Accidente de Tránsito
Accidente de Tránsito
Accidente de Tránsito
NOTA DE RELATORÍA: Sobre los límites del juez de segunda instancia ver
sentencia de 23 de abril de 2009, Exp. 17160, C.P. Mauricio Fajardo Gómez,
sentencia de 6 de abril de 2018, Exp. 46005, C.P. Danilo Rojas Betancourth.
[L]a Sala concluye que la causa adecuada que produjo el hecho dañoso fue la
existencia de una anomalía sobre la vía, cuyas dimensiones eran suficientes para
desestabilizar el vehículo al punto de perder el control (…). En efecto, ante la
magnitud del hueco, la vía debía estar cerrada si no había sido posible su
reparación o, cuando menos, con la señal de tránsito SP-26 que debe instalarse
para advertir a los conductores la proximidad a un hundimiento brusco en la
superficie de la vía, que puede causar daños o desplazamientos peligrosos de los
vehículos. No obstante, el escenario de los hechos no contaba con señales de
tránsito, tal y como lo detalló el informe del accidente.
[S]e presenta una falla del servicio por parte de la entidad a cargo del
mantenimiento, conservación y señalización cuando en las carreteras del país se
presentan huecos, hundimientos u otro tipo de obstáculos al tráfico vehicular, sin
que se advierta el peligro que estos conllevan, por medio de las señales de
tránsito pertinentes, pues el deber de construir carreteras seguras y adecuadas a
los requerimientos del tráfico, trae consigo la obligación de la Administración de
mantenerlas en buen estado y de ejercer el control sobre las mismas.
NOTA DE RELATORÍA: Sobre la falla del servicio por omisión, ver sentencia de
27 de noviembre de 2003, Exp. 14025, C.P. Ramiro Saavedra Becerra, sentencia
del 14 de junio de 2018, Exp. 46668, C.P. Ramiro Pazos Guerrero, sentencia del
26 de noviembre de 2018, Exp. 41940, C.P. Jaime Enríque Rodríguez Navas,
sentencia del 3 de octubre de 2016, Exp 38160, C.P. Stella Conto Díaz del Castilla
sentencia del 23 de abril de 2018, Exp. 56978, C.P. Jaime Enríque Rodríguez
Navas.
[N]o hubo culpa del conductor, (…) la causa adecuada del accidente fue tomar el
hueco, lo cual provocó la pérdida de control del automotor. En efecto, el conductor
no se abstuvo de ejecutar alguna conducta idónea para evitar o aminorar en la
mayor proporción posible el resultado dañino, tal como habría podido ser la
activación de los frenos del vehículo, pues, como se reflejó en el pavimento, la
huella de arrastre da cuenta de la desestabilización provocada por la irregularidad
vial, lo cual se puede observar de los informes de la Policía Judicial. En efecto, en
el caso concreto la causa más próxima y la causa adecuada del daño confluyeron
o concurrieron simultáneamente, pues esta Corporación considera que el incidente
fue en su mayoría producto de la irregularidad protuberante que se encontraba
sobre la vía, incluso la justicia penal consideró que la conducta no podía serle
atribuida al conductor del automotor, pues no fue por su actuar culposo que se
consolidó el daño, sino la existencia de la anomalía mencionada sobre la calzada.
[L]a Subsección estima que existió una falla en el servicio proveniente del Instituto
Nacional de Vías de la falta de mantenimiento vial y, en particular, por el mal
estado de la vía en donde acaeció el siniestro. Así, es claro que fue la omisión la
causa adecuada o eficiente que produjo el siniestro bajo examen, tal como
concluyó el a quo.
NOTA DE RELATORÍA: Sobre los daños morales ver sentencia de unificación del
28 de agosto de 2014, Exp. 31172, C.P. Olga Mélida Valle de De la Hoz, sentencia
del 10 de julio de 2003, Exp. 14083, C.P. María Elena Giraldo Gómez, sentencia
de 30 de junio de 2011, Exp. 19836, C.P. Danilo Rojas Betancourth.
NOTA DE RELATORÍA: Sobre la tasación del perjuicio moral ver sentencias del
10 de septiembre de 2014, Exp. 27771, C.P. Hernán Andrade Rincón y sentencia
del 26 de agosto de 2015, Exp. 33302, C.P. Hernán Andrade Rincón.
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN A
El 18 de octubre de 2005, a las 3:00 a.m., en la vía que conduce de Puerto Berrio
a Puerto Araujo, un bus de servicio público perdió el control al tomar un hueco y se
produjo su volcamiento. Este hecho ocasionó la muerte del conductor y lesiones a
varios ocupantes, entre ellos a la señora María Eloisa Bueno Lizarazo. El siniestro
acaeció, según se afirmó, por el mal estado la vía, la baja luminosidad y la falta de
señalización.
II. A N T E C E D E N T E S
1.- La demanda
1. Lo que se demanda.
Agregó que estaba demostrado que la señora María Eloisa Bueno Lizarazo perdió
el órgano del bazo con ocasión del accidente de 18 de octubre de 2005, mismo
que se produjo por la falta de señalización y mantenimiento de la vía que conduce
de Puerto Berrio a Puerto Araujo en el kilómetro 110+700, hecho que era
imputable al Invías. Así mismo, el a quo desestimó que el daño hubiera sido
causado por la actuación del conductor del bus en el que aquella se transportaba,
puesto que la causa eficiente del mismo fue la presencia de un hueco en la vía, tal
como lo demostraba el croquis del incidente. Así lo dijo:
1 El recurso fue presentado y sustentado el 13 de agosto de 2013, esto es, dentro del término
otorgado para tal fin, habida cuenta de que aquel fenecía ese mismo día.
2 No hubo precisión jurídica, pero entiende la Sala que se refiere al hecho de un tercero.
En el proceso no se logró probar el nexo causal. Las pruebas en las
que el a quo basó la decisión, no son suficientes para establecer de
manera clara y contundente el nexo causal entre el daño y la falla del
servicio.
III. C O N S I D E R A C I O N E S
1.- Competencia
3 Mediante providencia de 22 de enero de 2014, el Tribunal a quo fijó fecha para la celebración de
la audiencia de conciliación, de que trataba el art. 70 de la Ley 1395 de 2010. La diligencia se
celebró el 4 de marzo de 2014 con la comparecencia de las partes, pero la condenada no tuvo
ánimo conciliatorio.
El Consejo de Estado es competente para conocer del presente asunto, por
tratarse de un proceso de doble instancia, en razón de la cuantía, según lo
dispuesto en el artículo 129 del Decreto 01 de 1984, dado que la pretensión mayor
($245.000.000) excede los 500 salarios mínimos mensuales vigentes4 a la fecha
de la presentación de la demanda -18 de octubre de 2007-5.
Previo a abordar el análisis de fondo, para la Sala resulta necesario señalar que
en la impugnación propuesta por la parte demandada se discutió, en concreto, que
el a quo i) se equivocó al decidir de fondo la controversia, puesto que el plazo
estaba caducado; ii) no estaba demostrada la causa eficiente del daño y el iii) el
daño fue causado por el hecho de un tercero.
En ese sentido, la Sala debe destacar que la apelación se encuentra limitada a los
aspectos indicados por la parte en su recurso, en tanto a través de aquel se ejerce
el derecho de impugnación contra una determinada decisión judicial, por lo cual
corresponde a los recurrentes confrontar los argumentos que el juez de primera
instancia presentó para tomar su decisión con sus propias consideraciones, para
efectos de solicitarle al juez de superior jerarquía funcional que decida sobre los
puntos o asuntos que se plantean ante la segunda instancia6. Lo anterior, de
conformidad con lo establecido en la parte inicial del artículo 350 del Código de
Procedimiento Civil, que establece lo siguiente: “El recurso de apelación tiene por
objeto que el superior estudie la cuestión decidida en la providencia de primer
grado y la revoque o la reforme (...)”7.
8
Con todo, se pone de presente que la Nación-Ministerio de Transporte no podían cuestionar la
decisión, pues esta les fue enteramente favorable y, por tanto, no existió agravio que les habilitara
la interposición de recurso alguno
9
López Blanco, Hernán Fabio. Código General del Proceso. Editorial Dupré. Bogotá, 2017. P. 771
10
Consejo de Estado, Sala Plena de la Sección Tercera, providencia de 6 de abril de 2018, exp.
46005, C.P. Danilo Rojas Betancourth.
evento de ser procedente– no solo la condena por perjuicios morales,
sino también por perjuicios materiales en la modalidad de lucro cesante.
Dicho fallo unificador previo al inicio del análisis de los perjuicios, afirmó:
Para la Sala, por un aspecto meramente práctico y con el ánimo de dar claridad a
los puntos que se abordarán en la providencia, analizará el material probatorio que
resulta relevante para resolver el caso puesto a su consideración, así:
El señor Marcos Ramiro Aguilar murió en el accidente de tránsito. Por esta razón,
la investigación penal iniciada por el delito de homicidio culposo fue inhibitoria y,
posteriormente, archivada (fls. 185-186, 187, 188, 207-209 c. 1).
En efecto, el 10 de noviembre de 2006, la Fiscalía Segunda Seccional de
Chimitarra -Santander- profirió resolución inhibitoria de la causa iniciada por
homicidio culposo en contra del conductor del automotor siniestrado. Con este fin,
expresó lo siguiente:
13Vale precisar que, en otras pruebas, se referencia que murieron 3 personas en el incidente.
Entre ellas el conductor del vehículo.
Panamericana que de Puerto Araujo conduce a Puerto Berrio y que
ante el cansancio del conductor, quien tenía varias horas al volante, y la
hora del acontecimiento (madrugada), estas circunstancias hicieron que
perdiera el control del automotor que conducía, e ir a dar a un abismo
quedando completamente inservible (…).
Como consecuencia de dicho accidente, ese mismo día la señora María Eloisa
Bueno Lizarazo ingresó, por urgencias, al Hospital General de Medellín. El
diagnóstico inicial fue de un “trauma cerrado de abdomen”, producido por el
“accidente de tránsito, como pasajera, de un bus que volcó por un abismo” (fol. 36
c. 1).
5. Caso concreto
Con todo, si bien se estableció que la vía era recta y plana, lo cierto es que en
el informe de tránsito se consignó que presentaba varios huecos -entre ellos el
que desestabilizó el automotor-, estaba húmeda, no tenía iluminación y mucho
menos señales de tránsito. Por lo anterior, si bien no se desconocen las otras
características de la vía, como lo eran la falta de señalización e iluminación -
dada la hora del incidente-, lo cierto es que para la Sala es pasible concluir que
la causa adecuada del incidente fue el mal estado de la vía y, en concreto, la
presencia de un hueco profundo sobre la calzada.
En efecto, ante la magnitud del hueco, la vía debía estar cerrada si no había sido
posible su reparación o, cuando menos, con la señal de tránsito SP-26 que debe
instalarse para advertir a los conductores la proximidad a un hundimiento brusco
en la superficie de la vía, que puede causar daños o desplazamientos peligrosos
de los vehículos14. No obstante, el escenario de los hechos no contaba con
señales de tránsito, tal y como lo detalló el informe del accidente.
En esa medida, se ha entendido que se presenta una falla del servicio por parte de
la entidad a cargo del mantenimiento, conservación y señalización cuando en las
carreteras del país se presentan huecos, hundimientos u otro tipo de obstáculos al
tráfico vehicular, sin que se advierta el peligro que estos conllevan, por medio de
las señales de tránsito pertinentes15, pues el deber de construir carreteras seguras
y adecuadas a los requerimientos del tráfico, trae consigo la obligación de la
Administración de mantenerlas en buen estado y de ejercer el control sobre las
mismas16.
14Las señales preventivas, como la SP-26, tienen por objeto advertir al usuario de la vía sobre la
existencia de una condición peligrosa, su naturaleza y sus características están definidas en el
manual de dispositivos para la regulación del tránsito en calles y carreteras, proferido por el
Ministerio de Transporte a través de la Resolución 1050 de 2004.
15 Al respecto, la Corporación ha manifestado lo siguiente:
“Por otra parte, es de anotar que siempre se ha reconocido la necesidad obligatoria de colocación
de señales de tránsito en las vías, tanto en zonas urbanas como rurales, no solo por cuanto que la
omisión de ese deber determina la responsabilidad a la Administración Pública en caso de
accidentes, sino porque a través de esas señales se recuerda a los usuarios de las carreteras la
obligación de atender las prescripciones contenidas en las normas legales y reglamentarias
expedidas para regular el complejo fenómeno del circulación, donde no solo se les exige destreza,
pericia, prudencia, sino que además, la concientización de los riesgos que conlleva el hecho mismo
de conducir un vehículo, como el del automatismo de los conductores que se familiarizan con la vía
o con su carro”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
sentencia de 27 de noviembre de 2003, expediente 14.025.
16 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencias del 14
de junio de 2018, exp. 46.668; del 26 de noviembre de 2018, exp. 41.940; del 3 de octubre de
2016, exp 38.160 y del 23 de abril de 2018, exp. 56.978.
acuerdo al croquis del accidente que el hecho se produjo por un caso fortuito o
fuerza mayor como es el hueco presentado en la vía” (fls. 207-209 c. 1).
En esa medida, las probanzas indican que la causa adecuada del accidente
fue tomar el hueco, lo cual provocó la pérdida de control del automotor. En
efecto, el conductor no se abstuvo de ejecutar alguna conducta idónea para
evitar o aminorar en la mayor proporción posible el resultado dañino, tal como
habría podido ser la activación de los frenos del vehículo, pues, como se reflejó
en el pavimento, la huella de arrastre da cuenta de la desestabilización
provocada por la irregularidad vial, lo cual se puede observar de los informes
de la Policía Judicial.
17
“El fundamento de esta doctrina, que tuvo gran predicamento en Inglaterra, fue enunciado en el
siglo XVI por el filósofo Francis Bacon, en un conocido pasaje de las Maxims of law, quien sostuvo
que sería para el derecho una tarea infinita detenerse en las causas de las causas y las influencias
de unas sobre otras, en una concatenación interminable. Basta, pues, considerar la causa
inmediata –proximate cause– juzgando las acciones según esta última y sin necesidad de
remontarse a un grado más distante –too remote-. Habrá relación de causa-efecto –dice Marty- si
el hecho culpable ha precedido inmediatamente a la realización del daño”. GOLDENBERG, Isidoro
“La relación de causalidad en la responsabilidad civil”, Ed. Astrea, Buenos Aires, reimpresión,
2011, pág. 25.
18
“El concepto de causalidad adecuada implica, pues, el del regularidad, apreciada de conformidad
con lo que acostumbra a suceder en la vida misma. Es decir, para que exista relación causal,
según la interpretación que comentamos, la acción tiene que ser idónea para provocar el efecto
operado, tiene que determinarlo normalmente… A fin de establecer la vinculación de causa efecto
entre dos sucesos, es menester realizar un juicio retrospectivo de probabilidad, cuya formulación
es la siguiente: ¿la acción u omisión que se juzga era per se apta o adecuada para provocar
normalmente esa consecuencia?” GOLDENBERG, I. Op. Cit. Pág. 32 y 33.
19
Cf. Cámara Primera de Apelaciones de La Plata, Argentina, sentencia del 29 de octubre de 2009,
causa n.° 252.450, Gasparetto Ernesto / Pandolfi Cristian Antonio.
producción del daño, puesto que el material probatorio es huérfano en
establecer esas circunstancias de hecho.
Para la Sala es importante resaltar que no todas las circunstancias que anteceden
a la producción del daño son causas directas del mismo, como se plantea en la
teoría de la equivalencia de las condiciones20; es un sinsentido otorgarle igual
importancia a cada hecho previo a la producción del daño, pues lo relevante es
identificar cuál acción u omisión fue la causa determinante, principal y eficiente del
hecho dañoso. De lo contrario, se llegaría al absurdo de que la consecuencia o
menoscabo, sería la sumatoria de todos los antecedentes, lo que generaría un
retorno al infinito.
Tampoco puede considerarse que todos los antecedentes del daño son
jurídicamente causas del mismo, como se propone en la teoría de la
equivalencia de condiciones, o de la causalidad ocasional expuesta por
la Corte Suprema de Justicia en sentencia del 17 de septiembre de
1.935, según la cual: ‘en estos casos si la persona culpable se hubiera
conducido correctamente, el perjuicio no habría ocurrido’, a la cual se
refiere también un salvamento de voto del Dr. Antonio J. de Irisarri del 8
de octubre de 1986 (exp. 4587), en el cual se expresa que: ‘con fines
simplemente analíticos, para verificar esa relación de causa a efecto,
puede examinarse qué ocurriría o habría ocurrido, si el suceso - causa
no se hubiera dado. Si la respuesta es en el sentido de que el efecto no
habría sucedido, ha de admitirse que aquél sí constituye causa de éste,
porque justamente para que el efecto se dé en la realidad, tiene que
ocurrir aquél. En la hipótesis contraria no existiría relación esa relación
de causalidad’.
20
“Como lo indica su propia denominación, para dicha teoría todas las condiciones son del mismo
valor (equivalentes) en la producción del daño (Aequivalenztheorie). No cabe, por consiguiente,
hacer distinciones, todas son indispensables, de modo que si faltase una sola no habría acaecido.
Cada condición –se afirma- origina la causalidad de las otras y el conjunto determina el evento
causa causae est causa causati. Como la existencia de éste depende de tal punto de cada una de
ellas, si hipotéticamente se suprimiese alguna (condicio sine qua non) el fenómeno mismo
desaparecería: sublata causa tollitur effectus.
En consecuencia –sostiene von Buri-, dada la indivisibilidad material del resultado, cada una de las
condiciones puede considerarse al mismo tiempo causa de “todo” el desenlace final. Es suficiente,
pues, que un acto haya integrado la serie de condiciones desencadenantes del efecto dañoso para
que pueda juzgar que lo causó. Por lo tanto, se concluye, para la atribución de un hecho a una
persona es suficiente que ella haya puesto una de las condiciones necesarias para su
advenimiento”. GOLDENBERG, Isidoro. Op. Cit. Pág. 16.
21
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de septiembre de 1997, exp. 11.764, C.P.
Carlos Betancur Jaramillo.
Tal posición llevaría a que en el clásico ejemplo citado por José Melich,
el sastre que retrasa por negligencia la entrega de un abrigo de viaje,
tendría que responder por el accidente ferroviario que sufrió su cliente
que debió por tal motivo aplazar su viaje. Como lo señala el doctor
Javier Tamayo Jaramillo: ‘deshumanizaría la responsabilidad civil y
permitiría absurdamente, buscar responsables hasta el infinito’.
indemnización tiene un carácter satisfactorio, toda vez que -por regla general- no es posible
realizar una restitución in natura, por lo que es procedente señalar una medida de satisfacción de
reemplazo, consistente en una indemnización por equivalencia dineraria. Al respecto puede
consultarse el criterio doctrinal expuesto por RENATO SCOGNAMIGLIO, en su obra El daño moral.
y no reparatoria del daño causado y que los medios de prueba que para el efecto
se alleguen al proceso pueden demostrar su existencia pero no una medida
patrimonial exacta frente al dolor; por tanto, corresponde al juez tasar
discrecionalmente la cuantía de su reparación, teniendo en cuenta los criterios
generales contemplados por la Sala Plena de la Sección Tercera, en las
sentencias de unificación jurisprudencial sobre la indemnización de perjuicios
morales derivados de lesiones a una persona, proferidas el 28 de agosto de
201426.
Así mismo, la doctrina ha considerado que los daños morales son “esos dolores,
padecimientos, etc., que pueden presentarse solamente como secuela de los
daños infligidos a la persona. Que no son entonces daños propiamente dichos, y
que por otra parte, constituyen un sacrificio de intereses puramente morales, que
justifican una extensión del resarcimiento, esta vez con función principalmente
satisfactoria”28.
unificación proferida el 28 de agosto de 2014, expediente 31.172, M.P.: Olga Mélida Valle de De la
Hoz.
27 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 10 de
julio de 2003, expediente número 14083, M.P.: María Elena Giraldo Gómez, criterio reiterado por la
Subsección B de esa misma Sección en sentencia de 30 de junio de 2011, expediente número
19836, M.P.: Danilo Rojas Betancourth.
28 SCOGNAMIGLIO Renato. El daño moral. Contribución a la teoría del daño extracontractual. trad.
Huelga aclarar que para el reconocimiento del perjuicio moral derivado de lesiones
deberá tenerse en cuenta “la valoración de la gravedad o levedad de [aquella]
reportada por la víctima”30, para lo que se tendrán en cuenta los siguientes
parámetros:
GRAFICO No. 2
REPARACION DEL DAÑO MORAL EN CASO DE LESIONES
unificación proferida el 28 de agosto de 2014, expediente 31.172, M.P.: Olga Mélida Valle de De la
Hoz.
31 En similar sentido se pronunció la Subsección en sentencia de 13 de noviembre de 2013, Exp.
34.205, cuando se aseguró que “la tasación de este perjuicio, de carácter extrapatrimonial, dada su
especial naturaleza, no puede ser sino de naturaleza compensatoria, razón por la cual,
corresponde al juzgador, con fundamento en su prudente juicio establecer el valor que
corresponda, para cuyo propósito debe tener en cuenta la naturaleza y la gravedad de la aflicción y
de sus secuelas, de conformidad con lo que se encuentre demostrado en el proceso”.
Así pues, conviene advertir que en el sub judice no obra prueba del porcentaje
de pérdida de capacidad laboral de la señora María Eloisa Bueno Lizarazo con
ocasión de la pérdida del órgano bazo en los hechos ocurridos el 18 de octubre
de 2005; no obstante, aquellas no constituyen una tarifa legal para acreditar la
magnitud de la lesión, por lo que, ante su ausencia, deberá tenerse en cuenta
cualquier otro medio probatorio que permita determinar la gravedad o levedad
del daño32.
32 Sentencia de unificación jurisprudencial del 28 de agosto de 2014, exp. 31.172, M.P.: Dra. Olga
Mélida Valle de De la Hoz. “La gravedad o levedad de la lesión y los correspondientes niveles se
determinarán y motivarán de conformidad con lo probado en el proceso”.
33 En similar sentido se ha pronunciado la Subsección en sentencias del 10 de septiembre de 2014,
exp. 27.771 y 26 de agosto de 2015, exp. 33.302, M.P.: Hernán Andrade Rincón.
34 De conformidad con el registro civil, la actora nació el 7 de marzo de 1980.
es decir, la víctima puede conducir su vida sin una afectación que le impida
desenvolverse en el contexto físico y social35 (fol. 26 c. 1).
En ese entendido, la Sala considera que el perjuicio causado a la señora María
Eloisa Bueno Lizarazo, de acuerdo a lo probado en el plenario, se cuantificó en
exceso, dado que tocó casi el tope indemnizatorio a cuando existe una perdida de
capacidad laboral por encima del 50% o, cuando, por ejemplo, acaece la muerte la
víctima. Además, la parte actora no hizo ningún esfuerzo probatorio dentro del
expediente mas allá que probar la extracción del órgano bazo, circunstancia que
impide determinar en qué medida, de acuerdo a supuestos técnicos, dicha
afectación afectó a la señora María Eloisa Bueno Lizarazo. Por esta razón, se
considera pertinente reducir el monto de la indemnización a 45 SMMLV, lo que
amerita la modificación del fallo de primera instancia por este perjuicio36.
35 “El bazo es un órgano que se encuentra en su costado izquierdo, por arriba del estómago y
debajo de las costillas. Tiene el tamaño aproximado de su puño. El bazo forma parte del sistema
linfático, que combate las infecciones y mantiene el equilibrio de los líquidos del cuerpo. Contiene
los glóbulos blancos que luchan contra los gérmenes. El bazo también ayuda a controlar la
cantidad de sangre del organismo y destruye las células envejecidas y dañadas. Algunas
enfermedades pueden provocar una inflamación del bazo. Los traumatismos también pueden
lesionar o romper el bazo, especialmente si ya está inflamado. Si el bazo se encuentra muy
afectado, es posible que sea necesaria una extirpación quirúrgica. Se puede vivir sin el bazo. Otros
órganos, como el hígado, harán algunas de las funciones del bazo. Sin embargo, sin el bazo, el
cuerpo perderá parte de su capacidad para combatir las infecciones”. Harry S. Jacob, MD, DHC,
University of Minnesota Medical School, enero de 2020, publicado en
https://www.merckmanuals.com/es-us/hogar/trastornos-de-la-sangre/trastornos-
espl%C3%A9nicos/introducci%C3%B3n-al-bazo.
36En similar sentido se pronunció la Sección Tercera en sentencia de unificación del 28 de agosto
de 2014, exp. 28.832, M.P.: Danilo Rojas Betancourth. “Así pues, en la medida en que las lesiones
padecidas por el señor Sholten corresponden a lesiones que no sólo eran de carácter reversible
sino que, efectivamente, fueron revertidas en el marco de la atención médica garantizada por la
demandada y que la víctima tuvo que soportarlos por un período relativamente corto en
comparación con lesiones graves de carácter permanente que una persona joven tendría que
soportar a lo largo de sus años de vida, se considera proporcionado reconocer una indemnización
correspondiente a la décima parte de lo que se otorgaría por las lesiones de mayor gravedad de
carácter permanente -100 smlmv-, esto es, diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes”.
Además, también puede consultarse la sentencia de esa misma fecha, exp. 28.804. M.P.: Stella
Conto Díaz del Castillo.
En este punto, cabe advertir que esta Subsección ha señalado que el
reconocimiento de perjuicios materiales dependerá de las probanzas del proceso,
en este caso, de lo que la demandante logre demostrar que debió asumir como
consecuencia de la lesión que sufrió en el accidente de tránsito acaecido el 18 de
octubre de 2005.
NOVENO: Se deja constancia de que esta providencia fue aprobada por la Sala
en la fecha de su encabezado y que se suscribe en forma electrónica mediante el
aplicativo SAMAI, de manera que el certificado digital que arroja el sistema permite
validar la integridad y autenticidad del presente documento en el
link http://relatoria.consejodeestado.gov.co:8081/Vistas/documentos/evalidador.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
Firmado electrónicamente