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Eros en El Aula. Diálogos Con YMAR - Miguel Escobar Guerrero

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Eros en el aula.

Diálogos con YMAR

Miguel Escobar Guerrero


En los últimos meses, antes del fallecimiento del doctor Fernando
Martínez Salazar, tuve la oportunidad de decirle lo mucho que con él
había aprendido expresándole, con mucho cariño y gratitud, que
estaba haciendo todo lo posible por divulgar con más amplitud sus
investigaciones sobre psicoanálisis aplicado a lo social. Hicimos
muchas cosas juntos, él me enseño a “leer” la realidad desde el
inconsciente para completar la que había aprendido a “leer” desde
la parte consciente con Paulo Freire. Con Fernando comenté en
varias ocasiones éste libro, él sabía que aquí estaba presente y poco
antes de su partida, cuando le dije que posiblemente se publicaría en
España, me miró diciéndome: si salgo de esta enfermedad espero que
podamos juntos celebrar la publicación. Gracias Fernando por
haberme enseñado a expresar los afectos.
Miguel

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Índice
(Siguiendo los poemas)

Introducción, p. 4

Tu caminar, p. 17
No detengas tu paso, p. 18
Mariposa, eternidad de lo efímero, p. 19
Tu silencio, p. 25
Maestro, p. 34
Dime tú, p. 35
Nada, p. 39
Encontré mi lugar, p. 62
El faro, p. 69
Tus encantos, p. 70
Sobre tu cuerpo, p. 75
Versos al amor, p. 83
Por un mañana, p. 85
Pedagogía erótica, p. 93
Primavera, p. 101
Canto II, p. 106
Extraño, p. 118
Humedad, p. 122
Amar, p. 125
Adiós, p. 131
Renacer, p. 134

EPÍGOGO: Nosotras en la construcción de YMAR, p. 135

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INTRODUCCIÓN: LA PALABRA ES MUNDO EN LLAMAS.
EL TRABAJO DEL AMOR Y EL COMPROMISO CON EL CONOCIMIENTO

A la letra incendiaria le habremos consentido el derecho a incendiar.


Edmond Jabès: El libro de los márgenes I.

El camino del ser (ser camino)

Un camino, pues, que no es meta alguna, sino esfuerzo y crítica, deseo de


conocimiento e inconformidad con un lenguaje que, aunque sancionado con siglos
de historia, requiere, para serlo, la incesante e inagotable seguridad del tiempo de la
mente, del tiempo del lector y de la inteligencia de su siempre inconcluso
significado.
Emilio Lledó: El surco del tiempo

Tuve ocasión de conocer a Miguel Escobar en la ciudad de Valencia (España) cuando vino a
impartir un taller en el Seminario Internacional de Formación de Personas Adultas en octubre de
2002. Ya entonces me sorprendió su manera de concebir la enseñanza y de gestionar el espacio del
aula, así como sus lúcidos análisis de psicopolítica aplicados a un tablero internacional, disfrazado
de “nuevo orden”, que a partir del 11 de septiembre (la misma fecha en la que nació Adorno para
advertirnos que la principal misión de la educación ha de consistir en “que no se repita
Auschwitz”), nos había mostrado las miserias y las mentiras del traje invisible del emperador. En
aquel taller, Miguel dio lo mejor de sí para regresarnos a la vinculación social, al sentido de
pertenencia a la comunidad en un mundo hostil. En aquellos días se ganó, con su palabra
incendiaria, su derecho a incendiar, o si se prefiere, su derecho a encender, a iluminar nuestras
conciencias, con el “dolor de la lucidez”, cambiando la llama del horror por la llama del amor.

Tal es el telón de fondo de este texto, que denuncia las consecuencias terribles y las perversiones de
una modernidad tardía que acaba reificando a la humanidad al reducirla a mero objeto, a mero

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medio, a simple cosa. (Tener) más no es (ser) mejor, se nos recuerda una y otra vez en este diálogo
a dos voces, con un mensaje aparentemente tan sencillo, pero a la vez tan difícil de interiorizar
frente a esos estímulos dominantes que nos invitan cotidianamente a la depredación consumista
(por ejemplo, a ir de compras) o a distraernos (por ejemplo, frente a la pantalla del televisor),
convirtiendo nuestro mundo en una gran superficie comercial, en una suerte de parque temático
humano, donde todo vale (no hay reglas para el libre mercado, que permite que circule el dinero
con mayor libertad e impunidad que millones de personas calificadas de “ilegales”) porque nada
tiene valor (todo ha sido devaluado).

Como todo autor con conciencia de clase, Miguel reconoce abiertamente sus orígenes académicos e
intelectuales. Y aquí, como en el resto de sus obras, se reconoce heredero, entre otras influencias,
del pensamiento de Paulo Freire, con quien mantuvo una larga amistad. Así lo hace explícito en sus
obras más recientes: Pensar la práctica para transformarla. Freire y la formación de educadores
de adultos (2001) y Globalización y utopía (2001), este último en colaboración con Hilda Varela.
Fui obsequiado con ambos títulos durante su estancia en Valencia, gesto al que respondí con el
regalo, por mi parte, de Ciudadanía y Educación. Lecturas de imaginación sociológica (2002), y
más adelante, aprovechando nuestro encuentro en México, con Márgenes de la educación. La lucha
por la claridad (2004). Todos estos títulos comparten, con estilos y enfoques propios, “lugares
comunes”: esas viejas preguntas que, al decir del protagonista de la película homónima, nos
seguimos formulando desde las primeras perplejidades de la humanidad.

A partir de ese primer encuentro, ambos hemos mantenido una conversación amistosa on line,
intercambiando ocupaciones y preocupaciones, compartiendo palabras y experiencias educativas.
También la profesora Magdalena López ha participado de manera activa en esta conversación, tras
su encuentro con Miguel durante la estancia que realizó en México para llevar a cabo una
investigación social, y de manera decisiva en este proyecto, por el que apostó desde el primer
momento. De manera que, en estas encrucijadas, en estos cruces de caminos, hemos ido establecido
algunos puentes y acortando distancias. Este libro, pues, tiene mucho de camino –de ser camino y
del camino del ser– así como de distancias cortas.

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Metáforas sobre (volando) el mar

One blood
One blood only
Liquid soul
Sign of time, darkest light

Lila Downs: Una sangre

Entre febrero y marzo de 2005 participé como docente en una maestría de Sociología de la
Educación en el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación (IMCED), en la bellísima
ciudad de Morelia. Un largo vuelo de cerca de dieciséis horas da para mucho, por ejemplo, para
leer la última novela de García Márquez, Memoria de mis putas tristes, que también tuvo algo de
anticipación, como después se verá. Lo que sigue son algunos fragmentos de las primeras
anotaciones del cuaderno de viaje a México que realicé entre el 24 de febrero y el 7 de marzo.
Tomadas en el vuelo de partida, son hasta cierto punto premonitorias de algunas de las figuras
literarias que cobran una importancia notable en el libro que estás a punto de leer.

No hay ventura sin aventura. (…) Cuando se alcanza una determinada altura, la velocidad es
lentitud, el movimiento es quietud; el ruido, un silencio sordo. (…) Ya no nieva, y los ocres
salpican el blanco. Hay un pacto entre la tierra y el cielo (…) Sobrevuelo:/las nubes/ son el suelo.
(…) La playa traza una frontera entre la tierra y el mar. Pero vista desde lo alto, tierra y mar son
dos continentes, similares, continuos: como una piel que envuelve la superficie con telas de
diferentes texturas. (…) Ahora, el Atlántico es un horizonte blanco: no hay arriba ni abajo. El sol
acompaña la mano que escribe “el sol”. No hay arriba ni abajo: ¿Y antes y después? ¿Y cerca o
lejos? ¿Y tú o yo? En el límite, mis pensamientos… Mis pensamientos se dirigen a vosotros dos, P.
y A., desde esta cámara de vacío, desde este vuelo que es fragilidad y firmeza, azar y necesidad,
ignorancia y aprendizaje. (…) Seguimos sobrevolando el océano, sumando (¿o tal vez restando?)
horas, minutos y segundos en esta velocidad estática. Por debajo, prosigue el mar, que parece no
tener fin. Recuerdo una frase épica, aprendida en la adolescencia, cuando todavía se aprendía
griego –en un mundo ya extinguido– y el profesor, con nombre de resonancias clásicas, Horacio,
declamaba las palabras de Jenofonte con énfasis: “Thalasa, thalasa” (¡el mar, el mar!). Y entonces,

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el mar son también los pensamientos, que vienen y van, como las olas, muriendo y renaciendo a
cada instante. El mismo y siempre distinto. Nuestras vidas, como la corriente o el flujo de los
pensamientos, “que van a parar al mar”. (…) Aquí arriba sigue siendo de día. Estamos dando la
vuelta a medio mundo, persiguiendo al sol, y el tiempo se estira, se encoge, con el ritmo de un
latido, jugando con nuestros conceptos y percepciones. En dirección hacia el Pacífico: ayer es hoy;
regresando del Pacífico al Mediterráneo: hoy es mañana.

Hasta aquí las notas de viaje. Antes de mi estancia académica en Michoacán, ya había concertado
con Miguel un breve encuentro en el aeropuerto de México, donde disponía de algunas horas de
escala antes de emprender el vuelo de regreso a mi país. Miguel me recibió con generosidad y allí
pudimos charlar algunas horas –que pasaron como minutos– sobre algunos temas comunes, entre
otros, sobre el libro que la lectora o el lector tiene en sus manos. De manera que estos apuntes
meramente biográficos no son triviales, pues contribuyen a explicar en alguna medida el sentido de
este trabajo.

Los aeropuertos, como cualquier otro “no lugar” tienen una dimensión simbólica que no conviene
despreciar. Con Miguel estuve charlando en ese espacio que sitúa a los pasajeros en tránsito en una
suerte de zona franca o “limbo” entre lo local y lo internacional, entre el cielo y la tierra, entre el
pasado que abandonamos y el presente que nos acoge, entre la realidad y la magia, entre lo
consciente y lo inconsciente. El escritor y filósofo George Santayana tituló uno de sus más
afortunados libros Diálogos en el Limbo, y este es precisamente el lugar donde Dante situaba a los
poetas en su Divina Comedia. Y algo, o mucho, de poesía contiene también este libro. En Morelia,
ya no se si casualmente o causalmente, disfruté de la magnífica novela de Michel Tournier Viernes
o los limbos del Pacífico (1984), que me prestó Álvaro Estrada para acompañar mis noches
morelianas. El profesor Estrada, quien facilitó mi estancia en México, es un lector entusiasta de
Spinoza (al que luego me referiré) y un experto en la obra de Juan Rulfo, cuyos Pedro Páramo y El
llano en llamas (que remite, en un nuevo juego de resonancias, al título de esta introducción, que a
su vez es parte de la cita de Edmond Jabès) tiene no poco de construcción narrativa en otra suerte
de limbo, esa encrucijada entre la vida y la muerte, entre la realidad y la apariencia.

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De modo que si hablamos de limbo como de no lugar en el fondo estamos hablando del significado
de la palabra “utopía”, cuya etimología nos remite precisamente al prefijo “u” (no) y al sustantivo
“topo” (lugar). Un no-lugar no tiene por que ser, como se nos hace creer habitualmente, un im-
posible, sino más bien un espacio por inventar o recrear, pensar o imaginar, conquistar o
materializar: es decir, una potencia de sí, un ámbito de posibilidades abiertas, un proceso en curso.
(Por cierto, y de nuevo podemos elevar la anécdota a categoría, el autobús que me transportaba
diariamente desde la Loma de Santa María a Morelia para impartir mis clases llevaba el nombre de
“Utopía real”). En la charla que mantuvimos en el aeropuerto pudimos, pues, proyectar la
concreción de este libro. Lo que “allí-entonces” fue imaginado es lo que “aquí-ahora” tienes en tus
manos.

Tradición y heterodoxia

En nuestros sueños hemos visto otro mundo. Un mundo verdadero, un mundo


definitivamente más justo que en el que ahora andamos. Vimos que en este mundo
no eran necesarios los ejércitos, que en él eran la paz, la justicia y la libertad tan
comunes como que no se hablaba de ellas como de cosas lejanas, como quien
nombra pan, pájaro, aire, agua, como quien dice libro y voz, así eran nombradas las
cosas buenas de este mundo. Y en este mundo eran razón y voluntad el gobierno de
los demás, y eran los que mandaban gentes de bien pensar; mandaban obedeciendo,
no era ese mundo verdadero un sueño del pasado, no era algo que venía de nuestros
antepasados. Era de adelante que venía, era del siguiente paso que dábamos.

EZLN: Chiapas: La palabra de los armados de verdad y fuego

En más de un sentido, este libro en realidad es la prolongación, el punto y seguido, de una


conversación, que el autor ha venido manteniendo con muchas de las personas (entre las que tengo
la fortuna de encontrarme) que ha conocido a lo largo de su dilatada trayectoria. Recoge, por ello
mismo, lo mejor de la tradición del pensamiento occidental, pero también va más allá de ella.
Miguel Escobar no solo recupera la forma y la fórmula de los diálogos platónicos, sino que la
recrea y la actualiza para la comunidad de lectores del momento. Como los diálogos platónicos, el
diálogo que nos ofrece Miguel es un diálogo en y para el conocimiento, que en este caso rinde un

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homenaje explícito al psicoanalista Fernando Martínez, y cuyas lecciones aplicadas al campo de lo
social son constantes en esta obra, así como al maestro Freire –y a cuantos compañeros de viaje lo
han guiado en su itinerario–, como Platón hiciera con Sócrates. Al mismo tiempo, y haciéndose eco
de la acepción más noble del término, Miguel Escobar concilia la interpretación dialógica de la
realidad con su fuente más genuina en la dialéctica. Sin embargo, a diferencia de la reflexión
peripatética de los filósofos griegos, vehiculada por el ejercicio del caminar, la reflexión de Miguel
está mediada en esta ocasión por una nueva versión del caminar: por el ejercicio del navegar. El
autor, en esta ocasión, “navega” tanto literalmente como simbólicamente. Literalmente, porque no
duda en recurrir a uno de los procedimientos de comunicación cada vez más frecuente: el correo
electrónico a través de esa red de redes que proporciona internet. Simbólica o metafóricamente,
porque se adentra en las profundidades del mar, encarnado en la figura arquetípica de YMAR, la
mujer con la que entra y se adentra –se aventura– en el conocimiento. YMAR es expresión del
deseo, personificación de Eros, matriz original y fuente de vida, utopía y realidad. El diálogo con
YMAR se despliega, además, con una cadencia similar a las olas del mar: sin cesar, siempre
recomenzando, rompiendo en la orilla una y otra vez, en un eterno retorno que supera la tiranía del
tiempo, y que de paso muestra la convergencia de tradición y modernidad, de pasado y presente.
Porque además estamos ante un texto que, sin duda, es contemporáneo sin dejar de ser
extemporáneo, en la medida en que las referencias continuas a las circunstancias del momento –la
insurgencia zapatista, las respuestas altermundistas, la denuncia al imperialismo– apuntan al
corazón de aquellas cuestiones centrales que constituyen la gran cadena del ser y a los anhelos de la
humanidad en pos de lo que Raymond Williams llamó la “larga revolución”.

Por otra parte, si este diálogo socrático se muestra ortodoxo en tanto que recrea una forma canónica
de pensamiento filosófico, no es menos heterodoxo si nos atenemos a la radicalidad de su
propuesta. Porque lo que plantea abiertamente Miguel en su texto es, ni más ni menos, una cuestión
de lucha política: repolitizar la educación, armarla de tanta razón como pasión. Para el autor, “el
conocimiento es lucha” y “el acto educativo es la manifestación de los deseos a la conquista de
utopías”. Porque el conocimiento no se entrega, no se delega, no se regala; más bien, el
conocimiento se conquista en un combate que quizá sea tan inútil, como necesario, y en el que los
adversarios –que no enemigos– luchan hasta su propia muerte, hasta la muerte de su “pequeño yo”,
para transformarse en otros de sí mismos, para desprenderse de su ego-ismo. Cuando Miguel

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Escobar reivindica la voz frente al silencio impuesto, está reclamando la letra viva, la metáfora
viva, frente a la letra muerta: esa retórica cínica y pornográfica que vende a saldo “guerras
preventivas”, “de baja intensidad”, o “efectos colaterales”, o que invoca, como en un spot
publicitario, operaciones de “libertad duradera” o de “justicia infinita”. Desde la vieja dialéctica del
amo y del esclavo, Miguel se suma a la causa, a los trabajos de amor (quizá perdidos, pero no
derrotados) para devolver la voz, y el grito liberador, a los sin voz, para restituir el poder a los
desposeídos, la libertad a los secuestrados bajo coartadas y alambradas mentales, la paz a los que
viven en guerra consigo mismo y siembran de minas y de arsenales su propia parcela para
protegerse de los fantasmas que ellos mismos han generado con políticas de temor y temblor.

Parece que en esta era de cálculo y beneficio da vergüenza hablar –alto y claro– de amor, como si
fuera algo meramente emocional. Y es que en la gran superficie del mercado mundial, el amor no
genera mercancías, ni ganancias, ni posesiones: antes bien, nos libera de todas ellas, nos hace –
como rezaba el título de una cartilla de alfabetización– un poco más libres, se enfrenta directamente
al temor a la propia libertad.

Paseo por el amor y la muerte

Vivir dispuesto al vuelo, presto a cualquier partida. Es el futuro inimaginable, el


inalcanzable futuro de esa promesa de vida verdadera que el amor insinúa en quien
lo siente. El futuro que inspira, que consuela del presente haciendo descreer de él;
que recogerá todos los sueños y esperanzas, de donde brota la creación, lo no
previsto. Es la libertad sin arbitrariedades. El que atrae el devenir de la historia que
corre en su busca. Lo que no conocemos y nos llama a conocer. Ese fuego sin fin
que alienta en el secreto de toda vida.

María Zambrano: “El amor”

El escritor y crítico de arte John Berger, afirma en su magnífico Siempre Bienvenidos (2004), que:

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[…] cada vida se crea por eso que nos sostiene, que no es sino el choque entre [...]
dos fuerzas opuestas. [...] La relación paralela de Eros y Tánatos expresa a las claras
ese sostén. Pero hablar de eso que nos sostiene supone establecer otra vía, otro modo
de definir el ser. Lo que hace del concepto ser algo turbador y misterioso es que
contiene en sí mismo el movimiento y la pausa. La pausa debida a un equilibrio
obligado por el movimiento, por la acción constante de las dos fuerzas
contrapuestas.

Y más adelante, añade:

El amor, solía decir mi madre, es lo único que realmente importa en esta vida. El
amor de verdad, añadía como si temiese no haberse explicado bien. Pero, al margen
de algo tan sencillo, pocas cosas más oí que añadiera alguna vez a lo ya dicho.

En el aeropuerto, Miguel (de manera casualmente causal, o causalmente casual, si se me permite el


juego) me preguntó si había leído la última novela de García Márquez, precisamente una de las
lecturas que unos días antes me había acompañado en mi vuelo hacia México, y a la que antes me
he referido. Se interesó entonces por la interpretación que daba al comportamiento del nonagenario
protagonista quien, tras una vida frecuentando putas tristes, descubre el amor con la jovencísima
Delgadina. Sugerí que lo que estaba narrando el escritor no era sino un proceso de transformación,
una suerte de metanoia o cambio de corazón, por la que el viejo renunciaba a tener, a coleccionar
amantes ocasionales en este caso, a cambio de ser otro: el mismo. Lo que le sucede al viejo, en el
fondo, es consecuencia de una a modo de operación alquímica, por la que la materia prima (el
objeto de deseo) pasa a ser materia viva (sujeto de deseo), y por la que las pasiones tristes se
convierten en pasiones alegres. En esa operación la joven deja de ser puta a los ojos del amante, y
se convierte en una expresión absoluta del amor. De paso, la niña crece en el amor y se convierte en
mujer, y el viejo crece en el amor, y se convierte en niño. Cada uno se convierte en otro de sí
mismo, impugnando, de paso, las leyes convencionales del tiempo, quebrando la flecha del tiempo,
la desesperación de la entropía. Eros es capaz de paralizar a Tánatos en su alianza con Cronos, con
esa noción del Tiempo convencional como un ser implacable, destructor. Pero Eros no se enfrenta a

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Tánatos, no resuelve el problema de la muerte, sino que lo disuelve: sencillamente, porque el amor
no conoce los contornos ni los límites del tiempo –es ausencia de tiempo– como tampoco conoce
los límites del yo. Por eso, como dicen los versos de la canción: “codo a codo por la calle, somos
mucho más que dos”.

La política del deseo

Quien no conoce nada, no ama nada. Cuanto más grande es el conocimiento


inherente a una cosa, más grande es el amor […]
Paracelso

Poco después, en la misma conversación, cuando Miguel se interesó por mi opinión acerca de este
libro que estas a punto de comenzar le dije con la mayor sinceridad posible que era un proyecto
arriesgado desde el punto de vista de la Academia, que podía despertar o bien cierta incomprensión
o bien cierta “indulgencia” por parte de un sector de la comunidad educativa. También le dije que
un libro como éste mostraba tanto candor como coraje. Bienvenida, en cualquier caso, la
ingenuidad cuando es deliberada y conscientemente cultivada, frente a esa retórica paternalista del
gobierno de los cínicos, que se alían con la pulsión de la muerte, y nos la quieren vender como la
biblia del realismo. Bienvenido, también, el coraje intelectual y vital –eso que antes se llamaba
compromiso– de autores como Miguel que no dudan en recordarnos que existe una cosa llamada
“amor”, que se alza contra la gestión cotidiana de la muerte, contra las políticas oficiales de rencor,
y que mudan la resignación por la indignación, el cinismo por el civismo.

La compulsión y la coerción –sostiene el sociólogo Pitirim A. Sorokin en Los


caminos y el poder del amor (1954)– son la negación del amor. Donde hay amor no
hay coerción, donde hay coerción no hay amor. Y cuanto más grande es el amor,
mayor es la libertad.

Si la lectora o el lector no conociera al autor de este libro, e hiciera caso omiso de algunos indicios
sobre sí mismo, podría pensar perfectamente que está escrito por un joven pedagogo. Y en más de

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un sentido tendría razón, porque si bien Miguel tiene una dilatada trayectoria profesional y algunos
años acumulados que supuestamente lo alejan de la edad de la inocencia, muestra todos los rasgos
de una persona que recién comienza una andadura: entusiasmo, claridad, vitalidad y una buena
dosis de (buenos) deseos.

Cuando en una entrevista le preguntaron a Julio Cortázar sobre los motivos o las razones para
escribir, respondió: “escribo para que me quieran”. Tal vez aquello que en su momento enunció
Cortázar con tanta claridad se pueda aplicar al resto de escritores, pero también de creadores y de
seres humanos en general. El acto de escritura, y de reflexión a través de ella, no es sino aquello
que dota de sentido a la filosofía (el amor a la sabiduría). Escribiendo, como lo hace Miguel,
mostramos nuestra tendencia o amor a la sabiduría, que en definitiva no es sino nuestro deseo de
saber amar: querer saber y saber querer. En El arte de amar (1959), que Erich Fromm inicia con la
cita anterior de Paracelso, escribía lo siguiente: “El deseo de amar no es el amor propiamente dicho.
El amor es lo que el amor hace. […] No tenemos que amar; elegimos amar”. Comentando la obra
del psicoanalista alemán, la escritora Bell Hooks comenta, en Todo sobre el amor (2002), que “[…]
a pesar de estas lúcidas reflexiones, la mayoría de la gente sigue mostrándose reticente ante la idea
de que es más genuino, más auténtico, pensar en elegir el amor que caer en él.” Si esto es así, este
libro es la crónica de una –afortunada– caída en el amor. Miguel Escobar ha caído en (la cuenta de)
el amor. O lo que es lo mismo, nos narra, de manera tan dialógica como didáctica su darse cuenta,
su toma de conciencia, de la importancia del amor. Y en este sentido, recupera, de nuevo, lo mejor
del legado freireano en su apelación continua a la concienciación creciente de nuestra condición
humana.

Educar (pronunciar el mundo)

[…] Ese tiempo escolar es un tiempo que se caracteriza porque en él el discurso,


como cualquier otra actividad, está completamente descargado de apuestas vitales,
es decir, de finalidades práxicas (es, por así decirlo, una suerte de “imitación de la
acción”). En la escuela, cuando se recitan o se escriben frases, en realidad no se dice
nada de nada […] Por eso, en realidad, puede uno tomarse todo el tiempo libre que

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quiera, no tanto porque disponga de una duración limitada para los ejercicios
escolares, sino porque tales ejercicios están desconectados de toda acción
existencialmente real, liberados de las ocupaciones de la vida ordinaria y
completamente a salvo de la elección y del compromiso responsable. […] Y esta
scholé ilimitada, este ocio artificial e infinito tiene, como lo tienen las controversias
sosfísticas, las disputas escolásticas y las discusiones entre filósofos analíticos, algo
sospechosamente falso y hasta quizá, de indecente. Tan sospechosamente falso y
quizás indecente como las interminables deliberaciones de los analistas financieros o
de los asesores militares sobre “los planes de acción” que deberían emprenderse, y
tanto como los manuales de comportamiento escritos por quienes nunca se han
zambullido en la acción, por quienes nunca han hecho nada y nunca han llegado a
decir algo.

José Luis Pardo: La regla del juego. Sobre la dificultad

de aprender filosofía

En el libro de Miguel Escobar podemos reconocer el eco de las palabras de Baruch Spinoza, que en
uno de los escolios de la Etica, observa lo siguiente: “No deseo una cosa porque es buena, sino que
es buena porque la deseo”. Este enunciado sintetiza, de una forma expeditiva, una de las ideas
recurrentes en estas páginas: la reivindicación de las formas del deseo como modo de conocimiento
y de acción, como inteligencia y como volición, como sentido, como sendero o, de nuevo,
sencillamente, como camino. Si el ser humano es un ser para el aprendizaje, si anhela saber como
revela la filosofía –esa ciencia que a través del amor a la sabiduría se busca a sí misma
incesantemente–, si desea educarse y ser educado, eso significa que también quiere educarse en el
deseo, quiere aprender a desear. Y aquí sujeto y objeto de deseo coinciden de manera reflexiva,
especular: porque el deseo del ser humano se orienta y se tensa –como la flecha que apunta a la
diana– hacia la transformación de sí mismo, hacia la mejora de uno, de los demás y de su propio
mundo. Hacemos buenos a los demás y al mundo porque los deseamos, no los deseamos porque
sean buenos, como nos recuerda Spinoza. Se trata, siguiendo al filósofo, de perseverar en el ser, en
el deseo de ser, en definitiva.

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Aun cuando fuera meramente especulativa, la propuesta de Miguel Escobar tendría valor en sí
misma, en la medida en que da que pensar: no es poca cosa en los tiempos que corren. Sin
embargo, su proyecto teórico tiene un valor añadido en tanto que se traduce en un proyecto
pedagógico y en una metodología empírica. Miguel ha hecho de la educación una forma de vida, un
laboratorio en el que experimentar “la metodología para el rescate de lo cotidiano”. Esta
metodología hace de la escuela una gramática de la vida, subvirtiendo el silencio pasivo,
conformista, impuesto, interiorizado –la letra muerta de los estudiantes– por la palabra activa,
inconformista, recreada, pronunciada. Contra todo autoritarismo, Miguel nos recuerda la necesidad
de pronunciar el mundo, “o sea, participar en la construcción de un mundo que se reinvente de
abajo hacia arriba, o como dirían los zapatistas, la construcción de un mundo donde se mande
obedeciendo.” De manera similar, en el prólogo al Manifiesto Comunista, observa Francisco
Fernández Buey (1997): “He dicho que el Manifiesto califica, da nombre a las cosas. Hay que
precisar que nombra las cosas como se ven éstas desde abajo, como las veían en 1847 los que
vivían de sus manos, del trabajo asalariado. Dar nombre a las cosas es fundamental para ser
alguien. En el amor no eres nadie sin oír tu nombre en los labios de la persona amada. En las cosas
de la política y de la lucha social no eres nadie si no aceptas el nombre que dan a la cosa, a su cosa,
los que mandan. La lucha por nombrar correctamente y con precisión es el primer acto de la lucha
de clases con conciencia. Marx y Engels sabían esto.” De la misma manera que Paulo Freire
elaboró una metodología de la palabra generadora, Miguel Escobar elabora –reinventando a Freire–
una metodología de la situación generadora a través del rescate de lo cotidiano. Pero ese pronunciar
el mundo no es meramente vicario, descriptivo, no consiste solo en enunciar, sino en denunciar, en
desenmascarar. La denuncia de Miguel Escobar se dirige hacia esas polimorfas perversiones de
Tánatos que son el fratricidio, el filicidio y el parricidio: negaciones del ser, formas de la nada,
expresiones de locura. El filósofo Emanuele Severino atribuye a Parménides, en El parricidio
fallido (1991), la historia de la esencia del nihilismo (de la convicción de que el ente es nada, o
aquello que el mercado traduce como mercancías que no valen para otra cosa que para sus propios
fines, convertidos –pervertidos– en meros medios: monedas de cambio, cosas de usar y tirar):

Para evitar que la nada sea –afirma Severino– Parménides afirma que las cosas son
nada. Parménides, que fue el primero en asomarse al camino del Día, que transcurre
lejos del camino que Occidente ha recorrido, da a la vez el primer paso hacia el

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sendero de la Noche en Occidente, el camino a lo largo del cual las cosas son
pensadas y vividas como una nada. Parménides es el sembrador trágico que lanza a
la vez la semilla de la verdad, y la semilla de la locura. […] Con Parménides
empieza la separación de los entes del Ser.

Frente a la politeia del terror, Miguel ofrece una paideia del amor: “que ya solo en amar es mi
ejercicio”, pronuncia en su Cántico espiritual Juan de la Cruz. Y también ofrece una ética del
respeto al hermano, al diferente, que en este caso, sin ser necesariamente un ejercicio de amor, sí
que lo es de respeto, de tolerancia, de aceptación de la diferencia. Frente a las perversiones
polimorfas de Tánatos, nos recuerda la potencia desveladora, iluminadora, de las versiones
polimorfas de Eros: las múltiples formas y expresiones del amor y del deseo que no obedecen a
fronteras, ni a condiciones, ni al tiempo ni al espacio, ni guardan principio ni final, porque son,
como decía John Berger, “eso que nos sostiene”.

Miguel nos habla alto y claro, no en un soliloquio, sino en un auténtico coloquio, acerca del amor:
no de un amor narcisista, sino del amor a la alteridad que nos hace ser mejores, mejores seres.
Metáfora sobre metáfora, luna y sol, Eros e YMAR, el mar inabarcable del amor, el amor
inconmensurable de YMAR, Miguel ha construido una rica cartografía de símbolos, un mapa que
nos da que pensar y nos ofrece motivos sobrados para sentir com-pasión (que no es sino pasión
compartida), para liberar el deseo (que no es sino hacer buenos nuestros sueños despiertos), para
reinventar el amor (que no es sino una ternura hacia los seres y las cosas de nuestro mundo).
Reencarnándose continuamente, recreándose y renaciendo sin cesar, las expresiones del amor son
como las olas del mar rompiendo una y otra vez en las orillas de la utopía.

José Beltrán Llavador

Universitat de València

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Hola,
Diciéndote adiós para “siempre”, te escribí éste poema:

Tu caminar

Tus ojos visten el horizonte


en tu mirada
el mundo se detiene y
su resplandor
ocupa el lugar del sol
para reflejar en tus senos
la imponencia de Venus
que proyecta tu caminar
cuando balanceas
con tu cadera el universo.

Las estrellas son tus cómplices


en tus piernas encontraron la luz
que inspira,
en la cadencia de tus pasos,
a las fantasías que se hicieron versos
para reposar en tus suspiros
aquel aroma
que interrumpe mi respiración
cuando te veo alejar
escoltando en tu minifalda
el atardecer del mundo
para guardar el secreto
de aquel cachito de luna
que copió a tu cintura
la magia de tus hechizos.

17
No sé si caminaré
en tu universo algún día
pero cuando miro con tus ojos
las estrellas que aparecen
cuando tu sol se acuesta
siento que sin tu caminar
el mundo permanece en silencio.

El silencio que castiga mis letras


lejos del resplandor de tu caminar
arrinconadas en la fantasía
perdidas como estrellas sin luz
despreciadas con la nada de tu indiferencia
y carentes de la utopía de nuestro deseo.

La lluvia de estrellas
descarga las penas de los enamorados
antes de cobijar otros deseos.

Miguel,
Pufpufpufpuf... ¡qué poema!, me invadió un escalofrío, te envío algo que yo también escribí hace
algún tiempo, se llama “No detengas tu paso”, además como regalito una foto mía, espero te
guste.

No detengas tu paso

El corazón de una mujer


Es una flor que florece
En la primavera del hombre
Cuando con su llanto

18
Se limpian sus pétalos
Y puede crecer
En la intimidad de su noche.
Hola,
Aunque para “siempre” te dije adiós, me reconforta saber que no te has ido, cuando me arropa tu
presencia te asocio con las flores, juego con mi fantasía, abriendo y cerrando cada uno de tus
pétalos para entregarme a tus aromas y dejarte florecer en la intimidad de mi noche. Te adoro, lo
sabes, mucho tiempo transcurrió sin que me atrapara ese deseo infinito por una mujer, con tu
imagen en mi memoria puedo nombrar las flores. Gracias por los versos y por la foto, con ella pude
mirarte, recordando lo hermosa que eres, tu cuerpo es un manjar, le da vida al poema que te envíe,
volví a leerlo contemplando tu foto, sigues estando irresistiblemente encantadora. Tus versos me
permitieron jugar con tu cuerpo dejándolo viajar en la fantasía para entregarme al erotismo de tus
pasos seductores, quiero que sepas que a pesar del silencio con el que castigaste mis letras, no
detendré mi paso hasta envolverte en mi erotismo y hacerlo nuestro, no detendré mi paso hasta
hacer realidad lo que siento por ti y romper ese tu silencio que me apartó de ti. Contemplé una y
mil veces tu foto dejando que volviera a mí memoria tu dulzura y el encanto de tu cutis, el poema
que te acabo de enviar retomó fuerza en mi fantasía y, recordé entonces, al poeta guatemalteco
Monterroso1 y lo parafraseé diciendo:

Mariposa, eternidad de lo efímero

No te juro
eterno deseo,
pero ¿no tiene
cada instante
de deseo
su propia eternidad?

Miguel,

1
Hace parte de un poema del escritor Augusto Monterroso que se llama "Mariposa, eternidad de lo efímero",
cambié la palabra amor por deseo. Un beso que desea acariciar tu eternidad.

19
No sé qué decirte, al leerte hoy disfruto las cosas bonitas que me dices y me llegan profundamente,
me dejas muda, me haces sentir muy bella, me halagas. Hoy te confieso que siempre que recibía
escritos tuyos sonreía y suspiraba, me alegrabas el día pero, continuaba con mis actividades y no
tenía tiempo de contestarte, es verdad, lo siento. Como en alguna ocasión te comenté nunca me
detuve a pensar en la verdad de lo que me escribías, menos aún pensé que fueran tan grandes esas
fantasías y ese deseo hacia mí, lo tomé como un juego pasajero, tus ojos me recordaban algo de mi
pasado y me cautiva sentir tu mirada. No te lo niego, me gustaba verte y leerte, ver la manera
seductora con la que manejas tus ojos, oírte filosofar, eso me encantaba pero no le daba
importancia, hoy, sin embargo, reconozco que me inquieta, siento algo que no había sentido antes,
no sé como describirlo, es como un escalofrío en todo mi cuerpo y cuando me confiesas tu deseo
me da miedo y me pregunto ¿qué deseas de mí? Y si ese deseo ¿perdurará toda la vida?, ¿la
eternidad? He tenido tantas desilusiones, a veces pienso que ya no creo en el amor... Lo que sí
puedo decirte con seguridad es que ustedes los filósofos tienen todas las armas para enamorar a
una mujer con sus letras, con sus palabras y con sus sentimientos. Hoy estoy confundida y no sé
que responderte, lo único que quiero es darte las gracias por ser como eres y por aceptarme como
soy, por no haberme olvidado y por escribirme letras tan bonitas, en este momento mucho las
necesito.

Hola,
Gracias por tus letras, varias veces las he leído y me permiten suspirar lleno de alegría, siento que
estoy cerca de ti, que podemos compartir finalmente nuestros afectos y nuestro deseo, creí que todo
había terminado. El deseo hace parte esencial del ser humano, es una expresión de su erotismo
impulsado por esa energía libidinal que nos conforma y busca siempre fundirse con aquel cuerpo
que nos fascina hasta alcanzar la llama del amor y, por fortuna, siempre estará presente en cada uno
de nosotros, de otra forma la vida sería casi imposible de vivirse placenteramente, no tendríamos
donde colocar esa pulsión sexual y, sin ella, sería muy difícil jalar la realidad, convertirla en las
utopías que nos dan la fuerza necesaria para luchar; contigo reaprendí a soñar aunque habías
depreciado mi admiración por ti. Siempre que tenía la oportunidad de hacerlo, te expresaba ese
inmenso deseo que me engancha a tu seducción, esa energía que me invade y me supera cuando te
veo, lo mucho que disfrutaba cuando tenía la oportunidad de estar platicando contigo; te he
expresado mis fantasías de deseo envueltas en las caricias de tus encantos, penetradas de tu magia y

20
anhelantes de descansar por un instante en tu refugio –la felicidad dura tan solo un instante, pero la
perseguimos toda la vida y con pocas personas se puede compartir. Cuando te preguntas “si ese
deseo ¿perdurará toda la vida?, ¿la eternidad?”, pienso que hoy tenemos la oportunidad de decidir
lo que queremos hacer con el deseo, dejarlo en la fantasía o entregarnos a él para vivir instantes de
eternidad, durante la eternidad del erotismo que queramos construir, compartiendo lo que
decidamos compartir, lo que tú decidas y quieras compartir conmigo, lo que los dos decidamos
alcanzar con él si es que nos interesa fortalecerlo en las llamas del amor. En este momento recuerdo
lo que un psicoanalista, filósofo y literato, Roger Dadoun, dice sobre el deseo:

Todo está en él, él está en todo lo profundo: en alguna parte el deseo permanece siempre
insatisfecho […] Quienes desean liberar al hombre de esa tara o misterio original,
elogiando la extinción del deseo […].2

Por ello cuando me dices que no sabes qué decir, que todo esto te inquieta, me pregunto ¿qué será
lo que te angustia?, ¿a qué le temerás?, ¿qué es el deseo para ti?, ¿hasta dónde te sientes
enganchada por el deseo que siento por ti y qué tanto estás dispuesta a arriesgar para soñar conmigo
hasta abrir las puertas a la eternidad del amor?

Me dices también que los filósofos tienen todas las armas, con sus letras, para enamorar a una
mujer, sólo puedo responderte que las letras tienen su fuente de inspiración en quien evoca la
totalidad de nuestro erotismo, en mi caso las voy acomodando siguiendo el encanto que tu
presencia en el mundo me inspira, las dejo caminar en la fantasía que se despega con la gracia y la
seducción que se produce cuando sale a tu encuentro... cuando recorro y vuelvo a acariciar en la
fantasía, por ejemplo, tus adorables piernas. Tendremos entonces que decir sobre nuestro erotismo.

El erotismo –como describe Dadoun--, encuentra su exhibición, su fuente y sus recursos,


su primordial sustancia y su mirada dominante, confesada o secreta, en la sexualidad […]
En todos estos dominios, constitutivos del ser mismo del hombre, el erotismo trata y pone
en escena, bajo múltiples formas y transformaciones, los objetos irrecusables como son el
cuerpo, percibido como una realidad unitaria y global, los órganos, examinados en sus

2
Roger Dadoun, L’érotisme. Paris, Presses Universitaires de Frances, 2003, p. 20.

21
límites, funciones y roles distintivos, la libido energía sexual que irriga la totalidad del
campo humano y, el deseo, conformando según un consenso casi universal, como la
fuente esencial de las actividades humanas. Estos cuatro factores –cuerpo, órganos, libido
y deseo- tejen entre ellos lazos íntimos, de variable geometría que compone la textura
misma del erotismo.3

Me encantaría vivir y platicar de todo esto contigo, cuando puedas me gustaría verte, contarnos
tantas confidencias, decidir lo que queremos hacer con nuestros afectos... hundirme en las redes del
erotismo contigo. Yo siempre recuerdo con mucho agrado las pláticas que teníamos al hablar de
nosotros, aquellas ocasiones cuando llegabas en tu carro y me permitías vivir instantes maravillosos
de pasión al quedarte sentada, dejando que tu falda subiera lo suficiente para que tus piernas se
sintieran libres de ser acariciadas por el viento, así, yo podía contemplarlas en todo su esplendor.

El cuerpo, como forma global fuerte y fina cede frente al cuerpo dividido, marquetería o
parche de órganos. Un erotismo de los órganos, fragmentando el cuerpo erótico, se
apodera del escenario […] Dentro de tal percepción ‘molecular’ del cuerpo, el erotismo
abandona sus percepciones de totalidad, y no es más que racimo de partículas exprimidas
buscando una traviesa borrachera […] El cuerpo se ofrece a la percepción […] como
forma erótica, el cuerpo es en sí la cosa erótica –sustancia, satélite, cara del erotismo […]
El Eros es cuerpo a cuerpo y trabajo del cuerpo, acumulación, estratificación, tejido y
mestizaje de imágenes del cuerpo con el cual todo individuo se construye, se prueba y se
piensa […] el erotismo no deja de aproximarse al cuerpo como ‘oscuro objeto del deseo’,
al cual se agarra hasta discurrir, agitar, explorar por todos los caminos inimaginables […]
Firme y de visible opacidad, el misterio del cuerpo se desdobla en un espejo: misterioso es
el cuerpo visto desde el exterior, el cuerpo del otro, fuente de promesas y de amenazas, de
angustia y de felicidad, que monopoliza, tiránico o mesiánico, el espacio y el tiempo, cuyo
exceso lo sumerge y la ausencia mortifica –y no es menos misterioso el propio cuerpo, su
percepción interna, la forma orgánica del yo, de la conciencia y de la identidad del sujeto,
pero también dejado al inconsciente y agarrado de una interioridad vivida dentro de una
sorda e irreducible presencia. En ese misterio y en ese juego de espejos, el erotismo

3
Idem, p. 7.

22
encuentra una de sus fuentes más potentes. El erotismo lleva hacia el apasionamiento el
propio cuerpo como material específico y casa de Eros –llevado al calor que divulga sobre
los demás cuerpos […].4

Una mujer, que mostrando la belleza de su cuerpo, permite contactos íntimos, generalmente abre
las puertas de su erotismo para compartirlo, pero yo no supe aprovechar esos momentos, algo que
comprendí más adelante, y que posiblemente te contaré algún día, me paralizaba, aparecían sólo
excusas, racionalizaciones, tal vez aquello de “el cuerpo del otro, fuente de promesas y de
amenazas, de angustia y de felicidad”. El erotismo, en toda la energía de tu cuerpo colocado en mí,
fue muy inmenso, no lo podía controlar, así las cosas se complicaron porque decidíamos vernos
otro día, tú me decías que te llamara, que te escribiera un correo... pero decidiste no responder ni
contestar nunca a nada mío y, de esta forma, entramos en un circulo neurótico, el circulo del
castigo, de la agresión y de la represión del erotismo. La única alternativa que dejabas era la de
estar como “policía” esperándote y, como te consta, en ocasiones lo hice pero esto era muy
frustrante porque o llegabas hablando por celular o de mal humor o se aparecía alguien..., me
cansaba estar desempeñando ese papel, me sentía humillado por tu desprecio pero esa fuerza
erótica superior a mí me impedía separarme definitivamente de tu seducción y soportaba todas estas
agresiones con la ilusión de que en cualquier momento todo podría cambiar. Sé que podemos decir
que el deseo no es algo que se deja tan sólo al azar, que nosotros también somos dueños de él, lo
podemos conocer y manejar, lo podemos provocar, saber si entramos o no salimos de él; pero
también sé que dentro de la realidad del erotismo esta energía obedece a otra forma de razonar, a
una parte inconsciente que nos ata pasionalmente y que no responde a las leyes de la fuerza de
voluntad, por ello, si queremos conocer y entender esa forma de razonar es necesario entrar en las
profundidades de la memoria emocional para saber que es lo qué nos sujeta a esa pasión, puesta en
el deseo hacia mujeres tan hermosas como tú, quienes nos hacen perder, como dicen, “la cabeza”.

Pero en fin, ahora que me regalas una bella foto tuya para que recuerde de dónde surge mi pasión
hacia ti, creo que tú y yo entramos en el deseo, por alguna razón decidiste responder a él, te sientes
envuelta en mi erotismo y, ahora, tienes que decidir lo que quieres hacer: si responsablemente nos
entregamos a él, lo disfrutamos sin hacernos daño y buscamos la manera de vivirlo intensamente

4
Idem, pp. 8 a 12.

23
aceptando el desafío y el riesgo de entrar en el “fuego” del amor. Pero también quiero que sepas
que todo este deseo y seducción me lleva a fantasear con mi trabajo en el salón de clases, las y los
estudiantes son en ocasiones como tú, es tan difícil hacerles sentir el deseo, compartir con ellas y
ellos la pasión por el conocimiento, la necesidad de soñar y de construir utopías que permitan jalar
la realidad, de entender que ese espacio de encuentro no es más que una excusa para conquistar el
mundo, tú y ellas y ellos, en mi fantasía de seducción, son mi utopía. Como nunca, entonces, te
hago llegar un beso portador de todo mi enamoramiento, haciéndote saber que como siempre
respetaré tu decisión, reprimiendo o entregándote lo que durante tanto tiempo he sentido por ti,
aquello que anhelo ya no seguir guardando. Sin embargo, tengo que decírtelo, también tenemos un
pasado que no podemos ignorar, me lastima mucho, por ejemplo, las imágenes de una de las
últimas veces que te vi, tal vez, ni lo recuerdes, yo te había escrito parte del poema Tu caminar,
sólo cuando te pregunté sobre el poema me dijiste que lo habías recibido, te sonreíste
seductoramente, algo dijiste de que te había agradado pero tampoco recibí ni siquiera una palabra
de agradecimiento y, aunque todavía te busqué en un par de ocasiones a la salida de tu casa, decidí
no volver a hacerlo, no esperarte “nunca” más. Pasado el tiempo, dos o tres ocasiones fortuitamente
nos encontramos y nos saludamos con mucho cariño, me dejaste nuevamente acariciar tus hombros
mientras te decía que estabas trabajando muy bien los músculos de tus brazos en los ejercicios
diarios en el gimnasio, en fin, nos abrazamos, te besaba cerca de tus labios y, como siempre, al
despedirme me pedías que te escribiera, que pronto nos veríamos y, claro, recuerdo que tan solo un
día quisiste ir a desayunar conmigo, lo que se convirtió en un momento muy frustrante como te lo
contaré más adelante. Ese desayuno sería el último día que estuvimos juntos, decidí que
desaparecieras de mi vida, tuve que aceptar lo que me negaba a entender, que tú no querías ni te
interesaba ninguna relación conmigo, que estaba siendo objeto de tus agresiones continuas y no
podía ni debía seguir soportándolas, había llegado a mi límite y decidí no seguir aceptando más tus
agresiones. Me dolió tomar esta decisión, era como si de pronto quisiera renunciar a todo, olvidar,
por ejemplo, mi trabajo en el aula, dejarme aplastar por el silencio de las y los estudiantes, ese
silencio insoportable que en ocasiones nos hace tambalear queriendo mandar todo al carajo,
olvidando todo compromiso con un conocimiento como lucha, como enamoramiento de la vida,
como acicate para entregarnos a la seducción y a la conquista de quienes nos hacen soñar y sentir
que seguimos estando vivos, llenos de erotismo. Asociándote con las y los estudiantes quise,
entonces, darme algunas explicaciones a la agresión de tu silencio, por ejemplo, que ellas y ellos

24
como tú no querían ningún tipo de compromiso serio, lo que yo les proponía era un compromiso no
sólo con el conocimiento sino con la vida, con su vida pero también con la vida de los que no
tienen ni voz ni rostro y, para ti, lo que te escribía era una invitación a tener otra forma de relación
que no te interesaba, que tú, posiblemente lo que querías era algo fortuito, así que decidí sublimar
esta frustración escribiéndote estos versos, antes de callarte para “siempre”.

Tu silencio

Eres el canto del faro


en espera del navío erótico
para salvarlo del naufragio
pero tu desprecio apagó la luz.

Mis ojos ya no sabrán de ti


pero velarán
la lágrima despreciada,
el verso dejado a la deriva.

No logré conquistarte, me rindo


huyo de tu silencio,
nos unirá aquella estrella
que en mis dedos gravó
la sensualidad de tu erotismo,
en tus pasos
el origen del deseo,
el sendero del placer.

Me voy sin ti
me devora tu silencio
te dejo mis letras
necesito conquistar otros deseos.

25
Que seas feliz
aunque no sea a mi lado.

Después de escribirte estos versos ya no volví a acercarme a ti ni a escribirte, aunque


ocasionalmente cuando nos reencontrábamos me mirabas y nos mirábamos de una manera tan
especial, jugabas como siempre tan seductoramente con tus ojos que me dejabas embobado, como
me decía mi abuela. Pasaron los años y apareces nuevamente en mi vida, no sé si ahora tu respuesta
será verdadera, pero no quiero apartarte de mí, quiero llegar hasta el final de esta historia tan
contradictoria, tan fantástica, tan frustrante, tan agresiva, tan encantadora, tan neurótica y tan
erótica.

Miguel,
He leído y releído tus palabras, tus poemas, siento mucho todo lo que te hice sufrir, de verdad no
pensé nunca que yo estuviera tan profundamente en ti, pero aquí estoy dispuesta a conocerte, a
caminar contigo. Tienes el "don" de decir cosas tan bonitas que me llegan profundamente, es un
hecho que me tienes inquieta, más que confundida, temerosa de vernos envueltos en algo que se
nos salga de nuestras manos, temerosa tal vez de entregarme a un amor verdadero, tal vez por eso
no había querido tomarte en serio. Hoy sé que el deseo existe, como bien lo percibes tú y más aún
cuando una persona te valora, eres su musa y te permite soñar. Lo que hoy siento es algo
maravilloso pero me preocupa que al aceptar ese deseo, esa felicidad y entregarme a ella, me lleve
a perder otra, la que ya tengo aunque sea incompleta. De ahí mi temor. Yo también quiero verte,
hablar contigo, vernos a los ojos y compartir muchas intimidades. Te propongo que sigamos el
curso de nuestra relación de la forma en que se viene dando y si el hechizo realmente lo traemos
en cada uno de nosotros y nos lleva a vivir el deseo, adelante, pero así, sin planear las cosas, sin
forzar nada ¿te parece? De verdad es difícil para mi expresar lo que siento en este momento, he
recordado que al hablar contigo disfrutaba mucho nuestras pláticas, oírte soñar con tu rebeldía,
con tus cuestionamientos al poder, tu enamoramiento por las causas populares, lo que me hacías
saber del movimiento zapatista, lo que me leías de los escritos de Marcos, lo relacionado con tus
estudios de psicoanálisis, el manejo de las emociones humanas, la pasión en el trabajo que
realizabas en el salón de clases intentando seducir a tus estudiantes, todo esto me parecía

26
interesante pero de verdad a mí ni me interesaba ni podía compartirlo contigo; pocas veces
hablábamos de intimidades, aunque si entendíamos como estaban nuestros amores. Lo que me
enviaste de ese psicoanalista, Dadoun creo, me parece lleno de poesía, no entendí mucho pero
volveré a leerlo, aprovecho para decirte que no dejes de enviarme más escritos, me gustan y me
entretienen mucho, me apartan de mi rutina y me permiten concentrarme en otras fantasías que me
hacen soñar, aunque a veces parezca burra, no lo soy, me gusta leer cosas como las que tu me
envías. Por eso quiero decirte que ahora por medio de esta maravilla que es la computadora y la
comunicación por Internet, estoy descubriendo algo más de ti que me tiene realmente cautivada: tu
forma profunda de escribir y tu manera de expresar tus sentimientos, esa parte poética y llena de
erotismo, de filosofía, de verdad en lo que dices, ese don que posees y con el que yo, de alguna
forma, siempre he soñado. Yo también te mando un besote que espero dure para toda la eternidad.

Hola,
Cuando ayer platicamos por teléfono, fue muy agradable escuchar tu voz, saber de ti, compartir por
un momento el desafío que con tu corazón enfrentarás el jueves, sentirte segura de ti misma, de lo
que quieres y de lo que tienes qué hacer con tu vida. Al platicar comprendí que de verdad hacías
parte de mi corazón y no tan sólo de las letras que evocan tu presencia y sabiendo que estabas muy
ocupada, cuando me pediste que me volviera a comunicar contigo una hora después, sentí que
necesitabas que te escuchara y creo que me hubiera perdido un momento muy importante de tu vida
si no hubiera tenido el placer de hablar contigo nuevamente. Es curioso pero necesariamente
teníamos que hablar del corazón, ¡vaya paradoja!, de tu corazón que sufre tal vez en un silencio que
no puede ser roto bruscamente, bajo un latido que hace parte del ritmo de tus encantos, de tu
sonrisa seductora, del amor que sientes por ti misma, de la frescura que irradias cuando caminas...
Tu corazón como el mío también tiene hoy una prueba importante de vida, antes de seguir su ritmo,
para confrontarse con la verdad: saber lo que por instantes impide su latido. Pero también tengo que
decirte que me preocupó mucho lo de tus paros respiratorios, razón por la que es necesario el
estudio que van hacerte, sólo puedo decirte que ojalá no te quedes únicamente en los estudios
físicos, sería bueno, aunque sé que esto ni lo aceptas ni te interesa, analizar lo que está pasando con
tu vida emocional, con todo el manejo de tu erotismo, la dificultad que tienes para expresar tus
afectos, para establecer una relación de pareja; en muchas ocasiones te decía, cuando te veía de mal

27
humor, que cómo me gustaría poder ayudarte, sólo me respondiste en una ocasión, que estabas muy
buena por fuera pero muy mala por dentro.

También quiero decirte gracias por dejarme filosofar contigo, me ayudas a aclarar ideas, a ser yo
mismo aunque a veces siento que te estoy dando una clase pero me gusta y si tú te sientes bien, eso
abre otras perspectivas a nuestra relación, porque no sólo te expreso mis afectos sino que puedo
compartir con mi bella interlocutora, con mi utopía erótica, mis inquietudes teóricas, ¿verdad?
Aprovecho entonces, para contarte, que ayer por la noche cuando estaba preparando mis cursos de
la próxima semana, de pronto recordando tu silencio sentí el peso del silencio estudiantil, ese
silencio como respuesta a “letra muerta” vivida durante tantos años en el aula, ese silencio como
respuesta a la agresión de quienes son poder político, familiar, escolar, religioso, de los medios de
difusión y que ha dejado casi indefensa a la sociedad aguantando los embates de su conducta
agresiva; ese silencio que es también expresión de desesperanza, de ausencia de utopías, de silencio
de lucha; ese silencio como respuesta a un saber que se aprende por medio de la letra muerta y que
obliga a seguir un camino que no tiene más luz que la del pensamiento en sí mismo, la luz de la
letra muerta que llega a través de una transmisión de conocimientos acabados, dogmáticos, fríos,
estáticos; para copiarlos en la memoria, como si el pensamiento fuese una fotocopiadora sobre la
que estudiantes y docentes deben construir una realidad virtual, metiendo, de esa forma, el
pensamiento en una especie de cárcel, en donde se está condenado a realizar un ejercicio
gimnástico de abstracción, sin ningún vinculo con la realidad real.5 Pero, claro está, que al mismo
tiempo es un silencio como resistencia que se expresa con otras manifestaciones que no podemos
percibir a primera vista y que necesitamos observar y analizar.

Uno de los problemas centrales de ese silencio estudiantil, desde mi perspectiva, se debe al hecho
de vivir dentro de una sociedad filicida que mata real o simbólicamente al hijo y la hija, que busca
mantenerlo en silencio, impedirles crecer de la forma como ellas y ellos quisieran construir su
autonomía y reinventar el mundo, realizar sus sueños.6 Tal vez por ello, José Saramago, en su

5
Miguel Escobar G. “Carta a don Durito desde el salón de clases”, en Miguel Escobar e Hilda Varela.
Globalización y utopía. México, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), 2001, p. 90.
6
Este tema lo analicé durante la huelga estudiantil de la UNAM (1999-2000). La primera parte de este estudio
puede consultarse en Miguel Escobar, “El educador frente al filicidio del poder” en Diálogos, año IV, vol.
19-20, Barcelona, diciembre 1999, pp. 85-92. La segunda parte del estudio, realizada con estudiantes

28
novela, El evangelio según Jesucristo, describe el encuentro de Jesús, el hijo, con su padre, Dios:
cuando Jesús dialoga con Dios sabedores los dos de que el padre es presente, pasado y futuro y, por
lo tanto, él sabe que su hijo tiene que ser sacrificado. Jesús se enfrenta, como hijo, al Padre y le
dice: padre aparta de mí este cáliz. Pero Dios, el Padre, le contesta: el que tú lo bebas es condición
de mi poder y de tu gloria. El hijo le dice: no quiero esa gloria. El Padre le responde: pero yo sí
quiero ese poder. Vivimos, pienso yo, dentro de una cultura que sacrifica al hijo, o sea, una cultura
filicida, como decía otro psicoanalista que dedicó su vida al estudio del filicidio, el doctor Arnaldo
Rascovsky:

Sus formas atenuadas más evidentes están constituidas por la circuncisión, el abandono
temprano y/o reiterado, el castigo, la prohibición instintiva, la amenaza, la castración, las
penalidades y mortificaciones, la crueldad, los ataques físicos o verbales, las negaciones
despóticas, la insensibilidad ante el sufrimiento, el juicio denigratorio y todas las formas
de actitud parental ocasional o persistente que se impriman con heridas en el Yo con
consecuencias inmediatas o remotas [...] A pesar de la presentación obvia y constante del
filicidio en infinitas circunstancias, su conceptuación permanece semi-ignorada en tanto
se exagera el significado del proceso antagónico, el parricidio […] mediante la negación
se invierte la observación del sadismo y crueldad parental y de sus respectivas
instituciones sociales contra los hijos, convirtiéndola en la pretendida cólera justiciera de
los padres o sustitutos (la sociedad o sus Dioses), por las supuestas o atribuidas maldades
a sus hijos, en cualquier caso originariamente engendradas o instigadas por los
progenitores.7

Algo que atrajo en especial mi atención en el trabajo de Rascovsky fue su análisis del Complejo de
Edipo, él hacia precisamente hincapié en le filicidio –Fernando Martínez en el fratricidio, como ya
te contaré−. Pero antes de seguir adelante, déjame que te explique rápidamente que éste complejo

después de la huelga, me permitió completar el trabajo y esta escrito con el nombre de “Poder y filicidio”
(inédito).
7
Arnaldo Rascovsky, “El filicidio y su trascendencia en la motivación inconsciente de guerra”, en S. Freud
et al., El psicoanálisis frente a la guerra. Buenos Aires, Rodolfo Alonso Editor, 1970, pp. 32 y 162 y del
mismo autor, “Sobre el filicidio y su significado en la génesis actino-out y la conducta psicopática en
Edipo”, en Jaime F. Ayala Aguilar et al., Homenaje póstumo al doctor Arnaldo Rascovsky. México,
Asociación Psicoanalítica Mexicana, 1996.

29
se puede definir como la inclinación sexual que el niño tiene por la madre –la niña por el padre− y,
por consiguiente, el deseo de eliminar al padre o la madre para ocupar su lugar. El nombre de
Complejo de Edipo, Freud se lo dio debido al parecido tan grande, de estas inclinaciones o
impulsos, con la tragedia de Sófocles llamada Edipo Rey. Siguiendo entonces a Raskovsky, al
concepto de parricidio trabajado por Freud, habría que agregarle el de filicidio –y el de fratricidio,
como te explicaré más adelante− pues, si bien es cierto que Edipo mata a su padre Layo y se casa
con su madre Yocasta, fueron sus padres quienes al conocer por el oráculo el acto parricida que
intentaría su hijo, lo mandan asesinar, o sea, que son ellos los que cometen primeramente un acto
filicida que, como sabemos, no fue ejecutado. Entonces, el señalamiento de Arnaldo va en el
sentido de que no podemos cerrar los ojos, intentar el castigo de la ceguera que se impuso Edipo a
descubrir la verdad de lo que había hecho con sus padres, para no querer ver la realidad real, lo que
cotidianamente estamos viviendo, en este caso, la conducta filicida que fácilmente asume cualquier
autoridad.

Bueno hermosa, con todas estas realidades y fantasías del salón de clases, volví a ti y recordé
cuando fuimos a desayunar, o sea, la última vez, que estuvimos juntos; recuerdo que al verte me dio
mucha alegría, platicamos un rato, había llevado “Ser y amar8, uno de los primeros escritos
inspirados en los latidos de mi deseo por ti, quería disfrutarlo en tu presencia pero te confieso lo
mucho que sufrí cuando al entregártelo, a propósito te deje sola, no para ir al baño como te había
dicho, sino para observarte. En ese momento constaté que mis palabras te eran ajenas, distantes,
imposibles de ser ciertas, de encontrar refugio en tu corazón... ya de regreso me dijiste: ¿cómo
sucedió esto?..., sé que te movió muchas cosas, probablemente te confrontaste con la posibilidad de
enamorarte de mí y querías casi salir huyendo, hasta pensé que no querías terminar de desayunar.
Esa actitud tuya y tus palabras paralizaron por instantes el latido de mi corazón, un corazón que
presentía tu respuesta y que precisamente en Ser y amar, ya te había dejado escrito: cuando hay
ausencia de amor llega nuevamente el tiempo de la invalidez, el tiempo de un corazón que ahora
late al ritmo de abandonos que sollozan por el amor perdido. Al sentirnos desenganchados y
abandonados por el ser a quien entregamos el fuego del erotismo, nuestro cuerpo recibe una
profunda herida emocional que recordando otras, sangra con cada suspiro lanzado en busca del

8
Miguel Escobar Guerrero, “Ser y amar, una mirada psicoanalítica”, en Rompan Filas, México, año II,
núm. 57, 2002 pp. 24-31.

30
amor perdido, haciéndose presente un dolor profundo que, sin encontrar de donde asirse, intenta en
vano apagar con las lagrimas el fuego pasional del deseo, pero que tan sólo logra ahogar al
enamorado en la soledad del recuerdo, ahí en donde las fantasías claman por el "objeto" amado, el
de ahora y el de siempre. Por ello, cuando te entregue “Ser y amar” ya tus palabras, no fueron
necesarias, mi corazón de verdad sangraba con cada suspiro lanzado en busca del deseo perdido.
Quise borrarte de mi vida, silenciar tu presencia en mi fantasía, reprimir mi deseo hacia ti pero
pronto me di cuenta que no valía la pena, tu presencia en la presencia de tus encantos estaban en mí
y tu fantasía me acompañaba en tu sonrisa y, con ella, la imposible separación de la seducción de
tus encantadoras piernas, de tu cadera, de tu cintura, de tus senos, de tus brazos, de tus ojos, de tu
cutis..., no podía ni agredir tu imagen ni odiarte –cómo me hubiera gustado poder hacerlo−,
descubrí entonces que ese sentimiento no existe cuando estamos seguros de adorar profundamente
a alguien, para mí tú no eras un latido pasajero, valía la pena conservarte sagradamente en el rincón
más preciado de mi corazón.

Y mira lo que es la vida de los afectos en el inconsciente, hoy 22 de junio de 2005, con todas estas
fantasías tuyas en mi cabeza y con la herida del desamor como huella de nuestro último
“desencuentro”, la vida me confronta con una perdida profunda e inmensa que me llena de más
tristeza y de soledad, la de mi psicoanalista, el doctor Fernando Martínez Salazar, quien mostró:

[…] cómo Freud, a través de su obra, trascendió con su pensamiento lo meramente clínico
y se adentró en lo cultural y político, generando de esta manera lo que se denomina la
revolución psicoanalítica […] Sería injusto e irreal circunscribir el descubrimiento
freudiano a la intención inicial que tuvo: aliviar algunos males que aquejaban y aquejan a
la humanidad […] En 1931, Stefan Swieg decía que ‘la curación que logra el psicoanálisis
de unos centenares de neuróticos cada año –es decir, su parte clínica− difícilmente
representa más que un detalle secundario de esa disciplina’ […] Los descubrimientos de
Freud tienen un valor clínico indiscutible […] Cuando él descubre el inconsciente, sus
vías de acceso, la sexualidad infantil, la represión como mecanismo de defensa, la
disociación de esa sexualidad de la conciencia, el hecho de que la sexualidad busque otras
vías de salida a través del síntoma y que los síntomas al reunirse formen la neurosis, ya
esta dibujando otro hombre, otro niño, otro ser humano, otra realidad muy diferente a la

31
previamente concebida por el propio hombre. Esos descubrimientos, por esa sola razón,
van más allá de lo clínico: tienen una repercusión social y por lo tanto, en lo cultural y en
lo político.9

Por ello, Fernando fue un estudioso asiduo del psicoanálisis aplicado a lo social pero, teniendo
como una de sus finalidades esenciales, el conocimiento del amor y del desamor en el ser humano.
Decía Fernando:

Sin amor este mundo no sería lo que es y tampoco mucho de lo que existe se explicaría
sin él, incluyendo a los propios seres humanos. Muchas religiones basan sus preceptos en
el amor y todos los matrimonios que se celebran sobre la faz de la tierra revisten este
vínculo con el signo de amor. Las familias mismas, se dice, deben estar unidas por el
amor. Sin embargo, creemos que su manera de manifestarse no siempre ha sido la misma,
hubo épocas en donde su expresión se vio turbada por circunstancias externas y otras en
donde podríamos decir que las mismas circunstancias facilitaron su expresión; en la época
medieval, por ejemplo, era común que los padres escogieran con quien se casaría su hija,
sin tomarle parecer a la misma, mientras ella hacia gala de resignación y obediencia,
aceptando lo que la imposición le deparara. El amor en esa pareja “preconstruida” podía
venir o no, pero su suerte ya estaba echada. Hoy en día, parecería que se cuenta con la
libertad de escoger a quien se quiera como pareja amorosa y podríamos decir que en estas
condiciones la circunstancia favorece a quienes desean encontrar la felicidad por la vía del
amor y, sin embargo, el amor escasea, son hoy en día otros factores los que hacen que este
no se manifieste como debiera; entre ellos se argumenta frecuentemente que es el factor
económico, que son los impedimentos legales para hacerlo y, en otros más, la no
correspondencia de ese amor que se profesa en la pareja. Como quiera que esto sea,
creemos que el desamor crece a pasos agigantados disputándose terreno a lo que antes
pertenecía al amor. 10

9
Fernando Martínez S. “Freud, algunas de sus contribuciones a lo cultural y lo político”, en Rompan Filas,
núm. 43. México, 1999, pp. 26-33.

32
Más adelante espero hablarte de tantas cosas que investigué y aprendí11 con Fernando pero, por
ahora, tú aliento me da soporte en este momento oscuro, como el día de hoy, en donde las nubes
desde temprano, parece que sabían de su partida y se prepararon para despedir con las lágrimas
convertidas en lluvia, a un ser amado que se lleva y me deja grandes enseñanzas sobre el amor,
sobre como hacer de la terapia psicoanalítica un acto de aprender a expresar los afectos, como
constantemente lo repetía Fernando. Por ello, lo que son la cosas de la vida de los afectos, después
de varios años de desamor, de tu ausencia en esta ausencia de Fernando, un día te apareces y me
dejas un saludo que me supo a gloria, que indirectamente me dice, “No detengas tu paso”, que me
invita a no cejar en mi esfuerzo por conquistarte... y, de pronto, como regalo de las diosas, como tú
me dices, “esta maravilla que es la computadora y la comunicación por Internet”. Sí, la maravilla
de la comunicación por Internet se apareció entre nosotros para ayudarnos a expresar un deseo que
tan sólo estaba durmiendo, estaba invernando, para lo cual están programadas algunas
computadoras. Entonces, aprovechando esta forma de comunicación me gustaría decirte, que todo
saldrá bien después del estudio que le van a hacer a tú corazón y que despertarás el jueves sabiendo
que puedes mirar hacia adelante, que la vida te sigue perteneciendo, que puedes seguir vistiendo el
horizonte, coqueteando con las flores cuando con tu falda, impulsada por el viento, las acaricia; ya
podrás recobrar tu imagen y decidir con ella lo que creas que es más pertinente, por ejemplo, que
tienes un corazón dispuesto a amar y a recibir todo el deseo del mundo, a construir una relación de
pareja que te ayude e impulse a soñar, acariciando tus penas y tus encantos. Te ofrezco, entonces,
mi corazón, si éste te ayuda a no dejar de ser tú misma, si no es un estorbo en tu camino, si es un
aliciente para seguir soportando cuantas pruebas sean necesarias para seguir siendo lo encantadora
que eres.

10
Fernando Martínez Salazar, “Amor, psicoanálisis y poesía”, Trabajo presentado en el XLIV Congreso
Nacional de Psicoanálisis, con el tema Amor y Trauma. Una visión psicoanalítica, realizado en Oaxaca, de
25 al 27 de noviembre de 2004.
11
Con Fernando Martínez escribí un trabajo conjunto, “La lectura de la realidad”, en Rompan Filas, México,
1998, año 7, núm. 35, p. 30 y como fruto de mi estancia en Ginebra, Suiza, como profesor invitado se
publico un trabajo de él: Fernando Martínez S. ,“Le Sous-Commandant Marcos et la percepction de la
réalité, en Miguel Escobar, La conduite du pouvoir et sa relation à la société sous l’angle de la
psychanalyse politique. Itinéraires, Notes et Travaux, n. 72, Institut universitaire d’études du
développement, septiembre 2004, 72 p. Esta publicación fue el resultado de un seminario que coordiné en
dicho Instituto cuando estuve como profesor invitado en 2001.

33
Lo que no sé, es si algún día tu corazón pueda expresarme que me adora como yo a ti, que la fuerza
del deseo es también tuya hacia mí y no sólo de mí hacia ti, pero tal vez en este momento esto no
importa porque me siento, aunque triste, profundamente feliz de haber alcanzado una meta, la de
abrir tu corazón a nuestra pasión. Creo que aquí se manifiesta algo de mi pulsión de muerte, en todo
tipo de enamoramiento siempre hay algo de ella, por ejemplo, en el aula todo educador y educadora
está expuesto a esa agresión del desamor y la vive de muchas formas: tanto desprecio, silencio de
quienes son el por qué de nuestra practica educativa y, sin embargo, se sabe que lo importante es el
gusto, la entrega, la pasión por compartir, la posibilidad de soñar que nunca es estéril, la memoria
del gusto de haber dejado la semilla del conocimiento como seducción de una utopía a favor de las
y los sin rostro. Mira aquí recuerdo unos versos que escribí cuando terminé el bachillerato:

Maestro

Maestro capitán de tantos mares


En lucha sin sosiego
Blanco bajel de nobles ilusiones
Conduces con tu mano fuerte o suave
Persiguiendo la luz del pensamiento.

Es así, ¿no crees?, a veces no importan las tormentas de desamor cuando uno siente la pasión por
compartir y, por fortuna, en el viaje hacia la consolidación de afectos, siempre aparece quién esté
dispuesto a entregarse a esta lucha, a ese gusto por conquistar lo imposible, conquistándose a sí
mismas y así mismos. Por ello, también en las relaciones de pareja, en algún momento llegará
quién esté dispuesto a entregarse a las llamas del amor; yo estaré tan cerca de ti como tú quieras
que lo esté, sin prisas, sin pedir nada a cambio, tan sólo tus encantos, exigiendo tan sólo el respeto a
tu presencia en mi fantasía, a tus sueños, a tu realización profesional, como persona, como
compañera, como amante, como mi utopía erótica, en fin, al ritmo que quieras que marque tu
corazón puesto en lo que quieras de mí, yo te ofrezco mi corazón para que hagas con él lo que
quieras, sabiendo que harás de él lo que tú puedas hacer con el tuyo. Te adoro, de verdad, me queda
la alegría de decirte lo que ya escribí en “Ser y Amar”: cuando nos enamoramos la vida se
transforma, de repente nuestra forma racional de pensar se ve invadida por las imágenes del ser

34
amado, por una forma emocional de pensar que se apodera de nosotros obedeciendo al juego de las
fantasías, cuyo funcionamiento no conocemos y, por ello, escapa a nuestra forma racional de
pensar, pero que, en las dulzuras y tristezas del amor, comienza por expresarse a través de un
cuerpo candente que anhela y necesita poseer el objeto de su deseo. Esta forma emocional de
pensar se manifiesta con grandes suspiros que inhalan y exhalan el fuego del amor, arrullando el
corazón con otros ritmos y otros latidos que van al compás de las fantasías que evocan los deseos.
Fantasías que, como realización de esos deseos, median entre la pasión del enamorado y la realidad
real del amor. Fantasías que traen a la memoria aromas de ternura y de felicidad, pero también
ausencias y carencias... Fantasías que me traen estos versos de Fernando Martínez12 que aparecen
en el último trabajo que escribió.

Dime tú

Mis versos son producto de tu presencia,


tú guías mi mano para escribirlos,
tú eres su motivo, tú eres su esencia,
yo sólo soy el esclavo que sabe imprimirlos.

Tu naciste, aparte de todo, de mi necesidad,


del hueco de mi soledad que te fue esculpiendo,
tú eres tú, pero con pinceladas de pasión te hice realidad,
una realidad que a través de mi piel se fue emitiendo.

El tiempo ha transcurrido insensible,


dejando dentro de mi su huella duradera
y en esa huella estás tú indivisible,
haciendo de mi algo diferente a lo que antes era.

Dime cómo prescindir de ti,


sin que algo de mi no muera.

12
Fernando Martínez S., “Amor, psicoanálisis…”, en op. cit.

35
Dime como olvidar que dentro de mi
tú eres el principio y eres la quimera.

Dime cómo dejar de sentir amor


por alguien que nació de mi propio ser,
de la necesidad, de la soledad y el dolor.
Dime tú, como te puedo dejar de querer.

Bueno, hermosa, cuídate, seguro que sabremos engancharnos al deseo si en la totalidad de nuestro
erotismo sentimos que nuestros cuerpos pueden fundirse para construir el riesgo del amor, sin
hacernos daño, no tengas miedo, cuida tu corazón que ya hace parte del mío y lo necesito para
seguir adorándote.

Miguel,
Mil y mil gracias por el correo, me llegó tan hondo el poema de tú psicoanalista que me puse a
llorar sabiendo que se había muerto, que te había dejado, hacia mucho que no veía por escrito
todo lo que se pone en un ser que se ama, eso me da fuerzas, tus letras me tranquilizan y me
permiten soñar e imaginar tantas cosas, siento que cada palabra tuya es un apoyo para descargar
mi angustia, estuve leyendo nuevamente lo que me escribiste en “Ser y amar”, es una prosa muy
bonita y va muy bien con lo de Dadoun, mira ya me aprendí el nombre, todo esto es algo que me
relaja mucho, creo que todos necesitamos un soporte a nuestra debilidad. Tú, aunque ya no
tendrás a Fernando, por fortuna tienes todas sus enseñanzas, tienes a tus estudiantes, a pesar de lo
difícil que es trabajar con ellos, muchos deben valorar lo que haces y algunos hasta adorarte.
Desafortunadamente, me faltan las palabras para contestarte, bueno sé que no esperas respuestas
filosóficas, por ello, sólo déjame decirte que eres encantador, que te agradezco tu escrito, tu
filosofía, tu compañía y, en especial, tu corazón, gracias por hacerme también tú alumna. Yo
espero salir bien de mi estudio y poder verte pronto. ¿Tienes miedo de que me muera?, no te
preocupes, no va a pasar nada, ya verás, lo que pasa es que estás muy triste por la muerte de
Fernando, yo también lo estoy contigo, un beso.

Hola,

36
Ayer por la tarde, al escuchar tu voz, me llegó aquella brisa que alivia el calor insoportable de la
ausencia, estaba muy preocupado, hacia las 11 de la mañana tuve una fuerte picada en el estómago,
siempre había la posibilidad de que tuvieras, a lo largo de tu estudio, un momento difícil como
efectivamente sucedió. En la intervención que te practicaron me atrapó, como lo intuiste bien, la
muerte de Fernando, presentía que su cáncer estaba muy avanzado y que, posiblemente los
cuidados médicos a los que estaba sometido, no serían suficientes. Desde que se le declaró esa
difícil enfermedad, los presentimientos que él mismo tenía me angustiaron y entristecieron, por
ejemplo, en el mes de diciembre pasado, había decidido invitar a sus dos hijos e hija, con sus
respectivas familias, para unas vacaciones a la playa y, orgulloso me comentaba además, que todo
lo había organizado para que su familia no tuviera problemas económicos con cualquier
eventualidad médica que se le pudiera presentar a él. Ya cuando le llegó con toda agresividad el
cáncer y tenía que caminar con bastón, en una ocasión sentado en su sillón del consultorio, con esa
mirada tranquila, madura y pausada que siempre lo caracterizaba; esa mirada que acompaña a quien
esta siempre dispuesto a escuchar al otro, a la otra y, en su caso como psicoanalista, a quienes venía
a confiar en él sus angustias, Fernando seguía el ritmo de las palabras encontrando en ellas lo
latente y, de esta manera, se sabía seguro de poder recrear las mismas palabras para devolverlas a
quien estaba escuchando para intentar aliviar, contener y yugular esa angustia inconsciente…
Fernando, te decía, hizo una pausa en lo que estábamos hablando y dejo que hiciera camino su
mirada, agarrada de unas palabras llenas de fuerza y de tristeza por lo que estaba viviendo: cómo
admiro, en este momento, me decía, a la gente que puede caminar, yo ya no puedo hacerlo…, como
diciendo, ya se termino mi caminata, ya te enseñé a caminar, agarra tú camino y disfrútalo cuando
puedas que yo llegué al final del mío… Fue tan duro ese golpe que sentí el mismo dolor que me
invadió como a las 11 de la mañana a la hora de tú intervención médica, por ello decidí llamar a tu
secretaria para saber de ti, aunque no esperaba que hubieras ido a tu consultorio saliendo de tu
estudio... que alegría escucharte, sentir que tu corazón fundamentalmente necesita mucho amor
para recuperar su ritmo, el verdadero ritmo de la vida que sigue el compás del erotismo, el que al
fundirse en el cuerpo produce las notas que despiertan nuestra libido y nos hace soñar, nos permite
luchar para hacer realidad la esperanza en nuestros sueños sin límites, en nuestras utopías infinitas,
por ello, estaré tan cerca de ti como tú lo desees.

Hola,

37
¿Estás ahí?, no he recibido ningún correo tuyo

Hola,
Estoy aquí, checando todos los correos que no pude ver el fin de semana. Las actividades del fin de
semana no me dejaron un minuto libre y ayer para mi mala suerte me dio gripa. Me siento mal,
agripadísima y encima de todo, me veo fea, muy gorda, me siento triste y he llorado sin saber por
qué, no tengo ganas de comer, ya quisiera dejar de trabajar y, lo peor, un paciente me ha montado
toda una historia que de verdad me tiene muy triste. A veces, cómo es la vida ¿no? Es injusta,
después de que uno pone todo su empeño, su cariño y su entrega para curar a los pacientes, para
que todo salga bien, pero esto no se valora, no importa y, por el contrario, por cualquier
equivocación viene el desprecio, la descalificación fácil. Además aunque uno quisiera hacer todo
bien, muchas cosas se escapan, no podemos tener todo el control, los pacientes como tus alumnos
creo, deben de poner su parte para que los medicamentos y las indicaciones funciones
debidamente. No sé si es la gripa, el cansancio debido a que la semana fue dura para mí o debido
a que todo se me juntó, dentro de un estado de ánimo que no es de lo mejor para mí, en este
momento me siento apachurrada. Recibí tu mensaje del viernes, lloré mucho con el relato que
haces de Fernando, lo querías mucho y es una lástima perder a una persona tan valiosa, espero
que puedas tener eco en la difusión de su pensamiento. Gracias por compartir conmigo estas
palabras tan profundas. Cuando lees este tipo de cosas tan bonitas, da gusto saber que siempre
hay alguien a quien importas y a quien sirves, por lo menos, de inspiración.

Hola corazón:
Hablando del corazón te cuento que en ocasiones cuando no podemos llorar para afuera, lloramos
para dentro y nos da gripa. Te siento muy enojada, deprimida y con ganas de decir lo que tienes que
decir: que se vayan ya saben a dónde cuando no se valora lo que somos y lo que hacemos con
entrega y cariño. Pero no te dejes apachurrar, déjame que te arrulle con la inspiración de tus
encantos pero no me dejes tampoco solo en este camino porque lo importante no es la inspiración
que me produces sino el porqué me la produces, o sea, el porqué te adoro. La expresión del
erotismo es una invitación para la vida, la que yo te ofrezco con mi corazón sólo si tú quieres que
los nuestros reaprendan a latir sin temor a morir. Significas mucho para mí, de ahí que haga mía tu
"gripa" de dolor y de enojo, no quiero perder la seducción de tu erotismo que me arropa, no quiero

38
volver a desaparecer de ti, estoy dispuesto a conquistar tu corazón pero sólo y tan sólo si tú quieres,
por ello:

Nada

Nada te pido a cambio:


fundir tan sólo en tus encantos
nuestro fuego del deseo.

No te pido casi nada, ¿te das cuenta?... Sonríe corazón que las flores sólo tienen tu sonrisa cuando
ellas se ven en otra hermosa flor. Recibe un beso y una rosa, o sea, un espejo, déjame que junte mis
labios a los tuyos para hacer que tu gripa sólo sea un enojo pasajero, antes de nuestro próximo
encuentro,... mejor déjame que acaricie tus encantos umhumhumh..., no te dejes apachurrar por tu
depresión, cuéntale a tu cardiólogo el estado de ánimo en que te encuentras, hasta pronto, llámame
para que puedas desahogarte y yo enamorarte. Del cariño que me unía a Fernando, es cierto,
establecimos una relación muy especial, de alguna forma fui un discípulo suyo, era mi
psicoanalista, mi amigo, mi padre, mi confidente, mi guía en el conocimiento de la racionalidad del
inconsciente y no será fácil elaborar el duelo de su partida, despedirlo para siempre. Como Paulo
Freire decía:

No siempre es fácil sepultar a nuestros muertos […] Vivir el luto con madurez es asumir
la tensión entre la desesperación provocada por la perdida y la esperanza en la
reinvención de nosotros mismos […] En una sana y difícil experiencia del luto, luto del
que nadie puede escapar, no podemos limitarnos a poner una palada de tierra sobre la
ausencia, como tampoco, y también simplistamente, pretender que nuestra vida se reduzca
al pasado [...] Nadie que sufre una pérdida sustancial continúa siendo el mismo de antes.
La reinvención es una exigencia de la vida.13

13
Paulo Freire. Cartas a Cristina. México, Siglo XXI, 1996, pp.90-91.

39
Esto lo escribió Paulo cuando falleció su esposa Elza y él murió el 2 de mayo de 1977, fue también
un golpe duro para mí, yo era otro de sus discípulos, él escribió el prólogo a dos libros míos14 y
aunque hacia más de 10 que no lo veía, constantemente estaba en mi pensamiento, también fue un
gran padre para mí, marcó mi vida intelectual desde 1967 y era un amigo entrañable con quien
conviví cuatro años en Ginebra, Suiza y logramos una amistad profunda que continúo siempre y
tuve la suerte y el honor de recibirlo en mi departamento de la ciudad de México en tres ocasiones,
1982, 1983 y 1985. Y, para cerrar este ciclo paterno, mi padre murió el 26 de febrero del 2004,
también hacia varios años que no lo veía, desde el 2001 y aunque mi relación con él fue un poco
conflictiva, en general, desde que salí de Colombia en 1978, habíamos logrado una buena
comunicación y la pasé muy bien con él en las tres o cuatro ocasiones cuando estuve en Bogotá.
Fernando me ayudó a elaborar el duelo de la partida de estos dos grandes padres en mi vida, ahora
tendré que elaborar el duelo de la partida de Fernando, haciéndolo principalmente con la expresión
constante del cariño que nos unía, compartiendo todos estos sentimientos con mi familia, con mis
amigos y amigas, con las y los estudiantes y a través de la difusión de su pensamiento, tú me estas
ayudando a ello.

Hola.
No me dejo, pero eso no quiere decir que no me duela, claro que me duele y mucho, más aún
cuando me tratan injustamente. Mi cardiólogo sabe de mi estado de ánimo, me ha dado algunos
medicamentos y me dice que desahogue mis penas, que a lo mejor sería bueno consultar un
psiquiatra, yo le dije que ya tengo uno, tú, que estoy segura de que con los medicamentos será
suficiente y no necesito que hurguen en mi vida privada. Tú me hablas de flores bonitas pero creo
que flores bonitas son las que te mandé en la foto de hace un momento, aunque como verás la de
los rosales de mi jardín, no están aún en su máxima expresión, pero en fin, espero que ya lo estén.

Hola,
Al leer tu mensaje me di cuenta que estabas muy enojada, ni siquiera mencionaste algo de la muerte
de mis “padres” que te mencioné pero, después de que platicamos por teléfono, creo que pudiste
sacar todo lo que traías dentro y volví a confirmar lo agradable que es hablar contigo, si fuera

14
Paulo Freire escribió el prologo a: Educación alternativa, pedagogía de la pregunta y participación
estudiantil y a Globalización y utopía, los dos publicados en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la

40
posible me pasaría horas soñando y gozando nuestras confidencias. La inspiración que me evocas,
por ello, no solamente es fácil sino muy placentera y eso que todavía no he tenido el gusto de verte
nuevamente. Espero puedas arreglártelas para encontrarnos sin prisas, teniendo todo un anochecer
para nosotros, son tantas las confidencias, los sentimientos, las tristezas, las penas, los deseos, los
sueños, las esperanzas para compartir que apenas tendríamos el tiempo de comenzar. Para mí sería
maravilloso, creo que los dos necesitamos hacer un alto en el camino para tomar fuerzas, bien que
las necesitamos. Me alegra saber que te gusta lo que te escribo, me encanta dejarme poseer por tus
encantos, dejar volar mi fantasía para recorrer tu cuerpo con mis labios, sentir tu mirada,
refugiarme en tus piernas gozando el contacto erótico que se produce con la frescura de tu cutis.
Ayer te decía que he dejado que mis sentimientos piensen en ti como un sueño fantástico,
imposible, dejando que tú, como musa del deseo se apodere de mí, dueña de mi libido, entregada
conmigo a sentir el placer de vivir, siendo capaz de hacerte soñar, de mostrarte que en la vida el
erotismo siempre nos espera y que podemos entregarnos a él responsablemente y hacer de la vida lo
que debe ser: placentera y hermosa de ser vivida cuando se tiene la suerte de encontrar una hermosa
flor como tú. Pero también te dije que estoy consciente de que lo posible de hoy tal vez es distinto a
lo que quisiéramos, que tenemos que respetar nuestros tiempos, nuestros límites, entablar una
relación sin apresuramientos, analizando hasta donde podemos hacer realidad el sueño de compartir
nuestra libido, teniendo como meta el hacernos bien a los dos, sin afectar a nadie, sin perder lo que
ya tenemos pero, seguramente, enriqueciéndolo y comprometiéndonos a entregarnos mutuamente
nuestros afectos, pero déjate ayudar emocionalmente, no tengas tanto miedo. En fin, "hagamos lo
posible de hoy para poder realizar lo imposible del mañana", como decía Paulo Freire, refiriéndose
a la realización de utopías sociales a favor de las y los desarrapados del mundo. Sí, hagamos lo
posible de hoy, aceptando el riesgo que conlleva el deseo, sin perder la cabeza, siendo capaces de
vivir momentos de locura, la vida sin riesgo no vale la pena ser vivida, aunque todo riesgo tenga
sus momentos de locura. Me encantas, tu imagen me invade y te disfrutaré hasta donde tú quieras.
Sí, veámonos mañana, ¿podrás?

Miguel,
Sí, qué rico verte. No te había escrito porque la verdad después de hablar contigo no recordé en
qué habíamos quedado, no sabes como me ayuda leerte y hablar contigo, eres mi psicoanalista

UNAM, el primero en 1990 y el segundo en el 2001.

41
aunque te molestes y me digas que tome esto en serio, que tú no puedes ayudarme porque no
trabajas la clínica, ya veremos, ¿no?, además quiero que me sigas platicando de Fernando y de
Paulo, quiero entender mejor todo lo que los unía. Estoy viendo la posibilidad de vernos en esta
semana. Deja me organizo y te comento pues tengo muchas cirugías y como sabes estoy viviendo
prácticamente en el hospital, la especialidad de internista me gusta mucho pero me absorbe todo
mi tiempo. Haré, como diría tu amigo, “lo posible de hoy para poder alcanzar lo imposible
mañana”, ¿de acuerdo?

Hola,
Eres un amor, que salga lo que más nos convenga, de todas formas dejaré las noches libres
pensando en que sí es posible lo imposible, pero tranquila si tenemos que cancelar, o sea, posponer
el deseo no te preocupes sabré manejar la frustración jajajajaja... Cuídate y que siga adelante tu
buen estado de ánimo, me reconforta y seguro que te ves más hermosa. ¿Sabes?, tu imagen me
recuerda de manera constante que la primavera existe y es real; hace frío, ¿verdad?, aunque ya no
tanto si pienso en ti. En unos minutos me voy, de regreso miraré el correo, estoy muy ilusionado
con la posibilidad de verte.

Miguel,
Sí hace frío, se antoja para quedarse junto a una chimenea, dejándose abrazar por su fuego y
tomando una copa de buen vino, mientras nos entregamos a platicar compartiendo todo lo que
vivimos internamente. He estado con mucho trabajo, muchos pacientes con muchas complicaciones
tanto en el consultorio como en el quirófano. Ya pronto nos veremos no te desesperes.

Hola,
Cuánto daría mi corazón por una copa de vino a tu lado... La estación de la primavera, la que más
me gusta de las estaciones aquí en México, generalmente no llueve a diferencia de otras partes en el
mundo, me trae tus recuerdos, es bella pero en este año está lloviendo mucho, ya ves no la podemos
controlar a nuestro antojo, por qué llorará la primavera, ¿lo sabes tú? Por lo menos, para ti creo que
la primavera en tu corazón, como me lo dijiste por teléfono, llorará de alegría con la gran noticia
que recibiste de tu cardiólogo y pienso que de lo que se trata, tan sólo, es de una llamada de
atención para que lo cuides mejor, lo sepas entregar a las caricias del erotismo y construir un amor

42
duradero, decidirte a conocer y manejar la profundidad de tu vida emocional, no podré dejar de
insistirte en esto, cuando no la afrontamos, abre las puertas a las enfermedades físicas; yo siento
una depresión en tu estado de ánimo y, como es inconsciente, ni puedes ni quieres tratarla pues te
molesta mucho la simple idea de aceptar que los males del cuerpo pueden tener un fondo
emocional, pero claro, aunque no dejaré de señalarlo, tampoco podré presionarte demasiado, sólo
cuando vea que te estás haciendo daño, pero no te engañes diciéndome que yo soy tú psicoanalista.
Por último, quiero comentarte que anoche me encontré con “Ser y amar”, volví a leer lo que te
escribí en torno a la fantasía del enamorado y me gustaría recordarla aquí contigo. En la fantasía, se
quiere poseer y disfrutar a Eros puesto en la persona amada; ese placer busca una expresión sin
límites, sin competencia, como si en el mundo sólo existiese esta relación idealizada entre uno –uno
de único− y la musa del amor: se quieren controlar sus movimientos, su presencia, sus palabras, sus
miradas, su aliento, su cuerpo todo… para que sacie y dé respuesta a nuestro torrente pasional, para
que frene la angustia de separación, para saber que no nos va a destruir ni que tampoco será objeto
de nuestra agresión por no responder a tiempo a nuestra indefensión de amor, a nuestra angustia de
separación, a nuestra invalidez. En la fantasía no existe el tiempo del otro, sólo existe el tiempo del
amor que se anhela, los impulsos eróticos rompen con cualquier obstáculo que imponga el mundo
real, se clama y se exige todo el tiempo para uno y, si esta respuesta no llega, la fantasía se
convierte en un infierno ya que arden los recuerdos dolorosos de otros momentos del amor perdido;
se recorre una y mil veces y de una y mil maneras el cuerpo deseado, se le posee, se le endiosa, se
le disfruta pero inmediatamente esta fantasía se revierte sobre el enamorado e incendia el objeto
deseado clamando por su presencia, exigiendo su presencia, no aceptando ninguna excusa posible
pues uno es único, en la fantasía de amor. En la fantasía que está poseída por el objeto amado, si se
pierde el principio de realidad, el enamorado se siente atrapado y encarcelado en las rejas mismas
del amor como deseo en donde amor y destrucción se juntan, Tánatos y Eros se enfrentan en una
lucha a muerte por la posesión o destrucción del objeto amado. Bueno, un beso entonces, que te
evoque muchas fantasías, conmigo claro esta…, eso espero.

Miguel,
No sé por qué llora la primavera pero me gusta que llore de vez en cuando para que se manifieste
en todo su esplendor. Sin lágrimas muchas veces no valoramos lo que tenemos, de alguna manera
siento tus lágrimas en “Ser y amar”, perdóname, ¿podrás? Cuando lloramos nos damos cuenta

43
que las lágrimas nos hacen falta para sentir, para crecer, para florecer, para vivir intensamente la
primavera de nuestras vidas. Sin lágrimas, por ejemplo, no hubiera tenido esa llamada de atención
de mi corazón para ocuparme de él y hacer todo lo necesario para que vuelva a ser, si no la
misma, sí lo más cercano posible a lo que antes era. Pero también es cierto que cuando hay
lágrimas, éstas duelen, es dolorosa la vida. Nunca me había puesto a reflexionar en lo mucho que
te hice sufrir, tengo una parte mía muy mala, se que muchos hombres se vuelven locos con mi
cuerpo pero no me importa, no me pongo a pensar en que alguien como tú pudiera tener tanto
deseo por mí, un deseo con invitación a amar y soñar, los hombres siempre han buscado en mí
solamente mi cuerpo y, es verdad, me gusta mantenerme en forma, cuidarlo mucho, ser
provocativa, lo aprendí de mi madre, todos la buscaban a ella, se volvían locos persiguiéndola, sé
que nunca podré ser tan bella como ella. En fin, creo que a la primavera le gusta llover, se sentirá
orgullosa al constatar que con sus gotas de agua hace posible que la vida crezca, llegue a su
plenitud. Pero creo que no se trata de que yo haga lo que quiera con tu corazón, se trata de que
ambos nos sintamos a gusto, sin hacer daño a nadie y sin provocar aquellas lágrimas que no
permiten el esplendor de la primavera. ¿Estás de acuerdo?, o para ti ¿por qué llora la primavera?

Hola,
Posiblemente la primavera llora en mi corazón porque tú, mi utopía erótica, no estás tan cerca de
mí como necesito, porque sé que sufres mucho interiormente –eres mi más bella alumna atrapada
en el silencio emocional−. La primavera llora, posiblemente, porque tu corazón alcanzó una
situación límite –casi explota− para invitarte a vivir y a no morir, porque considero que la prueba
que enfrentaste fue tal vez injusta para ti, porque amar es también aprender a morir, porque necesito
que me digas que me adoras, por que necesito que salgas del silencio… También este año la
primavera llora la muerte de Fernando, la vida como dices tú es injusta, se nos va un hombre sano,
lleno de vida a los 62 años, amante del deporte como yo; su trabajo consistía en analizar la angustia
inconsciente del ser humano para enseñarle a leerla y, así, impulsarlo a expresar afectos, a
establecer relaciones sanas de pareja; siempre que era oportuno me repetía, ten cuidado con quien
compartes tus afectos… y, ya no volveremos a ver a Fernando…; sí, he llorado su partida al
compás de las lluvias de primavera, abriendo mi pensamiento a todos esos momentos tan gratos que
pasé en su compañía, a todas sus enseñanzas.

44
Pero, las lágrimas también se juntan al sufrimiento del mundo, sé que el mundo está padeciendo la
pulsión de muerte hecha poder y aunque muchos luchan, como yo queriendo estar junto a ti, para
que impere Eros, la muerte esta presente en nuestra vida cotidiana, ya sea en el deseo de eliminar al
hijo –filicidio−, en el deseo de eliminar al hermano –fratricidio−, en el deseo de eliminar al padre –
parricidio− o, lo peor aún, en el deseo de eliminarse a sí mismo –suicidio−, no existe peor agresión,
me decía Fernando, que cuando un hijo le hace saber a sus padres que desea morirse. Hoy tenemos
gobernantes como Bush, como Blair, como Sharon, como Putin que expresan en toda su crudeza,
amplitud y gozo, la pulsión de muerte, ese impulso de destrucción que la humanidad no logra
todavía digerir tomando en serio su existencia y que sólo Eros podría controlar. Las investigaciones
de Freud nos proporcionaron desde el siglo pasado muchos argumentos para constatar que:

[…] además de la pulsión a conservar la vida y reunirla en unidades cada vez mayores,
debía de haber otra pulsión, opuesta a ella, que pugnara por disolver esas unidades y
conducirlas al estado inorgánico inicial. Vale decir, junto a Eros, una pulsión de muerte
[…] El supuesto de la pulsión de muerte tropezó con resistencias aún dentro de círculos
analíticos […] Entonces, para todo lo que sigue me situó en este punto de vista: la
inclinación agresiva es una disposición pulsional autónoma, originaria del ser humano
[…].15

Este análisis también lo encontramos en la respuesta de Freud a una carta enviada por Einstein:

Usted expresa su asombro por el hecho de que sea tan fácil entusiasmar a los hombres
para la guerra, y sospecha que algo, un instinto de odio y de destrucción, obra en ellos
facilitando ese enardecimiento […] Nosotros creemos en la existencia de semejante
instinto […] Nosotros aceptamos que los instintos de los hombres no pertenecen más que
a dos categorías: o bien son aquellos que tienden a conservar y a unir –los denominamos
“eróticos”, completamente en el sentido del Symposion platónico, o “sexuales”, ampliando
deliberadamente el concepto popular de la sexualidad−, o bien son instintos que tienden a

15
S. Freud, “El malestar en la cultura”, en S. Freud et al., A medio siglo de El malestar en la cultura de
Sigmund Freud. México, Siglo XXI, 1981, pp. 84-85.

45
destruir y a matar: los comprendemos en los términos de “instintos de agresión” o “de
destrucción.16

En este contexto, actualmente Dadoun dice que:

La pulsión de muerte yace en lo más profundo del inconsciente, ella se muestra y se


renueva en aquellas expresiones públicas que parecerían estar ciegas: guerras, crímenes,
exterminio de masas que se exhiben o se camuflan movilizando todos los recursos de la
sociedad y del hombre […] un político puede ser caracterizado por el campo de acción
que entrega, activa o pasivamente, a la pulsión de muerte.17

En un programa consagrado a Napoleón en la televisión francesa escuché decir que un mandatario,


después de su mandato, debería de ser ejecutado. Qué difícil es entender y aceptar la pulsión de
muerte, hoy por ejemplo, me indigna muchísimo el hecho de que Estados Unidos, con el apoyo de
su principal aliado, Gran Bretaña, se fue a una guerra contra Irak (2004), con base en mentiras que
hoy han quedado desenmascaradas, no existían las armas de destrucción masiva que era el principal
pretexto para la guerra. Esa agresión de por sí ha traído mucha muerte y destrucción en el pueblo de
Irak pero, lo que todavía me parece más indignante, es que la mayor parte de la población de E.E.
U.U. y de Gran Bretaña, volvieron a reelegir a sus gobernantes –Bush y Blair--, importándoles un
bledo, o tal vez, gozando la agresión y la mentira que se hizo poder. Tal vez por ello Freud concluía
con las siguientes palabras, su libro El malestar en la cultura:

He aquí, a mí entender, la cuestión decisiva para el destino de la especie humana: si su


desarrollo cultural logrará, y en caso afirmativo en qué medida, dominar la perturbación
de la convivencia que proviene de la humana pulsión de agresión y de autoaniquilamiento.
Nuestra época merece quizás un particular interés justamente en relación con eso. Hoy los
seres humanos han llevado tan adelante su dominio sobre las fuerzas de la naturaleza que
con su auxilio les resultará fácil exterminarse unos a otros, hasta el último hombre. Ellos
lo saben; de ahí buena parte de la inquietud contemporánea, de su infelicidad, de su

16
S. Freud, “Respuesta a Einstein”, en S. Freud et al., El psicoanálisis frente a la guerra. Buenos Aires,
Rodolfo Alonso Editor. 1970, pp. 26-27.

46
talante angustiado. Y ahora cabe esperar que el otro de los dos ‘poderes celestiales’, el
Eros eterno, haga un esfuerzo para afianzarse en la lucha contra su enemigo igualmente
inmortal. ¿Pero quién puede prever el desenlace? 18

Y, ¿cuál será nuestro desenlace? ¿Impondremos entre tú y yo a Eros o Tánatos nos ganará la
partida? No lo sabemos pero, por ahora, estoy de acuerdo contigo cuando dices que las lágrimas
duelen. Al sentirnos desenganchados y abandonados por el ser a quien entregamos nuestro
erotismo, por ejemplo, nuestro cuerpo recibe una profunda herida emocional, ¿por quién estarás tú
haciendo un duelo erótico inconsciente? Sabes, las lágrimas han sido y serán una buena compañía
para mí, no les tengo miedo, sé nadar entre el dolor, comparto algo del sufrimiento emocional del
mundo, sé nadar entre las tormentas para salir siempre adelante y, por fortuna, tengo la capacidad
de vivir solo –aunque preferiría mil veces vivir contigo−, pero tampoco estoy totalmente solo
porque las lágrimas me acompañan y con ellas los recuerdos, buenos y malos, en eso soy
melancólico y entiendo el sentido de la pérdida, del abandono, conozco algo de la profundidad de
mi inconsciente, después de 11 años de trabajo terapéutico y de 8 años de haberme dedicado al
estudio del psicoanálisis social, he logrado aplicarlo, tanto en mi vida personal como en el salón de
clases para observar y estudiar la conducta inconsciente tanto de estudiantes como de docentes. He
observado y estudiado algunas de las agresiones que se viven en el aula, el silencio, por ejemplo, es
una de ellas porque busca impedir la relación pedagógica, dejar sin interlocutor al docente, ejercer
un acto parricida destruyendo la posibilidad de un compromiso con el conocimiento, en mi caso de
un conocimiento como lucha en favor de los y las condenadas de la tierra; el silencio, por ello,
impide el conocimiento como impulsor en la construcción de utopías. El silencio bloquea también
cualquier posibilidad de convertir el erotismo en amor, de compartir la locura del enamoramiento.
Aunque, como ya sabes, no me formé en el psicoanálisis clínico, sé la diferencia con el
psicoanálisis social,19 lo que me ha permitido conocer algo de otros inconscientes, algo creo

17
Roger Dadon. La pychanalyse politique. París, Presses Universitaires de France, 1995, pp. 110-111.
18
S. Freud, en “El malestar…”, en op. cit.,. p. 140.
19
Los estudios de psicoanálisis aplicado a lo social, los realicé con el doctor Fernando Martínez S., tanto en
un grupo operativo, reuniéndonos 4 horas semanales de 1997 a 2003 como en trabajos directos con él de
1997 a junio de 2005. En este grupo estudiamos parte de la obra social de Freud, El porvenir de una ilusión,
Psicología de las masas y análisis del yo, El por qué de la guerra y El malestar en la cultura. Aquí logré
definir conceptos como: conducta psicopática, ataque al aparato de pensar de la sociedad, percepción,
mediación, relación Jefe-Sujeto-Masa, Complejo de Edipo, filicidio, parricidio y suicidio, pulsión de vida y
pulsión de muerte. La primeras aplicación que hice, con el apoyo del doctor Martínez, fue tanto durante la

47
entender del tuyo, el que, como te lo he manifestado sufre una depresión que tú te niegas a aceptar
como un problema emocional y la reduces a un problema orgánico; siempre será difícil para el ser
humano ir al encuentro de su historia emocional, entender el sufrimiento que desde el inconsciente
vive nuestra memoria afectiva esperando, tal vez, que algún día nos hagamos cargo de ella, la
traigamos a la memoria para analizarla y entenderla, para mejor lograr construir nuestra propia
autonomía, sin seguir recurriendo tan sólo a la represión de nuestras pulsiones, abandonándonos a
las fantasías inconscientes que cobran su factura en los males de nuestro cuerpo, cuando Tánatos se
apodera de él, por ejemplo. Es ésta la razón principal por la que me entristece el manejo que haces
de tu vida emocional, siento que destruyéndote destruyes una parte mía, lo que haces negándola y
pensando que lo que tienes son tan sólo males físicos que puedes arreglar con medicamentos, los
cuales, claro está, no se deben dejar, pero sería necesario ir al fondo de ti misma para saber qué es
lo que te angustia tanto, qué es lo que te deprime y lo que hace que tu cuerpo se quede sin defensas
para permitir el ataque a los órganos que están más débiles, siendo éste uno de los estragos que
causa la depresión, dejar indefensa a la persona y atacar la parte orgánica que se encuentra más
vulnerable. Pero, en fin, aquí entraría la parte clínica que yo no trabajo y que, como les digo a las y
los estudiantes que trabajan conmigo, solamente debemos observar con claridad para conocer y
detectar cuándo nos parece pertinente recomendar una intervención terapéutica. De todas formas,
mi convicción es que en el estudio de problemas como el de la desconexión de la realidad en el aula
y/o el silencio que la acompaña, los estudios del psicoanálisis social pueden ser un apoyo para
identificar problemas y encontrar alternativas para superarlos; aspecto fundamental del
psicoanálisis a los que Freud, al final de su vida, hizo referencia para que sus descubrientos
encontraran la verdadera revolución psicoanalítica, en su aplicación social.

Ahora quiero llevarte nuevamente al salón de clases y te pido disculpas si te parece un poco
cansado, aburrido y difícil de entender pero, te ruego me permitas decírtelo porque te siento una
interlocutora válida a quien puedo expresarte “enamoradamente” mis investigaciones en el salón de
clases, lo que claro, aprovecho, ya que me dices que te gusta que te escriba y hable sobre estas
cosas tan esenciales en mi vida. Ahora fíjate en esta asociación que hago, recuerdo que en mi
juventud, no te rías de mí si fui joven, muchas enamoradas se encantaban de toda esta parte

huelga estudiantil de la UNAM, 1999-2000 como con el seguimiento de la relación entre el gobierno, el
EZLN y la sociedad civil.

48
filosófica y poética mía pero, cuando era hora de divertirse, me dejaban entre mis libros y
pensamientos, no por qué a mí no me gustara bailar y divertirme sino porque fácilmente decían que
retomaba mi rollo filosófico. Pero en fin, como dices tú, si me permites, te sigo contando sobre los
famosos RAPS que tanto te he mencionado por teléfono, o sea, las Representaciones Actuadas de
una Problemática en el aula. Dicha representación, por ejemplo, se han convertido en un excelente
instrumento para leer la realidad cotidiana en el salón de clases ya que la imagen permite, con la
actuación de las y los estudiantes, codificar el problema que se quiere estudiar para observarlo
mejor y mejor poder analizarlo. Como te he comentado, se filman cada uno de los RAPS para poder
guardar, manipular y estudiar las representaciones. Primero que todo, se analiza la percepción que
todo el grupo tiene de realidad que se representó. Este concepto de percepción es muy importante,
es otra de las grandes aportaciones de Fernando Martínez a la investigación del psicoanálisis social,
como te lo comentaré en otra ocasión. Para analizar cada RAP, entonces, se parte primero de la
percepción que el grupo, en general, tuvo de cada representación, pidiendo que quienes participaron
en la organización y presentación de cada RAP, se abstengan de hablar. El objetivo de analizar la
percepción es tomar distancia de nuestra práctica y analizarla con algunos conceptos que yo
propongo a las y los estudiantes. Dichos conceptos, han surgido y los he construido apoyándome en
Paulo Freire, en el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el psicoanálisis social y en la
teorización de mi propia práctica: conceptos tales como utopía, lucha, resistencia, mandar
obedeciendo, autonomía, percepción, mediación, filicidio, parricidio, fratricidio, suicidio, Eros y
Tánatos. De esta forma, puedo jalar el silencio y la palabra desde la imagen, detener, por ejemplo,
el mismo silencio para analizarlo, estudiando el contexto del silencio dentro de la práctica cotidiana
en el aula. Para que puedas entender mejor esto te lo explicaré con el concepto de fratricidio: no sé
si recuerdas lo que te comenté por teléfono de aquella representación que un grupo de estudiantes
hicieron, utilizando el programa de televisión que se llama Big brother, que a propósito tiene su
origen en la novela de Georges Orwell, 1984. En ese RAP, se mostraba cómo en alguna materia en
donde era necesario realizar investigaciones en la biblioteca, los y las estudiantes se las ingeniaban
para trampear a sus otros y otras compañeros (as) del grupo, sacando y escondiendo el material
para que solo ellos pudieran tener acceso y, de esta forma, ser los elegidos, los triunfadores a la
vista del maestro, organizando con astucia perversa su deseo de eliminar al otro, o sea, siguiendo
las mismas reglas del programa de televisión señalado. Este RAP lo analizamos teniendo en cuenta
el concepto de fratricidio, construido por el doctor Martínez Salazar. Espero que recuerdes que

49
cuando te comenté el concepto de filicidio, trabajado por el doctor Arnaldo Rascovsky, hice
mención del concepto de fratricidio que debería ser analizado y utilizado con el de filicidio para
entender mejor el concepto de parricidio propuesto por Freud. Te decía también, en ese momento,
en el que se cubría mi vida con dolor intenso la muerte de Fernando, que ésta era una de sus
aportaciones centrales al estudio del psicoanálisis aplicado a lo social,

[…] hay una parte en la naturaleza del ser humano que es partidaria de la xenofobia o es
xenofóbica […] la llegada del hermano para el niño representa una amenaza, pues éste
cree perder el amor de que es objeto por parte de los padres y teme que éste le sea
otorgado al que recién llega a costa de perderlo para él. De ahí su reacción de rechazar y
hasta de querer eliminar al hermano. En éste conflicto, tendrán que ser los padres los que
actuando adecuadamente, se encarguen de hacerle sentir al hijo que no debe de temer esa
consecuencia, ya que existe suficiente amor por parte de ellos para ambos hijos. Sólo de
ésta manera el hijo aceptará la presencia del hermano, pero no sin antes convenir, que él
está dispuesto a ceder parte del amor de los padres que le corresponde siempre y cuando
el otro, el hermano, esté dispuesto a hacer lo mismo por él […] Sin embargo, el
sentimiento de eliminar al hermano ni aún así llega a yugularse por completo, pues el
argumento otorgado por los padres y lo convenido con el hermano son garantías muy
endebles que deben refrendarse constantemente y, cuando esto no sucede de esa manera,
se vuelve a reactivar ese sentimiento de eliminación hacia el hermano. Estos fenómenos
muy primitivos, persisten en las personas como parte de su desarrollo emocional, después
se proyectan o se depositan en acontecimientos que por algún parecido se asemejan a
aquellos que les dieron su origen, reactivándose todo el contenido emocional de antaño y
el que ahora se agregaría por el acontecimiento actual. 20

Este concepto me parece esencial para entender las relaciones de injusticia que se establecen entre
las personas no sólo en el ámbito educativo –una educación cada vez más elitista−, sino también
tanto en lo económico –con un modelo que hace cada vez más ricos a los menos y más pobres a los
más−, como en lo social –en donde la movilidad social esta desapareciendo− y, claro está, en el

50
aula –en donde los preferidos y elegidos, en muchas ocasiones por sus características físicas−
llenan de mucha rabia consciente e inconsciente a los excluidos. Por ello pienso que el concepto de
fratricidio es una de las grades contribuciones de Fernando al estudio del psicoanálisis social. Una
de las enseñanzas esenciales de este concepto es poder observar y constatar que todo ser humano
puede renunciar a la satisfacción del deseo de eliminar al hermano pero no a la pulsión de
eliminarlo y, por ello, es necesario observar y estar atentos para desenmascarar la gran facilidad
con la que se alienta este deseo de eliminación, generando grandes injusticias, cosa que podemos
constatar en las guerras, en todo los actos racistas y en los enfrentamientos políticos que cuentan
con una legitimación social en programas televisivos como el tal Big brother, donde con toda
impunidad y como premio al mejor, permiso para eliminar, se enaltece y se llena de gloria a aquel
o aquella que logró utilizar bien su astucia perversa para eliminar al otro, ejemplos éstos, que a
nivel político son el pan de cada día porque se castiga no al que eliminó o quiso eliminar al otro,
sino a quien no logró camuflar bien su astucia perversa. La gravedad de este tipo de conductas tiene
raíces muy profundas y determinantes para la vida en sociedad y, por ello, analizar el fratricidio es,
al mismo tiempo, analizar lo orígenes de la justicia.

El acto de justicia, decía Fernando Martínez, también es producto de una renuncia


pulsional a favor del otro y nace cuando se espera que sea correspondida de la misma
manera. Es una transacción que tiene la característica de mantener en igualdad de
circunstancias a dos o más seres humanos que tienen un mismo derecho y una misma
obligación […] Es una especie de arreglo que versaría así: no te elimino, siempre y
cuando tú no intentes eliminarme a mí. Por esta razón, bien podríamos decir que la justicia
no es sólo un acto de moralidad que nos dignifica, sino que es, además y ante todo, un
acto que nace de la necesidad biológica de supervivencia. De ahí que cuando se comente
una injusticia, se siente como un atentado contra la propia vida.21

Bueno, pero para ya no cansarte más con estas reflexiones y volviendo a lo nuestro, hermosa mía,
te comento en relación con tu correo anterior, que necesariamente las lágrimas acompañan el

20
Fernando Martínez S., “El amor y las relaciones de género”. Trabajo presentado en el XLII Congreso
Nacional de Psicoanálisis. IV Diálogo Intergeneracional entre Hombres y Mujeres, México, Guanajuato,
México, del 31 de octubre al 2 de noviembre de 2002.
21
Fernando Martínez S., “Freud, algunas de sus…”, en op. cit.

51
enamoramiento: en el momento duro de tu estudio en donde existía el riesgo de tu muerte, te ofrecí
mi corazón porque había la posibilidad de que el tuyo dejara de latir para siempre, te lo ofrecí
porque sentí lo mucho que significas para mí, te lo ofrecí porque no podía soportar la idea de que te
fueras sin que hubiéramos hecho el amor, una y millones de veces, mirándome en tus ojos de cielo
y entregándome al erotismo de tu cuerpo, al encantó de tus piernas, enganchándome a tu cadera; te
lo ofrecí porque comprendí que "algo" te está invitando a morir, porque quería expresarte mis
afectos. Por ello te entregué mi corazón para lo que tú necesitaras, como un apoyo y un llamado
para vivir conmigo la locura del deseo y, desafiarte de esta forma, a abrirnos al amor, a canalizar
nuestro erotismo en una relación de pareja.

Para finalizar quiero decirte que de ti existe hoy, a diferencia de ese doloroso ayer, algo que me
encanta: sabes que siempre espero impaciente tu respuesta, ya sea cuando te llamo o cuando te
escribo. Tú buscas siempre la forma de responderme rápidamente y me llegas al corazón, me haces
feliz, me alientas también para que te siga contando mi pasión en el aula. Te diré, por tanto, como
tú dices, ¡arriba corazones!, el tuyo es muy hermoso para no llenarlo de toda mi adoración por ti, de
la seguridad que yo tengo para afrontar la vida, de mis por qué vivir, de mi compromiso ante la
vida.

Y quiero que me permitas entregarte una confidencia que vive en lo más profundo de mí mismo,
ahí donde se juntan las lágrimas y la esperanza que se consigue en la lucha cotidiana, ahí en donde
vive el deseo en espera de su amada para entregarse a ella sabiendo que la vida del deseo, como la
vida toda, es un desafió que necesitamos aprender a vivir y que vale la pena. Te invito a imaginar
que en este momento te entrego dos rosas, una, que eres tú misma, le da existencia a la otra y la una
sin la otra no puede nombrase pero las dos adornan con belleza la confidencia que quiero
entregarte. ¿No quieres darte cuenta?, estoy enamorado de ti, me duermo entre tus encantos y me
despierto en tu presencia. Un beso y un corazón para hacer florecer las rosas de mi confidencia, la
utopía de tus besos.

Miguel,

52
guauuuuuuuuuuu... Nunca antes alguien me había confesado su amor a través de un correo
electrónico. Mil gracias por decírmelo. Es algo que presientes, pero hasta que lo ves escrito, no te
termina de caerte el veinte, como dicen.

Tienes razón en muchas cosas, cada uno tenemos definida nuestra personalidad. Tú dices que eres
melancólico, nostálgico, que te gusta analizar lo que sucede en tu interior para conocerte mejor,
que así has aprendiendo a vivir, que te gusta y necesitas conocer tu inconsciente. Yo no soy así
pues muchas veces sufro en silencio, no me gusta que se metan con mi vida emocional, me cuesta
poder salir adelante porque no puedo expresar ni lo que traigo adentro ni lo que siento, sin
embargo, sé que así soy y tengo que seguir siendo lo que soy. Estoy segura que mucho de lo que me
ha pasado estos últimos meses, se agravó por mi estado de estrés, de tristeza. Aunque soy fuerte y
siempre salgo adelante, todo lo que me ha pasado me duele y las lágrimas las llevas por dentro,
son heridas que guardas. Yo no puedo manejar fácilmente esta situación, quiero decirte que lloro
mucho, ya sea de felicidad, de sólo reírme, de satisfacción ante algo, de muchas cosas y esas
lágrimas son gratificantes para mí. Yo lloro posiblemente como lo hace la primavera buscando que
sus flores sean más hermosas y estén más radiantes... Así me gustaría volver a sentirme bien
conmigo misma, tal vez no tan guapa como lo era antes, porque creo que eso será imposible, pero
al menos acercarme un poco a lo que era. Han sido meses, años, que por una razón u otra, no he
podido regresar a ser lo que yo era. Esto también cuenta para todas las confidencias intelectuales
que me haces, ahora descubro que a pesar de que cuando te oía hablar la verdad que casi no
entendía nada –espero que no les pase a tus alumnos lo mismo, ¿o sí?− me fascina seguirte, así
que aunque no pueda responderte por obvias razones, no dejes de hacerlo, seguro que cuando
tenga tiempo volveré a leer todo esto para ir entendiéndolo poco a poco, ¿te parece bien?, eso de
la eliminación del hermano lo pone a una a temblar, en mi familia fue una lucha a muerte y creo
que yo salí corriendo pues mis padres no supieron poner orden.

Por último, te quiero decir que ahora me siento muy motivada ya que el diagnóstico de mi
cardiólogo está dado y, por otro lado, llevo ya seis meses sin cortisona, espero poder
desintoxicarme pronto, poder bajar de peso, volver al gimnasio y lucir mi cuerpo, mis piernas,
sentirme bien conmigo misma en el aspecto físico y por qué no, poderte brindar también aquella

53
imagen que tienes de mí, de cuando me veías con mis minifaldas... Ahora te pregunto: ¿estás
enamorado de mí todita o sólo de mis piernas? Jajajajajajajaja...

Hola,
Me voy a nadar, pero ese guauuuuuuuuuuu ¿no provoca ni siquiera una lágrima de respuesta?, tan
sólo ¿gracias y no más...?, por fortuna hoy salió el sol y me siento contento aunque no
correspondido, nadaré contigo todita, pero además con tus piernas, agarrado de tu cintura, así seré
más veloz, ¿no crees?

Miguel,
Perdona por no haber dado la respuesta adecuada a tus expectativas. Créeme que me siento mal,
posiblemente tienes razón, después de ese escrito tan bonito y tan profundo y yo te salí con un
guauuuuuuuuuuu... pero quiero que sepas que para mí esta expresión dice mucho, pero para tu
mente brillante esta expresión no dice nada, no la conoces posiblemente. Yo en ella, te lo vuelvo a
decir de la misma forma que te lo dije por teléfono, siento que existe tanto el halago, la dulzura, la
emoción, la felicidad, la ilusión el placer..., la posibilidad de abrirse al deseo, al amor... En fin,
créeme que lo siento de verdad, la primavera está nostálgica, no ha soltado lágrimas, pero las
lleva por dentro. Pero también creo que es culpa tuya, pues primero me sueltas todo un rollo
intelectual y luego te me declaras, dejándome toda confundida. Pero, en fin, te mando una de mis
historias preferidos, habla del Sol y la Luna, me encanta esta historia, es muy romántica,
apasionada, generosa y quiero compartirla contigo.

Hola:
Te llamé, aunque no te encontré, necesitaba decirte que sentí como nunca que tus palabras y tus
sentimientos acariciaron mi corazón. He seguido varias veces la historia que quisiste compartir
conmigo y quiero decirte que es bonita, también me llega al corazón, por ejemplo, aquello de

La luna siempre está muy triste [...] acompaña las estrellas, pero es débil [...] Cuando
el SOL y la LUNA se encontraron por primera vez se apasionaron perdidamente [...] Tú
LUNA, iluminarás las noches frías y calientes, encantarás a los enamorados [...] La
LUNA se entristeció mucho con su terrible destino y lloró amargamente [...]

54
Cuando mires al SOL [...] y veas que el SOL cubre la LUNA, es porque se acuesta sobre
ella y comienzan a amarse. Es a ese acto de amor al que se le dio el nombre de eclipse
[...] tus ojos pueden cegarse al ver tanto amor.

La luna y el sol me evoca momentos muy dulces, románticos y de gran nostalgia que me hacen
sentir muy cerca de ti, se antoja como me dijiste hace algunos días, para quedarse junto a una
chimenea, dejándose abrazar por su fuego... y alcanzar la flama del erotismo al fundir nuestros
cuerpos. Tienes razón en lo que me dices, a veces soy demasiado filósofo, pienso demasiado las
cosas y me entusiasma mucho mi trabajo en el aula y, cuando hablo de lo que hago en ese espacio,
se me nubla el mundo real, el nuestro, por ejemplo. Así que tienes razón en muchas cosas pues es
cierto que en ocasiones pienso que sólo las palabras son las que comunican y descalifico unas
palabras en relación con otras, excluyendo las expresiones y los gestos que las acompañan, no soy
cuidadoso al identificar la historia que ellas traen, su propio camino, su conexión con lo más
profundo del corazón que las produce. Es cierto, pienso que lo brillante –en una mente brillante
como crees que es la mía−, es la única forma de expresión, pero ya nos dimos cuenta, tú y yo, que
eso no es cierto porque en ocasiones una “mente brillante" no puede apreciar los verdaderos
sentimientos que esconden las palabras, que tal vez, aunque la luna acompaña las estrellas... es
débil. Creo que me equivoqué al criticar tu respuesta porque olvidé que las palabras son tan sólo
ventanitas diseñadas con letras para permitirnos asomarnos, a través de ellas, para ver lo que traen
detrás, lo que la luna esconde. A veces sólo se quiere escuchar, “leer”, ver lo que nuestras propias
palabras ya emitidas indican que se debe de mirar, escuchar, “leer” –eso me pasa frecuentemente en
el salón de clases− haciéndome que olvide nada más ni nada menos al interlocutor, las y los
estudiantes o tú –mi alumna más bella−, produciendo que la persona que queremos se sienta mal,
como tú te sientes en este momento haciéndome saber que la primavera está nostálgica, no ha
soltado lágrimas, pero las lleva por dentro. Sin embargo, no sé si tú aceptas también que un
guauuuuuuuuuuu no era la respuesta adecuada a mi declaración de adoración por ti, que no quisiste
responder directamente a ella y te quedaste en la superficie, evadiste la respuesta, no quisiste
utilizar las letras salidas de tu corazón para responder a mi declaración, lo que sólo hiciste
parcialmente cuando nos comunicamos por teléfono, yo no dudo que tu guauuuuuuuuuuu se
contenga lo que después me expresaste con palabras pero hubieras podido acompañarlo de las

55
palabras, en ellas siempre encontraremos formas más hermosas y fascinantes de expresar y de
seguir nuestros sentimientos, ¿no crees?, pero, ¿realmente sentirás algo de enamoramiento por mí?

Ahora bien, no creo que se trate de pedirnos disculpas, aunque también yo te las pido a ti, acepto
que a veces mis divagaciones filosóficas y psicoanalíticas me traicionan pero, me parece que
estamos escondiendo lo que está sucediendo realmente entre nosotros, estamos aprendiendo a
conocernos, a expresarnos nuestros afectos, a entablar una comunicación llena de sentimientos de
amor, siguiendo lo que yo llamo la racionalidad del erotismo y, estamos llenos de miedo, ¿no
crees? De todas formas, te confieso que sabiendo que tú eres para mí la más hermosa de las rosas,
olvidé que en ocasiones, las nubes cuando dejan caer su lluvia, descargan la tristeza de los
enamorados, olvidé tal vez tratarte con delicadeza, con dulzura. Pero, ¿sabes?, me gustaría también
enjuagar tus lagrimas con las mías, decirte de verdad por qué te adoro y por qué añoro tu presencia,
por qué necesito que me digas que me adoras como yo a ti, escuchar el dolor y la alegría de tu
corazón, tu parte romántica, apasionada, la que hoy quiste compartir conmigo, escucharla de tus
labios, mirar en tus letras tu deseo por mí. Con todo esto que nos acaba de pasar pensé mucho en
los dos, en ti y en mí, como luna y sol, fantaseé con la luna que eres en mí, así recordé, busqué y
transcribí la parte que considero esencial de un cuento muy profundo escrito por el sub Marcos,
aquel filósofo enamorado con la utopía de construir un mundo en donde quepan todos los mundos
que somos, creo que te ayudará a soñar.

Cuentan los viejos más viejos que la luna se nació aquí mismo, en la selva. Cuentan que
hace muchos tiempos, los dioses se habían quedado dormidos, cansados de tanto jugar y
de mucho hacer. Estaba el mundo un poco en silencio. Callado se estaba. Pero un
lloriqueo quedito empezó a sonarse allá en la montaña. Resulta que a los dioses se les
había olvidado una laguna en medio de la montaña [...] Entonces la tal lagunita estaba
llorándose porque estaba sola. Y como estaba en su chilladera, a la Ceiba madre, la
sostenedora del mundo, se le puso triste el corazón por su lloradera de la lagunita [...]
¿Qué te pasa pues? [...] No quiero estar sola [...] Bueno, yo te llevaré conmigo [...]
Cuando estaba arriba la lagunita exclamó: Está bien alegre aquí arriba. ¡Llévame a
conocer el mundo! ¡Quiero verlo todo! [...] El mundo es muy grande, niña, y allá arriba
te puedes caer... ¡No importa! ¡Llévame! [...] Pero el viento andaba por ahí, silbando de

56
aburrido [...] Y se fue el viento hasta arriba de la cabeza de la Ceiba y empezó a hablarle
palabras bonitas en el oído de la lagunita [...] La lagunita, pues, lueguito se puso a modo
y le dijo al viento: Si me paseas por el mundo, ¡entonces me voy contigo! [...] Que muy
bonita que era, le decía el viento a la lagunita [...] que cual sed no se aliviaría con el
agua que tenía la lagunita, que cómo no hundirse en ella [...] Y cada que pasaban por
encima de un charco de agua o un lago, la lagunita aprovechaba para mirarse reflejada y
se arreglaba el húmedo pelo y se entornaba los ojos líquidos y gestos de coquetería se
hacía con sus olitas en su cara redonda. Pero puro andar de un lado pa’ otro quería la
lagunita y nada de hacerse el amor en un rincón de la madrugada y el viento como que se
fastidió [...] y aventó a la lagunita y cayendo se fue [...] Siete estrellas la agarraron por
los lados y, como sábana la levantaron de nuevo al cielo. Pálida quedó la lagunita por el
miedo que le dio que se caía. Y como ya no se quería bajar a la tierra, les pidió a las
estrellas que la dejaran quedar con ellas.

Bueno –le dijeron las estrellas, pero tendrás que ir con nosotras donde vamos [...] Pero
la lagunita se ponía triste de andar siempre el mismo camino y se daba otra vez a la
chilladera [...] se despertaron los dioses y se fueron a ver qué pasaba o de donde venía la
chilladera [...] Cuando supieron la historia, los dioses se enojaron porque ellos no
habían hecho las lagunas para andar en el cielo [...] y fueron donde la lagunita y le
dijeron:

--Ya no serás laguna. Las lagunas no viven en el cielo. Pero como ya no te podemos
bajar, entonces te vas a quedar aquí. Ahora te vas a llamar luna y tu castigo, por coqueta
y presumida será reflejar siempre el pozo donde se guarda la luz de la Tierra [...] Por eso
cuando se encuentra una laguna, la luna se detiene para arreglarse el pelo y la cara. Por
eso también las mujeres, siempre que ven un espejo, se paran a mirarse. Eso fue un
regalo de los dioses, a cada mujer le dieron un pedacito de luna, para que pudiera
arreglarse el pelo y la cara, y para que no le diera ganas de andar de paseadora y de
subirse al cielo.

57
Espero que, después de haber disfrutado este cuento, puedas mirar la luna de otra forma, mírala
cuando ella te esté mirando. Un beso de luna que desea proteger tu corazón, para convertirme en un
sol para ti y aliviar los momentos de tristeza de tu luna.

Hola,
Sabes, aunque no he recibido respuesta tuya, te escribo de nuevo porque quiero compartir contigo
algo que me emociona gratamente, recibí una invitación para ir a la playa a dar un seminario,
¿cómo ves? El año pasado conocí la hija del gerente de un hotel en Puerto Vallarta, ella está
terminando la licenciatura en pedagogía y estuvimos platicando de mi trabajo, le fascina Paulo
Freire y también, para mi fortuna, me había leído, sabía que trabajé con él en Suiza y en África, así
que estuvimos hablando de sus sueños y frustraciones en sus estudios, de mi práctica educativa;
hablamos de todo aquello que nos inspira el reflejo de la luna y del sol, de los amores cuando
estamos en el mar, de lo hermoso que resulta un proceso educativo cuando nos permite descubrir
nuestros deseos y nuestra pasión para conseguir lo que queremos. Mientras platicábamos mi
fantasía dibujaba tus encantos, con los distintos colores con el que el atardecer viste el mar y,
entregado a tu cuerpo, seguí la luna observando como ocupaba su lugar, dejándome un rinconcito
para encontrarme con tus ojos de cielo... Al día siguiente, Isolda, la pedagoga, me mostró un trabajo
mío22 que le había gustado por la integración que yo había logrado entre Freire, el EZLN, el
psicoanálisis social y mi metodología innovadora en el aula –la metodología para el rescate de lo
cotidiano y de la teoría--; así que hablamos de los RAPS. Le conté que el trabajo que estaba
realizando actualmente era un poco diferente al de la publicación que ella había leído porque en ese
momento, en la Universidad de Ginebra, estudié la conducta del poder y su relación con la sociedad
y, ahora, aquí en México, en el Colegio de Pedagogía, estoy estudiando los efectos de la
desconexión entre el texto y el contexto en el salón de clases, por ejemplo, de cómo en ese espacio
se habla una palabra muerta y de la forma como las y los estudiantes, sumidos en el silencio
suicidario, parece haber “muerto” también a la posibilidad de entender y vivir el conocimiento
como lucha, el acto educativo como la manifestación de deseos a la conquista de utopías. Le
comenté a Isolda que los RAPs –que anteriormente denominaba psicodramas y que gracias a la
ayuda de mi hijo que estudia literatura dramática y teatro me hizo ver que yo no trabajaba ni lo

22
Miguel Escobar, “Percepción y lectura de la realidad. La construcción de utopías en el aula”, en Diálogos,
Barcelona, España, año IX, vol. 2/2003, núm. 34-35, pp.121-144.

58
dramático ni lo psíquico en sentido estricto y por ello me sugirió éste término− permitían observar,
por ejemplo, las causas y los efectos de la desconexión entre el texto y el contexto en el aula,
confrontando a las y los estudiantes con su realidad cotidiana y, de esta forma, abrir caminos para
la “lectura de su realidad” con la finalidad de encontrar alternativas para reconquistar, por ejemplo,
el salón de clases, como un espacio de lucha para recrear el pronunciamiento del mundo
entendiendo mejor los por qué de la muerte de la palabra. Isolda me preguntó qué significaba esta
palabra pronunciamiento y, esto me permitió contarle –me dio cuerda− que uno de los sueños de
Freire era el hacer del conocimiento una lucha que permitiera a quienes participan en cualquier
proceso educativo, asumir su responsabilidad de construir su mundo, de construirse a sí mismos, de
rebelarse y organizarse en contra de todo tipo de autoritarismo, para pronunciar su mundo, o sea,
para participar en la construcción de un mundo que se reinvente de abajo hacia arriba, o como
dirían los zapatistas, la construcción de un mundo en donde se mande obedeciendo. Para Paulo, le
decía a Isolda, la lectura del mundo antecede a la lectura de la palabra y leer y escribir es
pronunciar el mundo para releerlo y reescribirlo, transformándolo y transformándonos a nosotros y
nosotras mismos (as). Así que ella y yo hablábamos y soñábamos de cómo, estando en el mar, tanta
muerte en el aula podía tener una carga erótica que era necesario descubrir y recrear en el salón de
clases y, hoy, para mi agrado y sorpresa, me escribe para invitarme a trabajar mi seminario en el
hotel de su papá pues, con la ayuda de él y el interés de su universidad, me ofrece la oportunidad de
ir a compartir mi propuesta, aprovechando la inspiración que nos evoque la cercanía con el mar. Ya
le conteste, proponiéndole como tema de nuestro trabajo, Eros y Tánatos en el aula, para observar y
estudiar a partir de algunos RAPs la relación que podemos identificar con estas pulsiones, entre:
docente y estudiantes, entre estudiantes y docentes con el conocimiento.

Ya ves, mi querida musa, de concretarse esta invitación, faltaría saber como darle vida a mis
fantasías. ¡Fantasías hermosas!, estar contigo, cambiando la chimenea por el mar, o juntando
chimenea y mar para que a la mar se junten nuestras lágrimas y una vez convertidas las lagrimas en
olas irradien mejor tus encantos para llevarse las lágrimas tristes y dejar las lagrimas alegres que se
convierten en caricias llenas de silencio y se cargan de la energía pasional del sol –yo− que busca
broncear delicadamente el escalofriante cutis de tu cuerpo y, así, mostrar al mundo sus encantos –
sin permitir que me los bajen claro está−. ¡Qué rico sería algún día llenar con todo este erotismo,
que tú me evocas, el salón de clases, reinventando con él, el acto educativo!

59
Si no soñamos no podríamos realizar sueños, ¿no crees? Entonces que agarro mi fantasía y que me
trepo en ella con tu inspiración y, entonces tú y yo nos vamos al mar, para encontrarnos con la luna
y con el sol, o mejor, para que tú mi luna puedas descansar en el sol –yo− dejándonos revolcar por
el coqueteo que lanza la luna sobre la fuerza de tus olas hasta hacer un alto y entregarnos a ser
actores en el más bello atardecer producido por la luna y el sol, que se preparan a deleitarnos con el
mejor de sus eclipses y me convidan a acariciarte y, así, fundirme contigo en un sólo corazón y
dejar que en este eclipse inolvidable, tú y yo, representemos a la luna y al sol porque los dos
decidieron que necesitan de un momento de intimidad,
umhumhumh... guauuuuuuuuuuu...
¿Crees que sería posible realizar esta fantasía imposible? Te adoro, luna seductora, dueña de mis
deseos.

Miguel,
Ahora sí puedo escribirte unas líneas más tranquila. Te felicito por la invitación para ir a Puerto
Vallarta, de las cosas que recuerdo de ti, es el gusto que sientes cuando sales a dar seminarios, así
que creo que lo vas a disfrutar, aunque, como sabes no podré acompañarte por ahora. ¡Qué
historia tan bonita la que cuenta Marcos! ¿Sabes? para mí el Sol y la Luna son maravillosos al
igual que el mar. Me da muchísimo gusto que me hayas hecho llegar esta historia, la recogí en mi
corazón. Es una historia romántica, apasionada, aunque triste para la lagunita. El sol siempre es
esplendoroso para mí, me encanta recibir su fuerza, dejarme envolver por su calor, pensar que me
acompañará por el resto de mi vida. Un atardecer en el mar, mirando la despedida de los rayos del
sol que se van en busca de su luna es uno de los momentos más maravillosas que pueda contemplar
la mirada de un ser humano. Pienso que todas las mujeres tenemos algo de Luna, ella nos sirve de
refugio y de paño de lágrimas. Es fantástico el hechizo del Sol y de la Luna ¿no lo crees?, por
ejemplo esperar años y años para poder encontrarte con tu príncipe, a quien amas y, cuando se
produce este encuentro a lo mejor el hechizo dura sólo unos instantes, mientras nos llega, luego
desaparece, cegándonos de tanto amor...

Yo creo que tengo algo de Luna, aunque me gusta mucho más el sol, el mar, la playa. Pero a la
Luna, la ves y puedes entregarte a ella, descargándole con cada lágrima todas tus penas; en los

60
momentos en que te llega una mala racha, la luna te sirve de paño de lágrimas y te reconforta al
entregarte toda su belleza, dejándose admirar, haciéndote sentir la fuerza con la que refleja su luz.
Por ello creo que la luna no es tan débil y que nosotras como lunas debemos saber esperar, luchar,
salir adelante, a pesar de que su Sol esté a millones de Km. y sólo puedas amarlo una vez en
muchos años. Algo de eso soy, ya lo irás descubriendo.

El mar para mí es tanto un remanso de tranquilidad y de paz como una furia imponente que nos
puede arrastrar con su fuerza, pero que siempre está ahí para imponer su imperio, su belleza. Me
encanta el mar y de verdad me encantaría poder estar contigo alguna vez en el mar, por ahora que
vas solo cuídate de muchachas como Isolda, no te vayas a enamorar, ¿no? Te mando un besote
fuerte y más que la chimenea, me encantaría primero estar en el marrrrrrrr...

Hola YMAR,
Sí, me gusta este nombre para ti, sin ti el mar no tendría olas, dejaría de existir se convertiría en una
laguna, cómo deseo que tú y yo estemos juntos, sí tú y el Mar, tú mi mar, tú y mar, YMAR. Recibí
tu correo, qué celosa eres, pero eso si te haces de rogar, a lo mejor me dejo enamorar por alguien
que este dispuesta a soñar conmigo, con el mar o sin él jajajaajaj... Como platicamos por teléfono,
me halagas cuando me dices que las historias que te narro te llegan al corazón, de eso se trataba, de
llegarte al corazón, de hacerte sentir bien, de amarte a través de mis escritos, de acomodar las
historias, las que ya sabemos para rescribirlas, sirviéndonos de ellas como enlace para mejor contar
la que estamos viviendo tú y yo, nuestra historia, la de un fuego erótico que en un primer momento
no fue pero que ahora podría ser o dejar de ser para siempre. Ésa es la verdadera historia que
estamos viviendo y que nos interesa, por la que estamos juntos en este momento, ¿no crees? Pero,
como te expresé por teléfono, cuando leo y releo tu correo siento que no estamos participando de la
misma forma en esta historia, que mi historia puesta en ti, no te evocaba ninguna expresión de
enamoramiento hacia mí, lo que obviamente no tengo por qué pedírtelo, si no existe. En esto
estamos de acuerdo, ¿verdad? Acepto, después de haber hablado contigo, que de lo que se trata es
hablar con el corazón: desde el mío, que también cuenta en esta historia, te digo que siento tu
corazón distante, parecería que tu enamoramiento esta en otra parte, en un Sol que está a millones
de kilómetros. Y esto no te lo critico, lo constato, te lo hago ver porque me duele, siento que mi
pasión hacia ti está muy lejos de la tuya hacia mí, ¿podremos emparejarlas? Creo que para navegar

61
en los laberintos del deseo es lo menos que se puede pedir, ¿no crees? Claro, lo mejor es vernos,
hablarnos mirándonos a los ojos, aterrizar nuestro erotismo y saber si de verdad existe o no, si
existe en la fantasía solamente o en la realidad hecha fantasía y, si queremos convertirlo en amor.
Aquí sí acepto y me da gusto constatar que eres la persona que conocí, segura de ti misma, segura
de que sólo puedes compartir tus sentimientos y tu corazón con quien despierta tu capacidad de
enamoramiento. En esto somos iguales y por ello soy también, de tiempo en tiempo luna, porque sé
que no siempre podemos enamorar a quien convoca nuestro deseo, a quien y de quien hemos sido
flechados. Pero como bien dices tú, lo siento y, de ser así, tendré que reprimir mi libido e irme a
donde muere la noche, conmigo mismo, con mi soledad, a mirar un eclipse de luna y de sol al que
no estoy convidado, a esperar una lluvia de estrellas que me ayude a descargar mis penas de
enamorado. De todas formas me muero por verte, por estar cerca de ti, por decirte, aunque fuese
por última vez, que todos estos momentos en los que me has permitido entrar en tu corazón y en los
que me has permitido expresarte mi adoración y mi deseo hacia ti han sido, en mi madurez como
persona, como filósofo, como pedagogo, como escritor, como soñador, realmente maravilloso, lo
que mejor me ha pasado últimamente y no me arrepiento para nada. Sin embargo, no bajo los
brazos pues tengo la complicidad de la Luna y el Sol y todavía, no te he perdido y puedo alcanzar
el arco iris para que me ayude tanto a flechar mejor tu corazón como a entenderlo mejor y, de esta
forma, invitarte a compartir la adoración que siento por ti.

Bueno, YMAR, gracias por ser como eres y déjame que te diga que te adoro y que si mi adoración te
lastima me iré con mi erotismo donde muere la noche. Pero antes de despedirme y hablando de
eclipses, estrellas y firmamento déjame que te acaricie con este poema de mi hermano Rafael, él si
que es un poeta que ha encontrado en el vino su inspiración, siento que con sus versos pensando en
ti ya

ENCONTRÉ MI LUGAR

Encontré mi lugar en el espacio,


Soy vía láctea aullando por tus labios
Polvo de estrellas derramándose en tu cuerpo
Sol de verano navegando tu piel

62
Cometa hipnotizado por tus ojos
Asteroide orbitando tú ombligo.

Encontré mi lugar en la atmósfera,


Viento que levantará tu falda
Aire que agitará tus pulmones
Lluvia que empapará tu cabello.

Encontré mi lugar en la tierra,


Raíz que crecerá en tu pubis
Árbol que acogerá tu pasión
Cepa que embriagara tu lengua.

Encontré mi lugar en tu cuerpo,


Tus senos de luna
Mis labios de tierra.
Tierra que ha de poseer
La luna ardiente de tu piel.

Encontré mi lugar en tu universo:


Soy el poema que encenderá tus fantasías.

Miguel:
Acabo de leer tu correo, qué belleza de poema, muchas gracias por compartirlo conmigo pero
salgo volada porque se mi hizo tarde... solo te puedo decir gracias por ser como eres. Eres un
encanto de hombre y te quiero. La luna y el sol se van a poner felices, finalmente el domingo se
podrán ver. Podrán verse a los ojos y expresar lo que sienten, saber que hay detrás de cada uno de
nosotros. Rico verte ¿no?, guauuuuuuuuuuu. La luna me dijo que estaba contenta y ¿el sol?, ¿qué
crees que opine?

Sabes YMAR,

63
Este correo no te lo enviaré por ahora pero necesito escribirlo para aclarar las fantasías que en éste
momento se producen en mí, quiero saber por qué cuando pienso en ti, me duele el corazón. Para
mí siempre ha sido difícil soportar la espera, leer la realidad y, con razón me dirás, qué es eso de
leer la realidad y, para ayudarme a responder a esta pregunta, fui a consultar uno de mis confidentes
intelectuales, Dadoun:

De entrada, podemos darnos cuenta que la noción misma de ‘real’, la cual, por definición,
debería imponerse de manera soberana y sin apelación, es confusa, relativa, arbitraria,
contestada […] si admitimos finalmente que es posible que pueda existir, con y contra
todo, un núcleo irreductible de realidad, una realidad reducida a algunos datos intangibles,
semejante realidad, para el ser humano, estaría constituida de una violencia abrumadora;
ella sería sinónima de necesidad, de fatalidad, tomaría a la humanidad por su garganta,
imponiéndole, sin escapatoria, ni recurso alguno, su yugo fatal. Esto quiere decir,
entonces, que para el hombre le es vital poder hacer posible una función de irrealidad
[…] El sujeto no termina nunca de construirse y de deconstruir la realidad, la cual no es
jamás adquirida ni jamás hurtada. 23

De ahí, entre otras cosas, mi angustia al tratar de leer mi realidad emocional, me podrás preguntar
entonces que ¿cómo se manifiesta mi realidad en relación a mi erotismo? En ocasiones tengo poca
capacidad de frustración, o sea, que me enojo fácilmente cuando las cosas no se hacen rápido y
como yo las quiero, cuando no puedo manipular la realidad como quisiera, especialmente cuando se
refiere a mi vida emocional, incluido mi trabajo en el salón de clases; tengo heridas muy profundas
que mi terapia psicoanalítica me permitió conocer, o sea, leer mi realidad afectiva; viajé con mis
fantasías conscientes e inconscientes recorriendo mi mundo interno para conocer mejor las causas
profundas que desencadenan mi agresividad, como manifestación de mi incapacidad para soportar
el abandono, la pérdida. En el recorrido que realicé en múltiples ocasiones desde el diván, ya sea
trayendo sueños, identificando los lapsus, desenmascarando resistencias o dejándome ir con
múltiples asociaciones, logré encontrarme cara a cara con la angustia que me provoca el abandono,
traje aquellos recuerdos de pérdidas que me han dejado desenganchado de la vida, sin tener de
donde agarrarme, sintiendo que me deslizaba en un vació sin fin, lo que inconscientemente me

23
Roger Dadoun, L'utopie haut lieu d'inconscient. París, Sens & Tonka éditeurs, 2000, pp. 58-60.

64
llevó a poner una barrera en la manifestación de mis afectos, a reprimir la expresión de todo mi
erotismo incluida mi parte sexual, a encerrarme en racionalizaciones de mi mundo interno, dejando
de lado el contacto con lo que más anhelo, el cuerpo de una hermosa mujer como tú. Todo este
proceso que trabaje con la ayuda de Fernando, me permitió enfrentarme con la muerte de Paulo
Freire y de mi padre pero, en especial, con la muerte de mi madre. Hoy entiendo por qué la madre
es el primer objeto de deseo y principal gancho –el cordón umbilical− para que todo ser humano
pueda tener su propia gestación, antes de salir al mundo externo –el parto− y empezar a aprender a
vivir separado de la madre, o sea, a manejar la angustia de separación, angustia que es la misma
madre quien debe enseñar a vivir, a “leer”, mostrando que el mundo externo no es tan amenazante
como el bebé lo percibe, como lo vive la mayoría de las veces. La percepción de la realidad externa
es un concepto que permite entender la forma como se relaciona el recién nacido con el mundo
externo, o sea, con esa realidad que Dadoun señala “como sinónima de necesidad, de fatalidad, la
que tomaría a la humanidad por su garganta, imponiéndole, sin escapatoria, ni recurso alguno, su
yugo fatal”. En los primeros meses de vida, los seres humanos percibimos la realidad externa como
una amenaza, con angustia de muerte nos diría Melanie Klein, una realidad externa que puede
destruirnos y que, efectivamente, si el bebe o la bebita se quedaran solos, la realidad externa
acabaría por destruirlos. Por ello, el ser humano necesita, con la ayuda de la mediación de su madre
o de una figura materna, aprender a corregir la percepción que tiene de su mundo externo, saber
que puede conquistar éste mundo, que no es cierto que la realidad lo va a destruir cuando se esta
separando de su madre pero, claro esta, que para ello necesita de la ayuda de la madre. El ser
humano tiene la capacidad de conquistar su mundo externo, hacerlo suyo y, posteriormente, ir
aprendiendo a construir su subjetividad, a construir conceptos que le permitan leer su realidad
externa pero también, a construir su subjetividad interna, o sea, su vida emocional, para elaborar su
memoria emocional, definiendo conceptos que le permitan leer su realidad interna, o sea, su
racionalidad inconsciente:

Claro esta, dice Dadoun, que podrá parecer una afirmación insólita –la de racionalidad
inconsciente−, inhabitual, en lo que ella vendría a manifestar y tomar forma y
consistencia, todo aquello que ha sido rechazado al inconsciente, o sea, su racionalidad –
una racionalidad que tendría como característica intrínseca de estar agarrada dentro de una
red más o menos densa de afectos, marcada de patética, atravesada de emociones−,

65
racionalidad emocional, por consiguiente, que encontraría en la utopía, por predilección,
una forma de expresión original […].24

El concepto de utopía analizado desde el inconsciente es ese deseo erótico que vive en lo más
profundo del ser humano y, si quieres, te lo explico más adelante. Por ahora, permíteme decirte que
para Dadoun es un concepto fundamental en el ser humano; la utopía le ayuda a construir su
realidad tanto externa como interna, le permite jalar la realidad hasta hacerla suya y caminar hacia
adelante sabiendo que él tiene la capacidad de leer y de transformar tanto la realidad social como su
realidad subjetiva−. Pero, por ahora, vayamos a los conceptos de percepción y mediación que nos
ayudarán a entender mejor la forma como el se humano se enfrenta con la realidad. Para mejor
explicarte estos conceptos, me dejé atrapar en la nostalgia por la pérdida de Fernando, fui a sus
escritos y encontré lo siguiente:

Los seres humanos no nacemos con la capacidad de percibir la realidad externa y lo poco
que logramos percibir de ella, en los primeros días de la vida, no resulta ser nada
agradable y sí muy amenazante […] Tan amenazante le resulta al niño nacer y enfrentarse
a la realidad externa, que resulta difícil concebir la posibilidad de que él solo pudiera
afrontar esos acontecimientos. La presencia y la ayuda de la madre le son fundamentales
para lograr ese propósito […] Cuando la madre no es capaz de cumplir con esas funciones
de contención de la angustia de muerte y de mediación entre la realidad externa y el niño
recién nacido, decimos que estamos frente a una madre esquizofrenizante […] Y,
esquizofrenia significa, entre otras cosas, la desconexión del individuo de la realidad
externa […] Para el esquizofrénico, dice Klein, el mundo es un útero poblado de objetos
peligrosos y él vive aterrorizado dentro de ese mundo. En otras palabras, el esquizofrénico
nunca llega a conocer y a comprender la realidad externa y se queda con aquella visión
distorsionada que de ella tuvo en esas primeras etapas del desarrollo, producto, en gran
parte, de que nunca existió una buena intermediación materna que le permitiera modificar
esa apreciación y después contactarse con la realidad. 25

24
Roger Dadoun. L'utopie… pp. 23, 43 y 51.
25
“Fernando Martínez S., “El subcomandante Marcos y la percepción de la realidad”. Trabajo presentado en
la XXIII Reunión Anual Sigmund Freud, de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, A. C. México, Morelos,
del 3 al 5 de mayo del 2001.

66
Entonces, mí querida YMAR, como podrás darte cuenta, es fundamental la mediación materna en
los primeros meses de la existencia, mediación que claro esta se necesita durante toda la vida, ya
sea en la familia, en la escuela, a nivel político, con los llamados medios de difusión. Pero
siguiendo a Fernando, aquí lo importante es saber que la mediación tiene su origen en la relación
con el cuerpo de la madre. Si me permites la metáfora, la relación de mediación que tenemos con
nuestra madre es parecida a la relación que podemos tener con el mar, éste como tú lo describes es
esplendoroso, cuando sus olas nos permiten estar jugueteando con él y entregándonos al placer
inmenso que nos proporciona sus aguas, cuando sabemos que su fuerza está para protegernos, para
ayudarnos a salir a la superficie después de sumergimos en ellas. Pero cuando el mar está picado y
trae toda su fuerza para arrastrar lo que encuentre a su paso, especialmente con sus corrientes
internas, sabemos que nos puede hacer daño y, por ello, generalmente preferimos no jugar con sus
olas. La madre, YMAR, tiene mucho de mar, el mar nos puede arrullar o nos puede revolcar y hasta
ahogar, destruir entre sus encantos como hace poco sucedió con el tsunami que, en el 2004, atacó
en Asia y África. La madre también puede ayudarnos a vivir, a leer el mundo externo para
conquistarlo, enseñándonos a separarnos de ella; pero también la madre puede ahogar entre sus
deseos si no sabemos desengancharnos de ella. La historia del deseo será, entonces, una historia de
afectos que vivimos con y desde el mar de nuestra madre; Fernando decía que el principal objeto de
deseo es el cuerpo de la madre y que toda la vida es un proceso de conocimiento de ese cuerpo
maravilloso. Por ello, tal vez tú serás siempre mi YMAR, en donde mi deseo busca reposo,
recordando las olas de mi madre, pero entregándome a disfrutar contigo, la fuerza seductora de tus
encantos para navegar contigo en otras aguas, en la humedad de tu pasión.

La realidad de mi vida emocional YMAR, mi memoria emocional, mi racionalidad inconsciente,


sabe que la relación con mi madre fue muy dolorosa, siempre percibí que había algo en ella que la
invitaba a morir, no podía ofrecerme sus aguas para jugar entre sus olas, no le encontró sentido a su
mar y, yo lo necesitaba, para mi desarrollo emocional, necesitaba su fuerza de vida, sus olas para
sumergirme en ellas. Sin embargo, ella se quería morir, el único atardecer de su mar anunciaba una
oscuridad que no sería rota con ningún otro amanecer. Ella no podía ni quería seguir siendo mar,
nunca sabré por qué, aunque muchas cosas que aquí no vienen al caso me ayuden a explicármelo.
Por ello, cuando contemplo el mar o estoy revolcándome en él, se que el mar posee muchos

67
secretos, muchas culpas que como deseos de vida y de muerte –Eros y Tánatos− conforman con la
luna, aquella energía que contiene los grandes misterios de la vida, los deseos de la pulsión de vida
pero también los de la pulsión de muerte. En las olas del mar de mi madre sé que me hubiera
gustado aprender a nadar para no dejarla morir sola en su mar, traigo en mí ese dolor, viviéndolo
con una gran culpabilidad que por fortuna, hoy al entenderla, puedo descargar la que no me
pertenece. El sentimiento de culpabilidad hace parte esencial del desarrollo emocional y en su
manifestación, que fundamentalmente es inconsciente, yace gran parte del contenido emocional de
todo ser humano, heridas que son las que provoca tanta angustia. Hoy sé que yo no podía hacer
nada por ayudar a mi madre, por impedir que ella fuera al encuentro de su mar para perderse en él,
yo no podía ofrecerle ola alguna para que se sintiera segura y navegara conmigo dándole sentido a
su vida y a la mía pero, en mis fantasías inconscientes yo hubiera podido hacer algo, yo era un gran
nadador, más fuerte aún que mi padre y, si él no podía salvarla –aunque siempre le proporcionó los
mejores cuidados médicos y le entregó todo su amor− yo sí podría ser más fuerte que los deseos
inconsciente de mi madre que la llamaba para entregarse al mar, perdiéndose en él para ya no mirar
ningún atardecer a mi lado. Todo esto lo guardo en mi memoria y condicionó de muchas manera mi
vida afectiva, el desarrollo de mi vida sexual, de mi erotismo todo, o sea, de mi capacidad de amar,
pero hoy puedo decirte YMAR de mi mar que he aprendido a romper con dicho condicionamiento,
conocer y saber de las corrientes marinas de mi madre para no dejarme atrapar por ellas y no
sucumbir ante su fuerza que es inmensa cuando, precisamente, no identificamos de dónde viene su
energía. Contigo YMAR, también estoy reaprendiendo a sumergirme entre tu mar, expresándote mis
afectos y poseyéndote en tu pasión, que como olas en tus encantos, me permiten contemplar
contigo nuestro atardecer en el amanecer de tu humedad, la humedad que preserva y anuncia el
erotismo. Es por todo lo que aquí te cuento YMAR que al reencontrarte sabiendo que te había
perdido, los recuerdos de mi madre están por ahí dando lata pero, claro, hoy ya no les temo y sé que
puedo manejar bien nuestra relación. Pero existe una fuerza inconsciente que, ante la perdida del
mar de mi madre, busca el fracaso, el fracaso del deseo en el no deseo de vivir, el triunfo de la
pulsión de muerte. La historia del inconsciente, cuando no la conocemos, quiere repetirse y lleva a
conductas que quisieran evocar el abandono, la pérdida, la incapacidad de nuevas conquistas, la
posibilidad de sumergirse en distintos mares para penetrar en la fuerza de sus olas, creyendo que no
saldremos airosos de ellas. Tu mar YMAR me tranquiliza y me desafía a jugar entre tu pasión y, por
ello, estoy dispuesto a no dejarte ir así no más, a nadar contigo entre tus olas hasta hacerlas mías y

68
conquistar tu mar mostrándote mi fuerza para penetrar y hacer mías todas las corrientes de tu
pasión, así que no tan fácil te vas a deshacer de mí, hermosa.

Bueno YMAR, después de una confidencia tan profunda me siento desahogado, logro emerger de un
mar con corrientes muy confusas que he podido no sólo conocer sino manejar para ya no temer al
mar de tus encantos, el problema ahora es que cuando leas, algún día, esta confidencia qué tan
confundida quedarás tú, sabiendo que ese viaje por las corrientes marinas de tu vida emocional no
te interesa para nada, ¿verdad? Prendí la computadora y escribí,

El faro

En tus labios hablan tus ojos


centinelas en la intimidad de tu noche
guardianes de la luz en tu corazón;
luz que en tu cuerpo resplandece
cuando se sabe libre
de compartir el destello de tu erotismo.

Seré noche en espera de tu luz.

Alumbra de nuevo aquel faro


que apagó mis versos,
guía aquel navío extraviado
que custodia la lágrima despreciada
y déjame llorar en tu bahía.

Hola YMAR,
Dejaré invernando por un rato mi fantasía y con ella lo que acabo de escribirte pero, ¿sabes?, lo que
sigue a continuación sí voy a enviártelo.

69
Esta mañana apareció un maravilloso arco iris, sonreí viendo en él tu imagen, estaba nervioso
esperando tu correo, luego me fui a la universidad y, saliendo de clases, fui a nadar; de regreso
prendí la computadora seguro como estaba que tú, en mi correo, me estabas esperando. Al leer tu
mensaje, además de la felicidad que me embargó, te sentí como eres y te reencontraré el domingo,
no sólo hermosa sino con aquella seguridad que llevas en tu corazón, “La luna y el sol... Podrán
verse a los ojos y expresar lo que sienten y saber que hay detrás de cada uno de nosotros”. Me
gustaría recordar en este momento el inicio de mi deseo por ti, ese deseo que lograste colocar en
mí: me flechaste aquel día que te vi abriendo la puerta de tu carro para bajarte, tus piernas me
magnetizaron, tu minifalda te hacía tan atrayente, atrapaba mi fantasía y me hacia soñar; me
acerque para saludarte, tú te quedaste un rato sentada mientras arreglabas tu bolsa y tu maletín de
doctora, yo estático contemplaba la forma como tus rodillas anunciaban una cadera desde donde se
contorsionaba tu figura esbelta, dejando que tus muslos y tus tobillos, envueltos por la delicadeza
de tu cutis de porcelana, te hicieran sentir segura de compartir tu belleza, de evocar el deseo... A mi
me provocaste un deseo sublime y candente, pero, no te lo niego sentía miedo de ser lastimado por
tu erotismo, tenía temor de que jugaras con mis sentimientos; me acerqué a ti, acaricié tus piernas,
tú tan sólo te acomodaste la falda y dejaste que recorriera con mis manos la delicadeza de tu cutis y
me miraste esperando un beso..., yo me quedé paralizado, sabía que tenía una cita a la que no podía
faltar, te dejé ir, entonces, diciéndote que teníamos que vernos otro día, tú te sonreíste y te fuiste
dejándome un recuerdo erótico que hace hoy parte íntima de mí fantasía, una fantasía que me
reprocha no haberme entregado a amarte en ese momento. La historia ha continuado y, hoy después
de tantos años, me reencuentro contigo y, nuevamente, mi deseo por ti, en tu evocación, me tiene
prisionero y aunque sé que pronto nos entregaremos al deseo, tengo miedo de que tú seas tan sólo
flor de un día... pero siento la necesidad de sentir tu cuerpo, las caricias de tus piernas, mis besos en
tu cadera, mis dedos navegando por tus humedades hasta encontrar en tu cintura el camino para
llegar a tus senos antes de entrar en tu cueva del deseo, mirándote a tus ojos para sentir que en ti el
día comienza..., que después de amarte el día ya no tiene fin en el erotismo que eres y reinventarás
contigo, por todo ello te escribí:

Tus encantos

Tus encantos son poemas

70
Estallan como versos
En la fantasía de tu orgasmo.

Sé que para ti nuestro reencuentro es tan importante como para mí, estás convocada para saber, en
mi presencia, como late tu corazón por mí, que hay detrás de ti pero sólo al vernos a los ojos, al
sentir el latido de nuestros corazones, al sentir la realidad y no la fantasía de nuestro
enamoramiento, sabremos lo que hay detrás de cada uno de nosotros. Pero, si no es posible no
temas, el verdadero deseo siempre es entre dos, cuando uno falla, se rompe el erotismo, aunque
destroza y hace llorar al corazón abandonado, que tendrá que reaprender a amar...

Hoy tengo confianza en mí mismo, en que puedo traspasar el límite de mi erotismo, conquistarte
haciéndote soñar también con mi cuerpo como tú me haces soñar con el tuyo, despertar nuestros
corazones. Te digo, entonces, ahora sí respondiendo a tu pregunta, y ¿el sol? Tu ¿qué crees que
opine?, que gracias a ti he vivido en la plenitud de mi vida, los momentos de erotismo más
maravillosos que jamás había experimentado, me ofreciste otra razón por qué y para quién vivir.
Así te recordaré siempre para entregarme a ti y adorarte en la realidad y en la fantasía, consciente
de que tendríamos que hacer lo posible de hoy para prepararnos a lo imposible de mañana, con
madurez, con seriedad, con imaginación, con sentido de realidad, con respeto a nosotros y a nuestra
historia personal y familiar... o para dejarte partir con mi fantasía allá donde muere la noche, en
donde las lágrimas y yo siempre nos juntamos para reinventar mi capacidad de amar, allá en donde
esperaremos los primeros pasos del Sol, sus primeros rayos que vendrán en apoyo de mis lágrimas
para convertirlas en estrellas que, en las nuevas noches del fuego del deseo, iluminarán el camino
de Eros, camino que ya no será posible que yo camine sin tu recuerdo... Sí es cierto, no te lo niego,
algunas lágrimas también acompañan este escrito y parafraseándote diré contigo que la primavera
está nostálgica, ha soltado lágrimas... Pero, teniendo en cuenta que cuando se habla desde el
corazón y con el corazón, seguro que las lágrimas serán bienvenidas en nuestro reencuentro, ¿no
crees?

Miguel,
No hay palabras más maravillosas que las que salen del corazón, así siento tus correos, están
preciosos. Debo confesarte que el deseo de verte me ciega, pero a la vez también como a ti, me

71
asalta cierto temor, miedo de no poder ser lo que esperas. El deseo, las ganas, las ilusiones
existen, pero a veces las palabras son más fuertes que los hechos y eso me asusta, vas muy rápido
con tus palabras, me comprometes demasiado pero estoy feliz de reencontrarte, finalmente
podremos vernos a la cara, a los ojos y sabremos mirar lo que hay detrás de cada uno de nosotros,
confirmar la ilusión que tú has convertido en magia con el hechizo de las palabras, las que tanto tú
como yo hemos dejado fluir de nuestros corazones, así tal cual, simplemente expresando lo que
sentimos. Pero me gustaría decirte que pude sentir en tu escrito que te estás preparando
interiormente para un posible fracaso y esto me duele, no quiero que sea un fracaso, lo último que
quisiera es hacerte daño. Por eso mi terquedad en que las cosas las dejemos que se den solas, sin
prisas, ni presiones, que nuestro deseo fluya por sí mismo, ¿te parece? Este día va a ser muy
importante para mí, debo confesar que estoy encantada contigo. Sé que el sol espera por su luna
con ansia, con amor y ternura y sé también que la luna se siente muy halagada y emocionada por
ello. Te mando un beso enorme, infinito y te reitero que eres un hombre maravilloso y encantador.

YMAR,
Es rico escucharte, platicar contigo, leerte, es reconfortante dejarme arrullar por la seguridad y el
consuelo con que acoges mis angustias, mi pasión hacía ti, la forma como descubres lo latente de
mis escritos. Acepto YMAR, iré a ti sin chantajes, seré más cuidadoso para no presionarte pero
gracias por hacérmelo saber en forma tan bella, descubriendo que detrás de ese posible fracaso lo
que existe es temor, apresuramiento, presión. Por ello te digo que es muy agradable hablar contigo
y leerte, sentir la forma como te entregas al deseo, sin perder el sentido de realidad, sin descuidar
los límites que tenemos, los temores que nos acompañan... Si esto no lo podemos llamar
enamoramiento, ¿qué será?, ¿será cariño, ternura, deseo, amor, pasión, erotismo?, ¿o será todo esto
junto y mucho más? ¿Cómo lo podremos llamar?, ¿valdrá la pena que le demos un nombre?
Pensando en el amor, recordé lo que el doctor Martínez escribió:

[…] amor entre una pareja hombre-mujer, no fue en un principio de esa manera, sino que
primero se dio un revestimiento que estaba encaminado a lograr una satisfacción sexual
directa, el cual tendería a desaparecer con la consecución de este fin […] La certidumbre
de que la necesidad recién satisfecha no habría de tardar en resurgir, tuvo de ser el motivo
principal de la persistencia de revestimiento sexual, aún en aquellos intervalos en los que

72
el sujeto no sentía la necesidad de “amar” […] nos ha interesado el fenómeno de la
“superestimación sexual”, esto es, el hecho de que el objeto amado queda sustraído a la
crítica […] la tendencia a la idealización […] el objeto es tratado como el propio yo del
sujeto y esto parece deberse a que el propio yo del enamorado pasa al objeto una parte
considerable de libido narcisista. En algunas formas de la elección amorosa llega incluso a
evidenciarse que el objeto sirve para sustituir un ideal propio y no alcanzado del yo.
Amamos al objeto a causa de las perfecciones a las que hemos aspirado para nuestro
propio yo y que quisiéramos ahora procurarnos por este rodeo para satisfacción de nuestro
propio narcisismo. […] A medida que la superestimación sexual, la idealización y con ello
el enamoramiento se van acentuando, el yo del sujeto se hace cada vez menos exigente y
más modesto y, en cambio, el objeto deviene cada vez más magnifico y grandioso, hasta
apoderarse de todo el amor que el yo sentía por sí mismo. Puede decirse […] que el objeto
ha devorado al yo. En todo enamoramiento hallamos rasgos de humildad, una limitación
del narcisismo y la tendencia a la minusvalización.26

Interesante y profundo lo que decía Fernando, relacionándolo con lo que escribe Dadoun sobre el
erotismo, busqué otro trabajo de Fernando sobre el amor en donde afirmaba:

Octavio Paz en su libro, La llama doble, dice: La llama es la parte más sutil del fuego, que
se eleva y se levanta a lo alto en figura piramidal. El fuego original y primordial, la
sexualidad, levanta la llama roja del erotismo y ésta a su vez, sostiene y alza otra llama,
azul y trémula: la del amor. Para el autor, sexualidad, erotismo y amor son tres conceptos
diferentes, pero los tres tienen un mismo origen: la sexualidad. El erotismo, agrega Paz,
que es sexualidad transfigurada por la imaginación humana, no desaparece en ningún
caso, cambia, se transforma constantemente y, no obstante, nunca deja de ser lo que fue y
lo que es originalmente: impulso sexual.27

Por ello, YMAR, me siento muy seguro de mi mismo, sé que conquistaré tu corazón, acepto el
desafío de Octavio Paz para convertir nuestro erotismo en la llama azul y trémula del amor. Ya

26
Fernando Martínez S., “Amor, psicoanálisis…”, en op. cit.
27
Fernando Martínez S. “El amor y las…”, en op. cit.

73
estamos fundidos a esa llama, creo que esto sucedió sin que tú ni yo lo percibiéramos cuando tu
corazón nos tendió una trampa para nuestro reencuentro, pues ante la posibilidad de que te quedaras
sin corazón te ofrecí el mío y yo no podré vivir sin corazón porque el mío ya acompañará por
siempre al tuyo. Por ello, creo que si hablamos con el corazón, el domingo es mentira que nuestro
reencuentro es tan sólo para darnos cuenta de la forma como ellos laten. Esto ya lo sabemos, lo que
tenemos que decidir, entonces, mirándonos a los ojos es la forma madura como vamos a aceptar
que tu corazón y el mío ya no pueden vivir sin la Mar de YMAR, o sea, que no importa lo que pase,
tenemos que reinventar diariamente la forma como queremos y podemos darle salida a la llama
azul y trémula del amor, de nuestro amor. Tú ya haces parte de mi corazón, como el mío del tuyo y
yo ni quiero ni puedo vivir sin tus caricias. Pero, tranquila, no te preocupes, soy un hombre maduro
que sabré ser responsable de tu corazón y del mío, no te presionaré ni te pediré una locura de amor,
no quiero ni puedo ya perderte, por ello escucharé atentamente los latidos de tu corazón, para
avanzar con él, tranquilos, seguros: "dejemos que las cosas fluyan por si solas", como tú lo sientes
y propones. ¡Que rico volverte a ver!, saber que sólo te fuiste por un instante de mí... Entonces,
hablando del lugar para vernos, como lo acordamos por teléfono, el Hotel La Chimenea estará muy
bien, si estás de acuerdo te esperaré en la Cafetería, bajando las escaleras por la entrada principal a
mano derecha. No sé si la ubicas es preciosa, siempre he soñado en estar contigo ahí y sí ¡que rico
reencontrarte, para nunca más volverte a perder!

Miguel,
Salgo corriendo..., acabo de leer el correo, me haces soñar en tantas cosas... Un besote estaré
contigo hoy, te haré soñar…

YMAR,
... Por fin llegó el momento y sí que me hiciste soñar, fue tan sublime verte aparecer con la mirada
de tus ojos oscuros como el firmamento, caminando sobre esas piernas tan hermosas, llegar a mi
lado y darte un abrazo, sentir tu cuerpo y colocar el beso que abría las puertas a la consumación de
nuestro erotismo. En la mesa te estaban esperando unas orquídeas, mi poema, El faro y mis manos
para acariciar las tuyas al ritmo de tus brazos y, después de mirarnos a los ojos, como si
quisiéramos constatar que nuestro erotismo era real, acariciar nuevamente esas piernas con las que

74
tanto soñé, sentía tan rico recorrerlas con mis dedos, seguir su forma esbelta, delicada, anunciando
la pasión, tu humedad…, me sentí transportado al YMAR de mis sueños… hoy tengo ese recuerdo
inolvidable, me entregaste la dulzura de tus besos y tus caricias para vivir, en todo mi cuerpo, la
fantasía hecha realidad. Y, sí, ¡qué rico besas!, gracias por hacer posible nuestro fuego del deseo,
entregándote conmigo a estos instantes plenos del placer y felicidad. Gracias por el momento
inolvidable que compartiste conmigo, le dimos vida a nuestro erotismo. Déjate querer YMAR,
naveguemos mil veces en el Mar y entre las caricias de tus olas…, cuando nuestras miradas se
engancharon, se entrelazaron nuestras manos y nuestros labios se juntaron fuimos testigos de
nuestro mutuo encantamiento ¿no crees?, disfrutaré hasta el éxtasis tu presencia hecha caricias.
Quiero compartir contigo, por último, un bello poema de un poeta (y editor) mexicano que se llama
Juan Carlos H. Vera:28

Sobre tu cuerpo

Permíteme escribir sobre tu cuerpo claro


un poema de amor donde tú nazcas
Ventana a mediodía
tu sola mirada contiene
el largo poemario de una vida
Tú no lo sabes mujer
pero cuando cierras tus sueños tus palabras
grita mi corazón
ámame un poco un mucho un nada
ámame en el silencio de distancia
Yo no quería creerlo
yo no quiero creer que la vida
por nosotros pasa:
y me quito una arruga ante el espejo
me quito un año

28
Juan Carlos H. Vera se encargó, en la Facultad de Filosofía y Letras, de la edición de mi libro
Globalización y utopía (2001) y, para mi fortuna, también aceptó corregir este libro. Actualmente es director

75
un mes
una semana
porque quiero este día
terminar de escribir sobre tu cuerpo claro
un poema de amor donde tú nazcas.29

Miguel,
Para mi también fue un momento sublime verte, entregarme a las caricias contigo, te recordé como
siempre te guardo en mí, lleno de ideales, de fuerza en tus palabras, de seguridad en lo que quieres
y persigues en tu vida, me hiciste también reír mucho, el detalle de las orquídeas y de tú poema, El
faro, le dieron ese toque romántico a nuestro encuentro que creo que los meseros se dieron cuenta
de que en ese momento no nos importaba el mundo. Eres un encanto, me tienes cautivada y
embelesada con tus letras, con tu poesía. Gracias por escogerme para ser tu musa y gracias por el
poema de Juan Carlos, es muy dulce y suave, aroma el recuerdo de nuestro hechizo.

YMAR,
Hoy en tu cumpleaños quisiera que recuerdes siempre que no te escogí, te estaba esperando y
llegaste iluminando la realidad con esos tus ojos que miran mirando tu corazón, con esa mirada que
mira la profundidad del mar y me lanza a la inmensidad de tus encantos, con esos tus labios, olas,
con la fuerza de tu corazón buscando reposo en un beso para soñar, con esas tus piernas que
dibujan y esconden el deseo que en silencio hace camino a tu lado; estoy en un rinconcito
esperándote y amándote, acompañando tu cumpleaños, el nacimiento de mi primavera. Felicidades
YMAR, feliz aniversario, diré contigo que tus encantos también me tienen cautivado y embelesado.

Miguel,
Las hermosa palabras que me entregaste son más lindas y más profundas cuando salen del
corazón. Realmente ha sido un cumpleaños diferente, han sido muchos los afectos como diría tu
amigo Fernando, las palabras, los sentimientos que han atravesado mi corazón. Las orquídeas que
me diste el día de mi cumpleaños se han abierto en todo su esplendor, capullo por capullo y

de Ediciones Arlequín donde publicó su antología Eco de voces. Generación poética de los sesenta.
29
Juan Carlos H. Vera, Sin antes ni después, México, Tinta nueva Ediciones, 2004 p. 5.

76
todavía queda uno, que espero se abra también. Te cuento que fueron despertando lentamente para
que yo los pudiera disfrutar desde el principio hasta el final, en todo su esplendor. Gracias, todo
esto es como una pieza más de nuestro rompecabezas. Un beso muy grande, te quiero.

YMAR,
La verdad me alegra que la hayas pasado bien, te lo mereces, quienes te queremos seguro te lo
hemos expresado de muchas maneras. También disfruté contigo tu cumpleaños, aunque lejos de ti,
como una pieza más del rompecabezas. ¡Sí!, ¿qué iremos a armar tú y yo?, ¿por qué tanto
encantamiento y felicidad cuando platicamos juntos, nos escribimos, nos escuchamos?, ¿pero por
qué estamos tan lejos si podemos estar juntos? Es fantástico de verdad, creo que tenemos la
responsabilidad de cuidar nuestro erotismo, convertirlo en amor, en la llama azul y trémula del
amor. Si, te preguntarás el por qué de esta afirmación pero creo que ése es el desafió al que hoy nos
enfrentamos, de alguna forma es el mismo desafío que enfrento en el salón de clases con las y los
estudiantes y, por ello, me gustaría reflexionar contigo en lo que significa y puede significar el
amor para cada uno de nosotros. Para ello, ahora que recordaste a Fernando con aquello de los
afectos, me gustaría compartir contigo algo más de lo que él pensaba sobre el amor pues
cotidianamente hablamos de este sentimiento, lo vivimos o sufrimos el desamor, recibimos su
consuelo o su agresión, pero en pocas ocasiones nos detenemos a pensar y analizar lo que esta
detrás de él. En las palabras de Fernando podemos darnos cuenta de la importancia de la memoria
de la vida emocional y de la forma como ésta se construye, para poder comprender las
inmensidades y bellezas del amor, lo difícil que es amar cuando no conocemos ni tenemos
autonomía en nuestra vida emocional. Siguiendo las aportaciones de Freud sobre el amor, Martínez
Salazar señala lo siguiente:

En un principio, tal vez, no era más que el revestimiento del objeto por los impulsos
sexuales del sujeto; más tarde hubo la necesidad quizá de que la constancia del objeto
fuera permanente para que cuando se reactivara la necesidad sexual estuviera presente el
objeto satisfactor. Después ese mismo objeto satisfactor, probablemente se volvió el
objeto depositario de la libido narcisista, para finalmente llegar a ser también una
combinación de libido narcisista y libido objetal. Lo anterior nos genera varios
cuestionamientos: 1. ¿La energía libidinal utilizada en el enamoramiento es solamente de

77
índole narcisista o es una combinación de libido narcisista y objetal? 2. Si esta
combinación de libido narcisista y objetal efectivamente sucede, ¿tiene importancia la
cuantía de una y otra en el tipo de amor que se consigue con ellas? 3. En ese proceso
evolutivo en el que Freud coloca al amor, ¿se podrá decir que éste ha evolucionado y que
probablemente lo siga haciendo? […] a mi manera de ver no hay sustento para que el
amor tal y como lo conocemos hoy en día pueda darse sin la presencia de esta libido
objetal, y menos aún, con todas las características de madurez que el amor ha adquirido,
sin por ello restarle ninguna importancia a la participación fundamental que tiene la libido
narcisista en el enamoramiento. Freud inclusive deja entrever esta posibilidad cuando nos
habla de los impulsos coartados en su fin, que el denomina de ‘tiernos’, producto de las
modificaciones que el niño tiene que hacer en su proceso de desarrollo. En la edad adulta,
esta libido objetal se hace manifiesta en las relaciones de igualdad y de respeto entre la
pareja y en la presencia de valores que hacen sustentable una liga amorosa. Estos
argumentos son de utilidad también para contestar la primera de las tres preguntas que nos
hicimos anteriormente.

Por lo que se refiere a la segunda pregunta, basados en la misma hipótesis de la existencia


de las dos libidos (la objetal y la narcisista) en el enamoramiento, diríamos que el balance
de las mismas sí es importante y que en el extremo de lo narcisista se encontrarían las
relaciones amorosas más enfermas, y que, en el otro extremo, en el que se toma en cuenta
la relación objetal, se encontrarían las relaciones más sanas o las más funcionales al
menos.

La tercera pregunta el propio Freud la responde afirmativamente al decirnos que el amor


ha evolucionado desde etapas en donde no era más que un simple revestimiento del objeto
por impulsos sexuales hasta las formas de enamoramiento idílicas, en donde participan los
más altos sentimientos y, por supuesto, con ellos, la libido narcisista y la libido objetal
que señalamos anteriormente.

Freud vuelve a hacer alusión al amor en otro de sus trabajos fundamentales, El malestar
en la cultura, ahora para relacionarlo con la búsqueda de la felicidad que todos los seres

78
humanos parecemos muy empeñados en encontrar y, sitúa al amor, en un punto central y
del cual se espera toda satisfacción del hecho de amar y de ser amado. Una actitud
psíquica de esta índole está al alcance de todos nosotros; una de las formas de la
manifestación del amor, el amor sexual, nos ha procurado la experiencia más intensa de
sensación placentera avasalladora, dándonos así el arquetipo para la aspiración a la dicha.
Nada más natural que obstinarnos en obtener esa dicha por ese mismo camino. El lado
débil de esa técnica hacia la felicidad es que nunca estamos menos protegidos contra las
cuitas (problemas entre parejas) que cuando amamos, nunca más desdichados y
desvalidos que cuando hemos perdido el objeto amado o su amor […] Las desavenencias
amorosas, las cuitas de amor como las llama Freud, son mucho más frecuente a uno o a
los dos miembros de la díada amorosa en condiciones extremas de sufrimiento emocional.
30

Como te podrás dar cuenta YMAR, en cuestiones de analizar profundamente lo que es el amor,
somos analfabetas, no conocemos este alfabeto del amor, lo sufrimos, lo gozamos, lo platicamos
pero, entender, por ejemplo, toda esa parte narcisista que esta en nosotros y es esencial en el
desarrollo de nuestra vida emocional pero que, cuando la hacemos el centro de nuestra
personalidad, puede devenir un estorbo que impide el encuentro con otro. El amor más sano, como
diría Fernando, es el que toma en cuenta la relación objetal, o sea, al otro, es el que permite decir:
yo te quiero en lo que tú eres, achicando mi narcisismo para que tú crezcas y, esperando, claro, ser
correspondido (a) de la misma manera. La carga individual y egoísta es la que, generalmente,
rompe con la relación amorosa, aquella que busca una relación desigual en donde sólo se espera
que el otro –la otra− llene el narcisismo individual, el recibir pero sin dar, poniendo barreras para
entregarnos generosamente al crecimiento del otro –de la otra− e impidiendo que se construya la
llama azul y trémula del amor. La relación con nuestro objeto amoroso, como señalaba Fernando, o
sea, con el otro (a), es una relación que tenemos que observar, conocer y analizar para poder
establecer una relación de respeto, de crecimiento mutuo. Yo agregaría a lo dicho por Fernando,
que en la relación amorosa es fundamental la realización de proyectos comunes e individuales, o
sea, las utopías que ayudan a jalar la relación de pareja en la mutua relación con las utopías
individuales y/o sociales; aquellas utopías que jalan la relación amorosa porque jalan todos nuestros

30
Fernando Martínez S., “Amor, psicoanálisis…”, en op. cit.

79
deseos, esas utopía que, como dice Dadoun, se han querido denigrar, limitar presentándolas tan sólo
como sueños en sentido peyorativo, idealizaciones falsas y construcciones artificiales que llevarían
a la evadir el mundo real y quedarse en la pura fantasía, lo cual claro que no es cierto porque la
utopía es la que le ayuda al ser humano a saber que puede transformarse a sí mismo y a la realidad
en la que esta inmerso, o sea, a construir su subjetividad y la realidad externa. De ahí que como lo
señala Dadoun, la utopía:

[…] busca, especialmente, darle forma a todos los deseos –amor, comunidad, autarquía,
inmoralidad− y pone al rojo vivo un deseo de racionalidad o de racionalidad como deseo
que la misma razón tendría en insignificante estima. La utopía conduce a una doble
operación: en su proyecto manifiesto en donde esta exacerbada la racionalidad, ella
reintroduce el deseo y, al mismo tiempo, siendo reconocida como una formación del
inconsciente, ella rechaza la imagen de este último como lugar privilegiado de lo
irracional, otorgándole al concepto de razón, acostumbrado a desear poco, un aire nuevo,
este nuevo aire que precisamente hace parte de lo extraño de las construcciones utópicas.
31

Creo, entonces, YMAR, que en nuestra historia emocional, vivida y aprendida en cada una de
nuestras familias, existe una memoria que tenemos que traer al presente para entender el manejo de
nuestra vida erótica, las exigencias inconscientes que se nos quieren imponer, sin tener autonomía
en nuestras decisiones. Yo creo YMAR, que tú y yo debemos tomar en serio nuestra historia
emocional, construyendo nuestra propia utopía amorosa para hacer de nuestro erotismo, el camino
a una relación de pareja que logre compartir los afectos y encontrar en nuestras caricias y relación
pasional, un acicate para lanzarnos mejor a la construcción de nuestros objetivos profesionales, a
nuestros deseos como pareja y a nuestro compromiso con nosotros mismos, con nuestras utopías y
esperanzas. Lee, cuando tengas tiempo, todo esto y, en algún momento, cuando nos encontremos,
platicaremos sobre ello. Te adoro, cuídate.

Miguel,
Como siempre tu correo me tranquiliza, disminuyes mí angustia, mi sin sentido de la vida, me hace
reposar siguiendo tus letras, sintiendo que me acaricias con cada palabra que pones. Leí lo que

80
piensa Fernando sobre el amor, me es difícil entender su profundidad pero creo que tú tienes
mucha razón en la parte narcisista que todos tenemos, sé que lo soy pero difícilmente uno se
detiene a analizar, nos quedamos en lo que todo el mundo piensa y dice: que si te hizo tal cosa tu
pareja, tú tienes que hacerle tal otra, que no te dejes, que si él toma la delantera y te domina, ya
perdiste tu oportunidad, que es mejor que él no te vea tan enamorada. Te prometo que lo volveré a
leer pensando en nosotros y ya lo platicaremos pero, en este momento estoy muy cansada, tuve 3
operaciones hoy y muchas emergencias, mañana nos escribimos, quiero acostarme con el recuerdo
de tus bellas palabras y la imagen de nuestra orquídea, espero poder conciliar el sueño, hace
mucho que no me es posible. Miles de besos. Hasta mañana, te llamo temprano porque seguro que
nos vernos, iré a tú departamento, saliendo del hospital, como a las 10 de la noche.

YMAR,
… estaba ansioso por que no llegabas, por fin oí tus pasos, al abrir la puerta me encontré con tus
ojos iluminando tu belleza, con tus manos descubriendo nuestro erotismo, con tus pasos hermosos
evocando mi deseo de eternidad y con tu corazón, que aunque latía a mil por hora, guardaba
sigilosamente nuestra llama azul y trémula del amor. Al encontrarnos, lenta y delicadamente mi
departamento se fue transformando en una ofrenda al erotismo, convirtiendo la fantasía en realidad
y llenando de realidad la fantasía, te había preparado el comedor con aquellos símbolos de una
mesa vestida con flores, música, poema, vino y corazón para acompañar nuestras caricias y
entregarme a poseer tu presencia... a amarte, amándonos. Así me miré en tus ojos negros para
recorrer tus encantos..., dejé que me acompañara tu mirada que, mirándome, atrapó la mía
llevándosela a los secretos de tu corazón. Al entregarme y fundirme con tu corazón y al amarnos no
sólo recorrí, guiado por el placer de nuestro pasión, tus labios y tu cuello, tus manos y tus senos, tu
cadera... sino que tus encantadoras piernas se juntaron con las mías y apretaron mi deseo en el
instante en que mis dedos comenzaban a entregarte una caricia que pretendía relajar tu tensión,
recorrer tu cuerpo... pero, de pronto la llama de nuestro erotismo, que tan sólo estaba reposando, se
prendió de repente con la fuerza de un relámpago cargado de flores, vino, música, poema y
corazón…, para alumbrar y eclipsar nuestro deseo..., para premiar nuestras caricias, nuestra espera,
nuestra entrega, nuestros sufrimientos..., para premiarlos con el fuego del placer que, al penetrar en

31
Roger Dadoun. La psychanalyse…, en op, cit, p. 121.

81
ti, vistió de realidad nuestro erotismo, llevándonos a navegar entre las humedades... para alumbrar
finalmente las llamas de nuestra pasión.

Lo que platicamos sobre el texto de Fernando me gustó mucho, por fin pudimos abrirnos el uno al
otro, contarnos nuestras historias personales, nuestras fantasías, no te niego que me da celos tu
relación de seducción con tantos hombres, lo que está detrás del trabajo que haces cotidianamente
en el gimnasio con tu cuerpo, pero lo que más me preocupa son tus resistencias para analizar la
relación con tu madre, tu padre, tu hermano y tus dos hermanas, dices que pensar en esto te traba y
te llena de agresividad pues a ti te eliminaron tus hermanas y tu madre no hizo nada para evitarlo,
me dices que mejor sigamos adelante tú y yo, que yo podré ser tu psicoanalista y, así, no tendrás
que dedicarle tiempo a estas cosas. ¡Ay YMAR!, como si fuera tan sencillo, aunque yo quisiera
ayudarte, esto es imposible, yo no manejo, como sabes, el psicoanálisis clínico, sólo el social,
aunque estoy seguro que su conocimiento y aplicación, como lo hago actualmente en el salón de
clases, abre las puertas para entender mejor nuestra vida emocional pero, en tú caso, teniendo en
cuenta la depresión que traes, creo que sería mejor que quisieras abrir un espacio para analizar, con
un especialista, lo que nuestra relación te está moviendo en conexión con tú pasado, así podríamos
consolidar mejor nuestra relación, entender el miedo que te impide afrontar el riesgo de una
relación de pareja. Una parte del texto de Fernando, que te pongo a continuación, abre las puertas
para entender el análisis que todo ser humano necesita hacer para conocer y entender el origen de
su vida emocional, claro, el problema es que esto, en gran medida, hace parte de la memoria
inconsciente y, por ello, la terapia psicoanalítica, permite, desde el presente –como te lo comenté en
relación con la vivencia de mi madre− sacar todo esto del inconsciente, traerlo a la memoria para
entender mejor nuestras actuales relaciones. Decía Fernando:

[…] el niño durante la primera fase de su vida, en los primeros cinco años, tiene como
objeto erótico a la madre (la niña al padre) y en estos objetos eróticos se encuentran todos
sus instintos sexuales que aspiran a hallar satisfacción. La represión ulterior que el niño
tiene que hacer, impone el renunciamiento a la mayoría de estos fines sexuales infantiles y
deja una profunda modificación de las relaciones del niño con sus padres, quedando éstos
ligados a ellos pero como instintos “coartados en sus fines” y a los que Freud califica de
“tiernos” pero a sabiendas de que las tendencias “sexuales” anteriores (las sexuales

82
directas) quedan conservadas con mayor o menor intensidad, reprimidas en el
inconsciente. Con la pubertad surgen nuevas tendencias muy intensas orientadas hacia los
fines sexuales directos y lo más frecuente es que el joven consiga realizar una síntesis de
amor espiritual (impulsos coartados en su fin) y el amor sexual (instintos libres). Por la
cantidad de instintos de ternura coartados en su fin puede medirse el grado de
enamoramiento, en opciones al de simple deseo sexual.32

Bueno, YMAR, si te parece bien y no te llena de angustia, seguiremos platicando de todo esto en
otra ocasión. Haz un esfuerzo, sé que es tonto pedírtelo porque no es un problema de la voluntad,
de querer y ya, es algo más profundo en donde las resistencias, como se ve en las terapias
psicoanalíticas, bloquean los caminos a la memoria emocional. La relación que establecimos con
nuestro padre y nuestra madre marca nuestra vida sexual, alguien decía que en la cama no somos
dos sino seis. Pero, te prometo, tendré paciencia, aunque no puedo negarte que me preocupa que te
niegues a esto, siento que es como poner obstáculos a lo que queremos emprender tú y yo. Bueno,
de todas formas que rico que pudimos hablar todo esto, ya seguiremos amándonos y analizando
nuestra relación. Ahora, con toda esta energía, te recuerdo lo que te dije por teléfono, este fin de
semana voy a Puerto Vallarta a dar el seminario sobre Eros y Tánatos en el aula. Te extraño, antes
de despedirme déjame compartir contigo un poema al vino y al amor de mi hermano el poeta,
Rafael Escobar:

VERSOS AL AMOR

Me pides que escriba versos con la pluma


Del hombre enamorado.
Que mis versos sólo canten
Al amor, a la vida, al vino.
Que cuente la exquisita embriaguez
Con que me invade tu mirada.
Que cuente de la delicia que hay en tu piel,
Esa piel con aroma de vino y encanto de poema.

32
Fernando Martínez S. “Amor, psicoanálisis …”, en op.cit.

83
Que cuente lo bello que es tu rostro,
Ese rostro que alumbra nuestro amor.

Mas cómo ser indiferentes al horror


Que trastorna día tras día nuestras vidas.
Bajo la Luna, un país sin lumbre.
Bajo el Sol, un país sin sombra.

Mas hay razón en tus palabras, es mejor


Contar qué bello es el amor, el amor
Del hombre enamorado por la vida.

Amar este instante de Luna y Sol.


¡Luna con la luz de los amantes
Sol que asombra a los que aún sentimos!

Miguel,
Todo el día estuve pensando en ti pero sólo hacia las 11 de la noche leí tu correo, como te dije por
teléfono, sentí muchísimo no poder ir contigo a Puerto Vallarta, ya me contarás cómo te fue. El
poema de tu hermano me relajó, necesitaba fantasear en ti antes de subirme a la cama a soñar, a
dejarme arrullar por tus palabras; apagué la computadora y me acosté, poco a poco tu imagen en
mis fantasías lleno mis sábanas, me relajé pensando en el masaje que te gusta darme, sentí y me
entregué a tus caricias, durmiéndome recordé cómo, en un segundo, nuestro hechizo se convirtió
en fuego y, así, me abandoné en mi mente y en mi cuerpo, a sentir tus manos acariciándome,
recordé todo lo hermoso de nuestro reciente encuentro. Por la mañana me desperté recordando la
mesa que habías vestido para nuestro último encuentro, las flores que me llevaste las disfruté
muchísimo, nos acompañaron mientras charlábamos, reíamos, comíamos, brindábamos y nos
amábamos. Del vino, ¿qué podría decirte?, no sabía que tu padre tuvo el negocio de los vinos,
como tampoco de la inspiración en el vino de tu hermano el poeta, que poema tan bello el que me
enviaste, por ello ese vino tuvo otros horizontes, en cada copa sentía que tú estabas en mi sangre y
ya ves, casi me lo acabo; de verdad estaba excelente, su bouquet y su color parecían parte de la

84
escenografía de nuestra mesa, me gusta como tienes decorado tú departamento pero lo mejor fue el
poema –Por un mañana-- que escribiste para mí, me llegó al corazón; cuando tú me lo leías cada
verso acompañaba mis latidos, fue un momento de romanticismo muy intenso que no había vivido,
una sensación muy grata que nunca antes había tenido, siento escalofrío cada vez que recuerdo tu
voz cerca de mi oído leyéndome los versos, estando pegaditos, la fuerza y la entonación de tus
palabras la disfruté como un regalo inolvidable, no olvides enviármelos, por favor. Estos
recuerdos ya hacen parte de mis latidos del corazón, seguirán latiendo con él y, por ello, no dejaré
de sentirlos mientras mi corazón siga caminado contigo nuestro universo, nuestro enamoramiento,
nuestro erotismo como dices tú. Si puedes no olvides comunicarte conmigo desde Puerto Vallarte,
un beso y hasta pronto.

YMAR,
¿Cómo estás?, ¿pasaste bien el fin de semana? Me imagino que con tanto calor, tus encantos
estuvieron más cerca de las flores, ¿cómo te vestiste? Te envío aquí el poema que te escribí. Un
beso a tu cintura, ¡qué hermosa es!, en mis dedos, en mi cuerpo y en mis labios conservo la
memoria de las delicias de esas caricias tantas veces anheladas, tantas veces puestas en mi fantasía
y ahora, erotismo al encuentro de tu llama, umhumhumh...

Por un mañana

Quiero entregarte
mi amor en un poema
tener como hoja tú corazón
como pluma tus ojos
como tinta la humedad
de mi adoración por ti.

En los años de tu ausencia


esperaba
el silencio fue mi cómplice
las lágrimas mi refugio

85
tus piernas mi soporte
tu sonrisa mi aliento
tus besos mi utopía.

Cuando regresaste
mis letras renacieron
en tu mirada
mi corazón latió
y tus manos
acariciaron mis palabras.

Al verte nuevamente
miré que no te habías ido,
miré que te alejaste para anhelar
mi adoración por ti.

No son sólo tus piernas pero


en ellas reposo tu erotismo.
No sólo es tu mirada pero
en ella miro mejor mi esperanza.
No tan sólo son tus labios pero
en ellos junto
mi sed de amor por ti.

Qué, ¿qué pasará mañana?


tus ojos en los míos
iluminarán nuestro deseo.
En tus manos
mis manos reposarán.
En tu aliento
recobraré mi fuerza.

86
En tus besos
entraré a tu corazón.
Mientras acaricio tu cadera
sintiendo que la vida se detendrá

por un mañana

mientras rescribimos nuestro futuro


mientras las humedades nos envuelven.

En un mañana hecho realidad


en el hoy de tus encantos
en el poema que juntos
cantaremos al corazón.

De mi seminario, como te comenté por teléfono, fue una experiencia maravillosa. Se presentaron
tres RAPS en torno al tema de Eros y Tánatos en el aula, pero todo el análisis derivo en el problema
del silencio en el aula, como una alumna dijo, “el silencio del erotismo”. Quiero recordar contigo
dos imágenes muy profundas: en una, las y los estudiantes, cansados de tanto autoritarismo y
desesperanza de la letra muerte, deciden escuchar al profesor pero dándole la espalda; la otra
imagen, un salón de clases presentado como un hospital mental en donde la letra muerta entra con
la ayuda de las camisas de fuerza y el profesor controla absolutamente todos los movimientos
imponiendo, con su mirada un silencio aterrador. Como trabajo final del seminario, tres alumnas
hicieron un análisis extraordinario sobre este tema, escribieron cosas como:

[…] la escuela se ha caracterizado por ser domesticadora y castradora de las


potencialidades del ser humano, es decir, del sujeto transformador del mundo y, por lo
tanto, es reproductora de la cultura del silencio […] al tratar de definir el silencio en el
aula, nos encontramos con tres tipos de silencios: el silencio como dogma, el silencio
como desesperanza y, finalmente, el silencio como rebeldía:

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• El hombre incapaz de pensarse a sí mismo, de nombrarse a sí mismo, es expresión
del silencio como dogma, un silencio del hombre muerto, huella de lo inexistente.
• En el silencio como desesperanza está inmersa la resignación, renuncia a algo,
renunciar a algo para ceder y dejar o entregar a otro el poder o el gobierno de algo, es
un estado de conformidad donde los individuos aceptan la perdida. Todos los sujetos que
han vivido la perdida en situaciones significativas de su existencia, sin saber elaborar su
duelo, llegan a la desesperanza.
• En el silencio como rebeldía, el sujeto actúa y lucha con y por los otros, en la
búsqueda de un mundo mejor construido por y para todos, la palabra esperanza recobra
valor, relevancia: el sujeto transgrede la norma y se enfrenta al padre, por lo que sus
actos llevan implícita una agresión hacia todo aquello que se interponga en la lucha de
sus ideales, él ya no es dependencia, es voz, palabra, rebeldía, bajo una acción ética.
Todo esto implica una propuesta y un compromiso por parte de los sujetos, sin su
participación los sueños nunca podrán alcanzarse, se quedan en palabras, en la queja, en
el silencio de alternativas.33

Me gusto mucho este trabajo, aunque espero que las y los estudiantes comprendan que no es
necesario, como lo señalaba constantemente Fernando, un enfrentamiento radical entre filicidio y
parricidio, por el contrario, la superación erótica y no tanática de este conflicto es lo que permitirá
el avance de Eros en la sociedad; además, no toda figura de autoridad busca el aniquilamiento del
hijo, por ello recordé con Freire lo siguiente:

[…[ es preciso que en la resistencia que nos preserva vivos, en la comprensión del mundo
como problema y en la vocación de ser más como expresión de la naturaleza humana en
proceso de estar siendo, encontremos fundamento para nuestra rebeldía y no para la
resignación frente a las ofensas que nos destruyen el ser. No es en la resignación en la que
nos afirmamos, sino en la rebeldía frente a las injusticias. Una de las cuestiones centrales
que tenemos que trabajar es la de convertir las posturas rebeldes en posturas
revolucionarias que nos involucran en el proceso radical de transformación del mundo

88
[…] No junto mi voz a la de quienes, hablando de paz, piden a los oprimidos, a los
harapientos del mundo su resignación. Mi voz tiene otra semántica, tiene otra música.
Hablo de la resistencia, de la indignación, de la “justa ira” de los traicionados y de los
engañados. De su derecho y de su deber de rebelarse contra las transgresiones éticas de
que son víctimas cada vez más.34

Bueno hermosa YMAR, pasando a otras cosas te cuento que en la mañana nadé 55 minutos de
maravilla, me relajo muchísimo en la alberca, es mi deporte favorito. Releí tu correo, gracias
YMAR, después de haber dejado reposar tus letras, al releerte me parece tan tuyo. El tiempo en que
estuvimos juntos también se detuvo en la eternidad de mi corazón, lo tengo tan cerca de mí, más
hermoso no hubiera podido ser nuestro encuentro.

MIGUEL,
Que rico que hayas nadado, no sabes cuánto extraño mi nadada desde que me la prohibieron, me
hace mucha falta. Al lanzarme a la alberca, me sumergía en ella y me olvidaba de todo, estando en
ella tenía la impresión de entregarme a un mundo maravilloso: me recordaba el mar en las
múltiples ocasiones en que he buceado, claro, en la alberca no se ven ni los corales, ni los peces,
pero esta memoria del mundo interno del mar siempre me acompaña y, en la alberca me relajaba
hasta sentir que algo me invita a olvidarme del otro mundo, el que te espera fuera, el que
encuentro al salir de ella. Eres un hombre muy dulce, muy detallista, muy romántico y eso me
encanta de ti. Yo también te quiero, YMAR.

YMAR,
Ya regresé, me gustaría referirme a lo que me escribiste en tu último correo en relación con la
natación. Ya sabes que para mí nadar es la parte fundamental de mi ejercicio físico y mental. Yo
creo que estar en la alberca –como en el mar− hace parte de nuestros refugios, cuando estamos en
el agua de alguna manera nos reencontrarnos con aquel líquido amniótico que nos proyecta y nos
funde con la vivencia de la seguridad maternal que nos arropó en el seno materno. El agua nos

33
Luz Emilia Cruz R., Araceli Hernández R. y Celestina Mendoza M., “El silencio en el aula”. Trabajo
presentado en el seminario de Filosofía, México 2004, en el Colegio de Pedagogía de la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM (inédito).
34
Paulo Freire. Pedagogía de la autonomía. México, Siglo XXI, pp. 76-77 y 97.

89
ayuda a recordar el placer que experimentamos en el seno maternal, nuestro paraíso perdido en
donde todo lo teníamos, no sentíamos ni frío ni calor, ni hambre, ni soledad, ni angustia, por eso
siempre lo añoramos, lo buscamos, por ello es fantástico cuando tú dices: Al lanzarme a la alberca,
me sumergía en ella y me olvidaba de todo, estando en ella tenía la impresión de entregarme a un
mundo maravilloso [...] hasta sentir que algo me invita a olvidarme del otro mundo, el que te
espera fuera, el que encuentro al salir de la alberca”. El mundo externo, con el que nos
reencontramos cuando salimos de la alberca –del mar−, ese mundo de la vida cotidiana, el que nos
confronta tanto con envidias, destrucción y dolor, o sea, con la pulsión de muerte expresada en
conductas filicidas, parricidas, fratricidas, suicidas, pero también, ese mundo lleno de erotismo, de
pulsión de vida, el que nuestra madre, mediadora entre nuestro mundo interno y externo, nos
enseñó a leer, nos tiene que enseñar a leer para no caer en la psicosis y, sabiéndolo leer, entenderlo
mejor y hacerlo nuestro. Por ello las mediaciones son fundamentales para que el ser humano pueda
conectarse constantemente con la realidad real, para no perder el principio de realidad. Sin
embargo, hoy algunas de las “mediaciones” que tenemos no nos ayudan a conectarnos con la
realidad, ya ves, los medios de comunicación son, por ejemplo, falsos mediadores bajo una
programación que busca tergiversar la percepción que tenemos de la realidad, imponer su verdad,
escondiendo una conducta psicopática.

El psicoanálisis, decía Martínez Salazar, permite definir la conducta psicopática por su


actuar agresivo ya que en su objetivo conlleva el daño hacia el otro. El individuo que la
manifiesta no tiene la capacidad para soportar la frustración que le produce el no
apoderarse de los objetos de su alrededor, decidiendo tomarlos por la fuerza y apropiarse
de ellos indebidamente. Este individuo genera un daño social y/o individual porque
siempre existirá una víctima despojada o dañada con su actitud.35

Desafortunadamente, hablando del aula, muchos profesoras y profesores contribuyen también a


desconectar a los y las estudiantes de su realidad real ya que el conocimiento que se tramite no
tiene, en general, el contexto de la realidad real; el aula parece una isla que aunque rodeada de mar
parece que no tiene contacto con ningún continente y se deja a quienes en el aula trabajan en la
indefensión, enfrentados a la posibilidad de los tsunamis que pueden arrasar con lo que aquí se vive

35
Miguel Escobar. “El educador frente…”, en op. cit.

90
cotidianamente, provocando que se pueda borrar en un instante lo que aquí se quiere enseñar y
aprender.

Pero en fin, YMAR, sé que contigo, cuando estoy en tu mar, me reencuentro con mi paraíso perdido,
ese paraíso que reinventaré contigo; eres por ello un poema en mis letras, corazón brillante, gracias
por sentir que mi romanticismo hace parte de ti, desde él y con él me entregué a ti, enloquecería de
amor con otro erotismo que no supiera leer brillantemente mi corazón, lleno de melancolía y de
utopía.

Pero YMAR, antes de despedirme quiero que me permitas nuevamente llevarte a ese mundo que no
es el de nuestro erotismo pero que de muchas maneras ya hace parte de él. Como sabes desde hace
27 años trabajo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y, tanto los seminarios que aquí
coordino como los que doy en otras universidades del país y del extranjero, hacen parte de mi
proyecto de investigación en el contexto del salón de clases; es aquí en donde he logrado reinventar
el acto educativo propuesto por Paulo Freire y aplicar los conceptos del psicoanálisis social que
aprendí con Fernando. El centro del proyecto es la Lectura de la realidad en el aula y mi intención
es comprometer a docentes y estudiantes para construir sueños y utopías, luchar por la aparición de
un mundo en donde quepan todos los mundos que somos, o sea, para buscar al “otro jugador” que
ha sido convocado por la lucha zapatista y, como te había prometido por teléfono, aquí te transcribo
el cuento del sub Marcos que hace referencia a esto:

Un grupo de jugadores se encuentra enfrascado en un importante juego de ajedrez de alta


escuela. Un indígena se acerca, observa y pregunta que qué es lo que están jugando. Nadie
le responde. El indígena se acerca al tablero y contempla la posición de las piezas, el
rostro serio y ceñudo de los jugadores, la actitud expectante de quienes le rodean. Repite
su pregunta. Alguno de los jugadores se toma la molestia de responder: “Es algo que no
podrás entender, es un juego para gente importante y sabia”. El indígena guarda silencio y
continúa observando el tablero y los movimientos de los contrincantes. Después de un
tiempo, aventura otra pregunta: “Y para qué juegan si ya saben quien va a ganar”. El
mismo jugador que le respondió antes le dice: “Nunca entenderás, esto es para
especialistas, está fuera de tu alcance intelectual”. El indígena no dice nada. Sigue

91
mirando y se va. Al poco tiempo regresa trayendo algo consigo. Sin decir más se acerca a
la mesa del juego y pone en medio del tablero una bota vieja y llena de lodo. Los
jugadores se desconciertan y lo miran con enojo. El indígena sonríe maliciosamente
mientras pregunta: “¿jaque?” La clave del cuento “El otro jugador”, no esta en la vieja
bota llena de lodo que interrumpe y subvierte el ajedrez mediático de los señores del
poder y del dinero, y el juego que hay entre quienes han hecho de la política el arte de la
simulación y el engaño. Lo esencial está en la sonrisa que sonríe el indígena, y es que algo
sabe. Sabe que falta ahí el otro jugador que es él pero que también es otro y falta. Pero
sobre todo, sabe que no es cierto que la lucha ha terminado y que hemos perdido. Sabe
que apenas ha comenzado. Y lo sabe no porque sabe, sino porque sueña. 36

Pero toda esta investigación sobre la lectura de la realidad, YMAR, gracias a nuestro erotismo, me
llevó a la pedagogía erótica, a entender desde ella al acto pedagógico como un acto de pulsión de
vida y, por lo tanto, de observación y de análisis de lo que sucede actualmente en el aula –reflejo de
alguna forma de lo que sucede en el ámbito social−, o sea, reflejo de la muerte del conocimiento
como esperanza, como utopía, como lucha; el reinado de la pulsión de muerte. El salón de clases,
se ha reducido a un espacio en donde básicamente se trasmite tan sólo información, se castiga
mucho el erotismo y la vida emocional en general y son escasas las posibilidades de recrear un
conocimiento que nos permita pensar y analizar ésta realidad para conocerla mejor, hacernos
dueños de ella y poder actuar para transformarla, o sea, que el salón de clases en muchas ocasiones
es tan sólo un paso más en la domesticación de las conciencias, como decía Paulo Freire, en la
aceptación del autoritarismo, en la aceptación de las injusticias sociales y la pobreza como males
necesarios, en la imposición del silencio del erotismo. Los versos que vas a leer a continuación son
el resultado de una reflexión en este sentido. Te pido, entonces, que al leer este poema recuerdes
que sintetizo mi pensamiento y mi sentir en torno tanto a lo que sucede en el salón de clases como
en el ámbito social, buscando formas alternas para cambiar las relaciones que en el aula existen
entre docentes y estudiantes, entre los mismos y las mismas estudiantes, y, entre el profesor-
estudiantes con el conocimiento que se trasmite.

36
Subcomandante Marcos. “Los indígenas no somos parte del ayer, somos parte del mañana”, en El otro
jugador. México, La Jornada Ediciones , 2001.

92
Pedagogía Erótica

Muerte del acto pedagógico


como refugio de tánatos
deshojando la vida en el aula,
como negación del acto de amor,
como silencio de la palabra
y germen para la apatía.

No a Tánatos como camino,


soborno del conocimiento.

No a seguir lapidando
sueños y
encarcelando la utopía.

Traigamos la seducción de Eros


al acto pedagógico,
el deseo de engendrar vida,
la dialéctica que reinventa el acto de amor.

Hagamos un altar a la pulsión de Eros


y desafiemos el conocimiento como lucha,
a la pasión erótica
como eclipse entre saber y trasformar.

Esa seducción erótica


que flecha al conocimiento como deseo
para compartir la llama del amor,
para dejar las fantasías soñar
en poseer el saber

93
al Otro,
altar de Eros.

Ese erotismo que une autonomías,


recrea la ética del amor
en el placer de penetrar
la humedad de la cueva del deseo,
del deseo como conocimiento,
en la reinvención del mañana en el hoy
que invita a la construcción de un mundo
en donde quepan todos los mundos que somos.

Bueno, ya te comentaré la historia y la profundidad que esconde y anuncia la pedagogía erótica, su


nacimiento y su camino en el aula, la forma como está siendo recibida, pero por ahora déjame
decirte que al comunicarme contigo por celular, sentí que te acariciaba, escuchando tu voz, me
gustó decirte que tu corazón es brillante, así lo vivo desde el mío, en él encuentro refugio al YMAR
de mis deseos.

MI MENTE BRILLANTE:
Buenos días, acabo de leer tu correo y aunque tengo mucho trabajo, no me siento bien, me levanté
más temprano porque no quiero irme sin contestarte, sin decirte todo lo que me fascina de tus
letras. Cuando leo lo que trabajas con tus estudiantes, me siento tal vez como ellos, entiendo muy
poco, no te enojes, lo que pasa es que mi mundo es otro muy distinto, eso de utopías y de luchas no
va conmigo, bueno aunque sí lucho por estar cada vez mejor preparada actualizándome
constantemente y lucho por dar a mis pacientes la mejoría que buscan en mí. Pero, refiriéndome a
lo que me dices te contesto que eres encantador, me halaga saber que te llego a tu corazón, que de
cierta forma en tu nostalgia y en tu parte melancólica estoy presente y puedo, al escucharte,
menguarla un poco. Ya sabes que para mí es muy difícil poder manejarla, no me gusta mi
nostalgia, no me gusta sentirla, no sé que es lo que realmente se mueve en mi interior, por ello tal
vez no me gusta vivirla en las personas que quiero, pero si tu crees que puedes compartirla
conmigo yo siempre te escucharé, a lo mejor podré entender así mi parte depresiva, yo no creo en

94
el psicoanálisis, me molesta tan sólo pensar que tengo que hablar de mi vida emocional, de mi vida
interna, tú me has dicho que todavía no he vivido el duelo de la muerte de mi padre y que crees que
en los hombres busco poseer a mi padre y que, además, siempre busco parecerme a mi madre, que
añoro tener su cuerpo, su belleza, las miradas que se posaban en ella... Cuando me dices eso me
dejas en silencio y sólo pienso en todo lo que quise a mi padre, me invaden sus palabras cuando
me decía, por ejemplo, que fuera independiente, enseñándome a serlo y sí, ahora lo soy, pero a
veces sufro siéndolo y tengo que estar continuamente realizando actividades que me estresan;
cuando recuerdo a mi padre, me llegan las lágrimas, por ello, creo me dejaste muda, la ocasión en
que me hablaste de la muerte de tus padres: Fernando, Paulo y Miguel, tu padre biológico. Sólo
quiero pedirte hoy que me sigas escribiendo todo lo que se te ocurra, todo lo que quieras, ya sabes
que me embelesas con tus palabras, con tus correos, con toda tu parte erótica, me gusta tanto
entregarme a las palabras con las que arrullas mi fantasía, siempre soñé en encontrar un hombre
de letras como tú que me transportara con sus versos a la inmensidad de mi pasión, que me
ayudará a subirme a las estrellas para vivir ese mundo placentero de las palabras convertidas en
letras, hasta terminar exhausta, como me sucede frecuentemente cuando releo tus correos; he
llegado a sentir que me haces el amor con las palabras balanceándome en tu cariño convertido en
versos, además gracias a ti creo que estoy aprendiendo a expresar mis sentimientos y, la verdad,
me estoy sintiendo nuevamente bella.

YMAR,
Me quedé pensando mucho en tu correo anterior tanto en lo que me dices de mi trabajo educativo
como de la melancolía. En relación con lo primero, creo que tienes razón de compararte con las y
los estudiantes y decirme que, tal vez tú como ellos, entiendes muy poco; sí es un trabajo lento,
frustrante por momentos, lleno de agresiones pero, al mismo tiempo, genial cuando se pueden
concretar metas, siempre existen algunas y algunos estudiantes que se interesan por este tipo de
experiencias, que las hacen suyas, que encuentran aquí un camino para la construcción de sus
sueños individuales y colectivos, son la minoría, lo sé, pero vale la pena y es reconfortante, además,
también sé que mi trabajo aunque en el aula encuentra toda su riqueza, no se queda en ella, mi
sueño y mi utopía no se construye ahí solamente, aunque es en ese espacio en donde he encontrado
mi realización profesional; mi parte erótica hoy está puesta en ti, en lo que escribo, en mi familia,
en mis amigos, en mis proyectos individuales y sociales, o sea, en mis utopías.

95
En relación con lo que me dices de tú parte melancólica es algo en lo que siempre he pensado,
desde que hablamos por primera vez de la muerte de tu padre, creo que efectivamente no has
elaborado esa muerte y me preocupa en relación a la forma como puede estar manifestándose en tú
cuerpo, en las enfermedades que hoy te aquejan, en nuestra relación pero, como tú misma lo
señalas, para entrar en nuestra vida emocional se necesita que estemos dispuestos a dedicarle
tiempo a ello y, en especial, a romper las resistencias que todos tenemos para llegar a nuestra
memoria emocional y, de esta forma, saber cómo fuimos construyendo nuestros afectos, su parte
inconsciente que solo con un especialista podemos ir entendiendo.

Por otro lado, me gustó mucho saber que mis letras te han hecho soñar, eso me permitirá continuar
con mis fantasías hechas realidad, dejando que en tus encantos mis palabras puedan atrapar tu
eternidad, el erotismo que en tus caricias viste nuestra pasión y nos desafía a consolidar nuestro
amor. Creo que ésta es una de las partes más hermosas y placenteras del erotismo que estamos
viviendo, dejando que nuestros deseos se expresen y se junten, por ejemplo, con cada atardecer que
miro a través de tus ojos, sintiendo, por ejemplo, cómo tú y yo hacemos parte del día que se va a
dormir, que somos su movimiento, que acompañamos con nuestro aliento a las nubes para ir a
despedir al sol, jugando con las montañas como si ellas fueran tu cadera, la que sol y nubes cobijan
y descobijan haciéndose cargo de la brisa que se apodera de la noche, hasta arropar el sol con
nuestro deseo y, así, dejarlo que cierre sus ojos y se vaya a dormir en el regazo de tu noche...

Cómo va pasando el tiempo, nuestro tiempo, ¿de qué forma lo has ido sintiendo? Yo, después de
platicar ayer por celular contigo, recordé mis temores, mis angustias al no saber si te podría por fin
conquistar, seducir... fue bello pero difícil, el dolor de amor a veces es muy duro de entender y
soportar, recuerdo que me preguntaba si algún día podría acariciarte y amarte, lo que sentiría al
acariciar nuevamente tus piernas, engancharme a tu cintura... Hoy sé que estás conmigo, que
tenemos caminos diferentes, historias distintas, secretos del corazón que debemos respetar... pero
que al mismo tiempo sé que tenemos muchas cosas en común, un rinconcito en cada uno de
nuestros corazones que debemos cuidar, muchas necesidades iguales para compartir, un
encantamiento mutuo, un deseo que nos permitió unirnos dentro del rompecabezas que estamos
armando..., sabemos que podemos contar la una con el otro y el uno con la otra..., es tan agradable

96
saber que estás del otro lado de la computadora, del teléfono, de mi fantasía, de mi realidad..., que
puedo compartir tantas cosas contigo, mis temores, mi melancolía, mis sueños, mi erotismo, mis
utopías y mi deseo hacia ti y, aunque sé que todavía no te he conquistado plenamente, tenemos el
desafío de consolidar nuestro amor, de canalizar en él todo nuestro erotismo. Bello, ¿verdad?, corto
el tiempo en que hemos estado juntos pero tantos sentimientos que han estado por ahí, retomando el
tiempo ausente, el que se negaba a traer tu presencia, dejando memoria escrita de nuestros
sentimientos, esto también es hermoso, tantas cosas que se pueden traer nuevamente a la memoria
del corazón con la expresión de la palabra como si de verdad fuéramos unos grandes enamorados.
Claro, no es cierto que estemos poseídos por un gran enamoramiento pero qué será en definitiva el
amor si no es, saber y sentir que no puedo callar ante tu presencia, que te tengo dentro de mí, que
no es cierto que acabamos de juntar nuestro erotismo, que lo que es cierto es que cada instante de
amor tiene su propia eternidad, recordando al poeta Monterroso, como hoy quisiera recordar
contigo a Rubén Bonifaz Nuño un poeta Veracruzano,

Nunca es temprano para amarte.


Y sé que nunca será pronto.

Tú, qué crees, ¿qué es temprano para amarte?, sí me gustaría consolidar nuestro amor, vivir juntos
para conocernos mejor, para amarnos mejor, para establecer una buena relación de pareja. Un beso,
que aunque no te lo daré físicamente, acompañará mis recuerdos de adoración por ti, lo siento
YMAR nunca será pronto para amarte, ¿para qué esperar mañana?

Hola YMAR,
Estoy esperando tu correo pero, como me lo hiciste saber en tu mensaje al celular, hoy no va a ser
posible que me llegue. Entonces, mientras contestas a mi correo anterior quiero aprovechar para
contarte las realidades y las fantasías producidas con las y los estudiantes en torno a la gestación de
la Pedagogía Erótica, espero pueda trasmitirte toda la energía que yo he recibido al llevarte al aula,
lo que me ha permitido consolidar mi proyectos profesionales, tú me das aliento para realizarlos y,
aunque todavía no me has permitido entrar totalmente en tú mundo, creo que pronto podré hacerlo.
Empezaré, entonces, por decirte que no es fácil tomar conciencia del movimiento de nuestro
erotismo, de la historia emocional –que hace también parte del proceso cognoscitivo− de silencio,

97
de agresión y de soledad vivida en la mayor parte de los procesos educativos: muchas ilusiones se
han roto en el aula sin tener siquiera conciencia clara de ello, también se han roto algunos deseos
que anunciaron tímidamente la adoración por el acto de conocer, otros se quedaron en la pura
espera sin poder encontrar figuras de autoridad que asumieran el verdadero papel de mediadores
entre, por una parte, angustias, temores y, por otra parte, deseos, esperanzas y luchas, mediadores y
mediadoras de todas las expresiones eróticas que en la relación pedagógica están silenciadas por la
agresión pero latentes al mismo tiempo para cuando se puedan abrir las puertas del erotismo. El
profesor y la profesora son mediadores que tienen la capacidad de ayudar a conectar mejor a las y
los estudiantes con la realidad cotidiana de un salón de clases que hace parte de un contexto social
más amplio. Ellos y ellas, como la madre, son mediadores entre el mundo interno y el mundo
externo de los estudiantes –entre el texto y el contexto como diría Freire− y deben ser capaces de
enseñar también la parte erótica, de saber expresar afectos compartiendo el amor hacia el
conocimiento; ellos y ellas son mediadores que podrán ayudar a encontrar en las y los compañeros
aliados y no enemigos, aliados y no aquellos Big brothers que son estimulados y permitidos por
quienes son poder. La televisión, por ejemplo, como ya te lo había comentado en relación al
seminario en Puerto Vallarta, con ese tipo de programas, convierten en “diversión” la eliminación
del otro, del hermano, permiten que aflore esa conducta psicopática que esconde la “audacia” de un
modelo de globalización que conlleva la eliminación del más débil, el fratricidio, haciendo vivir el
proceso de eliminación del otro como algo “natural”, sin detenerse a pensar que esto obedece a las
leyes darwinianas en el ámbito social, para justificar y alentar la eliminación del más “débil” –que
generalmente corresponde al que no tiene dinero o no es blanco−. En otras palabras, este tipo de
programas nos preparan para que veamos este proceso de eliminación con buenos ojos como, por
ejemplo, la ganancia de unos pocos –cada vez menos y más ricos− que se construye sobre la
explotación y la pobreza de las mayorías que son cada vez más y más pobres. Es natural, hacen
creer éste tipo de programas televisivos, que exista la eliminación del otro, del más débil, el que no
puede competir, el que no nació con las cualidades necesarias para enfrentar las “leyes divinas” del
mercado, la explotación que conforma al sistema capitalista.

En este contexto, hablar de erotismo en el aula es nadar contra corriente, es traer a la memoria
heridas del corazón, es confrontarnos con la pulsión de muerte, es tal vez hablar de deseos secretos
del corazón que nunca llegaron a ser, deseos secretos que no fueron respetados y fueron

98
silenciados, arrinconados en la cueva del deseo. Todo un mundo emocional, una racionalidad
inconsciente, una racionalidad erótica que ha acompañado silenciosamente el acto de conocimiento.
Para finalizar y mientras llega tu respuesta me gustaría llevarte, a través del sub Marcos, a la cueva
del deseo, la cueva de El jolmash

Vino de lejos un hombre. Vino o ya estaba. No se sabe [...] Los indígenas lo llamaban El
jolmash [...] No sé si de lo que vio o de lo que creyó ver, si la imagen que se fundió en su
retina tenía una correspondencia con la realidad o existía sólo en su deseo, pero El
jolmash enamoró o pensó que se enamoró. Y no era su amor algo idealizado o platónico,
era bastante terrenal, y el llamado a los sentidos que llevaba era como tambor de guerra,
como relámpago que se hacía lluvia fiera. La pasión le tomó la mano y El jolmash
empezó a escribir cartas, cartas de amor, letrado delirio que le llenaba las manos. Y
escribió por ejemplo:

¡Ah, señora de húmedo destello! Un potro soberbio se torna el deseo. Espada de mil
espejos es ansia de mis ganas por el cuerpo vuestro, y en vano desgarra su doble filo los
mil jadeos que en el viento marchan. ¡Una gracia, largo desvelo! ¡Una gracia os pido,
señora [...] Dejad que vuestros oídos mirada se hagan [...] En la doble colina del pecho
vuestro arrastrar labios y dedos, despertar el racimo de gemidos que en él se esconden.
Marchar al sur y haceros prisionera de la cintura con tibio abrazo, quemando ya la piel
del vientre, brillante sol que anuncia la noche que más abajo nace [...] Regalaros un
temblor de frío calor y llegarme, todo entero, al húmedo agitarse del deseo. Afianzar la
tibieza de mis palmas en la tibieza doble de carne y movimiento. Un pausado paso
primero, un ligero trote luego. Después el desbocado cabalgar de cuerpos y deseo. Al
cielo llegar, y derrumbarse luego. ¡Una gracia, cansancio prometido! ¡Una gracia os
pido, señora de suspiro quedo! ¡Dejadme llegar a vuestro cuello! En él me salvo, lejos
muero [...].

Una noche de tormenta, con su pasión las manos, un rayo quemó la champita de él, El
jolmash. Mojado y tiritando se refugió en la cueva vecina [...] El jolmash ya no pudo o no

99
quiso salir de la cueva. Ahí volvió a sentir el deseo llenarle las manos y escribió, tejiendo
puentes a ninguna parte [...]

Un pirata soy ahora, señora de anhelado puerto [...] El deseo, señora de tempestades por
venir, es un nudo que en alguna parte vuestra piel esconde [...] Un pirata soy ahora,
señora de tierna tormenta. No esperéis mi asalto, ¡venid a él! ¡Que sean testigos el mar,
el viento y esta piedra que navío se hizo! ¡La cueva del deseo! Se encapota de vino negro
el horizonte, ya vamos llegando, ya marchándonos estamos [...]

Así pasó, dicen. Y cuentan que El jolmash ya nunca salió de la cueva. No se sabe si la
mujer a la que escribía las cartas existió de veras o fue producto de la cueva, La cueva
del deseo. El caso es que dicen, El jolmash todavía vive dentro y el que llega cerca se
enferma de lo mismo, de deseo [...].

Miguel,
Desde el otro día cuando hablábamos de la primavera, de sus flores, quería que vieras como está
la primavera en mi jardín. Es una maravilla admirar lo grande y hermoso que está mi jardín
recordando todas las cosas bonitas que de la primavera dices. Es fantástico ver, por ejemplo, como
de un solo rosal, pueda crecer tanta rosas y qué rosas!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ahora cuando meto el coche
al garaje, siento el aroma de la primavera, de la lluvia que le regala sus lágrimas pero también de
los rayos del sol que las ilumina para resaltar su esplendor. Quiero compartirte mi primavera, esa
primavera que también es tuya, aunque yo a veces me sienta morir. Te envió fotos de mis rosales.
Me tienes intrigada con eso de consolidar nuestro erotismo en el aula, no tengo cómo imaginarme
el nacimiento de un erotismo en el aula, ¿en qué pensarán tus estudiantes?, espero no te pase lo
del pobre jolmash, bueno, ya me contarás.

Hola,
Acabo de llegar, gracias por las fotos, son más bellas pensando en ti. Te ves hermosa, adornando
desde mi fantasía, tus rosas. Al rato me voy al mar, bueno a la alberca que contigo es, además Y-
MAR. Trataré de llamarte por la tarde... Tendremos que encontrar un rinconcito de primavera para

100
vernos, no importa que sea dentro de tu rosal jajjajaja…, de todas formas pásala bien, estaré
contigo, entre tus pétalos,

Primavera

Primavera de mis encantos


Extraño tu aroma
La caricia de tus pétalos.

Necesitaba escucharte, cuando me dijiste que habías tomado las fotos que me enviaste para
ofrecerme un regalo..., me quedé casi mudo, así recordé cuando tu usabas esta expresión en el
nacimiento de nuestro erotismo. Sí, me quedé casi mudo porque nunca llegué a imaginar –¡que
poca imaginación tienes, dirás!− que tú habías tomado las fotos para mí, la verdad en tú escrito no
lo haces explícito, pero me dejaste en éxtasis, nunca me había regalado rosas, ya tendré un recuerdo
en mi memoria para mirar de otra forma, las rosas, tus rosas, las flores, nuestra orquídea, ¿sabes?
La verdad es que en el salón de clases, a veces, el silencio se acompaña con tanta ingratitud, con
tanta pobreza de sentimientos que se pierde fácil la sensibilidad para saber que uno también
necesita y puede recibir muestras de gratitud y de afecto y, por ello, sí podemos quedar como el
pobre jolmash. Pero para entender todo este proceso, recuerdo nuevamente lo que Fernando
escribía sobre el desarrollo emocional, refiriéndose a la gratitud:

[…] el sentimiento de gratitud tiene su origen en la capacidad de amar y sería producto de


una estructurada relación con el objeto bueno madre. Es, por así decirlo, la apreciación de
la bondad en otros y en uno mismo. Su raíz estaría en las emociones de las épocas más
tempranas de la infancia, cuando la madre es solo y único objeto para el bebe y se pudo
extraer de ella el alimento bueno que satisfizo plena y suficientemente, a grado tal que
sentó las bases para que surja la gratitud […] M. Klein, al referirse a estas emociones
dice: “A mi modo de ver, estas experiencias constituyen no solo la base de la gratificación
sexual, sino de toda felicidad posterior y hacen posible el sentimiento de unidad con otras
personas. Esta unidad significa ser plenamente comprendido, hecho que es esencial en
toda amistad o relación amorosa feliz. En las mejores circunstancias, esta comprensión no

101
necesita de palabras para ser expresada, lo cual demuestra su derivación de la más
temprana intimidad con la madre en estadio preverbal. La capacidad de gozar plenamente
de la primera relación con el pecho se constituye en el fundamento para la experiencia del
placer proveniente de otros orígenes”. La generosidad y la riqueza interna parecen estar
estrechamente ligadas con la gratitud de haber asimilado el objeto madre buena y poder
inclusive compartirlo con otros.37

Creo que una de la gran enseñanza de mi trabajo con Fernando, fue el que mi hubiera permitido
entender que en toda persona existen cosas buenas y malas, él mismo permitía que uno descubriera
en él sus partes buenas y malas haciendo hincapié en que esta visión de totalidad es la que permite
la construcción de buenas relaciones de pareja, de amistad, de relación con la familia y de
relaciones profesionales, por ejemplo, con estudiantes.

Pero volviendo a la primavera y a las flores que me hiciste mías, ya tienes, entonces, otro secreto de
mi corazón, para mí, como sabes, esa estación es mi preferida, cuando viví en Europa y tuve la
oportunidad de recorrer, en los meses de abril, mayo y junio, varias ciudades a lo largo de países
como, Holanda, Suiza, Dinamarca, Luxemburgo, Alemania, Bélgica, España, Italia..., hubo una
ciudad en especial que me enamoró y hoy te la entrego desde lo más profundo de mí mismo, en tu
primavera: esta ciudad se llama Venecia, Venecia de mis amores, estar recorriendo sus canales,
disfrutando sus callecitas, sus aguas que penetran la ciudad por todas partes, sus puentes, sus
plazas, su lugares sagrados, sus museos, sus galerías, su arquitectura, sus iglesias, sus góndolas con
sus gondoleros, su vestimenta con sus hermosas mujeres, su comida. Sí, recordar hoy Venecia
pensando en ti es recorrer la primavera eterna de tus encantos, tus canales –empezando por el
masaje en tu cabecita−, tus humedades como aguas de mar para navegar por tus lugares sagrados –
desde tus labios hasta tú cueva del deseo−, tu arquitectura que en tus senos, piernas y tu cadera son
la mejor representación de la estética erótica, el puente para alcanzar a Eros, mi diosa del deseo, sí,
tú mi Venecia, algún día YMAR y Venecia recogerán tus encantos y me permitirán mostrarle a
Venecia la orquídea que le faltaba para ser más bella; recorrerla contigo tranquilamente, sin
apresuramientos..., ser el gondolero de tus utopías en nuestro recorrido a través de nuestro
erotismo, perdiéndonos en las intimidades de Venecia, prender la llama azul y trémula del amor.

37
Fernando Martínez S., “La envidia, mal de nuestros tiempos”, México, inédito, 1997.

102
Miguel,
Todo lo hermoso que dices de la primavera, lo pienso y lo siento también, para mí junto con el
verano es la época más bonita del año, precisamente por las flores, el verde de sus hojas, sus
tallos, el pasto, los distintos colores con los que se viste cada flor, sus pétalos, las lágrimas que se
hacen lluvia cuando llueve, cayendo sobre mi jardín sin que me duela porque sirve tan sólo para
embellecerlo, hacerlo más vivo. No conozco Venecia, sólo la he visto en documentales, en fotos,
cartas postales y me parece una ciudad realmente hermosa, diferente a las demás por el encanto
de sus canales, de sus góndolas. Me imagino que en primavera debe ser maravillosa vivirla, estar
disfrutando sus misterios. Como bien dices, soñar no cuesta nada y algún día espero conocerla en
tu compañía, sería fantástico, gracias por compartir esta ciudad conmigo. Hablando del regalo
que te envié de verdad que no sé por qué pensaste que la foto de las flores no las había tomado
para ti. Cuando estaba en mi jardín y las vi tan hermosas, subí corriendo por la cámara, me dije
son para Miguel, él tiene que ver la primavera de mi vida, de mi casa, de mi jardín, ya formas
parte de ella, ¿por qué dudarlo? A lo mejor, tan metido estás en el aula que como tus estudiantes,
que te vuelves insensible a las muestras de cariño, de amor; te las envié con todo mi corazón, ojalá
tenga la capacidad de construir contigo el amor que me propones pero tengo mucho miedo, no te
lo puedo negar, no me siento bien.

Hola,
Para decirte buenos días, unos versos de Vicente Huidobro que espero acaricien tus ojos

Te pregunto otra vez


¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?

Es curioso YMAR, hay días que ya no son iguales sin saber de ti, así que decidí traerte a mi
presencia, intentar escuchar tú voz y ya ves que bonita sorpresa. Eso también admiro mucho de ti,
tú sencillez, tú disponibilidad cuando te es posible, tu intuición al captar, de inmediato, que
necesitaba pasar unos momentos contigo y, gracias, los disfruté muchísimo. Te cuento que me
dormí fantaseando en el sueño de Venecia: te llevé por esos lugares evocadores del romanticismo
en cada uno de sus rincones, en cada puente que se alumbra de noche con sus faroles y se reflejan

103
en el agua; en mi fantasía reflejé nuestras sombras que se unían con el movimiento del agua en una
sola imagen, acariciada por las estelas que a su paso dejan las góndolas, las que guardan los
secretos y los suspiros de las y los enamorados; contemplé nuestras sombras reflejadas en la estela
dejada por las góndolas perdiéndose entre los canales de nuestros sueños. Luego, cobijados por una
noche de luna, te subí a nuestra góndola, yo tu gondolero para conducirte al compás del violín,
reinventando melodías al ritmo de nuestros besos, en la estela del agua que se preparaba, con su
humedad, para fundirnos como góndola y gondolero en el recorrido de nuestro silencio del deseo...
Por ello, tal vez necesitaba hablarte para saber si no te habías quedado en Venecia sin mí,
jajajajajajaja... Lo de mis rosas que tú hiciste mías, ya viste como tu regalo me transportó, nada más
que hasta la ciudad de mis sueños... Y sí, en este detalle de las rosas hechas fotos, me encuentro con
esa parte tuya llena de generosidad, de espontaneidad, gracias por ofrecérmelas.

Pasando a otra cosa te cuento que tengo que preparar muy bien mi seminario del próximo jueves, es
el momento simbólico que dará nacimiento a la Pedagogía Erótica, el encuentro de nuestro
erotismo con el erotismo pedagógico. El grupo y yo quedamos en traer “un algo” que de cuenta de
este acontecimiento, “un algo” que nos permita saber el tamaño del erotismo en el acto
pedagógico. Yo, como te dije, leeré mis versos, llegué a ellos gracias a ti, ¿te sientes orgullosa?,
¿qué sientes? Esta propuesta permitió un giro de más de 200 grados en el trabajo del aula. Ya te
contaré los resultados. Llevaré flores para poner en medio de las bancas que acomodaré en forma
de circulo, espero que encuentre una orquídea, en el aula también soy romántico, además
filmaremos todo este momento, se supone que con el “un algo” que cada uno va a llevar, este acto
pedagógico será hermoso y original –innovador− una forma distinta de terminar el semestre, bueno
eso espero, seguro que sí lo será... Todo mi cariño YMAR de mis encantos en el aula.

YMAR,
Aunque no he recibido correo tuyo, en este amanecer espero que tu despertar junto a Venus que nos
acompaña, permita que al planeta inspirador de la belleza podamos apreciarlo mejor y que desde tu
imagen lo veamos más hermoso. Desde un cachito de luna pasaré por Venus para reflejarte un beso
que acompañe mis caricias, acompañándote a ti, mi diosa, y siguiendo tu deambular por tu
firmamento, “caminando” como lo sabe hacer Venus cuando toma prestados tus encantos
umhumhumhumh... Hoy dicen los astrónomos que el planeta Venus pasó entre la Tierra y el Sol en

104
un transito, como “Lunar Venusino del Sol”, que no ocurría desde 1882 y no se repetirá hasta el
2012, cuando nuestra Venecia nos acoja para convertirte en la góndola de Venus, conducida por mi,
tu gondolero, umhumhumh... Te veías hermosa, tu mi Diosa, reflejando los lunares de tus encantos.
Espero tú correo, no dejes de decirme lo que sientes en relación con mañana, el parto de la
Pedagogía erótica, nacida en las entrañas de nuestro erotismo, ojalá nos acompañen la complicidad
de Luna y Sol, en tus encantos de Venus para vernos el domingo, un beso como lunar de vida.

Miguel,
Finalmente he podido leer tus correos. ¿Sabes?, cada día que pasa siento que hay algo más que
nos une, que es cómplice nuestro, por ejemplo ahora lo de Venus, no sabía que pasaría y se podría
ver, tú me comparas con la diosa Venus y sabes, aunque yo no creo mucho en los signos
astrológicos, el planeta que rige mi signo es precisamente Venus "la diosa de la belleza". Como se
van añadiendo elementos día a día a nuestras vidas, curioso ¿no?, ¿por qué será?, posiblemente
porque lo que sentimos es grande, maravilloso e incomparable y lo será por siempre y para
siempre. Yo no sé que pasará con nuestras vidas, pero puedo decirte que lo que siento ahora, lo
que ya llevo en mi corazón es imborrable, se quedará para siempre en él, aunque a veces me da
miedo porque no me siento muy bien y no sé si pueda entregarme al amor que me propones. Esto
no quiere decir que no sienta amor por ti, no te puedo decir que es un gran amor pero si puedo
decir, recordando lo que en alguna ocasión decías tú, que me siento abierta a ti, enamorada,
dispuesta a que nuestros cuerpos y en nuestros sentimientos se sigan fundiendo, es tan importante
para mí saberte ahí, sentir que estás conmigo y que existes que hasta la soledad se vuelve pequeña
para mi, pero algo me angustia, no sé que me pasa, ya estaré mejor. Gracias Miguel, de verdad,
Venus, me dijo que había venido a vernos, espero que se pueda hacer presente. Iré a tu
departamento esta noche, necesito tus caricias.

YMAR,
Hoy es un día muy especial, estoy sentado en mi fantasía, esperando que llegues, recordándote,
observando y disfrutando los encantos de Venus, esa diosa que tanto anhelé, la que veía desde la
ventana de mi departamento, hace muchos años, caminar con su minifalda y sus ojos de cielo
dejando que el Sol jugara con sus piernas, iluminándolas a veces con sus rayos, en otros momentos
dejando que la misma sombra de su cuerpo participara en el coqueteo cadencioso al compás del

105
tiempo, aprovechando tanto las distintas posiciones del sol como la de mi diosa erótica para que así,
rayos y sombras, se encargaran de dibujar en mi deseo las distintas posiciones de tu cuerpo,
dejando que mi fantasía se convirtiera en el camino de tus pisadas, ¡qué hermosa sigues siendo
YMAR!, acariciar tus piernas, hacerlas mías por instantes y poder besarte al fundir nuestros cuerpos
me permitió recordar al poeta chileno Vicente Huidobro 38 pensando que él tuvo que enamorarse de
una mujer tan hermosa como tú, bueno no tanto porque hubiera enloquecido, para poder crear la
profundidad de los versos que aquí te transcribo:

Canto II

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos


Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma

Al irte dejas una estrella en tu sitio


Dejas caer tus luces como el barco que pasa
Mientras te sigue mi canto embrujado
Como una serpiente fiel y melancólica
Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro

[...]

Sin embargo te advierto que estamos cosidos


A la misma estrella
Estamos cosidos por la misma música tendida
De uno a otro
Por la misma sombra gigante agitada como árbol
Seamos ese pedazo de cielo

38
V. Huidobro. Canto II en Altazo. Temblor de cielo. México, 1987, Edición de René de Costa, pp. 85 a 91.

106
Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa
La aventura del planeta que estalla en pétalos de
sueño

[...]

Te pregunto otra vez


¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?

Tengo esa voz tuya para toda defensa


Esa voz que sale de ti en los latidos de corazón
Esa voz en que cae la eternidad
Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes
¿Qué sería la vida si no hubieras nacido?
Un cometa sin manto muriéndose de frío

Te hallé como una lágrima en un libro olvidado


Con tu nombre desde antes en mi pecho
Tu nombre hecho ruido de palomas que se
vuelan
Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas
De un Dios encontrado en alguna parte
Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú
El pájaro de antaño en la clave del poeta

[...]

Mi gloria está en tus ojos


Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu mirada
Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas.

107
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos
Y un viento de océano ondula tus pupilas

[...]

Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?

Que rico la pasamos, ¿verdad YMAR? hacía mucho que no hacia tan rico el amor, dormimos tan
bien, en tu cadera y en tu espalda encontré el cenit de tu libido, la sensación de arroparme con tu
piel al ritmo de tu pasión me permitieron sentir que mis letras se escriben teniendo tu cutis como
papel y tu pasión como pluma, dejando que en cada palabra tu luz venusiana fuera la encargada de
cantar el silencio, despertarlo, darle forma, hacerlo hablar para cantar la felicidad anhelada y la
profundidad de los planetas que en la inmensidad de tus ojos recorren el universo del erotismo, en
donde los instantes de placer son instantes de inmensidad, la inmensidad de tu entrega pasional...,
eres el planeta que anhelaba mi utopía, el que todavía tengo que conquistar para fundir mi
capacidad erótica en el amor. Te adoro, te extraño, te llevo dentro de mí, ahora sí estoy empezando
a entender lo que, desde tu erotismo significa guauuuuuuuuuuu, eres más que diosa, eres
simplemente una mujer llamada YMAR.

Miguel,
Acabo de leer tu mensaje, la verdad que no sé ni que contestarte, me dejaste nuevamente muda,
que manera más bonita de escribir con palabras lo que vivimos en ese momento, me sacaste de mi
depresión, de mi angustia, me haces soñar y solo puedo decirte que me siento muy halagada por
todo lo que dices y me haces, te doy las gracias, te mando un beso y un abrazo muy, muy fuerte...

Hola YMAR,
Hoy necesito contarte que el jueves 10 de junio fue el parto de la Pedagogía Erótica, pero antes de
hablar de él, quiero que conozcas la historia de su gestación: nació después de que mataron a un

108
estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras. La mayor parte de estudiantes –sus hermanos−
como la mayor parte de las autoridades de la Facultad se negaron a protestar enérgicamente por tal
asesinato, pocos salieron en defensa del hermano, del hijo asesinado. Yo dediqué algunas clases a
analizar su muerte intentando compartir este dolor con las y los estudiantes pero su respuesta fue en
general muy ajena, distante, sin capacidad de asombro, casi un “aquí no pasó nada”, les propuse
reflexionar en las implicaciones de esta muerte pero, tal vez, utilizando un mecanismo de defensa
muy primitivo, se negó una realidad llena de dolor y, cuando mucho se intentó construir historias
inventadas –alucinaciones− sobre su muerte, la muerte de un joven de 20 años participante en la
huelga del Consejo General de Huelga en la UNAM (1999-2000) y militante en favor del zapatismo.
Entonces dije y me dije, diciéndole a los estudiantes ¡Ya basta! –grito de indignación, de rebeldía y
de lucha del EZLN− de seguir analizando la muerte desde la muerte, el camino de la muerte nos está
llevando, aún en su análisis del origen de la pulsión de muerte, en el conocimiento de la fuerza
destructora que se ha apoderado de quienes hoy son poder en el mundo, nos ha llevado les dije, a
desconectarnos cada vez de la realidad, a obscurecer más la vida, a arrinconar más a Eros, a
refugiarnos en el silencio, a impedir que soñemos y:

Soñar, dice Freire, no es sólo un acto político necesario, sino también una connotación de
la forma histórico-social de estar siendo mujeres y hombres. Forma parte de la naturaleza
humana que, dentro de la historia, se encuentra en constante proceso de devenir.
Haciéndose y rehaciéndose en el proceso de la historia, como sujetos y objetos, mujeres y
hombres, convirtiéndose en seres de la inserción en el mundo y no de la pura adaptación
al mundo, terminaron por tener en el sueño también un motor de la historia. No hay
cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza.39

Pero, tal parece que en el salón de clases ya no se puede soportar la realidad real y lo más fácil es
negarla, dejando que se apodere la apatía, la falta de sueños y el reinado del silencio, nuestra propia
muerte, el suicidio del estudiante, el no deseo de lucha, Tánatos anunciando la desesperanza, la
muerte que se instala encarcelando la utopía, negando la realidad real, imposibilitando no sólo la
lectura de la realidad sino la construcción de utopías que permita a las y los estudiantes hacerse

39
Paulo Freire. Pedagogía de la esperanza. Un reencuentro con la Pedagogía del Oprimido. México, Siglo
XXI, 1993, p.158.

109
dueños de sí mismos. La lectura de la realidad para transformarla, necesariamente pasa por la
construcción de aquellas utopías de las que el sujeto se agarra para jalar la realidad, utopías que
tienen su motor en el deseo, o sea, esa parte inconsciente del ser humano en donde conviven Eros y
Tánatos, exigiendo salir para deshacer la realidad y reconstruirla, jalándola según los designios de
vida o de muerte. La construcción de utopías, como te lo mencioné anteriormente, es esencial en el
ser humano, ellas permiten caminar jalando la realidad, rehaciéndola, reconstruyéndola, por tanto,
las utopías no buscas su realización en la realidad misma, sino que contrariamente, siempre están
contra la realidad, no dejando que esta le imponga sus pautas. Por ello, tal vez, la muerte de Pavel y
la muerte de la palabra en el aula, que son parte de la realidad real y de lo cotidiano escolar, son
muertes que, como deseos de Tánatos que emana del inconsciente se agarran de la realidad pero
para destruirla, para imponer su imperio, para hacer reinar la agresión que impide la construcción
de utopías de Eros porque buscan que el ser humano regrese a lo inanimado, o sea, la utopía al
contrario de la vida, la utopía para destruir, o sea, la contra utopía.

[…] la utopía, dice Dadoun, necesita ser considerada como una formación del
inconsciente […] un trazo de racionalidad, calificada de emocional para subrayar la gran
carga afectiva que la caracteriza […] la utopía deberá, por consiguiente, ser analizada o
reanalizada alrededor del inconsciente […] La utopía tiene, en sí misma, su propia
finalidad, su lugar propio, es en ella misma, en tanto que esta conectada al inconsciente,
nutrida por el inconsciente, formada alrededor del inconsciente y lanzada bajo el ojo o el
apoderamiento de este « gran hermano », en donde ella busca su realización, llegar a ser
lo que ella es ». Es necesario afirmar que la vocación de la utopía no es la de ir hacia lo
real y hacia su realización […] en lugar de utopía hacia la realidad, es exactamente lo
contrario: la utopía contra la realidad la utopía contra lo real.40

Necesitamos, me dije diciéndoles a las y los estudiantes, reencontrar un por qué vivir, una
esperanza por qué luchar, un sueño para alcanzar, un deseo para conquistar, utopías para construir
constantemente, no bajar los brazos y colocar nuestro granito de arena para la construcción de otro
mundo en donde el respeto al otro –digamos con los zapatistas, no al fratricidio−- sea una norma
ética inquebrantable, el derecho al erotismo individual y social una realidad: ¡Ya basta!, de seguir

40
Roger Dadon. L’utopie…, op.cit, p. 39

110
el juego perverso de la muerte hecha poder y someternos a él. Por el contrario, es necesario
encontrar en cada una y uno de nosotros (as) la fuerza erótica necesaria para despertar sueños y
abrir el camino de la utopía de una sociedad en donde los gobernantes manden obedeciendo y la
sociedad se organice en caracoles multicolores, dependiendo de cada espacio de lucha, para hacer
posible este sueño, haciendo lo posible de hoy y poder mañana, realizar lo imposible de hoy como
decía Freire; aquel imposible de la Dignidad Rebelde41

No morirá la flor de la palabra…


Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy,
pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la Tierra,
ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder.
Nosotros nacimos de la noche: en ella vivimos; moriremos en ella.
Pero la luz, será mañana para los más: para todos aquellos que hoy
lloran la noche: para quienes se niega el día;
para quienes es regalo la muerte; para quienes esta prohibida la vida.
Para todos, la luz; para todos todo. Para nosotros la alegre rebeldía.
Para nosotros nada.

En el contexto de la muerte de Pavel, cuando propuse a las y los estudiantes estudiar el erotismo en
el salón de clases, YMAR, como sabes bien, yo estaba conquistándote, buscando en mis letras los
puentes a tu corazón, buscando cobijarte con ellas, buscando darle vida a mi fantasía, llenarla con
tu presencia. Decidí, entonces, compartir tus encantos en el salón de clases, mostrar a quienes
conmigo querían asumir el compromiso del conocimiento como lucha, la fuerza que en ti mi
erotismo había alcanzado, tratando de dar vida a un erotismo pedagógico que abriera las puertas del
deseo, de la pasión por la vida y, por éste camino, entender mejor que el ser humano es un ser
inacabado, impulsado desde el inconsciente por Eros y/o por Tánatos, necesitado de construir y de
responder a utopías desde las que pueda jalar la realidad cotidiana, reinventar su estar en el mundo,
su presencia en él, en la búsqueda permanente de una pasión, en la búsqueda por alcanzar un,
una "alguien" que, al mismo tiempo permita reinventar el erotismo, encontrarse con su parte más
íntima, con la pasión del deseo, del deseo erótico como alimento también de sueños y de luchas.

41
Palabras del subcomandante Marcos. “Dignidad Rebelde”, disco compacto Juntos por Chiapas.

111
Comencé, entonces, a compartir con las y los estudiantes, tu presencia en mí, el camino de nuestro
deseo marcado por una relación de vida y de muerte, haciéndoles ver que mi deseo hacia ti, YMAR,
es un deseo de vida al que te estoy convocando, el que he empezado a disfrutar, con esa tu pasión
tan apasionadamente inmensa, con esa tu pasión que permite que la mía lenta, tímida, silenciosa,
desembocadamente, vaya aprendiendo a descubrir que tus encantos ya no son fantasías, que tú ya
estás ahí, conmigo entregándome tu cuerpo, abriéndote al mío. Tenía, entonces, que compartir este
deseo con ellas y ellos, abrirlos a sus propios deseos, mostrarles la forma como el erotismo ilumina,
oscureciendo el camino, flecharlas y flecharlos con el deseo, el deseo de vida como pasión desde
donde pudiéramos ellos y yo, entender y protestar luchando contra las muertes que nunca debieron
de ser muertes, la muertes de los y las “condenados (as) de la tierra”, la muerte de quienes no caben
en la época de la globalización de la miseria... Tenía el desafío de desenmascarar el goce
producido, en quienes son poder, con la pulsión de Tánatos, el desafío de desentrañar las
intenciones de inmovilizar la lucha, de atacar nuestro aparato de pensar, utilizando los medios de
difusión, para inmovilizar nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestras utopías, encarcelar
nuestras luchas... Les hablé, entonces a las y los estudiantes de ti, te traje al aula, te hice mía en el
aula, te poseí en el aula, les hablé tan sólo de la forma como tú recibías mis seducciones, te abrías a
ellas, empezabas a entreabrir las ventanas de mi enamoramiento, respondiendo al deseo que desde
siempre habías provocado en mi. Les comenté lo que tú me decías, hablando de mi prosa y de mi
poesía, de tu encantamiento ante ella, de la forma como te cautivaba y te estaba enamorando... Poco
a poco, fui intentando introducirlos en nuestra comunicación secreta, dediqué algunas clases
hablándoles de como la fantasía puede jalar la realidad, el deseo que contiene y esconde la utopía...,
de la necesidad de ir al encuentro de deseos como el tuyo, de dejarnos enamorar sin temer
perdernos, pero les conté también que tú, como fantasía hecha realidad y realidad hecha fantasía.

Sí, YMAR, toda esta historia de nuestra pasión, fue abriendo con las estudiantes y los estudiantes,
una forma de trabajo pedagógico muy otra, como diría el sub, un camino educativo como erotismo
llenando todo lo que veníamos trabajando en el aula, o sea, con el análisis de los RAPS apoyados en
los conceptos de Freire, Dadoun, Martínez, el EZLN, mis escritos y la vivencia de nuestro erotismo
lleno de esperanza pero también de desesperanza en la realidad de un amor que queremos construir,
nuestras contradicciones de vida y de muerte, tu depresión, es decir, toda la lucha cotidiana del ser
humano arriesgando su vida para conquistar autonomías, para reinventar la ética, sabiendo hacer

112
nuestro el deseo y decidirnos a alcanzarlo; decidiéndonos a pronunciar el mundo, a salir del
silencio.

Así, junto a ti YMAR, los estudiantes por su lado y yo contigo por el otro, nos encontramos para
realizar una última tarea en nuestro Seminario de Filosofía –la mayoría de los estudiantes eran de
últimos semestres−; yo llegué contigo, investido por tu erotismo y, por fortuna, logramos producir
el parto de una Pedagogía Erótica. Cada uno y cada una de los participantes llegamos a nuestra
última cita, una cita que estaba vestida de un flor, nuestra orquídea, de la Pedagogía Erótica, de
una vela y dos paraguas negros, uno abierto hacia arriba como una flor anunciando la vida en donde
reposaban Eros hecha flor, en la orquídea y en el poema, el otro paraguas hacia abajo como
protegiendo la luz que alumbraba la muerte, la oscuridad, el Tánatos del aula. Llegué al salón 210,
ya estaban la mayor parte de las y los estudiantes a las 9:15 de la mañana, colocamos los símbolos
enfrente de una pared y las sillas en rectángulo como invitándonos para que cada una, cada uno
pudiéramos hacer nuestros estos símbolos, alguna estudiante pidió un libro de Paulo Freire y se
colocó la Pedagogía del oprimido junto al poema y a la flor. Una estudiante tomo la orquídea,
nuestra flor, la hizo suya, la sacó del papel que la protegía... y, poco a poco comenzó el
alumbramiento, el final de un seminario que había hecho posible un parto erótico de conocimientos.
Cada una de las estudiantes, además de un estudiante y yo hicimos nuestros los símbolos
propuestos para adueñarnos de nuestro momento y decir lo que teníamos que decir. Una estudiante
hablo de Freire leyendo textos suyos, otra leyó poemas eróticos, otra del encantamiento y la
seducción que la había atrapado con el erotismo pedagógico, otras escribieron textos como estos:

Entendemos la Pedagogía Erótica como la propuesta que Miguel le hace a YMAR […]
sin deseo no hay amor y el acto pedagógico es ante todo un acto de amor que ha sido
suprimido en su esencia, en el aula no se vive el erotismo, habita la muerte, al imponer la
muerte de las emociones, se sufre en silencio unas normas que solo el erotismo podría
transgredir [...]

En el salón de clases nos encontramos con una apatía similar a la que presentaba YMAR
en los inicios de la relación con Miguel poniendo todo tipo de barreras para no
entregarse al deseo, tal vez sufriendo un miedo inconsciente, una resistencia para aceptar

113
esta propuesta, quizá, porque la gran responsabilidad que implica asumir una posición
activa para alimentar y no dejar morir el deseo y responder al enamoramiento
proponiendo creativamente algo que permita soñar, comprometiéndose a sentir que el
erotismo hace parte fundamental de la existencia...

YMAR, en la Pedagogía Erótica, es una propuesta encantadora que invita a traspasar los
límites impuestos por la cultura y la sociedad, es una propuesta que nos llena de ilusión,
nos hace sentir vivas...

Fue una novedad, un tanto desconcertante en un principio, hablar de la Pedagogía


Erótica, era raro escuchar que necesitábamos del erotismo en el aula para darle vida al
acto educativo, pero poco a poco descubrimos que tenemos una enorme responsabilidad y
un compromiso con nosotras mismas como pedagogas: el erotismo es necesario tomarlo
en cuenta en el acto pedagógico, borrar las barreras que nos hacen pensar que el
erotismo es algo malo, como si pudiéramos vivir sin la felicidad que produce el erotismo
[...]

Miguel esta completamente enamorado de YMAR pero ella no quiere darle una respuesta
clara sobre sus sentimientos. ¡Fíjate!, en este caso veo muchas similitudes con el salón de
clases, ella ocupa el lugar del estudiante y Miguel el del maestro, él hace todo tipo de
propuestas para enseñarnos a “leer la realidad” con los conocimientos que nos
proporciona, pero nosotros tampoco damos una respuesta clara [...

Si es fabulosa la forma como Miguel va creando toda la fantasía erótica para enamorar a
YMAR, aunque también parece muy repetitivo y como si sólo tuviese interés en el físico de
ella, aunque claro eso era lo que YMAR buscaba provocar [...]

YMAR, es cada estudiante que Miguel intenta sacar de su apatía, confrontarlo con su
vida emocional, con su compromiso consigo mismo y con la sociedad, él le habla de su
deseo de sacarla de su depresión, le comenta su deseo de salvarla haciendo analogía con
su madre, mencionando que no la pudo salvar, ahora intenta hacerlo con YMAR

114
hablándonos de toda su terapia psicoanalítica para mostrar como existe una memoria
emocional que trae también una parte de muerte con conductas suicidas, fratricidas,
filicidas y parricidas [...]

La Pedagogía Erótica nos ayuda a entender mejor nuestra racionalidad inconsciente, a


comprender nuestra historia emocional, la carencia de nuestros afectos, el miedo que
sentimos al expresarlos, así nos ayuda a comprender las causas de nuestro silencio,
agresividad, soledad. En el salón de clases generalmente el maestro nos silencia con su
autoritarismo, aplasta el deseo que el estudiante siente de conocer, anulando el deseo de
participar [...]42

Por todo lo anterior, el día de hoy fue para mí un desafío que estaba seguro de lograr. Me siento
muy contento YMAR de que me hubieras acompañado al aula, de que las y los estudiantes hubieran
hecho posible el parto de la Pedagogía Erótica, no sé cómo podrá hacer camino pero yo estoy
comprometido en hacer camino con ella a pesar de vivir en una Facultad conservadora y en un
mundo conservador, tenemos que ser capaces de darle vida en el aula a la utopía desde el erotismo,
a nuestras vidas desde el deseo, no creo que haya nada por qué temer si entendemos el erotismo
como aquí en este escrito lo he hecho vida contigo YMAR, no hay por qué temer si traemos el
erotismo al aula, encontrando en él y con él a la pulsión revolucionaria que pueda apoderarse de
nuestros sueños como está apoderada de aquel filósofo que vive en la selva y que con su vida nos
está enseñado e invitando, a través de la flor de la palabra, a construir un mundo donde quepan
todos los mundos posibles, haciéndonos ver que somos iguales porque somos diferentes y que todas
y todos podemos construir un mundo en donde se mande obedeciendo.

Ahora bien, después de viajar y soñar con tú erotismo hecho realidad en el salón de clases, YMAR,
quiero volver a nuestra intimidad, diciéndote que hoy te siento muy dentro de mí. Ayer en la tarde
entré a una cafetería a tomar un capuchino acompañado de un pastel, el atardecer estaba muy
hermoso, el sol ya se alistaba para irse a buscar un momento de intimidad con su luna,

42
Itzel García Martínez y Gabriela Hernández López, “Diario de dos estudiantes”, Trabajo final presentado
en el seminario de Filosofía, México 2005, en el Colegio de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras
de la UNAM (inédito).

115
los bellísimos árboles que tenía enfrente –conté hasta 21 con ramas de diferentes tamaños y
formas− dejaban que los pajaritos juguetearan con sus hojas, algunas muchachas pasaban
mostrando sus mejores “recursos” de primavera y en el café donde yo estaba, la música que
ambientaba el lugar era céltica con acompañamiento de algún violín que por momentos me hizo
fantasear en nuestra Venecia o en por lo menos tenerte conmigo disfrutando de ese bello
atardecer, subidos a la copa del árbol más alto, tomándote de la mano para acariciarte mirando a
través de tus ojos el fuego de la llama azul y trémula del amor, evocando tu pasión al acercar mis
piernas a las tuyas para darte una caricia con intención de masaje en tu cabeza... Recordé cuando
llegaste a nuestra cita pasada, te esperaba con una vela acompañada de un rayito de luz que dejé se
filtrara, como anunciando la llegada tuya, Afrodita diosa de la pasión... De pronto a la distancia
percibí dos pajaritos que jugaban a perseguirse uno al otro y me llegó tu imagen, la de tu cuerpo
convertido en pasión irradiando esa delicadeza de tu cutis lleno de erotismo, dispuesto a
convidarme a pasar a tu cueva del deseo para compartir contigo el placer de un momento que como
instante de eternidad se grabaría en mi memoria emocional, recordando hoy, contigo, lo rico,
espontáneo, pasional, enriquecedor, maravilloso que es hacer contigo el amor..., como si el mar nos
permitiera hacer el amor al ritmo de sus olas, entre ellas... o como si fuéramos dos pajaritos –bueno
una pajarita y un pajarito− que tan sólo y sin importar quién los observe, se entregan a disfrutar un
momento de intimidad... De pronto miré la hora y pedí la cuenta pero tratando de alargar este
recuerdo tan dulce, tan cercano a ti, tan hermoso y lleno de esas caricias a tus piernas que, quiero
decirte, son el único postre que se saborea durante toda la comida... −antes, durante y después−...,
un postre llamado Afrodita, mi diosa del deseo, de la pasión y ¿sabes?, no recordaba el nombre de
Afrodita que es bello, te queda tan bien aunque no creo que esa diosa tenga esas piernas tan
pasionales que tú tienes, o bueno si las tiene, no las tiene como tú, que me las entregas para
posarme en ellas. “Afrodita es la diosa del Deseo, surgió desnuda de la espuma del mar y, montada
sobre una concha marina, arribó a la orilla... Es la misma diosa de amplios poderes que surgió del
Caos y bailaba sobre el mar...” ¿Será que por eso te gusta tanto el Mar, YMAR, surgida de la
espuma de mis letras, en la realidad de tus encantos?

Miguel,
Antes de que lo olvide, me dejó muy pensativa todo lo que tus estudiantes dijeron sobre nuestra
relación, me hubiera gustado presenciar el alumbramiento de la pedagogía erótica, pensarán que

116
yo soy real o que sólo soy sólo fantasía, ¿no tendrán miedo a que las enamores? Bueno, creo que
no, pues si mal no recuerdo la seducción la llevas al conocimiento, al deseo de hacerlas soñar,
¿verdad? Me haces falta, me da miedo que me acostumbre o que necesite siempre de tus llamadas.
Tienes razón en todo lo que me decías anoche cuando hablamos, a veces quisiera poder estar
siempre conversando contigo y por ello me angustio, por ejemplo, cuando estoy ocupada y
no puedo contestar a tu llamada. Pero lo que más miedo me da es precisamente eso, la "necesidad
de tus llamadas". En fin somos maduros y tenemos que ser coherentes, saber manejar eso, ¿no?

YMAR,
Espero que a pesar del frío que nos llegó esta mañana te sientas bien, animada para pasar bien el día
que comienza, son las 6 de la mañana y estamos a 8 grados –ayer estábamos a 18, pero en tus
rumbos, ¿cuál será la temperatura?, y la de tu corazón ¿cuál es? He estado pensando en lo que me
escribiste y estuvimos hablando. Yo también me angustio cuando no puedo llamarte, también me
da miedo la “necesidad de tus llamadas”, el deseo de vivir junto a ti. Yo te decía que la angustia se
hace presente con más fuerza dependiendo de muchos factores: la seguridad que podemos tener en
nuestra relación, de nuestros sentimientos, la confianza que nos tengamos, el saber si los
sentimientos que estamos compartiendo nos ayudan a crecer, a estar bien con nosotros mismos,
pero también con nuestros proyectos personales y profesionales, además, claro está, nuestra salud
física y emocional. Respondiendo también a lo que me dices en relación con las estudiantes, tus
celos de que me enamoren, esto no puede suceder ya que, en mi propuesta, el profesor o la
profesora no pueden quedarse con la seducción, es necesario llevarla al conocimiento, atrapar en el
deseo de construir sueños. El profesor o la profesora claro que deben de expresar los afectos
teniendo claros los límites que impone una relación pedagógica, la relación entre docente y
estudiantes que tiene la misma ética de la relación entre padre y madre e hijo e hija. Pienso que de
la misma forma que los zapatistas saben no se puede construir un mundo en donde quepan todos los
mundos que somos, dejando que se imponga el fratricidio, la eliminación del hermano a nivel
social, en el aula, la ética del docente tiene un principio rector que impide el incesto entre padre y
madre e hija − hijo. Por ello me parece importante ver la diferencia entre tú, mi YMAR, y las y los
estudiantes: el erotismo en el aula debe llevarse a la seducción por el conocimiento, mientras que tú
y yo hemos recorrido un camino de erotismo que necesariamente tiene que llevar a abrir la puertas
para que podamos comprometernos en una relación de pareja, ¿no crees?

117
Para terminar por hoy, te quiero repetir que te adoro YMAR, sé que estoy enamorado de ti, me haces
falta, quisiera estar siempre a tu lado, mirarte los ojos, tus manos, tus piernas, acariciarte, sentir tus
labios, dormirme sobre ti... pero también por fortuna para ti y para mí, tengo la capacidad de vivir
solo y más si en algún momento percibes, sientes, crees que mi cariño te puede hacer daño... te
hago llegar un beso que quiere convertirse en caricia desde tu cabeza... Bueno, esperaré tu correo,
un beso YMAR y hasta pronto,

Extraño

extraño tu primavera
tu aroma
la caricia de tus pétalos

Miguel,
Es tan bonito y gratificante siempre conectarme a mis correos y recibir tus letras, sentir tus
palabras, seguir la forma como escribes, la forma como dejas aflorar todos nuestros sentimientos,
nuestras dudas, nuestras pasiones... Quiero que sepas que viví contigo el atardecer que me
describiste, lo hice mío siguiendo la forma en que se manifiesta la primavera, mirando a aquellos
pajaritos que parecía se acercaban a nosotros, como si quisieran hablarte al oído, mientras las
ramas de los árboles se movían y las flores quedaran al descubierto, apareciendo y
desapareciendo entre las ramas, para dejarse admirar; seguí tu descripción en lo que produjo en
mí y, así, lo viví, lo disfruté, lo sentí... Te digo además que muchas veces, al leerte, veo a través de
la pantalla de mi computadora las imágenes que como palabras me envías y me dejo llevar por mi
fantasía por todo el entorno que tú me vas describiendo. Pero tienes razón en lo que me dices, hay
algo que te estoy escondiendo y que no es justo que no te lo diga: me he sentido muy mal
físicamente, por las noches parece que me sofoco, mucha taquicardia y me duele todo. Fui a ver al
cardiólogo y piensa existe un problema de estrés que se resolverá con medicamentos. Me hacen
falta tus llamadas, te extraño cuando no las haces. Gracias Miguel una vez más por hacerme tuya
en el salón de clases, me encanta ser tu musa y que conmigo puedas despertar toda ese erotismo

118
que estamos viviendo, logrando que la pasión y el hechizo, transcritos en tus letras maravillosas
lleguen al espacio donde trabajas cotidianamente, ese espacio de lucha como dices tú que te hace
soñar.

Buenos días YMAR,


Hoy se me pegaron las cobijas, me levanté a las 9 de la mañana, estaba contigo disfrutando tus
piernas, el único postre de fábula que se disfruta antes, durante y después umhumhumhumhumh...,
pero además me di cuenta que se puede dormir entre el postre jajajajajaj... y sin empalagarse, estás
hermosa, muy riiiicaaa..., sabes muy bien jajajaja... Como te dije por teléfono, tus palabras y tu voz
me tranquilizan, “Tengo esa voz tuya para toda defensa [...]” Estaba pensando en ti y fue fantástico
recibir tu llamada cuando precisamente estaba contigo. Hoy sí me preocupa mucho tu dificultad de
leer tu realidad física y emocional, la negación de los problemas emocionales, de la misma forma
que lo hace tú cardiólogo, claro que existe mucha angustia, mucho estrés pero las pastillas nunca
permitirán que logres saber lo que te lo produce. Se que este tema no te gusta que lo toque pero
creo que estás llegando a una situación límite, el límite de tu cuerpo y de nuestra relación. La
verdad de nuestro sentimiento, de los míos hacia ti es que sé que estoy enamorado de ti, como
siempre lo estuve, lo añoraba, lo esperaba, sin saber siquiera hermoso tenerte conmigo, entre mis
letras, entre mis caricias... Creo como tú que Es tan bonito y gratificante siempre conectarme y ver
tus letras... Te adoro YMAR, por ello estoy seguro como tú que no queremos perdernos, por el
contrario, tenemos la capacidad de proteger nuestra relación, de cuidarla como tú cuidas tu jardín,
nuestras flores, tu primavera, aceptándonos como somos, como estamos siendo en el mundo que
escogimos para vivir pero jalándolo a un rinconcito en donde pueda yo decirte, sin temor, a destruir
tus espacios, que me haces falta, que quisiera en este momento y en todos disfrutar de tu postre...
pero siempre existirá el riesgo de que nuestra relación no sea posible, de que mi enamoramiento
hacia ti no sea suficiente para que tu decidas cambiar radicalmente tu vida, me angustia todo esto.

Hola Miguel:
Buenas tardes. Que bonito es poder leer tus palabras todos los días y, en especial, ¿sabes qué es?
Saber que confío plenamente en ti y que estoy correspondida. Vamos a cuidar mucho nuestro
cariño, sí, mucho, como yo cuido mis flores, mi jardín, no te preocupes hoy amanecí mejor y
pondré todo de mi parte para tratar de que las cosas salgan bien, haciendo florecer el placer de

119
tenernos y de amarnos. Sería maravilloso despertar siempre contigo a tu lado, después de un buen
masaje..., ya llegará el momento de decidirlo, mientras tanto espero verte pronto, muy pronto.
Deja de preocuparte por mi parte emocional, no creo que tenga nada inconsciente, todo lo manejo
muy bien, mi papá me enseñó a valerme por mí misma y sé que él está cuidándome, además me
molesta que sigas tocando este tema, mejor déjame sentir todo tu cariño, toda tu poesía, el
enamoramiento que nos embarga.

YMAR,
Nunca sabemos, aunque podamos presentir, cuándo es posible la aparición del arco iris pero, con tu
corazón, es posible saber cuándo mis palabras se convierten en el colorido que me transporta al
YMAR de mis sueños, estando seguro de que al estar juntos, en el teléfono, en la computadora, en
nuestros encuentros, con nuestras fantasías, comprendamos que ya no caminamos solos, que el
otro, la otra, cuida ya nuestro pasos, protege nuestro caminar, ilumina nuestra oscuridad, oscurece
las evidencias de esas sonrisas nacidas de los corazones que delatan a los amantes... por ello,
protegidos por los colores de tu pasión, sabremos cuidar nuestro idilio. ¡Qué rico es amarte!, déjate
querer, pero no te enojes, seré más cuidadoso.

Miguel:
Que bonito y bello es tener por cómplice al arco iris. Si te das cuenta a partir de esas palabras que
creas en tu mente brillante, aparece toda la dulzura y la pasión que llevas dentro, recreándola en
mí, entregándomelas, ¡que bello! En estos días estaba recordando aquel correo del Sol y la Luna,
el que te envié comenzando nuestra relación, no imaginé que nos uniera tanto, yo creía que nadie
apreciaba estos astros como yo los aprecio, que nadie podría sentir lo que yo siento. Déjame
decirte que de la misma forma que siempre la luna y el sol están ahí, yo siento que tú estás ahí, que
yo estoy aquí, confiando en ti como tú confías en mí.

Hola YMAR,
A pesar de la distancia estuve muy cerca de ti, pensé mucho en lo que hemos vivido y escrito
últimamente, releí todos nuestros escritos, de verdad que es la historia fantástica de un erotismo que
fue emergiendo dando realidad a tu nombre de YMAR, a la Pedagogía Erótica, como una invitación
para encontrar deseos que los hagan soñar. ¡Qué rico es haberte reencontrado! y saber que podemos

120
juntar nuestro erotismo, vivirlo intensamente sin hacernos daño, por el contrario, encontrando la
fuerza para realizar nuestros sueños individuales, familiares, profesionales.

Miguel,
Hazme un lugar en ese cachito de luna par a ver si así puedo aprender a escribir como tú lo haces.
Enséñame a hacerlo porque aunque mi corazón es el que escribe, nunca lo hace con tanta dulzura
y tan bonito como tú. Esta semana la tengo muy complicada, se me juntan muchas cosas, veo un
poco difícil que nos veamos, hoy no me siento muy bien, pero espero que si no nos vemos, tus letras
sigan fluyendo para darme toda la alegría que recibo con ellas y me inviten a soñar con nuestro
próximo encuentro.

YMAR,
Ni modo, ayer tuve ayuno de ti, cuando me dices, Hazme un lugar en ese cachito de luna... pides
demasiado, ¿cómo hacerte un lugar si tú misma eres mi cachito de luna y ocupas todo mi espacio?,
me dices, Enséñamelo a hacerlo... Te mandas, si yo no tuviera tu corazón como inspiración y la
dulzura de tu cuerpo como deseo no podría sentir tus poemas y describirlos con mis letras cuando,
por ejemplo, me subo a tu cachito de luna, acariciando tu cabeza y balanceándome en tu cadera
hasta perderme en la humedad de tu firmamento dejando en cada estrella mi semen para que se
convierta, con tu humedad, en aquellas lucecitas que coquetean cada noche convidándonos a su
orgía. Por ello, cuando me pides que, tus letras sigan fluyendo... sólo te pido que me dejes reposar
en tu cachito de luna y balancearme contigo, soñando en que si es posible –aunque no lo sea− irnos
a nuestra Venecia, para enseñar a los amantes que aquí llegan como, tú, mi góndola y, yo, tu
gondolero, podemos hacer soñar a la misma Luna haciéndola extrañar a su Sol, ¿me extrañas?,
¿estas enamorada de mi?

Miguel:
¿Por qué pido demasiado? Sólo quiero aprender de ti todo lo que te he dicho, subirme a ese
cachito de luna y que me digas cómo le haces para que fluyan esas palabras tan bonitas que me
ayuden a sentirme mejor, me den fuerzas ahora que lo necesito, a veces pienso que no puedo con la
vida. Me preguntas que si estoy enamorada y que si te extraño, te diré que sí, extraño muchísimo
tus llamadas, tus pláticas, tus correos, tus palabras dulces, tus letras formidables, tu masaje en la

121
cabeza tus movimientos de caderas... tú que dices, ¿estoy enamorada? ¡Caro que sí!, el hecho de
sentir todas estas cosas me hace muy feliz y más todavía porque tú has sabido llegar a mi corazón,
me aceptas como soy y te has instalado en él, sin pedir nada a cambio, sin criticar ni exigir nada,
al contrario, siempre paciente, cuidadoso y amoroso, aunque no estés de acuerdo en la forma
como manejo mi vida emocional, créeme que no tengo nada emocional, todo es físico pero con
buenos medicamentos todo saldrá bien, me faltaba sólo soñar en alguien como tú, aunque yo no
pueda cambiar mi vida radicalmente para estar contigo. Es curioso, pero ahora al volver a leer
nuestros escritos, me doy cuenta de cómo he cambiado mi forma de escribir. Antes lo hacía de una
manera indirecta, impersonal pero ahora todo lo digo refiriéndome a ti. Ahora me fluyen más
palabras que antes, aunque siga sintiendo mucha melancolía, aunque la primavera siga lloviendo y
lloviendo. Estoy enamorada de ti, de tus palabras, de tu forma de ser, de tu hechizo, de nuestro
hechizo, pero tengo miedo de mi cuerpo.

YMAR
¡Qué rico!,
si no vamos a Venecia, Venecia vendrá por ti y sabrás por qué pides demasiado, umhumhumh,

Humedad

Primavera de mis encantos


extraño tu aroma
la caricia de tus pétalos
el fuego de tu cadera
la humedad de nuestra Venecia.

YMAR,
Es horrible no haber podido hablar tranquilamente cuando nos comunicamos, tienes que dejar
espacios para vernos, tenía mucho trabajo pero en fin, pude oírte, sentirte muy cerca, decirte que tu
correo me dejó soñando en ti, soñando en ir por ti ahora mismo, robarte por un instante de eternidad
mientras nos subimos en nuestro cachito de luna, o sea, en tu espalda y lanzarnos al firmamento de

122
tu pasión, besarte y acariciar tus piernas convertidas en luna seductora que enamorándome me dice:
te extraño muchísimo, tus llamadas, tus platicas, tus correos, tus palabras dulces, tus letras
formidables, tu mente brillante, tu masaje en la cabeza, tus movimientos de caderas y, como dices
tú, tus caricias en mis piernas... y así, enamorados, dejarnos caer del cachito de luna y sentir que no
es verdad que por las noches no estoy a tu lado para cuidar tu corazón dándote un masaje, que no es
verdad que no me duerma después de hacer mías tus caderas y entrelazarme a tus piernas para no
caerme del espacio de tu pasión, que no es verdad que cuando despierto no estás sino que tan solo
te quedaste en el cachito de luna para preguntarle, ...como le haces para que fluyan esas palabras
tan bonitas. Y que la luna me dijo que te prestó su cachito para que escribieras con él lo que tu
corazón, convertido en fantasía, va soñando y sintiendo para después sentarte nuevamente en la
media luna –claro, devolviéndole su cachito− y dejar reposar tus letras, escuchando los consejos de
la luna, antes de corregir lo que sientes, haciendo de tu corazón palabras que cantan: ¿Estoy
enamorada? Sí, has sabido llegar a mi corazón, me aceptas como soy, te has instalado en él sin
pedir nada a cambio.

tan sólo
fundirnos en
nuestro fuego del deseo.

sin criticar ni exigir nada, paciente cuidadoso y amoroso. Sentir todas éstas cosas me hacen muy
feliz

al despertarme y saber
que me adoras como yo te adoro
que extrañas mis letras como yo la tuyas.

Estoy enamorada de ti, de tus palabras,


de tu forma de ser, de tu hechizo,
de nuestro hechizo.

123
Y, por fin, ahora puedo repetir con toda la fuerza de mi corazón lo que te dije hace muchas noches
de media luna: quiero que me permitas, en este día de “arriba corazones”, entregarte, como andante
caballero a la conquista de tu deseo, una confidencia que vive en lo más profundo de mí mismo, ahí
en donde se juntan las lagrimas y la esperanza que se consigue en la lucha cotidiana, ahí en donde
vive el deseo en espera de su amada para entregarse a ella sabiendo que la vida del erotismo, como
la vida toda, es un riesgo y un desafió que necesitamos jalar para consolidar en el amor. La utopía
de convertir nuestro erotismo en amor está en mí, creo que para los dos en especial como para el ser
humano en general, sin esa la utopía difícilmente se puede jalar la realidad. Leer la realidad es
jalarla para adueñarnos de ella y poder transformarla, transformándonos a nosotros mismos. Pero
¿cómo jalar la realidad sino nos construimos utopías que nos impulsen?, el amor es la más grande
utopía y, actualmente, con tanto desamor y hasta negación del erotismo, tenemos el desafío de
soñar con amores que arrastren la realidad, una realidad de muerte, agresiones y eliminación
continúa impuesta por el modelo de globalización, en donde se le quiere imponer al ser humano, la
contra utopía de convertirlo en una mercancía y, para que acepte serlo, le será suprimido hasta el
orgasmo si fuese necesario, como terriblemente lo señaló Georges Orwell en su novela 1984:

El poder radica en infligir dolor y humillación. El poder está en la facultad de hacer


pedazos los espíritus […] ¿Empiezas a ver qué clase de mundo estamos creando? Es lo
contrario, exactamente lo contrario a esas estúpidas utopías hedonistas que imaginaron los
antiguos reformadores. Un mundo de miedo, de ración y de tormento, un mundo de
pisotear y ser pisoteado, un mundo que se hará cada vez más despiadado. El progreso de
nuestro mundo será la consecución de más dolor. Las antiguas civilizaciones sostenían
basarse en el amor o en la justicia. En nuestro mundo no habrá más emociones que el
miedo, la rabia, el triunfo y el auto rebajamiento. Todo lo demás lo destruiremos, todo. Ya
estamos suprimiendo los hábitos mentales que han sobrevivido antes de la Revolución.
Hemos cortado los vínculos que unían al hijo con el padre, un hombre con otro y al
hombre con la mujer. Nadie se fía ya de su esposa, de su hijo ni de sus amigos. Pero en el
futuro ya no habrá esposas ni amigos. Los niños se les quitarán a las madres al nacer,
como se les quita los huevos a la gallina cuando los pone. El instinto sexual será
arrancado donde persista. La procreación consistirá en una formalidad anual como la
renovación de la cartilla de racionamiento. Suprimiremos el orgasmo. Nuestros

124
neurólogos trabajan en ello. No habrá lealtad, no existirá más fidelidad que la que se debe
al Partido, ni más amor que el amor al Gran Hermano.43

Este apoderamiento de la pulsión de muerte hecha poder parece más que una copia, con la invasión
a Irak. El comportamiento de la potencia con más capacidad de destrucción, Estados Unidos, tiene
hoy gran parte del control militar y del aparato de pensar tanto de su sociedad como muchas otras,
por lo menos en lo que respecta a sus clase dirigentes. De ahí la necesidad de conocer, querida
YMAR, nuestro inconsciente, lo que el Gran hermano –ese Big brother que como en la novela de
Orwell esta vigilando todos nuestros movimientos− mueve en cada uno de nosotros y de nosotras,
del mundo que este Gran hermano nos ofrece, ese mundo de “felicidad” que ya diseñó para
nosotros pero sin nuestra participación, ese mundo que cada una y cada uno de nosotros tenemos la
capacidad de aceptar o rechazar, construyendo utopías que nos permitan jalar la realidad para
transformarla. La vocación de la utopía, para Dadoun44, no es la de ir hacia lo real y hacia su
realización; en lugar de utopía hacia la realidad, es exactamente lo contrario: la utopía contra la
realidad, la utopía contra lo real, o sea, que el ser humano tiene que luchar contra esa realidad que,
hoy, los dueños del dinero quieren como único mundo posible, el de la guerra, la eliminación del
otro, la del mundo del Gran hermano.

Nuestro desafío de amor YMAR, tiene que ser capaz de romper las barreras de lo real, jalarla desde
nuestro erotismo lleno de pasión y, por ello, quiero decirte que acepto, hermosa mía, tú
enamoramiento hacia mí y te entrego el mío envuelto en mi corazón poniendo por testigo a la
propia utopía, o sea, a ti misma, recordándote que

... y mañana tus besos serán mi utopía.

Amar

Siempre soñé con alcanzar una estrella,


reposar en ella

43
Georges Orwell, 1984, Barcelona, 1999, p. 261.
44
Roger Dadoun. L’utopie…,en op. cit, p. 39.

125
perderme en la profundidad de su firmamento
gozar la plenitud de su belleza
y navegar en la intimidad de su noche.

Esa estrella eres tú.

YMAR,
Después de hablar contigo hacia las 10 de la noche en pleno aguacero, cuando me expresaras tus
temores de no lograr entregarme todo lo que yo espero de ti, saqué mi paraguas para protegerte de
la lluvia, te abrasé juntándote a mi cuerpo para que no sintieras frío de amor, te llevé al encuentro
de nuestro cachito de luna que miraba tristona la imposibilidad de alumbrar tu viaje porque las
nubes necesitaban desahogar sus penas y rociar tu jardín sabiendo lo ocupada que estas. Ya
instalados en el rinconcito de luna que logramos apartar para disfrutar nuestro enamoramiento,
antes de abrazarte y de besarte con todas mis fuerzas, me bajé de él mirando como tu cuerpo hace
juego con las estrellas, me puse a silbar, casi como cantando aquello de que “Estoy enamorada de
ti, de tus palabras, de tu forma de ser, de tu hechizo, de nuestro hechizo”. De pronto te lanzaste
sobre mí y varias estrellas de las que han seguido con devoción nuestra historia de amor, se
juntaron y cortando del manto oscuro de la noche un pedazo, lo estiraron para que tú y yo nos
revolcáramos en él sin temor a que ellas nos miraran porque se pusieron hacia abajo para sentir,
aunque no ver, tu pasión y lo delicioso que es acariciar con mis manos y mis labios tus senos y tus
caderas hasta alcanzar el orgasmo viajando por tu cueva del deseo y entregándonos a la noche para
conciliar contigo un sueño tan profundo y tan lleno de placer que me hizo soñar que tan solo tenía
30 años y que te estaba ofreciendo mi amor para siempre...

Ahora que me acabo de despertar, miré que no estabas pero salí al balcón de tus sueños, viendo que
te habías ido a caminar y te grite, silbando Estoy enamorado de ti...

Buenos días mi bella YMAR,


No he recibido correo tuyo y estoy un poco nervioso, estamos en un momento clave de nuestra
relación y, la verdad, me preocupa que te sigas sintiendo mal.

126
HOLA MIGUEL:
Estoy por aquí pero hubo complicaciones graves en el hospital, nos trajeron heridos al borde de la
muerte y yo estaba de guardia, pero todo logré controlarlo, por ello no pude comunicarme contigo.
Desafortunadamente la he pasado mal físicamente, sigo sin dormir bien, me sigue doliendo el
pecho, pero no es nada, estoy segura que todo saldrá bien, la próxima semana iré a ver al
cardiólogo con los exámenes que me pidió, no pudo ser esta semana, ya me entregaron los análisis
y no es grave, no te preocupes. Además, para decir verdad lo que pasa es que este fin de semana
tengo una comida con un grupo de científicos franceses que no puedo dejar, no quiero que se
enteren de que ando medio mal, pero en fin, será la última antes de entregarme a la dieta. He leído
varias veces tus correos pero tengo miedo de nosotros, no me fluyen las palabras como me
gustaría que fluyeran, además me siento sin fuerzas, un poco decaída. Lo que sí te puedo decir en
este momento es que estoy orgullosa de ti, me siento tan contenta de ti que aunque no encuentre las
palabras para expresártelo, quiero que sepas que me siento inmensamente halagada de ser tu
inspiración y tu hechizo, de haber viajado contigo en la fantasía hasta lograr lo que los dos
queríamos: convertir en magia tus letras y plasmar en ellas tu enamoramiento hacia mi y toda esa
pasión que despertaste en mí, diciendo con esas tus letras que me cautivaron desde el principio, lo
que yo no alcanzaba a narrar y dejar escrito con cada una de tus metáforas el vuelo que
alcanzamos con nuestro deseo para poder soñar, acompañando ese erotismo con el que hemos
vivido intensamente nuestro reencuentro, habiendo sido capaces de entregarnos a nosotros mismos
para disfrutar el placer de nuestro enamoramiento con la confianza con la que tú y yo hemos
sellado nuestros corazones poniendo como testigos a la Luna y al Sol, que serán siempre nuestros
aliados y nuestros cómplices. La primavera llorará cada vez que no le podamos dar vida a nuestro
cachito de luna para reencontrarnos, pero en cada rosa que veas, no sé por qué me salen lágrimas
en este momento y siento que se me comprime el corazón, recuerda entonces las rosas de mi jardín,
que es ya tuyo también, para seguir haciendo realidad nuestras fantasías, en las fantasías que
claman por estar unidos nuevamente con toda nuestra pasión, disfrutando de tu presencia y de tus
letras como esa utopía de la que tanto hablas tú y que sientes que yo te invito a alcanzar y, de
alguna forma, alcanzaste conmigo.

Nunca, pero nunca pierdas ni el ánimo ni la necesidad de escribir, sé que siempre tendrás esa
capacidad de proporcionarme esos momentos de placer inmenso que con tus letras he vivido, me

127
he entregado a ellas como si yo fuera una jovencita que aún no conociera las letras del amor, la
pasión de un erotismo sin límites hecho palabras, las que dibujas en la adoración que sientes por
mí, en el deseo que te produce mi cuerpo... en ocasiones no sabré qué contestarte, es posible que
no sepa cómo seguir inspirándote pero confío en que la verdadera inspiración esté en nuestro
mutuo enamoramiento, en este regalo de la vida y para la vida que nos llegó al reencontrarnos y
decidir caminar juntos abriendo en nuestros corazones un espacio para el deseo eterno,
respetando los compromisos de nuestros corazones, los que no queremos ni perder ni abandonar...
pero sabiendo que podemos disfrutar lo que somos, repitiéndonos siempre que estamos seguros de
nuestra confianza mutua: te diré siempre que confío en ti, como tú confías en mí y que cada minuto
de eternidad que hacemos posible con nuestra pasión, lo traigo a mi corazón llevándote conmigo
para pensar en ti, como sé que tu piensas en mí. Espero que si algún día sale publicada esta
historia, puedas contagiar a quienes la lean con nuestra pasión y entrega. Estar contigo es casi un
sueño convertido en realidad en ese sueño en el que me invitas a viajar y el que tú has convertido
en realidad. Ya no sé si soy realidad o soy fantasía –o simplemente una fantasía hecha realidad−
como tú siempre me lo repites por teléfono, pero lo único que si sé es que he vivido intensamente
esos momentos eróticos que me entregaste con tus caricias, convertidas después en letras –o con
tus letras que después convertiste en caricias− hasta llegar a hacer de mí el poema que seguías
con tus prosas y con tus versos para hacerme tuya y volverme a entregar esa belleza que
redescubriste en mí y que hoy me ha permitido soñar un poco, sentir que a pesar de lo difícil que es
vivir, tú me animas, me haces saber que existen personas que tienen un motivo por qué luchar.
Aunque al escribirte este correo no sé por qué sigue llorando la primavera en mí, siento algo muy
extraño que no puedo explicarte, como si me quisiera desenganchar de la vida, aún sabiendo que
contigo he reaprendido a vivir, pero me siento cansada de vivir, no sé por qué, en fin ya pasará...

Te mando un millón de besos y te dejo a ti y a todos y todas tus estudiantes una rosa para que se
vean en ella mirando la necesidad de hacer posible una pasión tan intensa como la que tú y yo
hemos vivido y que continuaremos a vivir, tal vez, desde aquel cachito de luna que cobijará por
siempre nuestro enamoramiento, ya no puedo escribir más aunque quisiera seguir diciéndote
tantas cosas pero estoy muy cansada, me quiero meter en la cama, pero primero pasaré a visitar
unos pacientes y luego voy a casa a descansar…

128
Buenos días YMAR,
Hoy amaneció lloviendo, miré como las nubes seguían llorando con una nostalgia que parecía
anunciar algunos temores a nuestra historia de amor... Me haces feliz diciéndome que te sientes
orgullosa de mí como yo de ti, aunque siento muy triste tu correo, a veces me da temor cuando
pienso que la fuerza de nuestro enamoramiento puede no ser suficiente para que puedas vencer tu
parte depresiva, tenemos que vernos pronto, necesito mirarte a los ojos para poder entender qué es
lo que en este momento te está haciendo sufrir, para decidir el rumbo de nuestro amor. Pero en fin,
como dices tú, todo tendrá que arreglarse, me gustaría que llamaras al cardiólogo para informarle
de tu estado actual de salud, no lo dejes para la semana próxima. Quiero decirte que los últimos
correos son, acepto orgulloso, muy bellos y mientras tú estés en mí, podré decir contigo: Nunca,
pero nunca pierdas el ánimo, la necesidad de escribir..., pero YMAR, tengo nostalgia de ti, es como
un presentimiento de que algo no está bien, de que algo puede estar pasando contigo, sabiendo que
te irías a descansar a tú casa después de tanto trabajo, no logro comunicarme contigo, en el
consultorio está la contestadora y en tu casa la persona que te ayuda no sabe nada de ti, sólo que
llegarías en un rato pero no respondes a mi llamada, no tengo correo tuyo..., de todas formas ya es
muy tarde, estoy cansado y a pesar de mi angustia por ti trataré de dormir, aunque si muy inquieto,
muy preocupado...

Era tan fuerte el presentimiento de tu ausencia que sonó el teléfono y me quedé sin respiración,
conteste y lo que tanto temía, después de la intensidad de nuestro enamoramiento... al seguir en este
momento escribiendo, las lágrimas me acompañan y hoy bañan mis manos y mi corazón al
enterarme por tu secretaria de tu paro cardiaco, al escuchar en las lágrimas de ella, la forma como te
llevaron al quirófano y los esfuerzos inútiles de los médicos para reanimarte, todos mis
presentimientos se hicieron realidad, sabía que no estaba logrando envolverte con mis caricias para
impedir que la parte en ti que quería morir te ganara la partida, siempre decías que todo saldría
bien, que ya pronto harías dieta, que te dedicarías más a ti misma, que no importaba que no
estuvieras durmiendo bien porque ya con los análisis que te había mandado tu cardiólogo, tomarías
los medicamentos necesarios para volver a la normalidad. Es triste, inmensamente triste,
desgarrador, pero este correo ya no lo leerás, me siento tan mal que aunque, no te lo niego,
presentía que esto podría ocurrir, no podía obligarte a analizar tu vida emocional, la depresión que
no te dejaba dormir, la que le abrió todos los caminos a tus males físicos, la que hoy me sume en un

129
profundo silencio y dolor. Siento tanto y tan profundamente saber que no volveré a verte, que las
letras que hoy escribo con la sangre de mis ojos sólo pueden descargar mis penas. Me duele
muchísimo aceptar que mi enamoramiento hacia ti no logró darte un por qué vivir, ni siquiera
pudiste tomar la decisión de rehacer tu vida junto a mí, de dejar todo e irnos, por ejemplo, a
Venecia la ciudad mágica que te proponía para sellar nuestro amor, donde hoy las góndolas con sus
gondoleros se colocan en fila para acompañar mi pena, dibujando el silencio de tu último atardecer,
el que despedirá tus besos bajos los rayos tenues de un eclipse improvisado de sol y de luna que se
forma para cerrar tus ojos y anunciarme que, a pesar de tu ausencia, no estaré solo, mis letras no
podrán callar. Sí, la historia se repite, aunque no de la misma forma, mi mamá se murió porque no
quería seguir viviendo, tú también te vas porque no querías seguir viviendo, a mi mamá ni siquiera
pude intentar salvarla, a ti te entregué lo mejor de mí mismo, lo que podía ofrecerte en éste
momento: mis letras, mi alegría de vivir, mis porques ante la vida, mi adoración por ti, mi rebeldía,
mi compromiso con las luchas justas, pero no fue suficiente aunque sé que te hice inmensamente
feliz en los momentos que compartiste conmigo nuestro erotismo, sé que disfrutaste profundamente
mis letras y que en nuestros encuentros te hice soñar y gozar nuestra pasión. Curiosa es la vida de
los enamorados, pienso en este momento en lo difícil que ha sido para mí hacerles sentir a las y los
estudiantes con los que trabajo, la pasión por el conocimiento, el deseo de enamorarse de lo que
ellos y ellas hacen, de construir utopías y de luchar para alcanzarlas continuamente... pero no, la
mayor parte de ellos y ellas siempre están ausentes, no sienten esa necesidad, no les dice nada el
luchar por causas justas, ni siquiera conocen, por ejemplo, la lucha zapatista, hace unas semanas
cuando les preguntaba si conocían a dos de los personajes creados por el sub Marcos, era como si
les hablara en chino, muy pocos conocía la lucha de estos personajes en contra del neoliberalismo y
por la humanidad, la construcción de los caracoles, la forma como las comunidades zapatistas han
hecho suya su autonomía y están decidas a seguir eligiendo gobiernos que manden obedeciendo. El
silencio de lucha, de sueños y de utopías, es duro vivirlo cotidianamente en el salón de clases,
aunque la Pedagogía Erótica es una pequeña luz en el camino y algunas y algunos estudiantes
deciden engancharse en la construcción de sueños colectivos a favor de las y los desarrapados del
mundo, los sin rostro. ¿Qué pensarán las y los estudiantes cuando se enteren de que YMAR, la que
me permitió traer el erotismo al aula, quien consagró conmigo sus últimos pasos por la vida para
soñar en un erotismo que, finamente, no pudo disfrutar plenamente en el amor, ya no seguirá
recibiendo mis letras ni yo las suyas...?, adiós YMAR donde quiera que estés, vete tranquila porque

130
estoy seguro de que estas letras no fueron escritas en vano, contigo el Sol y la Luna nacieron en mi
para enseñarme, entre otras muchas cosas, que el deseo no es algo que se deja solamente al azar, yo
te escogí presintiendo que no querías seguir viviendo y aún con la memoria de mi madre no quise
apartarte de mi, una fuerza me obligaba a estar contigo, yo tomé la decisión de engancharte contigo
a mi erotismo, de convocarte al deseo, para que conmigo caminaras..., recuerdo el escalofrío que
sentí cuando te estaba transcribiendo los versos del poeta Huidobro que compartí contigo,

“Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?”

Adiós

Se apagó para siempre


el faro que alumbrabas.

El manto de la noche
anuncia tormentas de amor,
las estrellas están de luto
encienden luces que no se ven,
forman escoltas con las lágrimas
que llorarán tu despedida
mientras la luna madre
prepara su regazo
para acariciar mis penas.

Mis versos viajeros seguirán


tu adiós, el silencio de
aquella lágrima despreciada,
el renacer del erotismo.

131
Mi decisión, aunque hoy me envuelve en lágrimas, me deja el recuerdo de esos momentos
intensamente pasionales que tuve la suerte de vivir contigo, la inmensa alegría de haberte hecho
soñar por algunos momentos y el impulso que recibí contigo para comprometerme mejor a buscar
alternativas para que las y los estudiantes se enamoren del conocimiento, de un conocimiento como
lucha, aprendiendo de quienes al taparse el rostro, destaparon el erotismo, el deseo de soñar...,
soñar es necesario, difícil algunas veces, triste, imposible otras, esencial siempre, pero, cuando
soñamos ¿cuál será la velocidad del sueño?, ¿el erotismo podrá abrirnos caminos para entender el
sueño que contiene la utopía de un mundo en donde quepan todos los mundos?, me vino a la
memoria La velocidad del sueño, un escrito del Sub:

No corre la madrugada en las montañas del Sureste mexicano. Como si no tuviera prisa,
se regodea en todos y en cada uno de los rincones, como amante paciente y delicada. La
niebla le va de la mano, con su largo vestido de nube, y consigue asfixiar la luz más
empecinada, le tiende cerco, la rodea de su nívea pared, la encierra en un aro difuso.
Desde la mitad del cielo, la luna se bate en retirada. Una voluta de humo se confunde con
la neblina, despacio, con la misma lentitud con la que la nube arropa, bajo el amplio
vuelo de su nagua, las champas dispersas. Todos duermen. Todos menos la sombra.
Todos sueñan. Sobre todo la sombra. Apenas extiende la mano y atrapa una pregunta.

¿Cuál es la velocidad del sueño?


No lo sé. Tal vez es... Pero, no lo sé...
En realidad, acá, lo que se sabe es en colectivo.

Sabemos, por ejemplo, que estamos en guerra [...] Y no me refiero sólo a la guerra
propiamente zapatista [...] No sólo, también hablo de ésta que nosotros llamamos “IV
Guerra mundial, que se libra por el neoliberalismo y contra la humanidad [...]

Septiembre es el noveno mes del año, y arriba la luna trae una panza como si tal. Y hasta
se ruboriza un poco cuando se deja caer sobre occidente. La lluvia y las nubes como que
se asomaron, pero les dio pereza y se quedaron atrás de la montaña, ésa que se levanta al

132
oriente. Abajo en la grabadorcita, Tania Libertad canta ésa que dice “no lo van a
impedir [...], a pesar del otoño creceremos”. Confundida en las sombras, la sombra
escribe una carta

[...]

Pero ahora en esta madrugada de septiembre, sin más compañía que un viento helado,
con la lluvia tamborileando impaciente en el techo de la champa, y sumando la nube que
porto a la que afuera reposa, se me ha ocurrido que, tal vez, es la misma velocidad con la
que, en mi sueño, la sombra que soy se desvanece en la otra y amable sombra de la
entrepierna de Ella, mientras con mis labios escribo promesas imposibles en las plantas
de sus pies desnudos [...]

... sonó varias veces mi teléfono celular, sentía una pesadez inmensa, logré atraparlo y me quedé
paralizado al escuchar tu voz grabada en el buzón: Miguel te quiero, ya estoy de vuelta, sentí que
me moría, que no volvería a verte, estuve secuestrada, pensé que te perdía para siempre, juré que
ya no dejaré ni nuestro amor ni mi vida emocional a la deriva, espérame, me estoy arreglando voy
para tu departamento, te adoro, necesito que me abraces, que me digas que me quieres. En ese
momento se me cayó el teléfono de las manos, no entendía nada, me daba vueltas la cabeza, no
podía explotar en júbilo porque no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, la línea divisoria
entre la realidad y la fantasía es invisible y, cuando entró la llamada, lo que estaba sufriendo con tu
muerte era tan “visible”, me sentía tan triste, cada momento vivido con ese inmenso dolor lo sentía
tan real que me dolía todo el cuerpo pero, al escuchar tu voz comprendí que estaba atormentado por
una pesadilla, entonces tomé nuevamente el celular y te llamé, YMAR; Miguel que rico oírte, estoy
llorando de felicidad, te llamé varias veces, se que son las 4 de la mañana, necesitaba hablarte, me
haces mucha falta, ya estoy llegando, perdóname, perdóname todo lo que te he hecho sufrir, en
diez minutos llego, prepárame tus brazos… Me metí a la ducha y mientras el agua recorría mi
cuerpo deje salir todas mis lágrimas, lloré intensamente la muerte de Fernando, lo deje partir para
siempre, él sabía que la vida lo estaba enfrentado a una ruleta rusa, él apostaba por la vida, creía
poder ganar la partida, conscientemente hacía lo que le era indicado médicamente,
inconscientemente sabía que la principal angustia del ser humano es la angustia de muerte pero

133
estaba seguro de querer seguir viviendo… se fue, no podía detenerlo, me da fuerza su última
enseñanza, supo enfrentar con dignidad y valentía el manejo de su ruleta rusa, no dejo de trabajar
aún dentro de un cuerpo que lo consumía… llegaron a mi memoria algunas palabras suyas: “el ser
humano nace para ser educado y muere educando, tal vez él último acto educativo sea cómo
aprender a morir45”; la vida siempre pende de un hilo, en un instante todo puede sumirnos en la
tristeza, pero, al mismo tiempo, todo puede renacer en la utopía de ser coherentes entre lo que
queremos ser y lo que somos cotidianamente, ¿qué tanto estaremos dispuestos a no seguirnos
engañando?… Cerré la llave del agua, YMAR, me invadió tu presencia, me sequé en ella y lancé un
grito de vida, sabía que tú ya estabas conmigo, renací del dolor… Oí tus pasos, abrí la puerta...

Renacer

Saber que no te habías ido: lavé tus pies.


Lavé tus pies y les dejé mis besos.
Mi pene entre tus senos,
el faro anhelado.
Renací en tus entrañas
Mis dedos
en góndolas
se convirtieron,
navegamos,
reinventamos la eternidad,
el éxtasis,
el silencio
de la lágrima despreciada.

45
Fernando Martínez y Miguel Escobar, “La lectura de…”, en op. cit, p. 30.

134
Epílogo:
Nosotras en la construcción de YMAR

Este libro lo entendemos como el resultado de un proceso de investigación nacido de la


observación constante de la cotidianidad escolar y social; una cotidianidad en la cual nosotras
estamos insertas, aprendiendo a percibir y estudiar los efectos de un modelo de globalización que
concibe al ser humano como mercancía. En el modelo de globalización se consagran como
principio universal las leyes del mercado, manejadas en el marco de una apertura perversa que
busca consolidar la eliminación del otro, exaltando el lucro individualista. A través de los medios
masivos de comunicación se impone una visión fatalista de la realidad, presentada como
incambiable, como la mejor y la única posible. En ese modelo, el avance de la ciencia y la
tecnología está al servicio de una minoría que ha impuesto una sola forma de entender y de
transformar la vida social, política y económica de todos los países del mundo. En la globalización
la clase dominante se hace cada vez más rica y poderosa, mientras que las clases trabajadoras, que
son la mayoría, no participan de los beneficios de una supuesta “modernidad” y, por el contrario,
constatan como se acentúan su pobreza y su miseria. Pero, al mismo tiempo, el proceso de
globalización, como aprendimos de Paulo Freire, nos desafía a comprometernos para hacer de la
educación una posibilidad de reinventarnos a nosotras mismas e intentar crear alternativas en
nuestro trabajo como educadoras.

El siglo XXI ha comenzado a transcurrir siguiendo el paso de quienes se adueñaron del mundo y
han impuesto el desamor como forma de convivencia humana, empeñados como están en suprimir
la pasión, el deseo, la fantasía, la palabra y la utopía. Pero en el comienzo del siglo XXI también es
posible conocer la máscara impuesta sobre la realidad y analizar cómo el pensamiento ha quedado
atrapado en las mentiras de la globalización. En esta realidad del siglo XXI es necesario luchar,
entonces, en contra de aquellos medios de comunicación masiva que se han convertido en un factor
casi determinante para tergiversar la información y ocultar la realidad real. Por ello, en la
conciencia de algunos seres humanos está vivo el anhelo y la esperanza de despertar, quitando todo
aquello que cubre sus ojos y les impide leer su realidad.

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La lectura de la realidad es un proceso educativo que nos invita a escuchar al otro, a discutir y
confrontar nuestro pensamiento. Nosotras conocemos la domesticación educativa a la que estamos
enfrentadas cotidianamente, la que nos ha imposibilitado soñar y sentir que somos capaces de crear
y de transformar nuestra práctica educativa. Miguel nos hace una invitación para construir utopías,
para salir del silencio, de la apatía y de la indiferencia, aprendiendo a decir sí a la vida, sí al deseo,
sí al erotismo y sí al amor. Sabemos que de seguir aceptando un mundo descontextualizado de
nosotras mismas, seguiremos atrapadas en esa línea invisible que marca la diferencia entre una
realidad virtual y una realidad real, abriéndose las puertas a la psicosis, a la negación de la realidad
real.

En los procesos educativos, la recepción pasiva de información marca los espacios dejados a “la
letra muerta”, la que se ha apropiado del salón de clases como requisito casi indispensable para
desarrollar aquellas habilidades que exige el mercado laboral, en donde el hombre y la mujer se
convierten en máquinas repletas de información, pero sin capacidad de pensar críticamente, de
sentir y de expresar su erotismo.

Este libro nos permite responder a muchos por qué de una humanidad que, analizada desde el salón
de clases, se niega a entregarse al amor. Aquí se presenta el amor hacia el conocimiento como
pasión, como seducción, anteponiendo ante todo el deseo como fuente de construcción de
conocimientos, como fuerza capaz de mover, de impulsar, de invitar a soñar y a vivir dentro de una
realidad que puede ser movida por aquellas fantasías capaces de transformar la realidad.

Este libro nos impulsa a gritar, ¡ya basta de silencio!, basta de ese tipo de escuela en donde el aula
ha perdido su significado real –el éxtasis intelectual- y se ha convertido en un enorme monstruo
generador de gente pasiva que queda atrapada por el miedo, sucumbe ante él y se abandona en el
temor, la resignación y la desesperanza que impide la generación de espíritus vigorosos.

Al leer este libro podemos apreciar que a pesar de tanto silencio, existen por ahí, posiblemente
perdidos y lejos de la mirada de la masa adormecida, algunos seres humanos que se rebelan
intentando ser, si no revolucionarios por lo menos coherentes con lo que hacen y dicen e intentan
oponerse al dominio de Tánatos, que se ha hecho forma de “vida”. Sabemos que existen seres

136
humanos que se atreven a soñar y a hacer soñar, a imaginar, a crear, a enamorarse y a amar,
dejándose llevar por la locura impulsora del deseo, es decir, que en ellos se da más fuerza a Eros y
caminan buscando la seducción del amor, hecha conocimiento, ofrecida a quienes quieran despertar
el deseo frente al silencio para dejarse atrapar por un conocimiento, entendido como lucha.

Este libro nos invita a despertar, a no dejarnos paralizar por el miedo y a hacer nuestro el erotismo,
la utopía, la palabra verdadera y, sobre todo, el amor. Miguel, inspirado por el EZLN, Paulo Freire,
Fernando Martínez y, porque no decirlo, por nosotras las y los estudiantes, estuvo siempre
dispuesto a entender el proceso educativo como un mutuo aprendizaje, invitándonos continuamente
a emerger de la letra muerta, a romper el silencio. De esta forma, creemos que Miguel construye la
imagen de YMAR, su musa y su objeto de deseo, esa musa que emergió de las aguas turbias del
aula, que nació de la observación y del análisis desarrollado con su propuesta metodológica
llamada el rescate de lo cotidiano y de la teoría. En YMAR, sentimos que Miguel encuentra la
fuerza necesaria para guiar y recrear el acto educativo transformado en los versos que dan vida a su
propuesta de Pedagogía Erótica.

La lectura de este libro nos hizo recordar que no estamos solas ni solos, que siempre habrá alguien
que sueñe, un apasionado por la vida y por el mundo, que quiera comprometerse con la sociedad,
en la búsqueda del otro jugador. Pero claro está que tenemos que ser realistas y, aunque entregadas
al erotismo, mantener los pies en la tierra: habrá siempre momentos en los cuales nos sintamos
desesperanzadas –lo que no significa que perdamos la esperanza−, arrinconadas, la mayor parte de
las veces, por seres apáticos, desinteresados, conformistas, fatalistas, para quienes es más cómodo
permanecer en la indiferencia y la apatía y para quienes las palabras de lucha y de compromiso no
producen ninguna reacción. Creemos que ya llegará un momento en el que nos encontremos con
quienes estén dispuestos a arriesgarse encontrando soporte y aliento para construir un mundo en
donde quepan, como dicen los zapatistas, todos los mundos que somos.

Es así como sentimos y creemos que se ha construido este libro, que nos empapa profundamente en
las aguas de un conocimiento concebido como seducción erótica, en el mar del acto de enseñar y
aprender, en la seducción de la metáfora erótica, llevada a la realidad social, estudiada desde el
salón de clases, ahí en donde vive YMAR, la pareja con la que Miguel explora, descubre, se entrega

137
al erotismo, jalándola hacia el amor. YMAR nos representa a nosotras y nosotros, los y las
estudiantes quienes parece que dormimos aún en el mundo de la letra muerta, apartados de la lucha
cotidiana, inválidos y sin las defensas necesarias que nos den fuerzas para hacer realidad nuestros
deseos de conquistar nuestro erotismo, de conquistar el mundo. Miguel es el docente que seduce a
YMAR y la lleva a navegar por el conocimiento.

Pero, antes de finalizar este epilogo queremos decir que siempre estuvimos expectantes ante el
proceso de seducción lanzado en el salón de clases, proceso que fue revivido y avivado con la
lectura del libro: este proceso nos produjo desde el principio algo parecido a un desequilibrio,
avivado por un poco de miedo, miedo al escuchar hablar del erotismo y del deseo como seducción
del conocimiento. Todo esto fue algo fuera de lo normal, algo que no esperábamos, que casi nos
paralizó, tal vez porque nunca ni lo habíamos imaginado ni lo habíamos soñado, ¡pero sobre todo
fue la novedad! Claro que no fue sólo eso, la metodología propuesta fue totalmente distinta a la
experimentada durante tantos años vividos en el salón de clases; así que esto fue como un shock
para nosotras como estudiantes. Tal vez por ello en el salón de clases surgieron reacciones muy
variadas de nuestras compañeras y compañeros: la de algunos que querían huir de la clase o
terminaron por hacerlo, la de otras y otros que continuaban en el silencio y la apatía y, la de quienes
decidimos, dejarnos desafiar por esta propuesta. Sin embargo, pensamos que el silencio vivido en
este proceso educativo fue un silencio distinto a otros silencios, como quedó mencionado en la citas
que él hace de algunos de nuestros trabajos realizados durante sus cursos: un silencio como punto
de partida de un proceso difícil de construir y de elaborar, un silencio que sin duda nos ha
permitido despertar y comenzar un análisis de la lectura de la realidad y del proceso educativo que
hemos vivido.

Algo más que nos inquietó y nos movió profundamente al leer este libro, releyendo la práctica que
vivimos, fue el hecho de reconocer que en cada una de nosotras está latente tanto la pulsión de vida
(Eros) como la pulsión de muerte (Tánatos), que pueden manifestarse desde la más mínima hasta la
más elaborada expresión, pero que como seres humanos, es decir, como sujetos inacabados,
estamos condicionados pero no determinados y podemos, como decía Paulo Freire, hacernos cargo
de nuestra realidad para transformar.

138
Así, a lo largo del libro pudimos observar y vivir, que tanto YMAR como nosotras y nosotros los
estudiantes, casi siempre somos incapaces de despertar, de aceptar el desafío de analizar nuestra
historia social y nuestra vida emocional. Si sonara el despertador de nuestra historia, posiblemente
tendríamos un conocimiento más amplio de nosotras mismas, conoceríamos mejor nuestros miedos
y temores, llegando probablemente a aceptar el riesgo de ser nosotras mismas y de superar o, al
menos, saber de ellos para prepararnos a construir una conciencia más crítica y más erótica. De esta
forma, sería posible, desarrollar una vida más libre, llena de deseo, de utopía y de autónoma; de lo
contrario nuestro actuar como hombres y mujeres, en la mayoría de las ocasiones, seguirá siendo
determinado por el inconsciente, incapacitándonos para entender nuestra conducta e
imposibilitados para cambiar la realidad y salir de nuestros condicionamientos.

Todo este proceso nos remite a nuestra vida emocional, invitándonos a darnos cuenta que el miedo
existe, aquel miedo represor que inhibe el acto creador y nos impide entrar en ese exquisito hechizo
del erotismo y del amor, que siempre será encuentro con el otro. Existen muchas resistencias para
ser parte de ese hechizo, de dulce locura, que nos impiden responder a los por qué de no amar y de
no dejarnos amar. YMAR no se deja amar, no se deja seducir con los sueños y las fantasías
convertidas en palabras nobles, como medio para entrar en la pasión del deseo, es decir, con la
poesía y la prosa que ella inspira, se le regala y se le propone. YMAR en congruencia, tal vez con la
poesía tanática besa la muerte y se despide, aunque finalmente decide dejar de ser una musa fría y
se transforma en una diosa delicada, lista y dispuesta para asumir y construir el erotismo hecho
amor que se le propone.

Al ir leyendo este libro nos sentimos como en una tercera dimensión, en la cual pudimos
reflexionar sobre nuestro actuar en el mundo, en tono a qué es lo que queremos y qué estamos
haciendo para hacer posible nuestras utopías, pensamos en Freire y recordamos aquello de hacer lo
posible de hoy para prepararnos a realizar lo imposible de mañana. Este libro hizo parte de nosotras
mismas, trabajamos conjuntamente con Miguel y por lo tanto, también compartimos el dolor del
fallecimiento del Dr. Fernando Martínez Salazar. Con él y con todos aquellos que han hecho
camino en la búsqueda de un espacio educativo que permita el crecimiento de la flor de la palabra,
decimos sí al acto de amor, sí a la seducción del conocimiento concebido como lucha y respeto al
diferente.

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Itzel García M.
Araceli Herdandez R.
Gabriela Hernadez L.
Adriana Celestina Mendoza M.
Luz Emila Cruz R.

140

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