "el derecho real solo
contiene prohibiciones". Agrega el jurista germano que esa relación del hombre con
el bien será una relación material, de hecho, muy estimable y muy económica si se
quiere, pero nunca una relación jurídica. Según él, habría que dotar a la definición del
derecho real de un contenido jurídico que carecía35.
El codificador argentino también adhiere a esta teoría en la nota al artículo 497
-cuando transcribe a MARCADÉ- y en la del artículo 2.507 (Jorge H.
32 Jorge Horacio ALTERINI resalta que incurren en error BORDA, LLAMBÍAS, SALVAT, entre otros, en la
doctrina argentina, pp. 128 y 129- Pero es así en la generalidad de la doctrina.
33 Vide. PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., pp. 43 y 44.
34 Cit. por PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., T. III, Vol. I, p. 10.
35 Cfr. PUIG PEÑA, Federico, Tratado de Derecho Civil Español, T. III, Vol. I, p. 3-
Naturaleza jurídica de los Derechos Reales
43
Tratado de Derechos Reales
45
Tratado de Derechos Reales
todos los justiciables. Este deber no es una obligación en el sentido que a esta palabra
asigna la legislación. Demuestra su tesis con el siguiente ejemplo: el que me vende
una casa está obligado a no molestarme, pero esa no es una obligación de no hacer,
pues no está privado de ningún derecho.
Abundando en razones, es preciso agregar a GONZÁLEZ PALOMINO en este
cuestionamiento a la identificación entre derecho real y derecho creditorio. La
noción "sujeto pasivo universal" es una trampa, una bella ilusión, puesto que ella no
constituye ningún elemento de caracterización del derecho subjetivo, sino del
concepto de imperatividad de la norma jurídica. Lo trascendente es el poder que
otorga la norma al derecho, lo positivo, y no aquello negativo que se deriva de la
naturaleza imperativa del derecho. Irónicamente GONZÁLEZ PALOMINO45 sintetiza así su
postura: "Se siente uno conmovido ante la idea de ser deudor del derecho de
propiedad que una geisha tenga sobre su casita de bambú en Yokohama, o de una
servidumbre que un gaucho tenga en La Pampa". La obligación entonces no basta, se
exige además el poder del titular de apoderarse del bien.
PÉREZ LASALA estima que siendo importante el dualismo en la dogmática jurídica
—pues contribuye a la mejor elaboración técnica del derecho y a una mejor
comprensión de su contenido— este es desplazado al campo filosófico, donde todo
derecho, como relación de alteridad, supone un derecho activo y uno pasivo. Para él
la distinción no debe centrarse en sujetos obligados (tanto en los derechos reales
como en los creditorios), pero de ocurrir así, encuentra algunas notables diferencias:
a) la obligación pasivamente universal, que se atribuye a los derechos creditorios y,
supuestamente, a los reales, no es una distinción de derecho civil, sino de derecho
público; b) la distinción entre ambos derechos pertenece al campo patrimonial (que
siempre es pecuniario). Por tanto la asociación es falsa, pues la obligación de
abstención que tendrían los miembros de la comunidad es de carácter
extrapatrimonial (no es ninguna abstención en concreto); c) en el derecho real se
origina más bien una obligación de no perturbar los derechos ajenos, que es muy
distinta a la obligación de no hacer (derecho obligacio- nal). Esta obligación universal
de respetar y no perturbar los derechos ajenos, no es una obligación de Derecho civil
ni patrimonial, sino, como se ha dicho, de derecho público. Por consecuencia no
tiene utilidad para explicar instituciones civiles46.
Nosotros discrepamos del monismo obligacionista. No nos convence la noción
del sujeto pasivo universal, ni tampoco la de sujeto pasivo indeterminado.
Es cierto que se genera una especie de obligación de respetar y no perturbar los
derechos (reales) ajenos. Pero esa no es una obligatio en el sentido jurídico -menos
romano- del término. No lo es porque no impone peso alguno sobre el patrimonio
de los miembros de la colectividad. Adicionalmente, decir que todos los demás (la
sociedad) tienen una obligación de no hacer, de abstención, es falsa -o por lo menos
incompleta- desde que no se especifica un derecho concreto de nadie. No tiene el
46
Naturaleza jurídica de los Derechos Reales
mismo rango de la potestad que surge del contenido positivo del derecho real, sobre
todo de la propiedad. Como bien argumenta CASTÁN, cuando el debate se plantea en
términos únicamente negativos (abstención de no hacer), se olvida el objeto sobre el
cual recae.
Se puede concluir este extremo de la crítica afirmando que las leyes caracterizan
los derechos por las facultades que conceden y no por las limitaciones que imponen
a la generalidad (DE CASTRO). ES natural que dentro de todo derecho se encuentre
implícita una suerte de deber de los demás de no atacar un derecho —y por tanto una
limitación—, pero lo que lo caracteriza es el poder de ejercicio del mismo; es una
facultad positiva, no negativa.
47
Tratado de Derechos Reales
cit., p. 133.
48
Naturaleza jurídica de los Derechos Reales
Sobresalen como sus teóricos más logrados, SALEILLES, GAUDEMET, GAZIN y JAILU
en Francia; Rocco, en Italia, etc.
Fue SALEILLES quien estableció que la obligación se ha ido despersonalizando
hasta convertirse en una relación entre patrimonios. A partir de 1889 este brillante
jurista francés, enseña que en la obligación lo que tiene verdadera importancia es la
prestación, por encima de las condiciones personales de acreedor y deudor.«De
modo que se objetiviza la obligación (ALTERINI).
Identifica ambos derechos en su aspecto real; este lo deduce de la facultad que
tiene el acreedor de afectar los bienes del deudor, lo cual se verifica a través de la
realización del valor del bien (ejecución), tal como si fuera un derecho real de
garantía similar a la garantía mobiliaria (antes, prenda). La corriente realista se basa
en el principio de que el patrimonio del deudor es la prenda común de sus
acreedores, pero se trata de una simple expresión metafórica, puesto que la palabra
"prend a" (ahora, garantía mobiliaria) no tiene aquí su sentido técnico.
Según los unitarios realistas, ambos derechos -real y creditorio— presentan los
dos elementos típicos de toda institución jurídica: el poder y el deber jurídicos. La
única diferencia sería la forma como se combinan dichos elementos. En el
obligacional hay un núcleo central: el deber jurídico, inserto en este se encuentra el
poder jurídico del acreedor (poder que no es otra cosa que el derecho de garantía que
tiene sobre el patrimonio del deudor, y que se manifiesta a través de la ejecución de
sus bienes). En la propiedad —derecho real— también hay un núcleo o elemento
central: el poder jurídico, en él se introduce un deber negativo de abstención
(obligación de no hacer) de toda la colectividad.
En sustancia, como queda dicho, se crearía una relación entre patrimonios. Ella
se deriva, opina SALEILLES, de la despersonalización de la obligación, que ha devenido
vinculación patrimonio-patrimonio.
POLACO sostenía que más que dos voluntades vinculadas (personalidades
abstractas), la relación patrimonio-patrimonio crea un vínculo que afecta los bienes
(patrimonio) del deudor, convirtiendo a la obligación en derecho a los bienes que
integran el patrimonio, confundiéndose de esta manera con el derecho real (se
transforma en un ius in re).
GAUDEMET, en su Tesis sobre la Cesión de Deudas, reitera que los derechos
personales son derechos sobre los bienes y se diferencian de los reales en que su
objeto es un patrimonio entero, mientras que el de estos últimos es un bien
determinado.
En 1902 JALLU en su trabajo La idea de la continuación de la persona como
principio de las transmisiones a título universal, ratifica que los derechos
personales son derechos sobre las cosas.
GAZIN, en su obra Ensayo crítico sobre la noción de patrimonio en la doctrina
clásica (1910), defiende la hipótesis de que los derechos personales son derechos
reales indeterminados.
49
Tratado de Derechos Reales
Todavía Alfredo Rocco era uno de los pocos que insistía en pensar que la
obligación engendra un verdadero derecho real. El acreedor tendría un derecho de
prenda general sobre el patrimonio del deudor. Este derecho real del acreedor
consistiría en el poder satisfacer su crédito con el valor de la venta de los bienes de
aquel50.
Es bien sabido que estas corrientes no contaron con la aceptación de los
estudiosos. No han hecho escuela.
50
Naturaleza jurídica de los Derechos Reales
Nosotros, por nuestra parte, consideramos falsa a esta tesis realista. Tiene de
común con el dualismo clásico el reconocer el establecimiento de una relación real
entre la persona y el bien (patrimonio-patrimonio), con lo cual acepta el carácter de
inmediatividad, y negar asimismo la existencia de un sujeto pasivo, pero tiene un lado
débil, puesto que el patrimonio es una abstracción integrada por cosas y bienes que
no son cosas (derechos y obligaciones; activo y pasivo), al paso que los derechos
reales recaen sobre bienes determinados, específicos.
51
Tratado de Derechos Reales
(*) Cfr. Sobre el tema: PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., T. III, Vol. I, p. 11 y ss.; PUIG PEÑA, Federico. Ob. cit., T. III, Vol.
I, pp. 5-7; AREAN, Beatriz. Ob. cit., pp. 24 y 25; PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob.
cit., pp. 42-47; MESSINEO, Francesco. Ob. cit., pp. 197 y 198; DE COSSÍO, Alfonso. Instituciones de Derecho Civil. T.
2, pp. 498-501; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., pp. 6 y 7.
52
dicen, no son posibles más que entre hombres. Los clásicos concibieron el derecho
personal como la vinculación entre el acreedor y el deudor (relación jurídica), y el
derecho real como la relación entre el titular y el bien (relación económica). Por ello
enfilan sus baterías contra la definición tradicional de DEMOLOMBE, a la que consideran
incorrecta, por hablar de dos elementos: sujeto activo (persona) y objeto (el bien),
puesto que si se habla de "sujeto activo", necesariamente debe existir un sujeto
pasivo. Por otra parte, los unitario-personalistas solo consideran el aspecto interno,
vale decir la relación fáctica de la persona con el bien, en la que se encuentra el
contenido económico del derecho53.
Los elécticos concluyen que en la relación jurídica patrimonial se dan los dos
aspectos o poderes: interno y externo.
Para algunos, su iniciador fue Louis RIGAUD. Sobresalen como conspicuos
expositores de esta tesis, PLANIOL y RIPERT en Francia; VON THUR, en Alemania; ROTONDI,
MESSINEO, BARASSI, en Italia; entre los españoles destacan nada menos que DE DIEGO,
CASTÁN, PUIG BRUTAU, ROCA-SASTRE, DE COSSÍO, y otros que se
53
Tratado de Derechos Reales
(62) PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., pp. 46 y 47.
(63) . CASTAÑEDA considera en forma inexacta a PLANIOL y RIPERT indistintamente en la doctrina unita
ria obligacionista y en la ecléctica. Cfr. Ob. cit., p. 67. Muchos otros autores incurren en el mismo yerro. Sin
embargo, los profesores franceses hacen una brillante exposición de la tesis unitaria obligacionista, aunque
finalmente la consideran incompleta por prescindir del aspecto interno (poder jurídico), para terminar adhiriendo a
la teoría ecléctica. Para corroborar este aserto confróntese su Tratado ...., T. III, N°s 36-40, pp. 42-47.
(64) VON TUHR, Andreas. Derecho Civil. Vol. I, Depalma, 1946, pp. 168 y 169-
elementos: el poder del sujeto sobre el bien, es decir, el contenido interno de cada
derecho que permite al sujeto gozar por sí mismo de alguna de las utilidades que
puede proporcionar el bien. Este poder directo sobre el bien es el "peso" que grava
sobre los bienes. Y este "peso" es la expresión plástica del contenido económico del
derecho real; y la relación del sujeto con los terceros, es decir, el deber permanente
(sea o no ejercitado el derecho reál) y negativo de todos los terceros, de abstenerse de
cualquier acto que se oponga al señorío del titular sobre el bien. Este es el elemento
externo (la relación jurídica de seguridad) con que se garantiza y protege aquel
contenido económico, y del que proviene el señorío autónomo del interesado54.
Uno de los más grandes expositores italianos, Francesco MESSINEO55, sostiene
que los derechos sobre los bienes dan lugar a una relación entre el titular (sujeto
activo) y los otros sujetos (sujetos pasivos). No solo reconoce en ellos un poder de
inmediación (aspecto interno) y un poder de exclusión y de prohibición, sino que a
tal poder corresponde un deber general negativo, o sea, el deber de la generalidad
de los terceros de abstenerse de impedir, de cualquier manera, el ejercicio de aquel
poder.
ROTONDI56 plantea que para definir al derecho real hay dos caminos, según que
se conceda prevalencia a alguno: a) el carácter económico de su contenido
(elemento estático o interno). Desde este ámbito, "los derechos reales fueron en otro
tiempo calificados como un señorío directo e inmediato sobre la cosa": obtener
directamente una utilidad. ROTONDI considera que la doctrina moderna atenúa
justamente" la importancia de este concepto; b) el carácter absoluto (elemento
dinámico y externo). ROTONDI resalta este segundo aspecto, "el cual hace que se
conciba el derecho real como un derecho ponible erga omnes, o sea, como un derecho
que impone la universalidad de los otros miembros de la comunidad, el deber de
abstenerse de molestar o turbar al titular en el ejercicio de su derecho.
En la doctrina española podemos incluir a DE DIEGO, CASTÁN, PUIG PEÑA, ROCA
SASTRE, DE COSSÍO, como los más destacados.
Clemente DE DIEGO57 lo define así: "El derecho real atribuye a su titular un
poder o señorío más o menos intenso sobre una cosa de la naturaleza exterior frente
a todos los demás hombres; implica, pues, poder de obrar sobre una cosa (usándola o
disfrutándola, transformándola, disponiendo respecto de ella), y la pretensión frente
a todos los demás de rechazar sus ataques, de excluir su participación". El conocido
profesor español especifica que lo primero significa el lado interno del derecho, y lo
segundo, el lado externo.
José María CASTÁN TOBEÑAS58 reconoce también dos caracteres al derecho real:
desde el punto de vista interno y económico, la inmediatividad del poder ejercido
56
Tratado de Derechos Reales
57
La teoría ecléctica
58
27. CRÍTICA AL ECLECTICISMO
Esta teoría, como no podía ser de otra manera, ha sido muy combatida.
DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN y GULLÓN la consideran errada, pues si el titular
necesitase de la realización de conductas negativas por terceros, su poder sería igual
al del acreedor en un derecho de crédito, que no ve satisfecho su interés más que
cuando el deudor cumple con su prestación64.
En rigor de verdades, estimamos falsa por contradictoria esta teoría. Si es cierto
que se establece un poder directo e inmediato del sujeto con el bien (aspecto
interno), no vemos cómo pueda ser lógico sostener el deber de abstención de los
demás, puesto que no constituye un contenido específico y concreto (aspecto
externo). En este último elemento regresiona al monismo obligacionista.
Es imposible establecer una paridad o unidad entre la teoría dualista (relación
persona-bien) y la teoría monista obligacionista (relación persona-persona). Todo
ello porque, como bien sentencia TILOCCA, ambos apsectos —interno y externo—
son, simplemente, incompatibles entre sí. A nuestro parecer, esta teoría finalmente
resulta inclinándose más al obligacionismo.
CAPITULO III
OTRAS TEORÍAS
64 DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio, cits. por BULLARD G„ Alfredo. Alfredo. Ob. cit.,
p. 206.
59
Tratado de Derechos Reales
65 En el Derecho peruano, la anricresis es derecho real, conforme al art. 1901 y ss. del Código Civil. En la doctrina
incuestionablemente también siempre lo ha sido.
60
Tratado de Derechos Reales
(78) GIORGIANNI, M., La Obligación (La Parte General de las Obligaciones), pp. 82-92.
tfytaMB 60
Otras teorías
de buena fe. En suma, estima que el problema de la noción del derecho real
está complicado por los principios de la publicidad y de la posesión.
Aunque es posible, y esa es la base de su teoría, que a pesar de los distintos
criterios, haya concordancias. Así sucede que el usufructo puede ser
considerado indistintamente un derecho de disfrute, por un lado, y un
derecho real, cuando el título de constitución es inscrito, por otro.
* Igualmente la servidumbre negativa, es estimada una obligación, pero
también un derecho real, cuando el título de constitución es transcrito, lo
cual permite aplicarle las reglas de los derechos obligacionales o de los
derechos reales, respectivamente66.
III. Ahora bien, no estamos de acuerdo con la teoría de GIORGIANNI, bien que no
le falta razón para afirmar que es posible ensayar otros criterios para
clasificar los derechos patrimoniales, entre ellos los reales. Pero de ahí a
identificar los derechos reales con las obligaciones propter rem y las cargas
reales, media una enorme distancia.
En realidad, en el fondo esta tesis no aporta nada nuevo. Diferenciar entre
un poder inmediato y poder adherente, constituye una sutileza. El que el
poder del titular sea adherente y no inmediato carece de trascendencia.
Sabemos que el titular del derecho de garantía (hipoteca, garantía
mobiliaria) no tiene un poder físico, material, sino jurídico. De ahí se deriva
que pueda realizar el valor del bien (denomínese inmediatez o adherencia).
Pero eso es una consecuencia del poder de disposición que tiene, típico de
los derechos reales. El arrendatario, el comodatario, el depositario
(derechos creditorios), como tampoco ningún titular de un derecho real
relativo, no pueden solicitar la realización del valor del bien, para así poder
hacerse pago. No basta, pues, la idea de goce o disfrute de GIORGIANNI. La
noción de "derecho real" no puede ser reemplazada por la de "derechos de
goce"; el titular de un derecho real tiene además, y sobre todo, la facultad
de disposición, que lo caracteriza.
61
Tratado de Derechos Reales
67 Cfr. AREÁN, Beatriz. Ob. cit., p. 22; ALTERINI, Jorge Horacio. Ob. cit., p. 138; BULLARD G., Alfredo. Alfredo.
Ob. cit., pp. 219 y 220.
62
Otras teorías
63
CAPITULO IV
DERECHOS REALES. SÍNTESIS
Y RECAPITULACIÓN
65
Tratado de Derechos Reales
Y es también la posición de Manuel ALBALADEJO, para quien poder directo no quiere decir tenencia material y tangible en
manos del titular de aquel, de la cosa sobre la que el poder recaiga, es también aquel puramente formal, que, sin contacto del
titular con ella, recae sobre la cosa sometiéndola -en cualquier aspecto— a su señorío inmediato (ej., hipoteca). Por
consiguiente, poder directo "es aquel señorío jurídico que (aunque falten las facultades de goce, de disfrute y de tenencia
material de la cosa) atribuye la posibilidad de operar inmediatamente sobre esta de alguna forma (así, para promover su
venta, en el caso visto, de la hipoteca; o para promover su adquisición, si se trata de que lo que se tiene es un derecho de
retracto sobre la cosa que otro vende)". Ob. cit., pp. 17-18.
74 SALVAT, Raymundo M. Tratado de Derecho Civil Argentino. Derechos Reales. T. I, p. 8.
75 PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., III, I, p. 7.
76 FRAGUEIRO, Alfredo. "Naturaleza jurídica de la relación en los derechos reales", 1950.
Término unívoco es el que dice de muchas cosas algo formalmente idéntico. Así los términos hombre y universal
atribuyen respectivamente a todos los hombres y a todos los minerales la misma esencia. Todos los hombres son
66
Derechos Reales. Síntesis y recapitulación
iguales. El término equívoco, por el contrario, es el que predica de varias cosas algo total y formalmente distinto. La
palabra "oro" puede significar así un metal y un apellido de una persona; no hay pues identidad ni total ni parcial sin
absoluta diversidad.
El término análogo participa de la modalidad del unívoco y del equívoco: se asemeja al primero porque predica en
parte de una pluralidad de cosas algo formalmente distinto y se vincula con el segundo porque, a la vez, de esas
mismas cosas, atribuye en parte la diversidad. En parte, pues, la identidad, y en parte la diversidad. Ob. cit., p. 362.
Pero además la analogía puede ser: intrínseca y extrínseca. En conclusión, la "relación'es un término análogo y de
analogía inrínseca.
77 FRAGUEIRO, Alfredo. Ibídem, p. 364.
67
Tratado de Derechos Reales
La norma legitima una relación de hecho en base a cosas que tengan formas
culturales apropiadas. El aire del espacio infinito, el agua del océano, por
ejemplo, no78.
Para el ejercicio de un derecho real, es menester un enlace de hecho entre
el hombre y los bienes, cuyo enlace no es nada más que la relación que
media siempre entre el fin y su medio adecuado.
FRAGUEIRO concluye: relatio es atributo intrínseco por analogía de todo lo
existente: por ella los átomos se unen para formar la molécula, las
moléculas para constituir el cosmos y las grandes masas; por la relatio se
explican la causalidad física, los procesos biológicos y el análisis mate-
mático; por la relatio, también, en la conducta jurídica, se definen y clasifican
los derechos en reales y personales según sea la relación entre personas o
entre persona y bien79.
68
Derechos Reales. Síntesis y recapitulación
69
Tratado de Derechos Reales
83 El que el derecho real establezca una relación con el bien sin referencia a una causal especial, hace precisamente que
sea oponible erga omnes, según las reglas del derecho objetivo. Como bien dice HUBER, Eugen. es condición del
derecho real en su relación con el bien, "que se ejercite frente a otro sujeto de derecho sin que precise una
FUNDAMENTACION que descanse en una causal especial de derecho", HÜBER, Eugen. Ob. cit., p. 10.
Pero además, dice HUBER, Eugen: "La relación con la cosa como objeto de derecho deberá ser deducida de una
causa de derecho especial: sin esta no puede aquella existir. Pero la causa de derecho no se exterioriza únicamente
frente a aquel que en la relación jurídica que sobre ella se funda, aparece como obligado. Así puede hacerse valer el
derecho de propiedad frente a cualquiera apoyándose en su adquisición, cuando la propiedad se ha constituido
mediante una relación jurídica que tenía en otra su causa". "El propietario de una cosa está siempre en relación real
con la parte contraria (cualquiera que esta sea, es decir, con los sucesivos propietarios) y no solo como consecuencia
de la relación real (creadora de su derecho, con la otra parte contratante), p. ej., el deudor de la carga inmobiliaria
(carga real) o el acreedor del derecho". Ob. cit., pp. 11 y 12.
84 Vide. ALTERINI, Jorge Horacio. Ob. cit., p. 141.
70
Derechos Reales. Síntesis y recapitulación
71
Tratado de Derechos Reales
P^^tr. 72
Derechos Reales. Síntesis y recapitulación
87 "En la relación jurídica implícita en el derecho real, se da un contacto inmediato entre la persona y la cosa, si bien dicha
inmediación se ha de concebir bajo la garantía y supervisión del Estado (principio que domina el régimen de todos
los derechos subjetivos). La cosa queda vinculada a la persona; algo así como obligada a obedecerla, de suerte que
—solo en este sentido— puede hablarse de un derecho sobre la cosa y convertir a la misma en uno de los dos polos
de la relación jurídica, bien entendido que se trata de una construcción parabólica, pues de todos es sabido que las
cosas nunca pueden ser sujetos pasivos ni activos de los derechos". Cfr. CARBONNIER, Jean, Derecho Civil. T. II.
Vol. I, pp. 68 y 69.
73
CAPÍTULO y
CLASIFICACIONES DE LOS DERECHOS REALES
75
Tratado de Derechos Reales
91 WOLFF, Martin; ENNECCERUS, Ludwig; y, KIPP, Theodor. Tratado de Derecho Civil. Derecho de Cosas. T. III. Vol. I.,
Bosch, Casa Editorial. Traducción de la 32a ed. Alemana, Barcelona, 1944, pp. 7-12.
76
Clasificaciones de los Derechos Reales
77
Tratado de Derechos Reales
78
Clasificaciones de los Derechos Reales
79
Tratado de Derechos Reales
80
Clasificaciones de los Derechos Reales
reales. Los incluimos en este lugar solo para despejar cualquier duda que exista. Su
desarrollo se hará en el tomo II, correspondiente a la propiedad.
I. Derecho de retención. En el Derecho patrio el de retención es indis-
cutiblemente un derecho real autónomo. Así lo reconoce el código (art.
1.123 y ss.). Por medio de él, "un acreedor retiene en su poder el bien de su
deudor si su crédito no está suficientemente garantizado".
Para un sector de la doctrina es un derecho de naturaleza personal. Otro
grupo, mayoritario, le confiere carácter real, es un verdadero y completo
derecho real de garantía, toda vez que concede un poder directo sobre el
bien y es oponible a terceros (RAMPONI, MORELL, VIÑAS MUY, SALVAT, SPOTA,
MOLINARO). NO faltan quienes lo consideran un derecho real con efectos
limitados (CHIRONI); VALIENTE, en contraposición, lo ubica entre las
obligaciones propter rern o ambulatorias104. CASTÁN le niega carácter real, y
sostiene que en realidad "implica una garantía especial que no va
acompañada, como la propia garantía real, del poder de enajenar la
cosa"105.
BORDA llega a considerarlo solamente una excepción procesal que permite al
acreedor retener el bien mientras no haya sido .pagado.
En el Derecho peruano, como queda dicho, el acreedor tiene la facultad de
retener el bien hasta que le sea satisfecho su crédito por el obligado; tiene
un poder directo sobre el bien que es oponible a terceros. Se mantiene la
tradición de asignarle carácter real.
II. La anticresis. Algunos, como PUIG BRUTAU106, la encuentran discutible. SALVAT
sostiene que se presenta como un derecho peculiar, "es personal en su
origen porque se trata de un crédito, pero parece vestirse de real, pues actúa
sobre la cosa obteniendo un beneficio, que es característica de los de esta
especie; pero si se percibe la realidad, resulta un crédito abonándose
fragmentariamente, casi del mismo modo que lo sería una suma de dinero
prestada y que va a ser satisfecha en plazos periódicos". En definitiva, lo
tipifica como un derecho creditorio, aunque, teniendo una garantía real, su
titular, al igual que en la hipoteca y la garantía mobiliaria, está revestido de
la acción real, mas no como protectora del derecho personal, sino de la
garantía107. SALVAT considera a la prenda y a la hipoteca como garantías
reales de derechos creditoriales.
El tema tiene poca importancia entre nosotros, desde que la anticresis es
un derecho real en el derecho positivo.
81
Tratado de Derechos Reales
82
.TITULO III
PRINCIPIOS QUE REGULAN
LOS DERECHOS REALES
r
CAPITULO I
PRINCIPIOS EN EL CÓDIGO CIVIL
(133) SANCHO REBULLIDA, Francisco de Asís. Pone de manifiesto el doble plano que, en el derecho español —pero
que también podemos extenderlo a los demás países—, presenta: a) de iure ándito, en cuanto
87
Tratado de Derechos Reales
El sistema del numerus clausus. La importancia de los derechos reales exige que
haya un número predeterminado o fijo de creación de derechos. De suerte que
siempre serán típicos o nominados. Es el sistema del numerus clausus. Las razones son
varias. En opinión de ALVAREZ-CAPEROCHIPI, el sistema de los derechos reales es un
sistema de protección de la apariencia, por ello "su ejercicio está sometido a un
régimen de publicidad (posesión y registro) que exige la preexistencia típica del
derecho (nomen inris) y la determinación sustancial de su contenido. La eficacia erga
omnes de un derecho (real) ha de ser considerada como especial (típica), sin que se
pueda en virtud de acuerdos privados constituir relaciones con trascendencia
universal"(134). Hay otra razón de peso, y es que, siendo estos derechos reales "los
que determinan el régimen de la propiedad y sus efectos y límites, no puede dejarse
su estatuto a la voluntad de los particulares, porque afecta la constitución social del
país y por tanto la ley los debe fijar taxativamente" (PLANIOL)(135). En cuanto a los
derechos reales limitados, este fundamento ontológico de la tipicidad es que "deben
considerarse de algún modo como regímenes de desmembración de la propiedad,
en razón a una causa jurídica, y que suponen medidas antieconómicas de tutela
singular frente al principio supremo de tutela universal de los acreedores. Son, por
tanto, derechos excepcionales (típicos)" (ALVAREZ CAPEROCHIPI).
En realidad, para nosotros, los derechos reales, especialmente la propiedad,
no pueden crearse tan fácilmente por los individuos, no tanto porque, como pien-
san algunos, se puedan restaurar derechos de corte feudal (hace tiempo que de-
sapareció este sistema), sino porque el legislador busca proteger y perennizar la
propiedad y, en general, los derechos sobre los bienes. De manera que^esto atañe al
diseño general que busca el legislador. Sería impensable, verbigracia, que un sistema
donde se protege la propiedad privada, terminara convertido en colectivo por
voluntad de las partes.
interpretación del sistema vigente; y b) de iure conciencio, o, al menos del deber ser doctrinal. SANCHO
REBULLIDA, Francisco de Asís, Estudios de Derecho Civil. T. II, p. 241.
(134) ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Curso de Derechos Reales. T. I., Editorial Civitas S.A, Madrid, 1986, p.
19.
(135) Cfr. CORVETTO VARGAS, Aníbal. Manual Elemental de Derecho Civil Peruano. T. II (Derechos Reales). Librería
Studium S.A., Lima, 1956, p. 199.
I , 88
Principios en el Código Civil
voluntad de los particulares109. El sistema clausus se fundamenta en esa restricción al
elemento volitivo. La limitación al libre juego de la voluntad se manifiesta en sus dos
aspectos: a) en la creación de nuevos derechos reales; b) en la modificación de las
características de los existentes (FEIGÍN).
Debe quedar claro entonces que el sistema clausus comporta una limitación a la
libertad reconocida a los individuos como principio para expresar su voluntad jurídica.
Esta expresión —plantea Martha FEIGÍN—, cuando es expresa en las legislaciones, asume
dos modalidades: a) una norma imperativa y una enumeración y reglamentación (v. gr.,
el código peruano contiene una norma imperativa: art. 881, mas no una reglamentaria);
b) una serie de figuras reglamentadas en las leyes de fondo o sustantivas (v. gr., el BGB,
el código suizo, etc)110.
Parece obvio que en los derechos reales la noción de orden público tiene
aplicación y, además, aceptación. LEGÓN, quien coincide con VAREILLES-SOMMIE- RES,
expresa que "todas las leyes son de orden público, porque directa o indirectamente,
mediata o inmediatamente, cualitativa o cuantitativamente se halla interesada la
colectividad"111. Pero esto excluye cualquier idea de ser una disciplina "dictatorial".
109 FEIGÍN DE BENDERSKX Martha E. (1966). "La autonomía de la voluntad en materia de Derechos Reales". En:
Revista Lecciones y Ensayos, N° 31, Buenos Aires, 1966, p. 100.
110 FEIGÍN DE BENDERSK% Martha E. Ob. cit., p. 115.
111 LEGÓN, Femando. "El cariz dictatorial de la ley en el sector de los Derechos Reales". En: Rev. de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales, Año Y, Tercera Época, N°s 21 y 22, setiembre - diciembre, Buenos Aires, 1950, p. 144.
89
Tratado de Derechos Reales
precedente de los romanos, que no admitían a la par de la propiedad, sino unos
pocos derechos reales? Fue DEMOLOMBE el gran impulsor de esta doctrina. Para
él, a diferencia de los personales, los derechos reales interesan al público, a los
terceros, al interés colectivo, y por eso tocan al orden público y se vuelven
invulnerables frente a las convenciones de los particulares112.
Aquella tendencia a la desvinculación de la propiedad se acentuó en el siglo
XIX, y en estos momentos —sobre todo con la virtual desaparición de la
propiedad colectiva— se halla muy fortificada. Según ÁLVAREZ CAPEROCHIPI,
"detrás de la tipicidad late la pretensión de la defensa de valores universales y,
muy especialmente, el principio supremo del liberalismo: la tutela del
crédito". Esta es el valor superior del derecho civil, superior aun al de la
autonomía de la voluntad.
ÁLVAREZ CAPEROCHIPI encuentra puntuales y específicas razones para justificar la
tipicidad en las distintas categorías de los derechos reales113.
II. En el derecho contemporáneo, las legislaciones se inclinan mayoritaria- mente
por el sistema clausus. Es la pauta del Código Civil alemán114, y que continúan
los códigos de Austria, Suiza, Países Bálticos, Hungría, Suecia, Finlandia,
Portugal, Holanda, Japón, Brasil, Chile115. También se ubica entre estos al de
Argentina 116 , pues el artículo 2.502 establece: "Los Derechos Reales solo
pueden ser creados por la ley". PUIG PEÑA es el único que, erróneamente, incluye
al código argentino en el sistema apertus.
III. Por igual el Código peruano adhiere indubitablemente al sistema clausus. El
artículo 881 dispone: Son derechos reales los regulados en 5 este Libro y
otras leyej. La fórmula es, en nuestra opinión, muy clara. El hecho de que una
persona solo pueda crear los derechos reales que establecen el Código Civil y
las leyes especiales, vale decir los típicos o nominados, no es otra cosa que
reconocer el principio de legalidad (numerus clausus). Principio que es de orden o
naturaleza pública, que no admite variabilidad por pacto de las partes. Esa ha
sido, además, la tradición peruana.
Nadie podrá, v. gr., instituir la figura de la enfiteusis, reconocida en el Código de
1852, pero suprimida ya desde 1911 por la Ley N° 1.446 de 7 de noviembre de
ese año. Ni el código de 1936 ni el vigente la aceptaron. De igual modo, no es
factible establecer derechos de censo (en cualquiera de sus modalidades),
90
Principios en el Código Civil
capellanías ni vinculaciones. Todas estas instituciones colisionaron con la
moderna concepción de la propiedad, orientada a la libertad de comercio.
El código derogado regulaba este principio en la primera parte del artículo 852
que, literalmente, decía: "Por los actos jurídicos solo pueden establecerse los
derechos reales reconocidos en este código". Sin embargo su redacción era
saltantemente defectuosa, puesto que los derechos reales no solo son los
estipulados en el código, sino también en las leyes especiales. El código vigente
ha adicionado esto, agregando en el artículo 881 la palabra "leyes". Para
nosotros, carece de importancia que el corpus actual no diga, como el abrogado,
que por los actos jurídicos las partes no podrán crear otros derechos que los
señalados en el código y en las leyes. Al decir el codificador que son esos y no
otros derechos, es obvio que nadie podrá instituir otros derechos reales que los
tipificados.
Para los exégetas del código del 36, el sistema del numeras clausus era el admitido.
Así se pronunciaban CASTAÑEDA117, Lucrecia MAISCH118,
CORVETTO 119 , entre otros. Resulta incomprensible que el destacado jurista
argentino Héctor LAFAILLE sostuviera que nuestro código de 1936 omitía el
tema y que por consiguiente adhería al sistema apertus{lAl).
Ahora bien: ¿Qué significa no poder crear otros derechos reales? Supone que
por acto jurídico se podrán crear los derechos reales nominados (propiedad,
posesión, copropiedad, usufructo, servidumbre, 11 habitación, uso, superficie,
hipoteca, anticresis, derecho de retención); asimismo, otros que se hallan fuera
del código, desperdigados en las leyes especiales, como por ejemplo la garantía
mobiliaria. Se trata, pues, de un universo bastante amplio. Más allá de estos, la
voluntad particular no puede constituir otros. Comentando el código de 1936,
CASTAÑEDA creía que aparentemente no podía establecerse por acto jurídico,
determinadas figuras como los censos consignativo, reservativo y enfitéutico,
aunque nada impedía que la legislación pudiera autorizarlos porque la
Constitución no lo impedía120. Para nosotros esto no es posible. No podrá, por
ejemplo, establecerse enfiteusis, ni ninguna modalidad de censo, no tanto
porque la ley no permita, sino porque el codificador escoge un concreto
modelo de sociedad, y por consiguiente las figuras jurídicas que no lo
contradigan. Después de todo, como el mismo CASTAÑEDA advertía, en el
sistema claúsus hay una acción tutelar del Estado.
El fundamento de la tipicidad y, por consiguiente, de la norma prohibitiva de
creación de derechos (reales) distintos de los regulados en el Código Civil y en
las leyes especiales respectivas (numeras clausus), excede, a nuestro ver, la
consideración de que pueda afectar la constitución social del país (CORVETTO), O
que se desnaturalicen las instituciones existentes121. En rigor de verdades, no se
trata de una cuestión de estética, pues la libre creación de los derechos
91
Tratado de Derechos Reales
creditorios no afecta para nada el orden ni la estabilidad de un país. Lo que
sucede, en todo caso, es que refiriéndose los derechos reales a los bienes,
especialmente a la propiedad de ellos, el legislador no quiere correr ningún
albur y, más bien, tutela la propiedad —y sus derivados— de cualquier ataque
posible. El derecho liberal se ha edificado sobre el respeto a la propiedad
privada de los bienes. Esta es una constatación objetiva. Su fundamento, pues,
no es impedir la restauración de la propiedad feudal, pues sus figuras resultan
anacrónicas por antieconómicas. ¿Qué sentido tendría, por ejemplo, instituir el
censo, la enfiteusis o el mayorazgo, cuando el arrendamiento actual ofrece
mayor rentabilidad?
92
Principios en el Código Civil
El problema surge, ante todo, dice SANCHO REBULLIDA, de que el artículo 2 de» la ley
hipotecaria española permite la inscripción (además de los derechos señalados en el
Código Civil) de "otros cualesquiera reales"; pero más contundente todavía es el artículo
7 del Reglamento de dicha ley .hipotecaria, que admite la inscripción de "cualquier acto o
contrato de trascendencia real que, sin tener nombre propio en Derecho, modifique
desde luego o en el futuro, algunas de las facultades del dominio inherentes a derechos
reales"127.
Del texto de la ley hipotecaria y de su reglamento, deducen entonces los juristas
que el código hispano adhiere al sistema apertus. Esa es la posición, entre otros, de
Clemente DE DIEGO 128 ; ALBALADEJO 129 , para quien existe la posibilidad de crear otros
derechos. "Los típicos —sostienen— no son los únicos posibles. Caben otros, creando
otras variedades (bien totalmente originales, si ello es prácticamente posible; bien mezclando
elementos de los ya existentes o modificando en estos los normales)"; igualmente
CASTÁN(139); PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS130, convencido que el sistema español dominante en
doctrina y jurisprudencia es el numerus apertus, pero con limitaciones. ACEDO131, para quien
el hecho de que el código español no acepte el régimen clausus, plantea el problema de los
derechos reales innominados. Y la jurisprudencia ibérica ha señalado algunos casos que
ratifican el sistema apertus{lG2\
Con la misma fuerza argumental, otros connotados escritores hispanos defienden
la tesis contraria, o sea el numerus clausus. Así, ALVAREZ-CAPEROCHIPI 132 afirma
contundentemente que en su país rige aquel. PUIG PEÑA133, al sostener que a pesar de la ley
hipotecaria, la jurisprudencia se orienta al numerus clausus; Ramón María ROCA SASTRE es
más categórico y dice que la misma ley hipotecaria sigue el número cerrado. También un
clásico como Jerónimo GONZÁLEZ134escribe: "Los contratantes sobre un derecho real no
pueden modificar su esencia (p. ej., crear un tipo especial de propiedad) ni transformar
en cosa corpórea lo que no lo es, para establecer un derecho real (p.e., gravar la cuarta
parte indivisa de un predio como servidumbre de paso), ni constituir un derecho
independiente sobre una porción integrante de una cosa (p.e., transferir la propiedad de
la piel de un tigre que sigue encerrado en un parque zoológico".
SANCHO REBULLIDA135, después de analizar detalladamente ambos sistemas (desde los
puntos de vista legislativo y doctrinal) termina por inclinarse hacia el número cerrado.
Considera que no hay en el Código Civil, precepto que permita a la autonomía de la
93
Tratado de Derechos Reales
voluntad configurar o crear derechos reales distintos de los regulados en el propio
código. Comenta que los artículos 467, 523 y 598 del Código español, "permiten la
alteración del contenido normal de tipos establecidos por la ley, pero no la creación.de
tipos distintos y nuevos". En cuanto al artículo 22 de la Ley hipotecaria que franquea la
inscripción de "otros cualesquiera reales" significa mención colectiva de verdaderos
derechos reales típicos, existentes pero nombrados por dudas sobre su naturaleza
(superficie, retracto, tanteo, opción y anticresis). Agrega que el artículo 7 del reglamento
de la ley hipotecaria admite la inscripción de "cualquier acto o contrato de trascenden-
cía real que, sin tener nombre propio en derecho, modifique desde luego o en lo futuro,
algunas de las facultades del dominio inherentes a derechos reales". Pero, añade, los que
no tienen nombre propio son los contratos, los derechos reales sí. Sin embargo, estos
últimos preceptos son adjetivos y no prejuzgan una cuestión claramente sustantiva: si
son derechos reales son inscribibles. Tras el análisis que efectúa de la normativa, sostiene
que el Código Civil seguiría el sistema de tipicidad con disponibilidad del contenido
normal de los tipos legales, o sea, el sistema del numerus clausus en cuanto a la
imposibilidad de crear nuevos tipos, figuras estructuralmente distintas de las reguladas
en la ley; y el sistema de número abierto en cuanto a la posibilidad de modificar
negociálmente el contenido normal u ordinario de cada una de las figuras legales. Por
ejemplo el código (español) habla de unas servidumbres, pero deja otras a la voluntad; el
contenido variaría. Aunque ello supone una notable relajación del sistema clausus y una
aproximación de ambos sistemas.
Francisco de Asís SANCHO REBULLIDA estima que esta polémica puede tener algún
defecto originario. Hay —dice— una diferencia insuperable en la naturaleza entre el
contrato y el derecho real. En el contrato, la atipicidad no tiene, en principio, más
limitaciones que las de la imaginación humana; luego vienen límites —leyes, moral,
orden público— incluso los contratos inmorales son posibles, aunque no sean legales ni
lícitos. En cambio en los derechos reales, al nlargen de las limitaciones legales o las del
Derecho natural existe otro límite impuesto por su propia naturaleza: las virtualidades de
goce y aprovechamiento inmediato y directo que los bienes son susceptibles de
proporcionar a su titular. SANCHO REBULLIDA concluye que en cualquiera de los dos
sistemas, lo que sigue teniendo función, más o menos técnica o brillante pero práctica, es
la tipicidad.
95
Tratado de Derechos Reales
derechos de uso y habitación (art. 1.029); en el retracto, donde el retra- yente se subroga
en el lugar del comprador (art. 1.592) a condición de que lo ejercite en el plazo de treinta
días (art. 1.596)137; la retroventa, en que el vendedor o enajenante tiene el derecho de
resolver unilateralmente el contrato (art. 1.586), exigiéndose que lo haga en el plazo de
dos años en los inmuebles, y de un año en los muebles (art. 1.588); también hay límite en
el compromiso de contratar, por el que las partes se obligan a celebrar en el futuro un
contrato definitivo (art. 1.414), pues se dispone que el plazo no será mayor de un año y
cualquier exceso se reducirá a ese límite (art. 1.416); hay, en fin, límite a la libre
enajenación en el contrato de opción, por el que una de las partes queda obligada a celebrar
en el futuro un contrato definitivo, y la otra parte tiene el derecho exclusivo de celebrarlo
o no (art. 1.419) dentro de un plazo máximo de seis meses (art. 1.423) que podrá
renovarse por el mismo plazo, sucesivamente (art. 1.424). Hay por cierto otros ejemplos
vinculados al derecho de personas, de familia, etc., que exceden al tema.
Es bien claro que en estos supuestos el principio de libre disposición o ena-
jenación, se halla notoria aunque momentáneamente coartado para su titular. En efecto,
se necesita que transcurran los plazos señalados —en el pacto de retro- venta, en la
opción, en el compromiso de contratar— para que el titular recupere su poder de libre
disposición.
No obstante lo anterior, en los años más recientes la legislación tiende a eliminar
todo tipo de restricciones —trabas, se dice— que vulneran este principio. Sobre todo en
la legislación publicística.
137 El derogado Decreto Ley N° 21.938 establecía en su artículo 22, el plazo de 60 días para retraer la venta.
96
Principios en el Código Civil
El fenómeno de publicización del derecho -donde se encuadra la propiedad
social—, por lo demás, ha entrado en fuerte crisis desde fines de la década de 1980. Hoy
se advierte el fortalecimiento nuevamente de la doctrina individualista.
97
CAPITULO II
LOS DERECHOS REALES SOBRE PREDIOS
RÚSTICOS Y OTRAS DISPOSICIONES GENERALES
de la República, un área tan importante como los predios rústicos, pero por otro lado, entrar a regular la materia habría
sido exceder lo que normalmente es materia de Derecho Civil. El Derecho rural agrario, como ustedes saben, hoy día es
todo un nuevo campo del derecho civil que tiene principios propios, que tiene autonomía y que se distingue del derecho
civil y por consiguiente lo que primó fue el criterio de la simple remisión". "La legislación en materia del fundo rústico está
vigente, es una legislación separada, reconocida por este Código y podrá ser cambiada el día de mañana sin necesidad de
tocar el Código Civil". Cit. por LÓPEZ SANTOS, Demetrio. Ob. cit, p. 78.
101
Tratado de Derechos Reales
946). Igualmente las normas referidas a la caza y la pesca (arts. 930 y 931). Estos
ejemplos son demostrativos de la política incoherente y contradictoria del legislador.
Ahora bien: la derogatoria del numeral 883 no resuelve el problema, antes bien, lo
profundiza. Somos de la idea -con Lucrecia MAISCH VON HUMBOLDT-, que el codificador
quiso decir: "Los derechos reales sobre predios rústicos se rigen por las disposiciones de
este Código y además por las leyes que específicamente los regulen"139. Esa debe ser la
redacción idónea. Y así ha debido corregirse, en vez de derogarse.
La ley agraria (Dec. Leg. N° 653) contiene, a su vez, una nueva contradicción con el
artículo que derogó, pues el artículo 2, inciso "a" dispone que: "El Estado otorga
seguridad jurídica sobre la tenencia y propiedad de las tierras rústicas. Los derechos
reales sobre ellas, se rigen por el Código Civil y las disposiciones contenidas en la
presente ley" (sic). La paradoja se muestra evidente: ¿No se derogó acaso el artículo 883
del Código Civil para que la ley agraria regulara los derechos reales rústicos? Y por otra
parte, ¿en qué numerales el Decreto Legislativo N° 653 legisla tales derechos? Al revisar
el texto, en ningún lado hallamos respuesta a estas interrogantes.
Con ser deficiente esa ley, no es la única. La Ley N° 26.505 (Ley de la inversión
privada en el desarrollo de las tierras del territorio nacional y de las comunidades
campesinas) también prescribe que "el régimen jurídico de las tierras agrícolas se rige
por el Código Civil y la presente Ley" (art. 2, in fine). Tal parece que no se ha reparado en
el vacío legislativo que representa la derogación del artículo 883 del Código Civil.
Estas normas lo único que hacen es aumentar los problemas de interpretación.
Surgen inevitables las siguientes interrogantes: ¿Mediante qué ley se regularán la
propiedad, la copropiedad, el usufructo, el uso, la servidumbre, el deslinde en los
predios rústicos? La ley especial solo trae tangenciales referencias al dominio, la
usucapión y la hipoteca, pero no legisla los demás institutos, menos los define. No la
corrige tampoco su Reglamento, el Decreto Supremo N° 0048-
91-AG/OGA-OAD-UT de 30 de octubre de 1991, que igualmente trata de soslayo de la
copropiedad, usufructo y anticresis.
A nuestro ver, el fundamento de la norma del derogado numeral 883 es totalmente
errado. Parte del supuesto de que los derechos reales rústicos ya están regulados en la ley
de la materia. ¿Cuál es esa ley? No existe. El abrogado Decreto Ley N° 17.716 de 1969
no era una ley que normara los derechos reales rústicos; contenía preceptos que
abarcaban un fenómeno más amplio, consistente en modificar las relaciones de
propiedad en el agro (abolición del latifundio y el minifundio, prohibición del
arrendamiento, etc.), pero no legislaba las instituciones en su dimensión estrictamente
jurídico-real. La misma tendencia sigue su sucedánea, el Decreto Legislativo N° 653, y
su Reglamento, que se orientan más bien a liberalizar y fle- xibilizar el mercado de
tierras. En el Derecho patrio, en suma, no existe una ley que se ocupe orgánicamente de
los derechos reales atinentes a los predios rústicos.
De otra parte, también constituye un error remitir la regulación de estos derechos
reales rústicos a la legislación ordinaria. Se olvida que ellos fueron el fundamento
139 MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. "Algunos aspectos que deberían ser esclarecidos en el Libro de Derechos Reales
del Código Civil de 1984". En: Libro Homenaje a José León Barandiarán, Cultural Cuzco S.A. Editores, p. 324.
102
Los Derechos Reales sobre predios rústicos y otras disposiciones generales
original, el punto de partida de los derechos reales. Las leyes especiales, por lo demás,
generalmente tienen una génesis no técnica sino sujeta a los vaivenes políticos140.
La enumeración de todos estos hechos revela el deficiente tratamiento dado por el
codificador al tema agrario, máxime si tenemos en cuenta que el Perú es un país de
grandes extensiones agrícolas, de muchas riquezas pecuarias, mineras y de fauna.
Si queremos ser coherentes, tenemos que concluir diciendo que a pesar de estos
errores legislativos, los predios rústicos forzosamente están comprendidos en el Código
Civil.
140 Razón tiene Silvio A. B. MEIRA, cuando afirma: "nada existe más íntimamente vinculado a los derechos civiles que los
derechos reales y, entre ellos, aquellos que recaen sobre cosas rústicas. Es un vasto sector más que queda abandonado, al
margen de la codificación y entregado a los azares de la legislación ordinaria-. Todos sabemos que esa legislación
ordinaria obedece a influencias momentáneas de orden político, sujeta a modificaciones no siempre felices. El código
—para ser Civil— debe traer las directrices fundamentales en ese campo tan importante para la vida de los pueblos,
relacionado con la actividad rural, la agricultura y la ganadería, en un país de grandes extensiones territoriales necesitadas
de aprovechamiento y cultivo. Si el Código es el primero en olvidar la gravedad de ese problema, ¿qué se podrá esperar de
la legislación de la materia?". "El Código Civil Peruano de 1984 (Algunos aspectos)". En: Código Civil Peruano y el Sistema
Jurídico Latinoamericano. Cultural Cuzco S.A., Lima 1986, p. 90.
141 Cfr. DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., pp. 223 y 224.
142 Merece rechazo la ubicación que le da VALIENTES NOAILLES a los derechos de autor y a la propiedad industrial, entre
los regímenes "anormales" de propiedad. Vide. Ob. cit., p. 297 y ss.
143 BORDA, Guillermo A. Ob. cit., p. 18.
144 MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 379.
103
Tratado de Derechos Reales
temporal: si otro la adquiere por usucapión en 10 años: artículo 950; o si el dueño la
abandona durante 20 años, en cuyo caso pasa al Estado: artículo 968, 4o.
51. EL DERECHO DE AUTOR
El derecho de autor se configura por ser un poder o conjunto de facultades que
tiene el autor sobre su obra literaria, artística, técnica o científica. De suerte que, como
sostiene ALBAIADEJO, esta queda sometida al señorío directo y exclusivo del autor, que
puede publicarla o no, modificarla, explotarla económicamente y, en general, disponer
de la misma de cualquier modo145. Lo mismo aparece de la Ley de Derecho de Autor
nacional, Decreto Legislativo N° 822 (arts. 10, 18, 22-29, 30, 31, entre otros).
Tal su campo de acción (objeto): las creaciones del espíritu en los ámbitos artístico,
científico, literario y técnico. El literato que escribe una novela, el compositor que crea la
partitura de una canción, el escritor que elabora un guión para una representación
teatral, el jurista que realiza un ensayo sobre cualquier rama del Derecho, etc., todos ellos
son creadores que caen dentro de este rubro. Son derechos de naturaleza especial, que
no pueden ser tipificados de personales ni tan solo de reales. Nosotros los
denominamos derechos reales sui generis. Quien está protegido por esta materia tiene,
sobre su obra, un derecho "moral" sobre ella y un derecho "económico" de explotación
que le permitirá obtener todos los réditos posibles.
104
Tratado de Derechos Reales
147 DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 226, y también pp. 224-225.
Los Derechos Reales sobre predios rústicos y otras disposiciones generales
53. CARACTERES
En resumidas cuentas, el derecho de autor es un derecho real, si bien de naturaleza
especial. Ello porque: 1) es un derecho subjetivo que posee sustan- tividad y autonomía
técnica (DIEZ PICAZO Y GULLÓN); 2) es de carácter absoluto, pues otorga un poder directo e
inmediato al autor sobre su obra; 3) es exclusivo, al otorgar una suerte de monopolio
jurídico a su titular parecido al dominio; 4) es temporal. El que su plazo o duración sea
temporalmente limitada —en oposición al dominio "perpetuo"- en nada lo merma,
pues, como bien expresa ROTONDI, ella "es establecida por la naturaleza de las cosas o por
el propio ordenamiento jurídico". "Lo que repugna al derecho de propiedad -añade- es la
revocabilidad del derecho, es decir, el admitir que otra voluntad superior a la del
propietario pueda hacer extinguir su señorío, pero no la duración limitada del derecho";
5) es un derecho enajenable, pues su titular puede disponer como mejor le convenga; y
6) es un derecho patrimonial-moral. No es exclusivamente económico; al lado de este
—o quizás, antes— está el aspecto extrapatrimonial (derecho moral)148.
148 Así, MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 379; DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob.
cit., pp. 227 y 228.
149 Una definición similar brinda ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit., p. 377.
107
Tratado de Derechos Reales
un motor que, en relación con el peso, desenvuelve suficiente fuerza para vencer la
gravedad y dirigir la aeronave en el espacio(181).
^■^■ü 108
En suma, siendo los derechos, derivaciones o consecuencias de la idea (mate-
rializada), no cabe hablar de "propiedades incorporales", desde que tales derechos
del creador serán siempre (como todo derecho), bienes inmateriales.
Tratado de Derechos Reales
150 MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 379- Estamos de acuerdo, en lo sustantivo, con la noción del catedrático de la
Universidad de Milán, aunque como ya se ha dicho, los ius in re intelectuali no son exclusivamente patrimoniales
(tienen contenido moral, además del económico).
110
Los Derechos Reales sobre predios rústicos y otras disposiciones generales
En el orden penal, los delitos contra los derechos de autor están tipificados en
los artículos 216, 217, 218, 219, 220, 220-A, 220-B, 220-C, 220-D, 220-E, 220-F, y
221 del Código Penal; los delitos contra la propiedad industrial lo están, a su vez, en
los artículos 222, 222-A, 223, 224, y 225 del Código Penal, artículos modificados y
ampliados por varias leyes.
Un estudio más amplio de los derechos intelectuales se hace en el tomo II de
este Tratado.
111
CAPITULO
I
COSAS Y
BIENES0"0
151 VALENCIA ZEA, en cambio, clasifica los derechos subjetivos en derechos de la personalidad, de la familia y
patrimoniales; estos se subdividen en: a) reales, b) personales, c) universales (los hereditarios) y d) inmateriales. A
estos últimos, como se aprecia, les da una ubicación aparte, propia. Con lo cual nosotros disentimos. En cuanto a
los hereditarios, dice que no sejercen sobre los bienes (cosas), sino sobre un concepto unitario de derechos
patrimoniales, es decir, sobre una universalidad jurídica. Vi de. Derecho Civil. T. II, pp. 1 y 2. El Código Civil
colombiano, en su artículo 665, los considera reales. VALENCIA discrepa. Nosotros también los consideramos
reales.
117
Tratado de Derechos Reales
Los bienes son objeto inmediato en los derechos reales, y mediato en los
obligacionales152. Directamente, los bienes constituyen la materia de los derechos
patrimoniales (reales y obligaciones) e indirectamente de los derechos personales,
familiares y sucesorios. Queda claro que la noción de bien es menos amplia que la de
objeto de derecho: "objeto de derecho puede ser también una relación personal, un
comportamiento o un servicio"153.
No hacemos referencia aquí a la conocida contraposición persona-bien (supra,
N° 25), que para el filósofo RENOUVIER es uno de los grandes problemas metafísicos,
tal vez el fundamental; equivale a algo así como el dualismo idealismo-realismo154.
En un sentido estricto, las cosas no son objeto de los derechos reales. No
obstante, la importancia del término cosa es crucial, pues, como dice VAILET DE
GOYTISOLO, "el objeto de derecho en último término es siempre alguna cosa"155. El
establecimiento con exactitud de la acepción jurídica actual de "cosa", es materia de
este primer capítulo.
Por de pronto, adelantamos que los términos bien y cosa tienen diferencias. Aun
más: cada uno de ellos tiene varias acepciones o significados, que han ido
evolucionando con el tiempo. A pesar de lo cual, se ha usado y se usa indistintamente
a los dos. De los bienes trata el capítulo segundo.
Finalmente, estudiamos la institución del patrimonio.
118
Cosas y bienes
158 Solo así pueden entenderse definiciones como las de Nina PONSSA DE LA VEGA, quien afirma que en el
Derecho Romano las cosas inmateriales no pertenecen a las categorías de res. Cfr. Manual de los Derechos Reales en
Roma, p. 21.
159 BIONDI, Biondo. Ob. cit., pp. 18 y 19-
160 Así, DE RUGGIERO, I, pp. 483 y 484; COVIELLO. Ob. cit., pp. 269 y 270; PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. T.
I, p. 76.
161 En sentido similar, ROMERO ROMANA, Eleodoro dice que cosa en sentido limitado "designa únicamente los
objetos materiales que existen en el mundo, a excepción del hombre", T. II, p. 1.
162 HEDEMANN, Justus Wilhelm. Tratado de Derecho Civil. Vol. II, p. 8.
119
Tratado de Derechos Reales
corporales163. Así, son cosas únicamente los objetos corporales (v. gr., vestidos,
muebles, animales, predios y otros innumerables objetos) (HEDEMANN). Quedan fuera
todos los demás objetos no corporales164.
Este criterio reducido de circunscribir las cosas a lo corporal (desprotegiendo
lo inmaterial), que es del BGB, no obstante no es muy actualizado; se relaciona más
con el antiguo derecho germánico antes que con el que tenía en la Remota Edad
Media y en el periodo de la Recepción romana. En el derecho alemán con-
temporáneo es más bien una cuestión de terminología y clasificación. PLANITZ ha
observado un movimiento doctrinario —y no de ahora— orientado a enderezar este
error y, por consecuencia, acepta una definición de cosas comprensiva de los bienes
incorporales (derechos sobre derechos)165.
Dejemos pues de lado aquella corriente que identifica las cosas con lo corporal
o material166.
Por último, importa esclarecer definitivamente que el término "corporal" no es
sinónimo de "material". La expresión cosas materiales es más precisa que cosas
corporales, pues son cosas todas las que ocupan un lugar en el espacio, sean sólidas,
líquidas o gaseosas167. Por ejemplo hay cosas como el gas, que difícilmente se pueden
calificar de corpóreas, pero innegablemente son materiales. En el derecho argentino
esto aparece absolutamente claro. Tal lo que se deduce del artículo 2.311 del Código
Civil argentino, conforme a la reforma de la Ley N° 17.711 de 1968, que modificó la
redacción original que hablaba de "corporales" por la de "materiales". Poco importa
que las cosas sean corpóreas (que tengan cuerpo), sino que sean materiales ("si entra
una materia física en su composición").
En suma, en aquellos ordenamientos donde se prefiere utilizar el nombre de
cosas, antes que el de bienes, como el alemán, debe entenderse que también engloba
163 En efecto, el artículo 90 del BGB prescribe: "Cosas en el sentido de la Ley, son solamente los objetos corporales".
Pero esta definición admite (dos) excepciones: el usufructo y la prenda de derechos: artículos 1.068 y 1.273 del
BGB. Cfr. HEDEMANN. Ob. cit., p. 34.
164 Están excluidos, obviamente: 1. Los objetos o bienes incorporales (derechos aurórales, propiedad industrial); 2. Los
valores económicos no materializados como los créditos, la cuenta corriente bancaria, el saldo de una cartilla de
ahorro (este sería un derecho de crédito); 3. El patrimonio en su conjunto (como unidad). Todos ellos "ni siquiera están
jurídicamente protegidos" (HEDEMANN). Sin duda el ámbito o esfera de acción del derecho de cosas es bastante
reducido y es quizás "uno de los defectos capitales" del sistema jurídico alemán. "En aras de la construcción jurídica
-protesta HEDEMANN-, se separan nociones que en el sentido vulgar y en el manejo económico están
incondicionalmente asimiladas". Vide. HEDEMANN, pp. 8-9-
165 En efecto, Hans PLANITZ admite que en el antiguo Derecho germánico solo las cosas corporales eran objeto del
Derecho de cosas (incluidos ios esclavos); los derechos estaban expresamente excluidos. Empero, ya la Remota Edad
Media comenzó a equiparar los derechos a las cosas corporales; "en primer lugar se ■hizo esto con ciertas facultades
estables y otros derechos sobre las cosas, que a causa de su utilidad económica eran apropiados para considerarse
como objetos autónomos del Derecho de Cosas". De manera que en la época de la Recepción (del Derecho
Romano) pudo admitirse sin discusión, la distinción entre cosas corporales y cosas incorporales. Cfr. PLANITZ,
Hans. Ob. cit., p. 93.
166 Es la posición de Nina PONSSA DE LA VEGA, que define a la cosa diciendo que "es una parte del mundo exterior,
que se caracteriza por su materialidad, y sobre la cual pueden recaer derechos. Ellas son tangibles, visibles y
palpables, y pueden ser objeto de relaciones jurídicas".
167 También MUSTO coincide con esta opinión, estimando la expresión "materiales" más precisa que la de
"corporales", puesto que hay cosas como v. gr. el gas, que difícilmente se pueden calificar de corpóreas, pero que
innegablemente son materiales. Vide. MUSTO, Néstor Jorge. Ob. cit., p. 145 -
120
Cosas y bienes
los objetos inmateriales. De ningún modo se puede limitar a los entes materiales,
"como si las cosas no fueran bienes, y los bienes no fueran cosas", de modo tal que
los objetos inmateriales serán cosas o bienes (BIONDI). Nosotros, por nuestra parte,
preferimos el término bienes.
168 Vide. LARENZ, Karl, Derecho Civil. Parte General, pp. 372 y 373.
169 Cfr. PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 59; BONNECASE. Ob. cit., p. 627.
170 MAISCH sostiene que en estos momentos se plantea el aprovechamiento de los iceberg de la Antártida; esto es
consecuencia de que "mientras no fueron susceptibles de ser útiles no fueron bienes, pero si con ellos se puede
irrigar zonas desérticas, su carácter jurídico es indubitable", Los Derechos Reales, p. 15. Sin embargo, equivocadamente
Lucrecia MAISCH VON HUMBOLDT encuentra su conversión en "bienes", en la utilidad económica que
brindan. Pero ya hemos advertido que lo que caracteriza a los bienes es su apropiabilidad, su factibilidad de
dominación humana.
171 ALESSANDRI, RODRÍGUEZ, Arturo. Derecho Civil. T. II, p. 5.
121
Tratado de Derechos Reales
122
CAPITULO
II
LOS BIENES
172 Vide. MARIN PÉREZ, Pascual, Estudios sobre el Derecho Privado y sus transformaciones actuales, p. 153; CASTAÑEDA,
Jorge Eugenio, I, p. 16.
173 Proemio del Título XVII, Partida 2.
12
3
Tratado de Derechos Reales
imaginario, sino únicamente lo que puede producir utilidad al hombre, esto es, un
bien (COVIELLO), y además, que sea apropiable.
Tampoco coincide con el significado físico, ya que no tod,as las cosas cor-
póreas constituyen un bien, existiendo bienes que no participan de tal índole
(COVIELLO).
En sentido técnico jurídico, el concepto es más limitado; bien es "todo lo que
puede ser objeto de derechos y, por tanto, toda parte del mundo externo capaz de ser
sometida a nuestro poder, e idónea a producir una utilidad económica" (DE
RUGGIERO)174. Bien en sentido jurídico, dice COVIELLO, "es todo lo que puede ser objeto
de derechos patrimoniales; todo lo que es permutable, porque representa una
utilidad estimable en dinero por vía directa o indirecta"175.
Naturalmente, en el derecho más actualizado esta última acepción de cosa es la
que se otorga a bien, reservando la denominación "cosa" para los objetos materiales
exclusivamente, o, en todo caso, para aquellos no susceptibles de apropiación.
En suma, poco pueden ayudar la noción filosófica (abstracta) y la exclusiva-
mente física para determinar el concepto jurídico de bien.
174 Así, DE RUGGIERO. Ob. cit., p. 483; COVIELLO. Ob. cit., p. 269.
175 COVIELLO, Ibídem.
176 COLIN y CAPITANT. Ob. cit., p. 463.
124
Los bienes
Desde esta perspectiva, el bien comprende las cosas materiales, así como las
inmateriales (las energías y los derechos). En el siguiente gráfico intentamos aclarar la
cuestión.
^^——Cosas
177 Este es un gráfico opuesto al de LLAMBÍAS. Este destacado jurista argentino, estima que en el Código de s.u país,
siguiendo a Freitas, la relación se invierte: el género es el bien, y la especie, la cosa. Vide. LLAMBÍAS, Jorge Joaquín,
Tratado de Derecho Civil. T. II, p. 218.
178 CARBONNIER, Jean, Derecho Civil. T. II. Vol. I, p. 95.
179 En el derecho argentino, también se reserva la denominación específica de "bien" para las cosas inmateriales. Cfr.
MUSTO, Néstor Jorge. Ob. cit., p. 147; BORDA, Guillermo A. Ob. cit., p. 8; pero en la acepción amplia comprende
los materiales y los inmateriales, de acuerdo con el artículo 2.312 del Código Civil, exactamente lo mismo que
nosotros.
125
Tratado de Derechos Reales
económico, más que en razón de los derechos de que son objetos. Los verdaderos
derechos no son bienes (objetos), sino ios derechos sobre estos (derechos reales) o
los que llevan indirectamente a procurárnoslas (derechos credituales)" (COLÍN y
CAPITANT). Hay un único derecho real (derecho sobre un objeto) que se exceptúa de la
regla: es la propiedad, puesto que por el hecho de "absorber toda la utilidad
económica de la cosa, se confunde con ella hasta el punto de que en el uso no se los
distingue". De ahí que sea absolutamente común escuchar referirse de la siguiente
forma: "Mi casa" (y no, mi derecho de propiedad). En cambio, los demás derechos
reales (usufructo, uso, hipoteca, etc.) no pueden ser confundidos con los bienes que
tienen por objeto, por la razón de que no conceden a su titular toda la utilidad de
estos bienes180. En suma, a pesar de ser los derechos, bienes incorporales, el derecho de
propiedad es la excepción. Este derecho (la propiedad, mejor dicho), no se distingue
de los objetos sobre que recae.
180 COLIN, Ambroise, y CAPITANT, Henri. Ob. cit., pp. 464 y 465.
181 Lucrecia MAISCH define a los bienes así: "Objetos corporales e incorporales de valor y materia de apropiación".
Jorge VEGA VELASCO y Carlos CARDENAS QUIROS les definen de la siguiente manera: "Las cosas materiales
o inmateriales que pueden ser objeto de derechos".
182 El Código Civil argentino anterior definía a los bienes en su artículo 2.312: "Los objetos inmateriales susceptibles de
valor, e igualmente las cosas, se llaman bienes". En su artículo 2.311 definía a las cosas: "Se llaman cosas en este
código, los objetos corporales susceptibles de tener un valor".
183 Cfr. ROTONDI, Mario. Ob. cit., p. 206.
126
Los bienes
patrimonio, vale decir los bienes (cosas) que pueden ser objeto de un derecho y
representan un valor pecuniario (económico)184.
En su sentido amplio, los elementos más trascendentes de bien son:
1. Individualización en el mundo exterior. Puede ser material como
inmaterial (basta con que sea nominal);
2. Utilidad (derivada de su valor). Deben ser objetos de carácter patrimonial,
que presten una utilidad, que puede ser económica (material) o moral,
como también actual o futura. "La utilidad se debe referir al hombre no en
su entidad física o biológica, sino en sus relaciones sociales" (BIONDI). Por
ejemplo, el aire es necesario al hombre, pero no entra en las relaciones
sociales;
3. Apropiabilidad. Deben ser susceptibles de goce y dominación. Las cosas
solo se convierten en bienes cuando entran en el goce y disposición del
hombre. O sea, deben tener relevancia jurídica, entendida esta como
"interés, en el modo y en los límites en los cuales este es considerado por el
ordenamiento jurídico" (BIONDI); finalmente;
4. Extrañeza al sujeto. Bien es lo que se contrapone a una persona, al
hombre, "como objeto se contrapone a sujeto, el yo al no yo"185.
184 Así, COLIN, Ambroise, y CAPITANT, Henri. Ob. cit., T. II, Vol. I, p. 461; JOSSERAND, Louis. Ob. cit., T. I,
Vol. III, p. 4.
185 Así, BIONDI, Biondo. Ob. cit., p. 27.
186 Cfr. VALENCIA ZEA. Ob. cit., pp. 10 y 11.
127
Tratado de Derechos Reales
(1968) que resuelve la cuestión: "las disposiciones referentes a las cosas son
aplicables a la energía y las fuerzas naturales de apropiación" (BORDA).
El fundamento de considerar a las energías y fuerzas naturales dentro de los
bienes, se debe no a una mera abstracción, sino a que son físicamente aprovechables
y tienen un contenido y una valoración económicos; favorecen a la sociedad. Y, por
consiguiente, susceptibles de goce y disposición autónoma que las asimila a los
bienes. Las energías, de otra parte, prestan un servicio en forma independiente de la
materia o fuente que las produce; "la energía, pues, no está condicionada a los
instrumentos materiales (los hilos conductores o acumuladores respecto a la energía
eléctrica, por ejemplo), porque estos instrumentos materiales pueden separarse, por
el contrario, de la energía que se distribuye por ellos, y respecto a la cual realmente no
funcionan sino como recipiente" (ROTONDI). Por ello, la fuerza o energía laboral del
hombre, la energía psíquica, o la fuerza motora de los animales (a pesar de ser
energías) se excluyen, no se consideran energías, porque no son susceptibles de goce
o de disposición autónoma; no pueden usarse independientemente del hombre o del
animal que las produce, no tienen valor económico187.
En el Derecho peruano, las energías y fuerzas naturales en general susceptibles
de apropiación, son consideradas bienes y, además, con un carácter mobiliario (art.
886, 2o del CC); la electricidad, por ejemplo, puede ser trasladada de un lugar a otro;
es "bien" porque puede ser percibida, sentida.
Pero además, y precisamente porque las energías y fuerzas naturales (energía
eléctrica, gas, espectro electromagnético, etc.) son susceptibles de goce y disposición
(apropiación), tienen indudable importancia práctica en el derecho penal, donde su
apoderamiento ilegítimo constituye delito de hurto simple (art. 185 del CP).
Incluso el segundo parágrafo del mencionado artículo, establece que: "Se
equiparan a bien mueble la energía eléctrica, el gas, el agua y cualquier otra energía o
elemento que tenga valor económico, así como el espectro electromagnético y
también los recursos pesqueros objeto de un mecanismo de asignación de Límites
Máximos de Captura por Embarcación".
Independientemente de lo anterior, el despojo del fluido (servicio) eléctrico
faculta al afectado para interponer un interdicto de recobrar.
69. EL CUERPO HUMANO VIVO NO ES BIEN
El cuerpo humano vivo y sus partes no son, no pueden ser reputados bienes. "El
hombre es el sujeto por excelencia del derecho, no el objeto". Empero, ya veremos a
continuación que no existe ningún problema en cuanto a la cesión de órganos,
incluso de una persona viva. Siempre y cuando no ponga en peligro su vida, su salud.
En el Perú esta materia está regulada por la Ley General de Donación y
Transplante de Órganos y/o Tejidos Humanos, N° 28.189, publicada el 18 de marzo
de 2004, y su Reglamento, aprobado mediante Decreto Supremo N° 014- 2005-SA
(El Peruano, 27 de mayo de 2005). Igualmente se han dado'dos normas adicionales a
187 ROTONDI, Mario. Ob. cit., p. 213; VALENCIA ZEA. Ob. cit., p. 12; BORDA, Guillermo. Ob. cit., p.8.
128
Los bienes
129
Tratado de Derechos Reales
(D.N.I.), salvo declaración posterior en contrario hecha en vida por el fallecido que
conste de manera indubitable y en los casos previstos en el artículo 110 de la Ley
General de Salud, publicada el 20 de julio de 1997 (Ley N° 26.842, art. 8. párr. 3o).
Cuando la persona ha muerto, sin haber expresado "en vida su voluntad de donar sus
órganos o tejidos, o su negativa de hacerlo, corresponde a sus familiares más
cercanos disponerlo" (art. 8, párr. 4o). La manifestación de voluntad corresponde al
cónyuge del difunto, a sus descendientes, ascendientes o hermanos,
"excluyentemente y en este orden" (art. 13 del CC). Sin embargo, hay casos en que
por mandato de la ley debe hacerse la necropsia, o para proceder al
embalsamamiento o cremación del cadáver, "se podrá realizar la ablación de órganos
y tejidos con fines de trasplante o injerto, sin requerirse para ello de autorización
dada en vida por el fallecido o del consentimiento de sus familiares" (Ley N° 26.842.
art. 110, párr. Io).
En la doctrina científica se consideran tres formas de muerte: a) cerebral; b)
cardiorrespiratoria; y c) biológica. Para los efectos presentes, solo se considera como
muerte legal a la cerebral. La muerte pone fin a la existencia de la persona (art. 61 del
CC). Muerte o ausencia de vida es el "cese definitivo de la actividad cerebral,
independientemente de que algunos de sus órganos o tejidos mantengan actividad
biológica y puedan ser usados con fines de trasplante, injerto o cultivo". Cuando no
es posible establecer tal diagnóstico, "la constatación de paro cardiorrespiratorio
irreversible confirma la muerte" (Ley N° 26.842, art. 108)189.
La cesión de los órganos y tejidos procedentes de un cadáver es también
gratuita: no puede ser onerosa, ni tampoco bajo ninguna modalidad encubierta de
compensaciones o beneficios económicos. Expresamente dice la ley que está
"prohibido el comercio de cadáveres y restos humanos" (Ley N° 26.842, art. 116).
Un asunto interesante es la calificación que debe darse al cuerpo muerto
(cadáver). La legislación inicial y pasada de la materia, consideraba que no devenía un
bien. Lo consideraba un "objeto especial digno de respeto y piedad", que carecía de
significado económico-patrimonial y que, por ello mismo, resultaba inclasificable
dentro de los bienes tradicionales de la doctrina y legislación comparadas. El ser
humano vivo es sujeto de derecho, pero, al ocurrir la muerte, como acertadamente lo
reconoce la ley, "los restos mortales de la pers.ona humana se convierten en objeto
de derecho", aunque se conservan y respetan de acuerdo a ley (Ley N° 28.189, art.
4o).
La pregunta salta por sí sola: si no son bienes, ¿qué son entonces? Nosotros
pensamos que puede considerárseles cosas, por no ser objeto de negocio ni de nin-
guna otra forma de comercialización, onerosa ni lucrativa (compraventa, p.e). El
fundamento de esto es exclusivamente moral, ético. Tampoco se puede adquirir el
cadáver por usucapión. Pero, ¿qué sucede con los órganos? Algunos consideran que
189 Sin embargo, en la redacción original del artículo 5, de la derogada Ley N° 23.415, también se consideraba como muerte
a la muerte cerebral y la cardiorrespiratoria. La Ley vigente también considera la muerte cardiorrespiratoria de
manera residual.
130
Los bienes
131
CAPITULO III
EL PATRIMONIO
13
2
El patrimonio
193 Cit. por PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 24; LLAMBÍAS. Ob. cit., p. 194.
194 BONNECASE. Ob. cit., T. I, p. 622.
195 PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 25.
196 Ibídem., p. 29.
197 Ibídem., pp. 29 y 30
133
Tratado de Derechos Reales
134
Tratado de Derechos Reales
De otra parte, como dijimos al comienzo (supra, N°71), puesto que la noción
de patrimonio está en conexión con la de obligación, su estudio detallado compete al
derecho de las obligaciones.
Tienen de común, en que ambos son derechos patrimoniales. Estos "son los
que se ejercen sobre aquello que tiene el carácter de bien, es decir lo que es sus-
ceptible de valoración económica"201. A su vez, pueden ser reales y personales. Esta
es, al menos, la definición clásica.
199 TRABUCCHI agrega que el patrimonio "no es considerado como objeto unitario del derecho, sino como el
conjunto de relaciones jurídicas con directa relevancia económica, de las que una persona es titular; como tal, el
patrimonio está compuesto de derechos y de obligaciones, cada uno de los cuales tiene su
. propio objeto. En sentido "jurídico" el patrimonio comprende también el aspecto pasivo, la titularidad de las
obligaciones valorables pecuniariamente, además, de los derechos". Ob. cit., p. 401.
200 LLAMBÍAS lo define como el conjunto de los derechos y obligaciones de una persona, susceptibles de apreciación
pecuniaria. Agrega que "es una masa de bienes que se considera como una entidad abstracta independiente de los
elementos que la componen, los cuales no pueden cambiar o disminuir sin que se altere el conjunto como tal".
Tratado de Derecho Civil. T. II, p. 193.
201 PONSSA DE LA VEGA, Nina. Ob. cit., p. 9-
135
diferente". Ya ROMERO ROMAÑA resaltaba esta divisibilidad, citando a
JOSSERAND202. PLANIOL-RIPERT-PICARD advertían que hay tantas excepciones que
se duda del valor del fundamento en que descansa la indivisibilidad.
Constituye pues un punto enteramente opuesto al clásico, donde se le
consideraba único e indivisible203.
IV Generalmente es inalienable, "ya que no puede existir sino en la cabeza del
titular. Pueden enajenarse los bienes particulares comprendidos en el
acervo, pero no este, ni aun fraccionariamente" 204 . Aunque los ilustres
PLANIOL Y RIPERT ya hayan sostenido que ".este carácter recibe muchas
restricciones que limitan su alcance"205.
V Finalmente, es idéntico a sí mismo, a pesar de las evoluciones de su
contenido. Es una consecuencia del carácter universal del patrimonio
(LLAMBÍAS).
. TITULO II
CLASIFICACIONES JURÍDICAS
BE LOS BIENES
202 Vide. ARIAS SCHREIBER, Max. Exégesis del Código Civil Peruano de 1984. T. IV, p. 5.
203 Así, p. ej., véase: LLAMBÍAS, Jorge Joaquín. Ob. cit., p. 198.
204 LLAMBÍAS, Jorge Joaquín. Ibídem..
205 Vide. ARIAS SCHREIBER, Max. Ob. cit., pp. 5-6.
CAPITULO UNICO
LA CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES
SEGÚN EL CÓDIGO CIVIL
141
Tratado de Derechos Reales
Estas cosas eran adquiridas por un modo simple y natural (traditio), y no por la
mancipatio.
Entre las res nec mancipi citaremos: 1) los fundos provinciales (aunque para algunos no lo
eran, por gozar del privilegio del ius italicum). No eran considerados romanos. Estos
fundos o inmuebles provinciales correspondían al Estado por derecho de conquista;
sobre ellos solo se originaban relaciones jurídicas de hecho y de simple tenencia; 2)
las servidumbres de predios urbanos; 3) los predios "estipendiarios" y los
"tributarios"; 4) cierta clase de cosas muebles por naturaleza y animales.
En el orden práctico, en el Derecho Romano clásico la diferencia entre ambos tipos
de bienes era muy clara, pues se derivaba de las distintas formas de enajenación. Las
res mancipi tenían un régimen éspecial (se regían por el ius civile) y su enajenación
requería determinadas formalidades, como la mancipatio (del verbo manuscapere). La
propiedad de estos bienes mancipi se transfería solamente ante la presencia de, al
menos, cinco testigos. Se llevaba una balanza en la cual simbólicamente se pesaba la
res objeto del contrato y en el otro plato se ponía el dinero o un pedazo de cobre,
símbolo del pago. Se tenía que pronunciar una fórmula solemne para la adquisición
del bien que se enajenaba. Cuando la enajenante era mujer, requería además la
auctoritas tutoris (autorización del tutor). Quiere decir, pues, que si por ejemplo una res
mancipi se transfería por la traditio, la venta no era válida para el derecho civil, el
comprador requería la usucapió para adquirirla; el vendedor seguía siendo dueño, con
el riesgo del comprador de perderla.
Otro modo de transferir los bienes mancipi era la in iure cessio, que se verificaba delante
del Pretor, aunque sin fórmula solemne.
En cambio las res nec mancipi no requerían solemnidad alguna, su transferencia era
simple y natural a través de la traditio. Consistía en la entrega del bien, por una justa
causa que probara la enajenación del dominio. Por ejemplo, bastaba con que se
indicara al comprador el
lugar donde se encontraba el bien, o se le entregaba un objeto que lo
representaba207.
La distinción entre res mancipi y res nec mancipi correspondía a la economía
agrícola de Italia. Pero al terminar la era clásica, la distinción y las formas de
enajenación de la res mancipi decaen como toda institución quiritaria.
Además, habiendo desaparecido con DIOCLECIANO la ..preeminencia de los
fundos itálicos sobre los fundos provinciales, el distingo no solo cayó en
desuso, sino que se hizo cada vez más incomprensible. JUSTINIANO —el gran
unificador del Derecho Romano— la elimina definitivamente208. Como el
criterio que informa es fundamentalmente el naturalístico, se complica
207 Cfr. ROTONDI, Mario. Ob. cit., pp. 215 y 216; PONSSA DE LA VEGA. Ob. cit., pp. 28-30; BONFANTE. Ob. cit., pp.
246-249.
208 BONFANTE, Pietro. Ob. cit., p. 248. Así también: ROTONDI, Mario, que sigue a BONFANTE, Pie- tro. pp. 215
y 216.
142
La clasificación de los bienes según el Código Civil
143
Tratado de Derechos Reales
144
La clasificación de los bienes según el Código Civil
78. ENUMERACIÓN
Según su naturaleza o calidad, los bienes son: corporales e incorporales; fran-
gibles e infungibles; consumibles e inconsumibles; divisibles e indivisibles; identi-
ficables y no identificables; presentes y futuros; muebles e inmuebles.
Salvo la de muebles e inmuebles, a las otras se les puede llamar clasificaciones
secundarias, y sin estar expresamente enumeradas, van implícitas en el articulado del
Código Civil.
En este extremo del trabajo, y solo en él, usaremos indistintamente los términos
"cosas" y "bienes". Sobre todo porque.la tradición ha impuesto hablar de, por
ejemplo, cosas corporales antes que de bienes corporales.
211 Sobre el tema cfr.: DE RUGGIERO, Roberto. Ob. cit. T. I, pp. 485 y 486; ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo.
Ob. cit., II, p. 6 y ss.; PACHECO, Toribio. Ob. cit., T. II, pp. 458 y 459; VALLET, DE GOYTISOLO, Juan. Ob.
cit., pp. 132-133; VIEIRA PUERTA, Rodrigo. Ob. cit., p. 18 y ss.
145
JUSTINIANO, "son corpóreas las que afectan nuestros sentidos.
Tratado SonReales
de Derechos incorpóreas las que
no afectan nuestros sentidos; tales son las que consisten en un derecho como la
herencia, el usufructo. De cualquier modo que se hayan adquirido"212. Y fue también
la línea seguida por nuestro primer Código
Civil<247). De acuerdo con lo anterior, corporal no solo es lo que puede tocarse, sino
también lo que puede verse, percibirse, palparse, etc. Así, son corporales un edificio,
un automóvil, pero también el aire, los gases, la electricidad, el calor y, en general, las
energías de la naturaleza213.
Esto, en términos generales, se mantiene. Aunque advertiremos que más
recientemente, se considera que el vocablo "material" es más apropiado y exacto que
.el de "corporal", pues hace referencia a todo lo que ocupa un lugar en el espacio, a
todo lo percibible por los sentidos.
En el Derecho Romano los bienes corporales pueden serj a su vez, muebles e
inmuebles, tal como todavía lo establecía el código de 1852 en su numeral 455. No
obstante, esta última clasificación tiene no solo autonomía, sino que es la summa divino
del derecho moderno, tal como la tratamos más adelante (infra, N° 85 y ss.).
Por contra, llámanse bienes incorporales a los que, sin ser materiales, resultan
siendo objeto de derecho. Son aquellos que "solo intelectualmente se perciben,
entidades abstractas e ideales" (DE RUGGIERO). Son, para usar la expresión romana, los
que no pueden tocarse. En la acertada definición del código de 1852, son los
derechos y las acciones (art. 454). Bienes incorporales son, en definitiva, los derechos
sobre derechos214.
Pertenecen a esta clase, en primerísimo lugar, las obras del intelecto como los
derechos de autor, o de inventor sobre la propiedad industrial; en segundo término, y
aquí se sigue la tradición romana, los derechos patrimoniales, tales como, de una
parte, los derechos reales de uso, de usufructo, de habitación, el de servidumbres,
derechos todos ellos sobre inmuebles; también derechos sobre muebles, como los
derechos, las obligaciones, "las acciones incluso hipotecarias que tengan por objeto
sumas de dinero o efectos muebles". También un derecho sobre otro derecho, así el
derecho de garantía mobiliaria sobre un derecho de crédito, o de un usufructo, o que
el derecho de usufructo o el derecho del conce- dente o del enfiteuta puedan
hipotecarse, etc.
80. BIENES FUNGIBLES E INFUNGIBLES215
I. En Roma la clasificación se basa en un criterio económico-social. Entre ellos
son fungibles los objetos de un género determinado (o especie, en la
terminología actual) que son idénticos a otro objeto cualquiera del mismo
género y, por lo tanto, sustituible por él. Por ejemplo, vino o aceite de la
misma calidad, y especialmente el dinero. Por eso son llamados por los
151
igual naturaleza. La ejecutoria ensayaTratado
una definición deReales
de Derechos los bienes fungibles
en el considerando quinto218.
III. Bienes infungibles, en el Derecho Romano, serían el fundo Corneliano, el
esclavo Marcio, etc. El nombre de corpus o species, que indica el objeto de su
individualidad, es reservado a los bienes no fungibles.
Bienes no fungibles resultan ser por eso los que "tienen una individualidad
propia, la cual los hace inidóneos para ser sustituidos por otros" (DE
RUGGIERO). Precisamente su valor está determinado por su individualidad
aislada; de ahí que no tienen -no pueden tener- otro equivalente que pueda
reemplazarlo o sustituirlo. Son, en fin, los bienes de cuerpo cierto y de
especie determinada.
Algunos ejemplos contribuirán a clarificar la definición. Son infungibles: el
cuadro original Guernica, de PICASSO; la novela Cien años de soledad,
autografiada por su autor Gabriel GARCÍA MÁRQUEZ a una persona concreta; el
caballo peruano Santorín (un caballo así no es el equivalente de otro caballo);
los muebles fabricados individualmente, etc.
La fungibilidad es exclusiva de los bienes muebles. Toribio PACHECO colegía
que "toda cosa fungible es mueble, pero que hay cosas muebles que son no
fungibles, teniendo también este carácter los inmuebles, aunque
comúnmente solo se haga referir la división a los bienes
muebles"219. Por ejemplo, es infungible el rancho Neverland del ídolo de la
música pop Michael Jackson.
Se puede concluir diciendo que los productos de la industria son bienes
fungibles, y los objetos de arte son bienes infungibles.
La doctrina italiana prefiere darles el nombre de cosas genéricas (genus) y
específicas (speciesf220. La verdad es que más que distinción de bienes, esta es un modo
de considerar el objeto de los derechos.
La distinción cobra enorme trascendencia práctica en el campo de las obli-
gaciones. Si la obligación de dar es genérica (objeto per genus), el deudor debe entregar
un bien del mismo género, pero si el bien es específico, el deudor debe restituir el
mismo bien de que se trata, y se verá liberado del cumplimiento obli- gacional,
aunque el objeto se haya determinado (TRABUCCHI). Como puede verse, es lo mismo
que se da en los bienes fungibles e infungibles.
Bienes genéricos son los inciertos al momento de obligarse el deudor con el
acreedor. Empero, practicada la elección del bien genérico, este se convierte en cierto
(específico): artículo 1.147 del Código Civil. En el derecho peruano, además, no hay
obligaciones que se refieran a bienes absolutamente inciertos, pues incluso estos
"deben indicarse, cuando menos, por su especie y cantidad" (art. 1.142 del CC).
El bien específico, en cambio, es el bien cierto y conocido por los contratantes
(agentes del acto de obligación), y, por ello mismo, el acreedor de tal bien no puede
ser obligado a recibir otro, según el numeral 1.133 del código221. A nuestro modo de
153
En realidad podría decirse que, finalmente, todos
Tratado los bienes
de Derechos Realesse desgastan, se
vuelven inservibles, pero esto no sucede en un solo acto, de una sola vez. Ahí radica
la distinción entre consumibles e inconsumibles.
Otro aspecto que resalta en los bienes inconsumibles es que, luego de cumplido
su objeto, deben ser restituidos a su dueño o titular.
Sintetiza bien VALLET cuando expresa que las cosas no consumibles "sufren un
desgaste natural, pero su uso normal no consiste precisamente en consumirlas. Para
el usufructo y para la dote tiene gran importancia esta distinción"224. Es inevitable
que, verbigracia, la ropa que se usa diariamente o los libros de las bibliotecas públicas,
se desgasten paulatinamente.
El usufructo (art. 999 del CC), el uso y la habitación (art. 1.026), por ejemplo,
deben recaer sobre bienes no consumibles.
En resumen, mientras la consumibilidad de los bienes depende de su naturaleza,
la fungibilidad depende de la voluntad de las partes (ALESSANDRI).
Hay bienes que, indistintamente, son fungibles y consumibles. Por ejemplo, el
dinero. Le da el sentido de consumible el artículo 448, 7o del código, cuando
establece que los padres necesitan autorización judicial para que en nombre del
menor puedan dar o tomar dinero en préstamo. Igual sucede en el numeral 452. Por
el contrario, en los artículos 451 y 453 se destaca el carácter fungible del dinero.
La consumibilidad, al igual que la fungibilidad, es exclusiva de los bienes
muebles.
BARASSI encuentra una categoría intermedia entre los bienes consumibles y los
inconsumibles, que él denomina bienes deteriorables ("los que se deterioran por el uso,
sin consumirse de una sola vez, v. gr., la ropa, el mobiliario"). Según el profesor
italiano, y de acuerdo con el artículo 996, apartado 1 del Códice, ellos se rigen por las
normas de los bienes no consumibles225. Poco creativa sin duda la fórmula. Entre
nosotros, estos "bienes deteriorables" son para todos los efectos, bienes
inconsumibles.
155
83. BIENES REGISTRABLES Y NO REGISTRABLES Tratado de Derechos Reales
En el afán de superar definitivamente la vieja división de bienes en muebles e
inmuebles, se han planteado otras nuevas. Pero no hay un criterio clasificador único.
Federico DE CASTRO ya afrontó tiempo atrás el problema. Cuando divide los bienes en
registrables y no registrables, está sin duda centrando su clasificación en las normas
de publicidad (registro), lo cual es idóneo. En Italia, BARASSI los llama bienes sujetos y
no sujetos a publicidad, refiriéndose a los bienes muebles e inmuebles registrados, lo
cual es lo mismo. A pesar de que el código italiano no los enumera, estima que alude
a ellos en el artículo 815 (BARASSI)228.
Sin embargo, acertadamente Pascual MARÍN PÉREZ considera que la premisa
indispensable para darle carácter científico a esta clasificación, consistirá en decir qué
se entiende por bienes registrables y qué por bienes no registrables. Decir que unos
bienes son los que pueden tener acceso al Registro de la Propiedad y los otros no, es
caer en un círculo vicioso. Para superar ese entrampamiento, propone otra
distinción: 1) bienes susceptibles de publicidad material; y 2) bienes susceptibles de
publicidad formal229.
Bienes registrables serían pues los que aparecen en el registro, sean inmuebles
o muebles. La única innovación (obligatoria) sería en los últimos. De hecho ella se da
en la práctica en aquellos bienes muebles en los que no basta la posesión sino que
adicionalmente se exige el registro, la marca; así, los vehículos automotores, el
ganado (por medio de las marcas y señales). En todos ellos prima el registro, o bien
un elemento adicional, como por ejemplo la marca en el ganado.
Bienes no registrables serían todos los demás, o sea, aquellos que no están
investidos de la formalidad del registro, y, que por tanto, son iguales unos a otros.
Por ejemplo, un libro es igual a otro. Por eso algunos prefieren llamar a estos bienes,
identificables y no identificables, que, en sustancia, es lo mismo.
En el Derecho patrio se ha planteado ya la inclusión de esta división de los
bienes, en ocasión del debate previo a la aprobación del Código Civil que nos rige. La
propuesta empero fue desechada. Lo cual no obsta que en el futuro vuelva a ser
postulada. Aunque es justo reconocer que no se ha asentado totalmente en la
doctrina nacional.
157
CAPITULO II
PANORAMA HISTÓRICO DE LOS BIENES
MUEBLES E INMUEBLES0
161
El radio de extensión de esta clasificaciónTratado
era reducido.
de DerechosPara los romanos solo
Reales
se aplicaba a los bienes corporales; fue una subdivisión de estos (las cosas corporales
son muebles e inmuebles). 230 El criterio material de movilidad (muebles) o
inmovilidad (inmuebles) no fue, pues, extraño a los romanos, aunque le daban una
importancia práctica (más que teórica) ya que los muebles e inmuebles no estaban
sometidos, en principio, a regímenes jurídicos diferentes: se les aplicó las mismas
reglas. Así por ejemplo, ambos comportaban la hipoteca y su propiedad se transfería
por procedimientos idénticos: mancipatio, in iure cessio y traditio. Ya en los tiempos de
JUSTINIANO, según se ha dicho, fue reconocida la trascendencia de la división. Con el
correr de los siglos, fue ampliándose, hasta convertirse en la summa divisio de los
bienes.
230 Aún en el siglo XIX se notaba el influjo de esta corriente. P. ej., el Código Civil peruano de 1852, decía en su artículo
455: "Las cosas corporales son muebles o inmuebles...". FUENTES, Manuel Atanasio y DE LA LAMA, Miguel
Angel. Ob. cit., p. 98.
231 Empero como bien advierten PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice, el antiguo derecho
francés no poseía una división tripartita de los bienes (heredades, muebles y cateaux)\ las palabras "muebles y cateaux"
no suponen dos categorías diferentes; forman una expresión inseparable en que el sentido de la palabra "cateaux"
está aclarado por la presencia de la palabra "muebles". Ob. cit, pp.68- 69. Aunque tampoco es una oposición
simplista a héritages (inmuebles) cateaux (muebles) como sostiene DE RUGGIERO. Ob. cit, p. 507, sino en los
términos que hemos expuesto.
162
actividad, estaba prohibido el préstamo con interés; los metales preciosos,
abundantes bajo el imperio romano, escaseaban. Se consideró como inmuebles ficticios a
Panorama histórico de los bienes muebles e inmuebles
los bienes incorporales susceptibles de producir beneficios periódicos, por ejemplo,
los créditos que afectan la forma de rentas, los derechos señoriales y los oficios, ese
elemento tan importante de las fortunas burguesas durante los últimos siglos del
antiguo régimen232.
232 Cfr. PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice, p. 71; COLIN y CAPITANT. Ob. cit, p. 467.
233 COLIN, Ambroise y CAPITANT, Henri. Ibídem..
234 Es así que COLIN, Ambroise y CAPITANT, Henri, afirman que hay cuatro clases de bienes: 1) Inmuebles
propiamente dichos; 2) Inmuebles incorporales; 3) Muebles propiamente dichos; y 4) Muebles incorporales (esta
última comprende a los derechos: derechos de crédito, títulos valores, etc.). Ob. cit., pp. 465 y 466; igual PLANIOL,
Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 69-
235 En contra, ALESSANDRI cree que estaba poco difundida debido al escaso desarrollo de las industrias. Ob. cit., pp.
6 y 7.
236 DE RUGGIERO, Roberto. Ob. cit., p. 507.
237 VALLET DE GOYTISOLO, Juan. Ob. cit., p. 133.
163
distinción empiece a estar en (grave) crisis, dado Tratadoeldevalor extraordinario
Derechos Reales que van
tomando ciertas clases de bienes muebles y ante la imposibilidad de determinación, y
por ende de publicidad, casi tan perfecta como la de los inmuebles, de algunas
especies de bienes muebles.
En realidad a estas alturas, la fortuna mobiliaria, después de haber igualado en
importancia a su primogénita, la ha sobrepasado y superado sensiblemente (en valor
económico): con el desenvolvimiento de la industria y del comercio, con la
concentración de las empresas, los valores de bolsa han tomado un desarrollo no
previsto hace dos siglos; y la ruptura entre la ciencia económica y la ciencia jurídica se
afirma cada vez más. Por ello, premonitoriamente sostuvo JOSSERAND que será preciso,
un día u otro, poner fin a este conflicto entre la realidad económica y la ficción
jurídica. No puede sorprendernos, entonces, que, aquí y ahora, se hable
indistintamente, por ejemplo, de hipoteca mobiliaria (la hipoteca clásica es exclusiva de
los inmuebles), de la prenda sin desplazamiento (la prenda fue privativa de los muebles y
eso suponía la tradición o desplazamiento). Inclusive se ha hablado de dividir ahora
los bienes en registrados y no registrados.
Recapitulando: ya RIPERT demostró que la propiedad inmobiliaria no es la fuente
fundamental de riqueza y estatus social y, limitándose al derecho mercantil (títulos
valores, personas jurídicas), la crisis de esa distinción. Lo cual quedó en evidencia con
las nuevas modalidades de propiedad que aparecieron (propiedad industrial, titulo
valor, sociedad anónima, dinero). El capital vino a sustituir a la propiedad
inmobiliaria como instrumento de organización económica de la vida social. Pero
hoy en día, como brillantemente sintetiza ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, hay otras muchas
formas de propiedad. Por ejemplo, en cuanto al derecho laboral, este "regula el
régimen de la propiedad del puesto de trabajo y al mismo se liga todo un régimen
familiar y sucesorio especifico (en la continuidad de las prestaciones sanitarias y en las
indemnizaciones por fallecimiento o invalidez del trabajador) que elude los
principios comunes del derecho civil; lo mismo puede decirse del nuevo derecho
arrendaticio privilegiado, etc. En definitiva, todo el régimen jurídico civil patrimonial,
familiar y sucesorio ha surgido en un contexto económico y social de propiedad
agraria y de familia estable, pero el desarrollo económico moderno ha generado una
nueva sociedad ciudadana, con un régimen de titularidades preferentemente
posesorio y formal, y en el que no existe un interés específico en la continuidad
patrimonial inmobiliaria familiar. Esto hace de difícil aplicación las categorías
familiares y sucesorias del Código Civil"238.
El problema de la crisis actual del derecho laboral, del derecho de la seguridad
social, entre otras disciplinas jurídicas, no creemos que afecte el trasfondo de este
pensamiento. Las nuevas clases de bienes son una realidad.
(*) Bibliografía: COLIN y CAPITANT. Ob. cit, p. 473 y ss.; PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice.
Ob. cit, T. III, p. 75 y ss.; BONNECASE. Ob. cit, pp. 630-632; DE RUGGIERO. Ob. cit, p. 508 y ss.;
ALESSANDRI, p. 9 y ss.; VALENCIA ZEA, Derecho Civil, T. II, p. 17 y ss.; PACHECO. Ob. cit, T. II, p. 4 y ss.;
ROMERO ROMAÑA, ELEODORO. Ob. cit, p. 31; CASTAÑEDA. Ob. cit, p. 21 y ss.
164
CAPITULO III
RÉGIMEN DE LOS BIENES INMUEBLES
EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO0*0
91. ENUMERACIÓN
De manera grave y escandalosa, el código nacional no contiene la clasificación
de los bienes. Por ejemplo, no los divide en fungibles e infungibles o divisibles e
indivisibles. Sin embargo, en el Libro de Obligaciones se habla de las obligaciones de
dar bien cierto e incierto, u obligaciones divisibles e indivisibles, respectivamente, por
citar solo dos casos. Indudablemente que la noción de bien es previa a la de
obligación.
Ya se ha establecido que la clasificación de los bienes en muebles e inmuebles es
la principal en el ordenamiento nacional. Al punto que todas las demás cumplen un
papel secundario. Queda por estudiar a cada uno de los bienes.
El Código Civil enumera taxativamente cuáles son los inmuebles, en el artículo
885{280):
1. El suelo, el subsuelo y el sobresuelo.
2. El mar, los lagos, los ríos, los manantiales, las corrientes de agua y las aguas
vivas o estanciales.
3. Las minas, canteras y depósitos de hidrocarburos.
5. Los diques y muelles.
7. Las concesiones para explotar servicios públicos.
8. Las concesiones mineras obtenidas por particulares.
9. Las estaciones y vías de ferrocarriles.
10. Los derechos sobre inmuebles inscribibles en el registro.
11. Los demás bienes a los que la ley les confiere tal calidad.
El artículo 885 hay que entenderlo así, después de la derogatoria de los incisos
4, 6 y parte del 9, dispuesta por la Ley de la Garantía Mobiliaria. En adelante, dichos
bienes, no son más inmuebles por ficción, sino bienes muebles.
El antecedente de este artículo es el 812 del código derogado y el 456 del código
de 1852. El Código de 1984 ha desarrollado mejor algunas nociones.
El sistema aplicable en los bienes inmuebles es el del numeras clausus, lo cual
supone que no hay más Inmuebles que los estipulados en la ley. Para los bienes
muebles rige su contrario, el numerus apertus (art. 886).
167
En rigor, no existe un solo temperamento para
Tratado clasificar
de Derechos a los bienes tanto
Reales
inmuebles como muebles. La división que aquí se ensaya responde a nuestra
exposición.
239 Sobre el tema cfr.: PACHECO. Ob. cit., T. II, p. 4 y ss.; ALESSANDRI. Ob. cit., p. 10 y ss.; CASTAÑEDA. Ob. cit., p.
21 y ss.; VALENCIA ZEA, p. 17 y ss.
240 Así, CASTAÑEDA. Ob. cit., p. 23.
168
Predio rústico, sostenía Eleodoro ROMERO ROMANA, es la heredad que aun
Tratado de Derechos Reales
dentro de las poblaciones está dedicada a uso agrícola, pecuario o forestal,
inclusive sus construcciones y edificios, aunque estos total o parcialmente
se destinen a vivienda. Predio urbano, en cambio, es el que está ubicado
en un poblado y se destina a vivienda o a fines de cul- . tura, comercio,
industria, deportes, recreo o cualesquiera otros; y también el edificio que,
fuera de la población, se destina a vivienda y no a menesteres campestres.
Forman sin embargo parte del predio urbano las huertas y jardines que
sirven de lugares de recreo y no de explota- ción241. En pocas palabras,
predio urbano es el que se destina básicamente a vivienda, y predio rústico
el afectado a labores agropecuarias y forestales.
II. El subsuelo. Viene a ser la porción sólida de la corteza terrestre inferior del
suelo, es la que da fijeza al suelo. De acuerdo con la doctrina, este se
prolonga idealmente proyectando los planos verticales del perímetro
superficial, en forma de cono, hasta donde le sea útil (la doctrina clásica lo
consideraba prolongado hasta el infinito) al propietario o poseedor.
Obviamente tiene importancia económica para el dueño del suelo. Pero
puede pertenecer a propietario distinto, ya porque es enajenado a un
tercero, ya porque se encuentra allí un yacimiento minero o algún
monumento arqueológico, en cuyo caso pertenece al Estado (arts. 954,
párr, 2o y 955 del CC).
III. El sobresuelo. Etimológicamente significa suelo que está encima de otro
suelo. Desde el punto de vista jurídico, sobresuelo es la porción aérea que
corresponde a toda superficie terrestre. Lo que se encuentra arriba o
encima del suelo. Algunos lo denominan "aires", aunque es preciso advertir
que no es sinónimo de "espacio aéreo". Sobresuelo es lo que está encima de
un bien o propiedad en particular.
En realidad pudiéramos decir que en todo predio urbano, por solo haberse
edificado, se ha hecho uso a lo menos en parte del sobresuelo como
porción que corresponde al suelo. Quiere decir que no únicamente cobra
trascendencia en la propiedad horizontal.
Lógicamente el dominio del sobresuelo se prolonga hasta allí donde sea útil
a su titular (art. 954, párr. Io del CC), y ya no hasta el cielo (usque ad coelum)
como sostenía la teoría clásica. Por cierto que esto está en conexión con los
adelantos y progresos de la ciencia y la tecnología. Así por ejemplo, en estos
tiempos la altura (sobresuelo) que alcanzan ciertos edificios de las grandes
megalópolis (de Estados Unidos y Europa), no tiene nada que ver con la de
los edificios de hace cien años. De modo que no hay una medida única.
Altitud hasta donde haya utilidad es la expresión idónea.
242 La doctrina francesa siempre ha considerado tres clases de inmuebles por naturaleza: tierras, vegetales y
edificaciones. Así, PLANIOL, RIPERT y PICARD, consideran entre los inmuebles por naturaleza las tierras, los
vegetales adheridos al suelo por sus raíces y los edificios, p. 75; BONNECASE. Ob. cit., p. 630; COLIN y
CAPITANT. Ob. cit., p. 473. Se refieren al artículo 518 del Code. La doctrina clásica dividía los inmuebles en: por
naturaleza, por adherencia o por afectación. En igual sentido, el código italiano derogado. Vide. DE RUGGIERO.
Ob. cit., p. 508.
243 En el Perú, CASTAÑEDA igualmente los ubicaba entre los inmuebles por adherencia o accesión. Ob. cit., P- 21.
171
marítimo, y su tratamiento nos conduce Tratado
al Derecho público
de Derechos (administrativo e
Reales
internacional).
El artículo 97 de la Constitución establece la inviolabilidad del territorio del
Estado, el mismo que comprende el suelo, el subsuelo, el dominio marítimo y el
espacio aéreo que los cubre. El territorio de un Estado abarca, por tanto, la tierra,
las aguas y los aires (estos últimos recubren a ambos).
Sin embargo, existe un problema aparte, relacionado con el dominio marítimo
estatal. La polémica gira en torno a la anchura o extensión de ese mar territorial.
El tratamiento se hará en el lugar indicado {infra, N° 218 y ss).
En el Derecho patrio se reconoció la tesis del mar territorial hasta las 200 millas
marinas. Fue recogida a partir de 1947. Resulta la más idónea. El territorio de un
país, en rigor de verdades, es una unidad. Comprende la tierra, el mar y el aire. El
mar territorial no viene a: ser sino la prolongación del territorio hasta las 200
millas (más allá son aguas de nadie), comprendiendo el suelo marítimo, su zócalo
continental, su subsuelo y las aguas que están encima de dicha porción de 200
millas. De acuerdo con esta tesis, la soberanía del Estado se extiende y prolonga
al territorio que está bajo las aguas marinas y por eso mismo a estas últimas. Lo
mismo puede aplicarse a la soberanía del aire, comprensiva tanto del territorio
como de las 200 millas marinas.
II. También son inmuebles por naturaleza los lagos. El lago viene a ser una masa o
acumulación natural de agua permanente en la superficie, ubicada generalmente
en una hondonada. Puede comunicarse con el mar o no. Siendo los lagos
recursos naturales, ellos integran el patrimonio nacional y, por ende, del Estado
(art. 66 de la Consti.).
La Ley de Recursos Hídricos (Ley N° 29.338), que ha venido a sustituir a la
anterior Ley General de Aguas, no enumera expresamente a las aguas de los
lagos, ni habla de las "aguas estanciales", pero quizá podría considerárselas
incluidas en el concepto del agua "acumulada en forma natural o artifical" (art. 5,
inc. 3o).
Dentro del concepto "lagos" hay que entender también a las lagunas y otras
formas pequeñas de acumulación natural de aguas (infra, N° 187).
III. Los ríos, riachuelos y otras corrientes de agua menores. El río es
una porción o cantidad de agua situada entre dos orillas o riberas, que corre
perpetuamente desde tiempo inmemorial y que tiene un punto de
origen (ESCRICHE). La Ley de Recursos Hídricos N° 29-338 comprende a las
aguas de "los ríos y sus afluentes, desde su origen natural" (art. 5, Io).
Los ríos desembocan o bien en otro río, en el mar o en un lago. El río que
desemboca en otro río se llama afluente de aquel, y emisario si sirve de
desagüe a un lago. Los ríos son flotables (tienen una profundidad media
superior a medio metro) y navegables (cuando sus aguas exceden de un
metro en los lugares de menor profundidad)244.
IV Los manantiales. Manantial es la fuente u origen de donde mana o surge el
agua. Por ello mismo, a diferencia del lago, se entuentra en el subsuelo. La
Ley de Recursos Hídricos comprende a las aguas que se encuentran en los
manantiales (art. 5, 6o). Su importancia crece cuando se trata de aguas
minero-medicinales (art. 5, 10°), sobre todo porque estas atraen el turismo.
173
(aunque a veces a flor de tierra); por Tratado
eso la propiedad minera está separada
de Derechos Reales
del suelo o superficie; y, c) especialmente cuando tales minerales o metales
ya han sido incorporados a la actividad económica (vide, infra, N° 215).
II. Las canteras. Sitios o yacimientos minerales naturales que, al contrario de
las minas, se encuentran generalmente en la superficie de la tierra, y de
donde se extraen roca, piedra, hormigón, granito, arena, cal, yeso, canto
rodado, greda, pizarra, polvo y otras sustancias no metálicas análogas.
Como bien sabemos, se trata de materiales que luego son utilizados en la
construcción y edificación de obras, el adorno, el empedramiento, la
vialidad, etc. Por cierto que las canteras serán inmuebles, en tanto en
cuanto no hayan sido extraídos dichos materiales; luego con- viértense en
muebles.
III. Los depósitos de hidrocarburos. Yacimientos naturales de sustancias fósiles
líquidas, sólidas o gaseosas, que se encuentran en el subsuelo terrestre. Son
hidrocarburos el petróleo, la gasolina, el kerosene (líquidos), el gas, etc. Se
estiman inmuebles antes de su extracción.
175
La construcción de los muelles, atracaderos, espigones, norays y otros, es
Tratado de Derechos Reales
autorizada por la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (art.
A-150201 del Reg.).
i 176
99. INMUEBLES POR EL OBJETO SOBRE EL CUAL RECAEN
La legislación francesa los denomina simplemente "derechos inmobiliarios".
Régimen de los bienes inmuebles en el Código Civil peruano
Otros (DE RUGGIERO) los llaman "inmuebles por representación". La doctrina más
reciente los llama "derechos inmuebles por su objeto", o sencillamente "derechos
sobre inmuebles"247.
Consisten en derechos que recaen sobre bienes inmuebles. Son bienes incor-
porales. También están comprendidas aquí las acciones relativas a la defensa de tales
derechos inmobiliarios, por ejemplo, la acción reivindicatoría de un inmueble.
La distinción no es de origen romano, sino más bien moderna. La doctrina
francesa estableció que eran inmuebles los derechos que recaían sobre inmuebles, y
muebles los derechos recayentes en los muebles. Lo mismo puede decirse del
derecho nacional.
247 En la doctrina francesa, algunos autores como COLIN y CAPITANT prefieren la denominación inmuebles por el
objeto a que se aplican; otros, más modernistas, como BONNECASE y PLANIOL-RIPERT- PICARD, los llaman
derechos inmobiliarios. En cambio, DE RUGGIERO los denomina, erradamente a nuestro juicio, "inmuebles por
determinación de la ley".
248 PLANIOL-RIPERT-PICARD creen que el uso será siempre inmueble, p. 91. Nosotros, por el contrario, consideramos que
también se usa un automóvil, un caballo, un libro, que son muebles.
249 Así, PLANIOL, RIPERT y PICARD, COLIN y CAPITANT, BONNECASE, DE RUGGIERO; en nuestro país,
PACHECO, Ob. cit., p. 6.
250 Cfr. CASTAÑEDA. Ob. cit., p. 26.
177
bien mueble (art. 886, 5o) y el mismo Tratado
dinerodeque él representa
Derechos Reales es igualmente
bien mueble (art. 886, 9 ). Los bonos hipotecarios no son per se inscribibles,
o
251 Vide. COLIN y CAPITANT. Ob. cit., pp. 486-488; PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice.
Ob. cit., p. 91; BONNECASE. Ob. cit., pp. 630-632; DE RUGGIERO. Ob. cit., p. 415.
178
101. LAS CONCESIONES MINERAS OBTENIDAS POR PARTICULARES
(Art. 885, 8o) Régimen de los bienes inmuebles en el Código Civil peruano
Es otra de las innovaciones que trae el código vigente252.
Cierto sector opina que esta definición es redundante, pues solo se conceden
derechos mineros a los particulares. Eso nos obliga a interrogarnos: ¿es posible
otorgar una concesión a una empresa estatal de derecho privado, o sencillamente de
derecho público como, en los hechos, sucede? Nosotros creemos que sí. Quizás la
redacción más apropiada hubiera sido: Las concesiones mineras obtenidas por
cualquier persona natural o jurídica.
I. El Estado tiene el dominio originario de las riquezas mineras. Expresamente,
además, el artículo 66 de la Constitución dice que los recursos naturales
(entre los cuales están los yacimientos minerales) pertenecen a la Nación.
El aprovechamiento de esos recursos minerales del territorio nacional, no
obstante, puede cederlo a terceros (particulares).
Es aquí donde nos encontramos frente a las concesiones mineras. Este
otorgamiento a los particulares a que hace referencia el citado artículo 66 de la
Constitución, debe entenderse en el sentido de concesión. El Código Civil
no contiene una norma —como sí lo hacía el derogado en su artículo 822,
4o- que exprese que son del Estado "las minas antes de su concesión". Para
suplir este vacío es menester recurrir a la Ley General de Minería.
II. La concesión minera, es el derecho real administrativo —licencia, auto-
rización— que otorga o concede el Estado a cualquier persona natural o
jurídica, nacional o extranjera, con fines de exploración y/o explotación de
los recursos minerales, bajo las condiciones y requisitos exigidos por las
leyes. De ninguna manera, pues, otorga la propiedad del yacimiento o del
suelo, solo la de los productos mineros extraídos.
III. La concesión minera es un derecho y, como tal, un bien inmaterial. Es,
adicionalmente, un inmueble, cuya calificación de tal obedece a la exclusiva
finalidad de permitir su hipoteca.
Pero la concesión minera no solo es un inmueble, sino un inmueble dis-
tinto y separado del suelo donde se encuentra.
Sobre el tema se hará un estudio detallado más adelante {infra, N° 215).
179
hecho que el término "público" hace alusión al interés
Tratado general
de Derechos y no al régimen
Reales
jurídico (puede ser un ente público o privado). El concepto servicio público es
impreciso. Genera controversia. Pero siempre que hablemos de servicio público
estaremos comprendiendo aquel conjunto de actividades y medios (personales y
reales) que el ente público-administrativo o privado desarrolla a efecto de satisfacer
las necesidades regulares y permanentes del agregado nacional (el público).
La amplitud del servicio público está en íntima conexión con la orientación
política de un Estado. En tiempos de auge del socialismo y de los Estados populistas,
la gama de servicios públicos prestada por el Ejecutivo ha sido ilimitadamente vasta:
agua, fluido eléctrico, teléfono, baja policía, gas y carbón, ferrocarriles, tranvías,
transporte aéreo, marítimo y terrestre, banca y finanzas, mercados, teatros, etc. Los
manuales y tratados de derecho administrativo de ese periodo, reflejan por eso un
tratamiento amplio del tema.254
En verdad el Estado tiene funciones mínimas que cumplir. Pero desde el
resurgimiento de las ideas individualistas, el ámbito de acción del Estado se ha visto
reducido a niveles elementales (educación, salud). Ahora, por consiguiente, la
prestación de servicios públicos por el Estado es menor. Es ahí donde cobra
trascendencia la actuación de las organizaciones privadas. Y es que el Estado, ya en
épocas de gigantismo como hogaño, movido por la lógica de la división del trabajo,
ha entregado determinadas funciones (servicios públicos) a los particulares. Lo cual
ha hecho dividir clásicamente los servicios públicos en propios e impropios. Los
primeros son los que presta o "debe prestar" el Estado directamente, o bien
indirectamente, por concesionarios; los servicios públicos impropios son aquellos
que tienen de común con los propios el satisfacer en forma más o menos continua,
necesidades colectivas, pero no es el Estado quien los presta ni los concede, sino
quien tan solo los "autoriza" o "permite", y reglamenta. Por ejemplo, el servicio de
ferrocarriles es un servicio público propio, en tanto que el de los automóviles de
transporte es impropio. A este último el Poder administrador solo lo reglamenta,
asegurando la continuidad y a veces regulando la tarifa, (300) y hasta pudiera decirse
que ahora ni siquiera se regulan las tarifas, ellas son libres.
Ahora bien: la explotación de estos servicios públicos es otorgada vía las
concesiones. Precisamente el legislador, por ficción, ha creído conveniente darle
carácter inmobiliario a estas concesiones para explotar los servicios públicos que
franquee el Estado, y que pueden recaer tanto en un particular, cuanto en un ente o
empresa pública.
254 Así, Gastón JEZE considera que hay necesidades de interés general que únicamente satisfacen la Administración
con exclusión de los particulares: justicia, policía, comunicaciones telegráficas y telefónicas, transporte de la
correspondencia, etc., además defensa nacional, tránsito. En estos casos se trata de un monopolio. Ai mismo
tiempo, estima Jeze que existen otras que son satisfechas concurrentemente por la Administración y por los
particulares. V gr., en Francia, la enseñanza, teatros, servicio de desinfección, asistencia, cajas de ahorro, transporte
de encomiendas postales, etc. (la alimentación es una de las pocas necesidades que excluye del Estado). Vi de. JEZE,
Gastón, Principios Generales de Derecho Administrativo. T. II, p. 3- Como se ve, un vastísimo radio de acción que hoy el
Estado liberal ha reducido a su mínima expresión (apenas salud, educación, policía y unos cuantos más).
180
Tratado de Derechos Reales
PltyHHH 182
CAPITULO IV
LOS BIENES MUEBLES EN EL CÓDIGO CIVIL
106. ENUMERACIÓN
Los bienes muebles se rigen por el sistema del numerus apertus. Su enumeración
está contenida en el artículo 886.
Son muebles:
1. Los vehículos terrestres de cualquier clase.
2. Las fuerzas naturales susceptibles de apropiación.
3. Las construcciones en terreno ajeno, hechas para un fin temporal.
4. Los materiales de construcción o procedentes de una demolición si no
están unidos al suelo.
5. Los títulos valores de cualquier clase o los instrumentos donde conste la
adquisición de créditos o derechos personales.
6. Los derechos patrimoniales de autor, de inventor, de patentes, nombres,
marcas y otros similares.
7. Las rentas o pensiones de cualquier clase.
8. Las acciones o participaciones que cada socio tenga en sociedades o aso-
ciaciones, aunque a estas pertenezcan bienes inmuebles.
9. Los demás bienes que puedan llevarse de un lugar a otro.
10. Los demás bienes no comprendidos en el artículo 885.
Creemos que el artículo 885 ha sido derogado tácitamente por el artículo 4 de la
Ley de la Garantía Mobiliaria, al menos en parte, ya que este último artículo amplía
extensamente la enumeración. Surge además del artículo I del Título Preliminar del
Código Civil. Para aclarar mejor: los incisos 7, 9 y 10 del artículo 886 estarían
vigentes, en la medida que contienen reglas básicas. En cambio, los demás incisos
son los mismos del artículo 4 de la Ley de la Garantía Mobiliaria, pero la lista se
amplía. He aquí el texto completo de la norma.
Artículo 4.- Bienes muebles comprendidos en esta Ley.
"La garantía mobiliaria a que se refiere la presente Ley puede constituirse
sobre uno o varios muebles específicos, sobre categorías genéricas de bienes
muebles o sobre la totalidad de los bienes muebles del constituyente de la
garantía mobiliario, sean presentes o futuros, corporales o incorporales.
Pueden ser objeto de la garantía mobiliaria:
1. Los vehículos terrestres de cualquier clase.
2. Las fuerzas naturales susceptibles de apropiación.
3. Las construcciones en terreno ajeno, hechas para un fin temporal.
183
Tratado de Derechos Reales
184
Los bienes muebles en el Código Civil
255 La vieja doctrina, además de los muebles por naturaleza y de los derechos mobiliarios, habla de muebles por
anticipación, que son en rigor inmuebles por naturaleza (son bienes unidos a un inmueble); se les da apariencia
mobiliaria por la ley, 1) a fin de poder constituir derechos sobre ellas, a favor de otras personas distintas del dueño,
como p. ej., los productos de inmuebles (aun antes de su separación). ALESSANDRI. Ob. cit., p. 8; 2) o por estar
destinados en un futuro próximo a ser separados y extraídos del suelo; por consiguiente, convertidos en muebles, p.
ej., cosechas (objeto de una venta). Vide. PLANIOL, Mar- cel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p.
99; BONNECASE. Ob. cit., p. 633, ALESSAN-
185
Tratado de Derechos Reales
• DRI. Ob. cit., p. 8. "Son bienes futuros que todavía no se han producido (en agricultura y minería)", ROMERO. Ob.
cit., p. 33. En la moderna doctrina y legislación se les llama "partes integrantes" de un inmueble (inmuebles por
adherencia de antes).
256 El artículo 455 del Código Civil de 1852 estipulaba que son "(...) Muebles, las (cosas) que sin alteración pueden ser
llevadas de un lugar a otro (...)". Y agregaba en el 2o párrafo: "Los semovientes se comprenden en los muebles". Se
observa la clásica subdivisión de bienes que se mueven por sí mismos (semovientes) y por hecho del hombre (bienes
inanimados).
186
Los bienes muebles en el Código Civil
257 VÁSQUEZ RIOS, Alberto, estima que la fórmula del inciso 10 del artículo 886, abre la posibilidad que tanto los
transportables o no sean muebles, p. 57. Nosotros no lo consideramos así.
258 La denominada mototaxi es un vehículo automotriz de tres ruedas, que resulta de la adaptación de una motocicleta, un
asiento y una rueda adicional, y sirva para transportar bienes y personas; inicialmente apareció en lugares calurosos
como la costa norte y la selva, pero ahora se ha generalizado inclusive en algunas zonas de Lima, la capital.
187
Tratado de Derechos Reales
188
Los bienes muebles en el Código Civil
189
Tratado de Derechos Reales
menoscabo). Los ladrillos, piedras, cemento, cal, yeso, cascajo, vidrios, metales
(como aluminio), maderas, cañas, tuberías, etc. ya extraídos de las canteras, tienen
esta naturaleza; son usados para fabricar, pero también para reparar y reconstruir las
obras.
Los objetos muebles mencionados pierden esa condición una vez que han sido
incorporados en la obra; conviértense en partes integrantes del inmueble (bienes
inmuebles por accesión, en la antigua doctrina, y bienes inmuebles por integración,
en la teoría actualizada). Una pared o una puerta en una casa ya edificada, por
ejemplo, de ningún modo pueden ser muebles (son inmuebles en aplicación del
principio de accesoriedad: accesorium sequitur principale). A estos bienes hay que agregar
aquellos mismos resultantes de la demolición de lo edificado, sea voluntaria o
involuntariamente, y que ya no están unidos al suelo. Nosotros consideramos que
volverán a ser muebles los ladrillos y tuberías, por ejemplo, siempre y cuando
mantengan su valor económico (de lo contrario serían desmonte, sin haber
recuperado su valor antiguo).
La solución que nos trae el artículo 886, 4o difiere de la del corpus derogado, la
que seguía considerando inmuebles a los materiales retirados momentáneamente
para hacer reparaciones(307). Con buen criterio el legislador la ha eliminado, se
reducen así las ficciones del derecho.
(307) Artículo 814 del Código Civil de 1936: "No pierden el carácter de parte integrante de un edificio los materiales que se
han separado mientras se hacen reparaciones".
fttyPHHH 190
Los bienes muebles en el Código Civil
para obtener crédito de cualquier tipo de acreedor (bancario o no bancario), para así
poder ensanchar sus actividades comerciales.
El importador, mientras espera el arribo de su mercadería, puede usar así su
título (conocimiento de embarque) para obtener créditos o préstamos. El título es
representativo de la propiedad.
191
Tratado de Derechos Reales
192
Los bienes muebles en el Código Civil
193
Tratado de Derechos Reales
262 En el Diccionario se define al pontón flotante como una "barca hecha de maderos unidos, para pasar un río, etc." T. II,
p. 1086
194
Los bienes muebles en el Código Civil
195
Tratado de Derechos Reales
263 Algunos (LÓPEZ SANTOS), piensan que el contrato de edición supone "la transferencia inicial del derecho de
autor", pues esto "no se hace por medio del contrato de compraventa, sino por el de edición", p. 130. Discrepamos
radicalmente de esto: el contrato de edición es solo eso, una autorización para la edición de determinado número de
ejemplares, mas no la venta del derecho (moral-patrimonial).
196
Los bienes muebles en el Código Civil
264 Cfr. MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. "Exposición de Motivos y Comentarios del Libro de Derechos
Reales del Código Civil", p. 156. Reproduce el inciso 9 del artículo 96 de su Ponencia.
265 El Diccionario de la Lengua Española dice de renta: Utilidad o beneficio que rinde actualmente una cosa, o lo que de
ella se cobra. O también: Lo que paga en dinero o en frutos un arrendatario. T. II, p. 1171.
197
Tratado de Derechos Reales
198
Los bienes muebles en el Código Civil
aquí las aportaciones se convierten en un derecho del socio, sea referido a la sus-
cripción del capital social inicial, o al aumento de capital, etc.; sin embargo este tipo
de sociedades no emiten acciones, otorgan participaciones, lo cual figura en los libros
de contabilidad.
Las cooperativas emiten igualmente participaciones, no acciones, de acuerdo con
el aporte de cada asociado.
En cuanto a las asociaciones civiles sin fines de lucro (tan en boga hoy en día,
conocidas más bien como ONGs), como su nombre bien lo indica, no tienen
finalidad lucrativa (art. 80 del CC); por consiguiente los asociados desconocen las
acciones y las participaciones. Es más, una vez aportados los bienes por los asocia-
dos, estos dejan de pertenecerles, y no los recobran ni siquiera en caso de disolución,
debiendo ser transferidos a una similar (art. 98 del CC).
En suma, una vez aportados los bienes —sean muebles o inmuebles- por el
socio o empresario, estos se trocan en patrimonio social, que alcanza así autonomía
entitativa con respecto a sus aportantes. En vez de ellos, los socios reciben acciones o
participaciones que simbolizan o representan el nivel porcentual que se tiene sobre
dichos bienes. Pues bien, estas acciones y participaciones son consideradas por el
código como bienes muebles.
199
Tratado de Derechos Reales
más adelante, podrán ofrecerse en garantía mobiliaria. Por cierto que esto dependerá
de la respuesta que merezca la norma en el mercado financiero y no financiero.
200
Tratado de Derechos Reales
inmuebles que no aparezcan así llamados por el numeral 885. El término "bien" hay
que entenderlo en sentido restringido, como bien incorporal, es decir, como
derecho. Por lo demás, no se entiende cómo un objeto corporal (inmueble) por el
simple hecho de no figurar en la nómina de inmuebles del artículo 885 -enumeración
que no es taxativa sino enunciativa, como fluye del inciso 11— pueda ser estimado
como mueble. Hay cierta contradicción lógica.
Es preciso desechar la creencia de que un inmueble, por no estar enumerado en
el artículo 885, se convierta automáticamente en mueble.
Si a estos bienes se les considera "muebles por no ser inmuebles", es precisa-
mente por eso, por ser derechos (no objetos materiales) referidos a inmuebles no
comprendidos en el numeral 885.
La lista de bienes muebles puede ser más larga, pero no todos pueden servir de
garantía mobiliaria, sino solo los autorizados por el artículo 4 de la Ley de la Garantía
Mobiliaria.
tyj^MH 202
TITULO IV
Tratado de Derechos Reales
136. ENUMERACIÓN
Por las relaciones o conexiones que mantienen entre sí, los bienes pueden ser:
a) simples y compuestos (complejos); b) partes integrantes y accesorios; y c) frutos y
productos.
Jean CARBONNIER estudia este tema bajo el sugestivo título de Masas de Bienes. Es
que se trata de bienes en conexión o relación con otros. Se hará una sucinta revisión
de cada uno de ellos.
266 BARASSI, Lodovico, sostiene que las cosas simples "se presentan con una fisonomía propia y autónoma, física y
económica". Vol. I, p. 142.
205
Tratado de Derechos Reales
206
Los bienes simples y compuestos. Las universalidades
207
r
CAPITULO
II
PARTES INTEGRANTES Y ACCESORIOS
209
entonces estamos frente a un bien compuesto. En esta eventualidad, el Derecho tradicionalmente
distinguía entre el bien principal y el bien accesorio. El derecho contemporáneo, a partir del
alemán, respeta estos últimos (accesorios) a los que prefiere llamar pertenencias; sin embargo ha
agregado una nueva subcategoría: las partes
Tratado integrantes.
de Derechos Reales El concepto de bien principal, se nota
todavía cuando es confrontado con las pertenencias (accesorios), pero no es perceptible en las
partes integrantes. En realidad estas últimas son un todo.
Siempre se ha definido a las cosas principales como aquellas que "existen por sí solas, sin
necesidad de otras"271. Un bien principal es aquel que existe por sí mismo, tiene vida jurídica
propia, autónoma272. No requiere, para ser percibido, de ningún elemento adicional. Pudiéramos
decir que es. El suelo, por ejemplo, es un bien principal. Desde este punto de vista, un bien
principal es cualquier bien simple. Por ejemplo, una sortija está constituida por el aro (bien
principal) y el diamante incrustado vendría a ser el accesorio (pertenencia).
En la doctrina vigente se prefiere hablar de partes integrantes y pertenencias.
144. CARACTERES
De la definición expuesta antes, se deducen ciertas exigencias indispensables, a saber:
I. La unión física o corporal del bien (simple) a otro (compuesto). Este hecho, asevera
VALENCIA ZEA, se decide conforme a los usos comerciales.
La unión física debe ser permanente, no pasajera, por ello los materiales separados de
una edificación, en tanto se efectúen reparaciones, no pierden su calidad de partes
integrantes279. El código no lo dice.
II. La inseparabilidad del bien, puesto que de producirse ella, se originará el menoscabo,
destrucción o alteración del bien.
III. Las partes integrantes no pueden ser objeto de derechos particulares o singulares (art.
887, párr. 2o). En el código derogado no figuraba una norma similar a esta. Es una lógica
consecuencia del carácter anterior -la inseparabilidad-; lo contrario sería admitir la
destrucción o deterioro del bien. La fórmula varía en el derecho comparado. El derecho
alemán distingue dos clases de partes integrantes: esenciales y no esenciales. El artículo
93 del BGB prohibe que puedan existir derechos singulares solo sobre las partes
integrantes esenciales. Parece ser más práctica y real la solución del código suizo, donde
el numeral 642 se limita a decir que el propietario del bien lo es de sus partes
211 integrantes
278 El artículo 93 del BGB dispone: "Las partes integrantes de una cosa que no pueden separarse sin que una y otra se destruya o sea
modificada en su esencia (partes integrantes esenciales), no pueden ser objeto de derechos singulares". La misma redacción de la
segunda parte del artículo 642 del Código Civil suizo.
279 MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Exposición de Motivos, p. 158.
(WIELAND) 280 .
El código peruano no hace distingo alguno, a pesar de que hay gran
analogía entre las nociones de partes integrantes y accesorios con las de partes
integrantes esenciales y no esenciales de su homólogo alemán, respectivamente.
En rigor, no puede confundirse
Tratado de lo integrante
Derechos Reales con lo accesorio. Lo primero supone
inseparabilidad y adherencia; si se produjera la separación, entonces el bien se destruirá. Se trata de
una parte esencial o estructural. Por ejemplo, en los televisores que funcionan exclusivamente a
control remoto, este viene a ser parte integrante (de otro modo no podría funcionar). En cambio,
las piezas no esenciales que podemos cambiar cada cierto tiempo (el CD o el USB, v. gr.) a un
ordenador, no son partes integrantes, sino accesorios. Su fin es solo económico.
280 Cfr. VALENCIA ZEA, Arturo. Ob. cit, II, nota 33, pp. 24 y 25.
281 En efecto, confróntese nota 4.
separarse de él sin detrimento de ninguna clase. Ej.: el arado. Es, en síntesis, una cosa mueble accesoria que, mediante una ficción, se
inmoviliza, p. 22.
283 Código Civil de 1936, artículo 815: "Es accesorio del predio todo lo que está aplicado permanentemente a su fin económico y se halla en una
relación que responda a ese fin.
"La separación temporal de los bienes a que se refiere este artículo no les hace perder su calidad".
284 DE RUGGIERO. Ob. cit., p. 439- Aunque el notable jurista consideraba pertenencias, en general, a todos los inmuebles por destino,
"que constituyen una categoría importantísima", conforme al artículo 413 del código italiano derogado. DE RUGGIERO consideraba
212
que "la cosa accesoria se distingue netamente, no solo de frutos y gastos, sino también de las pertenencias", p. 498. No obstante, al
definir los accesorios los confunde con las partes integrantes. Lo cual es explicable, porque en esa fecha el concepto no había sido
aclarado del todo. El BGB entraría en vigor en 1990 todavía.
"cosa accesoria" y una "cosa principal"; la primera es pertenencia de la segunda. Y tal es,
pensamos nosotros, el origen de que se prefiera esta voz a la de accesorios. Esta es, en
rasgos generales, la opinión de la doctrina285.
III. El bien principal Partes
o compuesto puede ser inmueble (un predio) o mueble (una
integrantes y accesorios
computadora). En cuanto al primero, son pertenencias de un predio agrícola, por
ejemplo, los arados, tractores, molinos, etc.286. Inclusive se llega a decir que son bienes
accesorios aquellos que, sin la accesión, "muchas veces no podrían existir", tal como
sucede con los árboles, por ejemplo287. No siempre, pues, son bienes secundarios. Lo
que los caracteriza, a fin de cuentas, es que pueden separarse del bien principal sin alterar
la estructura y función de él.
IV En la relación de pertenencia, el bien accesorio mantiene una fisonomía autónoma y
propia, pudiendo ser objeto de actos o relaciones jurídicas independientes. El artículo
888, párrafo 3o, así lo confirma.
285 Un gran sector sostiene que cosa accesoria es "la cosa mueble, independientemente de un modo corporal, pero económicamente
destinada a servir el fin de otra, con la cual se halla en una relación exterior que corresponde a su destino" (OERTMANN,
ENNECCERUS, DE MARTINO, MESSINEO). Cfr. VALENCIA ZEA. Ob. cit., p. 25.
213
286 Ya no es sostenible la tesis de Toribio PACHECO, para quien era accesoria la puerta de una casa. Ob. cit., p. 18. Hoy, esta es tenida por
parte integrante. Tampoco los frutos mientras están pendientes, pues no tienen existencia propia y son accesorios del bien que los ha
producido, pero pierden esa cualidad en el instante de ser separados. PACHECO, Ibídem., p. 19.
287 Así, ALESSANDRI, RODRÍGUEZ, Arturo. Ob. cit., p. 15.
288 Vide. LARENZ, Karl. Ob. cit., p. 389.
289 BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 143.
290 Cfr. BARASSI, Lodovico. Ob. cit., pp. 143 y 144.
Prescribe el artículo 889:
Las partes integrantes de un bien y sus accesorios siguen la condición de este, salvo que la
ley o el contrato permitan su diferenciación o separación.
I. Es principio admitido desde
Tratadoel
deDerecho Romano, que lo accesorio sigue la suerte o
Derechos Reales
condición del bien principal: accessorium sequiturprincipale.
II. Las partes integrantes de igual forma se fusionan al bien principal, hasta el punto de que
es muy difícil separarlas.
Pero en ambos casos puede establecerse la diferenciación o separación, siempre y cuando la
ley o el pacto (contrato) lo permitan (art. 889). Se diría que es una figura de excepción, que no
llama la atención en los accesorios, mas sí en las partes integrantes.
214
CAPITULO III
FRUTOS Y PRODUCTOS
En esa línea, TRABUCCHrsos íe que frutos civiles "son aquellos que proceden de la cosa en
correspondencia al goce que otra persona distinta a su propietario tiene sobre ella"294. LARENZ los
llama frutos mediatos de una cosa —por oposición a los frutos inmediatos o naturales— y los
define como las "utilidades que una cosa produce en virtud de una relación jurídica" (336).
Nómbrase como frutos civiles, los intereses de un préstamo de capital, por ejemplo; el precio
(merced conductiva) del arrendamiento, las rentas, los productos derivados del trabajo de un
animal; el canon anual en la enfiteusis (en aquellos sistemas que aceptan todavía este derecho).
Consideramos que también están en esta categoría el sueldo del trabajador y las ganancias
obtenidas por el empresario, sobre todo si tenemos en cuenta que los frutos civiles pertenecen al
titular del derecho (art. 892 del CC), llámense en este caso, el trabajador o el empresario295.
221
158. LOS PRODUCTOS. DEFINICIÓN Y RÉGIMEN LEGAL
Estipula el artículo 894:
"Son productos los provechos no renovables que se extraen de un bien".
Si en los frutos que ofreceFrutos
un bien fuente o matriz, la característica fundamental es que no
y productos
disminuya ni se extinga su sustancia, aquí estamos ante la figura opuesta. Producto es todo
rendimiento, provecho o utilidad que finalmente va a desencadenar la extinción de aquel bien
fuente.
Resultan así ser productos, por ejemplo, los hidrocarburos (petróleo, gas), minerales, etc.
PERSONA
A QUIEN PERTENECEN
Hl
■I
■Hi
■MRN
WMHH
^^jj
■HI
.PITULG I
160. INTRODUCCIÓN
La tercera y última clasificación -aunque no la de menor relevancia- divide a los bienes
teniendo en cuenta el titular del derecho, sea el Estado, sea un particular. En buena cuenta, se
trata de una clasificación que nos viene desde el Derecho Romano; únicamente se observa
que según el momento político que se vive, unos toman más importancia que los otros; esto
último, claro está, referido a los bienes públicos y privados.
En el Derecho Romano las cosas "o se hallan en nuestro patrimonio o, fuera de nuestro
patrimonio. Mas algunas por derecho natural son comunes a todos, otras son públicas, otras
de universidad o corporación cualquiera, otras de nadie, y la parte de particulares, y estas
últimas pueden adquirirse por cada cual por varias maneras, como aparecerá en adelante"296.
161. ENUMERACIÓN
En este extremo, donde se toma en cuenta al titular del bien (vale decir, según su
pertenencia), desde antiguo se encuentran los siguientes bienes del Estado: a) cosas in
patrimonio y cosas extra patrimonium\ b) cosas in comercio y cosas extra comercio; c) bienes del
Estado y bienes de los particulares.
Para culminar este tema se incluyen los bienes de la Iglesia (culto religioso); los bienes
del patrimonio cultural de la Nación; por fin, dos temas de palpitante actualidad: los recursos
naturales y el dominio marítimo.
227
Cosas en patrimonio, son aquellas que actualmente pertenecen a alguien, sea este el
Estado o una persona particular. Según BONFANTE, estas res in patrimonio son llamadas a
menudo, en el lenguaje de los romanistas, res in comercioii60). Las cosas extra patrimoniun no
Tratado de Derechos Reales
pertenecen en un momento determinado a nadie, pero pueden ser apropiadas, son
apropiables.
298 GAYO establece la clasificación de todas las cosas de estas dos categorías: Summa rerum divisio in dúos artículos deducitur, nam
aliae sunt divini inris, alias humani, Divini inris sunt veluti res sacrae et religiosae. Sanctae quo que res, veluti muri et portae, quoclam modo divini
inris sunt. Quod autem divini inris est, id nullius in bonis est; potest autem et nullius in bonis esse; nan res hereclitariae antequam aliquis heres
existat, nullius in bonis sunt. Hae autem rem, quae humani inris sunt, aut publicas sunt, aut privatae; quae publicae sunt, nullius in bonis esse
creduntur. Privatae autem sunt, quae singolorum sunt: La principal división de las cosas se reduce a dos artículos; porque unas son
de derecho divino, y otras de derecho humano. Son de derecho divino, por ejemplo, las cosas sagradas y religiosas.
También las cosas santas, como los muros y las puertas, son en cierto modo de derecho divino. Mas, lo que es de derecho
divino, no está en los bienes de nadie, pero lo que es de derecho humano está las más de las veces en los bienes de alguno;
puede, no obstante, no estar tampoco en los bienes de nadie, porque las cosas hereditarias, antes que haya algún heredero,
no están en los bienes de nadie. Mas las cosas que son de derecho humano, o son públicas, o privadas; las que son públicas
se entiende que no están en los bienes de nadie, porque se entiende que son de la misma universalidad. Pero son privadas
las que son de cada uno {singolorum). GAYO, Instituciones, Lib. II (2.3.8.14).
299 Sacrae res, et religiosae, et sanctae in nullius bonis sunt: Las cosas sagradas, las religiosas y las santas no están en los bienes de nadie.
MARCIANO, Instituciones, Lib. III, N° 2.
300 GAYO, 2, 4 (IGLESIAS).
son cosas sagradas, las que pública, no privadamente, fueron consagradas; así, pues, si alguien hubiere constitutido privadamente
sagrada para sí una cosa, esta no es sagrada, sino profana. Mas, una vez hecha sagrada una cosa, aun después de derruido el edificio,
queda sagrado el lugar. MARCIANO, Instituciones, lib. III, N° 3.
302 Instituciones, Lib. Ii, Tít. I, N° 8.
303
229
Sacra loca ea sunt, qttae publice sunt dedicata, sive in civitate sint, sive in agro: Lugares sagrados son aquellos que fueron públicamente
dedicados, ya se hallen en la ciudad, ya en el campo. ULPIANO, ad Edictum (Comentarios) al Edicto, lib. LXVIII.
sepulcros en él existentes son res religiosae, pero se consideran pro religiosis"iil4). "El
monumentum
sepulcro, el Tratado propiamente
de Derechos Reales dicho, es decir, el terreno destinado a
sepultura, con el pequeño edificio sobremontante, es cosa extra commercium
(IGLESIAS) y, como tal, queda fuera del tráfico jurídico.
3. Res sanctae (Cosas santas). Los bienes puestos o colocados bajo la protección de los
dioses y divinidades; así, los muros y las puertas de la ciudad
230
sagrados, los donativos hechos a la divinidad'304'. Estos lugares podían hallarse así
en la ciudad Tratado
como en el campo
de Derechos Reales. "En un solo caso, o sea cuando se trata de
<369)
reunir fondos para el rescate de los prisioneros, Jus- TINIANO permitió enajenar o
someter a prenda cosas sagradas" (BON- FANTE). Por acto solemne cesa también el
carácter sacro de la cosa (profanatiófm.
Obviamente los romanos diferenciaron entre cosa sagrada y sagrario; la primera es
un lugar consagrado y el segundo es un lugar en el que se guardan las cosas
sagradas, el cual también puede estar en un edificio privado071).
2. Res religiosae (Cosas religiosas). Destinadas a los dioses Manes (diis mani- bus
relictaéf'1I), o sea a las almas de los difuntos.
Para darle el carácter religioso a un bien, bastaba entre los romanos tener esa
voluntad, lo que se verifica enterrando a un muerto en aquel lugar (sepultura)073).
Serán cosas religiosas los sepulcros (y los objetos enterrados en ellos), que no son
susceptibles de dominio. "El suelo provincial pertenece al Estado romano, y los
sepulcros en él existentes son res religiosae, pero se consideran pro religiosis"{374). "El
sepulcro, el monumentum propiamente dicho, es decir, el terreno destinado a
sepultura, con el pequeño edificio sobremontante, es cosa extra commercium
(IGLESIAS) y, como tal, queda fuera del tráfico jurídico.
3. Res sanctae (Cosas santas). Los bienes puestos o colocados bajo la protección de los
dioses y divinidades; así, los muros y las puertas de la ciudad
de Roma, las murallas0751; antiguamente, quizá también, según BON- FANTE, los
límites de los campos.
Son cosas santas porque en efecto se ponían a buen recaudo de la injuria de los
hombres. 305
En síntesis, son santas las cosas que no son sagradas ni profanas, pero que conllevan
una sanción. 306
Pero como estas cosas son susceptibles de apropiación 'y de gestión económica,
algunos (Iglesias, entre ellos), las subdividen en dos clases:
a) Las cosas públicas usiú destinatae, que están fuera del comercio, son: los ríos
públicos, que son para el Derecho Romano todos los ríos perennes (flumina
perennia), las orillas de los ríos, los puertos308, asimismo son res publicae los ríos
públicos (vtae publicae), los puentes, foros, plazas, teatros, tribunales, termas309.
Se sustraen al comercio porque sirven al uso directo e inmediato de los
particulares, del populus. Ello no obstante, podía el Estado entregarlas en uso
especial a través de concesiones o particulares; probablemente allí tuvieron su
origen la superficie y la enfiteusis310.
b) Las res in pecunia populi o in patrimonio populi, por estar dentro del comercio, son
apropiables por los particulares, siempre que las adquieran, previo oportuno
negocio, del Estado (IGLESIAS).
Estos bienes no son extra commercium, al contrario, pueden ser negociados y
apropiados; no son pues res publicae.
3. Las res universitatis. También se encuentran en esta categoría las cosas de una
corporación, que están afectadas al uso público de los habitantes de una
comunidad, vale decir que son de una corporación y no de particulares; así por
ejemplo, los teatros, circos, estadios, edificios públicos, las calles de la ciudad311,
entre otros.
En realidad es correcta esta última categoría, en cuanto que estos bienes sirven
generalmente a un grupo o sector social, mas no necesariamente a todo el popidus.
La noción signe siendo válida hoy en día.
308 • Todos los ríos y puertos son públicos, por tanto, el derecho de pasear en ellos es común a todos. Inst., Lib. Ii,
Tít. I, N° 2.
309 Fluminum quaedam publica sunt, quaedam non publicum flamen esse Cassius definit, quodperenne sit... Dig. 43, 12, 1, 3.
310 BIONDI, B. Ob. cit., p. 277. 231
311 Son de una corporación y no de particulares los objetos que se hallan en las ciudades, como teatros, estadios y otras cosas
que son comunes en las ciudades. Inst., lib. II, tít. I, N° 6.
APITUL1 _
232
La terminología ahora dominante es la de domaine (demanio), que derivaría de dominium
o de dormís del emperador, que se impone en el Derecho consuetudinario francés. Los bienes
del soberano constituían el dominium por excelencia.
Los bienes de dominio público del Estado
No es fácil pues distinguir entre bienes públicos y privados, cuando "de una parte todos
los bienes tienen igualmente por titular al emperador y son susceptibles de dar una renta
patrimonial, de otra es insuprimible el concepto de que algunas cosas están destinadas al uso
directo de la colectividad" (BIONDI).
En los periodos previos a la Revolución francesa, en el Derecho de ese país se afirma el
principio, "como instancia política, de que los bienes de uso público, como por ejemplo, los
ríos, pertenecen al público, o sea al pueblo como tal; sobre ellos el soberano tiene un simple
poder de administración y de policía".
La Revolución francesa elimina la idea de que los bienes pertenecen en su totalidad al
soberano; ahora los bienes del dominio eminente del soberano pasan a la. Nación. Esta teoría
del demanio público entendido como derecho eminente de la Nación sobre todo el territorio,
es respetada e incluida además en el Code en su artículo 538, aunque, como afirma BIONDI, sin
especificar qué se entiende por demanio público.
En el decurso del siglo XX, concretamente durante la vigencia de los regímenes
socialistas y bajo la advocación de Karl MARX, el Estado asumió prácticamente la titularidad de
todos los bienes, con el consiguiente incremento de la noción de bienes de dominio público.
Aunque la idea era de que los bienes pertenecían al pueblo, lo cierto es que eran del Estado,
entendido este como una cúpula burocratizada. De la tesis de los bienes de la Nación
(Revolución francesa) se pasa así a la de los bienes del Estado (Revolución bolchevique).
Hoy estamos de vuelta, donde se nota un panorama exactamente opuesto: los bienes del
Estado se reducen a su mínima expresión; este se deshace de los mismos, transfiriéndolos a
los particulares.
La historia del demanio (entendido como dominio público) demuestra cómo su noción
parte del concepto de pertenencia: "primeramente al populas, después al soberano,
sucesivamente a la Nación, después al Estado".
"Pasada la titularidad del príncipe al Estado, sobrevive, pero atenuada en parte, la
antigua concepción según la cual los bienes demaniales, si bien con el Estado como titular,
están constituidos en patrimonio colectivo por el hecho mismo de que están por su esencia
destinados a un uso público"312.
En los últimos tiempos, la noción de uso público se había extendido a la de interés
público como fundamento de la demanialidad, mas, con el auge de los esquemas liberales,
esto se ha atenuado nuevamente.
237 L
como en los ríos, o voluntaria, como en los caminos. El dominio público aparece
así como un Tratado
verdadero dominio
de Derechos del público'3951.
Reales
III. Un tercer grupo de tratadistas va más lejos y encuentra la característica principal de
los bienes de dominio público en la simple afectación a un servicio público.
En verdad, cada una de estas acepciones no excluye a la otra; cuando se trata del
dominio público del Estado, unas veces se hace referencia al uso público, otras al servicio
público, pero en todas ellas los bienes no pertenecen en goce exclusivo a nadie, sino a grupos
sociales más amplios, llámese, lá comunidad.
Actualmente rige la Ley General del Sistema Nacional de Bienes Estatales, N° 29-151,
publicada el 14 de diciembre de 2007, así como su Reglamento, aprobado vía Decreto
Supremo N° 007-2008-Vivienda, publicado el 15 de marzo de 2008314.
Sin embargo la vigente Ley N° 29-151, no brinda las definiciones esenciales del dominio
público y del dominio privado, por ejemplo, tarea que deja al Reglamento, lo cual no hace
más que repetir el error del reglamento anterior.
El citado Reglamento determina que son bienes de dominio público "aquellos bienes
estatales, destinados al uso público como playas, plazas, parques, infraestructura vial, vías
férreas, caminos y otros, cuya administración, conservación y mantenimiento corresponde a
una entidad; aquellos que sirven de soporte para la prestación de cualquier servicio público
como los palacios, sedes gubernativas e institucionales, escuelas, hospitales, estadios, aportes
reglamentarios, bienes reservados y afectados en uso a la defensa nacional, establecimientos
penitenciarios, museos, cementerios, puertos, aeropuertos y otros destinados al
cumplimiento de los fines de responsabilidad estatal, o cuya concesión compete al Estado.
Tienen el carácter de inalienables e imprescriptibles. Sobre ellos, el Estado ejerce su potestad
administrativa, reglamentaria y de tutela conforme a ley" (Reg. de Ley N° 29.151, art. 2.2.a).
Esta definición es mejor que la del anterior Reglamento (en su artículo II del Título
Preliminar), porque en esta época los servicios públicos son brindados mayoritariamente por
entidades privadas o que tienen una concesión; por ejemplo, teléfonos, luz eléctrica,
transporte, puertos, etc. Son públicos, no por el titular del bien, sino porque sirven alpiíblico,
esto es, a la colectividad.
314 Esta norma ha suplido al ahora derogado Decreto Supremo N° 154-2001-EF, publicado el 18 de julio de 2001, que aprobó
el Reglamento General de Procedimientos Administrativos de los Bienes de Propiedad Estatal, que en parte corrigió el
vacío (ya que no existía una ley reguladora de la materia), si bien con una norma no apropiada, visto que el decreto supremo
es una norma reglamentaria de la ley.
238
F
173. EL DOMINIO PÚBLICO. DEFINICIÓN
A riesgo de caer en conflicto doctrinal, vamos a esbozar algunas definiciones previas,
antes de sentar nuestra posición, advirtiendo, como siempre, que toda definición es temporal;
Los bienes de dominio público del Estado
varía con el curso del tiempo, y, por lo mismo, no puede haber un concepto uniforme.
Señalan algunos tratadistas que los bienes del dominio público "están librados al uso
general y pertenecen al Estado, aunque el dominio tiene características especiales" y que por
tanto su estudio corresponde al Derecho administrativo097'.
El gran publicista Rafael BIELSA lo define como el conjunto de cosas afectadas al uso
"directo" de la colectividad referida a una entidad administrativa de base territorial, destinadas
al uso público de los administrados, y que no son susceptibles, por tanto, de apropiación
privada (en su carácter jurídico, pero en el físico sí lo son). Para él, el dominio público no se
atribuye al Estado, sino al pueblo (o población en el sentido de elemento constitutivo), si bien
representado en el Estado098). Esto excluye algunos caracteres atribuidos al dominio público
cuando se le considera un derecho subjetivo de propiedad del Estado.
También se dice que son aquellos bienes "que teniendo por titular a un ente público, a
una persona de Derecho público, están destinados de una manera directa a una función
pública, a la utilidad pública, y se encuentran sometidos a un régimen especial de Derecho
público099).
Se prefiere, por algunos otros, llamar a este conjunto de bienes como demanio
(especialmente los italianos y franceses). Según una opinión, demanialidad "es un acto de
determinación del Estado, el cual destina las cosas a ventaja de la comunidad, poniéndola a su
servicio de modo permanente" (DE RUGGIERO). De manera que son demaniales "los bienes
destinados al uso público, entendido este en el sentido amplio de goce directo e indirecto y
los destinados a la defensa nacional, de los cuales toda la utilidad general consiste en una
utilización directa de la cosa sin necesidad de transformaciones"315. Son pues los bienes del
dominio público por oposición a los patrimoniales. Pero como se sabe, son bienes
demaniales solo los taxativamente señalados por la ley. El problema sería, por tanto, de
política legislativa más que de doctrina jurídica abstracta. Por ello BIONDI se ahorra esfuerzos
en dar una definición del demanio, al considerar vana la indagación del concepto y sus
caracteres316. BARASSI destaca su extracomercia- lidad que es función del destino económico
del bien. Son bienes demaniales los "destinados a un uso público de interés general; los
individuos pueden usar de
317 Vide, PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 122; ARROYO. Ob. cit., p. 27.
318 BIELSA. Ob. cit., pp. 423 y 424.
319 Caracteres por lo demás frontalmente combatidos por la doctrina civilista moderna y donde quizá el único supérstite es el
segundo, o sea la exclusividad.
320 FIORINI. Ob. cit., pp. 300 y 301.
321 Vide. BIELSA. Ob. cit., nota 4, p. 422.
322 BIELSA. Ob. cit., p. 424.
323 Vide. FIORINI. Ob. cit., nota 7, p. 302.
324 JOSSERAND, Louis, Derecho Civil. T. I, Vol. II, p. 162.
240
Ya Maurice HAURIOU ha señalado que en el curso del siglo XIX se produjo una evolución
del simple derecho de guarda al derecho de propiedad. Hay que convenir que si bien no es
una propiedad igual a laLoscivil o privada, debe recordarse, como sostuvo HAURIOU, que al lado
bienes de dominio público del Estado
de la propiedad quiritaria existió la propiedad feudal; nada impide entonces que junto a la civil
o privada, exista una propiedad pública o administrativa'412>. Es que los bienes de dominio
público escapan a las reglas del derecho civil concernientes a la propiedad <413). Cuando se
habla de propiedad referida al demanio, no se trata ciertamente del instituto privado, pues el
ente público no tiene las referidas facultades que constituyen la esencia del derecho de
propiedad privada (uso, goce, disposición). El término hay que entenderlo, como dice BIGNDI,
"en el sentido amplio de titularidad o de genérica correspondencia, además porque del
demanio forman parte los derechos. Es ciertamente un derecho eminente, exclusivo y
absoluto. Y, por tanto, bajo tal aspecto, parangonable al derecho real, pero siempre sin
correspondencia con institutos privatísticos". Se trata pues de un unicnm en el sistema
jurídico, como es un unicnm el sistema de la soberanía y de la propiedad; hablar de propiedad
pública o de soberanía, de derecho eminente, solo son frases aproximativas, que consideran
lo absoluto del derecho, pero que serán inadecuadas para denotar el derecho del ente
público325.
Grande es pues la doctrina que conceptúa los bienes públicos como un auténtico
derecho de propiedad; a los casos ya citados de HAURIOU y otros, hay que añadir otros
nombres: PAREJA, FRAGA; ROJINA VILLEGAS; GOYENA, TOBON ARBELAEZ, GARCÍA OVIEDO, SÁNCHEZ
ROMÁN, SALVAT, SCAEVOLA, DE RUGGIERO, COVIELLO, BRUGI326; BIONDI, entre otros.
Nosotros creemos que, efectivamente, el dominio público del Estado es, para todos los
efectos, un derecho de propiedad. Claro está, si se le observa fuera del marco privatístico: el
usus, el fructus y el abusus son distintos, por lo mismo que son bienes públicos del Estado. No
es una simple guarda, vigilancia, policía, administración o superintendencia como quería la
doctrina pasatista. Es un auténtico dominio. Lo que pasa aquí es similar a lo que en la
propiedad horizontal, donde los juristas clásicos pretenden vanamente asemejarla a la
copropiedad romana; la propiedad horizontal es algo distinto, una institución típica diferente
a la copropiedad. Hecho similar entonces sucede con los bienes de dominio público del
Estado.
176. LA INALIENABILIDAD
Lo dice a título expreso la Carta fundamental: los bienes de dominio público son
inalienables (art. 73 de la Const.).
327 CLAVERO AREVALO, Manuel Francisco, "La inalienabilidad del dominio público". En: Revista de Administración Pública.
Año IX, N° 25, Ene-Abr. Madrid, 1958, p. 35.
328 CLAVERO, ARÉVALO, Manuel Francisco. Ob. cit., p. 4l.
329 Vide. FIORINI, Bartolomé A. Ob. cit., pp. 316 y 317.
242
Pero sí estamos de acuerdo en que son alienables determinados bienes muebles que
formando parte del dominio público "pueden separarse de él de modo tal que no se afecte el
dominio del mismo", Los v. gr. las flores, los árboles de los parques públicos, la arena de las
bienes de dominio público del Estado
playas330.
Del principio de inalienabilidad se derivan algunas otras notas o conse cuencias
jurídicas; así: 1. Los bienes del dominio público no pueden embargarse (inembargabilidad); 2.
No son hipotecables, ni materia de gravamen civil alguno; 3. No son expropiables: sobre los
bienes y dependencias del dominio público no procede la expropiación por el mismo poder
público, por ser bienes de utilidad pública (FRAGA, BIELSA, DÍEZ); 4. De la inalienabilidad se
deduce que un bien del dominio público no puede ser reivindicado (no proceden las acciones
petitorias respecto del dominio público); 5. No cabe el ejercicio de interdictos ni acciones
posesorias para recuperar la posesión; 6. No pagan contribución ( BIELSA, DÍEZ,
ÁLVAREZ-GENDÍN).
En cambio hay que rechazar rotundamente aquella característica de la improductividad,
según la cual los bienes públicos son usados gratuitamente por los particulares, no
produciendo renta al Estado (COVIELLO). Podemos afirmar categóricamente que diversos
bienes públicos rentables desmienten ese viejo prejuicio.
177. INEMBARGABILIDAD
Se dijo ya que los bienes del dominio público del Estado no pueden embargarse. Es una
consecuencia de la inalienabilidad de los bienes de dominio público (art. 73 de la Const.);
según algunos, el embargo conduce a la enajenación (PAREJA)331.
El fundamento para otorgarle la inembargabilidad a este tipo de bienes reside en que, si
bien en principio el embargo no requiere de desapropio ni enajenación, por responder a una
simple medida cautelar (de seguridad), empero supone también una eventual o posible
enajenación, pues llegado el caso, como medida cautelar, en último término tiende a asegurar
la ejecución forzada del bien332. Después de todo, el embargo como medida cautelar para una
futura ejecución forzada, consiste en la afectación jurídica de un bien o derecho del presunto
obligado (art. 642 del CPC).
245
I. Afectación. Su importancia radica en determinar el momento a partir del cual el
ente o persona goza de las prerrogativas. Ya hemos dicho que la inalienabilidad y la
imprescriptibilidad de los bienes de dominio público es directa consecuencia de la
Tratado de Derechos Reales
afectación al uso público.
VILLEGAS BASAVILBASO asevera que la palabra más apropiada es "consagrar" o
"consagración del bien al uso público" que es la dedicación a un fin público.
Para que los bienes estatales integren el dominio público, un acto estatal general o
particular los debe destinar al uso público, afectar a un fin de la colectividad^3 x).
La afectación puede ser: formal, cuando tiene su origen en la ley; real, cuando se
funda en el uso mismo. Y es que el uso genera también la afectación al dominio
público (BIELSA). Desde otra perspectiva, puede resultar, según HAURIOU, de
circunstancias naturales, completadas por actos administrativos (dominio público
natural) o de actos administrativos (dominio público artificial).
La afectación a veces presupone ciertas obras (construcción de caminos, canales,
puentes, puertos); otras, no las exige, porque se fundan en hechos naturales, como
en las playas, ríos, riberas, etc.
Pero en todo caso, la afectación exige siempre una manifestación o declaración de
voluntad -especial o general- del Poder público (DE BUEN)338 , que ha recogido
alguna jurisprudencia como la argentina, por ejemplo.
Según la norma nacional, "la calificación de un inmueble como de dominio público,
de ser necesaria, será efectuada mediante Reoslución de la SBN o del Gobierno
Regional, de acuerdo con sus respectivas competencias" (Reg. de la Ley 29.151, art.
42).
II. Desafectación. Representa el cese o término de la destinación al uso público de un
bien del dominio público del Estado.
En los términos del Reglamento de la Ley N° 29.151, "la desafectación de un bien de
dominio público, al dominio privado del Estado procederá cuando haya perdido la
naturaleza o condición apropiada para su uso o para prestar un servicio público, y
será aprobada por la SBN, de acuerdo con sus respectivas competencias" (art. 43,
párr. Io del Reg.).
En este caso cesa el carácter de bien del dominio público por la desafectación de su
destino que se haga del mismo(433).
FIORINI expresa que es el acto por el cual la manifestación consagratoria de un bien
para fines públicos decae completamente, es decir, se desviste al bien de su
afectación para entrar en el sector jurídico de los bienes privados.
Lo trascendente es pues el cambio del régimen jurídico de los bienes y su paso o
incorporación al dominio patrimonial (privado), sea el del Estado (ya que no
existen bienes inmuebles que sean res nullius: los predios abandonados durante
veinte años pasan a poder del Estado: art. 968, 4o), sea incluso al patrimonio
privado de los particulares (p. ej. el caso de los cauces de ríos abandonados). Pero al
perder las prerrogativas de los bienes de dominio público, se hacen enajenables y
prescriptibles.
La desafectación debe efectuarse, en principio, por un acto de derecho público
(BIELSA); O lo que es lo mismo, debe provenir de autoridad competente o por hechos
legítimamente convalidados con el carácter de actos jurídicos (FIORINI), mas a veces
excepcionalmente se desafecta por hechos, digamos naturales o artificiales, como el
cambio de curso de un río, pero aun entonces, es necesaria la rectificación
administrativa, esto es, un acto administrativo'4341.
De lo cual se colige que la desafectación presenta dos facetas, según se refiera al
dominio público natural, en cuyo caso solo se desafecta por algunos fenómenos
como, por ejemplo, el cambio de curso de un río (y por ende de su lecho), la
339 Divide los bienes del Estado en bienes de dominio público y dominio privado (art. 2.341) y establece además que los de
dominio público son inalienables, inembargables e imprescriptibles (arts. 2.400, 3.951, 3.952 y 4.019, Io). Cfr. MUSTO,
Néstor Jorge. Ob. cit., p. 174.
340 Los clasifica en bienes de propiedad privada (art. 340) y bienes de dominio público (art. 338) que subdi- vide a su vez en
bienes destinados al uso público y los que pertenecen privativamente al Estado (art. 349).
341 El Código Civil panameño, en el artículo 328, divide los bienes en: de dominio público y de propiedad privada. Los bienes
del Estado los clasifica en: bienes de dominio público y de dominio privado (arts. 328, 329 y 330).
342 El artículo 822 del Códice enumera los bienes de dominio público del Estado y en el art. 826 los bienes patrimoniales del
Estado.
343 El código de Venezuela de 1942, establece los bienes de la Nación, de los Estados, de las Municipalida- • des, de los
establecimientos públicos y demás personas jurídicas y de los particulares (art. 538), y clasifica los del Estado en bienes de
dominio público y de dominio privado (art. 539). Los bienes del dominio público son inalienables (art. 543).
344 Cit. por ARROYO. Ob. cit., p. 32.
250
I. Acorde con esto, un primer criterio para dividir los bienes según la manera (forma)
de su incorporación, sería hablar de: 1) un dominio público natural u originario:
constituido por aquellos que por su propia e intrínseca naturaleza no pueden ser
Los bienes de dominio público del Estado
sino del dominio público; en modo alguno serán objeto de propiedad privada.
Desde tiempos antiguos e inmemoriales pertenecen al demanio. Según BIONDI,
mejor sería llamarlos tradicionales. Es el caso, por ejemplo, del mar, de los ríos,
etc. En rigor no necesitan que la Administración dicte una ley o un acto
administrativo afectándolos al uso público; su propia naturaleza y función lo
demuestra; 2) dominio público artificial o legal: estos si requieren para ser
afectados al uso público, o sea para engrosar el dominio público, que una ley o un
acto administrativo lo establezca. Y por eso, al menos teórica y abstractamente,
"sería posible una propiedad privada" (BIONDI) 345 . POR ejemplo, las calles, los
caminos y, en general, los bienes afectados a un servicio público.
II. Para evitar la equivoca contraposición entre ley y naturaleza, se suele clasificarlo en:
dominio público necesario: este no es impuesto por la Administración pública,
sino que resulta de la naturaleza misma del bien. La inscripción de estos bienes es
simplemente recognoscitiva de la naturaleza de dominio público. Y dominio
público accidental o eventual, cuando la norma o el acto público así lo determinan
(BIONDI).
III. Una tercera postura los distingue en bienes del Estado Nacional, de los Municipios
y de las Regiones14 '3', los que a su vez serían de dominio público y de dominio
privado. Aquí habría que agregar también los bienes de las Universidades públicas,
Beneficencias y, en general, todas las corporaciones y entidades públicas.
IV Otra clasificación, en fin, que tiene en cuenta la naturaleza y situación de las
dependencias (entidades) de los bienes, los divide así: dominio terrestre, marítimo,
fluvial, aéreo, etc. No obstante, hay quienes, como BIONDI, en cierto modo la hacen
derivar de la primera: 'natural (dominio fluvial, marítimo) y artificial, donde
interviene la obra del hombre (dominio terrestre, militar)346.
Según el último criterio -preferido por los administrativistas- serían de dominio público,
los siguientes bienes:
1. Dominio terrestre, 2. Dominio marítimo, 3- Dominio hidráulico, que puede ser:
fluvial, lacustre, de las aguas: 4. Dominio aéreo; 5. Dominio minero; 6. Dominio ferroviario;
7. Universalidades jurídicas.
Se hará una exposición muy breve de cada uno.
345 Cfr. BIONDI. Ob. cit, p. 290; Arroyo. Ob. cit, p. 17.
346 Cfr. BIONDI. Ob. cit., p. 291; ARROYO, Ibídem.
251
como las plazas, avenidas, calles, mercados, cementerios, fortalezas, parques,
puentes, paseos, etcétera.
Tratado de Derechos Reales
Estos caminos o vías públicas son bienes que tienen más conexión con la
administración pública local o regional, como acontece con la alineación, la
apertura, el ensanche, el cambio de nivel, la clausura, la reparación de edificios, la
demolición347.
II. Las áreas naturales protegidas destinadas a Parques y Reservas Naturales integran el
dominio público. Están reguladas por la Ley de Áreas Naturales Protegidas, N°
26.834 (El Peruano, 4 de julio de 1997), y su Reglamento, aprobado mediante
Decreto Supremo N° 038-2001-AG (El Peruano, 26 de junio de 2001). Para la
norma: "Las Áreas Naturales Protegidas son los espacios continentales y/o
marinos del territorio nacional, expresamente reconocidos y declarados como tales,
incluyendo sus categorías y zonificaciones, para conservar la diversidad biológica y
demás valores asociados de interés cultural, paisajístico y científico, así como por su
contribución al desarrollo sostenible del país.
Las Áreas Naturales Protegidas constituyen patrimonio de la Nación. "Su
condición natural debe ser mantenida a perpetuidad pudiendo permitirse el uso
regulado del área y el aprovechamiento de recursos, o determinarse la restricción de
los usos directos" (Ley N° 26.834, art. 1).
Es el caso de las Reservas Naturales de Pampa Galeras (que protege auquénidos),
Aguada Blanca, Paracas (que tutela especímenes en vías de extinción), lo mismo
que el Parque Nacional del Manu (igualmente con abundante flora y fauna por
extinguirse), por citar algunos ejemplos.
Actualmente son 77 Áreas Naturales Protegidas, que están reconocidas por la
legislación.
III. Los cementerios y las sepulturas. Se considera que los cementerios son bienes de
dominio público, puesto que en ellos predomina el interés público, sea por los
caracteres sagrados o morales del difunto (culto a los muertos), ya por las razones
de política mortuoria, sea ella referida a la higiene como a la seguridad y a la
moralidad. De su naturaleza de res extra commerciun casi nunca se había dudado.
No obstante parece ser que esto está en plena revisión, por lo menos en debate. La
Ley de Cementerios y Servicios Funerarios N° 26.298, publicada el 23 de marzo de
1994, establece que los cementerios pueden ser públicos o privados; no obstante la
doctrina considera que son de dominio público por el interés a que están
destinados348, y la misma Ley Orgánica de Municipalidades lo confirmaría (Ley N°
23-853, art. 11, 5). En realidad el régimen —público o privado- se refiere a la cons-
trucción, habilitación, conservación y administración, pero siempre tendrán una
finalidad pública. En suma, además de públicos pueden ser privados, en cuanto a
los caracteres referidos.
Las sepulturas sí pertenecen al régimen del derecho privado.
IV Los edificios públicos, o sea los bienes inmuebles afectados a fines públicos. Según
FIORINI, los edificios públicos son bienes públicos por razones superiores a los
otros datos establecidos en el Código Civil349. Ejemplo: los edificios donde se
realizan las actividades de los representantes u órganos de los tres Poderes (el
Parlamento).
Mas el problema es cuándo presentan atributos de los bienes públicos; y es que hay
también los que pertenecen al dominio privado del Estado.
371 Ya la Exposición de Motivos del Código Civil derogado decía: "Los del Estado suelen clasificarse en bienes públicos y en
bienes de propiedad privada pero no hemos adoptado esta clasificación por juzgar que de la frase propiedad privada debe
descartarse la anfibología y que carece de finalidad práctica aplicada en relación con el Estado que es la institución pública
por excelencia, extendiendo ese carácter a todas sus relaciones de derecho". Loable sin duda la inspiración del codificador
del 36, de no querer igualar o colocar en la misma balanza los bienes del Estado con los de los particulares. No obstante,
muchas veces estos "purismos" son contraproducentes, al no conocerse cuáles son los bienes mínimos del ámbito patri-
monial del Estado, puesto que algunos de ellos se encuentran desperdigados en la legislación, a veces derogada y en otras
simplemente sin normar.
372 DE RUGGIERO sostenía que son todos los demás (es decir, fuera de los demaniales), que no siendo des- • tinados a un
aprovechamiento natural por parte de los ciudadanos o por parte del Estado, proporcionan
a este en forma de precio, de enajenación, de arrendamiento, etc., los medios económicos necesarios para la satisfacción de
las necesidades públicas.
373 Código italiano, art. 826, ap. Io.
374 Como bien advierte BIONDI, no siempre se da, p. ej., uso público respecto al demanio militar, e inversamente respecto de
bienes indispensables, no está excluido el uso público, es lo que sucede con las obras de arte. Ob. cit., p. 344.
263
los que no están destinados al uso público, sino tampoco afectados a algún servicio
público. Tratado de Derechos Reales
Inclusive, los bienes de dominio público del Estado, "podrán ser otorgados en
concesión a favor de particulares conforme a la normatividad sobre la materia" (art. 45
del Reg.).
Los actos de disposición inmobiliaria requieren que, previamente, "se haya
culminado con la inscripción del derecho de propiedad a favor del Estado o de la entidad
correspondiente". Inclusive, el hecho de que existan cargas, gravámenes y procesos
judiciales que afecten dichos bienes estatales —siempre que no se cuestione el derecho
de propiedad— "no limita su libre disposición", aunque deben ser puestas en
conocimiento del eventual adquirente del bien o derecho (art. 48 del Reg.).
¿Cuáles son esas modalidades de transferencia? La transferencia de propiedad de
bienes del dominio privado del Estado puede ser a través de diversas modalidades; así,
por medio de compraventa "solo bajo la modalidad de subasta pública y,
excepcionalmente, por compraventa directa" (art. 74 del Reg.); mediante derecho de
superficie de predios del Estado, "por convocatoria pública o de manera directa" (art. 84
del Reg.); usufructo, "por convocatoria pública o de manera directa" (art. 89 del Reg.);
arrendamiento de predios estatales "mediante convocatoria pública y, excepcionalmente, de
manera directa" (art. 92 del Reg.).
Igualmente, hay concesiones de carácter gratuito; así, por la afectación en uso "solo se
otorga el derecho de usar a título gratuito un predio a una entidad para que lo destine al
uso o servicio público y excepcionalmente para fines de interés y desarrollo social" (art.
97 del Reg.); por la cesión en uso "solo se otorga el derecho, excepcional, de usar
temporalmente a título gratuito un predio estatal a un particular, a efectos de que lo
destine a la ejecución de un proyecto de interés y/o desarrollo social, sin fines de lucro"
(art. 107 del Reg.), el comodato (art. 111 del Reg.), entre otras modalidades.
No dudan muchos en considerarlos bienes de dominio privado del Estado (PLANIOL,
RIPERT y PICARD 375 ; DE RUGGIERO 376 ; BARASSI 377 ; BIONDI) 378 . Se estima que son bienes de
condiciones semejantes —no iguales— a las de los particulares. Pues los actos de la
persona moral pública escapan parcialmente a las reglas del Derecho Civil. Por ello dice
FRAGA: "ES por esa razón que la legislación aplicable al patrimonio privado del Estado es
una parte de la legislación civil singular del derecho privado especial" 379 . Sobre el
particular debe recordarse la renuencia del codificador peruano del 36 a llamarlos así. Por
eso mismo son muchos los que, en la otra orilla, los consideran bienes de dominio
público (ROMERO)380, especialmente los administrativistas (ALVAREZ GENDÍN381, FIORINI); para
este último, el capítulo del patrimonio estatal es un tema que debe estar separado del
Código Civil. Considera que "la afirmación de un patrimonio estatal distingue ab initio la
existencia de bienes que deben ser distintos a los que son propiedad de los particulares,
correspondiendo también un régimen jurídico de contenido diferente"382. Y esto nos
lleva a otro tema igualmente cardinal y delicado: él de la naturaleza jurídica del instituto.
194. NATURALEZA JURÍDICA
375 PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 135 ss.
376 DE RUGGIERO. Ob. cit., p. 520.
377 BARASSI. Ob. cit., p. 139 ss.
378 BIONDI. Ob. cit., p. 344 y ss. Los italianos distinguen los bienes públicos de un modo triple: dema- niales, patrimoniales
disponibles y patrimoniales no disponibles. Los primeros están sustraídos en líneas generales al Derecho Privado, están
sujetos a todo el régimen publicístico relativo a tales bienes, si bien a veces este puede aproximarse al privado, p. 361.
Bienes patrimoniales no disponibles, "no pueden ser enajenados del patrimonio del Estado", p. 368; y los bienes
patrimoniales disponibles están sujetos al Derecho privado, "en cuanto no sea dispuesta otra cosa", artículo 829, párrafo
Io.
379 Cfr. ARROYO. Ob. cit., p. 41.
380 Estima ROMERO que mientras un bien esté destinado por el Estado a fines de utilidad o interés colectivo debe
reputársele dentro del dominio público, no debiendo ser por consiguiente susceptible de perderse por prescripción. Ob.
cit., p. 44. Por eso recalcaba que los bienes del artículo 822, 3 o del Código derogado, eran los que antes habían sido
considerados de dominio privado.
381 Este jurista los llama de "dominio público común", p. 462.
es un problema de inventario contable. Estos pueden ser embargables, ejecutables y subastados; en los otros -los públicos-
esto es imposible o limitado". Ob. cit, pp. 352-354.
264
En la determinación del tema han participado civilistas y administrativistas, pero la
discrepancia no es solo entre ambos bandos, sino que, a su vez, no todos los expositores
del Derecho Civil están de acuerdo, como tampoco los publicistas tienen un
Los bienes de dominio público del Estado
planteamiento homogéneo.
Los clásicos han sentado opinión que sobre los bienes de dominio público, el
Estado no tendría un verdadero derecho de propiedad; solo le admiten un superior poder
de policía, administración, guardia, vigilancia, etc. Nosotros discrepamos de esta
corriente, que solo observa la cuestión con visión privatista. Que los bienes de uso
público no tengan las características del derecho subjetivo de propiedad privada, no
quiere decir que no sea una propiedad. Del mismo modo, sobre los bienes patrimoniales,
que también se denominan bienes del Estado o simplemente, dominio del Estado, sí
tendría este un verdadero derecho subjetivo de propiedad, diferenciando según la clase
de bienes y el servicio público a que se afecten383.
Queda claro que los bienes patrimoniales constituyen un auténtico derecho de
propiedad. Esclarecer el tema, o sea, que se establezca que los bienes son de propiedad
del Estado no es algo bizantino, tiene importancia para determinar si tales bienes se
someten a las reglas del derecho civil como cualquier persona.
En principio, diremos que estos bienes son hipotecables, embargables, arrendables,
etc.384, y usucapibles por quien los posee. Es una consecuencia lógica del régimen jurídico
al que adhieren. Resulta que estos bienes, y ello fluye de la definición que se ha dado
(supra, N° 193), son de dos clases o categorías: aquellos que están afectados al servicio
público (o utilidad pública) y los que podrían llamarse bienes privados del Estado no
destinados a servicios públicos.
I. Bienes patrimoniales destinados a un servicio público. Resulta evidente que no
son enajenables (mientras dure su afectación), por lo cual
se los confunde a veces con los bienes de dominio público385, así por ejemplo,
el local o edificio destinado a cuartel militar.
II. Bienes patrimoniales que no están destinados a un servicio público. Brindan
algún tipo de utilidad pública, como todo bien estatal, pero no de manera
inmediata, sino más bien mediata. Se considera que estos son absolutamente
enajenables o disponibles.
Quizá por eso los italianos prefieren hablar de bienes patrimoniales indisponibles y
disponibles, nomenclatura que cuadraría con lo enunciado.
383 Así, BIELSA. Ob. cit, pp. 423 y 424. Este destacado profesor los define como un conjunto de cosas sobre las cuales el
Estado ejerce en realidad un derecho de propiedad, es decir, de aquellas cosas que están en su patrimonio", y que son,
según el Código Civil argentino, las que en forma simplemente enunciativa y no limitativa enumera el artículo 2.342; "sobre
los bienes del dominio público no hay derecho de propiedad", p. 421.
384 El Estado suele tener muchos bienes inmuebles que, cualquier persona privada, da en árrendamiento. Inversamente,
alquila inmuebles donde funcionen colegios, p. ej. El derogado Decreto Ley N° 21938 establecía en su segunda
Disposición Final una preferencia: los predios alquilados al Gobierno, especialmente los destinados al funcionamiento de
colegios, no podían ser demandados por su propietario, salvo por casa única o por falta de pago, pero el lanzamiento era
cortado, conforme a la también derogada Ley N° 8.765. En todo caso, la sentencia solo podía ejecutarse al término del
segundo semestre lectivo, vale decir, cuando hubiesen concluido las clases.
385 Cfr. BIELSA. Ob. cit., p. 428.
265
inembargabilidad, la excepción a la misma; por último, hay aquellos que
piensan en sentido contrario
Tratado de Derechos al anterior, es decir, la inembargabilidad es la regla
Reales
y la embargabilidad la excepción386.
El Código Procesal Civil vigente nada dice al respecto, por lo que cabe deducir
que son embargables.
III. Son usucapibles. Todo bien que puede ser poseído, por regla general es un bien in
commercio y, por consecuencia, adquirible por el transcurso del tiempo.
Naturalmente pueden perder este carácter por ley expresa.
Es lo que ha ocurrido en nuestro país, a partir de la Ley N° 29.618 (El Peruano,
24 de noviembre de 2010), que expresamente dispuso que los bienes inmuebles
de dominio privado estatal son imprescriptibles. Podríamos concluir
afirmando que en Perú, estos bienes inmuebles de dominio privado del Estado
son imprescriptibles, mientras que los bienes muebles de dominio privado
estatal sí son usucapibles.
El señalamiento de estos caracteres es solo a título de ejemplo; por supuesto que
hay otros más. Como que cabe respecto a ellos, los interdictos y acciones posesorias, la
reivindicación, etc.
Generalmente la venta de esta clase de bienes del Estado se hace en pública subasta
(licitación pública); también se adjudican a través de remate (igualmente establecía el
código anterior en su art. 1.444), se pueden vender en rueda de Bolsa, etc., y a través de
todos los medios que establezcan las leyes especiales correspondientes. Asimismo las
leyes de presupuesto aprobadas cada año establecen la forma de adquirir o vender bienes
públicos.
196. ENUMERACIÓN
El codificador ha omitido enumerar los bienes del dominio público por con
siderarlos en el ámbito público. Los bienes del patrimonio del Estado en cambio los
iguala con los de los particulares; a pesar de la solidez de tal argumento, tampoco se
legisla esta clase de bienes. Después de todo, hubiera sido preferible mantener la
tradición jurídica del código anterior que, en su artículo 822, 30(485), se refería a ellos.
Agréguese a ello que la dispersión de leyes tocantes a los bienes estatales complica el
panorama. De todos modos, he aquí una enumeración aproximativa.
I. Los bienes abandonados (res derelictae). Todos aquellos bienes abandonados por
sus dueños durante veinte (20) años pasan al dominio del Estado (art. 968, 4o
del CC). La norma se refiere a predios, con lo cual denota que se trata de los
inmuebles urbanos.
¿Quién es el titular de los predios no inscritos? Los predios que no se
encuentren inscritos en el Registro de Predios y que no constituyan propiedad
de particulares, ni de las Comunidades Campesinas y Nativas, son de dominio
del Estado (obviamente del dominio privado del Estado), cuya inmatriculación
compete a la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales (Ley N° 29.151,
art. 23).
La noción se completa con lo estipulado para el ámbito agrario. Las tierras
abandonadas pasan al dominio del Estado para su adjudicación en venta (art.
88, párr. 2o de la Const.).
Dos son los requisitos exigidos: pérdida material del bien y animus dere- linquendi
(intención de desprenderse del mismo).
Esto con referencia a los bienes abandonados. En el derecho peruano no
existen bienes inmuebles nullius; en tal situación el Estado es el dueño
originario.
II. Los bienes vacantes. Son las llamadas herencias vacantes. Se trata de los bienes de
aquellas personas que mueren sin dejar herederos (sucesores) testamentarios o
387 En efecto, conforme al artículo 21, párrafo Io de la Ley de Bases del Patrimonio del Estado de España, aprobada por Decreto de
15 de abril de 1964: "Pertenecen al Estado como bienes patrimoniales los inmuebles que estuvieren vacantes y sin dueño
conocido".
267
Superintendencia es el "ente rector responsable tanto de normar los actos de adquisición,
disposición, administración
Tratadoydesupervisión de los bienes estatales, como de ejecutar dichos
Derechos Reales
actos respecto de los bienes cuya administración está a su cargo" (art. 13). Entre las
funciones y atribuciones que le confiere la ley podemos señalar: Procurar una eficiente
gestión del portafolio mobiliario e inmo- bliario de los bienes estatales, optimizando su
uso y valor (Ley 29.151, art. 14.1, "c"); identificar los bienes estatales de carácter y alcance
nacional y disponer su reserva (art. 14.1, "f"); emitir opinión técnica en los actos de
disposición de predios de propiedad del Estado, excepto de los bienes que sean materia
de procesos de formalización o estén en procesos de privatización o concesión (art. 14.1,
"i").
268
CAPITULO IV
BIENES DE LOS MUNICIPIOS, REGIONES Y
OTRAS INSTITUCIONES PÚBLICAS
197. ENUMERACIÓN
En la vieja concepción centralista, solo se hablaba del Estado central o de los
Estados, tratándose de naciones de raíz federal.
Desde hace mucho tiempo, el Gobierno se divide en Nacional, Municipal y
Regional388. De modo que los bienes pertenecientes a los municipios y a las regiones, son
también bienes del Estado, que pueden a su vez ser de dominio público y de dominio
privado.
El código anterior establecía en la parte final del artículo 822 los bienes de las
instituciones o corporaciones oficiales389, vale decir de las universidades públicas, bene-
ficencias, colegios nacionales, etc. Nosotros consideramos que también estas institu-
ciones tienen un dominio dual: público —cuyos bienes por estar destinados a un fin de
utilidad general, son inalienables, inembargables e imprescriptibles—390, y privado391.
388 A eso se debe que, refiriéndose a Francia, COLIN y CAPITANT distingan entre bienes del Estado, de los Municipios y del
Departamento. Ob. cit., p. 529. En Italia se habla de bienes del Estado, del Municipio y de la Provincia.
389 Para Eleodoro ROMERO tal disposición constituía una aclaración extraña a la enumeración, que debió consignarse en un
artículo independiente. Ob. cit., p. 61. Estas instituciones tienen pues bienes de uso público, bienes de dominio privado
(los que les corresponden por título legal) y las rentas destinadas al cumplimiento de sus funciones.
390 Así también CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 56, aunque el destacado jurista nacional no consignaba las
características de los de dominio privado.
391 Estiman COLIN y CAPITANT, que fuera de los bienes del Estado, las demás personas morales de derecho público
(establecimientos) solo tienen bienes de derecho privado; Ibídem.
269
f) Los legados o donaciones que se instituyan en su favor.
LógicamenteTratado
también hay queReales
de Derechos considerar otro tipo de bienes que adquieran los
municipios, como son vehículos, mobiliario, etc. Igualmente las rentas
municipales, a las que se refiere el artículo 69 de la ley.
Estos bienes pueden ser transferidos, concesionados en uso o explotación,
arrendados o modificado su estado de posesión o propiedad mediante
cualquier otra modalidad, por acuerdo del concejo municipal. Cualquiera de
estos actos se hará mediante subasta pública (art. 59). Como tales, son
enajenables, embargables y usucapibles.
Cada municipalidad tiene la obligación de abrir y mantener actualizado el
Margesí de Bienes Municipales (art. 57).
Los bienes inmuebles de las municipalidades deben ser inscritos en los
Registros Públicos (art. 58).
392 La norma anterior -Dec. Leg. N° 356, de 28 de octubre de 1985- las definía como personas jurídicas de derecho público
interno (art. 3).
270
que las funciones operativas del referido Sistema, corresponden ser desarrolladas por
el Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (INABIF).
Posteriormente, la Ley N°Tratado
29.477de(El Peruano,
Derechos 18 de diciembre de 2009), que inició el
Reales
proceso de consolidación del Espectro Normativo Peruano, "excluyó" (mejor debió
derogar) del derecho vigente el Decreto Legislativo N° 356, que regulaba a las
Sociedades de Beneficencia. En consecuencia, la Ley N° 29477estableció las normas
para su funcionamiento y se aplica tanto a las Sociedades de Beneficencia como a las
Juntas de Participación Social (art. 1).
Según el Decreto Supremo N° 004-2010-Mimdes (El Peruano, 10 de junio de 2010),
las Sociedades de Beneficencia Pública son competentes para la construcción,
habilitación, conservación y administración de cementerios y locales funerarios, así como
de albergues, asilos y centros de acogida (art. 2.2°).
Es importante esta última norma pues, conforme a la Disposición Transitoria Única,
se encarga al Mimdes, que en el plazo de 60 días formule la nueva normativa de las
Sociedades de Beneficencia Pública, lo cual no ha ocurrido hasta la fecha.
II. Constituyen patrimonio de las Sociedades de Beneficencia Pública, según se desprende
del citado Decreto Supremo N° 004-2010-Mimdes, los siguientes:
"1. Los bienes muebles e inmuebles que se encuentran bajo su dominio;
2. Los bienes que adquieran, obtengan o reciban por adjudicación, acción legal,
donación, legado, herencia vacante u otra modalidad legal;
3. Los capitales, acciones, valores, bonos, créditos, operaciones y demás que
generen u obtengan en el ejercicio de sus funciones, actividades o de sus
programas autorizados;
4. Los bienes muebles e inmuebles, asignaciones, capitales u otros que el Estado y
sus organismos les transfieran, entreguen o asignen; y,
5. Los que obtengan por cualquier título o concepto legalmente válido" (art. 9).
Los bienes de las Sociedades de Beneficencia Pública, al igual que los de las Juntas de
Participación Social, tienen las mismas calidades, derechos y atributos de los bienes del
Estado y, en consecuencia, se rigen por la Ley General del Sistema Nacional de Bienes
Estatales (Ley N° 29-151) y su Reglamento (art. 10.1°). En armonía con este pre-
cepto, es responsabilidad del directorio, "constituir y mantener permanentemente
actualizado el Margesí General de Bienes" (art. 10.2°).
Obviamente, las sociedades de beneficencia pública obtienen rentas (art. 11),
producto del mismo patrimonio inmobiliario antes citado; los ingresos por
venta o suministros de servicios, las transferencias que efectúa el Mimdes, a
través
Bienesdel
de INABIF, y todo
los municipios, tipoy de
regiones otrasutilidades y dividendos
instituciones públicas que obtengan de las
empresas de su propiedad o en las que tengan participación (art. 11).
En realidad las Sociedades de Beneficencia Pública de Lima y Callao, por
ejemplo, poseen una gran cantidad de bienes, sobre todo inmuebles, lo que les
significa grandes entradas económicas.
¿Tienen las Sociedades de Beneficencia Pública bienes de dominio público?
Aunque la ley dice que los bienes inmuebles de ellas tienen los mismos
atributos, calidades y derechos que los bienes estatales (art. 10.1°), es lo cierto
que no poseen prácticamente bienes de uso público.
393 Esta norma ha venido a reemplazar a la anterior Ley de Universidades N° 23.733, de 9 de diciembre de 1983.
Tratado de Derechos Reales
impuestos en tanto tales, no así las que son empresas mercantiles. Esto no lo dice el
artículo 117. Según este, "la universidad goza de inafectación de impuesto directo e
indirecto que afecte los bienes, actividades y servicios propios de su finalidad
educativa y cultural".
CAPITULO V
TEORIA DE LOS RECURSOS NATURALES
Y EL MEDIO AMBIENTE0"0
276
En principio, la Constitución establece el uso sostenible de los recursos naturales
(art. 67). El Estado promueve la conservación y el aprovechamiento sostenible de los
recursos naturales a través de políticas, normas, instrumentos y acciones de desarrollo, así
Teoría de los recursos naturales y el medio ambiente
como mediante el otorgamiento de derechos, de acuerdo con las leyes (art. 85, I o de la
LGA). Los recursos naturales son Patrimonio de la Nación, pero por ley "pueden
aprovecharse los frutos o productos de los mismos" (art. 85, 2o de la LGA).
394 Vide. CATALANO, E. Teoría General de los Recursos Naturales, 1977, p. 9 y ss.
Tratado de Derechos Reales
continentales (art. 90), el recurso suelo (art. 91), los recursos forestales, la fauna y flora
silvestres, así como la conservación de los bosques naturales (art. 92); adicionalmente, el
Estado establece mecanismos para valorizar, retribuir y mantener la provisión de dichos
servicios ambientales, entendiéndose por estos a "la protección del recurso hídrico, la
protección de la biodiversidad, la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero
y la belleza escénica, entre otros" (art. 94, 4o).
Tocante a los recursos naturales no renovables, el Estado promueve el empleo de
las mejores tecnologías disponibles para que el aprovechamiento de estos sea eficiente y
ambientalmente responsable (art. 96. 2o).
278
El tantas veces citado artículo 822 del Código Civil de 1936 traía un catálogo, bien
que breve e incompleto, de los bienes del Estado, vale decir, de los principales recursos
naturales. Algunos de ellos eran absolutamente estatales hasta el momento en que eran
Teoría de los recursos naturales y el medio ambiente
concedidos a particulares: piénsese en las minas y en los bosques, por ejemplo.
En el Código Civil actual —en vigor desde 1984— brilla por su ausencia cualquier
precepto que tímidamente por lo menos diga algo semejante'. Debe recu- rrirse a la
Constitución Política, aunque ni siquiera ella hace una enumeración de los principales
recursos naturales.
279
395 Esto es lo que sucedió con el Proyecto de Ley Orgánica de Recursos Naturales del Ámbito Agrario, publicado el 9 de junio de
1995, que decía: "El derecho de uso para su aprovechamiento por los particulares otorga a su titular un derecho real de
propiedad sobre él (...)" (art. 2o). ¿Qué significa esto? O es propiedad o no es propiedad. Sabemos bien que el derecho de uso
es tan solo una parte, un desgajamiento, una desmembración de la propiedad. No puede confundirse con esta. Además esa
confusión dará lugar a innecesarias controversias que se prolongarían en los tribunales. El Derecho administrativo admite
que, cuando se quiere privatizar un bien de uso público, este debe ser desafectado.
Tratado de Derechos Reales
personas y la conservación de los recursos naturales, la diversidad biológica y el
patrimonio cultural asociado a ellos, entre otros" (art. 2, 3o).
En materia ambiental, el Estado diseña y aplica las políticas, normas,
instrumentos, incentivos y sanciones que sean necesarios para garantizar el
efectivo ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones y
responsabilidades contenidas en la ley especial (LGA, artículo 3o).
Esto debe reflejarse en la formulación de la política ambiental: "La Política
Nacional del Ambiente tiene por objetivo mejorar la calidad de vida de las
personas, garantizando la existencia de ecosistemas saludables, viables y
funcionales en el largo plazo: y el desarrollo sostenible del país, mediante la
prevención, protección y recuperación del ambiente y sus componentes, la
conservación y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, de una
manera responsable y congruente con el respeto de los derechos
fundamentales de la persona" (LGA, artículo 9o).
Antaño solo se protegían los recursos naturales clásicos (aguas, tierras, minas,
flora y fauna). Pero hubo de darse un proceso de crisis para que
junto a ellos, el hombre voltease la vista a otros aspectos igualmente trascendentes: el
paisaje, la diversidad biológica y genética, en fin, los ecosistemas. Se protege ahora
estos recursos de manera interrelacio- nada: el agua con sus animales; el mar con sus
peces; la industria ener- gético-minera con un control sobre sus emanaciones y
relaves.
Que de los recursos naturales deba hacerse un uso sostenible a instancia del Estado,
es algo indiscutible y que ya se dijo (Const., art 67), aunque igual objetivo debe
aplicarse a la amazonia con un legislación especial y adecuada (Const., art. 69), vale
decir que busque contrarrestrar los sobre- costos que afronta la economía de una
zona tan compleja como esta.
El tema del medio ambiente y los recursos naturales solo puede ser abordado de
manera multidisciplinaria. En este rubro solo hemos querido dar un esbozo, puesto
que un tratamiento detallado desviaría el propósito de este trabajo.
La fiscalización ambiental en el Perú está a cargo de las entidades de fiscalización
ambiental (EFA), que deben realizar la fiscalización ambiental de una manera
homogénea, integrada y armónica.
Al mismo tiempo, las acciones de control y vigilancia ambiental deben desarrollarse
con independencia funcional del Organismo de Evaluación y Fiscalización
Ambiental (OEFA), según lo estableció la Ley General del Ambiente, N° 28611 (El
Peruano, 15 de octubre de 2005) y el Régimen Común de Fiscalización Ambiental.
El Régimen Común de Fiscalización Ambiental fue aprobado por Resolución
Ministerial N° 247-2013-Minam, publicada el 28 de agosto de 2013, y además, según
la Resolución de Consejo Directivo N° 004- 2014-OEFA/CD, cada EFA programa
las acciones de fiscalización ambiental a su cargo (art. 3).
II. La preocupación por la preservación del ambiente figura en la agenda de todos los
países. Naciones Unidas ha fomentado varias reuniones, entre las cuales merecen
citarse la Conferencia de Estocolmo (1972) y la Conferencia de Río de Janeiro
(1992). La misma organización onu- siana ha constituido el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), a fin de promover el
desarrollo, pero apoyando la utilización racional de los ecosistemas del planeta.. Es
lo que se conoce como el principio del desarrollo sostenible (desarrollo en conexión
con el medio ambiente), establecido en la citada Declaración de Estocolmo y en la de
Nairobi (1982).
En la Conferencia de Río, se acordó pedir a los gobiernos y a los organismos de la
ONU que aborden el problema de la armonía entre la naturaleza y el ser humano.
Vale decir, encuadrar el tema de las
necesidades del planeta Tierra con las inevitables exigencias del desarrollo
económico (desarrollo sustentable).
280
Problemas ambientales como la destrucción de la capa de ozono, la erosión del
suelo, la polución de los principales recursos, el vertiginoso crecimiento de la
urbe en detrimento del campo, son una realidad amenazante, en combinación
Teoría de los recursos naturales y el medio ambiente
con los problemas que azotan el medio rural, como la quema de pastizales que
afecta el suelo y a la larga recalienta la atmósfera. En la selva ya sabemos cómo
la tala indiscriminada de árboles y bosques puede finalmente desertificar ese
habitat:
Uno de los aspectos esenciales que gobiernan esta materia es el principio
precautorio que, como lo delata su nombre, protege el entorno ambiental antes
de que se encuentre en peligro. Lo reconocen de manera avanzada la
Declaración de Naciones Unidas sobre el Medio Humano (1972), la Carta
Mundial de la Naturaleza (1982) y, más recientemente, la citada Declaración de
Río de Janeiro (1992).
Otro de los instrumentos internacionales de gran importancia a nivel de tutela
del ambiente es el Protocolo de Kyoto, suscrito en 1997 por la mayoría de
gobiernos (excepto Estados Unidos, Australia, entre otros). Entró en vigencia
el 16 de febrero de 2005 y contiene normas que buscaban reducir la producción
de gases de efecto invernadero (GEI) para el año 2012. Las emisiones de estos
últimos son causantes del cambio climático en el planeta.
El problema ambiental es pues muy serio y complejo. Para lograr enfrentarlo
con éxito, hace falla coordinar esfuerzos donde se junten los gobiernos
nacionales, los gobiernos locales (Municipios) y los organismos internacionales.
396 Tanto el Decreto Legislativo N° 653, como la Ley N° 26.505 fueron derogados, pero posteriormente la Ley N° 29-376 (El Peruano,
11/06/09) restituyó la vigencia de ambas normas (art. 3).
397 Esta norma es abiertamente inconstitucional. La Carta Magna dispone que la ley fijará los límites y la extensión de las tierras según las
peculiaridades de cada zona, o sea, costa, sierra y selva (art. 88, párr. Io de la Const. in finé).
398 ¿A qué dominio corresponden? ¿al dominio público o al dominio privado del Estado? El Decreto Legislativo N° 653
estableció que se incorporaban al dominio público (art. 22). La Constitución, por su parte, solo dispone que pasan "al
dominio del Estado" (art. 88, ap. 2o), con lo cual parece que fuera al dominio privado del Estado, pues agrega que se
adjudican en venta. Nosotros consideramos que, de acuerdo con la teoría del Derecho administrativo clásico, algo de lo
cual hemos esbozado antes, las tierras abandonadas integran el dominio privado del Estado. Tanto así que el Estado debe
seguir un procedimiento para recuperarlas.
399 Se trata de otro precepto inconstitucional. La norma del artículo 88, apartado 2o de la Constitución, ■ debidamente
articulada con el artículo 22 del Decreto Legislativo N° 653 —como ha sido siempre— arroja
el siguiente principio: todas las tierras abandonadas durante dos años consecutivos por sus dueños, pasan al Estado, para
ser adjudicadas en venta; no solo pues aquellas en que, habiendo sido concedidas por el Estado, se incumplen los términos
y condiciones pactados. Lo mismo sucede con el abandono de predios urbanos durante 20 años, que inevitablemente pasan
al Estado, conforme al artículo 968, 4o del Código Civil. Se trata pues de una renuncia inaudita. Y hay que preguntarse: ¿qué
pasará con los bienes vacantes? ¿ya no pasarán tampoco al Estado?
282
son de dominio del Estado (obviamente pertenecen al dominio privado del
Estado), cuya inmatriculación compete a la Superintendencia Nacional de
Bienes Estatales (Ley N° 29.151, art. 23).
Teoría de los recursos naturales y el medio ambiente
3. La propiedad de las tierras eriazas, sin excepción, corresponde al Estado
(D.L. N° 653, art. 23). Tierras eriazas son las no cultivadas por falta o
exceso de agua y demás terrenos improductivos (art. 24). La nueva
normatividad dispone que las tierras eriazas del Estado serán vendidas en
subasta pública (Ley N° 26.5,05, Disposición Complementaría Segunda),
lo cual ratifica la ya citada Resolución Ministerial N° 0364-95-AG en su
artículo 5.
400 El proyecto de Ley Orgánica de aprovechamiento de Recursos Naturales del ámbito agrario, publicado del 9 de junio de
1995, hablaba de conceder el uso y aprovechamiento de las aguas (arts. 1 y 12, 6 o), solo que al definir esto, decía que "el
derecho de uso para su aprovechamiento por los particulares otorga a su titular un derecho real de propiedad sobre él".
Hay que desmentir categóricamente esto. El uso no es más que una desmembración del derecho de propiedad, el uso no
otorga la propiedad. ¿Se quiere privatizar el agua? En ese caso habría que desafectar expresamente este recurso. Pero
técnicamente no se puede confundirlos.
401 Fue PUGLIATTI quien, en la primera mitad del siglo XX, en su obra La propiedad y las propiedades, dilucidó que si bien
existía un único esquema de propiedad, este variaba según el objeto al cual se debía aplicar, de tal modo que surgían
diversos regímenes acordes con los objetos que se querían tener en propiedad. Vide. Ligia Roxana Sánchez Boza, La
propiedad forestal (1990), pp. 43 y 44.
284
Cabe preguntarse, a la luz de la vigente legislación forestal: ¿todas las
plantaciones integran el patrimonio forestal de la Nación? En el Perú, hoy por
hoy, se ha variado sustancialmente el criterio de la legislación derogada. La
Teoría de los recursos naturales y el medio ambiente
norma en vigor reconoce que no son parte de este patrimonio forestal de la
Nación aquellas plantaciones forestales en predios privados y comunales.
Tomando en cuenta otras realidades donde se ha admitido que los bosques
pueden pertenecer al patrimonio nacional como también a los par- ticulares402,
podría decirse que la normatividad peruana ha señalado lo mismo, es decir, que
el patrimonio forestal (bosques y tierras forestales) puede ser del Estado como
de dominio privado.
Son recursos forestales, cualquiera sea su ubicación en el territorio nacional, los
siguientes: (a) Los bosques naturales; (b) Las plantaciones forestales; (c) Las
tierras cuya capacidad de uso mayor sea forestal y para protección, con o sin
cobertura arbórea; (d) Los, demás componentes silvestres de la flora terrestre y
acuática emergente, incluyendo su diversidad genética (Ley N° 29-763, art. 5).
Los bosques son, por su propia naturaleza, bienes inmuebles: no están
enumerados expresamente, pero se hallan comprendidos en el inciso 11 del
artículo 885 del Código Civil. Aunque si se considera que también comprenden
a las tierras de uso forestal, quizás encuadraría en el inciso 1 del mismo numeral,
que tipifica como inmueble al subsuelo. Sin duda se trata de bienes que la
doctrina prefiere llamar "complejos".
II. Se crea como autoridad nacional del rubro al Servicio Nacional Forestal y de
Fauna Silvestre (Serfor), que es, a su vez, el ente rector del también recién creado
Sistema Nacional de Gestión Forestal y de Fauna Silvestre (Sinafor). El Serfor se
constituye en su autoridad técnico-normativa a nivel nacional, encargada de
dictar las normas y establecer los procedimientos relacionados a su ámbito (Ley
N° 29-763, art. 13).
III. La violación de las normas contenidas en la legislación forestal, constituyen
infracciones administrativas, que son clasificadas en leves, graves y muy graves
(Reg. de la Ley N° 29.763, art. 207). Las sanciones que se aplican son las de
amonestación (art. 208 del Reg.), multa (art. 209 del Reg.); de manera
complementaria a la sanción de multa, también pueden aplicarse las sanciones
de incautación definitiva o decomiso de productos o subproductos de flora
silvestre, la incautación definitiva de herramientas, equipos o maquinaria, etc.
(art. 210 del Reg.). La norma reglamentaria prevé adicionalmente medidas
provisorias (art. 211 del Reg.) y medidas correctivas (art. 212 del Reg.).
285
402 La gama de sujetos en la propiedad particular es amplia; pues pasa de personas físicas a personas jurídicas, donde destacan las sociedade
scooperativas. Vide. SÁNCHEZ BOZA, Ligia, refiriéndose a la Ley de Costa Rica. Ob. cit., p. 44.
Independientemente de ello, en el ámbito penal, hay varias figuras que
penalizan las conductas que vayan en contra de estos recursos naturales. La Ley
N° 29.263 (El Peruano, 2 de octubre de 2008) incluyó nuevos tipos de delitos y
agravóTeoría
otros.deAsí,
los recursos naturalesque
toda persona y el medio ambiente
destruye, quema, daña o tala, en todo o en
parte, bosques u otras formaciones boscosas, comete delito contra los bosques
o formaciones boscosas, según lo dispone el numeral 310 (modificado por la
Ley N° 29.263) del Código Penal.
Otros delitos son: tráfico ilegal de productos forestales maderables (art. 310-A
del CP), obstrucción de procedimiento (art. 310-B del CP), formas agravadas
(art. 310-C del CP).
403 Cataláno, Edmundo, Curso de Derecho Minero y régimen legal de petróleo y de los minerales nucleares (1960), p. 58.
404 Se considera que la voz "mina" tiene tres acepciones: a) como criadero o depósito de sustancias minerales y demás fósiles;
b) para referirse a la labor minera, sea de investigación, deconocimiento, extracción de minerales; c) como sinónimo de
propiedad minera. Cfr. HAMILTON DEPASSIER, Juan, Del objeto de la propiedad minera. En: Memorias de Licenciados.
Derecho de Minería (1951), p. 22. En el tema que nos ocupa, la entendemos en su primera acepción.
294
La Constitución en vigor node las
Tratado menciona
Derechos Reales por su nombre, pero siendo las
minas recursos naturales, ellas son patrimonio de la nación. Como es su
orientación, acepta su otorgamiento a particulares —vale decir, su entrega en
concesión—, obteniendo su titular un derecho real (art. 66). Actualmente rige
la Ley General de Minería, cuyo texto único ordenado fue aprobado por el
Decreto Supremo N° 014-92-BM, de 2 de julio de 1992, norma modificada
reiteradamente. Las minas son del Estado.
III. Características. Es necesario establecer ciertos principios rectores de la
propiedad minera.
1. La titularidad dominial originaria del Estado sobre las riquezas mineras.
El artículo 66 de la Constitución establece genéricamente que todos los
recursos naturales son de la nación y aunque no enumera expresamente a
los yacimientos minerales —como tampoco a ningún otro bien de esa
índole—, esto aparece implícito. La Ley General de Minería determina que
estos yacimientos son del Estado (Tít. Prel., art. II). El Estado es dueño
originario. En Derecho minero, este es el llamado Sistema del Señorío del
Estado, por unos, o también Sistema Dominial, por otros405.
2. Las minas son inmuebles. El Código Civil establece palmariamente el
carácter inmobiliario de las minas, canteras y depósitos de hidrocarburos
(art. 885, 3o). Las minas son bienes inmuebles por naturaleza. Como
consecuencia lógica, pueden ser gravadas con garantías reales,
especialmente la hipoteca406.
3. Separación del suelo y el yacimiento mineral (subsuelo), o lo que algunos
llaman "continente y contenido". De acuerdo con esto, siendo el Estado el
dueño originario de los recursos minerales, ello opera aunque los minerales
se encuentren en el suelo o en el subsuelo o yacimiento mineral. Y como
además se adopta el sistema dominial, la mina, entonces, es un inmueble
distinto y separado del terreno superficial en que se encuentre. Este
principio es de vieja data, y ya estaba regulado por el artículo 854 del código
derogado.
405 Numerosos son los sistemas que explican la propiedad minera: 1. Sistema de la ocupación (la propiedad minera pertenece al primer
ocupante, por ser bienes msotrencos); 2. Sistema de la accesión (todas las sustancias del suelo o subsuelo de un bien pertenecen al
dueño del suelo); 3. Sistema de res nullius (las minas no pertenecen a nadie, ni siquiera al Estado); 4. Sistema regalista o de regalía minera
(también parte como los de ocupación y de res nullius, que las minas no pertenecen a nadie, ni al Estado). Pero este ejerce un
privilegio que por su remoto origen se llama regalismo, en virtud del cual distribuye o concede las minas. Algunos dicen que el
Estado tiene un dominio perfecto con la posibilidad de usar, gozar y disponer de
■ las minas; 5. Sistema dominial o de dominio absoluto del Estado (las minas forman una propiedad distinta de la del suelo y
pertenecen al Estado como parte de su patrimonio privado). Sobre el particular, confróntese: LÓPEZ HERNANDEZ, Carlos, De
las substancias mineras reservadas al Estado, p. 55 y ss.; HAMILTON DEPASSIER. Ob. cit., p. 15 y ss.; CATALANO. Ob. cit., p. 23 y
ss. Nosotros adherimos a este último, o sea al sistema dominial.
406 Para CATALANO, la hipoteca comprendería también los accesorios mineros y los muebles por destino, aplicándose
concordantemente la ley civil y la de minas. Cfr. Ob. cit., p. 59.
El corpus en vigor ratifica esta doctrina, al disponer que "la propiedad del
subsuelo no comprende los yacimientos minerales y en general, los recursos
naturales regidos por leyes especiales (art. 954, párr. 2o).
Teoría de los recursos naturales y el medio ambiente
4. La propiedad minera es imprescriptible e inalienable. Claramente, el articulo II del
Título Preliminar de la ley especial prescribe que "todos los recursos minerales
pertenecen al Estado, cuya propiedad es inalienable e imprescriptible". El texto
de la norma anterior (D.L. N° 109) abarcaba no solo a los recursos minerales,
sino también los geotérmicos, es decir, aquellos obtenidos por el
aprovechamiento que el hombre realiza de la energía térmica proveniente de la
corteza terrestre. Ahora son de la ley (Tit. Prel., art. 1).
De suerte que no puede adquirirse por usucapión contra el Estado la propiedad
minera. No existe la adquisición originaria de yacimientos mineros. La
propiedad minera (de los productos extraídos) será siempre derivada, sea por la
concesión que otorga el Estado, sea por la cesión a su vez de la concesión.
Los bienes de dominio público del Estado se caracterizan por la
imprescriptibilidad y la inalienabilidad. Tocante a esta última, resulta ser teórica
antes que real en las minas. En la letra, los yacimientos - en tanto bienes
estatales- son inalienables, vale decir no son susceptibles de compra, pero esto
solo se refiere a la mina como yacimiento o bien inmueble. No obstante esto,
poco importa cuando el concesionario puede comercializar (vender) libremente
los productos minerales, interna o externamente (art. 3), pues es aquí donde se
materializa el derecho de propiedad. Estos productos inclusive son
irreivindicables (art. 4). Por último, donde se descubre el carácter ficticio de la
inalienabilidad es al tratar el instituto de la concesión minera.
IV La concesión minera. En principio, tienen igualmente carácter inmobiliario "las
concesiones mineras obtenidas por particulares" (art. 885, 8o del CC). Naturaleza
inmobiliaria que corrobora la Ley General de Minería en su artículo 9: "La concesión
minera es un inmueble distinto y separado del predio donde se encuentre ubicada".
"Las partes integrantes y accesorias de la concesión minera siguen su condición de
inmueble aunque se ubiquen fuera de su perímetro, salvo que por contrato se pacte
la diferenciación de las accesorias". "Son partes integrantes de la concesión minera,
las labores ejecutadas tendentes al aprovechamiento de tales sustancias. Son partes
accesorias, todos los bienes de propiedad del concesionario que estén aplicados de
modo permanente al fin económico de la concesión".
Ahora bien: la concesión minera, en tanto derecho real administrativo reconocido
por la Constitución (art. 66) y la Ley General de Minería (art. 10), confiere a su titular
la suma de atributos inherentes
reconocidos por la ley, siendo la misma irrevocable, a menos que se
transgredan las obligaciones legales. En esa virtud, de acuerdo con la ley, la
concesión puede ser transferida (art. 164), dada en opción (art. 165), cedida (art.
166 ss.), hipotecada (art. 172 ss.), prendada -ahora, garantía mobiliaria— (art.
178 ss.), etc. Quiere decir, pues, que no existe stricto sensu la inalienabilidad de la
propiedad minera.
298
CAPÍTULO VI
EL DOMINIO DEL MAR( )
300
Tratado de Derechos Reales
408 Esta norma reemplazó a la Ley N° 26.620, de Control y Vigilancia de las actividades marítimas, fluviales y lacustres,
publicada el 9 de junio de 1996.
303
Tratado de Derechos Reales
establece la ley; en este dominio marítimo el Estado ejerce soberanía y jurisdic-! ción (art. 54). Se aprecia que el texto es parecido al de la anterio
Además de indicar expresamente que el dominio marítimo forma parte inte- ]
grante del territorio del Estado, describe su contenido: el mar adyacente a sus ;!
costas, su lecho y subsuelo, hasta las doscientas millas marinas. Sobre tal dominio i
el Estado ejerce soberanía y jurisdicción, sin perjuicio de las libertades de comu- i
nicación internacional. El cuarto parágrafo del artículo 54 precisa que el espa- !]
ció aéreo cubre su territorio y el mar adyacente hasta el límite de las doscientas |
millas. ■ :l
Parece claro que el Constituyente adhiere a la tesis del mar territorial. Mas de
inmediato surgen las controversias: ¿Qué se entiende por mar territorial? ¿Es lo
mismo que mar adyacente y mar jurisdiccional? ¿implica el mar territorial una
verdadera propiedad? Estas y otras interrogantes genera el concepto, de las que nos
ocuparemos luego.
Hubo otros dos cónclaves convocados por Naciones Unidas, ambos en Ginebra. La
Primera Conferencia sobre Mar Territorial (del 24 de febrero al 25 de abril de 1958), dispuso
en su artículo 1, inciso Io, que la soberanía de un Estado se extiende, fuera de su territorio y
de sus aguas interiores, a una zona de mar adyacente a sus costas, designada con el nombre de
mar territorial. El tópico de la anchura fue postergado para la segunda convención.
La Segunda Conferencia de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar, se reunió
también en Ginebra del 17 de mayo al 27 de abril de 1960. Tan igual que la anterior, no pudo
arribar a un acuerdo en cuanto a la anchura. Los Estados de América del Sur (Perú, Chile,
Ecuador, Argentina, Colombia) reclamaban un mar territorial de doscientas millas, al paso
que Estados Unidos combatió esta tesis por considerarla excesiva (VERDROSS)410.
A estas alturas, se puede apreciar nítidamente que ya existía una doctrina americana en
cuanto a la anchura del mar territorial: las doscientas millas marinas.
221. LA TERCERA CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR
Esta tercera convención fue aprobada el 30 de abril de 1982, y suscrita en la ciudad de
Montego Bay, Jamaica. Consta de 320 artículos y nueve anexos. Se le considera la partida de
nacimiento del llamado "nuevo Derecho del Mar".
La convención de marras no fue ratificada por el gobierno peruano.
Lo que a nosotros nos interesa, por ser objeto del estudio, es el concepto y la anchura o
extensión del mar territorial. En la medida que constituye el dominio marítimo del Estado.
Tangencialmente se tocarán otros temas.
I. La Convención continúa la tendencia anterior. Reconoce la expresión mar territorial:
"La soberanía del Estado ribereño se extiende más allá de su territorio y de sus
aguas interiores, y, en el caso del Estado archi- pielágico, de sus aguas
archipielágicas, a la franja de mar adyacente designada con el nombre de mar
territorial" (art. 2, ap. Io).
305
Tratado de Derechos Reales
412 Paul HRIBERNICK, profesor de la Lousiana State University. Nos referimos a su artículo Los Estados Unidlos y el Derecho del Mar. En:
"Proceso Económico", Lima, 20/26 de junio de 1983, p. 12. De él extraemos las citas que aparecen en adelante.
307
Tratado de Derechos Reales
413 Sobre el particular, puede verse una importante reseña de ambas posiciones doctrinarias, algunas de las cuales se manifestaron
brillantemente en los debates de la Constituyente de 1978-79, en el libro Mar y Constitución. Las 200 millas en la Constitución de 1979,
de Domingo García Belaunde (1984).
El dominio del mar
Creemos conveniente defender la tesis de las 200 millas de mar territorial. En épocas de
la discusión doctrinal, prácticamente todas las instituciones fundamentales (la misma
Constituyente de 1978-79, los Partidos Políticos, la Fuerza Armada, Universidades, Colegios
de Abogados) se inclinan hacia ella, inclusive se ha llegado a resaltar los peligros que, para el
Perú, significaría la suscripción de la Tercera Convención, en lo referido al problema
pendiente de los derechos del Perú en Arica. Como la Convención impone el libre tránsito en
favor de los países mediterráneos (o sea, Bolivia y Paraguay), y si la suscribieran Chile y
Bolivia, advierte Ruiz ELDREDGE, "no podría ya el Perú, conforme al nefasto Tratado de 1929,
reclamar Acuerdo Previo sobre cualquier disposición de Aricá, ni impedir el libre tránsito de
los mediterráneos por ese territorio"018). Podrá advertirse que son muchos los riesgos de este
Convenio.
309
Tratado de Derechos Reales
415 Cfr. DÍEZ, Manuel María. Ob. cit., pp. 566 y 567.
416 FIORINI, B. Ob. cit., p. 323.
417 En efecto, DÍEZ sostiene que el mar adyacente, llamado también mar próximo, es la zona del mar comprendida entre el mar
libre y la línea de la costa. Se distingue entonces entre alta mar y mar adyacente, Ób. cit., p. 565.
418 Cfr. DÍEZ. Ob. cit., p. 569; FIORINI. OB. cit., p. 323.
inclinando o sumergiendo paulatinamente o en forma brusca hasta que se produce el descenso inmediato hacia el fondo del mar, en que
aparece dando nacimiento al alta mar", Ibídem.
El dominio del mar
El territorio peruano comprende pues la tierra propiamente dicha, este dominio marino
prolongado hasta las 200 millas marinas, así como el espacio aéreo que recubre a ambos
(territorio y mar). Sobre todos ellos el Estado ejerce soberanía y jurisdiccionalidad.
311
CAPITULO VII
BIENES QUE INTEGRAN EL PATRIMONIO
CULTURAL DE LA NACIÓN^
286
Tratado de Derechos Reales
Con esto queremos decir, en muy resumidas palabras, que se trata de un problema de
cultura, en el sentido que le impone ORTEGA Y GASSET, de "sistema de ideas vivas que cada
tiempo posee" o "sistema de ideas desde las cuales el tiempo vive"421. Con lo cual dejamos
sentado que la labor de defensa y conservación de la obra de nuestros antepasados, depende
en mucho del nivel de educación del pueblo, en un momento dado.
El tema es conocido también con el nombre de propiedad monumental. De entrada
postulamos que por monumento, en el sentido común del término, se entiende toda "obra
considerable por su tamaño o por su magnificencia"0285. Propiedad monumental referida a
todas aquellas obras grandiosas del hombre en el plano artístico, arqueológico o histórico.
La materia constituye un notable exponente de la progresiva transformación del
concepto de la propiedad y de la aceptación (permeabilización) de ella a la idea de
subordinación del ejercicio de las facultades dominiales (individuales) a los superiores
intereses de la colectividad422.
Los organismos internacionales —caso de la UNESCO— han probado ya sensibilidad
en la materia423, a la par que se han firmado convenios a nivel de Estados para la protección
de los monumentos y objetos arqueológicos, históricos y artísticos. Los textos
constitucionales también han mostrado acogida, de manera cada vez más ascendente.
Evidentemente existen poderosas razones para conservar el patrimonio cultural y
monumental, recuérdese la inversión que demanda su mantenimiento y a veces reparación.
Los restos y los monumentos juegan un papel importante en la vida moderna, pues
constituyen un símbolo de la continuidad de la civilización. Según ALOMAR, el interés en la
conservación de estos monumentos, no es pietatis causa, sino que de ello se deriva una utilidad
actual, en la medida que a nuestra cultura Se interesa extraer las lecciones del pasado;
inclusive algunas teorías renovadoras del urbanismo contemporáneo se basan en el valor
orgánico y funcional de la ciudad clásica424.
287
XVII se reaviva el interés
Bienes por ellaspatrimonio
que integran antigüedades
cultural clásicas con WINCKELMAN y GOETHE, y en el
de la nación
siguiente, el movimiento romántico lleva a que se extienda el arte gótico. En esa época se
realizan las primeras restauraciones", destacando nítidamente Violet LE DUC.
Prueba de su modernidad es que hasta el siglo XIX se organizan servicios encargados
de lograr ese cometido. Ya en este siglo se dicta copiosa legislación tuitiva. Y los servicios de
conservación alcanzan en la hora actual un alto nivel competitivo en Europa, especialmente
en Italia y Francia.
Aunque parezca paradójico, el interés por las ruinas y restos del pasado indígena de los
pueblos americanos nace en España con la Ilustración, y de ahí se extendió y prolongó en
nuestros artistas033).
La legislación nacional cobró importancia con la Ley N° 6.634, de 13 de junio de 1929,
de fuerte acento nacionalista. A partir de ahí, diversas normas se han dictado hasta la fecha.
288
Tratado de Derechos Reales
289
Tratado de Derechos Reales
291
II. La Convención de San
Bienes que integran Salvador cultural
el patrimonio (1976)deestablece
la nación en su artículo 2 que los bienes
culturales son aquellos que se incluyen en las siguientes categorías:
"a) Monumentos, objetos, fragmentos de edificios desmembrados y material
arqueológico pertenecientes a las culturas americanas
anteriores a los contactos con la cultura europea, así como los restos humanos,
de la flora y fauna, relacionados con las mismas.
b) Monumentos, edificios, objetos artísticos, utilitarios, etnológicos, íntegros o
desmembrados de la época colonial hasta el fin del siglo XIX.
c) Bibliotecas y archivos incunables y manuscritos: libros y otras publicaciones
iconográficas, mapas y documentos editados hasta el año 1850.
d) Todos aquellos bienes de origen posterior a 1850 qiie los Estados Partes tengan
registrados como bienes culturales, siempre que hayan notificado tal registro a
las demás partes del Tratado.
e) Todos aquellos bienes culturales que cualesquiera de los Estados Partes
declaren o manifiesten expresamente incluir dentro de los alcances de esta
Convención".
Esta clasificación tiene en cuenta la historia. Serán bienes culturales: 1. Los
monumentos y objetos anteriores a los contactos con la cultura europea (vale decir,
autóctonos, precolombinos); 2. Monumentos y objetos de la época colonial hasta
fines del siglo XIX; 3. Libros, archivos y otros documentos impresos hasta el año
1850; 4. Todos aquellos posteriores a 1850 que los Estados hayan declarado como
tales.
Salta a la vis^ -i que la enumeración de estas dos convenciones es exagerada y vasta,
especialmente en cuanto a que son bienes culturales los restos humanos, así como
los de la flora y la fauna relacionados con las culturas anteriores a la hispánica, o
incluso edificios de la época colonial hasta fines del siglo XIX. Esto es peligroso, ya
sabemos que pretender cubrir todo equivale a no proteger nada. En nuestro país
son conocidos los monumentos arqueológicos e históricos (verbigracia: Machu
Picchu, Sacsaihuaman, Koricancha, Kuélap, Ollantaytambo, Chan Chan, las
Líneas de Nazca, etc.), o también innumerables objetos muebles (ceramios, tejidos,
tumbas o chullpas, etc.), cuyo descubrimiento más reciente lo constituye el Señor
de Sipán, vestigio de la cultura Mochica, cuyos restos datan de unos 200 años de
nuestra era. Todos ellos son, sin duda alguna, bienes culturales. Pero no cualquier
bien inmueble o mueble antiguo tiene garantizado ese carácter426.
231. CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES CULTURALES
I. La primera gran división, previa a todas las demás, que tiene en cuenta al titular del
derecho, es la de ley fundamental. Los bienes culturales son de propiedad pública o
privada (art. 21 de la Const.). Lo que también hace la ley especial (LGPCN, Tit
Prel., art. II). Norma bastante controvertida, no porque acepte la propiedad
privada de algunos bienes, sino porque no enumera cuáles son. Y en el Perú esto
deja abierta la posibilidad de numerosos litigios, en los que inevitablemente estará
involucrado el Estado. Mejor dicho, este intervendrá ahí, solo cuando considere
que un bien es verdaderamente de dominio público.
(5 34) Como bien dice Gustavo VELASCO, "la calificación de monumento no debe prodigarse porque se desvalorizará y rebajará. Si todo es
monumento, nada lo será, y el objeto de la legislación se frustará". El jurista VELASCO critica a la Ley Federal mexicana sobre Monumentos
y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas, de 28 de abril de 1972, que también exagera al considerar los restos humanos y los de la flora
y fauna de la cultura prehispánica. Sería una tarea descomunal. VELASCO -que trabajó en la Dirección de Bienes Nacionales de México entre
1927 y 1931, y fue el autor de la anterior Ley de
292
Tratado de Derechos Reales
II. Cuando se toma en cuenta sus orígenes, o más propiamente el tiempo en que se
originan, y basándonos en el artículo III del Título Preliminar de la ley especial, los
bienes culturales —materiales o inmateriales— pueden ser:
a) Bienes de la época prehispánica.
b) Bienes de la época virreinal.
c) Bienes de la época republicana.
III. Si se toma en consideración el objeto sobre el que recaen, los bienes son materiales
e inmateriales. Esta clasificación es tan absurda, que considera como bienes
materiales por ejemplo a los libros y a las composiciones musicales, ya que lo
importante en ellos son los derechos de autor, de naturaleza indiscutiblemente
inmaterial.
Por otro lado, la ley considera a los bienes muebles e inmuebles como una
subclasificación de los bienes materiales. Veamos.
1. Bienes Materiales
a) Bienes Inmuebles
De manera enunciativa, la ley considera aquí a los edificios, obras de
infraestructura, ambientes y conjuntos monumentales, centros históricos y
demás construcciones, así como las evidencias resultantes de la vida y actividad
humana urbanas y/o rurales, que tengan valor arqueológico, arquitectónico,
histórico, religioso, etnológico, artístico, antropológico, paleontológico,
tradicional, científico o tecnológico, su entorno paisajístico y los surgidos en
espacios acuáticos.
Dicha protección comprende el suelo, subsuelo (en el que se encuentran o
asientan), los aires y el marco circundante (art. 1,1° de la LGPCN).
30 de enero de 1930- estima que los templos en México son en número de 16,000 a 17,000. Ob. cit., pp. 577-578.
b) Bienes muebles Comprende:
Los bienes de interés artístico como cuadros, lienzos, pinturas, esculturas y dibujos,
composiciones musicales y poéticas, etc.
Libros, incunables, manuscritos raros, documentos, fotos, negativos (de fotos),
daguerrotipos y publicaciones antiguas.
Documentos manuscritos, fonográficos, cinematográficos, video- gráficos, digitales,
planotecas, Hemerotecas y otros.
Los bienes relacionados con la historia, en el ámbito científico, técnico, militar, social y
biográfico.
Colecciones y ejemplares singulares de zoología, botánica, mineralogía y los especímenes de
interés paleontológico.
Objetos y ornamentos de uso litúrgico, tales como cálices, copones, candelabros,
estandartes, incensarios, vestuarios y otros, etc. (art. 1, 2o).
Bienes Inmateriales
La ley ubica aquí a las creaciones de una comunidad cultural fundadas en las tradiciones,
individuales o grupales, y que responden a las expectativas de la comunidad, "como
expresión de la identidad cultural y social, además de los valores transmitidos oralmente,
tales como los idiomas, lenguas y dialectos autónomos, el saber y conocimiento tradicional,
ya sean artísticos, gastronómicos, medicinales, tecnológicos, folclóricos o religiosos", que en
conjunto conforman nuestra diversidad cultural (art. 1, 2o).
293
Sobre estos bienes
Bienes inmateriales, "ningunacultural
que integran el patrimonio personade la natural
nación o jurídica puede arrogarse la
propiedad de algún bien cultural inmaterial, siendo nula toda declaración en tal sentido (...)"
(LGPCN, artículo 2).
El Ministerio de Cultura expidió una Directiva sobre la Declaratoria de las manifestaciones
del Patrimonio Cultural Inmaterial como Patrimonio Cultural de la Nación, aprobada
mediante Resolución Ministerial N° 080-2011-MC (El Peruano, 4 de marzo de 2011).
En los tiempos más recientes, en el orden interno se han dictado varias normas protegiendo
estas manifestaciones culturales, sean de tipo gastronómico (el cebiche, como plato bandera;
el pollo a la brasa), ambos en 2004; de instrumentos musicales (el clarín), en 2008;
folclórico-danzístico (Los Negritos de Huayán), en 2009; obras musicales (Vírgenes del Sol),
en 2009, y también El cóndor pasa, de Daniel Alomía Robles, en 2004. Se declaró al Señor de
los Milagros como patrono del Perú, mediante la Ley N° 29.602 (El Peruano, 19 de octubre de
2010); inclusive a nivel mundial, ha
294
b) Bienes muebles
Bienes queComprende:
integran el patrimonio cultural de la nación
Los bienes de interés artístico como cuadros, lienzos, pinturas, esculturas y dibujos,
composiciones musicales y poéticas, etc.
Libros, incunables, manuscritos raros, documentos, fotos, negativos (de fotos),
daguerrotipos y publicaciones antiguas.
Documentos manuscritos, fonográficos, cinematográficos, video- gráficos, digitales,
planotecas, Hemerotecas y otros.
Los bienes relacionados con la historia, en el ámbito científico, técnico, militar, social y
biográfico.
Colecciones y ejemplares singulares de zoología, botánica, mineralogía y los
especímenes de interés paleontológico.
Objetos y ornamentos de uso litúrgico, tales como cálices, copones, candelabros,
estandartes, incensarios, vestuarios y otros, etc. (art. 1, 2o).
2. Bienes Inmateriales
La ley ubica aquí a las creaciones de una comunidad cultural fundadas en las tradiciones,
individuales o grupales, y que responden a las expectativas de la comunidad, "como
expresión de la identidad cultural y social, además de los valores transmitidos oralmente,
tales como los idiomas, lenguas y dialectos autónomos, el saber y conocimiento
tradicional, ya sean artísticos, gastronómicos, medicinales, tecnológicos, folclóricos o
religiosos", que en conjunto conforman nuestra diversidad cultural (art. 1, 2o).
Sobre estos bienes inmateriales, "ninguna persona natural o jurídica puede arrogarse la
propiedad de algún bien cultural inmaterial, siendo nula toda declaración en tal sentido
(...)" (LGPCN, artículo 2).
El Ministerio de Cultura expidió una Directiva sobre la Declaratoria de las
manifestaciones del Patrimonio Cultural Inmaterial como Patrimonio Cultural de la
Nación, aprobada mediante Resolución Ministerial N° 080-2011-MC (El Peruano, 4 de
marzo de 2011).
En los tiempos más recientes, en el orden interno se han dictado varias normas
protegiendo estas manifestaciones culturales, sean de tipo gastronómico (el cebiche,
como plato bandera; el pollo a la brasa), ambos en 2004; de instrumentos musicales (el
clarín), en 2008; folclórico-danzístico (Los Negritos de Huayán), en 2009; obras
musicales (Vírgenes del Sol), en 2009, y también El cóndor pasa, de Daniel Alomía Robles,
en 2004. Se declaró al Señor de los Milagros como patrono del Perú, mediante la Ley N°
29.602 (El Peruano, 19 de octubre de 2010); inclusive a nivel mundial, ha
sido reconocido el Khapak Ñan, como Patrimonio Cultural de la
Humanidad.
323
Tratado de Derechos Reales
427 El caso es el siguiente: la ciudadana Adriana Maldonado, propietaria de un fundo de 3,000 hectáreas de longitud,
ubicado en las faldas de Machu Picchu, vendió dicho terreno al ciudadano Raúl Peschiera y otro. El motivo de la
compra sería habilitar 78 hectáreas para un complejo turístico (hotel) y, el resto, "restaurarlo" para construir un
zoológico, un jardín botánico, una escuela, etc. Hasta aquí los hechos. Ahora bien: ¿es válida esa venta?
Aparentemente, y en aplicación del artículo 14 de la derogada ley, ella era posible. En cambio, el artículo 6, Io de la
LGPCN vigente no lo permite, pues todo bien inmueble que integre el Patrimonio Cultural de la Nación de carácter
prehispánico, es del Estado, tiene la condición de intangible, inalienable e imprescriptible. Ello a pesar de que
contaron con la opinión favorable del Instituto Nacional de Cultura (ahora, Ministerio de Cultura). A nuestro
parecer, los funcionarios de ese organismo incurrieron en delito contra el patrimonio cultural (art. 229 del CP). No
puede alegarse que tal fundo está ubicado en las afueras de la ciudadela. Ya la ley abrogada estipulaba en su artículo
4, párr. 2o, modificado por la Ley N° 23.193, que la protección comprendía "el marco circundante en la extensión
técnicamente necesaria". Está claro que Machu Picchu es una totalidad. Finalmente, se impuso esta interpretación
de la ley.
324
Tratado de Derechos Reales
ministerio (Ley N° 29.565, art. 11), organismos que, de acuerdo con la Ley
General del Patrimonio Cultural de la Nación, estaban encargados de la
identificación, inventario, inscripción, registro, investigación, protección,
conservación, difusión y promoción de los bienes integrantes del
Patrimonio Cultural de la Nación de su competencia (art. 19 de la
LGPCN).
De acuerdo con el Reglamento de la ley, el organismo responsable del
control de los bienes culturales inmuebles era el Instituto Nacional de
Cultura (Reg. de la LGPCN, art. 26), ahora absorbido por el Ministerio de
Cultura. La competencia sobre bienes culturales muebles, recaía en el INC,
el AGN y la BNP (art. 44 del Reg.), organismos todos ellos adscritos al
Ministerio de Cultura.
Bienes que integran el patrimonio cultural de la nación
327
Tratado de Derechos Reales
■ 328
Bienes que integran el patrimonio cultural de la nación
las líneas de base que establece la ley (art. 54, ap. 2o de la Const.), con carácter de
exclusividad. En esa zona el Estado goza de derechos soberanos para la exploración
y explotación, y en la gerencia y conservación de los recursos vivos y no vivos en el
lecho marino y su subsuelo.
"Los derechos del Estado sobre su plataforma continental son de naturaleza
soberana en lo que se refiere a la explotación y exploración de los recursos naturales
que se encuentren en la superficie de la plataforma o bajo la misma, esto es, sobre el
lecho marino o en su subsuelo". Como estos derechos son exclusivos, aunque el
Estado no los explote o explore, nadie podrá desarrollar actividades en esa zona sin
consentimiento del Estado. Sus derechos sobre los recursos no dependen de ningún
acto de ocupación o de proclama expresa. Obviamente estos recursos incluyen los
minerales y otros recursos del lecho marino y subsuelo(338).
Para el ordenamiento constitucional peruano no existe mayor problema. El
dominio marítimo forma parte del territorio del Estado que es inalienable e
inviolable (art. 54, párr. Io).
Los bienes culturales subacuáticos no pueden ser tratados con las normas del
Código Civil, como si fueran bienes patrimoniales en el comercio (res in commercio) y
susceptibles de apropiación individual. En algunos países se ha presentado este
problema039), que entre nosotros no existe.
La ley en vigor ha decidido normar el tema, creemos que, tal como lo sos-
teníamos, acertadamente. En primer lugar, entiende como patrimonio cultural sub-
acuático, "a todos aquellos bienes que tengan la importancia, valor y significado
referido en los artículos II y III del Título Preliminar de la ley, que se encuentren ¡
sumergidos bajo el agua, ya sea el mar territorial peruano, los espacios lacustres, i
ribereños y otros acuáticos del territorio nacional, parcial o totalmente, de forma j
periódica o continua, por lo menos durante 50 años". Entre ellos están: ?
1. Los sitios, estructuras, edificios, objetos y restos humanos, junto con su ;j
contexto arqueológico e histórico. ;j
l
i
2. Los buques, aeronaves, otros medios de transporte o cualquier parte dej ellos, su
cargamento u otro contenido. j
3. Los objetos de carácter paleontológico. ' ¡j
En cambio no se considerará patrimonio cultural subacuático a los cables, j
tuberías e instalaciones ubicados en el fondo del mar y todavía en uso (Reg. de la LGPCN, art.
71). ij
Nuevamente planteamos la interrogante: ¿A quién corresponden entonces '¡
esos bienes subacuáticos? La ley vigente ha corregido el vacío que nosotros seña- !
lábamos y dispone que el patrimonio cultural subacuático es de exclusiva propie- j
dad del Estado. Su extracción no autorizada por el Ministerio de Cultura (antes,1 Instituto Nacional de Cultural) es punible administrativamente, sin p
El Reglamento estipula que toda persona que al realizar actividades de j
buceo en cualquier espacio acuático del país descubra bienes subacuáticos, "tiene j
329
Tratado de Derechos Reales
331
CAPITULO VIII
LOS BIENES DE LA IGLESIA^
429 Por consideraciones de que la propiedad privada obedece al Derecho natural, pero también porque tal derecho "es una
consecuencia del derecho a la vida". Cuestión distinta es la amplitud del patrimonio; su admisión sin límites -se dice— causaría
incluso trastornos. Vide. BELTRAN. Ob. cit., p. 312, y nota N° 10.
430 BELTRÁN. Ob. cit., pp. 312 y 313, y notaN0 11.
WICLEF, HUS, y luego LUTERO, CALVINO y todos los jefes de la Reforma, "se emplearon a fondo contra los bienes de la
Iglesia". "Pero el golpe más fuerte lo sufrió la Iglesia a fines del siglo XVIII y en el siglo XIX, cuando soportó las impetuosas
corrientes desamortizadoras". La respuesta de la Iglesia fue contundente, el Código Canónico estableció lo contrario: sí podía
adquirir y poseer bienes. Cfr. BELTRAN. Ob. cit., pp. 313-317.
432 Esta posición está reforzada por Santo TOMAS en Summa Teológica, Parte II, cuestión CLXXXy artículo 7, alegando que tales
bienes "están designados, no solo para el uso de los pobres, sino también para el culto divino y las necesidades de los ministros",
BELTRAN. Ob. cit., p. 320, nota N° 24.
333
Tratado de Derechos Reales
433 BELTRAN solo reconstruye esta teoría. Vide. Ob. cit., p. 321. T. GARCÍA BARBERENA combate fron- talmente esa corriente,
demostrando plenamente la personería jurídica no solo de la Iglesia, sino de las iglesias privadas.
434 El can. 1.256 dice: "El dominio de los bienes corresponde, bajo la autoridad suprema del Romano Pontífice, a la persona jurídica
que los haya adquirido legítimamente". El codificador cambió, con respecto al código abrogado, el término "moral" de su
antecesor el can. 1.499,2° por el de (persona) "jurídica", que antes se resistía a emplear.
435 Cit. por BELTRÁN. Ob. cit., p. 323.
436 Cfr. GARCÍA BARBERENA. Ob. cit, p. 827.
334
Los bienes de la iglesia
cuyo caso, como sostiene Vincenzo DEL GIUDICE437, "el derecho de propiedad se extiende al
valor económico de la cosa, pero no así al elemento espiritual a ella adherido, el cual está fuera
de toda valoración económica".
Toda esta legislación canónica pasa a formar parte del Derecho de un país por el
reconocimiento de la iglesia a través de los Concordatos, que regulan las relaciones entre los
dos Poderes: Iglesia y Estado.
En el Perú ya el Estatuto Provisorio promulgado por SAN MARTÍN el 8 de octubre de 1821
establecía la defensa de la religión católica. Desde esa fecha — pasando por todos los textos
constitucionales del novecientos— hasta la Constitución de 1933, se mantuvo tal principio (el
carácter oficial de la religión católica)438.
335
Tratado de Derechos Reales
Hemos mencionado antes que uno de los requisitos para enajenar bienes eclesiásticos es
el de la licencia de la autoridad competente, o sea el superior legítimo; tan esencial que su falta
acarrea la invalidez de la enajenación (can. 1.291). Deben pues cumplirse puntualmente las
solemnidades canónicas.
446 Así, GARCÍA BARBERENA. Ob. cit., p. 833 y ss.; BELTRÁN F. Ob. cit., pp. 331-332.
336
Los bienes de la iglesia
El sistema jurídico nacional anterior era un poco más preciso. La exposición de motivos
del Código Civil de 1936 atribuía a la Iglesia la calidad de corporación oficial447. El texto
constitucional de 1933 declaraba expresamente su protección a "la Religión Católica,
Apostólica y Romana" (art. 232). Las demás religiones solo gozaban de libertad para el
ejercicio de sus respectivos cultos. Esa ha sido la tradición en todos los textos constitucionales
desde la Independencia. En estos momentos, prácticamente todos los Estados tienen sus
funciones separadas de las de la Iglesia. La Constitución vigente establece en un numeral -el
50— que el Estado reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación
histórica, cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración; del mismo modo respeta otras
confesiones y puede establecer formas de colaboración con ellas. Ya no dispone que la
mayoría sea católica, mas tenuemente le reconoce su importancia en la formación nacional.
Pero es justo resaltar que esta separación no es completa. En muchos aspectos el Estado
todavía le reconoce validez a determinados actos. Por ejemplo, reconoce y da validez para
todos sus efectos a la sucesión en los cargos de Obispos en el país. Además les otorga un
estipendio con remisión al egreso del pliego de Educación.
Sólo de una manera indirecta y muy forzada se podría decir que la iglesia pertenece al
demanio público; son determinados bienes que posee los que contribuyen a aclarar el tema. Lo
que sí podemos aceptar es que se trata de una persona jurídica de carácter público, ya se la
considere en su entidad universal (Santa Sede), diocesana o parroquial448.
En razón de esto y de modo sui generis se puede hablar de bienes de dominio público
eclesiástico y de bienes de dominio privado eclesiástico, sobre todo teniendo en consideración
su afectación (destino) al culto y aquellos que no lo están449.
I. Bienes de dominio público eclesiástico. Se puede admitir que son de esta naturaleza
porque están destinados al culto divino y, por consecuencia, al culto público450. La
masa de feligreses es libre de concurrir a los oficios litúrgicos.
En primer lugar, los templos, los bienes inmuebles más importantes de la Iglesia, son
bienes públicos451 en tanto son bienes destinados y afectados al culto divino. Por
ejemplo, la Iglesia de "La Recoleta" o la Iglesia de "La Merced" caen en este ámbito.
Estamos de acuerdo en que un artículo expreso debe estipularlo, por la referida
afectación al culto divino (público)452. La Ley General del Patrimonio Cultural de la
Nación reconoce que estos bienes culturales constituyen propiedad privada o
particular de la Iglesia Católica, de las congregaciones religiosas o de otras
confesiones, aunque están obligadas a su conservación y registro (art. 8 de la
LGPCN). Tenía razón Eleodoro ROMERO ROMAÑA cuando se preguntaba si podrán
337
Tratado de Derechos Reales
venderse aquellos templos que no son monumentos históricos. Hace falta pues, una
norma453 que disponga que sean inalienables, en tanto —claro es— sirvan al culto
divino, lo cual lo señala la autoridad eclesiástica. Únicamente se establece que son
inembargables los bienes muebles de los templos religiosos (art. 648, 7o del CPC).
Otros bienes en este rubro son los altares, vasos y, en general, todos los ornamentos
sagrados.
Pero hay algunos bienes difíciles de determinar en su calidad; por ejemplo, los
inmuebles de los conventos, que no están totalmente destinados al culto (público), al
igual también que los oratorios privados. Sin embargo, se dice que los conventos son
lugares destinados al recogimiento y a la oración, y cumplen, por consiguiente, fines
culturales (CASTAÑEDA).
II. Bienes de dominio privado eclesiástico. Existen bienes que únicamente sirven para
producir rentas o fondos que se destinan al sostenimiento de la iglesia y que esta
cumpla con sus fines. Son muchísimos los bienes de este tipo. Verbigracia:
inmuebles, solares, edificios, generalmente dados en arrendamiento y que le otorgan
buenos dividendos,
338
Los bienes de la iglesia
musulmanes, etc., se encuentran en una situación distinta. Son propiedad privada de tales
instituciones de derecho privado y se pueden enajenar libremente en conformidad a sus
estatutos y reglamentos071'.
En esa situación se hallan por igual las entidades defensoras de religiones no cristianas,
con tal que tanto estas como aquellas sean personas jurídicas072'.
(571) El código argentino anterior establecía a título expreso en su art. 2.346 esta posibilidad de enajenación. LLAMBÍAS, J. Ob. cit.,
(572) p. 245.
339
r
ASPECTOS PRELIMINARES^
242. ETIMOLOGÍA
No existe un criterio uniforme ni unánime sobre el origen del término posesión. Es
uno de los más complejos e inextricables. Sin embargo, la doctrina se inclina por
sintetizar los pareceres en algunas grandes corrientes.
En principio, derivaría de la voz possessio (possidere, possideo, possessum). Palabra que a
su vez procede de positio pedium (o pedius positio) que significa "ponimiento de pies": como
tal la concibió las Partidas de Alfonso (3, 30, 1), pues "posesión, tanto quiere decir como
ponimiento de los pies"458. Era la concepción de su tiempo, y es que para los antiguos,
"posesión es tenencia directa que el hombre tiene sobre las cosas corporales, con ayuda
del cuerpo y del entendimiento" (PEÑA GUZMÁN).
454 Entre estos, uno de importancia mayor es el de Antonio HERNANDEZ GIL, titulado La Posesión, 1980.
455 MESSINEO, Francesco. Manual de Derecho Civil y Comercial. T. III, p. 202.
la dividimos innovadoramente entre posesión en nombre de dueño y posesión a título distinto de dueño.
457 Cfr. BENDERSKY, Mario. Acciones posesorias y Despojo, p. 8.
458 Cfr. HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., p. 28.
345
Tratado de Derechos Reales
Un segundo grupo de tratadistas estima que posesión deriva del verbo sedere que
supone sentarse, estar sentado, asentarse, establecerse en una casa determinada, al cual se
agrega el prefijo post, que la refuerza. Post sedere significa por tanto "después de estar
sentado", lo que presupone una noción de tiempo 459 . Es tal vez la tesis de mayor
predicamento.
Otros hacen derivar el término posesión de posse, voz de origen sánscrito, que
implica poder, señorío (ARANGIO RUIZ)460. De suerte que posesión no solo significaría
sentarse o afirmarse, sino sentirse como un señor.
En realidad en el momento actual no se acepta que el término posesión equivalga a la
antigua possessio, pues aquella no solo alude al aspecto material, sino a su sentido jurídico
de poder o señorío461. Abona esta tesis el hecho que la posesión no comprende solo los
objetos corporales, sino igualmente los derechos.
Con todo, puede observarse nítidamente que la raíz etimológica no nos dice
mucho. Incluso contribuye a tornar más espinoso el tema. Estima bien Antonio
HERNÁNDEZ GIL cuando afirma que poco aportan en este tema las acepciones etimológicas,
pues con la evolución de las instituciones, estas alcanzan una con- ceptuación propia,
independiente de la etimología.
459 VALLET. Ob. cit., p. 158; CASTÁN TOBEÑAS, José. Ob. cit., p. 30; HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., pp. 28 y 29;
PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ob. cit., p. 186; LAFAILLE, Héctor. Ob. cit., I, p. 36.
460 Cfr. PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ob. cit., pp. 186 y 187.
461 BONFANTE es opuesto a traducir possessio por posesión: este afirma que las fuentes literarias demuestran que a la palabra
possessio no se le atribuía un significado material, sino más bien el sentido jurídico de poder, señorío o dominación.
ALEJANDRO, señor del mundo, es orbis possessor. OVIDIO exalta la figura de un dios como poseedor de la tierra y de los
mares. La referencia de la posesión al mar o al aire -añade BONFANTE- priva a esta palabra de materialidad y la hace
equivaler apotestas.
346
PANORAMA HISTÓRICO DE LA POSESIÓN
462 JHERING, cit. por PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ob. cit., p. 187.
463 Cfr. LAQUIS, Manuel Antonio, Derechos Reales. T. I, pp. 139 y 140.
464 Cit. por LAQUIS. Ob. cit., p. 141.
349
Tratado de Derechos Reales
eran las tierras conquistadas al enemigo (Francesca BOZZA), que constituyó a su vez el
patrimonio de las grandes familias.
Posteriormente, durante la dominación etrusca no desaparece el señorío bajo el cual
se exteriorizaba la posesión, pero ya solo se manifestaba a través de la faz económica,
pues la política quedó reservada al rey. Además, la posesión comunitaria fue sustituida
por la individual, resultante de las concesiones de los reyes etruscos (F. BOZZA).
Durante las épocas clásica y republicana, fue la posesión la base de la economía
agraria. Precisamente su monopolio revestido con la forma del ager publicus a manos de los
patricios y los nobles, fue la causa de los grandes conflictos sociales que surgieron.
Entre los siglos V y IV a.n.e., se propusieron 22 leyes agrarias, destacando la rogatio
Cassiana (486) y la Liciniae (367), de las cuales solo dos se convirtieron en leyes: la Icilia do
Aventina Publicando y la Liciniae Sextia (PIGANIOL; F. BOZZA).
Estas grandes extensiones de tierras (ager publicus) fueron retenidas por la nobleza
(nobilitas) durante siglos y las transmitieron a través de la herencia. Más aún: las
defendieron tenazmente, a pesar que no existía un basamento jurídico. La posesión era
un poder o señorío de hecho, un poder político-económico, del cual debía excluirse
cualquier idea de derecho subjetivo084).
Todavía en los finales de la época republicana, la posesión era un señorío de hecho,
distinto de la propiedad. El ager publicus desaparece bajo el imperio de DOMICIANO (años
52-97) (ALBERTARIO; RUSSOMANNO).
Luego se operó el cambio de la posesión en propiedad. En efecto, a la Lex Tboria el
romanista Emilio ALBERTARIO le atribuye la consecuencia de haber influido en la
transformación de la posesión en dominio. Cuando la posesión del ager publicus
desapareció, la ley del año 111 a.n.e. transformó de inmediato las posesiones entonces
existentes en dominium optimo iureom.
Sin embargo, como afirma Francesca BOZZA 465 , esta posesión río puede ser
configurada ni como un derecho de goce, ni como un señorío dé derecho; era un poder
de hecho, y tampoco un derecho sui generis.
En conclusión, la posesión siguió un curso evolutivo lineal. Atraviesa y comprende:
el periodo "pregracano", la república, la edad clásica (de AUGUSTO hasta DIOCLECIANO) y el
periodo postclásico o "justinianeo".
La posesión fue básicamente un producto de la práctica. Por eso quizá GEN- tile(587>
entiencle que Ja posesión tuvo su origen en particularidades de la sociedad romana y no en
elucubraciones mentales.
Según AMBROSIONI 466 , "la idea misma de la posesión, como la del patrimonio,
constituye una indudable conquista de la economía capitalista, de la economía que se
funda en el comercio, y que sustituye en todas partes, y lo hizo en Roma, a la organización
militar y religiosa".
350
Panorama historico
suelo y la tierra. La gewere representa aquí el concepto unitario del señorío jurídico real467.
En tales tiempos remotos, el dominio privado era posible solo sobre los muebles, al paso
que los inmuebles estaban sometidos a la propiedad común asociacional468.
Mientras que el Derecho Romano hizo una diferenciación contundente entre
posesión y propiedad, en el antiguo derecho germánico la preocupación por esta
distinción, por el contrario, no se dio. El poseedor de un bien era considerado
351
Tratado de Derechos Reales
propietario del mismo, y la institución representativa de la posesión en este fue la
gewere.
El término gauere (alto antiguo alemán giweri, weri) significa custodia, guarda,
posesión09 x); las fuentes latinas hablan de restitura, investitura (transmisión de
posesión)(592). En el derecho francés la llamaban saisine, y los ingleses seisin (de
sazjan).
La gewere o posesión inmobiliaria era entendida a la sazón como la forma
jurídica del derecho real. Tiene gewere el que goza del señorío o dominación efectiva
del bien; es el que tiene el aprovechamiento y, mediante este, hace uso de su derecho
de manera notoria. De lo cual se desprende que no todo señorío o dominación de
hecho sobre el bien constituye gewere, sino únicamente aquel que aparenta ser la
cristalización de un derecho real. Por eso el usurpador, por ejemplo, no tiene
gewere(595).
Pero la gewere no solo es la forma jurídica del derecho real —como se dijo antes-
sino que, además, sostiene Hans PLANITZ, es ella misma un derecho en cuanto que el
señorío sobre la cosa produce efectos propios(594). Por eso mismo, siendo la gewere un
derecho —y aquí aparece también contrapuesta a la posesión romana— es
transmisible por acto inter vivos y a través de la herencia (mortis causa), pues al fallecer
el causante, el poseedor automáticamente se convertía en continuador de la
posesión de aquel(595).
Resulta entonces que la gewere, tanto en el derecho medieval como en el
moderno, es un señorío o poder de hecho sobre el bien. El derecho germánico no
distingue entre posesión jurídica y detentación: tiene también gewere aquel que carece
de animus dominantis (domini) (WOLFF). Igualmente, la gewere podía recaer
indistintamente sobre cosas materiales y sobre derechos susceptibles de un ejercicio
duradero.
Siendo la relación posesoria (gewere) no solo la forma jurídica del derecho real,
sino en sí misma un derecho, daba lugar a determinadas consecuencias jurídicas, en
cuanto que el poseedor estaba protegido por algunas acciones defensivas por acción
propia. Aunque no existía propiamente una protección posesoria civil, sí acarreaba
una sanción al infractor. Además, este infractor violento no obtenía gewere alguna; el
despojado mantenía una gewere ideal (aquí se trasluce
H 352
Panorama historico
nítidamente su condición de derecho). Pero igualmente, junto a esta, existía la llamada
gewere corporal, que no era la simple detentación, sino que tenía la apariencia jurídica del
ejercicio de un derecho sobre el bien. De tal modo que si esta gewere (corporal) no es
cuestionada por una gewere superior, o no lo es durante un año y un día, deviene
inatacable, y, a la postre, se convierte en la Rechte gewere, que se impondrá
posteriormente469.
El periodo de recepción del Derecho Romano en Alemania va a producir un
cambio notable; el fenómeno cubre los siglos XVI y XVII en que, como sostiene Rudolf
SOHM, "predomina el derecho extraño, transformando la práctica judicial". Agrega el
notable romanista que, para los jueces —cargo ocupado solo por legistas y doctores—
solo existe el derecho recibido (el romano), el germánico pasa al olvido470.
La recepción trae la noción de posesión. Esta se diferencia de la germánica en
principio, "en la más acusada acentuación del señorío de hecho {cor- pus), con la
consiguiente repulsa de la gewere múltiple y de la gewere ideal" (PLA- NITZ). En segundo
término, la doctrina romana desde SAVIGNY, exige para que haya posesión, además del
corpus o señorío, el animus domini o animus rem sibi habendi (elemento subjetivo); de tal modo
que el no propietario solo tiene detentio (detentación)471.
Fue durante la época de la Baja Edad Media que nacen las acciones posesorias
civiles, como secuela del influjo del derecho canónico, pero solo logran desarrollarse
-escribe PLANITZ-, hasta después del periodo de la recepción (del Derecho Romano) a
imitación de los interdictos romanos472.
En el moderno derecho alemán, los nuevos derechos particulares y el BGB han
resucitado la idea germánica de posesión. "Actualmente -dice WOLFF— todo señorío de
hecho representa posesión de hecho. La posesión es transmisible inter vivos y mortis causa.
Se conoce una posesión de varios grados. Sólo en cuanto al concepto de señorío mismo,
se sustituye por la possessio romana"473. El BGB estatuye este concepto de que la posesión
es el señorío de hecho de una persona sobre una cosa (BGB, art. 854, párr. Io). "Esto vale
para todo señorío autónomo sobre una cosa; solamente la tenencia no autónoma está
privada del carácter de posesión (BGB, art. 855)".
En cuanto a los grados de la posesión, esta puede ser posesión en concepto de
dueño y posesión no en tal concepto (Eigenbesitz y Fremdbesitz, respectivamente). La geiuere
múltiple reaparece en las formas de posesión mediata e inmediata (BGB, art. 868; ZGB,
art. 920) y la gewere ideal en la posesión del heredero (BGB, 857; ZGB, 560)474.
Al actual ordenamiento de los efectos de la posesión contribuyeron en igual medida
los derechos romano y germánico: 1. En el derecho germánico radica el derecho del
poseedor a emplear la fuerza contra los ataques ejecutados por propia autoridad (BGB,
859); 2. El Derecho Romano en casos de despojo o inquietación concede al poseedor una
469 DE LOS MOZOS, José Luis, Tutela interdictal de la posesión. Madrid, 1962, pp. 50-51; MARÍN. Ob. cit., pp. 14 y 15.
470 SOHM, cit. por LAQUIS. Ob. cit., p. 161.
471 PLANITZ. Ob. cit., p. 159; WOLFF, Martin. Ob. cit., p. 23.
472 DE LOS MOZOS. Ob. cit., p. 52.
473 WOLFF, Martin Ob. cit., p. 23.
474 PLANITZ. Ob. cit., pp. 160-161.
353
Tratado de Derechos Reales
acción contra el autor, y este tiene que devolver la cosa y omitir ulteriores
inquietaciones475.
354
Panorama historico
249. LA POSESIÓN EN EL ANTIGUO Y MODERNO DERECHO ESPAÑOL
MARÍN anota que los orígenes de la gewere en España penetran por el norte,
probablemente merced a las Capitulares de CARLOMAGNO, en varias de las cuales se habla ya
de posesión de año y día. De ello hay testimonios ciertos en los Fueros Municipales más
antiguos, tales como Jaca (1063), Santa María de Alquezar (1075), Miranda de Ebro
(1099).
La posesión de año y día no exige otra circunstancia a fin de poseer, más que el tener
el señorío sobre el bien, sin mencionar para nada las bases jurídicas en que se apoya.
Vista esta gewere de año y día, como simple relación de hecho, como tenencia
material, producía consecuencias jurídicas decisivas.
El concepto romano de la posesión se plasma en las Partidas, luego de una lucha
entre el Derecho germánico y el Derecho Romano-canónico, en la que al fin triunfa este.
La Edad Moderna, con su empeño asimilador de toda clase de instituciones a las
correspondientes del Derecho Romano, ha implantado en lugar de la gewere la posesión
romana, mero reflejo o presunción de dominio, sin la rica variedad de contenido que
ofrece la gewere (germana).
¿A través de qué cuerpo legal se opera este tránsito? MARÍN estima el momento
inicial, aquel que señalan las Leyes del Estilo, en su ley 242. Es casi seguro que estas
fuesen inmediatamente después del Fuero Real.
En esta ley 242 la prescripción de año y día es, por su naturaleza, solo posesoria.
Unicamente cuando se presenta a la vez un título justo, es, simultáneamente, de
propiedad y posesión. Este momento señala el triunfo de la posesión romana477.
En las Partidas ya aparece definida la posesión romana, distinguiendo entre
posesión natural y posesión civil: Según digeron los sabios antiguos, posesión es
tenencia derecha que orne ha en las cosas corporales con ayuda del cuerpo e del
entendimiento478.
Estas mismas normas pasan al Espéculo (Ley II, título 5, libro V); Ordenanzas
Reales (Libro III), Leyes de Toro (Ley LXV) y Novísima Recopilación (Ley 3a, título
VIII, Libro XI)479.
Las corrientes codificadoras de comienzos del siglo XIX inspiran a los legisladores
españoles. Así, los códigos civiles austríaco (art. 309), francés (art. 2.228), italiano (art.
685) y portugués (art. 474), establecen que la posesión es la simple tenencia de una cosa o
el goce de un derecho real480.
355
Tratado de Derechos Reales
derecho; suponen que la posesión es solo de hecho. Sobre el particular nos explayaremos
más adelante.
356
FUNDAMENTOS Y DEFINICIÓN
DE LA POSESIÓN04810
CAPITULO III
251. TRASCENDENCIA DEL ESTUDIO DE LA POSESIÓN
El estudio de la posesión es desde todo punto de vista importante, pues, como
se ha dicho antes (supra, N° 245), ella precede históricamente a la propiedad. No
obstante, la discusión estriba en el lugar a otorgársele en la codificación.
Algunos códigos como el suizo y el italiano derogado legislan antes a la pro-
piedad. Esta fue además la tendencia que siguió el legislador peruano en 1852,
estudiando primero el dominio.
Otros códigos como el BGB, el argentino, muy por el contrario estudian en
primer lugar a la posesión. El codificador nacional de 1936 varió su criterio pri-
migenio, pasando a regular el fenómeno posesorio en primer término(608).
Los redactores del corpus de 1984 han seguido esta línea, volviendo a legislar
primero la posesión y luego la propiedad. Criterio con el cual estamos de acuerdo,
aunque con otra fundamentación; ambas son instituciones autónomas.
Ahora bien: es curioso el temperamento del legislador peruano. El Código
Civil, en la mejor tradición romanista, separa nítidamente ambos institutos.
Posesión y propiedad están reguladas en títulos diferentes y autónomos. Lo que no
impide que, al darles ubicación, siga la corriente germánica del BGB de ubicar
primero a la posesión.
252. SENTIDOS EN QUE SE EMPLEA LA PALABRA "POSESIÓN"
La idea más general y universal de la posesión es la de entenderla como un
poder o señorío de hecho. Esta constatación prescinde la consideración de si se
ejercita con derecho o sin él. Es, pues, poseedor, el que tiene el señorío o domina-
ción exclusiva y efectiva del bien.
Por eso mismo se reputa poseedor al ladrón que se apropia de un objeto
mueble, y luego se conduce como dueño sin reconocer derecho a otra persona (art.
896 del CC). En igual situación se encuentra el usurpador de un bien inmueble, el
mismo que, de darse ciertos presupuestos que señala la ley, en pri- merísimo lugar
"conducirse como dueño", se convertirá en propietario por medio de la usucapión
(art. 950 del CC).
481 Bibliografía: ESPÍN. Ob. cit., p. 15 y ss.; BARASSI. Ob. cit., p. 98 y ss.; BRUGI. Ob. cit., pp. 196 y 197;
PEÑAHERRERA. Ob. cit., p. 34; PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS. Ob. cit., p. 75; AREÁN, Beatriz. Ob. cit.,
p. 102; HEDEMANN. Ob. cit., p. 54; MARÍN. Ob. cit., p. 4; PACHECO. Ob. cit., p. 40; DÉ RUGGIERO. Ob.
cit., p. 800; CASTAÑEDA, Ob. cit., pp. 76 y 77; PUIG PEÑA. Ob. cit., pp. 23-24; GALINDO G. Ob. cit., p. 305
y ss.; PUIG BRUTAU. Ob. cit., p. 46; MUSTO, Néstor Jorge. Ob. cit., p. 189; DE COSSÍO. Ob. cit., p. 503;
PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., pp. 145 y 146; ALBALADEJO, Manuel. Ob.
cit., pp. 31 y 32, 37; SANTOS. Ob. cit., p. 27 y ss.; WOLFF, Martin Ob. cit., p. 18 y ss.; MESSINEO, Francesco.
Ob. cit., p. 202 y ss.; CARBON- NIER. Ob. cit., p. 213 y ss.; TRABUCCHI. Ob. cit., p. 447 y ss.; AVENDAÑO.
Ob. cit., pp. 29-30. (608) Vide. ROMERO R., Eleodoro, Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, p. 71.
359
Tratado de Derechos Reales
482 En esa línea -es decir, considerando a la posesión como hecho y como derecho- están: WOLFF, Martin Ob. cit., pp.
18 y 19; ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit., pp. 31-35; SANTOS. Ob. cit., pp. 27 y 28; MESSINEO, Francesco. Ob.
cit., p. 202.
483 La doctrina distingue claramente entre ius possessionis (derecho de posesión) concepto restringido, del que surgen
hechos independientes y separados del dominio, vale decir, que la posesión "considerada en sí misma" (Messineo) y
el ius possidendi (derecho a poseer) que es un concepto absoluto, amplio que está ligado al dominio o al titular de un
derecho determinado (usufructo, uso, etc.). Así, MESSINEO. Ob. cit., pp. 202 y 203; SANTOS. Ob. cit., p. 29;
TRABUCCHI. Ob. cit., p. 449; PACHECO. Ob. cit., p. 40.
360
Fundamentos y definición de la posesión
Gráfico N° 2
Posesión de derecho
El dueño conserva el ius possidendi
(posesión con título derivado de un
(Posesión mediata)
derecho real) ius possidendi
directamente el bien
Pos. de hecho (ius possessionis)
Pos. de derecho [ius possidendi)
484 Según DE COSSÍO, todo propietario tiene un ius possidendi, un derecho a poseer el bien, por lo que la posesión es, en la
mayor parte de casos, el mero reflejo externo de un derecho que en realidad ostenta el poseedor. Y es que "el hecho
posesorio publica la existencia del derecho y la titularidad del poseedor, ya que se supone que quien viene
poseyendo sin oposición de nadie una determinada situación jurídica, lo hace asistido de un legítimo derecho", p.
503.
361
Tratado de Derechos Reales
485 Incluso en naciones desarrolladas como Inglaterra, v. gr., la ex primera ministra M. Thatcher declaró en una ocasión que en
su país solo el 67 % de habitantes eran propietarios.
486 WOLFF, Martin. Ob. cit., pp. 19-20.
487 MARÍN. Ob. cit., p. 4.
488 PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS. Ob. cit., p. 75.
489 PLANIOL-RIPERT-PICARD, Tratado práctico de Derecho Civil Francés. T. III, p. 145.
490 Aunque este jurista, en la tradición del código español, exige un elemento adicional para que el derecho la proteja y
le infunda parte "de su aliento": su voluntad. Termina afirmando: "El Derecho, pues, empieza a actuar decidiamente
cuando el hombre tiene las cosas con un deseo de tenerlas", Tratado de Derecho Civil Español. T. III, p. 23. Pero
reconoce que la posesión, en su acepción estricta y propia, "es una situación jurídicamente tutelada por cuya virtud
una persona tiene una cosa o ejercita un derecho".
491 MUSTO, Néstor Jorge. Ob. cit., p. 189.
492 HEDEMANN, J., Tratado de Derecho Civil. Derechos Reales. T. II, p. 54.
493 Cit., por MARÍN. Ob. cit., p. 4.
494 En el Perú, sostienen esta tesis: CASTAÑEDA. Ob. cit., pp. 76-78; AVENDAÑO.
362
Fundamentos y definición de la posesión
495 Así también PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 145.
496 HEDEMANN habla de una posesión espiritualizada que no se expresa en la tenencia de hecho, así en el caso de
pérdida transitoria de la tenencia material (art. 856, II del BGB), en la sucesión hereditaria (art. 857 del BGB). Ob.
cit., p. 54.
El usufructuario, el usuario, el acreedor anticrético, por el contrario, mantienen la posesión de hecho (posesión
inmediata). El propietario nunca pierde el ius possidendi, pero se desentiende aquí del ius possessionis, que resulta
transferido al poseedor del derecho real. Esta última, entonces, también es una posesión auténtica, de acuerdo con
la doctrina más avanzada.
497 Y tál parece que esto último ha sido el temperamento del legislador peruano. En efecto, AVENDANO sostiene: "El
código exige que el ejercicio sea de hecho, con lo cual se quiere destacar dos cosas: basta el ejercicio fáctico; y en
segundo término, que no basta ni se requiere un ejercicio de derecho. De esto derivan dos consecuencias: se deja de
lado cualquier alusión a la legitimidad de la posesión para que esta exista y se explícita que la posesión "de derecho"
no es en rigor posesión. Por tanto, la posesión que ha sido contractual o judicialmente reconocida pero que no existe
fácticamente, no es posesión (...)". La posesión (...), p. 29. ¡La posesión de derecho no es posesión!
363
Tratado de Derechos Reales
364
Fundamentos y definición de la posesión
500 PUIG BRUTAU, José, Fundamentos de Derecho Civil. T. III. Vol. I, p. 48.
501 PUIG BRUTAU. Ob. cit., p. 50.
365
Tratado de Derechos Reales
366
Fundamentos y definición de la posesión
367
Tratado de Derechos Reales
506 TRABUCCHI. Ob. cit, pp. 448 y 449; MESSINEO, Francesco. Ob. cit, p. 205, MAZEAUD. Ob. cit, p. 133.
507 MAZEAUD. Ob. cit, pp. 132-135.
Fundamentos y definición de la posesión
369
Tratado de Derechos Reales
372
La posesión en la legislación peruana
373
NATURALEZA JURÍDICA DE LA POSESIÓN
CAPITULO III
262. LA POSESIÓN: ¿UN HECHO O UN DERECHO?
Muy vieja es la polémica sobre si la posesión es un hecho o un derecho.
Alrededor de ella han intervenido los más grandes juristas a través de la historia. En
los actuales momentos, la misma debe considerarse superada.
No obstante, es menester tratar cada una de las corrientes, a fin de desentrañar
el carácter del fenómeno posesorio.
La posesión es en el Derecho Romano un producto de la práctica social. El ius
civile no la conoce ni la protege, porque cae fuera del campo de los derechos. Pero sí
la toma en consideración cuando este, señorío o dominación fáctica conduce a
adquirir la propiedad por usucapión. No solo eso, sino que toda la teoría posesoria es
elaborada por los jurisconsultos con miras a este fin.
Se puede decir que, "sustantivamente, la posesión no es hecho, ni acto, sino
acción del sujeto: desaparece la possessio si cesa o se interrumpe la acción. Acción de
raíz y valor social, pero que se endereza, cuando se dan ciertos requisitos, al logro de
una situación jurídica. Acción para o hacia el derecho"518.
En el Derecho Romano la possessio es el hecho, y la propiedad el derecho.
Estando separadas, al mismo tiempo son las dos caras de una misma moneda. Por
eso no extraña que, en la elaboración de los jurisconsultos romanos, la posesión
aparezca como un complemento, en determinados supuestos, de la propiedad.
Pero además de este efecto (conducción a la propiedad), la possessio de buena fe
también lleva a adquirir los frutos; juega, igualmente, un rol trascendente en los
procesos de reivindicación, donde el reivindicante (demandante) debe probar su
derecho contra el que posee (demandado); y, finalmente, la possessio —en tanto
hecho, independientemente de que se tenga derecho o no a poseer—, es protegida
con miras a la paz social. Por ello esta tutela (provisional) es mantenida, con esa
indiferencia de que se tenga derecho o no, si con ello se mantiene el orden dentro del
Estado519.
El problema, pues, surge en las mismas fuentes romanas que la consideraban ya
un hecho (res facti non iuris), ya un derecho. Aunque esto podría también deberse a los
juristas que han interpretado el Derecho Romano.
Así, PAPINIANO incurre en contradicciones: en el libro tercero de sus Quaes- tiones,
decía que la posesión plurimum facti habet{MS), pero en el libro segundo, Defi- nitionum,
sostenía que plurimum ex iure possessio mutuatué(A9>, y agrega que possessio non tantum
corporis, sed et iuris est(m\ Quiere decir, que vale tanto como hecho cuanto como
518 Cfr. IGLESIAS, Juan, Derecho Romano. Instituciones de Derecho Privado, p. 312.
519 IGLESIAS, J. Ob. cit., p. 313.
375
Tratado de Derechos Reales
derecho. De ahí que no debe extrañarnos que desde los glosadores a nuestros días, se
discuta el carácter de la posesión520.
En la aclaración de este debate han contribuido no poco algunas escuelas que,
como la de Pavía -comandada por Pietro BONFANTE-, han superado las fuentes
terminológicas para ir al examen del régimen jurídico, en el ánimo de desentrañar el
carácter de la posesión.
La posesión ha sido vista: a) como mero hecho; b) como un hecho y un derecho
a la vez; y c) finalmente, como un derecho.
376
Naturaleza jurídica de la posesión
377
Tratado de Derechos Reales
(658)
(659)
530 "En cuanto el Derecho recoge este hecho y lo defiende y mantiene, da lugar en consecuencia a que quien posea esté
protegido jurídicamente, tenga un derecho. Por eso, si bien podemos decir que no hay un derecho a poseer con
abstracción de otro derecho que lo lleve ínsito (el propietario tiene derecho a poseer, el usufructuario igual, pero no
hay un derecho a poseer abstraído de otro derecho), hay que reconocer que como derivados del hecho de la posesión
surgen derechos del poseedor; en la posesión el derecho deriva del hecho, al contrario de lo que ocurre en la
propiedad en que el hecho de poseer lícitamente deriva del derecho del propietario". Cfr. VALLET, Panorama del
Derecho Civil, pp. 159-160.
531 PEÑAHERRERA, V La Posesión. "La posesión es, en sí misma, un hecho, y nada más, pero un hecho generador de
derechos e íntimamente relacionado, ya con el derecho de dominio, ya con los derechos especiales que de ella se
derivan non tantum corporis sedjuis est... la posesión es la tenencia de una cosa con ánimo de dueño y la detentación o el
goce es un hecho y no un derecho", ibídem. Como puede verse, puro subjetivismo savigniano.
532 ROMERO, E. Ob. cit, p. 73.
533 Vide. ESPÍN, D. Ob. cit, p. 23-
534 Cfr. BENEDETTI, Julio. La Posesión. Teoría y práctica de su amparo, p. 54.
379
Tratado de Derechos Reales
380
Naturaleza jurídica de la posesión
381
Tratado de Derechos Reales
382
Naturaleza jurídica de la posesión
548 En la terminología, las fuentes no son claras: unas veces hablan de ius possessionis, con lo cual se expresa: o bien las
consecuencias jurídicas de la posesión, lo cual no contradice el carácter de hecho de la misma (ROTONDI), o bien,
lo que modernamente se denomina ius possidendi, expresión que no se halla en las fuentes (BONFANTE).
VASAT.T.I estima interpoladas, probablemente, bastantes de las citas que emplean la expresión ius possidendi; y
ALBERTARIO considera que los textos que aluden al carácter de derecho de la posesión, se deben a interpolaciones
realizadas por los compiladores justinianeos, precisamente para desvirtuar las afirmaciones de los juristas clásicos,
que veían en la posesión una res facti, concepción que ya no respondía a la evolución que había sufrido dicha
institución. Así se explicarían las contradicciones, como las de PAPINIANO, cuyas alusiones al carácter de derecho
de la posesión no serían obra propia, sino añadiduras justinianeas. Véase: ESPÍN. Ob. cit., pp. 23 y 24.
549 Entre estas instituciones están las siguientes: por virtud del postliminium, el que ha escapado del cautiverio readquiere, ipso iure,
todos los derechos, pero no la posesión, porque esta es res facti; el dominus no puede adquirir derechos por medio del procurator,
y porque la representación (en el sentido del Derecho moderno) era ignmorada por los romanos; pero puede adquirir la
posesión, porque no es un derecho; con la adición pasan al heredero todos los derechos, pero no la posesión, porque es res
facti\ el impúber, el infantia maior, que necesitaba para realizar válidamente negocios jurídicos, la integración de
' la auctoritas tutoris, puede, en cambio, adquirir la posesión sin la intervención del tutor, ya desde la época clásica. Cfr. ESPÍN.
Ob. cit., p. 24.
383
Tratado de Derechos Reales
550 ALBERTARIO enumera importantes consecuencias: "la adquisición de la posesión sin que, tal vez, la cosa sea
aprehendida o esté al menos en presencia del adquirente; la conservación de la posesión a favor del ciudadano hecho
prisionero, del ausente, del pupilo que contrata sin la auctoritas tutoris, aunque falte la possessio corpore, la generalización
de esta regla, que en el Derecho clásico era una excepción, animo retineturpossessio". ESPÍN. Ob. cit., p. 26.
551 SAVIGNY F. Tratado de la posesión (1866), trad. de H. STADLER.
384
Naturaleza jurídica de la posesión
385
Tratado de Derechos Reales
553 En efecto, ALVAREZ CAPEROCHIPI, concluye: Una vez asumido el carácter de la posesión como apariencia
social significativa y como exteriorización de la propiedad, podemos intuir la unidad global que la apariencia otorga
al sistema patrimonial; como medio de transmitirla {traditio), como medio de adquirir y prueba (usucapión), como
medio de pérdida (abandono y prescripción extintiva), como título de ejercicio de derechos (v. gr, retracto, el
retrayente habitualmente no prueba su propiedad), como preferencia en el disfrute (uso, frutos...), derecho de
retención, etc. Ob. cit, p. 86.
386
ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA
RELACIÓN POSESORIA. LA POLÉMICA ENTRE
SAVIGNY Y JHERING( )
CAPITULO III
269. LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS EN ROMA
Sin duda este es un tópico absolutamente debatible. Su tratamiento en el
derecho moderno depende de la postura que se adopte: subjetiva, objetiva o mixta.
Sin embargo, en no poco contribuyen a despejar las dudas las fuentes clásicas.
La poseción en el Derecho Romano —ya se ha dicho— es hija y producto de la
práctica social. Se encuentra al margen del ius civile. Este no la toma en consideración,
sino en cuanto enderezada a la obtención de un derecho: la propiedad. Ello no
impide, empero, que en tanto poder de hecho tenga determinada protección jurídica.
Para la configuración de la posesión, es menester que hayan dos elementos; uno
material, el hecho de tener el bien físicamente en su poder, y otro intencional, el animus,
que es la intención o voluntad de conducirse como si fuera dueño respecto al bien; es
el llamado luego por los comentadores, animus domini. En buena cuenta se posee
corpore et animo{6m. En esta época, la distinción de la posesión con la tenencia, está dada
por un elemento intencional distinto, menor, por así decirlo; no es que el detentador
carezca de animus, tiene conciencia de tener y retener el bien materialmente en su
poder o señorío: es la affectio tenendi. Aunque la ausencia de animus domini originaba que
el detentador no gozara de la protección de los interdictos554.
Los romanos consideraron pues dos elementos en toda relación posesoria, a
saber: corpus y animus. Eso está probado por los textos y fuentes (PAULO, ULPIANO,
PAPINIANO, POMPONIO, GAYO). LO cual no impide sostener que en la práctica ambos
elementos constituían una sola noción. La teoría moderna ha desglosado esta idea,
más que nada con fines pedagógicos.
Posesión y tenencia guardan una relación paralela en los diversos estadios
evolutivos en el Derecho Romano, que la alta doctrina ha sintetizado así:
I. La posesión en la época clásica tiene una característica tripartita: a) pos- sessio
naturalis, que es la mera detentación, improductiva de efectos jurídicos; b)
la possessio, o sea, la posesión verdadera o ad interdicta; y c) la possessio civilis, es
decir, la posesión tutelada por los interdictos, más la acción publiciana, y
que conduce a adquirir la propiedad por la usucapión (possessio ad
usucapionem) (BONFANTE, RICOBONO, ALBALADEJO).
II. En el derecho justinianeo la posesión se caracteriza por una bipartición: a)
possessio naturalis, que comprende la antigua possessio y la mera detentación
554 Más adelante veremos algunos casos de los llamados en esa época "detentadores" que, como el acreedor
pignoraticio, el precarista y el secuestratario, gozaban de protección interdictal.
389
Tratado de Derechos Reales
390
Elementos constitutivos de la relación posesoria. La polémica entre Savigny y Jhering
entonces respecto de este bien no sería suficiente para hacer adquirir en principio la
posesión".
El corpus —agrega SAVIGNY—557 "supone un acto externo y visible que revela la
existencia de una dominación de hecho sobre la cosa misma; pero las condiciones de
hecho que han de engendrar la efectividad de esta toma de posesión en sentido
moral, son: 1, la disponibilidad de la cosa; 2, la posibilidad directa e inmediata de
someterla a su poder físico; 3, y por último, la de excluir toda intromisión de
extraños". Esta idea de dominación constituye la esencia de la tesis savigniana, lo cual
implica no el que el bien esté bajo su inmediata custodia. Por ello exigía la presencia,
la custodia.
"Quien tiene una moneda de plata en la mano es sin contradicción poseedor de
ella. Es de este caso y de otros semejantes que se ha deducido la idea de que el
contacto físico debe ser esencial para adquirir la posesión. Pero en este ejemplo existe
otro hecho que concurre accidentalmente con el contacto físico: es la posibilidad
material de hacer con la cosa lo que se quiere, con exclusión de toda injerencia
extraña", clarifica SAVIGNY. Prueba su tesis basándose en un pasaje de PAULO, "que
determina, no para un caso especial, sino como una regla general, que el contacto
físico no es precisamente necesario para adquirir la posesión, pues la simple
presencia es bastante también ('no es necesario tomar la posesión corporalmente y
con la mano, sino que también se toma, con la vista y con la 'intención', PAULO, Digesto,
libro XLI, título II, N° 21)" 558 . Es decir que no siempre que se necesita coger
materialmente un bien, a veces basta con la vista o la intención.
En opinión de SALEILLES, para SAVIGNY "el corpus no es el poder sobre la cosa, sino
el que esta se halla colocada bajo la potestad, o mejor dicho, bajo la guarda directa del
poseedor".
Como bien anota SALEILLES, la custodia no es una extensión, sino el fondo
mismo de la teoría de SAVIGNY: el poder material por la dominación se puede
manifestar de distinto modo que por la tenencia material: estar dispuesto a apre-
henderla al menor peligro de expoliación, como si la hubiésemos tenido ya en
nuestras manos, o sea, la posibilidad inmediata de aprehensión, y como garantía de
ella, la presencia cerca del objeto, o en su defecto, la custodia practicada por la
seguridad material y el poder de ampliación que procura la cosa con los que la
guardan; debe haber posibilidad inmediata, de lo contrario un tercero la aprehenderá
y el poseedor deja de ser dominador exclusivo559.
Algunos discípulos de SAVIGNY (RANDA, WINDSCHEID, GOLDSCHMIDT) atribuyeron un
carácter secundario a esta idea de actualidad o custodia, contentándose con la
posibilidad de dominación, sin exigir que forzosamente sea inmediata. No obstante si
391
Tratado de Derechos Reales
ello sucede, la teoría de SAVIGNY viene a tierra560. También algún sector de la doctrina
contemporánea, especialmente argentina, advierte que las críticas a SAVIGNY se dirigen
a las teorías "suplementarias" de este, como la "condición de presencia" y la
"custodia"561. Eso, como se ha visto, no es así.
392
Elementos constitutivos de la relación posesoria. La polémica entre Savigny y Jhering
393
Tratado de Derechos Reales
• otros en los cuales hay dicha posibilidad sin que sea seguida directamente de posesión; de modo que el concepto de
posibilidad de dominación no es la idea inseparable y el factor determinante de la teoría de la posesión; hay, por
consiguiente, que buscar otra cosa, y el concepto de SAVIGNY¡ queda reconocido incapaz de explicar por sí mismo
la teoría de la posesión. Ob. cit., p. 72.
572 SALEILLES. Ob. cit., p. 128.
actualidad, ni, por último, que exista todavía el dominio del hombre sobre la cosa, suponiendo que lo haya habido
alguna vez".
SALEILLES estima que debe examinarse un conjunto de circunstancias externas que caracterizan la relación que
tiene establecida con el bien (la toma de posesión material generalmente es el estado de hecho y la apropiación); pero,
excepcionalmente, puede ocurrir que haya alguien que deba ser considerado como el señor actual del bien, sin que
haya toma alguna de posesión material. Ob. cit., p. 129-
574 SALEILLES. Ob. cit., p. 133.
575 SALEILLES. Ob. cit., p. 160.
576 ALLENDE. Ob. cit., p. 354.
394
Elementos constitutivos de la relación posesoria. La polémica entre Savigny y Jhering
395
Tratado de Derechos Reales
propiedad para otro, será tenedor. En el primer caso, el animus possidendi se transforma
en animus domini, resultando sinónimos, y se contrapone al animus detinendi del
detentador.
SAVIGNY estima que esta tesis del animus domini se aplica incluso al que no aspira
a la propiedad "porque aquel que quiere tener una cosa sin reconocer el derecho de
propiedad a otro, tiene siempre el animus domini", el que no se atribuye la propiedad a
sí mismo ni a otro579.
El animus domini "consiste en la voluntad de disponer de hecho de una cosa para
sí, conservándola con un fin especial, como lo haría el propietario, y sin reconocer
derecho de dominio en otro".
Sin embargo, como el derecho justinianeo concedió protección a ciertos casos
(relaciones) en que el sujeto carecía de animus domini, por reconocer la propiedad de
quien la recibió, que no eran sino casos típicos de detentadores como el acreedor
prendario, el precarista y el secuestratario, SAVIGNY se vio obligado a reconocer lo que
llamó "posesión derivada".
Afirmaba que la posesión era un valor transmisible como cualquier otro
derecho con valor patrimonial, y en algunos casos excepcionales se consideraba
transmitida por el poseedor originario al detentador580. En suma, hay dos clases de
posesión: una originaria y otra derivada. La primera se ejerce con animus domini, al
paso que la segunda se da en casos excepcionales, en los que el propietario del bien,
manteniendo su derecho de propiedad, transfiere a un tercero el ius possessionisgi8). Esta
tesis de la posesión derivada fue criticada acerbamente, y con pleno fundamento.
Tanto que muchos de sus epígonos han pretendido dejarla de lado, sosteniendo que
es un aspecto supletorio. Pero esto no es así, pues ataca a la esencia misma de su tesis,
ya que considera a la posesión como un mero hecho, que solo se asemeja a un derecho
por sus efectos.
Para JHERING, "lo anómalo no serían los casos de detentadores que gozasen de
interdictos como en la teoría de SAVIGNY, sino al contrario, los casos de detentación en
que falta tutela interdictal, como en el arrendatario, depositario y comodatario"581.
JHERING cree que la excepción consiste en haber sido excluidos de la protección
interdictal el arrendatario, el depositario y el comodatario.
SALEILLES afirmaba que solo hubiera podido admitirse si el derecho real hubiera
reconocido que el poseedor podía libremente enajenar su posesión. Pero los textos
niegan esto: en Roma no podía ser materia de contrato la atribución de la posesión,
sino que esta dependía de ciertas circunstancias de hecho expresamente reconocidas
y determinadas por la ley, independientemente de la voluntad en contrario de las
partes. Esto equivale a decir que la posesión por sí es intransmisible y que no hay en
rigor, posesión derivada (SALEILLES).
396
Elementos constitutivos de la relación posesoria. La polémica entre Savigny y Jhering
582 PAPAÑO. Ob. cit, p. 40; RUSSOMANNO. Ob. cit, pp. 28 y 29.
583 JHERING, ha voluntad en la posesión, p. 22.
584 JHERING. Ob. cit, p. 33.
397
Tratado de Derechos Reales
398
Elementos constitutivos de la relación posesoria. La polémica entre Savigny y Jhering
399
Tratado de Derechos Reales
400
Tratado de Derechos Reales
401
Tratado de Derechos Reales
X = a + oo + c
Y =a+c
y para la teoría objetiva será:
X = a +c
Y =a+c-n
Lo común en ambas fórmulas es a + c. Conforme a la teoría objetiva, aquí ya
hay posesión; para la subjetiva, no engendra más que la tenencia. Las dos teorías
coinciden en que la descomposición de la acción posesoria, en posesión y en
tenencia, resulta de la unión de otro elemento. Según la una, es este un factor negativo:
-n; según la otra, es positivo: + La primera tiene por punto de partida la posesión; la
segunda, la tenencia; para aquella, la adición del elemento diferencial cambia la
posesión en tenencia, la relación posesoria desciende del grado en que se encontraba en
un principio: para esta, la detentación es la que se convierte en posesión, la relación
posesoria sube del grado inferior, la tenencia se eleva así a posesión. El movimiento
dialéctico es opuesto: en uno se produce de abajo a arriba, de lo -a lo +; en el otro, de
arriba abajo, de lo + a lo -.
Sigamos con JHERING, que recurre ahora a la casuística. Los elementos capitales
deben ser demostrados por quien necesita hacerlos valer. De acuerdo con la teoría
subjetiva, aplícase esto al demandante que sostiene tener la posesión en lo tocante al
elemento; oo la simple prueba de a + c solo basta para Y, para la tenencia; para la X es
preciso además oo? esto es, el demandante debe probar el animus rem sibi habendi.
Según la teoría objetiva, para X basta a + c, esto es, el demandante cumple con
probar la existencia exterior de la relación posesoria; corresponde al demandado
probar la negación, -n, esto es, demostrar que una causae detentionis legal, priva en tal
caso, de su defecto ordinario, a las condiciones aparentes de la posesión.
La teoría de JHERING postula que en cada caso concreto, se debe admitir x,
mientras no se procure la prueba de n; ahora bien, si es exacto, es preciso admitir este
de un modo absoluto aun para la teoría abstracta de la posesión, esto es, que donde
quiera que el Derecho Romano no ha decidido referir una solución dada a la
posesión o a la tenencia, debemos inclinarnos a la primera. En tal virtud, formula esta
regla capital: la noción de la tenencia en el derecho real no debe aspirar a función
alguna que no le esté asignada en las fuentes592.
Algunos tratadistas consideran que hay aquí un error593.
JHERING, en su intento de agotar el tema del elemento n, recurre a las fuentes
romanas, ejemplificando casos tanto en la tenencia absoluta, cuanto en la relativa.
■ 402
Elementos constitutivos de la relación posesoria. La polémica entre Savigny y Jhering
X - -c
Y = c-n
Cfr. Russomanno, op. cit., pp. 30-31.
Parece ser que RUSSOMANNO no entiende bien la fórmula de IHERING. Este sostiene que en la posesión corpus
y animus están indisolublemente unidos; este último está inserto en el primero, toda vez que sin voluntad deseada no
habrá jamás posesión. No niega el animus. Lo que sucede es que al esquematizar gráficamente su tesis,
necesariamente debe asignar una letra o categoría a cada elemento.
(733) IHERING. Ob. cit., p. 63-
(734) Ibídem, p. 64.
595 SALEILLES, R. Ob. cit., pp. 169-170.
403
Tratado de Derechos Reales
■ 404
Tratado de Derechos Reales
407
Tratado de Derechos Reales
«HIHH 408
Elementos constitutivos de la relación posesoria. La polémica entre Savigny y Jhering
602 ALLENDE sostiene que esto no quiere decir que la posesión se identifique con la tenencia, sino que la tenencia, en
cuanto a los ataques de que puede ser objeto, es amparada igual que la posesión. Pero la defensa contra los ataques
no es la única consecuencia de la posesión, sino que esta incide también sobre otros aspectos de las relaciones
jurídicas. Ob. cit., pp. 358-359.
603 AVENDANO sostiene que el Código Civil peruano exige que el ejercicio sea de hecho, con lo cual se quiere destacar
dos cosas: en primer término, que se descarta todo elemento intencional: basta el ejercicio fáctico; y, en segundo término,
que no basta ni se requiere un ejercicio "de derecho". Vide. La posesión en el Código Civil de 1984■ Ob. cit., p. 29. En
igual sentido, ARIAS SCHREIBER, Los Derechos Reales en el Código Civil, p. 59. La inevitable e insalvable contradicción
viene a continuación, cuando se habla del corpus: "es poseedor quien se conduce respecto de la cosa como si fuese propietario...".
Los Derechos Reales en el Código Civil, AVENDANO. Ob. cit., p. 29. Si el poseedor se conduce como si fuera
propietario, entonces tiene animus dominñ El poseedor tiene animus, lógicamente, pero un animus de poseedor. Es decir,
el usufructuario, el usuario, el acreedor anticrético, saben que son poseedores, sin embargo no tienen ningún interés
en conducirse como propietarios, se conducen como titulares de ese derecho real que tienen, nada más.
409
Tratado de Derechos Reales
■ 410
CAPITULO
Sostenemos una tesis novedosa. La posesión soloVIII
nos otorga el uso y el goce de
un bien, es decir, el aprovechamiento económico, de ninguna manera la disposición.
La antigua concepción sostenía esto último —la potestad de disposición- acorde con
su aserto de que la possessio necesita el animus domini. Nosotros hemos demostrado, en
el transcurso de este trabajo, que no es así, el poseedor posee a nombre de no dueño,
a título distinto de dueño, pero no posee en nombre ajeno. Su animus es posesorio. La
posesión, hoy por hoy, es un derecho autónomo de la propiedad.
411
Tratado de Derechos Reales
Así como se ha probado que la posesión no es solo fáctica, sino también de derecho,
ahora nos toca demostrar que el poseedor, cualquiera que sea, no puede disponer del
bien. Y no puede hacerlo, precisamente porque no es el dueño. Veamos algunos casos
ejemplificativos.
El usufructuario, que es quizá el caso más contundente y posesorio por excelencia,
solo tiene el usus y el fructus, no la disposición. Lo mismo puede decirse del usuario y del
habitador, titulares de derechos menores. El superfíciario puede tener la edificación hasta
un máximo de 99 años (art. 1.031), tras el cual el bien regresa al nudo propietario. El
acreedor garantizado (en la garantía mobiliaria), tampoco puede disponer del bien
recibido en garantía mobiliaria, lo mismo podrá decirse del acreedor anticrético, que solo
tiene el uso y el disfrute del bien inmueble. El arrendatario no puede subarrendar el bien,
bajo pena de resolverse el contrato (art. 1.681, 9o). Ahora bien: ¿qué ocurre si lo entrega
con la aquiescencia del dueño? Pues en ese caso, sencillamente no está ejerciendo el ius
abu- tendi. En cuanto a que el ladrón y el usurpador pueden disponer del bien obtenido
ilícitamente, claro que pueden hacerlo, pero esa posesión es ilegítima, está viciada. Tanto
así que el afectado puede reivindicar el bien, aunque es cierto que los plazos en los bienes
muebles son bastante cortos. Si el propietario no reivindica el bien, entonces el accipiens
adquirirá la propiedad (y con ella la posesión), pero debido a la usucapión, no como
derivación de la posesión viciada.
Todo esto nos conduce a afirmar categóricamente que la posesión otorga a su
titular el uso y el goce del bien (mueble o inmueble), el aprovechamiento económico
(valor en uso), mas no la disposición (valor en cambio), exclusiva del dominus.
En el siguiente gráfico mostramos cómo el dominio se diferencia nítidamente de la
posesión, a la par que esta
última resalta sus atributos.
Usufructuario Usuario
Habitador Superficiario
Acreedor garantizado
Arrendatario
El proyecto
sustitutorio del artículo 896,
recogiendo las críticas y
subsanando los errores,
establece que la posesión solo confiere los atributos del uso y el goce, pero no la
disposición.
412
__ __ r
LA TENENCIA O DETENTACION
413
Tratado de Derechos Reales
415
Tratado de Derechos Reales
416
La tenencia o detentación
argentino, un inquilino, por ejemplo, es tenedor de la cosa alquilada (art. 2.462, Io).
¿Por qué? Porque reconoce en otro la propiedad611. El artículo 2.462 enumera seis
casos de tenencia, pero no es una enumeración taxativa (PAPAÑO).
Además del arrendatario, son considerados tenedores el comodatario, el
depositario, el mandatario, los síndicos en los juicios universales y de las personas
jurídicas, los maridos respecto a los bienes dótales de la mujer, los curadores, etc.
Empero, ya la reforma de la ley argentina N° 17.711 en materia de protección
posesoria, ha equiparado a la tenencia con la posesión, de tal manera que solamente
invisten el carácter de simples tenedores, los llamados servidores de la posesión612.
611 ALTERINI, Atilio A. Derecho Privado, p. 404; PAPAÑO. Ob. cit., pp. 108 y 109-
612 PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ibídem.
417
Tratado de Derechos Reales
el artículo 921 del Código Civil, una protección al detentador, merced a la cual puede
rechazar cualquier agresión a su estatus posesorio(762).
No obstante, la aproximación no significa identificación, aquella solo es en el
campo de la defensa de los derechos de tenedor y poseedor contra ataques de hecho
de que su derecho puede ser objeto(763).
El derecho, tocante a la tenencia, ha marchado vertiginosamente. Ayer el
arrendatario era considerado mero tenedor, hoy, nadie discute que se trata no solo de
un poseedor, sino además del poseedor por antonomasia.
El derecho contemporáneo disminuye la importancia científica de la distinción.
Con óptica objetiva, toda persona que establece o tiene una relación fáctica con un
bien es un poseedor, independientemente del animus\ la codificación dirá en qué
casos hay solo tenencia. Que no son muchos, por lo demás.
(762) Por igual en el Derecho argentino la reforma del Código Civil de VÉLEZ por la Ley N° 17711, se ha traducido en el
reconocimiento pleno de las acciones posesorias tanto al tenedor como al poseedor: artículo 2.490. "Lo mismo
ocurre con los interdictos de retener, de recobrar y de obra nueva (arts. 610- 620 del CP argentino)". Cfr. BORDA,
G., Ibídem.
(763) BORDA, G. Ob. cit., p. 129.
(764) PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., pp. 160 y 161.
Consideramos que hay aquí una contradicción. Si la posesión procede de robo o usurpación, mal puede hablarse de
"verdadera posesión", como sostienen los ilustres juristas franceses. Es una posesión ilegítima, viciada.
(765) MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 214.
419 wmmm¡
293. ESPECIES DE TENENCIA
La tenencia o detentación
616 MESSINEO, Francesco, hace una interesante clasificación de esta materia. Vide. Ob. cit., pp. 215-217.
617 MESSINEO, Francesco. Ob. cit, p. 215.
421
Tratado de Derechos Reales
422
La tenencia o detentación
618 PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., pp. 160 y 161.
423
Tratado de Derechos Reales
pasivo, esto es, rechazar cualquier agresión contra el bien que detente, y, por cierto,
puede retenerlo en garantía de su deuda. Puede asimismo, intentar una acción
restitutoria. Como se observa, el tenedor está actualmente protegido por el derecho,
aun cuando los clásicos consideran que "estos son efectos no de la propia
detentación, sino del orden público, del derecho de legítima defensa y del derecho de
retención" (PLANIOL-RIPERT). Empero, si no es el orden público y la paz social el
fundamento de las acciones interdíctales y posesorias, ¿cuál será entonces? Es
evidente que el derecho moderno defiende y ampara al tenedor. El servidor de la
posesión, verbigracia, si no tuviera la facultad de defender el bien que tiene bajo su
poder, podría ser despojado del mismo por cualquier sujeto.
El hecho de que el inquilino no pueda usucapir, no se debe a que sea tenedor, es
poseedor. Lo que ocurre es que para usucapir no se trata de cualquier posesión, sino
de la posesión en nombre propio y a título de dueño (posesión ad usucapionem).
619 PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit, p. 162.
620 MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 218.
424
La tenencia o detentación
621 Cfr. MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 217; PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit.,
p. 163.
622 En efecto, Code, artículo 2.238 (Vide. PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 164);
Códice, artículo 1.141, apartado 2o, inciso 1 (Vide. MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 217).
623 Según el artículo 2.458 del Código argentino, es precisa una conducta externa inequívoca. BORDA, G. Ob. cit., p. 59.
425
Tratado de Derechos Reales
426
________ CAPITULO
VII
EL SERVIDOR DE LA POSESIÓN^
626 En España, apenas si el artículo 431 del Código Civil se refiere a este instituto, aunque no de modo explícito, como
afirma DORAL. Y ha sido también incorporado en ese Derecho por la doctrina, especialmente introducida por los
anotadores de ENNECCERUS, PÉREZ GONZÁLEZ y ALGUER. Vide. DORAL, José Antonio. El servidor de la
posesión, pp. 213 y 214.
627 DORAL, José Antonio. Ob. cit., p. 214.
628 Aunque autores hay como HERNÁNDEZ GIL, para quien la tesis del servidor de la posesión no encuentra apoyo
normativo en el artículo 431 del Código Civil español. Cf. Ob. cit, p. 152.
427
Tratado de Derechos Reales
629 MAISCH, L, artículos 49 y 55 de la Ponencia Exposición de Motivos y Comentarios del Libro de Derechos Reales del Código Civil.
T. Y p. 162.
630 DORAL, J. A. Ob. cit, p. 212.
631 ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil. T. III. Vol. I, p. 53.
632 HERNÁNDEZ GIL, A. Ob. cit., p. 149.
428
El servidor de la posesión
633 Cf. WOLFF, Martin. Ob. cit., pp. 34-35; DORAL, J. A. Ob. cit., p. 216; HERNÁNDEZ GIL, A. Ob. cit., p. 149;
ALLENDE, G. Ob. cit., p. 365.
634 WOLFF, Martin. Ob. cit., p. 35.
429
Tratado de Derechos Reales
431
Tratado de Derechos Reales
303. ENUMERACIÓN
En este punto es necesario referirse a los elementos conformantes de la relación
posesoria: el sujeto de la posesión, el objeto de la misma y la relación posesoria.
434
Elementos de la relación posesoria
435
Tratado de Derechos Reales
III. En el mundo real pueden dos seres humanos (sujetos) tener juntos (en común) la
posesión de un mismo bien (cosa o derecho). Por ello es que el código habla de
"dos o más personas" que posean un bien "conjuntamente". Estaremos ahí frente a
la coposesión. Lo cual sucederá, verbigracia, en la herencia de cuatro hijos que
suceden a su padre, quienes por entrar junta o conjuntamente en la relación
posesoria, tienen la calidad de coposeedores. Igual puede decirse de dos personas
que usan un mismo automóvil (ambos son coposeedores y, eventualmente,
copropietarios){792).
Sin embargo, no siempre que haya pluralidades de sujetos estaremos frente a la
coposesión. Se necesita que tales sujetos se encuentren en un
436
Tratado de Derechos Reales
640 WOLFF, Martin. Ob. cit., p. 53; HEDEMANN. Ob. cit., p. 58.
641 Así lo sostiene ÁVENDAÑO, J., La Posesión, p. 31.
Elementos de la relación posesoria
437
Tratado de Derechos Reales
tampoco podían ser poseídas las cosas incorporales, "puesto que no se las puede tener
materialmente, corport". Empero más adelante, se extendió la idea de posesión a las
servidumbres, y se admitió que podían ser objeto de una quasi possessioü98\
Aparece evidente entonces que originariamente fueron objeto de la posesión solo las
cosas. Luego la noción se extendió a los bienes incorporales (derechos). En esto cumplió un
activo papel la propiedad. En efecto, como el derecho (de propiedad) se confundía con el
bien objeto del mismo, terminaron por identificarse. Y a los derechos reales desmembrados
de la misma, terminó por considerárseles susceptibles de posesión. Es decir, que son
susceptibles de posesión los derechos reales recayentes sobre los bienes644.
En nuestra opinión, los derechos reales otorgan una posesión auténtica, no
cuasiposesión, pero en tanto suponen su ejercicio efectivo, no como simple derivación de un
título. Cuando se ejerce el derecho sobre la cosa, no hay duda que es posesión.
Es posible también una posesión en los llamados "derechos intelectuales", es decir, en
los derechos de autor y en la propiedad industrial (derechos de inventor), pero esta propiedad
"es análoga a la posesión de las cosas, no a la posesión de (un) derecho, en cuanto el objeto de
ella es un bien inmaterial, no un derecho (FINZI)"645. Esto es evidente porque los bienes
incorporales tienen trascendencia para el derecho a partir de su materialización: una idea que
no se lleva a la práctica, no goza de la protección jurídica646.
644 Así, CARBONNIER, J. Ob. cit, p. 225; HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit, pp. 255 y 256.
645 Vide. MESSINEO, Francesco. Ob. cit, p. 210.
646 PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ob. cit, p. 215.
647 Ley Ia de la Partida. Vide. SÁNCHEZ ROMÁN, F. Estudios de Derecho Civil. T. III, p. 412.
648 SANTOS, J. Ob. cit, pp. 50 y 51.
438
Elementos de la relación posesoria
es difícil imaginarse un poder de hecho sobre tales; por lo cual, en principio, no se daría649. Lo
mismo puede decirse del anterior código argentino, que en su artículo 2.311, estipulaba que
solo son cosas los objetos materiales susceptibles de tener un valor económico650.
La doctrina dominante —entre ella, la nuestra— considera que hay que comprender
dentro de la posesión a la referida a los derechos reales, en cuanto recayentes sobre los bienes
ajenos: possessio iurism6).
Existe una notoria diferencia entre titular de un derecho y poseedor de un derecho:
"titular o sujeto de un derecho es la persona a quien pertenece el poder jurídico en que aquel
consiste; poseedor de un derecho es la persona que de hecho tiene el poder que corresponde a
un derecho"651. Esta idea que la posesión de un derecho es, de todas formas, un poder fáctico,
es muy clara. Supone la possessio iuris un poder o ejercicio de hecho, efectivo, correspondiente
a un derecho (real) determinado652.
439
Tratado de Derechos Reales
653 En efecto, comentando los artículos 261, 263 y 325 del Código argentino, similares a los glosados del código peruano, SALVAT
afirma que "estas palabras están tomadas aquí en el sentido de gozar de un estado determinado, ejercer los derechos anexos a ese
estado, con prescindencia del punto relativo a saber si realmente le pertenece o no", p. 185.
440
Elementos de la relación posesoria
(art. 660). No obstante, ¿existe propiamente posesión de herencia? Para algunos, "estas
palabras están tomadas en un sentido especial, refiriéndose más bien a la investidura de la
cualidad de heredero, que a una posesión propiamente dicha de los bienes dependientes de la
herencia"654.
En cuanto a las universalidades de hecho (universitas facti), la posesión abarca a todos, a
uno o a algunos de ellos. Es el caso de un rebaño o grey, de una biblioteca, etcétera.
654 SALVAT, interpretando el artículo 3-410 y ss. del Código argentino, similar del nuestro. Ob. cit, p. 185. Nosotros estamos en contra
de las ficciones jurídicas, y consideramos posible la posesión de herencia; cuando el de cuius fallece, existe una transferencia de la
posesión de los bienes independientemente del derecho del sucesor o heredero.
655 Así, DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit, pp. 434 y 435.
441
CAPITULO
VIII ANTIGUAS
ESPECIES POSESORIAS
445
Tratado de Derechos Reales
656 Cfr. IGLESIAS, J. Ob. cit., pp. 314 y 315; HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., pp. 29 y 30; ESPÍN. Ob. cit., p. 21;
CASTÁN TOBEÑAS, José. Ob. cit., p. 372.
446
Especies posesorias antiguas
447
Tratado de Derechos Reales
448
CAPITULO
VIII
dominante -iniciado por el Code, y continuado, entre otros, por el código civil
español- y dividía la posesión en: a) natural y civil (art. 466)662; b) posesión de buena y
mala fe (art. 467).
El Código peruano de 1936 no traía un título especial para las diversas clases de
posesión, pero reconoció las siguientes: a) Posesión mediata e inmediata (art. 825); b)
posesión de buena fe (art. 832) y de mala fe (art. 840); c) posesión continua e
interrumpida (art. 875); d) posesión ad usucapionem de inmuebles (art. 871) y de
muebles (art. 893).
662 Código Civil peruano de 1852, artículo 466: "Hay posesión natural por la mera aprehensión corporal de la cosa; la hay
civil por ministerio de la ley, aun sin dicha aprehensión".
663 HERNÁNDEZ GIL, A. Ob. cit., pp. 116-117. El trabajo de este tratadista es, tocante a este tema, sencillamente
magistral, y significa, a nuestro ver, un giro copernicano en la concepción de la posesión.
449
Tratado de Derechos Reales
450
Tocante a la primera, el derecho germano considera que es poseedor en
nombre propio "el que en
La posesión posea una cosanacional
la codificación como a él perteneciente" (BGB, art.
872). Según Martin WOLFF: "NO es menester que le pertenezca realmente, ni
que él mismo crea que le pertenece"(823). Por eso el ladrón es poseedor en
nombre propio. Lo importante es que "la posea como una cosa que le
pertenece, que su posesión constituya expresión o representación de la
propiedad". Esto origina que comprenda tanto la posesión de la
propiedad, cuanto la que otorga la titularidad de un derecho (real).
Esta adquisición de la posesión se hace de dos modos: voluntariamente (lo
cual decide la dirección de esa voluntad). Aquí la posesión en nombre
propio es similar a la possessio romana. Puede tener voluntad incluso el
incapaz de obrar: el niño, verbigracia, puede adquirir posesión en nombre
propio, mediante la apropiación (aprehensión) o entrega; también se puede
adquirir la posesión sin voluntad: es el caso del "depositario que herede al
depositante, pero que estime erróneamente que el heredero es un tercero,
será poseedor en nombre propio, a pesar de su voluntad de seguir
poseyendo como depositario"(826). También es el caso de otros(827).
II. En una segunda interpretación (en términos amplios), se introduce en la
posesión en concepto de dueño, junto al dueño, a todos los titulares de
derechos reales y a los que posean en ese concepto. En suma,
ampliamente, hace referencia a todos los derechos reales(828). Esta segunda
solución es la más ordenada, y cubre ella toda la usucapió.
En resumidas cuentas, cabe concluir diciendo que la posesión en nombre
propio, comprende: la posesión, como contenido de los derechos, donde
no solo el propietario, sino el usufructuario, el arrendatario, el depositario,
el comodatario, sin lugar a la posesión en nombre ajeno, ejercen asimismo
la posesión por sí o en nombre propio(829).
Esta es la moderna y revolucionaria concepción de la posesión, y que
Antonio HERNÁNDEZ GIL da al artículo 432 del código español(830). Y
451 hh^
con la cual coincide Jaime SANTOS BRIZ666 a diferencia de la vieja doctrina hispana, que
todavía hoy sustentan algunos (ETratado
SPÍN667, A
deLBALADEJO )668, para los cuales el arrendatario y
Derechos Reales
los que poseen los demás derechos reales, son tenedores, poseen en nombre ajeno.
666 En efecto, SANTOS BRIZ sostiene que "el arrendatario es hasta cierto punto poseedor en concepto de dueño, excluida su aptitud para
usucapir la cosa", y, citando a HERNANDEZ GIL dice que poseedor en concepto de dueño no es el dueño o el que posee en cuanto,
sino el que posee como dueño, abstracción esta de que lo sea", p. 40.
667 ESPÍN, D. Ob. cit, pp. 29-30.
668 ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit, pp. 48 y 49.
669 HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit, p. 133.
670 Código Civil español, artículo 431: "La posesión se ejerce en las cosas o en los derechos por la misma persona que los tiene y los disfruta,
o por otra en su nombre".
671 HERNÁNDEZ 452GIL. Ob. cit, p. 129.
posesión no es poseedor, es detentador. El poseedor en concepto distinto de dueño, en cambio,
no posee en nombre ajeno.
La posesión en la codificación nacional
Por eso mismo hay que refutar definitivamente la arcaica teoría que considera al
arrendamiento, al comodato, a la garantía mobiliaria (antes, prenda),.etc., dentro de la posesión en
nombre ajeno y que identifican con el tenedor672. Y para justificar ello, recurren a ficciones, como
hablar de una posesión dual, posesión en nombre propio y posesión en nombre ajeno (tenencia).
Así, el propietario que habite el piso de su casa, como subarrendatario de su inquilino, reunirá esas
dos cualidades.
Esta es la noción en esencia, y no es solo "una diferencia de palabras y nada más", como cree
ALLENDE680.
¿Cómo se establece la relación entre ambos poseedores? Obviamente a través del título.
El tema podemos esclarecerlo con algunos ejemplos: 1) la acción reivindicatoría (art. 927).
¿Qué es lo que persigue la rei vindicatio? No puede ser sino la restitución de la posesión, ya que no
la propiedad; esta la prueba con el título. Si no existiera esa relación espiritualizada, ese nexo,
entonces no podría reclamar el ius possessionis del poseedor inmediato; solo el ius possidendi del dueño
explica la acción; 2) lo mismo sucede con los bienes muebles perdidos (arts. 932 y 933). Quien
encuentra un bien perdido, no adquiere la propiedad ni la posesión. El dueño puede recuperarla
en cualquier momento; se estima que no ha perdido la possessio; 3) la presunción de posesión en el
tiempo intermedio (art. 915), etcétera.
681 Que todavía recoge GALINDO GARFIAS, al analizar el artículo 905 del código peruano. Ibídem.
POSESIÓN LEGÍTIMA E ILEGÍTIMA
682 SALVAT estima que en el Código argentino (anterior) no hay aplicaciones que demuestren el interés práctico de ella, siendo su valor
teórico, pero reconoce que sirve de antecedente para las otras dos clasificaciones, o sea, la posesión de buena y mala fe (art. 2.356 del CC
argentino) y la posesión viciosa opuesta a la que no lo es (art. 2.364). Su fuente ha sido FREITAS. Ob. cit., p. 71.
683 Y así también creía CASTAÑEDA cuando definía a la posesión legítima como aquella que "emana de un título, deriva de un deecho real,
de un acto jurídico, que deberá ser válido", p. 100.
684 AVENDAÑO estima inobjetable el título, pero ilegítima la posesión, p. 34. Sin embargo, considerando que el título que otorga un
usurpador no puede ser inobjetable, es inválido. En otras palabras, formalmente puede ser válido, pero en su fondo no lo es, y esto
último es lo que prevalece.
459
Tratado de Derechos Reales
ilegítima, toda vez que el poseedor carece de facultad para arrendar, en este caso, su
derecho está viciado.
Posesión legítima, en suma, es la que nace de un título legal válido, es decir,
cuando sea el ejercicio de un derecho real o personal, siempre y cuando se haya
constituido de acuerdo con la ley(851). Nadie puede tener un derecho legítimo e
inimpugnable, cuando procede de una posesión viciada.
No necesariamente deriva del derecho de propiedad. Veamos. El usufruc-
tuario (y por extensión, el usuario, el habitador, el superficiario) es poseedor legí-
timo, pues su derecho procede del propietario, pero el subarrendatario no obtiene su
derecho del dueño, sin embargo es poseedor legítimo. Á su vez, igualmente el
usufructuario —si está autorizado— podría ceder su derecho, y el cesionario, posee-
dor legítimo, no deriva su derecho del dueño. En realidad se necesita un título legal
válido, y los anteriores lo son.
También es legítima la posesión ad usucapionem, vale decir, la de quien adquiere
un bien de un non-dominus, pero que obtiene un justo título (título imperfecto), el cual
lo saneará por el transcurso del tiempo.
(851) Por eso el Código argentino anterior la definía así: "La posesión será ilegítima, cuando sea el ejercicio de un derecho
real, constituido en conformidad a las disposiciones de este código" (art. 2.355, Ia parte). La Ley N° 17.711,
reformadora del Código argentino ahora derogado, introdujo como último párrafo del ■ mismo artículo el
siguiente: "Se considera legítima la adquisición de la posesión de inmuebles de buena fe, mediante boleto de
compraventa". AREÁN, Beatriz. Ob. cit., p. 112.
(852) El Código argentino anterior decía que hay posesión ilegítima, "cuando se tenga sin título o por un título nulo, o
fuere adquirida por un modo insuficiente para adquirir derechos reales, o cuando se adquiere del que no tenía
derecho a poseer la cosa, o no lo tenía para transmitirla" (art. 2.355, 2 a parte del CC argentino).
(853) AREÁN, Beatriz. Ob. cit., p. 111.
ii}mmm 4óo
Debe existir, en suma, equivalencia entre el modo y el título. Quien
adquiere la posesión a través de un arrendamiento (título) que otorga un
poseedor no autorizado, es poseedor ilegítimo, porque el modo (causa
Posesión legítima e ilegítima
remota) está viciado. Igual sucede con la renta vitalicia que no se constituye
por escritura pública (art. 1.925) o con la donación (título) de objetos
muebles que supere los 30 sueldos mínimos vitales, que no se constituye a
través de escrito de fecha cierta (modo), según el artículo 1.624.
Recurrimos a la jurisprudencia para ilustrar el tema:
1. La noción de título se ha convertido en el nuevo dolor de cabeza de
nuestros magistrados. Título, en nuestro Derecho civil (Código Civil),
significa causa fuente de nuestro derecho; si bien la sentencia (Cas.
N° 4098-2007 de Lima) menciona algunos ejemplos de "título" en el
cuarto considerando (arrendamiento, usufructo, uso, comodato,
superficie, anticresis), a la vez también enumera a la propiedad, lo cual
implica que ahí confunde "título" con "título de propiedad". Es
comprensible entonces que establezca erradamente que la "escritura
pública de transferencia de posesión" de la demandada, constituye
"justo título" (considerando primero), que, a su vez, es otro concepto.
Pero además, y esto es muy grave, en su afán de "esclarecer" el tema,
incurre en otros errores. Sostiene: "es preciso diferenciar, además, la
posesión ilegítima de la posesión precaria. El poseedor ilegítimo es
aquel cuyo título de posesión adolece de algún defecto formal o de
fondo; en cambio el poseedor precario es quien ejerce la posesión sin
título alguno, sea porque nunca lo tuvo o porque el que tenía ya
feneció" (considerando quinto). Aclaremos: la posesión es ilegítima no
porque adolezca de algún defecto formal o de fondo; puede su título
ser intachable, pero, por ejemplo por vencimiento, el mismo se
transforma en ilegítimo. De esta forma, la posesión precaria es
posesión ilegítima, y, además, como asevera CUADROS VILLENA, es
posesión ilegítima de mala fe, porque a sabiendas de que su título ya
feneció o caducó, continúa poseyendo.
La sentencia hace una interpretación mecánica de lo que es la posesión
precaria: cree que en el artículo 911 del Código hay solo dos
supuestos; por ello agrega: "Para contrarrestar la pretensión en su
contra, el poseedor deberá acreditar el título que justifica su posesión,
aunque este tenga la calidad de inválido, ya que no se configura la
ocupación precaria cuando la parte demandada ostenta un título
vigente que justifica su posesión, no siendo objeto de discusión la
validez o no de dicho instrumento a través de este proceso"
(considerando quinto).
En otras palabras, si un poseedor tiene un título aunque sea inválido,
pero es un título vigente, entonces "no se configura la ocupación
precaria" (sic). Aquí se confunde un proceso real con uno personal. Un
título inválido no existe, por ende, equivale a no tener título. No se
trata de discutir esto o no en un proceso distinto; simplemente, al
462
Tratado de Derechos Reales
(858) El Código agrega la causal de ignorancia, el anterior solo contemplaba la posibilidad de error. Para AVENDAÑO:
"Esto parece del todo justificado en un país como el nuestro donde existe un alto grado de analfabetismo y por
consiguiente una gran posibilidad de desconocimiento o ignorancia del derecho escrito...", p. 34.
(859) En efecto: "La buena fe debe entenderse en su acepción puramente sicológica de ignorancia o error que padece y no
a la manera del artículo 1.134, párrafo 3o del Code que la inviste de un significado moral de lealtad u honradez para
con otra persona". Vide. CARBONNIER, p. 222.
kmmmw 464
En la teoría y legislación antiguas, la idea de buena fe aparece ligada exclu-
Posesión legítima e ilegítima
sivamente a la propiedad. De suerte que buena fe era la creencia de que el bien se
obtenía del propietario o del no-propietario689. Así, por ejemplo, adquiere de buena
fe quien compra un inmueble de alguien al que considera dueño, aunque finalmente
se establece que es un non-dominus. Hasta aquí la tesis es correcta —se trata de la
posesión que conduce a la usucapión—, si bien no la única. Por eso consideramos
que el código legisla bien en el artículo 906: es poseedor de buena fe quien cree en la
legitimidad al adquirir la posesión (no la propiedad) del bien, aunque desconozca la
invalidez del titular. Se trata de una norma importante, que contribuye al desmontaje
del sistema jurídico basado solo en el dominio.
689 Así la define el viejo Código español todavía vigente, en su artículo 1.950: "La buena fe del poseedor consiste en la
creencia de que la persona de quien recibió la cosa era dueño de ella, y podía transmitir su dominio". Por ello
SANCHEZ ROMAN escribe que posesión de buena fe "es la que se funda en justo título, mediante el cual se cree
por el poseedor haber adquirido el dominio de la cosa", p. 408.
690 HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., p. 239-
691 Cfr. MAISCH, L. Exposición de Motivos y Comentarios del Libro de Derechos Reales del Código Civil, p. 167.
466
Hay dos casos que ponen términoTratado de Derechos Reales
a la buena fe:
1. Existirá buena fe hasta el momento en que el poseedor se entere o cerciore
de la ilegitimidad de su posesión; a partir de ahí el poseedor sabe, conoce
que su posesión es indebida, o sea de mala fe. Cualquier medio le hará
conocer que su posesión es ilegítima e indebida. Por ejemplo, si leyendo el
periódico se entera que su arrendador del inmueble que ocupa es un simple
usurpador. Parece ser que, en este extremo, el código hace referencia a la
toma de conocimiento extrajudicial, pues la otra hipótesis surge
exclusivamente de lo judicial.
2. La buena fe termina obligatoriamente cuando es emplazado en un proceso
judicial. Desde ese momento el poseedor sabe que su título posesorio es
inválido, nulo o inexistente. Automáticamente se convierte en poseedor de
mala fe. Bien se trate de un derecho personal o real. Igualmente la citación
judicial constituye en mora al deudor (art. 1.333) y eso lo obliga a pagar los
daños y perjuicios (art. 1.336).
Pero lo más importante está referido al poseedor usucapiente. En efecto, la
citación con la demanda interrumpe la prescripción, o sea el decurso hacia la usucapió
(argumento por analogía del art. 1.996, 3o). Ejemplo: el poseedor es demandado por
el propietario reivindicante.
No obstante, el codificador ha cometido un desliz cuando dispone en la parte
final del articulo 907 que la buena fe dura hasta que sea citado enjuicio, "si la
demanda resulta fundada". Este añadido sencillamente debe ser eliminado.
Independientemente del resultado del proceso, por el solo hecho de haber sido
emplazado judicialmente, el poseedor tórnase de mala fe692. No hay que olvidar que
estamos hablando de un poseedor ilegítimo. Su título es inválido, nulo o inexistente;
el hecho de que la demanda sea declarada infundada o improcedente, no puede
tornarlo en un título legítimo, válido. Sin duda hay en el artículo 907, in fine, un
contrasentido lógico.
692 En sentido contrario, AVENDAÑO: no toda citación judicial deberá producir efecto de interrupción de la buena fe.
Podría ocurrir que la demanda interpuesta contra el poseedor ilegítimo sea declarada infundada, con lo cual la buena
fe del poseedor con seguridad habrá de reafirmarse, p. 35. Discrepamos de esta opinión, por considerarla
equivocada. La posesión de mala fe no puede volver a convertirse en una de buena fe, porque ambas son
modalidades de posesión ilegítima; una vez que se toma conocimiento de la ilegitimidad de la posesión, esta no
puede ya tornarse en legítima. ¡Es absurdo!
■ 467
Tratado de Derechos Reales
que ampara la presunción, y esto es lo que ha de demostrar que no es así quien aduzca
la mala fe"693.
468
Posesión legítima e ilegítima
337. POSESIÓN ILEGÍTIMA DE MALA FE
La posesión de mala fe es, a fortiori, absolutamente ilegítima.
El código no tipifica la mala fe. La posesión ilegítima es de mala fe cuando el
poseedor tiene pleno y cabal conocimiento (conciencia) de su ilegitimidad. Aquí no
existe ignorancia ni error en cuanto a la adquisición de la posesión; sabe que su título
es inválido o que simplemente es nulo, inexistente (argumento a contrario, art. 906).
En otros términos, la posesión de mala fe tiene dos orígenes causales: la falta
(ausencia) de título o el conocimiento de los vicios invalidatorios.
Por consiguiente, el poder fáctico del poseedor va acompañado del conocimiento
del poseedor de lesionar el derecho ajeno695.
La posesión de mala fe está relacionada siempre, por oposición, al dominio. No
puede ser nunca manifestación del ius possidendi. Toda posesión ilegítima es de mala
fe, y se presenta en quien tiene el ius possessionis.
Es poseedor de mala fe el ladrón de un bien mueble y el usurpador de un
inmueble (falta de título); el subarrendatario que contrata con el locatario a sabiendas
que este no está facultado para ello (título inválido). En el poseedor precario pueden
presentarse cualquiera de los supuestos (falta de título o invalidez de él).
En la mala fe hay tres hipótesis: a) la prueba de la mala fe desde el origen de la
posesión; b) la prueba de la mala fe en tiempo posterior al comienzo de la posesión y
anterior al emplazamiento judicial; c) mala fe resultante de la citación
(emplazamiento) judicial (HERNÁNDEZ GIL). Evidentemente, en cualquiera de estos tres
casos, el obligado a probar la mala fe del poseedor es el contradictor.
469
Posesión legítima e ilegítima
338. EFECTOS DE LA MALA FE
El poseedor de mala fe resulta de ordinario perjudicado, incluso a veces en
forma severa. Salvo uno, prácticamente no tiene derechos, sino obligaciones.
696 Estamos conformes con AVENDAÑO, para quien "la sanción es extremadamente grave". "Lo cual significa que si
el poseedor no percibió frutos, por su culpa o por la razón que fuere, deberá en todo caso pagar su valor estimado al
tiempo en que los debió percibir", p. 34.
697 Así, MAISCH, L. Exposición..., p. 168.
470
V Derecho a las mejoras necesarias. Quizá el único derecho del poseedor de
mala fe. De acuerdo con el código, las mejoras (útiles) no son reem-
bolsables si son hechas de mala fe, es decir, después del emplazamiento
judicial, salvo las necesarias.
El Anteproyecto de Lucrecia MAISCH VON HUMBOLDT contemplaba el derecho a ser
reembolsado por las mejoras necesarias y a separar las útiles, si es dable separarlas sin
detrimento del bien. CAPITULO VIII
LA POSESIÓN PRECARIA
698 La sentencia de 2 de mayo de 1982 prescribía: "Es precario quien ostenta un inmueble sin título y sin
pagar merced conductiva alguna". N. Leg. 122, p. 350.
699 Cfr. PARRA. Ob. cit., p. 75.
471
Tratado de Derechos Reales
2. La segunda hipótesis del numeral 911 (el titulo pierde validez, eficacia)
sí es novedosa: la posesión se adquirió con título, pero este luego ha
fenecido, ha caducado. Es un caso típico de conversión de posesión
legítima en ilegítima. Parece ser que este precepto ha sido consagrado
por el legislador pensando en el arrendatario. Verbigracia: Pedro
arrienda un inmueble por un año; al cabo de ese plazo, de no mediar
acuerdo con el arrendador, no opera la renovación (reconducción)
tácita del contrato, sino la simple continuación del arrendamiento (art.
1.700). A partir de ese momento, su título ha fenecido, ergo, ha
devenido precario. Su posesión tórnase de mala fe. Aunque no es un
usurpador. Y justamente por eso puede demandar el arrendador el
desalojo en cualquier momento (art. 1.699 del CC).
Veamos algunas aplicaciones de la jurisprudencia más reciente:
i) Los esposos demandantes plantean demanda de desalojo por
ocupación por ocupación precaria, basándose en que son propie-
tarios de un predio rústico, el mismo que se encuentra inscrito en
los registros públicos. Los demandados, por su parte, alegan que la
posesión del predio en litigio proviene de información de los
registros públicos, donde se indicaría que el predio corresponde al
Estado.
Las instancias de mérito dan la razón al demandante. La ejecutoria
(Cas. N° 2306-2009 de Lima) ratifica esto, pues agrega que el
"certificado compendioso" no acredita la legitimidad para poseer
de los demandados; además, "no hay prueba alguna de que el título
del demandante haya sido anulado por la vía jurisdiccional, por
ende no tiene valor alguno la resolución administrativa del
Ministerio de Agricultura (Proyecto Especial de Titulación de
Tierras) que se pronuncia por anular o rescindir el título otorgado a
favor de la esposa del demandante" (considerando segundo). La
ejecutoria estima más bien pertinente el artículo 2.013 del Código
Civil, ya que "un título inscrito en los Registros Públicos no puede
ser anulado, rescindido o resuelto por vía administrativa"
(considerando quinto).
En suma, en este tipo de procesos, la ejecutoria prescribe que "el
objeto de discusión es determinar la posesión precaria de los
demandados y la titularidad del predio por parte del demandante"
(considerando noveno), por lo que la demanda es fundada. 702
473
Tratado de Derechos Reales
ii) Es usual incorporar en los contratos -como en este de compraventa
con reserva de propiedad— una "cláusula resolutoria expresa" (art.
1.430 del CC). Dado que la compradora (demandada) incumplió
con el pago de tres cuotas mensuales, basándose en la cláusula
sétima, el actor (Scotiabank) le envía una carta notarial dando por
resuelto de forma automática y de pleno derecho el contrato
(considerando tercero). En esa virtud, el accionante demanda el
desalojo por ocupación precaria, señalando que el título que
amparaba su posesión había fenecido (considerando primero).
En el presente caso, la ejecutoria (Cas. N° 250-2010 de Lima) declaró la
nulidad de la sentencia de vista (esta había revocado la de primer
grado), que sostenía que la resolución no es automática y que la parte
no culpable (fiel) debía previamente requerir a la parte que incumple
(infiel) para "que satisfaga la prestación incumplida bajo
apercibimiento" (considerando cuarto). La Corte Suprema,
apoyándose además en la Exposición de Motivos oficial del Código
Civil —Exposición de Motivos que nosotros ya hemos utilizado en el
ejercicio de la defensa— y, actuando en sede de instancia, confirmó la
sentencia del a quo, que había declarado fundada la demanda, pues "en
los hechos, la entidad accionante ha cumplido con el ordenamiento
legal al cursar una carta notarial que obra a fojas veintisiete donde
comunica a la demandada su decisión dé dar por resuelto de forma
automática el contrato de compraventa" (considerando octavo)703.
IV En doctrina, específicamente se designa como precaria "a la posesión
concedida a otro por alguien con reserva del derecho de revocarla, a su
voluntad"704. Adicionalmente, en nuestro Derecho es también precario el
que carece de título.
En resumidas cuentas, el poseedor precario es poseedor ilegítimo de mala
fe, mas no es detentador, "posee a nombre distinto de dueño", pero no en
nombre ajeno.
706 CUADROS: "La posesión solo existirá cuando se ejerzan de hecho, o de derecho, las facultades de usar y disfrutar las cosas,
facultades que integran el derecho a la posesión que tiene el propietario, sin las cuales su propiedad quedaría vacía de
contenido". Y agrega contundente: "El poseedor no propietario, quien tenga la relación objetiva con el bien y lo utilice no
puede tampoco disponerlo, ni reivindicarlo". CUADROS VILLENA, C. Ob. cit, p. 160.
475
Tratado de Derechos Reales
2. La posesión se presenta unas veces —muchas veces, mejor sería
decir— en derechos personales (arrendamiento, comodato), y otras
en derechos reales (usufructo, uso, habitación, anticresis, etc.).
3. La posesión se presenta así, en la base tanto de unos como de otros,
como puede observarse en el siguiente gráfico.
Grá
fic Arrendamiento Usufructo -JJso-
o - Comodato Habitación - Superficie
N°
4
Posesión
^mmmm 476
Tratado de Derechos Reales
ejemplo, por "variar los efectos de los actos o hechos antes existentes",
situación que —antes, y no ahora— justificaba "al demandado el ejercicio del
disfrute del derecho a poseer".
3. Cuando dicho título "no genere ningún efecto de protección para quien ostente la
posesión inmediata, frente al reclamante" (considerando N° 61).
Creemos que esta última es una tercera hipótesis y una nueva lectura del artículo
911, y que cambia la dirección señalada en la sentencia en casación N°
4098-2007-Lima, según la cual la hipótesis del título viciado o ineficaz no cabía
aquí.
Por otro lado, la ejecutoria usa correctamente los términos de poseedor
mediato (propietario, administrador, comodante), que habilitan al reclamante a
pedir o recuperar la posesión inmediata.
IV Sin embargo, al mismo tiempo comete un error imperdonable: habla de la "falta de
pago de la renta". Con esto retrocede a la concepción que la Corte Suprema había
elaborado durante la vigencia del Código de Procedimientos Civiles anterior,
cuando no existía la definición del artículo 911 del Código de fondo. Éste, en ningún
momento habla de "falta de pago". Si la sentencia dice que busca "reducir
ostensibleménte los casos de improcedencia", entonces debe corregir esto. Por
ejemplo: si el poseedor mediato demanda al arrendatario con contrato vencido por
la causal de precariedad, este muy fácilmente dirá que paga y que, en consecuencia,
no es precario.
Este yerro se debe a que la sentencia en mayoría todavía no se libera de la
concepción subjetivista-obligacionista de la posesión. ¡El arrendatario con contrato
vencido aunque siga pagando es precario!
Este error lo vuelve a cometer el fallo cuando estatuye como jurisprudencia
vinculante que: "Una persona tendrá la condición de precaria cuando ocupe un
inmueble ajeno, sin pago de renta y sin título para ello, o cuando dicho título no
genere ningún efecto de protección para quien lo ostente, frente al reclamante, por
haberse extinguido el mismo" (fallo, a, 1).
V Supuestos de posesión precaria. La ejecutoria establece varios casos en los cuales
se presenta la posesión precaria, y otros donde no habría precariedad. Con algunos
de ellos, discrepamos.
1. Por haber fenecido el título "que habilitaba al demandado para seguir poseyendo
el inmueble", en los casos de resolución extrajudi- cial de un contrato, conforme
a lo dispuesto por los artículos 1429 (resolución de pleno derecho) y 1430
(contrato con condición resolutoria) (considerando N° 63,1).
El fallo de esta sentencia estatuye que en estos casos se da el supuesto de
posesión precaria por haber fenecido el título que habilitaba al demandado
para seguir poseyendo el inmueble" (fallo, b, 5.1).
2. El caso del fenecimiento de la posesión por conclusión del contrato.
La ejecutoria hace un distingo:
a) El caso del artículo 1704 del Código sustantivo. Cuando hay requerimiento
por la conclusión del contrato para la devolución del inmueble al
arrendador, el arrendatario requerido, se convierte en precario, siempre y
cuando la comunicación sea indubitable (de lo contrario, la demanda será
infundada).
Lo mismo reitera en el fallo, pues "con el requerimiento de la devolución
del inmueble se pone de manifiesto la voluntad del arrendador de poner
fin al contrato" (fallo, b, 5.2).
478
La posesión precaria
b) En cambio, no es precario el supuesto del artículo 1700, cuando hay "solo
vencimiento del contrato", a no ser que haya requerimiento. Resulta
entonces que aunque se haya vencido el contrato, no hay precariedad
automática, ya que "por imperio de la ley, se asume la continuación del
mismo hasta que el arrendador le requiera la devolución del bien"
(considerando N° 63, II). Tras el requerimiento, "recién se puede asumir
que el poseedor ha pasado a constituirse en poseedor precario por
fenecimiento de su título" (fallo, b, 5.3). Ahora resulta que, ¡un simple
requerimiento convierte un derecho personal en derecho real!
Queremos que se entienda algo elemental: un derecho real y un derecho
personal no son lo mismo. La posesión es un derecho real y el contrato es
un derecho personal ¿Se entiende? Pongamos el caso del arrendamiento.
Aquí hay dos planos: (i) el contrato de arrendamiento (derecho personal) y
la posesión del arrendatario, que en la terminología llaman ocupación
(derecho real). Cuando el contrato termina, el arrendatario podrá seguir
pagando, y el arrendador recibiéndole la renta, en cuyo caso hay
continuación del arrendamiento (art. 1700), pero la posesión ha
experimentado un cambio: de posesión legítima se convirtió en ilegítima, y
no precisamente ilegítima de buena fe, sino de mala fe. Por consiguiente,
se ha convertido en posesión precaria707. Es por ello que el código dice que
el arrendamiento concluye "sin que sea necesario aviso previo de ninguna"
de las partes (art. 1699), continuará poseyendo el bien, pero no hay
renovación tácita, sino continuación del arrendamiento, pero el
arrendador podrá solicitar su devolución "en cualquier momento" (art.
1700). ¡El arrendatario se ha convertido en poseedor precario
automáticamente!
c) Los casos de invalidez absoluta y evidente del título posesorio. La
sentencia en mayoría determina que en estos casos el juez "declarará
fundada o infundada la demanda de desalojo por. ocupación precaria,
dependiendo de cuál de los títulos presentados por las partes para sustentar
su derecho, a ejercer la posesión inmediata, es el que adolece de nulidad
manifiesta" (considerando N° 63, III). Lo mismo repite en el fallo (fallo b,
5.3).
Creemos que aquí no se resuelve nada. Repito: la posesión es un derecho
real. Si hay una demanda por ocupación precaria y el título es inválido,
también está incluida en el artículo 911, pues equivale a ausencia de
título708. Si el juez va a evaluar "cuál de los títulos presentados por las
partes" presenta o "adolece de nulidad manifiesta", es entrar a un proceso
de nulidad de acto jurídico (derecho personal) y no a la solución de la
posesión precaria (derecho real).
d) La enajenación de un bien arrendado cuyo contrato no estuviera inscrito
en los registros públicos, convierte en precario al arrendatario respecto del
nuevo dueño, salvo que el adquirente se hubiera comprometido a
respetarlo (art. 1708, 2o). Esto es algo obvio. Se deberá requerir al
arrendatario previamente a la demanda (considerando N° 63, IV). Lo
mismo repite el fallo de la sentencia en mayoría (fallo, b, 5.4).
Reales. T. I., p. 180. Para este autor, esta posesión es con abuso de autoridad, "ya que al fenecer obliga a la restitución y sin embargo no
se cumple con devolver el bien". Agrega: "Es el frecuente caso del arrendatario que sin embargo del vencimiento del plazo del contrato
que fenece su título, continúa la posesión", p. 181.
708 CUADROS considera también que es precario "quien tiene un título nulo o ineficiente para la transmisión posesoria". Ob. cit., p. 180.
479
Tratado de Derechos Reales
e) Si el demandado alega haber realizado edificaciones o modificaciones del
predio —de buena o mala fe—, ello no obsta para que sea considerado
precario, si es que no prueba que tenía derecho "a disfrutar de la posesión
que invoca" (considerando N° 63, V).
El fallo considera que ello "no justifica que se declare la improcedencia de
la demanda", pero deja a salvo el derecho del demandado "a reclamar en
otro proceso lo que considere pertinente" (fallo, b, 5.5).
VI. El problema del título en la posesión precaria. En el considerando N° 20, nota a pie
de página 16, la ejecutoria reproduce el considerando tercero del a quo, argumento
este que ensaya una conceptualización acerca de la esencia del proceso de desalojo
por ocupación precaria que "no consiste en determinar o resolver en definitiva el
derecho de propiedad, sino la validez de la restitución de la posesión en base a
cualquier título válido y suficiente que la justifique, frente a la ausencia o feneci-
miento del que tuvo la parte ocupante"; tal ausencia o fenecimiento del título debe
ser "elemento de probanza y dilucidación".
En efecto, resolver el derecho de propiedad recaerá sobre un proceso de acción
reivindicatoría, que es el proceso real por excelencia, y no sobre un desalojo. Es
importante reflexionar y reiterar, aquí, que la definición que, de la posesión precaria,
hace el artículo 911 del Código Civil, es la de título, pero no de título de propiedad,
sino de título entendido este como causa o fuente del derecho, como causa remota o lejana del
derecho, como puede ser, por ejemplo, que yo tenga la posesión del bien a título de
determinado derecho real (usufructo, uso, habitación, etc.) o a título de un derecho
personal (arrendamiento, comodato). No tener título el demandado, significa no ser
por ejemplo arrendatario, usufructuario, habitacionista.
Pero si esto es así, el mismo fallo del a quo no acierta, pues al enumerar los
presupuestos para que prospere la acción de desalojo, requiere:
1. "Que los actores acrediten plenamente ser titulares del dominio del bien
inmueble" (sic). Entonces se contradice: anteriormente dijo de manera correcta
que el desalojo por ocupación precaria no consiste en determinar o resolver en
definitiva el derecho de propiedad, y ahora sostiene que los actores deben
acreditar plenamente "ser titulares del dominio del bien inmueble".
En sentido recto, el demandante debe probar el título, vale decir, ser
usufructuario, o usuario, o el administrador de los bienes del propietario, pero
no propiamente ser "el propietario".
La sentencia del a quo, agrega dos presupuestos adicionales para que prospere el
desalojo:
2. Que se acredite la ausencia de una relación contractual de arrendamiento entre
el demandante y demandado; y
3. Que para ser considerado precario debe darse la ausencia absoluta de cualquier
circunstancia que justifique el uso o disfrute del bien, por parte de la
demandada.
En efecto, si el demandado prueba ser usufructuario, o arrendatario, etc., no es
precario, porque tendría título, no título de propiedad, sino título como causa
del derecho.
Ahora bien: respecto a este tercer elemento, los demandados alegan poseer
a título de usucapientes, pero esto es un grueso error: 1) porque la
usucapión debe hacerse valer como acción y no como excepción; y 2)
porque la posesión a título de dueño, es una posesión cualificada (art. 950
del CC), y no la posesión simple o común (art. 896 del CC).
480
La posesión precaria
VII. Fijando el concepto de título. Resulta trascendente que se establezca la
"impostergable necesidad" de solucionar "en forma predecible, precisa y
oportuna" los conflictos que se presentan. Al fijar el contenido y establecer "la
conceptualización de la figura jurídica del precario", "de una manera clara y
uniforme", prevista en el artículo 911, prescribe: "cuando dicho artículo en
análisis hace alusión a la carencia del título o al fenecimiento del mismo, no se
está refiriendo al documento que haga alusión exclusiva al título de propiedad,
sino a cualquier acto jurídico {o circunstancia que hayan expuesto, tanto la
parte demandante, como la demandada} que le autorice a ejercer el pleno
disfrute del derecho a la posesión (...), entendiéndose que el derecho en
disputa no será la propiedad sino el derecho a poseer" (considerando N° 51).
El fallo reitera que: "Cuando se hace alusión a la carencia de título o al
fenecimiento del mismo, no se está refiriendo al documento que haga alusión
exclusiva al título de propiedad, sino a cualquier acto jurídico que le autorice a
la parte demandada a ejercer la posesión del bien, puesto que el derecho en
disputa no será la propiedad sino el derecho a poseer" (fallo de la sentencia en
mayoría, b, 2).
Creemos que aquí la Corte Suprema ha experimentado un giro coperni- cano
en cuanto a la conceptualización del título, excepto la parte final, cuando habla
del "derecho a poseer". En este Tratado de Derechos Reales, tomo I,
sostenemos esta noción de posesión y de título, específicamente en el ítem
anterior de posesión precaria709.
En efecto, "título" no es en nuestro ordenamiento civil sinónimo de "título de
propiedad". Título es la causa fuente del derecho, aquello de donde procede
nuestro derecho. Así, para un arrendatario, su título es el contrato de
arrendamiento; para un usufructuario, título es el acto por el cual el propietario
le cede dicho derecho real por un tiempo.
Desde esta perspectiva, hace bien la sentencia en mayoría cuando dice que "la
figura del precario se va a presentar cuando esté poseyendo sin título alguno,
esto es, sin la presencia y acreditación de ningún acto o hecho que justifique el
derecho al disfrute del derecho a poseer" Hasta ahí todo está bien. Pero a
continuación (considerando N° 54), yerra clamorosamente cuando incluye... ial
servidor de la posesión!710.
El fenecimiento del título implica una variación al momento de la interposición
de la demanda, lo cual es "debido a un acto que puede o no depender de la
voluntad de las partes, variación que deja de justificar la posesión del
demandado y, por ende, corresponde otorgársela al demandante, por haber
acreditado su derecho a tal disfrute" (sic) (considerando N° 55). Habría que
preguntarles a los autores de la sentencia, qué significa este texto inentendible.
Hay que resaltar que la ejecutoria no solo se refiere a la "no existencia de
título", sino también a que el acto jurídico que originó el título "contiene algún
vicio que lo invalida", como sería una nulidad manifiesta (art. 219 del CC), o
"cuando siendo válido el negocio jurídico, este ha dejado de surtir efectos por
709 RAMÍREZ CRUZ, Eugenio. Tratado de Derechos Reales, tomo I, supra, N° 341, y Tomo II (título).
(882). Esto no parece ser un lapsus sino algo coherente con el voto en minoría del juez PONCE DE MIER y otros que cita en la nota de
pie de página N° 97 la Casación N° 2105-2004-La Libertad: "La posesión puede ser en nombre propio {possessio pro suo) o en
nombre ajeno (possessio alieno nomine). La primera es la que se ejercita como propietario, animus domini, y conduce a la prescripción
adquisitiva de dominio, también denominada usucapión. La posesión en nombre ajeno reconoce el dominio de otra persona,
como es la posesión del arrendatario, del depositario, del usufructuario, del guardador o guardián, etc.". Esta ejecutoria es una
barbaridad, ya que confunde la posesión en nombre propio con la posesión en nombre ajeno, y estas, a su vez, con el servicio de
la posesión.
481
Tratado de Derechos Reales
alguna causal de resolución o rescisión", aunque "sin que el juez del desalojo se
encuentre autorizado para declarar la invalidez, nulidad, ineficacia, etc., de
dicho acto jurídico, por cuanto ello corresponde al juez donde se discuta tal
situación" (considerando N° 56).
En suma, creemos que, por un lado, la ejecutoria hace un giro radical pues
reconoce que el texto del artículo 911 también comprende al título inválido o
ineficaz, pero por otro, en evidente contradicción, agrega que el juez del
desalojo no está "autorizado" para declarar inválido o ineficaz el "acto
jurídico". Este es un vicio aún no superado por el Poder Judicial. En este
proceso se está discutiendo la posesión (derecho real), no la validez del acto
jurídico (derecho personal). Cuando el juez evalúa si el título del poseedor ya
feneció, caducó o terminó, no está analizando el acto jurídico, está sopesando
la posesión, y, por ende, debe establecer si hay posesión precaria o no.
VIII. Conclusiones. La sentencia del Cuarto Plenario Casatorio Civil, dedicado a la
posesión precaria, contiene algunos avances con relación a la sentencia del
Segundo Pleno Casatorio que versó sobre la usucapión, pero también
evidencia varias deficiencias, las cuales deben corregirse pues por ser
vinculante, debe ser aplicada por los jueces inferiores.
Podemos establecer las siguientes conclusiones:
482
1. Al establecer la sentencia como un principio que, es precario el que
"no paga", la decisión adoptada en mayoría constituye un claro exceso
La posesión precaria
y transgresión pues va más allá del texto del artículo 911 del Código de
fondo y una evidente regresión, una vuelta a la definición artesanal que
la Corte Suprema había elaborado, sobre la base del artículo 970,
párrafo 2o del Código adjetivo anterior, admisible cuando no había
una definición contundente como la del artículo 911 del Código
sustantivo vigente, pero no ahora.
2. No existe un artículo en el Código adjetivo que, frente a una demanda
de prescripción adquisitiva en trámite, disponga que el proceso
sumarísimo de desalojo en general, y de ocupación precaria, en
particular, es improcedente, pues debería estarse a las resultas del
proceso de usucapión.
3. La vía idónea del propietario para recuperar el bien —y para inte-
rrumpir la usucapión— de manos de quien quiere apropiarse de este,
es la acción reivindicatoría, la acción real por excelencia, de prueba
plena y de sustanciación como proceso de conocimiento. No es
posible que se recurra al proceso de desalojo, acción personal y de
tramitación sumarísima.
4. Aunque tardíamente —la doctrina ha señalado esto hace tiempo— la
ejecutoria en mayoría fija correctamente lo que debe entenderse por
legitimación activa para obrar y legitimación pasiva para obrar.
En otras palabras, demandante puede ser el propietario, el admi-
nistrador del bien, o el titular de cualquier otro derecho real (él
usufructuario que confirió a otro su derecho) o personal (el como-
dante). En tanto que demandado puede ser el que disfrutó de la
posesión del bien, pero cuyo título ya venció (arrendatario con con-
trato vencido), o simplemente nunca lo tuvo. En esto último cabe
cualquier poseedor (art. 896), pero también cualquiera que, sin ser
poseedor, resulte ser un detentador, cuya figura más visible es el
servidor de la posesión (art. 897).
483 bhh^
OTRAS CLASES DE POSESIÓN
485
Tratado de Derechos Reales
Advierten WOLFF y RAISER714 que lo que se hereda es el derecho posesorio derivado del
señorío del causante, del que sobrevive al hecho del señorío.
Es un caso de transmisión mortis causa de la posesión. "Sucesor en la posesión es el
heredero como tal, y no el que pase por heredero" (WOLFF). Ahora bien, procesalmente,
¿cómo obtiene la posesión el heredero? En la antigua legislación adjetiva, podía
interponer un interdicto de adquirir (Código de Procedimientos Civiles derogado, art.
994). El nuevo código adjetivo no reconoce este interdicto. Pues bien, si consideramos
que la transferencia de la posesión se produce automáticamente, entonces el heredero no
necesita adquirirla, pues la mantiene y continúa', de suerte que si alguien quiere pasar o
aparecer como poseedor, es decir, el poseedor ilegítimo o el tenedor, el heredero podrá
interponer un interdicto de retención (art. 603 y ss. del CPC). Independientemente de
que pueda hacer valer la acción de petición de herencia (art. 664 del CC) o cualquier otra
acción de índole personal.
Si la posesión civilísima se transmite de derecho, nada impide que el heredero
pueda "apoderarse de hecho de la misma, quien convierte así en señorío efectivo la mera
posibilidad del mismo"; esto es lo que aparece de la legislación alemana (arts. 2.025 y
2.027 del BGB)715.
La transferencia mortis causa se extiende a toda la posesión que tenía el de cuius en el
momento de su muerte, esto es, comprende todas las cargas y deudas del patrimonio,
con la única limitación de que el heredero responde solo hasta donde alcancen los bienes
hereditarios (art. 661). Del mismo modo, la transferencia de la posesión es de la misma
índole de la del causante: como posesión en nombre propio o en nombre ajeno, como
posesión legítima o ilegítima, y si es esta última, como posesión de buena o mala fe.
Fuera del caso anterior (art. 660), la sucesión en la posesión se observa en otros
casos:
1. El albacea designado con plenas facultades para administrar, adquiere la
posesión inmediata de los bienes hereditarios con la aceptación del cargo, con
lo cual el heredero se convierte en un poseedor inmediato.
2. Existe también sucesión en la posesión si desaparece el titular del derecho de
administración716.
3. En los casos de sucesión universal por fusión o absorción de sociedades, hay
transmisión de la posesión de bienes que eran poseídos por las sociedades
desaparecidas.
4. Según el artículo 878 del código de comercio español: "Declarada la quiebra, el
quebrado quedará inhabilitado para la administración de sus bienes". Es decir,
declarada la quiebra, se produce la desposesión total del deudor quebrado por
ministerio de la ley717.
486
LA POSESIÓN VICIOSA
489
Tratado de Derechos Reales
la equivocidad. Pues bien, en la posesión ad usuca- pionern se necesita exactamente lo
contrario: la posesión debe ser pacífica, pública, continua e inequívoca (infra, N° 352 y
ss.).
Los vicios de la posesión, "significan defectos o irregularidades relativas al hecho
material de la adquisición de la posesión, no debiendo ellos ser confundidos con los
vicios o defectos de que pueda adolecer el título del poseedor, los cuales se refieren a los
vicios o defectos que pueden existir en el acto jurídico que dio origen a la posesión"723. A
los vicios invalidatorios del título posesorio, no de la posesión, se refiere en efecto el
artículo 906 del código.
347. VIOLENCIA
De entrada hay que decir que la violencia supone empleo de fuerza, coerción en la
adquisición de la posesión. Fuerza que puede ser física, material o también moral. De
manera que toda persona que por medio de la fuerza, amenaza (de fuerza) o el empleo de
las vías de hecho, entre en posesión de un bien (mueble o inmueble), se encontrará en
posesión violenta, es decir, viciosa. En síntesis, posesión violenta será siempre aquella
que se obtenga por la fuerza física o moral. Un ejemplo de esta última: ¿Es violenta la
posesión del que, en ausencia del poseedor, se introduce en la finca abandonada? Para
ULPIANO, sí (POTHIER).
Esta noción está presente en la legislación comparada724.
El que entre en posesión de un bien a través de la violencia, acarrea que sea
necesariamente posesión viciosa y, por consiguiente, no conduce a la usucapio 725. Pero
cuando cesa la violencia, tal poseedor —ej., el usurpador—, y siempre que se den los
otros requisitos, puede convertirse en poseedor usucapiente. De lo cual se deduce que en
todo tiempo la posesión es pacífica, tranquila, puesto que con esa lógica bastaría una
simple perturbación para que la possessio resultara viciada.
Es obvio que "la violencia no puede ser invocada, sino por la persona que fue
víctima de las vías de hecho o de las amenazas"726.
490
Ejemplos: el uso, usufructo, habitación, anticresis, superficie, servidumbre,
etcétera.
Lo que tipifica a este viciosa
La posesión delito es el empleo de la violencia o amenaza. Y eso es
justamente lo que significa el verbo "despojar". El despojante priva de la
posesión o tenencia al despojado. Ya hemos dicho que poco interesa que sea
poseedor legítimo o no. Este despojo, asimismo, puede ser parcial o total.
La violencia supone el empleo de la fuerza tanto física como moral. Por eso se
habla de "amenaza", la fuerza moral, la amenaza grave e inminente.
II. Turbación de la posesión. También aquí el empleo de la violencia o amenaza,
turba, es decir, perturba la posesión de un inmueble (art. 202, 3o, del CP).
III. Finalmente, hay también empleo de la violencia física cuando alguien, para
apropiarse de todo o parte de un inmueble, destruye o altera los linderos del
mismo (art. 202, Io del CP).
IV Igualmente incurre en delito de perturbación en el uso del agua quien, para
beneficiarse ilícitamente, desvía el curso de las aguas públicas o privadas, o
impide que corran por su cauce o las utiliza en una cantidad mayor de la debida
(art. 203 del CP).
V Robo. El delito de robo se configura si alguien, empleando violencia contra la
persona o amenazándola con un peligro inminente para su vida o integridad
física, se apodera ilegítimamente de un bien inmueble (art, 188 del CP). Vale
decir que este artículo contempla el uso de la violencia física y violencia moral.
En cambio, en el hurto, no hay empleo de violencia, sino que el apode-
ramiento del bien mueble se da a través de la destreza. La norma considera bien
mueble también a la energía eléctrica, el gas, el agua, el espectro
electromagnético, los recursos pesqueros que excedan los límites máximos de
captura por embarcación (art. 185 del CP modificado por el Dec. Leg. N° 1084,
publicado el 28 de junio de 2008).
349. CLANDESTINIDAD
Quiere decir tanto como ocultamiento, encubrimiento. Clandestino es lo secreto, o
sea lo opuesto a lo público. En la clandestinidad la posesión es disimulada (BONNECASE).
En términos parecidos, POTHIER la define como aquella posesión "que uno ha adquirido
por medios ocultos, es decir, callándose la persona a la que teme deberla reivindicar".
La posesión es clandestina cuando los actos por los que se adquiere o conserva son
ocultados o encubiertos deliberadamente a quien tiene interés o derecho para oponerse.
Este interesado no es otro que el poseedor. Implica un cierto grado de engaño o abuso
de confianza para con el poseedor, quien por eso mismo ignora o desconoce tal
posesión. Esta posesión es tomada del Derecho Romano.
Donde se observa la trascendencia de este vicio es respecto a la usucapión, "pues se
hace inoponible al poseedor, quedando privada de virtualidad para fundar la
prescripción en su perjuicio" (CARBONNIER).
El hecho de que la posesión no se conduzca de manera pública, conocida por todos
y demostrable externamente, acarrea el vicio de la clandestinidad, y su ineficacia para la
usucapión. Idea similar es la que se tiene en el Derecho comparado00
La clandestinidad se presenta así en los bienes muebles como en los inmuebles,
pero especialmente en aquellos, más que en estos. Verbigracia, la usurpación es
generalmente violenta, pero nada impide que se invada un predio en forma gradual y de
modo imperceptible, de manera inadvertida.
Casos paradigmáticos de posesión clandestina son los siguientes:'
491
Tratado de Derechos Reales
I. Apropiación ilícita. Se configura este delito cuando una persona que ha entrado
en posesión de un bien mueble, se opone, se resiste a devolverlo a su legítimo
poseedor. Es pues, un caso de apropiación ilícita. Encontramos esta posesión
viciosa en el depositario, el comisionista, administrador, etc., que se niega a
devolver o entregar el bien mueble, la suma de dinero o el valor que haya
recibido. Es lo que legisla el artículo 190 del Código Penal.
II. Incurre también en apropiación ilícita (sustracción de bien propio), de acuerdo
con el artículo 191 del Código Penal, aquel propietario de un bien mueble que
lo sustrae de quien lo tiene legítimamente en su poder, con perjuicio de este o
de un tercero. Sería el caso, verbigracia, del deudor de un bien dado en garantía
mobiliaria que, luego de entregar el bien en garantía, lo retira del acreedor.
III. Es poseedor clandestino: 1) quien, en contravención de las normas del Código
Civil, se apropia de un bien perdido (ya que no es un modo de adquirir la
propiedad) o de un tesoro, o de la parte del tesoro correspondiente al
propietario del suelo (art. 192, Io del CP); 2) quien se apropia de un bien ajeno
en cuya tenencia entra a consecuencia de un error, caso fortuito o por
cualquier otro motivo independiente de su voluntad (art. 192, 2o del CP).
IV Hay, por último, posesión clandestina en la apropiación indebida del bien
entregado en garantía mobiliaria (antes, prenda) (art. 193 del CP). Es decir, el
acreedor prendario vende, se apropia o dispone del bien, ilícitamente, lo cual
transgrede el principio de la prohibición del pacto comisorio que contempla el
artículo 1.066 del Código Civil. Su posesión, inicialmente lícita, deviene
indebida, es decir, posesión clandestina.
350. DISCONTINUIDAD
Si la posesión continua es aquella que se ejerce sin intermitencias, ni vacíos, es fácil
colegir que habrá discontinuidad cuando haya vacíos o lagunas en el hecho posesorio.
La discontinuidad significa que "el poseedor no realiza los actos materiales que
requiere el aprovechamiento del bien poseído" (BONNECASE). Si tales actos o
acontecimientos no son continuos, sino periódicos, resulta que "son inidóneos para
constituir posesión, si bien no es necesario su ininterrumpido contacto con la cosa,
debiendo tenerse en cuenta la pauta marcada por el uso" 728 . Así por ejemplo, los
periodos en que no hay cosecha en determinadas temporadas en un predio rústico, a
pesar de lo cual no hay discontinuidad.
No siempre se requiere un contacto continuo e ininterrumpido, sino que la
posesión se conservará a pesar de que su ejercicio esté impedido por hechos de
naturaleza pasajera. Es lo que sucede precisamente con el despojo de la posesión. Si esta
se recupera antes de un año, o si a pesar de haber transcurrido más de un año se ordena
por sentencia la restitución, entonces no hay discontinuidad. Por contra, si la
interrupción dura más de un año, sin plantearse el correspondiente interdicto de
recuperación (despojo), entonces existirá discontinuidad.
Por otro lado, existe diferencia entre discontinuidad e interrupción. La discontinuidad
se debe al mismo poseedor que deja de poseer, en tanto que la interrupción es siempre obra
de un tercero, excepto en el caso de reconocimiento de derecho de propiedad729.
El tema de la discontinuidad tiene importancia cuando supera el año, sea porque
hubo desposesión o abandono voluntario (discontinuidad propiamente dicha), sea
porque hubo intromisión o despojo de un tercero (interrupción). La consecuencia lógica
es que perderá la potestad de plantear el interdicto, o el tiempo acumulado para usucapir.
492
351. EL EQUÍVOCO O EQUIVOCIDAD
Se presenta cuando los actos materiales de posesión sobre el bien son susceptibles
de una doble interpretación; la duda
La posesión proviene del animus del posee- dor730. Sin duda es un
viciosa
rezago de la concepción savigniana.
Ejemplos: en una sucesión universal donde hay varios acreedores, uno de ellos
realiza actos de goce sobre los bienes indivisos, pero la confusión y ambigüedad resulta
porque no se sabe si tales actos los realiza a título de condueño, o si, por el contrario,
pretende afirmarse como dueño único, exclusivo. Esta es la llamada equivocidad.
730 CARBONNIER, J. Ob. cit, p. 221; BONNECASE, Julien. Ob. cit, p. 636.
493
LA POSESIÓN CONDUCENTE A LA USUCAPIÓN^
352. INTRODUCCIÓN
Los sistemas jurídicos contemporáneos adoptan mayoritariamente las ideas
CAPITULO VIII
objetivistas de JHERING; la noción de posesión y tenencia, el servidor de la posesión, las
presunciones, la tutela posesoria, etc., son ejemplos indiscutibles de ello. No obstante, en
la possessio como en todas las cosas, existe la excepción que confirma la regla. En la
posesión que conduce a la usucapión, resurge el pensamiento subjetivista de SAVIGNY.
Para usucapir se necesita poseer en nombre de dueño, a título de propietario (con animus
domini). Aquel que posee alieno nomine, no podrá adquirir por usucapión. Significa pues,
que estamos ante un instituto de excepción. Lo cual no debe llevarnos, como cree cierto
sector de la doctrina —especialmente argentina, en Latinoamérica—, a creer que SAVIGNY
tiene plena vigencia. Se trata de una excepción, pero una excepción que, de todas formas,
no deja de implicar una cierta contradicción con el sistema reinante.
El estudio detallado y minucioso de la usucapión corresponde a la parte de la
propiedad, y por eso se hará en el tomo segundo de este Tratado. Sin embargo, ello no es
óbice para dar una visión panorámica de esta modalidad posesoria.
353. DEFINICIÓN
La usucapión es un modo originario de adquirir la propiedad u otro derecho real
poseíble (ej.: usufructo, servidumbre, etc.), a través de la posesión a título de propietario
y por el plazo señalado en la ley.
Es en el dominio donde resalta con nitidez, pues quien puede lo más puede lo
menos. Es preferible usucapir el dominio antes que el usufructo, verbigracia. De ahí que
prácticamente se la circunscribe hoy a la propiedad.
Lo que busca la possessio utile ad usucapionem es declarar y "reconocer como
propietario de un inmueble (o de un mueble) a aquel que lo tuvo, utilizándolo como si
fuera real dueño, durante el plazo que la misma ley indica"731.
Se trata de una investidura formal mediante la cual una posesión se transforma en
propiedad. Es pues, asevera ALVAREZ CAPEROCHIPI, algo más que un mero medio de prueba
de la propiedad o un mero instrumento al servicio de la seguridad del tráfico, es la
identidad misma de la propiedad como investidura formal ligada a la posesión732.
494
necesita la posesión del bien, a través del tiempo determinado en la ley; no hay, pues, una
relación de causalidad. Mal podría ser considerada derivativa, como lo hace un sector de
la doctrina (La
DEposesión
RUGGIERO , SOHM, CaASTAÑEDA
conducente ).
la usucapión
La jurisprudencia nacional es contradictoria al respecto. Algunas veces la considera
un modo originario, otras, un modo derivado.
355. FUNDAMENTO
La justificación y fundamentación ha variado con el tiempo. Los moralistas
medievales y modernos la consideraban injusta. Venía a interpretarse como un hurto
legítimo consentido por razón de paz social (ALVAREZ CAPEROCHIPI).
Más recientemente, se fundamenta la usucapió en dos hechos que resultan
insuficientes: 1) que si el titular de un derecho real no obra, se extingue la reivindicación
y el poseedor queda exento de devolver el bien; y 2) que supone la renuncia presunta del
anterior titular (porque va contra el principio de que la renuncia debe ser expresa o, al
menos, clara e inequívoca)734.
Mas esto, como se dijo, resulta insuficiente. El auténtico fundamento, en opinión
de José Antonio ALVAREZ CAPEROCHIPI, es el significado constituyente de la apariencia
como única realidad del derecho y de la propiedad; es algo más que un medio de prueba
de la propiedad o instrumento de seguridad del tráfico, es la realidad misma (la única
realidad) de la propiedad. El substrato dogmático de un orden social patrimonial735.
La apariencia resulta así la realidad del dominio y, en el fondo, es la realidad misma.
"La apariencia es la exteriorización habitual de los criterios de justicia y retribución de un
ordenamiento".
Ahora bien: si la usucapión se funda en la apariencia, es necesario fijar los confines
de esta apariencia; ella no puede ser ilimitada. La usucapión, como queda dicho, "en su
aspecto positivo, responde a la necesidad de situar dentro de unos límites la
incertidumbre de los derechos. Y, por otro lado, en su aspecto negativo, es la sanción
impuesta al propietario negligente". La usucapión tiende, en último término, a hacer
coincidir titularidad y ejercicio (triunfa el ejercicio del derecho sobre el derecho mismo).
En cierto sentido, como afirma HERNÁNDEZ GIL, la usucapión representa también una
superposición del hecho sobre el derecho.
En conclusión, la usucapión pone fin a la incertidumbre o apariencia del derecho,
puesto que es la realidad misma. No se trata de una renuncia presunta, sino
prácticamente expresa. Al no accionar el propietario (negligente) contra el usucapiente,
este es quien goza y usufructúa el bien. Desde esta perspectiva, la usucapión constituye
uno de los soportes fundamentales de todo sistema jurídico. Además de otorgar
seguridad jurídica a las personas, contribuye a la paz social, a la justicia. Estabiliza las
relaciones entre las personas.
Tiene, a fin de cuentas, un carácter redistributivo de los bienes, y, por ende,
democrático. Sobre todo la usucapión inmobiliaria larga, que ya no es tan extraordinaria
o excepcional; muchas personas recurren a ella.
necesita la posesión y el transcurso del tiempo. Por tanto, entre el derecho del usucapiente y el del anterior titular no hay
una verdadera razón de causalidad. El derecho que adquiere el usucapiente no está en función del anterior derecho; hay
simplemente una relación cronológica"; el derecho preexistía a favor de otro, pero la adquisición no se ha verificado en
función o a causa del derecho precedente. Ob. cit, p. 408.
734 HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., p. 409.
735 ÁLVAREZ CAPEROCHIPI. Ob. cit., p. 147.
495
Tratado de Derechos Reales
El derecho de usucapir es irrenunciable (art. 1.990 del CC). En cambio la usucapión
ya adquirida es potestativa, ergo, puede renunciarse a ella (art. 1.991 del CC). En la
voluntad del usucapiente está el aceptar o rechazar el derecho ganado.
Y es que, tradicionalmente, se la ha fundamentado en dos causas: las dudas sobre la
moralidad de la usucapión y la consideración de la voluntad como justificación de la
propiedad, con lo que nadie podía ser enriquecido contra su voluntad010-1. Esto último,
tiene un cierto sabor medieval. La usucapión, hoy en día, no puede ser considerada
inmoral, y menos contribuye a enriquecer al poseedor usucapiente; este simplemente
acepta o rechaza el derecho ganado, adquirido. Si es lo último, se da por satisfecho con
haber gozado, usufructuado el bien. Una consideración ética, de agradecimiento, lo
impele a restituir el bien.
496
Por ello mismo, no son títulos verdaderos, por consiguiente, justos, el título falso, el
título simulado y el título putativo.
La posesión
El código no traeconducente a la usucapión
una definición de justo título. Sin embargo hay que advertir que
justo título no es el instrumento, sino el acto jurídico que sirve de causa a la transferencia
del dominio. Lo que sucede es que siendo imperfecto, necesita ser saneado por medio de
la usucapión.
Entendemos que justo título es todo título legal que transmite el derecho de
propiedad, pero resulta imperfecto, puesto que el transferente no es el propietario legítimo.
Es un título que reúne todos los requisitos para transferir la propiedad excepto uno: no
lo otorga el venís dominus (o siéndolo, no tiene capacidad para enajenar).
Justos títulos podrían ser, así: la compraventa, la donación, la permuta, etc., siempre
que ellas sean contratos traslativos a non domino (de un no propietario). Es ahí donde
aparece la usucapión para sanear el vicio.
Cuando, por otra parte, se entiende que el justo título, amén de verdadero, debe ser
válido, esto es, también lógico. No serán válidos, verbigracia, el título (contrato) nulo o
inexistente, el que esté en contra de las normas imperativas y, en general, aquellos
contrarios a la moral y al orden público. De donde se colige que "es válido el título que,
no estando comprendido en los anteriores, adolezca sin embargo de algún defecto o
imperfección que, sin excluir su validez, le hace impugnable mediante una acción de
anulabilidad o de rescisión"740.
359. REQUISITOS
La posesión para usucapir no es una posesión cualquiera, debe reunir puntuales
requisitos, a saber: que sea una posesión continua, pacífica, pública y, por sobre todo,
"como propietario" (art. 950). Nos referimos aquí a la usucapión inmobiliaria.
concierne al ser del mismo. Con ello se ha querido subrayar, sencillamente, que el título exista". Cfr. HERNÁNDEZ GIL.
Ob. cit., p. 520.
740 Cfr. HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., pp. 524-525.
741 En efecto, el artículo 900 del BGB dispone: "El inscripto en el Registro territorial, como propietario de un inmueble sin
ser propietario, llega a serlo por usucapión, cuando la inscripción ha durado 30 años y siempre que, durante el mismo
tiempo, haya poseído el inmueble como si fuera de su propiedad". Otro tanto sucede con la inscripción mobiliaria, en el numeral 937.
742 Mal hace ALLENDE en creer que resurge la idea de SAVIGNY en todo el ordenamiento contemporáneo. Vide. Ob. cit.,
p. 359 y ss.
497
Tratado de Derechos Reales
intermitencias ni lagunas. El poseedor no cesa nunca de poseer el bien. Empero, no es
necesario que la posesión se ejerza permanentemente, en todos ios momentos (art. 904),
ni tampoco personalmente. Es la llamada continuatio possessionis.
La noción no puede quedar completa si no se la compara con la de posesión
ininterrumpida, con la cual hay una diferencia de matiz. En efecto, la posesión será
continua cuando el poseedor no haya cesado nunca de manifestar con actos externos su
intención de querer ejercitar su derecho sobre el bien, lo que significa que no cesa nunca
en el ejercicio del poder de hecho (aunque no es absoluta, es relativa). En cambio la
posesión no interrumpida o ininterrumpida es aquella en que no ha habido interrupción
por obra de un tercero ni privación del goce ni acto alguno que sirva o contribuya a
interrumpir la prescripción (usucapión)743.
Hecha la aclaración, hay que considerar posesión discontinua cuando se produzca
la interrupción por privación del goce del bien (interrupción natural) o también por la
citación con la demanda (interrupción civil).
Para el código, la posesión será también continua: a) cuando, habiendo inte-
rrupción, esta no sea mayor a un año. Ella se fundamenta en el principio de la anualidad
interdictal, o sea, en el plazo de un año que tiene el poseedor perjudicado o despojado
para interponer un interdicto, o incluso para rechazar los que se promuevan contra él
(art. 921); y b) cuando, a pesar de que la interrupción dure más de un año, la posesión
resulta restituida por sentencia que así lo declare (art. 953).
En síntesis, habrá posesión continua: a) cuando ella se tiene o se ejerce sin
intermitencia ni interrupción; b) cuando la interrupción es menor de un año; o c) cuando
durando más de un año, esta le es restituida por sentencia.
De otra parte, el numeral 915 contiene la presunción de continuidad posesoria,
esto es, que si el poseedor actual prueba haber poseído anteriormente, se presume que
poseyó en el lapso intermedio.
498
violenta, puesto que el fundamento de esto es la presunción de propiedad que protege a
la posesión (art. 912).
La posesión conducente a la usucapión
363. POSESIÓN PÚBLICA
Es la posesión conocida, vale decir aquella cuya adquisición y ejercicio no son
ocultos (¡nec clam). Lo público es lo opuesto a lo clandestino o secreto. Se fundamenta en
que el poseedor debe de conducir su posesión de forma tal que sea conocida por todos,
y además conducirse "con ía naturalidad que le daría tener un derecho legítimo". Ello es
así porque "la forma de exteriorizar el ánimo de poseer, o sea como dueño y señor de la
cosa, solo cabe en los actos posesorios que se cumplen públicamente" (LEVITÁN)745. El
poseedor, al ejercitar su derecho sobre el bien, se conduce como dueño, y la única forma
de que así sea es la publicidad, en modo alguno la clandestinidad, su opuesta.
Esta publicidad es necesaria para que el anterior (negligente) propietario del bien
pueda darse cuenta de que el tercero está ejerciendo sobre él un acto de propiedad
(SALVAT). En sentido contrario, y como ya hemos dicho, existirá clandestinidad cuando el
dueño anterior ignore la desposesión.
De ahí que podamos concluir —con CASTAÑEDA— diciendo que la posesión no será
clandestina "si se tiene en ausencia del poseedor o mediante actos ocultos, sino cuando
se continúa ocultamente con relación al anterior poseedor"746.
La clandestinidad es frecuente en los muebles, antes que en los bienes inmuebles.
Podemos concluir afirmando que la posesión ad usucapionem, con sus notas
características de posesión continua, pacífica y pública, constituye el reverso de la
posesión viciosa, que es interrumpida, violenta y clandestina.
747 Cfr. LAFIANDRA (H), Félix. Efectos de la posesión de las cosas muebles, pp. 10-13-
748 Lo mismo observa J. SANTOS BRIZ en España, con respecto a los artículos 464 y 1.955, equivalentes de los artículos 948
y 951, respectivamente, del nuestro. Ob. cit., pp. 67-68.
500
Según LAFIANDRA (H), a ella parece adherir el artículo 2.412 del código argentino,
donde la posesión mobiliaria de buena fe crea a favor del poseedor la
"presunción"
La posesióndedetener
bieneslamuebles
propiedad de los bienes. En ese mismo país, SALVAT
defiende esta teoría, que en Francia aceptan destacados tratadistas como
POTHIER, AUBRY y RAU, JOSSERAND, HUC y Gui-
749
LLOUARD, etC. .
II. Tesis germanista o moderna. Aquí el título aludido es el de dominio, y el
precepto sanciona la irreivindicabilidad de los bienes muebles adquiridos de
buena fe (SANTOS BRIZ).
Hoy prevalece la tesis germanista, además llamada de adquisición lege (o
adquisición legal). La inició el artículo 2.279 del Code, y ha servido de
antecedente para el artículo 533 del código italiano; está igualmente en el
código español, artículo 464; BGB, artículos 891 y 1.006, párr. Io; venezolano,
artículo 794; código chino, artículo 948, entre otros.
Es también la postura predominante en la doctrina. Se considera que, cuando
concurren determinados supuestos: posesión, buena fe, bien mueble (art. 948),
la ley otorga al poseedor la propiedad. En Francia, intérpretes de la talla de
TROPLONG, DURANTON, COLÍN y CAPITANT, BAU- DRY-LACANTINEIRE, TISIER, por citar
algunos, la defienden. En Argentina, la admite Héctor LAFAILLE750. En España,
Jaime SANTOS BRIZ.
Es sin duda la tesis que adopta el código peruano.
III. Ha quedado prácticamente abandonada, en esta época, una tercera corriente o
sistema que explicaba la base jurídica del precepto; aquella la consideraba una
prescripción instantánea (BONNECASE).
Sostenían sus exégetas que el poseedor de buena fe de los bienes muebles los
adquiría instantáneamente por usucapión.
Está totalmente desechada. La noción de "prescripción instantánea"
—sostenían PLANIOL y RIPERT— es un contrasentido, puesto que "por definición
la prescripción consiste en el decurso de un lapso durante el cual se tenga la
posesión de la cosa" (LAFIANDRA). En efecto, la usucapión no hace adquirir un
bien de inmediato, sino cuando se ha poseído durante el plazo de tiempo que
manda la ley.
751 Cfr. LAFIANDRA. Ob. cit., p. 18; SANTOS. Ob. cit., p. 68.
752 El estudio amplio del tema corresponde al tomo II de este Tratado, referido a la propiedad.
753 CASTAÑEDA,Ibídem.
754 CASTAÑEDA. Ob. cit, p. 41.
502
moderno exige movimientos ágiles y sin trabas. Además, la rapidez y movilización de
estas transacciones mobiliarias, así como su cantidad, no conceden al adquirente la
posibilidad ni laLaoportunidad de informarse
posesión de bienes muebles útilmente sobre el derecho del enajenante.
Como sostiene Félix LAFIANDRA, hay un interés práctico en la regla «vista la dificultad,
imposibilidad, casi diríamos, de probar en todos los casos el dominio de los muebles"755.
Agrega bien Eleodoro ROMERO ROMAÑA756, fortaleciendo esta argumentación: "El que
contrate sobre bienes muebles no tiene, en realidad, cómo asegurarse sobre quién es su
verdadero propietario. El único medio de saber cuál es el dueño de ciertos objetos
valiosos, como las joyas, son las facturas o comprobantes que pueden constituir
documentos probatorios del derecho, pero que no constituyen tampoco prueba
absoluta".
En los bienes muebles, la posesión, diríamos, es el equivalente del registro en los
bienes inmuebles. Con claridad afirma Raymond SALEILLES que la diferencia entre la
publicidad del registro inmobiliario y la que concede la posesión del bien mueble, está
"en que respecto a los inmuebles esta publicidad se halla reglamentada y organizada,
mientras que la posesión es la publicidad en bruto, e inorgánica, en su forma elemental y
natural, como la vida nos la presenta"757. En esa misma línea, no tenemos sino que
coincidir con José Antonio ALVAREZ CAPERO- CHIPI, en que: "La posesión es el sistema
único posible de publicidad de los derechos reales sobre muebles; por ello la posesión,
como apariencia, tiene especial trascendencia en el régimen de los bienes muebles, como
único signo socialmente significativo distintivo de los derechos reales sobre los
mismos"(935).
371. LA EXCEPCIÓN A LA REGLA: LOS BIENES PERDIDOS Y LOS QUE INFRINGEN LA LEY
PENAL
I. El artículo 948 en su parte final establece, como excepción a la regla, a "los
bienes perdidos y los adquiridos con infracción de la ley penal".
Vale la pena reflexionar sobre este extremo, pues conviene explicitar al
máximo la idea. Tocante a los bienes perdidos o extraviados no existe mayor
problema. Pero, ¿se puede decir lo mismo de la excepción a los bienes
"adquiridos con infracción de la ley penal"? ¿Cuáles son estos? Prima facie se
considera como tales a los robados o hurtados. Para la doctrina esta última
parte debe interpretarse en forma restrictiva, ya que de lo contrario, la
enunciación contenida en la parte primera del artículo 948 carecería de fin
práctico.
¿Quedarán excluidas las apropiaciones ilícitas y otros delitos? Jorge Eugenio
CASTAÑEDA, comentando el artículo 890 —precedente del 948— consideraba que
en efecto estos delitos, incluso el hurto, estaban excluidos; por consiguiente la
reivindicación se restringiría a los bienes robados o extraviados762.
504
II. Análogo debate se ha dado Tratado
en de
el Derechos
DerechoReales
español con respecto al artículo 464
—equivalente del 948 del corpus nacional—. El artículo 464 del código español
exceptúa al que ha sido privado del bien ile- galmente763; en consecuencia,
podía reivindicarlo. El problema es el alcance que deba darse al concepto de
"privación ilegal" sufrida por el propietario del mueble; no habla expresamente
de bienes robados o hurtados en la excepción. Fernando DÍAZ PALOS escribe que
esta materia plantea una atormentada cuestión interpretativa. Concluye
sosteniendo que es fundamental distinguir entre cosas sustraídas (también
hurtadas o perdidas) (soporte objetivo del hurto, robo, malversación,
realización arbitraria del propio derecho, robo del funcionario y demás asimila-
dos en tal aspecto dinámico de apoderamiento de bien ajeno), y cosas
entregadas o confiadas: o sea entregadas voluntariamente por el propietario
(presentes en la estafa y apropiación indebida, principalmente). La
consecuencia de todo ello es que "la norma de reivindicación se aplicará a las
cosas sustraídas, y que la norma de irreivindicación entrará enjuego para las
cosas confiadas, sin perjuicio de las acciones (penal y civil de naturaleza
personal, aparte de la indemnización unida a la penal) que corresponde al
dueño despojado frente al que dispuso de la cosa confiada"764.
III. A pesar de la laxitud de la norma del artículo 948, debe considerarse la
excepción en su exacto sentido. No se puede adquirir la posesión —y la
propiedad— de un bien mueble, cuando se trate de bienes sustraídos (robados,
hurtados) y perdidos o extraviados; o sea allí donde hay desapoderamiento
ilícito, en cambio aquellos bienes entregados o confiados voluntariamente por el
propietario (apropiación indebida, estafas, etc.) no están incluidos. Los
primeros son reivindicables, los segundos, no. De este modo, creemos que
debe interpretarse restrictivamente el precepto, puesto que de lo contrario
carecería de fin práctico la primera parte del artículo 948; así se brinda
protección civil al tercero adqui- rente. Es aquí donde cobra importancia la
afirmación de algunos tratadistas nacionales de que incluir el artículo 948 en la
normativa está demás, basta el 947.
Tampoco podrá el dueño de cosas empeñadas en los Montes de Piedad, establecidas con autorización del Gobierno,
obtener la restitución, cualquiera que sea la persona que la hubiese empeñado, sin reintegrar antes al establecimiento la
cantidad del empeño y los intereses vencidos.
En cuanto a los adquiridos en Bolsa, feria o de un comerciante legalmente establecido y dedicado habitualmente al tráfico
de objetos análogos, se estará a lo que dispone el Código de Comercio".
764 DÍAZ PALOS, F. Posesión de muebles y apropiación indebida, p. 176.
robados o perdidos (art. 948, in fine). Pero incluso en este caso, se tornarían
irreivindicables si el poseedor los ha adquirido luego por usucapión (que en este
caso sería a La
losposesión
cuatrodeaños).
bienes muebles
II. Del mismo modo son irreivindicables los bienes muebles comprados en almacenes
o tiendas, aunque fueren robados o perdidos (art. 1.542 del CC). La norma figuraba
en los derogados artículos 85 y 86 del Código de Comercio.
III. Concurso de acreedores. Vendido un bien mueble a diversos compradores, también
es aplicable el artículo 948, y, por súpuesto, el artículo 1.136 que es más explícito,
pero resulta innecesario por ser solo una ampliación del anterior.
IV El título valor adquirido de buena fe es ir reivindicable. En efecto, así lo dispone la
Ley de Títulos Valores N° 27.287, publicada en El Peruano el 19 de junio de 2000: "El
título valor adquirido de buena fe, de conformidad con las normas que regulan su
circulación, no está sujeto a reivindicación" (art. 15). Por ejemplo un bono, aunque
fuere robado, si fue vendido a través de un agente de bolsa, el tercero adquirente no
puede ser desposeído del bono.
V. En los títulos al portador también la tradición perfecciona el negocio sobre ellos.
Según la Ley de Títulos Valores: "Para su transmisión no se requiere de más
formalidad que su simple tradición o entrega" (art. 22,1°).
De acuerdo con la misma ley: "Aun cuando el título valor al portador hubiere
entrado en circulación contra la voluntad de su emisor u obligado principal, este
queda obligado a cumplir la prestación a favor del tenedor de buena fe" (art. 24). Es
el caso que, si el título valor ha sido hurtado, por ejemplo al emitente, está obligado
a pagarlo a cualquier portador de buena fe a quien le hubiere llegado luego de
sucesivas negociaciones.
El solvens no podrá reivindicar el título del accipiens, que adquirió de buena fe, si se
desprendió de él voluntariamente. Esto excluye, obviamente, el pago al ladrón o al
que encontró el titulo, puesto que solo procede en los casos en que haya entrado en
circulación. Ergo, procede la reivindicación del título al portador que entra a la
circulación como secuela de un delito.
VI. El dinero (moneda) con que se paga el precio de las mercancías al contado es
irreivindicable —claro está, del ladrón— (art. 1.225 del CC).
Es difícil pero no imposible recuperarlo; solo si es identificable. Esto se refiere al
dinero usado por el ladrón (arts. 1.223, 2o párr., y 1.225).
VIL En rigor, del artículo 948 deriva la irreivindicabilidad de los bienes muebles. Basta
entonces la posesión. La reivindicación debe descartarse,
511
pues concederla "implicaTratado
que ladebuena
Derechos
fe,Reales
la posesión y el título de nada sirven.
Es inobjetable que esta segunda situación, por la precariedad e incertidumbre
del derecho a que da lugar, es la más dañosa, y debe ser desechada. Debemos,
entonces, volver a la regla medieval de que los muebles no son perseguibles",
opina CASTAÑEDA. Y agrega que contra los bienes muebles no debe caber acción
persecutoria; la posesión unida a la buena fe constituye un principio superior
que impide la reivindicación. Sólo probando la falta de uno de esos elementos
puede el verdadero propietario vencer al poseedor 765 . CASTAÑEDA llega al
extremo de considerar que la usucapión mobiliaria (art. 95.1) es innecesaria y
hasta peligrosa, "porque el plazo señalado legalmente puede dilatarse por las
causas que son atendibles en derecho, de donde resulta que el poseedor no
estará nunca seguro de haber consolidado su propiedad"766.
TÍTULO IV
INSTITUCIONES POSE^iagl:,;
CAPÍTULO I
373. LAS PRESUNCIONES. CONCEPTO Y CLASES
Entre los efectos de la posesión deben contarse las presunciones. El poseedor
resulta así beneficiado, aunque sea provisionalmente.
Las presunciones son normas jurídicas que dan por verdaderos o ciertos,
determinados supuestos de hecho, sea absolutamente, sea relativamente. De lo cual
se infiere que hay dos tipos o clases de presunciones, a saber: presunciones de
derecho y presunciones simples.
I. Presunción iuris et de iure, o presunción de derecho, es la que considera
determinada situación o hecho como verdadero, cierto, sin admitir prueba
en contrario. Su valor por tanto es indiscutible, apodíctico. Estas
presunciones son las menos en el Derecho civil.
II. Presunción iuris tantum, presunción simple, le otorga al hecho un valor
relativo, esto es, mientras no se pruebe lo contrario. Se puede decir que
estas últimas son las que más se presentan en el derecho civil que no puede
ser, por definición, absoluto, sino relativo.
Toda presunción supone el pre-asumir, el creer, el suponer, el conjeturar,
puesto que hay fundamento para ello, lo .cual requiere necesariamente de la buena fe
del poseedor; por el contrario, no existe cuando el poseedor es consciente de su
ilegitimidad e ilegalidad, y muestra además reiteración en su actitud al seguir
poseyendo el bien, no solo sin ningún derecho, sino atrepellando el de otro(945).
El sistema jurídico civil peruano reconoce cinco clases de presunciones iuris
tantum: a) presunción de propiedad (art. 912); b) presunción de posesión de los
accesorios (art. 913, párr. Io); c) presunción de posesión de los muebles (art.
913, párr. 2o); d) presunción de buena fe (art. 914); e) presunción de continuidad
posesoria (art. 915).
De todas estas, el código de 1936 solo reconocía a la primera y la última, o sea
las presunciones de propiedad (art. 827) y de continuidad posesoria (art. 829).
Además una tercera, la presunción de no interrupción (art. 828), que el código
vigente no recoge, a pesar de su trascendencia, y de la cual nos ocuparemos más
adelante (infra, N° 380). El Código de 1984 crea otras tres nuevas presunciones. A
continuación el estudio pormenorizado de ellas.
515
Tratado de Derechos Reales
767 M. THATCHER, ex primera ministra británica declaró en una oportunidad que en su país solo el 77 % eran
propietarios. En los países tercermundistas o emergentes, estas cifras son menores.
516
Presunciones legales a favor del poseedor
517
Tratado de Derechos Reales
propiedad, al punto que es muy difícil distinguir entre posesión y propiedad. Sin
posesión no puede existir propiedad mobiliaria.
2. Esta presunción tampoco puede oponerse al propietario con derecho inscrito. La
norma innovativa de la parte final del artículo 912 -no figuraba en el artículo 827,
sino en el 849 del código de 1936- es muy clara. Se fundamenta en el principio de
publicidad registral (art. 2.012). La inscripción de un derecho no admite
discusión.
Esto vale respecto de bienes inmuebles como de bienes muebles registrados (el
artículo 849 del código anterior solo aplicaba el principio a los inmuebles, hay
empero una enorme cantidad de bienes muebles sujetos a registro).
Cuando un derecho se encuentra registrado, es fácil distinguir entre poseedor y
propietario. Aquí no opera la presunción. Es por ello que la usucapión solo
procede cuando los plazos posesorios y demás requisitos se han cumplido (arts.
2.021 y 2.022). La publicidad que informa al instituto registral se impone así
sobre la apariencia.
375. PRESUNCIÓN DE POSESIÓN DE LOS ACCESORIOS
Se trata de una innovación que introduce el código en su artículo 913, párrafo
I o:
"La posesión de un bien hace presumir la posesión de sus accesorios".
Es una derivación o consecuencia lógica del principio de accesoriedad (acce-
sorium sequitur principale). Principio que además está expresamente reconocido (art.
889). Tal el fundamento del artículo bajo comento.
En el Derecho patrio el vocablo accesorios debe entenderse en 'su acepción más
amplia. Comprende por consiguiente:
I. Los bienes o partes integrantes, o sea, aquellos que están unidos física-
mente al bien principal, de tal forma que no pueden ser separados sin
destruir, alterar o deteriorar a este (art. 887). Ejemplo: los ladrillos que han
servido para edificar una casa.
II. Los bienes accesorios propiamente dichos, esto es, los que continúan
manteniendo su individualidad, aunque que están permanentemente
unidos al destino económico u ornamental del bien principal (art. 888).
Valgan los siguientes ejemplos: el tractor de un predio agrícola, la faja
transportadora de una fábrica de harina de pescado.
III. Los frutos, o sea los rendimientos o provechos renovables que no afectan
ni disminuyen la sustancia del bien (art. 890). En otras palabras, no se
agotan, se reproducen más o menos periódicamente. Verbigracia: los
frutos que da cualquier árbol.
IV Los productos, que no son sino los rendimientos o provechos no reno-
vables extraídos de un bien (art. 894). Ejemplos: el petróleo, el gas y, en
general, diversos minerales que pueden extinguirse.
El hecho de que la expresión accesorios tenga una acepción amplia, se infiere
del texto del artículo 889.
518
Presunciones legales a favor del poseedor
769 Así, en vía de ejemplo, los MAZEAUD: "es la creencia, por parte del poseedor, de que es propietario de la cosa; o,
con mayor amplitud, de que es titular del derecho real que ejerce", p. 159. Conceptuamos que no solo abarca los
derechos reales, sino también los personales. La buena fe es una noción psicológica, sin que para nada tenga que ver
la naturaleza del derecho.
519
Tratado de Derechos Reales
770 El artículo 2.362 del Código argentino prescribe: "Todo poseedor tiene para sí la presunción de la buena fe de su
posesión, hasta que se pruebe lo contrario, salvo los casos en que la mala fe se presuma".
771 En el Derecho nacional, en sentido contrario, AVENDAÑO sostiene que esta presunción de buena fe "está basada en
que el comportamiento del poseedor ha de entenderse, en principio, de acuerdo a los criterios de honestidad y
probidad". Vi de. La Posesión..., p. 38.
520
Presunciones legales a favor del poseedor
ignorancia o error (de hecho o de derecho) que estipula el numeral 906 del
código.
Cabe agregar, por último, que el precepto tiene aplicación así en los bienes
inmuebles como en los muebles que son materia de registro (arts. 2.043 a
2.045).
521
Tratado de Derechos Reales
772 CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, p. 88.
522
DERECHOS DEL POSEEDOR
CAPITULO VII
383. ENUMERACIÓN
El tema es ubicado por algunos juristas en el rubro referido a los efectos de la
posesión. Nosotros hemos querido darle autonomía, toda vez que son asuntos
diferentes. Veremos tres de los principales derechos de todo poseedor: 1) derecho a
sumar (adicionar) los plazos posesorios (art. 898); 2) derecho al reembolso de las
mejoras; 3) derecho a la defensa posesoria.
773 Artículo 829 del Código Civil de 1936: "el poseedor puede unir a su posesión la de aquel que le transmitió el bien".
774 Cfr. LEVITÁN, J. Ob. cit, p. 78.
525
Tratado de Derechos Reales
386. DEFINICIÓN
Los romanos las llamaron gastos. "Espensa o gasto es todo lo que fue des-
embolsado para una cosa determinada o empleado en ella" (BONFANTE).
¿Qué debemos entender hoy por mejoras? Son mejoras las transformaciones,
modificaciones o alteraciones materiales introducidas a un bien, con el fin de
aumentar su valor; pero no solo esto, sino que la noción es más amplia, también para
mantenerlo, esto es, para impedir su destrucción o deterioro, y, en fin, para darle
comodidad, lucimiento u ornato, es decir, para embellecer el bien.
526
Derechos del poseedor
527
Tratado de Derechos Reales
528
Derechos del poseedor
529
Tratado de Derechos Reales
530
Derechos del poseedor
hHMMI
iüiiiH^^^B
531
TÍTULO V
ADQUISICIÓN,
CONSERVACIÓN Y PÉRDIDA
DE LA POSESIÓN
ADQUISICIÓN DE LA POSESIÓN
398. EL CORPUS
La adquisición puede tener lugar por ocupación y por tradición. La primera
corresponde a la adquisición originaria, y la segunda, a la derivativa.
536
Adquisición de la posesión
possessorium son casos típicos de transformación del animus possidendi por mutación de la
causa possessionis.
Por exigencia del animus —lo que supone retener el bien como propio- no
pueden adquirir los infantes (menores), los locos, los enfermos mentales; el impúber
sí podía, porque la posesión es res facti, non iuris.
En el Derecho clásico no puede adquirirse por medio de extranea persona. Tal
principio desaparece en la época de los Severos, al admitirse —utilitatis causa— la
adquisición mediante el procurator, etiam ignorantP6^.
En el Derecho justinianeo se adquiere la posesión, etiam ignoranti, por persona
libre —per liberam personam— o por procurador —per procuratorem—, si bien se exige el
mandato especial o la ratificación (del magistrado) —ratihabitio—780.
537
Tratado de Derechos Reales
781 Ley 3a, párr. Io: Qitod autem diximus... non utique ita accipiendum est, ut quifundum possidere velit omnes glebas circumambulat; sed
sufficit quamlibet partem ejus fundi introire.
782 Ley 18, párr. 2: Si vicimum mihifundum mercato venditor in una turre demonstret.
783 Cfr. SALEILLES, R. Ob. cit., pp. 21-24.
784 SAVIGNY cit. por SALEILLES. Ob. cit., pp. 25 y 26.
538
Conservación de la posesión
785 Ley 18, párrafo 2 (41, 2): Si venditorem quod emerim deponere in mea domo jusserim, possidere me certum est, quanquam id nemo dum
attigerif, y compárense los términos de la ley 9a, párrafo 3 (23, 3): Quid enim interest, inferantur volente eo in domum ejus au
ei tradanturl (se produce con anterioridad a la toma de posesión efectiva). Vide. SALEILLES. Ob. cit, p. 30, nota 2.
786 Cfr. SALEILLES, R. Ob. cit, pp. 30-34.
787 SALEILLES. Ob. cit, p. 44.
539
Tratado de Derechos Reales
extraña. Exige como condición la presencia inmediata cerca del bien; "la presencia
material es la que entraña la facultad de disponer libremente de las cosas" (SAVIGNY).
NO obstante la posibilidad de la adquisición de la posesión mediante la custodia es
irreconciliable con la necesidad de la presencia personal de aquel que aprehende. En
efecto, ese poder solo no es suficiente, según SAVIGNY mismo; es preciso además, la
posibilidad de una acción inmediata, cerca del bien, y esta posi- blidad no existe para él
sino allí donde el que aprehende está presente cerca del bien.
Sin embargo, JHERING pone el caso de la posesión y la propiedad de la caza sin
examinar si han sido depositados en mi propio fundo o en pleno campo. El
jurisconsulto no exige una aprehensión corporal inmediata del bien cazado; admite,
pues, que la posesión del cazador puede comenzar en su ausencia. He aquí, pues, un
caso indudable de adquisición de la posesión, sin que el adquirente esté cerca del
bien. Es, por tanto, imposible que la posibilidad de una acción física inmediata sea
una condición absoluta de la aprehensión788.
Rudolf VON JHERING adelanta dos ejemplos donde no basta la aprehensión, y no
hay posesión: 1) los panales de miel (de un enjambre de abejas que no me pertenece)
formados en mi árbol; (¿por qué no hay posesión?); 2) la adquisición del tesoro (entre
los romanos había diferencias). Para SAVIGNY, ¿cómo puede concederme la posesión
del terreno escondido en el muro de mi casa?, porque yo no puedo obrar
inmediatamente sobre ese terreno mientras no haya perforado el muro (Hay
custodia).
JHERING concluye que la teoría de SAVIGNY sobre la aprehensión, lleva a con-
tradicciones palpables: ora la presencia es necesaria, ora no lo es; ya la seguridad del
poder físico basta, ya no789.
También Raymond SALEILLES —siguiendo a JHERING— critica la tesis de SAVIGNY.
Afirma que existen casos en que no hay posibilidad inmediata de dominación, y, sin
embargo, se adquiere la posesión, como sucede en el ejemplo del jabalí que cae en la
trampa del cazador; y hay otros en los cuales se presenta dicha posibilidad sin que sea
seguida directamente de posesión; de modo que el concepto de posibilidad de
dominación no es la idea inseparable y el factor determinante de la teoría de la
posesión; hay, por consiguiente, que buscar otra razón, y el concepto de SAVIGNY
queda reconocido incapaz de explicar por sí mismo la teoría de la posesión790.
788 "JHERING ve aquí el carácter inmaterial de la relación jurídica. Como el derecho al fin radica en la intención, la
aprehensión jurídica se verifica sin necesidad de actos exteriores materiales por parte del sujeto"; nota a pie de pág.
de POSADA, quien cita el artículo 438 del Código español. Vi de. JHERING, R. El fundamento de la protección posesoria,
p. 168.
789 Cfr. JHERING. Ob. cit, pp. 166-171.
790 SALEILLES. Ob. cit., p. 72.
540
Conservación de la posesión
541
Tratado de Derechos Reales
542
Adquisición de la posesión
La mancipatio y la vindicado exigían también en su origen la presencia en el
fundo, y la práctica nueva prescindió de esta traba. Plantea que se deje de lado la
necesidad de la presencia cerca del bien cuando esté desprovista de importancia,
mostrándose aquí a favor de la tradición simbólica: asevera JHERING que lejos de ver
en esta noción una desfiguración de la noción posesoria, encuentra más bien un
progreso de ella. ¿Qué diferencia hay en recibir las llaves de la casa, o del
subterráneo, en un lugar inmediatamente próximo o a alguna distancia? Para los que
la niegan, dice que es un efecto de esa apreciación exterior y material, que hace
abstracción del elemento ideal de la posesión para hacer gravitar toda la fuerza sobre
el elemento físico.
Otra prueba: la ocupación arbitraria del fundo de personas ausentes. Aquí no
basta el poder físico del ocupante, que no procura inmediatamente la posesión, sino
solo cuando el poseedor, después de conocerla, no hace nada para hacer valer su
posesión. La única persona que puede oponerle resistencia no la hace, y desde ese
instante debe conceptuarse como autorizado. Lo que cambia es el elemento ideal,
moral de la posesión, es decir, el reconocimiento del estado de posesión actual,
atestiguado por la inacción del poseedor precedente(983).
543 ¡^■■lll
404. TEORÍA DE SALEILLES Tratado de Derechos Reales
Raymond SALEILLES -siguiendo a JHERING- critica la tesis de Friedrich Karl von SAVIGNY.
En muchos aspectos continúa a JHERING, en otros lo niega. Lo cual ha originado que, más que
una síntesis entre ambos, la doctrina lo considere subjetivista, como si volviera a las posiciones de
SAVIGNY. Aquí sus postulados.
I. Adquisición de inmuebles. SALEILLES observa que el solo hecho de instalarse en un predio
no basta para revelar al propietario, puede haber otro que aun ausente obre como
propietario, y por ende como poseedor.
Por eso -agrega- debemos buscar la exteriorización del derecho de propiedad en las
circunstancias que acompañaron a la toma de posesión. Hay que remontarse al origen de
la posesión y tener en cuenta aquellos actos cuya índole revelan al propietario.
El origen de esta posesión puede reconocer dos causas: una transmisión en la cual tome
parte el antiguo poseedor, o una ocupación unilateral, en la cual, por consiguiente, no haya
intervenido el precedente poseedor792.
II. En los muebles. Para que exista el corpus, siempre basta la detentación material. Todo el
que tenga en sus manos un mueble, tendrá el corpus requerido para adquirir la posesión,
sin que sea preciso distinguir, como en los inmuebles, si hubo o no de su parte ocupación
clandestina. Y es que, en materia de muebles, los propietarios no acostumbran abando-
nar, siquiera momentáneamente, el bien: de modo que la detentación material es el signo
más claro y visible de la propiedad.
Así es que la aprehensión material de un bien mueble hace adquirir siempre el corpus
posesorio. Sobre esto no hay duda alguna: la única que puede suscitarse es la de si hay
actos que, a falta y sin aprehensión corporal, pueden dar el corpus posesorio.
Al igual que en los inmuebles, hay que buscar una afirmación externa del derecho de
propiedad, y esta puede ser más o menos severa, según se trate de tradición o de
ocupación793.
III. Tradición. Hay tres hipótesis principales, conforme a los textos, en las cuales puede
adquirirse la posesión independientemente de la toma de posesión material:
1. Entrega de llaves (se concilia con las dos teorías).
544
2. La marca puesta sobre las mercancías Conservación de la posesión
compradas y que quedan en poder del vendedor (sin
colocarlas en lugar cerrado, pero marcándolas con un signo).
3. En materia de venta de esclavos, la entrega de los títulos de propiedad794.
Resumiendo: en el orden de los hechos, la posesión es una relación que tiene un valor jurídico,
sin decir por esto que sea aun una relación que forzosamente tenga el valor de un derecho.
Salvo las res nullius, todos los bienes se hallan al servicio económico de alguien.
Respecto a todo objeto del mundo físico, hay alguien que debe ser considerado como el que lo
tiene sujeto a su servicio: entre todo bien y el que se sirve de él, hay un vínculo de
subordinación económica, de disfrute económico795.
(986)
(987)
545
ADQUISICIÓN DE LA POSESIÓN EN EL
CÓDIGO CIVIL PERUANO
408. LA APREHENSIÓN
547
I. Tratado dela
La posesión originaria se adquiere mediante Derechos Reales (adprehensio) o sea poniendo la
aprehensión
mano sobre el bien, si es mueble, o asentándose en él, si es inmueble (MESSINEO). La
primera opera para los bienes muebles, mientras que la segunda (ocupación), rige en los
bienes inmuebles.
La adquisición posesoria a través de la aprehensión unilateral no es muy común, más
bien rara (ejemplos: robo, descubrimiento y similares). Se observa aquí la "aprehensión"
física y directa del bien. Fuera de la aprehensión, algunos consideran la desposesión
(SALVAT, PAPAÑO).
La adquisición se da cuando la posesión surge de nuevo para el adquirente (HERNÁNDEZ
GIL).
II. Para adquirir la posesión por aprehensión —siendo unilateral— no se necesita ninguna
voluntad de un poseedor anterior, aunque se plantea la siguiente interrogante: ¿se
necesita la voluntad para adquirir? Algunos piensan que sí es indispensable la voluntad
del adquirente (VALENCIA ZEA), y otros consideran que no es necesaria la capacidad de
obrar (MESSINEO). En realidad en nuestro sistema la capacidad es relativa, así se demuestra
que, en algunos casos, los menores y los incapaces, pueden adquirir la posesión, e
inclusive la propiedad de los bienes nullius (arts. 929 y 930). Esto ya se manifiesta en las
fuentes del derecho romano, si bien de manera compleja798.
Lo trascendente en la aprehensión es que el poseedor entre en relación directa con el
bien, y muestre su dominación.
III. Generalmente se adquiere de modo originario, con la puesta de mano sobre los bienes
nullius (productos de la caza y de la pesca); también es originaria la posesión que
ilícitamente obtienen el ladrón, el bandido, el estafador, el usurpador de un predio ajeno.
Pero el denominador común, lo que caracteriza a ambas hipótesis, es que el poseedor no
necesita de su poseedor anterior, su posesión es nueva, no la deriva de nadie. Por eso es
originaria. No hay causante o transmitente,
IV La adquisición originaria del artículo 900 se circunscribe hoy prácticamente a los bienes
muebles, específicamente a los nullius. Así, el artículo 929 dispone que las conchas, las
piedras y similares (coral, etc.) pertenecen a quien las aprehende. Por igual el artículo 930
establece que los animales de caza y pesca pertenecen a quien los coge, o basta que hayan
caído en las trampas. Agreguemos los casos de usucapión mobiliaria o inmobiliaria larga
(arts. 950 y 951). Todos estos son casos de posesión originaria, vale decir, que se adquiere
directamente, en forma unilateral, no por transferencia.
En cuanto a los bienes inmuebles, la adquisición originaria —llamada ocupación— es muy
rara. En nuestro sistema no existe. Se considera que los bienes inmuebles no pueden
dejar de tener dueño (no hay inmuebles nullius), y los predios (tierras) abandonados
durante veinte años pasan a poder del Estado (art. 968, 4o del CC). El código argentino
todavía regula la ocupación (art. 2.375), aunque en rigor refiérese a la aprehensión.
409. LA OCUPACIÓN
El otro modo originario de adquirir la posesión es la ocupación (ocupatio), que también hace
obtener la propiedad.
Adquirir por ocupación significa poseer originariamente un bien inmueble.
798 Así, el destacado profesor español HERNÁNDEZ GIL, quien cita el artículo 443 del Código de su país, y con cuyo criterio coincidimos. Ob.
cit., p. 278.
548
Adquisición de la posesión en el Código Civil peruano
En sentido estricto la ocupación es el modo (muy antiguo) de adquirir la posesión —y la
propiedad— de un bien immueble de nadie (res nullius inmobilia- rius), a través de la aprehensión y
con ánimo de ejercer el dominio. Es consecuencia del principio romano res nullius cedit occupanti.
Modernamente la ocupatio se restringe únicamente a la apropiación de bienes muebles, pero en
tal caso toma el nombre técnico de aprehensión (adprehensio).
El asunto es claro: para el derecho moderno no existen bienes inmuebles nullius, pues todos
los predios abandonados y que no pertenecen a ningún particular corresponden al Estado.
Si se ocupa ilícitamente un bien inmueble de alguien por medio de la violencia, entonces ya no
es ocupatio, estaremos frente a la comisión de un delito de usurpación. De todos modos, hay que
advertir que si el agraviado no acciona oportunamente, el usurpador podría convertirse en
propietario por usucapión (art. 950, ap. 2o).
549
411. LA TRADICIÓN (TRADITIO) Tratado de Derechos Reales
La traducción literal de tradición (traditio) es "entrega". Decir que la tradición es la forma más
importante y usada de adquirir la posesión es simplemente una perogrullada.
I. En el Derecho moderno entendemos por tradición todo traspaso posesorio
(DIEZ-PICAZO) que se verifica con el asentimiento del anterior poseedor (tradens) y el ánimo
del que recibe (accipiens) de adquirir el bien. De lo cual fluye que la tradición es
necesariamente bilateral801.
En términos parecidos la concibe Manuel ALBALADEJO, como "la entrega de la posesión de
la cosa con ánimo del que da (tradens) y del que recibe (accipiens) de transmitir y adquirir,
respectivamente, el derecho (propiedad, usufructo, u otro que sea) sobre ella". De ella
derivan "dos elementos: uno corporal, la transferencia de la posesión; otro espiritual, el
acuerdo de ambas partes sobre el traspaso del derecho"802.
Esta voluntad de transferir del cedente y de adquirir la cosa por parte del accipiente no
solo se observa en la posesión; sucede lo mismo con la propiedad 803 , la garantía
mobiliaria (antes, prenda), el usufructo, etcétera.
II. Aspecto importante en la tradición es que debe efectuarse de forma voluntaria
(MESSINEO). Las definiciones anteriores lo confirman. Nada más opuesto a la tradición
—por ser bilateral— que aquella fuerza o coacción moral o física que la invalidaría, por
incurrir en vicios del consentimiento. La tradición implica el asentimiento (más que
consentimiento) del tradente y la voluntad del accipiente. Resultado: la tradición es
voluntaria.
La tradición convierte al accipiente (adquirente) en poseedor. La forma más notoria de
tradición es la real o efectiva (especialmente en los bienes muebles), pero no la única. Al
lado de ella se observan otras modalidades de ficta traditio, que se verifican a través de
"determinadas formalidades legales". Hay, en suma, una tradición real y "una serie de
medios más o menos espiritualizados que tienden a facilitar la investidura en el
adquirente de la condición de poseedor y que se conocen, por ello, con el nombre de
tradición simbólica o de tradición ficticia" (DÍEZ PICAZO). Estos "medios espiritualizados"
no son otros que la traditio brevi manu, el constitutum possessorium, la tradición documental.
III. Los comparatistas suelen hablar indistintamente de muebles e inmuebles en la tradición
posesoria (p. ej.: Italia, Argentina). El Perú, fiel al consensualismo francés, ha negado esta
posibilidad. En nuestro país, solo existe traditio real en los bienes muebles, está decartada
en los inmuebles; en estos la propiedad —y por extensión la posesión— se obtiene por el
contrato (arts. 949, 1.352).
IV Coincidimos con MESSINEO, en que la adquisición de la posesión por tradición no es una
forma de sucesión en un derecho, puesto que la tradición es un acto jurídico, no un
negocio jurídico. "Se habla, sin embargo, de adquisición derivativa, solamente para
subrayar que la adquisición de la posesión tiene lugar con el asentimiento y la participación
del anterior poseedor y no por el solo comportamiento de quien adquiere la posesión,
801 El Código argentino anterior la definía en términos similares en su artículo 2.377, 2a parte: "Habrá tenencia, cuando una de las partes
entregase voluntariamente una cosa, y la otra voluntariamente la recibiese".
802 ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit, p. 118.
803 ÁLVAREZ-CAPEROCHIPI más bien define -como muchos- de forma clásica a la tradición, ciñéndose a la propiedad. Es el medio
ordinario -común— de adquirir la propiedad inter vivos, p. 157.
550
Adquisición de la posesión en el Código Civil peruano
como ocurre en la aprehensión"804. Sucesión en un derecho hay sí en la herencia (art. 660),
pero esta es una modalidad de adquisición derivada, distinta de la traditio.
551
Tratadodonde
Esto se traslada más tarde a las Partidas, de Derechos Realestanto la tradición real como la
se acepta
simbólica: "Dando algún home a otro heredamiento o otra cosa cualquier, apoderándole
de las cartas porque la el uvo o faziendo otra de nuevo, e dandogela, gana la posesión
maguer non le apodare de la cosa dada, corporalmente"807.
El derecho moderno ha acogido todas estas formas —la entrega real como la
simbólica— de tradición. El código peruano no puede ser la excepción y, al lado de la
tradición real (art. 901), acepta la tradición ficta en sus variantes simbólica (art. 902) y
documental (art. 903).
II. Tradición ficticia (ficta). Llamada por igual simbólica, "sustituye la efectiva aprehensión de
la cosa por el accipiente por un juego de actos que la simbolizan o que la sustituyen" (DÍEZ
PICAZO).
Aquí no hay desplazamiento, entrega material; para el codificador es "la que se entiende
realizada"808. Por eso se llama a estos modos, sucedáneos o sustitutos de la tradición.
La regula el artículo 902 del código:
La tradición también se considera realizada:
1. Cuando cambia el título posesorio de quien está poseyendo.
2. Cuando se transfiere el bien que está en poder de un tercero. En este caso, la
tradición produce efecto en cuanto al tercero, solo desde que es comunicada por
escrito.
El artículo 902 tiene su precedente en el artículo 845 del código derogado, que establecía
ambas hipótesis en términos más o menos parecidos. Jorge Eugenio CASTAÑEDA,
comentando el citado numeral 845, consideraba que los dos incisos se referían a la traditio
brevi manu; para él, el código (abrogado) no trataba del constituto posesorio809. Aquí
nosotros discrepamos. Lo que pasa es que la redacción del artículo 902 no es muy
afortunada. En general, el Derecho patrio reconoce entonces tres sucedáneos o
modalidades de ficta traditio-. traditio brevi manu, constituí um possessorium y la transferencia de
bien en poder de un tercero.
552
Adquisición de la posesión en el Código Civil peruano
MESSINEO 813 ,
etc.), llamaban a esto, conversión de detentación o posesión en nombre ajeno a
posesión en nombre propio (poseedor) 814 . Hay que rechazar -en nombre de la nueva y
revolucionaria doctrina universal— esta terminología vetusta. ¡No se convierte el detentador en
poseedor, sino el poseedor en nombre de no dueño, en poseedor a título de dueño!
Se trata de un acto en que, voluntariamente, el poseedor a título de dueño hace una renuncia
en beneficio del poseedor a título de no dueño. Mejor dicho, el propietario deja de serlo en
beneficio del poseedor; este pasa a poseer animus rem sibi habendi. Lo que permite afirmar que esta
modificación del título posesorio, es de menos a más.
La traditio moderna es voluntaria. El derecho romano en cambio ha negado todo efecto a la
ocupación de hecho del fundo de un ausente, mientras ello no hubiera llegado a conocimiento del
poseedor815.
553
Tratado de Derechos Reales
como todavía siguen sosteniendo los clásicos (DE RUGGIERO(1008), SALVAT(1009), TRA- R
BUCCHI(1010), MESSINEO(1011), ÁIVAREZ CAPEROCHIPI(1012); en nuestro medio, CAS- ijj
TAÑEDA(1013), VASQUEZ(1014), etc.). Ejemplo: el dueño que vende la casa que {?
ocupa y conviene una cláusula por la que continuará como arrendatario de una j[
habitación. ijj
Aquí no hay entrega material del bien, sino transferencia (ficta traditio), jj
donde el enajenante conviene con el adquirente en retener el bien; se constituye, j|
por decirlo así, en su representante (DE RUGGIERO). j
¡
I
Tampoco ocurre entrega del bien, solo hay cambio en la calidad poseso- is
ria. Sin embargo no se convierte el poseedor en tenedor; esta teoría la recusa- i|
mos. Ahora bien: nada impide que el poseedor se convierta en tenedor. Vaya el -j
siguiente ejemplo: el propietario que vende el edificio y queda como guachimán j
o portero; este no es poseedor, sino servidor de la posesión (art. 897). No obs- s
tante esta hipótesis es distinta. ]l
Un determinado sector de la doctrina (TRABUCCHI, MESSINEO), estima estas ü
dos modalidades —traditio brevi manu y constitución posesoria— como modalida- f
des o formas de tradición consensual, como subclasificación de la tradición ficticia. j
Ambas suponen una transformación de la relación posesoria (JHERING). El mismo :J
JHERING llama a esta, transformación de la posesión en tenencia. H
Legislativamente, su regulación en el código peruano es deficiente. Ambas se refunden
en el inciso Io del artículo 902.
De gran importancia práctica —según JHERING— es el único respecto del cual ;
se ha reconocido la posibilidad de la transformación del animus en el derecho ;j
romano. |j
Dos opiniones se presentan al respecto: Una sostiene que ese caso supone¡I dos actos jurídicos: el primero encaminado a la transmisión
etcétera.
"Para ahorrar la excesiva lentitud de esa doble transmisión que exigiría para j
las cosas la entrada y la salida de las dos partes, y para los muebles lejanos su| expedición y reexpedición, los juristas romanos han sentado co
^^■■■h 556
relación posesoria se establece sin acto exterior; A se hace poseedor, B tenedor en su
Tratado de Derechos Reales
nombre"816.
El derecho moderno reconoce sin ambages el constituto posesorio. Pero JHE-
RING lo consideraba "una institución muy peligrosa, que la legislación moderna
debiera reformar en los límites más estrechos, si no quiere arrepentirse amargamente
de no hacerlo. Una disposición de TEODOSIO muestra los inconvenientes en la práctica
romana; con ocasión de la introducción de la insinuación para las donaciones, abolía
la species traditionis quae olm retentio ususfructus (in donationibus) in duxerat (JHERING); lo que
provocó esos inconvenientes era la incertidumbre de la voluntad individual817.
Por regla general el Derecho romano prescinde de la voluntad del mandatario,
puesto que es objetivo. Pero hay un caso, el constituto posesorio, en que ello no se
da, aunque JHERING diga que es invención de los intérpretes (SALEILLES).
CELSO afirma que quien posee en nombre propio puede comenzar a poseer en
nombre de otro, o sea, la posesión puede transformarse en simple detentación,
mediante una mera conformidad de voluntad. La constitución posesoria es la
transmisión de la posesión, mediante un simple pacto.
Quod meo nomine possideo, possum alieno nomine possidere; nec enim muto mihi ,cau- sam
possessionis, sed desino possidere, et alium possessorem, ministerium meo fació; nec idem est, possidere,
et alieno nomine possidere, nam possidet cuius nomine possidetur; procurator, alienoe possessioni
proestat ministerium. 818
ULPIANO nos da también un ejemplo de transformación de la posesión a
detentación: una mujer dona un fundo, e inmediatamente lo toma en arrendamiento
al donatario. A fin de evitar la doble tradición en sentido inverso, ULPIANO dice que el
donatario ha adquirido la posesión sin que la mujer se haya desapoderado del bien;
aquella, que hasta entonces venía poseyendo en nombre propio, posee en lo sucesivo
en nombre del donatario, y, por consiguiente, habiéndose transferido a este último la
posesión, se reputa hecha en su favor la tradición y adquiere la propiedad.
Quaedam mulier fundum non marito donavit per epistolam, et eundem fundum ab eo conduxit;
posee defendi in rem ei competere, quasi per ipsam acquisierit possessio- nem veluti per colonam;
proponebatur, quod etiam in eo agro, qui donabatur, fuisset, quum epistola emitteretur: quoe res
sufflciebat ad traditam possessionem, licet conductio non intervenisset(lQlS).
Según SALEILLES, los ejemplos de CELSO y el pretendido constitutum posses- sorium de
ULPIANO no son coincidentes; estos han dado origen a dos teorías sobre el constituto
posesorio.
558
Adquisición de la posesión en el Código Civil peruano
559
Tratado de Derechos Reales
560
Adquisición de la posesión en el Código Civil peruano
Esta forma se produce mediante la entrega de las llaves del lugar donde los
bienes muebles se encuentran depositados, o también de las llaves (o documentos o
títulos relativos al bien) de los bienes inmuebles, o incluso por cualquier otro
medio824. Quien recibe (accipiente) las llaves (o documentos) del inmueble es como
si recibiese la tradición del mismo.
A esta tradición no se refiere el código peruano, sin embargo la doctrina la
estudia profusamente, aunque con los errores señalados.
824 DE RUGGIERO. Ob. cit, p. 825; TRABUCCHI. Ob. cit, p. 453; MESSINEO, Francesco. Ob. cit. pp. 221-222;
ÁLVAREZ-CAPEROCHIPI. Ob. cit, pp. 168-169.
825 ALVAREZ-CAPEROCHIPI. Ob. cit, p. 173.
826 Cit. por PEÑAHERRERA. Ob. cit., p. 134.
561
Tratado de Derechos Reales
562
Tratado de Derechos Reales
CAPITULO III
424. LA CONSERVACIÓN POSESORIA EN EL DERECHO ROMANO
La posesión se conserva animo et corpore nostris, o bien animo nostro, corpore vel nostro
vel alieno. No es necesaria una actuación inmediata y constante, basta que sea posible
disponer libremente del bien en cualquier momento.
En el Derecho clásico, escribe GAYO, se puede adquirir sin violencia la posesión
de un fundo ajeno, cuando está vacante por abandono, muerte sin sucesor o larga
ausencia del dueño831. El ausente que retorna, carece de remedios posesorios, ya que
cesó la posesión al ser ocupado el fundo. Si es propietario, solo le cabe ejercitar la rei
vindicatio.
El Derecho justinianeo entiende, por el contrario, que el ausente conserva la
posesión solo animo{m2).
Se conserva la posesión, animo nostro, corpore alieno, cuando otro, verbigracia, el
arrendatario, el depositario, el comodatario o el procurator, detenta el bien en nuestro
nombre832.
En el Derecho justinianeo se conserva la posesión, solo animo, cuando el
intermediario procede infielmente, abandonando o enajenando el fundo. Se con-
serva de la misma manera cuando un tercero provoca con malignidad el abandono
del fundo por parte del intermediario833.
563
Tratado de Derechos Reales
564
Conservación de la posesión
565
Tratado de Derechos Reales
La orientación del código nacional es objetivista; corpus y animus no son una
unidad permanente, están (a veces) separados; aunque se pierda el corpus se
le sigue conservando(1042).
427. APLICACIONES
I. En el caso de los bienes perdidos, el poseedor no pierde la posesión a
pesar de ignorar momentáneamente su paradero (arts. 932, 933), o lo que
es lo mismo, el poseedor mediato conserva la posesión que pasajeramente
tenga el poseedor inmediato. Y es que el encontrar bienes perdidos no es
un modo de adquirir la propiedad —y por ende la posesión—(1043).
II. Otro de los ejemplos sobre el tema, aunque no lo regule legislati- vamnte el
código, es el vinculado a los animales salvajes. Únicamente se conserva la
posesión de los animales fieros o salvajes cuando están bajo nuestro poder;
en cambio sobre los animales mansos, domésticos o amansados subsiste la
possessio, aunque circunstancialmente se hallen fuera de nuestro poder, si
conservan la costumbre de volver a la casa del poseedor. En otras palabras,
para los salvajes se exige un poder inmediato sobre ellos, al paso que para
los segundos el poder no necesariamente debe ser inmediato y actual(1044).
III. Ahora bien: del mismo modo que en la adquisición, la posesión puede
conservarse: 1) directamente por la voluntad del poseedor, y 2) por
intermedio de representante.
Según se ha visto, no es obligatorio que el poseedor posea corpus et animo.
Puede solo tener voluntad (animus) y ella es suficiente para conservarla. En
el derecho argentino —de aliento subjetivista— se dice que se mantiene
mientras no se haya manifestado una voluntad contraria (Código Civil de
VÉLEZ, art. 2.445, 2A parte, in fine).
De igual modo se conserva a través de representante; el mandatario puede
ser especial o legal. Por ejemplo, en el último caso, la representación de
menores por sus padres o tutores, de dementes por sus curadores<1045).
(1042) El Código argentino anterior era en cambio subjetivista; así el artículo 2.445 prescribía: "La posesión se retiene y se
conserva por la sola voluntad de continuar en ella, aunque el poseedor no tenga la cosa por sí o por otro. La
voluntad de conservar la posesión se juzga que continúa mientras no se haya manifestado una voluntad contraria".
Como puede notarse, es úsumum del pensamiento de SAVIGNY
(1043) Según el artículo 461 del Código español, la posesión de bienes muebles "no se entiende perdida mientras se hallen
bajo el poder del poseedor, aunque este ignore accidentalmente su paradero". No hay conservación solo con el
animus, porque el precepto da a entender que de alguna manera subsiste también el corpus, al decir "bajo el poder del
poseedor". Cfr. HERNANDEZ GIL. Ob. cit., p. 331.
(1044) A esta solución llega HERNÁNDEZ GIL luego de relacionar los arts. 465 y 612, párr. 3 o del código español. Ob.
cit., p. 331, pero que en verdad es aplicable al Derecho moderno universal.
(1045) SALVAT, Raymundo M. Ob. cit., p. 203.
AíVHW 566
428. CONCLUSIONES
Hemos sostenido líneas arriba que laConservación
conservación
de laentraña
posesiónel mantenimiento de un estado de
cosas permanente. Esta sería, por decir así, la conservación normal, regular. Pero además de esta,
también se conserva la posesión, como dice el numeral 904 del código, cuando su ejercicio esté
impedido pasajeramente, momentáneamente. Lo cual permite arribar a algunas conclusiones, a
saber:
1. No es necesario el ejercicio inmediato del poder sobre el bien para que se conserve la
posesión. El artículo 904 establece que se conserva aunque el ejercicio del poder fáctico
esté impedido. Ejemplo: la billetera que se nos perdió, la seguimos poseyendo a pesar de.
ignorar su paradero. ¿No es esto una confirmación más de nuestra teoría de que la
posesión no solo es de facto sino de derecho?
2. Ello es así —y constituye una derivación de lo anterior—, o sea que se conserva la
posesión, a pesar del impedimento de su ejercicio, porque se debe a hechos pasajeros.
Vayan a modo de ejemplo los siguientes: el que deja la casa de verano durante la estación
de invierno; la tierra de cosecha abandonada mientras continúe la inundación; el que deja
sus bienes durante el tiempo de condena; el inquilino que ilícitamente es despojado de la
posesión del inmueble que conduce (y que debe reclamar dentro de un año), etc. En
todos estos casos, hay tin hecho pasajero, transitorio que impide ejercitar el poder
inmediato sobre el bien.
Como la ley no dice qué es un hecho pasajero, no hay un tiempo exacto para calcularlo;
habrá que tener en cuenta la naturaleza del hecho. En todo caso, según el principio de la
anualidad interdictal, el despojo puede durar un año, sin que por ello se pueda hablar de
interrupción.
3. Modernamente, la posesión se conserva muchas veces solo con la voluntad, la intención
(animus). Es resultado de la teoría objetiva. La conservación es una etapa o momento
autónomo entre la adquisición y la pérdida de la posesión. A diferencia de los
subjetivistas, es posible la conservación posesoria sin la subsistencia de los supuestos
determinantes de la adquisición.
4. Todo lo expuesto implica, asevera Antonio HERNÁNDEZ GIL, una cierta equiparación del
régimen de la posesión al régimen de los derechos. "Porque en orden a los derechos es
manifiesto que se conservan sin que se reiteren los supuestos determinantes de la
adquisición"<1046). Repetimos: ¿No confirma esto nuevamente nuestra tesis de que la
posesión no solo es de hecho, sino de derecho?
841 DE RUGGIERO, en medio, se manifestaba en contra. Para él, no hay aquí ni transmisión de la posesión ni sustitución de una persona por otra
en la relación posesoria; habrá dos posesiones distintas, la del autor y la del sucesor, en forma que cada uno conserva sus cualidades y caracteres
propios. Ob. cit, pp. 835 y 836. 567
del simple llamado a la herencia). En rigor no existe transmisión, sino continuación de la
Tratado de Derechos Reales
posesión842. La continuación se inicia con la apertura de la sucesión (MESSINEO).
JHERING sostenía que aparentemente se prescinde de la manifestación de voluntad en la
herencia, empero no hay tal: el heredero debe también adquirir primeramente la
posesión. Sólo con relación a la continuación de la posesión (y excepcionalmente) ha
prescindido el derecho romano de la condición de la voluntad; verbigracia, cuando el
poseedor se volviera loco (aquí hay continuación)843.
En realidad el tema de la sucesión en la posesión es trascendente en el debate respecto a
la naturaleza de la posesión, o sea, si esta es hecho o derecho. Para nosotros (como para
CASTÁN, ESPÍN), además de hecho, la posesión es un derecho, inclusive diríamos que es
sobre todo derecho: al admitir el Código Civil la transmisibilidad de la posesión del
causante a los herederos, o sea, la successio possessionis (art. 660), ella es demostración de que
se trata de una relación jurídica844.
PÉRDIDA DE LA POSESIÓN
842 Así, DE RUGGIERO. Ob. cit, p. 835; TRABUCCHI. Ob. cit, p. 454; MESSINEO, Francesco. Ob. . cit, p. 223; CASTAÑEDA, Ob. cit,
pp. 110 y 111.
843 JHERING, R. La voluntad..., p. 40.
844 ESPÍN, quien recoge a CASTÁN, sostiene que la cuestión de la transmisibilidad de la posesión, es una consecuencia lógica de la posición
adoptada sobre su naturaleza de hecho o de derecho. Por eso mantiene el carácter de derecho, pues admite que en el artículo 440 del
Código español (similar al art. 660 del Código patrio) "se opera una sucesión en la posesión del causante a favor del heredero". Vide.
ESPÍN, D. Ob. cit, pp. 26 y 27.
845 Cfr. PETIT, E. Ob. cit., p. 259; IGLESIAS. Ob. cit, p. 322 y ss.
846 568
Dig. 41, 2, 15.
Pérdida animo
III. Pérdida de la posesión et corpore. Es un modo indiscutible de perderla. Sucede así
de la posesión
cuando hay abandono (derelictio); tradición del bien; se extingue también por la muerte del
poseedor, en cuyo caso no se transfiere ipso iure al heredero, sino que este debe
aprehender el bien<1055).
En general, diversas eran las causas de pérdida de la posesión; podían serlo, además de las
anteriores, por confiscación del Estado, por caer en manos del enemigo, por razones de utilidad
pública, por ser un bien conseguido con la violencia. En los bienes muebles, su pérdida
momentánea no acarreaba la pérdida de la posesión. El esclavo fugitivo tampoco pasaba a tercero,
continuaba en la posesión del dueño anterior, con todos los bienes que se llevó.
569
I. Hay pérdida voluntaria, como su nombre lo revela, cuando dejamos de ejercer de hecho
Tratado de Derechos Reales
el bien, por un acto volitivo, esto ya sea mediante entrega (traditio), verbigracia, la
devolución, lo cual supone transferencia jurídica; sea mediante abandono (derelictio), sea
por renuncia absoluta, sin relación a persona alguna. Por ejemplo, si arrojamos al mar un
reloj que nos parece de poco valor. En estos casos —dice WOLFF— "es necesaria una
destrucción real del señorío, con la voluntad de no seguir poseyendo".
II. La pérdida involuntaria significa que la posesión la perdemos contra la voluntad, sin
nuestro asentimiento. Esto sucede cuando: 1) el bien se destruye total o parcialmente, o
si, debido a un hecho natural, el bien es imposible recuperarlo, como cuando perece un
animal; 2) también hay pérdida involuntaria si ella deriva de ejecutar una resolución
judicial; 3) cuando otra persona se apodera del bien con ánimo de hacerlo suyo
(desposesión); 4) cuando se extravía o pierde un objeto mueble, verbigracia el animal
salvaje que recupera su libertad o el animal domesticado que se escapa del poder de su
dueño.
Ciertamente la pérdida involuntaria de la posesión no supone necesariamente la pérdida
total de la posesión: no lo es, "si el poseedor retiene la posesión mediata, lo cual es
posible tanto en el abandono, como en los casos de extravío de cosas".
El concepto tiene importancia, sobre todo porque ni siquiera el adquirente de buena fe puede
obtener la propiedad de un bien extraviado (arts. 932-933)850.
850 Cfr. WOLFF, Martin. Ob. cit., pp. 74-75; PEÑAHERRERA. Ob. cit., pp. 140 y 141.
851 BRUGI. Ob. cit, p. 208.
852 570
PACHECO, T. Ob. cit, pp. 67-68; MESSINEO, Francesco. Ob. cit, p. 225.
435. LA TRADICIÓN Pérdida de la posesión
En el ámbito dominial, la tradición es un modo de adquirir la propiedad a través de la entrega
del bien —especialmente mueble—.
Circunscrita a la posesión, la traditio es un modo de perder la posesión del tradente, y,
correlativamente, de adquisición del accipiente. Es un término complejo; la pérdida supone
obligatoriamente la adquisición por otro.
Se trata de un acto jurídico bilateral en que el tradens voluntariamente transmite la posesión del
bien y en la misma condición el accipiens la acepta. Pérdida y adquisición se encuentran en una
relación recíproca de causa a efecto. Por eso mismo se afirma que es un caso inequívoco de pérdida
y no de extinción posesoria. Es, además, una modalidad de pérdida voluntaria.
436. ABANDONO
Al estudiarse como modo de perder el dominio, se le define afirmando que se trata de pérdida
con intención de dejar la propiedad; referida ahora a la pérdida de la posesión, hay que decir que se
trata de la dejación del bien perdido, o sea, de la cesación del corpus y del animus posesorio. No hay
que confundir bien abandonado con bien perdido853.
El abandono es la dejación voluntaria del bien poseído. Significa la exclusión o terminación de
la ocupación (si es inmueble) o aprehensión (tratándose de mueble) material del bien y, en general,
cualquier medio que revele no querer conservar la posesión854. El abandono es un acto jurídico
voluntario y además unilateral "que presupone la voluntariedad, mas no exige la declaración de
voluntad" (HERNÁNDEZ GIL), ello porque no está dirigido a nadie en particular, no tiene destinatario.
El bien abandonado (res derelictae), puede pasar a ser poseído por otro o quedar sin poseedor,
aunque en este último caso, los predios abandonados por 20 años, pasan al Estado (art. 968, 4o del
CC).
En el abandono, en fin, hay una desaparición del corpus (que también supone la del animus
possidendi).
El abandono es, sobre todo, un modo de perder la propiedad, pero nada impide que lo sea
solo de la posesión.
Se considera que quien abandona debe ser una persona capaz (capacidad de goce y de
ejercicio). La desposesión o dejación del menor de edad, verbigracia, no origina el abandono como
causal de pérdida posesoria, por no tener este capacidad cualificada.
437. PÉRDIDA DE LA POSESIÓN POR EJECUCIÓN DE RESOLUCIÓN JUDICIAL
Para el codificador, esta resolución o sentencia comporta un proceso previo donde el
poseedor ha sido vencido855.
Se entiende que este caso se da cuando el poseedor —cualquiera sea su situación: poseedor
inmediato, precario— es privado del ejercicio de hecho temporal o definitivamente, por mandato
de una sentencia judicial. Sirvan como ejemplos los siguientes: 1) el poseedor (demandado) que, en
el proceso de reivindicación, es vencido por el demandante, pierde la posesión por efecto del fallo
o resolución judicial; 2) la sentencia que declara fundado un interdicto de recobrar (despojo) y
ordena restituir en la posesión al antiguo (legítimo) poseedor, etc. En todos estos supuestos se
pierde la posesión por mandato del fallo judicial.
Se trata, a todas luces, de un modo involuntario de perder la posesión.
571
Aunque el término no está bien explicitado en el artículo 922, parece claro que este caso sí es
Tratado de Derechos Reales
de extinción o pérdida total. Su redacción correcta sería: "por destrucción o pérdida total" como
aparece, verbigracia, en el código español (art. 460, 3O), puesto que la destrucción es la pérdida total,
suponiendo extinción, por oposición a la pérdida simple.
La destrucción o pérdida total no es el simple extravío, sino la desaparición del bien, o, como
anota José PUIG BRUTAU, "el aniquilamiento o completa desaparición"856. Esta sería la pérdida o
destrucción material; mas al lado de esta, también se ubica la otra, la legal, es decir, cuando
jurídicamente sea imposible recuperar la posesión. Verbigracia: el reloj que se nos cae al mar
mientras vamos en una lancha.
Pero si bien generalmente puede ser un modo involuntario, no es imposible que pueda
voluntariamente perderse o destruirse materialmente el bien. En el mismo ejemplo anterior, el reloj
que adrede arrojamos al mar, aunque en tal caso se asemeje más bien al abandono (AVENDAÑO).
573
3. Muerte del poseedor. Ocurre aquí por la desaparición de la voluntad de poseer, sin
Tratado de Derechos Reales
modificación alguna del elemento material de ella. Pero es solo con relación al poseedor,
pues en realidad la posesión se transmite a los herederos del causante.
III. Pérdida de la posesión corpore y animo. Dos casos:
1. Tradición. En el derecho argentino, si solo se transfiere la tenencia, no; por ejemplo: en la
locación, depósito, etc. (art. 2.453 del CC argentino derogado).
2. Abandono. El poseedor, siendo capaz, hace abandono voluntario para no volverlo a
poseer en adelante (art. 2.452 del CC argentino derogado).
574
amnB
wmm
TITULO VI
EFECTOS DE LA POSESIÓN
CAPITULO UNICO
EFECTOS JURÍDICOS
582
Efectos jurídicos
El poseedor tiene dos caminos: recurre a la autotutela (art. 920) o invoca los
interdictos y acciones posesorias (art. 921).- El tema se trata ampliamente más
adelante.
II. El derecho de continuar en la posesión (possideo quiapossideo). El poseedor tiene
derecho a mantenerse en la posesión, no puede ser desposeído, aun cuando
posea de mala fe (incluidos los tenedores), mientras no haya sido antes citado,
oído y vencido judicialmente. En tanto no exista una sentencia judicial que lo
despoje de la posesión, puede continuar y mantenerse en ella, lo cual puede
ser secuela de una acción reivindicatoría del propietario o un interdicto de
despojo por parte del anterior poseedor862.
Consideramos que es aquí donde se protege la posesión como hecho.
Por otro lado, el código sanciona la conservación de la posesión (art. 904).
III. Cuando el poseedor es obligado a restituir el bien, tiene de todos modos
algunos derechos, inclusive aunque fuere de mala fe.
1. Derecho al reembolso de las mejoras (art. 917). El poseedor de buena fe
tiene derecho al pago (reembolso) de las mejoras, hasta el momento que
es emplazado judicialmente.
Las mejoras son de tres clases: necesarias, aquellas que tienen como norte
evitar el deterioro del bien (art. 916, párr. Io); útiles, que aumentan el valor
del bien (art. 916, párr. 2o); y las de recreo, con su contribución a embellecer
y dar mayor lucimiento y boato al bien (art. 916, párr. 3o).
El tema ya fue abordado antes {retro, N° 385 ss.).
2. Derecho de retención (art. 918). Goza el poseedor de este derecho hasta
que no se le paguen (reembolsen) los gastos efectuados por mejoras.
Es la facultad que tiene el acreedor (poseedor) de retener en su poder el
bien de su deudor si su crédito no está suficientemente garantizado (art.
1.123).
IV Diversas presunciones operan a favor del poseedor.
1. El derecho a ser reputado como dueño (presunción de propiedad) (art. 912),
en tanto otro no pruebe lo contrario. Como consecuencia de ello el
poseedor está en libertad para transferir a otro la posesión, o celebrar, con
respecto a ella, cualquier contrato.
Para CARBONNIER, es el efecto mínimo de toda posesión863.
2. Presunción de los accesorios (art. 913, párr. Io). Es derivación del
principio romano accesorium sequitur principales
3. Presunción de los bienes muebles (art. 913, párr. 2o). La posesión de un
inmueble hace presumir la de los muebles que se encuentran en él.
4. Presunción de buena fe (art. 914). Poseedor de buena fe es el que cree en
la legitimidad de su posesión.
5. Presunción de continuidad posesoria (art. 915). El poseedor actual que
demuestra su posesión en época anterior, se presume que ha poseído
también durante el tiempo intermedio.
583
Tratado de Derechos Reales
El tema de las presunciones a favor del poseedor ha sido estudiado ya en el
capítulo I del título IV (supra, N° 373 y ss.).
584
Efectos jurídicos
2. No responde del deterioro o pérdida de los bienes poseídos.
3. Derecho a que se le reembolsen las mejoras necesarias y útiles, así como el
derecho a retirar las de adorno (ius tollendi) (art. 917).
Expresa Roberto DE RUGGIERO, que es el último y el grado más elevado de
posesión; siendo posesión legítima, se le añaden otros requisitos que la hacen pro-
ducir efectos más amplios, que son precisamente la buena fe y el título(1074).
Poseedor de buena fe es quien desconoce la invalidez de su título.
La ley protege la buena fe. De ahí que el poseedor puede defendér su iuspos-
sessionis mientras dura el ataque a su posesión (in continenti) ejercitando un derecho de
legítima defensa(1075). Aunque esta última es más amplia, ya que tutela en realidad
toda posesión.
Los efectos de la posesión de buena fe son varios, como ya se dijo.
El poseedor de buena fe, ya se manifestó, hace suyos los frutos (art. 908)(1076).
En contrapartida, el de mala fe debe pagarlos. Algunos lo incluyen dentro de la
accesión. Nosotros creemos que debe estudiarse dentro de la posesión; en igual
sentido, los códigos argentino (derogado), español, portugués, etcétera.
Está claro que aquí nos referimos al poseedor, no al propietario, que hace suyos
los frutos. Acerca del fundamento de este derecho —que ya era aceptado en el
Derecho romano— existen opiniones divergentes. Algunos lo encuentran en el
trabajo, que es el alma de la producción, pero no basta, porque no es el único agente
de la producción.
Tampoco es suficiente la presunción de dominio a que TROPLONG y otros han
recurrido, toda vez que la apariencia tiene que ceder a la realidad.
Los expositores modernos la encuentran en la equidad. El poseedor —dicen—
ha aprovechado de los frutos, creyendo que eran suyos. DEMOLOMBE(1077) sostiene: "Si,
pues, se le obliga al cabo de muchos años a restituir todos los frutos, se le pone en
situación violentísima; se le reduce a la miseria, mientras por otra parte, el dueño
aprovecha de su negligencia, recogiendo, acumulando un capital considerable, que,
probablemente, no lo habría formado teniendo la cosa en su poder. Y al orden social
le interesa evitar esas restituciones acumuladas que pueden ocasionar la ruina y el
trastorno de las familias, y dar lugar, por otra parte, a especulaciones exorbitantes y
maliciosas". Punto de vista similar al de PLANIOL-RIPERT- PICARD, quienes estiman que
los obtiene "porque se le reputa haberlos consumido
585 : i
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA PROTECCIÓN
POSESORIA08650
CAPITULO III
449. ACCIONES POSESORIAS E INTERDICTOS. NOCIÓN Y ORIGEN
El concepto primigenio de posesión es distinto al contemporáneo. En Roma se
refiere, exclusivamente, al derecho de propiedad. Como expresa GIRARD(1079), es "el
poder de hecho sobre la cosa, cuyo poder de derecho es la propiedad". Es decir, que
posesión y propiedad eran anverso y reverso, cara y sello de una misma institución.
Esta noción es opuesta a la actual en que la posesión es el ejercicio de un derecho
manifestado por actos materiales, por signos exteriores, pudiéndose aplicar tal
concepto a todos los derechos posibles (MARÍN).
En la Roma primitiva no cabe hablar de posesión tal como hoy se la entiende.
Tenía varias acepciones. La posesión que interesa es aquella a la que el Pretor
concedía su protección mediante ciertos mandamientos y prohibiciones (interdictos)
contra las perturbaciones arbitrarias.
El concepto se elabora partiendo de una situación de hechos consumados que el
Estado tiene que atender y regular(1080).
En síntesis, el poseedor es defendido. Empero, la defensa cae fuera de lo establecido
por el orden jurídico: defensa extra ordinem.
Fuera de ese orden se mueve la posesión misma, aunque la posesión no sea extraña a
él; la posesión es un derecho de propiedad que se va haciendo, a punto
de ganar la garantía jurídica; por eso está protegida por la acción publiciana. Esta es la
acción posesoria por excelencia y, en lontananza, opuesta a los interdictos.
Pero no siempre es defendida la posesión. Su tutela beneficia al poseedor que
sufre perturbaciones o invasiones determinadas: vi (violencia), clam (clandestinidad),
precario. El Pretor lo protege contra quien lo ataca, aunque sea el mismo propietario.
De aquí se puede definir a las acciones interdíctales como "órdenes magis-
tratuales de carácter expeditivo, es decir, encaminadas a mantener una situación o a
obtener un determinado comportamiento en momento que no admite dilación". 866
865 Bibliografía: JHERING, R. El fundamento de la protección posesoria, p. 57 y ss.; JHERING, La voluntad en la posesión, p. 55 y ss.;
SALEILLES, R. La posesión..., p. 328 y ss.; HERNANDEZ GIL, A. La posesión, p. 693 y ss.; IGLESIAS, ). Derecho
Romano..., p. 323 y ss.; DE LOS MOZOS, J. Tutela interdictal de la posesión, p. 7 y ss.; MARIN PÉREZ, P. Sobre la
naturaleza jurídica de la posesión en el Derecho español, p. 4 y ss.; PARRA, R. Acciones posesorias, p. 1 y ss.; BENDERSK^ M.
Acciones posesorias y despojo, p. 8 y ss.; VALENCIA ZEA, A. La posesión, p. 285 y ss.; LAFAILLE, Héctor. Curso de
Derecho Civil. Derechos Reales, I, p. 223 y ss.; ALLENDE, G. Panorama de Derechos Reales, p. 282 y ss.; WOLFF, Martin.
Tratado de Derecho Civil. Derecho de Cosas, p. 85 y ss.; SALVAT, Raymundo M. Tratado de Derecho Civil Argentino. Derechos
Reales, T. I, p. 329 y ss.; BONFANTE, P Instituciones de Derecho Romano, p. 120 y ss.; KUNKEL, W Historia del Derecho
Romano, p. 84 y ss.
(1079) Cit. por MARÍN, P Ob. cit, p. 4.
(1080) MARÍN PÉREZ, P. Ob. cit, p. 7.
866 IGLESIAS, J. Ob. cit., pp. 323 y 324.
589
Tratado de Derechos Reales
867 Cit. por PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Derecho Civil. Derechos Reales, T. I, p. 424.
868 TAQUÍA, V Ob. cit., pp. 23-25.
590
Antecedentes históricos de la protección posesoria
591
Tratado de Derechos Reales
sacramento, per iudicis arbitrire postulationem, per condictionem, per manus iniec- tionem,perpignoris
capionem (BONFANTE).
No obstante, con el tiempo este procedimiento pareció grave y tedioso, donde
debido al formalismo, el más ligero error hacía perder el proceso. GAYO lo anota así:
"Pero todas estas acciones de la ley, poco a poco, se fueron desprestigiando. En
efecto, por el excesivo formalismo de los antiguos que crearon estas reglas jurídicas,
se llegaba al extremo de que el mínimo error hacía perder el pleito"873.
En el año 367 a.n.e., en Roma la administración de la justicia (iuris dictio) fue
separada de la magistratura consular y confiada como competencia especial a un
colega menor de los Cónsules, el Pretor. Este nuevo magistrado introdujo cambios;
unas veces suplantaba las fuentes verdaderas y propias del Derecho; otras, decidía él
mismo contra el ordenamiento establecido. "Esta reforma comenzó con la Ley
Ebucia (otorgada probablemente entre el 146 y el 126 a.n.e.) y fue desarrollada bajo
Augusto por dos leyes Julias; después de lo cual las legis actiones quedaron solamente
para las controversias que se planteaban ante el Tribunal de los Centumviros'{lom.
592
Antecedentes históricos de la protección posesoria
593
Tratado de Derechos Reales
"En los juicios divisorios añadíase también otra parte a la fórmula para conferir
al Juez la potestad de atribuir a los pleiteantes la propiedad de las partes en que es
dividido el objeto; esta parte se llamaba adiudicatio o adjudicación".
En el procedimiento de la fórmula, el objeto de cada controversia se debía
evaluar en una suma de dinero, y la condena era dictada en esta suma. En las acciones
reales estaba permitido al reo esquivar la condena con el valor del bien (litis aestimatio),
fijado bajo juramento del actor, efectuando la restitución.
"El procedimiento de la fórmula duró todo el periodo clásico de la jurispru-
dencia romana. Pero el uso de resolver las controversias extra ordinem, es decir, sin
aplazar la causa al Juez se fue haciendo poco a poco más frecuente durante el
Imperio. En el Derecho justinianeo resta solo una mínima huella del antiguo orden
de los juicios privados: son exclusivamente los Magistrados públicos los que
conducen el proceso desde el principio hasta el fin, por lo que el Emperador declara
que en su época todos los juicios son extraordinarios"877.
594
Antecedentes históricos de la protección posesoria
595
Tratado de Derechos Reales
596
Antecedentes históricos de la protección posesoria
597
Tratado de Derechos Reales
461. EL INTERDICTO DE VI
Llamado también interdicto de vi quotidiana. Se concedía contra el que realizaba
el despojo. Pero admite la exceptio vitiosae possessionis (excepción de posesión viciosa),
de modo que el autor del despojo conserva la posesión cuando el expoliado
(despojado) poseía antes iniuste con relación a él (IGLESIAS). Igualmente podía
interponerse la exceptio temporis, cuando había transcurrido un año.
El interdicto de vi, solo protegía inmuebles. Según SAVIGNY, la posesión de
muebles se protegía con otras acciones: la actio furti, la actio bonorum raptorum y la actio ad
exhibendum(im).
598
Antecedentes históricos de la protección posesoria
599
Tratado de Derechos Reales
600
Antecedentes históricos de la protección posesoria
601
Antecedentes históricos de la protección posesoria
modificando, hasta que llega un momento en que viene a ser casi el único; como
interdicto no sobrevive al siglo IV En el curso del siglo V no se concibe más que la
existencia de una acción posesoria única, la actio momentariaepossessionisans).
603 ^MMFII
Tratado de Derechos Reales
interdictos posesorios —no en su procedimiento— de acuerdo otra vez con las fuen-
tes clásicas". Pero además de esta restauración, se da la subsistencia de las dis-
posiciones penales de las constituciones imperiales postclásicas y, lo que es más
importante, un ensanchamiento del concepto de posesión, pues se aplica no solo a
los bienes corporales, sino a toda clase de derechos891.
Por estos dos caminos viene la influencia del Derecho romano al moderno: "De
una parte, la influencia ejercida sobre el Derecho medioeval a través del Derecho
canónico en la protección contra la violencia procede del Derecho pos- clásico; de
otra, la influencia del Derecho justinianeo se ejercerá tardíamente a través de la
recepción del Corpus iuris" (DE LOS MOZOS). -En el Derecho justinianeo "el animus viene
a ser el elemento fundamental de la posesión y el único en la quasi possessio, de manera
que aquella posibilidad de conservar la posesión solo animo excepcionalmente en el
Derecho clásico, se extiende aún más en el Derecho justinianeo, debido a las medidas
destinadas a la protección de la posesión del ausente"(U22).
La mayor influencia del Derecho romano en tiempos modernos en esta materia
es a través del ensanchamiento justinianeo del concepto de posesión,
correspondiéndose con la ampliación de la protección posesoria a favor del mero
detentador. Al mismo tiempo, resalta otra influencia distinta, a través del Derecho
canónico y Derecho germánico: la actio spolii (DE LOS Mozos).
604
Antecedentes históricos de la protección posesoria
procedimiento del derecho común, con el consiguiente adelanto de la doctrina
(MARÍN).
Pero avanzando el tiempo, este remedium spolii había de alcanzar una mayor
extensión; es el momento en que se transforma de excepción en acción. La institución
cobra auténtica personalidad con el Decretum Gratiani, obra compuesta hacia el 1150
en Bolonia, que la caracteriza como acción posesoria (LAFAILLE). "Desde entonces si
bien la exceptio quedó reducida a un rol delatorio, la actio se extendió
considerablemente al permitirse que fuera invocada por todo poseedor, no ya
solamente por obispos y que pudiera ser utilizada tanto en causas criminales como en
las civiles" (PEÑA GUZMÁN).
El procedimiento fue regulado por la decretal Frequens de INOCENCIO IV, en el año
1245, en el Concilio de Lyon, admitiéndose que en los procesos criminales esta
exceptio podía ser opuesta a todos y, en el campo civil, solo contra el expoliante893.
605
Tratado de Derechos Reales
No obstante ambos remedios subsisten simultáneamente; no es que la acción
suplante a la excepción como dice MARTÍ Y MIRALLES. El verdadero mérito consiste en
suministrar contra el despojo, junto al remedio que suponía la exceptio spolii, un medio
jurídico restitutorio que podía emplearse contra toda deiectio (despojo) injusta, y que
permitan al deiectus la iniciativa, "en términos no tan estrictos como los del unde vi
romano, del cual era una ampliación, y así la propia decretal Saepe contingit de INOCENCIO
III, lo indica frente al Derecho romano, en la expresión unde non obstante iuris civilis
rigore, para ser utilizada, según unos, contra todo tercer poseedor y, según otros,
solamente contra el tertius spolii conscius(nm.
El Derecho canónico extiende la protección posesoria y la noción misma de
posesión, no solo al detentador, al depositario o al comodatario, que ya se había
iniciado en el Derecho romano, sino que la extensión más típica tiene lugar de una
parte, al conceder el remedium spolii en forma de actio no contra el despojante
únicamente, sino también contra el tercer adquirente y, de otra, al desligar el
concepto de posesión de la relación material con el bien, de manera que la posesión
material no es la única posesión, sino una de tantas; la posesión viene a ser más bien
la exteriorización del ejercicio de un derecho (RUFFINI). Protegía "los derechos sobre la
dignidad, los beneficios, los oficios, las prebendas, los cargos honoríficos, la
supremacía material o civil sobre la comunidad, iglesia, convento, respeto al derecho
al décimo o al de elección, a la jurisdicción y, por fin, a los derechos de familia, a los
matrimoniales, respeto, en suma, a cada derecho personal" (FADDA y BENSA). NO
importa que a veces se usara el término status percipiendi porque no es el nombre lo que
importa, sino el concepto mismo (RUFFINI)894. Se extendió también la posesión y su
protección a los derechos de estado, a los de obligación, y aun hoy —como expresa
DE DIEGO- se habla de la posesión de un crédito895.
La condictio, en síntesis, exigía ciertas características:
1. Se otorgaba no solo al poseedor, sino al detentador.
2. Protegía por igual a los bienes muebles e inmuebles, y en general todos los
derechos, incluidas las res incorporalis.
3. Podía ser dirigida contra el autor del despojo y también contra los terceros
adquirentes.
4. Se dirigía contra todo despojo, aun el no violento, o sea, se aplicaba a todos
los casos en que se perdía la posesión sin causa violenta896.
473. DERECHO SECULAR ITALIANO EN LOS SIGLOS XIV Y XV. EL
SUMMARIISSIMUM POSSESSORIUM
Los glosadores elevan el nivel de tutela posesoria y perfeccionan los remedios
posesorios del derecho canónico: crean una nueva institución. Es así que los
glosadores italianos del derecho romano, a las alturas de los siglos XIV y Xy
introducen y desarrollan el summariissimum possessorium.
El summariissimum possessorium es una especie de proceso sumario de carácter
policial que busca mantener en su posesión, transitoriamente, al que aparece, prima
606
Antecedentes históricos de la protección posesoria
facie, como poseedor actual; desde esta perspectiva, pretende mantene'r el orden y
evitar las vías de hecho entre las partes que discutían la posesión del bien897.
Se dice por ello que el summariissimum possessorium consistía en "una instrucción
sumaria, practicada por el juez para indagar si una de las partes entre quienes se
discutía la posesión de un bien, se encontraba o no manifiestamente en posesión de
él; el juez en tal caso disponía que esa parte la conservara mientras durase toda la
tramitación del juicio" (SAVIGNY, SALVAT)( 33).U
607
Tratado de Derechos Reales
suma, hay una gewere corporal, pero también una gewere ideal, esquema cuyos
equivalentes en nuestro derecho actual serían la posesión fáctica (art. 886 del
CC) y la posesión civilísima (art. 660 del CC).
Esta gewere fáctica o corporal no es una simple tenencia (a la manera del
derecho real y que el derecho germánico rechazaba, pues el animus domini no
fue elemento de la gewere), sino entendida como la forma jurídica del
derecho real. De modo que si esta gewere no es atacada por una gewere
superior, o no lo es durante un año y un día (anualidad en la posesión),
deviene inatacable, y con el tiempo (no así inicialmente) es considerada
como la Rechte gewere, que se impondrá posteriormente900.
Según Eugen HÜBER(u38), dos circunstancias fundamentales tenía la gewere, a
saber: 1) un señorío efectivo sobre un bien equiparable al cor- pus de la
posesión romana; y 2) una especialísima y privilegiada posición del titular
del goce y señorío con el bien.
Sin duda el antiguo derecho germánico aportó con la gewere una institución
peculiar, donde el problema de la distinción entre propiedad y posesión,
que tanto preocupó al Derecho romano —pero que sobre todo
atormentaba a los jurisconsultos romanistas—, no se conoció. Tan es así
que al que poseía se le consideraba propietario del bien(U39).
El término gewere (alto antiguo alemán giweri, weri) significa custodia, guarda,
posesión; las fuentes latinas hablan de vestitura, investitura (transmisión de
posesión)(u40). Mientras que el profesor español Jerónimo GONZÁLEZ piensa
que gewere deriva de la raíz u/ere (gótico-vasjan, que puede traducirse por el
verbo latino vestire, investiré), o sea, investidura. En el Derecho francés es la
saisine, y en el inglés, seisin (de sazjan).
II. En cuanto a la protección posesoria, al antiguo derecho germánico le fue
desconocida una acción posesoria. Luego tampoco hubo nada interesante,
es decir, no se originó alguna institución novedosa como las que aportaron
el derecho canónico o el derecho italiano en los siglos XIV y XV La
protección normal se daba en el ámbito penal, donde se concedía una
facultad de defensa por acción propia, en virtud de la cual incurría en
sanción penal quien la quebrantaba. Una acción autónoma (civil) solo nace
hasta la baja Edad Media, debido a la influencia del derecho canónico, si
bien no se desarrolla —según Hans PLA- NITZ— hasta después de la
recepción, a imitación de los interdictos romanos901.
608
Antecedentes históricos de la protección posesoria
1. La acción en reintegro (la reintegrande). Se origina en un texto de las falsas
decretales, de donde los canonistas derivaron una actio spolii y previamente
una exceptio spolii para proteger al desposeído violentamente. Es pues
consecuencia de la condictio ex canone redintegranda.
2. La acción en queja (complainte). Según PLANIOL-RIPERT-PICARD aparece en el
siglo XIII (para otros, en el siglo XIV) en las coutum.es de Beau- voisis de
Baumanoir, y se concedía al poseedor turbado en la posesión. Se
fundamenta en la anualidad de la posesión, conforme al derecho
germánico.
3. La denuncia de obra nueva (denonciation de nouvel oeuvre). Imitada del
derecho romano, y destinada a terminar con las molestias que una obra
nueva emprendida por su vecino, causaba al propietario902.
Estiman PLANIOL, RIPERT y PICARD que estas acciones tienen diferencias pro-
fundas; las dos últimas son verdaderas acciones posesorias (o sea, acciones reales
fundadas en la posesión anual, cuyo objeto era la obtención de la posesión por quien
las ejercita); la acción en reintegro, solo es acción posesoria en el sentido más amplio
del concepto, es más bien personal que real y se concede a todo detentador, aun si
fuese por un solo día, víctima de desposesión violenta903.
La postura de los profesores franceses, que no compartimos en el último
extremo, es más o menos generalizada en el derecho francés, donde al lado de la
complainte (turbación, conservación) y la reintegrande (despojo) está la de obra nueva.
Mas a esta última se le confiere naturaleza posesoria, y no al despojo. Así también los
MAZEAUD. Para PLANIOL, RIPERT y PICARD, la acción posesoria por excelencia es la
complainte.
902 PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Tratado práctico de Derecho Civil Francés. T. III, p. 175.
(114.3) PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 176.
904 MARÍN, PÉREZ, Pascual. Ob. cit., pp. 18 y 19.
905 Erróneamente, VALIENTE solo enumera los tres primeros. Ob. cit., p. 117.
609
Tratado de Derechos Reales
477. ÉPOCA MODERNA. LA PROTECCIÓN POSESORIA EN LAS LEGIS-
LACIONES MODERNAS
I. La noción de posesión es romana. "La Edad Moderna, con su empeño
asimilador de toda clase de instituciones a las correspondientes del derecho
romano, ha implantado en lugar de la gewere, la posesión romana, mero
reflejo o presunción de dominio, sin la rica variedad de contenido que
ofrece la geu>ere"(n46).
II. JHERING considera que en el derecho moderno se reconocía, "como regla
aplicable, tanto a los muebles como a los inmuebles, y en virtud de
principios del derecho de JUSTINIANO, que el poseedor puede pretender la
protección posesoria contra toda apropiación de la posesión por parte de
un tercero, que no se la puede hacer remontar hasta su propia voluntad
(como en el caso de dolus o de metus)\ las circunstancias particulares de esta
apreciación, la violencia, el error, el dolo o falta de un tercero, son
completamente indiferentes; el demandante no tiene que probar su
posesión hasta ese momento y la manera como ha pasado al defensor
(demandado)"906.
En realidad las legislaciones modernas organizan su sistema de tutela
posesoria a base de las acciones conservativas y recuperatorias (SALVAT). No
se conoce el summariissimum possessorium. Lo mismo hace el Derecho
germánico con las acciones de turbación y restauración. En Francia, la
complainte participaba de los rasgos de la complainte y la reintegrande del antiguo
Derecho francés. En suma, las acciones posesorias se mantienen con
ligeros cambios, en algunos casos llegan a fusionarse907.
III. Casi no hay innovaciones en este periodo.
El Code consagró en el derecho positivo lo que la costumbre ya había
impuesto (VALIENTE).
El Código Civil austríaco (art. 309), francés (art. 2.228), italiano (art. 685) y
portugués (art. 474), conforman las corrientes codificadoras de comienzos
del siglo XIX que inspiraron a los legisladores españoles, y de ahí a
América, entendiendo que la posesión es la simple tenencia de un bien o el
goce de un derecho908.
610
De ahí que códigos del siglo XIX, como el argentino, inicialmente
renuente, han extendido la protección posesoria a la posesión inmediata,
que ellos equivocadamente llaman tenencia. Es decir que son titulares de las
acciones posesorias ya no solo el poseedor mediato, sino también el poseedor
inmediato, o también llamado en Argentina, tenedor en interés propio (que
nosotros rechazamos, pues no es tenedor);
CAPÍTULO III
naturalmente está excluido el servidor de la posesión como que no es
poseedor; el servidor, solo detiene el bien en razón de dependencia, hos-
pedaje u hospitalidad909.
Lo mismo puede decirse del Derecho español: extensión de la tutela
interdictal a toda clase de posesión910.
II. En resumidas cuentas, el derecho civil actual tiene determinados caracteres:
1. Todas las relaciones posesorias son protegidas: así la posesión en
nombre de dueño como la posesión a título distinto de dueño (usu-
fructuario, arrendatario), que antes los clásicos llamaban posesión en
nombre propio y posesión en nombre ajeno, respectivamente.
2. Los interdictos -del derecho romano al derecho actual- se han uni-
ficado, de modo tal que, frente a cualquier ataque de un tercero, el
poseedor se encuentra protegido por un interdicto o acción posesoria.
III. En el Derecho actual, ha sido el BGB el que ha realizado el máximo
perfeccionamiento en materia de protección judicial.
1. La acción de recuperación o reintegración es llamada "pretensión por
privación de la posesión" (Anspruch wegen Besitzentziehung). Esta acción
funde orgánicamente toda la teoría romana de los interdicta recuperandae
possessionis y la actio spolii del derecho canónico (BGB, art. 861, párr. Io).
2. La acción de conservación o mantenimiento tiene su equivalente en la
"pretensión por inquietación" (Anspruch wegen Besitzstorung) (art. 862,
párr. Io). Esto no es otra cosa que la continuación de los interdictos
retinendae possessionis del derecho romano, junto con el sum- mariissimum
possessorium.
479. LOS INTERDICTOS POSESORIOS EN LA LEGISLACIÓN PERUANA
El sistema por el que opta la codificación peruana es el del sistema germano. El
Código Civil diferencia entre acciones posesorias e interdictos (art. 921). Las acciones
posesorias tienen conexión con el derecho a la posesión; los interdictos, con el hecho
posesorio. Por otro lado, el nuevo Código Procesal Civil trae legislados solo dos
interdictos verdaderamente posesorios. El tema es tratado in extenso más adelante.
909 Así, SPOTA, A. Curso sobre temas de Derecho Civil, p. 468; ALLENDE, G. Ob. cit., p. 369-
910 En efecto, DE LOS MOZOS sostiene que "al igual que sucedía en el Derecho romano clásico con la posesión en
nombre propio y en concepto de dueño, y donde la protección posesoria se extendía a favor de determinados
poseedores in nomine alieno (usufructuario, enfiteuta, acreedor prendario, etc.), así viene a suceder con el Derecho
español respecto de la posesión como poder de hecho\ que en virtud de una verdadera ficción legal se llega a considerar
que existe posesión cuando no concurren las circunstancias necesarias para que materialmente quede configurada
como poder de hecho". Ob. cit, p. 173-
Hemos coincidido mucho con el profesor José Luis DE LOS MOZOS, desgraciadamente no arribamos a sus
mismas conclusiones. Por el contrario, tenemos afinidad con ese otro gran maestro: Antonio HERNANDEZ GIL.
611
Tratado de Derechos Reales
LA PROTECCIÓN POSESORIA EN GENERAL
612
Tratado de Derechos Reales
II. Las acciones en esa época se dividen en actiones in personam y actiones in rem. Las
acciones personales derivan de la relación jurídica entablada con una
persona determinada, "cuya persona es la única que está en condiciones de
violar los derechos que nacen, o se derivan de esta relación"; son las
relaciones obligacionales. A través de las actiones in rem se hacen valer los
derechos sobre los bienes; pero más genéricamente — como dice
BONFANTE— "denota toda acción constituida para la defensa de un derecho
absoluto que cualquier tercero puede estar en condiciones de violar, como
son, además de los derechos reales, los derechos de estado o de capacidad y
los derechos de familia". Empero en ciertas relaciones obligacionales, el
obligado, que es el emplazado con la acción, no es determinado de un
modo definitivo, sino pro tempore, toda vez que la obligación depende de
hallarse en una cierta relación con un objeto concreto. Otras acciones del
mismo carácter son, verbigracia: la actio aquae pluviae arcendae, el interdicto
quod vi aut clam.
Las acciones reales adoptan el nombre general de vindicationes o peti- tiones,
nombre tomado de la acción reivindicatoría. Las acciones reales, que
buscan el reconocimiento de un estado o derecho de capacidad, se llaman
prejudiciales (praeiudiciales in rem actiones), porque estos derechos son el
presupuesto subjetivo de otros derechos y eventualmente de otros
procesos.
Pero la clasificación no es puramente dual o maniquea. A algunas acciones
personales se les atribuye naturaleza mixta. Tales son: la actio comuni dividundo (acción
de división y partición), con la que se divide el bien tenido en propiedad común; la
actio finium regundorum (acción de deslinde), enderezada a regular los límites o confines,
y en general todas las acciones divisorias. Ello porque, a los efectos reales
(adjudicación de cuotas), se añadió más adelante el proceso sobre las prestaciones
personales, por ejemplo, a causa de los gastos hechos sobre el bien.
En sentido contrario, la acción hereditaria {hereditatis petitio), que es indiscu-
tiblemente acción real, porque en Roma buscaba el reconocimiento de un derecho
absoluto, se la considera también mixta, pues "en último análisis da por resultado
otorgar al heredero los derechos que constituyen el patrimonio hereditario, y entre
estos se encuentran también los derechos de obligación o los créditos"912.
El derecho moderno conserva, en esencia, la misma noción de las acciones. Son
reales las que tutelan los derechos sobre los bienes, aquellas que tienen como fin el
reconocimiento de un derecho real recaído sobre un bien. Según el artículo 2.756 del
código argentino anterior, acción real es la que tiene por objeto "hacer declarar en
juicio la existencia, plenitud y libertad de los derechos reales, con el objeto accesorio,
cuando hubiere lugar, de indemnización del daño causado".
615
Tratado de Derechos Reales
En definitiva, acción posesoria es el medio de recurrir ante el órgano juris-
diccional, a fin de proteger la posesión, contra cualquier medio fáctico que la ponga
en peligro, sea perturbándola, sea despojándola a su poseedor; poco importa para el
efecto, que el poseedor tenga derecho a poseer (ius possidendi), basta simplemente el
hecho posesorio, aunque este es también en el fondo un derecho (ius possessionis).
Ahora bien: está claro que acción posesoria e interdicto son temas distintos. El
Código Civil (art. 921) habla de ambos. Ello no obstante, no hay, no existen más
acciones posesorias que los interdictos, lo cual se corrobora con el Código Procesal
Civil, que solo legisla nominativamente a los últimos(U58), si bien deja abierta la
posibilidad de recurrir a la acción posesoria cuando, fuera del plazo de un año, agrega
que "el demandante puede ejercer su derecho a la posesión en un proceso de
conocimiento" (art. 601 del CPC).
Los interdictos posesorios propiamente dichos son los de retener y de
recuperar.
484. ACCIONES POSESORIAS E INTERDICTOS. NATURALEZA JURÍDICA
Alrededor de ambos institutos, se produce en la mayoría de la doctrina una
posición dual: la acción posesoria tutela el derecho a la posesión, el mejor derecho a
poseer (ius possidendi). Por eso mismo la acción posesoria por excelencia era la acción
publiciana, en tanto que los interdictos protegen el hecho posesorio; su finalidad es
defender al poseedor actual, sin entrar a considerar si tiene derecho o no a la
posesión. Esta es, en resumidas cuentas, la postura dominante (DE DIEGO915, ESPÍN916,
LAFAILLE917, ROMERO)918.
Algunos niegan que la acción cuya finalidad es establecer quién tiene derecho a
poseer, no sea propiamente posesoria, ya que se funda en un determinado "poder
jurídico" y no simplemente en el "poder de hecho". Así, el comprador tiene, respecto
al vendedor, un derecho a poseer, pues la venta es título suficiente para adquirir una
posesión de propietario; pero el ejercicio de tal acción, se funda en el contrato y no en
el hecho de la posesión (VALENCIA ZEA).
616
La protección posesoria en particular
En otros términos, el proceso petitorio lo deduce el dueño para que se le res-
tituya en la posesión, o bien el titular del derecho real respectivo, a fin de obtener el
reconocimiento y libre ejercicio de tal derecho (servidumbre, usufructo, etc.).
Los procesos posesorios, entendidos como interdictos posesorios, por contra,
se refieren a la posesión, o si se quiere, versan sobre la posesión fáctica. Mediante el
interdicto posesorio, el poseedor recobra o afianza su posesión; para ser más claros:
mantiene o recobra la posesión. Hay una diferencia entre el interdicto posesorio y la
acción posesoria propiamente dicha; esta última tiene como objeto esclarecer a quién
corresponde el derecho a poseer, el mejor derecho a la posesión {tuspossidendi). En
suma, prueba su derecho de o a la posesión. Se trata de la acción publiciana (en el
Derecho romano), que no debe confundirse con la acción petitoria.
Ahora bien: si a través del interdicto posesorio el poseedor retoma o afianza su
posesión, ello no es de modo definitivo, sino transitorio: "es el dueño presunto y nada
más, aunque eso en sí vale mucho" (PEÑAHERRERA), pero no impide que luego pueda
disputarse el derecho en un proceso petitorio.
El possessorium es un proceso preliminar, transitorio, provisional, es, por decirlo
así, un proceso de avanzada sobre el hecho posesorio, previo a otro; no obsta empero
que más adelante se controvierta en un proceso petitorio sobre el derecho posesorio.
Esto es lo que aparece del ordenamiento procesal cuando se establece que, fuera del
principio de anualidad, "el demandante puede ejercer su derecho a la posesión en un
proceso de conocimiento" (art. 601 del CPC).
¿Cuál es entonces el valor delpossessorium? Puesto que la ley permite al vencido
en el interdicto posesorio, ejercer su "derecho a la posesión" (entablar a continuación
el proceso petitorio), entonces es meridianamente claro que la sentencia expedida en
el possessorium carece de la autoridad de cosa juzgada; "ella no prejuzga en lo más
mínimo sobre el derecho de posesión, ni impide que en el juicio petitorio se dicte una
resolución contraria" (SALVAT)(U65). LO que sí no se admite es la acumulación entre el
posesorio y el petitorio11166).
Se puede decir, por ultimo, que la acción posesoria es previa a la acción peti-
toria, que resulta ser el fallo definitivo sobre el derecho controvertido (u67), pero ello
está limitado, por cierto, a la voluntad del poseedor o titular del derecho.
Por ello se habla de una función interna de las acciones posesorias; su efecto
está destinado a ser neutralizado cuando el titular del derecho con quien el poseedor
choca, ejerce fundadamente la acción petitoria (la acción reivindicatoría u otra como
la negatoria, por ejemplo)920. En la misma línea, LAFAILLE sostiene que la sentencia en
el interdicto no prejuzga ni sobre el derecho de dominio, ni siquiera sobre la
posesión. Añade que "cualquiera que sea la sentencia recaída en el interdicto, se
entenderá siempre sin perjuicio de las acciones de posesión o de dominio que
puedan corresponder al vencido con arreglo a derecho"921.
En verdad, interdicto, acción publiciana y acción reivindicatoría, corresponden
al hecho posesorio, al derecho de posesión y al dominio, respectivamente.
617
Tratado de Derechos Reales
Ambas acciones —petitorias y posesorias—, a nuestro ver, son reales, criterio
un tanto opuesto a la doctrina argentina. Aunque este tema es ya materia del siguiente
ítem.
922 BORDA afirma que son reales, y expresa sólidas razones que nosotros seguimos. Ob. cit., pp. 108 y 109.
618
Tratado de Derechos Reales
Otros dudan que las acciones posesorias tengan carácter personal o real. Entre
estos está el preclaro jurista italiano Francesco MESSINEO; para él la razón de ser de
tales acciones es de carácter social, porque "es de interés general que el poseedor no
sea privado por otro de la posesión, y que no sea molestado en ella por nadie; quien
se considere con un poder superior al del poseedor, tiene a su disposición las
acciones petitorias"923. Es claro que el dominus puede recurrir al petitorium, pero este es
proceso de conocimiento, plenario, largo; en vez de ello puede recurrir a una vía
abreviada, corta, y donde el resultado es el mismo.
487. REQUISITOS
La ley peruana no contiene un artículo que establezca los requisitos, como sí lo
hacía, verbigracia, el código argentino recientemente derogado en el artículo 2.473.
En el pasado se han exigido algunos. Veamos.
1. Anualidad. El origen del requisito no es romano. CORNIL demuestra que es
de fuente germánica, luego pasó al antiguo derecho francés, y por este
medio a la legislación contemporánea(U75).
Siguiendo a TROPLONG, los clásicos, entre ellos VELEZ SARSFIELD, han
establecido que tiene por fundamento el hecho de que el poseedor pro-
tegido de manera especial debe tener una posesión inequívoca, que no
admita dudas respecto de su existencia, porque puede tratarse de una
ocupación transitoria o faltar el ánimo de poseer; la ley quiere que el corpus
sea indiscutible. Entonces exige un lapso de tiempo suficientemente
amplio para que se conozca positivamente la voluntad o intención del
ocupante (LAFAILLE). Como se ve, forma parte del pensamiento subjetivista.
Otros requisitos exigidos son:
2. Carencia de vicios.
3. Continuidad y falta de interrupción.
4. Posesión inequívoca.
5. Objeto inmueble.
■ 620
LA PROTECCIÓN POSESORIA EN
PARTICULAR. LA AUTOTUTELA O
DEFENSA EXTRA JUDICIAL DE LA
POSESIÓN
CAPÍTULO III
489. LA DEFENSA PROPIA EN EL DERECHO ROMANO
JHERING ha puesto de relieve cómo el poseedor y el tenedor tenían los mismos
medios, si bien tal protección ya era concebida en el Derecho romano: era doble y
consistía en el derecho de propia defensa y en las acciones posesorias.
La defensa propia o autotutela se otorgaba a toda persona a la que se tratara de
arrebatar el bien de sus manos, amparando así al poseedor como al tenedor(U77). El
derecho contemporáneo inclusive la ha ampliado al servidor de la posesión.
Este principio de derecho natural estaba ya en el Digesto: vim vi repeliere licere,
Cassius scribit, idque ius natura comparatur; aparet autem; inquit, ex eo, arma armis repeliere licere:
Dice CASIO que es permitido repeler la fuerza por la fuerza, y esto es conforme al
derecho natural. Sostiene que es claro que por esto es permitido defenderse con las
armas de las armas925, o, lo que es lo mismo, con la fuerza de las armas.
623
Tratado de Derechos Reales
La legítima defensa de la posesión civil tiene conexión con la misma doctrina de
la legítima defensa penal; no es sino la aplicación en el campo posesorio, del principio
de la legítima defensa por la persona que sufre una agresión, y exige por lo tanto
similares presupuestos; pero —como dice MUSTO- "debe distinguirse entre la violencia
defensiva, mediante la cual se tiende a conservar un estado de cosas existentes, frente
a una agresión, y la violencia ofensiva, aunque se ejerza con miras a lograr un estado
de hecho que sea conforme al derecho"927; la primera está permitida, la segunda,
proscrita.
624
Tratado de Derechos Reales
i) Contra la perturbación, molestia, "privación inminente" (WOLFF) o peligro
actual (MESSINEO); noción esta (inminencia) implícita en la legítima
defensa. Se trata del principio de la legítima defensa penal frente a una
agresión; exige por ello los mismos presupuestos (elementos) o
circunstancias: a) agresión ilegítima; b) necesidad racional del medio
empleado para impedirla o repelerla 928 . Ya no se exige la
proporcionalidad de medios, sino más bien la intensidad y peligrosidad
de la agresión (según la ley N° 27.936, publicada el 12 de febrero de
2003); c) falta de provocación suficiente de quien hace la defensa (art.
20, ap. 3o del CP). Debe tratarse pues de una agresión ilegítima, injusta
que perturbe la posesión venga de quien venga, incluido el propietario.
El término "agresión ilegítima" hace referencia al empleo de la fuerza
que se utiliza contra el poseedor, lo cual está prohibido por el Derecho,
debiendo recurrirse a los canales procedimentales. Nadie puede
hacerse justicia por su propia mano. Por eso aquel que pretende
recuperar la posesión del bien por la vía de la fuerza, recibe una
respuesta similar.
Cuando el Código Civil habla de "abstenerse de las vías de hecho no
justificadas por las circunstancias", está refiriéndose inequívocamente a
lo que el derecho penal exige: usar un medio proporcionado, racional
("justificado", adecuado) a la ofensa, para impedir o repeler la
perturbación o el despojo. La utilización de medios desproporcionados
haría desaparecer las causas que eximen o atenúan la responsabilidad
penal. En términos del derecho penal, entre agresión y defensa debe
haber equiparidad, proporción.
ii) También el derecho de defensa de la posesión lo tiene el poseedor contra
la perturbación o inquietación consumada, mientras dure el estado
producido por ella. Según WOLFF, no tiene plazo, ni siquiera el año para
plantear la pretensión por inquietación posesoria.
En el derecho penal se contemplan dos casos de estado de necesidad:
justificante (art. 20, 4o del CP)929 y estado de necesidad exculpante (art. 20,
5o del CP).
2. El derecho a recobrar la posesión del bien, a volver a apoderarse de él a la fuerza, en
caso de despojo consumado (art. 920).
Pero aquí hay un límite reducido de tiempo. En los bienes muebles puede
ser recuperado el bien si el despojante (ladrón) es sorprendido in fraganti, o,
si es perseguido instantáneamente (WOLFF); en los bienes inmuebles,
sucedido el despojo, la norma original disponía que el bien debía ser
928 Ya no se exige la proporcionalidad de medios, sino más bien la intensidad y peligrosidad de la agresión (según la ley N°
27.936, publicada el 12 de febrero de 2003).
929 Según la Exposición de Motivos, este texto tiene su fuente en el numeral 34 del Código Penal Alemán (1975). Las
innovaciones introducidas son las siguientes: "a diferencia del artículo 85, inciso 3, del Código Penal de 1924, el dispositivo
que se propone ha sido redactado en función de otro distinto reservado para el estado de necesidad exculpante; la amenaza
queda concretada al peligro, suprimiéndose la alusión a la amenaza de sufrir "un mal", vocablo que trae reminiscencias
morales; el peligro debe ser actual; se amplía la eximente a favor de quien conjura el peligro que amenaza a otra persona; el
bien protegido debe resultar preponderante respecto al interés dañado; y, el medio empleado para vencer el peligro debe ser
adecuado".
Tratado de Derechos Reales
recobrado "sin intervalo de tiempo", mientras que ahora se ha ampliado a
quince días.
¿Qué significado se le daba a dicha expresión? Recuperar "sin intervalo de
tiempo" quiere decir tanto como "inmediatamente", después de sucedido el
despojo. Como bien anota WOLFF: "inmediatamente" no quiere decir "sin
demora"; tampoco quiere decir instantáneamente". Obra
"inmediatamente" todo el que obre con la rapidez posible según un criterio
objetivo 930 . Se hace inmediatamente mientras dura (está in continenti) la
ofensa; por tanto, quien es despojado, puede quitar él mismo, al usurpador,
el bien, "sin que con ello incurra en el delito de tomarse la justicia por su
mano"931.
Quizá si recuperar "sin intervalo de tiempo" signifique recuperar en el día, sin
solución de continuidad. El propósito de este medio es evitar que se consume el
despojo posesorio. Si se pretende recuperar después de un tiempo transcurrido,
entonces ya no resulta posible; el canal idóneo es el de la acción interdictal de recobrar
(art. 603 y ss. del CPC). La expresión "inmediatamente", por lo demás, es de viejo
linaje, como que ya el Digesto la utilizaba932.
La expresión, como se dijo, ha sido modificada.
Creemos que la Ley N° 30.230 desnaturaliza el precepto contenido en el artículo
920 del Código, en su redacción original, por las siguientes razones.
I. La norma original prescribía que la recuperación del bien debía hacerse "sin
intervalo de tiempo", expresión esta que, a nivel del Derecho comparado,
es interpretada como que debe hacerse dentro de las veinticuatro horas. El
fundamento de esta duración se debe a que el poseedor, por un breve
instante, puede administrar justicia por su propia mano. Regularmente, la
administración de justicia la tiene el Poder Judicial; aquí, por excepción, no
es el juez sino el poseedor quien, frente a un despojo, está autorizado para
recuperar, por la vía de la fuerza, la posesión que tenía, obviamente, sin
caer en "las vías de hecho no justificadas por las circunstancias".
La ampliación del plazo a quince días es preocupante, pues no es admisible
que el poseedor tenga todo ese tiempo para recuperar la posesión, incluso
podría prestarse a excesos.
II. La autotutela o defensa extrajudicial de la posesión es propia y exclusiva del
poseedor. Aquí viene el segundo error de la modificación de la norma, pues
amplía como legitimado activo al propietario, cuando prescribe que este
"puede invocar también" la defensa extrajudicial o autotutela, "en caso de
que su inmueble fuera ocupado por un poseedor precario" (art. 920, párr.
2o). Obsérvese que la autotutela se amplía al propietario (ya no solo al
poseedor), quien tiene quinces días para convertirse en juez y expulsar al
poseedor precario (podría ser un invasor) del predio o terreno no edificado.
Creemos que se ha debido modificar el artículo 923 del Código, que regula
a la propiedad, y no el 920, que tutela a la posesión.
629
FUNDAMENTACIÓN DE LA
PROTECCIÓN POSESORIA
631
Tratado de Derechos Reales
3. Para RÓDER en la prerrogativa de la probidad, o sea, la presunción iuris
tantum que el poseedor que puede tener un derecho a la posesión, tiene
en realidad ese derecho.
4. En la propiedad, por último, la posesión es protegida:
a. Como propiedad probable (o posible), que era la opinión antigua.
b. Como propiedad que empieza (GANS).
c. Como complemento necesario de la protección de la propiedad. A
esta adhiere JHERING933.
De todas estas, son las de SAVIGNY, JHERING y SALEILLES las teorías más
trascendentes, y por ende merecen una explicación más detallada.
■ 632
Fundamentación de la protección posesoria
En realidad no hay razón para negarlo al que posee alieno nomine (en nombre
ajeno). Se pregunta JHERING: "¿será por ventura menos lesionado el orden
legal por la expulsión de un arrendatario que por la de un enfiteuta?" Y
agrega: "La violencia siempre será violencia, importando poco contra
quién se ejerce"(u92).
Si SAVIGNY reflexiona que el interdicto es un delito, los romanos le hubieran
dado una solución distinta, piensa JHERING.
Si los detentadores no tienen necesidad de un medio de protección
independiente, ¿por qué les concede el derecho romano la actio furti y la vi
bonorum raptorum? SAVIGNY no pudo negar esto. Lo cual prueba que el
derecho romano no dejó de ver la dirección inmediata de esos delitos
contra el tenedor, ni la necesidad y la importancia de concederle contra ella
una protección también inmediata. Y no solo la lesión personal es la que se
toma en cuenta en esas dos acciones, y en el interdicto quod vi aut clam, sino
que también el interés real, patrimonial del mantenimiento de la relación
posesoria encuentra ahí su expresión.
633
Tratado de Derechos Reales
SAVIGNY expone que cuando el poseedor y tenedor no estén de acuerdo, este
último no puede invocar los interdictos, porque chocaría con los
fundamentos en que se apoya la tenencia. JHERING en cambio afirma que ello
no tiene importancia, porque aunque el interdicto implicara una usurpación
frente al poseedor, este "no es juzgado más que según el alcance y medida
de su propia acción, y no puede deducir un derecho de las relaciones
obligatorias que existen entre el tenedor y el poseedor". Ejemplo: la
expulsión del arrendador por el arrendatario.
JHERING lamenta que SAVIGNY, quien es el restaurador de la teoría romana de
la posesión, sostenga esta tesis y que se oponga "contra una aparición
moderna que en la esfera de la posesión se produce, y que precisamente
contiene la realización histórica de su idea": el summariissi- mum possessorium y
la actio spolii.
El profesor de Gotinga concluye este extremo de manera magistral: "Aquél
-SAVIGNY— que veía en la perturbación y en el despojo de la posesión una
injusticia contra la persona, debería aplaudir esos dos remedios legales
concedidos a todo poseedor, sin atender a la calidad de su posesión, y
saludarlos con gozo, como realización de su idea. Pues bien: ¡SAVIGNY los
considera como una aberración científica, como un absurdo !"935.
No se puede dudar que SAVIGNY es el primer gran romanista del siglo XVIII
Y COMIENZOS DEL XIX, "el restaurador de la teoría romana de la posesión".
Mas también es cierto que la ortodoxia aquí no sirve de mucho. El Derecho,
en tanto regulador de la realidad, sufre el influjo de ella. El summariissimum
possessorium y la actio spolii son los grandes remedios posesorios del medioevo
y el derecho canónico; representan, en cierto modo, la continuación de los
interdictos retinendae y recuperandae possessionis del derecho romano clásico,
solo que con una modificación: el ensanchamiento de su ámbito protector;
no solo se tutela ya al poseedor, sino al tenedor. SAVIGNY no admitió esto.
Pero el tiempo ha dado la razón en absoluto a JHERING. Inclusive códigos
que, como el argentino (ahora, derogado), se han mantenido fieles a SAVIGNY
a través de VÉLEZ SARSFIELD, han terminado por rendirse al maestro de
Gotinga, como así lo demuestra la reforma legislativa de 1968.
2. Falta de protección de la posesión de los bienes no susceptibles de
posesión o de las personas incapaces de posesión.
a) Los bienes extra commercium no son susceptibles de propiedad, pues "la
posesión no es otra cosa que la exterioridad de la propiedad, y debe,
por tanto, cesar allí donde la propiedad no puede concebirse".
Empero, según la visión de SAVIGNY esta proposición no puede
explicarse, pues la lesión de la posesión solo adquiere importancia
jurídica en tanto encierra una injusticia contra la persona, la cualidad del
bien no tiene ningún valor (JHERING).
b) Capacidad de poseer en las personas. Los esclavos y los hijos de familia
son en el derecho romano incapaces de poseer. Al revés de SAVIGNY,
636
Fundamentación de la protección posesoria
JHERING considera que la protección "es peligrosa, pero inevitable conse-
cuencia". Encuentra un paralelismo entre la posesión y los títulos al portador. Estos
han sido introducidos para simplificar y facilitar la prueba, que es la primera base de la
protección posesoria. "La prueba de que se es acreedor, está en la simple
presentación del título". Pero ello favorece lo mismo al ladrón y al bandido que al
verdadero propietario. Aquí también una institución creada en interés del verdadero
derecho-habiente, puede volverse contra él, porque, permite al que no tiene el
derecho, realizar a su costa sus propósitos. Sin embargo el fin de los títulos no es ese.
Hay que distinguir las consecuencias que el legislador ha querido, y aquellas que él no
ha querido, pero que no se pueden evitar.
El valor práctico de una institución no está determinado por la circunstancia de
que no presente más que ventajas, sino por el balance entre las ventajas y las
desventajas, y la preponderancia de las primeras938.
La relación de la posesión con la propiedad guió a los jurisconsultos romanos al
trazar la teoría posesoria. JHERING reitera que la posesión "no es en sí misma más que
una relación desprovista de importancia jurídica, que solo recibe el reflejo de la
importancia jurídica de la propiedad".
La teoría clásica parte de la posesión y de ahí llega a la protección posesoria
como a una consecuencia. JHERING, en cambio, partiendo de la propiedad, llega
primero a la protección posesoria y solo después a la posesión. Su teoría de la
posesión no nace de la posesión misma, sino que esta se halla exclusivamente
determinada por el fin práctico de la protección posesoria. La circunstancia de que la
protección se conceda allí donde falta la posesión —o sea reconocida y protegida
como tal por el derecho— es porque él "hace depender la cuestión de la protección,
no de la definición de la posesión, sino del interés de la propiedad"939.
637
Tratado de Derechos Reales
En sentido opuesto, la teoría de SALEILLES arranca de la independencia de la
posesión respecto a la propiedad bajo el punto de vista histórico, y llega a la
independencia doctrinal. "La posesión no se inventa para servir de baluarte
a la propiedad: fue anterior a ella; y una vez constituida la propiedad, sirvió
indudablemente para ampliar sus bases, para consolidarla allí donde existía
y parecía legítima, pero también a veces para atenuar su rigor, ya que no
para reemplazarla, cuando la teoría del dominium parecía demasiado estrecha
y rigurosa".
II. Fundamentando SALEILLES SU posición, agrega que la posesión fue protegida
"para defender los intereses económicos de cuantos disfrutaban una
apropiación que se reputaba suficiente, sin tener para nada en cuenta el
dominium, y a veces para conseguir ampliar la propiedad o atenuar su rigor; es
la revancha contra el derecho, o si se quiere, el terreno donde germinaron
nuevos derechos individuales opuestos al derecho absoluto inflexible y
rígido de la antigua propiedad romana"941.
Muchos consideraron que, con SALEILLES, la teoría posesoria experimenta un
retroceso al subjetivismo de SAVIGNY. En realidad esto no es así; en este
extremo, SAVIGNY como JHERING postulan tesis relativas. En cambio, SALEILLES
plantea una tesis absoluta, esto es, de fundamentación autónoma de la
protección posesoria.
638
Fundamentación de la protección posesoria
Esa es inevitablemente la tendencia del derecho más moderno; la funda-
mentación autónoma y soberana de la posesión respecto a la propiedad. Por eso el
código peruano hace bien en legislarla separadamente del dominio; quienes exigen
que nuevamente sea incluida en este, plantean algo desfasado. La historia no se ha
detenido en la Roma clásica, ha avanzado vertiginosamente. De ahí que cuando el
código regula el principio de que el poseedor es reputado propietario, mientras no se
pruebe lo contrario (art. 912), está repitiendo a JHERING. MAS el código no es totalmente
uniforme, coherente, pues para la usucapión exige no una posesión cualquiera, sino
con animus domini (arts. 950 y 951), en otras palabras, resurge SAVIGNY. Por ello la
definición de posesión (art. 896) es también contradictoria, la confunde con la
propiedad.
La posesión, por último, seguirá avanzado su ruta propia. Sólo habría que decir
que hay más poseedores que propietarios sobre la tierra. El poseedor, además, no
tiene animus domini, nunca lo ha tenido. Expliquémonos: el arrendatario, verbigracia,
sabe que tiene el bien provisionalmente, tiene ánimo de poseedor, de arrendatario, no
intenta ser propietario, por lo tanto no hay por qué presumirlo dueño. Posee, en fin,
a título de no dueño, en nombre distinto de dueño, pero no posee en nombre ajeno,
como se sostuvo antes. El hacer girar el sistema en base a la propiedad, no permite
observar la vida propia de otras instituciones.
639
LOS INTERDICTOS. ÁMBITO DE APLICACIÓN
641
Tratado de Derechos Reales
sería ya una acción posesoria o publiciana. En palabras de LAFAILLE, "los interdictos
revisten un carácter más sumario y rápido que las acciones"945.
Las diversas definiciones del derecho comparado inciden en estas ideas —no
obstante hablar indistintamente de acción posesoria e interdicto—; así, se dice que
son los que tienen por objeto proteger de un modo sumario y eficaz al poseedor,
contra las vías de hecho que tiendan a perturbarle en la posesión o excluirle de ella.
Es claro que la posesión se protege a través de un medio sumario, extraordinario.
MUSTO, por su parte, considera que las acciones posesorias "son los medios de
excitar el órgano jurisdiccional, a los fines de obtener la protección del Estado, para
mantener o recobrar una posesión que se ejerce o se ha ejercido, independientemente
del derecho de poseer"946.
El interdicto es un proceso provisional, preliminar o previo de otro. El fallo que
le pone fin no constituye cosa juzgada oponible en el proceso petitorio. Muy por el
contrario, el posesorio es previo al petitorium. La doctrina universal es unánime en
esto (PLANIOL-RIPERT-PICARD; SALVAT; CASTAÑEDA). La legislación nacional no contiene un
precepto concreto947.
Pero además existe otra hipótesis: cuando el poseedor deja transcurrir el plazo
del año para accionar. Como bien expresara CASTAÑEDA, nada impide al poseedor que
es perturbado o privado de la posesión, no utilizar la vía sumaria del interdicto, sino
la de conocimiento (antes, ordinaria). Y esta sería una acción posesoria948. El código
procesal ratifica este criterio cuando dice que, fuera del plazo anual del interdicto, "el
demandante puede ejercer su derecho a la posesión, en un proceso de conocimiento"
(art. 601 del CPC in fine). Sin duda este último es el proceso plenario, con todas las
características de la acción posesoria {actio Publiciana).
642
Los interdictos. Ámbito de aplicación
existen probabilidades de ninguna clase para creer que el Pretor interpolase
nunca, como un incidente de la legis actio, el proceso posesorio.
3. Concluye MARÍN que la única razón que dio origen a la protección posesoria
fue la de suplir, de algún modo, la reivindicación. El Pretor crea el
derecho949.
Sobre el tema del fundamento de la protección posesoria, nosotros cree-
mos que la posesión tiene vida propia, autónoma de la propiedad. Nos
hemos referido ya extensamente a la materia (supra, N° 495 y ss.).
643
Tratado de Derechos Reales
diferencia sustancial con el legitimado activo del interdicto, que puede ser
inclusive un poseedor ilegítimo, vicioso.
La acción posesoria es por su fondo un proceso interposesorio. Por ejemplo
un usufructuario y un arrendatario pueden discutir respecto a quién tiene
mejor derecho a poseer, lo cual se deriva del título que tienen.
2. Hay diferencia también en cuanto a la prueba. En los interdictos, por lo
mismo que solo ven la posesión fáctica actual, no se tiene en cuenta la
calidad posesoria, el título posesorio. Defienden por igual al poseedor del
bien y hasta al de mala fe, vale decir, inclusive la
posesión viciosa951; recuérdese que el código habla de la protección de
"todo poseedor". Carece de importancia el título posesorio.
Las acciones posesorias exigen la ausencia de vicios (art. 2.473 del CC
argentino,). Lo que es derivación de la existencia del título, que debe
probarse. Cuando hablamos de título nos referimos al "título
posesorio", o sea, al mejor derecho a la posesión. Si el demandante es el
propietario, entonces para recuperar la posesión debería plantear la
acción reivindicatoría.
3. Entre el interdicto y la acción posesoria hay diferencia' en cuanto a las
vías procedimentales. El interdicto se sustancia como proceso
sumarísimo, dentro del año de producido el hecho perturbatorio o
desposesorio (art. 601 del CPC). El fundamento es que debe darse una
solución rápida y restituirse las cosas al estado anterior.
La acción posesoria se tramita como proceso de conocimiento (antaño,
ordinario), es decir, con prueba plena, pudiendo el demandante hacer
valer su derecho a la posesión incluso un año después de transcurridos
los hechos (art. 601 del CPC, in finé).
4. También en el plano procesal, y como derivación de lo anterior, las
sentencias en ambos procesos tienen efectos disímiles.
El interdicto concluye con un fallo provisional, que no reúne las
condiciones de sentencia firme y definitiva; la acción posesoria des-
emboca necesariamente en cosa juzgada. La sentencia recaída en un
interdicto puede ser demandada en un proceso de conocimiento.
Los antiguos consideraban a esta diferencia como la que existe entre el
posesorio y el petitorio. Nosotros discrepamos frontal- mente de esta
afirmación. Las acciones posesorias —especialmente la acción
publiciana- no causan cosa juzgada respecto a la propiedad, sino solo
en referencia a la posesión. De donde algunos se amparan para
denominarla "petitorio de la posesión".
Las acciones reales son de dos clases: petitorias y posesorias. Entre
estas últimas están los interdictos posesorios de retener y de recobrar.
Las acciones petitorias están referidas a la propiedad, la acción petitoria
por excelencia es la acción reivindicatoría. Si la posesión discutida es la
644
Los interdictos. Ámbito de aplicación
del propietario, entonces ya no es acción posesoria sino petitoria.
Además, el propietario debe recurrir a la vía más segura para recuperar
la posesión de su bien.
504. EL PROBLEMA EN LOS CÓDIGOS CIVIL Y PROCESAL CIVIL
Existe una distinción clara entre acción posesoria e interdicto. En esa línea se
inscribe el Código Civil cuando estipula que todo poseedor puede utilizar las acciones
posesorias y los interdictos. Y agrega: "Si su posesión es de más de un año, puede
rechazar los interdictos que se promuevan contra él" (art. 921). De esta definición se
colige que ambos son distintos, máxime si, como se ha dicho, antes las acciones
posesorias exigían la anualidad, y los interdictos, solo la posesión fáctica actual.
Por otra parte, el Código Procesal Civil (arts. 597-607) no llama acciones a las
defensas posesorias que establece, sino que las denomina interdictos. No regula la
acción publiciana, bien que deja abierta la posibilidad de la acción posesoria en el
numeral 601 del mismo código adjetivo; en todo caso no la reglamenta
legislativamente.
Mas, a pesar de lo que estipula la legislación sustantiva, no hay más acciones
posesorias que los interdictos, que son los únicos canales destinados a este objeto en
el código adjetivo (CASTAÑEDA).
Hay que rechazar la práctica de identificar, como si fueran sinónimos, a las
acciones posesorias e interdictos. Por eso han caído en desuso las acciones poseso-
rias; es más cómodo y práctico el interdicto (BORDA). Este último es más expeditivo.
No es pues propio el nombre que se les da de acciones posesorias. "Su verdadero
nombre debe ser el de acciones interdíctales" (PARRA), O, simplemente, interdictos.
Nosotros en adelante utilizaremos esta nomenclatura, reservando el nombre de
acción posesoria para la actio Publiciana.
645
Tratado de Derechos Reales
un año en el bien, puede rechazar los interdictos que se promuevan contra él, en cuyo
caso se transforma en una acción posesoria953.
Si el poseedor posee durante más de un año, el interdicto planteado por el
demandante no prosperará, pues la controversia debe ventilarse como acción
posesoria y no únicamente en la vía del interdicto.
I. Plazo de prescripción. El plazo para interponer la pretensión o acción
interdictal prescribe al año de iniciado el hecho que motiva la demanda.
Significa un caso de prescripción extintiva (art. 601 del CPC). Para el
código peruano, la diferencia entre prescripción y caducidad es que la
primera extingue la acción mas no el derecho mismo (art. 1.989 del CC), en
cambio la caducidad extingue el derecho y la acción que lo protege (art.
2.003 del CC). Esta última entonces es más contundente, establece un
plazo perentorio. Es pues un plazo de prescripción el que rige para retener
o recobrar la posesión de un bien.
Por otra parte, amparándose en la jurisprudencia francesa, se le estima
como un plazo de prescripción; significa que hay una negación a que corra
el plazo contra los menores e incapaces954.
Doctrinariamente se sostiene que no puede asimilarse a una verdadera
prescripción extintiva, pues está sujeta a las propias causas de interrupción
que la prescripción de derecho común955.
LAURENT956 estima que los plazos no constituyen prescripción, porque en
ellos no se extingue ninguna obligación contraída por una persona a favor
de otra, sino un derecho que la ley concede y para cuyo ejercicio fija un
plazo fatal.
De acuerdo con el artículo 601, in fine, del código procesal, vencido el plazo
de un año, el demandante puede ejercer su derecho a la posesión en un
proceso de conocimiento. ¿Quiere decir que este plazo solo concierne a los
interdictos o también a todas las acciones aunque estas se ejerciten dentro
de un proceso de conocimiento? HERNÁNDEZ GIL afirma que sí; basándose en
el artículo 1.968, Io del Código Civil Español, similar al 601 de nuestro
Código adjetivo, contesta afirmativamente, es decir, que el plazo no
concierne solo a las acciones posesorias ejercitadas dentro de un proceso
de interdicto, sino que comprende también a todas las acciones que tiendan
a mantener o a recuperar la posesión aunque se ejerciten en proceso de
conocimiento (antes, ordinario)957.
Parece ser que en nuestro Derecho esa regla no se aplica; fuera del plazo de
un año para incoar el interdicto, puesto que ya no se usa la vía sumaria sino
la de conocimiento, el interdicto se convierte en acción posesoria.
953 Parece ser que el legislador se ha inspirado en el Código alemán, donde se dispone que los interdictos pueden ser
rechazados por la excepción de no haber poseído el demandante durante un año (arts. 861II, 862 II del BGB). Cfr.
HEDEMANN. Ob. cit., p. 67.
954 Así, los MAZEAUD. Ob. cit., p. 174.
955 Así, PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 178.
956 Cit. por PARRA. Ob. cit., pp. 118 y 119.
957 HERNÁNDEZ GIL Ob. cit., p. 750.
646
Los interdictos. Ámbito de aplicación
II. Plazo de caducidad. Buena parte de la doctrina extranjera se inclina por
pensarlo así. En Francia, los MAZEAUD son de la opinión que la Corte de
casación francesa permite al juez declarar de oficio 'la excepción derivada
del transcurso del plazo y por tanto admite que corra contra los menores,
como si fuera un plazo perentorio.
PLANIOL-RIPERT-PICARD ratifican que es un plazo de caducidad oponible aun a
los menores y a los interdictos, debiendo ser pronunciada inde-
pendientemente de cualquier renuncia en contrario.
En España, HERNÁNDEZ GIL afirma que cuando las acciones se ejercitan en la
vía interdictal, la prescripción se transforma en caducidad.
Para el Derecho patrio la caducidad puede ser de oficio o a petición de
parte (art. 2.006), pero la prescripción siempre debe ser invocada (art
1.992).
III. Por lo mismo que fuera del plazo de un año no puede hacerse valer el
interdicto, cabe plantear una acción posesoria; entonces se puede concluir
diciendo que es un plazo que se acerca más a la prescripción (no de una
obligación, sino de un derecho). Si fuera un plazo de caducidad, resulta
evidente que ya no podría accionarse, al haber finiquitado el derecho y la
acción correspondiente.
647
Tratado de Derechos Reales
En la doctrina también se estima que su alcance cubre solo a los inmuebles:
PLANIOL-RIPERT-PICARD 958 , SALVAT 959 , BORDA 960 , VALENCIA ZEA 961 , lo que, por lo demás,
igualmente hacía nuestro Código Civil derogado en su artículo 831.
También protege la acción interdictal a la posesión de servidumbre, cuando esta es
aparente (art. 599, ap. 2o del CPC).
Precisando: no todos los bienes inmuebles que enumera el Código Civil pueden
ser defendidos a través de los interdictos; en puridad, solo pueden serlo los objetos
corporales. Es por eso que no todos los inmuebles del numeral 885 del Código Civil
son defendibles vía el interdicto; están exceptuados, verbigracia, los yacimientos
minerales (minas), las aguas, los bosques, la fauna silvestre.
958 PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., pp. 174 y 175.
959 SALVAT, Raymundo M. Ob. cit., p 391.
960 BORDA, G. Ob. cit., pp. 108 y 109-
961 VALENCIA ZEA, A. Ob. cit., p. 314.
648
Tratado de Derechos Reales
El que solo las servidumbres aparentes (continuas o discontinuas) se
puedan adquirir por usucapión y por tanto tutelarse por los interdictos, no
deja de ser cuestionable. En efecto, la servidumbre, independientemente
de ser susceptible o no de usucapión, puede ser perturbada o suprimida
(despojada); en tal caso ¿quedará desprotegida? ¿qué pasará con los bienes
de una comunidad campesina? Tanto en los bienes de dominio o uso
público cuanto en los bienes de las comunidades, a pesar de ser
imprescriptibles, hay posesión que puede ser perturbada (alterada) o
despojada, y ahí donde hay posesión, debe proceder el interdicto. Si se
sostiene que eso corre por cuenta de la legislación administrativa,
pensamos que no basta. Ha debido incluirse dicha hipótesis en el código
procesal.
II. Procesalmente, vamos a insertar un caso ventilado en los tribunales.
Hay un error de conceptualización, en cuanto se cree, de acuerdo con este
proceso (Cas. N° 8386-2014 de Arequipa), que el artículo 921 del Código
Civil "exige que el demandante tenga el derecho de posesión sobre un bien
inmueble propio y que un tercero perturbe su posesión" (cuarto
considerando). Si ese fuera el espíritu de la norma, entonces beneficiaría al
propietario. No hay tal, el interdicto favorece al poseedor, que no tiene el
derecho posesorio, sino el simple hecho posesorio. Técnicamente, es
correcto que los demandantes sean los poseedores y, en tanto tales,
"reconocen que usan el bien inmueble de los demandados [propietarios],
como una pasada hasta su propiedad"; tal "pasada", como bien lo ha
estipulado la sentencia de vista recurrida, no es otra cosa que una "trocha
carrozable", una servidumbre de paso. Es entonces, y al contrario, falsa la
afirmación de los demandados, de que si la trocha no es propiedad de los
demandantes (poseedores), sino de los demandados (propietarios),
entonces "no puede demandar interdicto quien no posee nada, más aún no
siendo propietario", y que, por ende, no habría servidumbre aparente
(cuarto considerando)962. Por el contrario, el interdicto es una acción del
poseedor, no del propietario, y, en el presente caso, es válido invocarlo para
defender una servidumbre de paso, pues esta no solo puede ser
convencional, sino también legal, es decir, forzosa, cuando el propietario
del predio sirviente [demandado] se resiste a permitirla, según prescribe el
artículo 1.035 del Código Civil.
651
Tratado de Derechos Reales
respectivos titulares o beneficiarios (literal "n"), etc., estas infracciones acarrean
sanciones administrativas, aunque son independientes "de la responsabilidad civil o
penal que pudiera determinarse para cada caso" (art. 276 del Reg.).
Desde otra perspectiva, es por el lado del derecho penal de donde viene la
defensa de las aguas, y que, por lo demás, la propia ley permite. Comete delito de
usurpación el que desvía el curso de las aguas públicas o privadas, impide que corran
por su cauce o las utiliza en una cantidad mayor de la debida; todo ello con el
propósito de beneficiarse a sí mismo en perjuicio de un tercero (art. 203 del CP).
Ahora bien, ¿proceden los interdictos para defender las servidumbres de aguas?
Según se desprende de la nueva legislación procesal, tal parece que sí, pues se permite
el interdicto para las servidumbres aparentes (art. 599, ap. 2o del CPC). De otra parte,
no debe olvidarse que las aguas están íntimamente unidas a la tierra.
Hay que agregar, por último, que aquella persona que provoque o realice
descargas, emisiones, emisiones de gases tóxicos, emisiones de ruido, filtraciones,
vertimientos o radiaciones contaminantes en la atmósfera, el suelo, el subsuelo, las
aguas terrestres, marítimas o subterráneas, o también que cause perjuicio, alteración o
daño grave al ambiente, la calidad ambiental o la salud ambiental, comete delito de
contaminación del ambiente (art. 304 del CP, modificado por la Ley N° 29-263,
publicada el 2 de octubre de 2008). Esta última ley modifica y agrega nuevos delitos
dentro del título XIII, denominado "delitos ambientales" en el Código Penal.
En conclusión, el canal procesal del interdicto civil está vedado para la defensa
de las aguas perturbadas o despojadas, mas no para proteger las servidumbres de aguas.
Quienes consideran que sí procedería tutelar las aguas a través del interdicto, lo
hacen porque se entiende que las aguas son indesligables de la tierra, donde sí
proceden los interdictos; aunque esto es muy forzado, es posible que sean afectadas
únicamente las aguas, en cuyo caso hay que contentarse con las medidas
administrativas y/o penales. No obstante sí procede el interdicto para tutelar las
servidumbres aparentes, entre ellas la servidumbre de agua.
■ 652
Los interdictos. Ámbito de aplicación
trativa consistente en una amonestación (Decreto N° 018-2015-Minagri,
art. 208), multa (art. 209 del Reg.), sanciones vinculadas a la actividad ilícita
(art. 210 del Reg.), además de las medidas provisorias (art. 211) y medidas
correctivas (art. 212) que contempla el Reglamento.
¿Cuáles son estos hechos turbatorios o desposesorios? Por ejemplo: des-
truir, retirar o alterar linderos; incumplir con el marcado de trozas o
tocones con los códigos proporcionados por la autoridad forestal, o
usarlos indebidamente; incumplir con implementar las actividades de
reforestación y otras referidas a la recuperación del Patrimonio; provocar
incendios forestales; realizar la quema de los recursos forestales que
forman parte del Patrimonio; realizar el cambio de uso de la tierra, sin
contar con autorización; realizar el desbosque; talar, extraer y/o aprove-
char recursos forestales sin autorización, etcétera.
¿Se podrá recurrir a la vía interdictal? Bajo el reglamento anterior, apa-
rentemente sí se podía, puesto que el artículo 264 del Reglamento
derogado estipulaba que se aplicarían las sanciones del artículo 264, "sin
perjuicio de las acciones civiles y penales a que hubiere lugar".
El Reglamento en vigor ya no prescribe una norma así, dispone que la
aplicación de multa o la amonestación "no impide la aplicación de las
demás sanciones previstas en el Reglamento, así como de medidas
correctivas en los casos que corresponda" (art. 215 del Reg.).
II. Otro tanto podría decirse de la fauna silvestre, cuando se incurra en
infracciones en materia de fauna silvestre, que pueden ser leves, graves y
muy graves conforme señala el reglamento (D.S. N° 019-2015-Minagri, art.
191). Así, por ejemplo, son infracciones muy graves, cazar, capturar, colectar,
poseer, adquirir, vender, transformar, almacenar, comercializar, importar o
exportar especímenes, productos o subproductos de fauna silvestre, sin
contar con la autorización correspondiente; efectuar la entrega o
intercambio de especímenes de fauna silvestre entre centros de cría en
cautividad de fauna silvestre, sin seguir el procedimiento legal establecido;
mantener o transportar especímenes vivos de fauna silvestre en
instalaciones que no reúnan las condiciones técnicas y/o sanitarias
adecuadas; exhibir o emplear especímenes de fauna silvestre, nativas o
exóticas en espectáculos circenses; incumplir con lo establecido en los
calendarios de captura comercial, caza deportiva o en las autorizaciones
respectivas; liberar, reintroducir, repoblar o reubicar especímenes de fauna
silvestre en el medio natural sin autorización, etcétera.
Aquellos que incurran en este tipo de infracciones se hacen mercedores de
sanciones como la amonestación (art. 192 del Reg.), multa (art. 193 del
Reg.), así como de medidas provisorias (art. 195 del Reg.) y medidas
correctivas (Reg., art. 196).
III. Ahora bien: esto en cuanto a la explotación de la fauna silvestre y la
extracción forestal permitidas en la ley especial. Desde el punto de vista del
derecho penal, la Ley N° 29.263 (El Peruano, 2 de octubre de 2008) incluyó
nuevos tipos de delitos y agravó otros en materia de flora y fauna; así, se
establecen los siguientes delitos: tráfico ilegal de especies de flora y fauna
653
Tratado de Derechos Reales
silvestre protegida (art. 308 del CP), tráfico ilegal de especies acuáticas de la
flora y fauna silvestre protegidas (art. 308-A del CP), extracción ilegal de
especies acuáticas (art. 308-B del CP), depredación de flora y fauna silvestre
protegida (art. 308-C del CP), tráfico ilegal de recursos genéticos (art. 308-D
del CP), y otras formas agravadas (art. 309 del CP).
Lo llamativo en estas tipificaciones, es que ya no se hace alusión a la caza y
captura de especímenes de la fauna, sino que incide solo en la
comercialización (adquirir, vender, etc.), que es una de la facetas del
problema. Esto significa que en el afán de comprender y atacar al gran
comercializador, se descuida al pequeño cazador.
963 JHERING, expresa: "¡Cuán insignificante es, en verdad, el interés de la protección posesoria de las cosas muebles ante el
de los inmuebles! (...) Jamás he oído hablar de un proceso posesorio sobre cosas
muebles" (En el derecho moderno de cien mil casos de inmuebles, no habrá uno siquiera relativo a cosas muebles). "En
Roma la proporción hubiera también sido la misma, si el interdictum utrubi no hubiera extendido la protección posesoria contra
los terceros...; para lo demás bastaban otras acciones: actio ad exhibendum, actio furti, condictio furtiva". Vide. JHERING, La
voluntad..., pp. 118-119-
Los interdictos. Ámbito de aplicación
En la Edad Media, los interdictos se referían solo a los inmuebles. Aquel
interdicto utrubi, durante el largo medioevo cayó en desuso y la legislación
no hizo otra cosa que legalizar esta situación.
Empero el siglo XX marca su renacimiento, y con cierta fiierza964.
II. Tenemos una muestra de esto en el código italiano, donde la acción de
reintegrar tiene por objetos los bienes tanto muebles como inmuebles; en
cambio, la de mantenimiento, solo protege los bienes inmuebles (arts. 1.168
y 1.170 del Códice).
Esta es la fuente del código peruano que reconoce los interdictos y las
acciones posesorias en favor tanto de los inmuebles como de los muebles
inscritos (art. 921 del CC y art. 599 del CPC). No obstante, está claro que el
interdicto de retener solo puede operar realmente con los inmuebles; la
perturbación en los bienes muebles no es frecuente y se esquiva con el
traslado del bien de un lugar a otro. En rigor, un bien mueble se posee o no
se posee; la perturbación significa un conjunto de hechos concatenados; en
los muebles eso no es posible fácilmente. El interdicto de recobrar o de
despojo tiene por objeto a los inmuebles y a los muebles, si bien en estos
últimos la tutela se encuentra bastante atenuada, en aplicación del artículo
948, cuyo propósito es hacer irreivindicables los bienes muebles (si se trata
de bienes perdidos, entonces deben ser entregados al Municipio, de lo
contrario se cometería delito de apropiación indebida). Por lo demás, la
jurisprudencia lo ha reconocido. Así, la sentencia de 2 de junio de 1948
estableció: "Procede el interdicto de recobrar cosas muebles"965.
III. Como en los bienes muebles se aplica la doctrina del Code de que la
posesión equivale al título (art. 948), es muy difícil separar posesión de
propiedad, por lo que SALVAT acertadamente sostuvo que en este interdicto
mobiliario no se debatirá solo la posesión, sino la misma propiedad. En
efecto, la jurisprudencia nacional lo confirma. La ejecutoria suprema de 10
de enero de 1984 establece: "La posesión de bienes muebles equivale al
dominio de ellos y a su poseedor ha de reputarse propietario mientras no se
pruebe lo contrario, de conformidad con el artículo 827 del Código Civil"
(artículo este equivalente al 912 del Código vigente)966.
655
Tratado de Derechos Reales
En cambio en Alemania, WOLFF sostiene que es una presunción de
propiedad a favor del poseedor del bien mueble y, por ende, admite el
interdicto.
Nosotros —coincidiendo con CASTAÑEDA— creemos que al reclamarse la
posesión de un mueble se reclama también su propiedad. Si ya no solo se
debate el hecho posesorio o la posesión actual, entonces hay que probar el
derecho a esa posesión, o sea el título de propiedad, con lo cual hay que
acudir al Registro, conforme establece el artículo 921. Pero no cabe
defender la posesión con la misma prueba con que lo sería el dominio, esa
prueba sería mucho más eficaz en el campo penal.
IV La noción mueble inscrito merece una explicación. ¿Qué prueba la
inscripción o registro del bien? ¿La identificabilidad o la propiedad del bien?
Es claro que la norma del artículo 948 no comprende a los bienes
registrados o inscritos. La regla de que la posesión equivale al dominio, rige
para los muebles no inscritos; los registrados están exceptuados, así como
también los perdidos o robados (aquel que no entrega a la autoridad
municipal el bien extraviado que encuentra, conforme al artículo 932 del
Código Civil, comete delito de apropiación ilícita: art. 192, Io del CP.).
Son inscribibles en el registro todos los actos y contratos que constituyen,
declaren, transmitan, extingan, modifiquen o limiten derechos reales sobre
muebles (art. 2.045). Casi puede decirse que se inscriben los derechos de
propiedad sobre los muebles basados en su identificación.
Consecuentemente, la posesión de bienes muebles registrados no supone
necesariamente la propiedad. Luego, estos bienes inscritos pueden ser
defendidos, es decir, reivindicados, por medio del interdicto.
■ 656
Los interdictos. Ámbito de aplicación
Está admitido por algunos que el tenedor es legitimado activo; así por ejemplo,
según Federico PUIG PEÑA 967 , esto tiene su raíz en la influencia canónica y el
fundamento es evitar que alguien se tome la justicia por su propia mano. Dicho esto,
debe advertirse que los juristas clásicos llaman tenedor al poseedor en nombre
distinto de dueño, lo cual es errado. Quien posee a titulo distinto de dueño no es
tenedor, es poseedor. El término tenedor, en,el derecho más actualizado, está
reservado al servidor de la posesión.
657
Tratado de Derechos Reales
Si hay despojo posesorio, entonces el poseedor mediato puede exigir el resta-
blecimiento del estado anterior, o sea, la devolución de bien al mediador poseso-
rio969, que no es otro que el poseedor inmediato.
Se puede decir que esto fortalece la doctrina de la posesión mediata, vale decir,
la que corresponde de ordinario al propietario y que, algunos, con poco fundamento,
pretenden desconocerla.
658
Los interdictos. Ámbito de aplicación
II. Protección de unos coposeedores contra otros. Cada coposeedor disfruta de una
protección posesoria contra el despojo de la coposesión, sea total o parcial,
pero, creen algunos (WOLFF) no contra la perturbación en la copo- sesión970.
El código vigente calla al respecto, aunque el artículo 989 del código
adjetivo anterior, decía que el condómino podía ejercitar los interdictos
contra cualquiera de ellos que los perturbe en el goce común.
La norma del artículo 979 del Código Civil es bastante genérica y, por lo
mismo, de libre interpretación. Caben dentro de ella las dos hipótesis
(retención y despojo).
973 En contra, ALLENDE, quien, como todos los clásicos, estima que el servidor de la posesión no está protegido porque
no es poseedor. Ob. cit, p. 364.
660
Defensa civil de la posesión. Los interdictos posesorios en el derecho peruano
Dispone el artículo 921: "Todo poseedor de muebles inscritos y de inmuebles
puede utilizar las acciones posesorias y los interdictos. Si su posesión es de
más de un año, puede rechazar los interdictos que se promuevan contra él".
El artículo transcrito tiene su antecedente en el 831 del código derogado. Insiste
en la diferenciación entre acciones posesorias e interdictos, que son los medios a
través de los cuales se ejercita la defensa civil de la posesión. Si a ello añadimos lo
dispuesto por el artículo 601 del código adjetivo, salta a la vista que el Derecho patrio
distingue nítidamente entre interdicto y acción posesoria, o sea, entre el proceso
sumarísimo y el de conocimiento (plenario) de la posesión.
Joaquín ESCRICHE define al interdicto como la acción posesoria que nos compete
para pedir en juicio sumario (rápido) la posesión de algún bien o derecho974.
En definitiva, el interdicto es siempre el proceso civil donde se decide provi-
sionalmente sobre la posesión actual, esto es, el hecho posesorio mismo, a través de
un proceso sumarísimo. Su razón de ser es resolver rápidamente, sin dilaciones, para
suspender o evitar un hecho perjudicial a una persona o bien. Su diferencia es nítida
respecto a la acción posesoria (supra, N° 503).
974 ESCRICHE, Joaquín. Diccionario Razonado de Legislación Civil, Penal, Comercial y Forense (1838). Valencia: Imprenta de J.
Ferrer.
661
Tratado de Derechos Reales
(turbación de la posesión): artículo 1.356 y siguientes; 3) la restitución
(querella) de despojo: artículo 1.366 y siguientes.
El pedimento de estos interdictos se hacía por medio de información
sumaria, pero pasado el año podía hacerse valer el derecho en la vía
ordinaria (arts. 1.364, 1.376, etc.).
II. El derogado Código de Procedimientos Civiles de 1912, utilizaba, en
cambio, la expresión interdictos, apartándose de su predecesor, "para
agrupar bajo ella las acciones posesorias que se deciden en vía sumaria"
(Germán APARICIO y GÓMEZ SÁNCHEZ). Y siguiendo la inspiración española,
clasificó en cinco clases los interdictos: 1) interdicto de adquirir; 2)
interdicto de retener; 3) interdicto de recobrar; 4) interdicto de obra nueva;
y 5) interdicto de obra ruinosa (los derogados arts. 994-1.029 del CPC).
Sobre la materia trataremos más adelante.
662
Defensa civil de la posesión. Los interdictos posesorios en el derecho peruano
El tema es complejo y está bastante lejos de generar unanimidad. En general, en
cuanto a su naturaleza jurídica, se considera por la mayoría que solo los interdictos de
retener y de recobrar tienen carácter posesorio (HEDEMANN, WOLFF, SALVAT, ESPÍN, PRIETO
CASTRO, ALBALADEJO, TRABUCCHI).
Los interdictos tienen que ver con el hecho posesorio, con la posesión actual,
independientemente del título, de ahí su sustanciación sumarísima; cuando se entra a
debatir el derecho a la posesión, la vía procesal es la de conocimiento. Su propósito es
obtener el cese de la perturbación o la recuperación de la posesión; el juez por eso no
debe tener en cuenta el título de propiedad del demandante (MAZEAUD).
De manera que era del todo acertado que el artículo 1.006 del Código adjetivo
derogado estableciera que no se tomaban en consideración "la propiedad que se
alegue y los títulos que la prueban, y tampoco la prueba sobre el derecho a poseer983.
Norma que no contiene el código en vigor.
Como estos interdictos protegen solo la posesión en sí, es irrelevante la
condición de poseer de buena o de mala fe; basta poseer para ser protegido.
Nosotros consideramos que son interdictos propiamente posesorios los de
retener y de recobrar. No compartimos la posición afrancesada de CASTAÑEDA de
incluir un tercero: el de obra nueva. En cuanto al código procesal, legisla con nombre
propio a estos dos, mas en el interdicto de retener subsume los de obra nueva y obra
ruinosa. Por lo cual su postura no es muy ortodoxa.
Los interdictos de retener y de recobrar son los interdictos propia y genui-
namente posesorios en la medida que protegen la posesión fáctica, la posesión en sí,
sin entrar a valorar el derecho a poseer (ello correspondía a la acción publi- ciana), ni
tampoco la causa possessionis, es decir si existe título de propiedad o no. Por eso se
defiende al tenedor. Son estas dos notas las que los tipifican como interdictos
posesorios.
Como derivación de ellos, las sentencias que ponen término a ambas acciones
interdíctales son provisionales, pueden por eso ser contradichas a través de un
proceso pleno o de conocimiento, que no necesariamente sería petitorio, pues este
supone propiedad. Pudiera tratarse de un derecho real que se tiene por título, en cuyo
caso es acción posesoria, que se debate en proceso de conocimiento, pleno, pero que
no es acción petitoria.
Ahora bien, esto no supone que sea la única posición. Tratadistas hay, como
Jaime SANTOS BRIZ, para quien estos dos interdictos y los otros tres (interdictos de obra
nueva y obra ruinosa, y el interdicto de adquirir) sirven para satisfacer pretensiones
dirigidas a proteger la posesión, sin perjuicio de reconocer sus particularidades
procesales a cada uno, aunque todos tienen como finalidad común, defender y tutelar
la posesión jurídica984. Quizá esto fuera válido para el código adjetivo anterior985.
Nosotros veremos estas acciones más adelante, bajo el nombre de accioñes de
denuncia iinfra, N° 549).
983 Código Procesal Civil de 1912, artículo 1.006, apartado 2o: "El dominio que se alegue y los títulos que lo acrediten, lo
mismo que la prueba sobre el derecho a poseer, no se tomarán en consideración".
984 SANTOS, J. Ob. cit., p. 79.
985 El Código Procesal Civil de 1912 se inspiraba en el español y legislaba los cinco interdictos, a los cuales se podía
hacer extensiva la fundamentación de SANTOS.
663
Tratado de Derechos Reales
En el título anterior hemos analizado las reglas comunes a ambos interdictos, en
adelante vamos a tratar las reglas particulares que los caracterizan.
986 PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 475.
987 La redacción original era la siguiente:
"Procede cuando el poseedor es despojado de su posesión, siempre que no haya mediado proceso previo. Sin
embargo, si se prueba que el despojo ocurrió en ejercicio del derecho contenido en el artículo 920 del Código Civil,
la demanda será declarada improcedente".
664
Defensa civil de la posesión. Los interdictos posesorios en el derecho peruano
violencia (desposesión o despojo clandestino), entonces aparentemente
ello excluiría aquel despojo donde mediara el abuso de confianza. Mas no
es así, bajo la expresión "despojo violento o clandestino" se comprende
"todas las hipótesis de desapoderamiento de propia autoridad sin el
consentimiento del poseedor"988. Según
BIBILONI989, "en los tiempos modernos, no es el peligro grave, el uso de la
violencia abierta. Más frecuente es el de la disimulación y la astucia". Poco
importa que el desapoderamiento o desposesión sea con violencia o sin ella
(clandestina) o por medio del abuso de confianza, es lo cierto que una
persona pierde objetivamente la posesión del bien. La restitución de esa
posesión es el objeto del interdicto de recobrar.
De modo que ya no puede asimilarse el concepto de despojo, únicamente al
de violencia (LAFAILLE)990, sino que debe involucrar en él, "todo acto de
desposesión, es decir, no solo al consumado violentamente, sino también al
que provenga de clandestinidad, abuso de confianza, y en fin, cualquier
caso de usurpación o desapoderamiento, por propia autoridad, sin el
consentimiento del despojado" (BIBILONI, FORNIELES)991. Esta es sin duda la
tendencia de la doctrina actual992.
Se concluye, una vez más, en que el despojo es violento cuando interviene
la fuerza física (no vis psíquica); despojo clandestino o subrepticio es aquel
que el despojador realiza oculta o clandestinamente y, en general, despojo
comprende el empleo de medios engañosos y cualquier acto de usurpación
o desapoderamiento. La jurisprudencia nacional ha ratificado también este
criterio993.
Para que se configure el despojo debe existir animus spoliandi, o sea, el
conocimiento y la intención de privar arbitraria e injustamente a otro, de la
posesión (MESSINEO).
988 El tema es tratado correctamente por BENDERSK^ quien cita un fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
civil (2a inst.) de la Capital de Buenos Aires, Argentina, de 10 de junio de 1959 que, en su opinión, causa nueva
tendencia al acoger la tesis de FORNIELES, apartándose del criterio de LAFAILLE Héctor.
El caso es el siguiente: El propietario pide al arrendatario un tiempo para arreglar la casa; y luego se niega a devolverle
la posesión. Veamos cuál es la solución: en cuanto al desapoderamiento en sí, de acuerdo con el artículo 581, inciso 2 del
Código Procesal argentino, se exige que haya sido despojado de su
posesión "con violencia o clandestinamente", lo cual excluiría de tratarse con abuso de confianza. Pero el fallo bajo comento
hace una amplia y correcta configuración del despojo, que no solo es en la desposesión violenta o clandestina, sino todas las hipótesis de
desapoderamiento de la propia autoridad sin el consentimiento del poseedor; todo acto de esa especie que cause ese desapoderamiento, salvo el caso
de la autodefensa del artículo 2.470 del Código Civil argentino, constituye el "factum" que pone enjuego la defensa posesoria a favor del
despojado. BENDERSKY trae a colación a BIBILONI, quien reitera que "en los tiempos modernos, no es el peligro grave, el uso
de la violencia abierta. Más frecuente es el de la dismulación y la astucia". Pues bien, según la sentencia de la Cámara Nacional de
Apelaciones argentina glosada, se procede a extender la protección posesoria al locatario. Cfr. BENDERSKY, Acciones
posesorias y despojo, pp. 24, 30-31, 44-48.
989 Cit. por BENDERSKY Ob. cit, pp. 30 y 31.
990 SALVAT, Raymundo M. Ob. cit, p. 486.
991 Vide. BENDERSKY Ob. cit, p. 18.
992 MESSINEO, Francesco, entiende la acción despojo o de reintegración dirigida "contra actos de privación, o de menoscabo
grave, violentos u ocultos, de la posesión (aun de mala fe) mediante sustitución de una posesión propia, o sea,
realizando sin, o contra, la voluntad efectiva del poseedor, o bien, respectivamente, de manera tal que el poseedor no
haya podido tener conocimiento de él (es decir, con medios engañosos o clandestinos), Ob. cit, p. 234.
993 En efecto, la sentencia de 21 de abril de 1965 estableció: "Para que proceda el interdicto de recobrar se requiere que
para la desposesión haya mediado violencia, clandestinidad, engaño o abuso de confianza". Vide. A. J, 1965, pp. 119
y 120.
665
Tratado de Derechos Reales
III. Existen otras definiciones que apuntan a otro extremo, o mejor, a la
complementación de las anteriores. Así, ESCRICHE conceptúa a este
interdicto como "la acción que nos corresponde para reclamar la
666
Tratado de Derechos Reales
posesión de una cosa mueble o raíz de que se nos ha despojado por otro, o por el
juez, sin ser citados ni oídos".
El código procesal agrega que además del despojo, este interdicto procede
"siempre que no haya mediado proceso previo" (art. 603, ap. Io, in finé). Que es lo
mismo que los antiguos llamaban ser privados de la posesión sin ser citados,
oídos ni vencidos en un proceso. Es claro que si el despojo obedece a una
sentencia firme (consentida y ejecutoriada), el interdicto no procedería, pues es
un remedio provisional. Si, por ejemplo, el poseedor fue despojado (lanzado) al
resultar vencido en un proceso de desalojo, de reivindicación o de cualquiera otra
índole, el interdicto no es viable; en todo caso, tendría que recurrir a una acción
posesoria de conocimiento. Ello es así porque en el proceso anterior pueden
haberse presentado vicios, cuando no injusticias.
De igual modo, tampoco es procedente el interdicto "si se prueba que el despojo
ocurrió en ejercicio del derecho contenido en el artículo 920 del Código Civil"
(art. 603, ap. 2o del CPC). Es decir, si elspoliator (despojante) no hizo más que
recuperar por la fuerza (autotutela) la posesión de su bien, no es amparable la
petición del demandante (despojado; "contradespojado").
El interdicto es un proceso exclusivamente posesorio, esto quiere decir que solo
protege al poseedor, no al propietario. Ya se ha hecho el distingo: el interdicto
protege a la posesión en tanto hecho, mientras que la acción posesoria dilucida una
controversia sobre la posesión como derecho. El párrafo 2o del artículo 603 puede
inducir a un equívoco, habla de ejercicio del "derecho" contenido en el artículo
920 del Código Civil, que no es otro que el ejercicio de la autotutela o tutela
extrajudicial. Esta potestad es privativa del poseedor. Pongamos el siguiente
ejemplo: Carlos (arrendatario) es despojado de la posesión por Luis (propietario),
quien se cree con derecho suficiente para, sin proceso previo, retirarlo del
inmueble de su propiedad. Independientemente de que Luis haya cometido
delitos penales, Carlos, en aplicación del artículo 920 del Código de fondo, tiene
la facultad de recuperar por la fuerza la posesión del predio. En esta hipótesis, es
claro que Luis no podrá plantear el interdicto de recobrar, 1) porque es el
propietario (no es legitimado activo del interdicto de recobrar), y, 2) porque es
contradespojado (ha recibido de su propia medicina), ya que, en lugar de recurrir
al Poder Judicial para que ordene su desocupación, recurrió a las vías de hecho no
admitidas. Y lo mismo vale para el caso de que la acción hubiera sido ejecutada ya
no por el propietario (Carlos), sino por el administrador de sus bienes, o por el
titular de cualquier otro derecho (usufructuario, usuario, etc.).
IV Este interdicto corresponde a todo aquel cuya posesión le haya sido arrebatada,
sea posesión exclusiva o coposesión; parcial o total del bien;
posesión de un bien inmueble o mueble, "siendo indiferente si el despojo es
o no culpable" (WOLFF)994.
V En realidad, más que modificarlo, se le ha hecho una adición al artículo 603: el
párrafo 3) que se orienta a viabilizar la recuperación de la posesión
994 WOLFF, Martin. Ob. cit., pp. 95 y 96, SALVAT, Raymundo M. Ob. cit., p. 486.
■ 667
Tratado de Derechos Reales
provisoria del bien a través de una medida cautelar, tan pronto se haya
dictado el auto admisorio de la demanda.
La medida es válida, si tomamos en cuenta que los procesos suelen tener
una duración muy extensa.
529. EL DESPOJO
En rigor de verdades "el despojo no determina la pérdida de la posesión. Da
lugar a una privación de la misma. El despojado conserva la posesión durante el año
siguiente al despojo"995; ni el despojado la adquiere, ni prescribe la acción interdictal
(art. 601 del CPC). Como expresa Antonio HERNÁNDEZ GIL, tenencia y disfrute no se
mantienen, pero sí la posesión.
Esta es, pensamos, otra manifestación de que la posesión se conserva solo
animo, y por consiguiente no es puro hecho. Si así fuera, no solo habría privación
sino verdadera pérdida de la posesión.
668
Defensa civil de la posesión. Los interdictos posesorios en el derecho peruano
I. Su propósito o finalidad es sancionar los actos de violencia (sea esta
material o moral 998 y, en consecuencia, obtener la restitución o
recuperación de la posesión, si es necesario, como escribe MESSINEO, manu
militarfn60).
Está claro pues que la función del interdicto es recuperatoria. De ahí que
cuando la demanda interdictal resulta fundada, se repone al despojado en la
posesión de la que fue privado, es decir, se le restituye en el bien. Pero
como el despojo lo priva del goce, ello no mella el pago de los frutos
indebidamente adquiridos (cuando es de mala fe), y sin perjuicio de la
indemnización por los daños y perjuicios correspondientes (art. 604 del
CPC)999.
II. Veamos el punto de vista de la jurisprudencia. El interdicto de recobrar la
posesión protege al poseedor aun contra el mismo propietario. Máxime si,
como en este caso (Cas. N° 126-2014 del Cusco), el demandado (supuesto
propietario) aduce que él se limitó a recuperar la posesión que le había sido
arrebatada por el demandante (poseedor), pero en realidad no logró probar
la posesión del inmueble1000.
532. ELEMENTOS
Se requiere que haya los siguientes:
1. Desapoderamiento o despojo del bien, sea por violencia, clandestinidad,
engaño, astucia, abuso de confianza, usurpación y, en general, cualquier
669
Defensa civil de la posesión. Los interdictos posesorios en el derecho peruano
hecho o acto que origine la privación de la tenencia del bien mueble o
inmueble.
2. Privación real, material, efectiva. Recuérdese que solo animo se conserva la
posesión; por lo mismo, lo correcto es hablar de "privación" y no de
pérdida.
3. Que el spoliator (despojante) releve al despojante en el goce del bien.
4. Por último, que no haya existido proceso previo, esto es, sentencia que
ordene la desposesión o desalojo del bien1001.
1001 Así también PARRA. Ob. cit, p. 155; SALVAT solo admite los dos primeros. Ob. cit, p. 486.
1002 TRABUCCHI. Ob. cit, p. 460.
1003 WOLFF, Martin. Ob. cit, pp. 95 y 96; PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit, p. 194.
1004 MESSINEO. Ob. cit, p. 236.
que perdiera este interdictoTratado de Derechos Reales
su carácter posesorio. Sin duda una flagrante
contradicción del legislador.
540. DEFINICIÓN
Existe acuerdo casi unánime en que es el interdicto posesorio por excelencia,
correspondiente al perturbado. Se le concede al poseedor, y solo a él. Los franceses la
llaman complainte (o acción en queja) 1006 . Desde antiguo la doctrina nacional ha
establecido que es tutelado el perturbado, o sea el poseedor en su posesión o
tenencia1007.
En el interdicto de retener el único título del actor es la posesión actual; no protege
la posesión anual sino a quien ocupa el bien1008. Es pues un interdicto posesorio. No
obstante decir que es el interdicto posesorio por excelencia no comporta afirmar,
como creen algunos, que es el único y que solo él tiene por objeto proteger la
posesión1009.
1005 Vide. LAFAILLE, Héctor. Ob. cit, p. 249; SALVAT, Raymundo M. Ob. cit, p. 497.
1006 Así, MAZEAUD. Ob .cit, N° 1463, p. 175; PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit, p.
183.
1007 ROMERO, E. Ob. cit, p. 94
1008 Así, LAFAILLE, Héctor. Ob. cit, p. 257.
1009 Este aserto parte de considerar que es el único interdicto en que se discute la posesión o la cuasiposesión, y, según la
vieja teoría subjetivista, es concedido al poseedor legítimo exclusivamente, pues aunque el
arrendatario pueda promoverlo, lo hace en nombre y en interés del poseedor (como se ve, ¡considera al
arrendatario como tenedor!). Según PARRA, en este interdicto, "al decidir el juez cuál de los litigantes es
el legítimo poseedor, está diciendo que este es el propietario en apariencia o presunto". Considera este
autor que ello es así porque es en él que el promovente y el perturbador pretenden ser poseedores
legítimos y rivales de un mismo bien, y porque en la sentencia se dice quién de los dos posee
legítimamente. Cfr. PARRA. Ob. cit., pp. 30 y 154. PARRA destaca que en el Código Civil venezolano se le
llama "interdicto de amparo".
673
Tratado de Derechos Reales
Diversos son los nombres que recibe este interdicto: de manutención, de tur-
bación, de perturbación, pretensión por inquietación, acción conservativa, etcétera.
La acción, opina SALVAT, "tiene por objeto hacer reconocer y en consecuencia,
amparar y conservar, la posesión de una cosa inmueble indebidamente turbada"1010.
Este interdicto presupone no el despojo, sino la perturbación o molestia de la
posesión. Surge solo en dos casos:
1. Si la perturbación o inquietación ha pasado ya.
2. Si los efectos subsisten materialmente1011.
Las perturbaciones o molestias no son uniformes, pueden ser: 1) de hecho: por
ejemplo, la tala de algunos árboles del bosque; el levantamiento de un muro que
afecta mi visibilidad; o el paso a través de mi predio utilizando automóviles; 2) de
derecho: la originada en la intimidación hecha por un tercero al arrendatario de mi
inmueble para que le pague a él la renta (merced conductiva)1012. El derecho nacional
incide en la primera; debe tratarse de hechos materiales.
Es obvio que esta medida tutelar solo protege a los bienes inmuebles; es muy
difícil que se presente en los muebles.
Procede entonces este interdicto posesorio cuando hay una perturbación, una
inquietación (WOLFF) O, como dice MESSINEO, una perturbación o molestia que afecta el
hecho posesorio. El propósito del interdicto no puede ser otro que mantener al
poseedor en el ejercicio del bien. Su titular puede plantearlo aun contra el mismo
dueño.
■ 674
Para que
Defensa civil el
de perturbado
la posesión. Lospueda incoar
interdictos este en
posesorios interdicto
el derecho se necesita la posesión
peruano
actual; en modo alguno la posesión anual, defiende a quien posee y ocupa el bien.
La posesión es independiente del año y también de la buena fe del autor de ella,
y autónoma de la legitimidad del derecho del que la causará1014.
I. Posesión anual. Algunos sistemas exigen que la posesión debe haber
durado un año al menos, por eso se llama posesión ultra-anual; se necesita
que el promovente (perturbado) haya poseído durante el año inmedia-
tamente anterior a la perturbación que origine el interdicto posesorio de
retener1015. Es precisamente lo que exige el código italiano en su artículo
1.170, cuando obliga que además la posesión debe reunir los requisitos de
la posesión ad usucapionem (TRABUCCHI). Pero esto solo expone al poseedor a
injusticias, pues si faltando un día o unas horas para cumplirse el año de
posesión, es molestado y no puede intentar la acción posesoria respectiva,
se perjudicaría, a pesar de que un lapso tan corto no puede influir en la
tenencia del bien ni en la intención de quien lo tiene (PARRA).
La posesión que dichas acciones tutelan habrá de ser continua, pacífica,
pública, inequívoca y no precaria. La anualidad de la posesión es caracte-
rística de los interdictos posesorios modernos; en Francia, verbigracia, se
deriva de la antigua saisine de año y día; sin embargo, el plazo actual es de un
año justo 1016 . En ese país, para ejercitar la acción se necesitan dos
condiciones: perturbación de la posesión y posesión de un año (PLANIOL,
RIPERT y PICARD).
II. Posesión no anual. En nuestro país no se exige posesión anual, sino
posesión actual.
El interdicto tiene función conservativa del Jtatú quo.
En el derecho argentino, también se ampara al poseedor no actual,
conforme al artículo 2.477, y aun al vicioso, con tal que ese defecto no se
refiera al propio demandado (la posesión del demandado debe ser no
viciosa)1017.
543. EFECTOS DEL INTERDICTO DE RETENER
El interdicto está motivado no por el despojo; "presupone, no la privación de la
posesión, sino la molestia, o turbación, de hecho o de derecho, es decir, uno o más
actos que atenten contra la posesión, perturbándola materialmente o impliquen
negación del derecho a esa misma posesión".
La sentencia que recae en la acción interdictal ordena el cese de los actos tur-
batorios y de todo hecho que contravenga o niegue el derecho del peticionante.
1014 PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 184.
1015 PARRA. Ob. cit., p. 115.
1016 Vide. PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 189.
1017 LAFAILLE, Héctor. Ob. cit., p. 239-
675
Tratado de Derechos Reales
676
sino
Defensa una
civil maniobra
de la queinterdictos
posesión. Los supone intimidación
posesorios en ely,derecho
tras laperuano
detención, conviértese
en turbación.
III. Parece ser que, al aludir a "actos materiales", se desecha la perturbación de
derecho, de modo tal que no son perturbaciones aquellas acciones
(procesos) judiciales iniciadas y que motiven el interdicto de retener. Como
ya se dijo, no constituye turbación la perturbación presunta ni el temor
fundado de ser despojado del bien.
IV Está claro que en este interdicto el poseedor debe probar su posesión o
tenencia, así como los hechos que impute al demandado (inquietador) y la
época en que ocurrieron. Debe abstenerse el juez de exigir el título que
acredite la propiedad del bien al perturbado. Precisamente por eso es un
interdicto de naturaleza posesoria. Entre los medios probatorios están la
inspección judicial (ocular), el peritaje y cualquier otro pertinente, como la
testimonial, etc. "La actuación se entenderá con quien se encuentre a cargo
del bien inspeccionado" (art. 600, ap. 3o del CPC).
V El turbado o molestado en su posesión, de haber sido despojado en la-
totalidad del bien, puede hacer valer el empleo de la fuerza (autotutela) que
garantiza el artículo 920 del Código Civil. Pero debe hacerlo in con- tinenti,
esto es, sin pérdida de tiempo, al instante.
VI. No solo los actos materiales (destrucción de pared medianera o divisoria,
retiro de cercos, extracción de materiales de un inmueble colindante,
invasión de predio ajeno pretendiendo mensurarlo), configuran la per-
turbación; también pueden ser actos de otra naturaleza como la ejecución de
obras o la existencia de construcciones en estado ruinoso (art. 606, ap. 2o del CPC).
Estos son casos especiales que veremos a continuación (infra, N° 554).
VIL También estos interdictos exigen el principio de la anualidad interdic- tal a
partir de la comisión de los hechos; más allá de ese término, sería acción
posesoria en la vía de conocimiento (art. 601 del CPC).
545. CONDICIONES
Para que se configure esta situación deben probarse ciertos requisitos, a saber:
1. La realización de actos materiales que supongan turbación o inquieta- ción
en la posesión del bien. Adicionalmente, también otros actos como la
ejecución de obras y la existencia de obras en estado ruinoso.
2. El momento (época) en que tuvieron lugar, a fin de completar la pres-
cripción extintiva.
3. La persona que ejecutó los actos de turbación.
677
Tratado de Derechos Reales
1020 Así, TRABUCCHI. Ob. cit, p. 460; DE RUGGIERO. Ob. cit, p. 850; ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit, p. 87;
HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit, p. 700; PARRA. Ob. cit, p. 115.
678
predio vecino
Defensa quela posesión.
civil de prohibeLosedificar al posesorios
interdictos dueño de en eleste, defiende
derecho peruano dicha posesión
impidiendo la continuación de la edificación"1021. Por eso también se les ha llamado
acciones especialísimas1022. Respecto al interdicto de adquirir, prácticamente todos le
niegan su carácter de interdicto posesorio.
La doctrina nacional ha sostenido que son posesorios los interdictos de retener
y de recuperar la posesión. Sin embargo CASTAÑEDA, en posición que imita a los
franceses, también le confería esta condición al interdicto para impedir obra
nueva1023; otro, ha sostenido que es una variedad del interdicto de retener1024.
El Código Procesal peruano vigente desde el 28 de julio ,de 1993 se acerca a la
última postura. Además del interdicto de recobrar, al legislar el interdicto de retener,
ha embebido este a los de obra nueva y obra ruinosa (art. 606, ap. 2o del CPC). Vale
decir que son casos especiales del interdicto de retener. En Argentina se sigue un
temperamento similar, aunque solo con respecto a la obra nueva, que se la considera
indistintamente como caso especial de despojo o de retención.
1021 Vide. ALBALADEJO. Ob. cít., pp. 87 y 88; así también, SANTOS. Ob. cit., p. 79.
1022 Así, BASTIDAS. Ob. cit., p. 38.
1023 CASTAÑEDA. Ob. cit, p. 144.
1024 Así, TAQUÍA. Ob. cit., p. 46.
1025 Así, VÁSQUEZ. Ob. cit., p. 177.
1026 Vide. MAZEAUD. Ob. cit., p. 176.
1027 En efecto, la ejecutoria de 29 de setiembre de 1922 dispuso que el interdicto de obra nueva no tiene por objeto la
demolición de una obra acabada. Vide. A. J., p. 127; sin embargo, la ejecutoria de 6 de junio de 1980 dispuso lo
contrario: "Es fundado el interdicto de obra nueva y procede el pedido de paralización de los trabajos realizados,
debiendo además restablecerse las cosas al estado primitivo". N. Leg., N° 106, p. 286.
1028 ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit., p. 87.
679
Tratado de Derechos Reales
1029 La sentencia de 8 de junio de 1965 estableció palmariamente: "La acción de interdicto de obra nueva corresponde en
forma exclusiva al propietario del bien". A. J., 1965, pp. 131 y 132.
1030 HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., p. 701.
680
Tratado de Derechos Reales
I. El interdicto de retención para impedir obra nueva, busca suspender la
continuación de la obra, que comprende un amplio espectro -desde lo que
se comenzará a hacer1031 a la paralización de lo que se está construyendo y
que perturbará en el futuro, hasta la demolición de lo terminado—. Esa es
la solución del numeral 606, párrafo 2o del código adjetivo. Se puede decir
que, planteado el interdicto, de inmediato se ordena: 1) la suspensión o
paralización de la continuación de los trabajos, lo cual persigue un doble
propósito: a) a la vez se evitan innovaciones durante la secuela del proceso,
y b) se impide mayor perjuicio a las partes que litigan; 2) luego, a su término,
se manda a deshacer o destruir lo hecho1032.
II. Procesalmente, en el interdicto no se discute el derecho posesorio, solo el
hecho posesorio. Por tanto si, como en el presente caso (Cas. N° 990-2011
de Lima), los demandados alegan ser los dueños del predio, ello en nada
afecta a la posesión de los demandantes, quienes, al parecer, han construido
en los aires o sobresuelo (segundo caso). Por ello, al plantear el recurso de
casación argumentan que hay una interpretación errónea del artículo 1.984
del Código Civil, pues "no se ha resuelto sobre la usurpación de los aires
que corresponden al primer piso de la propiedad de los demandados";
adicionalmente, habría un informe de la Municipalidad del Rímac, que
evidencia que "la construcción del segundo piso no tiene autorización de
edificación, por lo que también debe ordenarse la demolición" (cuarto
considerando)1033.
La posesión es un hecho, en este caso. Los demandantes tendrían que
abonar la construcción, para adquirir la propiedad de lo construido por
accesión.
m 681
Tratado de Derechos Reales
adecuado es el interdicto de retener para impedir que cause daño una obra ruinosa (o
vieja).
El nombre de obra ruinosa o vieja parece ser el más indicado; los publicistas
prefieren llamarlo daño temido.
La obra ruinosa gozaba de independencia interdicta!; así lo establecía el Código
de Procedimientos Civiles abolido en sus artículos 1.027-1.029. Su objeto era la
demolición total o parcial o la adopción de medidas de seguridad correspondientes.
I. La primera diferencia con respecto a la ley procesal anterior es que se
consideraba la posibilidad de ser utilizado dicho interdicto indistintamente
por poseedores y no poseedores; cualquier persona podía exigir las
necesarias reparaciones, tuviera o no la calidad de poseedor. Así lo
reconoció la doctrina: ROMERO1035, CASTAÑEDA1036, TAQUÍA1037.
Hoy tanto el Código Civil (art. 921) cuanto el Código Procesal Civil (art.
606, ap. 2o) consideran en general a todo poseedor, incluido el tenedor.
¿Significará esto que solo el poseedor puede plantearlo? Aunque si todavía
esto lo confrontamos con lo que dispone el artículo 956 del Código Civil,
¿no será cualquier persona ("quien tenga legítimo interés")? Del código
adjetivo pareciera que solo el poseedor puede incoarlo, pero del código
sustantivo se derivaría que cualquier persona está facultada, aunque si esto
último ocurre, entonces ya no sería el de retener un interdicto típicamente
posesorio. Sin duda una gruesa contradicción.
En la legislación comparada, específicamente la española, que sirvió de
inspiración a nuestro anterior código procesal, se ha consignado que "no
hace falta ser poseedor para estar también legitimado"1038. Esto, repetimos,
pareciera que no se aplicara ahora entre nosotros; se necesita ser poseedor.
II. Se trata de algún inmueble, edificio, árbol, columna, canal, camino o
cualquier otro bien análogo, cuya caída puede causar daños a las personas o
a los bienes. Frente a ello, antes se podía optar por pedir la demolición total
o parcial, o en todo caso, la adopción de medidas de seguridad. Es lo que
establecía la legislación procesal anterior (art. 1.027)1039.
La obra ruinosa tiene lugar en todo aquel bien inmueble que, por su vejez,
amenace ruina o daño temido. Al igual que la obra nueva, tiene por causa la
amenaza de un daño futuro, y su finalidad es evitarlo. Pero tiene
diferencias: en la obra nueva, como el perjuicio se teme que sobrevenga por
■ 682
la civil
Defensa continuación de Los
de la posesión. la construcción de la en
interdictos posesorios obra, se impide
el derecho que
el perjuicio se
peruano
verifique con la paralización de la misma, o sea, con el cese del acto
perturbatorio. En cambio, en la obra ruinosa "como el daño puede resultar
de una obra construida con anterioridad y que amenaza ruina por su mala
construcción o por su vetustez, se garantiza la indemnización, y si las
circunstancias lo exigen, se destruye la obra que puede causar el daño"1040.
En efecto, el código establece que, fuera de la sanción que imponga la
demolición del bien inmueble viejo, se puede adicionar el pago de los frutos
percibidos, así como el resarcimiento por los daños y perjuicios (art. 607 del
CPC).
III. Ahora bien: ¿se trata de todo tipo de inmuebles? Evidentemente no se
puede pedir la demolición de cualquier bien inmueble; así por ejemplo,
están exceptuados los bienes que constituyan el patrimonio cultural,
histórico, arqueológico de la nación1041. Como esta naturaleza tiene que
probarse, no deja de entrañar cierto peligro la norma. Baste considerar los
casos que, a diario, dan cuenta del deterioro de nuestro patrimonio
nacional. Sin duda el juez debe aquilatar las pruebas y denegar el pedido
cuando el inmueble sea artístico o del carácter señalado.
683
La doctrina nacional,Tratado de Derechos Reales
sin excepción, le ha negado la naturaleza de interdicto
posesorio, más bien considérasele una forma de entrar en posesión
(ROMERO) 1046 , Este destinado a conseguirla (CASTAÑEDA) 1047 ; por
consecuencia, protege el derecho a la posesión no la posesión como hecho,
dado que esto todavía no se ha producido (MAISCH)1048; inclusive se ha
llegado a sostener que persigue adquirir la propiedad (TAQUÍA)1049.
Puesto que no protege la posesión en sí, se estima que no puede haber
interdicto posesorio de adquirir la posesión, porque este deriva del hecho
fáctico de la posesión (ius possessionis). Se afirma que "el que no posee ni ha
poseído no puede tener acción posesoria"1050. Los interdictos son remedios
que suponen una posesión ya adquirida, actual.
■ 684
Tratado de Derechos Reales
Verbigracia: procedería el interdicto de adquirir cuando una persona
hereda un bien que está en manos de un tercero y este se niega a entregarle
el bien, pese al requerimiento, entonces era procedente en la antigua
legislación, interponerlo. No solo el título de heredero es suficiente,
también el que se deriva de una compraventa u otro similar. Por ejemplo, el
adquirente (comprador) del bien inmueble podía incoarlo contra el tercero,
aunque solo si no se obtiene la posesión directamente. Se puede decir que,
cuando alguien tiene título válido y hay oposición —del tercero ocupante
del bien, que le niega su cualidad de heredero o de comprador—, no podrá
tomar la posesión por sí mismo, sino reclamarla por las vías legales1051.
De ahí pues que el interdicto de adquirir "no es un arma defensiva de la
posesión atacada, y ni siquiera se refiere a la posesión en general, sino que es
un medio de convertir (pidiendo ser judicialmente investido de ella) en
posesión mediata o inmediata, según la que tuviese el causante; la posesión
civilísima que sobre los bienes de aquel recibe el heredero por el hecho de
aceptar la herencia" (art. 660 del CC) (ALBALA- DEJO). Pero, como ya se dijo,
fuera de la posesión civilísima que confiere la sucesión hereditaria,
constituye título hábil también el que se deriva de un acto inter vivos,
verbigracia, una compraventa, donde el tercero ocupante se niega a entregar
el bien al que tiene derecho. Desde este punto de vista, aquí se debate el
derecho a la posesión, revistiendo más carácter de acción posesoria.
No siempre se puede plantear este interdicto; se requiere que la posesión
del tercero ocupante no sea mayor de un año. Así incluso lo disponía el
código adjetivo de 1912 en su numeral 994, y así también lo entendió la
jurisprudencia peruana1052.
II. Si el interdicto de adquirir la posesión no tiene naturaleza posesoria, ¿cuál es
entonces su carácter? En verdad debe ser considerado como un proceso
petitorio (HERNÁNDEZ GIL), mas nosotros creemos que, en sentido estricto,
debiera ser estimado como una acción posesoria, en tanto en cuanto se
debate el derecho a la posesión; las acciones petitorias están referidas a la
propiedad. Empero, si además de la posesión toca probar el derecho de
propiedad, no existe problema en otorgarle ese carácter.
El que sea considerado como acción posesoria, cobra vigencia además con
lo que establecía el Código de procedimientos civiles derogado, que exigía al
demandante presentar el título que acredita el derecho con que solicita la
posesión (art. 995).
1051 "Entonces, mientras no recaiga, en el juicio correspondiente, un fallo definitivo sobre quién lo sea realmente, se concede la
posesión de los bienes a quien aparezca prima facie como tal, y, por tanto, como titular de la posesión civilísima. El interdicto
de adquirir no procede si el que se opone a la entrega de la posesión, se funda en título independiente de la adquisición
hereditaria". Vide. ALBALADEJO, M. Ob. cit, p. 87.
1052 En efecto, la ejecutoria de 9 de noviembre de 1948 estableció que: "No puede hacerse valer el interdicto de adquirir
contra poseedores de más de un año. Es improcedente el citado interdicto respecto a la parte indivisa del inmueble".
N. Leg. (1949), N° 10, p. 259.
Concierne
Defensa este interdicto
civil de la posesión. al heredero,
Los interdictos posesoriosquien recibe peruano
en el derecho la posesión
por la sola
muerte del causante (art. 660 del CC); "el interdicto, pese a su nombre, no
determina en rigor la adquisición de la misma -el acto adquisitivo está
representado por la transmisión hereditaria-, sino su reconocimiento y
efectividad". Sea el heredero, sea el adquirente de un bien derivado de un
acto ínter vivos, lo que se necesitaba era el título suficiente en que se
fundamentara la posesión peticionada, pudiendo solo oponerse a su
objetivo, quien se basara en "el mejor derecho a poseer", tuviera una
posesión actual, pública y por más de un año, y cuando el título presentado
por el actor fuera insuficiente.
III. Si el interdicto de adquirir ya no es regulado, ¿cuál es entonces el canal
procesal adecuado? En primer lugar, para adquirir la posesión de un bien, es
mejor hacer valer las acciones personales respectivas, derivadas del acto
jurídico que les dio lugar, del que nace el derecho a la posesión; así, contra el
enajenante, para que le entregue la posesión del inmueble, o bien contra el
tercero ocupante, podrá iniciar un desalojo, etcétera.
Por otra parte, específicamente relacionadas a la herencia, en el derecho
sucesorio se contemplan dos acciones de carácter real: Primera: la acción
de petición de herencia, que tutela al heredero que no posee los bienes que
le pertenecen, contra quien los posea en todo o en parte a título de
heredero, para excluirlo o para concurrir con él (art. 664 del CC). Segunda:
del mismo modo, la acción reivindicatoría de herencia, contra el tercero
que de mala fe adquiere los bienes de un heredero aparente que entró en
posesión de ellos (art. 665 del CC).
687
Tratado de Derechos Reales
559. CONDICIONES
Se puede coincidir en la exigencia de dos condiciones a esta acción:
1. Que quien entabla la acción presente título suficiente (lo decía además el
artículo 995 del Código de Procedimientos derogado) para adquirir la
posesión con arreglo a derecho;
2. Que nadie posea, a título de dueño o de usufructuario, los bienes cuya
posesión se pide (SALVAT).
688
CAPITULO VII
LAS ACCIONES POSESORIAS. LA ACCIÓN
PUBLICIANA
689
Tratado de Derechos Reales
se debate sobre el derecho a la posesión. Una posesión que todavía no se tiene (véase,
supra, N° 556 y ss.).
690
Las acciones posesorias. La acción publiciana
ejercitar la Publiciana in rem actio contra quien tenía un título inferior o carecía de él. Y,
correlativamente, de ahí se infiere que no podía emplearla contra el verdadero dueño
o contra quien poseyera con mejor derecho.
En definitiva, puede concluirse diciendo con VALENCIA11320^: "quienes poseen
una cosa y la están ganando por usucapión, no pueden ser desposeídos por un
tercero que no alega ningún derecho a poseer: solo el verdadero propietario puede
desposeerlo, mediante el ejercicio de la acción reivindicatoría".
La acción publiciana, a pesar de ser un remedio válido para defender un mejor
derecho contra otro, no está regulada en la mayoría de legislaciones, y por cierto
tampoco por la peruana. Hay que advertir que de ninguna manera puede ser
confundida con el interdicto de recobrar, que es inferior a ella. Solo de modo un
tanto forzado se puede decir que el proceso de conocimiento en que el demandante
ejerce su derecho a la posesión (art. 601 del CPC, in fine), se tendría por acción posesoria,
mas no específicamente la acción publiciana. Aun esa norma, carece de desarrollo
legislativo procesal; el Código sustantivo tampoco la regula.
La acción publiciana protege pues a quien tiene mejor derecho a poseer
(demandante) frente a quien posee con título inferior o sencillamente sin título
(demandado). Incluso siendo una acción ubicada entre la acción reivindicatoría y los
interdictos, puede resultar beneficiando al mismo propietario, al proveerle de un
canal procesal menos complejo1056.
1056 Un autor expresa esta idea en los siguientes términos: "Creada la publiciana para las personas que en otro caso solo
dispondrían de los interdictos, su uso se extiende a los propietarios a pesar de hallarse defendidos por la acción
reivindicatoría. Y es que ejercitando la acción publiciana, el propietario no necesita probar más que la posesión de
buena fe y con justo título; por lo que, frente a quien no puede alegar un derecho preferente le es más cómodo el
empleo de la publiciana y no el de la reivindicatoría con su difícil prueba de la propiedad y sus trámites formalistas y
rigurosos. He aquí cómo una institución nacida para proteger a quienes todavía no eran propietarios, da una mayor
protección a la propiedad. TAQUIA. Ob. cit., p. 59-
691
Tratado de Derechos Reales
1057 Cit. por MONTÉS, V. La Propiedad Privada en el Sistema del Derecho Civil Contemporáneo, pp. 291-293.
1058 MONTÉS, V Ob. cit., pp. 290 y 291.
Las acciones posesorias. La acción publiciana
1059 V MONTES cita la sentencia del Tribunal Supremo español de 6 de marzo de 1954, que "reconoció obiter dictum, que tanto
la acción reivindicatoría como la publiciana se hallan amparadas por el 2 o párrafo del artículo 348 del Código Civil español.
Pero el fundamento de la Sala de instancia para rechazar el pedimento de devolución de los terrenos y demás bienes
reclamados era, por una parte, la falta de presentación del título, que no sería indispensable en la acción publiciana, y
también la falta de idcentificación y determinación de los bienes". Ob. cit., p. 292.
1060 MONTES, Ibídem..
1061 Se sostiene lo siguiente: "Hay que rechazar la máxima de que la prueba de una adquisición a non domino atribuye la
preferencia sobre quien no aduce en su defensa más que la posesión actual. Y no se puede invocar los principios del
derecho natural, de la equidad, y del derecho romano que carecen de razón de ser, frente a las leyes codificadas
(BREZZO)".
693
Tratado de Derechos Reales
(1327) En efecto, el artículo 951 del Código colombiano establece: "se concede la misma acción (reivindicatoría) aunque no
se pruebe el dominio, al que ha perdido la posesión regular de la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por
prescripción.
"Pero no valdrá ni contra el verdadero dueño, ni contra el que posea con igual o mejor derecho". Quiere decir que protege al
usucapiente despojado frente a un poseedor con menor derecho. Se legisla, pues, la acción publiciana. VALENCIA, comentando
este artículo, pone de relieve que aun cuando se prescinde de la ficción de considerar que ya hubiera transcurrido el plazo de la
usucapió, se mantienen los demás requisitos. Enumera los siguientes:
1. Se otorga solo al poseedor regular, es decir, al poseedor que reúna estas dos condiciones: haber obtenido la
posesión de propietario mediante título de adquisición (que el Código colombiano denomina justo título) y
tener buena fe (arts. 764 y 765 del Código colombiano).
2. Se exige expresamente que el poseedor se halle en el caso de poder ganar el bien por usucapión.
3. La acción puede ejercitarse frente al poseedor que está amparado únicamente con la presunción del parágrafo 2o
del artículo 762 del Código colombiano. No se puede ejercer frente al verdadero dueño "ni contra el que posea
con igual o mejor derecho". Poseerán con mejor derecho, el usufructuario, el usuario, etc.
4. La acción no la puede ejercer el poseedor de mala fe, ni de buena fe a quien falta un título de adquisición, pues
estos son poseedores irregulares que pueden ganar la propiedad por usucapión extraordinaria de veinte años
(en la legislación colombiana). Vide. VALENCIA ZEA. Ob. cit, pp. 275 y 276.
(1328) MONTES. Ob. cit, p. 295.
tytthhh 694
MONTÉS aboga por una solución flexible que comprenda la acción publiciana, ya
como acción autónoma, ya "embebida" en la reivindicatoria.
Entre los italianos, Francesco MESSINEO considera que debería admitirse la
acción publiciana Las
como remedio
acciones paraLaevitar
posesorias. la probatio diabólica. No obstante, la
acción publiciana
mayoría de autores de esa nacionalidad se pronuncia en contra. Para Lodovico
BARASSI, verbigracia, no puede ser concebida1062.
698
1065 La ejecutoria de 13 de agosto de 1981 (Exp. N° 2428-80-Lima) ha establecido: "El mejor derecho a la posesión de un inmueble
ubicado en un Pueblo Joven, debe ser declarado por las autoridades administrativas respectivas, cuyas resoluciones finales
son materia de contradicción judicial". El Peruano, 31 de agosto de 1981.
CAPÍTULO VIII
DEFENSA PENAL DE LA POSESIÓN
699 ffflllj
1066 Obsérvese que se emplea el término bien y no el de cosa que describía el artículo 66, Io del Código Penal derogado. Es que
la fijación de la acepción del vocablo "bien" corresponde al Derecho Civil, donde es admitido que comprende así los
bienes materiales como los inmateriales.
573. DELITOS QUE AFECTAN LA POSESIÓN DE MUEBLES
Consideramos los siguientes: el hurto, el robo, las apropiaciones ilícitas, la
receptación, la extorsión, el chantaje.
TratadoA
decontinuación
Derechos Realessu estudio.
574. EL HURTO
Es el apoderamiento ilegítimo de un bien mueble, total o parcialmente ajeno,
para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar donde se encuentra (art. 185 del CP).
El delito se consuma con la sustracción del bien y el consiguiente ingreso al
patrimonio del despojador. Hay pues un apoderamiento con ánimo de dominio, pues
al sustraerlo del dominus, ingresa, como se ha dicho, al patrimonio del hurtador. La
sustracción —y en esto se diferencia del robo- se realiza con destreza, con habilidad,
no con violencia.
Se trata de un delito que afecta el derecho de propiedad y, de paso, el derecho de
posesión del dueño. Aunque no es el único agraviado, también puede serlo el tercero
depositario o el acreedor, que pierde involuntariamente el bien entregado en garantía
mobiliaria (art. 1.070 del CC). En suma, el poseedor.
El Código Penal de 1991 ha incluido acertadamente la noción bien mueble, con
lo cual no solo los objetos corporales se encuentran comprendidos, sino también los
inmateriales, como son las energías (p.e., la energía eléctrica), el gas, etc.
El artículo 186 tipifica una modalidad de hurto agravado, y el 187, el hurto
atenuado o furtum usus (hurto de uso).
En todos estos delitos, el bien jurídico tutelado es la posesión mobiliaria.
575. EL ROBO
Es el aprovechamiento ilegítimo de un bien mueble, total o parcialmente ajeno,
con ánimo de aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en que se encuentra, pero -a
diferencia del hurto— requiere el empleo de violencia contra la persona agraviada o
la amenaza con un peligro inminente para su vida o integridad física (art. 188 del CP).
En el hurto se utiliza la habilidad, la destreza; en el robo, la violencia, la
amenaza. Tal es su diferencia cardinal.
De modo pues que robo es el despojo violento de un bien mueble; en el ámbito
civil esto da lugar al interdicto de recobrar; en el penal, a la denuncia por la comisión
de este delito.
El numeral 189 del Código Penal configura también el delito, pero en la
modalidad de robo agravado (realizado durante la noche o en lugar desolado, a mano
armada, con el concurso de dos o más personas, en agravio de menores edad, etc.).
El bien jurídico tutelado es la posesión mobiliaria.
Lo que caracteriza a este delito es el empleo de la fuerza en los bienes o la
violencia física en las personas (Eusebio GÓMEZ).
578. RECEPTACIÓN
La regula el numeral 194 del Código Penal. Nombre más idóneo que el de
"encubrimiento" utilizado por el Código de 1924, y que se configura por quien recibe
onerosa o gratuitamente un bien mueble en donación o en garantía mobiliaria (antes,
prenda), o guarda, esconde, vende o ayuda a negociar un bien del que sabe que es de
procedencia delictuosa o que presume que provienen de un delito (art. 194 del CP
modificado por la Ley N° 30.076, publicada el 19 de agosto de 2013).
El artículo 195 constituye circunstancia agravante (receptación agravada),
cuando se trata de vehículos automotores, sus autopartes o accesorios, o si recae
sobre bienes que integran la infraestructura o instalaciones de transporte701de uso
público, o de prestación de servicios públicos de saneamiento, electricidad, gas o
telecomunicaciones (art. 195 del CP modificado por el Decreto Legislativo N° 1215,
publicado el 24 de setiembre de 2015).
579. EXTORSIÓN
Artículo 200 del Código Penal. Aquí el delincuente o ladrón no toma para sí el
bien —como en el robo o Tratado hurto-desino que,Reales
Derechos mediante violencia, amenaza o
manteniendo en rehén a alguien, pretende obtener una "ventaja económica inde-
bida". Esta violencia o amenaza se usa también para tomar locales, obstaculizar vías
de comunicación, etc. La norma ha sufrido varias agravantes (art. 200 del CP
modificado por el Decreto Legislativo N° 1237, publicado el 26 de setiembre de
2015).
Hay pues fuerza o coacción moral sobre el agraviado (persona natural o per-
sona jurídica) para consumar el delito.
580. CHANTAJE
El delito se configura cuando se compra el silencio de una persona con la
amenaza de publicar, denunciar o revelar un hecho o conducta cuya divulgación la
perjudique personalmente o a un tercero vinculado a ella. Lo legisla el Código Penal
en el artículo 201.
Se puede decir que la diferencia entre la extorsión y el chantaje estriba en que en
la primera se busca un objeto lucrativo, que afecta al patrimonio económico de una
persona ("ventaja económica indebida"), en cambio en el chantaje se afecta el honor
de una persona. Este último representa una modalidad bastante repudiable, propia de
delincuentes avezados.
582. LA USURPACIÓN
Consiste, en pocas palabras, en el apoderamiento o despojo parcial o total de un
bien inmueble, destruyendo o alterando sus linderos, pero también consiste en usar la
violencia o el engaño para despojar a otro de la posesión del inmueble, o para turbar
la posesión del inmueble, etc. (art. 202 del CP modificado por la Ley N° 30.076). El
término "bien" habría que entenderlo aquí en su sentido de objeto corporal.
Admite varias modalidades o clases:
I. Despojo total o parcial de la posesión o tenencia de un bien inmueble o del ejercicio
de un derecho real (art. 202, 2o del CP).
No necesaria y exclusivamente se requiere violencia (despojo violento)
para la comisión, el derecho penal incluye los mismos supuestos del
derecho civil; el delito se configura por el desapoderamiento o desposesión
utilizando amenaza, engaño o abuso de confianza, pero que logra el
propósito de introducirse en el inmueble, y además, claro está, con el
despojo violento del inmueble.
Hay otros casos en que se trata no de la simple posesión, sino del ejercicio
de un derecho real sobre un inmueble cualquiera; verbigracia: servidumbre,
usufructo, uso, habitación, superficie, anticresis, etcétera.
En este supuesto se protegerá el derecho real respectivo. Aunque, claro es,
al titular de ese derecho real, se le priva de la posesión, esto es, del goce del
inmueble.
II. Apoderamiento del inmueble por destrucción o alteración de sus
linderos (art. 202, Io del CP).
Aquí hay un desapoderamiento o apropiación total o parcial de un
702 inmueble, por la vía de la destrucción o alteración de sus linderos, con el
evidente propósito de crear confusión en las lindes. Naturalmente se
persigue la invasión del predio colindante, aunque basta destruir o alterar
los hitos y linderos para que se configure el delito.
III. Turbación de la posesión de un inmueble (art. 202, 3o del CP).
Hay turbaciónDefensa
o molestia
penal cuando, con el empleo de la violencia o amenaza
de la posesión
—fuerza física o psíquica— se afecta la normal posesión del inmueble.
Producida la hipótesis no hay despojo, o sea, desposesión total o parcial,
sino simple perturbación.
Se diferenciaría de la civil en que se configura por la simple amenaza, o sea
mediante dolo; en cambio en la civil, que origina el interdicto de retener, es
forzoso probar los hechos o actos materiales. Si esto no ocurre, será
improcedente la acción interdictal (art. 606 del CPC).
IV Ingreso oculto a un inmueble, en ausencia del poseedor (art. 202, 4o del CP,
modificado por la Ley N° 30.076).
703
III
BIBLIOGRAFIA
707
• BASTIDAS, Luis Ignacio. La Posesión. Cooperativa de Artes Gráficas,
Caracas, 1935.
• BELTRAN FUSTERO, Luis.
Tratado "RasgosReales
de Derechos más destacados del régimen jurídico de
las propiedades de la iglesia católica". En: Rev. Crítica de Derecho Inmobiliario. Año
XXXVIII, Enero-Febrero, Madrid, 1962.
• BENDERSKY, Mario. Acciones Posesorias y Despojo. Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1961.
• BENEDETTI, Julio César. La Posesión. Teoría y práctica de su amparo. Editorial
Astrea, Buenos Aires 1976.
• BIELSA, Rafael. Derecho Admmistrativo. 4a ed., T. II. Librería y Editorial "El
Ateneo", Buenos Aires, 1947.
• BIONDI, Biondo. Los Bienes. Bosch, Casa Editorial. Trad. de la 2a edición
italiana. Revisada y ampliada por Antonio de la Esperanza Martí- nez-Radío,
Barcelona, 1961.
• BONFANTE, Pietro. Instituciones de Derecho Romano. Instituto Editorial Reus.
Traducción de la 8a ed. italiana, por Luis Bacci y Andrés Larrosa, Madrid, 1965.
• BONNECASE, Julien. Elementos de Derecho Civil. T. I., Editorial José M. Cajicajr.,
México, 1945.
• BOQUERA OLIVER, José María. Derecho Administrativo. 4a ed., T. I, Instituto
de Estudios de Administración Local, España, 1982.
• BORDA, Guillermo A. Manual de Derechos Reales. 2a edición revisada y
actualizada, Editorial Perrot, Buenos Aires, 1981.
• BRUGI, Biagio. Instituciones de Derecho Civil. Unión Tipográfica Editorial
Hispanoamericana (UTEHA), traducción de la 4a ed. Italiana por Jaime Simo
Bofarull. México, 1946
• BULLARD G., Alfredo. La relación jurídico-patrimonial. Reales vs. Obligaciones.
Lluvia Editores, Lima, 1990.
• CARBONNIER, Jean. Derecho Civil. T. II. Vol. I., Bosch, Casa Editorial.
Traducción de la Ia ed. francesa por Manuel María Zorrilla Ruiz, Barcelona,
1965.
• CASTÁN TOBEÑAS, José. Derecho Civil Español Común.y Foral. T. II, 5a ed.,
Instituto Editorial Reus, Madrid, 1941.
• CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T.
I., Editorial Castrillón Silva S.A, Lima, 1952
Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. II, Tipografía y Offset
Peruana S.A., reimpresión de la 2a edición, corregida y aumentada, Lima,
1966.
El Derecho de Propiedad en los Bienes Muebles. Compañía de Impresiones y
Publicidad, Lima, 1945.
• CATALANO, Edmundo Fernando. Curso de Derecho Minero y régimen legal del
petróleo y de los minerales nucleares. 3 a ed., Buenos Aires, 1960.
• CLAVERO ARÉVALO, Manuel Francisco. "La inalienabilidad del dominio
público". En: Rev. de Administración Pública, Año IX, N° 25, Enero- Abril,
Madrid, 1958.
• CÓDIGO CANÓNICO. Madrid, 1983.
708
• COLIN, Ambroise y CAPITANT, Henri. Curso Elemental de Derecho Civil, T. II,
Vol. II, Reus, Madrid, 1942.
• CORVETTO VARGAS, Aníbal. Manual Elemental de Derecho Civil Peruano. T. II
Bibliografía
(Derechos Reales). Librería Studium S.A., Lima, 1956.
• COVIELLO, Nicola. Doctrina General del Derecho Civil. Unión Tipográfica
Editorial Hispanoamericana (UTEHA), 4a ed. italiana., revisada por Leonardo
Coviello, traducida por Felipe de J. Tena, México, 1938
• CUADROS VILLENA, Carlos. Derechos Reales. T. I., Empresa Editora Latina
S.A., Lima, 1988.
• DEMOLOMBE, Charles. Cours de Code Napoleon, T. IX, N° 464, París, 1854.
• DÍAZ PALOS, Fernando. "Posesión de muebles y apropiación indebida". En:
Estudios de Derecho Civil (En honor del Profesor Castán Tobeñas). T. III, Ediciones
Universidad de Navarra, Pamplona, 1969-
DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA.Talleres Gráficos de Editorial
Espasa Calpe S.A. T. I y II Vigésima edición, Madrid, 1984.
DORAL, José Antonio. "El servidor de la posesión". En: Estudios de Derecho Civil
(En honor del profesor Castán Tobeñas). T. V, Ediciones Universidad de Navarra,
Pamplona, 1969.
DIEZ, Manuel María. Derecho Administrativo. T. IV Bibliográfica Omeba, Buenos
Aires, 1969.
DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Sistema de
Derecho Civil. 3a ed., Vol. III, Editorial Tecnos, Madrid, 1986.
DE COSSIO, Alfonso. Instituciones de Derecho Civil. T. 2, Alianza Editorial S. A.,
Madrid, 1975.
DE DIEGO, Felipe Clemente. Instituciones de Derecho Civil Español. T. I, Artes
Gráficas Julio San Martín. Nueva edición revisada y puesta al día por Alfonso de
COSSÍO y CORRAL, y Antonio GULLÓN BALLESTEROS, Madrid, 1959.
DE RUGGIERO, Roberto (s/f). Instituciones de Derecho Civil. Vol. I., Instituto
Editorial Reus. Traducción de la 4a ed. ital., por Ramón Serrano Suñer y José Santa
Cruz Teijeiro, Madrid.
DE LOS MOZOS, José Luis. Tutela interdictal de la posesión. Editorial Revista de
Derecho Privado, Madrid, 1962.
ESPÍN CÁNOVAS, Diego. Manual de Derecho Civil Español. Vol. II, T. I. Derechos
Reales. Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1952.
FEIGÍN DE BENDERSKX Martha E. (1966). "La autonomía de la voluntad en
materia de Derechos Reales". En: Revista Lecciones y Ensayos, N° 31, Buenos Aires,
1966.
FIORINI, Bartolomé A. Derecho Administrativo. T. II, 2a ed. Actualizada, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 1976.
FRAGUEIRO, Alfredo. "Naturaleza jurídica de la relación en los derechos reales".
Boletín de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Córdoba, Año
XIV, Julio-Setiembre, N° 3, Imprenta de la Universidad de Córdoba, Córdoba,
1950.
FUENTES, Manuel Atanasio y DE LA LAMA, Miguel Angel. Código Civil del Perú
(de 1852) (con citas, notas y concordancias). Imprenta del Estado, Lima, 1870.
GALINDO GARFIAS, Ignacio. "Algunas consideraciones sobre la posesión en el
Código Civil Peruano". En: El Código Civil Peruano y el Sistema Jurídico Latinoamericano,
Cultural Cuzco S.A., Lima, 1986.
709
• GARCÍA BARBERENA, Tomás. "Las iglesias de propiedad privada y el
artículo IV del Concordato". En: Anuario de Derecho Civil. T. XVIII. Fase. IV,
Octubre-Diciembre, Tratado
MCMLXV, Madrid,
de Derechos 1965.
Reales
• GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Mar y Constitución. Las 200 millas en la
Constitución de 1979. Universidad de Lima, Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas, Lima, 1984.
• GARCÍA CANTERO, Gabriel. "La adquisición de inmuebles vacantes por el
Estado. Instituto de Estudios Políticos". En: Rev. de Administración Pública, N°
47, Mayo-Agosto, Madrid, 1965.
• GIORGIANNI, Michelle. La Obligación (La parte general de las Obligaciones).
Bosch, Casa Editorial. Traducción de la ed. ital., por Evelio Verdera y Tuells,
Barcelona, 1958.
• GÓMEZ PEREZ, Pascual. Los derechos llamados subjetivamente reales. Información
Jurídica, núms. 162-163, Nov.-Dic, Madrid, 1956
• HAMILTON DEPASSIER, Juan. Del objeto de la propiedad minera. Universidad de
Chile. Memorias de Licenciados. Derecho de Minería, Santiago, 1951.
• HEDEMANN, Justus Wilhelm. Tratado de Derecho Civil. Vol. II (Derechos
Reales). Editorial Revista de Derecho Privado. Versión española y notas de José
Luis Diez Pastor y Manuel González Enríquez (Notarios), Madrid, 1955.
• HERNÁNDEZ GIL, Antonio. La Posesión. Editorial Civitas, S. A., Madrid,
1980.
• HUBER, Eugen. Estudios sobre la publicidad en el Derecho Privado (Suizo). Centro de
Estudios Históricos - Sección de Derecho. Traducción y notas de Enrique R.
Ramos, Madrid, 1919
• IGLESIAS, Juan. Derecho Romano. Instituciones de Derecho Privado. Editorial Ariel,
6a ed. revisada y aumentada, y Ia reimpresión, Barcelona.
1979.
• JEZE, Gastón. Principios Generales de Derecho Administrativo. T. II., Instituciones.
Mesa Redonda Editores (Tomado de "Explicación Histórica de las
Instituciones del Emperador JUSTINIANO" de M. ORTOLAN), Lima, 1950.
• JHERING, Rudolf. Teoría de la Posesión. El fundamento de la protección posesoria.
Imprenta de la Revista de Legislación, Madrid. 1892
La voluntad en la Posesión. Imprenta de la Revista de Legislación.
Versión española de Adolfo Posada, Madrid, 1910.
• JOSSERAND, Louis. Derecho Civil. T. I Vol. III. Ediciones Jurídicas Europa
América, Buenos Aires, 1950.
• KELSEN, Hans. Teoría pura del Derecho. 14 ed., Editorial Universitaria de Buenos
Aires, Buenos Aires, 1976
• KUNKEL, Wolfgang. Historia del Derecho Romano. Editorial Ariel. Trad. de la
cuarta ed. Alemana, por Juan Miquel, Barcelona, 1981.
• LAFAILLE, Héctor. Curso de Derecho Civil. Derechos Reales. 3a ed., T. I., Tall.
Gráf. Ariel, Buenos Aires, 1929.
• LAFIANDRA, Félix. Efectos de la posesión de las cosas muebles. Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 1960.
710
• LAQUIS, Manuel Antonio. Derechos Reales. T. I, Ediciones Depalma, Buenos
Aires, 1979.
• LARENZ, Karl. Derecho Civil. Parte General. Editorial Revista de Derecho
Bibliografía
Privado, Edersa. Traducción y notas de Miguel Izquierdo y Macías Picarea, de la
3a ed. Alemana, Madrid, 1978.
• LARREA HOLGUIN, Juan. "Evolución de la posesión en el Ecuador". En:
Estudios de Derecho Civil (En honor del Profesor Castán). T. V, Ediciones Universidad
de Navarra, Pamplona, 1969-
• LEGÓN, Femando. "El cariz dictatorial de la ley en el sector de los Derechos
Reales". En: Rev. de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Año Y, Tercera Época,
N°s 21 y 22, setiembre - diciembre, Buenos Aires, 1950.
• LEVITAN, José. Prescripción adquisitiva de dominio. 2a ed., Editorial Astrea.
Buenos Aires, 1979.
• LLAMBIAS, Jorge Joaquín. Tratado de Derecho Civil. T. II. Parte General.
Décimocuarta edición, actualizada por Patricio Raffo Benegas, Editorial Perrot,
Buenos Aires, 1991.
• LÓPEZ HERNÁNDEZ, Carlos. "De las sustancias minerales reservadas al
Estado". En: Memorias de Licenciados. Derecho de Minería. Universidad de Chile,
Santiago, 1951.
• LÓPEZ SANTOS, Demetrio. Derechos Reales. Innovaciones, Omisiones y prescripción
adquisitiva de dominio en el Código Civil de 1984. Lima, 1990.
• MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. "Los Derechos Reales en el Código
Civil peruano de 1984". En: El Código Civil Peruano y el Sistema Jurídico
Latinoamericano. Cultural Cuzco S.A. Editores, Lima, 1986.
"Exposición de Motivos y Comentarios del Libro de Derechos Reales del
Código Civil". En: Código Civil, T. Y, Delia Revo redo de Debakey
(Compiladora), Tall. de Artes Gráficas de La Industria, Lima 1985.
"Algunos aspectos que deberían ser esclarecidos en el Libro de Derechos
Reales del Código Civil de 1984". En: Libro Homenaje a José León Barandiarán.
Cultural Cuzco S.A. Editores, Lima, 1985.
Los Derechos Reales. Tipografía Sesator, Lima, 1980.
"De los Derechos Reales. Anteproyecto de la Dra. Lucrecia Maisch von
Humboldt". En: Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T.I.,
Fondo Editorial PUCP, Lima, 1980
• MANOTAS, Francisco de P Algunas cuestiones acerca de la posesión en la legislación
colombiana. Universidad de Cartagena. Tip. "Pemitente", Cartagena, 1930.
• MARIN PÉREZ, Pascual. Estudios sobre el derecho privado y sus transformaciones
actuales. Bosch, Casa Editorial, Barcelona, 1959
Sobre la naturaleza jurídica de la posesión en el Derecho Español. Instituto Editorial
Reus, Madrid, 1943.
• MARTÍN MATEO, Ramón. "La Propiedad monumental". T. XLIX. En: Rev.
de Administración Pública, N° 49/51, Madrid, 1966.
• MAZEAUD, Henri, León y Jean. Lecciones de Derecho Civil. Parte Segunda, Vol.
IV Ejea, Buenos Aires, 1960.
711
• MEIRA A. B., Silvio. "El Código Civil Peruano de 1984 (Algunos aspectos)".
En: Código Civil Peruano y el Sistema Jurídico Latinoamericano. Cultural Cuzco S.A.,
Lima 1986. Tratado de Derechos Reales
• MESSINEO, Francesco. Manual de Derecho Civil y Comercial. T. III. 2a ed.,
Ediciones Jurídicas Europa América, Buenos Aires, 1954.
• MOLITOR, Erich, y SCHLOSSER, Hans. Perfiles de la nueva historia del Derecho
Privado. Bosch, Casa Editorial S.A. Traducción de Angel Martínez Sarrión,
Barcelona, 1980.
• MONTÉS, Vicente. La Propiedad Privada en el Sistema del Derecho Civil
Contemporáneo. Editorial Civitas S.A., España, 1980.
• MUSTO, Néstor Jorge. Derechos Reales. T. I., Rubinzal y Culzoni S.C.C.
Editores, Santa Fe, Argentina, 1981.
• PACHECO, Toribio. Tratado de Derecho Civil. T. II (De las Cosas). Librería
Hispano-Francesa, Lima, 1862.
• PAPAÑO, Ricardo José; KIPER, Claudio Marcelo; DILLON, Gregorio
Alberto; y CAUSSE, Jorge Raúl. Derechos Reales. T. I., Ediciones Depalma,
Buenos Aires, 1989-
• PARRA, Ramiro Antonio. Acciones Posesorias. Universidad Central de Venezuela,
Caracas, 1956.
712
• PASSALACQUA, John. "Propiedad del patrimonio cultural sumergido bajo las
aguas territoriales delTratado
Estado de Derechos Reales
Libre Asociado de Puerto Rico". En: Rev. Jurídica de
la Universidad Interamericana de Puerto Rico, N° 3, Mayo-Agosto, Puerto Rico, 1987.
• PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, Manuel. Derechos Reales. Derecho Hipotecario.
2a ed. Universidad de Madrid, Facultad de Derecho, Sección de Publicaciones,
Madrid, 1986.
• PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Derecho Civil. Derechos Reales. T. I., Tipog. Edit.
Arg., TEA, Buenos Aires, 1973.
• PEÑAHERRERA, Víctor Manuel. La Posesión. Editorial Universitaria, Quito,
1965.
• PETIT, Eugene (s/f). Tratado Elemental de Derecho Romano. Editorial Albatros,
traducido de la 9a ed. Francesa, Buenos Aires.
• PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Tratado Práctico de
Derecho Civil Francés. T. III., Cultural S.A, La Habana, 1946.
• PLANITZ, Hans. Principios de Derecho Privado Germánico. Bosch, Casa Editorial.
Traducción de la 3a edición alemana por Carlos Melón Infante, Barcelona, 1957
• PONSSA DE LA VEGA DE MIGUENS, Nina. Manual de los Derechos Reales en
Roma (Con la colaboración de Fernando Marcelo Zamora). Ediciones Lerner,
Córdoba, Argentina, 1977.
• POTHIER, Roberto José. Tratado de la Posesión. T. III., Librería de Juan
Llordachs. Trad. por Manuel Deó, Barcelona, 1880.
• PUIG BRUTAU, José. Fundamentos de Derecho Civil. T. III. Vol. I., 2a ed., Bosch,
Casa Editorial, Barcelona 1978.
• PUIG PEÑA, Federico (s/f). Tratado de Derecho Civil Español. T. III. Vol. I.
Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid.
• PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA. Constitución Deo Auctore y Libro I
del Digesto. PUCP, Fondo Editorial, Lima, 1990.
• RAMÍREZ NOVOA, Ezequiel. El nuevo Derecho del Mar y las 200 millas de mar
territorial. Amaru Editores S.A., Lima, 1988.
• ROCA-SASTRE, Ramón María y ROCA-SASTRE MUNCUNILL, Luis.
Derecho Hipotecario. T. II., 7a ed. Bosch Casa Editorial S.A., Barcelona, 1979.
• ROMERO ROMAÑA, Eleodoro. Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I. 2a ed.,
aumentada, Lima, 1955.
Il 714
• ROTONDI, Mario. Instituciones de Derecho Privado. Editorial Labor S. A.
Traducción de la 6a ed. ital. Traducido al Derecho español por Francisco
Villavicencio, Barcelona, 1953.
Bibliografía
• RUSSOMANNO, Mario C. La Posesión en los principales Códigos Civiles
Contemporáneos. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1967.
• SALEILLES, Raymond. La Posesión. Elementos que la constituyen. Su sistema en el
Código Civil del Imperio Alemán. Librería General de Victoriano Suá- rez,
Traducción de José María Navarro de Palencia, Madrid, 1909-
La posesión de bienes muebles. Madrid, 1927
• SALVAT, Raymundo M. Tratado de Derecho Civil Argentino. Derechos Reales. T. I y
T. II., TEA. 4a ed. actualizada por Sofanor Novillo Corvalán, Buenos Aires,
1951.
• SANCHEZ BOZA, Ligia Roxana (s/f). La propiedad forestal. Universidad de
Costa Rica, Facultad de Derecho, Rev. de Ciencias Jurídicas, n° 67, Sep.-Dic.,
San José.
• SÁNCHEZ ROMÁN, Felipe. Estudios de Derecho Civil. T. III., Est. Tipográfico
"Sucesores de Rivadeneyra", Madrid, 1900.
• SANCHO REBULLIDA, Francisco de Asís. Estudios de Derecho Civil. T. II (El
sistema de los Derechos Reales en el Foro Nuevo de Navarra), Ediciones
Universidad de Navarra S.A. (EUNSA), Pamplona, 1978.
• SANTOS BRIZ, Jaime. Derecho Civil. Teoría y Práctica. T. II., Editorial Revista de
Derecho Privado, Madrid, 1973.
• SAVIGNX M. Friedrich Karl (s/f). Sistema del Derecho Romano actual. T. I y T. VI,
2a ed., Centro Editorial de Góngora. Traducida por Jacinto Mesía y Manuel
Poley, Madrid.
• SPOTA, Alberto G. Curso sobre temas de Derecho Civil (Conferencias). Instituto
Argentino de Cultura Notarial, Buenos Aires, 1971.
• TAQUIA VILA, Víctor. Interdictos y Acción Publiciana. Editorial "La Antártida",
Lima, 1965.
• TRABUCCHI, Alberto. Instituciones de Derecho Civil. T. I., Editorial Revista de
Derecho Privado. Traducción de la décimoquinta ed. ital., Madrid, 1967.
• TUHR, Andreas von. Derecho Civil (Teoría General del Derecho Civil Alemán). T. I.
Vol. I. Buenos Aires: Editorial Depalma, Buenos Aires, 1946.
• VÁLDES, Horacio. "Introducción al estudio de los Derechos Reales". En:
Boletín del Instituto de Derecho Civil: Universidad Nacional de Córdoba, Año XII,
Enero-Marzo, 1947, N° 1, Imprenta Universidad de Córdoba, Córdoba, 1947.
715
• VALENCIA ZEA, Arturo. Derecho Civil. T. II. 5a ed., Editorial Temis,
Tratado de Derechos Reales
Bogotá, 1976
La Posesión. Editorial Temis, Bogotá, 1968.
• VALIENTE NOAILLES, Luis M. Derechos Reales. Roque Depalma Editor,
Buenos Aires, 1958.
• VALLET DE GOYTISOLO, Juan. Panorama del Derecho Civil. Bosch, Casa
Editorial, Barcelona, 1963.
• VALVERDE Y VALVERDE, Calixto. Tratado de Derecho Civil español. T. II,
4a ed. corregida y aumentada. Tall. Tipográficos Cuesta, Vallodolid, 1936.
• VÁSQUEZ RÍOS, Alberto. Los Derechos Reales. T. I., Lima, 1991.
• VEGA VELASCO, Jorge, y CÁRDENAS QUIRÓS, Carlos. De los Dere-
chos Reales. Anteproyecto del Dr. J. Vega V y del Sr. C. Cárdenas Q. En:
Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. PUCP, Lima,
1980.
• VELASCO, Gustavo. "Los monumentos ante el Derecho". Rev. de la
Facultad de Derecho, N° 119, México D.F, 1981.
• VIEIRA PUERTA, Rodrigo. Los Derechos Reales según el Derecho Romano y el
Código Civil Colombiano. Ediciones de la Universidad de Caldas, Mani- zales,
Colombia, 1974.
• VON TUHR, Andreas. Derecho Civil. Vol. I, Depalma, 1946.
• WOLFF, Martin; ENNECCERUS, Ludwig; y, KIPP, Theodor. Tratado de
Derecho Civil. Derecho de Cosas. T. III. Vol. I., Bosch, Casa Editorial.
Traducción de la 32a ed. Alemana, Barcelona, 1944.
Anexo 1
CAS. N° 2012-2010-LAMBAYEQUE. Lima, veintitrés de mayo de 2011. LA
SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE
LA REPÚBLICA; vista la causa número dos mil doce guión dos mil diez en
Audiencia Pública en el día de la fecha y producida la votación conforme a ley,
expide la siguiente sentencia. MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de
casación obrante a fojas seiscientos cuarenta y cuatro a seiscientos cincuenta y tres
interpuesto por Pedro Miguel Falla Lamadrid, abogado de la asociación servicios
agropecuarios para la investigación y promoción económica (en adelante SAIPE)
contra la sentencia de vista obrante de fojas seiscientos cinco a seiscientos siete
dictada por la sala descentralizadas mixta de Jaén el doce de abril del año dos mil diez
que confirma la apelada que declara infundada la demanda de sustitución de bienes
fungibles. FUNDAMENTOS DEL RECURSO: esta sala suprema mediante
resolución de fecha doce de agosto del año dos mil diez que corre a fojas cuarenta y
siete del respectivo cuaderno ha declarado procedente el recurso de casación por la
causal de infracción normativa material de los artículos 1517 y 1321 del Código Civil
alegando al respecto la recurrente lo siguiente: a) Se infringe el artículo 1517 del
Código Civil ya que el supuesto que establece dicha norma no corresponde al
presente caso, siendo más bien aplicable el artículo 1508 del Código Civil tal como se
invocó en la demanda dado que en autos se encuentra acreditado el vicio oculto en
los productos vendidos por la parte demandada resultando obligada al saneamiento
o a la entrega de otro bien de igual naturaleza; b) Se infringe el artículo 1321 del
Código Civil debido a que las mallas adquiridas no tuvieron la utilidad esperada pues
se oxidaron al poco tiempo de. utilizarlas afectando así seriamente a las comunidades
rurales, lo que da lugar a la indemnización de daños y perjuicios, correspondientes.
CONSIDERANDO: Primero.- que, según lo establecido por el artículo número 384
del Código Procesal Civil "el recurso de casación tiene por fines esenciales la ade-
cuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto así como la uniformidad de la
jurisprudencia nacional por la corte suprema de justicia", por tanto este tribunal
supremo sin constituir una tercera instancia adicional en el proceso debe emitir
pronunciamiento acerca de los fundamentos del recurso por las causales declaradas
procedentes. Segundo.- que, en relación a los fundamentos del recurso de casación
debe precisarse que la presente litis ha sido promovida por SAIPE a fin que la
721
Tratado de Derechos Reales
demandada Sandic Eximport sustituya las mallas hexagonales de 3/4 y 1 V2, marca Yu
Long por un valor total de noventa y tres mil cuatrocientos setenta y dos nuevos
soles con ochenta céntimos (S/ 93,472.80) por otras mallas de las mismas
características y cantidad; alternativamente que compense el daño ocasionado
mediante la entrega a la actora de: a) tres mil (3000) planchas de calaminas
galvanizadas de 0.22 mm x 1.83 m. y x 0.90 (SIDERPERU): b) trescientos (300) kilos
de clavos de calamina de 2 V2 x 9: c) trescientos veinte (320) rollos de malla
hexagonal o gallinero de VA x % de abertura, con alambre de numero 20, de 0.90m.
de ancho por 40m. de largo que no se oxiden y que sean resistentes en zonas con alto
índice de humedad y accesoriamente que los demandados paguen una
indemnización que incluya el lucro cesante y el daño emergente producido por el
cumplimiento defectuoso de su prestación más intereses legales, costas y costos
debido que la mercancía, esto es, las mallas hexagonales adquiridas resultaron de
pésima calidad oxidándose al poco tiempo de ser utilizadas, hecho que fue
constatado por el representante de la Empresa demandada Santiago Saldaña Pérez
quien suscribió el acta el treinta de abril del año dos mil cuatro, dejándose constancia
de dichos hechos y obligándose a dar una pronta solución al problema suscitado
pero no atendiéndose sus reclamos por lo que de conformidad a lo previsto por el
artículo 1508 del Código Civil existe obligación del vendedor de sustituir la
mercadería viciada. Tercero.- que, admitida la demanda sustanciada de la litis con
arreglo a ley el juez del segundo juzgado especializado en lo civil de Jaén por
resolución de fecha catorce de octubre del año dos mil nueve ha declarado
infundada la demanda promovida por la actora consignando que no existe discusión
sobre la oxidación que presentaron las mallas ya que el propio Santiago Saldaña
Pérez verificó que efectivamente las mallas se encontraban en un estado grave de
oxidación refiriendo que iba a reclamar a los fabricantes pues las había comprado
desde la China, no obstante que en el dictamen pericial de fojas trescientos cuarenta
y tres del expediente principal emitido el veintiséis de julio del año dos mil siete luego
de haber trascurrido más de tres años no se acredita el tiempo que debieron durar las
mallas sin oxidarse; habiéndose acreditado además que Sandic Eximport remitió los
productos de acuerdo a lo requerido por la actora sin que haya documento alguno en
el que conste Sandic Eximport haya garantizado un determinado plazo de duración
de los productos por lo que no puede determinarse si la oxidación rápida constituye
un vicio de las mallas hexagonales. Cuarto.- que, apelada que fue la sentencia, la Sala
Mixta descentralizada de Jaén por resolución de doce de abril del año dos mil diez ha
confirmado la apelada con argumentos similares precisando esta vez que no está
debidamente acreditado que las mallas hexagonales hayan adolecido de vicios
ocultos ya que después de transcurridos aproximadamente dos meses de entrega la
mercancía la demandada recién hizo saber sobre dicha
situación no existiendo además ningún medio probatorio que acredite fehaciente-
mente que el producto vendido y colocado en obra sea el mismo advirtiéndose a si
no le vista que las mallas hexagonales que fueron entregadas a la actora si son
galvanizadas, siendo que en el acta de fecha treinta de abril del año dos mil cuatro se
722
Anexos
723 smu
consecuencia se ordene el reenvío excepcional a fin de que el juez del segundo
juzgado especializado en lo civil de Jaén expida nueva resolución cuidando que lo
resuelto guarde correspondencia lógica con el petitorio y la fijación de puntos
controvertidos sin perder de vista que de conformidad a lo establecido por el artículo
194 el Código Procesal Civil tiene facultad de disponer la actuación de medios
probatorios de oficio cuando los ofrecidos por las partes sean insuficientes para
causar convicción a cerca de los hechos materia de litis, correspondiendo a esta Sala
Suprema al advertir la evidente afectación del debido proceso, disponer las medidas
más adecuadas a fin de hacer efectiva la adecuada aplicación del derecho objetivo en
el caso concreto. Octavo.- que, sobre esto último no está demás destacar que esta
sala suprema ha sostenido en reiteradas ocasiones que el deber de motivación
Anexo 8
adecuada de las resoluciones judiciales contemplado por el artículo 139 inciso 5 de la
constitución política del estado garantiza que los jueces, cualquiera sea la instancia a
la que pertenezcan, debe expresar el proceso mental que lo ha llevado a decidir una
controversia asegurando que el ejercicio de administrar justicia se haga con sujeción
a la constitución política del estado y a la ley; en tal sentido, habrá motivación
adecuada de la resoluciones judiciales siempre que la resolución contenga
fundamentos jurídicos y fácticos que sustentan la decisión, que la motivación
responda efectivamente a la ley y a lo que fluye de los artículos, debiendo existir una
correspondencia lógica entre lo pedido y lo resuelto de tal modo que la resolución
por sí misma constituya suficiente justificación lo que se decide u ordena; en sentido
contrario si la resolución infringe alguno de estos aspectos esenciales de la
motivación se incurre en causal de nulidad contemplada en el artículo 122 inciso 3 y
4 del Código Procesal Civil modificado por el artículo 1 de la ley numero 27524;
razones por las que; declararon: FUNDADO el recurso de casación obrante a fojas
seiscientos cuarenta y cuatro a seiscientos cincuenta y tres interpuesto por Pedro
Miguel Falla Lamadrid, abogado de la asociación servicios agropecuarios para la
investigación y promoción económica, por la causal de infracción normativa
procesal, consecuentemente CASARON la sentencia impugnada, en consecuencia
declararon NULA la sentencia que obra a fojas seiscientos cinco a seiscientos siete
de fecha doce de abril del año dos mil diez; INSUBSISTENTE a la apelada de fecha
catorce de octubre del año dos mil nueve obrante a fojas quinientos sesenta y ocho,
que declara infundada la demanda en toda sus extremos; DISPUSIERON que el
juez del segundo juzgado civil de Jaén expida nueva resolución con arreglo a ley,
luego de disponer la actuación de los medios probatorios que sean necesarios para
causar convicción acerca de los hechos materiales de la demanda: ORDENARON la
publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsa-
bilidad; en los seguidos por Pedro Miguel Falla Lamadrid, abogado de la asociación
servicios agropecuarios para investigación y promoción económica contra Sandic
Eximport y otros, sobre sustitución de bienes fungibles; y los devolvieron, ponente
señora Valcárcel Saldaña, jueza suprema.- SS. TICONA POSTIGO, ARANDA
RODRÍGUEZ, PALOMINO GARCÍA, VALCÁRCEL SALDAÑA, MIRANDA
MOLINA.
CAS. N° 4098-2007. Desalojo por Ocupación Precaria. Lima, primero de
setiembre del año dos mil ocho.- LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número
cuatro mil noventa y ocho- dos mil siete, en Audiencia Pública de la fecha, y
producida la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia; MATERIA
DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto por cooperativa de
transportes Virgen del Carmen de Huaraccana Limitada numero ciento cinco,
mediante escrito de fojas cuatrocientos treinta y ocho de la Corte Superior de Justicia
725
Tratado de Derechos Reales
de Lima, obrante a fojas cuatrocientos treinta y ocho-A, su fecha veintisiete de
Setiembre del año dos mil seis, que confirma la sentencia apelada de fojas doscientos
setenta y ocho, que declara fundada la demanda interpuesta por Andrea Antonino
María Casagrande, y ordena que el demandado Diego Humberto Garcés Vergara y la
litisconsorte necesaria Cooperativa de Transportes Virgen del Carmen de Huaccana
Limitada numero ciento cinco desocupen y restituyan al demandante el inmueble
sub litis, con costos y costas;
FUNDAMENTOS DEL RECURSO: Que, el recurso de casación fue decla-
rado procedente por resolución del veinte de noviembre del año dos mil siete, por la
causal prevista en el inciso tercero del articulo trescientos ochenta y seis del Código
Procesal Civil, en virtud del cual la empresa recurrente denuncia la contravención de
las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, pues por su parte, en el
curso del proceso, ha demostrado ser titular de la posesión en virtud a la trasferencia
que hizo a su favor Víctor Cucho Ancco, de tal manera que si la empresa
demandante pretende despojarla de dicho bien, primero deberá demandar la nulidad
de ese documento para luego solicitar su restitución o discutir en el proceso
respectivo a quién asiste el mejor derecho; y, CONSIDERANDO: Primero.- Que, al
absolver el traslado de la demanda de desalojo promovida por Andrea Antonino
María Casagrande, y atendiendo a los actuados obrantes a fojas setenta y ocho,
ochenta y uno, noventa y cinco y noventa y siete), la Cooperativa de Transportes
Virgen del Carmen de Huaccana Limitada Número ciento cinco señaló que
anteriormente fue objeto —por la misma empresa actora— de una demanda de
desalojo por falta de pago, por presuntamente no haber abonado los
arrendamientos, cuando aquellos jamás se pactaron, pese a lo cual la demandante
obtuvo sentencias favorables que actualmente vienen siendo materia de revisión en
el proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta que se tramita ante el Décimo
Sétimo Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, Expediente dos mil tres-
veinticinco mil setecientos treinta y ocho. Además mediante escrito de fojas
doscientos trece, la citada Cooperativa de Transportes ofreció como nuevos medios
probatorios, entre otros, la Escritura Pública de Transferencia de Posesión otorgada
por Víctor Cucho Ancco ante el Juez de Paz de Primera Nominación de Chilca el
diez de febrero del año mil novecientos noventa y dos, documento con el cual
acreditara que detenta el inmueble sub litis con justo titulo, además mediante
resolución de fojas doscientos dieciséis el Juez dispuso incorporarlo de oficio al
proceso, con conocimiento a la parte demandante por el plazo de tres días, lo que en
efecto se verificó según el cargo de notificación que obra a fojas doscientos
diecisiete, sin que la empresa actora cumpliera con efectuar algún cuestionamiento;
Segundo.- Que, el A quo procedió a emitir sentencia declarando fundada la demanda
y ordenando el desalojo del inmueble, bajo el sustento de que lo actuado en el
proceso civil de nulidad de cosa juzgada resulta intrascendente en este proceso, que
la Cooperativa de Transportes ya fue desalojada anteriormente, y que no se ha
ofrecido prueba alguna destinada a justificar la posesión de parte de Diego
Humberto Garcés Vergara o de la Cooperativa demandada, por lo que se configura
el supuesto contemplado en el articulo novecientos once del Código Civil (1);
Tercero.- Que, al apelar la sentencia de primera instancia, la Cooperativa de
Transportes Virgen del Carmen de Huaccana Limitada numero ciento cinco, señaló
como agravio la falta de valoración de la Escritura Pública de Transferencia de
726
Posesión ofrecida como medio probatorio e incorporada de oficio por el Juez. No
obstante ello, la Sala Superior optó por confirmar la sentencia apelada, basándose en
que el documento de trasferencia de posesión fue otorgado por un tercero a favor de
la Cooperativa, es decir no proviene de un acto realizado por el propietario del
inmueble materia del proceso, y en ella no se hace alusión a derecho alguno que
legitime o justifique la posesión de la Cooperativa demandada; Cuarto.- Que, al
sustentar su recurso de casación, la Cooperativa de Transportes Virgen del Carmen
Anexo 8
de Huaccana Limitada Número ciento cinco reitera una vez mas ser titular de la
posesión en virtud a la Escritura Pública de Transferencia de Posesión que obra a
fojas doscientos tres, cuya validez no puede ser discutida en este proceso. Al
respecto, debe quedar en claro que el artículo novecientos once del código civil
establece que la posesión precaria es la que se ejerce sin título alguno o cuando el que
se tenga ha fenecido. El título a que se refiere la segunda condición copulativa es el
que emana de un acto jurídico por el que se otorga al poseedor la propiedad,
arrendamiento, usufructo, uso, comodato, superficie, anticresis, entre otros, del bien
que detenta, por lo que reiteradas ejecutorias la Corte Suprema de Justicia han
establecido que la posesión precaria es la que se ejerce de facto, sin contar con título
que justifique la posesión, entendiéndose como tal la ausencia absoluta de cualquier
circunstancia que permita advertir la legitimidad de la posesión que detenta el
ocupante; Quinto.- Que, es preciso diferenciar, además, la posesión ilegitima de la
posesión precaria. El poseedor ilegitimo es aquel cuyo titulo de posesión adolece de
algún defecto formal o de fondo; en cambio el
poseedor precario es quien ejerce la posesión sin título alguno, sea porque nunca lo
tuvo o porque el que tenía ya feneció. Para contrarrestar la pretensión en su contra, el
poseedor deberá acreditar el titulo que justifica su posesión, aunque este tenga la
calidad de invalido, ya que no se configura la ocupación precaria cuando la parte
demandada ostenta un titulo vigente que justifica su posesión, no siendo objeto de
discusión la validez o no de dicho instrumento a través de este proceso; Sexto.- Que,
en tal orden de ideas, aun cuando las instancias de mérito estimen que el titulo
posesorio que detenta el demandado resulta ineficaz frente al derecho de propiedad
que detenta la empresa actora, ello no podría dar lugar a demandar la precariedad del
primero, pues se trata de un instrumento que, de primera intención, acreditaría una
posesión valida, aunque el mismo hubiera sido otorgado por persona distinta del
verdadero propietario; Sétimo: Que, en el presente proceso, la Sala Superior —al
motivar su fallo— confunde el concepto de posesión precaria con posesión ilegitima
y, como consecuencia de ello, meritúa defectuosamente la Escritura Pública de
Transferencia de Posesión que sustenta el derecho de la Cooperativa de Transporte
Virgen del Carmen de Huaccana Limitada numero ciento cinco, pues no es objeto de
autos establecer si la citada cooperativa adquirió o no la posesión de su anterior
propietario, sino establecer si aquella ejerce la posesión del acotado inmueble con
titulo vigente, aun cuando el mismo resulte ilegitimo; Octavo: Que, en tal sentido la
sentencia impugnada contiene una motivación que no resulta adecuada ni suficiente
y que, por tal razón, no se ajusta al mérito de lo actuado, contraviniendo el inciso ter-
cero del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil, así como el inciso quinto
del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política vigente, incurriendo por
tanto en causal de nulidad que da lugar al amparo del recurso de casación
interpuesto; Noveno: Que, al verificarse la contravención de las normas que
727
Anexos
727
■■«W
CAS. N° 4528-2010-AREQUIPA. Desalojo por Ocupación Precaria. Lima,
diecisiete de marzo del año dos mil once.- VISTOS; y, CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el recurso de casación interpuesto por Luis Benito Montenegro
Velarde, cumple con los requisitos de forma para su admisibilidad, conforme lo exige
el artículo trescientos ochenta y siete del Código Procesal Civil, modificado por la
Ley número veintinueve mil trescientos sesenta y cuatro, toda vez que se ha
interpuesto contra una sentencia que pone fin al proceso, ante el Órgano
Jurisdiccional que emitió la sentencia, dentro del plazo de diez días contado desde el
día siguiente de notificada la citada sentencia y adjuntando la tasa judicial
correspondiente. Segundo.- Que, respecto a los requisitos de procedibilidad, el
recurrente invoca como sustento de su recurso de casación las causales de infracción
normativa y apartamiento inmotivado del precedente judicial previsto en el artículo
trescientos ochenta y seis del Código Procesal Civil, por cuanto: a) Se ha infringido el
inciso quinto del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del
Estado, toda vez que la sentencia recurrida no contiene una motivación adecuada,
pues no reconoce ciertas premisas que resultan necesarias para lograr una conclusión
válida, ya que se ha confundido la posesión precaria con la ilegítima, y al hacerlo, ha
equivocado la regla aplicable al presente caso, pues en lugar de aplicar el artículo
novecientos seis del Código Civil, aplicó el artículo novecientos once del citado
Código, perjudicando su derecho a una posesión que no es precaria; b) Se ha
infringido la norma relacionada al apartamiento del precedente judicial, recaídas en
las Casaciones números mil ochocientos uno - dos mil, ochocientos sesenta y cuatro
- dos mil tres y mil ochocientos uno - dos mil, entre otras, las cuales demuestran los
criterios uniformes de la Corte Suprema de Justicia de la República, que distinguen la
posesión ilegítima de la posesión precaria; c) Se ha infringido el artículo novecientos
once del Código Civil, toda vez que, la Sala Civil Superior en lugar de aplicar el
Anexos
artículo novecientos seis del precitado Código, para calificar su posesión como
ilegítima ha aplicado el artículo novecientos once del referido Código, calificándola
como precaria; asimismo, ha malinterpretado el contenido del precitado artículo,
pues para este dispositivo precario es quien no tiene título o teniéndolo, este ha
fenecido. En el caso de autos, su título es el contrato de mutuo con garantía
anticrética que si bien no es perfecto, justifica su posesión y la convierte en ilegítima
y no en precaria. Tercero.- Que, evaluando los requisitos de procedencia previstos en
el artículo trescientos ochenta y ocho del Código Procesal Civil, se advierte que el
recurrente no consintió la sentencia adversa de primer grado, requisito contemplado
en el inciso primero de la indicada norma procesal; y, si bien cumple con señalar con
claridad y precisión la infracción normativa incurrida y el apartamiento del
precedente judicial, conforme a la exigencia contemplada en el inciso segundo del
mismo dispositivo; no obstante, se tiene que la norma procesal exige que la
infracción normativa incida directamente sobre la decisión contenida en la sentencia
impugnada, conforme a lo previsto en el inciso tercero del artículo trescientos
ochenta y ocho del citado Código Procesal, lo cual no ocurre en autos, por ello,
respecto al acápite a), se advierte que la sentencia de vista contiene una motivación
clara y precisa de los fundamentos que sustentan la decisión del Colegiado Superior
de desestimar la apelación formulada, siendo inexacta e imprecisa la afirmación del
recurrente, en el sentido que la Sala Civil Superior en vez de aplicar el artículo
novecientos seis del Código Civil, aplicó el novecientos once de dicho Código,
perjudicándose de esta forma su derecho a una posesión que no es precaria. En
cuanto al acápite b), hasta la fecha no existe precedente judicial sobre la materia
controvertida en este proceso, acorde con los lincamientos establecidos en el artículo
cuatrocientos del Código Procesal Civil, habiéndose expedido en el año dos mil ocho
la primera sentencia del Pleno Casatorio convocado por la Corte Suprema de Justicia
de la República, que ha recaído en la Casación número mil cuatrocientos sesenta y
cinco - dos mil siete —Cajamarca—, publicada el veintiuno de abril del año dos mil
ocho en el Diario Oficial El Peruano, en la que se han tratado puntualmente los temas
de la Excepción de Conclusión del Proceso por Transacción y la Excepción de Falta
de Legitimidad para Obrar sobre Daños al Medio Ambiente, mientras que en el año
dos mil nueve, se ha expedido la segunda sentencia del Pleno Casatorio recaída en la
Casación número dos mil doscientos veintinueve - dos mil ocho —Lam- bayeque-,
publicada el veintidós de agosto del año dos mil nueve en el Diario Oficial El Peruano,
que trató sobre el tema de la Prescripción Adquisitiva de Dominio. Finalmente, en
cuanto al acápite c), las instancias de mérito al declarar la ineficacia probatoria del
documento denominado contrato de anticresis de fecha doce de febrero del año dos
mil, celebrado entre el recurrente y Carmen Ureta Gavancho, en su calidad de
acreedor y poseedor anticresista, deviene en nula; por lo tanto, han concluido que el
recurrente no ha acreditado en autos tener título alguno válido y vigente que acredite
ejercer legítimamente su derecho de posesión sobre el bien materia de controversia,
por lo que la posesión que detenta el impugnante es precaria. Cuarto.- Que, siendo
729
Anexos
730
Céspedes de Farfán son propietarios del predio rustico N° 10430, el mismo que se
encuentra inscrito en los Registros Públicos en la ficha registral N° 022824 partida
electrónica N° 0010195, y cuya propiedad la tiene desde el año de mil novecientos
ochenta y tres, según certificado otorgado por reforma agraria con adjudicación
contractual desde el veintiuno de agosto de mil novecientos ochenta y siete. Por su
Anexo 735
lado, los demandados alegan que la posesión del predio en litigio proviene de la
información de los Registros Públicos, a través del certificado "compendioso" de esa
área por el cual se acredita que dicho predio corresponde al Estado. Asimismo,
indican que la resolución Directoral de Agricultura no ha sido consentida y han
interpuesto recurso de reconsideración que no ha sido resuelto. Asimismo, a fojas
quinientos catorce consta el escrito de Elena Oyóla Balarezo, por el cual ofrece
medio de prueba extemporánea, el mismo que consiste en la Resolución Ministerial
N° 1051-2008-AG del dos de diciembre del dos mil ocho (fojas quinientos cinco)
que declara la resolución de contrato de otorgamiento de terrenos eriazos N° 583/86
- Predio Las Mercedes a favor de doña Lilia Ariza Céspedes. Segundo: El Juez de la
primera instancia declaró fundada la demanda señalando que los demandantes han
acreditado la propiedad del predio en virtud a los documentos anotados
precedentemente y que los demandados solo han justificado su posesión en el
"certificado compendioso" que en autos consta a fojas setenta y siete, sin embargo,
dicho medio probatorio tan solo sería una copia simple que no constituye título
suficiente para acreditar la posesión legitima del bien objeto de litigio. La sala de
mérito confirma la sentencia de primera instancia, la misma que tiene como
argumento central que "el predio del demandante, tiene título de propiedad inscrito
en Registros Públicos, el cual al no haberse anulado por mandato judicial, el
expedido por el Ministerio de Agricultura (contrato de adjudicación de terrenos
Eriazos), conserva su plena validez legal, y por ende dicho instrumento produce
todos sus efectos jurídicos (...) en el caso de autos, no hay prueba alguna que el titulo
del demandante haya sido anulado por la vía jurisdiccional, por ende no tiene valor
alguno la resolución administrativa del Ministerio de Agricultura (Proyecto Especial
de Titulación de Tierras) que se pronuncia por anular o rescindir el título otorgado a
favor de la esposa del demandante". Asimismo, que el "certificado compendioso que
obra en folios setenta y siete, no acredita la legitimidad para poseer" de los
demandados "ni demuestran de forma indubitable ser los propietarios del inmueble
materia del proceso". Tercero: Que desarrollando la causal denunciada en el punto a)
del acápite de la parte expositiva de la presente resolución se tiene que: el recurrente
ha denunciado la aplicación indebida del artículo 2013 del Código Civil. En tal
sentido, afirma que el contrato celebrado por el Estado con los demandantes, por
medio del cual se les otorga el predio objeto de litigio tiene una carga consistente en
lo siguiente: a) dedicar los terrenos para los fines para los cuales fue concedido; b) no
transferir a terceros los bienes otorgados; c) no utilizarlos para fines urbanos (...) y d)
cumplir con el plazo previsto de dos años para la ejecución del proyecto. El
incumplimiento de algunas de las referidas condiciones ocasionará la reversión de las
Tratado de Derechos Reales
736
su significado a la norma, o que se le haya dado un significado distinto al que le
corresponde. La causal de interpretación errónea de este modo resulta concordante
con los fines de la casación, los cuales están referidos a la interpretación correcta del
derecho objetivo. Si ello es así, está proscrito en sede casatoria volver a efectuar una
valoración de los medios probatorios, ya que su misión se encuentra orientada a
Anexo 737
cumplir la función nomofiláctica. En tal sentido, se tiene de la denuncia de
interpretación errónea, que el recurrente alega que posee el bien objeto de litis en
virtud una constancia de conducción agraria directa emitida por la Dirección
Regional Agraria que corre a fojas trescientos ochenta y cuatro. En tal caso, al evaluar
la supuesta interpretación errónea que alega el recurrente se tendría, en realidad, que
analizar el valor probatorio de dicho documento, labor incompatible con el recurso
de casación, más cuando dicha labor de valoración de los medios probatorios son
encargadas a las instancias de mérito; que por lo demás, conforme se tiene de autos,
ya han sido efectuadas por las instancias de mérito, por lo tanto, en virtud de que no
es posible en esta sede volver a pronunciarse sobre los hechos, el recurso en este
extremo resulta infundado. Octavo: Que, por otro lado el recurrente denuncia la
inaplicación del artículo 926 del Código Civil que establece que "las restricciones de
la propiedad establecidas por pacto para que surtan efecto respecto de terceros,
deben inscribirse en registro respectivo". El recurrente señala al respecto que el Juez,
"luego de revisada la ficha registral donde figura inscrita la propiedad del
demandante (...), debió tener en cuenta que las restricciones de la propiedad por
pacto se encontraban debidamente inscritas, por lo que tienen plena validez, ergo,
debió haber analizado si el propietario tenía todos los requisitos para acreditarse
como verdadero propietario y por ende realizar una acción judicial por desalojo".
Noveno: Que la causal de inaplicación de una norma de derecho material supone
que los elementos facticos considerados en la sentencia recurrida tienen relación
directa con el supuesto establecido en una norma, la cual según se alega, ha sido
inaplicada. En el caso materia de autos, el objeto de discusión es determinar la
posesión precaria de los demandados y la titularidad del predio por parte del
demandante. De ello se tiene que en el presente proceso no está en discusión la
inscripción o no, en el registro respectivo de las restricciones de la propiedad, si no
como se tiene señalado la titularidad del demandante del predio objeto de litis y
posesión precaria del demandado, por lo que deviene en impertinente para el caso, la
aplicación del artículo 926 del Código Civil, en consecuencia, el recurso en este
extremo resulta infundado. Décimo: Así mismo el recurrente ha señalado en el
punto d) la inaplicación del artículo 1361 del Código Civil; el mismo que establece
"los contratos son obligatorios en cuanto se haya expresado en ello. Se presume que
la declaración expresada en el contrato responde a la voluntad común a las partes y
quien niegue esa coincidencia debe probarla". Al respecto debe estarse a lo señalado
en el considerando anterior, en cuanto a que en el presente caso está en discusión la
titularidad del demandante del predio objeto de litis y la posesión precaria de los
demandados, por lo que la aplicación del artículo 1361, resulta impertinente al caso
Tratado de Derechos Reales
objeto de litis. Por lo que en este extremo el recurso resulta también infundado.
Décimo primero: Así mismo en cuanto a la denuncia contenida en el punto e)
referida a la inaplicación indebida de la casación N° 1818- 97, al respecto cabe señalar
que al no existir precedentes que reúnan los requisitos exigidos por el artículo 400 del
Código Procesal Civil, dicha denuncia deviene infundada. Décimo segundo:
Finalmente en cuanto a la denuncia contenida en el punto f) referida la inaplicación
de la Resolución Ministerial N° 435-97-AG, la misma que está referida a que El
Proyecto Especial Titulación de Tierras y Catastro Rural - PETT, a través de una
comisión Ad Hoc, tendrá a su cargo el procesamiento de expedientes de caducidad
de los contratos de otorgamiento de tierras eriazas para fines de irrigación y/o
drenaje o para otros usos agrarios, a nivel nacional, otorgados con anterioridad a la
Ley N° 26505. En tal sentido, como ya se tiene dicho, el presente caso versa sobre la
discusión de un proceso de desalojo por ocupante precario, y además, teniendo en
cuenta lo actuado en el presente proceso, resulta de manera clara que la aplicación de
la referida Resolución Ministerial no es pertinente al caso objeto de, ello en tanto que
no es materia debatida en el presente caso, el procesamiento de algún expediente de
caducidad de algún contrato, sino la discusión de la titularidad por parte del
demandante del predio objeto litis y la posesión precaria del demandado, por lo que
en este extremo el recurso también resulta infundado. Décimo tercero: Cabe
mencionar, que con fecha ocho de abril del dos mil diez doña Lilia Céspedes de
Farfán (sic), presenta ante este Supremo Tribunal la copia Certificada de la
Resolución Ministerial N° 0213-2010-AG, de fecha veinticinco de febrero del dos
mil diez, que declara Nula la Resolución Ministerial N° 1051-2008-AG quedando
vigente la Resolución Ministerial N° 0578-2008-AG, instrumental que no puede
meri- tuarse en sede casatoria de acuerdo a lo prescrito en el segundo párrafo del
artículo 394 del Código Procesal Civil, modificado por la Ley N° 29364 que señala
que: "El único medio de prueba procedente es el de documentos que acrediten la
existencia del precedente judicial, o de la ley extranjera y su sentido, en los procesos
sobre derecho internacional privado". 4.- Decisión: declararon INFUNDADO el
recurso de casación interpuesto a fojas quinientos ochenta y cinco por Jorge Sánchez
Ruesta, en representación de Elena Maritza Oyóla Bala- rezo de Caparo, en
consecuencia NO CASARON la sentencia de vista de fecha doce de mayo de dos mil
nueve corriente a fojas quinientas sesenta y nueve; MANDARON publicar la
presente resolución en el diario oficial El Peruano; en los seguidos por Roger Gabriel
Farfán García sobre Desalojo por Ocupación Precaria; y los devolvieron.- Señor
Juez Supremo Ponente: Távara Córdova. SS. VASQUEZ CORTÉS, TÁVARA
CÓRDOVA, RODRÍGUEZ MENDOZA, ACEVEDO MENA, MAC RAE
THAYS.
CAS. N° 250-2010-LIMA. Desalojo por Ocupación Precaria, Lima, veintiséis
de noviembre del año dos mil diez.- LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA, vista la causa número
doscientos cincuenta guión dos mil diez en Audiencia Pública de la fecha, y
738
Anexo 739
735 m—to
compradora haya cumplido con su obligación de pagar el íntegro del precio de venta
pactado en la cláusula sexta más los intereses, gastos, costos, cargos, moras y
cualquier otra penalidad que pudiera existir. En consecuencia la compradora no
podrá gravar, vender, ni afectar en forma alguna los inmuebles materia de la presente
compraventa, salvo autorización expresa
Tratado y por escrito
de Derechos Reales de la vendedora"; Segundo.-
En las cláusulas quinta, sexta y séptima del citado contrato, las partes acuerdan que el
precio de las dos unidades inmobiliarias materia de transferencia asciende a la suma
de setenta mil ochocientos dólares americanos (U$ 70,800) que incluye el Impuesto
General a las Ventas mas no intereses, gastos, cargos, costos y demás conceptos
relacionados con las facilidades de pago otorgadas a la compradora y la cancelación
de dicho precio será pagado en cuotas representadas en letras de cambio con
vencimientos mensuales y en caso de incumplimiento y/o inejecución de la
obligación de pagar oportunamente cualquiera de las cuotas, autorizará a la
vendedora a optar por la resolución automática y de pleno derecho del presente
contrato, en los términos establecidos en el artículo 1430 del Código Civil, en cuyo
caso retendrá el treinta por ciento del precio de venta pactado por concepto de
penalidad, dejando a salvo la indemnización del daño ulterior; Tercero.- Ante el
incumplimiento en el pago de las cuotas mensuales, la entidad recurrente hace uso de
lo acordado en la cláusula séptima y le cursa a la demandada una Carta Notarial de
fecha quince de marzo del año dos mil seis ella cual refiere en forma expresa que:
"(...) No habiendo hasta la fecha cancelado la letra M08147 por un valor nominal de
US 1,300, la letra M08148 por un valor nominal de U$ 1,300, la letra U$ M08151 por
un valor nominal de U$ 1,300 (...) ni los intereses, gastos y/o demás que le
correspondían estamos dando por resuelto de forma automática y de pleno derecho
el contrato de conformidad a lo señalado en la cláusula séptima del mismo y de lo
establecido en el artículo 1430 del Código Civil (...) le solicitamos se sirva proceder a
la entrega de los mismos, para lo cual le otorgamos un plazo improrrogable de 15 días
calendarios contados a partir de la recepción de la presente comunicación (...)";
Cuarto.- La Sala Superior, sostiene en su sentencia de vista, materia del presente
recurso, que la resolución no es automática, exige una declaración de voluntad de la
parte no culpable dirigida a obtener la resolución, es decir, previamente se debe
requerir a la parte que incumple el contrato para que satisfaga la prestación
incumplida bajo apercibimiento de ejercer la cláusula de resolución, sin que exista un
documento en ese sentido y se ampara en una ejecutoria suprema al respecto que
señala: "Para la aplicación de la cláusula resolutoria se tiene que verificar por un lado
que se ha producido el incumplimiento y tal situación es la que genera la resolución,
pero esta será ineficaz hasta que la parte fiel le comunica a la otra que quiere valerse
de la cláusula resolutoria; en ese sentido, si bien la declaración de la parte fiel no es
constitutiva de la resolución sino un requisito (condictio iuris) para su eficacia por lo
tanto la resolución automática de un contrato no tendrá efectos sino sólo hasta que la
parte fiel cumpla con cursar la comunicación"; Quinto.- El artículo 1430 del Código
Civil, cuya inaplicación se denuncia, contiene el pacto comisorio o cláusula
resolutoria expresa, es una cláusula del contrato con prestaciones recíprocas en
virtud de la cual se conviene que el contrato queda resuelto cuando una o cualquiera
de las partes no ejecuta determinada prestación a su cargo. Empero, la resolución es
ineficaz en tanto la parte fiel no pone en conocimiento de la infiel que desea hacer
efectiva la resolución, caso en el cual ésta opera de pleno derecho. En otras palabras,
la cláusula resolutoria expresa, constituye un mecanismo resolutorio diseñado por el
legislador para permitir la resolución de un contrato de manera expeditiva sin tener
que recurrir a la vía judicial y una vez que el perjudicado comunica a su contraparte
que está haciendo uso de la citada cláusula, el contrato queda resuelto de pleno
derecho; Sexto.- En ese mismo sentido, el Jurista Hugo Flores Forno sostiene que si
se hubiera estipulado claramente en el pacto comisorio que la resolución se produce
740
de pleno derecho en caso de cualquier incumplimiento de una de las partes, o de
ambas, tal estipulación constituye una cláusula resolutoria y que las partes lo aceptan
en uso de su autonomía privada; Séptimo.- En la Exposición de Motivos Oficial del
Código Civil, el legislador permite el ejercicio de la cláusula resolutoria sin ninguna
cortapisa, y sostiene que es el deudor quien tiene la carga de la prueba para demostrar
que no se ha producido la resolución en el proceso correspondiente a fin de obtener
una sentencia que la deje sin efecto. Mientras ello no suceda, el contrato continua
resuelto y el comprador sigue siendo un poseedor precario, obligado a restituir el
Anexo 8
inmueble; Octavo.- En base al marco conceptual expuesto, tenemos que, en el caso
concreto, en la cláusula séptima del contrato de compraventa se estipuló que si la
compradora (demandada) incumplía la obligación de pagar oportunamente
cualquiera de las cuotas, autorizaba a la vendedora a optar por la resolución
automática y de pleno derecho del contrato en los términos establecidos en el
artículo 1430 del Código Civil. Por lo tanto, en los hechos, la entidad accionante ha
cumplido con el ordenamiento legal al cursar una carta notarial que obra a fojas
veintisiete donde comunica a la demandada su decisión de dar por resuelto de forma
automática el contrato de compraventa ante la falta de pago de las armadas
mensuales, la misma que no fue materia de cuestionamiento en el proceso, lo que
acredita el reconocimiento del derecho de la recurrente de decidir resolver el contrato
de pleno derecho. En consecuencia, la Sala Superior ha inaplicado la norma
sustantiva invocada en base a una errada interpretación de una ejecutoria suprema.
Por estas consideraciones y estando a lo previsto en el artículo 396 del Código
Procesal Civil, declararon: FUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas
doscientos veintiséis, por Scotiabank Perú Sociedad Anónima Abierta; CASARON
la resolución de vista de fojas doscientos catorce, su fecha veinticinco de octubre del
año dos mil nueve, en consecuencia NULA la misma; y actuando en sede de
instancia, CONFIRMARON la sentencia apelada contenida en la resolución
expedida por el Cuadragésimo Quinto Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima, que declara fundada la demanda y ordena que la
demandada cumpla con desocupar los inmuebles ubicados en la Calle Roca del
Castillo número trescientos diecinueve, departamento setecientos tres, distrito de La
Molina, Lima; y el estacionamiento ubicado en la Calle Roca del Castillo número
trescientos veintiuno, distrito de La Molina, provincia de Lima, en el plazo de seis
días, con costas y costos; ORDENARON la publicación de la presente resolución en
el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Scotiabank Perú
Sociedad Anónima Abierta contra Brígida Quispe Condori; sobre Desalojo por
Ocupación Precaria; y los devolvieron. Ponente Señor Caroajulca Bustamante, Juez
Supremo.- SS. CAROAJULCA BUSTAMANTE, PALOMINO GARCÍA,
MIRANDA MOLINA, ARANDA RODRÍGUEZ, ÁLVAREZ LÓPEZ.
CAS. N° 8386-2014-AREQUIPA. Lima, treinta de abril de dos mil quince.-
VISTOS; y, CONSIDERANDO: Primero: Que, viene a conocimiento de esta Sala
Suprema el recurso de casación interpuesto por don Domingo Asunción Ramos
Suca y otra, de fecha seis de junio de dos mil catorce, obrante a fojas seiscientos
setenta y siete contra la sentencia de vista de fecha dieciséis de abril de dos mil
catorce, obrante a fojas seiscientos sesenta y siete; para cuyo efecto se procede a
verificar el cumplimiento de los requisitos de admisibilidad, conforme a lo prescrito
en el artículo 387 del Código Procesal Civil, modificado por el artículo 1 de la Ley N°
29364. Segundo: En tal sentido, verificados los requisitos de admisibilidad previstos
en el artículo 387 del Código Procesal Civil, artículo modificado por el artículo 1 de la
741
Ley N° 29364, el referido medio impugnatorio
Tratado de Derechos cumple
Reales con ellos, a saber: i) se recurre
una sentencia expedida por una Sala Superior que pone fin al proceso, ii) se ha
interpuesto ante la Sala que emitió la resolución impugnada, iii) fue interpuesto
dentro del plazo de diez días de notificados los recurrentes con la resolución
impugnada; y, iv) adjuntan el arancel judicial por concepto del recurso de casación.
Tercero: Antes del análisis de los requisitos de procedencia es necesario precisar que
el recurso de casación es un medio impugnatorio extraordinario de carácter formal
que sólo puede fundarse en cuestiones eminentemente jurídicas y no en cuestiones
fácticas o de revaloración probatoria, es por ello que sus fines esenciales constituyen
la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la
jurisprudencia nacional por la Corte Suprema; en ese sentido, su fundamentación
por parte del recurrente debe ser clara, precisa y concreta, indicando ordenadamente
cuáles son las denuncias que configuran la infracción normativa que incida
directamente sobre la decisión contenida en la resolución impugnada, o las
precisiones respecto al apartamiento inmotivado del precedente judicial. Cuarto: Por
otro lado, el artículo 386 del Código Procesal Civil, modificado por el artículo 1 de la
Ley N° 29364, señala que: "El recurso de casación se sustenta en la infracción
normativa que incida directamente sobre la decisión contenida en la resolución
impugnada o en el apartamiento inmotivado del precedente judicial". En atención a
ello los recurrentes han invocado como causales de su recurso la infracción
normativa consistente en: i) Aplicación indebida del artículo 921 del Código Civil,
alegando que esta norma ha sido indebidamente aplicada, ya que exige que el
demandante tenga el derecho de posesión sobre un bien inmueble propio y que un
tercero perturbe su posesión; siendo el caso que los demandantes reconocen que
usan el bien inmueble de los demandados, como pasada hasta su propiedad, por
tanto, "dicha pasada" no es de su propiedad, sino es de los demandados; por tanto,
no puede demandar interdicto quien no posee nada, más aún no siendo propietario,
en consecuencia no existe servidumbre aparente, por cuanto el artículo 923 del
acotado código no regula tal institución; ii) Aplicación indebida del artículo 1037 del
Código Civil, esta norma señala que las servidumbres son perpetuas; sin embargo la
sala revisora concluye que los demandantes hacían uso de la trocha carrozable una
servidumbre de paso; no obstante que el derecho real de uso es diferente al derecho
de servidumbre. Agrega que las instancias sin tener en cuenta la partida registral de
propiedad de los demandados llegan a la conclusión errónea de afirmar la existencia
de una servidumbre de paso de naturaleza perpetua; y, iii) Inaplicación del artículo
1035 del Código Civil, esta norma exige al demandante acreditar a su favor una
servidumbre de paso, sea legal o convencional; supuesto en el cual no se encuentra el
demandante. Quinto: En cuanto a las causales denunciadas, incumplen el requisito
de procedencia previsto en el inciso 3 del artículo 388 del Código Procesal Civil,
artículo modificado por el artículo 1 de la Ley N° 29364; al no demostrar la
incidencia directa de las infracciones que denuncia sobre la decisión impugnada, lo
que implica desarrollar el modo en que se han infringido las normas, cómo deben ser
aplicadas correctamente y cómo su aplicación modificaría el resultado del
juzgamiento, y si bien señala dispositivos legales que habrían sido infringidos por
aplicación indebida e inaplicación, no desarrolla aspecto alguno tendiente a
demostrar la incidencia de las normas en el sentido de lo resuelto, limitándose a
señalar que las mismas no debieron ser aplicadas o fueron inaplicadas por las
instancias; verificándose que la argumentación impugnato- ria se encuentra orientada
más bien a generar en este Supremo Tribunal una nueva apreciación de los hechos
con la subsecuente revaloración de de
Tratado la Derechos
prueba actuada
Reales y los elementos de juicio del
proceso, a efectos de determinar la inexistencia de la servidumbre de paso y de los
actos perturbatorios, todo lo cual puede ser determinado únicamente mediante un
análisis de los medios probatorios adjuntados al proceso, como si esta sede se tratara
de una tercera instancia, propósito que no se condice con la naturaleza de este
extraordinario recurso de casación, cuyos fines están circunscritos a la defensa del
derecho objetivo y la unificación de los criterios de la Corte Suprema; siendo además
que el artículo 921 del Código Civil, no ha formado parte de la fúndamentación en la
cual se sustentó la decisión de la instancia de mérito; razones por las cuales el recurso
deviene en improcedente. Por estas consideraciones, declararon:
IMPROCEDENTE el recurso de casación interpuesto por don Domingo Asunción
Ramos Suca y otra, de fecha seis de junio de dos mil catorce, obrante a fojas
seiscientos setenta y siete contra la sentencia de vista de fecha dieciséis de abril de
dos mil catorce, obrante a fojas seiscientos sesenta y siete; en los seguidos por don
Edgardo Helard Rodríguez Chávez y otra contra don Domingo Asunción Ramos
Suca y otra, sobre interdicto de retener; MANDARON publicar la presente
resolución en el diario oficial El Peruano, conforme a ley; y los devolvieron. Juez
Supremo Ponente: Rodríguez Chávez.- SS. SIVINA HURTADO, VINATEA
MEDINA, MORALES PARRAGUEZ, RODRÍGUEZ CHÁVEZ, RUEDA
FERNÁNDEZ.
CAS. N° 126-2014-CUSCO. INTERDICTO DE RECOBRAR. Lima, die-
ciocho de diciembre de los mil catorce.- VISTOS y CONSIDERANDO: Primero.-
Que, viene a conocimiento de esta Sala Suprema el recurso de casación interpuesto
por Carlos Gonzales Albites, de fojas quinientos cincuenta y tres a quinientos
cincuenta y siete, contra la sentencia de vista de fojas quinientos cuarenta y cinco a
quinientos cuarenta y nueve, de fecha ocho de noviembre de dos mil trece, que
confirma la sentencia apelada de fojas cuatrocientos cuatro a cuatrocientos doce, de
fecha dieciséis de junio de dos mil once, que declara fundada la demanda.- Segundo.-
Anexo 8
Que, examinados los autos se advierte que el recurso en mención cumple con los
requisitos de admisibilidad, de conformidad con lo exigido por el artículo 387 del
Código Procesal Civil, modificado por la Ley número 29364.- Tercero.- Que, como
sustento de su recurso denuncia: A) Se ha infringido el artículo 603 del Código
Procesal Civil: Se ha desnaturalizado el interdicto de recobrar, por cuanto no se ha
interpretado en su totalidad la norma en mención, ya que en su segundo párrafo
dispone que: "(...) sin embargo, si se prueba que el despojo ocurrió en el ejercicio del derecho
contenido en el artículo 920 del Código Civil, la demanda será declarada improcedente". Conforme
obra en autos, se tiene que en fecha tres de agosto de dos mil nueve, el recurrente en
ejercicio regular de su derecho recuperó su propiedad de la intención del demandante
de despojarle y conforme al artículo 603 del Código Procesal Civil, la demanda de
interdicto debió ser declarara improcedente. Además, como se aprecia en autos, en el
bien sub litis se encuentra una edificación cuya titularidad corresponde al recurrente;
B) No se ha aplicado correctamente el artículo 197 del Código Procesal Civil: El
demandante ha ingresado diversos documentos con la finalidad de probar su
pretensión, tales como actas de verificación y constatación, las cuales no son
pertinentes para acreditar los hechos alegados por el demandante, por cuanto no
consigna la dirección exacta del inmueble materia de verificación, por lo que
fundamentar una decisión judicial en base a documentos que no tienen información
de calidad, deviene en atentatorio contra los derechos del recurrente, por cuanto no
se. respeta la garantía del debido proceso.- Cuarto.- Que, en cuanto a la denuncia
contenida en el apartado A), en este extremo lo que realmente pretende el recurrente
es la revisión de la cuestión fáctica del proceso, pues afirma que recuperó la posesión
del inmueble sub litis arrebatada por el demandante; sin embargo, el Ad quem ha
establecido que en autos no corre prueba alguna de que el demandado haya sufrido el
despojo del bien sub litis y lo haya recuperado.
Por consiguiente, al no ser parte de las funciones de la casación (artículo 384 del
Código Procesal Civil) la revaloración de hechos, este extremo no puede prosperar.
De otro lado, el recurrente refiere hechos (la existencia de una edificación) que no se
han debatido ante las instancias de mérito, razón por la cual no pueden ponerse en
debate en sede casatoria, que debe circunscribirse a lo estipulado por el precitado
artículo.- Quinto.- Que, la denuncia contenida en el apartado B), tampoco puede
prosperar, no solo porque en realidad pretende la revaloración de las pruebas del
proceso (que no corresponde a las funciones de la casación, según lo estipulado por
el artículo 384 del Código Procesal Civil), sino, que este extremo no fue denunciado
en la apelación de sentencia formulada por el mismo recurrente, razón por la cual no
cumpliría en rigor con el requisito del artículo 388 inciso 1 del Código Procesal Civil.
Por las consideraciones expuestas y de conformidad con el artículo 392 del Código
Procesal Civil, declararon: IMPROCEDENTE el recurso de casación interpuesto
por Carlos Gonzales Albites, de fojas quinientos cincuenta y tres a quinientos
cincuenta y siete, contra la sentencia de vista de fojas quinientos cuarenta y cinco a
741
quinientos cuarenta y nueve, deTratado
fechadeocho de noviembre
Derechos Reales de dos mil trece, emitida
por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Cusco; DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano bajo
responsabilidad; en los seguidos por Modesto Serrano Ustua contra Carlos Gonzales
Albites, sobre Interdicto de Recobrar, y los devolvieron. Ponente Señor Miranda
Molina, Juez Supremo.- SS. VALCARCEL SALDAÑA, CABELLO MATAMALA,
MIRANDA MOLINA, CUNYA CELI, LAMA MORE.
CAS. N° 990-2011-LIMA. Interdicto de Retener. Lima, dos de junio del año dos
mil once.- VISTOS; y, ATENDIENDO: Primero.- Que, viene a conocimiento de
esta Sala Suprema el recurso de casación obrante de fojas doscientos sesenta y cuatro
a doscientos setenta, interpuesto por Rosemary Luz García Pla- sencia contra la
sentencia de vista que confirma la apelada que declara fundada en parte la acción
posesoria promovida contra los demandados, correspondiendo calificar los
requisitos de admisibilidad y procedencia de dicho medio impugnato- rio conforme a
la modificación establecida por la Ley número 29364. Segundo.- Que, en cuanto a los
requisitos de admisibilidad, es del caso señalar que el presente recurso acorde a lo
dispuesto por el artículo 387 del Código Procesal Civil se ha interpuesto: a) Contra la
sentencia expedida por la Sala Superior respectiva que como órgano de segundo
grado pone fin al proceso; b) Ante la Sala Superior que emitió Ja resolución
impugnada; c) Dentro del plazo previsto en la Ley, contado desde el día siguiente de
notificada la resolución que se impugna, conforme se persuade de la constancia de
notificación de fojas doscientos veintidós del cuaderno principal; y, d) Adjuntando la
constancia de pago de la Tasa Judicial correspondiente. Tercero.- Que, en lo
correspondiente a las exigencias de pro- cedibilidad, se advierte que la impugnante
no ha consentido la sentencia de primera instancia corriente de fojas ciento sesenta y
cuatro a ciento setenta y siete la misma que al ser apelada por las partes ha sido
confirmada por la Resolución Superior sin número obrante de fojas doscientos
quince a doscientos dieciocho consecuentemente el recurso interpuesto reúne el
requisito de procedencia contemplado en el inciso 1 del artículo 388 del Código
Procesal Civil. Cuarto.- Que, en cuanto a las causales de casación, la recurrente
invocando expresamente los artículos 385 y 386 incisos 1 y 2 del Código Procesal
Civil fundamenta el recurso en la causal de interpretación errónea del artículo 1984
del Código Civil alegando lo siguiente: Se ha interpretado erróneamente la norma en
referencia pues no se ha resuelto sobre la usurpación de los aires que corresponden al
primer piso de la propiedad de los demandados cuyo ingreso es por el jirón
Restauración así como indebidamente en los aires de tal propiedad se han edificado
unos ambientes que no aparecen registrados en la minuta de compraventa entre los
demandados y los propietarios de dicho predio, lo que tampoco aparece anotado en
la ficha literal de dominio y corroborado con los informes de la Municipalidad Dis-
trital del Rímac que evidencian que la construcción del segundo piso no tiene
autorización de edificación por lo que también debe ordenarse la demolición de lo
construido sobre la propiedad en referencia. Quinto.- Que, sobre el particular, esta
Sala Suprema ha sostenido en reiteradas ocasiones que el recurso extraordinario de
casación debe ser lo suficientemente explícito y formal debiendo bastarse a sí mismo,
pues el tribunal de casación centrará su análisis únicamente respecto de aquello que
es materia de la impugnación sin que pueda aplicarse el principio iura novit curia el cual
permitiría suplir de oficio las omisiones en que incurriera la parte impugnante, por tal
razón, el recurso de casación debe satisfacer escrupulosamente todos y cada uno de
los requisitos de procedibilidad previstos en el artículo 388 del Código Procesal Civil,
742
siendo que la ausencia de alguno de éstos determinará la declaración de
improcedencia del mismo. Sexto.- Que, en el presente caso el solo hecho que se haya
interpuesto el medio impugnato- rio invocando normas derogadas como lo son el
articulo 385 y los incisos 1 y 2 del artículo 386 del Código Procesal Civil denota que
se ha incurrido en causal de improcedencia al no satisfacer los requisitos de precisión
y claridad previstos en el artículo 388 del Código en referencia. Séptimo.- Que, aun si
se admitiera que la impugnante en realidad sustenta el recurso de casación en las
causales de infracción normativa material, este igualmente deviene en improcedente
Anexo 8
pues resulta manifiesto que no satisface los demás requisitos de procedibilidad
previstos en el artículo 388 del Código Procesal Civil, esto es, explicar con precisión
y claridad en qué habría consistido la infracción de la norma que invoca, demostrar
cómo el vicio que denuncia habría incidido directamente sobre la decisión
impugnada y precisar la naturaleza del pedido casatorio; consiguientemente, con la
facultad conferida por el artículo 392 del acotado Código Procesal; declararon:
IMPROCEDENTE el recurso de casación obrante a fojas doscientos sesenta y
cuatro a doscientos setenta, interpuesto por Rosemary Luz García Plasencia contra la
resolución de vista su fecha veinticinco de noviembre del año dos mil diez; DIS-
PUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano
bajo responsabilidad; en los seguidos por Rosemary Luz García Plasencia contra José
Mario Chapoñán Cajusol y otra, sobre Interdicto de Retener y otro; y los
devolvieron. Ponente Señora Valcárcel Saldaña, Jueza Suprema.- SS. TICONA
POSTIGO, ARANDA RODRÍGUEZ, PALOMINO GARCÍA, VAL- CÁRCEL
SALDAÑA, MIRANDA MOLINA.
743
ÍNDICE
GENERAL
Nota a la cuarta edición .......................................................................................... 7
Palabras introductorias a la tercera edición ......................................................... 9
Preámbulo ......................................................................................... -...................... 11
Abreviaturas .............................................................................................................. 15
PRIMERA PARTE
TEORÍA GENERAL DE LOS DERECHOS REALES
CAPÍTULO I INTRODUCCIÓN
747
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO I
NATURALEZA JURÍDICA DE LOS DERECHOS REALES:
DISTINCIÓN ENTRE LOS DERECHOS REALES Y
PERSONALES
12. Planteamiento del problema .................................................................... 33
13. Origen de la distinción ......................
............................................................. 33
14. Teoría clásica o dualista
35
15. Crítica al dualismo clásico
38
16. Teorías pluralistas
40
17. Teorías monistas o unitarias
41
18. Teorías unitarias obligacionistas. Teoría de la obligación pasivamente
universal...
41
19- Crítica. La obligación pasiva no es una verdadera obligatio
44
20. La obligación pasiva no es una verdadera obligatio 45
21. La obligación pasiva se observa también en los derechos obligacionales .
47
22. ¿Existe deudor determinado en los derechos reales? 47
23. Teoría unitaria realista 48
24. Crítica al monismo realista 50
25. Diferencias entre los derechos reales y personales 51
748
índice general
CAPÍTULO IV
DERECHOS REALES. SÍNTESIS Y RECAPITULACIÓN
31. Definición de derecho real. Síntesis ................................... ......................................... 65
32. Derechos reales. Nuestra definición ........................................................... 70
33. Caracteres esenciales del derecho real ........................................................ 70
34. Elementos de la relación jurídico-real............................................................... 71
CAPÍTULO V
CLASIFICACIONES DE LOS DERECHOS REALES
35. Criterios de clasificación. Enumeración ..................................................... 75
36. Clasificación del autor .................................. ............................................... 77
37. La clasificación del codificador nacional .................................................... 78
38. Derechos reales dudosos .............................................................................. 78
39. Derechos reales prohibidos por la ley ........................................................ 80
40. Derechos que tienen naturaleza real en el Perú ........................................ 81
TÍTULO III
PRINCIPIOS QUE REGULAN LOS DERECHOS REALES
749 .í^mmáh
42. El principio de legalidad, sistema del numerus clausus ...................................87
43. Derechos reales y autonomía de la voluntad ................................................ 88
44. Génesis del sistema clausus ...............................................................................89
45. El sistema del numerus apertus ........................................................................... 93
46. La polémica en el derecho español ................................................................ 94
47. El principio de la libertad de enajenación ..................................................... 96
48. El uso de la propiedad en armonía con el interés social............................. 98
índice general
CAPÍTULO II
LOS DERECHOS REALES SOBRE PREDIOS RÚSTICOS Y
OTRAS DISPOSICIONES GENERALES
49. ¿Regula el código civil los derechos reales sobre predios rústicos? .......... 101
50. Los derechos reales sobre bienes incorporales, derechos de autor y propiedad
industrial .............................................................................................................104
51. El derecho de autor ......................................................................................... 105
52. Naturaleza jurídica ............ .............................................................................. 105
53. Caracteres .......................................................................................................... 107
54. La propiedad industrial ................................................................................... 107
55. Los derechos de autor y la propiedad industrial en la ley peruana .......... 108
56. La propiedad horizontal.................................................................................. 110
751
Tratado de Derechos Reales
TÍTULO II
CLASIFICACIONES JURÍDICAS DE LOS BIENES
CAPÍTULO ÚNICO
LA CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES SEGÚN EL CÓDIGO
CIVIL
76. Las clasificaciones romanísticas. Enumeración ......................................... 141
77. Clasificación de los bienes en la legislación peruana ............................... 144
TÍTULO III
CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES EN EL DERECHO
MODERNO
752
índice general
CAPÍTULO II
PANORAMA HISTÓRICO DE LOS BIENES MUEBLES E
INMUEBLES
86. Los bienes muebles e inmuebles en la antigüedad
161
87. Distinción entre bienes muebles e inmuebles. Roma
162
88. La tierra, eje del derecho medieval
162
89- Derecho revolucionario francés. Época moderna
163
90. Los bienes muebles e inmuebles en el derecho contemporáneo
164
CAPÍTULO III
RÉGIMEN DE LOS BIENES INMUEBLES EN EL CÓDIGO
CIVIL PERUANO
91. Enumeración
167
92. Criterios de clasificación
168
93. Inmuebles por naturaleza
168
94. El suelo, el subsuelo y el sobresuelo (art. 885, Io )
169
95. El mar, los lagos, los ríos, los manantiales de agua y las aguas vivas o
estanciales (art. 885, 2o)
171
753
índice general
179
102. Inmuebles por calificación legal
180
103. Las concesiones para explotar servicios públicos (art. 885, 7 ) ... , o
............................................................................................................... 180
104. Inmuebles por afectación legal
182
105. Inmuebles por integración
182
106. Enumeración
183
107. Criterios de clasificación
185
108. Muebles por naturaleza
186
109. Los bienes que pueden llevarse de un lugar a otro (art. 886, 9o)
187
110. Los vehículos terrestres de cualquier clase (art. 886, I o)
188
111. Las fuerzas naturales susceptibles de apropiación (art. 886, 2o)
189
índice general
TÍTULO IV
BIENES SEGÚN LA CONEXIÓN QUE SE ESTABLECE ENTRE
ELLOS
CAPÍTULO I
BIENES SIMPLES Y COMPUESTOS. LAS
UNIVERSALIDADES
136. Enumeración................................................................................................... 205
137. Bienes simples y compuestos ....................................................................... 205
138. Las universalidades (universitas) .................................................................. 206
754
índice general
TÍTULO V
BIENES SEGÚN LA PERSONA A QUIEN PERTENECEN
CAPÍTULO I
BIENES DEL ESTADO Y DE LOS PARTICULARES
755
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO III
BIENES DE DOMINIO PRIVADO DEL ESTADO
192. Noción previa ....................................... ........................................................ 263
193. Dominio privado del estado. Definición y denominaciones .................. 263
194. Naturaleza jurídica ......................................................................................... 266
195. Caracteres del dominio privado del estado................................................. 267
196. Enumeración ................................................................................................... 268
CAPÍTULO IV
BIENES DE LOS MUNICIPIOS, REGIONES Y OTRAS
INSTITUCIONES PÚBLICAS
197. Enumeración .................................................................... .............................. 271
756
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO V
TEORIA DE LOS RECURSOS NATURALES Y EL MEDIO
AMBIENTE
202. Noción de recursos naturales ....................................................................... 277
203- Los recursos naturales. Definición ................................................................. 278
204. Clasificación de los recursos naturales ........................................................ 278
205. Titular de los recursos naturales ................................................................... 279
206. El papel de la codificación. Omisión del código civil vigente ................. 281
207. Los recursos naturales en la constitución, su concesión a particulares.. 281
208. Noción de medio ambiente ........................................................................... 282
209- Enumeración de los recursos naturales ......................................................... 284
210. El dominio de las tierras ................................................................................ 284
211. El dominio de las aguas ................................................................................. 287
212. El dominio forestal......................................................................................... 288
213. El dominio de la fauna silvestre ................................................................... 291
214. El dominio de los recursos hidrobiológicos................................................ 292
215. El dominio minero ................................... .................................................... 295
216. El dominio de los hidrocarburos .................................................................. 298
CAPÍTULO VII
índice general
TÍTULO II LA POSESIÓN
CAPÍTULO I
FUNDAMENTOS Y DEFINICIÓN DE LA POSESIÓN
251. 359
252. 360
253. 361
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO II
LA POSESIÓN EN LA LEGISLACIÓN PERUANA
CAPÍTULO IV
ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA RELACIÓN
POSESORIA. LA POLÉMICA ENTRE SAVIGNY Y JHERING
■ 760
índice general
761
Tratado de Derechos Reales
294. Causa de detentación
422
295. ¿Es ineficaz la tenencia?
423
296. Terminación de la tenencia. Interversión de la tenencia en posesión
423
297. Interversión del título por causa proveniente de un tercero
424
298. Interversión del titulo por contradicción (oposición) a los derechos del
propietario
425
299. Doble presunción legal respecto a la tenencia
425
CAPÍTULO VII EL SERVIDOR DE LA POSESIÓN
CAPÍTULO VIII
ELEMENTOS DE LA RELACIÓN POSESORIA
762
índice general
315. El problema del precarista, del acreedor pignoraticio y del secuestratario 446
316. La posesión en el período justinianeo ..................... ................................. 447
317. La posesión en el derecho moderno........................................................... 448
318. Especies posesorias en las partidas ............................................................. 448
763
índice general
319. Clases de posesión en los códigos civiles de 1852 y 1936 ......................... 449
320. Especies posesorias en el código vigente..................................................... 449
321. Posesión en nombre propio y en nombre ajeno, posesión en concepto de
dueño y posesión en concepto distinto del de dueño................................ 449
322. Posesión en nombre propio........................................................................... 450
323. Posesión en concepto de dueño.................................................................... 450
324. Posesión en concepto distinto del de dueño ............................................... 452
325. Poseedor en nombre ajeno ............................................................................ 452
CAPÍTULO III
EL FENÓMENO DE LA CONCURRENCIA
HORIZONTAL DE POSESIONES.
POSESIÓN MEDIATA E INMEDIATA
326. Posesión mediata e inmediata. Definición ................................................. 455
327. Régimen legal y requisitos .............................................................................. 457
CAPÍTULO IV POSESIÓN LEGÍTIMA E ILEGÍTIMA
CAPÍTULO VIII
LA POSESIÓN CONDUCENTE A LA USUCAPIÓN
352. Introducción.... ............................................................................................... 495
353. Definición ....................................................................................................... 495
354. Naturaleza Jurídica......................................................................................... 496
355. Fundamento ................................................................................................... 496
356. Renuncia A La Usucapión Ya Ganada ....................................................... 497
357. El Título En La Usucapión .......................................................................... 498
358. El Justo Título ................................................................................................ 499
359. Requisitos ........................................................................................................ 500
360. Posesión A Titulo De Propietario .............................................................. 500
361. Posesión Continua ......................................................................................... 500
362. Posesión Pacífica ........................................................................................... 501
363. Posesión Pública ............................................................................................ 502
■ 764
índice general
CAPÍTULO I
PRESUNCIONES LEGALES A FAVOR DEL POSEEDOR
373. Las presunciones. Concepto y clases .......................................................... 515
374. Presunción de propiedad .............................................................................. 516
375. Presunción de posesión de los accesorios ......................................... ...... 518
376. Presunción de la posesión de los bienes muebles .................................... 519
377. Presunción de buena fe................................................................................. 520
378. Presunción de continuidad posesoria ......................................................... 521
379. Otras presunciones no reconocidas por el código civil ........................... 522
380. Presunción de no interrupción posesoria .................................................. 522
381. Presunción legal de posesión, no de precariedad .......................................... 522
382. Presunción de unidad del título ........................................................................ 523
765
Tratado de Derechos Reales
TÍTULO y
ADQUISICIÓN, CONSERVACIÓN Y PÉRDIDA DE LA
POSESIÓN
760
índice general
CAPÍTULO II
ADQUISICIÓN DE LA POSESIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL
PERUANO
405. La orientación objetivista del código peruano .......................................... 547
406. Modos de adquirir la posesión. Noción ..................................................... 547
407. Modos de adquisición originaria ................................................................. 548
408. La aprehensión ............................................................................................... 548
409. La ocupación .................................................................................................. 549
410. Modos de adquisición derivativa................................................................. 550
411. La tradición (traditio) ...................................................................................... 551
412. Especies de tradición .................................................................................... 552
413. Tradición real. Régimen legal....................................................................... 552
414. Tradición ficticia (ficta traditio) ...................................................................... 553
415. La traditio brevi manu ................................ ..................................................... 554
416. El constitutumpossessorium (constituto posesorio) ........................................ 555
417. Tradición de bien que está en poder de tercero ....................................... 558
418. Tradición documental. Régimen legal ........................................................ 558
419. Tradición simbólica ....................................................................................... 560
420. Tradición longa manu ................................... ................................................. 560
421. Adquisición derivativa por título hereditario ............................................ 560
422. Posesión de derechos.................................................................................... 561
423. Adquisición de la posesión (inmediata) por medio de representante ... 561
761
Tratado de Derechos Reales
434. Los diferentes modos de perder la posesión. Régimen legal .. : .............. 572
435. La tradición ........................................................................... ........................ 572
436. Abandono......................................................................... ............................. 573
437. Pérdida de la posesión por ejecución de resolución judicial ................... 573
438. Pérdida de la posesión por destrucción o pérdida total del bien ........... 574
439- Otros modos no legislados de perder la posesión.... ................................ 574
440. Pérdida de la posesión. Síntesis ..................................................................... 576
■ 762
índice general
769 hh^
Tratado de Derechos Reales
La acción. Especies de acciqnes\ ................................................................ 613
Las acciones reales. Clasificación................................................................. 615
Acciones posesoriasJ Definición ................................................................. 615
Acciones posesorias e interdictos. Naturaleza jurídica ............................ 616
Petitorium y possessorium. Diferencia............................................................... 617
Naturaleza jurídica: ¿Las acciones posesorias son acciones reales o personales?
618
Requisitos ............................................................................................ ........... 620
Poseedor actual no anual ............................................................................. 620
CAPÍTULO III
LA PROTECCIÓN POSESORIA EN PARTICULAR. LA AUTOTUTELA
O DEFENSA EXTRA JUDICIAL DE LA POSESIÓN
La defensa propia en el derecho romano ................................................... 623
El derecho del poseedor al empleo de la fuerza ....................................... 623
Régimen legal. Definición............................................................................. 624
Caracteres de la defensa extrajudicial .......................................................... 628
El empleo de la fuerza en los predios rústicos .......................................... 629
La defensa extrajudicial del servidor de la posesión ................................. 629
CAPÍTULO IV
FUNDAMENTACIÓN DE LA PROTECCIÓN POSESORIA
495 . Fundamento de la tutela posesoria. Teorías ................................................ 631
496. Tesis de Savigny ............................................................................................. 632
497. Tesis de Jhering .............................................................................................. 636
498. Tesis de Saleilles ............................................................................................. 637
499. Fundamentación de la protección posesoria, hoy .................................... 638
CAPÍTULO V
LOS INTERDICTOS. ÁMBITO DE APLICACIÓN
500. Los interdictos, breve noticia histórica ....................................................... 641
501. El interdicto, hoy. Definición ...................................................................... 642
502. Origen de la protección posesoria interdictal ............................................ 643
503. Relación y diferencia entre los interdictos y las acciones posesorias. Teorías.. 643
504. El problema en los códigos civil y procesal civil....................................... 646
505. Prescripción (extintiva) de los interdictos, el principio de la anualidad interdictal
646
506. Reglas comunes a todos los interdictos posesorios .................................. 648
507. Alcance de la protección interdictal ........................... ....................... ....... 648
508. Defensa de la posesión de servidumbres a través del interdicto ............ 649
770
índice general
509- Bienes inmuebles exceptuados de tutela a través del interdicto, no procede el interdicto
para defender la posesión de los yacimientos minerales 650
510. ¿Procede el interdicto para tutelar las aguas? ............................................. 651
511. ¿Procede el interdicto para proteger la flora y la fauna silvestre?........... 652
512. Protección de la posesión de los bienes muebles ..................................... 654
513- Objeto de los interdictos ................................................................................ 656
514. El legitimado activo .................................. ................................................... 656
515. El legitimado pasivo ................................. ................................................... 657
516. Frutos y resarcimiento del daño. Acumulación de pretensiones ............ 657
517. Tutela de la posesión mediata ................... ................................................. 657
518. Protección de la coposesión .............................. ......................................... 658
519- La tutela posesoria de derechos .................................................................... 659
520. Protección de la tenencia................................................................................ 659
CAPÍTULO VI
DEFENSA CIVIL DE LA POSESIÓN. LOS INTERDICTOS
POSESORIOS EN EL DERECHO PERUANO
771
Tratado de Derechos Reales
543. Efectos del interdicto de retener 676
544. Régimen legal 676
545. Condiciones 678
546. Objeto del interdicto 678
547. El legitimado activo 678
548. El legitimado pasivo 679
549. Las acciones de denuncia. Los casos especiales de la obra nueva y la
obra ruinosa .................................................................................................... 679
550. Caso especial de la obra nueva como interdicto de retener. Definición y régimen legal
680
551. Propósito del interdicto 681
552. A quién corresponde plantearlo 682
553. Contra quién procede 682
554. Caso especial de la obra ruinosa como interdicto de retener. Definición
y régimen legal ................................................................................................ 682
555. Acumulación de pretensiones 684
556. El interdicto de adquirir. Naturaleza jurídica y definición 684
557. Objeto del interdicto 687
558. Bienes a los cuales se aplica 687
559- Condiciones ...................................................................................................... 688
560. Título hábil para intentarlo 688
561. Bienes que nadie posea a titulo de dueño o usufructuario 688
CAPÍTULO VII
LAS ACCIONES POSESORIAS. LA ACCIÓN PUBLICIANA
BIBLIOGRAFÍA
773
VALVERDE, Calixto. Tratado de Derecho CivilTratado Español,deT.Derechos
II, p. 8 y Reales
ss.; AREÁN, Beatriz. Curso de Derechos reales, p. 18 y ss.;
ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil, T. III, Vol. I, p. 11 y ss.; DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio.
Sistema de Derecho Civil, T. III, p. 37 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales, T. I, p. 6 y ss.;
ALTERINI, Jorge Horacio, La supervivencia del dualismo, derechos reales y derechos personales (1966).
(23) Vide. CASTÁN, TOBEÑAS, José. T. II, p. 7; AREÁN, Beatriz, Curso de Derechos Reales. Privilegios y Derecho de Retención, 2a ed., Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 1986, pp. 16 y 17.
(24) Vide. ROCA-SASTRE, Ramón María y ROCA-SASTRE MUNCUNILL, Luis. Derecho Hipotecario. T. II, T ed. Bosch Casa Editorial
S.A., Barcelona, 1979, p. 649.
(50) Le droit des obligations, 1873, T. I, pp. 14-16, traducida del alemán por GERARDIN, C. y JOZON, Paul; Vide. ALTERINI, p. 127.
(60) Cfr. VALVERDE Y VALVERDE, Calixto. Tratado de Derecho Civil español. T. II, 4a ed. corregida y aumentada. Tall. Tipográficos Cuesta,
Vallodolid, 1936. pp. 13-15; AREAN, Beatriz. Ob. cit., hace una prolija y agotadora diferenciación. Ob. cit., pp. 28-31; VALDÉS,
Horacio. Ob. cit., pp. 18-23.
(74) ALLENDE, Guillermo. Panorama de Derechos Reales, p. 19.
(87) MUSTO, Néstor Jorge, (coincide con HÜBER, cit. por GATTI), T. I, p. 24.
(98) Vale la pena recordar a Jorge Horacio ALTERINI: "El derecho real importa básicamente un poder de una persona sobre una cosa
que se ejercita mediante una relación inmediata y directa con ella. Este vínculo es algo más que "una imagen". Paralelamente cada uno
de los integrantes de la comunidad tiene el deber de respetar los derechos reales de sus semejantes; este deber no es una verdadera
obligatio". Ob. cit., p. 140. Sin duda una definición que concuerda totalmente con la nuestra.
(102) MESSINEO, Francesco. Ob. cit. T. III, p. 197.
(111) Cfr. DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit. T. I, p. 374.
(113) MUSTO, Néstor Jorge. Ob. cit. T. I, p. 110.
(114) SALVAT, Raymundo M. Ob. cit. T. I, p. 13.
(119) HÜBER, Eugen. Ob. cit., pp. 19 y 20.
(147) En efecto, CASTAÑEDA criticaba esto, sosteniendo que "LAFAILLE Héctor, incluye erróneamente a nuestro código entre aquellos
que, como el francés, permiten que la iniciativa privada pueda crear derechos reales". Cfr. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p.
11.
(151) WOLFF, Martin. Ob. cit., p. 7.
(155) Piensan que estos problemas surgirán porque: 1) el derecho real así creado tiene como contrapartida necesaria una obligación
impuesta a toda persona de respetar la situación del titular. Pero esa obligación pasiva para terceros no puede resultar de la voluntad
del acreedor: es preciso que exista con anterioridad a la creación del derecho, porque ellos tenían ya la obligación de respetar el
derecho del constituyente.
(159) CASTÁN ratifica que la ley hipotecaria (española) permite crear otros derechos reales. Pero sostiene que se debe volver al numerus
clausus. "El sistema limitativo -dice— es el más conforme con la naturaleza del derecho real y los intereses de los terceros", p. 28.
(161) Analizando el caso español, ACEDO, Jesús, establece tres grupos de derechos reales: 1) los derechos reales específicamente
modelados por el Derecho positivo que determina su estructura y contenido. Estos derechos reales del código español "forman un
catálogo, pero no cerrado, pues el Derecho español acepta el numerus apertus y, por tanto, admite la formulación de derechos de la
expresada naturaleza elaborados por los particulares (Aquí se aparta del Derecho romano y del alemán); 2) aquellos derechos que sin
ser de naturaleza real, son declarados inscribibles por determinación de la ley. Por ejemplo el arrendamiento inscrito; 3) los derechos
reales innominados, a los cuales se refiere la última parte del N° 2 del artículo 2
(162) En efecto, se pueden crear o descubrir nuevas figuras de derechos reales por combinaciones inéditas de sus elementos constitutivos;
su número no está agotado. Es el caso de la sentencia de 30 de noviembre de 1908 del Tribunal Supremo Español, cuando declaró
que la facultad concedida a una persona de utilizar un balcón o ventana de la Plaza Mayor de una localidad para presenciar las fiestas
que en la misma se celebren, es un gravamen comprendido en el artículo 531 del Código Civil; dicha figura, aunque comprendida
genéricamente en las servidumbres personales, resulta específicamente un derecho real innominado. Vide. ACEDO. Ob. cit, p. 498.
(169) Esta fue la tesis de la Comisión Reformadora. Jorge AVENDANO, miembro de la misma, lo reitera: "Se sostenía en algunos momentos
que no debía hacerse mención a la propiedad rústica o a los derechos reales sobre predios rústicos, porque en todo caso tenía una
legislación diferente y especial. Otras personas sostenían que quizás el Código debía entrar a legislar sobre la propiedad rústica en
general. La tesis de la Comisión Reformadora y que finalmente primó, es que debía haber una norma de remisión como esta, para
darle un reconocimiento en el Código Civil a los derechos reales sobre predios rústicos, porque no podía ignorarse ni dejarse al
margen del principal cuerpo de leyes después de la Constitución
(*) Bibliografía: DE RUGGIERO. Ob. cit., Vol. I, p. 482 y ss.; COVIELLO, Doctrina General del Derecho Civil, p. 269 y ss.; ROTONDI, Mario.
Ob. cit., p. 205 y ss.; HEDEMANN. Ob. cit., p. 8 y ss.; PLANITZ. Ob. cit., p. 93 y ss.; SAVIGNX Sistema de Derecho Romano actual, p.
278 y ss.; VALLET DE GOYTISOLO. Ob. cit., p. 127 y ss.; COLIN y CAPITANT, Curso Elemental de Derecho Civil, II, p. 461 y ss.;
PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 59 y ss.; BORDA, p. 8 y ss.; PONSA DE LA VEGA. Ob.
cit., p. 21 y ss.; MUSTO, Néstor Jorge. Ob. cit., p. 147 y ss.; PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ob. cit., p. 76 y ss.; VALENCIA ZEA.
Ob. cit., p. 9 y ss.; VIEIRA PUERTAS, Los Derechos Reales según el Derecho Romano y el Código Civil colombiano, p. 18 y ss.; ALESSANDRI,
Derecho Civil, II, p. 5 y ss.; ARROYO. Ob. cit., p. 10 y ss.; BIONDI, Los Bienes (1961). En el Perú: PACHECO. Ob. cit., T. II, p. 1 y ss.;
FUENTES, M. A. Ob. cit., p. 98 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., I, p. 15 y ss.; MAISCH, L., Los Derechos Reales, p. 15 y
ss.; MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Algunos aspectos que deberían ser esclarecidos en el Libro de Derechos Reales del Código Civil de 1984,
p. 324 y ss.
(207) ROTONDI, Mario. Ob. cit., p. 205.
(247) Código Civil peruano de 1852, artículo 454: "Las cosas que están bajo el dominio del hombre son corporales o incorporales.
Corporales son las que percibimos con los sentidos, las demás son incorporales, como los derechos y acciones". Código Civil peruano,
Manuel Atanasio FUENTES, p. 98.
(251) Vide. BONFANTE, E Ob. cit., pp. 240 y 241.
(261) BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 134.
(265) BONFANTE, Pietro. Ob. cit., p. 242.
774
índice general
(266) TRABUCCHI, Alberto. Ob. cit., p. 407.
(268) DE RUGGIERO sostiene que: "A la divisibilidad o indivisibilidad, se contrapone la meramente intelectual; la cual del mismo modo
que puede darse en las cosas divisibles, en tanto dura el estado de indivisión, es la única posible en las cosas indivisibles", p. 491-
(*) Bibliografía: DE RUGGIERO. Ob. cit., T. I, pp. 505-512; ALESSANDRI. Ob. cit., pp. 7-12; PACHECO. Ob. cit., pp. 4 y 6; COLIN y
CAPITANT. Ob. cit., pp. 465-467; PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., T. III, pp. 68-71; VALLET.
Ob. cit., p. 133 y ss.; VIEIRA. Ob. cit., p. 22 y ss.
(279) ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Ob. cit., T. I. p. 28.
(280) Su redacción original era la siguiente:
" 1. El suelo, el subsuelo y el sobresuelo.
2. El mar, los lagos, los ríos, los manantiales, las corrientes de agua y las aguas vivas o estanciales.
3. Las minas, canteras y depósitos de hidrocarburos.
4. Las naves y aeronaves.
5. Los diques y muelles.
6. Los pontones, plataformas y edificios flotantes.
7. Las concesiones para explotar servicios públicos.
8. Las concesiones mineras obtenidas por particulares.
9- Las estaciones y vías de ferrocarriles y el material rodante afectado al servicio.
10. Los derechos sobre inmuebles inscribibles en el registro.
11. Los demás bienes a los que la ley les confiere tal calidad".
destinados al uso de un inmueble. Los estudiaremos de acuerdo con la teoría moderna que los denomina partes integrantes y
pertenencias (accesorios), respectivamente.
(292) Muchos juristas hablan de la habitación como derecho inmueble, si es que recae sobre inmuebles, así p. ej. DE RUGGIERO.
Nosotros consideramos que la "habitación" recaerá siempre sobre una casa o morada, o parte de ella, y por consiguiente,
indefectiblemente será inmueble.
(300) Cfr. BIELSA, Rafael, Ciencia de la Administración, pp. 88 y 89-
(310) En efecto, la Ley N° 2.411 de 30 de diciembre de 1916 disponía: "pueden ser objeto de hipoteca los buques mercantes con arreglo a
las disposiciones de esta ley". "Para este solo objeto se consideran los buques mercantes como bienes inmuebles, entendiéndose modificado en este
sentido el artículo 958 del Código de Comercio" (art. 1).
(312) El código derogado empero modificó dicho texto, estableciendo en el artículo 819, 3o que son muebles: "Las construcciones en terreno
ajeno hechas para un fin temporal". Como se ve, idéntica redacción a la del código vigente.
(314) VASQUEZ cree que pueden separarse lo moral y lo patrimonial. Ob. cit., p. 55. Pero esto es inexacto. Si yo vendo mis derechos de
autor, ahí está contenido lo patrimonial y lo moral, al punto que el comprador no podrá, por ej., desnaturalizar mi obra.
(316) El artículo 819, 7 consideraba muebles a: "Las rentas de obligaciones emitidas conforme a la ley, salvo lo que se establezca en las leyes
del crédito público".
(318) BONFANTE, Pietro. Ob. cit, p. 242.
(321) BONFANTE, Pietro. Ob. cit., p. 243.
(332) Ibídem.
(339) VALENCIA, comentando el artículo 658 del código colombiano (referido a los inmuebles por destinación), escribe que aunque por
su naturaleza sean muebles, las cosas están permanentemente destinadas al uso, cultivo y beneficio de un inmueble, sin embargo
pueden separarse sin detrimento, p. 18. Y ratifica que los inmuebles por destino son todas las cosas muebles que se convierten en
"accesorios" de un inmueble, p. 19- Reconoce el profesor colombiano que los inmuebles por destinación no están incorporados a un
inmueble, son cosas accesorias destinadas al uso, cultivo o beneficio del inmueble; pueden
(341) Este es el sentido del artículo 817 del Código italiano. BARASSI opina que la pertenencia "ocurre cuando la cosa accesoria fuere
destinada con carácter duradero al servicio (o la actuación de su gestión económica) u ornamentación (art. 817) de la cosa principal,
pero sin pasar a formar parte de ella. Existen, pues, una 'cosa accesoria' y una 'cosa principal': la primera es pertenencia de la segunda".
Ob. cit.,
p. 143.
(351) Vide. LARENZ, Karl. Ob. cit., p. 399.
(352) Gfr. BONFANTE, Pietro. Ob. cit, p. 246; BARASSI. Ob. cit, p. 150.
(353) Aquí yace sin duda la diferencia con aquellos ordenamientos que, como el italiano, engloban bajo el nombre de "frutos naturales" a
los propiamente dichos y a los frutos industriales. Tomando como referencia el artículo 820 del Códice, BARASSI afirma que los frutos
naturales "son los producidos directamente y de un modo natural u orgánico por el desarrollo de la propia cosa, con la ayuda o no del
obrar humano". Ob. cit, p. 147. Lo mismo sostiene TRABUCCHI: "frutos naturales son los que proceden directamente de la cosa,
concurra o no el trabajo humano". Ob. cit, p. 414.
(356) BGB, artículo 99, ap. 3o, LARENZ, Karl. Ob. cit., p. 400.
(360) - BONFANTE. Ob. cit., pp. 237 y 238.
(361) DE RUGGIERO. Ob. cit., p. 514.
(362) Vide. Iglesias. Ob. cit., p. 227; BONFANTE. Ob. cit., p. 238; DE RUGGIERO. Ob. cit., p. 516; VIEIRA. Ob. cit., p. 19.
(363) En cambio sí en el código español, artículo 1.122, según MARÍN, Estudios sobre el Derecho Privado y sus transformaciones actuales. V, p. 158.
(367) Sacrae autem res sunt hae, quae publice consecratae sunt, non prívate, si quis ergo privatim sibi sacrum constitue- rit, sacrum non est, sed protanum. Semel autem
aede sacra facta; etiam diruto aedificio locus sacer manet: Mas,
(370) BONFANTE. Ob. cit., p. 240; Iglesias, op. cit., p. 227.
(371) lllud notandum est, aliad esse sacrum locum, alittd sacrarium; sacer locus est locus consecratus; sacrarinm est locus, in qtto sacra reponuntur, quod etiam in
aedificio privato ese potest; est solent, qui liberare eum locum religione volunt, sacra in de evocare-. Debe notarse, que una cosa es lugar sagrado, y otra
sagrario; lugar sagrado es un lugar consagrado; sagrario es un lugar en el que se guardan las cosas sagradas, el cual también puede estar
en un edificio privado; y los que quieren librar de la religión este lugar, suelen sacar de allí las cosas sagradas (sacra evocare). ULPIANO.
(372) GAYO, 2,4.
775
(373) Cada cual por su voluntad hace religioso un lugar, Tratado
dandode en Derechos
él sepultura Reales
a un muerto. Inst., Lib. I, Tít. I, N° 9; MARCIANO, Inst, Lib.
III, N° 4.
(374) GAYO, 2, 7.
son cosas sagradas, las que pública, no privadamente, fueron consagradas; así, pues, si alguien hubiere constitutido privadamente sagrada para
sí una cosa, esta no es sagrada, sino profana. Mas, una vez hecha sagrada una cosa, aun después de derruido el edificio, queda sagrado el lugar.
MARCIANO, Instituciones, lib. III, N° 3.
(369) Sacra loca ea sunt, quae publice sunt dedicata, sive in civitate sint, sive in agro: Lugares sagrados son aquellos que fueron públicamente dedicados,
ya se hallen en la ciudad, ya en el campo. ULPIANO, ad Edictum (Comentarios) al Edicto, lib. LXVIII.
(370) BONFANTE. Ob. cit., p. 240; Iglesias, op. cit., p. 227.
(372) GAYO, 2, 4.
(373) Cada cual por su voluntad hace religioso un lugar, dando en él sepultura a un muerto. Inst., Lib. I, Tít. I, N° 9; MARCIANO, Inst, Lib.
III, N° 4.
(374) GAYO, 2, 7.
(375) Las cosas santas, como los muros y las paredes, son en cierto modo de derecho divino, y por tanto no se . encuentran en los bienes de
nadie. Se llaman santas las murallas, porque los atentados dirigidos contra
ellas son castigados de muerte. Por lo mismo, aquellas partes de las leyes en que se establecen penas contra los que las infringieron, se
llaman sanciones. Inst., Lib. Ii, Tít. I, N° 10.
(378) Esta categoría es impuesta por MARCIANO (jurista inclinado a la retórica) y admitida por los bizantinos (Pero en la mayor parte de
jurisconsultos se funden unas a otras): IGLESIAS. En realidad pocas dudas hay en cuanto a las dos primeras (comunes, publicae).
(380) BONFANTE. Ob. cit., p. 239.
(381) Dig. 50, 16, 15.
(386) PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 117.
(389) En el Derecho francés se ha distinguido entre bienes de dominio público (los destinados al uso público) y bienes del Estado (los
demás) (AUCOQ; DUCROQ; AUBRY y RAU). Los más modernos tratadistas franceses inciden en la división tradicional de bienes
del dominio público y del dominio privado. En Italia se distingue el "demanio" (o sea, el dominio público) y los bienes patrimoniales
(beni patrimoniali), los cuales se subdividien en patrimonio "indisponible" y patrimonio "disponible". En Argentina, el código de Vélez
los clasifica en bienes de dominio público y de dominio privado del Estado. Cfr. BIELSA, Rafael. Ob. cit., p. 419. En nuestro
Derecho también se ha seguido tradicionalmente esta última enumeración de los bienes estatales.
(390) Vide. PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 115; LLAMBÍAS. Ob. cit., p. 238.
(395) Cfr. PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit, p. 119.
(397) MUSTO, Néstor Jorge. Ob. cit, p. 174.
(398) BIELSA, Rafael, Derecho Administrativo. T. II, pp. 419-421.
(399) ARROYO, Dulio, Estudios jurídicos (1960). I, Panamá, p. 25.
(403) COLIN y CAPITANT. Ob. cit., p. 527.
(412) Véase, ARROYO. Ob. cit., pp. 28 y 29.
(413) Cfr. PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., pp. 122 y 123-
(416) ÁLVAREZ-GENDIN, Sabino, Tratado General de Derecho Administrativo. T. I, Bosch, Casa Editorial, p. 461.
(417) Así, BIELSA. Ob. cit, p. 438; DE RUGGIERO. Ob. cit, pp. 521-522.
(418) Cfr. DÍEZ, Manuel María, Derecho Administrativo. T. IV, p. 397.
(426) ÁLVAREZ GENDÍN, Sabino. Ob. cit., p. 461.
(431) Cfr. FIORINI. Ob. cit., p. 312.
(434) FIORINI. Ob. cit., p. 314; BIELSA. Ob. cit., pp. 446-447.
(441) Pero no todos han sostenido esta postura. Lucrecia MAISCH postuló en su Ponencia la inclusión de los bienes del Estado. Cfr.
Exposición de Motivos y comentarios al Libro de Derechos Reales del Código Civil, pp.155-157.
(443) COLIN y CAPITANT los distinguen según este método, pero en Francia son bienes del Estado, de los Municipios y de los
Departamentos. Ob. cit., p. 529- Como también en vez de departamentales serán "Provinciales". Depende pues de la demarcación
administrativa de un país: serán "regionales" en el Perú, "departamentales" en Francia o "provinciales" en Italia.
(480) FIORINI agrega: "A nuestro modo de ver no son propiedad privada los bienes instrumentales que la Administración utiliza para
cumplir sus fines y para sostenerse como empresa administrativa. El específico derecho privado de propiedad estatal rige para los
rezagos y algunos bienes sin afectación pública;
(485) El código argentino dedica un artículo —el 2.342— a enumerar estos bienes, que no sufrió alteraciones en la reforma legislativa de 1968.
(487) Vi de. GARCÍA CANTERO, Gabriel, La adquisición de inmuebles vacantes por el Estado, p. 18.
(*) Bibliografía: CATALANO, Edmundo Fernando. Curso de Derecho Minero y régimen legal del petróleo y de los minerales nucleares, 1960;
CATALANO, E. Teoría General de los Recursos Naturales, 1977; SANCHEZ BOZA, Ligia Roxana. La propiedad forestal, 1990;
HAMILTON DEPASSIER, Juan. Del objeto de la propiedad minera, 1951; LÓPEZ HERNÁNDEZ, Carlos. De las sustancias minerales
reservadas al Estado, 1951; LUJAN IACOMINI, Héctor. Derecho de la energía nuclear.
(495) Vale la pena resaltar un aspecto aquí relevante. Cuando el art. 37 de la Constitución de 1933 decía que los recursos naturales pertenecen
al Estado, a continuación admitía su concesión "en propiedad" (sic) o usufructo a los particulares. El error al hablar de, p. ej.,
"concesión en propiedad del agua", es inmenso, mayúsculo. Cuando el Estado otorga la explotación de este recurso, está
concediendo el uso o el usufructo, no la propiedad. Aquellos son desmembraciones de esta última. Se es propietario o no se es,
simplemente. Y el Estado no deja de tener el dominio, salvo que una ley expresamente quiera disponerlo, pero para dar ese paso se
necesita la desafectación del bien. Lo que ocurre es que al mezclarse instituciones de derecho privado (uso, propiedad), con derechos
reales administrativos (la concesión), se produce la confusión.
(496) En el ámbito internacional, numerosas son las Resoluciones expedidas por Naciones Unidas que confirman este temperamento. Valga
a modo de ejemplo, la Resolución N° 1803 de 14 de diciembre de 1962.
776
índice general
(*) Bibliografía: RAMÍREZ NOVOA, Ezequiel. fi/ nuevo Derecho del Mar y las 200 millas de mar territorial (1988); GARCÍA BELAUNDE,
Domingo, Mar y Constitución. Las 200 millas en la Constitución de 1979 (1984); NACIONES UNIDAS. Convención de las Naciones Unidas sobre
el Derecho del Mar (s/f). Edición Oficial del Ministerio de Pesquería.
(510) RAMIREZ NOVOA, E. Ob. cit., p. 31.
(516) HRJBERNICK, Ibídem.
(518) Vide. RUIZ ELDREDGE, Alberto. Arica y la Convención de Mar. En: diario La República, Lima, 12 de octubre de 1994.
(519) ROUSSEAU, cit. por RAMÍREZ NOVOA. Ob. cit., pp. 104 y 105.
(525) No todos los países tienen plataforma continental. Estados Unidos parece que tiene 00 millas de plataforma continental. Vide.
HRIBERNICK, Ibídem.; en cuanto a los países del Pacífico Sur, sobre todo el Perú, prácticamente es nula. Cfr. RAMÍREZ NOVOA.
Ob. cit., p. 108. Este último autor describe la plataforma continental: "comprende la parte sumergida del litoral o territorio de un
Estado que se va
(*) Bibliografía: MARTÍN MATEO, Ramón. "La Propiedad monumental". T. XLIX. En: Rev. de Administración Pública, N° 49/51, Madrid,
1966; VELASCO, Gustavo. "Los monumentos ante el Derecho". En: Rev. de la Facultad de Derecho, N° 119, México D.F., 1981.;
PASSALACQUA, John. "Propiedad del patrimonio cultural sumergido bajo las aguas territoriales del Estado Libre Asociado de
Puerto Rico". En: Rev. Jurídica de la Universidad Inter americana de Puerto Rico, N° 3, mayo-agosto, Puerto Rico, 1987.
(528) Vide. VELASCO. Ob. cit., p. 567.
(533) VELASCO. Ob. cit., pp. 570 y 571.
(536) En efecto, con todas las precauciones y seguridades del caso, los objetos y restos del Señor de Sipán fueron enviados al Museo
Central Romano-Germánico de Maguncia (Alemania), donde se les sometió a trabajos de restauración por técnicos calificados.
Después de varios años retornaron estos restos y más de 600 piezas arqueológicas menores que los integran.
Estos vestigios arqueológicos corresponden a la Cultura Mochica y datan de unos doscientos cincuenta años de la era moderna. Se ha
llegado a sostener, en medios científicos, que este hallazgo es el más importante desde las excavaciones que descubrieron la tumba de
Tu Tan Kamon en Egipto, por Howard Cárter, en la segunda década del siglo XX.
(538) Vide. PASSALAQUA. Ob. cit., p. 600.
(539) PASSALAQUA cuenta cómo a comienzos de 1985 arribó a las playas de Puerto Rico un grupo de buscadores de tesoros
especializados en bienes culturales subacuáticos, lo cual originó un gran debate.
El autor plantea el siguiente caso: "El 27 de agosto de 1550 el barco mercante clasificado como nao, llamado la Santa María de Jesús,
Capitán Diego Bernal, en ruta desde España hacia México, naufragó frente a una playa del puerto de San Juan de Puerto Rico. El
Gobernador de la Isla, escribe a su rey dando noticia del siniestro y comentando que esta nave era uno de los galeones más ricos que
viniera a Indias. Su cargamento constaba de oro, plata y otras joyas, así como carga variada estimada en varios millares de reales.
Hubo alguna tentativa de salvamento de la carga, pero la mayor parte de estas perdió". Además de la riquísima información que este
hallazgo proporciona, está el otro aspecto: los minerales (oro, plata), joyas, objetos variados que contiene. Y la pregunta no puede ser
más pertinente: ¿a aquién pertenecen estos bienes? ¿pertenecerán a los aventureros y halladores de tesoros? PASSALAQUA llega a la
conclusión —luego de pasar revista al ordenamiento jurídico internacional, al estadounidense (puesto que Puerto Rico es un Estado
Libre Asociado) y al puertorriqueño -que a estos restos arqueológicos subacuáticos no les son aplicables las normas del Código Civil,
y aunque la legislación en materia de bienes culturales de su país es ambigua y contradictoria, él no duda en afirmar que pertenecen al
patrimonio cultural de la nación. Ob. cit., p. 602.
(*) Bibliografía: BELTRÁN FUSTERO, Luis. Rasgos más destacados del régimen jurídico de las propiedades de la Iglesia Católica (1962); GARCÍA
BARBERENA, Tomás (1965). Las iglesias de propiedad privada y el artículo IV del Concordato; ROMERO ROMAÑA, Eleodoro. Ob. cit.,
p. 62 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 58 y ss.; LLAMBÍAS, J. Ob. cit., p. 245 y ss.; DE RUGGIERO. Ob. cit., p. 523
y ss.; CÓDIGO CANÓNICO (1983).
(542) Nos perderíamos en vericuetos ajenos a este trabajo —de objeto muy concreto— en reseñar esta etapa. Bástenos decir que fue
Marsilio DE PADUA, hacia 1324 con su libro Defensor pacis, quien inicia esta arremetida que niega a la Iglesia la posibilidad de poseer
bienes. Al contrario concedía facultades al Estado —vale decir, al Emperador— sobre los bienes eclesiásticos. Aunque más
moderados, los heresiarcas de los siglos XV y XVI sustentaron parecidos argumentos. La Orden franciscana siguió su turno, creando
graves preocupaciones, como se sabe, con la interpretación que dieron a la virtud de la pobreza. San AGUSTIN y San FRANCISCO
DE ASÍS son sus mentores. En esta lista apresurada, no podían faltar los protestantes.
(543) Se dice que el Código de JUSTINIANO dio al traste con esta teoría de considerar a los bienes eclesiásticos como res Dei. Establecía ese
corpus que, cuando se daba tal hipótesis, los bienes pertenecían a la iglesia. Vide. BELTRÁN. Ob. cit, p. 319, notaN0 22.
(546) Nos referimos al Código Canónico promulgado el 25 de enero de 1983 por el Papa Juan Pablo II y que abrogó el Codex del año 1917.
Así lo dispone el canon 6,1°. Con este Código la iglesia inició un
• aggiornamento, es decir, lo que pomposamente se llama "modernidad", mucho antes que las instituciones políticas, según se podrá
advertir del nuevo texto de los cánones.
(549) JUSTINIANO, Instituciones, Tít. I, Lib. II, N° 7; lo mismo el Digesto, Tít. VIII, Lib. I.
(550) En efecto, GARCIA BARBERENA, resalta cómo en el Derecho español esta clasificación no ha dejado huella, por lo que podría
suprimirse como inútil e inoperante. Para él, "nunca, a lo largo de nuestra historia, ha existido esa inapropiabilidad de cosas sagradas,
si no que, al contrario, se puede asegurar que siempre ha habido iglesias en manos de particulares". Ob. cit, p. 823- No obstante la
denominación de "iglesias propias", según GARCÍA GALLO, no es muy acertada pues su régimen no es la propiedad privada, sino
la relación del ius episcopale\ estos bienes no podían ser tratados como bienes privados, "aunque su origen se funde en bienes de
propiedad particular"; en suma, con BIGADOR se diría que la "iglesia propia" tenía su verdadero derecho de propiedad, pero el
dueño no podía destinarla a usos indecorosos o ajenos a su afectación al culto sagrado. Vide. GARCÍA BARBERENÁ. Ob. cit, p.
824.
(551) Vide. GARCÍA BARBERENA. Ob. cit, p. 826.
(553) Can. 1.257, Io: "Bona temporalia omnia quae ad Ecclesiam universiam, Apostolicam sedem aliasve in Ecclesia personas iuridicas publicas pertinent, sunt
bona ecclesiastica et reguntur canonibus qui sequuntur, necnon propiis sta- tutis: Todos los bienes temporales que pertenecen a la Iglesia universal,
a la Sede apostólica, a otras personas jurídicas públicas en la Iglesia, son bienes eclesiásticos, y se rigen por los cánones que siguen, así
como por los propios estatutos".
777
(567) Como bien recuerda GARCÍA Tratado de Derechos
B., la palabra "público" Reales
aplicada al culto tiene dos sentidos principales: por su
naturaleza y por su destino. Por su naturaleza, es público el culto oficial que se realiza en nombre de la Iglesia por personas legalmente
constituidas, y consiste en determinados actos establecidos en los libros oficiales litúrgicos; en este sentido, público se opone a los
actos de devoción privada. En otro sentido más propio, que es el que aquí interesa, llamamos público al culto por razón de su destino
público. En el oratorio público, el culto, aunque público por su naturaleza, no está destinado al pueblo cristiano,
(*) Sobre la parte general de la posesión, además de tratados y manuales, puede consultarse: CASTAN TOBEÑAS, José. Ob. cit., p. 30 y ss.;
PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ob. cit., T. I, p. 185 y ss.
(575) Ha quedado ampliamente superada la vieja tesis que siempre consideró el arrendamiento como detentación y no como posesión.
Volveremos sobre este punto al tratar de la clasificación de la posesión, donde
(584) BOZA, Francesca, cit. por LAQUIS. Ob. cit., pp. 142-145.
(585) Cfr. LAQUIS. Ob. cit., p. 146.
(587) Cit. por LAQUIS. Ob. cit., pp. 156 y 158.
(636) Ya lo han destacado A. CORVETTO. Ob. cit., p. 288 y E. ROMERO. Ob. cit., p. 90, aunque este último afirma que el artículo 824
"elimina el factor intencional". En realidad esto no es cierto. Jhering nunca dijo que la posesión no implicara un elemento volitivo; al
contrario, sostuvo que sin el animus y el corpus no puede concebirse la posesión; simplemente estableció que la diferencia entre
posesión y tenencia deriva de la ley, siendo irrelevante el animus domini como criterio de diferenciación. Sobre esto último, véase más
adelante {infra, N° 269 y ss.).
(648) Dig. 4, 6, 19.
(649) Dig. 41, 3, 49, pr.
(650) Dig. A l , 3, 49, párr. 1.
(661) TRABUCCHI, A. Ob. cit, p. 449.
(671) IHERING, R. La dogmática jurídica (1946), p. 181. Véase también en: PAPAÑO, y otros, Derechos Reales. T. I, p. 1; ALLENDE, G. Ob.
cit., p. 26.
(686) ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, J. A. Curso de Derechos Reales, I, pp. 83 y 84.
(*) Bibliografía: SAVIGNY, Tratado de la posesión en el Derecho Romano; JHERING, El fundamento de la protección posesoria (1912); JHERING, La
voluntad en la posesión (1910); SALEILLES, R. La Posesión. Elementos que la constituyen. Su sistema en el Código Civil del Imperio Alemán;
RUSSOMANNO, M. La posesión en los principales Códigos Civiles Contemporáneos-, ESPIN, D. Manual de Derecho Civil español, II, I, p. 19 y
ss'.; CARBONNIER, J. Derecho Civil, II, I, p. 214 y ss.; DE RUGGIERO, R. Instituciones de Derecho Civil, I, p. 803 ss.; PAPAÑO y otros.
Derechos Reales, I, p. 40 y ss.; MAZEAUD, Lecciones de Derecho Civil. Parte Segunda. Vol. IV, p. 138 y ss.; MESSINEO, Francesco. Ob.
cit., III, p. 212 y ss.; AREÁN, Beatriz. Curso de Derechos Reales. Privilegios y Derecho de Retención, p. 104 y ss.; LAFAILLE, Héctor. Curso de
Derecho Civil. Derechos Reales, I, p. 77 y ss.; BASTIDAS, L., La Posesión, p. 6 y ss.; ALLENDE, G., Panorama de Derechos Reales, p. 354 y ss.;
IGLESIAS, J. Derecho Romano. Instituciones de Derecho Privado, p. 312 y ss. (688) PETIT, Eugene. Tratado Elemental de Derecho Romano, p.
255; IGLESIAS, J. Ob. cit., pp. 312 y 313.
(699) JHERING. Ob. cit., p. 191.
(709) SALEILLES hace una aclaración: "esta subordinación y explotación económica no supone necesariamente que se haya realizado un
acto de señorío sobre la cosa, ni siquiera que esta aprehensión sea factible en la
(710) SALEILLES, R. Ob. cit., pp. 130-131.
(718) Cfr. RUSSOMANNO, M. Ob. cit., p. 28.
(726) Ibídem, pp. 38-40.
Teoría subjetiva: X = + c
Y = c Teoría objetiva
(740) SALEILLES. Ob. cit., pp. 277-279.
(751) La palabra "tenencia" proviene del latín, no es romana, pues esta no tuvo terminus technicus para cada una de las nociones fundamentales
de la teoría de la posesión. Así, p. e., la llamada possessio, añadiéndole naturalis {possessio naturalis)\ no obstante, se sirve de la misma
expresión en otro sentido (corporalis possessio, en oposición al animo possidere), no siendo posible saber sino en virtud de las circunstancias
concomitantes, en qué sentido está tomada.
El Derecho actual ha creado la expresión "tenencia", la cual la distingue, poniéndola por encima de su maestra romana. No tiene esta
tampoco expresiones técnicas para una porción de relaciones jurídicas de las más usuales (v. gr., copropiedad, copropietario). En
cambio el moderno derecho ha superado este con un lenguaje científico propio, con lo cual ha mejorado la teoría jurídica romana. La
lengua jurídica de los romanos, fuera de un pequeño número de términos tomados del derecho griego, coincidía con la
(768) PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit, pp. 161 y 162.
(776) PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., pp. 164 y 165.
(791) PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ob. cit., I, p. 215.
(792) Interesante es la definición que da Manuel ALBALADEJO: Como hecho, varias personas poseen a la vez (en común) una cosa (o
derecho), cuando la tienen conjuntamente bajo su poder, es decir, cuando todas ejercen un señorío no exclusivo (sino limitado por el de los
demás), p. 63.
(797) En el Derecho argentino, el artículo 2.400 del Código derogado, consideraba que todas las cosas que están en el comercio son
susceptibles de posesión. Y por cosas entiende solo los objetos materiales susceptibles de tener un valor económico (art. 2.311). Vide.
SALVAT, Raymundo M. Ob. cit., p. 175. Igual ocurre con el artículo 437 del Código Civil español.
(798) Vide. PETIT, E. Ob. cit., p. 257.
(806) Así, TRABUCCHI. Ob. cit, p. 450; MESSINEO, Francesco. Ob. cit, p. 209; HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit, pp. 255 y 256;
CARBONNIER. Ob. cit, p. 225; SALVAT, Raymundo M. Ob. cit, p. 35.
(808) Así, MESSINEO, Francesco. Entiende por posesión de (un) derecho "el ejercicio de hecho correspondiente a uno de los derechos
reales de goce sobre la cosa ajena (concesión ad aedificandum, usufructo, uso, habitación, servidumbre rústica, enfiteusis), o a la prenda,
ya provenga ese ejercicio del titular del derecho limitado o de quien no sea tal. En una y otra hipótesis, la posesión de (un) derecho se
(812) Dig. 43, 17, 1, 2; HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., p. 30.
778
índice general
(814) No son poseedores, sino detentadores o poseedores naturales no protegidos por los interdictos: 1) el comodatario; 2) el arrendatario;
3) el depositario; 4) El usufructuario; 5) el introducido por el Pretor en los bona debitoris ex primo decreto. Vide. IGLESIAS. Ob. cit., p.
316, nota N° 23-
(819) Ley 2a, Tít. 30, Part. III.
(847) AVENDANO advierte: La palabra "derecho" aludía a legitimidad, a pesar de que la relación entre poseedor mediato e inmediato no
supone necesariamente la existencia de una posesión legítima. Cfr. Ob. cit., p. 33.
(862) HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., p. 241.
(879) En igual sentido, CUADROS considera que hay posesión precaria, "cuando el título del poseedor perdió su eficacia, por haberse extinguido sus
efectos; se trata de quien entró como poseedor legítimo y se transforma en poseedor ilegítimo por haberse vencido el plazo o haberse cumplido la
condición resolutoria. En este caso no puede haber buena fe. El poseedor precario por fenecimiento del título es necesariamente de mala fe, desde
el momento en que se extinguió el título, pues sabe que ha expirado su título y que está poseyendo indebidamente". CUADROS VILLENA, Carlos
F. Derechos
(884) ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit., p. 58.
(901) El Código argentino derogado, artículo 2.369 decía: "La posesión es clandestina, cuando los actos por los cuales se tomó o se continuó,
fueron ocultos, o se tomó en ausencia del poseedor, o con precauciones para substraerla al conocimiento de los que tenían derecho
a oponerse".
El Código ecuatoriano, artículo 701 estipula: "Posesión clandestina es la que se ejerce ocultándola a los que tienen derecho para
opnerse a ella".
(*) Bibliografía: HERNÁNDEZ GIL, A. La Posesión, p. 407 y ss.; ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, J. A. Curso de Derechos Reales, I, p. 143 y ss.;
CARBONNIER, J. Derecho Civil, II, I, p. 219 y ss.; DE RUGGIERO. Instituciones de Derecho Civil, p. 839 y ss.; ALLENDE, G. Panorama
de Derechos Reales, p. 359 y ss.; LEVI- TÁN, J. Prescripción adquisitiva de dominio (1979).
(910) Cfr. ÁLVAREZ CAPEROCHIPI. Ob. cit., p. 154.
(918) ARIAS SCHREIBER tiene un parecer distinto, considerando que la redacción de la primera parte del ' artículo 950 es defectuosa,
pues menciona la posesión continua, pacífica y pública que debe hacerse en
calidad de propietario. "Se ha destacado en efecto —agrega— que para usucapir no es necesario poseer como propietario, por lo que
simple y llanamaente la posesión debe tener los caracteres mencionados al comienzo de este párrafo", es decir, continua, pacífica y
pública, simplemente". Vide. Los Derechos Reales en el Código Civil, p. 61. Lo mismo sostiene respecto al artículo 951.
En rigor la mayoría de la doctrina y de la legislación comparadas, están en contra de esta tesis. La usucapión representa una excepción
al sistema objetivista de JHERING.
(929) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. El derecho de propiedad en los bienes muebles, p. 9.
(941) Artículo 464 del Código Civil español: "La posesión de los bienes muebles, adquiridos de buena fe, equivale al título. Sin embargo, el
que hubiese perdido una cosa mueble o hubiese sido privado de ella ilegalmente, podrá reivindicarla de quien la posea.
Si el poseedor de la cosa mueble perdida o sustraída la hubiese adquirido de buena fe en venta pública, no podrá el propietario obtener
la restitución sin reembolsar el precio dado por ella.
(951) MAISCH L. mantiene una postura así: "La posesión actual no hace presumir la anterior, salvo que el poseedor tenga un título como
fundamento de su posesión, en cuyo caso se presume que ha poseído desde la fecha del título...". Ob. cit., pp. 170-171.
(954) En sentido contrario se manifiesta CASTAÑEDA, para quien la accesión solo funciona tratándose de sucesión a título singular, ya
que en la sucesión universal, la posesión se transmite con los mismos caracteres a los herederos; "en realidad no existe transmisión,
porque el heredero continúa la posesión de su causante o de cujus". Vide. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., pp. 110 y 111.
Nosotros pensamos que sí hay transmisión jurídica de la posesión, tal como lo estipula el artículo 660 del código; la posesión material
debe pedirse expresamente.
(957) Dig. Lib. 41, Tít. 2, ley 3, fragmento de PAULO; Dig., 41, 2, 8.
(960) Dig. 41, 2, 1, 21.
(962) Dig. 41,2,51.
(964) Dig. 41,2,3,19.
(965) Dig. 41,3,41.
(967) Ley Ia pr. (41, 2): Quia naturaliter tenetur ab eo qui ei insistet. Véase: nota N° 1 de SALEILLES. Ob. cit., p. 22.
(970) Ley Ia, párr. 21 (tít. 2).
(973) SALEILLES. Ob. cit., p. 28.
(1018) Dig. (VI-1); SALEILLES. Ob. cit., p. 229.
(1032) Según este mismo derecho, conserva la posesión el que abandona el fundo ex necessitate metus. Cfr. IGLESIAS. Ob. cit., p. 321.
(1046) HERNÁNDEZ GIL. Ob. cit., p. 333.
(1051) Dig. 2, 44, 2.
(1054) GAYO, 2, 67; Dig. 41, 1, 3, 2.
(1055) Dig. 41, 2, 23 pr.
(1089) BONFANTE, P. Ob. cit., pp. 123-124.
(1093) Esto hace decir a GAYO: "Trataremos, por último, de las acciones. Al indagar de cuántas clases pueden ser las acciones, veremos que
pueden ser principalmente de dos clases: reales y personales".
"Una acción es personal cuando reclamamos contra el que nos está obligado a causa de un contrato o un delito, es decir, cuando
pretendemos que debe dar, hacer o prestar.
"Es real cuando pretendemos que un objeto corporal es de nuestra propiedad o que un derecho nos compete, p. ej, el de usufructo o
una servidumbre de paso, de vereda, de acueducto, de edificar más alto o de vistas; también cuando nuestro adversario, por su lado,
entabla la acción negatoria para impugnar tal presunto derecho". Cfr. GAYO, Instituía, lib IV, apartados 1, 2 y 3.
(1096) BONFANTE, P. Ob. cit, pp. 135 y 136.
779
(1099) GAYO, 4, 160. Tratado de Derechos Reales
(1101) DE LOS MOZOS, J. L. Ob. cit., p. 12.
(1104) "El cómputo del año se hace hacia atrás, contando desde el día en que se otorga el interdicto: si tú has poseído, p. ej., durante 8 meses,
y yo he poseído con posterioridad durante 7, yo soy preferente, ya que los 3 primeros meses de tu posesión de nada te valen a los
efectos de este interdicto, en cuanto corresponden al año anterior". Vide. IGLESIAS. Ob. cit., p. 325.
(1106) Dig. 43, 17, 1 párr.
(1108) JHERING. Ob. cit., p. 106.
(1109) Cfr. VALENCIA. Ob. cit., pp. 301 y 302.
(1110) Cfr. DE LOS MOZOS. Ob. cit., p. 14; IGLESIAS. Ob. cit., p. 326; VALENCIA ZEA. Ob. cit., p. 301.
(1111) Cfr. DE LOS MOZOS. Ob. cit, p. 15.
(1114) Cfr. VALENCIA. Ob. cit, p. 298.
(1117) Cit. por DE LOS MOZOS. Ob. cit, p. 20.
(1118) DE LOS MOZOS. Ob. cit., p. 24.
(1119) VALIENTE. Ob. cit., p. 115.
(1122) DE LOS MOZOS. Ob. cit, p. 31.
(1123) Cfr. MARIN, P. Sobre la naturaleza jurídica de la posesión en el Derecho español, p. 16.
(1124) Así, SAVIGNY cit. por VALENCIA. Ob. cit., p. 304; DE LOS MOZOS. Ob. cit., p. 36.
(1127) DE LOS MOZOS. Ob. cit., p. 37 y p. 39.
(1128) DE LOS MOZOS. Ob. cit., pp. 41-42.
(1133) Cfr. VALENCIA ZEA. Ob. cit., p. 60.
(1135) PLANITZ, H. Principios de Derecho Privado Germánico, p. 99-
(1138) Cit. por MARÍN. Ob. cit, p. 13.
(1139) MARÍN. Ob. cit, p. 12.
(1140) PLANITZ. Ob. cit., p. 15.
(1146) MARIN. Ob. cit., p. 22. Pero hay en MARIN una contradicción. Si, por una parte defiende la gewere germana —que no solo es
corporal sino ideal, como se ha visto—, a la que se considera más rica que la romana, p. 22, hay que ser coherente en lo tocante a la
noción misma de posesión, que ya no sería de hecho —como cree MARIN, p. 31— sino también un derecho.
(1150) VALENCIA ZEA. Ob. cit., p. 307.
(1157) Cit. por SALVAT, Raymundo M. Ob. cit., p. 329.
(1158) Así también CASTAÑEDA, opina que los interdictos "son los únicos canales destinados a este objeto en nuestro Código Procesal
Civil" (derogado). Ob. cit., p. 127.
(1164) Algunos consideran que el petitorio versa sobre el derecho a la posesión (ius possidendi), o incluso la cuasiposesión. Así, SALVAT,
Raymundo M. Ob. cit., p. 418; CASTAÑEDA. Ob. cit., pp. 137-138.
(1165) SALVAT, Raymundo M. Ob. cit., p. 428.
(1166) Así lo dispone, expresamente, el artículo 2.482, Ia parte, del Código argentino.
(1167) Sobre el tema: SALVAT, Raymundo M. Ob. cit., p. 418 ss.; HEDEMANN. Ob. cit., p. 69; CASTAÑEDA. Ob. cit., pp. 137 y 138;
PEÑAHERRERA. Ob. cit., pp. 171 y 172.
(1170) Los obligacionistas, en su afán de igualar los elementos del derecho real y el derecho creditorio, hablan de un sujeto "activo", lo cual
necesariamente conduce a que haya un "sujeto pasivo", que no viene a ser otro que la colectividad, o sea todos los hombres, quienes
tendrían una obligación de abstención y respeto sobre los bienes de alguien: así, PEÑAHERRERA. Ob. cit., p. 177. Nosotros
recusamos por falsa a esta teoría.
(1171) En el Código argentino derogado, también contra sus sucesores a título particular del despojante, con arreglo al artículo 2.490
reformado por la ley 17.711. Vide. BORDA, G. Ob. cit., pp. 108 y 109-
(1172) En efecto, pareciera que el Código argentino anterior las hubiera considerado acciones personales, lo cual se deduce de algunas
normas: por argumento en contrario del artículo 2.482, 2a parte, dice que luego de usarse de las acciones posesorias, podrá usar después
de la acción real; el artículo 2.757 enumera las acciones reales, callando las posesorias; y el artículo 623 del Código Procesal agrega que,
deducida la acción posesoria o el interdicto, posteriormente solo podrá promoverse a real. Implícitamente, estos textos niegan el carácter de
real a las acciones posesorias e interdictos. Cfr. BORDA, G. Ob. cit., pp. 108 y 109; SALVAT, Raymundo M. Ob. cit., p. 428.
(1175) LAFAILLE, Héctor. Ob. cit, p. 227.
(1177) JHERING, R. La voluntd..., pp. 55 y 56.
(1179) WOLFF, Martin. Ob. cit, p. 85.
(1182) En su redacción original, el artículo 920 tenía el siguiente texto:
"El poseedor puede repeler la fuerza que se emplee contra él y recobrar el bien, sin intervalo de tiempo, si fuere desposeído, pero en
ambos casos debe abstenerse de las vías de hecho no justificadas por las circunstancias".
(1188) Hay que descartar el criterio reinante en el Derecho argentino -y que se basa en el artículo 2.470 del Código de ese país— que entiende
que esta característica "se reduce exclusivamente a las hipótesis de que la justicia no pudiera intervenir, o de que sus auxilios lleguen
demasiado tarde y no puedan ser interpretadas extensivamente". Vide. LAFAILLE, Héctor. Ob. cit., pp. 223 y 224.
(1189) JHERING, El fundamento..., p. 6.
(1192) JHERING. Ob. cit., p. 12.
(1211) PARRA, R. Ob. cit, p. 116.
(1237) ESPÍN, D. Ob. cit, pp. 50-52.
(1257) LAFAILLE, Héctor. Ob. cit., p. 250.
(1260) MESSINEO. Ob. cit., p. 237.
1. Por su finalidad, la acción reivindicatoría tiende a procurar al reivindi
780
índice general
cante la posesión definitiva del bien; el interdicto posesorio restablece
el preexistente estado de hecho (readquisición de la posesión), pero no
perjudica el éxito de la eventual acción petitoria ajena.
(1282) Ejecutoria de El Peruano, 29 de mayo de 1982.
(1309) PEÑAHERRERA, Y. Ob. cit., p. 178.
(1320) VALENCIA ZEA, A. Derecho Civil (1976). T. II, p. 275.
781